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GRUPO OPERATIVO Y MODELO DRAMÁTICO

(en colaboración con Ana P. de Quiroga, Carlos Gandolfo y Marta


Lazzarini)

(* Relato presentado en el Congreso Internacional de Psicodrama y


en el
Congreso Latinoamericano de Psicoterapia de Grupo, Buenos Aires,
1969.)

El análisis de los procesos de comunicación y aprendizaje ha sido


nuestro punto de partida en la elaboración de una teoría de la
enfermedad mental (conducta desviada). Ella resulta del deterioro
de la comunicación y del fracaso en el aprendizaje de la realidad en
un momento del desarrollo (fijación), lo que promueve el regreso del
sujeto (regresión) a este momento disposicional de su historia con la
utilización de formas arcaicas de mecanismos defensivos para
controlar o atenuar los dos miedos básicos, de pérdida y ataque.
Las características de este estereotipo condicionan las
características fenomenológicas de la enfermedad, configurando la
situación de resistencia al cambio, sobre la que se centrará la tarea
correctora.
Las investigaciones en el campo de las teorías del aprendizaje
emigran poco a poco de los laboratorios de psicología experimental
hacia la comunidad, dotando a la psicología (ahora social) de
instrumentos que servirán para evaluar la interacción entre indi-
viduo y sociedad. Se toma como punto de partida de estas inves-
tigaciones el supuesto acerca del carácter dialéctico de dicha inter-
acción que cumple un itinerario en espiral continua, en la que el
actor del proceso se realimenta con la experiencia, mortificándose el
sujeto y modificando al mundo y emergiendo de esta manera el
sentirñiento del yo situacional e instrumental. La concepción del
aprendizaje como praxis nos permite la posibilidad de plantearnos
dicho proceso como un aprender a aprender y un aprender a pensar,
concepción de carácter instrumental que se apoya en una teoría del
pensamiento y del conocimiento que operan en un contexto social.
Sobre la base de estas últimas formulaciones y de una teoría del
vínculo al que definimos como una estructura bicorporal y
tripersonal, construimos el instrumento de aprehensión del objeto
de conocimiento. Esta estructura triangular que rige todas nuestras
relaciones hace posible abandonar el esquema de una psicología
individual, que ya negaba Freud adoptando los postulados de una
psicología que siempre será social, al incluir en el esquema de
referencia el concepto de un mundo interno en interacción continua,
origen de las fantasías inconscientes. Es esta dimensi6n ecol6gica
la que por procesos de introyección y proyección puede condicionar
una imagen distorsionada en distintos grados del mundo exterior,
particularmente del rol del otro, cuya percepción está signada por
situaciones de reencuentro que rigen todo nuestra vida emocional.

El ajuste de estos elementos va a corifigurar modelos, pautas


esquemas referenciales que operan en el proceso de aprendizaje
lectura de la realidad.
El modelo es un sistema o un conjunto que debe incluir todas
,jas características del objeto a indagar. Es el instrumento de abor-
daje del objeto real, en el que se encuentran los vectores del des-
cubrimiento. En la medida en que el descubrimiento del objeto real
se intensifica (a través de la praxis) , el modelo pierde significación
como intermediario entre el proceso de pensamiento y la realidad ya
que "la cosa en sí se convierte en la cosa para sí". Por ello des-
cribimos en última instancia al aprendizaje como el proceso de
apropiación instrumental de la realidad para modificaría. Todo
aprendizaje es aprendizaje social, aprendizaje de 'roles. Lo que se
internaliza en ese proceso de apropiación de la realidad son fun-
ciones, las que pueden ser descriptas en forma de roles en situación.

Todo conjunto de personas ligadas entre sí por constantes de


tiempo y espacio y articuladas por ser mutua representación interna
(dimensión ecológica) configura una situación grupal. Dicha
situación está sustentada por una red de motivaciones y en ella
interaccionan entre sí por medio de un complejo mecanismo de
asunción y adjudicación de roles. Es en este proceso donde deberá
surgir el reconocimiento de sí y del otro en el diálogo e intercambio
permanente. Esta situación grupal constituye el instrumento más
adecuado para ese aprendizaje de roles (aprendizaje social) en el que
consiste la internalización operativo de la realidad.
Todo grupo se plantea explícita o implícitamente una tarea, la
que constituye su objetivo o finalidad. La tarea, la estructura
grupal y el contexto en el que se relacionan tarea y grupo consti-
tuyen una ecuación de la que surgen fantasías inconscientes, que
siguen el modelo primario del acontecer del grupo interno. Entre
estas fantasías algunas pueden funcionar como obstáculo en el
abordaje del objeto de conocimiento y distorsionantes en la lectura
de la realidad, mientras que otras actúan como incentivo del trabajo
grupal.

El enfrentamiento de ambos tipos de fantasías insconscientes


proyectadas en el grupo producirán las situaciones de conflicto
características de la tarea grupal.
El esclarecimiento de dichas fantasías inconscientes, así como
la resolución dialéctica del dilema que dio origen al conflicto,
consituyen la tarea latente del grupo, inaugurándose entonces la
posibilidad de la creación.
En ese momento el creador se hace cargo de su fantasía in-
consciente, como estructura-función y puede construir una estra-
tegia, una táctica, una técnica y una logística para el abordaje de la
realidad.
Apoyándonos en este marco teórico hemos construido la téc-
nica de grupos operativos, en la que el instrumento de esclareci-
miento está dado por la interpretación enunciativa o interrogativa y
el señalamiento, que tienen siempre el carácter de una hipótesis
acerca de la fantasía grupal, no evaluándose su eficacia según un
criterio de verdad, sino según el criterio de operatividad en la
medida-que permite la ruptura del estereotipo.
Nos interesa particularmente describir la aplicación de las
técnicas operativas al aprendizaje de la dirección teatral, dadas las
coincidencias entre el modelo dramático y nuestro modelo grupal.
Coincidencias fundadas en la universalidad de la dimensión que
denominamos Ecología humana interna.)

Historia de una experiencia concreta

En junio de 1968, un curso centrado en el aprendizaje de la


dirección teatral, a cargo del señor Carlos Gandolfo, quien estaba
familiarizado con las técnicas grupales a través de su aprendizaje en
nuestra Escuela de Psicología Social, dio apertura a la posibilidad
de integrar la técnica de grupo operativo a su tarea.
El aprendizaje que debían realizar stis alumnos estaba centrado en
tres puntos básicos.
a) El director con su obra: análisis de la estructura dramática en
sus aspectos manifiestos (lo anecdótico de la obra) y latentes (la
motivación, las relaciones íntimas que los personajes desconocen
y que el director debe traducir en acciones propuestas al actor
para lograr la actitud, la ernoción adecuada al personaje). El
análisis de la obra implica el descubrimiento de las situaciones
de crisis, culminación y resolución, en primer término en el ámbito
total de la obra, en segundo lugar en cada acto y en cada escena.

b) El director Y el actor: este segundo paso del aprendizaje


concierne al conocimiento que el director debe tener del material
con el que trabaja (el actor) debe experimentar por sí mismo de
qué manera el actor vive el proceso de creación, jugar el rol del
actor, lo que le exige un reaprendizaje de la realidad, de la
acción, de las formas de interrelación.
Para ello debe aprender a convertir las escenas claves de la obra
en acciones concretas, que determinen en el actor un
comportamiento que despierte una determinada emoción: allí
empieza el actor a comprometer su emoción. En síntesis, lo que
se busca es un reencucntro con una situación previa, va vivida
por el actor, que condicionará en él la emocióñ, la actitud
corporal que lo acerque al personaje.

c) El tercer punto del aprendizaje consiste en la síntesis de lo


anterior: la puesta en escena.
Al incluirse en el grupo un equipo integrado por Ana P. de Quiroga
como coordinadora y Marta Lazzarini como observadora, tras la
primera reacción de expectativa y ante la propuesta de la
coordinadora de sentarse formando un semicírculo, aparece en el
grupo, en la tercera reunión, la necesidad de presentarse,
especificando qué tarea realiza cada uno.
(El grupo había cumplido ya un mínimo de cuatro meses de tarea en
común. Algunos integrantes participaban en el grupo desde hacía
más de un año.)
Aquí podemos observar que la modificación espacial del escenario
de aprendizaje, que implicaba abandonar el modelo escolar, hizo
surgir la exigencia de adquirir una identidad como individuo y como
grupo, en función de una tarea. (Replanteándose la situación de
crisis de identidad que subyace en la vocación actoral.) La
disposición semicircular fue adoptada definitivamente tanto para las
clases como para las reuniones grupales.

Las dificultades que aparecieron en el abordaje de la tarea


explícita (el aprendizaje de la dirección teatral) fueron frecuente-
mente trabajadas por el grupo a través de la interpretaciones y
señalamientos en un esfuerzo común cuya finalidad era la ruptura
del estereotipo anterior, coincidente con el modelo básico familiar.
Los elementos que con mayor frecuencia aparecieron obsta-
culizando la tarea fueron: la confusión entre rol de actor y director,
un alto nivel de aspiración, lo que perturbaba el aprendizaje del rol
de aprendiz, entrándose en una intensísima situación de rivalidad
con el director, con quien asimismo se había establecido una
relación de excesiva dependencia. La ambivalencia de esta
situación, aunque se atenúa en el trabajo grupal, aparece como una
constante de aprendizaje, encontrándose un desfasaje permanente
entre el nivel de aspiración y el sentimiento de logro.

El proceso analítico de la estructura dramática se ve distor-


sionado por la proyección de conflictos sobre la obra, y por la
identificación del alumno con los personajes, lo que distorsiona el
proceso analítico.

Al cumplirse el segundo momento del aprendizaje, titulado "el


director y el actor", la exigencia de jugar el rol de actor y de
experimentar ese proceso de creación llevó al grupo a una crisis.
En ella predominaban las fantasías de transparencia y desenmas-
caramiento, la culpa por los aspectos vocacionales relacionados con
el teatro; exhibicionismo, impostura, fantasía básica de la
"máscara", etc. Surgieron mecanismos de proyección de la censura
interna, la que fue depositada sobre los miembros del grupo; esto
frenaba la creatividad y espontaneidad y el compromiso, o provo-
caba situaciones de intensa agresividad.

Se produjo en el grupo una vivencia "de enloquecer", definida por


un Integrante "como la explosión súbita de las emociones
humanas", entendiéndose que en esto residía la esencia de la Tra-
gedia.
En ese momento, los integrantes del grupo, atemorizados por la
emergencia de los materiales subyacentes, trataban de probar la
fortaleza o la fragilidad del equipo de coordinación, al que se quería
destruir por una parte como depositario de la censura y preservar
por otra como depositario de los aspectos positivos del grupo.
El grupo se encuentra abocado en este momento a la tarea de
discriminación entre persona y rol, y al aprendizaje del rol de
director.
En el fraseo de las interpretaciones se utilizaron los elementos
dados en clase, es decir, los relacionados con el lenguaje cotidiano y
la tarea teatral. Es de hacer notar que la persona a cargo de la
coordinación no tenía información previa sobre teatro, siéndole
posible el pasaje de un lenguaje (el de grupo operativo) a otro por
encontrar que el modelo operativo y el modelo dramático tenían una
estructura interna semejante. (La semejanza surge, según lo hemos
señalado, de una situación originaria común: la dimensión ecol6gica
o ecología humana intema).
Sobre estas construcciones podemos decir que el paralelismo
entre los modelos de investigación social y el modelo dramático se
fundamenta en el hecho de que toda obra es la representación, el
reencuentro de un momento de la vida cotidiana del creador, sea
éste el autor, el director o el actor. Todos ellos son creadores, por-
que el aprendizaje y la creación consisten en ese proceso de reen-
cuentro y redescubrimiento. Esta situación, de acuerdo con el
carácter de la experiencia reencontrada, puede ser angustiante o
gratificante.
Para terminar esta exposición recorremos los elementos cons-
titutivos del modelo dramático:

(William Sacksteder, "Elementos del Modelo Dramático",


Diógenes,Nº 52.)

Los modelos en la historia

El Espacio y el Tiempo

La Acción Dramática: Las Acciones


Las Direccíones
La Re-presentaci6n

El Diálogo Dramático: El Lenguaje


La Comunicaci6n
Los Símbolos

El Personaje Dramático: Las Personas


Los Papeles
El Encuentro

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ESTRUCTURA DE UNA ESCUELA DESTINADA
A LA FORMACION DE PSlCÓLOGOS SOCIALES *

* Trabajo presentado al Congreso Internacional de Psiquiatría


Social, Londres, agosto de 1969 y publicado en la Revista Argentina
de Psicología, Año 1,Nº 2, 1969.

Propósitos y metodología

Toda psicología social, definida como ciencia que estudia los


vínculos interpérsonilcs v otras formas de interacción, si no supera
esta simple tarea, haciendola direccional y significativa, tenderá a
estancarse y perder su sentido.
La psicología social se particulariza fundamcntalmente por ser
operativa e instrumental, con las características de una interciencia
cuyo campo es abordado por una multiplicidad interdisciplinaria
(epistemología convergente), de la cual deriva la multiplicidad de las
técnicas.
Como ciencia del hombre en el campo de la praxis, no puede
evitar esa exigencia sin caer en una situación formal y estereo-
tipada.
La psicología social es la ciencia de las interacciones orientada
liacia un cambio social planificado. De no ser así no tiene sentido y
todos sus esfuerzos concluirán en un sentimiento de
impotentización como resultante de las contradicciones acerca de su
aspecto operacional. Es una artesanía en el más amplio sentido de
la palabra, que tanto forma los elementos del cambio como prepara
el campo en el que se va a actuar. De allí van a surgir dos
direcciones: una llamada psicología social académica, que
preocupada sólo por las problemáticas de las técnicas o de los tipos
posibles de cambio, se siente paralizada frente a su responsabilidad
de realizar una síntesis de teoría y práctica.
La otra, la praxis, de donde surge el carácter instrumental y
operacional en su sentido más real, se resuelve no en un círculo
cerrado, sino en una continua realimentación de la teoría, a través
de su confrontación en la práctica y viceversa (tesis-antítesis-sín-
tesis). La experiencia de la práctica conceptualizada por una crítica
y una autocrftica realimenta y corrige la teoría mediante mecanis-
mos de rectificación y ratificación, logrando una objetividad cre-
ciente. Se configura así una marcha en espiral, la que progresiva-
mente va a capacitar el terreno de la mente para construir una
estrategia y una logística, que a través de la táctica y de la técnica
instrumental dé carácter operativo a planificaciones de distinto tipo
para que el logro del cambio aspirado, que consiste en el desarrollo
pleno de la existencia humana a través de la modificación del
hombre y la naturaleza, pueda realizarse. La psicología social que
postulamos apunta a una visión integradora del "hombre en
situación", objeto de una ciencia única o interciencia, ubicado en
una determinada circunstancia histórica y social. Tal visión se
alcanza por una epistemología convergente, en la que todas las
ciencias del hombre funcionan cgmo una unidad operacional
enriqueciendo tanto el objeto del conocimiento como las técnicas
destinadas a su abordaje.
Como unidad operacional, las ciencias del hombre así reunidas
aportan elementos para la construcción de un instrumento único al
que llamamos ECRO, esquema conceptual, referencias y operativo,
orientado hacia el aprendizaje a través de la tarea. Este conjunto
estructural y genético nos permite la comprensión horizontal (la
totalidad comunitaria) y vertical (el individuo inserto en ella) de una
sociedad en permanente situación de cambio y de los problemas de
adaptación del individuo a su medio. Como instrumento es lo que
permite planificar un manejo de las relaciones con la naturaleza y
sus contenidos en las que el sujeto se modifica a sí mismo y
modifica el mundo en un constante interjuego dialéctico.
Como escuela destinada a la formación de operadores en el campo
de la salud mental incluimos en dicho ámbito no sólo el análisis del
proceso del enfermarse y las tareas correctoras, sino también todos
los trabajos de prevención, insistiendo particularmente sobre los
vectores de aprendizaje y comunicación, cuyas perturbaciones son a
nuestro juicio el origen de toda conductor desviada.

La didáctica que postulamos, fundada en el concepto de inter-


ciencia, emerge del ámbito de la psicología vincular y podemos
caracterizaría como interdisciplinaria y grupal, acumulativa, de
núcleo básico instrumental y operacional.

La didáctica interdisciplinaria se apoya en la preexistencia, en


cada uno de nosotros, de un esquema referencias (conjunto de
experiencias, conocimientos y afectos con los que un individuo
piensa y actúa) que adquiere unidad por mediodel trabajo grupal,
promoviendo simultáneamente en ese grupo o comunidad un es-
quema referencias y operativo sustentado en el común denominador
de los esquemas previos.

Una de las clásicas definiciones de la didáctica es la de desarrollar


aptitudes, modificar actitudes y comunicar conocimientos. Estas
funciones son cumplidas por la didáctica interdisciplinaria que
educa, instruye y transmite conocimientos, pero con una técnica
que redunda en una economía del trabajo de aprendizaje, ya que al
ser acumulativa la progresión del desarrollo es geométrico.

Al hablar del abordaje interdisciplinario de una situación social


entendemos que esta metodología comprende el estudio en detalle,
en profundidad y en el ámbito total, de todas las partes de un
problema. Allí se da la síntesis dialéctica entre texto y contexto.
Surge de dicha definición la necesidad de trabajar en grupos
formados por integrantes de diversas especialidades que conciernen
al problema indagado. Se cumple así una de las leyes básicas de la
técnica de grupos operativos ("a mayor heterogeneidad de los
miembros y mayor homogeneidad en la tarea, mayor produc-
tividad"). Llamamos a nuestra didáctica de núcleo básico, porque
está inspirada en las conclusiones de las investigaciones en el
campo de la educación de los adultos que sostienen que la trans-
misión de los conceptos universales que rigen cada disciplina
específica hace posible una mayor velocidad, profundidad y ope-
ratividad del conocimiento. El núcleo básico está constituido por
esos universales y el aprendizaje va de lo general a lo particular.
Es instrumental y operacional, porque el esquema Conceptual,
referencias y operativo, ECRO, así constituido, es aplicable en cual-
quier sector de tarea e investigación.
Según esta didáctica, el aprendizaje se estructura como un
proceso continuo, con oscilaciones, articulándose los momentos del
enseñar y el aprender que se dan en el alumno y en el docente como
un todo estructural y dinámico.
Hemos adoptado como instrumento primordial de tarea e in-
dagación el grupo operativo, fundamentándonos en el hecho de que
las ciencias sociales han centrado su interés en los últimos años en
los grupos restringidos o cara a cara, que, en su carácter de unidad
básica de interacción y sostén de la estructura social, se convierten
también en unidad básica de trabajo e investigación.

El acontecer del grupo centra así la investigación del psic6logo


social en el fenómeno universal de la interacción, de donde surge el
reconocimiento de sí y del otro en un diálogo e intercambio
permanente que sigue una trayectoria en espiral.
Les agrupamientos sociales se organizan en unidades con el
objeto de adquirir mayor seguridad y productividad, surgiendo en su
seno la posibilidad de estudiar la red de comunicaciones, es decir,
los vínculos interhumanos que hacen posible la convivencia y la
tarea en común.

La estructura y función de un grupo cualquiera, sea cual fuere su


campo de acción, están dadas por el interjuego de mecanismos de
asunción y adjudicación de roles. Estos representan modelos de
conductas correspondientes a la posición de los individuos en esa
red de interacciones y están ligados a las expectativas propias y a
las de los otros miembros del grupo. El rol y su nivel, el status, se
ligan a los derechos, deberes e ideologías que contribuyen a la
cohesión de esta unidad grupal.

Todo conjunto de personas, ligadas entre sí por constantes de


tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna,
se plantea explícita e implícitamente una tarea, que constituye su
finalidad. Podemos decir entonces que estructura, función,
cohesión y finalidad, junto con un número determinado de
integrantes, configuran la situación grupal que tiene su modelo
natural en el grupo familiar.

La técnica de grupos creada por nosotros, llamada de grupos


operativos, se caracteriza por estar centrada en forma explícita en
una tarea que puede ser el aprendizaje, la curación (en este sentido
abarca a los grupos terapéuticos), el diagnóstico de las dificultades
de una )rganización laboral, la creación publicitaria, etcétera. Bajo
esta tarea explícita subyace otra implícita, que apunta a la ruptura,
a través del esclarecimiento, de las pautas estereotipadas que
dificultan el aprendizaje y la comunicación, significando un
obstáculo frente a toda situación de progreso o cambio.

La tarea consiste entonces en la elaboración de dos ansiedades


básicas, miedo a la pérdida (ansiedad depresiva) de las estructuras
existentes y miedo al ataque (ansiedad paranoide) en la nueva
situación, proveniendo esta última de nuevas estructuras en las que
el sujeto se siente inseguro por carencia de instrumentación. Estas
dos ansiedades, coexistentes y cooperantes, configuran la situación
básica de resistencia al cambio que debe ser superada, en el grupo
operativo, en un acontecer grupal en el que se cutnplen los tres
momentos dialécticos de tesis, antítesis y síntesis, por un proceso de
esclarecimiento que va de lo explícito a lo itnplícito. La unidad de
trabajo que permite realizar dicho esclarecimiento está integrada
por el existente (material aportado por el grupo a través de un
miembro cualquiera que cumple en ese momento la función de
portavoz), la interpretación realizada por el coordinador o copensor
del grupo y el nuevo emergente, conducta nacida de la organización
de distintos elementos, acontecimiento sintético y creador que
aparece como respuesta a esa interpretación. Toda interpretación,
en este tipo de grupos, como en la tarea terapéutica, tiene el
carácter de una hipótesis elaborada acerca de la fantasía grupal.
No apunta a la exactitud, o mejor dicho no se evalúa con un criterio
tradicional de verdad, sino en términos de operatividad, en la
medida que permite o favorece la ruptura del estereotipo.

El coordinador cumple en el grupo un rol prescripto: el de ayudar


a los miembros a pensar, abordando el obstáculo epistemológico
configurado por las ansiedades básicas. Opera en el campo de las
dificultades de la tarea y la red de comunicaciones. Su instrumento
es el señalamiento de las situaciones manifiestas y la interpretación
de la causalidad subyacente. Se integra en un equipo con un
observador por lo general no participante, cuya función consiste en
recoger todo el material, expresado verbal y preverbalmente en el
grupo, con el objeto de realimentar al coordinador, en un reajuste
de las técnicas de conducción.

La constatación sistemática y reiterada de ciertos fen6menos


grupales, que se presentan en cada sesión, nos ha permitido
construir una escala de evaluación básica, a través de la clasi-
ficación de modelos de conducta grupal. Esta escala es nuestro
punto de referencia para la construcción de interpretaciones. El
primer vector de dicha categorización incluye los fenómenos de
afiliación o identificación con los procesos grupales, pero en los que
el sujeto guarda una determinada distancia, sin incluirse totalmente
en el grupo. Este primer momento de afiliación, propio de la
historia de todo grupo, se convierte más tarde en pertenencia, una
mayor integración al grupo, lo que permite elaborar a los miembros
una estrategia, una táctica, una técnica y una logística. La
pertenencia es la que hace posible la planificación. La cooperación
consiste en la contribución, aun süenciosa, a la tarea grupal. Se
establece sobre la base de roles diferenciados. Es a través de la
cooperación como se hace manifiesto el carácter interdisciplinario
del grupo operativo y el interjuego de lo que más adelante
definiremos como verticalidad y horizontalidad. Hemos llamado
pertinencia a otra categoría, que consiste en el centrarse del grupo
en la tarea prescripta, y en el esclarecimiento de la misma. La
calidad de esta pertinencia se evalúa de acuerdo con el monto de la
pretarea, la creatividad y la productividad del grupo y sus aperturas
hacia un proyecto.

La comunicación que se da entre los miembros, quinta categorfa


de nuestra escala, puede ser verbal o preverbal, a través de gestos.
Dentro de este vector tomamos en cuenta no sólo el contenido del
mensaje sino también el cómo y el quién de ese mensaje; a esto
llamamos metacomunicaci6n. Cuando ambos elementos entran en
contradicción se configura un malentendido dentro del grupo.

El sexto vector nos refiere a un fenómeno básico, el de


aprendizaje. Se logra por sumación de información de los inte-
grantes del grupo, cumpliéndose en un momento dado la ley de la
dialéctica de transformación de cantidad en calidad. Se produce un
cambio cualitativo en el grupo, que se traduce en términos de
resolución de ansiedades, adaptación activa a la realidad,
creatividad, proyectos, etcétera.

Incluimos como categoría universal de la situación de grupo el


factor telé, definido por el profesor Moreno como disposición positiva
o negativa para trabajar con un miembro del grupo. Esto configura
el clima, que puede ser traducido como transferencia positiva o
negativa del grupo con el coordinador y los miembros entre sí.
Sefíalamos como situación central del grupo operativo la actitud
ante el cambio que se modifica en términos de incremento o
resolución de las ansiedades depresiva o paranoide, de pérdida y
ataque, coexistentes y cooperantes en tiempo y espacio. Esto
implica para el operador que cuando detecta en la situación grupal
uno de esos dos miedos como lo manifiesto, su interpretación
incluirá al otro como lo subyacente.
Nuestra insistencia acerca del carácter central de la situación de
estereotipo o resistencia al cambio se liga, dentro del esquema
conceptual, referencias y operativo según el que pensamos y
actuamos, a la postulación sostenida por mí en el afío 1945 en una
síntesis de una teoría general de las neurosis y psicosis, acerca de
la existencia de un núcleo depresivo patogenético que se da en
intensidades diferentes en el individuo normal, neurótico o
psicótico. Ese núcleo depresivo está vinculado a la situación de
nacimiento y desarrollo, y es responsable de la pauta estereotipado
de conducta como resultante de una situación de estancamiento en
el proceso de aprendizaje de la realidad y de deterioro de la
comunicación, viciando el abordaje del objeto de conocimiento y
situación de tarea.

El fundamento teórico acerca de la operatividad del grupo que


sigue la técnica descripta está dado por nuestra teoría de la
enfermedad única, apoyándose en los conceptos de situa'ci6n
depresiva básica, de posición esquizoparanoide -punto de partida de
la discriminación y el pensamiento- de la estereotipia de las técnicas
del yo, en la teoría del vínculo y la noción de grupo interno. Nuestro
esquema conceptual, referencial y operativo está constituido, sobre
todo en su aspecto genético, histórico y estructural, por las ideas de
Freud y Melanie Klein, mientras que en el aspecto social nos
apoyamos en K. Lewin, cuyo método es doblemente experimental: a)
es un esfuerzo para hacer práctica la experimentación sociológica, y
b) tiende a una forma nueva de experimentación: "La investigación
activa" (action research) .
La adaptación activa a la realidad y el aprndizaje están
.indisolublement¿ ligados. El sujeto sano, en la medida en que
aprehende el objeto y lo transforma, es decir, que hace ese
aprendizaje operativo, se modifica también a sí mismo entrando en
un interjuego dialéctico con el mundo en el que la síntesis que
resuelve una situación dialéctica se transforma en el punto inicial o
tesis de una antinomia que deberá ser resuelta en este continuo
proceso en espiral. En tanto se cumple este itinerario objetivo y del
grupo-, la red de comunicaciones es constante, mente reajustada y
sólo así es posible reelaborar un pensamiento capaz del diálogo y de
enfrentar el cambio.

Otros fenómenos que se dan en el acontecer grupal con una


reiteración tal que nos permite considerarlos emergentes universales
son: el secreto grupal, ligado a lo que llamamos también misterio
familiar, perturbador de la comunicación, pues este acontecimiento
secreto, sea cual fuere su significado real, se carga con sentimientos
y fantasías de culpabilidad.

Son emergentes universales las fantasías del enfermarse, de


tratamiento y de curación, así como la situación triangular que
dentro de nuestro esquema referencia], conceptual y operativo
sostiene la teoría del vínculo. Entendemos éste como una- situación
bicorporal y tripersonal, ya que como mecanismo de interacción
debe ser captado como una Gestalt que incluye un tercero, el que en
la teoría de la comunicación funciona como ruido y en el aprendizaje
como obstáculo epistemológico.
Los sentimientos de inseguridad e incertidumbre ligados a las
ansiedades básicas, particularmente a las situaciones de pérdida,
constituyen elementos de la vida grupal, En todo grupo emergen
ideologías que determinan la aparición de enfrentamientos entre
subgrupos. Llamamos ideología, siguiendo a Schilder, a los
sistemas de ideas y connotaciones que los hombres disponen para
orientar su acción. Pensamientos más o menos conscientes con
gran carga emocional que sin embargo son considerados por sus
portadores como resultado del raciocinio. Su análisis constituye
uno de los pasos de la tarea grupal. Esto nos conduce al análisis
semántica o de su formulación y al análisis sistémico que aborda la
estructura interna de la ideología y su ambigüedad que se
manifiesta en forma de contradicción. Es por eso que el análisis
sistemático de las contradicciones, expresado a través de individuos
y subgrupos que tienden a llevar a la tarea grupal a una estéril
situación dilemática que funciona como defensa ante la' situación
de cambio, constituye una de las tareas fundamentales del grupo
operativo y de toda investigación social.
En esta trayectoria el grupo debe configurar un esquema
conceptual, referencias y operativo de carácter dialéctico donde las
contradicciones referidas al campo de trabajo deben ser resueltas en
la misma tarea grupal.

El ECRO es el punto foca! del aprendizaje general, permitiéndonos


integrar a través del grupo las experiencias que permitirán la
instrumentación, ya que siguiendo lo señalado por Freud v
reformulado por K. Lewin toda indagación coincide con una
operación. La praxis en la que teoría y práctica se integran en una
fuerza operativo, instrumento de transformación del hombre y del
medio, está en la base del método.
El desarrollo de un esquema referencias, conceptual y operativo
común a los miembros del grupo permite el incremento de la
comunicación intragrupal ya que, de acuerdo con la teoría de la
información, lo que permite que el receptor comprenda el mensaje
emitido por el transmisor, a través de operaciones de codificación y
decodificación, es una semejanza de esquemas referenciales. En
este proceso de comunicación y aprendizaje observamos que el
grupo sigue un itinerario que va del lenguaje común al lenguaje
científico. Este paso es de vital importancia ya que es inútil
elaborar un pensamiento científico si no se parte de la comprensión
y análisis de las fuentes vulgares del esquema referencial.
Hemos mencionado el carácter interdisciplinario de los grupos.
Esto nos permite reiterar uno de los principios básicos de la técnica
operativo: a una mayor heterogeneidad de los miembros,
heterogeneidad adquirida a través de la diferenciación de roles en la
que cada miembro aporta al grupo todo el bagaje de sus
experiencias y conocimientos, y una homogeneidad en la tarea
lograda por sumación de la información, la que adquiere el ritmo de
una progresión geométrico, enriqueciendo como parcialidad a cada
uno de los integrantes y como totalidad al grupo, se logra una
productividad mayor.
Según enunciamos al comienzo de este trabajo, los mecan7isrnos
de asunción y adjudicación de roles desempeñan en el acontecer
grupal un papel fundamental. El grupo se estructura sobre la base
de un inter uego de roles. De éstos nos interesa destacar
principalmente tres, dada la importancia que adquieren en la vida
del grupo. Son: el rol de portavoz, el de chivo emisario y el de líder.
Estos roles no son estereotipados sino funcionales y rotativos. Con
el concepto de portavoz, abordamos lo que se puede considerar uno
de los pilares de nuestra teoría. Portavoz de un grupo es el
miembro que en un momento denuncia el' acontecer grupal, las
fantasías que lo mueven, las ansiedades y necesidades de la
totalidad del grupo. Pero el portavoz no habla sólo por sí sino por
todos, en él se conjugan lo que llamamos verticalidad y
horizontalidad grupal, entendiendo por verticalidad lo referido a la
historia personal del sujeto, y por horizontalidad el proceso actual
que se cumple en el aquí y ahora en la totalidad de los miembros.
El portavoz puede desempeñar su rol en virtud de que se da en él
una articulación entre su fantasía inconsciente -fantasía que sigue
un modelo primario- y el acontecer del grupo en que se inserta. Ese
encaje permite la emergencia del material que debe ser interpretado.
La interpretación tomará esos dos elementos: el vertical y el
horizontal. Debe ejemplificar, a través del problema enunciado por
el portavoz en su verticalidad, la situación de todos los miembros
del grupo en el aquí y el ahora y en relación con la tarea.

Las necesidades, las ansiedades y las fantasías enunciadas por el


portavoz y su manera de formularlas hacen referencia a su historia
personal, en tanto que el hecho de que las forniule en un momento
dado del acontecer grupal señala el carácter horizontal del
emergente.

Un miembro de un grupo, siguiendo el proceso natural de


adjudicación y asunción de roles, se hace depositario de los as-
pectos negativos o atemorizantes del mismo o de la tarea, en un
acuerdo tácito en el que se compromete tanto él como los otros
miembros. Aparecen entonces los mecanismos de segregaci6n
configurándose otra de las situaciones significativas: la de chivo
emisario. Otro miembro en cambio, siempre por el mismo proceso,
puede hacerse depositario de aspectos positivos del grupo y obtiene
un liderazgo que se centrará en una o varias de las categorías ya
enunciadas (pertenencia, cooperación, etc.). Sin embargo, ambos
roles, el de líder y chivo emisario, están íntimamente ligados, ya que
el rol de chivo surge como preservación del liderazgo a través de un
proceso de disociación o splitting necesario al grupo en su tarea de
discriminación. Agregamos ha estos tres roles el de saboteador, que
es, habitualmente, el liderazgo de la resistencia al cambio.
El principio de complementariedad debe regir el interjuego de roles
en el grupo; esto permite que sean funcionales y operativos.
Cuando aparece la suplementariedad, invade al grupo una situación
de competencia que esteriliza la tarea.

La sesión de grupo se desarrolla en tres momentos temporales:


apertura, desarrollo y cierre. Los emergentes de apertura deben ser
cuidadosamente registrados por el observador y el coordinador, ya
que todo ese material va a ser retrabajado durante la sesión y es
dable observar cómo reaparece ya modificado, en el momento del
cierre.

En términos de trabajo grupal podemos distinguir tres instancias:


la pretarea, en la que se ponen en juego las técnicas defensivas del
grupo movilizadas por la resistencia al cambio y destinadas a
postergar la elaboración de las ansiedades que funcionan como
obstáculo epistemológico. La tarea consiste precisamente en este
abordaje donde el objeto de conocimiento se hace penetrable a
través de una elaboración que implica la ruptura de la pauta
estereotipado que funciona como estancamiento del aprendizaje y
deterioro de la comunicación. El proyecto surge cuando se ha
logrado una pertenencia de los miembros; se concreta entonces una
planificación.
El grupo se plantea objetivos que van más allá del aquí y ahora,
construyendo una estrategia destinada a alcanzar dicho objetivo.
Pero dentro de ese aquí y ahora podemos interpretar que este
proyecto, como todo mecanismo de creación, está destinado a
superar la situación de muerte o de pérdida que vivencian los
miembros cuando a través de la realización de la tarea advierten la
posibilidad de la separación o finalización del grupo.

Enunciados ya los universales que rigen la vida del grupo


operativo, señalamos que la interpretación del coordinador debe
orientarse generalmente sobre estas situaciones universales en una
formulación que incluye siempre lo vertical del portavoz y lo
horizontal del grupo.

Para terminar queremos señalar que esta técnica de grupo


operativo fue creada por nosotros en el año 1946 cuando, estando a
cargo del Servicio de Adolescentes del Hospital Neuropsíquiátrico de
Hombres de la Ciudad de Buenos Aires, se hizo necesario formar
con un grupo de pacientes un equipo de enfermeros para el Servicio.
Las técnicas operativas se utilizan en la actualidad no sólo en la
formación de psicólogos, sino también en la creación publicitaria, el
trabajo institucional, la formación de líderes, el estudio de la
dirección e interpretación teatral. En síntesis, en todas las
situaciones en que el grupo cara a cara pueda convertirse en una
unidad operativo de tarea.

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IMPLACABLE INTERJUEGO DEL HOMBRE Y EL MUNDO

* Testigo, Nº 1, 1965.

La ansiedad aparece cuando emergen los primeros indicios del


pambio. El cambio se puede producir en todos los ámbitos, pero
tiene su estructura organizada en lo social, que crea las condiciones
necesarias para ello. Hay una gran diferencia entre crisis y cambio.
Este último se va planificando poco a poco como una ideología.
Cuando abarca toda la estructura social el con el objeto de corregir
el daño máximo, y es observable en nuestro campo de trabajo
relacionado con todo tipo de trastorno de adaptación. Cuando
empiezan a perturbarse los sistemas de comunicación, el sujeto
llega a situaciones de aislamiento progresivo y de desintegración,
donde es posible observar un fenómeno patológico colectivo
descripto por Durkheim, que es la anomia, y que tiene las
características, tanto en el plano individual como en el social, de
una desintegración, fragmentación y división. Enfrentamos así una
sociedad escindido constituida por individuos escindidos.

Los movimientos revolucionarios pueden representar expresiones de


cambio, y si asumen auténticamente este rol, de inmediato emergen
de distintos campos de la ciencia y de la política sujetos que a su
vez asumen el rol contrario, que representan la resistencia al
cambio a fin de mantener la estructura existente e impedir la
modificación. Los agentes de cambio o líderes del cambio toman por
tarea la planificación del cambio, la cual es permanentemente
obstaculizada por estructuras, institucionalizadas o no, como son
ciertos grupos de presión que se adjudican la misión de mantener el
statu quo; en ellos se personaliza la resistencia. Estos grupos
representan formas explícitas de la reacción que obedecen a su vez
a grupos muchos más grandes y numerosos con ramificaciones
internacionales, cuyo objeto es impedir la modificación y mantener
la situación dada como un estereotipo.
La situación de crisis se da cuando la desintegración abarca
preponderantemente la clase dominante, cuando entran en con-
tradicción grupos mayoritarios -financieros o imperialistasque
tienen por tarea o por finalidad el control de la Economía. La
escisión dentro de estos grupos dominantes, que -entran en lucha
entre sí utilizando todo su arsenal de información, crea la situación
de crisis.
La resistencia al cambio, tanto como el cambio, se planifica, y
la historia puede verse, desde este punto de vista, como un continuo
conflicto entre ambas actitudes: tanto la historia social como la
individual.
Dentro del plano individual las situaciones de crisis son más
frecuentes que las situaciones de cambio: las pueden preceder y
preparar. Las crisis desencadenan en el individuo estados de
ansiedad., constituyen los zigzags del desarrollo personal frente a
cada logro, que operan como avanzadas de cambio hasta la
situación definitiva: ser un hombre situado, comprometido y
adaptado activamente. El sujeto establece una relación dialéctica
con el mundo y transforma las cosas, de cosas en sí, en cosas para
sí. A través de una praxis permanente, en la medida en que él se
modifica modifica el mundo, en un movimiento de permanente
espiral.
John Donne, poeta inglés nacido en 1572, expresaba esta
indisoluble interrelación, este implacable interjuego del hombre y el
mundo:

"Nadie es una isla completa en sí misma; todo hombre es un


trozo del continente, una parte del todo; si el mar arrebata un
peñón, es España la que sufre la pérdida. Lo mismo que si se trata
de un promontorio, de una hacienda de tus amigos o de la tuya
propia, la muerte de un hombre me disminuye porque estoy inserto
en la humanidad, y por eso no preguntes nunca por quién doblan
las campanas: doblan por ti."

Las actitudes de resistencia a los cambios tienen finalidad destruir


las fuentes de la ansiedad que todo cambio acarrea. Tanto el
individuo como la comunidad deben enfrentar dos miedos primarios
que originan una perturbación existencial básica: miedo a la
pérdida de estructuras ya establecidas -inter. nas en el hombre- y
miedo a la pérdida de acomodación a pautas prescriptas en el
ámbito social. El cambio implica pérdida, genera -hasta que se
institucionaliza- graves sentimientos e inseguridad, que provocan o
aumentan el aislamiento y la soledad , fundamentalmente por la
pérdida del sentimiento de pertenencia a un grupo social
estabilizado. El otro miedo que -coexiste es el miedo al ataque, que
aparece por el hecho de que el individuo ha salido de su estereotipo
anterior y no se ha intrumentado lo suficientemente como para
defenderse de los peligros que cree incluidos en el nuevo campo.
Este conflicto tan grave en nuestra cultura nos lleva a la
inmovilidad y a la mar. ginalidad. Progresivamente, la labor
humana y social se ha transformado en una creación, donde un
equipo de personas reunidas en un gran operativo por adición de
informaciones y de estímulos, logra un nivel de productividad que va
mucho más allí de la tarea parcial de cada uno de sus miembros.

Un ejemplo típico de cambio revolucionario es Sigmund Freud,


depositario operativo de la tradición literaria romántica, quien como
escritor recibe el premio Goethe, y como agente de cambio de la
psicología revoluciona la moral de su época, conmueve los cimientos
de la ética victoriana y promueve una nueva actitud de comprensión
del hombre, al cual abarca en toda su profundidad y su
historicidad. La influencia de Freud puede ser detectada en todos
los campos del conocimiento y del arte, pues paralelamente, e
influenciadas por él, se desarrollan corrientes literarias que
cambian totalmente el diálogo con el objeto estético. Así, en Zurich
emerge el dadaísmo por una mayéutica psicoanalítico. Como una
criatura que comienza diciendo Da-Da y que va creciendo
paulatinamente con algunos cambios de nombre, hasta la
culminación en el surrealismo, como una corriente ideológica -si así
puede denominarse-, que terminará por sellar definitivamente la
influencia del psicoanálisis sobre el campo del conocimiento
artístico, dando al mundo actual una fisonomía nueva, integrándose
dentro de una actitud que podría denominarse actitud moderna.

Freud provoca un cambio total de la ímagen del hombrc,


desocultando los elementos ocultos y preexistentes, condicionan. tes
de conductas que así se hacen comprensibles, develando los
aspectos subterráneos y laberínticos de la naturaleza humana. Lo
mismo que la gran creación freudiana, la surrealista queda
dominada por los elementos oníricos. Tanto en una como en otra
son símbolos expresivos de la fanntasía del hombre y de la creación
poética.

La obra de todo genio creador, agente del cambio, es resistida y


vivida como revolucionaria. Por eso la obra de arte no suele ser de
inmediato comprendida y aceptada, porque va a mostrar la
verdadera imagen del hombre y a destruir aquella otra,
distorsionada y acomodada a normas formales, que éste tenía de sí
mismo y de su mundo.

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UNA TEORIA DE LA ENFERMEDAD

(Clase Nº25. ler. año, Primera Escuela Privada de Psicología Social,


1970)

La observación e indagación de los aspectos fenoménicos de la


enfermedad mental o conducta desviada, inherentes a la tarea
psiquiátrica, permiten a partir del descubrimiento de elementos
genéticos, evolutivos y estructurales alcanzar una comprensión de
la conducta humana como una totalidad en evolución dialéctica.
Es decir, que tras los signos de una conducta "anormal".
"desviada", "enferma", suhyace una situación de conflicto de la que
la enfermedad emerge como intento fallido de resolución.

Desde un enfoque totalizador definimos la conducta como


estructura, como sistema dialéctico y significativo en permanente
interacción, intentando resolver desde esa perspectiva las antino-
mias mente-cuerpo, individuo-sociedad, organismo-medio (Laga-
che). La inclusión de la dialéctica nos conduce a ampliar la de-
finición de conducta, entendiéndola no sólo como estructura, sino
como estructurante, como unidad múltiple o sistema de interac-
ción, introduciéndose como concepto de interacción dialéctica la
noción de modificación mutua, de interrelación intrasistémica (el
mundo interno del sujeto) e intersistémica (relación del mundo
interno del sujeto con el mundo externo). Entendemos por
relación intrasistémica aquella que se da en el ámbito del yo del
sujeto, en el que los objetos y los vínculos internalizados
configuran un mundo interno, una dimensión intrasubjetiva en la
cual interactúan configurando un mundo interno. Este sistema
no es cerrado, sino que por mecanismos de pro yección e
introyecci6n se relaciona con el mundo exterior. A esta forma de
relación la denominamos interststémica. En este sentido
hablamos de la resolución de antinomias que han obstaculizado,
como situaciones dilemáticas, el desarrollo de la reflexión
psicológica en el contexto de las ciencias del hombre.

Desde la vertiente de la psiquiatría hablamos de conducta normal


y patológica, incluyendo así otro par conceptual: salud y
enfermedad, al que definimos como adaptación activa o pasiva a la
realidad. Con el término adaptación nos referimos a la adecuación
o inadecuación, coherencia o incoherencia, de la respuesta a las
exigencias del medio, a la conexión operativo e inoperante del sujeto
con la realidad. Es decir, que los criterios de salud y enfermedad,
de normalidad y anormalidad, no son absolutos sino situacionales y
relativos. Definida la conducta, a partir del estructuralismo
genético,' como un "intento de respuesta coherente y significativa",
podemos enunciar el postulado básico de nuestra teoría de la
enfermedad mental: toda respuesta "inadecuada", toda conducta
"desviada" es la resultante de una lectura distorsionada o
empobrecida de la realidad. Es decir, la enfermedad implica una
perturbación del proceso de aprendizaje de la realidad, un déficit en
el circuito de la comunicación, procesos éstos (aprendizaje y
comunicación) que se realimentan mutuamente.
(Cornpartimos muchos de los conceptos fundamentales sostenidos
por esta corriente de pensamiento, particularmente la afirmación de
que "todo comportamiento tiene un carácter de estructura
significativa" y "que el estudio positivo de todo comportamiento
humano reside en el esfuerzo por hacer accesible esa significación".
Nos atrae, particularmente el enfoque dialéctico de esta perspectiva
para la que "las estructuras constitutivas del comportamiento no
son datos universales, sino hechos específicos nacidos de una
génesis pasada en situación de sufrír transformaciones que
perfilan una evoluci6n futura", (L. Goldmann, Genése et Structure,
Mouton, La Haya, 1965).

Desde este punto de vista entendemos que el sujeto es sano en la


medida en que aprehende la realidad en una perspectiva
integradora, en sucesivas tentativas de totalizacion, y tiene capa-
cidad para transformarla mortificándose, a su vez, él mismo. El
sujeto es sano en la medida en que mantiene un interjueg-o
dialéctico en el medio y no una relación pasiva, rígida y estereo-
tipada. La salud mental consiste, como lo hemos dicho, en un
aprendizaje de la realidad a través del enfrentamiento, manejo y
solución integradora de los conflictos. Podemos decir también que
consiste en una relación, o mejor dicho en una aptitud sin.
tetizadora y totalizante, en la resolución de las antinomias que
surgen en su relación con la realidad.

Hemos definido la estructura como unidad múltiple, como sistema;


esto nos remite a la enunciación de los principios que rigen la
configuración de esa estructura, ya sea patológica o normal. Estos
principios son:

l) Principio de policausalidad
2) Principio de Pluralidad fenoménica
3) Principio de continuidad genética y funcional
4) Principio de movilidad de las estructuras

Agregamos a esto tres nociones que nos permitirán comprender la


configuración de una estructura. Son las de rol, vínculo y portavoz.

l) Principio de Policausalidad

Ya en el campo específico de la conducta desviada, podemos decir


que en la génesis de las neurosis y psicosis nos encontramos con
una pluralidad causal, una ecuación etiol6gica compuesta por
varios elementos que se van articulando sucesiva y evolutivamente,
a los que Freud llamó series complementarias. En este proceso
dinámico y configuracional interviene en primer término el factor
constitucional. En este factor' anunciado por Freud, distingo: a)
elementos genéticos, hereditarios, lo genotípico, o genético en
sentido estricto y b)- lo fenotípíco, es decir aquellos elementos
resultantes del contexto social que se manifiestan en un código
biológico. Queremos decir que el feto sufre la influencia del medio
social aun en el aparente resguardo de su vida intrauterino, por
medio de las modificaciones del medio materno. A través de esas
modificaciones impactan el desarrollo del feto las distintas
alternativas de la relación de sus padres, la presencia o ausencia del
padre los conflictos del grupo familiar, sus vicisitudes de orden
economico, situaciones de peligro individual o social, etcétera. Todo
esto causa un monto de ansiedad en la madre que se traduce en
el'feto en alteraciones metabólicas, sanguíneas, etc4.tera. Así, lo
fenotípico y lo genotípico se articulan en la vida intrauterino para la
estructuración del factor constitucional.
Una vez nacido el niño, el factor constitucional interactúa con el
impacto de la presencia del niño en el grupo familiar, las
características que con dicha presencia adquiere la constelación
familiar, los vínculos positivos o negativos que en esa situación
triangular (padre-madre-hijo) se establecen. Estas primeras vi-
vencias y experiencias se articulan con lo constitucional, lo que
Freud denominó factor disposicional.

Desde el nacimiento y durante el proceso del desarrollo, el niño


padece en su relación con el medio permanentes exigencias de
adaptación. Se dan situaciones de conflicto entre sus necesidades y
tendencias y las exigencias del medio. Surge así la angustia como
señal de alarma ante el peligro que engendra la situación conflictiva.
Si esa situación es elaborada, es decir, si el conflicto se resuelve en
una solución integradora, el proceso de aprendizaje de la realidad
continúa su desarrollo normal. Pero si el sujeto no puede elaborar
su angustia ante el conflicto, y la controla y reprime por medio de
técnicas defensivas, que por su rigidez tendrán el carácter de
mecanismos de defensa estereotipados, el conflicto no se liquida
sino que se elude y queda en forma latente como punto
disposicional, con un estancamiento de los procesos de aprendizaje
y comunicación (lo que Freud denominó de fijación de la libido).
Un factor actual o desencadenante., y con esto aludimos a un
determinado monto de privación, una pérdida, una frustración o
sufrimiento, determinará una inhibición del aprendizaje y las
consecuentes regresión al punto disposicional y recurrencia a las
técnicas de control de la angustia (posición patoplástica o ins-
trumental) , por medio de las cuales el sujeto intentará despren-
derse de la situación de sufrimiento.

Queremos decir que el sujeto, por una pérdida real o fantaseada


de un vínculo, por una amenaza de frustración o sufrimiento, se
inhibe y detiene parcialmente su proceso de apropiación o
aprendizaje de la realidad. Detiene parcialmente su progreso y
recurre a mecanismos en ese momento operativos, aun cuando no
lo son totalmente, ya que el conflicto no está resuelto sino eludido.
Esto configurará una pauta de reacción que si se estereotipo da
lugar a un punto de fijación. El grado de inadecuación del
mecanismo arcaico (que en el momento del desarrollo al que se
regresa resultó operativo) y la intensidad de la estereotipia de su
empleo nos dará un índice del grado de desviación de las normas
que padece el sujeto y de las caracterícticas de su adaptación (activa
o pasiva) a la realidad. Por todo esto, podemos decir con Freud:
"Cada sujeto hace la neurosis que puede y no la que quiere."
La neurosis o psicosis se desencadena cuando el factor dis-
posicional se conjuga con el conflicto actual. Cuando el monto de lo
disposicional es muy elevado, un conflicto actual, por escasa que
sea su intensidad, es suficiente para desencadenar la enfermedad.
Por eso hablamos de la complementariedad de los factores
intervinientes.

Nos interesa señalar que los conceptos de constitución y dis-


posición son de naturaleza psicobiológica. Con eso queremos
insistir en que la teoría psicoanalítico de las neurosis y psicosis no
postula, como equivocadamente se afirma en cierta literatura
psiquiátrica, la psicogenésis de las neurosis y psicosis, ya que esto
implicaría una parcialidad de la unidad psicofísica. Estos tres tipos
de factores mencionados se intrincan en la configuración de las
neurosis y psicosis. La enunciación de esta ecuación etiol6gica
permite superar una concepción mecanicista que establece una
estéril antítesis entre lo exógeno y lo endógeno. Freud sostiene que
la correlación entre lo endógeno y lo exógeno debe ser comprendida
como la complementariedad entre disposición y destino. Por
nuestra parte queremos señalar que los psiquiatras llamados
"clásicos", al insistir en los factores endósenos de causaci6n,
escotomizan entre otras cosas el monto de privación o conflicto
actual, que al hacer impacto en un umbral variable en cada sujeto
completa el aspecto pluridimensional de las neurosis y psicosis.

2) Principio de pluralidad fenoménica

Este principio se funda en la consideración de tres dimensiones


¡enoménicas o áreas de expresión de la conducta. Cada área es el
ámbito proyectivo en que el sujeto ubica sus vínculos en un inter-
juego de mundo interno y contexto exterior mediante procesos
de internalizaci6n y externalizaci6n. En este interjuego el cuerpo
resulta un área intermedia e intermediaria. Cada una de estas
áreas -mente, cuerpo y mundo externo- tiene un código expresivo qu
e le es propio.
Por ser el hombre una totalidad-totalizante (Sartre), su conducto
comprometerá siempre, aunque en grados diferentes, las tres áreas
de expresión. Hablamos de grados de compromiso de áreas en el
sentido de que la depositación de los objetos con los que el sujeto
establece vínculos es situacionalmente más significativa en el área
que aparece como predominante. Por la fantasía inconsciente, el
self (representación del yo) organiza proyeccio. nes de objetos y
vínculos en tres áreas a las que llamaremos dimensiones
proyectivas. Como consecuencia de esas proyecciones el sujeto
expresará fenoménicamente, a través de distintos signos, en la
mente, en el cuerpo y en el mundo sus relaciones vincularas. Es
decir, que en este sistema de signos que es la conducta, la aparición
de signos en un ámbito determinado es un emergente significativo
que nos remite a las relaciones vincularas del sujeto, a su manera
de percibir la realidad y a la modalidad particular de adaptarse a
ella. Es decir, a la modalidad particular de resolver sus conflictos.
Estas modalidades configuran lo que llamaremos la estructura de
carácter del sujeto. La conducta es significativa, es un sistema de
signos en el que se articulan significantes y significados, por lo cual
se hace comprensible y modificable terapéuticamente. Los aspectos
fenoménicos de la conducta, expresados en distintos ámbitos
temporoespaciales, son la resultante de la relación de sujeto,
depositante, "lo depositado", con su valencia positiva o negativa, y la
ubicaci6n de los vínculos y objetos en un ámbito perceptual
simb6lico: el área. El sujeto proyecta vínculos y objetos y actúa lo
proyectado. Por eso, sólo la interacción dialéctica del sujeto con el
contexto permitirá una rectificación, una experiencia discriminatoria
y por ende correctora de su lectura de la realidad. El diagnóstico de
la enfermedad se establece en función del -predominio de una de las
áreas por una multiplicidad sintomático, aunque el análisis
estratigráfico nos muestra en cada situación el compromiso y
existencia de las tres áreas.

Queremos señalar sin embargo que la mente opera por el self -a


través de mecanismos de proyección e introyecci6n, como estrategia
de esa ubicación, en los distintos ámbitos proyectivos, de los
vínculos buenos o malos en un clima de divalencia y con la finalidad
de preservar lo bueno y controlar lo malo. Por esa depositaci6n es
que las áreas adquieren para el sujeto una significatividad
particular en relación con la valencia positiva o negativa de lo
depositado.

En la divalencia, el yo, el objeto y el vínculo -estructura esta


última que incluye al yo, al objeto y a la relación dialéctica entre
ambos- están escindidos y la tarea defensiva consiste en
mantenerlos en esa escisión, ya que si lo bueno y lo malo se
reunieran en el mismo objeto, el sujeto caería en una depresi6n, con
su secuela de dolor y culpa, en una situaci6n de ambivalencia. El
yo elaborará también una estrategia para reunir los aspectos
buenos y malos en un objeto (integración).

Postulamos sobre la base de estos conceptos una nosografía


genética, estructural y funcional en términos de localización de los
vínculos (bueno y malo) en las tres áreas mente-cuerpo-mundo
externo con todas las variables que de esa ecuación puedan surgir.
Ejemplificando, podemos decir que el sujeto fóbico proyectará y
actuará el objeto bueno y el objeto malo en el área del mundo
exterior. Por esa depositaci6n se comportará evitativamente, es
decir, presentará conductas de fuga como frente a un ataque
exterior y sentirá, por ejemplo, angustia en los espacios cerrados
(claustrofobia) o en los espacios abiertos (agorafobia) en los que se
siente a merced del perseguidor.

En la esquizofrenia el objeto perseguidor (vínculo malo) puede


estar proyectado en el área tres (mundo externo) y el bueno en el
área de la mente, caracterizándose así la esquizofrenia paranoide
con una retracción de la realidad exterior y un encierro autfstico y
narcisista del sujeto. En el alejamiento del mundo externo, para
evitar el objeto malo, se refuerza la privación que mencionamos
como factor desencadenante.

3) Principio de continuidad genética y funcional

Con este principio postulamos la existencia de un núcleo pa.


togenético central de naturaleza depresiva del que todas las formas
clínicas resultarían tentativas de desprendimiento. Estas tentativas
se instrumentarían a través de las técnicas defensivas
características de la posición esquizoparanoide descripta por Me-
lanie Klein a la que yo denomino patopjástica o instrumental. Es
decir, que podríamos hablar de una única enfermedad con un
núcleo patogetiético depresivo y una instrumentación que tiene como
mecanismo central la escisión o splitting del yo, del objeto y de los
vínculos del yo con los objetos. A partir de esa escisión o splitting el
sujeto recurre a las otras técnicas de la posición esquizoparanoide:
la proyección (ubicación fuera del sujeto de los objetos internos) , la
introyección (pasaje fantaseado al interior del sujeto de los objetos
externos y sus cualidades) , el control omnipotente de los objetos
tanto internos como externos, la idealización, etc. La alternancia e
intrincación de la posición depresiva Y la esquizoparanoide
configuran una continuidad subyacente a los'distintos ispectos
fenoménicos característicos de los diversos cuadros clínicos.

Consideramos en la enfermedad mental una génesis y una


sectiencia vincttlada a situaciones depresivas, de pérdida, de pri-
vación, de dolor que son vividas como catástrofe interna en un clima
de ambivaleticia y culpa en el que el sujeto padece por sentir que
odia y ama simultáneamente al mismo objeto. a la vez que es
también amado y odiado por ese objeto. Es decir, que en la relación
con ese objeto pueden existir experiencias gratificantes (vínculo
bueno) o frustrantes (vínculo malo).

Estas pautas tienen su antecedente en dos situaciones inclui-


das en el desarrollo infantil normal. Con el nacimiento el niño sufre
la primera pérdida de la relación sinibiótica con su madre (pérdida
del seno materno) y queda librado a las exigencias del medio externo
en un estado de dependencia total. En esta situación, en la que
vivirá experiencias gratificantes surgidas de la satisfacción de
deseos y necesidades y experiencias frustrantes, estructurará sus
vínculos positivos y negativos de acuerdo con la cualidad de la
experiencia en ctiva configuración intervienen ya fantasías
inconscientes.

En ese estadio de su desarrollo que abarca los seis primeros


meses de vida, el sujeto recurre por primera vez, y con la finalidad
de ordenar su universo para lograr una discriminación de sus
emociones y percepciones, al ya mencionado mecanismo de escisión;
relacionándose así, a partir del splitting, con lo que vivencia como
dos objetos, uno totalmente bueno, gratificante, al que ama y por el
que es amado, y otro totalmente malo, frustrante, peligroso y
persecutorío, al que odia y por el que se siente odiado. Esta escisión
y relación del yo con dos objetos de valencias opuestas se denomina
divalencia y es característica de la posición esquizoparanoide.

La ansiedad dominante en esta situación es la ansiedad para-


noide o miedo al ataque del perseguidor que es tanto mayor cuanto
mayor haya sido el monto de hostilidad de la que el sujeto se ha
librado proyectándola en el objeto interno y frustrante.

Con el proceso fisiológico de maduración y el manejo operativo


de las ansiedades, el yo del niño logra una mayor integración
entrando así en una nueva fase a la que M. Klein denominó posición
depresiva del desarrollo (entre los 6 meses y el año de vida). Hay un
proceso de cambio con una organización integrativa de las
percepciones. El sujeto reconoce el objeto total. No lo escinde, no lo
divide, se relaciona con él como totalidad. Esto se da cuando el
niño comienza a reconocer a su madre no en forma parcial (pecho,
voz, calor, olor) sino como totalidad. Por el desarrollo de la memoria
y de la capacidad integrativa establece con el objeto vínculos a 4
vías, es decir, que ama y se siente amado y odia y se siente odiado
por el mismo obj'eto, en el que descubre reunidas posibilidades de
gratificación y frustración. De la misma manera reconoce dentro de
sí sentimientos de amor y gratitud coexistiendo con hostilidad y
agresión. Esto provoca el sentimiento de ambivalencia con el temor
a la pérdida del objeto amado y sentimiento de culpa por miedo a
que los impulsos hostiles puedan dafiar a dicho objeto.

La ambivalencia paraliza al sujeto que tiene en ese momento


como único recurso defensivo la inhibición que lo conducirá a la
regresión y disociación. Todo esto configurará una pauta esterco-
tipada de reacción que emerge (a la que se regresa) en el proceso del
enfermar a partir del conflicto actual o desencadenante.
Así, ante la situación de sufrimiento, característica de la de-
presión, surge la posibilidad de una nueva regresión a otra posición
anterior operativo o instrumental que permite el control de la
ansiedad. El sujeto sale de la inhibición y.del conflicto de aim-
bivalencia por una nueva disociación y la ansiedad paranoide (miedo
al ataque) reemplaza a la culpa (miedo a la pérdida).
Las neurosis son técnicas defensivas contra las ansiedades
básicas. Dichas técnicas son las más logradas y cercanas a lo
normal y si bien resultan intentos fallidos de adaptación se
encuentran más alejadas de la situación depresiva patogenética.
Las psicosis son también intentos de manejo de las ansiedades
básicas pero menos exitosas que las neurosis, es decir, con un
mayor grado de desviación -de la norma de salud. Lo mismo sucede
en las psicopatías cuyo mecanismo prevalente es el de la delegación.
Dentro de las psicopatías, las perversiones se manifiestan como
formas complejas de elaboración de las ansiedades básicas y su
mecanismo general se centra alrededor del apaciguamiento del
perseguidor (objeto malo). El crimen (también incluido en este
cuadro) constituye la tentativa de aniquilar la fuente de ansiedad
proyectada en el mundo externo. Cuando esta fuente es ubicada en
el propio sujeto se configura la conducta suicida.

El fracaso de la elaboración del sufrimiento de la posición


depresiva acarrea en forma inevitable el predominio de defensas que
implican el bloqueo de las emociones y de la actividad de la fantasía.
Estas defensas estercotipadas impiden sobre todo cierto grado de
autoconocimiento o insight necesario para una adaptación positiva a
la realidad. Es decir, que el bloqueo del afecto, de la fantasía y del
pensamiento que se observa en los distintos cuadros clínicos
determina una conexión empobrecida con la realidad y una
dificultad real de modificarla y de mortificarse a sí mismo en ese
interjuego dialéctico que es para nosotros un criterio de salud.

En cuanto a la situación depresiva, tomada como hilo con-


ductor a través del proceso del enfermar y del proceso terapéutico,
consideramos la existencia de cinco formas características a las que
denominamos: a) protodepresi6n, surgida de la pérdida que el nifio
vivencia al abandonar el claustro materno; b) posic!6n depresiva del
desarrollo, señalada por la situación de duelo o pérdida (destete),
conflicto de ambivalencia por una integración del yo y del objeto,
culpa y tentativas de elaboración; e) depres!6n de comienzo o
desencadenante. Es el período prodrómico de toda enfermedad
mental y emerge ante una situación de frustración o pérdida; d)
depresión regresional, la que implica la regresión a los puntos
disposicionales anteriores, característicos de la posición depresiva
infantil y su elaboración falljda; e) depresión iatrógena,
Denominamos así a la que se produce cuando en el proceso
corrector se intenta la integración de las partes del yo del paciente,
es decir, cuando la tarea consiste en el pasaje de la estereotipia de
los mecanismos de la posición esquizoparanoide a un momento
depresivo en el que el sujeto puede lograr una integración tanto del
yo como del objeto y de la estructura vincular que los incluye.
Adquiere así lo que llamamos insight o capacidad de autognosis, lo
que le permite elaborar un proyecto con la inclusión de la muerte
como situación propia y concreta. Esto significa enfrentar los
problemas existenciales y el logro de una adaptación activa a la
realidad con un estilo propio y una propia ideología de vida. Pero el
momento depresivo de integración y la autognosis implica
sufrimiento; por eso dice Rickman que "no hay curación sin
lágrimas", pero agregamos que este sufrimiento es operativo.

La operación psicoterapéqtica o proceso corrector consiste en


última instancia en un proceso de aprendizaje de la realidad y de
reparación de la red de comunicación disponible para el sujeto. Es
la confrontación que implica la experiencia correctora cuando el
sujeto puede integrarse, en una situación de sufrimiento tolerable
por la discriminación de los miedos básicos, lo que determina un
manejo más adecuado de las técnicas del yo en la tarea de
preservación de lo bueno y control de lo malo. ¿En qué consiste esa
confrontación? En un proceso en el que el sujeto adjudicará al
terapeuta distintos roles según sus modelos internos (transferencia).
En este proceso de adjudicación se hará manifiesta su distorsión en
la lectura de la realidad. Estos roles no serán actuados, sino
retraducidos (interpretados) en una conceptualización o hipótesis
acerca del acontecer inconsciente de su paciente. La respuesta del
sujeto será retomada en ese diálogo como emergente, como signo
que nos remite nuevamente a ese acontcer, que es el hilo que nos
permite comprender y cooperar con él en la modificación de su
percepción del mundo y las formas de su adaptación a la realidad.

Hemos enunciado cuatro principios que rigen, a nuestro juicio,


la configuración de toda estructura patológica o normal. Me referiré
ahora al mencionado en último término.

4) Principio de movilidad de las estructuras

Manejar este concepto implica situarse ante el paciente con un


esquema referencias plástico, que permita comprender que las
estructuras son instrumentales y situacionales en cada aquí y ahora
del proceso de interacción; que las modalidades o técnicas del
manejo de las ansiedades básicas, con su localización de objetos y
vínculos en las distintas áreas, son modificables según los procesos
de interacción en los cuales se compromete el sujeto. Esta
afirmación tiene importantes ¡aplicaciones en lo que se refiere a la
labor diagnóstico.

Retornando lo enunciado al referirnos al principio de pluralidad


fenomenica, podemos afirmar que un análisis secuencias de la
sintomatología de un paciente nos muestra que el sujeto, en
diversas sittiaciones, presenta distintas defensas, distintas técnicas
de manejo de sus ansiedades, con una variable ubicación de sus
vínculos en las distintas áreas, en la permanente tarea de preservar
lo bueno y controlar lo malo. Como ya lo hemos dicho, existiría un
único núcleo patogenético, de naturaleza depresiva, y una
instrumentación que tiene como mecanismo central la escisión del
yo, de los objetos y de los vínculos, y que se complementa con el
repertorio de técnicas defensivas de la posición esquizoparanoide.
El hecho de que todos los cuadros clínicos aparezcan desde esta
perspectiva como tentativas de desprendimiento de ese núcleo
patogenético nos permite postular, teóricamente, lo que resulta un
dato de observación clínica: la movilidad de las estructuras y su
naturaleza situacional. Así como por el análisis secuencias po-
demos advertir dicha movilidad, el análisis estratigráfico nos revela
el grado de compromiso de las áreas, o sea el monto y calidad de la
disposición que hace el sujeto en cada área. Tenemos así un área
involucrada en primer término por la multiplicidad sintomática, lo
que orienta el diagnóstico situacional y estructural, a la vez que
podemos observar el grado de compromiso (siempre en términos de
depositación) de las otras dos áreas, lo que nos permitirá establecer
el pronóstico.

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