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María

La novela escrita por Jorge Isaacs en 1867, denominada María es considerada una
de las obras más destacadas de la literatura hispanoamericana del siglo XIX. Isaacs fue un
escritor Colombiano que nación en Cali en el año 1837. Alcanzó su máximo
reconocimiento como tal, luego de publicar su obra cumbre, María, una novela que alcanzó
el Romanticismo en su máxima expresión; tanto que los críticos literarios la consideran
como la mejor novela romántica de América Latina.

De ésta obra nos interesa destacar que fue editada por primera vez, directamente en
libro, no en folletín como se acostumbraba en la época. Conoció un éxito inmediato y
sostenido por ediciones prácticamente constantes; desde temprano halló diferentes canales
de difusión, e incluso fue llevada al cine en cuatro oportunidades.

En María se encuentra una autentica expresión de un ideal romántico, se desarrolla


mediante un tono elegíaco (triste, lastimoso). Una intensidad del sentimiento amoroso que
une a Efraín y a María, la sensualidad delicada que se une en cada uno de sus encuentros,
sus promesas eternas de amor, tiernas expresiones, besos tímidos con total inocencia, la
exaltación de un amor puro que se ve asechado por la muerte.

A grandes rasgos podríamos decir que lo interesante de esta obra es que entrelaza
cuestiones sumamente interesantes, como el amor, la pasión, clases sociales, esclavitud,
campo y ciudad, entre otros. Por otro lado cabe destacar que varios autores la han
considerado como constructor de la identidad ya que tiene una gran interacción jurídico
política y es considerada una novela nacional.

Nos interesa destacar que María rompe con el estilo de obras analizadas
anteriormente ya que el aspecto principal en el que se basa esta obra, es el amor, pero si
bien es el más importante en la novela, no es el único. En ella también podemos encontrar
cuestiones relacionadas al paisaje, clases sociales y la sociedad.

En cuanto al amor podemos decir que María, idelaiza el amor de la primera


juventud, la amada como mujer ideal espiritualizada y pura, la separación y el obstáculo
que impiden la felicidad de los amantes, el aura de fatalismo y el amor truncado por la
muerte. El amor pasión sólo se manifiesta en su pureza anímica durante la adolescencia,
momento en que el dolor y la felicidad se experimentan con una intensidad irrepetible.
Efraín capta en la mirada de María todo lo que ella no puede y no se atreve a decirle. Es un
lenguaje apenas sin palabras y, no obstante, ambos se estremecen con el roce de los
cabellos, de las manos, la proximidad del aliento o la modulación de la voz.

La novela de Isaacs nos presenta un modelo de sociedad patriarcal con residuos


semifeudales en la que domina la figura del pater familias, a cuya autoridad incuestionable
quedan supeditados todos. Esto se puede ver reflejado en la familia de Efraín quenpdría
considerarse el núcleo social por excelencia, en la novela existe una analogía entre la
devoción y el respeto que manifiestan los campesinos con la clase señorial y los que
profesa Efraín a su padre. Por esta razón él no problematiza su obediencia: rebelarse contra
su padre sería tanto como rebelarse contra el sistema social establecido.
Uno de los aspectos más discutidos por la crítica es determinar si la sociedad
descrita en la novela está idealizada o, por el contrario, presenta contornos realistas. los
críticos han tomado diferente posturas ante esta cuestión, algunos consideran que la novela
admite la institución repelente de la esclavitud. Otros, le atribuyen el mérito de ser «un
documento histórico y realista sobre la sociedad colombiana en las primeras décadas de la
Independencia»; hay quienes hallan más bien una mezcla de costumbrismo y realismo.
Podríamos decir que la diferencia social, económica ya de raza aflora
constantemente entre los personajes, por ejemplo: Salomé no le oculta a Efraín su complejo
de mestiza que sueña con ser blanca y que le impide aspirar a otro hombre superior en raza
o clase.
Otro aspecto importante a destacar de la novela, es el tema de la esclavitud, nos
atrevemos a decir que el mismo se demuestra como una doble vertiente: la figura del negro
como elemento exótico, según la línea tradicional, y como esclavo o víctima social.

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