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FUNDACIÓN UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COLOMBIA

ESPECIALIZACIÓN DERECHA PUBLICO

JENNY PATRICIA RIVERA PÓRTELA

MAESTRO: RUBÉN ALBERTO DUARTE CUADROS

PROCESOS DE PAZ Y DERECHOS HUMANOS

MEMORIAS, GUERRA Y PERDÓN

“El más sufrido debe inscribirse en la memoria colectiva pero para dar una nueva historia al

porvenir”.  (Tzveta Todorov)

Colombia a estado envuelta mucho tiempo por la violencia de tal manera que han creado

una gran resistencia a ella por este motivo hace aproximadamente una década se a venido

conformando un movimiento en pro de la memoria de las víctimas de la guerra para que se

hiciera público y se moviera lo que hoy conocemos como justicia y reparación.

Es cuestionable la forma en la que la memoria de las víctimas se usa no en el marco del pos

conflicto sino que se haga inmersos en el, para poder hacer una visualización y una

humanización a la realidad tan cotidiana que pasa a ser algo más sin importancia en una

sociedad donde se vive de manera entrecomillada en una seguridad política y económica

consolidando una sociedad fragmentada entre el conflicto y la memoria.

La invisibilidad y el reconocimiento “apenas empieza a esclarecer la dimensión de su

propia tragedia”1(pág. 13), donde no solo hay una desigualdad jurídica y política, sino el

nacimiento o el origen del mismo conflicto desde ese juego entre la política y la sociedad

como un sistema alejado o apartado del otro impidiendo un verdadero reconocimiento de

1
memoria colectiva acerca del conflicto, intentando desconocer un conflicto y haciendo uso

de la censura.

Esta configuración de conflicto donde sin mayor tapujo comienza en los grandes centros

del poder y la lucha entre unas minorías del estatus quo hace que sea inevitable reflexionar

¿a quién le concierne la guerra?. A lo cual desde una perspectiva kantiana la guerra

concierne a toda la humanidad dando paso a la creación de un órgano o figura denominado

el derecho internacional humanitario.

Desde esa perspectiva la invisibilización de las víctimas, los muertos que los campesinos

que son consecuencia de una guerra mal denominada conflicto interno, el factor de tierras y

los desplazamientos en masa se materializa en posturas políticas que legitiman la guerra.

Cegando e impidiendo un aprendizaje colectivo donde al superarse de superación empero

recalza un discurso cargado de odio y venganza donde las victimas no conciben el perdón

que genera esa relación MEMORIA-VENGANZA donde la reconciliación se desconoce de

tal manera que se sectoriza la solución del conflicto con más violencia.

“las guerras puede destruir o trasformar las sociedades, pero ellas también se trasforman

por exigencias internas o por variaciones determinadas y los contextos que propiciaron su

desencadenamiento”(pág 15), en este caso en particular Colombia envuelta en su conflicto

pierde la noción del mismo, generando el mantenimiento de la violencia por motivos

personales y ya o generales, esto es una cadena de sucesos que radica desde el mismo

Estado y que poco a poco los actores del conflicto pierden el horizonte o las metas tratadas

generando otras dinámicas de violencia, creando mas actores armados como el

paramilitarismo y más y más victimas que a su vez van creando una memoria de odio que

sigue alimentado la guerra, conformando un país necrófilo donde la memoria deja de


prestarse para reconciliación y donde las responsabilidades se invisibilizan a tal punto que

son pocos los actores con carga de responsabilidad y donde uno de ellos es el encargado de

hablar de reconciliación y reconocimiento lo denominamos Estado.

Este último es protagonista, antagonista, juez y parte de una cruda y sangrienta historia, la

confrontación armada en Colombia se agudiza e interpone como premisa la existencia de

bandos partido del tenor donde la sectorización, y las conveniencias de unos serán entonces

la agudización del problema, ejemplo de esto son las guerrillas liberales y los llamados

pájaros encargados de exterminar a todo lo que pareciera oposición. Ese triangulo poder,

oposición y amenaza es el factor principal del conflicto en Colombia, y es ejemplizado con

la persecución a la oposición y los genocidios cometidos por el Estado en pro del

mantenimiento de la oligarquía en él y el desarrollo económico del país.

La memoria Busca la configuración de la historia del país, donde la sociedad como victima

también deje de ser victimario de manera indirecta con el silencio, la anuencia y la

indiferencia. La importancia de darle voz a las víctimas para lograr conformar historia y así

mismo no repetirla, enmarcada en una verdad cruda, donde todos los actores del conflicto

reconozcan su responsabilidad y se pueda otorgar un espacio de perdón.

“Sino se habla, si no se escribe y si no se cuenta, si se olvida y poco a poco se

va tapando bajo el miedo. La gente que vio el muerto se va olvidando y tiene

miedo de hablar, asique llevamos un oscurantismo de años en el que nadie

habla de eso[…] Como nadie habla de lo que pasó, nada á pasado. Entonces

bien si nada a pasado, pues sigamos viviendo como si nada”. Testimonio de

habitante de Trujillo, valle del cauca” (pág. 31)


El conflicto armado en Colombia ha sido uno de los más grandes en América Latina, según

la investigación realizada por GMH muestra que han desaparecido alrededor de 220.000

personas en el transcurso de 19 años de historia en Colombia que equivalente a la

desaparición completa de dos pueblos grandes.

Este conflicto interno no es la suma de hechos también tiene que ver con estrategias

políticas y militares para el mantenimiento del poder y se demuestra en las alianzas

demostrando que no solo cabe en la responsabilidad los actores reconocidos y las victimas,

sino también, se encuentra una apreciación a que la violencia y el miedo garantiza que

funciones este tipo de estrategias para mantener el control por un cierto grupo de personas o

sector social.

Es difícil medir un conflicto o hacer una taza de las pérdidas que ha contribuido el mismo,

ya que la recolección de información se empezó de manera tardía por el no reconocimiento

por parte de los gobiernos a que este existía, así mismo la desestimación de la existencia del

conflicto viéndolo como un hecho alejado y no midiendo la magnitud del mismo, la

mutación de las clases de conflictos y la variación de los actores dejando hasta el año 2012

un aproximado de 220.000 víctimas del mal denominado conflicto interno.

Esto genera que no se pueda encontrar o demostrar cuales son los verdaderos victimarios,

ya que el silencio de las victimas hace imposible el reconocimiento de los actores, el miedo

a sido la bandera para la realización de estos actos y la impunidad de los mismos. Es por

este motivo que se hace difusa el accionar de los victimarios, demostrar en la historia a

través de ciclos de violencia, desde la bipartidista a la subversiva, a las consolidadas por las
guerrillas contra el Estado, El creciente apoyo a las guerrillas, el naciente paramilitarismos

y a la par la fuerte ola del narcotráfico.

Esta mezcla de actores armados incorporaron el ataque a la población civil como

estrategia de guerra, los paramilitares adoptaron como practica los asesinatos selectivos,

masacres, desaparición forzada torturas, desplazamiento masivo, violencia sexual. Las

guerrillas los secuestros, asesinatos selectivos, ataques a bienes civiles, el reclutamiento

ilícito, atentados terroristas y desplazamiento selectivo, las minas antipersonal y La fuerza

pública, tortura a los detenidos, asesinatos selectivos, desplazamiento forzado, daños

colaterales producidos por los bombardeos y es uso desmedido de la fuerza.

De esta manera se puede aducir a que los paramilitares configuran una guerra más

sangrienta (motosierras), las guerrillas una guerra mas destructiva a nivel de bienes y

psicológica a nivel de las personas (secuestros), a la fuerza pública una guerra oculta tapada

por las manos del Estado como daños colaterales a causa del conflicto, dejando a su paso

cifran indescriptibles y sembrando miedo que impide desde cualquier ángulo la

reconstrucción de hechos que permitan la construcción de una historia.

“según el discurso de los actores armados la violencia contra la población civil es siempre

justificada”(pág. 38), esto garantiza según ellos las ventajas sobre la guerra y su estrategia

para ganarla, donde la población tiene un papel de peón que se sacrifica como parte del

conflicto (daños colaterales), excusándolo como un apoyo económico y político para su

accionar.

El Grupo de Memoria Histórica ha estimado que el discurso de los accionares carece de

sentido en la medida en que la población es un punto crucial en el ganar de sus ideales así
pues los paramilitares contemplan que toda una población es colaboradora de la guerrilla y

por eso debe ser exterminada (masacre de Mapiripan) con el principio de ganar la guerra

obtener de manera violenta el apoyo de demás población.

Dice la misma entidad que este tipo de violencia está enmarcada a una hegemonía

territorial, donde el accionar de los grupos está encaminado en el reconocimiento por parte

de de los otros actores del apoyo y del lugar que han conquistado, demuestra así mismo

que el Estado no ejerce una soberanía real ya que las diferentes regiones empiezas a tener

otros tipo de practicas y otra normatividad según el bando que ejerza autoridad sobre ese

territorial en particular dejando la figura de Estado como algo lejano y ajeno a ellos.

Las masacres han sido perpetradas por todos los actores del conflicto en esto todos

coinciden y lo denominan retaliación, por cualquier clase de motivos, los guerrilleros

masacraron a los que ellos consideraban informantes, terratenientes, entre otras

denominaciones. Para los paramilitares fueron masacres cometidas con el fin de liberarlos

del yugo de la guerrilla como lo narra alias HH, o retaliaciones por el robo de ganado por

parte de las guerrillas como lo afirma Euclides Manuel Calle Álvarez que hizo Fidel

castaño. Por último, las fuerzas militares que practicaban masacres a la población con el

antecedente de informantes de la guerrilla. Todos ellos afectaron directamente a la

población y aumentaron la lista de víctimas directas del conflicto.

“Los asesinatos selectivos, la desaparición forzada, los secuestros y las masacres pequeñas

son los hechos que han prevalecido en la violencia de conflicto armado”(pág. 42), la GMH

muestra que esta practicas han sido las que se han mantenido en la cotidianidad de las

víctimas, las grandes masacres que son un impacto a la memoria de la nación no es tan
prevalente como las pequeñas practicas de violencia que queda grabada en la eternidad en

la memoria de las victimas y que permaneció o permanece aun en el marco del conflicto.

Esta clase de asesinatos son las más frecuentes en el accionar de los actores del conflicto,

esto en cifras equivale a 150.000 personas que de manera selectiva son asesinadas con fines

y motivos específicos y que se espera que calle o amedrante al resto de la población, es una

estrategia militar para mantener el control.

Este censo de victimas se logra hacer bajo la ley de justicia y paz, donde los actores

mayormente paramilitares confiesan el modus operandi, la intención y la efectividad del

mismo, que al momento de sumar da muestra a grandes masacres en corto tiempo y las

desgracias individuales generadas por esta practica que acrecentar la lista de víctimas no

solo muertas sino las victimas indirectas que vivían el constante miedo de ser la siguiente

en las listas negras de paramilitares, fuerza pública y la unión de ambas que en su haber son

las que en su mayoría realizaban este tipo de prácticas.

No solo se uso como forma mecanismo de ivisivilización, en el área rural, también como

mecanismo de terror con muertes selectivas de figuras públicas, sindicalistas y líderes

comunitarios demostrando que la oposición era pisoteada pro la extrema derecha y que no

se era permitido el cambio.

Las masacres para los actores es la garantía de mantener su posición y autoridad frente a la

población, el miedo y la necrofilia son la principal herramienta para los perpetradores asi

garantizan la subordinación de la población y muestran al resto del territorio la ineficacia

del Estado como garante y creador de derechos, formulando normas en las practicas de

vida de las victimas.


Las masacres en su gran mayoría fueron perpetradas por los paramilitares era la bandera en

su modus operandi, así mismo pretendían demostrar que eran dueños del territorio y hacían

un llamado a la guerrilla con el fin de mostrar su poderío, para esto empieza a hacerse

visible los actos cometidos por ellos dejando los cuerpos a la vista pública para demostrar

la existencia y el fuerte poderío que los caracterizaba en determinadas regiones del país, así

mismo, se pretendía demostrar que eran es tercer poder político y que las negociaciones

realizadas en la presidencia de Pastrana carecían de sentido y evitaba el cumplimiento de la

misión y visión del paramilitarismo.

La desaparición forzada según el derecho internacional humanitario se encuentra

catalogado, como crimen de lesa humanidad que no es denunciado por las victimas debido

a que los actores ejercen una fuerte presión sobre ello, los medios de comunicación ayudan

a ocultar estos casos donde el Estado también a sido participe directo de esta modalidad,

muestra de estos son las numerosas víctimas mostradas en estadísticas desde 1977, como la

victima Omaira Montoya primera víctima denunciada por desaparición forzosa.

En el periodo presidencial de Belisario Betancourt (1982-1986) se realizaron indultos por

parte del Estado para los actores del conflicto que en su momento se integraba por las

guerrillas emergentes, provocando que la desaparición por parte de estos grupos y ahora

fuertemente por parte del Estado se acrecentara, ya con el nacimiento de los ejércitos de

extrema derecha la desaparición que agudiza, los paramilitares adoptan de manera efectiva

esta modalidad de violencia y con astucia ocultan la magnitud de este fenómeno que queda

al desnudo con la ley 975 de 2005 proceso de justicia y paz.


A la fecha y luego de un proceso de paz a medias, un Estado corrupto, una extrema derecha

demarcada y una sociedad agotada, el tiempo de construir memoria toma aun mas

importancia, a la fecha la JEP a logrado alcanzar grados importantes de verdad, importante

para la construcción de un perdón social y una verdadera reparación, las víctimas aun

sienten miedo, al día de hoy aun se hace muy notorio lo que pasaba en la década de los

cincuenta, hoy siguen muriendo ciudadanos que protestan de manera pacífica, al día de hoy

se vuelve a ser legitimo el paramilitarismo.

Hoy el Estado hace el reconocimiento de algunas victimas directas que a dejado el

conflicto, con vergüenza y malas estadísticas reconoces los falsos positivos, pero aun falta

mucho por recorrer, aun no se puede hablar de perdón y no se ve cercana la reconciliación,

la memoria cada vez es mas selectiva dejando un sabor agridulce y un sentimiento donde se

repite la historia.

Referencia.
GMH ¡BASTA YA! Colombia: memorias de guerra y dignidad: Imprenta Nacional, 2013.

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