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TEMA 12: ECONOMÍA DEL MATRIMONIO

1. ASPECTOS PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO.

El régimen económico matrimonial es la disciplina jurídica de la economía del matrimonio. La intensidad de


los efectos patrimoniales del matrimonio va a depender en buena medida de cuál sea el régimen económico
que se aplique al matrimonio.

El art. 1315 CC sienta el principio de plena libertad de elección de régimen económico-matrimonial: los
cónyuges pueden elegir libremente su régimen económico matrimonial tanto antes como después de la
celebración del matrimonio mediante el otorgamiento de capitulaciones matrimoniales (art. 1325 CC).

El régimen elegido puede ser uno de los que el Código regula, conocidos como regímenes legales o típicos
(sociedad de gananciales, régimen de participación, separación de bienes) o cualquier otro configurado por
los propios cónyuges.

Sin embargo, dicha libertad de elección consagrada en el art. 1315 CC aparece restringida en el propio
precepto, que se remite a las limitaciones establecidas en el Código:

- Límites generales a la autonomía privada (art. 1328 CC).


- Límites específicos referentes a las estipulaciones contenidas en capitulaciones matrimoniales (art.
1328 CC).
- Normas del régimen matrimonial primario (arts. 1318-1324 CC).

Todo matrimonio debe regirse por un régimen económico matrimonial. Por ello, si los cónyuges no lo eligen,
se aplica el régimen legal supletorio de primer grado; contenido en el art. 1316 CC. El art. 1316 CC suple la
voluntad de los interesados proclamando aplicable en Derecho común el régimen de gananciales. Procede la
aplicación supletoria del régimen de gananciales en los siguientes casos:

 Ausencia absoluta de capitulaciones matrimoniales.


 Insuficiencia de capitulaciones matrimoniales.
 Omisión de previsiones específicas en el contenido de las capitulaciones relativas a la elección del
régimen económico matrimonial.
 Insuficiencia de las previsiones contenidas en las capitulaciones, que, por su parquedad, no sean
bastantes para regular de modo pleno las relaciones patrimoniales de los esposos, o bien sean
insuficientes para determinar con precisión cuál es el régimen deseado.

***El TS considera que el art. 1316 CC es una presunción de régimen de gananciales en Derecho común; de
forma que si en la inscripción del matrimonio en el Registro Civil no se ha hecho mención de capitulaciones
matrimoniales, se presume que los cónyuges están casados bajo el régimen de sociedad de gananciales.

Si no es aplicable el régimen supletorio de primer grado, entra en juego el supletorio de segundo grado: la
separación de bienes (art. 1435 CC). (En Cataluña y Baleares, la separación de bienes constituye el régimen
supletorio de primer grado).

Los cónyuges pueden cambiar de régimen constante matrimonio o introducir variaciones al anterior (art.
1317 CC). A tener en cuenta:

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 La sustitución o modificación del régimen anterior exige de nuevo el otorgamiento de capitulaciones
matrimoniales.
 Límite: respeto de los derechos previamente adquiridos por terceros. Las nuevas capitulaciones
matrimoniales serán oponibles hacia el futuro frente a todos a partir de su publicación; pero no son
oponibles frente a los derechos adquiridos por terceros vigente el régimen anterior.

o La protección del tercero se da aun cuando los cónyuges no hubieran actuado con ánimo
fraudulento. Lo único que debe probar el tercero es la realidad de su derecho y la
anterioridad de éste a la modificación.

o El ámbito de aplicación del art. 1317 CC se refiere exclusivamente a las modificaciones post-
nupciales.

2. RÉGIMEN MATRIMONIAL PRIMARIO.

Las normas sobre el régimen matrimonial primario se contienen en los arts. 1318-1324 CC. Estas normas
rigen las relaciones patrimoniales de todo matrimonio y son aplicables cualquiera que fuere el régimen
económico matrimonial. Su contenido es claramente imperativo.

Los aspectos patrimoniales del matrimonio se rigen:

1) Por las normas de régimen matrimonial primario.


2) Por las normas del régimen económico matrimonial concreto elegido por las partes en
capitulaciones matrimoniales, o en su defecto, por las normas del régimen legal supletorio.

2.1.El deber de contribuir al levantamiento de las cargas del matrimonio:

Los bienes de los cónyuges están sujetos al levantamiento de las cargas del matrimonio (art. 1318.1 CC). Sin
embargo, este artículo no establece la medida en la que cada cónyuge está obligado a contribuir, lo cual
dependerá del régimen económico matrimonial aplicable:

- En el régimen de separación de bienes, el art. 1438 CC se remite a los pactos entre cónyuges; y en su
ausencia, al criterio de la proporcionalidad.

- En el régimen de gananciales, los bienes comunes se han de dedicar en primer lugar al


levantamiento de las cargas; y a falta de bienes comunes se aplicará la regla del art. 1438 CC.

Son cargas del matrimonio aquellos gastos destinados a cubrir necesidades primarias. Se trata de gastos
derivados del sostenimiento ordinario de la familia: alimentación, alojamiento, vestido, asistencia médica,
educación, así como atenciones de previsión acomodadas a los usos y circunstancias de la familia. (El nivel
económico es un referente a la hora de determinar la cuantía a la que pueden ascender esos gastos para ser
considerados “cargas”).

*** No son cargas del matrimonio los gastos de los hijos mayores de edad que no convivan en el hogar
familiar.

Obligados a contribuir al levantamiento de las cargas están no sólo los esposos; sino también los hijos que
convivan en el domicilio conyugal en la parte que les corresponda (arts. 155.2 y 165 CC).

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Cuando uno de los cónyuges incumple su deber de contribuir al levantamiento de las cargas, el art. 1318 CC
permite al otro reclamar la intervención judicial para asegurar la contribución de aquél. Si el gasto ya se ha
realizado, se trata de una prestación de reembolso al cónyuge que lo haya abonado.

El Juez está facultado para adoptar las medidas oportunas para asegurar el cumplimiento futuro de la
obligación de contribuir. Estas medidas (aunque no están tipificadas) pueden ser: realización de bienes,
custodia de fondos, retenciones y embargo de bienes con carácter transitorio a la vista de unas cargas
inminentes y próximas).

El deber de contribuir a las cargas es propio de las situaciones de normalidad matrimonial. En caso de
nulidad, divorcio o separación legal, ese deber no existe como tal, sino que surgen otro tipo de deberes
como la prestación de alimentos o pensión compensatoria. Tampoco existiría durante la separación de
hecho, debido al cese de la convivencia (aunque lo admite un sector de la doctrina).

2.2.Las Litis expensas:

El art. 1318 CC concede a los cónyuges el derecho de “Litis expensas”, desde que se contrae matrimonio
hasta su disolución, nulidad o separación legal; y tanto si se trata de litigios entre cónyuges o con terceros. El
derecho de “litis” aparece expresamente previsto para procesos de separación, nulidad o divorcio.

Los litigios con terceros han de redundar en provecho de la familia, entendida como utilidad del litigio en sí,
con independencia del resultado.

El derecho de “Litis expensas” es compatible con el derecho de alimentos y se aplica con independencia del
régimen económico matrimonial.

Buena parte de la doctrina sostiene que tal derecho constituye una carga del matrimonio; y sobre esta base
se haya la regulación del art. 1318:

El art. 1318 CC establece que cuando un cónyuge carece de bienes propios suficientes, los gastos de los
litigios antes mencionados, se configurarán con el caudal común, y si éste no existiere, con los bienes propios
del otro cónyuge cuando la posición económica de éste impida al litigante la obtención del beneficio de la
justicia gratuita.

*** Hay que tener en cuenta que por aplicación del art. 3.3 LAJG, los medios económicos del solicitante de
justicia gratuita serán valorados individualmente cuando dicho solicitante acredite la existencia de intereses
familiares contrapuestos en el litigio para el que se solicita la asistencia. Así, en los litigios entre cónyuges,
para obtener el beneficio de la justicia gratuita bastará con que el solicitante acredite la falta de medios
económicos, sin que los bienes del otro cónyuge puedan ser un impedimento.

El art. 1318 CC debe interpretarse conjuntamente con el art. 3.3 LAJG; mostrándose el TS partidario de la
subsidiaridad del régimen del “Litis” con respecto al beneficio de la justicia gratuita; de manera que si el
cónyuge litigante no solicita previamente (o se le deniega) el beneficio de la justicia gratuita, no podrá
pretender acogerse al régimen de “Litis expensas”. Señala al respecto el TS que:

- Los gastos que el cónyuge acredite para seguir un litigio que sostenga contra el otro cónyuge deben
ser costeados en primer lugar por el caudal común.

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- A falta de caudal común, el cónyuge que no tenga bienes propios debe acudir al beneficio de la
justicia gratuita, porque sólo hay derecho al “Litis expensas” a costa del otro cónyuge cuando la
posición de éste impida al litigante obtener el beneficio de la justicia gratuita.

- Subsidiariamente, cuando ello no sea posible, el art. 1318.3 CC establece que “los gastos judiciales
se sufragarán a costa de los bienes del otro cónyuge”.

2.3.La potestad doméstica:

El art. 1319 CC reconoce a cada cónyuge un ámbito de actuación individual denominado “potestad
doméstica”. Se trata de la realización de actos destinados a cubrir necesidades ordinarias de la familia:
alimentación, vestido, habitación, educación… Se trata de gastos ordinarios (quedan excluidos los
extraordinarios).

Los cónyuges pueden distribuir a nivel interno los actos de potestad doméstica; siendo de aplicación a tales
pactos, los límites del art. 1328 CC. Si tal distribución no existe, habrá que atender al uso del lugar y a las
circunstancias de la familia.

El art. 1319.2 CC trata de proteger a los terceros que contratan con alguno de los cónyuges; estableciendo lo
siguiente: “de las deudas contraídas en el ejercicio de esta potestad responderán solidariamente los bienes
comunes y los del cónyuge que contraiga la deuda y, subsidiariamente, los del otro cónyuge”.

- Los acreedores podrán dirigirse indistintamente contra el patrimonio del cónyuge deudor o contra
los bienes comunes, y en ausencia de uno u otro tipo de bienes, contra el patrimonio del consorte.

- Tal responsabilidad solidaria funciona en los regímenes de comunidad y no en los de separación (al
no existir patrimonio común).

- El consorte, a pesar de no ser deudor, responde subsidiariamente en tanto debe contribuir al


levantamiento de las cargas del matrimonio.

El art. 1319 CC no opera si los cónyuges están separados de hecho o desde la admisión de las demandas de
nulidad, separación o divorcio, al no existir aprovechamiento común.

El art. 1319.3 CC se centra en la esfera interna entre cónyuges, reconociendo al cónyuge que ha pagado la
deuda en exclusiva o en una medida mayor de la que le corresponde, un derecho de reintegro en cuanto al
exceso. Este derecho de reintegro se calcula atendiendo a la medida en que cada cónyuge debe contribuir al
levantamiento de cargas con arreglo al régimen económico matrimonial vigente (arts. 1362 y 1438 CC).

2.4.Los actos de disposición relativos a los derechos sobre la vivienda habitual y los muebles de uso
ordinario de la familia:

Para disponer de los derechos sobre la vivienda habitual y los muebles de uso ordinario de la familia será
necesario el consentimiento de ambos cónyuges, con independencia de que el derecho en cuestión
pertenezca a uno solo de ellos (art. 1320 CC).

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*** Se trata de una norma imperativa, aplicable cualquiera que sea el régimen económico matrimonial. Tal
norma se fundamenta en el hecho de que tanto la vivienda habitual como el mobiliario son bienes
específicamente afectos al levantamiento de las cargas del matrimonio.

- Por vivienda habitual se entiende el lugar elegido por los cónyuges donde de hecho se desenvuelve
la vida familiar y donde presumiblemente seguirán residiendo. Presenta los caracteres de
habitualidad, habitabilidad y carácter familiar. Se excluyen así lugares no adecuados para uso de
vivienda: almacenes, garajes… así como segundas residencias, viviendas de temporada, locales
destinados a uso profesional, viviendas aún no ocupadas por la familia… Quedan en cambio incluidas
las viviendas, aunque en ellas se desarrolle una pequeña industria doméstica.

- Por mobiliario se entiende que el sea de uso ordinario de la familia, quedando excluidos aquellos
objetos de uso exclusivamente personal. Los objetos valiosos quedan exentos de la necesidad de
autorización.

El consentimiento del consorte no titular será entendido como un asentimiento o declaración de


conformidad con el negocio ajeno, necesario para todo tipo de actos y negocios dispositivos: enajenación,
constitución de derechos reales limitados o personales, renuncia. Los límites a la libertad de disposición del
cónyuge titular existen sea cual fuere el título en virtud del cual se ocupa la vivienda familiar (derecho de
propiedad u otro derecho real o personal). En el caso de vivienda arrendada, el cónyuge titular no puede
unilateralmente, extinguir el contrato, cederlo o subarrendar.

El carácter limitativo de la norma exige una interpretación restrictiva de la misma, de manera que si el acto
de disposición no priva a la familia del uso de la vivienda, no será de aplicación el art. 1320 CC, como sucede
en supuestos de transmisión de la nuda propiedad con reserva del usufructo en provecho de la familia.

En los casos de negativa injustificada o imposibilidad de consentir por parte del cónyuge no titular, se puede
acudir al juez, solicitando la autorización que suplirá el consentimiento de aquél. El juez decidirá atendiendo
al interés familiar.

El art. 1320 CC no establece la sanción aplicable en el caso de que falte la aprobación del cónyuge del titular.
Ante el silencio del precepto, resulta aplicable la sanción de la anulabilidad del art. 1322 CC. No obstante, si
la vivienda es ganancial, el negocio a título gratuito será radicalmente nulo. En ese caso no es necesaria la
protección del art. 1320 CC; sino que se aplican directamente las normas relativas a los actos de disposición
sobre bienes gananciales (art. 1377, art. 1378).

El art. 1320.2 CC protege al adquirente de buena fe de la vivienda habitual; estableciendo que:

 La falta de aprobación del consorte no imposibilitará su adquisición.


 La manifestación errónea o falsa del disponente sobre el carácter de la vivienda no perjudicará al
adquirente de buena fe.

*** Sólo quedan protegidos por el art. 1320.2 CC los terceros que adquieran a título oneroso. La
manifestación falsa acerca del carácter de la vivienda puede permitir la inscripción de la misma a nombre del
adquirente que no actúa de buena fe; pero permanece viva la acción correspondiente, pues la inscripción no
convalida el acto nulo (art. 33 LH).

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La protección del art. 1320.2 CC será de aplicación analógica a la adquisición de buena fe de los muebles de
uso ordinario.

En referencia al embargo de la vivienda habitual familiar de pertenencia exclusiva de un cónyuge; la DGRN


señala que, ordenada la práctica de la anotación del embargo, el registrador accederá, salvo que del Registro
resulte el carácter de vivienda habitual del bien embargado, en cuyo caso suspenderá la práctica del asiento
hasta que no se le acredite que la vivienda embargada no es vivienda familiar habitual, o que se ha
producido la notificación de tal embargo al cónyuge del titular embargado, conforme al art. 144.5 RH.

2.5.El destino del ajuar de la vivienda habitual en caso de fallecimiento de uno de los cónyuges:

El art. 13221.1 CC reconoce al cónyuge supérstite el derecho a hacer suyo el ajuar que integra la vivienda
habitual, sin que el valor de ese ajuar se compute en su haber. A tener en cuenta:

- Ese haber comprende tanto la cuota económica matrimonial como la cuota a que tenga derecho en
la herencia del fallecido.
- La transmisión de los bienes se produce “ex lege” sin que los herederos del cónyuge fallecido
puedan pedir nada en compensación.
- El mobiliario y los enseres que se atribuyen al cónyuge supérstite son exclusivamente aquellos que
componen el ajuar de la vivienda habitual común, con independencia de su carácter ganancial o
privativo del otro consorte.
- Quedan excluidos los objetos de uso personal del fallecido.
- Quedan excluidas las alhajas, objetos artísticos o históricos y en general, aquellos que sean de
extraordinario valor; lo cual se calificará atendiendo a la situación económica de la familia.
- Al referirse a la “vivienda habitual común” se excluyen tanto las segundas residencias como las
usadas exclusivamente por uno de los cónyuges.
- El derecho reconocido al cónyuge viudo es irrenunciable; aunque se admite el pacto en virtud del
cual el cónyuge viudo tenga derecho a una pensión o a una cantidad de dinero en lugar del ajuar.

2.6.Las consecuencias jurídicas de la realización de actos patrimoniales por uno solo de los cónyuges
cuando sea preciso el consentimiento del otro:

El art. 1322.1 CC declara la anulabilidad de los actos de administración o disposición a título oneroso
realizados por uno solo de los cónyuges cuando la Ley requiera el consentimiento del otro.

 Serán anulables los actos de administración de bienes gananciales o de disposición a título oneroso
de bienes gananciales realizados por uno sólo de los cónyuges; así como los actos de disposición
sobre la vivienda habitual y bienes muebles de uso ordinario de la familia realizados sin el
consentimiento del consorte (aunque tengan carácter privativo).

Siendo la sanción la mera anulabilidad, mientras no se ejercita dicha acción, el acto es válido y vinculante.

 La legitimación activa para el ejercicio de la acción corresponde al otro cónyuge o a sus herederos.
 La legitimación pasiva corresponde a los que hayan de ser afectados: el otro cónyuge, el tercero con
quien se contrata, terceros adquirentes.

El plazo para el ejercicio de la acción es de 4 años, contados “in fine” (art. 1301 CC).

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Además de por caducidad de la acción, el acto queda sanado por confirmación expresa o táctica del cónyuge
cuyo consentimiento se omitió. El consentimiento puede darse antes de ser celebrado el negocio,
simultáneamente o con posterioridad al mismo.

No procede la impugnación, a pesar de la falta del consentimiento del consorte, si concurre la autorización
judicial supletoria (art. 1376, 1377.2 y 1320 CC).

El art. 1320 CC no resulta de aplicación en los regímenes de separación cuando los cónyuges ostentan en
común algún bien o derecho. En esos supuestos serán de aplicación las normas generales sobre comunidad
de bienes.

El art. 1322.2 CC proclama la nulidad absoluta de los actos de disposición a título gratuito sobre bienes
comunes, faltando el consentimiento del otro cónyuge.

 La norma ha sido calificada de superfúa, en tanto que resulta repetición del art. 1378 CC si se trata
de bienes gananciales y del art. 399 CC si se trata de bienes en proindiviso ordinario en regímenes de
separación.
 Siendo la sanción la nulidad absoluta, no cabría confirmación posterior del otro cónyuge; y además,
el consentimiento exigido en el art. 1322.2 CC no puede ser suplido por la autoridad judicial.
 Tal prohibición no se refiere a las liberalidades de uso (que son excluidas expresamente del régimen
de nulidad por el art. 1378 CC en cuanto a los bienes gananciales).

2.7.Libertad de contratación entre cónyuges:

El art. 1323 CC consagra el principio de plena libertad de contratación entre cónyuges, sin establecer ningún
límite a la transmisión de bienes y derechos por cualquier título.

Son válidos y eficaces cualesquiera desplazamientos patrimoniales entre los cónyuges y por ende, entre sus
patrimonios privativos y el consorcial, siempre que aquéllos se produzcan por cualquiera de los medios
legítimos previstos al efecto en el art. 609 CC.

La protección de terceros (acreedores y legitimarios) frente a actuaciones irregulares de los cónyuges


vendría dada por las normas de carácter general. Asimismo, la ausencia de límites en el art. 1323 CC hace
que la validez de cada contrato haya de ser comprobada de acuerdo con las normas generales.

2.8.La confesión de privatividad:

El art. 1324 CC reconoce la eficacia entre los cónyuges de la declaración de voluntad hecha por uno de ellos
en virtud de la cual reconoce que son propios del otro bienes o el precio pagado para su adquisición . A tener
en cuenta:

 La confesión es eficaz cuando se realiza constante matrimonio o aun disuelto éste, antes de la
liquidación de la sociedad conyugal.
 El confesante es aquel cónyuge a quien perjudica la confesión.
 La confesión puede ser judicial o extrajudicial.
 La declaración de voluntad del confesante puede ser impugnada si concurren vicios del
consentimiento contractual.

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La confesión sobre la titularidad de los bienes destruye la fuerza de las presunciones sobre la pertenencia de
bienes:

- La presunción de gananciabilidad del art. 1361 CC en los regímenes de gananciales.


- La presunción de que los bienes pertenecen a ambos cónyuges por mitad, en los regímenes de
separación y de participación, conforme al art. 1441 CC.

Ahora bien, tal presunción no opera cuando consta la masa patrimonial a la que pertenece el bien. En tal
caso, la mera confesión no será bastante para probar lo contrario. La confesión no es un negocio traslativo
del dominio, sino un medio de prueba. No juega por tanto si no existe incertidumbre sobre la pertenencia de
los bienes; es decir, en aquellos supuestos en los que no es necesario acudir a presunciones legales sobre la
pertenencia de bienes.

El cónyuge favorecido por la confesión podrá realizar los actos de administración y disposición por sí solo.
Incluso en los supuestos de disolución de la sociedad conyugal por fallecimiento del confesante no será
necesario el consentimiento de sus legitimarios. Sin embargo, exige ese consentimiento la inscripción de los
actos de disposición cuyo objeto sean bienes privativos por confesión realizados a partir de la muerte del
confesante, según dispone el art. 95.4 RH. Ese consentimiento se exige exclusivamente en cuanto a la
inscripción, no a efectos sustantivos. Semejante limitación existe hasta que el carácter privativo del bien
resulte de la partición de la herencia.

Según se ha señalado, la confesión es prueba bastante para destruir las presunciones sobre la pertenencia
de bienes cuando el problema de la naturaleza del bien se produce entre cónyuges o entre éstos y los
herederos voluntarios. Ahora bien, la confesión no perjudicará a los legitimarios ni a los acreedores, con
respecto a los cuáles la confesión no es suficiente para desvirtuar las presunciones. Acreedores y legitimarios
pueden comportarse con respecto a la confesión como si ésta no hubiese tenido lugar.

 Los legitimarios y acreedores, haciendo valer las presunciones, están dispensados de otra prueba.
No obstante, ello no significa una negación absoluta de la eficacia de la confesión. Cierto que la
confesión por sí sola no es prueba bastante para destruir las presunciones frente a estos terceros;
pero puede tener valor probatorio junto con otros medios.

3. LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES.


3.1.Concepto:

Las capitulaciones matrimoniales son el negocio jurídico accesorio del matrimonio por el cual se regula el
régimen económico de acuerdo con la autonomía de la voluntad de los consortes (futuros o actuales).

En capitulaciones matrimoniales pueden los esposos elegir por primera vez un régimen económico
matrimonial, modificar el régimen anterior o sustituir el régimen ordinario por otro de distinta naturaleza.

Las reglas establecidas en capitulaciones matrimoniales dejan de producir efecto cuando se extingue el
matrimonio.

El art. 1326 CC permite con carácter general el otorgamiento de las capitulaciones matrimoniales en
cualquier tiempo: antes y durante el matrimonio.

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 La eficacia de las capitulaciones matrimoniales anteriores al matrimonio depende de la celebración
del matrimonio dentro del año siguiente a su otorgamiento.
 Si hay varias capitulaciones, regirán las acordadas en último lugar.

3.2.Forma:

El art. 1327 CC exige el otorgamiento de escritura pública como requisito de validez de las capitulaciones . Se
trata de un requisito de forma “ad solemnitatem”, bajo sanción de nulidad radical.

Tal requisito de forma se exige para las capitulaciones matrimoniales propiamente dichas; pero no para las
estipulaciones de otra naturaleza, aunque éstas estén contenidas en el mismo documento. Asimismo, la
modificación de estipulaciones que sin tener naturaleza capitular aparecen contenidas en capitulaciones
matrimoniales no exigirá la escritura pública.

3.3.Límites a la libertad de pacto en capitulaciones (art. 1328 CC) :

- Son nulas las estipulaciones contrarias a las leyes imperativas; siendo imperativas las normas de
protección de terceros y las que conforman el régimen matrimonial primario.
- Son nulas las estipulaciones contrarias a las buenas costumbres y las que no respetan la igualdad de
derechos entre cónyuges.

*** La sanción es la nulidad de pleno derecho de las estipulaciones que sobrepasen los límites fijados. Es un
supuesto de nulidad parcial: la estipulación se tendrá por no puesta, sin que ello afecte a la validez de las
capitulaciones, salvo que resulte que sin la estipulación nula los cónyuges no habrían querido todos o
algunos de los restantes pactos capitulares.

3.4.Sujetos. Capacidad de los otorgantes:

Son sujetos de las capitulaciones matrimoniales los cónyuges o futuros esposos.

Reglas de capacidad respecto del menor no emancipado (art. 1329 CC) y del incapacitado (art. 1330 CC):

 Art. 1329 CC: “el menor no emancipado que con arreglo a la ley pueda casarse”, podrá otorgar
capitulaciones libremente si en ellas se limita a pactar el régimen de separación o participación, sin
establecer en esos regímenes típicos ninguna modificación. A los citados regímenes habría que
añadir el de gananciales.

En caso de que se quiera pactar un régimen atípico o modificar los regímenes típicos, sería necesario
un complemento de capacidad: el concurso de los padres o del tutor en su caso. Ni padres ni tutor
actúan como otorgantes, sino completando la capacidad de los verdaderos otorgantes. Este
concurso y consentimiento se entiende como un mero asentimiento, pues las capitulaciones las
otorga el menor por sí mismo, al tratarse de un acto personalísimo.

Las capitulaciones que otorgue el menor sin el oportuno concurso, son anulables, susceptibles por
tanto de confirmación.

 El menor emancipado podrá otorgar capitulaciones sin otro límite que los señalados con carácter
general a su capacidad de obrar en el art. 323 CC.

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 Art. 1330 CC: el incapacitado por sentencia, para otorgar capitulaciones, requiere la asistencia de sus
padres, tutor o curador. El incapacitado otorga personalmente las capitulaciones, no pudiendo los
representantes legales otorgar capitulaciones en su nombre. La asistencia ha de interpretarse como
un asentimiento (complemento de capacidad). Su ausencia da lugar a la anulabilidad de las
capitulaciones, siendo posible su confirmación. A diferencia de lo que establece el art. 1329 CC sobre
la capacidad del menor no emancipado, el art. 1330 CC no admite ninguna excepción.

3.5.Modificación de las capitulaciones matrimoniales:

La modificación de las capitulaciones sigue las mismas reglas que las requeridas para su otorgamiento.

- Deben constar en escritura pública; requisito de forma del art. 1327 CC.

- Art. 1331 CC: las modificaciones no solo requieren el consentimiento de los cónyuges; sino también
la asistencia y concurso de quienes, además de éstos, hubieran intervenido como otorgantes en
ellas, si vivieren y la modificación afectare a derechos concedidos por tales personas.

***La regla del art. 1331 CC se refiere a aquellas personas que intervienen en las capitulaciones para hacer
aportaciones u otras disposiciones a favor de los cónyuges. Son presupuestos para la aplicación del art. 1331
CC: la existencia de derechos concedidos por las personas que intervinieron en el primitivo otorgamiento,
que las mismas estén vivas y que tales derechos se encuentren afectados por la modificación.

La ausencia del concurso da lugar a la nulidad parcial de las nuevas capitulaciones; nulidad que afectará en
exclusiva a lo dispuesto por los terceros.

La existencia de pactos modificativos de anteriores capitulaciones se indicará mediante nota en la escritura


que las contenga y el notario lo hará constar en las copias que expida (art. 1332 CC).

3.6.La publicidad de las capitulaciones matrimoniales:

El art. 1333 CC establece el sistema de publicidad registral del régimen económico matrimonial y de los
hechos modificativos del mismo. Los terceros que se relacionan con los cónyuges deberán poder conocer
cuáles son las reglas por las que se rige la economía del matrimonio.

Con carácter general, la publicidad se establece a través del Registro Civil, en donde junto a la inscripción del
matrimonio, se inscribirán las capitulaciones matrimoniales.

 La inscripción carece de carácter constitutivo.


 El valor de la inscripción es exclusivamente hacer oponible el régimen frente a cualquier tercero.
 La falta de publicidad registral provoca la inoponibilidad de las capitulaciones frente a terceros de
buena fe.
 La modificación del régimen económico matrimonial sólo perjudicará al tercero de buena fe desde la
fecha de la inscripción correspondiente.
 No es tercero de buena fe el que conoce la situación verdadera o la hubiere podido conocer si
hubiera actuado con la diligencia oportuna.

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Las capitulaciones, pactos, resoluciones judiciales y demás hechos que modifiquen el régimen económico
matrimonial tienen acceso al Registro de la Propiedad siempre que afecten a inmuebles (art. 75 RH).

Las capitulaciones prenupciales no son inscribibles en el Registro Civil (art. 1333 CC); aunque si tienen acceso
al Registro de la Propiedad si afectan a inmuebles (art. 75 RH). Serán objeto de anotación preventiva, que se
convertirá en inscripción o se cancelará si, transcurrido un año y dos meses desde la fecha de las
capitulaciones, no se hubiere acreditado que el matrimonio se celebró en el plazo fijado en el art. 1334 CC.

Además del sistema general de publicidad de los regímenes matrimoniales, existe uno especial para el caso
de que alguno de los cónyuges sea comerciante. En ese caso, las capitulaciones se inscribirán en el Registro
Mercantil, en la hoja destinada a cada comerciante.

3.7.La ineficacia de las capitulaciones matrimoniales:

El art. 1335 CC somete la ineficacia de las capitulaciones a la disciplina de Código en materia de contratos.
Las causas generales provocan también la ineficacia de las capitulaciones en sus respectivos supuestos
(nulidad absoluta, anulabilidad y rescisión). Siendo las capitulaciones inválidas, el matrimonio se regirá por el
régimen legal subsidiario (art. 1316 CC), debiendo los cónyuges restituirse lo indebidamente percibido.

El art. 1335 CC protege a los terceros de buena fe de la anulación de las capitulaciones. La anulación no
perjudica al tercero de buena fe ni a los que de él traen causa. El tercero protegido es aquél que, confiando
en la apariencia de validez de las capitulaciones, adquiere derechos con anterioridad a la declaración de
invalidez, ya se trate de derechos reales o personales.

El art. 1334 CC declara la ineficacia de las capitulaciones matrimoniales prenupciales transcurrido un año
desde su otorgamiento sin que se haya celebrado el matrimonio. Se trata de un supuesto de ineficacia por
caducidad; la cual opera de forma automática como consecuencia de su accesoriedad con respecto al
matrimonio. La celebración del matrimonio con posterioridad a ese plazo no produce la convalidación de las
capitulaciones; por lo que regirá el régimen legal supletorio (art. 1316 CC).

También se producirá la ineficacia de las capitulaciones matrimoniales prenupciales antes de transcurrido un


año, en caso de fallecimiento o si se averigua la existencia de un impedimento indispensable.

Los actos que aunque constan en capitulaciones no se relacionan con el matrimonio no quedan sometidos a
ese régimen de caducidad. Así sucede con las liberalidades no condicionadas a la celebración del
matrimonio, que surten efecto inmediato.

4. LAS DONACIONES POR RAZÓN DEL MATRIMONIO.

4.1.Concepto:

Son donación por razón de matrimonio las que cualquier persona hace, antes de celebrarse el matrimonio,
en consideración al mismo y a favor de uno o de los dos esposos (art. 1336 CC). Especialidades:

 Son donaciones “propter nuptias” tanto los regalos de boda, regidos por las normas de liberalidades
de uso, como las donaciones destinadas económicamente a proporcionar la base patrimonial del
matrimonio.
 La liberalidad debe realizarse por motivo del proyectado matrimonio.
 Son donaciones condicionales; pues están subordinadas a la celebración de un matrimonio futuro.

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 Dado el carácter resolutorio de la condición, el donatario adquiere lo donado en el momento en que
se produce la donación, no cuando contrae matrimonio.

4.2.Régimen jurídico:

Las donaciones por razón de matrimonio se rigen por las reglas ordinarias (arts. 618-656 CC); siendo de
aplicación preferente los arts. 1336-1343 CC.

No se exigen requisitos especiales de forma (amén de los generales); y pueden aparecer contenidas en
capitulaciones matrimoniales o fuera de ellas.

4.3.Sujetos. Capacidad de los otorgantes:

Donante puede ser uno de los cónyuges o un tercero; mientras que donatario deberá ser uno de los futuros
esposos o ambos.

- La capacidad del donante extraño se rige por las normas generales (art. 624 CC).
- Sin embargo, el art. 1338 CC altera esa regla de capacidad general para el caso de que el donante sea
uno de los futuros esposos; pues permite al menor no emancipado realizar donaciones por razón de
matrimonio (es decir, al otro futuro esposo). “DONACIONES ESPONSALICIAS”.
o Podrá realizarlas siempre que se puede casar con arreglo a la ley, requiriéndose autorización
de padres o tutor en su caso.
- La regulación referente al menor no emancipado se aplica también a los incapacitados.

*** La sanción ante la falta de autorización de padres o del tutor es la anulabilidad de la donación.

- El menor emancipado queda sometido a las normas generales (art. 323 CC).

4.4.Efectos:

a. Donación conjunta:

El art. 1339 CC establece que los bienes donados conjuntamente a los esposos pertenecerán a ambos en pro
indiviso ordinario y por partes iguales, salvo que el donante haya dispuesto otra cosa.

- El art. 1339 CC no tiene carácter imperativo en la medida en que permite una disposición contraria
del donante.

La inexistencia de matrimonio al momento de realizarse la donación hace que surja una comunidad de
bienes ordinaria (regida por los arts. 392 y ss. CC). La posterior celebración del matrimonio no afectará a la
calificación jurídica de lo donado.

b. Saneamiento:

El art. 1340 CC establece una responsabilidad especial para el donante de bienes por razón de matrimonio
en el caso de evicción o vicios ocultos, apartándose claramente de la regla general de exclusión de la
obligación de saneamiento de las cosas donadas del art. 638 CC.

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El que diere o prometiere por razón de matrimonio estará obligado a saneamiento por evicción o vicios
ocultos se hubiere actuado con mala fe. El saneamiento supone el deber de indemnizar por los perjuicios
causados.

4.5.Objeto. Donación de bienes futuros:

El art. 1314.I se refiere a las donaciones por razón de matrimonio de bienes presentes de un futuro esposo al
otro.

 Son bienes presentes los que existen en el patrimonio del donante en el momento en que se efectúa
la donación.
 A pesar del silencio legal, también los extraños pueden donar bienes presentes a los esposos.
 Rigen los límites generales de las donaciones ordinarias.

El art. 1314.II CC admite la donación de bienes futuros.

 Por bienes futuros ha de entenderse aquellos que el donante deje a su muerte.


 Condiciones de admisibilidad de donación de bienes futuros:
o Se debe tratar de donaciones que se hagan entre sí los esposos antes del matrimonio
(donaciones esponsalicias).
o Deberán hacerse en capitulaciones matrimoniales.
o Sólo para el supuesto de fallecimiento.
 Es un supuesto de donación irrevocable que constituye una excepción a la prohibición general de los
contratos sucesorios. El donatario no adquirirá la propiedad de lo donado hasta la muerte del
donante. Como pacto sucesorio, exige la supervivencia del donatario al donante.

4.6.Ineficacia:

El art. 1342 CC declara la ineficacia de las donaciones por razón de matrimonio en el caso de frustración del
matrimonio proyectado; esto es: si no se celebra el matrimonio en plazo de 1 año a contar desde que se
realizó la donación (aunque se permite al donante prorrogar el plazo). También resultaría ineficaz la
donación cuando por cualquier causa sea ya imposible la celebración del matrimonio, sin necesidad de
esperar el transcurso de un año (por ejemplo fallecimiento).

El art. 1342.I CC admite como causas de revocación de las donaciones por razón de matrimonio algunas de
las genéricas de las donaciones ordinarias:

 Incumplimiento de cargas impuestas por el donante (art. 647 CC).


 Ingratitud (art. 648 CC).
 Queda excluida como causa de revocación la supervivencia o superveniencia de hijos del donante.

Para las donaciones hechas por terceros el art. 1343.II CC considera que la nulidad del matrimonio equivale a
un incumplimiento de cargas, con independencia de la buena o mala fe del donatario. También equivalen a
incumplimiento de cargas la separación y el divorcio (independientemente de la causa; tal y como establece
con la reforma establecida en la Ley 15/2005).

Tratándose de donaciones entre cónyuges, el art. 1343.III establece que la nulidad del matrimonio dará lugar
a la revocación si existe mala fe del donatario. En ese caso la nulidad del matrimonio se reputará

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incumplimiento de cargas. La separación y el divorcio, imputables según la sentencia al cónyuge donatario,
dan lugar a la revocación por considerarse formas de ingratitud, aunque es cuestionable la propia
subsistencia de la separación o divorcio como causas de revocación tras la mencionada Ley 15/2005.

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