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La Sombra del Caballero

Capitulo 1. Mantra
La Legión Ardiente había sido derrotada, su general destruído, los pequeños vestigios re
manentes huían buscando refugio entre los más oscuros lugares de Azeroth. Era el mom
ento de que los heroes volvieran a sus hogares, disfrutar de su tiempo libre o a
yudar en los pequeños problemas del reino. Uno de estos héroes era Spooner, el Escud
ero. Su señor había caído mientras seguía las órdenes de la gran mano en el cielo, y nunca
llegó a resucitar en el Altar de los Héroes ya que la misión había terminado. En su hon
or Spooner siguió los pasos de su maestro para ser un Paladin.
Meses pasaron mientras Spooner aprendía los entresijos de su clase y pronto se con
virtió en Paladin. La Luz era generosa entonces y fluía a través de él sintiendo cómo la i
ra de Uther Lightbringer se desataba en la batalla. La Horda vivía temerosa de est
e héroe y otros tantos como ellos en cuanto ponían su pie en la batalla. Grunts vete
ranos comentaban de estos portadores de la luz, con sus escudos inquebrantables
que hacían que tanto orcos, tauren, trolls y undead partieran sus cabezas sobre su
s teclados. Contaban historias de cómo estos campeones de la luz, cuando derrotado
s y a punto de morir, con un single gesto podían curar todas sus heridas transform
ado la derrota en definitiva victoria. Había incluso una leyenda que hablaba de un
tremendo demonio, que ni siquiera los más grandes guerreros habían osado acercarse
a él, al que uno de estos caballeros luminosos, con un sólo ataque, hizo que desapar
eciera del mundo. Y en cuanto el demonio respawneó, otro caballero vino y repitió la
gesta, continuando así por numerosos días.
El horror que sentían los altos rangos de la Horda llegó hasta su punto más álgido. Los
líderes fueron llamados para elaborar un pan. Todos los personajes de la Horda vin
ieron, gritando, maldeciendo, escupiendo el nombre del paladin, monstruos en arm
aduras doradas, inmortales....
La cabaña de un viejo troll fue el lugar elegido para el encuentro. Este anciano c
ubierto de alhajas, medallones, y cráneos, con sus colmillos rotos y su piel resqu
ebrajada entró en la choza. El silencio se abrió paso entre la multitud pues ante el
los estaba la misma presencia de la sabiduría.
"Durante mucho tiempo habéis sido pwneados por estos Paladines, pero nunca más.... V
uestas oraciones serán escuchadas mis bravos guerreros"
Dijo el viejo chamán.
"Seguidme por favor."
El chamán salió fuera, arrastrando los pies al caminar. Uno por uno los miembros de
la horda le siguieron.
Caminaron durante largo tiempo, hasta que llegaron a los baldíos. El chamán se detuv
o y su mirada se fijó en el cielo estrellado. Era una noche muy tranquila. Se giró a
la multitud, fijandose en todos y cada uno de ellos. Eran muchos. No tantos com
o la Alianza pero satisfecho ya que los miembros de la Horda eran más educados y m
aduros. Tomó aliento ya que su voz tenía que llegar lo más lejos posible.
"Hoy os revelaré un secreto, un antiguo secreto que pasó de mis antepasados a mi....
hoy os revelaré el mantra que será el instrumento para la caída de los Guerreros Sagr
ados. Aunque recordad, nunca se debe abusar de este poder..."
Su voz se hace eco por toda la zona. Un pequeño silencio sigue a sus discurso, la
Horda espera paciente a que el chamán les revele la fórmula secreta. El silencio es
roto por una voz distante:
"lol, cayate @@!#!@%!!! noob"
El viejo chaman conoce esta voz y otras como esta. Cuidadosamente lo busca entre
la multitud, lo clickea y lo manda a la lista de ignore, mientras vuelve a toma
r aliento:
"Unid vuestras manos y mirad al cielo, repetid conmigo... rogad a los vientos, a
las tormentas y a las Ventisca®s que os escuchen... "
El viejo chamán alza sus manos como si quisiera agarrar la misma noche y grita el
antiguo mantra:
"NERF!"
Las voces de la Horda lentamente se unen a la del chamán. Voz tras voz el mantra s
e escucha cada vez más alto. Undeads, taurens, trolls y orcos, uniendo sus manos g
ritan al unísono:
"NERF! NERF! NERF!"
El viento comienza a soplar fuerte, las nubes cubren el claro cielo nocturno. Lo
s animales huyen despavoridos. La luna se vuelve roja, como si sangrara. Pero la
s voces lejos de detenerse aumentan aún más.
"NERF! NERF!"
Las nubes ebullen en el cielo. Un rayo las cruza, desgarrando las nubes mientras
dibuja una silueta. Un gigantesco goblin portando un bate en su mano. Solo con
el simple dibujo de esta silueta el chamán cae sobre sus rodillas y se postra ante
ella, al igual que el resto de sus compañeros de la Horda.
El goblin desciende, mira a la multitud y les apunta con el bate. Escrito en el
trozo de madera se puede leer el mantra grabado fuertemente en él tal y como su ab
uelo le contaba en sus historias y le advertía sobre el poder de este arma, mientr
as presumía de los críticos de chain lightning que solía hacer.
"Que significa todo esto?"
Habló el goblin.
El chamán se postra aún más, su nariz llega casi a rozar el suelo y le solicita:
"Mi señor, humildemente le pido que nos disculpe por molestar su grandioso ser, pe
ro mi gente es cazada, perseguida en los campos de batalla, puesto que la Alianz
a posee un arma demasiada poderosa. Nosotros, la Horda estamos tan desmoralizado
s que hemos pensado hasta en lo peor, cancelar nuestras cuentas!. Nuestra marcha
conllevaría un siniestro destino. Un destino que acabaría con el Mundo.... de Warcr
aft"
El goblin no parece inmutarse con las palabras del chaman.
"Y qué arma es esta de la que me hablas, viejo chamán?"
El chaman lentamente se incorpora, revelando lágrimas en su rostro.
"Los paladines mi señor. Ellos destruyen a mis hombres con su cegador daño sagrado,
y cuando los más grandes guerreros de la horda son capaces de derrotar a uno, con
grandes pérdidas he de añadir, ellos usan su burbuja de luz o imponen sus manos...lo
que quiera que signifique eso... la cuestión es, mi señor, que son demasiado podero
sos para los humildes orcos, tauren, trolls o undeads. Os lo suplico mi señor. Mis
chicos los temen en la batalla,... ayudenos!"
El chamán vuelve a arrodillarse, marcando su rostro en la yerma tierra.
El goblin, a quien las lágrimas del chaman siguen sin impresionar, medita la situa
ción por un momento.
"Otorgaré tu deseo chamán. Mañana preparad vuestras armas, e id al combate tras del pa
rche, donde podréis comprobar el tremendo poder de mi arma. Esta noche, mi ira cae
rá sobre los paladines"
El chamán se levanta, limpiando de polvo sus ojos.
"Gracias mi señor, vuestra amabilidad no conoce límites"
El goblin corta sus palabras con un gesto de su mano.
"No te contentes tan deprisa, puesto que a cambio de mi gracia has traído a tu gen
te una terrible maldición, que ya descubriréis cuando llegue el momento.... por ahor
a, disfrutad de los campos de batalla."
La multitud observa como el goblin comienza a ascender de vuelta a los cielos. D
esde allí ve como lanza su bate hacia los Reinos del Este. Una tremenda serie de g
ritos se oyen en la lejanía, el horror ha sido desatado en las ciudades de humanos
y enanos.
"Está hecho."
Parte 2. Martillos Rotos
El sol de la mañana brilla sobre Stormwind mientras nuestro héroe Spooner se despier
ta de su sueño, un terrible sueño, donde él era derrotado por la horda. Esos sueños eran
de chiste para él puesto que es un paladin y sólo en sueños puede ser derrotado. Aún así
tuvo una extraña sensación. ¿Y si estos presagios llegaran a ocurrir? ¿Y si los tiempos
de gloria se marchasen? Rápidamente limpia su mente de tan mal fario y se prepara
para otro día de batalla.
Se abre paso por el Castillo hacia el maestro de batalla, evitando cuidadosament
e los dragones de la sala del trono, que despedazaban a un low lvl. Orgulloso of
rece su ayuda en la batalla del campamento de Warsong, ya que había realizado un j
uramento con la adorable Cazadora elfa noctura Tul'Sen. Habían trabado una muy bue
na relación en los tiempos muertos mientras esperaban la llamada de la batalla. Se
permitió el lujo de sumirse en los recuerdos que de ella guardaba.
Pero estos recuerdos rápidamente se nublaron mostrando una imagen de terror: Dos s
oldados regresando del campo de batalla acarreando los restos de lo que pudo hab
er sido un humano. Intentó calmarse, pensando que habría sido un extraño accidente. Pe
ro algo familiar había entre los restos. Una pieza de metal dorado, con forma de p
látano. Era la armadura que descansaba sobre los hombros de los Justicieros. Spoon
er detuvo a los dos soldados y les preguntó:
"Quien era este hombre?"
El soldado se fijó en la armadura de paladin que Spooner llevaba y lo miró con lástima
.
"No es un hombre, señor. Eran seis de ellos"
Spooner analizó los restos, no había error, eran armaduras de paladin, pero como? Ca
yeron en la batalla? Como era posible que murieran tantos?
"Quienes eran?"
Preguntó Spooner.
"Grandes hombres mi señor, he estado luchando a su lado desde el lanzamiento...."
Mientras miraba los restos continuó:
"Eran Lolbubble, Palaftw, Loh, Dspwn, Lolstunn y su gran amigo, señor, Ucantkillme
, hombres respetados, su pérdida es un gran golpe."
Spooner recordaba cada nombre, todos ellos eran paladines, pero cómo? Como podía ocu
rrir, ningún orco, troll o vaca pudo haber hecho tal cosa. No a un sólo paladin, no
a seis!
"Como ocurrió?"
Preguntó Spooner.
"No estamos seguros señor, fue algo inusual, nosotros los no paladines nos quedamo
s a defender la base mientras que los grandes caballeros cargaron a los monstruo
s. Pero algo iba mal. La Horda estaba relajada, demasiado relajada. Supimos por
qué cuando vimos las barras de vida de los paladines bajar... fue una masacre señor.
Golpeaban a los monstruos, pero sus golpes no tenían efecto alguno."
El horror marcaba ya la cara de Spooner mientras su espalda se helaba mientras e
l soldado continuaba el relato.
"Nos tomaron prisioneros y nos hicieron mirar, nos dijeron que nos dejaban parti
r, que ellos solo querian a los paladines. Así que nos obligaron a ver como los pa
ladines eran asesinados y descuartizados por los odiosos monstruos. Tras la masa
cre, nos permitieron a los cuatro que nos marcháramos."
"Pero... solo sois dos"
"Oh, los otros dos acabaron tan acobardados que rerollearon chamanes."
Spooner rechazaba el relato. No podía ser. Tenía que verlo por sí mismo.
"No entre en la batalla señor. Sólo encontrará masacre ahí afuera."
Spooner lo ignoró y le dio a Entrar en la Batalla.
Al llegar a la habitación de la bandera observó como estaba llena de orcos, trolls,
tauren y undead, todos saltando y bailando mientras uno solo se acercaba a por l
a bandera de los Centinelas.
Cegado de ira Spooner cargó gritando tan fuerte como el famoso Lord Jenkins. Pero
algo no funcionaba... El sello de orden no saltaba. Su arma no hacía apenas daño.
"kek"
Gritó un orco mientras se lanzaba a por el paladin. Spooner respondió con un golpe q
ue hubiera destrozado al orco, pero el golpe no tuvo ningún efecto.
"kek"
Volvió a gritar el orco, escupiendo en el pobre paladin, mientras él solo podía defend
erse.
Es esto el final? Es así como acabará todo? De repente recordó una de las lecciones qu
e su mentor le enseñó. Activó su escudo y usó su piedra. Tenía que huir. No había esperanza
para él en esta batalla.
Apareció en Ironforge, aturdido y con babas de orco todavía goteando de su armadura.
"Que es esta locura?"
"Locura, muchacho? Esto es Ironforge!!"
Ante Spooner apareció un viejo enano paladin.
"Por qué me ocurre esto? Por qué no podía hacer nada contra ellos? Por qué era tan inútil?
Qué nos está pasando?"
Spooner preguntó desesperado. El viejo enano se acarició su vieja barba blanca.
"No sabes nada de lo que ha pasado, no chaval?"
La cara de Spooner contestó por si sola.
"Tenemos ramas de talentos ahora, no solo los paladines sino todo rl mundo ahí afu
era, incluso los orcos."
Spooner estaba aún más confuso, si eso era posible.
"Ramas de talento??"
"Sip, tienes que poner puntos en ellas, es como una especialidad, puedes ser un
curandero o un tanke, o simplemente hacer daño"
Las palabras del enano comenzaron a cobrar sentido. Asiente con la cabeza y rápida
mente fue hacia los foros donde solicitó consejo. Necesitaba entender las ramas y
seguir su propio camino.
Después de meses de investigación al final comprendió quién era. Es un paladin de la vie
ja escuela. Está especializado en hacer daño, en intimidar al enemigo con su propia
presencia. Los talentos que le devolverán a su vieja gloria son los de Represión.
Cuidadosamente pone los puntos en la rama de represión, uno a uno punto a punto co
nstruye su rama. Está listo. Ahora puede redimirse y vengarse. Ha llegado la hora
de volver a poner el pie en el campo de batalla. Puesto que él ya no es sólo un pala
din, él es un Paladin de Represión. Un castigador del mal, procurador de la Luz. Se
acerca a las salas de batalla para enrolarse pero.... qué es esto? Más campos de bat
alla se han abierto, la guerra se extiende. Y no sólo eso, pero ve muchos más héroes d
e la alianza volviendo de la batalla sangrando o vencidos. Tanto tiempo ha pasad
o? Han cambiado tantas cosas.....
Parte 3. Represión
Así pues Spooner se dirije hacia Arathi. Nunca había estado allí así que cruza la puerta
cegado por el sol. Ante el se despliega un enorme valle. Puede ver estructuras
por todo el lugar y ve banderas en cada una de ellas, pero no pertenecen ni a la
horda ni a la alianza. Que debe hacer? Sospecha que debe recojer las banderas y
llevarlas a algún lado, pero donde?
"Bufea plz"
Una voz le distrae. Ante él se alzan miembros de la alianza, corriendo contra las
puertas cerradas. Pero hay algo que falta. No hay paladines. Nada de armaduras r
elucientes, nada de grandes martillos. Sólo druidas, hunters y warlocks.
Él es un paladin. Debería cuidar de ellos. Subirles la moral. Se acerca al frente y
alza su voz:
"Soldados de la alianza, hermanos! Hoy es el día en el que la Horda verán de lo que
estamos hechos. Mantened la posición, quedaros conmigo! Y si os encontráis sentados
en un trono blanco, con agua en el centro, sudando, no temáis! Pues estáis en vuestr
o momento Bio y probablemente algo estreñidos!!"
Silencio.... los ojos de los soldados se postraron en él.
"lol, cierra la boca y cura kk"
El sonido del cuerno se hace eco en todo el valle mientras las puertas se abren.
Los soldados corren hacia la estructura más cercana. Spooner pone atención a lo que
está pasando. Los soldados corren de bandera en bandera, capturandolas, pero no c
omo en el Aserradero de Warsong, no... estas banderas están estáticas. No pueden mov
erse, pero pueden defenderse.
Spooner sigue a un grupo de soldados a través de un puente hacia una vieja estruct
ura. Era una herrería.
"Vienen"
Grita uno de los soldados. Spooner ve como taurens y orcos cargan hacia ellos. E
l coje su martillo y se prepara para la batalla. Ha llegado la hora de enseñar a e
sos novatos lo que es realmente un paladin. El carga a los enemigos.
En el choche Spooner descarga toda su ira. Golpe tras golpe con daño crític, sus sel
los eran desatados rápidamente juzgando los estúpidos orcos. Pero para su desesperac
ión se fija que sólo había hecho como 1k de daño y ya estaba sin maná! Los enfadados horda
s que apenas habían sido arañados por los ataques de Spooner responden y en apenas c
uatro golpes Spooner estaba casi muerto. Usa su escudo para salvar su vida, pero
no hay mana para curarse, mientras los orcos escupen en su escudo de luz y espe
ran a que se desvanezca. Spooner decide que la mejor opción es retirarse y bajo la
protección de su escudo huye a los establos.
"WTF!!! pala noob cura!"
De quien hablan, de él? Un paladin de la vieja escuela, curar? Esto es porque esto
s jóvenes guerreros no tienen ni idea de quien era. Nunca había curado a nadie que n
o fuera él mismo. Y sólo si la horda hubiese tenido la suficiente suerte de hacer al
go de daño que requiriera curación. Pero ahora tenía que reconocer que era él quien nece
sitaba ayuda pues su vida estaba muy baja y su maná gastado.
De pronto siente el gentil toque de un hechizo de sanación. Busca al que se lo lan
zó y encuentra una joven muchacha con un hermoso vestido que le sonríe mientras le l
anza otra cura en sus heridas.
"Gracias, sacerdotisa"
Spooner le hace una reverencia.
"Sacerdotisa? lol, soy un pala"
Qué? Un paladin? Pero está vistiendo un vestido y no las doradas armaduras que los p
aladines deben usar.
"Y que hace con esas pintas mi señora?"
"Oh! Lol, es mi equipo. Soy Holy!"
Holy. Sagrado. La rama de curaciones. Spooner recuerda. Estos jóvenes paladines...
. Quieren curar, sin embargo a Spooner le hace gracia. Para qué querrías curar cuand
o puedes llevar un enorme martillo e ir enfundado en una armadura tan dura como
el culo de un dragón? Toma fuerzas y se prepara para lanzarse a la batalla de nuev
o. De repente siente como un golpe y no puede moverse de ninguna manera. Con el
golpe una señal aparece. Spooner intenta leer lo que dice la señal:
"La Horda gana"
Nunca había visto algo parecido. Nunca había perdido una batalla en su vida. Como po
día pasar? Cómo podían ser las cosas tan distintas?
Decidió que era momento de volver al Valle de Alterac. Hacía mucho que no pasaba por
allí pero siempre había presenciado buenas batallas y una muy bien ganada victoria.
Ofrece su ayuda al clan de Stormpike de nuevo.
Al entrar en el valle, percibe unos pocos sentados en la entrada de la cueva que
comunica con el valle.
"Saludos, mis compañeros"
Nadie responde. Se acerca a alguno de ellos.
"Qué tal va la batalla?"
Uno de los soldados responde sorprendido
"No me reportes plz, no estoy licheando"
Spooner estaba perdido...
"Licheando?"
Se encogió de hombros.
"lol, no sabes que es lichear?"
"Me temo que no. Pero que es lo que haces aquí? No deberías estar en la batalla?"
"Vigilo la cueva, para que la horda no entre."
"Pero la horda no puede entrar aqu..."
"lol, se supone que estoy de guardia así que no puedo hablar, pero no estoy AFK, k
k?"
Spooner sale de la cueva buscando a las fuerzas de la alianza para unirse a ella
s. Mientras recorre el valle escucha la llamada del General. La Horda había llegad
o hasta su posición.
Spooner monta rápido y corre hacia el campamento. Era cierto. Decenas de horda había
n destrozado el campamento. Pero como? La Horda nunca había sido capaz de llegar t
an lejos en sus dóas.
Los monstruos se percatan de él y comienzan a lanzarle sus hechizos, provocándole.
"kek"
Spooner los ignora y cruza el campo en su montura para entrar en el cuartel del
General, sólo para encontrarle a punto de morir.
"Cúrame Noob!!!"
Balbucea el general mientras cae al suelo con un hacha clavada en su espalda. La
horda había sido capaz de derrotar a este gran enano y ahora se fijaba con ojos a
sesinos en Spooner mientras caminaban hacia él. Rápidamente Spooner se desmonta y sa
ca su martillo preparándose para el combate. Aunque estaba condenado. Ni siquiera
en sus mejores días podría haber vencido a semejante ejército.
Un sentimiento familiar le golpea. La ventana de batalla salta delante de su car
a, salvandole del apuro y por tanto, la vida.

Parte 4. La Maldición
Una noche tranquila sobre los Baldíos. Sólo el sonido de las alimañas se oye. Eso es,
si uno apaga el chat General.
El viejo troll chamán medita en lo que en un tiempo fue su humilde chabola, conver
tida ahora en una inmensa fotaleza hecha a base de marcas de batalla, tal y como
el Jefe Thrall le prometió. Desde aquel decisivo día su vida ha sido buena. Disfrut
a sus últimos días aquí, en paz, visto como un héroe a la altura del mismísimo Grom Hellsc
ream. Mira hacia el cielo y realiza una reverencia, mostrando su gratitud.
Lentamente mueve sus viejos pies hacia su hogar. En su alcoba cuelgan numerosos
trofeos, fragmentos de martillos, armaduras y cascos de paladin como testamento
de su poder. Un gran caldero hierve sobre un fuego bien encendido. De su saca de
cuero toma unas pocas raíces que tomó de la Cueva de los Lamentos. Las lanza en el
agua hirviendo e inhala el vapor que sale del caldero. Nubla su mente haciendole
sentir debil. No puede mantenerse en pie y se desploma sobre el montón de pieles
y almohadas que le sirven de cama. Coje un frasco de mojo y toma un sorbo, permi
tiendo que el sueño le lleve. Un sentimiento cálido le invade, se acerca al reino de
los sueños.
"Es la hora"
Una voz familiar le habla. Una voz que le trae viejos recuerdos de los malos días.
Abre los ojos. Se levanta. Observa. Cae en sus rodillas y con temor dice:
"Mi señor!!"
El goblin está ante el, mientras en sus manos mantiene la grandiosa arma que destr
uyó a los paladines. Con la misma sonrisa en su cara el goblin continúa.
"Ha llegado la hora para que tu gente sufra la maldición que tu les trajiste a ell
os. Tal y como fue predecido, así sera hecho"
El chamán baja su cabeza, su nariz toca el suelo.
"No, mi señor. Se lo ruego!! Yo sufriré la maldición, olvida a mi gente."
"SILENCIO!"
El goblin murmura mientras que una serie de relámpagos cruza la noche y unos explo
sivos truenos reemplazan la tranquila canción de los pájaros nocturnos. Una vez el r
uido desaparece, el goblin continúa:
"Todos sufriréis la maldición, os guste o no. Nada se obtiene sin pagar un precio a
cambio..."
Se mueve de su posición revelando una silueta. Una chica rubia, muy parecida a una
humana. Sus ojos brillan con una pequeña luz verde, antinatural... casi demoníaca.
Su cuerpo es delgado, parece tan frágil, que un simple toque podría hacerle daño. Sus
orejas son largas y puntiagudas. Viste una coraza de mallas que hace ruidos mien
tras ella camina por toda la habitación curioseando.
"Mi señor...?"
El chamán no entiende. Observa como la chica se mueve curioseando entre sus perten
encias.
"Que es ella, mi señor?"
El goblin observa también a la chica, que comenzó a abrir frascos y jarras del chamán.
Habla con una sonrisa amplia en su cara:
"Ella es Miracleheal. Es un añadido a vuestra gente, acaba de unirse a la Horda, j
unto con su raza. Ella es un elfo sanguinario, es guapa y atractiva, atraerá a una
comunidad que no es la habitual madura y educada que suele tener la habitual Ho
rda."
El goblin llama a la elfa con un gesto de su mano.
"Querida, dile al chamán que clase has elegido."
La chica sonríe y responde orgullosamente.
"Soy un paladin! Mi spec será Holy!"
El chaman sucumbe ante el horror.
"Mi señor. Esto es una locura!!!!"
El goblin le responde cabreado:
"Locura?!?!?! ESTO ES BALANCE!!!!!"
El goblin para por un momento dejando que la calma le permita continuar hablando
:
"Además la Alianza podrá esgrimir ahora el fabuloso poder del chamán. Todo gracias a t
i, viejo troll...."
Con estas palabras el viejo corazón del chamán comienza a latir más rápido. Se siente débi
l. Cae. Antes de que pierda la conciencia oye la risa del goblin mofándose de su d
ebilidad.
La mañana viene y un rayo de luz despierta al chamán. Despierta.
"Una pesadilla? .... sí, debe serlo"
Se contenta con este pensamiento. El sonido de frascos rotos rompe su ilusión. Ve
como la elfa de su sueño está ahora enredando a través de su colección de plantas.
"Qué haces?"
Dice el chamán mientras intenta recuperar las raíces que ella sostenía.
"OMG! Deja de llorar. Soy alquimista"
Le contesta la chica mientras aparta al troll.
Una voz le llama por su nombre, desde la calle. Se acerca al balcón posponiendo su
ira sobre la elfa para más tarde.
"Quien llama?"
Una multitud de orcos, trolls, tauren y undead, todos acumulados a las puertas d
e su fortaleza son quienes le llamaban. Un tauren habla:
"Sabio chamán, nuestras ciudades han sido invadidas por estas cosas.... cosas que
parecen una combinación de elfo nocturno y humano. Van por ahí con sus bonitas caras
y, lo que es peor, son Paladines!!!
Pensabamos que se trataba de una raid, pero cuando intentamos acabar con ellos,
la mecánica del juego no nos dejaba. Decía que eran nuestros.... aliados!!"
El chamán se golpea la frente mientras el tauren continúa:
"Pero eso no es todo, mis niños, en las BGs de low lvl hablan de poderes similares
a los del chaman usados en su contra, por criaturas que parecen cabras espacial
es"
El tauren es interrumpido por la visión de la paladina Miracleheal saltando sobre
la espalda del viejo chaman.
"Hey! Puedes darme 20s para comprar una skill pls!"
El chamán asiente la cabeza con tristeza.
"Lo siento mucho, mis hermanos. Soy yo quien ha traido esta desgracia sobre todo
s vosotros. La maldición de la que fuimos advertidos durante los viejos días ha lleg
ado. Os ruego que me perdonéis..."
La multitud comienza a enfurecerse. Sus voces se vuelven cada vez más altas. Una v
oz sobre todas ellas grita:
"Quemadle!! Quemad al traidor!!!"
Parte 5. El Portal
Spooner había perdido todas las batallas. Recibiendo los insultos de otros soldado
s, por no curarles como debería haber hecho. No entendía que querían esos jóvenes guerre
ros de él. No podía comprender como no veían su verdadero rol, un paladin que ajustici
a rápida y dolorosamente a sus enemigos. Y aun así su martillo se volvía más y más pesado
cada día que pasaba.
Abandonó los campos de batalla, buscando aliados que se habían aventurado entro las
más profundas y oscuras partes de Azeroth, luchando monstruos legendarios. Era otr
a manera de redimirse, y buscó estos grupos.
Aunque el desenlace no era como el predijo. Le pedían que dejara su gran martillo
y se convirtiera un curandero a tiempo completo. Spooner encontró el concepto de r
isa. Como podían pedirle eso? No sabían quién era? No conocían el poder que ostentó en el
pasado? No... eran jóvenes guerreros, los días en los que el paladin fue visto como
un titan eran sólo una vieja historia para ellos, difícil de creer.
Uno por uno todos los líderes de estas alianzas le habían dado la espalda, argumenta
ndo que aunque su martillo trajera una rápida represión a sus enemigos había clases qu
e podían hacerlo mucho mejor. No había sitio para un hombre como él en estas alianzas,
sólo como el chico de las vendas, que nunca estaría dispuesto a ser.
Caminó las calles de Stormwind, pasando de lo que en un tiempo fue su casa, regala
da por su valentía demostrada en los campos de batalla tiempo atrás. Ahora expropiad
a y transformada en una granja de cría de diablillos, para la cantidad de warlock
que se estaban volviendo tan populares y la demanda de demonios que había aumentad
o puesto que mucha gente había rerolleado uno.
Tantos hoy en día, pero tan pocos que habían seguido el mismo camino que Spooner. El
recuerda a todos ellos. Sus amigos, los paladines de la vieja escuela. Decidió qu
e debía buscarlos, buscar qué había sido de ellos. Tal vez había alguna manera de contin
uar la lucha y alguno de ellos la había encontrado.
Por largo tiempo ha viajado por todos los continentes, encontró a alguno de sus am
igos pero la mayoría habían abandonado sus grandes martillos volviendose un apoyo en
las líneas traseras, curando y limpiando maldiciones. Otros se habían transformado
en guerreros, llevaban escudo y recibían los golpes. Pero ninguno de estos eran lo
s roles del paladin, ninguno de estos roles eran por los que se le había conocido
a Uther Lightbringer, un verdadero campeón, un paladin! Que pensaría ahora este camp
eón de la Luz si se levantara de su tumba sólo para ver en qué se había convertido su le
gado. No, tendría que haber alguna solución. Seguiría buscando.
Después de meses de búsqueda incansable por todas las esquinas de Azeroth no encontró
a nadie igual que el. Sería el último paladin de Represión? Se sienta en los muelles d
e Darkshore esperando al barco, contando las pocas monedas que le quedaban, pues
to que había estado viajando durante demasiado tiempo consumiendo hasta el último de
sus ahorros.
Sus ojos se paran en una extraña criatura que está sentada a su lado. Parece una muj
er, con piel azulada, ojos brillantes y cola, cuernos en su cabeza y... pezuñas!
"Perdone mi señora..."
La extraña mujer se gira hacia él, sonriendole.
"Perdone que le pregunte, pero qué cosa es usted?"
"Soy una draenei. Mi nave espacial se estrelló en Azeroth así que decidí quedarme por
aquí y jugar un chamán".
Le responde la chica con un falso acento ruso. Spooner está ensimismado en las pal
abras, los tan odiados chamanes codo con codo con los paladines? Pero, de nuevo
recordó la cantidad de cosas que habían cambiado desde entonces... así que, por qué no.
"Eres lvl 60? Porque unos compañeros y yo vamos a ir a HFC y estamos LF1M"
Continúa la draenei. Spooner la mira.
"H-F-C?"
"claro! Está en HFP."
"H-F-P?"
"Lol, eres noob? Hellfire Peninsula, a través del portal oscuro!"
El Portal Oscuro? La puerta que trajo cantidad de horrores al mundo de Azeroth?
"Me uniré a vosotros, mi señora."
Montaron día y noche a través de la tierra hasta que finalmente llegaron al gran por
tal en las yermas tierras devastadas del sur. Ante el se levanta el arco donde l
os dos guardianes de piedra, uno a cada lado, se alzan imponentes ante ellos. Sp
ooner duda, pero luego recuerda quién es y que valores quiere demostrar. Así que cam
ina raudo y cruza el portal.
Al emerger en el otro lado se percata del mundo formado de locura ante el que se
encuentra. Esta es tierra de monstruos y demonios.
La draenei rápidamente le pide que le siga. Cabalgan mientras Spooner inspecciona
sus alrededores. Después de una corta marcha, llegan hasta los otros que parece se
r los que la draenei mencionó: un mago humano, un enano guerrero y un rogue ñomo bas
tante feo.
"kk tenemos tanke y healer, vamos."
Spooner mira a la draenei pregunta:
"Usted cura, mi señora?"
"lol no, curas tú, eres un pala, tú eres el healer"
Spooner comienza a enfadarse. Nunca sucumbió a su ira en el pasado, nunca se enfadó
con alguien y si lo hizo, nunca permitió aflorar sus sentimientos. Pero eso era en
tonces, ahora es ahora.
"No, no soy vuestro healer, de hecho no soy healer de ningun tipo. Soy un paladi
n de represión. Me enfrento al enemigo, no me escondo detrás de un guerrero buscando
su protección. Tengo mi armadura y fe para defenderme. Armadura fabricada de los
mejores metales de la tierra, armaduras creadas para ser vestidas por un paladin
, no las faldas de tela que los paladines llevan como armadura hoy en día... no...
no soy un healer... soy RETRIBUTION!!!!"
El paladin saca su gran martillo y golpea la tierra, consagrandola.
"kk thnks bye retnoob"
Lo sacan del grupo y se alejan de él. Ahora está solo. Se aventurará solo de nuevo. So
litario ha sido su camino y solitario seguirá siendo. Se carga el martillo al homb
ro y camina hacia lo desconocido.
Día tras día, monstruo tras monstruo, misión tras misión, zona tras zona, Spooner dio lo
mejor de sí mismo, su poder crecía con cada paso que daba. Había alcanzado el límite de
su poder. Había alcanzado el límite de nivel.
Pero había más desafío que necesitaba tomar. Muchas de sus misiones le pedían que fuera
a las partes más oscuras de este mundo endemoniado. Zonas llenas de monstruos que
el poder de Spooner solo no podía contra ellos. Así que comenzó a buscar grupos que le
ayudaran.
Semanas pasaron y las misiones aún estaban por realizar. Todos buscaban sus curaci
ones, algo que el no ofrecía, no se vendería a sí mismo por tan poco. No, debían aceptar
lo por quien era, por lo que era. Un paladin represión, el tenía que ser bueno para
algo, por qué existiría si no.... Pero ningún otro grupo quiso invitarle, era kickeado
e insultado. En los últimos días el mismo saldría del grupo, sin decir nada más, cuando
fuera llamado para curar, nada más.
Triste y cansado volvió a Azeroth sin ninguna esperanza. Regresó a Ironforge.
Parte 6. Golpe de Gracia
Pasaron varios días desde que Spooner volvió a Azeroth. Días que se habían convertido en
semanas, semanas convertidas en meses.
Spooner era ya la sombra de un hombre. Pasaba días y noches sentado en las escaler
as de Ironforge, mirando al cielo. Su cara sin afeitar mostraba una expresión bast
ante triste. Escuchaba a gente hablar alrededor de él, pero ya no se preocupaba de
intentar enteder de qué hablaban. Un triste y solitario donnadie, en eso se había q
uedado. La Luz le había abandonado tiempo ha. Era una leyenda viviente... o más bien
un fósil.
De pronto reconoce una cara familiar. Una pequeña calidad llena su corazón. Era Tul'
sen, la elfa cazadora que había sido su amor platónico en el pasado, una cara famili
ar de los viejos tiempos. No la había vuelto a ver desde el fatal día en el que su g
loria cayó. Viéndola hoy le otorgó una pequeña esperanza. Tal vez con ella a su lado pod
ría volver a ser quién una vez fue.
Se acercó a ella y suavemente apoyó la mano en su hombro.
"Saludos mi señora."
Se giró sonriente, pero su sonrisa se apagó cuando reconoció al hombre que tenía ante el
la.
"Spooner?"
Spooner le sonrió. Quería decirle aquello que nunca antes le dijo. Quería que supiera
sus verdaderos sentimientos. Pero antes que pudiera abrir la boca, otro hombre l
e corta la conversación.
"Conoces a este tío, cielo?"
Un warlock con el peor corte de pelo del mundo. El warlock se interpone entre el
los dos y agarrando a Tul'sen de la cintura le dice:
"Es un don nadie. Déjalo. Vayamos a Goldshire a hacer algo de ciber."
Estas palabras destrozan su corazón. Ni siquiera puede articular palabra mientras
se alejan. Lucha por no llorar de tanta tristeza y desesperación. Lentamente vuelv
e a su escalera, a sus constante mirar del cielo.
Nota una mano cálida sobre su hombro. Gira su cabeza para ver quien se detendría par
a hablar con un don nadie como él. Una adorable y bonita joven ñoma vistiendo un ves
tido de lino. Sus grandes ojos verdes mostraban lástima hacia él. Spooner intentó sonr
eírle.
"No tendrás 1g por ahí, por favor?"
Por supuesto.... por qué iba a querer nadie hablar con él. No le quedaba nada. Bueno
, la esperanza, pero estaba a punto de fallarle también. No había motivo para contin
uar. Llegaba el momento de unirse a sus hermanos, de pasar a los anales de la hi
storia. Era el momento de cancelar su cuenta. Se levantó y de su cinturón cogió lo últim
o de sus ahorros que lanzó hacia la ñoma que recogió del suelo y con una sonrisa avari
ciosa se alejó corriendo sin tan siquiera decir gracias. Spooner cogió su caballó y ca
balgó dejando Ironforge atrás.
Antes de acabar, quería ver el mundo por última vez. Viaja durante días y noches, sin
detenerse jamás. Mantiene una extraña sensación de que alguien observa este último viaje
, pero a quién le importaría dónde o hacia qué destino fuera?
Llegó a Winterspring. Este lugar parece perfecto para su final. Siempre encontró est
e helado rincón del mundo como el más tranquilo y apacible. Se desmonta, quita las r
iendas y demás aperos de su montura y deja que se marche. Comienza a caminar sin r
umbo hacia las nevadas colinas.
La noche comienza a caer lentamente. Su armadura está helada, pero ya no siente frío
. Observa una pequeña luz, entre los pinos. Quién podría vivir ahí. Siente la necesidad
de ir en aquella dirección.
Al llegar observa que la fuente de luz era una pequeña fogata. A su lado hay un vi
ejo troll chamán, de colmillos rotos, calentándose un poco de caldo.
"Sientate, si gustas"
Le habló el viejo chamán. Spooner obedeció, mirando fijamente el fuego.
"Que te trae por aquí?"
"Estoy aquí para terminar con mi vida, para siempre"
Le responde Spooner sin dejar de mirar el fuego, su tono es muy frío, como si no q
uedara ya nada en su corazón.
El chamán le observa con lástima.
"Por qué ibas a querer acabar con tu vida?"
"Es por quien era, y por no querer transformarme en lo que los demás querían. Fui un
gran hombre hace tiempo, reyes me abrían sus brazos, soldados me vitoreaban con sól
o sentir mi presencia... y ahora... no soy nada. Un fantasma de los tiempos pasa
dos..."
El viejo chamán le sonríe.
"Te entiendo. Mírame.... yo fui un gran chamán hace tiempo, tenía cientos de Hordas po
strándose ante mi, gritando mi nombre... pero ahora sólo soy un viejo chamán, escondiénd
ome aquí de mi propia gente hasta el final de mis días."
Spooner le mira.
"Eres un chamán?"
El viejo troll le responde orgulloso.
"Soy EL chamán. Hace tiempo invocaba poderes ancestrales para derrotar al más grande
enemigo de la horda - EL paladin."
Spooner comienza a sentir un violento escalofrío por todo su ser, su ira comienza
a arder mientras el chamán reía. Se levantó:
"Aún queda justicia en este mundo. Aún aquí en los confines de la tierra la Luz me ha
otorgado el último momento de satisfacción de mi vida...."
El chamán le mira confundido. Entonces se fija, la armadura con el sello de los pa
ladines, el martillo que Spooner agarra fuertemente era igual que aquellos marti
llos que él había enviado al cementerio en los viejos días. Entonces observa el aura d
el paladin.
"Eres un paladin?"
Spooner comenzó a reir histéricamente. Había un código que siempre había respetado. Pero h
oy no. Hoy era su día. Hoy era el día de su represión.
"Imbécil!! Piensas que un loco Loladin como tú puede derrotarme? A un chamán rango 14?
Venga, intentalo!"
Hacía mucho que el chamán no peleaba, pero aún tenía bastante poder que un paladín de los
de hoy no podría hacer nada contra él. Pero este no era uno de esos jóvenes paladines.
No, el era de la vieja escuela, de los de entonces....
La batalla comenzó. Los hechizos le hicieron poco daño al paladin. Sus totems inutil
izados. Sus golpes bloqueados.
Los golpes de Spooner golpeaban fuertemente. La ira que había sido guardada durant
e tanto tiempo estaba siendo desatada. El chamán no tubo ninguna oportunidad. Un g
olpe final lanzó al chamán al suelo que ahora pide clemencia por su vida. Pero Spoon
er ya no escuchaba. Había pasado tanto que no podía perdonar. Volvió a sentir la prese
ncia pero mucho más fuerte. Escucha un extraño sonido y se gira para ver qué es.
Ante él sobre la nieve tintada de sangre se alzaba un lich, vendas y cadenas envol
viendo su cuerpo impío, aplaudiendo con sus esqueléticas manos.
"Bien hecho, paladin. Ciertamente no había visto tanta ira en mucho tiempo. Pero a
ntes del golpe de gracia, escucha lo que tengo que ofrecerte..."
"Nada evitará que haga mi propia justicia hoy. Ni siquiera tú, Lich"
El lich se rie mientras el aire se vuelve aún más helado a su alrededor.
"No he venido a detenerte, paladin. No estoy aquí para arrebatarte, sino para ofre
certe."
"No tienes nada que pueda querer, monstruo."
Le responde Spooner.
"Ah sí? Y aún así se por qué estás aquí. Se por lo que has pasado.... Rompieron tu mito, tu
armas, tus armaduras. Uno tras otro los paladines cayeron transformándose en aque
llo para lo que nunca habían sido concebidos. Todos los paladines, excepto uno. Un
o se mantuvo en contra del cambio. Fiel a su martillo... intentaron detenerte...
intentaron hacer de ti un inútil, te quitaron todo lo que eras.... y aun así, a pes
ar de todo, nunca quebrantaron tu voluntad. Por eso es por lo que te admiro, y p
or eso es por lo que te ofrezco esto..."
La muerta mano del lich se mueve, mientras magia oscura sale de ella. Forma una
gran espada, con runas grabadas en su hoja, mientras le susurra a Spooner tentan
dole con ella.
"Te ofrezco restaurar tu vieja gloria, volver a los días de antaño. Has pasado por t
antas cosas y has demostrado tu resistencia más allá de lo humano y tu voluntad inqu
ebrantable más allá de lo divino. Estas son las virtudes que tienen los mejores Caba
lleros de la Muerte. Lucharás en batallas tal y como siempre hiciste, salvo que es
ta vez será bajo un negro estandarte... toma la espada y acaba la vida de este parás
ito transformándote en lo que será el primer Caballero de la Muerte de la Alianza."
Las palabras del lich retumban por toda la cabeza de Spooner mientras toma la es
pada rúnica.
"Soy... el último de mi raza. He sido así.... desde el principio hasta el amargo fin
al.... No queda nada ya para mi excepto tristeza y soledad.... En realidad ya es
toy muerto, aunque aún quede aliento en mi cuerpo....
Yo..
Yo acepto..."
"Paladin!"
Un susurro distinto habla en su cabeza esta vez.
"Escúchame hijo!"
Spooner levanta su cabeza. Ante él se alza un hombre, con un martillo espléndido."
"Muchos de nosotros cometemos errores, errores que estaremos lamentando incluso
durante toda nuestra muerte."
El hombre desaparece. Spooner entonces escucha un grito, se levanta para mirar d
e donde proviene. La batalla aún no ha acabado, parece ser. El ve sus hermanos pal
adines. Estan luchando contra algo. De repente una mujer aparece.
"Muchos de nosotros creemos que pueden hacer muchas cosas, a pesar del coste. In
cluso una victoria es a veces insignificante, tanto como una derrota.
Estás preparado?"
El clamor de la batalla se escucha con más fuerza. Qué es el monstruo contra el que
luchan? Se mueve más cerca. quiere saberlo. Otro hombre le detiene.
"Muchos de nosotros no somos capaces de ver lo que nos deparará el futuro, aunque
es tan obvio ahora. En quién podemos confiar? En nuestros amigos? En nuestra famil
ia? Nuestros enemigos? Podremos confiar.... en nosotros mismos?
Estás preparado?"
El hombre desaparece. Spooner casi puede puede ver este..... hombre? Está destroza
ndo a cada paladin, uno por uno. Una bestia! Un monstruo! Qué demonios es esto? El
hombre viste una armadura con runas grabadas idénticas a las que vio en la espada
... EL HOMBRE LLEVA LA ESPADA... el hombre fija su mirada en Spooner. Es el prop
io Spooner.
Es él mismo el que está en el campo de batalla, el que lleva la armadura cubierta de
runas impías y una espada que late pura maldad.
"Así acabam el último de los paladines, siempre olvidados, siempre recordados."
"NO!"
Spooner grita, pero nada sale de su garganta. Observa que está muerto... que es un
no-muerto!
De repente los tres paladines que se le aparecieron antes, ahora hablan al unísono
:
"Spooner! Haz lo correcto. No olvides tus valores. No le falles a la Alianza. No
le falles a la Horda. No le falles a la gente a la que prometiste proteger. Rec
uerda quién eres, recuerda la represión, la justicia divina!!"
El mundo gira y gira...
"NO QUEDA NADA, NO QUEDAN PALADINES!"
"HAZ LO CORRECTO!"
Su lágrima cae en el suelo. Incluso aunque el clima es helado, ésta no se congela. S
pooner se levanta, se siente libre, se siente satisfecho, agarra su martillo por
última vez, apuntando hacia el troll.
"Así pues dejaré la represión para siempre. Ha llegado la hora, de abandonar mi antigu
a vida. A partir de hoy dejaré de ser un Paladin."
Agarra la empuñadura aún más fuerte. De pronto todo su cuerpo se llena con la Luz. El
noche deja de ser oscura, ahora es pura luz.
"Aaarghh, qué es esto??"
Grita el lich.
"YA NO SOY UN PALADIN, SOY LA IRA DIVINA, SIENTE LA REPRESÍON NO-MUERTO!!!! NUNCA
TE SERVIRÉ, NUNCA SERÉ COMO TU, SOY LA ENCARNACIÓN DE LA JUSTICIA DIVINA!!!"
Y con estas palabras Spooner lanza su maza sobre el no-muerto. El lich intenta p
arar el golpe con la espada rúnica pero se hace añicos. El cuerpo del lich se deshac
e conforme el martillo le golpea fuertemente, para arder en la luz sagrada dejan
do tras de sí nada más que cenizas. Tras esto Spooner se arrodilla ante el cuerpo de
l chamán.
"Perdoname padre! Perdoname por todo lo que casi he traicionado! Perdoname chamán
que has traido todo esto ante mi!"
Spooner coloca sus manos sobre el cuerpo del chamán. Sus manos brillan. El chaman
se levanta mirando aterrado hacia Spooner.
"Por qué?"
Spooner le contesta calmado:
"Porque sentí lástima. No mereces mi represión, ni mi justicia, ni mi ira. Me has ayud
ado a descubrir una amenaza aún más peligrosa que el propio bate de nerfeos. Debo bu
scarlos, debo advertir a lo que quede de la Orden de la Mano de Plata, debo enco
ntrarlos!"
"Donde irás?"
Le pregunta el chamán.
"No lo sé. Dejaré que sea la Luz la que guíe mis pasos. Tal vez busque al goblin, la A
shbringer o a la Orden. Quién sabe...."
"Puedo ofrecerte mi compañía, si así lo deseas."
Le ofrece el viejo troll.
"No, pero te garantizo que nuestros caminos volveran a cruzarse en el futuro. Ha
sta entonces me despido, viejo amigo."
Así Spooner desaparece entre las colinas cubiertas de nieve, dejando al viejo chamán
perplejo de lo que acaba de ocurrir. Observa un fragmento de la espada rúnica tir
ado en el suelo y se acerca a recojerlo. Siente el mal en el propio metal y lo v
uelve a lanzar a la nieve.
"Este nuevo enemigo.... debo advertir a alguien acerca de él!"
Y comienza a correr de vuelta a su tierra.

Los pasos de Spooner le llevan a una vieja choza en los límites de las tierras pla
gadas. Un hermitaño le abre la puerta mientras ve como se termina de enfundar su a
rmadura plateada.
"Te esperaba"
"Reconozco esa armadura y ese aura. Eres un paladin?"
Le pregunta Spooner.
"Has encontrado lo que estabas buscando. Mi nombre es Tirion Fordring y parto ah
ora mismo para instaurar de nuevo La Orden de la Mano de Plata. Será un honor para
mi que me acompañes."
Con una mueca de satisfacción Spooner responde:
"Que así sea pues"

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