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Para definir un sistema de coste, tal como funciona en la realidad en cualquier empresa, no basta con
elegir una metodología, sino que es necesario combinarlas con la filosofía contable involucrada, la índole
de la unidad de costeo considerada y la naturaleza del relevamiento, formándose tres grupos:
1. Filosofía 2. Unidad de 3. Naturaleza relevamiento
contable Costeo
Costeo Integral Costeo por Ordenes Costeo Real, Histórico o
Resultante
Costeo Normalizado
Costeo Variable Costeo por Procesos Costeo Estimado o
Presupuestado
Costeo por Costeo Estándar
Operaciones
Una metodología específica, se diferencia de las demás por su estructura, y requiere para su comprensión
conceptos tales como volumen, comportamiento de los costos frente a las variaciones en el nivel de
actividad y un correcto entendimiento de los conceptos de insumo normal y anormal.
Clasificadas las metodologías, mediante su combinación se forman los sistemas de costeo. Cualquier
combinación de metodologías, una de cada grupo, constituyen un sistema de Costeo.
El costeo resultante ignora la distinción existente entre costos propiamente dichos y quebrantos, y los mezcla,
haciendo caso omiso del carácter normal o anormal de los insumos considerados. El costeo por absorción
normalizado procura corregir esa deficiencia. Pero, para hacerlo, necesita previamente sanear los insumos a
considerar, separando los anormales de los normales, relevando y acumulando como costos únicamente a estos
últimos, por se los únicos necesarios para producir los bienes o servicios cuando la empresa opera con la eficiencia
planeada.
En el costeo por absorción normalizado sólo se consideran costos a los insumos planeados, reputándose que
aquellos que los exceden deben ser considerados quebrantos.
Cuando el planeamiento de los insumos se realiza mediante mediciones que tienen sustento científico, el costo
normalizado da paso al costeo estándar.
De la unión de las metodologías de costeo por absorción o integral y del costeo normalizado, diferenciada por la
unidad de costeo elegida (costeo por órdenes y costeo por proceso), da lugar a la formación de 3 sistemas de
costeos:
1) Costeo integral normalizado por órdenes.
2) Costeo integral normalizado por procesos.
3) Costeo integral normalizado por operaciones.
La aplicación de los costos comunes fijos en función de tasas predeterminadas determina la existencia de
subaplicaciones y sobreaplicaciones.
Cuando se emplea como base de la tasa predeterminada de costos comunes el volumen normal equivalente al
promedio del ciclo de negocios, es natural que en unos ejercicios el volumen real sea inferior al normal, y en otros, lo
exceda dando origen a subaplicaciones y a sobreaplicaciones.
Cuando se trabaja en un contexto de costeo real o resultante, la cuestión se soluciona prorrateando la variación
entre las distintas cuentas de costos involucrados. Productos en proceso, por los que aún no han sido terminados en
el ejercicio; Productos Terminados, por aquellos que han sido terminados en el ejercicio, y aún permanecen en
stock; y Costo de la Mercaderías Vendidas, por aquellas que han sido vendidas en el periodo. Esta solución no resulta
aplicable cuando se intenta normalizar los costos comunes calculando la tasa en función del volumen normal (ciclo
de los negocios). Por ello, en cada ejercicio, resulta más correcto tratar a la variación de los costos comunes, como
un cargo diferido (subaplicación) o como un crédito (sobreaplicación), partiendo de la premisa de que las variaciones
de volumen correspondientes al ciclo completo se compensarán y su sumatoria neta, de todos los periodos
involucrados, será cero. En la práctica, este procedimiento no se encuentra aún suficientemente difundido, y la
variación de volumen juntamente con las demás es debitada o acreditada a los resultados del periodo.
Cuando se utiliza como base de la tasa predeterminada de los costos comunes el “volumen normal equivalente a la
capacidad práctica”, que comporta un límite operativo, es natural que el volumen real sea inferior al normal, aunque
en algún ejercicio pueda igualarse. En estas condiciones es razonable que se debite al producto únicamente el costo
de la carga fabril aplicada y que la subaplicación, representativa del costo de la capacidad ociosa, sea soportado por
el ejercicio y expuesto en el Estado de Resultados mediante una cuenta específica, tal como Costo Inactividad de
Planta o Costo de la Capacidad Ociosa.
Cuando se emplea como base de la tasa predeterminada de los costos comunes el volumen anual esperado, este
factor determina que la tasa varíe de ejercicio en ejercicio. La normalización así obtenida es muy relativa porque,
cuando no se toma como base un parámetro normal, la tasa obtenida sirve para cobrar al producto no sólo el
servicio que recibe sino también parte del costo de la inactividad. Teóricamente, cuando se opera aplicando los
costos comunes fijos mediante una tasa que tiene como base el volumen anual esperado, la magnitud de las sobre o
subaplicaciones tiende a ser pequeña, a carecer de materialidad, y el tratamiento más adecuado es cerrarla por
Costo de las Mercaderías Vendidas.
De los tres criterios enunciados para normalizar los costos comunes y debitar al producto el costo exacto del servicio
recibido en cada centro de costos, el segundo (cálculo de la tasa en función del volumen normal equivalente a la
capacidad práctica) es el más correcto, pues permite activar el costo de la capacidad utilizada y considera quebranto
al costo de la capacidad no utilizada. El primero, que toma como base al volumen normal equivalente al promedio
del ciclo de negocios, no calcula la tasa en función de la verdadera capacidad operativa de la planta, sino que toma
en cuenta la capacidad de la empresa a largo plazo para producir y vender. Se flexibiliza así el concepto de
normalización, cargando el producto con aplicaciones de carga fabril medidas utilizando una tasa más elevada que
mezcla el costo verdadero de la actividad con parte del costo de la inactividad de la planta.
Por último, la utilización del volumen anual esperado, tiene el efecto de ocultar el quebranto producido por la
inactividad relativa de la planta, activándolo por vía de la sobrevaluación de los bienes de cambio que, según la
magnitud de los volúmenes esperados, pueden absorber el costo de la inactividad en distintas proporciones,
circunstancias que afecta al concepto de normalización.
La normalización intermedia agrega a la anterior los materiales, considera costo del producto únicamente el
“consumo planeado” y trata a la desviación entre el mismo y el “consumo real” como un costo del periodo.
A) Desperdicio: El desperdicio es la porción de un material perdido en el curso del proceso de fabricación que no
tiene ningún valor recuperable o de mercado (evaporación, aserrín, ceniza, recortes, polvo). Una forma simple
de medir el desperdicio es la de comparar las unidades puestas en trabajo y las obtenidas. Normal es el que se
ajusta al patrón de comportamiento previsto para los materiales. Se expresa en porcentajes sobre el material
procesado o sobre la producción procesada en buen estado al término del periodo.
Dn = ppbe x %dn
El desperdicio normal (Dn) se calcula multiplicando la producción procesada en buen estado (ppbe) por el porcentaje
de desperdicio previsto (%dn).
B) Desecho: El desecho es el residuo del material que se produce en ciertos tipos de fabricación, que tiene desde el
punto de vista económico un cierto valor de recuperación, aunque obviamente reducido, sin que sea
previamente indispensable someterlo a ningún proceso.
Dos aspectos interesan a la dirección de la empresa: el control y la contabilización. El primero se implementa
estableciendo normas o estándares de desecho, que constituyen el patrón de comportamiento utilizado para
efectuar la comparación con el desecho real, cuantificado por peso o por otro medio. El control del desecho es
indispensable por varias razones: a) eficiencia; b) evitar el robo. Por razones de control, el desecho debe ser remitido
al almacén, a efectos de su posterior venta o uso.
En teoría, y en el marco del costeo integral normalizado, el valor neto del desecho procedente de las operaciones de
fabricación debe ser usado para reducir el costo del producto. En la práctica, no existe un procedimiento uniforme,
presentándose las siguientes alternativas:
- La cantidad de desecho puede ser pequeña o grande.
- El valor del mismo puede ser pequeño o muy grande.
- El desecho puede volverse a usar como material, tanto en su forma primitiva como luego de haber sufrido
modificaciones.
- El mercado para los desechos puede ser intermitente, con precios sujetos a fluctuaciones considerables.
- El mercado puede ser permanente, firme, con precios estables.
El procedimiento más simple para el desecho consiste en omitir su activación y registrarlo, como un ingreso no
operativo recién en el momento en que se produce su venta, sin que simultáneamente haya necesidad de costear la
venta, por el hecho de no estar activados. No obstante, si las pautas de normalización de la empresa incluyen
también al desecho, por ser significativo su valor económico, será necesario valuarlo, activándolo con débito a la
cuenta “desechos” y crédito a la cuenta “Productos en proceso” a fin de disminuir el costo de los productos
fabricados en el periodo.
Material averiado: un material se considera averiado en el proceso productivo cuando el producto no cumplimenta
las normas de calidad y dimensión planeadas. El material debe ser controlado para que las averías no excedan los
límites prefijados. Lo expuesto conduce a una distinción entre: 1) material averiado normal (planeado); 2) material
averiado anormal (no planeado).
Aun operando en condiciones eficientes, siempre habrá material averiado que, por ser inherente al proceso, es
inevitable. Corresponde a los sectores técnicos o de ingeniería de la empresa establecer el coeficiente de material
averiado que, en esas condiciones, será considerado normal. Se introduce así el concepto de “material averiado
planeado”, que será el previsto y aceptado por la empresa. En consecuencia, su costo debe ser cargado al producto,
para ser más explícitos, a las “unidades en buen estado” al término del proceso.
Pero, en la medida que las condiciones de eficiencia previstas no se cumplan, al material averiado excederá al
planeado, dando lugar a la aparición del llamado “material averiado anormal”. Este material es un costo incurrido
para la producción, pero es un costo perdido que tiene su origen en la ineficiencia operativa. Ello determina que en
el costeo normalizado únicamente debe ser tratado como un costo del periodo.
En resumen, en el marco del costeo integral normalizado, el costo de los materiales recibe el siguiente tratamiento:
a) El desperdicio normal y el material averiado planeado o normal no se toman en consideración a efectos de
calcular los costos unitarios de la producción procesada en buen estado a fin del periodo.
b) El valor económico del desecho se trata como un crédito a la cuenta Productos en proceso y, por ello, disminuye
los costos unitarios del periodo.
c) El desperdicio extraordinario computable y el material averiado anormal se tratan como quebrantos o costos del
periodo.
a) Determinación del costo de la mano de obra activa y del costo del tiempo perdido
Debe recordarse que el costo de la mano de obra está compuesto por las retribuciones de los trabajadores y por las
cargas sociales que pesan sobre ellas.
C.H.P.A. = Costo total de la mano de obra directa X Hora presencia activa
Horas totales
C.H.P.A.= Costo horas de presencia activa
b) Determinación del costo de la improductividad oculta de la mano de obra y ajuste del costo de esta última.
La determinación del costo de la improductividad oculta requiere relacionar el coeficiente de productividad a nivel
óptimo con el del periodo.
El resultado de relacionar los coeficientes es indicativo de que en el periodo no se ha trabajado a nivel óptimo de
productividad.
El proceso desarrollado permite que sólo los insumos normales, los únicos que son costos de acuerdo al postulado
fundamental, quedan activados. En cambio, los insumos anormales de mano de obra directa, que son meros
quebrantos, se tratan como resultados negativos y pasan a integrar el Estado de Resultados.
3.- COSTEO VARIABLE. CONCEPTO. COMPARACIÓN CON EL COSTEO ABSORBENTE. NORMAS CONTABLES.
CONCEPTO:
Se denomina costeo variable a la metodología que caracteriza por considerar costos del producto
únicamente a aquellos costos de producción que varían con el volumen, y trata a los costos fijos de
manufactura como costos del periodo. El método utiliza 2 bases para distinguir entre costos del producto y
costos del período: 1) la relación costo – volumen existente; 2) las áreas funcionales de operaciones. Así,
los costos variables de comercialización, administración y otras áreas ajenas a la producción, al igual que
en el costeo por absorción, son tratados como costos del período. En general, los materiales directos y la
mano de obra directa son tratados como costos variables. Por lo tanto, la diferenciación con el costeo por
absorción está referida al tratamiento de la parte más significativa de los costos comunes, la fija. Los costos
comunes variables son tratados, en ambas metodologías, como un costo del producto. En cambio, los
costos comunes fijos son tratados como un costo del producto en el costeo por absorción y como un costo
del período en el costeo variable.
Costeo directo: la distinción esencial que propone la metodología es la existente entre los costos directos y
los indirectos, cuando en realidad lo que se separa son los costos que varían con el volumen de aquellos
que permanecen fijos.
Costeo variable: tiene en cuenta el comportamiento o sensibilidad que muestran los costos frente a los
cambios en el volumen o nivel de actividad, o sea, la distinción entre variables y fijos, sin importar que sean
directos o indirectos.
CM = Contribución Marginal
IV = Ingresos por ventas
CV = Costos Variables (todos: de producción, de administración, de comercialización, etc.)
CF = Costos Fijos
Cualquier costo que variase con las ventas se considera como un costo ligado directamente a las mismas y
deducido de ellas a efectos de determinar el margen de contribución para cubrir los costos fijos. Hay que
tener en cuenta que los costos variables de comercialización y administración no son considerados para
costear los inventarios de bienes de cambio.
El estado de resultados en el costeo variable difiere significativamente del utilizado en el costeo por
absorción. Se costean en forma diferente las mercaderías vendidas, el formato de presentación es distinto;
mientras en el costo por absorción el resultado intermedio se denomina Ganancia Bruta (Ingresos por
ventas - C.M.V., incluidos los costos fijos), en el costeo variable se denomina Contribución Marginal.
Finalmente, se determina la ganancia neta restando a la contribución marginal todos los costos fijos. La
contribución marginal es una información útil en todos los procesos de análisis de costos con fines
decisorios.
La valuación de los bienes de cambio difiere en relación al costeo por absorción en el hecho de que los
costos comunes no se incorporan a la valuación del producto. Obviamente, los bienes de cambio se
encuentran subvaluados en el costeo variable en comparación con el costeo absorbente.
COMPARACIÓN CON EL COSTEO POR ABOSORCION
Supongamos 3 ejercicios en el que se dan 3 alternativas distintas, ellas son:
1° ejercicio: Volumen iguales de producción y de ventas.
2° ejercicio: Volumen de producción mayor que el volumen de ventas.
3° ejercicio: Volumen de producción menor que el volumen de ventas.
Analizaremos la incidencia que tiene el tratamiento de los costos comunes fijos en el primer ejercicio, en el
que todas las unidades producidas se venden. Si la empresa utiliza el costeo por absorción y, por ende,
incorpora los costos comunes del ejercicio, sucesivamente, a productos en procesos y a productos
terminados, finalmente la descarga en su totalidad en la cuenta costos de mercaderías vendidas. Si, en
cambio, utiliza el costeo variable, también descarga la totalidad de los costos comunes fijos como un costo
del período. Luego, cuando se igualan los volúmenes de producción y de ventas, en ambas metodologías se
descarga la totalidad de los costos comunes fijos y, por ello, los resultados son iguales.
En el segundo ejercicio, el volumen de producción es mayor que el de ventas, por lo que al cierre
permanecen activadas una cierta cantidad de unidades (2500 unidades). Su importe total ($2400) no se
descarga como resultado negativo a través de C.M.V., que sólo incorpora los costos comunes fijos
correspondientes a las unidades vendidas ($9600). Si, en cambio, se utiliza el costeo variable, los costos
comunes fijos erogados en el ejercicio se descargan por su importe total ($1200). Obviamente, cuando el
volumen de producción es superior al de ventas, el costeo por absorción arroja mayor utilidad que el
costeo variable.
En el tercer ejercicio, el volumen de producción es menor que el de ventas, por lo que deben descargarse
del inventario de bienes de cambio, además de las unidades fabricadas en el ejercicio, las unidades
sobrantes de ejercicios anteriores (2500). En el costeo por absorción, los costos comunes están formados
por: los costos comunes del ejercicio ($12000) + los costos comunes fijos del ejercicio anterior ($2400), o
sea, por 14400. Si en cambio, se utiliza el costeo variable, sólo se descarga como costo de período los
costos comunes fijos devengados en el mismo ($12000). Luego, cuando el volumen de ventas es superior al
volumen de producción, la utilidad neta es menor en el costeo por absorción que en el costeo variable.
En la consolidación de los 3 ejercicios se demuestra que a través de la vida total de una empresa, iniciando
y terminando las operaciones sin inventarios de bienes de cambio, ambas metodologías de costeo igualan
los resultados.
En el ejemplo se parte del supuesto de que los costos comunes fijos se aplican a la producción a tasas
reales, calculadas al final del período. La utilización de tasas reales en lugar de tasas normales se explica
porque la comparación se efectúa con el costeo por absorción y no con el costeo por absorción
normalizado.
NORMAS CONTABLES
R.T. 10: Determinación de valores de ingreso:
a) Costo adquisición o producción: el costo de un bien es el necesario para ponerlo en condiciones de ser
vendido o utilizado, según corresponda, en función de su destino. Por lo tanto, incluye la porción asignable
de los costos de los servicios externos e internos necesarios para ello (por ejemplo: fletes, seguros, costos
de la función de compras, costos del sector de producción), además de los materiales o insumos directos e
indirectos requeridos para su elaboración, preparación o montaje. Las asignaciones de los costos indirectos
deben practicarse sobre bases razonables que consideren la naturaleza del servicio adquirido o producido
y la forma en que sus costos se han generado. Esta definición supone adoptar el concepto de costo integral
o por absorción
Consecuencias:
Una adecuada gestión de costos actuará sobre las auténticas causantes de los costos, es decir, sobre las
actividades que los originan.
Es posible establecer una relación causa – efecto determinante entre actividades y productos, por lo tanto, a
mayor consumo de actividades por parte de un producto, habrá que asignarle mayores costos.
Los sistemas ABC pueden ser utilizados para asignar de una forma mas objetiva y precisa los costos en función
del uso y consumo que cada uno de ellos haya hecho de las actividades.
Dentro del ámbito de los sistemas ABC es usual clasificar las actividades en relación con los siguientes aspectos:
1) Su actuación con respecto al producto.
2) La frecuencia en su ejecución.
3) Su capacidad para añadir valor al producto.
a) Actividades a nivel unitario: Las actividades de nivel unitario son aquellas que se ejecutan necesariamente cada
vez que se produce una unidad de producto.
Los consumos de recursos que realizan estas actividades guardan una relación directa con el número de unidades
producidas, es decir, varían al variar el volumen de producción.
Los costos asociados con estas actividades se refieren fundamentalmente a materias primas, mono de obra directa y
empleo del equipo productivo. Dado el comportamiento de estas actividades, que varían al variar el número de
unidades tratadas, sus costos pueden asignarse fácilmente a los productos, de manera directa (materia prima, MOD)
o utilizando una base de asignación representativa del volumen tratado (horas – máquinas para el consumo del
equipo productivo).
b) Actividades a nivel de lote de productos: Se entiende por lote un conjunto de unidades de un producto que se
fabrican a la vez. Las actividades ejecutadas a nivel de lote son aquellas realizadas cada vez que se ha de fabricar un
lote de un determinado producto.
Los costos o recursos consumidos por estas actividades varían en función del número de lotes procesados, pero son
independientes del número de unidades que componen cada lote, es decir, tienen la consideración de invariables
con respecto a éstas. Así, por ejemplo, cada vez que se prepare una máquina para fabricar el lote, el costo incurrido
en esa preparación será normalmente el mismo, ya sea que se fabriquen 10 o 400 unidades.
c) Actividades a nivel de línea de productos: podemos entender por línea de producción aquella parte de las
instalaciones que actúa con independencia para realizar cierta tarea.
Las actividades a nivel de línea son aquellas ejecutadas para hacer posible el buen funcionamiento de cualquier
línea del proceso productivo.
Estas actividades permiten que los diferentes productos sean fabricados y vendidos adecuadamente, pero los costos
por ellos consumidos son independientes tanto de las unidades producidas como de los lotes procesados, guardando
en cambio mayor relación con la complejidad de las modificaciones introducidas en los productos o en los procesos,
o con los cambios de ingeniería requeridos por el nuevo diseño.
d) Actividades a nivel de empresa: las actividades ejecutadas a nivel de empresa son aquellas que actúan como
soporte o sustento general de la organización. A esta categoría pertenecen las actividades que tienen lugar en los
ámbitos de la administración, de la contabilidad, etc.
Dado que estas actividades son comunes para todos los productos, la utilización de cualquier base de asignación
destinada a repercutir los costos que originan sobre los productos tiene un elevado grado de subjetividad.
Las 3 primeras categorías, son denominadas actividades primarias, por cuanto contribuyen directamente al objetivo
funcional de la organización, mientras que las actividades a nivel de empresa son denominadas actividades
secundarias, y poseen las características de servir de apoyo a las actividades primarias.
Respecto del tratamiento de los costos de las diferentes actividades en la formación de costos del producto,
podemos decir que los costos generados por las actividades primarias repercuten en los costos de los productos. Sin
embargo, los costos de las actividades secundarias son tratados como costos del período en el cual esa actividad se
realiza, sin que incida en los costos de los productos.
Pérdida o
ganancia de
Costos a nivel de unidades Unidad de los
productos Ingresos de
productos los
productos
2) Clasificación de las actividades atendiendo a la frecuencia en su ejecución a corto plazo
Tomando como referencia clasificatoria la frecuencia en su ejecución, puede diferenciarse entre:
- Actividades repetitivas y
- Actividades no repetitivas.
Actividades repetitivas son aquellas que se realizan de una manera sistemática y continuada en la empresa. Estas
actividades poseen como características comunes las de tener prefijado un consumo de recursos estandarizado cada
vez que se ejecutan. Por ejemplo, preparar la materia prima, realizar anotaciones contables o poner a punto la
maquinaria. En término generales pueden afirmarse que son actividades repetitivas las actividades a nivel unitario,
de nivel de lote y de nivel de empresa.
Actividades no repetitivas son las efectuadas con carácter ocasional o incluso una sola vez. Por ejemplo, las
actividades realizadas para introducir modificaciones en el producto o en los procesos.
Ha de tenerse en cuenta que la catalogación de las actividades como no repetitivas ha de situarse en el horizonte
temporal del corto plazo por cuanto a un plazo mayor pueden pasar a hacerse repetitivas.
La distinción entre actividades con o sin valor añadido adquiere una gran importancia para llevar a cabo una correcta
gestión de costos. y esto por cuanto:
- El análisis entre actividades que añaden valor nos puede dar la pauta afín de conseguir que sólo consuman los
recursos estrictamente necesarios para la terminación del producto y en sentido paralelo para satisfacer al
cliente.
- El análisis detenido de las actividades que no añaden valor ayuda aún más a la reducción de los costos.
Generadores de costos
Se hace referencia directa a aquellos factores que, dentro de cada actividad, causan o generan el costo. Así, por
ejemplo, para la actividad movimiento interno de materiales, un generador de costo adecuado sería el número de
transportes efectuados.
Los generadores causan cambios en el costo de una actividad. Es decir, si aumenta la cantidad que se origina de
alguno de los generadores de costos, eso quiere decir que esa actividad ha realizado un mayor esfuerzo productivo.
Características de un buen generador de costos: en términos generales este problema de elección del generador de
costo más adecuado puede quedar resuelto eligiendo siempre aquel que mejor se acomode a los siguientes
requisitos:
- Ser más representativo de las relaciones causa – efecto existentes entre costos, actividades y productos.
- Ser fácil de medir y observar.
Los generadores de costos serán de naturaleza muy distinta según cual sea la clase de actividad en relación con el
comportamiento de la actividad respecto del producto. Es decir, será diferente para las actividades a nivel unitario,
para las actividades a nivel de lotes y para las actividades a nivel de líneas de productos.
Las perspectivas del modelo ABC: el modelo ABC presenta dos perspectivas: la planificación y el control, por un lado,
y la valoración de la producción, por el otro.
Desde la perspectiva del análisis del proceso de producción, apoyado en las actividades y en los generadores de
costos, se intenta disponer de un instrumento para la planificación y el control, mientras que desde la perspectiva de
la asignación de costos se trata de llegar a una valoración de la producción más apropiada que con otros modelos de
asignación de costos.
En la perspectiva de la asignación de costos, presenta diferentes ventajas, entre las que podemos situar la
eliminación de asignaciones de costos indirectos que se consideran más imperfectas que las conseguidas por el
modelo ABC.
Cuando se señalan las ventajas del modelo ABC respecto de los otros modelos, una de las que se señala
generalmente es que el modelo ABC abandona la asignación de los costos de acuerdo con las horas de mano de obra
directa aplicada o de acuerdo con la materia prima consumida; y en lugar de emplear como criterio de asignación de
costos de los centros esas referencias, se emplean los generadores de costos.
El modelo ABC y los modelos convencionales
Puede defenderse que estamos ante un modelo de costos completos en cuanto consigue que absolutamente todos
los costos pasen a formar parte del costo de los productos,
El modelo ABC puede plantearse tanto en términos de costos históricos como en términos de costos estándar. En su
versión de costos históricos podría ser una respuesta a considerar a la hora de valorar las existencias y en su versión
de costos estándar constituye una herramienta muy útil para la planificación y el control.
PROCEDIMIENTO
Es frecuente hablar de dos fases en el proceso seguido por el modelo ABC:
- En la primera fase se asignan los costos a las actividades pertenecientes a los diferentes centros.
- En la segunda fase se asignan a los productos los costos de las actividades y, además, se asignan a esos mismos
productos los costos directos correspondientes.
Pueden distinguirse 8 etapas distintas:
FASES ETAPAS
1) Localización de los costos indirectos en los centros
Determinación 2) Identificación de actividades
del costo de las 3) Elección de los generadores de costos
actividades de 4) Reclasificación de actividades
cada centro 5) Reparto de los costos entre las actividades
Identificadas y definidas cada una de las actividades de los centros, el proceso se completa en esta quinta etapa con
la distribución o reparto de los costos localizados en los centros, entre las distintas actividades que lo han generado.