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Tema 15
Tema 15
I. PATRIA POTESTAD.
Se trata de una potestad que debe ejercerse en beneficio y para la satisfacción del interés de
otras personas, los hijos menores no emancipados. Se define, pues, como el poder que la ley
otorga a los padres sobre los hijos menores de edad no emancipados para proveer su
asistencia integral.
2. ELEMENTOS SUBJETIVOS.
1. LOS PADRES: la patria potestad se percibe como una potestad dual, de ejercicio conjunto
de los progenitores, independientemente de que exista o no matrimonio entre los mismos,
pues la filiación determina su nacimiento ex lege.
El ejercicio de la patria potestad por uno solo de los titulares es EXCEPCIONAL y cabe en
los siguientes supuestos:
1) Cuando los actos relativos a los hijos sean realizados por uno solo con el
consentimiento expreso o tácito el otro (art. 156.I CC).
2) Cuando se trate de actos que realice uno de ellos conforme al uso social y a las
circunstancias o en situaciones de urgente necesidad (art. 156.I CC). Es
perfectamente lógico ante las dificultades que para el tráfico supone siempre el
ejercicio conjunto. *Ejemplo: firma del boletín de notas de los hijos, autorizaciones
para intervenciones quirúrgicas urgentes…
3) En caso de desacuerdo, cualquiera de los progenitores puede acudir al juez para
que éste atribuya la facultad de decidir en ese punto a uno de ellos. Si los
desacuerdos fuesen reiterados o concurriera cualquier otra causa que entorpezca
gravemente el ejercicio de la patria potestad, el juez podrá atribuirla total o
parcialmente a uno de los padres o distribuir entre ellos sus funciones. La vigencia
máxima de esta medida será de 2 años.
El art. 156.III CC establece, respecto de los tres supuestos anteriores, una
presunción iuris tantum de actuación de uno de los progenitores en el ejercicio
ordinario d ela patria potestad con el consentimiento del otro, a efectos de
proteger a los terceros de buena fe.
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4) Supuestos de ejercicio individual de la patria potestad por causas que pueden
prolongarse en el tiempo, no coyunturales, y que impiden objetivamente el
ejercicio conjunto (art. 156.IV CC). Se trata de situaciones de ausencia,
incapacidad o imposibilidad, que no pueden ser entendidas como episodios
momentáneos o pasajeros, pero que no precisan de una declaración judicial, so
pena de privar de eficacia real a la excepción.
5) Supuesto en el que los padres que vivan separados, en cuyo caso la patria
potestad se ejercerá por aquel con quien el hijo conviva (art. 156.V CC). sin
perjuicio de que el juez, a solicitud fundada del otro progenitor, y ponderando lo
que resulte mejor para el hijo, pueda atribuir al solicitante la patria potestad para
que la ejerza conjuntamente con el otro progenitor, o distribuir entre ambos las
funciones inherentes a su ejercicio. Vemos pues, como se le da un cierto margen
de autonomía de voluntad de los padres, que pueden decidir con quién conviven
los hijos, e, indirectamente, quién asume el ejercicio de la patria potestad.
En los supuestos de intervención del juez, éste oirá a los hijos que tuvieran
suficiente juicio y, en todo caso, a los que fueran mayores de 12 años antes de
adoptar la medida.
6) Supuestos en los que el ejercicio de la patria potestad es EXCLUSIVO de uno solo
de los progenitores, debido a una titularidad individual. Así ocurre:
1.º. Cuando la filiación sólo ha sido determinada respecto de uno de los
progenitores o haya un solo adoptante.
2.º. Cuando, aún determinada respecto de los dos, concurran las circunstancias
del art. 111 CC, a cuyo tenor quedará excluido de la patria potestad y demás
funciones tuitivas, y no ostentará derecho por ministerio de la ley respecto del
hijo o de sus descendientes, o en sus herencias, al progenitor que:
Haya sido condenado a causa de las relaciones a que obedezca la
generación según sentencia penal firme.
Se haya opuesto al reconocimiento de la filiación judicialmente
determinada.
En ambos casos, además, el hijo no ostentará el apellido del progenitor en
cuestión, excepto si lo solicita él mismo o su representante legal. Las restricciones
anteriores podrán quedar sin efecto por determinación del representante legal del
hijo aprobada judicialmente, o por voluntad del propio hijo una vez alcanzada la
plena capacidad. En todo caso siempre queda a salvo la obligación de velar por los
hijos y de prestarles alimentos (art. 110 CC).
3.º. Cuando uno de los progenitores haya fallecido o haya sido declarado
fallecido.
4.º. Cuando uno de los progenitores haya sido privado de la patria potestad (art.
170 CC).
2. LOS HIJOS: personas sometidas a la patria potestad son los menores de edad no
emancipados (art. 154.II CC), cualquiera que sea su filiación (matrimoniales,
extramatrimoniales, adoptivos).
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Patria potestad prorrogada: excepcionalmente, la patria potestad puede extenderse al
hijo mayor de edad incapacitado en los casos y con los requisitos que establece el art. 171
CC, que regula la rehabilitación y la prórroga de la patria potestad.
4. DEFENSOR JUDICIAL.
Procede en los supuestos de conflicto de intereses de ambos progenitores. Si afecta a uno solo
de ellos, el otro ejercerá la patria potestad excepcionalmente en solitario (art. 163 CC).
3. CONTENIDO.
Esfera personal:
El art. 154 CC establece que la patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos de
acuerdo con su personalidad. Su ejercicio debe adaptarse a las cualidades de éstos orientando
su educación.
Además, si éstos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de adoptar
decisiones que les afecten (en las últimas reformas legislativas se ha incidido mucho en este
tema): los menores tienen derecho a ser oídos en relación a aquellas medidas que les puedan
afectar, y que su opinión debe ser tenida en cuenta. Expertos coinciden en que más que un
derecho, se impone de forma automática la obligación de que tanto la Administración como
los jueces deben oír, siempre, a los menores, en función de su madurez, que no por su edad,
antes de adoptar alguna medida que les pueda afectar. Para determinar el grado de madurez
se hará por personal especializado
Todas las medidas que se adopten deben atender a la primacía del interés del menor sobre
cualquier otro interés que pudiera concurrir.
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1ª Velar por los hijos e hijas, lo que entraña que ambos progenitores han de
asumir la función de garantes de la seguridad, integridad y estabilidad en su
desarrollo, cubriendo todas sus necesidades afectivas y materiales.
2ª Alimentarles, educarles y procurarles una formación integral, funciones que
son innatas y que surgen como consecuencia de ese deber genérico de velar
por los hijos e hijas. Obligaciones que persisten tras la separación o divorcio,
de ahí, la preceptiva necesidad de fijar pensiones alimenticias a cargo del
progenitor que no se hace directamente cargo de esa contribución,
ocupándose de su sustento en el propio domicilio.
3ª Representarles y administrar sus bienes, funciones que se originan como
consecuencia de falta de capacidad de obrar de los menores de edad para
actuar en el ámbito de las relaciones civiles, incumbiendo a sus progenitores
esa representación o administración salvo en el caso de existencia de conflicto
de intereses, en cuyo caso actuaría en su nombre un defensor judicial
designado al efecto. Funciones, que, igualmente, conservan ambos
progenitores tras su separación o divorcio, aun cuando ello puede dar lugar,
con mayor frecuencia, a situaciones en las que aparezcan esos supuestos de
conflicto de intereses
4ª Tenerles en su compañía, obligación, que, en principio, sería la única que se
quebraría con la ruptura de la relación matrimonial o de pareja, pues, los niños
o niñas no se pueden partir por la mitad, debiéndose arbitrar, por tanto,
medidas que resulten eficaces de cara a redistribuir esa compañía de los hijos
e hijas con unos progenitores que han dejado de residir en el mismo domicilio
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DERECHO DE RELACIÓN CON LOS HIJOS (art. 178.4 CC).
“Cuando el interés del menor así lo aconseje, en razón de su situación familiar, edad o
cualquier otra circunstancia significativa valorada por la Entidad Pública, podrá acordarse el
mantenimiento de alguna forma de relación o contacto a través de visitas o comunicaciones
entre el menor, los miembros de la familia de origen que se considere y la adoptiva,
favoreciéndose especialmente, cuando ello sea posible, la relación entre los hermanos
biológicos.
Aunque los progenitores no ejerzan la patria potestad, tienen derecho a relacionarse con sus
hijos menores, excepto con los adoptados por otro o conforme a lo dispuesto en resolución
judicial. Tampoco se podrán impedir sin justa causa las relaciones del hijo con sus abuelos,
otros parientes y allegados. De hecho, cabe establecer un régimen de visitas con los abuelos
en contra de la voluntad de los progenitores, si ésta no se funda en una justa causa.
El art. 161 CC regula la situación del menor acogido, el derecho de sus padres, abuelos y demás
parientes a visitarle y relacionarse con él, el cual podrá ser reglado o suspendido por el juez,
atendidas las circunstancias y el interés del menor.
Esfera patrimonial:
Corresponde a los padres, como consecuencia de la patria potestad, la representación legal de
sus hijos, la administración de sus bienes, así como el poder de disposición sobre los mismo,
aunque este último muy limitado por la necesidad general de autorización judicial.
1. Los derechos de la personalidad u otros que el hijo, de acuerdo a las leyes y con
sus condiciones de madurez, pueda realizar por sí mismo.
2. Aquellos en que exista conflicto de intereses entre los padres y el hijo.
3. Los actos relativos a bienes que están excluidos de la administración de los padres.
Respecto a la ADMINISTRACIÓN DE LOS BIENES existe la posibilidad de aplicar los frutos de los
bienes de los hijos al levantamiento de las cargas. Según el art. 155.2 CC, los hijos deben
contribuir equitativamente, según sus posibilidades al levantamiento de las cargas de la familia
mientras convivan con ella. Los padres administrarán los bienes de los hijos con la misma
diligencia que los suyos propios. Sin embargo, existe una seria de bienes que están excluidos
de esta administración:
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1. Los adquiridos por el hijo a título gratuito cuando el disponente lo hubiese
ordenado de forma expresa (art. 164.II.1º CC).
2. Los adquiridos por sucesión en que uno ambos progenitores hubieran sido
justamente desheredados o no hubieran podido heredar por causa de indignidad
(art. 164.II.2º CC).
3. Los bienes que el hijo mayor de 16 años hubiera adquirido con su trabajo e
industria, si bien aquel necesitara del consentimiento de los padres para los actos
que excedan de la administración ordinaria. (art. 164.II.3º CC).
En lo que atañe al PODER DE DISPOSICIÓN, los padres no podrán disponer libremente de los
bienes de los hijos. El art. 166.II CC establece que los padres no pueden renunciar a los
derecho de los que sean titulares los hijos, ni enajenar o gravar sus bienes inmuebles,
establecimiento mercantiles o industriales, objetos preciosos y valores mobiliarios, salvo el
derecho de suscripción preferente de acciones, sino por causas justificadas de utilidad o
necesidad, que deberán ser apreciadas por el juez, con audiencia del Ministerio Fiscal. Se
puede prescindir de tal autorización cuando el menor haya cumplido 16 años y consienta en
documento público. Cuando se trate de enajenación de valor mobiliarios, siempre que su
importe se reinvierta en bienes o valor seguros.
Realizado el negocio sin la preceptiva autorización, hay que determinar cuáles son sus
consecuencias:
1. Para unos el negocio será nulo por inexistencia, al ser un negocio incompleto
porque el representante excede el ámbito de la representación que la ley le
concede (arts. 1259 y 1261 CC), si bien podría ser ratificado.
2. Otros son partidarios de considerarlo nulo de pleno derecho por violación de una
ley imperativa o prohibitiva (art. 6.3 CC). y consiguientemente, insanable.
3. Otros se decantan por la anulabilidad, y consecuentemente por la eficacia
claudicante del negocio. esta última es la solución que mejor responde a los
intereses objeto de protección, pero la jurisprudencia no es uniforme.
El incumplimiento por los padres de sus deberes, aparte de ser causa de privación de la patria
potestad (art. 170 CC), es causa de desheredación (art. 854 CC). Además, con carácter más
inmediato, dicho incumplimiento puede dar lugar a una serie de medidas (art. 158 CC)
encaminadas a:
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Evitar la sustracción de los hijos menores por alguno de los progenitores o por
terceras personas. En concreto, se enumeran las siguientes medidas:
1. Prohibición de salida del territorio nacional, salvo autorización judicial
previa.
2. Prohibición de expedición del pasaporte al menor, o retirada del mismo si
ya se hubiere expedido.
3. Sometimiento a autorización judicial previa de cualquier cambio de
domicilio del menor.
Apartar al menor de un peligro o evitarle prejuicios.
Las medidas podrán ser adoptadas por el juez de oficio o a instancia del propio hijo o cualquier
pariente o del Ministerio Fiscal (art. 158. I CC), dentro de cualquier proceso civil, penal o un
procedimiento de jurisdicción voluntaria.
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5. PRÓRROGA DE LA PATRIA POTESTAD.
Según el art. 171.I CC, la patria potestad sobre los hijos que hubieren sido incapacitados
quedará prorrogada, por ministerio de la ley al llegar aquéllos a la mayoría de edad. El art. 201
CC permite que los menores sean incapacitados cuando concurra en ellos causa de
incapacitación y se prevea razonablemente que la misma persistirá después de la mayoría de
edad.
Asimismo, procede rehabilitar la patria potestad a tenor del art. 171.II CC en el supuesto de
incapacitación del hijo mayor de edad soltero, que viva en compañía de cualquiera de los
padres, siendo ejercida por quien correspondiere si el hijo fuere menor de edad.
La patria potestad prorrogada termina por las siguientes causas (art. 171.II. CC):
II. TUTELA.
1. CONCEPTO Y SUPUESTOS.
El ámbito más habitual de la tutela es el de las incapacitaciones, no respecto de los menores.
Además cada vez hay más incapacitaciones. Sin embargo, a nosotros nos corresponde analizar
la tutela de los menores, la que se constituirá en el caso de los menores que no estén bajo
patria potestad. Se trata de un órgano de guarda estable, de carácter personal y patrimonial,
que tiene por objeto la representación legal y la administración de los bienes del tutelado.
*Sin embargo, como decía, el régimen de la tutela que se expone en esta lección se limitará a
la tutela del menor, pues la tutela de los incapacitados corresponde al estudio del derecho de
la persona.
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Se halla en situación de desamparo: art. 172 CC. situación como la que se produce
a causa del incumplimiento o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes
de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando
éstos queden privados de la necesaria asistencia moral o material. En estos casos,
se pone en marcha una tutela automática atribuida a la entidad pública
correspondiente que supone la suspensión de la patria potestad o de la tutela
ordinaria. Es posible, no obstante, que en estos supuestos de desamparo se
proceda al nombramiento de un tutor ordinario, cuando existan persona que, por
sus relaciones con el menor o por otras circunstancias, puedan asumir la tutela con
beneficio para éste (art. 239 CC).
La tutela absorbe por tanto, las situaciones en las que el menor debe estar sujeto a la patria
potestad y no lo está (porque no hay progenitores o porque habiéndolos éstos no ejercen o no
pueden ejercer sus funciones debidamente), y las hipótesis de la limitación de la capacidad de
obrar, cuando el juez así lo decida.
Estos hechos determinantes de la tutela pueden ser puestos en conocimiento del Ministerio
Fiscal o de la autoridad judicial por quien tuviere noticia de ellos. Incluso deberán ser
obligatoriamente puestos en conocimiento de los mismos en los casos de los parientes del
menor o incapaz, o de la persona bajo cuya guarda esté, so pena de responder solidariamente
a los daños que se produzcan de no hacerlo así (arts. 228, 229 y 230 CC).
Excepcionalmente, este orden de preferencia puede ser alterado por el juez siempre en
beneficio del menor y con suficiente motivación. También lo designará el juez en los casos en
los que no exista ningún pariente de los anteriormente citados, en cuyo caso de designará a
aquél que por sus relaciones con el tutelado y en beneficio de éste le parezca más idóneo para
desempeñar su cargo (art. 235 CC).
Para ser tutor no se precisa capacidad especial, sino que basta la plena capacidad de obrar (art.
241 CC). No obstante, existe una serie de causas de inhabilidad que vetan la posibilidad de
que ciertas personas puedan ejercer la tutela (art. 243 a 245 CC):
a) Relacionadas con circunstancias objetivas del aspirante.
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b) Referentes a la relación entre el aspirante y el sometido a tutela.
c) La que alude a la expresa exclusión del aspirante por los padres del tutelado.
Asimismo, pueden ser tutores las personas jurídicas, públicas o privadas que no tengan
finalidad lucrativa, y entre cuyos fines figure la protección de menores e incapacitados (art.
242 CC). La finalidad de protección deberá constar en sus respectivos estatutos.
La regla general en nuestro derecho es la tutela unipersonal. No obstante, el propio CC ha
previsto el establecimiento de tutelas plurales en algunos supuestos (art. 236 CC).
1. Por concurrencia de circunstancias especiales, generalmente razones económicas,
haya que separar la guarda y protección personas de la administración de los
bienes del tutelado. Ambos tutores actuarán de manera independiente en el
ámbito de sus competencias, aunque habrán de tomar las decisiones que
conciernan a ambos conjuntamente.
2. En el caso de ejercicio conjunto de la tutela por ambos progenitores.
3. La designación del hermano como tutor de los sobrinos puede hacer conveniente
que la tutela se ejerza también por el cónyuge del tutor.
4. Si los padres han nombrado a varias personas para que ejerzan conjuntamente la
tutela y el juez respeta este nombramiento.
Si el tutor elegido es una persona jurídica, la carencia de medios suficientes para el adecuado
desempeño de la tutela será causa suficiente.
1) PROTECCIÓN PERSONAL DEL MENOR: deber genérico de velar por el tutelado el deber de
alimentos, de educación y de formación integral, así como la integración en la vida de
familia del tutor.
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2) REPRESENTACIÓN LEGAL DEL MENOR. El tutor es el representante del menor salvo para
aquellos actos que pueda realizar por sí solo (art. 267 CC). El mecanismo de la
representación legal no opera determinados actos personalísimos (art. 162 CC), cuando
puedan ser realizados por el menor, si sus condiciones de madurez lo permite (si no lo
permiten y bajo ciertas condiciones, el tutor podría actuar válidamente). Tampoco con
respecto a otros actos jurídicos que los menores puedan realizar por sí mismos porque la
ley así lo disponga.
La representación legal del tutelado está prohibida cuando en el mismo acto intervenga
en nombre propio o de un tercero y existiera conflicto de intereses. Ante tal circunstancia
procederá el nombramiento de un defensor judicial.
El tutor requerirá de una autorización del juez para realizar los siguientes actos (en caso de
carecer de ella, no podrá realizarlos):
Enajenar o gravar bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales,
objetos preciosos o valores mobiliarios.
Celebrar contratos que tengan carácter dispositivo y sean susceptibles de
inscripción.
Aceptar sin beneficio de inventario cualquier herencia o repudiar esta o las
liberalidades.
Hacer gastos extraordinarios en los bienes.
Ceder bienes en arrendamiento por tiempo superior a seis años.
Dar o tomar dinero a préstamo.
Disponer a título gratuito de bienes o derechos del tutelado.
Ceder a terceros los créditos que el tutelado tenga contra él, o adquirir a título
oneroso los créditos de terceros contra el tutelado.
La ausencia de autorización judicial determina la ineficacia del acto.
El tutor deberá realizar un inventario de los bienes del tutelado, dentro del plazo de 60 días
desde la toma de posesión, prorrogable por el juez si existe cause que lo justifique (arts. 262 y
263 CC).
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4. CONTROL DE LA ACTUACIÓN DEL TUTOR.
La tutela se ejerce bajo la vigilancia del Ministerio Fiscal (art. 232 CC), pudiendo el juez
establecer las medidas de vigilancia y control que estime oportunas en beneficio del tutelado
(art. 233 CC). Tanto el Ministerio público como el juez también tienen la facultad de exigir en
cualquier momento información sobre la situación del menor.
El tutor ha de informar anualmente sobre la situación personal y patrimonial del tutelado, y
rendirle cuenta anual de su administración (art. 269.42 CC).
Los padres, en testamento o en documento notarial, pueden nombrar otros órganos de
fiscalización de la tutela, designando a las personas que hayan de integrarlos (art. 223 CC).
Estas disposiciones vincularán al juez cuando constituya la tutela, salvo que el beneficio del
incapacitado exija otra cosa (art. 224 CC).
Derecho a indemnización por los daños y perjuicios que como consecuencia del
ejercicio de la función tutelar sufra “sin culpa por su parte”. El daño indemnizable
es el que se ocasiona en el correcto ejercicio de la función tutelar. La reparación se
realiza “con cargo a los bienes del tutelado”; por lo que si no hay bienes, no habrá
indemnización.
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III. CURATELA.
1. CONCEPTO Y SUPUESTOS DE APLICACIÓN.
Características:
1. Institución de guarda individualizada y distinta de la tutela.
2. Institución de guardia estable, pese a que sólo opere con respecto a actos muy
concretos y determinados.
3. Obligatorio: es un deber y se ejerce en beneficio del sometido a ella y bajo control
judicial (art. 216 CC).
4. Función de asistencia (ni de presentación ni de administración) generalmente para
actos concretos, bien fijados por la ley, bien por el juez.
5. Institución de guarda básicamente patrimonial.
6. Está vinculada subjetivamente con quienes sólo precisen de un complemento en su
consentimiento y no su total sustitución.
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292 CC, aplicable a los casos en los que la curatela venga precedida de una tutela: el curador
será el que ha sido tutor, a no ser que el juez decida otra cosa.
SUPUESTOS DE INTERVENCIÓN DEL CURADOR DE MENORES: los actos del menor en los que el
curador ha de intervenir son los siguientes (art. 288 CC):
1. Tomar dinero a préstamo.
2. Gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales
uy objetos de extraordinario valor.
3. Cuando se trate de bienes comunes de los cónyuges, el casado menor de edad
puede enajenarlos o gravarlos con el consentimiento del otro cónyuge si el mismo
es mayor de edad, y si también es menor, se necesitará además, el consentimiento
de los padres o curadores de uno y otro.
Para los casos de preceptiva autorización del curador, la ausencia de su intervención
determina la ANULABILIDAD del acto de que se trate. La legitimación activa corresponde
tanto al propio curador como a la persona sometida a curatela, una vez terminada esta. El
plazo de la actuación de caducidad y dura cuatro años, que se contarán desde que se extinga
la curatela.
No se configura strictu sensu como la cuarta institución de guarda, sino como una figura
presidida por las ideas de transitoriedad y subsidiariedad, que sirve a la protección de
menores, pródigos e incapacitados, ante ciertas situaciones específicas de crisis en el
funcionamiento de la guarda propia de esas personas, sustituyendo o supliendo a los titulares
de la guardia.
En dichas situaciones se contempla las hipótesis en las que el defensor judicial actuará de
forma puntal y concreta, e hipótesis más o menos prolongadas, en las que previsiblemente el
defensor jugará un papel más relevante y quizás más duradero en el tiempo. Aunque los
cometidos concretos del defensor judicial serán delimitados por el juez, el art. 299 C le
atribuye la función de representar y amparar los interés de menores e incapacitados que se
hallen en tale situaciones.
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Se nombrará un defensor judicial:
2. Falta, por cualquier causa, del desempeño de las funciones tutelares, hasta que
cese la causa determinan o de designe otra persona para desempeñar el cargo.
Dos supuestos:
Es el juez también, en el auto de nombramiento, quien delimita las atribuciones concretas que
le corresponden al defensor judicial, según el supuesto para el que haya sido nombrado. Su
actuación habrá pues de limitarse a lo señalado en dicho auto de nombramiento y a las
normas generales de los arts. 216 y ss.
El art. 302 CC somete expresamente al defensor judicial al control del juez: una vez concluida
su actuación ha de rendir cuentas de su gestión. Cabe aplicable por analogía los arts. 279 a 285
CC.
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V. LA GUARDA DE HECHO.
1. CONCEPTO.
Pueden hallarse bajo la protección o custodia de una persona física o jurídica que actúa como
si fuera su guardador legal:
1. El menor que no esté sometido a la patria potestad o tutela.
2. El incapaz que no haya sido incapacitado o al que, habiéndolo sido, no le haya sido
nombrado guardador legal, o éste ya no sea hábil para ejercer el cargo, y que e
todo caso carezca de tutor o curador.
Se excluye la guarda ocasional o transitoria. Se admite, sin embargo, su carácter fáctico,
incluyendo así, la curatela de hecho, en caso de que le guardador desempeñe funciones de
curador, y ello sin perjuicio de que el caso más común en la realidad sea la tutela de hecho.
Pese a cumplir una función similar a la tutela, dicha asimilación resulta cuestionable pues los
precepto del Código solo equiparan guarda de hecho y guarda legal en lo que atañe al deber
de información y deber de indemnización.
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VI. TUTELA AUTOMÁTICA Y GUARDA ADMINISTRATIVA DE LOS MENORES
1. LA TUTELA AUTOMÁTICA Y LA GAURDA ADMINSITRATIVA DE MENORES
Principio básico en esta materia es el interés del menor. Principio que presidirá la actuación de
los poderes públicos a la hora de decidir la medida más adecuada. Ese interés no siempre
coincidirá con el de sus padres biológicos o tutores. Otros principio son su reinserción en su
familia si es posible y que los hermanos permanezcan juntos (art 127.4 CC).
En el art 12.1 LOPJM se distingue entre :
- Situaciones de riesgo. La actuación de la entidad pública debe intentar eliminar los
factores de riesgo existentes en la unidad familiar (empleado todas las medidas de
carácter psico-social, personales, económicas para mantener al menor en el seno de su
familia biológica.
- Situaciones de desamparo. La entidad pública asumirá la tutela del menor.
En definitiva se trata de evitar que la situación de riesgo del menor en una situación de
desamparo.
La medida de protección de los menores en situación de desamparo es la tutela automática de
las entidades públicas. Una vez que se está bajo la tutela de la entidad pública, caben distintas
soluciones:
- El acogimiento
- La adopción. esta es una medida definitiva.
En todas las situaciones de protección del menor (patria potestad, tutela ordinaria y
automática) se distingue entre titularidad y ejercicio. Pues bien, en la tutela automática la
titularidad la tiene la entidad pública y el ejercicio se lleva a cabo mediante un acogimiento
familiar o residencial. Al menor cuyo tutor es la entidad pública se le puede llevar a una familia
o puede permanecer en una residencia.
Otra medida transitoria diferente a la tutela automática es la Guarda administrativa.
1.1. La guarda administrativa
Se recoge en el artículo 172 bis CC y en el art 19 LOPJM. Tiene lugar cuando por causas
justificadas los padres no pueden atender a sus hijos, y la entidad pública o acogedores asisten
al menor, si los padres lo piden o lo define el juez (en los procesos matrimoniales cuando los
menores no pueden estar encomendados a uno de los cónyuges, a los abuelos o a otros
parientes), o en los procesos de filiación.
En el art. 172 bis CC se regulan dos modalidades de guarda administrativa: la guarda
voluntaria, cuando los progenitores o tutores no puedan cuidar al menor por circunstancias
graves y transitorias debidamente acreditadas y la guarda por decisión judicial en los casos en
que legalmente proceda.
Entre las causas invocadas por los progenitores están entre otras:
- El trabajo temporal en un lugar distinto al de residencia
- Los supuestos de accidente, enfermedad o encarcelamiento del titular de la patria
potestad.
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Es una potestad inferior a la tutela automática, y, a su vez, queda comprendida dentro de esta
tutela.
La LOPJM exige que la guarda conste por escrito, así como a los padres o tutores de las
responsabilidades y mantiene y el modo en que la administración va a ejercer la guarda. Esta
guarda también se ejerce a través del acogimiento familiar o residencial
La guarda administrativa se diferencia de la tutela automática, en los siguientes aspectos:
- La guarda no es automática tiene que solicitarla los padres o tutores, la entidad solo
asume de manera transitoria la potestad de un guarda sobre el menor; los solicitantes
conservan la patria potestad, que no se suspende y sólo se suspende la potestad de
guarda. En cambio si hay tutela se suspende a los padres la patria potestad.
- El desamparo es presupuesto de la tutela, pero no de la guarda; tiene un carácter más
provisional que la tutela.
- Las facultades de la entidad pública de asumir la tutela son más amplias que en la
guarda (todo el aspecto personal) ya que en este caso solo asume dicha potestad.
- El fin de la guarda es desembocar en la situación familiar que la precedió y es
excluyente de la adopción. En cambio cuando la entidad asume la tutela, una de las
causas de extinción de la misma la adopción
Por tanto la guarda puede ser una medida adecuada en situaciones de riesgo. El problema
surge, si los padres se desentienden progresivamente de los hijos, en cuyo caso cabe que la
entidad primero asuma la guarda y luego la tutela. Al Ministerio Fiscal le corresponde la
vigilancia y control de la situación cada seis meses.
1.2.El desamparo: concepto y características
La regulación del desamparo también ha sido una materia reformada, de modo que el antiguo
art. 172 CC se ha dividido en tres artículos, al objeto de separar la regulación de las situaciones
de desamparo (art. 172), de la guarda a solicitud de los progenitores o tutores (art. 172 bis) y
de las medidas de intervención en ambos supuestos (art. 172 ter) mediante el acogimiento
residencial y familiar.
Se considera como situación de desamparo la que se produce de hecho a causa del
incumplimiento o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección
establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando éstos queden privados de la
necesaria asistencia moral o material (artículo 18.2 de la LOPJ (LA LEY 1694/1985) y artículo
172.1 apartado 2 del Código Civil.
Para que se produzca hacen falta dos requisitos acumulativos:
- La falta de asistencia material o moral
- El incumplimiento, el imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección
establecidos en las leyes para la guarda de los menores.
Por tanto, si el menor está cuidado por un tercero (por ejemplo abuelos) no hay desamparo
sino una guarda de hecho que es una situación transitoria en principio, que debe ser puesta
en conocimiento de la autoridad judicial.
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Si se dan esos dos requisitos mencionados, se suspende inmediatamente en el ejercicio de la
patria potestad y se pasa a una situación de tutela automática, asumida por la entidad pública
de protección de menores, es decir, por el órgano competente de la Comunidad Autónoma de
que se trate.
La falta de asistencia material o moral es un concepto jurídico indeterminado. Hay que
relacionarlo con el artículo 39.3 CE en el que se recoge la asistencia de todo orden que deben
prestar los padres a sus hijos.
- La asistencia moral requiere una interpretación objetiva. Es velar por el menor,
cuidarlo, vivir con él, tenerlo en la propia compañía, educarle, transmitirle principios,
cariño, mantener relaciones afectivas
- La asistencia material comprende alimento, vestido habitación, asistencia médica.
Se requiere que el incumplimiento sea grave. Se incumplen los deberes que forman el
contenido personal de la patria potestad y de la tutela (art 154, 569 y 173.1 CC): velar por el
menor, tenerlo en su compañía, alimentarlo y educarlo.
Los casos más relevantes serán los malos tratos físico o psíquicos, los abusos sexuales, la
explotación del menor (sexual, laboral, para la mendicidad) la ausencia de escolarización, la
inducción a la delincuencia.
En los supuestos de imposibilidad se incluyen los casos de incapacidad, ausencia,
enfermedades físicas, mentales, situaciones de drogadicción o alcoholismo, los supuestos de
necesidades económicas motivadas por el paro o la emigración, los casos de inexistencia de los
padres (por fallecimiento), careciendo de familiares, los de privación de la patria potestad, los
de encarcelamiento de los progenitores.
Son dos las principales novedades respecto del desamparo. Por un lado, en el artículo 18
se completa la definición de la situación de desamparo regulada en el artículo 172 del Código
Civil (LA LEY 1/1889), estableciendo, por primera vez en una norma de carácter estatal, las
circunstancias que la determinan, con lo que se introduce una importante clarificación y
unificación de criterios para su declaración. Asimismo, se establece como causa de desamparo
el consumo habitual de sustancias con potencial adictivo por parte de progenitores, tutores o
guardadores. Se entiende como habitual los criterios de consumo perjudicial, abuso o
dependencia, según las definiciones de la Organización Mundial de la Salud o de la Asociación
Americana de Psiquiatría.
Hay que destacar que el desamparo no precisa de declaración judicial. El desamparo no es
una sanción al comportamiento de los progenitores, sino que lo decisivo es la protección del
menor. Se exige la notificación de la resolución de desamparo a los padres y tutores en un
plazo de 48 horas, y a ser posible de forma presencial, indicando las causas a las que obedece y
los efectos que conlleva.
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1.3.La tutela automática
Por tanto, podemos señalar las siguientes diferencias con la tutela ordinaria:
- En su constitución no interviene en juez, es automática.
- No caben las causas de inhabilidad ni excusas, no presta fianza.
Coinciden en que la entidad debe presentar un inventario de los bienes del menor, si los tiene
y precisa de autorización judicial para llevar a cabo determinados aspectos recogidos en el
artículo 271 CC.
Debemos mencionar las causas de extinción de la tutela. Se aplican los artículos 276 y 277 en
los que se recogen las causas de extinción de la tutela ordinaria. Se extingue:
- Cuando el menor alcanza la mayoría de edad
- Por adopción
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- Por fallecimiento del menor
- Por concesión del beneficio de la mayor edad
- Por la recuperación de la patria potestad
Como causa causas propias de la tutela automática hay que añadir la cesación de la situación
de desamparo y el nombramiento de un tutor ordinario (art 239.2 CC)
VII – ACOGIMIENTO.
1. Tipos
Además, atendiendo al modo en que se lleve a cabo puede ser: residencial o familiar.
En esta nueva regulación, con la finalidad de agilizar y preservar el interés de los menores, se
simplifica la constitución del acogimiento familiar, equiparándolo al residencial, incluso aunque
no exista conformidad de los progenitores o tutores, y todo ello sin perjuicio del control
jurisdiccional del mismo.
Asimismo, como pauta general, se sigue manteniendo que prevalezca la medida de
acogimiento familiar sobre el acogimiento residencial (artículo 21.3 de la LOPJM Por tanto,
este último constituirá una medida excepcional y provisional. Mas, pensando en el interés del
menor, el artículo 21.1 de la LOPJM posibilita también el acogimiento residencial del menor
como medida estable.
2. Extinción
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