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1 La Edad Media
1 La Edad Media
El renacimiento europeo supuso para la Edad Media una actitud de desdén que se mantuvo inalterada
hasta el Romanticismo. Los mismos románticos vieron estos siglos sólo como una época de hazañas
cavallerescas. En realidad, la Edad Media se nos ofrece no como un paréntesis de barbarie y leyendas, sino
como un período de rico arte y vida. La Edad Media se distingue en Alta Edad Media hasta el siglo XII
(caracterizada por la vida solitaria en monasterios y castellos, nobleza inculta, población de campesinos) y
Baja Edad Media desde el siglo XIII (en la que destacan las universidades, la nobleza caballeresca, la clase
burguesa).
1- La Iglesia detiene el poder religioso y cultural. En la Alta Edad Media, los amanuenses tienen la
tarea de conservar la tradición antigua copiando viejos manuscritos; después, los cléricos siguen
influyendo en la cultura a través de las Universidades. El hombre medieval contempla el mundo
como un todo armónico regido por la providencia divina, vive sometido a una jerarquía inmutable.
Junto a esto, la cultura medieval ofrece una notable uniformidad debida a la aceptación del latín
como lengua escrita y la sumisión de todos al cristianismo;
2- Junto a la Iglesia, la Nobleza govierna la vida medieval. En la primera época parece dotada de un
espíritu rural y particularista, opuesto al sentido universal de la Iglesia. Trátase de una aristocracia
ruda e inculta cuyo único interés es la tierra. Con el tiempo y la difusión de la cultura, los señores
abandonan su bárbaro aislamiento y surge el ideal de la nobleza caballeresca sometida al código de
la cavalleria: lucha contra el infiel, fidelidad amorosa, gusto por la ventura etc. En los últimos años
de la Edad Media, la caballería se convierte en un simple juego elegante. La nobleza, agrupada en
torno al monarca, adquiere un carácter cortesano;
3- El pueblo constituye la base de la sociedad, vive pobremente al amparo del castillo o del
monasterio y trabaja la tierra. Pero, poco a poco, el pueblo se agrupa en nuevas ciudades y
desarolla actividades como el comercio dando origen a una nueva clase social dominada de una
moral utilitaria: la burguesía.
Los géneros literarios aparecen tan vinculados con las clases sociales que es posible establecer una
clasificación basada en la estructura de la sociedad:
- La existencia de la aristocracia guerrera da lugar a una poesía oral en lengua vulgar y de carácter
heroico: los cantares de gesta cantados por los juglares;
- La clerecía produce toda la literatura de carácter religioso, moral y científico. El latín es el medio de
expresión;
- La burguesía de las ciudades expresa un humor malicioso en el cuento y la poesía de fondo satírico;
- La aparición de la aristocracia cavalleresca y cortesana, con sus aventuras y amores, solicita el
nacimiento de las novelas donde se relatan hazañas de paladinos, y la lírica amorosa de tono
idealista;
- Pero, hay que recordar la existencia de una literatura popular o tradicional que la colectividad
perpetúa oralmente, introduciendo a menudo variantes y llegando a olvidar el nombre del autor.
Estos géneros no se hallan separados por barreras, más bien no es raro encontrarlos en una misma
obra.
El arte castellano ha visto el predominio del elemento popular, una expresión sobria y espostánea (formas
metricas simples e irregulares), un intenso realismo. Junto a ello, hay la predilicción por un tipo de arte
colectivo y anónimo, en el que la personalidad del autor se halla identificada con el sentir general. Deriva
de esto el rasgo más notable de la literatura castellana medieval, o sea el apego a la tradición local y a los
ideales nacionales, religiosos y guerreros. Sin embargo, existe una serie menor de realizaciones literarias de
carácter culto con finalidades estéticas, de evasión de la realidad y notas aristocraticas y universales. Es
importante notar que Espana se mantiene aferrada a sus origenes, destacando de los demás payses que
vuelven la espalda a su tradición medieval al alborear el Renacimiento.
La cultura castellana tiene influencias germánicas (aportadas por lo visigodos, claras en los cantares de
gesta), orientales (debidas al contacto con los moros que introducen la cienca árabe y cuentos indios
míticos en la literatura) y francesas (en la épica caballeresca y la poesía trovadoresca de Provenza que es el
modelo de la lírica culta). Estos contactos fueron perdiendo fuerza para ser substituidos en el siglo XV por la
influencia italiana, impregnada de elementos clásicos (Dante, Petrarca y Boccaccio).