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Para la Sala, las razones en que se apoya la objeción del ente demandado están
soportadas en argumentaciones de defensa o conveniencia expuestas a lo largo
del proceso, más no en valoraciones técnicas o científicas con entidad suficiente
para desvirtuar la experticia. No obstante, es preciso evidenciar que los peritos y el
Tribunal son coincidentes al señalar, con fundamento en las pruebas recaudadas,
que el ensanchamiento y profundización de la quebrada Quitacalzón causó una
división del predio en condiciones muy diferentes a las originales, pues definió la
escisión de los dos lotes que lo conforman, dando lugar al aislamiento de estos,
condiciones que imponen (i) reponer el puente de madera que fue destruido para
permitir los trabajos de canalización, atendiendo los nuevos requerimientos de
comunicación y (ii) compensar, de alguna manera, la merma que se produjo en el
canon de arrendamiento que percibía la actora, ya que no es lo mismo alquilar un
bien que está conectado interiormente a otro que no lo está. Para la Sala, no es
posible fijar el lucro cesante sobre lo que la demandante percibe por concepto de
arrendamiento -$300.000-, tal como lo sugiere el ente demandado, sino sobre el
porcentaje en que disminuyó el canon de arrendamiento, por la incomunicación
interna que sufrió el inmueble “Villainés”. De otra parte, la Sala se aparta de la
objeción, en cuanto que para efectos de determinar el lucro cesante se habría
tomado una cifra sin sustento -$912.000-, pues en la experticia se especificó y la
demandada no hizo nada para rebatirla técnicamente. En efecto, los peritos
atendieron el 1% del valor comercial del área construida del inmueble y las
condiciones generales del mercado para llegar a la suma de $912.000, disminuida
por las condiciones particulares del sector inmobiliario de la época, a $700.000.
Monto al que se le descontó lo recibido por arrendamiento -$300.000-, para así
establecer la diferencia que sirvió de base para efectos de determinar el lucro
cesante -$400.000-. Revisadas así las objeciones formuladas por el Invías, se
habrá de actualizar la condena dispuesta por el a quo, en atención al dictamen
pericial rendido dentro del proceso
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SUBSECCION B
ANTECEDENTES
1. Lo que se demanda
La demandante señaló que “ha sufrido por cuanto el terreno que ella, junto con su
esposo y con gran cariño había cuidado y embellecido, se ve ahora transformado
y dañado en su topografía natural. Toda esta situación ha conseguido que las
relaciones con su familia y sus amistades se vean deterioradas, porque la
observan triste y además decepcionada del Estado por su comportamiento
dañoso, quejándose de que en lugar de protegerla por su avanzada edad y su
soledad, se aprovechan de esta circunstancia” (f. 11 c. ppl.).
2. Intervención pasiva
Señaló que, en este caso, no se puede soslayar que la firma contratista G.B.G.
Universal Ltda adquirió una póliza de responsabilidad civil extracontractual que
cubre los daños y perjuicios padecidos por la actora.
- El Consorcio Edgardo Navarro Vives y Construcciones G.B.G. Universal
Ltda aclaró que no era obligación suya adelantar los trabajos que se hicieron en el
predio de la actora, porque “no están contemplados dentro del contrato 1159 de 28
de diciembre de 1995, pues el objeto del mismo consistió en la obligación de
ejecutar para el Instituto las obras necesarias para la construcción de la variante
de Popayán, sector K4 + 100 al K16 + 000, de acuerdo con las especificaciones
suministradas por ese ente (…) y, por ende, las obras realizadas en el predio de la
señora María Inés Ballén de Espinosa para nada se relacionan ni caían bajo el
efecto del contrato, pues como claramente se determinó en la reunión de 24 de
octubre de 1997, ellas tuvieron su origen en el proyecto de limpieza del cauce de
la quebrada y del colector que corre paralelo a la margen derecha de la misma;
labores y trabajos que debían ser desempeñados y elaborados por el Acueducto y
Alcantarillado de Popayán” (f. 189 c. ppl.). Precisó que ayudó con la canalización
de la quebrada por servirle a la comunidad, no porque mediara una obligación
contractual.
Especificó que la señora María Inés Ballén de Espinosa bien pudo demandar al
Acueducto y Alcantarillado de Popayán, ya que a esta entidad le correspondía, tal
como quedó consignado en el acta de 24 de octubre de 1997, en la que
intervinieron los representantes de dicho ente, el Invías y la firma Incco Ltda.,
contrarrestar el represamiento de la quebrada, ejecutando “trabajos de sondeo y
limpieza del colector que corre a la margen derecha de la misma” (f. 192 c. ppl.).
Finalmente, llamó en garantía a Seguros del Estado S.A., teniendo en cuenta que
con ocasión del contrato 1159 de 1995, suscribió con dicha agencia la póliza de
responsabilidad civil extracontractual 9555580.
- Seguros del Estado S.A. afirmó que quien tiene la facultad para llamarla en
garantía es el Instituto Nacional de Vías, dado que puede resultar afectado directa
o indirectamente con las obras objeto del contrato, no así el Consorcio Edgardo
Navarro Vives y Construcciones G.B.G. Universal (f. 325 c. 3). Finalmente,
propuso la excepción de prescripción.
3. Alegatos de conclusión
- La actora señaló que “bien fueron las obras dañosas producto del contrato
de construcción de la Variante Norte de Popayán o de la canalización de la
quebrada Quitacalzón o Zajón del Garrochal, lo cierto es que no se puede soslayar
que el Instituto Nacional de Vías contrató la ejecución de esos trabajos en su
predio” (f. 396-397 c. ppl.).
Aseveró que los daños que padeció están demostrados “mediante un dictamen
pericial practicado como prueba judicial anticipada, realizado para la época de los
hechos, en el cual el Instituto Nacional de Vías fue citado como parte y en tal
virtud se hizo presente, con todas las oportunidades procesales para su defensa.
A través de ese estudio, se pudo establecer que el curso de la quebrada que
pasaba por el predio si había sido desviado, que se había producido una
inundación en el terreno, que se habían arrasado árboles maderables, frutales,
que se había deteriorado el paisaje por acumulación de tierras a ambos lados de
la quebrada, cambiando la topografía del terreno, situaciones todas ellas que
habían afectado el valor comercial del mismo. A esta experticia realizada por los
auxiliares de la justicia, ingenieros Hugo Ordóñez y Tania Sofía Valenzuela, la cual
tiene carácter de plena prueba, se puede agregar el levantamiento topográfico
realizado por los ingenieros Cesar López y Fredy Urbano y la carta catastral del
inmueble afectado, existentes desde hace mucho tiempo atrás, proporcionada por
el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, pruebas todas estas que informan,
miradas en conjunto con las declaraciones recibidas de las personas que
conocieron el inmueble afectado antes de los trabajos del Instituto Nacional de
Vías y el avalúo realizado por el ingeniero Silvio Santamaría en septiembre de
1997, de una manera clara como era el terreno antes de las obras dañosas y
cuáles fueron los cambios que se produjeron, para llegar a la conclusión sobre los
perjuicios ocasionados” (f. 399 c. ppl.).
Recalcó sobre “el valor probatorio que poseen las pruebas levantadas en la época
de los acontecimientos dañosos, frente a las que se producen mucho tiempo
después de la ocurrencia de estos” (f. 401 c. ppl.).
. Existe ya dentro del proceso, una evaluación y avalúo de los daños causados,
mediante prueba pericial anticipada.
. El área tomada en cuenta para realizar el avalúo de los daños fue de 4.452 m2 y
no la totalidad del área del inmueble. Sus datos fueron tomados de los
suministrados por el Instituto Nacional de Vías y contenidos en el levantamiento
topográfico por ellos mismos realizado.
Precisó que “si bien las obras fueron solicitadas por la comunidad, su realización
fue ordenada por parte del Invías, con cargo al contrato 1159-95, tal como se
infiere del oficio DR 1887 de 23 de diciembre de 1997, obrante a folio 253 del
cuaderno principal, en el cual se reitera la solicitud hecha en oficio No. DVP-036-
97 de 19 de noviembre de 1997, de lo anterior se desprende que si bien el objeto
del contrato 1159-95 para la construcción de la variante norte Popayán, tramo II,
no incluía directamente la realización de obras en el predio de la demandante,
tales trabajos se constituyen en complementarios o adicionales a dicho contrato,
conllevando responsabilidad administrativa por los perjuicios derivados de su
ejecución, sin importar el fin altruista perseguido, pues la actuación estatal se rige
estrictamente por los principios establecidos en la Constitución y las leyes, en
particular la protección de los bienes de los residentes en Colombia y la
responsabilidad derivada de la actuación u omisión de las autoridades públicas en
los términos del artículo 90 de la Carta Política” (f. 417 c. ppl.).
Señaló que “la desviación del cauce natural de la quebrada Zajón del Garrochal o
Quitacalzón con la ampliación de la misma, causa una división del predio en
condiciones muy distintas a la que presentaba originalmente, ya que con
anterioridad a las obras si bien es cierto era atravesado por la quebrada, existía un
puente en madera que permitía el acceso sin dificultad, mientras que después de
las obras no sólo se amplió el cauce sino que también se destruyó el puente para
dar paso a los trabajos con maquinaria pesada. Se insiste en que las condiciones
en que se encuentra dividido el predio en la actualidad son distintas y conllevan de
suyo un perjuicio, conforme lo concluyen los peritos” (f. 419 c. ppl.).
Puntualizó que acoge “el dictamen pericial rendido dentro del proceso, en el cual
los peritos estimaron la cuantía de los daños causados en la suma total de
$57.986.476” (f. 421 c. ppl.).
Señaló que se deben valorar todas las pruebas obrantes dentro del plenario y que
no se puede soslayar que “tanto el contratista como la entidad contratante son
solidariamente responsables frente a terceros por los daños que se puedan
ocasionar a personas o a sus bienes como consecuencia de la ejecución de una
obra pública, como es el caso que nos ocupa. Extrañamente en la sentencia, en
una forma precipitada, se determina que el consorcio contratista no tiene
responsabilidad alguna, estando probado que fue quien ejecutó las obras
solicitadas por la comunidad, bajo la supervisión de Incco Ltda, firma interventora,
razón por la cual considero que debió establecerse claramente la responsabilidad
del Consorcio Eduardo Navarro Vives-Construcción G.B.G. Universal Ltda., al
menos para después, si definitivamente el Invías es condenado, poder iniciar la
acción de repetición contra dicho consorcio, en idéntica forma en cuanto a
Seguros del Estado S.A., pues fue la que expidió la póliza de responsabilidad civil
extracontractual, exigida por el Invías al consorcio contratista” (f. 434 c. ppl.).
Evidenció que a tiempo objetó el dictamen pericial considerado por el a quo para
efectos de la condena y pidió que la argumentación que expresó, en esa
oportunidad, sea tenida en cuenta al resolverse el recurso de apelación
interpuesto.
Afirmó que “la actitud negligente del Instituto Nacional de Vías para precaver el
litigio que se podría presentar, implicó para ella, además de otros gastos, el pago
de honorarios para los profesionales del derecho que debieron representarla en la
etapa prejudicial y judicial, erogación a la cual no debía estar sometida si Invías no
hubiera lesionado sus derechos o si hubiera conciliado en tiempo el pago de los
perjuicios ocasionados” (f. 434 c. ppl.).
Adujo que solicitó la condena en costas, la cual comprende expensas y agencias
en derecho. En tal virtud, “acogiéndome a los parámetros establecidos en la
sentencia C-539 de 28 de julio de 1999, proferida por la Corte Constitucional, pido
se acepte la condena en agencias en derecho y que estas sean fijadas como lo
ordena el artículo 393 del Código de Procedimiento Civil” (f. 441 c. ppl.).
6. Alegaciones finales
De esta oportunidad hizo uso el Instituto Nacional de Vías (f. 454-458 c. ppl.) y el
Ministerio de Transporte (f. 459-460 c. ppl.), reiterando para el efecto los
argumentos esgrimidos en el transcurso del proceso.
CONSIDERACIONES
La Sala es competente para conocer del presente asunto, en razón del recurso de
apelación interpuesto por el Instituto Nacional de Vías y la actora contra la
sentencia de primera instancia, dado que la cuantía de las pretensiones alcanza la
exigida en vigencia del Decreto 597 de 19881, para que un proceso adelantado en
ejercicio de la acción de reparación directa tuviera vocación de segunda instancia
ante esta Corporación.
1. Hechos probados
1
La cuantía necesaria para que la doble instancia en un proceso iniciado en 1999 fuera
conocida por esta Corporación, debía superar la suma de $18.850.000 -artículos 129 y 132
del C.C.A. subrogados por el decreto 597/88- y la mayor de las pretensiones fue estimada
por la demandante en $67.576.512, por concepto de afectación del valor comercial del
inmueble (f. 9 c. ppl.).
2
La prueba documental que soporta los hechos probados fue anexada por la actora en
copia o solicitada por ésta, decretada y allegada por el Instituto Nacional de Vías- Invías,
las firmas contratista e interventora y las aseguradoras llamadas en garantía.
inscrito en el catastro con el número 00-1-006-108 (f. 17-18 c. ppl.). Folio de
matrícula inmobiliaria 120-19433 (f. 19 c. ppl.).
Aguas arriba de ese paso (Club de Caza y Tiro Los Patojos, etc), se presenta
variación en el cauce natural de la quebrada Quitacalzón, cambiando su curso y/o
ampliándose su sección. Al cambiar su recorrido la quebrada, se modifican las
condiciones naturales de ella, produciéndose, entre otros, cambios en algunos
linderos de predios.
CONCLUSIÓN
En el tramo entre el puente de madera del club Los Patojos hasta el final de
recorrido, se pudo detectar que hay un punto de control inmediatamente aguas
abajo del puente que remansa las aguas de la quebrada, ocasionando sobre
elevación de las aguas hacia arriba de este punto e inundaciones en los terrenos
vecinos a las márgenes del cauce.
Atendiendo las inconformidades dadas a conocer por usted en relación con las
obras de la variante de Popayán, que supuestamente afectaron el cauce de la
quebrada Quitacalzón, el Instituto Nacional de Vías solicitó a la firma Incco Ltda la
realización de un estudio hidráulico y topográfico que se efectuó en el mes de
agosto de 1997, con el cual se concluyó que el represamiento cauce arriba de la
quebrada Quitacalzón no es consecuencia de la construcción de la variante
Popayán-2º tramo y la obra de drenaje construida en el paso del agua en la citada
variante.
La solución final del problema no está en manos del Instituto Nacional de Vías,
sino en la construcción de las obras que para el efecto tiene proyectadas la
Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Popayán.
2.1 Con fecha noviembre 6/97 la interventoría envió al INV Regional Popayán un
presupuesto por valor de un millón ciento cuarenta y cuatro mil pesos ($1.144.000)
para la canalización de la quebrada en el tramo comprendido entre la variante y el
puente Los Patojos.
3. Comentarios finales
3.1 Las obras de canalización las ordenó el INV por solicitud de los propietarios
de los predios afectados por la inundación de aguas negras provenientes del
alcantarillado de la ciudad.
3.2 Se aclara que la canalización no dividió el lote, pues esta división ya existía
por el cauce natural de la quebrada, ni se produjo ensanchamiento de ésta, pues
el cauce de la quebrada divaga por una zona de ancho variable que va desde 5
hasta 30 metros y el ancho de la canalización no sobrepasa los 3 metros.
3
(….) teniendo como soportes informes, avalúos y estudios hechos por el Instituto
Nacional de Vías, se concluyó que el área afectada por la ampliación de la quebrada
Quitacalzón es de 800.14m2 y la vegetación afectada fueron eucaliptos, guaduales,
guadual, en una cantidad de 341 y 1, respectivamente.
. Valor puente en madera que se hace necesario construir para permitir el acceso de un
lote a otro: $400.000
. Al quedar el predio dividido en dos lotes o sea sin paso directo, merma la posibilidad de
un buen o mejor arrendamiento, por lo tanto se sacará el lucro cesante.
Valor total arriendo $912.000, pero teniendo en cuenta la situación actual del mercado, el
valor comercial está necesariamente ligado al comportamiento del mercado y no
podemos desconocer los diferentes factores que rodean y afectan hoy en día el sector
inmobiliario en nuestro medio, por lo tanto el valor comercial del arriendo, consideramos
que sería de $700.000 .
- Los testimonios recaudados por el a quo permiten inferir que (i) el predio de
la señora María Inés Ballén de Espinosa no resultó afectado con la construcción
del segundo tramo de la variante Popayán, sino con la canalización o recuperación
del cauce de la quebrada Quitacalzón, obra que fue autorizada y pagada por el
Instituto Nacional de Vías, ejecutada por el Consorcio Edgardo Navarro Vives-
Construcciones G.B.G. Universal Ltda y supervisada por la firma Incco Ltda; (ii) las
obras fueron solicitadas por los habitantes de la ribera del mencionado afluente
para solucionar, en parte, el problema de anegamiento y contaminación que los
aquejaba, el cual era originado en un colector de aguas negras; (iii) Invías no
conoció oposición de los propietarios de los predios afectados con los trabajos de
canalización o de su representante, el señor Henry Ariza, ni de las firmas
contratista e interventora; (iv) la firma Incco Ltda se encargó de informar en cada
predio adyacente a la obra sobre la realización de la misma; (v) Invías no objetó el
dictamen pericial practicado como prueba anticipada, ni propuso una fórmula de
arreglo en la etapa de conciliación prejudicial, esperando un levantamiento
topográfico y un concepto técnico que determinara el detrimento padecido por la
actora y la cuantía de la indemnización, trabajo elaborado finalmente por la Lonja
de Propiedad Raíz del Cauca y (v) la afectación de la demandante se concretó en
la división de su predio en dos partes bien definidas, las cuales perdieron
comunicación por el ensanchamiento de la quebrada, la destrucción de cultivos y
árboles, la intervención con retroexcavadora, la remoción de tierra y las
dificultades de arrendamiento del bien en esas condiciones.
(….) Que ahora eso si se ve muy feo y que está abandonado, ella no pudo volver
a arrendar el bien, porque primero tenía que arreglar todo lo que estaba dañado y
eso costaba mucha plata, la gente que iba y veía la finca ya no la quería arrendar
(f. 30-31 c. 2-declaración del señor José Alfonso Espada Villaquirán –profesor de
la demandante).
(….) Pues lo que se observó fue una división longitudinal del terreno, es decir, se
separó el lote en dos partes bien definidas. Inicialmente, el curso original lo dividía
parcialmente y con el nuevo cauce ya se nota, según el levantamiento que se hizo,
el corte o división del lote de terreno en dos partes (f. 32-33 c. 2-declaración del
señor Fredy Urbano Martínez –Ingeniero de Minas que hizo un levantamiento
topográfico inicial).
3. Problema jurídico
4. Análisis de la Sala
En este caso, no hay duda sobre que la canalización o recuperación del cauce de
la quebrada Quitacalzón provino de la orden del Instituto Nacional de Vías, ente
que dispuso (i) la elaboración de un proyecto previo; (ii) hacer uso de recursos
económicos, con cargo al contrato de construcción de la variante de Popayán,
sector K4+100 K16+000, para cubrir el trabajo y (iii) de medidas perentorias para
que la obra se agilizara, en atención a la insistencia de la comunidad y a la
gravedad del anegamiento y la contaminación.
Con relación a este punto, es preciso señalar que la póliza única de seguro
9555580 se constituyó para garantizar el cumplimiento de la construcción de la
variante Popayán, sector K4+100 K16+000 –contrato 1159 de 1995-, la debida
destinación del anticipo, el cubrimiento de las prestaciones sociales y la
estabilidad de esa obra: No así para amparar el riesgo de daños a terceros por la
canalización de la quebrada Quitacalzón. Al respecto, como la Sala echa de
menos la modificación para la ampliación de la cobertura, no queda sino confirmar
la sentencia impugnada. Siendo así y como quiera que la demandada tenía
contratada una póliza para cubrir los daños a terceros, a causa de los trabajos
realizados en el territorio nacional, la Compañía de Seguros La Previsora S.A.
deberá responder por la condena, de conformidad con el monto asegurado,
debidamente actualizado, sin descuento por otros pagos, al que la misma aludió
en su contestación, pues al respecto nada probó.
Finalmente, el Instituto Nacional de Vías pidió que se revisen las objeciones que,
en su momento, presentó al dictamen pericial en el que el a quo fundó el monto de
la condena.
Sostuvo la entidad que los peritos (i) partieron de una división del predio en razón
de los trabajos de canalización que, contraría la realidad, al igual que de la
modificación del cauce que no ocurrió; de donde se estima la construcción de un
puente que no se requiere y (ii) debieron fijar el lucro cesante sobre una base real,
esto es, lo que recibió la demandante por concepto de arrendamiento del inmueble
afectado -$300.000-, pues la cifra de $912.000, no tiene sustento.
Para la Sala, las razones en que se apoya la objeción del ente demandado están
soportadas en argumentaciones de defensa o conveniencia expuestas a lo largo
del proceso, más no en valoraciones técnicas o científicas con entidad suficiente
para desvirtuar la experticia.
5. Perjuicios
Donde:
6. Costas
El artículo 171 C.C.A. prevé que en “todos los procesos, con excepción de las
acciones públicas, el Juez, teniendo en cuenta la conducta asumida por las
partes, podrá condenar en costas a la vencida en el proceso, incidente o recurso,
en los términos del Código de Procedimiento Civil” (negrita con subrayas fuera del
texto). Del artículo trascrito, se puede extraer que las costas (i) proceden en todos
los procesos que se tramitan ante la jurisdicción de lo contencioso administrativo,
salvo en las acciones públicas; (ii) se imponen según la conducta asumida por
las partes a lo largo del proceso. Esto es, la condena en costas depende del
elemento subjetivo, a diferencia de lo que ocurre en materia procesal civil, que la
condena en costas se impone por el simple hecho de que exista una parte vencida
o que se decida desfavorablemente un recurso o un incidente -elemento objetivo-
y (iii) se regulan por normas procesales civiles, en cuanto no exista disposición
expresa en el Código Contencioso Administrativo. Verbigracia la oportunidad para
proferir la condena en costas, las normas relativas a la liquidación, etc., aspectos
que están reglados en los artículos 392 y 393 del C.P.C.
4
Tales conceptos están desarrollados, entre otras, en las siguientes normas: En el artículo
6 de la C.P. que establece que los particulares sólo son responsables por infringir la
constitución y la ley, y que los servidores públicos son responsables por omisión o
extralimitación en el ejercicio de sus funciones. En el artículo 83 ibídem, que exige que las
actuaciones de los particulares estén ceñidas al postulado de la buena fe. En el artículo
95 ibídem, que obliga a los ciudadanos a respetar los derechos ajenos y a no abusar de
los propios, y a colaborar con el buen funcionamiento de la administración de justicia. En
el artículo 71 del C.P.C., que obliga a los sujetos procesales a proceder con lealtad y
buena fe; a obrar sin temeridad en sus pretensiones o defensas y en el ejercicio de los
derechos procesales, y a prestar colaboración al juez para la práctica de audiencias y
pruebas. Y en el artículo 74 ibídem, que establece eventos en los que existe temeridad o
mala fe, así: a) cuando sea manifiesta la carencia de fundamento legal de la demanda o
de su oposición; b) cuando se aleguen hechos contrarios a la realidad; c) cuando se utilice
el proceso, incidente o trámite para fines ilegales o con propósitos dolosos o fraudulentos;
d) cuando se obstruya la práctica de pruebas y e) cuando se entorpezca o dilate
reiteradamente el desarrollo normal del proceso.
temeraria o notoriamente infundada. Y lo cierto es que, en el sub lite, no hay
conducta reprochable por sancionar.
Así las cosas, no procede la condena en costas pedida por la actora. Por lo tanto,
se confirmará el numeral 5° de la sentencia apelada, que fue el único apelado por
la demandante.
RESUELVE
CUARTO: La condena se cumplirá en los términos de los artículo 176 y 177 del
C.C.A..
QUINTO: SIN CONDENA en costas.
SEXTO: Por secretaría, EXPEDIR copias con destino a las partes, con las
precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil, las cuales se
entregarán a quien acredite estar actuando como apoderado judicial dentro del
proceso.