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¿Adónde vas con tanto peso? ¡Con el buen día que hace y con tanto calor!
Se está mucho mejor aquí, a la sombra, cantando y jugando. ¿Acaso no
quieres divertirte?, se rió la cigarra.
La hormiga se detuvo y miró a la cigarra, pero prefirió hacer caso omiso de sus
comentarios y continuar su camino en silencio y fatigada por el esfuerzo. Así,
pasó todo el verano, trabajando y almacenando provisiones para el invierno. Y
cada vez que veía a la cigarra, ésta se reía y le cantaba alguna canción de
aires burlones:
¡Qué risa me dan las hormigas cuando van a trabajar! ¡Qué risa me dan las
hormigas porque no pueden jugar!
Sin embargo, el invierno encontró a la cigarra debajo del mismo árbol, sin casa
y sin comida. No tenía nada para comer y estaba helada de frío. Fue entonces
cuando se acordó de la hormiga y fue a llamar a su puerta.
¿Crees que voy a darte la comida que tanto me costó reunir? ¿Qué has
hecho holgazana durante todo el verano?
Pues ahora, yo como tú puedo cantar: ¡Qué risa me dan las hormigas cuando
van a trabajar! ¡Qué risa me dan las hormigas porque no pueden jugar!
Tanta era la sangre que manaba de la herida infligida por San Jorge, que se
formó un gran charco junto al dragón. Y del charco surgió un rosal, de flores
carmesí como la sangre. El caballero cogió una rosa, la entregó a la hermosa
Cleodolinda y, acto seguido, se esfumó.
TEXTO 6
Urano (dios celeste) y Gea (diosa terrestre) le revelaron a su nieto Zeus que el
próximo hijo que tuviera con Metis, diosa de la prudencia, le arrebataría el trono.
Y éste se tragó a Metis que estaba a punto de dar a luz para evitarlo.
TEXTO 7
Abajo, en un espacio despejado y sombrío, vio a Snape. Pero no estaba solo.
Quirrell también estaba allí. Harry no podía verle la cara, pero tartamudeaba
como nunca. Harry se esforzó por oír lo que decían.
... n-no sé p-por qué querías ver-verme j-justo a-aquí, de entre t-todos los
llugares, Severus... Oh, pensé que íbamos a mantener esto en privado dijo
Snape con voz gélida .
Después de todo, los alumnos no deben saber nada sobre la Piedra Filosofal.
Harry se inclinó hacia delante. Quirrell tartamudeaba algo y Snape lo interrumpió.
¿Ya has averiguado cómo burlar a esa bestia de Hagrid?
P-p-pero Severus, y-yo... Tú no querrás que yo sea tu enemigo, Quirrell
dijo Snape, dando un paso hacia él.
Y-yo no s-sé qué...
Tú sabes perfectamente bien lo que quiero decir. Una lechuza dejó escapar
un grito y Harry casi se cae del árbol.
Se enderezó a tiempo para oír a Snape decir:
... tu pequeña parte del abracadabra. Estoy esperando.
P-pero y-yo no...
Muy bien lo interrumpió Snape . Vamos a tener otra pequeña charla muy
pronto, cuando hayas tenido tiempo de pensar y decidir dónde están tus
lealtades.
Se echó la capa sobre la cabeza y se alejó del claro. Ya estaba casi oscuro, pero
Harry pudo ver a Quirrell inmóvil, como si estuviera petrificado.