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LOS DETERMINANTES DE LA SALUD

Lo que conocemos como “salud”, originariamente se entendía simplemente como la ausencia de


enfermedades o afecciones; pero fue en 1948 cuando la OMS modificó dicho concepto, definiendo la salud
como el estado completo de bienestar físico, mental y social.

Desde esta nueva perspectiva, se puede entender la salud no como un objetivo que alcanzar, sino como un
recurso para la vida diaria. Por tanto, cuando se habla de “determinantes de la salud”, se trata de analizar
al conjunto de factores que determinan el estado de salud de un individuo. Se podrían clasificar en los
siguientes grupos:

 Factores ambientales y sociales


 Estilos de vida
 Factores Biológicos y genéticos
 Factores relacionados con la asistencia sanitaria

A continuación, resumiré la relación e impacto en la salud de las personas de cada uno de los factores:

1. Factores ambientales y sociales

No solo me refiero al ambiente natural, sino también y muy especialmente al social.

En el ambiente natural, los factores de más repercusión sobre la salud pueden ser los derivados de la
contaminación ambiental (ruidos, microorganismos, radiaciones, plagas, etc…) y el cambio climático. El
disponer de agua potable o un aire limpio, por ejemplo son indicadores de la salud de una población.

Entre los sociales, destacan principalmente las condiciones de vivienda y trabajo de las personas, y en
menor medida, el nivel de ingresos y las pautas culturales.

Las clases “altas” siempre podrán financiar de forma más eficaz medicamentos y tratamientos médicos
frente a enfermedades crónicas, así como llevar una mejor alimentación. Además, la despreocupación de
este sector privilegiado frente a, por ejemplo, la inseguridad laboral o desempleo, hace que sufran de
menos estrés, que no hace más que perjudicar de forma directa a la salud de los que sí sufren este tipo de
preocupaciones.

Por otro lado, también influyen en la salud el nivel educativo, la existencia de redes de apoyo social entre
ciudadanos, e incluso el género, puesto que ser hombre o mujer implica una predisposición genética a
desarrollar una enfermedad u otra a diferentes edades.
2. Estilos de vida

Una inadecuada alimentación, el consumo de sustancias perjudiciales, el sedentarismo, conductas


sexuales de riesgo, etc…son los principales condicionantes en el proceso de salud-enfermedad.

Mejorar mediante la inversión en políticas de prevención, debería conducir a una mejora en los hábitos
de vida de los individuos y por tanto, de la población en general.

3. Factores biológicos y genéticos

La carga genética y los factores hereditarios también son de gran relevancia. Los estudios demuestran
que las bases de la salud adulta se establecen durante la infancia y el periodo prenatal. Es por ello por lo
que la situación y todos los factores que rodeen a la madre, pueda crear consecuencias en la posterior
salud del niño o niña. Un elevado estrés, una mala alimentación y el consumo de alcohol o tabaco, por
ejemplo, pueden afectar muy negativamente en el desarrollo del hijo.

4. El sistema sanitario

Aquí englobo al conjunto de centros, recursos humanos, medios económicos, materiales, tecnológicos,
etc., condicionados principalmente por la eficacia y efectividad, así como la buena praxis, cobertura
médica, etc.

No es de extrañar que en los países desarrollados, el crecimiento y alta inversión en el sector sanitario
haya influido de manera decisiva en los niveles de salud de la población.

Considero que la salud pública tiene la gran responsabilidad social de promover el pleno y sano
desarrollo de todos los individuos y las comunidades donde nos insertamos. Esto, ni más ni menos, es a
los que llamamos “promoción de la salud”.

Como conclusión, La actual realidad, y situaciones como las que vivimos desde hace año y medio con la
pandemia COVID-19, desafían a la salud pública para que esta señale los rumbos a seguir en la sociedad
en materia de atención y cuidado de la salud, en escenarios de gran complejidad.

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