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El Artiguismo

y el Movimiento
de Liberación
Nacional
TUPAMAROS

[Este ha sido escrito e impreso en mimeografo


de forma clandestina en octubre del año 1975]

Autoría: anónima

mln-tupamaros.org. uy
PREFACIO

Ante la conmemoración de un nuevo natalicio de José Artigas, hemos decidido


homenajearlo publicando y sacando a la luz un libro con valor histórico (tanto por su forma,
contenido, como contexto histórico en el que fue producido).
El M.L.N.-Tupamaros se considera desde sus inicios como continuadores de la lucha
iniciada por el artiguismo y es en este sentido, sin entrar en detalles del contenido de la
publicación, que decidimos realizar este aporte como forma de hacer público este valioso
aporte escrito de forma anónima.
Éste ha sido escrito e impreso en mimeógrafo de forma clandestina en octubre del año 1975
y confirma que el M.L.N.-T en ese período no se encontraba totalmente en prisión o en el
exilio. Hemos sido fieles al original en su totalidad (ilustraciones y textos) y es un aporte en
la intención de recuperar parte de la "historia reciente” y de la lucha de nuestro pueblo.

Montevideo, 19 de junio de 2020

Tupamaros
El ARTIGUISMO Y El
MOVIMIENTO DE
LIBERACIÓN NACIONAL
(TUPAMAROS) OCTUBRE 1975
................................................................................ P ig . 3
i r l l | t i y la lu c h a d e l l C L l f ( T ) . . . ............ • » • • • • • ............................. * 3
Bacca c c o o d o lc a a da l a Bevo lu e l í o ¿ r t l g u l e t a ............................• • 11
Z) Bacca t o o ohmica* d e l f c C t r a h i a c . . « * . . « » * ......................... • 17
l ) Banca f i e l e s t y humanae d a l v o c a l i eoo p r o v i n c i a l . » • 17
I Buenos A irea» l a p r o v i n e l a - p u e r i o * ................................... • IB
3 Xaa p r o v i n c i a s c e l l a t i r i o r * . . * . « . ( « .............. .. • SO
4 ' Laa p r o v i n c i a s ¿ e l l i t o r a l * « ................................................ • SI
S I La Banda C r i c n i a l * l a o t r a p r o v i n c i a - p u e r t o . • 22
• I La v i o l a n da A r t i g a s .................................................................. • S3
I ! ) La a c s o l u c i ó n O r i e n t a l ..................................................................... • 26
l ) La r e a l i d a d de l a Banda C v l e n t a l a n t e s da 1 6 1 1 * . . . • S6
S) L a a c o la n r e V s l u o I g n a v i a . ..... ................................................. * 21

- c o p ia del o r ig in a l-
PRESENTACIO N

E n vida de los grandes revolucionarios, las cla se s


op re soras les som eten a constantes persecuciones, aco­
gen sus d o ctrin as con la rabia mfls salvaje, con el odio
m ás furioso, con la cam paña mfls desenfrenada de men­
tiras y calum nias. D e sp ué s de su muerte, se intenta
co n v e rtirlo s en seres inofensivos, rodear sus nom bres de
una cie rta aureola para "co n so la r", y engañar a las c la ­
ses oprim idas, castran d o el contenido de su d octrin a re­
volu cion a ria m ellando su filo revolucionario.
José A rtig a s, uno de los m ás grandes re volu cion arios
de A m é ric a La tin a en el sig lo X IX , no lia escapado a
esta gran verdad. P o r eso hoy el M L N "T u p a m aro s", que
desde sus In icio s a señalado la continuidad h isté rica que
e xiste entre las antiguas luchas del pueblo oriental por
su libertad y sus luchas presentes, quiere re ivin d ica r una
vez mfls la figura de nuestro héroe nacional.
A r t ig a s es, debe ser, del pueblo y no de la o lig a r­
quía. L a imflgen querida y adm irada del Jefe de los
O rie n ta le s fue deform ada por aquellos que lo c o n v irtie ­
ron en un A rt ig a s de bronce, ajeno a la lucha re vo lu cio ­
naria.
P e ro el pueblo no se ha dejado engañar, y cuando
los T u pam aros hablam os de las luchas del pueblo o rien ­
tal conducido por A rtig a s, com prende que no es sino la
m ism a lucha de hoy, Pueblo con tra O ligarq uía, P a trio ta s
co n tra C ip ayos.
R e sc a ta r las luchas de nuestro pueblo en todas las
épocas y bajo todas las form as es tarea diaria de todo
re volucionario. P ara cu m p lir con éstos objetivos, trata­
rem os en éste trabajo - E L A R T IG U IS M O Y E L M O V I­
M IE N T O D E L IB E R A C IO N N A C I O N A L " T U P A M A R O S " -
de responder a la siguiente interrogante; porque los "T u ­
p am aros" nos planteam os ayer y hoy retom ar la lucha
p atriótica de A r t ig a s y sus gauchos "tu p a c -a m a ro s"? P a ­
ra ello será necesario a n a lizar porque se luchaba en la
P a tria Vieja, la ideología, los objetivos, la lu d ia en sí.
T am b ién seré necesario ver porque la P rim e ro Indepen­
dencia quedé trunca, y porque el M L N (T) levanté y de­
be levantar hoy las banderas A rtig u ista s para luchar por
la segunda, verdadera y d e fin itiva independencia, no solo
de nuestro país, sino de A m é ric a L a tin a toda.

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Hemos incluido también en el trabajo una serle de
hechos, experiencias y situaciones (en general poco co­
nocidas) que forman parte de la historia de nuestra Or­
ganización. Por qué lo hacemos? Porque en ellos se ve
como el pensamiento artiguista estaba bien presente en
el núcleo fundador de los "Tupamaros”.
A pesar de que habTa o tro s p artid os y o rg a n iza cio n e s
del pueblo que levantaban a A rtig a s, el M L N va lora que
no se hace su ficie n te Incapitf en la polftica a rtig u ista
y su profunda sig n ific a c ió n popular y revolucionaria, y
decide tom ar las banderas de esos "T u p a m a ro s" y lle var­
la a la acción p ráctica y cotidiana.
P e ro lo fundam ental era rom per el engaño, el uso
dem agógico, la con fu sió n deliberada hecha para d ivid ir
y d esviar al pueblo del verdadero legado re volu cion ario
del A rtig u ism o . Era, en una palabra re scata r a A rt ig a s
de m unos de la burguesfa. D e n tro del entronque h istó ri­
co corresponde entonces se ñalar e sos hechos, com o
m uestra cla ra de la rafz a rtig u ista de la O rgan iza ció n.

IN F L A M E S E D E N U E V O E L P R IM E R E N ­
T U S IA S M O D E L A R E V O L U C IO N . B U ­
L L A N T O D A S A Q U E L L A S V IR T U D E S S U ­
B L IM E S Y Q U E R E N A Z C A E N L O S C I U ­
D A D A N O S L A E N E R G IA Q U E E N T O D A S
P A R T E S H A A C O M P A Ñ A D O E L G R IT O
S A N I O D E L IB E R T A D .

A l C a b ild o de C orrien tes,


29 de m arzo de 1814

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A R TIG A S Y L A L U C H A D E L M .L.N .(T )

E sta m o s en el año 1962. E l grupo in icia l de lo que


después serfa el M L N (Tupam aros) estén abocados a
se ntar I q s bases de la futura organ izacié n , que tendrá
co m o objetivo central, la tom a del poder por la vía de
la lucha arm ada. H an ce n trado sus activ id a d e s co n sp lra-
tivas en el co m b a tivo b arrio ob rero de L a Teja, donde
m uchos de su s in tegran te s viven y m ilitan.
P a rtie n d o de la realidad concreta, de las con d icion e s
o b je tivas y subjetivas del U ru guay 1962, inician una la ­
bor de an á lisis histérico, e con óm ico y político, teniendo
m uy en cuenta la n e utralización producida en el pueblo
por el largo sueño le ga lista -e le cto ra lista , que por este
m otivo no va m ás allá del plano e con om ista (aquí prim a
el fa cto r de la burguesía dom inante, sum iendo ai pueblo
en el le ta rgo durante m ás de m edio sig lo desde la "p a ­
c ific a c ió n " lograda con el fin de la últim a gu e rra c iv il
en 1904).
T o m a n com o punto de p artida la raíz h isté rica na­
cion al dejada por el A rtlg u lsm o ; su "p la ta fo rm a p o líti­
ca ", la sum a de sus docum entos y m edidas concretas,
su p olítica del "siste m a am e rican o", y las enseñanzas
dejadas en lo profundo del pueblo orien tal por José A r ­
tiga s y sus gauchos tupac-am aros, que los precedieron
en la lucha inicial de la etapa independentista, fru stra ­
da por la tra ición y el desarrollo posterior, donde la
naciente burguesía desangra al pueblo -sobre todo a las
cap as cam pesinas-, en luchas fra tric id a s por el poder
(para la burguesía, claro...), sin cu m p lir jam ás con el
punto central de la p olítica de José A rtig a s, señalado
en el R e gla m e n to P ro v iso rio de T ie rra s del 10 de se ­
tiem bre de 1815: "Q u e los m ás in fe lice s sean los m ás
p rivile giad os", "... que tenga cada uno una suerte de
estancia...".
P asan los meses, la "O p e ra ció n T iro S u iz o " es un he­
cho (31 de julio de 1963), y R aú l Sendic, líder de los
trabajadores azu care ros pasa a la clandestinidad. L os
com pañeros sacan a la calle un volante de com bate que
llevaba un cla ro título: "R a ú l Send ic no es un delin­
cuente". En él se explicaba que Sen d ic solo había Inten­

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tado se gd ir lo que la oligarq u ía no había dejado te rm i­
nar a A rtig a s: re p artir la tie rra entre "lo s m ás in fe li­
ces", para que fueran "lo s m ás p rivile giad os".
A los pocos días, el 13 de agosto, uno de los p into­
res del H osp ital de C lín ic a s está trabajando sobre el
e xte rio r del edificio, en el piso 13; cae de esa altura.
Era Ed u ard o Pinela, au tén tico representante del espíritu
del grupo re vo lu cio n ario y uno de los m ejores com pañe­
ros. L o s restantes, en su homenaje, depositan en su
tum ba una ofrenda floral, que es una bandera con el
nom bre del M A C (M o vim ie n to de A p o y o al C am pesino),
su nom bre y la fecha de su m uerte, puestos en "la
franja com o la de A r t ig a s " (la franja diagonal de su
bandera m ás conocida). .
Se gu im o s en 1963, y el pequeño grupo in icia l de re­
volu cion a rios con tin ú a su paciente p reparación y trabajo
dentro del pueblo. El 2 \ de d ic ie m b re ,' día de N o ch e ­
buena, un "C o m a n d o del H a m b re " asalta un cam ión con
com estib les y los reparte entre los cantegrlles, donde
vive el pueblo m arginado por el cap italism o, el que se ­
guram ente nunca pudo d isfru ta r de un pan dulce de N a ­
vidad. E se com ando firm ó su acción con un nombre:
C o m an d o Ju ve n il José A rtig a s.
L le g a el año 1964, y con él los cañ e ros del norte
llegan por segunda vez a M ontevideo; esta vez exigen
"t ie rra " para trabajarla. En su cam pam ento, ubicado en
un b arrio obrero, entre las im ágenes de R a ú l Sen d ic y
de José A rtig a s, se encuentra un carte lón con e xtra cto s
del R e gla m e n to de T ie rra s del Jefe de los O rientales.
T am b ié n las banderas de la m archa y del sindicato
U T A A (Unión de trabajadores A z u c a re ro s de A rtig a s)
están inspiradas en la de A rtig a s.
P o r esa época, las cé lu las procesan d istin tas a c c io ­
nes sin firm arlas, principalm ente por razones de se g u ri­
dad. Pero cada vez se va haciendo m ás necesario dar
el nom bre (que ya se "barajaba"), pues hay se ctore s po­
líticam ente interesados que confunden al pueblo al dar
sus in terpre tacio n es sobre la nueva organ ización .
Su rge a sí el nombre: "T u p a m aro s", en abril de 1965,
firm ando un atentado a la em presa M a c -C o rm ic k , c o m ­
pañía naviera yanqui, y no co n tra la em p resa P aycr,
com o generalm ente se cree, hecho e ste que fue (K>slc-
rior. Se retom aba así el antiguo m ote que daban los
opresores del im perio español a los hom bres que se a l­
zaban en arm as por prim era vez en el R ío de la Plata,
en nuestra Panda O rie n tal y en las p ro vin cia s del L it o ­
ral A rgen tin o, organ izad os clandestinam ente prim ero y

10
después en pie de lucha junto a José A r t ig a s con la
"c if r a " de "V e n c e r o M o rir".
P oste riorm e n te , a lo largo de sü actu ación pública,
el M L N ha dado m últip les m an ifestacion es de sus rafees
artlgu lstas.

E n diciem bre de 1967: C a rta ab ierta a los agentes


p o licia les B e n ta n co r y Sufirez de Lim a, publicada por
el d ia rio "E p o c a ":
" P O R Q U E N O E S T A M O S D IS P U E S T O S A P R E S E N C I A R
S IN L U C H A C O M O S E V E N D E A L E X T R A N J E R O L A
P A T R I A D E A R T IG A S . . . " Y agregab a m ás adelante: "...
D E A H O R A EN A D E LA N T E LA S CO SAS VAN A SER
M U CH O M A S CLARAS: CON EL PUEBLO O C O N TR A
E L P U E B L O , C O N L A P A T R IA O C O N T R A L A P A *
T R IA , C O N L A R E V O L U C I O N O C O N T R A L A R E V O ­
L U C IO N . . . " E S A E S L A D I S Y U N T IV A Q U E E X IS T IO
S I E M P R E E N N U E S T R O P A IS : "... C O N E L P U E B L O
Y L A P A T R I A O C O N L A O L IG A R Q U I A Y E L E X ­
T R A N J E R O . E N D E F IN IT IV A , P A T R IO T A S O C I P A -
Y O S ".

8 de octubre de 1969: P ro cla m a de Pando:


"S o lo hay. dos cam inos: am ansarse y tolerar o sublevarse
y re sistir. N o so tro s pre dicam os y ejecutam os ese se gu n ­
do cam ino, fieles a A r t ig a s y los T u p a m aro s que en el
pasado pelearon hasta el fin".

29 de m ayo de 1970: C a rta de Fernando G arfn a sus


com pañe ros de las F F A A y al pueblo:

"M u c h o s hem os com prendido que e stam o s vivie n d o en


tiem pos p arecidos a aquellos que anunciaron nuestra
p rim e ra independencia. C u an d o José A r t ig a s arrojé su
uniform e al gobernador español y com en zó a reunir a
los p a trio tas que luchaban por su libertad.
C u an d o los uruguayos, sin m edir sa c rific io s, abandonaron
los h ogares para se gu ir a los p a trio tas en el Exod o del
Pueblo O rie n ta l".

23 de junio de 1970: "C a r t a a los p olicía s que se


negaron a acep tar órdenes superiores": e ncabeza este
d ocum ento una frase de A rtig a s:
"E n tre nosotros no querem os lobos vestidos de piel de
oveja, porque asf nos hacen la gu e rra m ás furiosa. El
que sea e n em igo declárese, y sabrem os co n tra rre sta r
arm as con arm as, y hom bres con hombres... la justicia

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e xige el c a stig o de los delincuentes y el prem io de los
virtu osos".

26 de agosto de 1970: P roclam a:


"C iu d ad an os, los pueblos deben ser libres..."
C o n é stas p alabras el G eneral A r t ig a s levantó en arm as
a la Danda O rie n tal.
"C iu d ad an os, los pueblos deben ser libres..."
Y en la cam paña resonó el g rito de guerra y se a fila ­
ron lanza y chuza, porque la libertad hubo de con q u is­
tarse haciéndola flam ear en la punta de las tacuaras.
Y hoy com o ayer, nuestra p atria sop orta el yu go de la
dictad ura que desató la viole n cia del ham bre y la deso­
cupación; que respondió con m asacre en las c a lle s cu an ­
do los estu d ian tes salfan a defender su U niversid ad ; que
con finó en las c á rce le s a los trabajadores que re cla m a ­
ban una m ejora para su sala rio m iserable..."
"C iu d ad an os, los pueblos deben ser libres". El mensaje
de A rt ig a s lo recogie ron en la P a tria Vieja aquellos tu­
pam aros que a firm a ro n las cin ch a s y a filaro n las lan­
zas. Pocos, pero bien montados, alzaro n a un pueblo
que desde entonces fue indom able. Hoy, los T u pam aros
hacem os flam e ar la libertad del pueblo orien tal en la
punta de nuestros fusiles.
A l pueblo uruguayo no lo dom ina ni lo gobierna la
dictadura...
P a tria para todos. Libe rta d o M uerte.

lo. de se tie m b re de 1970: C a rta a los integrantes


de las F F A A :

" L a función e sp e cífica de las F F A A es ser los defenso­


res de la soberanía de la patria. Q u é es y en qué c o n ­
siste la so b e ra n ía ?
" L a soberanía "n o es solam ente ase gu rar la integridad
te rrito rial sin o pre se rvar los dones m ás preciados de
sus ciudadanos com o es la lib e rtad " (A rtigas).
"... som os en d efin itiva hom bres y m ujeres de nuestro
pueblo en arm as, que hoy está en busca de su destino
com o en el Exod o de la P a tria V ieja".

H o y com o ayer, frente a la situ ació n de opresión


de nuestro pueblo, los "T u p a m a ro s" segu im o s levantando
el A rtig u is in o com o arm a de lucha popular.

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...D E T O D O S S O IS A M IG O S I N A D I E O S
P R O V O C A , Y S E D D E T O D O S E N E M IG O S
S I O S Q U IE R E N O P R IM IR . (...) E S T A IS
C O N L A S A R M A S EN L A S M A N O S P A R A
SO ST EN ER VU ESTRO S D EREC H O S, Y OS
H A R E I S O lG N O S D E L A M E M O R I A D E
V U E S T R O S H IJ O S S I L L E N A I S E S T E D E ­
BER.

P ro cla m a a sus tropas,


23 de setiem b re de 1815.
B A N D E R A D E L M .A .C .
(M o vim ie n to Apoyo a l Campesino)

E sta nace espontáneam ente, com o una corona de flo­


res* Explicam os: el día 13 de agosto de 1963, horas
después del falle cim ie n to del com pañero Eduardo P ln e -
la, reunidos la totalidad del grupo, deciden que al s i­
guiente día se digan algunas palabras. Se redactan y
son leídas a nom bre del conjunto por un com pañero,
frente al local de la base de la calle H eredia (L a Teja)
al paso del cortejo. P ocas palabras, pero sellaron un
juramento.
O tro s com pañeros se encargan de com p ra r dicha c o ­
rona, teniendo en cuenta lo tantas ve ce s tratado, en
lo referente a posibles sím bolos. A d e cú an ésta de la
siguiente manera: el R O J O - N E G R O sobre la base de
la Bandera San d in ista y el M o vim ie n to 26 de Julio, y
el nombre, com o consta en un m aterial existente*
T ran scribim os: "C u a n d o él m uere (el ero. Eduardo), pre­
cisam ente en un día o dos m ás se iba a llevar a cabo
una reunión que debía tratar com o punto único las p ro ­
posiciones del nom bre que el conjunto del "g ru p o ” lle v a ­
ría en su cara legal. Entre sus ropas se encontré j li­
breta de notas (de esas que cualquier uruguayo conoce,
del tipo de la libreta de alm acén) donde el com pañero
había puesto com o su proposición el nom bre del M .A .C .
(M o vim ie n to de A p o y o al Cam pesino). En homenaje al

14
ero. caído la C om unidad toma ese nombre, agregando
su nom bre propio y la fecha 13 de agosto de 1963".
L a estrella, com o lo antedicho, E R A Y A ID E A , in clu ­
so antes del hecho realizado en C o lo n ia Suiza, con la
dife re ncia que se e vitó el borde negro y lógicam ente...
la letra T. P or el n e rvio sism o del m om ento o por mala
in terpre tación del com ercian te que preparó la corona,
la e stre lla apareció en el extrem o superior derecho, y
no sobre la banda, e xtre m o izquierdo superior com o se
pidió. E lla co rre en sentido diagonal, m otivada por la
que lleva la Bandera A rtlg u ls ta m ás conocido pop ular­
mente.
P o r últim o, esta Bandera fue portada en el m es de
m a rzo del sigu ie n te año por un com pañero, al hacer su
entrada a M on te vide o la P R I M E R A M A R C H A P O R L A
T IE R R A , re aliza da por U T A A . D ic h o com pañero, funda­
dor, participante el 31 de julio de 1963 en el o p e ra ti­
vo T iro S u iz o y va rios más, antiguo m ilitante p o lític o -
sindical, m eses atrás, en el c o rrie n te año, en Buenos
A ire s, desaparece a m anos de la T rip le A.

15
CREACION Y SIGNIFICADO
DE ESTAS DOS BANDERAS

Marzo de 1964
Bandera de la prim era Bandera de U .T .A .A .
m archa por la T ie rra (U nión T rabajadores
A z u c a re ro s de A rtig a s )

Se re aliza -días antes de in icia r la P rim e ra M a rch a


por la T ierra,1 en m arzo de 1964. Se habfa form ado un
equipo de propaganda, com puesto por com pañeros del
sin d icato del M A C , quienes se dieron a la tarea, entre
otras, de im presión de m urales, pintadas, cre ación de
consignas, etc. Se veía tam bién la necesidad de cre ar
la Bandera Sind ical. A d e m á s se contaba con la p rop osi­
ción con creta que h icie ra llegar por e scrito el ero. P a ­
ul Scndic, de la cre ación de una Bandera que fuera re ­
p resentativa del porqué de la M arch a.
En con versación sostenida con él respecto a éste pun­
to, en base al diseño, y en prevención de algún co m p a ­
ñero que planteara que podía ser excusa para que el
régim en argum entara con su "e x q u isitism o le ga l" de e s­
tos casos, por ejem plo el uso indebido de em blem as na­
cionales, el ero. "a se so ra " que de darse esa situación,
el Sin d ica to podría argum entar, fundam entando que a
nivel S 1 N D IC A L - P O L I I IC O , el m ovim ien to R u ra lista
(C h icota cista ), usó por vez prim era (y com o o rg a n iz a ­
ción "sin d ic a l", tiem po atrás, la m ism a bandera con la
palabra " R E F O R M A " .
Queda así estab lecid a la cre ación de ésta Bandera.
L a palabra " T I E R R A " se determ ina sea en color B L A N ­
CO.

16
En la Bandera Sin d ical, veam os su significado: R O J O ,
sim b o lism o de la lucha, el N E G R O , "la m uerte al la ti­
fundio", segGn se desprende de una con sign a de U T A A .
L a banda C E L E S T E que cru za en diagonal por el se n ti­
do, obvio, de las banderas a rtig u ista s que responden a
ese diseño, y su color, com o sím b olo de O rientalidad.
T én gase en cuenta que un argum ento que ya el "c u a rto
poder" de la prensa grande em pezó a agitar, que la
m ayoría o la totalidad de los In tegran te s de la M a rch a
eran "extranjeros"... dado que la zona era fron te riza
(doble frontera A rg e n tin a -B ra sil). N o era por cie rto la
N A C I O N A L I D A D lo que tanto espantaba, cuestión que
poco interesa a los "S e ñ o re s" encum brados en el Poder
cuando se trata de defender sus privilegios. E te rn a s a r­
g u c ia s de todo vende-patria, dueños del latifu n d io en
este caso. T em ían s í el E J E M P L O que traspasaba los
re clam os e con om istas y S E D IR IG IA , aunque solo fuera
de una form a práctica, con tra el Poder de lo», op re so­
res, lo que no dejaba de ser sum am ente esclareced or
ante el resto del Pueblo. E ra un golpe d ire cto a "d e s­
c u b rir" con nom bres y apellidos, la tan trilla da denuncia
del "o tro " U ruguay, tocando el cora zó n m ism o del s is ­
tema.

Sifibolos ce n tra les de esta Bandera, un m azo de c a ­


ñas, color: V E R D E , cru zad as por las h e rram ien tas co m u ­
nes del trabajador cañero; la cortad ora (herram ienta
con struid a con la parte superior de la hoja de un se rru ­
cho), y superpuesto, un m achete; debajo rodea en se m i­
c írcu lo la sig la sindical. E sto s tres m otivo s en color:
BLANCO .
E x p lica d o s los fundam entos en A sa m b le a General, son
aprobados y se construyen al llegar a PaysandO, pues
se care cía de m ateriales. V am o s a extendernos sobre
el hecho P R IN C I P A L a nuestro entender qüe fue el a ­
porte directo, sobre la base de la discusión, que por
días se dió entre los com pañeros a llí acam pados, S O B R E
E L T E M A . Diseño, colore s y m ás que eso se profundizó
en el alcance de la m ism a lucha, que por el m ism o m o­
tivo se llevaron y llevaban a cabo en otros países, sus
S IM B O L O S , sus M O T IV A C IO N E S , fundam entalm ente en
N u e stra A m é rica; tam bién se hablaba del alcance de
nuestra tradición h istórica en la Lu ch a A g ra rist a dada
por el A rtig u ism o , y aquí cabe re salta r que I O D O S los
com pañeros aportaron sus conocim ientos, sus e xp erie n ­
cias, que por cie rto E R A N M A S P R O F U N D A S en su
contenido que m uchos textos conocidos. R e cord am o s un
caso, el enorm e con o cim ien to de un com pañero cañero,

17
que por supuesto no era adquirido en estudios regulares,
recordam os que dicho com pañero había cursad o hasta
3er. año de escuela prim aria. Su gran con o cim ien to era
producto de su propio interés personal, y tam bién a tra ­
vés de -esa s í- verdadera tradición que se va legando
por generaciones. Por cie rto su ca so no era el único,
habiendo cros. que citaro n lugares, fechas, etc. E s segu­
ro *que més de un erudito en "h isto ria n acion al" allí
A L G O H U B IE R A A P R E N D ID O .
N o s hem os extendido con el c rite rio de dar el espíritu
en que nacieron e stas dos Banderas; que en ellas quedó
plasm ado, que com o V E R D A D E R A S B A N D E R A S D E L A
P A T R I A , com o todas ellas, nacieron Junto a un fogón.
Son ellas para todos y cada uno de aquellos hermanos:
M U J E R E S , G U R IS E S Y H O M B R E S , orgu llo en el dolor
de hoy, pues al levantarlas no han hecho sino retom ar
la renovada trad ición artiguista, en su Lucha y la Unión
de todos aquellos que construyen la verdadera H isto ria
de sus Pueblos.

.» Copia del original _

Su rge esta consigna en el cam pam ento levantado junto


al local sindical de la Unión de T rabajadores A z u c a re ro s
de A rt ig a s (U .T .A.A.), donde organ izab an su P rim e ra
M a rch a por la T ie rra. T ra n scu rría el mes de m arzo del
año 1964, en Bella Unión, D e p artam e n to de A rtig a s.
Se conjuga en ésta consigna, junto y unida a la asp i­
ración inm ediata y necesaria de los trabajadores rurales
del U ruguay, re avivar el viejo sueño artiguista.
A sí, junto a sus banderas de lucha, U T A A portó a lo

18
rgovXogio DtTteiwAS*

19
largo de su M a rc h a y a su entrada a la cap ital de M o n ­
tevideo, las fig u ras de J O S E A R T I G A S y R A U L S E N -
D IC , su in iciad or y organizador, quien en ese período
llevaba ya m eses de clandestinidad.
T am b ién se levanté un cartelón con algunos de los
puntos fundam entales del "R e g la m e n to P ro v iso rio de
T ie rra s", com o una R E A F I R M A C I O N D E L I D E A R IO A R -
T IG U IS I A .

20
BASES EC ONOM ICAS

DE L A R E VO LU C IO N A R T IG U IS T A

H e m o s visto la presencia real de José A rt ig a s desde


los in icio s de nuestra O rgan iza ció n. S u s ideales re volu ­
cio n arlo s im pactan la con cie n cia de los com pañeros fun­
dadores, que deciden tom ar las banderas a rtig u ista s y
re v iv irla s en la lucha que estén preparando.
P e ro quién era ese hombre, intérprete de las m asas
populares, conductor de los "P u e b lo s L ib re s", enem igo
d eclarado de la o lig a rq u ía ?
L o s hechos solos, aunque claros, no alcanzan para
darle su verdadera e statura de héroe am ericano. D e b e ­
m os u bicar a A rtig a s, su lucha y sus ideas, dentro de
un co n te x to determ inado. D eb em os señalar las co n d icio ­
nes objetivas (económ icas, p olíticas y sociales) que e x is­
tían en esa época en el R ío de la P la ta y que d ete rm i­
nan la situ ación revolucionaria. E llo nos p erm itirá tener
una visión m ás am plia y acertada del proceso re vo lu cio ­
nario y nos ayudará a una interpretación co rre cta de
la historia.
A la vez, sin dejar de reconocer el papel del in d ivi­
duo en la h istoria verem os no al cau d illo que m ueve a
los hom bres a su capricho, sino al hom bre que interpre­
ta a los pueblos y por eso m ism o cam ina en el sentido
que m arcan las leyes de la historia. L a s páginas sig u ie n ­
tes están dedicadas a este objetivo.

I) P A S E S E C O N O M IC A S D E L F E D E R A L I S M O .

I) P a se s físic a s y hum anas del localism o provincial.

L a realidad de la zona del virre in a to del R ío de la


P lata es la siguiente:
1) un inm enso te rritorio, con d ive rsas regiones, habiendo
entre cada una de ellas m arcadas d ife re n cias en el as­
pecto de la producción.
2) e scasísim a población

21
3) grandes d esventajas en el transp orte com ercial, debido
a los e scasos y m alos cam inos, las enorm es d ista n cia s
a recorrer, las d ificu ltad e s de todo tipo (el clim a, la
lentitud de las carretas, los ataques de los indios, etc.),
facto re s é sto s que encarecían m ucho los fletes.
T od o ello im pide la con creción de una verdadera co n ­
cien cia nacional y lim itan los objetivos de las p rovin cias
a re aliza cio n e s de tipo regional o local. L a agu dizació n
de sus d ificu lta d e s e con óm icas se rviré para cam b iarle s
esa Óptica localista en una visión nacional. E sa visión
nacional no debía pasar por e n cim a de sus problem as,
sino re so lve rlo s a través de la in tegración de sus p osib i­
lidades e co n ó m icas en un gran com plejo nacional.
C o m o verem os, esa e ra la solución ofre cid a por A r t i­
ga s con el "s is t e m a " federal.

2) Buenos A ire s, la p rovincia-puerto.

L a e conom ía de España, nuestra m etrópoli, es cada


vez més decadente por falta de una ind ustria su ficien te
para ab astecerse a s í m ism a y a su s colonias. Adem fis,
la enorm e aflu e n cia de oro y plata am e rican o durante
los p rim e ros sig lo s de la conq uista desencadenó un pro­
c e so in fla cio n a rio en Eu rop a que España, con su deb ili­
tada econom ía, fue la p rim era en sentir.
C o m o con se cu e ncia de ésto, los productos que España
vendía a sus colon ias am e rican as eran m ucho m ás ca ro s
que los que vendían otras naciones con una industria
m ás desarrollada, que producían a m enor costo y ne cesi­
taban c o lo c a r de cualquier form a su p roducción en el
m ercado, ya fuera por vías legales o ilegales (esto e x ­
plica el gran d esa rrollo del contrabando en ésta época,
instigado por In g la te rra y su filial, Portugal).
L a s colonias, a su vez, buscaban los increados aptos
para absorber su producción, y a la vez, com prar los
productos m ás baratos. España se co n ve rtía entonces en
un obstáculo, y la solución, en Gltim o térm ino, co n sistía
en p rescindir de ella.
S i bien España Ir a t a de detener e sta situ ación libera­
lizando el co m e rcio (1778), el proceso es irreversible:
frente al pequeño grupo de com ercian tes de Buenos A i ­
res (representantes de las grandes casa s de com ercio
de C ádiz), se levanta el ya poderoso se ctor de hacen­
dados, com e rcian te s y banqueros porteños, a sí com o los
abogados y letrados defensores de esos intereses. Este
grupo está vitalm ente interesado en el co m e rcio libre,

22
que sig n ific a b a el co n tacto d ire cto con las principales
m etrópolis del mundo.
E sa lib e ralización económ ica, para se r perm anente,
necesitaba su com plem entación política. P o r eso, detrfis
de la libertad de com ercio, venia la e xigen cia de la li­
bertad política, expresada en la R e vo lu ció n de M a y o de
1810. E sta libertad p olítica respondía directam ente a
los intereses de los fuertes hacendados y com ercian tes
porteños que en ese m om ento juegan un papel o b je tiva­
m ente re volucionario, pero m arcados por sus grandes li­
m itacion e s de clase, en la medida que surgen, al m ism o
tiem po que com o clase dirigente, com o grupo no-na cio­
nal, ligado fuertem ente a los intereses ingleses y con ­
tra rio s a una econom ía Integrada. E x iste m últiple docu­
m entación a este respecto. C o m o muestra, cite m o s a
A lv e a r, conocido o liga rca porteño, "e sta s p rovin cias son
inhfibiles para gobernarse a si m ism as y necesitan una
m ano e xte rior que las dirija, desean pertenecer a G ran
Bretaña, re cib ir sus leyes, obedecer a su gobierno y v i­
v ir bajo su influjo poderoso". Solo hay que leer en la
C ro n o lo g ía los sucesos de 1810 para darse cuenta que
defendían sus p riv ile gio s y no los del pueblo, que tuvo
m ínim a participación.
P o r é stas razones, las p rovin cias que aspiran a d esa­
rrollarse, entrarán en con trad icción con Buenos A ire s,
lo que se agu dizará después de 1810.
Buenos A ir e s tenia una situación de p riv ile gio con
respecto a las dem ás provincias: grandes praderas, nu­
m erosas aguadas, num erosa población (en relación a las
provincias), am plio m ercado interno, puerto que co m u n i­
caba directam ente con los m ercados de exportación,
grandes rentas que le producía su aduana. C u m p lía con
respecto a las p rovin cia s el papel dfe interm ediario, que­
dándose con las m ayores ganancias. D e esa m anera B u e ­
nos A ire s se fue enriqueciendo a costa de su situación
privilegiada, detentado el m onopolio financiero, que no
com p a rtió con ninguna provincia, a pesar de ser éstas
causa im portante de esa riqueza. E llo le perm itió, en
su m omento, levantar ejércitos para im poner su predo­
m inio p olítico a las provincias, que se em pobrecían pro­
gresivam ente, en la medida que sií subordinación econó­
m ica con Buenos A ire s aumentaba.

C a ra c te riz a c ió n del patriciado porteño

D e una u otra manera, Buenos A ire a estaba en é|


centro del com ercio, pues tenía el m onopolio p ortuario

23
y financiero, y con eso dom inaba todas las provincias.
Esa es la base de la concepción política porteña: el uni­
tarism o.
Esta ideología era sostenida por el núcleo ya m encio­
nado de hacendados, com ercian tes y banqueros que se
beneficiaban con los p rivile gios del puerto. Postulaban
el estab lecim iento de un Estado fuerte y centralizado,
con am plios poderes p olíticos y económ icos, que im pu­
siera un orden y un régim en p olítico favorable a sus in­
tereses (estrictam ente dependientes del extranjero, com o
ya dijimos), subordinando los intereses de las dem ás pro­
vincias, quienes verían relegadas al m ínim o su autonom ía
provincial.
G ran parte de la lucha de A rt ig a s se d irigió a com ba­
tir el ce n tra lism o porteño. Buenos A ire s re cu rrió a to­
dos los medios para im ponerse: tratados, guerra y fin a l­
mente la intervención extranjera, lo que dem uestra que
no estaba interesada tanto en la nación, com o en la de­
fensa a ultranza de sus intereses.

3) L a s P ro v in c ia s del Interior

Debido a la c risis de España, las P ro v in c ia s del Inte­


rior (Córdoba, San Luis, San Juan, M endoza, Tucum án,
Salta, Jujuy, L a Rioja), consiguieron d esa rrolla r sus pro­
pias industrias locales de abasto local e in terp ro vin ­
cial. A sí, se com erciab an m illas y caballos, se produ­
cían m uebles y carretas, miel y cera, tejidos de lana
y algodón, ponchos y e strib os de madera, vino y agu ar­
diente. L a p rogre siva lib e ralización del régim en econó­
m ico producirá una rápida decadencia en é stas p rovin ­
cias, que lógicam ente no podían com p e tir con los a rtí­
culos sim ila re s que em pezaban a llegar desde Europa,
en m ás cantidad y a m enor precio. L a R e vo lu ció n de
M a y o había ido dem asiado lejos para las provincias. La
com petencia extranjera no solo les quitaba los m ercados
del Litora l, sino que penetró hasta las m ism as p rovin ­
cias perturbando los m ercados locales.
A l no poder ob ligar a Buenos A ire s a retom ar la polí­
tica p rote ccion ista que era su única salvación, trataron
de re a liza rlo a nivel regional y local. Pero ésta política
no era salida, porque ninguna p rovin cia estaba en con d i­
ciones de lograr autonom ía económ ica, ni desde el punto
de vista financiero ni del aprovisionam iento. N o podían
separarse de Buenos A ire s porque si no, no so b re v iv i­
rían, por eso buscarán dom inarla.
El centro del pensam iento provin cial estaba en la de­

24
fensa de la autonom ía provin cial, y el reparto equitativo
entre todas las p rovn in cias del b eneficio que obtenía el
puerto de Buenos A ire s. E sta s rentas debían tener un
destino nacional, cosa im posible si las p rovin cias c o n ti­
nuaban dom inadas por el u n itarism o porteño. P o r eso
las p rovin cia s se vuelcan al federalism o, sistem a que
com prendía a todas las p rovin cia s en pie de igualdad,
sin p riv ile gio s de unas sobre otras. C o m o se puede ver,
la d octrin a federal era radicalm ente opuesta a la p lo lí-
tica unitaria. E ra sim plem ente el reclam o de una p o líti­
ca nacional frente a otra no-nacional, extranjerizante.
T od o conducía al federalism o: el aislam ien to provin ­
cial, las d ificu ltad e s económ icas, la tradición localista
española.

4) L a s P ro v in c ia s del Litora l.

E l Lito ra l, al igual que Buenos A ire s, v iv ía fundam en­


talm ente de su ganado y derivados (cuero, sebo, cerdas,
carnes, astas, etc.) P o r lo tanto, la lucha de Buenos A i ­
res por el libre co m e rcio iba tam bién en su b eneficio
directo.
S i la revolución de M a y o de 1810 había ido dem asiado
lejos para las P ro vin cia s del Interior, en cam bio para
el L ito ra l no fue bastante lejos, pues el libre com ercio
se estab leció solo en Buenos A ire s, que sigu ió siendo
único puerto exportador, ya que no p erm itió el uso de
los ríos Paraná y U ru gua y com o vías de com unicación
directa entre el L ito ra l y Europa. El L ito ra l sig u ió en­
tonces sin con tacto d ire cto con el m ercado e xte rior c a ­
paz de absorber su producción ganadera. D e sp ués de la
revolución, el L ito ra l se encontró con que tenía que sa ­
cudirse a la interm ediaria Buenos A ir e s si quería re la­
cionarse con Europa.
D e frau d ad o por las ventajas de la independencia, y
resentido ante el m onopolio portuario, el L ito ra l adhiere
al federalism o, que contem pla sus intereses. P o r eso,
en la prim era década de la Independencia la actitud e s­
p ecífica del L ito ra l es intentar liberarse de Buenos A i ­
res, buscar una salida al m ar no vigilada por ella y
tra ta r de im poner una solución federal en el e x -v irre i-
nato. T od as esas posibilidades se las o fre cía un hombre:
A rtig a s, y una P rovincia: la O riental.

25
5) L a Banda O riental, la otra provincia-puerto.

L a Banda O riental, poseedora de grandes praderas y


num erosas aguadas, era ideal para la crfa de ganado,
tarea que absorbía la activid ad de sus pobladores. Su
cab eza es M ontevideo, punto m ilita r e stra té g ico para
contener a los portugueses y puerto de situ ación e x ­
cepcional, por donde em pezaron a sa lir los productos
del campo.
El perm iso de Lib re C o m e rc io de 1778 favo reció e ­
norm em ente a M ontevideo. T al es así que 1a gran m a­
yoría de las naves que venían al R ío de la P lata p ara­
ban en este puerto, sin Ilegal' a Buenos A ire s. P o ste ­
riorm ente hay toda una se rie de re glam en tacion es
(creación de consulado propio, m onopolio de la introd uc­
ción de esclavos, perm iso "p ro v iso rio " de co m e rcio con
Brasil,etc.) que dan notables facilid ad e s de com ercio
e xte rior a M ontevideo, con la consigu ie n te oposición de
Buenos A ire s.
Se in icia entonces la "lu ch a de p u ertos" entre Buenos
A ire s y M on te vide o por la suprem acía com ercial en el
P lata y en la zona del Litoral. N o es casual que en esa
región coin cid ieran la zona de influ e n cia de A rt ig a s
(hegem onía política) y la zona de influencia de M o n te ­
video (hegem onía m ercantil). E sta lucha se m anifiesta
en num erosos incidentes que cu lm in an con el ro m p i­
m iento de la unidad p olítica y m ilita r del virre in ato al
form arse la Junta de M on te vide o en 1808. L a oposición
e conóm ica habla alcanzado el plano político.
Se puede d ecir que la Junta de M on te vid e o no fue
un antecedente de la independencia de España, sino más
bien com o un rechazo de la subordinación a Buenos A i ­
res, y una consigu ie n te ap roxim ación a las p rovin cias
litoraleñas que tom aron el cam in o del federalism o.
P e ro adem ás de a n a lizar la d esvin cu lación política
de am bas ciudades, debem os preguntarnos; porqué A r t i­
gas se con vie rte en paladín del federalism o y la P ro v in ­
cia O rie n tal en su consecuente soste n e do ra? Porque,
adem ás de o tra s causas p olíticas y sociales, la P ro vin cia
O rie n tal era la única ge ográfica y económ icam ente in­
dependiente de Buenos A ire s. E ra la única con puerto
de salida al océano, a Europa, que ya no podía ser v i­
gilada por Buenos A ire s. P or lo tanto podía ofre ce r
puertos para la exp ortación de los productos del Lito ra l
e In terior argentinos.

26
6) La visión de Artigas

L a ideologfa federal de A r t ig a s su rge de las propias


c a ra c te rístic a s de los pueblos a los que había que a p li­
ca rse y no, com o creen algunos, del sim ple transporte
m ecfinico y esquem ático de la e xp erie ncia estadouniden­
se.
El dogm a ce n tra l de José A r t ig a s era la S O B E R A N I A
D E L O S P U E B L O S , sin que éstos fueran com pa rtim en tos
e stan cos entre sf. A pesar de las grandes distancias,
las m alas com unicaciones, etc., eran pueblos de la m is­
ma lengua, con la m ism a re ligión y el m ism o hisp an is­
mo en lo cultural, som etidos a iguales leyes, que s e ­
guían respetando id é n ticas in stitu cion e s (com o por ejem ­
plo el Cabildo). L a R e volu ción A rtig u is ta no pretenderá
d estru ir esto, sin o cim e n ta rlo firm em ente con una fo r­
ma de gobierno -el fe de ralism o- que contem plara las
dispares e con om ías p rovinciales, respetando la soberanía
p articu lar de los pueblos, pero a la vez uniéndose en
una nación única.
L a e xpresión e conóm ica del federalism o se m an ifie sta
en las ventajas que A r t ig a s o fre ció a las provincias: s a ­
lida al mar, libertad com ercial, Igualdad p rovincial, re ­
parto de las rentas aduaneras, y posteriorm ente, p rote c­
cio n ism o aduanero a los productos de la L ig a Federal.
E sto s e sbozos de nacionalism o económ ico, sin prece­
dentes en el Plata, colocan a A r t ig a s en el polo o ­
puesto de Buenos A ire s. L o m ism o puede d ecirse de su
actitu d frente al co m e rcio e xte rio r y sus agentes (el
gobierno a rtig u ista le abrió sus p uertas al c o m e rcio in ­
glés, pero tam bién le puso se ve ras condiciones; ajustarse
al régim en fisca l im puesto en la P rovin cia , renunciar
al m ercado interior, que quedaba para los "a m e rica n o s",
y suspender el co m e rcio con los e n em igos porteños).
T a n to la concepción federal en el plano político, c o ­
m o las ideas e con óm icas aquí expuestas, surgen de una
m ism a fuente, de un m ism o pensam iento: h ace r p re vale ­
ce r la ju sticia y la igualdad, único ideal posible de una
au tén tica revolución, con fuertes rafees populares.
Pero, com o sabem os, A rt ig a s no pudo im poner su
"siste m a "; la oligarq u ía porteña y el im p e rialism o e u ro­
peo (anglo-portugués) eran dem asiado poderosos para
ello, y la independencia quedó trunca...

27
L A L IB E R T A D D E A M E R I C A E S Y S E R A
S IE M P R E E L O B J E T O D E M I A N H E L O .

A D o m in go French,
14 de febrero de 1813

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23
II) LA REVOLUCION ORIENTAL
1) L a realidad de la Banda O rie n ta l an tes de 1811.

L a Banda O rie n tal fue, desde su s Inicios, un te rrito ­


rio co n flictivo . Su s problem as, y fundam entalm ente los
de su cam paña, derivaban de se r una zona fron te riza
y de tardft colon ización . P o r se r frontera, la contienda
cultural, m ilita r y e conóm ica entre España y P ortu gal
adquiría una gran violencia. E l contrabando, la sicologfa
de "h om b re de fro n te ra s" de nuestro gaucho, su h a b ili­
dad guerrera, el tem or ob sesivo al portugués (tan pre­
sente en A rtig a s), son expresiones de esa realidad. L a
decadente p olítica española, falta de pujanza y audacia
en el enfoque de los problem as, no hacía sin o a g ra va r
la situ ación de crisis.
En el plano económ ico, hay un hecho sim ple pero
im portante: la riqueza precedió al hombre, el ganado
al colono. P or lo tanto la form a de apropiarse de la
tierra y el ganado e ra la preocupación central de las
gentes que llegaban para establecerse. E sto origin a la
anarquía en la propiedad, y adem ás, el tipo hum ano
m ás ca ra c te rístic o de la Banda O riental: el gaucho. E l
sem inom adism o que lo c a ra c te rizó se e xp lica por el de­
sa rro llo de una ganadería aún no enteram ente c o n v e rti­
da en propiedad privada.
E n d efinitiva, los problem as que se presentaban en
nuestra cam paña eran la anarquía en la propiedad de
la tierra, el latifundio, la necesidad de defensa de la
frontera con tra el portugués, el sem inom adism o del
gaucho, la inseguridad en la vida de los hacendados.
A d e m á s e xistía el problem a del inm enso núm ero de
"sim p le s poseedores de la tierra", que no tenían títu lo s
de propiedad y por lo m ism o vivía n en constante z o z o ­
bra sobre sus derechos. E ste se cto r cam pesino, el m ás
num eroso, era de una gran potencialidad revolucionaria.
C u an do Soria, G obernador de M ontevideo, e m ite un ban­
do e xigiendo la regular!zación de la propiedad com o
form a de recaudar fondos para la futura defensa de
M ontevideo, produce m ás e fe cto re volu cion arlo en la
cam paña oriental que todas las encendidas p roclam as
que M a ria n o M ore n o d irigía a la Banda O rie n tal a tra ­
vés de la G ace ta de Buenos A ire s. El bando de S o ria
era pues, para este sector, un verdadero llam ado a la
insurrección.
Toda esta situación llevaba a que la cam paña vivie ra
desde el punto de vista social una situación peligrosa

29
por su inestabilidad y su tendencia a oponerse al poder
central de M ontevideo.

2) L a acción revolucionarla.

E l levantam iento oriental de 1811 se distingue por


un rasgo casi único dentro del panoram a la tin o a m e rica ­
no de esos m omentos: fue una re volu ción de m ultitudes
cam pesinas, no de m inorías ilustrad as urbanas, com o el
golpe del 25 de m ayo de 1810 en Buenos A ire s. E s
más, m ientras en las ciudades de la A m é ric a española
la in surrección progresaba (caso típ ico de Buenos A i ­
res), en la Banda O rie n tal la ciudad era el foco de la
contrarrevolución. L a gran influ e n cia de los gauchos y
cam pesinos hum ildes le daban al m ovim iento oriental
un sello radical. República, Federalism o, P o lític a de
T ierras, son los tres pilares fundam entales de la ideolo­
gía y la acción re volu cion aria de A rtig a s.
H a y otra ca ra c te rístic a que le da rasgos e sp e cíficos
a la R e volu ción O riental. C u an do las m inorías ilustradas
de las ciudades decidieron rom per con España, m uchos
de sus integrantes tuvieron una visión am plia y generosa
de estem ovim iento(es el caso de M a ria n o M oreno). Pero
a medida que la revolución em pezó a a van za r y a ír se ­
les de las manos, a medida que las m asas urbanas y
luego cam pesinas em pezaron a v iv ir el proceso re volu ­
cionario, los p atriciad os tem ieron el resultado final de
los cam bios iniciados. D e ahí la rápida conversión de
m uchos de sus líderes a las ideas m onárquicas o a las
repúblicas con presidente y senado vita lic io (San M a r ­
tín, Bolívar, para no c ita r sino los m ás grandes, y eso
sin desconocer sus m éritos y cualidades revolucionarias).
L a razón de éste cam bio es m uy clara: e stas a risto ­
c ra c ia s crio lla s im pedían al indio y al m e stizo el ascen­
so a posiciones económ icas y sociale s superiores. Sus
lim itaciones de clase les im pedía lle var a cabo una
tran sform ación radical de la sociedad. Su lema pudiera
haber sido: revolución, sí, pero hasta cie rto punto.
En la Banda O riental ocu rrió exactam ente lo c o n tra ­
rio: el m ovim iento que com enzó en febrero de 1811
agrupó a toda la población de la cam paña, sin d istinción
de razas y posiciones sociales. C o n escaso contenido
ideológico, inorgánico por definición, los prim eros años
de lucha (1811-1813) fueron un idilio entre grupos so­
ciale s antagónicos. P e ro a m edida que se unía la lucha
con tra el español y contra el porteño, que el caudillo
que la d irigía se dejaba influir por las m asas gauchas
e indias que lo seguían, el frente único que m antenía

30
unidos a los grupos se rompfa, y la revolución se ra d i­
c alizab a en la p ráctica y en la teorfa.
E s sin to m á tico que m uchos de los que intervienen
en el C o n g re so de A b ril de 1813, son los que abren las
puertas al invasor porteño en 1814 y al portugués en
1817. L o s grandes hacendados no estaban dispuestos a
h ip otecar el porvenir de sus e stab le cim ie n tos en una
lucha que parecfa no tener fin. E n el m om ento c u lm i­
nante de la lucha por la defensa de la revolución, las
cla se s alta s del país (grandes co m e rcian te s y latifu n d is­
tas) desertan de la causa. Posteriorm ente, en el C o n ­
greso C isp latin o, este m ism o grupo social se re fe rirá
al perfodo a rtig u lsta com o "e l teatro de la anarquía".
L a cla se alta no vió con sim patfa la R e vo lu ció n A r -
tiguista, pues la hacfa responsable de haber afe ctado
sus intereses: I) los dos sitio s de M on te vid e o habían
arruinado a com e rcian te s y saladeristas; 2) en la c a m ­
paña se a g ra vó la endém ica anarquía que ya existía,
debido al proceso re volu cion ario y las incursiones p orte­
ñas y portuguesas, lo que se reflejaba en el abandono,
las represalias, las confiscaciones, el saqueo, etc., que
perjudicaba a todos los hacendados.
A r t ig a s busca de inm ediato solu cion ar la c ris is e c o ­
nóm ica. E llo se expresa en los reglam entos de c o m e r­
cio, de aduana, y el m ás conocid o "R e g la m e n to P ro v is o ­
rio de la P ro v in c ia O rie n tal para el fom ento de su
cam paña y se guridad de sus hacendados".
S in em bargo, la casi Inm ediata invasión portuguesa
deja inconclusa su obra, y entonces sí, la cla se po­
seedora se plegará a quien le o fre cía "8.0 0 0 bayonetas
ga ran te s del d erecho de propiedad".

31
ASPECTOS SALIENTES D E L A L U C H A
Y E L ID E A R IO A R T IG U IS TA

I) A R T IG A S A N T E S D E 1811

1811 es en la Banda O rie n tal el año de la explosión


m an ifie sta de un m ovim iento que desde tiem po atrás
se gestaba, por las condiciones objetivas de vida de la
región, sum adas a una evidente y cada vez m ás abierta
repulsión a las autoridades y al régim en colon ial espa­
ñol.
Se conocen actualm ente bastante a fondo el proceso
económ ico, los acontecim ientos p olíticos y hasta el pa­
pel de los personajes h istó rico s en los años p re vios a
1810 en el R fo de la Plata. E n Buenos A ire s, en M o n ­
tevideo y en la cam paña de la Banda O riental, a sí co ­
mo en el resto del virreinato, se alineaban ya los hom ­
bres en dos partidos: el "e m p e cin ad o" en la continuidad
de la dependencia al régim en m onárquico español, y el
revolucionarlo, de los decididos a rom per con él.
T am b ién se ve ahora con cla rid ad qué p osición tra s­
lucía ya en ese entonces de la conducta de m uchos de
los "re vo lu c io n a rio s", los que abrían las puertas al pu­
jante im perialism o británico, los que sim plem ente de­
seaban una nueva m onarquía "autócton a", los que s i­
guiendo el pensam iento re volu cion ario de la época soñ a­
ban realm ente con el nuevo "siste m a am ericano". Q ué
pensaba y qué hacía José A rt ig a s en la etapa p re -re vó-
lu cio n a ria ?
N o hay docum entos del propio A rt ig a s antes de 1811
en los que se refie ra a la situ ación p olítico-social; los
e scasos e scritos de m ano propia de ese período son, o
alguna ca rta fam iliar, o inform es de actuación, partes
de servicio, a las autoridades españolas.

33
Un poco m ás a clarato rias son las re fere n cias sobre
A rt ig a s de sus contem poráneos, aunque no hay antes
de 1811 ningún docum ento donde se lo relacione d ire c­
tam ente a la preparación de la revolución, que ya era
p re vista por autoridades coloniales com o se puede ver
en los inform es enviados a la C o ro n a española, y tam ­
bién por los ingleses, que tenfan una vasta red de e s­
pionaje en las colon ias españolas. P o r lo tanto, presen­
tarem os un recuento cron o lógico de hechos, docum entos
y opiniones de los contem poráneos de José A rtig a s, y
tres ideas b ásica s que ayuden a una interpretación. E sa s
ideas son:
1) A rt ig a s es hijo y nieto de destacados m ilitare s que
dedicaron toda su vida a com b a tir y c a stig a r a todos
aquellos que perturbaban el orden colonial, ya fueran
"va go s", portugueses o indios. N o era ésta una tarea
que rindiera m uchos dividendos, sin o "de sa c rific io y
lucha", al co n tra rio de m uchos grandes com ercian tes
(com o A lzá ib a r) que usaban de sus p riv ile gio s para e n ri­
quecerse. E sta línea de conducta fam ilia r se reflejará
en el carácte r del Jefe de los O rientales.
2) H ay una situ ación objetiva de e fe rve sce n cia en toda
la A m é ric a española, y hay dos grandes revoluciones
que ilum inan el quehacer de los revolucionarios: la R e ­
volución de las T rece C o lo n ia s (E E .U U ) y la R e volu ción
Francesa. Tam bién tiene gran influencia el pensam iento
liberal español, y sus tradiciones populares. Todos estos
fenóm enos (conocidos en el R ío de la Plata) repercuten
en la personalidad de A rtig a s.
3) A pesar de su condición de terrateniente y m ilitar,
su propia vida austera y azarosa, su con tacto continuo
con el pueblo de la cam paña sin distin ción de clases,
su conocim iento profundo de los problem as y de la re a­
lidad de la Banda O rie n tal (recordem os su p articipación
junto a A zara ), hacen de él un cau d illo popular que po­
co a poco va haciendo conciencia de la necesidad de
la revolución y su preparación.
El com pañero lector sacará sus propias conclusiones,
confrontando lo poco que la h istoria puede ilum inar de
la personalidad y actuación del P ro te cto r de los Pueblos
Libres, antes de cu m p lir este su destino h istórico de
héroe re volu cion ario popular.

34
C R O N O L O G IA

1516
D e scu b rim ie n to del R fo de la P la ta por Solfs.

1535
In ic io del A d e la n ta zg o y fundación de Dueños A ire s por
P e d ro de M endoza.

1593
C re a c ió n de ia G ob e rn ación del R fo de la P la ta y el
G uaira.

1611
Introd ucción de la ganad ería en la Banda O rie n tal.

1624
Fu n d ación de San to D o m in g o de S o ria n o y o tro s pueblos
m ision e ros vecinos; "e sta n c ia s m isio n e ra s" al norte del
R fo N egro.

1680
F u n d ación de la C o lo n ia del Sa cra m e n to por los p ortu ­
gueses.

1693
N a c e Juan A n to n io A r t ig a s (abuelo de José G e rvasio)
en A lb oro tón , Z aragoza , España (i).

1709
A los 16 años se alista com o soldado de cab a lle ría y
en la G u e rra de Secesión de Esp añ a lucha con tra los
Borbones, cae p risionero y huye para volve r a luchar
en d os oportunidades (I).

1717
lo. de abrí: em b arca en C á d iz co m o soldado de ca b a ­
lle ría para Buenos A ire s. S e casa poco después en ésta
con Ig n a cia Ja viera C a rra sco , de 16 años, herm ana de
su com pañe ro de arm as Seb a stiá n C a rra sc o e hija del
cap itán S a lva d o r C a rra sc o y Le on or de M e ló y C u itiñ o ,
nieta de P e d ro A lv a re z O lgufn (conquistador del Perú)
y B e a triz T u pac-Y u p an q u l, hija del In c a T u p a c -Y u p a n -
qul.

1724
Fu n d ación de M o n te vid e o por B ru n o M a u ric io de Zab ala

35
que desem barca en la bahía de M on te vid e o en un plan
de n e utralización de los portugueses que se m antienen
en la C o lo n ia y alrededores, poniendo en fuga a la e s­
cuadra portuguesa.

1725
E n Paraguay, A n teq u e ra al frente de los "C o m u n e ro s"
habla ya de "sob e ran ía popular".

1726
20 de diciem bre: prim er padrón de la ciudad de M o n te ­
video; en él figuran Juan A n to n io A rtig a s, 30 años, na­
tural de Z aragoza , su esposa Ig n a cia Javie ra C arrasco ,
25 años, de Buenos A ire s, y sus cu atro pequeñas hijas,
nacidas en Buenos A ire s. H abía en la Banda 25 m illones
de vacunos (2). D e l reparto de solares, Juan A n to n io
A r t ig a s recibe "la cuadra núm ero cu a tro sobre la calle
R e a l" (luego de San G ab riel y por ú ltim o R incón); poco
después, una ch acra de 400 va ras de frente sobre el
arro yo M iguelete, con una legua de fondo.
R e cib e m ás tarde su estancia sobre el arro yo Pando,
con 3.000 va ras de frente y legua y m edia de fondo.
En 1726 llegaron los p rim eros colon os de C an arias.

1730
C re a c ió n del prim e r C ab ild o de M ontevideo. ,
El lo. de enero, Juan A n to n io es nom brado por Zab ala
A lc a ld e de la San ta H erm andad (C ap itán de M ilic ia s de
la plaza). Sueldo de 100 pesos anuales. "L a función no
era de honores y expectabilidad, sin o de sa c rific io y
lu ch a" (1).
"O ríg e n e s hum ildes: se dispuso por ley que sus alcaldes
quedaban e xim id os de la ob ligación de ve stir de negro
o con colore s m uy honestos". D e acuerdo a su pobreza
se les au to rizó a v e stir "co m o cada cual pudiese".

1732
A m e n a z a de gra ve guerra con los indios minuanes.
27 de febrero: reunión del C a b ild o de M ontevideo; "a u n ­
que lo han solicitad o por buenos m odos" no hay "quien
se atreva o quiera ir a la con vocación de dichos in­
dios". Juan A . A rt ig a s detenta por entonces el cargo
h on orífico de A lfé re z R e a l (que lo dispensa de efectu ar
salidas a cam paña), pero se ofre ce para sa lir a buscar
la d ifícil m ediación; vuelve antes del mes con los dos
caciq u es indios A g u stín G uitab uyab o y F ra n c isc o Usa,
seguidos de 30 indios y el 22 de m arzo se firm a el
"trata d o de paz con los indios caciq ues".

36
Se concede el m onopolio de la exp ortación de cueros
a F ra n c isc o de A lzfilb a r (m arqués de San Fe lipe y Sa n ­
tiago y cab allero de la orden de Santiago).

1733
N a ce q uizás M a rtin José A rtig a s, hijo de Juan A n to n io
y padre de José G ervasio. L a s fechas oscilan entre 1733
y 1741.
A fin de este año, Juan A . A r t ig a s hace re corrid a por
toda la jurlsdiccién para "im p e d ir los daños que en ella
hallaren". V uelve con 18 carros, 180 bueyes y 900 cab a­
llos quitados a los faeneros que pululaban por la cam pa­
ña.

1734
N u e va salida, de 4 m eses, a cam paña. "N o me retiré
hasta lograr la em presa que esperaba": 6 carros, 40
bueyes, 1.400 cab allos y 8.000 cu e ros de los "fae n e ro s
fu rtivos".
Después, ese m ism o año, m isión a C a stillo s.

1735
V uelve al C ab ild o com o A lc a ld e P rovin cia l, con Jurisdic­
ción fuera de la ciudad de M ontevideo.

1736
A g o sto : re a liza "una expedición contra los portugueses
en defensa de esta plaza la que tenían sitiad a por
m ar".

1737
H a sta setiem bre se ocupa de a u xilia r el asedio de la
C olon ia, ocupada por los portugueses, al que aporta
gente, 3.900 caballos recogidos por la cam paña y 40
cab a llo s propios.

1738
Se le conceden a F ra n c isc o de A lzfiib ar "en propiedad,
y para que com o dueño propio use de él", las tierras
de la rinconada que con el P la t a 'f o r m a n el Santa L u ­
cía, el P e relra y el San José.

1739
W alpole (Gran Bretaña) organ iza dos expediciones contra
Panam á.

37
1742
V uelve Juan A n to n io A r t ig a s al C a b ild o co m o A lc a ld e
Provin cial.
3 de febrero: el C a b ild o aprueba su p roye cto de re p re ­
sión a los "va gab u n d os". E stá poco en la ciudad por
"h a lla rse en la cam pañ a al se rv ic io de S u M ajestad".
S e le encom ienda el censo del ganado de las e stan cias
de la ju risdicción de M on te vid e o (la de M ald on ad o y la
de Y ap eyú aún estaban aparte).

1743
N a ce en M on te vid e o F ra n c isc a A n to n ia Pasqual R o d rí­
guez, hija de Fe lip e Pasqual A z n a r, zaragozano, llegado
a M on te vide o en 1730, y M a ría R o d ríg u e z C am ejo, viu ­
da, nacida en Sa n ta C ru z de T enerife.
M arzo : "a l frente de 50 hom bres persiguiendo a una g a ­
villa de ladrones"; otra vez com o A lc a ld e P rovin cia l.

1747
E l C a b ild o dispone la salida "d e una p artida de vecinos
y forasteros, la m ayor que pueda s a lir" a órdenes de
Juan A . A rtig a s, "p a ra el c a stig o y e xtin ció n de los la ­
drones".

1750
Invasiones in gle sas en L a Habana.
T rata d o de M a d rid o de la Perm uta: la C o lo n ia del S a ­
cra m en to para España, parte de R ío G arande do Sul,
M isio n e s y la Banda O riental, para P ortugal.

1751
Segunda gran salida con tra los minuanes, con Juan A.
A rtig a s.
Se nom bra en España al prim e r gobernador de M o n te v i­
deo: José Joaquín de V iana (1751-1764). M on te vide o se
co n vie rte en cab e za de G obernación.
L o s co n flic to s entre los com andantes m ilita re s y el C a ­
bildo, y las p rote stas de la población, cau saron la su sti­
tución de los com andantes m ilita re s por los gobernado­
res, fun cion arios de m ayor jerarquía y nom brados por
el Rey.
Inform e del gobernador V ia n a sobre Juan A . A rtig a s:
"...el e xorbitante ce lo y am or a S u M a ge sta d y a esta
ciudad en su defensa".
M on te vid e o (ciudad) tiene 1.000 pobladores.

38
1754 a 1756
G u e rra G uaranftica: P o rtu g a l con ayuda de España, co n ­
tra los Indios M isio ne ro s. L o s jesuítas expulsados de E s ­
paña y sus posesiones, se conectaban con los Ingleses;
e sto s tam bién estaban conectados con m exicanos y c o ­
lom bianos interesados en con se gu ir arm as para "c o n q u is­
tar e sos re in o s" y "ce d e rlo s a Su M ajestad B ritá n ica ".
C a rlo s III de Esp aña fue inform ado de todo por su "in ­
teligencia".

1757
E n la Banda O rie n tal, M artfn José A r t ig a s se casa con
F ra n c isc a A . Pasqual Rod rígu ez.

1758
"C a m p a ñ a co n tra los indios infieles".

1761
N u e va cam paña de Juan A n to n io A r t ig a s "c o n tra los in ­
dios in fieles", esta vez con su hijo M artfn José com o
soldado, quien poco después figu ra com o teniente a sus
órdenes inm ediatas.
H a c ia 1760, un m in istro inform ab a al rey C a rlo s III: "de
todos los delincuentes dedicados al trfifico de c o n tra ­
bando (que es la causa de tantos desórdenes en los do­
m inios de V u estra M agestad), los peores son los in g le ­
ses.11 U n os años después, un "C o n su la r R e p o rt" con fide n ­
cia l inform aba que 124 subditos b ritán ic o s habitaban en
el virre in a to del Plata; su s cap ita le s se estim aban en
un m illón de libras esterlinas.

1762
U ltim a cam paña de Juan A . A r t ig a s (70 años), en la
frontera, para im pedir la invasión portuguesa, se In icia
la co n stru c ció n del F u e rte San ta Teresa.

1764
19 de junio: nace José G e rv a sio A rtig a s, "te rc e r hijo
de una fa m ilia de seis".
2o. gobernador: A g u stfn de la Rosa.

1765
A g ita c ió n dé los c rio llo s de Quito.

1767
"L o s paquebotes unirán 4 veces al año nuestro puerto
con el de L a C o ru ñ a trayendo la correspondencia (la

39
que seguirá por lanchas hasta Buenos A ire s) y llevándo­
se cueros*.

1768
Ab ril: Juan A. A rt ig a s recibe una e stancia en Casupá,
que toma a su cargo M a rtín José. E ste es nom brado
A lfé re z Real.

1771
"L o s perros han sido im portados de Europa; la facilidad
de alim entarse en pleno cam po les ha hecho abandonar
los poblados y se han m ultiplicado hasta lo infinito.
Frecuentem ente se reúnen en rebaños/ para atacar a un
toro y hasta a un hom bre a caballo, si son em pujados
por el ham bre* (Bougainville).
M a rtín A rt ig a s es nom brado C a p itá n de M ilic ia s de C a ­
ballería.
2o. gobierno de Viana.

-C o p ia del original -

40
1773
M u e re el 14 de enero, Ign acia Ja vie ra C a rra s c o de A r ­
tigas. G obierno de Joaquín del Pino.
"E n ese año, en M o n te vide o y su jurisdicción había
3.334 habitantes, de ios qUe 2.673 eran de raza blan­
ca".
José G e rva sio tenía 9 años, y "c o n c u rría por entonces
a la escuela de los padres F ra n cisca n o s en el C on ve n to
de Sa n Bernardino, en donde se enseñaban solam ente
las p rim e ras letras, e s decir, a leer y e scrib ir y la
aritm é tica elem ental, d octrin a cristian a, lengua y g ra ­
m ática latinas. Eran cond iscíp ulos de A rtig a s, m ás o
m enos contem poráneos, Larrañ aga, Vedia, Viana, R o n ­
deau y O to rg u é s entre otros".
D ebe destacarse que los franciscanos, que no vacilaban
en c ritic a r las m edidas del gobierno de M o n te vide o o
de B uenos A ire s, tenían adem ás una posición filo só fica
re lativam e nte am plia que no desdeñaba estu d iar "la F D
losoffa reform ada por los académ icos de nuestro sig lo ".

1775
8 de abril: m uere a los 82 años, Juan A n to n io A rtig a s.
Deja 20.000 pesos, adem ás de sus cam pos en Pando y
C asupá, ch ac ras en el M igu e le te y el C a rra s c o y dos
predios urbanos.
E n abril, M a rtin m archa hacia el este, en ayuda a la
fortale za de Sa n ta T e re sa y en febrero del siguiente
año, lucha en el asedio por los portugueses de dicha
fortaleza, haciendo salid a s al frente de la caballería.

1776
Se cre a el virre in a to del R ío ,de la P lata que abarcó
el te rrito rio ín te g ro de A rgen tin a, Uruguay, P aragu ay
y B olivia, y una parte de C h ile y el B ra sil. C ap ital:
Buenos A ire s.
El prim er virrey, P e dro de C eb ad os, em barca desde E s ­
paña.
C o m ie n z a la R e volu ción Independentlsta de las colon ias
inglesas de A m é ric a del Norte, que actuaban com o in­
term ediarios frente a las o tra s colon ias Inglesas del C a ­
ribe, industrializando la m ateria ' prim a producida en
ellas, que por disposición de la C o ro n a B ritá n ic a no po­
dían trabajar e stas últim as. Se prolongan las luchas h as­
ta 1873.
L a C o ro n a española dispone que todos los buques que
salen del Perú en dirección a España, pasen antes por
M ontevideo.

41
1777
Febrero: C eb allos, llegando de España, tom a la Isla de
San ta C a ta lin a (B rasil lím ite hispano-portugués). P oco
después llega a M ontevideo, y desde a llí ataca y co n ­
quista C olonia; después la fortale za de San ta Teresa;
paz de San Ildefonso negociada en las C o rte s; la C o lo ­
nia para los españoles, la frontera se fija en el C huy,
la Lagu na M erím , cab e ce ras del R ío N e g ro y desem bo­
cadura de R ío Pe pirf (o sea m ás o m enos al sur los lí­
m ite s del U ru gua y actual, y al norte de la L ag u n a M e -
rim gran parte del actual R ío G rand e desl S u r "re c o sta ­
d o " al R ío U ru g u a y y al Iguazú (M isio n e s O rientales).

1778
Se com prende a M on te vid e o en la R e a l C éd u la de L ib re
C om e rcio .
In scripción del ingreso de José A r t ig a s a la co fra d ía
del Sa n tísim o R o sa rlo (14 años). " A los 14 años era lo
que fue a los 76, la figura que dom inaba con toda la
cab eza el c írc u lo que lo rodeaba" (D e Vedla) (1).

1779
Se crea la A d u an a de M ontevideo.
"R e s u lta interesante d estacar que durante un tiem po re­
lativam ente grande, M a rtín José tuvo en depósito una
notable biblioteca em bargada a F ra n c isc o de O rtega,
com andante que había sid o del R e sg u ard o del R ío de
la P la ta " -creado tam bién en I7 7 S, con sede en M o n te ­
video y no en Buenos A ir e s - "... L a co le cc ió n de libros
incluía obras tales com o 28 tom os de la "E n ciclo p e d ia ",
4 tom os de ob ras de M ontesquieu, la prohibida "H is to ria
de A m é ric a " de Robertson, un tom o de "D e re c h o natu­
ral y de gentes", la "H is to ria de C a rlo s X II", de V o lta i­
re, las "C a r t a s P e rsa s", el "P ro y e c to económ ico", de
Ward, para no m encionar sino los títulos m ás su ge stivos
de la b iblioteca que hubo de disponerse en 13 cajones
para su re m oción " (1).

1780
M o n te vide o tiene 10.000 habitantes, Buenos A ire s
37.000, C u y o 72.000 y Tucum fin 130.000 (5). Se inicia
la salazón de carnes y la exp ortación de tasajo (cha r­
que) (7).

42
1781
En perú, T U P A C A M A R U
pone sitio al Cuzco:
"C am p e sin o: El patrón
ya no com erá más de tu
pobreza!” Poco tiem po
después, sofocada en san­
gre la rebelión del pueblo
indígena peruano, dirá al
inquisidor A re ch e de
C h arcas: ”A q u í no hay
m ás cóm plice s que tü y
yo; tü por opresor, vo
por libertador, m erecem os
la m uerte”. OACiqiJE TUPAC AMARU

C olom bia: rebelión de los Com uneros.


M a rtín José es elegido nuevam ente A lc a ld e P rovin cial.
El 5 de mayo, un con voy de 25 barcos sacaba de M o n ­
tevideo 432.000 cueros!! José G e rva sio tiene ya 17
años.
"R e s u lta de interés el testim onio de D oña Josefa R a -
vio, sobrina de A r t ig a s quien a solicitud de Justo M ae so
le form ula declaraciones: ”... T ío Pepe se em pleaba en
sus estudios aquí en M ontevideo, y sus herm anos D on
M anuel y tío C u ch o (C irilo) se ocupaban de las e stan ­
cias de su padre... T ío Pepe iba a las e stan cias por vía
de paseo... frecuentó esas visita s a la cam paña y le fue
tom ando afició n a las faenas del cam po; pero com o no
tuviera en las estan cias de su padre una colocación f i­
ja, se ponía de acuerdo con los Latorre s, con los T o r-
gueses (O torgueses?), D on D o m in go Le m a y D o n F ra n ­
cisco R a v ia , y salían a los cam pos de D on M e lc h o r de
Viana por au torización de éste y del G obernador de
M ontevideo a hacer cuereadas, utilizándose tam bién las
gorduras y las astas”. ”En cuanto al carácte r personal
de A rt ig a s lo tengo m uy presente, porque desde niña
he estado oyendo diálogos de tía M a rtin a A rtig a s, h e r­
mana de tío Pepe..." "E llo s decían que tío Pepe era
muy paseandero y muy am igo de sociedad, así com o de
vestirse bien, a lo cabildante (alias cajetilla); y que se
hacía atrae r la voluntad de las personas por su modo
afable y cariñoso". "... D on M artín A rt ig a s era el que
recibía en M ontevideo las carretas de cueros que m an­
daba tío Pepe de campaña, siendo los conductores de
ellas D on F ra n cisco Ravia, D on D o m in go Lem a, D on
M anuel La to rre y sus e sclavo s” (1).

43
N ic o lá s D e Vedia, al quererlo infam ar, dice: "y siem pre
haciendo la p rim era figura entre los m uchos com pa ñe ­
ros... jugaba m ucho a los naipes, que es una de las pro-
penciones más com unes entre los que llam arem os ga u ­
chos, tocaba el acordeón..." (1).

1782
E s conm ovida la ciudad de M on te vid e o con las noticias
"de la sangrienta sublevación de T u p a c -A m a ru ". En un
C ab ild o al que concurre el A lc a ld e P ro v in c ia l M a rtin
José A rtig a s, se resuelve expresar la m ás e stre ch a so li­
daridad a las autoridades (el V irre y de Buenos A ire s);
"consternados com o fieles va sa llos de las turbulencias
causadas en las P ro v in c ia s de arrib a". D esd e entonces,
a los op ositores al régim en se los llam ó "tup a m aros",
com o deform ación del nom bre del caciq u e T u p a c -A m a ­
ru.

1788
M a rín A rt ig a s es electo D e p o sita rio General.

1789
R e volu ción Francesa. José A r t ig a s tiene 25 años.

1790
G obierno de A n to n io O lagu e r y Feliü.
F ra n c isc o de M ira n d a se encuentra con P itt, el m inistro
del rey Jorge III de Inglaterra, para pedir que ésta u ti­
lice su fuerza para separar las co lo n ias del poder e spa­
ñol.

1791
A gosto: sublevación de los e scla vo s de Haití: "d e sc ie n ­
den de las m ontañas e incendian las plantaciones de los
colonos franceses, m uchos de los cu ales se refugian en
Cuba, donde desarrollan el c u ltiv o del c a fé " (A m é rica
Latina, O S P A A A L , 1966).
N a ce en Soriano, donde queda registrado, el m ayor de
los hijos de José G ervasio: José M anuel A rt ig a s S á n ­
chez, hijo de Isabel Sánchez. José G e rva sio tiene 27
años. Se conceden al puerto de M o n te vid e o derechos
e xclu sivos al trá fico de e sclavo s negros para el R ío de
la Plata, C h ile y Perú (m onopolio prorrogado su ce siva ­
m ente por nuevas ordenanzas).

1792
M a rtín José vuelve al ca rgo de A lc a ld e P ro vin cia l (con

44
ce rca de 60 años de edad).
En este año los burgueses com ercian tes de M ontevideo
exportaban desde este puerto 1.170.000 cu e ros (!). En tre
1785 y 1793 exportaron 6.500 toneladas de tasajo.

1793
S o fo ca m ie n to sangriento en B ra sil del m ovim iento inde-
pendentista que se com enzaba a extender en los m ine­
ros de M in a s G erals, con la ejecución en la h orca y
d escu a rtiza m ie n to de José Joaqulm D a S ilv a X a v ie r
("T 1 R A D E N T E S " ) y o tro s patriotas en C u ro Preto.
U bicando el recuerdo en ese año, D e V edla m enciona
a A r t ig a s "contrabandeando cueros"... "después que
ab razó su ca rre ra de vida suelta"... "en una estancia
de B a cacay, circundado de m uchos m ozos alucinados".

1794
L a C o ro n a española acuerda la instalación del R e a l
C on sulad o de Buenos A ire s. El 14 de febrero la burgue­
sía de M o n te vide o re p lica constituyendo la Junta de
C o m e rc ia n te s de M ontevideo.
E n ese año, teniendo José A rt ig a s 30 años, en P a so del
Q ueguay, el capitán A g u stín de la R o sa obtiene esta
respuesta de un contrabandista capturado: "preguntado...
para quién trabajaba cuántas tropas eran y sus vaque­
ros... respondió que había ya cu atro tropas m ás a ca rgo
de los vaqueros: José Artigas,... (otros nom bres más)".

1795
L e van tam ien to abortado de F ra n c isc o de M iran d a en
C arac as.
En m ayo de este año los hacendados se d irigen al C a ­
bildo de M o n te vide o a causa de la situ ación de la c a m ­
paña: "Q u e sin e m b argo e stá pendiente de nuestras ha­
ciendas de cam po la felicidad de esta ciudad"... "h a de
ven ir a la m ayor decadencia, pues los excesos, a tro c i­
dades y robos que e xperim entam os en la cam paña pre­
cisam e nte nos ob ligarán a abandonarla".
" E s cosa que causa asom b ro y espanto ve r el creciente
núm ero de hom bres vagos que infectan e stas cam p a­
ñas"... "saquean nuestras casas, roban y se llevan m uje­
res casadas y solteras; c astig an a nuestros peones, s ir ­
vientes y esclavos, dejándolos m aniatados a los postes
para que no sirvan del m enor estorbo a sus maldades;
com eten crueles h om icid ios y después de todo, aquellos
m alhechores se pasean im punes con la m ás d esvergon za­
da frescura por las propias e stan cias en que se ejecuta­
ron sus execrábles m aldades..." "... P or falta de c a stig o

45
de estos m alhechores se fom enta tam bién el c o n tra ­
bando, abrigan y se establecen por aquellas cam pañas
gran núm ero de portugueses que con sus parientes, a m i­
gos y conocidos entablan co m e rcio de tabaco negro y
otros géneros prohibidos; llevándose en retorno c o ra m ­
bres, ganados y caballadas casi siem pre robadas; todo
para fom ento del R e in o extranjero, en perjuicio del
nuestro, con daño del R e al H e ra rio y m uy p a rticu la r­
m ente en gra ve perjuicio de nuestras haciendas e Inte­
re se s".
José A r t ig a s dirá poco después:

"Q U E D E S D E S A N T A T E C L A H A S T A L A S
IN M E D IA C IO N E S D E S A N T O D O M IN G O
D E S O R IA N O .. . N O S E E N C O N T R A B A
GENTE POR C A B E R LA S ABA N D O N AD O
-T A L E S T IE R R A S - A C A U S A D E L T E ­
M O R D E L O S IN D IO S IN F IE L E S Y D E
L O S R O B O S ... E S E V ID E N T E Q U E N A D IE
P O S E E C O N S E G U R ID A D S U S V ID A S Y
H A C IE N D A S EN L A C A M P A Ñ A , M A X IM E
D E L O T R O L A D O D E L R IO N E G R O ".

1796
En diciem bre, inform a A g u stín de la Rosa: "ten go noti­
c ia s que está para salir de la barra del A ra p e y grande...
Don M anuel A n to n io Portugués, arriand o 4.000 an im a­
les... y que igual cam in o lleva otro, llam ado Pepe A r t i­
gas, contrabandista vecino, conduciendo 2.000 anim ales".
El gobernador O lagu e r y Fe liú inform a que "el C ap itán
D on M a rtín José A rt ig a s está m uy achacoso; ha servido
44 años con aplicación y ce lo " y le "co nside ra acreedor
a su retiro con goce del fuero m ilitar". R e so lu ció n supe­
rior del 9 de noviem bre: M a rtín A r t ig a s es nom brado
"R e g id o r D e can o A lfé re z R e al".
El virre y M e ló resuelve la creación del "C u e rp o de V e ­
teranos de Blandengues en la frontera de M ontevideo".
D iscu tid o "in du lto que se creó para fo rm a rlo " al decir
del M arq ués de A v ilé s tiem po m ás tarde.

46
1797
E sta d o de guerra entre G ra n Bre tañ a y España, com o
con se cu e ncia de la alian za que ésta tiene con Fran cia.
S lr R alp h A b e rc ro m b y se apodera de la Isla española
T rin id a d al precio de una sola baja.
" E l d esp re stigio de la co rte española bajo C a rlo s IV
(1788-1808) echó por tie rra las ilusiones re fo rm ista s fo r­
jadas en la época de C a rlo s III" (6). G obierno de José
B u sta m an te y G u e rra (1797-1804).
10 de m arzo: José A r t ig a s Ingresa co m o soldado al
C u e rp o de Blandengues, apenas a dos m eses de o rg a n iz a ­
do el cuerpo. E n un m es y m edio recluta, él solo, 50
hom bres, "reuniendo finalm ente m és de 200 sin cau sa r
el m enor ga sto a las cajas del R e y ".
"Sie n d o todavía soldado, pero conociendo el virre y el
p re stig io y la verdadera sig n ific a c ió n de A rtig a s, le o ­
torgó la com andancia de una partida que sa lió el 16 de
agosto de M on te vid e o con 30 hom bres a sus órdenes,
volviendo a la ciudad para fin de año, con 39, a pesar
de las bajas exp erim entadas".
"... en 1797 cabalga una noche con su dfa siguiente tras
los co n trab an d ista s" (E. P e tlt Muñoz).
"M a rc h ó A r t ig a s al cuidado de la fron te ra y cam paña
ve cin as al R ío San ta M a rfa " (Traibel).
27 de octubre: "el soldado José A r t ig a s es nom brado C a ­
pitán de M ilic ia s de C a b a lle ría de M ontevideo".
18 de noviem bre: R e a l C éd u la de Lib re C o m e rcio ; abre
las puertas a los e n vío s neutrales; se a u to riza "a prue­
ba", el co m e rcio de M on te vid e o con los portugueses.
2o. levantam iento abortado de F ra n c isc o de M ira n d a en
C aracas.

1798
2 de enero: el R e y d esigna al C a p itá n de M ilic ia s José
A r t ig a s para el c a rg o de "A y u d a n te M a y o r de Blanden­
gues", que ocupa en enero.
O ctubre: sale a cam paña "a detener y c a stig a r in c u rsio ­
nes de los indios".

1799
Junio 23: "S e halla de vuelta en M aldonado".
M ue re repentinam ente el C a p itá n de Blandengues F ra n ­
c isc o A ld a o y el Su bin spe ctor M arq u é s de Sobrem onte
se d irige al virre y para proponer com o su stitu to en p ri­
m er térm ino al A yu d an te M a y o r José A rtig a s, y en 2o.
térm ino al teniente M igu e l B o rrá s con m ás de 20 años
de se rvicio; el virre y nom bra a este últim o.

47
1800
R e corre una vasta zona al norte del R ío Negro, por el
GuaycurG; en una de sus com unicaciones inform a que
"m a rch a reclutando hom bres para los Blandengues". En
febrero está en Coquim bo. \
"A c tu a b a desde hacía unos años en el R ío de la P lata
el sabio naturalista geógrafo aragonés D on Fé lix de A z a ­
ra (hombre de ideas avanzadas para la época de quien
se dice que fue enviado al R ío de la P lata com o fina
represalia del régim en m onárquico). A z a ra pensaba que
poblar las fronteras con B ra sil era trabajar más só lid a­
mente por la consevación de las d iviso ria s que cuanto
pudieran hacer los ejércitos m ás poderosos o las c o m i­
siones de lím ites.

•Copia del original*

48
‘'H abiéndom e transferido a B a tovf -d ice A z a r a - he lo g ra­
do en pocos m eses fundar la villa de este nombre, y
d istrib u ir a pobladores volu ntarios las tie rras de la
frontera, desde San ta T e c la a M on te Grande, echando
a m uchos portugueses que las poseían".

1801
L a "m e m o ria sobre el estado rural del R ío de la P lata
en 1801" e scrita por F é lix de A z a ra sobre la m archa,
fechada el 9 de m ayo en Batoví, sirv e para fijar con
p recisión las activid ad es de A rtig a s. Adem ás, A z a ra des­
cribe m uy acertadam ente la dureza de la vida rural de
esa época, y las tribulaciones de los pobladores que no
pertenecían a la cla se de los grandes terratenientes, que
prácticam ente jam ás podían con ve rtirse en propietarios
legales de las tie rras que poblaban y del ganado que en
e llas pastoreaba, por las com plicacion e s de los trám ite s
de legalización; debía hacerse la denuncia en Buenos A i ­
res personalm ente, esperar, volve r y a sí m uchas veces
por tiem po indefinido.
"T ra ta m o s de la segunda clase, o de la gente cam pesina
ocupada en la poca agricultura, y principalm ente en el
pastoreo. Aunque los m ás sean españoles, no reparan en
se rv ir de jornaleros a la par con los indios, pardos o e s­
clavos, y a por ser gente m ás se ncilla y de m enos ve n to­
lera o vanidad, ya porque los trabajos del cam po tienen
m enos te stigos que puedan ocasion ar vergüenza, o ya
porque sus tareas son con form es a sus preocupaciones
y caprichos, que repugnan generalm ente se rv ir a la mano
o inm ediatam ente..." "... los paraguayos, aún los sim ples
jornaleros, saben leer y escribir. N o es a sí en los ca m ­
pos del norte del R ío de la P lata..." "... A b u rrid a s las
gentes de form alidades, costos y visita s al e scribano pú­
blico, han d iscu rrido medio de ponerse en posesión de
las tie rras arbitrariam ente. S o lo con haberlas d enuncia­
do, o con el prim er decreto sin pasar a la subasta, etc.
A s í están poblados los gran dísim os cam pos desde M o n te ­
video hasta pasado el R ío N egro, sin que ninguno tenga
título de propiedad, a excepción de una docena, que por
poco dinero com praron centenares y quizás m illare s de
leguas cuadradas, tal vez con engaño del herario y con
m ayor perjuicio del público; porque ellos no las han po­
blado, y sa crifica n a los pobres que quieren situ arse en
ellas..."
"... Viendo yo esto, dispuse re p artir dicho terreno..." "...
D e no poner este remedio, nunca habrá orden, ni flore ­

49
cerán e stas provincias, ni se cortarfin las atrocidades
y latrocin ios que se abrigan en tantos desiertos..." "...
C onsid erand o todo lo dicho, indicaré el reglam ento co n ­
veniente, y a mi ver de urgente y absoluta necesidad
para rem ediar todos los males. Se reduce a poner en
p ráctica los puntos siguientes: lo. dar libertad y tie rras
a los indios cristianos; pues de continuar en la opresión
en que viven, se Irá a P ortu gal la m ayor parte com o
sucede ya; 2o. reducir a los in fie le s m inuanes y ch a ­
rrúas..."
Sobrem onte se lam enta de no poder con tar en estos
m om entos con "el A yu d an te M a y o r de Blandengues D on
José A r t ig a s " porque "e stá a las órdenes del C a p itá n de
N a vio Don F é lix de A z a ra ", "é l parecía m uy del caso
para d irigir las fu erzas -que debían luchar con tra los
indios in fieles y e xte rm in ar los bandidos de la cam paña-
por su m ucha p ráctica en los terrenos y conocim iento".
A z a ra habfa recibido a sus órdenes para que lo ayudaran
especialm ente, al teniente R a fa e l G arcó n y al ayudante
José A rtig a s, "e n quienes respectivam ente concurren las
cualidades que al e fecto se requieren, sin perjuicio de
lo dem ás que dicho señor com isionado considere op ortu ­
nas para los d istin to s fines de su m andato y com isión".
A z a ra "c o n fía a José A rtig a s, con la ayuda del P ilo to
R e al F ra n c isc o M ás, las tie rras para el estab lecim iento
de una población, fraccionando ch acras y e stan cias en
la zona fronteriza, a la vez que desalojaba a los o cu ­
pantes ilegales, portugueses, introducidos en el am plio
perím etro que se deseaba co lo n izar". Fue el pueblo de
San G abriel o B a to vf de A z a ra sobre la costa del Y a ­
guar!.
Invasión de los portugueses sobre las M isio n e s y la B a n ­
da O riental. A l com en zar las hostilidades. A z a ra se re ti­
ra, em barcando de inm ediato para Europa; ordena al
ayudante José A rt ig a s que abandone las posesiones re­
cién fundadas, pero "siendo resuelto siem pre mi ánim o
a defenderla hasta el últim o e sfu e rzo", A r t ig a s trata de
hacer frente al portugués.
El teniente F é lix G óm ez, com andante de Batoví, está
entregado al enem igo: pone en libertad a m ás de 30 p ri­
sioneros y entrega la plaza a los portugueses. A rtig a s,
que habfa retrocedido hasta C e rro Largo, pasa a las M i­
siones, a las órdenes del coronel D e la Quintana, pero
la necesidad de disponer sus fuerzas en la línea del Y a -
guarón los o b ligó a un largo repliegue.
C u an d o se apresta a volve r sobre las M isio n e s com o guía
del C oron e l Bernardo Lecocq, con la re sp o n sa b ilid a d ,.
además, del parque del ejército y con el objeto de tra n ­

50
q u iliza r las poblaciones indígenas, llega la paz de B a d a ­
joz, fin a lizan d o la guerra.
D e todos modos, "m a rch a n a las M isio n e s con una pe­
queña fuerza de 100 hom bres y con objetivos sim ilare s".
"D e sgra cia d a m e n te , la ineptitud m ilita r de Sobrem onte,
que había im pedido tom ar ventajas en R ío G rande avan ­
zando en m om entos propicios, tam bién fa c ilitó la acción
portuguesa en las M isio n e s O rientales, cu y o s pueblos pa­
sarían d efin itiva m en te al poder de P o rtu g a l".
T o u ssa in t L 'O u v e rtu re (e x-esclavo haitiano que se ha
d istin gu id o en la lucha con tra la esclavitud ) ha derrotado
a españoles e ingleses, y con voca una A sa m b le a de 10
m iem bros, que lo elige G obernador V ita lic io de H aití.
Napoleón, prim er C ó n su l de la F ra n c ia revolucionaria,
e n vía para co n v a tirlo 70 buques con 25.000 soldados.
T ra s san grie n tas batallas T oussaint es derrotado, hecho
prisionero y enviado a Fra n cia, donde sigue preso en una
m azm orra.

1802
José A r t ig a s vuelve a M ontevideo: so lic ita a su jefe L e -
cocq "p e rm iso para restab lecer mi salud, a causa de lo
que he padecido y continúo padeciendo". T rin id a d pasa
d e fin itiva m e n te a In g la te rra por el T ra ta d o de A m ie ns.

1803
D u ra n te todo el año, L a s L ist a s de R e v ista del re g i­
m iento de Blandengues inform an: "Jo sé A rtig a s, enferm o
en su casa".
24 de octubre: A r t ig a s eleva un pedido de retiro: "la s
con tin u as fatigas, de e sta vida rural por espacio de 6
años y más, las in clem en cias de las ríg id a s estaciones,
los cuidados que me han rodeado en e stas com isiones,
por el m ejor desem peño de m i deber, han aniquilado mi
salud, en los térm inos que indicaban las adjuntas c e rtifi­
cacio n e s de los facu ltativos, por lo cual hallándom e im ­
p osib ilitado de con tin u ar m is se rv ic io s con harto dolor
mío, su p lico a la Real. P. de V. M . me conceda el re ti­
ro en cla se de agregado a la plaza de M on te vid e o y con
el sueldo que por el reglam ento se señala". El re tiro le
es denegado. .
V u elve A r t ig a s a la cam paña. L o s hacendados que han
re clam ad o su ayuda, inform an: "... M a rc h ó A rt ig a s a dar
p rin cip io a su im portante com isión. Se portó en ella con
tal e fica cia, celo y conducta que haciendo prisiones de
los bandidos y aterrorizan d o a los que no cayeron en
sus m anos por m edio de la fuga, exp erim entam os dentro
de breve tiem po los buenos e fe ctos a que aspirábam os,

51
viendo su stitu id a en lugar de la tim idéz y sob re salto la
quietud de espíritu y seguridad de nuestras haciendas".
A rtig a s, entre otras operaciones, se tirotea con una par­
tida portuguesa proveniente del pueblo de San N ic o lá s
de las M isiones, y tom a p risioneros a sus Integrantes.
M uere encarcelado en F ra n cia T ou ssa in t L 'O u v e rtu re ;
dos generales haitianos, Jean-Jacq ues D e ssa lin e s y
A le xa nd re Pétion han proseguido la lucha y expulsan a
las tropas francesas, después de d e rrota rlas en la batalla
de Vertieres.
lo. de enero: se proclam a en G on alve la Independencia
de H aití; D e ssa lin e s es nom brado G obernador V italicio .

D ESD E Q U E H EM O S E N A R B O LA D O EL
E S T A N D A R T E D E L A L IB E R T A D , N O
NOS RESTA O TRA ESPER A N ZA QUE
D E S T R O Z A R T IR A N O S , O S E R I N F E L I ­
C E S P A R A S IE M P R E .

A José da Silva,
gobernador de C orrien tes,
lo. de junio de 1815.

1804
Lle ga a Buenos A ire s Flo ren tin o Burke, e x -o fic ia l prusia­
no, según él declara, irlandés, al se rv ic io de Londres,
am igo del Duque de Y o rk , convertid o ya en Jorge 111,
y mandado por Pitt, era un espía de su M ajestad B ritá ­
nica. T rab a relaciones con los extranjeros que habitan
en la cap ital virre in al y se liga tam bién, guardando d i­
sim ulos, con algunos criollos, com o C a ste lli y los R o d rí­
guez Peña, corresp onsales a su vez, de F ra n c isc o M i ­
randa (8). D e sp ué s de años de con trove rsia con Buenos
A ire s, "p or Real O rden del 27 de setiem bre de 1804"
se consiguió resolución favorable por la que se reconocía
el "derecho a los com ercian tes de M o n te vide o de co n sti­
tuirse en Junta por con vocación de sus diputados y con
av iso del gobernador (9).
"E n realidad, antes de las guerras de Independencia, ya
los ingleses controlaban buena parte del com ercio legal
entre España y sus colonias, y habían arrojado a las c o s­
tas un caudaloso y persistente flujo de m ercaderías de
contrabando. El trá fico de e sclavo s brindaba una pantalla
e fica z para el co m e rcio clandestino, aunque, al fin y al

52
cabo, las aduanas tam bién registraban en toda A m é ric a
L a tin a una abrum adora m ayorfa de productos que no
provenían de España. El m onopolio español no había
existido, en los hechos, nunca" (10).
"L a colon ia ya estaba perdida para la m etrópoli m ucho
antes de 1810, y la revolución no representó m ás que
un reconocim iento p olítico de sem ejante estado de co ­
s a s " (5).
N u e vo gobernador: P ascu al R u lz H uldobro (1804-1807).
A m ediados de año vuelve A r t ig a s al cam po. E stá en
la costa del T acu are m b ó chico: "de guarnición".
En nota de fines de 1804, Insiste en so lic ita r su retiro,
pues se halla, dice, postrado por sus achaques, y cita
el testim onio del cirujano G onzález, que ha "d e sh a u cla-
do", y de Juan C a y e ta n o M olina, en cu yos ce rtifica d o s
se establece que "padece de un reum atism o ge n e ra liza ­
do".

1805
En febrero A rt ig a s todavía está en cam paña. D esde a llí
se d irige a su jefe, el coronel F ra n c isc o Javie r de V ia -
na, denunciando un cam po en el rincón del arro yo V a ­
lentín, el río A ra p e y y el arro yo A rerunguá, que le será
de inm ediato concedido (34 leguas: 120.000 cuadras) con
a u torización de Sobrem onte. "E ra n tie rras vecinas de las
que tenía entre los arro yos Lau re le s y Tacuarem bó, con
una su pe rficie parecida. A g re g a n d o sus tierras sobre el
C u ñapirú (donadas por A zara : 230.000 cuadras calcu la
Beraza), llegam os a la c ifra que sum a Vázquez Franco:
es un terrateniente con 470.000 cuadras de cam po de
su pertenencia.
En m arzo, una últim a solicitu d de A rt ig a s es atendida
favorablem ente y se le concede el re tiro "co n goce del
fuero m ilitar y uso de uniform e de retirado". E n agosto
regresa a M ontevideo.
En noviem bre entra la escuadra b ritán ica a las órdenes
de S lr Hom e Popham en la bahía de T od os los San to s
(R ío de Janeiro), "co n re servas en su dirección y d esti­
no". D e a llí se dirige al C ab o de Buena Esp era n za (Sud
A frica).
"C u a n d o corrieron en M on te vide o los prim eros rum ores
vinculados al pasaje de una flota inglesa hacia el A t lá n ­
tico Sur, una m o viliza ció n am plia de recursos devuelve
a A rt ig a s al se rvic io activo, al frente de 200 hom bres
levantados, por su cuenta, por el salade rista Juan Secco.
D ism in u id a en algo la alarm a, lo encontram os a A rtig a s
com andando a los peones de los cam pos fam ilia res en
una guardia de la costa cerca de M o n te vid e o " (1).

53
"E n el Plata, la libertad (de com ercio) benefició d ire c­
tam ente a E sta d o s Unidos, y mfis aún a V eracruz, El
C a lla o y L a Habana. E n 1805 se contaban en M o n te vide o
22 navfos norteam ericanos, la m itad de los cuales eran
negros (slc); en 1806, 3 0 " (3).
José A rt ig a s se instala con su nueva esposa, su prim a
R o sa lía V illagrá n A rtig a s, "en M ontevideo, en el b arrio
del Cordón, en una pequeña viviend a al lado de la m o­
desta cap illa que a llí existía"... "la casa la alquila A r t i­
gas por 8 pesos m ensuales que debe abonar al M a y o r de
la plaza, pues e s una propiedad del Esta d o ".

1806
El gobernador R u iz H uidobro lo nom bra O fic ia l de R e s ­
guardo, encargándolo de los c o m ic io s en la zona de la
Aguada; viene a desempeñar, en realidad, el c a rg o de
C o m isa rio del C o rd ó n y la Aguada. E l e je rcicio de estas
funciones re gistra solam ente algunas pocas intervenciones
de A rtig a s: la detención de un sargento desmandado, un
inform e suyo anunciando la arribada de un buque inglés
a la Punta de las C a rre ta s y la prisión que h izo de sus
tripulantes.
En cuanto a sus activid ad es privadas, es poco lo que se
sabe. A tie n de algunos negocios vinculados a la estancia
paterna del Sauce, es p ropietario de dos casa s dentro
de los m uros de la ciudad, cu y a s rentas percibe.
D e l m atrim onio nace un prim er hijo (2o. de A rtigas): Jo­
sé M aría , aquel que tantos años m ás tarde lo irá a v is i­
tar al Paraguay. N ace n después dos niñas que mueren
a los pocos m eses de vida.
El lo. de junio supo el virre y M a rq u é s de Sobrem onte,
en Buenos A ire s, la presencia de barcos e xtrañ os en el
R ío de la Plata, pero según relata después M a ria n o M o ­
reno "el M arq u és se burlaba en su te rtulia de la e scu a­
dra enem iga, suponiéndola de con trab an d istas o pescado­
res".
El 24 de junio, 1.600 soldados com andados por Beresford
desem barcan en las costas de Q uilm es, a unos 15 km.
de la capital. El virre y está en la Com edia.
Buenos A ire s tenía, según M a ria n o M oreno, "p e rtre ch os
de guerra sin igual en otra parte de la región". "S in
igual fue tam bién la ineptitud que tuvo su v irre y " (8).
L o s invasores atravesaron una legua larga de bañados,
y dos m ás a cam po descubierto, sin h alla r ninguna re sis­
tencia. En la ciudad "se dió a cada m ilician o un fusil
sin bayoneta y una cartuchera; pero aquel sin piedra y
ésta sin cartucho". Sobraban volu n tarios pidiendo m ás
arm as y sin conseguirlas.

54
T ra s una escaram uza librada en B a rra c a s y un com bate
en el puente de G álvez, huyó hacia C órd ob a el virrey,
llevándose el tesoro: un m illón 86 m il 208 pesos (10.000
on zas de oro). N ad ie le va a perdonar su actitud; "lo s
catala n es se han Im puesto entre si pena de la vida al
que de e llo s aviste prim ero al M arq u éz y no le acom ode
un balazo", relata Ech e varría.
D ueños de Buenos A ire s, los invasores reciben apurada
adhesión de algunos personajes conocidos. C a ste lll e n ca ­
beza la lista de los 58 ve cin os que firm an su fidelidad
al vencedor, y recibe un va lio so regalo com o re trib u ­
ción. C o m o relatará R lva da vla: "B e re sfo rd pudo reunir
a sí todo el partido que ya en 1806, m editaba la se para­
ción de las co lo n ia s”, y Saaved ra alud irá después a C a s ­
telli, V le y te s y Berrutl, los hom bres del partido "a m e ri­
c a n o " con e stas palabras: "n o dudem os, no olvidem os,
que é stos fueron afe ctísim o s a la dom inación In glesa”.
B e re sfo rd e xig ió que se aca ta ra su autoridad pero se
perm itió el funcionam iento de la R e a l A u d ie n cia y el
C abildo, bajo juram ento de fidelidad a Inglaterra. E s t a ­
bleció la libertad de co m e rcio y rebajó los im puestos
de aduana. El 18 de julio, el C a b ild o de M o n te vide o in ­
viste del mando m ilita r suprem o a su gobernador, P a s­
cual R u lz Huidobro, para o rg a n iz a r una expedición re ­
conquistadora de la cap ital del virreinato. José A r t ig a s
se presenta al gobernador ofreciend o se r uno de los
m iem bros de la expedición. E sta sale de M o n te vide o el
23 de julio, al m ando del C a p itá n de N a v io S a n tia go L l-
niers, que había venido de Buenos A ir e s en busca de
ayuda. A rt ig a s m archa con L in ie rs llevando com isió n e s­
pecial del gobernador: volve r de Inm ediato con el parte
de la operación.
F ra n c isc o de M iranda, apadrinado entonces por Lo rd
M e lv ille ("aunque P itt le m ire com o a un sim ple ch a rla ­
tán de m ala fe " segón In form a cio n es del em bajador e s­
pañol), con cré d itos ingleses equipa una em b arcación pa­
ra lle var In vasore s hasta Venezuela desde puertos nor­
team ericanos. O ch o buques Ingleses le dan escolta. L le ­
gan a L a Vela, puerto de C oro, el lo. de agosto de

1806.
E l d om inio inglés en Buenos A ire s duró apenas 47 días:
en agosto las fu erzas de M on te vide o a las órdenes de
Linie rs, vencen en L o s C o rra le s de M ise re re y en El
Retiro. En am bos com bates interviene A rtig a s. L a c a p i­
tal es reconquistada, L in ie rs recibe del C a b ild o A b ie rto
del 14 de agosto el m ando p olítico y m ilita r de la cap l-

55
tal del virreinato. A rt ig a s vuelve a M o n te vid e o con el
parte.
L a escuadra inglesa, con Popham al mando, no se re tiró
del estuario, esperó refuerzos y con ellos, en octubre,
Backhouse ocupó sangrientam ente M aldonado.
En C oro, Venezuela, F ra n c isc o M ira n d a y sus hom bres
sufren un revés, no logran desatar una sublevación com o
habfan supuesto, y enterados del fracaso de los que ha­
bían asaltado Buenos A ire s, deben evacuar. En "T h e
London T im e s" e d ito rializan con tra el plan de M iranda:
"N o so tro s p re fe rim os a poseerlas, la independencia de
las colonias españolas: con la independencia ab rim os las
puertas a las especulaciones m ercantiles, sin las ca rga s
de fundar y sostener e stab lecim ientos".
En M aldonado, denuncian sus ve cin os que "después de
am enazas, insultos y golpes, nos conducían a los calab o­
zos... no solo nos robaron ropa, dinero, alhajas y u te n si­
lios, hicieron pedazos los m uebles y todo lo que no les
fuera ütil, destrozaron m uchas e fig ie s e im ágenes santas
en las casa s que encontraron, sino que tam bién en algu ­
nas de ellas re gistraro n sin el m enor rubor a las muje­
res por si tenían algún dinero oculto y a algunas les
quitaron parte de las ropas que tenían puesta, abusando
de otras por la fuerza".

1807
En enero llegan nuevos re fu erzos para los ingleses a las
órdenes del B rig a d ie r Sam uel A u ch m u ty, que d irige el
asalto a M ontevideo. M á s de 100 b arcos se extienden
en dos grupos frente a la ciudad-fuerte; 5.700 soldados
desem barcan en la "P la y a de los In g le se s" en Punta
Gorda; vencen en el m olino de Pérez y avanzan ap os­
tándose en El C ard al, donde diezm an a las m ilicias s a li­
das de la plaza; es derrotado prim ero Sobrem onte y
luego R u iz M uidobro (28 de enero) al intentar detener
al invasor. A rt ig a s nuevam ente sirvie n do en M on te vide o
a las órdenes del viejo C om andante de Blandengues C a ­
yetano R a m íre z de Arellano, p articipa en las accion e s
de guerra, siendo citad o por su jefe por haberse portado
"co n el m ayor enardecim iento, sin perdonar instante de
fatiga, anim ándo a la tropa".
El 2 de febrero abren una brecha en la m uralla por
donde entraron, favo recid os por el can sa n cio de la gu a r­
dia de los sitiados, se apoderan de la M a triz y desde
sus torres dom inan los alrededores. L o s conquistadores
desean lograr la sim p atía de los pobladores y el dom inio
de la ciudad se hace con orden y disciplina. Se exige
el aca ta m ie n to a las autoridades invasoras; debe jurarse

56
obediencia al rey de Inglaterra; se perm ite al C ab ild o
continuar en sus funciones: "se respetarán la vida, la
re ligión y ios d erech os" de ios vencidos. Se establece
la libertad de co m e rcio y se rebajan los im puestos
aduaneros. En los m eses siguientes inundan con sus m er­
cad e ría s a M ontevideo; tras el ejército llega a la ciudad
un núm ero muy elevado de com ercian tes ingleses con
abundante surtido de tejidos y otros productos de su
nueva industria, re aliza da s con las p rim e ras m áquinas
de vapor.

...L E J O S D E E N T R A R E N U N P A C T O
CON LA T IR A N IA , QUE M IR A M O S
A G O N IZ A N T E , J U R A M O S C O N T IN U A R
L A G U E R R A H A ST A Q U E LO S SU C E ­
S O S D E E L L A C O N S O L ID E N E N N U E S ­
T R O S U E L O U N A L IB E R T A D R U B R I ­
C A D A Y A CON LA SA N G R E D E NU ES­
T R O S C O N C IU D A D A N O S .

A l C a b ild o de Buenos A ire s,


27 de agosto de 1812.

L o s Ingleses publican entonces el prim er periódico im ­


preso en M ontevideo; "L a E stre lla del S u r" (que fue el
3ro.en publicarse en el R ío de la Plata) de m ayo a ju­
lio de 1807; m antienen un bloqueo sobre Buenos A ire s,
pero m ultiplican las relaciones con sus viejos am igos
porteños. Vieytes, desde Buenos A ire s, es el corresp on­
sal de " L a E stre lla del Su r". P e ro el bloqueo no fue r i­
guroso: entran y salen barcos con bandera de EE.U U .,
siete fragatas en una quincena, "escapando del cerco",
con su carga de e sclavo s y pipas de caña, y llevando
al C a rib e -L a Habana y N ueva O rle a n s- sebos, cueros,
aspas y tasajo. .
C o n ayuda de R od rígu ez Peña, Beresford escapa de p ri­
sión y se junta a los suyos en M ontevideo; en ésta, los
prisioneros son puestos en libertad poco a poco, salvo
algunas autoridades p olíticas y m ilitares com o el G ob e r­
nador R u iz Huidobro, que fue enviado a Inglaterra (8).
L a dom inación inglesa no se redujo solam ente a M a íd o -
nado y M ontevideo; ocupó tam bién Canelones, San José

57
y C olonia. L a re siste n cia en la Banda O rie n tal se re ali­
zó por m edio de reducidas d ivision e s de cab alle ría que
atacaban sorpresivam ente al invasor. P e ro estos grupos
gu e rrille ros fueron poco e fica ce s desde el punto de vista
m ilitar.
En m ayo llega el G eneral W hitelocke con el mando su­
prem o de las fuerzas invasoras y un considerable re ­
fuerzo en hom bres y arm as. E n junio se organ iza el a­
taque a Buenos A ire s; a fin de ese mes, desem barcan
los ingleses ce rca de la Ensenada, derrotan a L ln ie rs
que quiere detenerlos, y avanzan sobre la ciudad. En
Buenos A ire s se atrincheran las calles, se abren fosos
y se ocupan las azoteas de las casa s con los soldados
disponibles y con todos los m edios de defensa que pue­
den encontrar. L in ie rs logra llegar con los restos de sus
fuerzas.
L a batalla com ie n za el 5 de julio, y sorpresivam ente
los ingleses son derrotados: el 7 de julio W hitelocke c a ­
pitula, dejando 3000 bajas! Tiene que com prom eterse
a evacuar sus tropas de M on te vide o y del R ío de la
Plata, quedando en ellas m e rcaderías tasadas en 7 m i­
llones.
Popham, antes aplaudido por el A lm ira n ta z g o (que le
había trasm itid o "su entera aprobación") recibe la severa
censura, se le declara "com pletam ente indigno e inca­
p a z" ("en m ateria de piratería fallida, los ingleses no
estaban para brom as").
C uando en 1797 las tropas b ritán icas habían conquistado
Trinidad, en el C aribe, el com andante de la expedición
S ir Ralph A b e rcro m b y estaba sin em bargo convencido
que no serían fficiles otras conquistas m ilitare s en la
A m é ric a hispánica. L a derrota de las invasiones inglesas
en el P lata dió fuerza a su opinión sobre la in e ficacia
de las expediciones arm adas y com ie n za el turno h istó ­
rico de ios diplom áticos, los m ercaderes y los banque­
ros; un nuevo orden liberal en las colonias españolas o ­
frecería a G ran Bretaña la oportunidad de abarcar las
9/10 partes del com ercio de la A m é ric a española (12).
En setiem bre de 1807 se retiran los Ingleses de M o n te ­
video y la Banda O riental. G obierno de F ra n c isc o Javier
de Elío.
"O cup ad a la ciudad de M ontevideo, A rt ig a s sigue lu­
chando en la re siste n cia al invasor, recibiendo por se­
tiem bre de 1807 el nom bram iento de com andante in teri­
no de la plaza de la C olon ia del S a cra m e n to " (I).
Napoleón conquista Portugal, en noviem bre Junot entra
en Lisboa.

58
1808
"D e sd e enero esté nuevam ente A rt ig a s en se rv ic io a c ti­
vo y m archa a la cam paña. M u y e sporádicas v isita s a
M o n te vid e o " (1).
M u e re la hija de A rt ig a s nacida en noviem bre de 1807
"co ntrib u ye nd o este hecho, según se ha afirm ado, a de­
sequilib rar el finlmo de R o sa lía V llla grá n de A r t ig a s "
U).
"A q u í e stam os pasando trabajos -le e scribe A rt ig a s a
su su e g ra - siem pre a cab allo para ga ra n tir a los vecinos
de los m alevos..." "...siento en el alm a el estado de mi
querida R afae la . Venda Ud. cuanto tenga para a sistirla
que es lo prim ero, y atender a mi querido José M a ría
que para eso hem os trabajado" (1).
Se instala en B ra sil (m arzo de 1808), huyendo de N a p o­
león, Juan VI, príncipe regente de Portugal.
E n Bayona, España, C a rlo s IV abdica el 5 de m ayo en
ben e ficio de su hijo Fernando V II y éste el 6 de m ayo
en favo r de José Bonaparte. Napoleón m antiene p risio ­
nero a Fernando, y el pueblo español se subleva contra
la intervención francesa, y se in icia a sí la G u e rra de
Independencia (1808-1814) donde los esapñoles defienden
el derecho al trono de Fernando V II. A p a re c e en España
la tendencia liberal, pues el pueblo no acepta la abdica­
ción de C a rlo s IV a favo r de Napoleón y cre a gobiernos
locales populares -la s Ju n tas- hasta que Fernando V II
pueda hacerse ca rgo del trono.
L le ga n al R ío de la P la ta los d iferentes em isarios: S a ­
ssenay, para que se reconozca José Bonaparte, coronado
por los invasores; G oyeneche para que se organicen jun­
tas de re siste n cia com o está sucediendo en España; el
b rigad ie r C u rad o para que se pongan bajo p rotección
de Portue'^'í; Belgrano, C a ste lli, los R o d ríg u e z Peña,
V ie y te s y dem ás a m e ríta n o s -c o lab o ra cio n istas del in va­
sor in g lé s- alientan tam bién ese plan, desestim ado a m i­
tad de cam in o por un cam bio de rum bo en Londres.
Curado, de regreso, se encuentra en Pando con Elío, go ­
bernador de M ontevideo, y acusa al virre y de traición
(L in ie rs era francés); Elío, receloso de L ln ie rs por algu ­
nos problem as anteriores, re ferid os a su jurisdicción re s­
pectiva, recoge la denuncia, que trasm ite sin poderla
probar; el virre y al In form a r los hechos ocurridos, lo
acusa de "a m b ició n de m ando"; las autoridades de B u e ­
nos A ire s ordenan al gobernador de M on te vide o que se
presente a llí para dem ostrar personalm ente sus acu sa­
ciones. P e ro Elío, apoyado por el C abildo, se niega a
com parecer. L in ie rs decide entonces su destitución,
nom brando en su lugar al C a p itá n de N a v io Juan M ic h e -

59
lena. C u an do éste quiere hacerse c a rg o de la goberna-
cl6n, Elfo a g rava su Inconducta con el desacato, agre ­
diendo a su sucesor, quien debe vo lve r a Buenos A Ires.
U n a m an ifestación "p op u lar" v iv a a E llo en el fuerte
y exige la ce le bración de un C a b ild o A b ie rto.
E l 21 de setiem bre de 1808, a las 10 de la mañana, se
refine el C a b ild o A b ie rto para re solve r si se cum ple o
no la orden del virrey. Segfin dicen las actas "un In­
menso pueblo con cu rrió"; segfin otros Inform es, "fu e co ­
sa de p ocos" (declaración de R u lz Huldobro). L o cie rto
que atrfis de todo, se m ovfa la rivalida d de los com er­
cian te s de M on te vide o con sus iguales de Buenos A ire s;
en definitiva, intereses de los mfis acom odados.
S e resuelve co n stitu ir una Junta de Gobierno, en M o n ­
tevideo, presidida por Ello, enfrentado al V irre y Liniers.
E l cura Pé rez C a ste lla n o escrib e al obispo de Buenos
A ire s: "L o s españoles am ericanos som os herm anos de
los españoles de Europa, porque som os hijos de una
m ism a Fam ilia, estam os sujetos a un m ism o M onarca,
y nos gobernam os de las m ism as L e y e s y D e re ch os".
E n 1808, José A r t ig a s "dona en B a to v í un terreno sin
ningún interés a C o sm e G ari, para él y sus h ijos" y ha
donado otro "en el térm ino que ha dicho G ari a un tal
que por apodo llam an "C a rre ta ", que ignoro su nom bre"
según lo expresa él m ism o (11).
B la s Basualdo y "B a it a " Ojeda son tam bién agraciad os
con tie rras repartidas por A r t ig a s (posteriorm ente serán
caudillos artlguistas).

1809
A com ie n zo s de este año, aborta en Buenos A ir e s una
sublevación en con tra de Liniers; hay 3 unidades go lpls-
tas (gallegos, catalan es y vascos); los p atricios (nacidos
en la patria) sostienen en cam bio al virre y ("m ie n tra s
se debatía en la F o rta le za la separación de Linie rs, los
señores Peña, V ieytes, C aste lli, B e lgra n o y otros más,
andaban de cuartel en cuartel, viendo al com andante
Saavedra; al jefe de Arribeños... al com andante de hú­
sares...para decid irlos a que sostu vie ran a Linie rs; con ­
cibiendo que era preciso dar, por ese medio, un golpe
a la influencia de los españoles", según un testim onio)
(8); afirm ad o L in ie rs en el mando, disuelve los d estaca­
m entos insurrectos y apresa a los jefes go lplstas (A lz a g a
por ejemplo), que son deportados a la Patagonia, de
donde los rescatan para M ontevideo. El 4 de m arzo, en
Tacuarem bó; D o n José A rtig a s, A yu d an te M a y o r del
C uerp o de C a b a lle ría de Blandengues de la F ro nte ra de
M ontevideo, y C om andante de la partida de la zona
destinada por D on X a v ie r de Elío, G obernador P o lítico

60
y Militar de la Plaza de Montevideo y Comandante Ge­
neral de esta Campaña.
Habiéndom e facultado dicho señor para que siem pre y
cuando se me presenten algunos vecinos que quieran po­
blar los cam pos realengos, se los conceda; lo ve rifico
con P e dro O auna (posteriorm ente uno de los o ficia le s
del ejército artiguista), quien se me presenta solicitando
un rincén que form a con el prim er gajo de las T re s
C ru ce s, y por dicho gajo queda lindando con José H ila ­
rlo P in to s por la parte del Sur; por el N o rte con otro
a rro y lto que nace de las m encionadas T re s C ruces, que
tendrá de fondo dos leguas y de frente una y se le
conceden, debiendo sujetarse a todo arre glo de la C a m ­
paña, cuando la Superiorid ad lo disponga y para que
con ste le doy la presente en el C am p am e n to de T a c u a ­
rem bó a 4 de m arzo de 1809".
En mayo, se produce una sublevación en C h uq u isasa
(aquf los insurrectos son los am ericanos; los dirige B e r­
nardo M onteagudo); la "ch o la d a " com o se les llam a por­
que tiene apoyo popular, se extiende por el A lt o PerG;
en julio, Pedro F ra n c isc o M u rillo subleva a L a Paz; se
form a la P rim e ra Junta de G obierno del A lt o PerG.
L a s autoridades españolas resuelven sustltuTr al virre y
L in ie rs por B a ltasa r H id a lgo de C isneros; disuelven tam ­
bién la Junta G ubernativa de M o n te vide o y sustituyen
a Elfo, que viaja a España; pero al d isolver aquella le
agradecen los se rvic io s prestados.
Q ueda en M on te vide o Joaquín de So ria com o gobernador
y com andante m ilitar de la Banda O riental.
E n julio de 1809 llega C isn e ro s a Buenos A ire s, nom bra­
do por la Junta C e n tra l de S e v illa (reducto de la re sis­
tencia) para ponerle fin a la querella en torno a L i­
niers: "n o veo más que subordinación", inform a al lle­
gar. E l C om andante de M a rin a de M ontevideo, José S a ­
lazar, e scrib irá en diciem bre de 1810: "e l señor C isn e ­
ros... no teniendo un soldado de quien disponer, no ha­
cía nii podía hacer cosas que no agradecen a los C o ­
m andantes de los cuerpos; en fin, era casi un virre y
coarto".
Y también: "E l señor L in ie rs fue elevado a virre y de
e stas provincias, por el pueblo que depuso al señor M a r ­
qués de Sobrem onte; y no se sabe qué hubiera traído
peores consecuencias al Estado: si la contlnuacién del
señor Sobrem onte y la pérdida de éstas provincias, o
si dar el escandaloso ejemplo de deponer a un virrey,
pues hay circu n sta n cia s que solo un ángel podría d eci­
dir".
Y por Gltirno: "que había un plan general para re valu cio -

61
nar toda la A m é ric a del Sur y del N o rte bajo los m is­
m os prin cip ios es indudable; que había agentes y con s­
piradores en todas los principales ciudades, lo es tam ­
bién. Que los m ás interesados en la independencia de
las A m é ric a s son los extranjeros es una verdad que no
puede dudarse y que cada día tenem os m ás pruebas".

N U ESTRO S O PRESO RES NO POR SU


P A T R IA , S O L O P O R S E R L O , F O R M A N
E L O B J E T O D E N U E S T R O O D IO .
A M an u el Sarratea,
25 de d iciem bre de 1812.

L a s p rim eras m edidas de C isn e ro s le van a devolver au­


toridad, y le van a ganar adversión: indulto a los go l-
pistas deportados por la sublevación con tra Llniers, re­
posición de los destacam entos entonces rebeldes, y re ­
presión en el A lt o Perú por el ejercito español a las
órdenes de G oyeneche: M u rillo e s ejecutado con sus
com pañeros, hay ob ligación de guardar "un perpetuo s i­
le n cio " sobre lo sucedido, y pena de m uerte para quien
lleve luto por los m uertos; los ejecutados eran com p a­
ñeros de prom oción de Jóvenes porteños que estudiaron
en C h a rc a s con ellos.
10 de agosto: P rim e ra Junta P a trió tic a de Quito.

1810
L a s noticias que llegan de España anuncian el derrum be
de la re siste n cia (escribe Letam endi: "N o sé lo que es
el sosiego del espíritu; cualquier ruido me parece que
es el p rincip io de la jarana... no habrá que descuidarse
en tom ar m edidas de seguridad, porque bastará que sa l­
te una chispa para que todo se incendie... tem o el m o­
m ento de la llegada del prim er barco de España); el
tem or a la repercusión que tendrá la noticia del final
de toda re siste n cia tiene su razón de ser: el C ab ild o
de Buenos A ire s le advierte al virre y que los co m an ­
dantes am ericanos "n o han cesado de celebrar sus Jun­
tas y propalar especies sediciosas".
" E l 19 de abril de 1810 los ciudadanos m ás activ o s de
C a ra c a s se apoderaron de la C a p ita n ía General, llevaron
a viva fuerza a Em p arán (C apitán G eneral de Venezue­
la) hasta el C a b ild o y lo obligaron a renunciar a su

62
cargo... H alláb ase B o lív a r tranquilam ente en San M a ­
teo..." (B o lív a r habla sido "d e ste rra d o " a sus tie rras de
San M a te o por Em parfin com o c a stig o su ave a su com-.
p lica clón con la con sp ira ció n d escubierta con tra éjj
(13).
P o r fin se p recipitan los acontecim ientos: arriban las
n o ticias esperadas (rendición de Se villa , d isolución de
la Junta C entral), e s forzad o el virre y a la co n vo cato ­
ria de un C a b ild o A b ie rto ("puesto que el pueblo no me
quiere y el ejército me abandona, hagan Uds. lo que
quieran", responde C isn e ro s a la solicitud, aludiendo de
modo velado a c la ra s am enazas m ilitares), se pronuncia
el C a b ild o en con tra del virre y (de los 50.000 habitan­
tes, 5.000 son "ve c in o s"; in vitaron apenas a 500 de los
que con cu rrie ron 250, que pudieron pasar con perm iso
de los con tin ge n te s de p atricio s que tendieron un ce rco
en derredor * "negando el paso a los vecinos honrados y
franqueándolo a los de la confab ulación", según denun­
cia ra después C isn e ros; el an á lisis de los su fra gio s c o m ­
putará 155 votos por la su stitu ció n del virrey, de a­
cuerdo a la propuesta de la que C a ste lli fuera portador;
69 por su perm anencia al frente de una junta, y apenas
solo 2 por el m antenim iento sin más, del virrey); no
es fácil ubicar e xactam ente la cond ición social de los
p articipantes, pero reconocem os 65 m ilitares, 59 c o m e r­
ciantes, 39 funcionarios, 28 profesionales y 27 sace rd o­
tes en la concurrencia. E s de hacer notar al gran au­
sente: el pueblo.
In ten tará el C a b ild o (el C u e rp o C a p itu la r "espaftollsta"),
desconocer esa resolución; designará una junta bajo la
p residencia del virre y; entonces sobreviene la asonada:
400 firm an te s (dos de los cuales "a nom bre de 600; q u i­
zás los 600 soldados p atricio s de los dos batallones)
exigen la nom inación de una lista con nom bres y ap e lli­
dos; form ulan am enazas ("que se abriesen los cu arte les
en cu yo caso su frirla la ciudad lo que hasta entonces
se habla procurado e vita r") y consiguen sa lir con la su ­
ya: "e n trand o con p istola y puñal en m ano va rio s fa c­
cio so s en la S a la C ap itular, les obligaron a que con d e s­
cendiesen a sus deseos"; a si quedó form ada la Junta de
M ayo; la presidió Saaved ra (el jefe alto-peruano de los
re gim ie n tos patricios) y la form aron entre sus 9 m ie m ­
bros dos peninsulares, M atheu y Larrea.
D ic e M achado: "R e su m am o s: el "p artid o de los a m e ric a ­
nos" (perfilado com o tal desde que le brindó su colab o­
ración al invasor inglés, y después adheridos al plan de
Portugal) aprovecha las circu n sta n cia s Internacionales

63
y asalta el poder. S e nutre con seguridad, de los resen­
tim ie n to s que se acum ulaban, pero fue la expresión de
un se ctor -v in c u la d o a las activ id a d e s del puerto^, a fa­
nado en rom per con los la zo s del m onopolio. E n ese c a ­
m ino encontró la adhesión de algunos españoles, e n fren ­
tados al m onopolio por sus Intereses de clase. P o r eso,
a la vez que decreta m edidas de libre com ercio, la
Junta a firm a la adhesión al m onarca español. L o s hom ­
bres con gregad os en la plaza de M ayo, llevaban el re­
tra to de Fern an d o sobre los c in tillo s (y no una e sca ra ­
pela co lo r blanco y celeste, co m o In ve n ta rá M itre).
L a Junta juró "c o n se rva rle su reino".
S in em bargo "e n tre las firm a s que suscrib en el célebre
e scrito con que el pueblo de B uenos A ir e s im puso re vo ­
lu cionariam ente el C abildo, el 25 de m ayo de 1810...
hay una que aparece estam pada por dos ve ce s en ho­
jas diferentes, y dice: "yo, el caciq ue Dn. M in o Y u lle ".
C u á n ta esperanza habla m ovido la m ano del indio que
la tra zó Ingenuam ente!"! 1).
En M éjico, el sacerd ote M igu e l H idalgo, que habla sid o
hasta los 50 años un apacible cu ra rural, un buen día
echa a vuelo las cam panas de la igle sia de D olore s, lla­
mando a los indios a luchar por su liberación. "Q u e ré is
em peñaros en el e sfu e rzo de recuperar de los odiados
españoles las tie rra s robadas a vu e stro s antepasados ha­
ce 300 a ñ o s? Le va n tó el estandarte de la V irgen India
de Guadalupe, y antes de 6 sem anas 8.000 hom bres lo
seguían, arm ados con m achetes, picas, hondas, arreos
y flechas.
El cu ra re volu cion ario puso fin a los trib u tos y rep artió
las tie rras de Guadalajara, decretó la libertad de los
esclavos, abalanzó sus fuerzas sobre la ciudad de M é ­
jico, pero fue finalm ente ejecutado al cab o de una de­
rrota m ilitar (10).
A p are cie ro n pronto los tropiezos. En el A lt o Perú, con
sus ricas p ro vin cia s m ineras, G oyeneche desconoce a
la Junta. En P a ra gu a y tam bién la desconocen. En C ó r ­
doba L in ie rs re clu ta tropas en co n tra del gobierno (lo
prenden y fusilan). En la Banda O rie n tal, tra s las v a c i­
laciones iniciales, predom inan las fu erza s ad versas a la
revolución.
Belén, M aldonado, M eló, Trinidad, San C arlo s, M e rc e ­
des, Sorian o y C olon ia, reconocen a la junta porteña
y deben desdecirse tras el p ronunciam iento de M o n te v i­
deo (en C o lo n ia Fe lipe C a rd o z o intentó por la fuerza
tom ar la ciudad, a nom bre de la Junta, y no lo c o n si­
guió).

64
A José A rt ig a s “los sucesos de 1810 io sorprenden en
cam paña; m archa al norte a com b a tir nuevas m an ifes­
taciones de la penetración portuguesa" (1). A lg u n o s co ­
m andantes (D el Pino, Zerm eno, de Vlana), am igos de
la juventud de A rtig a s, se pronuncian a favor del re co ­
nocim iento.

£1 e m isario de la Junta, Passo, consigue opinión a favor


de un C ab ild o A b ie rto de M ontevideo, que se re c tific a
tras las am enazas de So ria y S a la z a r (junio de 1810).
En julio, todavía, los coroneles M urgu ion d o y BalbTn in­
tentaron forzar el apoyo a la revolución pero sin co n ­
seguirlo, y son deportados a C ád iz.
En agosto de 1810, A rt ig a s pasa por M ontevideo; el 22
de ese mes es enviado a C olonia.
"M ie n tra s la Junta destaca sus fuerzas al A lt o Perú y
al Paraguay, aquí no pasa nada"; aunque tomen m edidas
las autoridades, tem erosa de que toque su tum o si d is­
pone la Junta proceder a la fuerza. P or eso decretan
m edidas de reclutam iento, y m ultiplican los im puestos,
y recaban el pago de los d iezm os (antes se destinaban
a Buenos A ire s pero se interrum pieron con la Junta re­
belde). P or eso -para recaudar- dictan en agosto una
resolución de efectos revolucionarios: ordenaba c e rtifi­

65
ca r el titulo de propiedad. Q uien no pudiera h ace rlo de­
berla re gu larizar esa anorm alidad, porque de lo co n tra ­
rio lo desalojarían. Finalidad fiscal, puesto que se bus­
caba recaudar el producto de com pras obligadas; alc an ­
ces explosivos, puesto que am enazaba con desalojar a
la gran m ayoría: m illare s de "o c u p a n te s" afincad os en
tie rras ajenas o de nadie.
En agosto, al red actar su "plan de o p e racion e s" M a ria n o
M oreno, m iem bro de la Junta, aconseja un cam in o a
seguir en la Banda O riental: "a tra e rse a dos sujetos por
cualquier interés y prom esas, a sí com o por sus c o n o c i­
mientos, opinión, concepto y respeto", José A r t ig a s y
José Rondeau.
M ach ad o escribe que A rt ig a s "h iz o a llí (en C olon ia) los
con tactos que M o re n o propuso en el 10" (8).
U nos 20 blandengues de A rt ig a s se pasan a las fila s del
re volu cion arlo Ba rtolo m é Zapata. B enigno M artín ez, se ­
gún inform ación de D e M aría, atribuye al C ap itó n A r t i­
gas haber "in stig a d o " el levantam iento de Pancho R a m í­
rez, López Jordán y Z ap ata en cam pos e n tre rrian os (8).
L a sobrina, Josefa, recuerda que su tío José A rtig a s,
junto con los herm anos, Barreiro, M onterroso, O torgué s
y algunos otros más, em pezaron la conspiración en la
estancia de Pé rez en L a s P ie d ras ("M o n te rro so indicaba
a Don José A r t ig a s para asum ir la d ire cción del m o v i­
m iento").
El 5 de setiem bre de 1810, habiéndose producido la
m uerte del C ap itó n M igu e l B o rrá s (ascendido en 1799
por el M arq u é s de A v ilé s en lugar de A rtig a s), Joaquín
de So ria designa a José A r t ig a s C a p itá n de Blanden­
gues.
C hile: junta de gobierno de 1810.
En noviem bre, José Rondeau arrib a a PaysandO con las
fuerzas españolas y escribe p osteriorm ente en su auto
biografía: "H a b ie n d o pasado m uy pocos días de recibida
la com unicación precedente, fui destinado otra vez a
Paysandú a reunirm e a una d ivisión de 300 hom bres al
mando del C a p itá n de N a v io M ichelena, medida que tu­
vo por objeto separarm e de la plaza, porque algo se
había entendido ya sobre mi adhesión al sistem a del pa­
ís, pues el sargento m ayor de la plaza, que era enton­
ces un o ficia l de m arina apellidado Ponce (D ie go Ponce
de León) se le oía titularm e de T u p a c -A m a ro " (14).
A rtig a s, según T raibe l (I) "m a rch a con M ich e le n a al
U ruguay y en diciem bre se interna en En tre R ío s con
200 hombres, haciendo unos prisioneros acusados de ase­
sinato, que rem ite a M ontevideo".

66
El "C o n tra to S o c ia l" de Rousseau, traducido por M a ria ­
no M oreno, "se ha reim preso en Buenos A íre s para ins­
trucción de los jóvenes am ericanos".

1811
A fines de enero, sublevación en Belén. A rt ig a s p erm a­
nece destacado com o segundo Jefe de la plaza de C o lo ­
nia.
T e n ta tiva del 11 de febrero en C asab lan ca, confuso
episodio que a firm a la tradición pero aún se discute,
con detención del cu ra S iv e rio M artín e z, R a m íre z y L ó ­
pez Jordán.
El 12 de febrero, E lío vuelto de España com o virre y
del R ío de la Plata, desde M on te vid e o le declara la
guerra a la Junta de Buenos A ire s, por interm edio de
un bando.

-Copia del original-

67
E l 15 de febrero A r t ig a s se vá de C olon ia; la L ista de
R e v ista del C u e rp o de Blandengues, con sign a en m arzo:
"Jo sé A rtig a s, C a p itS n de la 3a. C om p anfa fugó a B u e ­
nos A ir e s el 15 del m es próxim o pasado", acom pañado
de R a fa e l H ortigu era, el cu ra de la C olon ia, José M a ­
ría Enrfquez de la Peña y 7 soldados.
E l diputado españolista a las C o rte s de Cfidiz, R a fa e l
Z ufriategui, en su exposición del 4 de agosto de 1811
decía: "... habiendo causado asom bro e sta deserción en
dos cap itanes de dicho cuerpo, llam ados D o n José A r t i­
gas, natural de M ontevideo, y D o n José Rondeau, natu­
ral de Buenos A ire s, ... estos sujetos en todo tiem po
se habían m erecido la m ayor co n fia n za y e stim ació n
de todo el pueblo y jefes en general, por su e xa ctísim o
desem peño en toda cla se de se rvicios; pero m uy p a rti­
cularm ente el D o n José A r t ig a s para co m isio n e s en la
cam paña por sus d ilatados con o cim ien tos en la p ersecu-
sión de vagos, ladrones y con trab an d istas e indios ch a ­
rrú as y m ínuanes que la infestan y causan m ales irre ­
parables, e igualm ente para contener a los portugueses
que en tiem pos de paz acostum bran a usurpar nuestros
ganados y avanzan im punem ente su s e stab le cim ie n tos
dentro de nuestras líneas".
P asó al parecer por M ercedes, Paysand ú y por San ta
Fe, para llegar a Buenos A ire s tras largas cabalgatas,
el 6 de m arzo de 1811 (3 sem anas enteras; debió ligar
con tactos en el Litoral).
Estando A rt ig a s en San ta Fe, e stalla la revuelta. " Y a
no es posible de ningún modo contener a la ge n te " e s­
cribe P e dro Viera. L a m ontonera congregad a por V ie ra
y Benavídez a o rilla s del arro yo A se n c io el 28 de fe­
brero de 1811, ocupa en el m ism o día M e rce d e s y S o ­
riano, disponiendo enseguida com u n icar el hecho al C a ­
pitán A rtig a s.
Salazar, el hom bre fuerte de la re siste n cia española en
M ontevideo, escribirá: "A r t ig a s era el coquito de toda
la cam paña, el niño m im ado de los jefes bajo cu yas ó r­
denes sirvió..." "... en diciendo A r t ig a s en la cam paña,
todos tiem blan":

C u á n to tiem po antes del 15 de febrero de 1811 em pe­


zó A rt ig a s las tareas c o n sp ira tiv a s? Im posible decirlo.
N o s queda el agudo juicio del re a ccio n a rio A lve a r: "el
feroz A rtigas... fue el prim ero que entre nosotros con o­
ció el partido que se podía saca r de la bruta im b e cili­
dad de las cla se s bajas,haciéndolas se rv ir en apoyo de
su poder para e sc la v iz a r las cla se s superiores ; ejercen

68
su poder sin fldás ley que su brutal v o lu n ta d '. El "o rie n ­
ta l" C a via , por e n cargo porteño, redactó un panfleto
para d esp re stigia r a A rt ig a s ante G raham y Bland, e m i­
sa rio s norteam ericanos; agotó los adjetivos truculentos:
"lo b o devorador y sangriento, azote de su patria, ...
oprobio del sig lo X IX , afrenta del género humano, o ri­
gen de todos los d esastres". A rtig a s, enterado, le dió
su respuesta: " M i gente no sabe leer".

B I B L IO G R A F IA

(1) T raibel, José M a ría , "A r t ig a s antes de 1811" en


"A r t ig a s " Ed. "E l P a ís " C olom b in o S.A . M ontevideo,
1951.
(2) Zum Felde, cit. por M achado, "H is to ria de los O ­
rie n tales", Ed. de la Banda O riental, M ontevideo, p. 10,
1973.
(3) P ie rre Chaum e: "H is to ria de la A m é ric a L a tin a "
E U D E B A 1964.
(4) Ba rb a ge lata Lorenzo: "A r t ig a s antes de 1810".
(5) K ossok, M anfred: " E l virre yn a to del R ío de la Plata:
su e stru ctu ra e con óm ico-so cia l". Buenos A ire s, 1959.
(6) G u sta v o Beyhaut.
(7) D a n ie l Vidart: " E l G rillo " R e v ista E sc o la r del C o n se ­
jo de Enseñanza P rim a ria y Norm al.
(8) C a rlo s M achado: "H is to ria de los O rie n tales", Ed.
Banda O riental, M ontevideo, 1973.
(9) A u ro ra C a p illa s de C astellanos: "E n ciclo p e d ia U ru ­
guaya", M ontevideo, 1968.
(10) Ed u ard o Galeano: "L a s venas ab iertas de A m é ric a
L atin a".
(11) E u ge n io P e tit M uñoz: "V a lo ra ció n de A r t ig a s " y
"A r t ig a s y los in d ios" en "A r t ig a s " Ed. " E l P a ís", M o n ­
tevideo, 1951.
(12) H.S. F e rn s (cit. por Galeano): "G ra n Bretaña y A r ­
gentina en el sig lo X IX " , Buenos A ire s, 1966.
(13) W aldo Frank: "B o lív a r, nacim iento de un mundo".
(14) Setem brino Pereda: "P aysan d ü p a trió tico " T om o I
p. 7 "E l S ig lo ilustrado", M ontevideo, 1926.

69
Il) E L P U E B L O R E U N ID O Y A R M A D O

I) L a insu rre cción popular de 1811

En otra parte del trabajo hem os señalado el hecho


de que la in surrección de 1811 no fue producto de m i­
norías ilustrad as de la ciudad, sin o la autentica y uná­
nim e respuesta de un pueblo cansado de la opresión.
A rtig a s, sin tetizan d o e stas p rim eras exp erie ncias de la
lucha revolucionaria, la llam ará "la adm irable alarm a,
con la que sim p atizó la cam paña toda".
E s necesario destacar la com posición social hetero­
génea del "e jé rcito nuevo" levantado por A rt ig a s y su r­
gido de todos los puntos de nuestro territorio. A ll í e s­
taban:
a) los hacendados "poseedores de buenas suertes", m u­
ch os de ellos vinculados e conóm icam ente con M o n te v i­
deo, que abandonando "su s intereses, sus casas y sus
fa m ilia re s" iban "a ca so por p rim era vez, a presentar
su vida a los rie sgo s de la guerra".
b) los cau d illos regionales, que alzaron partidas y d om i­
naron pueblos en los m om entos iniciales, cu yos hom bres
nucleaban los vecin darios y las peonadas, e infundían
respeto "a los hom bres sueltos de los cam pos".
c) tam bién estaban los "sim p le s ocupantes de tierras",
am enazados por el desalojo. Según dirá P osadas después
de L a s Piedras: "descontentos por la contrib ución que
el gobierno acaba de im poner".
d) por últim o, se encuentran aquellos a quienes A rt ig a s
había "a lu cin a d o " en todo el vasto e scen ario de la B a n ­
da: m atreros y contrabandistas, con sus sentim ientos
libertarios y su fidelidad a quien ellos, espontáneam en­
te, eligie ron para que los expresara y condujera; la
peonada de las e stan cias y los indios (charrúas, tapes
y minuancs); los negros e sclavo s que buscaban en el
ejército patriòta con cre tar su derecho a la libertad; los

70
cu ras patriotas del in terior rural, de e van gelio breve
y serm ón revolucionario.

PPIMÉRA CIPRA A R T IÇ U IG T A
( m m Z A C O N SIG N A DEL PUEBLO Ö R IE M Ä L )
PR o c ia m a I « J0 5 ¿ A r t i <5A 4 A s o s c o m p a t r i o t a s I
IA ÖAU bA DRifehiTAL- t>Ht_ R io t>6 LA f>LAT-A I
t>e A B R IL . b E 1 Ô M » _________ I
-C opia del original -

"L e a le s y esfo rza do s com p a trio tas de la Banda O ­


riental del R ío de la Plata:
vu e stro heroico, entusiasm ado p a triotism o ocupa el p ri­
m er lugar en las elevadas atenciones de la e x ce le n tísi­
ma Junta de Buenos A ire s, que tan dignam ente nos re­
gentea. Esta, m ovida del alto concepto de vuestra fe­
licidad, os d irige todos los au xilio s necesarios para per­
fe ccio nar la grande obra que habéis em pezado; y que
continuando con la heroicidad, que es análoga a vu e s­
tros honrados sentim ientos, e xte rm in éis a esos genios
díscolos, opresores de nuestro suelo, y re fra c ta rio s de
los derechos de nuestra respetdble sociedad. Dinero, mu
niciones y tres m il p atriotas aguerridos son los p rim eros
so co rro s con que la e xce le n tísim a Junta os da una
prueba nada equívoca del in te ré s’ que tom a en vuestra
prosperidad: esto lo tenéis a la vista, desm intiendo las
fabulosas exp resiones con que os habla el fatuo Elfo,
en su proclam a del 20 de m arzo. N ada más doloroso
a su vista, y a la de todos sus facciosos, que al ver
m archar con pasos majestuosos, esta legión de valientes
patriotas, que acom pañados de voso tros van a disipar

71
sus am b iciosos proyectos; y a sacar a sus herm anos de
la opresión en que gimen, bajo la tiranía de su d esp óti­
co gobierno. P a ra con se gu ir el feliz éxito, y la deseada
felicidad a que aspiram os, os recom iendo a nom bre de
la e xce le n tísim a Junta vuestra protectora, y en el de
nuestro am ado jefe, una unión fraternal, y cie g o obede­
cim ie n to a las superiores órdenes de los jefes, que os
vienen a preparar laureles inm ortales.
U N IO S , ca ro s com patriotas, y estad seguros de la
victoria. H e convocado a todos los co m p a trio ta s c a ra c ­
te rizado s de la cam paña; y todos, todos se ofrecen con
sus personas y bienes, a con trib u ir a la defensa de
nuestra justa causa.
A la em presa com patriotas! que el triu n fo es nues­
tro: V E N C E R O M O R IR S E A N U E S T R A C I F R A ; y tie m ­
blen, tiem blen esos tiranos de haber e xcitad o vuestro
enojo, sin ad ve rtir que los A M E R I C A N O S D E L S U R ,
E S T A N D IS P U E S T O S A D E F E N D E R S U P A T R IA Y A
M O R IR A N T E S C O N H O N O R , Q U E V IV IR C O N IG N O ­
M IN I A E N A F R E N T O S O C A U T IV E R IO " .

CUARTEL G ENERAL DE M ERCEDES

I I de abril de 1811

J O S E A R T IG A S

En este ejército oriental, a pesar de estar anim ados


por el m ism o se ntim ie nto de la lucha con tra el régim en
español, se pueden ver claram e n te los d istin tos in tere ­
ses que los mueven:
a) para los hacendados, su objetivo fundam ental era
rom per las trabas m onopolistas im puestas por España,
para así poder co m e rc ia r d irectam ente con otras poten­
cias.
b) para los cu ra s revolucionarios, verdadera capa inte­
lectual de la época, el pueblo era el dep ositario o rig i­
nario de la soberanía, tal com o lo proclam aba la tra ­
dición hispánica, y por lo tanto era su deber ejercerla.
c) ya m encionam os el interés de los ocupantes de tie­
rras,que eran la m ayoría (5 2 % , según cálcu lo s basados
en el padrón levantado por A r t ig a s en el A y u í) del m o­
vim iento revolucionario.
d) para los paisanos, gauchos, changadores, para los ta­
pes m isioneros, los indios m ontaraces, los negros y los

72
zam bos esclavos, la causa revolucionaria daba ocasión
y cauce a su in stin tivo anhelo de reveldía y odio al
"godo", expresión viva de mando y prepotencia.
A rtig a s, en su condición de auténtico dirigente popu­
lar, es el que va tendiendo todos los hilos de la co n s­
piración, poniendo en estos prim eros m omentos, tras la
m ism a causa, a sectores sociale s antagónicos. Sa la za r
señala: "cada pueblo por donde pasaba lo iba dejando
en com pleta su blevació n ”.
El 15 de febrero, A rt ig a s se fuga de Colonia, e in i­
cia los con tactos d e fin itivo s para dar com ie n zo a la in­
surrección.
A lo largo de m arzo brotan por todos lados las
m ontoneras rebeldes. Julián Laguna en Belén, B las B a-
sualdo en R ivera, Bustam ante en Maldonado, los L a -
valleja en M inas, R iv e ra en el Y i, M anuel A rt ig a s en
San ta Lucía, anteriorm ente V ie ra y Benavídez en A -
sencio.
En abril com ienza la ofensiva re volucionaria, A rt ig a s
form ula en M erced e s su prim era proclam a, llam ando a
la lucha contra los tiranos. D espués ocupan Trinidad,
P aso del Rey, C olla, San José, M inas, Santa Lucía, M e ­
ló, San C arlo s, M aldonado.

-C op ia del original -

73
En m ayo se ocupan R och a y San ta Teresa, cu lm in an ­
do la arrolladora ofensiva con la gran victo ria patriota
en L a s Piedras, el 18 de m ayo (prim er triunfo sig n ific a ­
tivo contra los españoles en todo el virre in a to ), y el
sitio a M ontevideo, centro de la contrarevolución. C o n
la caída de Colonia, toda la cam paña queda en manos
de los patriotas.

2) L a s asam bleas populares de la Panadería de Vidal


y la quinta de ia T a ra g u a y a .

O tro rasgo que distingue la revolución oriental es la


real presencia del pueblo, ya sea en la consulta, la d eli­
beración o en las decisiones tom adas por el Caudillo.

P o r supuesto, no debemos ser idealistas; no podemos


tom ar la d em ocracia com o la tom am os hoy en día. Un
pueblo que no está preparado para la vida política to­
davía, se id entifica con el caudillo que expresa lo que
ellos sienten instintivam ente. El caudillo, a su vez, se
inspira en las necesidades y los deseos de ese pueblo
que ve en él su representante directo. En esa íntim a
relación caudillo-pueblo (relación que se da entre A r t i­
gas y el pueblo oriental) reside la profunda representa-
tividad no solo del Caudillo, sino de las asam bleas que
convoca.

74
L a voz del pueblo se oye, entonces, a tra v é s de sus
ve cin os m ás destacados (la m ayor parte de ellos son ha­
cendados), en las asam bleas populares. P e ro si bien un
buen núm ero de e stos caudillos, debido a sus intereses
de cla se tra icion an la causa, no pasa lo m ism o con los
se ctore s m ás hum ildes, que siguen Inalterab les en su fi­
delidad a aquel que s i los interpreto hasta el final: A r ­
tigas. -
H e ch as e stas aclaraciones, es pre ciso u bicar la im ­
p ortan cia de e stas dos asam bleas populares: es la p rim e ­
ra vez donde se m an ifie sta la opinión del pueblo o rie n ­
tal, su derecho a d ecid ir librem ente su d estino y pelear
hasta la m uerte por lo suyo.
L a situ ació n era la siguiente: los españoles triunfaban
en A lt o P erú y sus nuevos aliados p ortugueses invadían
la Banda O riental. L a Junta de Buenos A ir e s decide re­
tira r sus tropas, y entre gar la Banda a los españoles,
m ien tras se recuperan posiciones. P e ro el pueblo oriental
no quería entre gar lo que tanta sangre y s a c rific io s ha­
bla costado, y más m idiendo las con se cu e ncias re p re si­
vas que ello seguram ente traería.
En e sas asam bleas se con gregaron "m á s de 100 v e c i­
nos". Según C á c e re s cuenta "e l canónigo O rtiz replicó
que si no había lan zas no faltarían garrotes, y hasta con
los dientes y las uñas se podía com b a tir". Y A rt ig a s re ­
m emora: "seguid am ente representaron los ciudadanos que
de ninguna m anera podían se rle s adm isib les los a rtícu lo s
de la negociación: que el e jé rcito au xilia d o r se tornase
a la capital, si a sí se lo ordenaba aquella superioridad;
y declarándom e su general en jefe, protestaron no dejar
la gu e rra en esta Banda hasta e xtin gu ir en ella a sus
opresores, o m orir dando con su sangre el m ayor triu n fo
a la libertad".
E n defin itiva, el pueblo soberano decide su destino,
y elige volu ntariam e n te a quien lo cond uzca y represen­
te: desde ese m om ento A r t ig a s será el Jefe de los O ­
rientales.
A l co n firm a rse la negociación con los portugueses,
el pueblo decide irse al exilio, tras su Jefe. C o m o d i­
ce Galeano, "e l pueblo en arm as se tra n sfo rm a en pue­
blo en m archa".

3) " L a R e d o ta "

L a s cau sa s de este notable episodio de la h istoria


de nuestro pueblo son muchas: rabia, im potencia, m ie­
do al portugués, am or por la libertad, adhesión al C a u ­
dillo.

75
E s en este m om ento cuando aquella in tegración po­
pular, esa ín tim a unión entre e jé rcito-pu e b lo-cau dillo ad­
quiere dim ensiones extraord inarias.
C o n A rtig a s, iba el pueblo. "T o d a la Banda O rie n tal
me sigue en m asa", le escrib e a G alván. Jóvenes, viejos,
m ujeres y niños m archaban tras él, voluntariam ente.
D esd e las fa m ilia s m ás ricas hasta los gauchos y los in­
dios, todos lo seguían, pasando las penurias más gra n ­
des, la m iseria, el ham bre y los e n fren tam ie n to s dia rios
con las avan za da s portuguesas.
C o m o últim a cosa a destacar, señalem os que A rt ig a s
aprovecha e stos m om entos de e x ilio en tie rra entre rrian a
para a n a lizar la exp eriencia de lucha pasada, saca r c o n ­
clu sio n es y cre a r un sistem a de ideas que responda a
los intereses re ale s de los pueblos. Son estos los p rim e ­
ros indicios del federalism o de A rtig a s. Y otra cosa
más: se dedica tam bién a hacer co n tacto s para buscar
aliados a sus ideas. Su s c a rta s a la Junta G u b ern a tiva
del P ara gu ay son c la ra s en este sentido, y tam bién hizo
con tacto con va rio s cau d illos del L ito ra l argentino.

76
III) L A S IN S T R U C C IO N E S D E L A Ñ O 13

E n 1813 el pensam iento artig u ista ya tiene contornos


bien delineados. C o m o ya dijim os, este pensam iento in s­
pirado en la tradición hispánica por un lado, y en las
re volu cion e s contem poráneas de A rt ig a s (E E .U U . y F ra n ­
cia) por otro, pasó por el tam iz de la exp eriencia re­
volu cion a ria vivid a y el con o cim ien to profundo de la
realidad de las provincias. E sta s ideas en proceso de
m aduración, se expresan en las In stru ccion e s dadas por
A r t ig a s a los delegados orien tale s a la A sa m b le a C o n s ­
tituyente que estaba sesionando en Buenos A ire s. Su o ­
riginalid ad consiste no tanto en su contenido form al c o ­
mo en la certe ra adecuación a la realidad a la que ha­
bía de aplicarse.
En 1813 A rt ig a s sitia nuevam ente a M on te vid e o con
su e jé rcito popular, y con voca al C o n gre so de A b ril,
donde expone la situ ación y llam a a los delegados a o ­
pinar sobre el tema. Im porta señalar la com posición so ­
cia l que tuvo el C ongreso: según S a la de Tourón, de la
T o rre y R od ríguez, "to d o s e llos pertenecen al se ctor e ­
conóm icam ente m ás poderoso, predom inando los hacen­
dados". P o r algo A r t ig a s en el d iscu rso inaugural les re­
cuerda "e l e xte rm in io de vu e stras h acie nd as" y les re­
m em ora "su opulencia antigua". E s este sector el que
prim ero tra icion ará al Caudillo, frenando largam ente la
proyección social del artiguism o.
En el C o n gre so se aprueban las propuestas de A r t i­
gas, a sí com o tam bién las Instrucciones. En ellas re co­
nocem os va rio s postulados fundam entales:
a) la independencia: "p edirá la d eclaración de la inde­
pendencia absoluta de e stas colonias... y que toda co -
nección política entre ellas y el estado de la España,
es y debe se r totalm ente disuelta".
L a im portancia de esta d efinición está dada porque
es la p rim era vez que se lo m enciona en el R ío de la
Plata, en el m ism o m om ento que la d irige n cia porteña

77
proyecta con vertirn os en una dependencia colonial in gle ­
sa (recordar frase de A lv e a r, p a g.[23).
b) la organ ización republicana: "la C o n stitu ció n g a ra n ti­
rá a las P ro vin cia s U nidas una form a de gobierno repu­
blicano".
Eso, m ientras la oligarquía porteña se afana por bus­
car un candidato a la corona. T od avía 3 años después
el C on gre so de T u cu m án resuelve "n e go c ia r el re stab le ­
cim ie n to de una m onarquía constitucional... ya fuese con
un principe español, si se podfa, ya con un inglés o de
otra casa poderosa".
c) el pacto federal: "ca d a p rovin cia form ará su go b ie r­
no... a m ás del gobierno suprem o de la N a ció n ", "e l go ­
bierno suprem o entenderá solam ente en los negocios ge ­
nerales del Estado; el resto es peculiar al gobierno de
la provincia".
Una sola nación, m anteniendo las autonom ías de cada
p rovincia (indispensables en un te rrito rio en el que las
carre tas dem oraban 6 m eses entre T u cu m án y Buenos
A ire s y los barcos 2 meses para rem ontar el P ara ná y
el Paraguay). Adem ás, el aspecto político: se trataba
de im pedir el abuso de los u n itarios porteños.
d) el lib e ralism o :
- libertades civiles: "e l despotism o m ilit a r será pre­
cisam ente aniquilado".
- libertades económ icas: "que el puerto de M aldonado
(y el de Colonia) sea libre para todos los buques que
concurran a la introducción de e fectos y e xportación
de frutos... pidiendo al e fecto se oficie al Com andante
de las Fu e rza s de su M ajestad B ritá n ic a sobre la aper­
tura de aquel puerto para que proteja la navegación o
com ercio de los de su nación". C on ce p ción liberal, en
favor de intereses burgueses y provecho de terratenien­
tes, que A rt ig a s c o rrig ió más adelante.
- libertades religiosas: "en toda su extensión im a g i­
nable". El objetivo no era ad m itir o tro s cultos, sino de­
liberar a la iglesia de su dependencia ante la jerarquía
de la capital.
e) el pueblo arm ado com o garantía últim a de los obje­
tivos planteados: "e sta provincia tiene derecho para le­
vantar los re gim ie n tos que necesite..., re gla r la m ilicia
de ella para la seguridad de su libertad, por lo cual no
podrá violarse el derecho de los pueblos para guardar
y tener a rm a s".
L o s diputados a rtig u ista s son rechazados en Buenos
A ire s, alegando vicio s de form a en la elección. En el
fondo la oligarqu ía no podía a d m itir los propósitos repu­
blicanos y federalistas de los orientales. Tam bién debió

78
pesar la propuesta de libre com ercio, que afectaba los
in terese s de las p ro vin cia s del Interior, según ya lo he­
m os analizado, y que le restó apoyo en la A sa m b le a
C on stitu yen te.

79
IV) E L G O B IE R N O P O P U L A R D E A R T IG A S

En este m om ento del proceso re volu cion ario es cu an ­


do las ideas a rtig u ista s se m anifiestan en toda su m adu­
rez. D o s c a ra c te rístic a s definen su gobierno.
U na es su orientación popular: "n o hay que in v e rtir
el orden de la justicia; m irar por los in fe lice s y no de­
sam p ara rlos sin m ás delito que su m iseria (...) olvid em os
esa m aldita costum bre que los engran d e cim ie ntos nacen
de la cu n a" (a José de Silva, su lugarteniente c o rre n ti-
no).
O tra es la severidad y la firm eza revolucionaria:
"e l que conspire con tra la p atria será fusilado inm edia­
tamente, y el español, portugués o am e rican o que se
ad vierta sospechoso, y capaz de perjudicarnos, re m íta ­
m elo V.S. asegurados, que yo los pondré a seguro de to­
da tentativa".
Veam os las m edidas re volu cion arias de este gobierno.

I) La política agraria

C o m o antecedente de esta preocupación de A rt ig a s


por el asentam iento de la población cam pesina oriental,
debem os su brayar su actuación junto a A z a ra , em inente
c ie n tífic o español, en la fundación del pueblo de B a to v í
(1801), donde le tocó rep artir suertes de ch ac ras y e s­
tancias.
A za ra , basado en su con o cim ien to de nuestra cam paña,
escrib irá en esta época sus célebres "M e m o ria s", donde
se analiza agudam ente los problem as, expone sus causas
y propone soluciones (ver pag. ¡49 y siguientes). E s se gu ­
ro que A rt ig a s con o ció de ce rca las ideas de D on Fé lix
de A za ra , y en ellas se in spirará posteriorm ente para
elaborar su p olítica de tierras.
En 1815, en el apogeo de la R e vo lu ció n O rie n tal y
el predom inio p olítico de A rt ig a s es cuando se puede
ver el inicio de la ap licación siste m a tiza d a de sus ideas
en cuanto a la tie rra (ya durante "la re d ota" había re­
partido algunas suertes de estancia). L o m ism o se puede
ver en cuanto a cre acion e s políticas, cu ltu rale s y e co ­
nóm icas, donde el Jefe de los O rie n ta le s m uestra el d i­
nam ism o, la origina lid ad -que no le im pide inspirarse
en la tradición h isp án ica- y un poderoso afán de ju sti­
cia propio de un e stad ista revolucionario.
El R e gla m e n to de T ie rra s es una rápida respuesta
de A rtig a s (recordem os que es "P ro v is o rio ") a la c rític a
situ ación de la cam paña. Veám oslo.

80
' bandera delos pueblos ubres*
P U E IZADA POR PRIM &RA V C Z ^ L Í 3 d g ^ n c r o d e 1 Ó Í5 ,
6 k> £ L c u a r t a l <^g ^ AU t>te. A r g r u n ^ a y t>At>A A
CONOCIM_ifeMnro e.N _ct» S ^ m o i T c Q p ic h o .-^ ____

J O S E A R T IG A S A L G O B E R N A D O R IN T E N D E N T E J O S E
D E S IL V A , E X P O N IE N D O C O N C E P T O S S O B R E L A J U S ­
T IC IA R E V O L U C IO N A R IA , L A S E X I G E N C I A S D E L A
L U C H A E N L A R E G U L A C I O N D E L A P O L IT IC A C O ­
M E R C I A L Y E L E S T A B L E C IM IE N T O D E U N A B A N D E ­
R A C O M U N A T O D O S L O S P U E B L O S L IB R E S . C U A R ­
T E L G E N E R A L , F E B R E R O 4 D E 1815.

"P o r las com unicaciones o fic ia le s que acaba de in­


clu irm e el com andante general de E n tre R ío s D on B las
Basualdo acabó de ce rcio rarm e de los m otivo s que d ie ­
ron m érito al arre sto de D on A n g e l Fernández B lan co
y de que usted, por su com un icación de 16 de enero,
quedó satisfe ch o m anteniéndolo siem pre en clase de a­
rresto. O jalá que nuestra generosidad no sea una b arre ­
ra a su e scarm iento y que no tenga en adelante un m o­
tivo de reprender su com portación! P ero es de indispen­
sable necesidad que usted lo rem ita a este C u a rte l G e ­
neral en la m ism a clase de arresto para que de cuenta
de su com portación. D e lo contrario, todos los días e s­
tarem os prodigando sa c rific io s y la sangre se d e rram a­
rá im punem ente por cuatro hom bres de m ala fe, a quie­
nes su am bición los precipita al últim o grado de o b sti­
nación. L a s consecuencias son fatales. Usted m ism o lo
ha palpado en las d ive rsas ocaciones que nos hem os e s­
forzado por salvarlos; en cuya virtud deberem os adoptar
otras providencias, ya que nuestra m oderación ha se rvid o

81
únicam ente a m ayores desafueros. P o r lo m ism o quiero
se apersone don A n ge l Fernández B la n co en este C u a r­
tel G eneral para hacerle los ca rg o s convenientes. Y o
no firm aré su exterm inio, pero tam poco consentiré ob s­
truya los pasos a re a liza r la libertad por la que tan
dignam ente se sa crifica n los pueblos que la am an y ve ­
neran. Si en su concepto no son sanos e stos principios,
yo le franquearé el paso para que se una a los de su
redil. E n tre nosotros no querem os lobos ve stido s de piel
de oveja, porque asi nos hacen la gu e rra m ás furiosa.
El que sea enem igo declárese, y sabrem os co n tra rre sta r
arm as con arm as y hom bres con hom bres, pero que a
fuerza de in trig a s e intereses quieran oscu re ce r nuestra
virtud y hacer que triunfe la indignidad, crea, es el do­
lor, que ha m ucho traspasa mi alm a, y por el cual me
sa c rific o hasta ver reinante la justicia. E sta exige el
castig o de los delincuentes y el prem io de los virtuosos.
S in estas dos bases ni tendrem os patria, ni se c o n se g u i­
rá la libertad, sin o que triu n fará la voz am b iciosa del
hom bre tirano. L a e xperiencia de larevolución me lo
ha hecho entender y por lo m ism o he tocado los últim os
extrem os. U sted ha visto el plan de te rrorism o de B u e ­
nos A ire s, y él no me ha dejado otro re cu rso que hacer
entender a los hom bres que la fuerza no debe presid ir
sus resoluciones sino la razón y la justicia, y que esta
no anda desnuda de poder para hacerse respetar ante
los delincuentes.
Igualm ente me ha sorprendido la so licitu d de ese
pueblo para sostener su com ercio con Buenos A ire s y
que aleguen por p retexto su pobreza y caim iento. Bajo
de estos colorid os encubren su am bición los m ism os y
con falsas ap ariencias del bien del país halagan el c o ra ­
zón de los incautos para el entable de su iniquidad. N o
se me ocu lta que el com ercio es la base de la felicidad
de los pueblos, pero tam poco ignoro que el com ercio
con un pueblo enem igo no acarre a sino desventajas, y
por lo m ism o me es muy extraño, que habiéndose d ecla­
rado Buenos A ire s con tra todos los pueblos, quiera C o ­
rrientes con tin u ar sus relaciones m ercantiles. L a Banda
O rie n tal y los pueblos que le siguen están en esta p ri­
vación y quizá con bastante verdad puedo asegurar que
hace 5 años que tiene estancadas todas sus n e gociacio­
nes, sin que esto haya bastado a so fo ca r su razón ni
a ceder sus derechos. L a pobreza no es un delito y no
obstante que yo, m is o ficia le s y soldados acom pañados
de este benem érito ve cindario andam os 5 años rodeados
de la m iseria, ello no ha bastado a so fo ca r sus se n ti­
m ientos de honor sino a e sfo rza rse por re a liza rlo s y

82
co n clu ir la obra porque tan dignam ente se sacrifica ron .
S i e ste ejem plo no sirv e de lección a los dem ás pue­
blos, habrem os concluido que se aca lló en e llos la v ir ­
tud. N o puedo cre e rlo de C o rrie n te s después que ha
prodigado va rio s s a c rific io s en su obsequio. P or lo m is­
mo espero que convencid os los buenos am e rican os de
m is In sinuaciones no entablarán una so licitu d que los de­
grada. A n te s por lo co n tra rio usted debe tom ar la pro­
vide n cia de e m b argar todo buque de com ercio, sea de
quien fuera, que venga de Buenos A ire s y m antenerlos
desarbolados en los puertos y sus intereses depositados,
dándom e parte de todo para resolver lo conveniente.
E n tre tanto que las cosa s no se solidan, es preciso toda
escrupulosidad y cuando a usted se le ha con fiad o el
cuidado del pueblo, es con la esperanza de que cu m p lie ­
ra con su deber. P o r lo m ism o es necesario que su de­
cisión sea tan declarada com o la nuestra.
P o r lo m ism o la bandera que se ha m andado levantar
en los pueblos libres debe ser uniform e a la nuestra,
si es que som os uno en los sentim ientos. Buenos A ire s
hasta aquí ha engañado al m undo entero, con sus falsas
p o lític as y dobladas intenciones. E sta s han form ado
siem pre la m ayor parte de nuestras d ife re n cias Internas
y no ha dejado de e x ita r nuestros tem ores la publicidad
con que m antiene enarbolado el pabellón español. S i pa­
ra d isim u lar ese defecto ha hallado el m edio de levan­
tar con se creto la bandera azul y blanca, Y O M E O R ­
D E N A D O E N T O D O S L O S P U E B L O S L IB R E S D E A Q U E ­
L L A O P R E S IO N Q U E S E L E V A N T E U N A IG U A L A L A
D E M I C U A R T E L G E N E R A L : B L A N C A E N M E D IO , A ­
Z U L E N L O S D O S E X T R E M O S , Y E N M E D IO D E E S T O S
U N O S L IS T O N E S C O L O R A D O S , signo de la distin ción
de nuestra grandeza, de nuestra decisión por L a repú­
blica y de la sangre derram ada para sostener N U E S T R A
L I B E R T A D e I N D E P E N D E N C I A . A s í lo han jurado estos
benem éritos soldados en 3 de enero de éste año, des­
pués que se cre ye ron asegurados para ver respetables
sus virtu o so s esfuerzos. E llo s subsisten y subsistirán
m ien tras haya tiranos que superar. N ada les es m ás d i­
fícil que sob re lle var esa ign om inia y cre o que los d és­
potas no se g lo rifica rá n sino sobre sus cadáveres. T al
ha sido la firm e za de nuestro carácte r, y ella debe e m ­
peñar a los dem ás com o patriotas a m antenerse Con
dignidad, si no querem os que la posteridad llore nuestra
debilidad y retiro, com o hoy debem os lam entarnos de
la inacción de nuestros m ayores.
L o s am e rican os son dignos por cie rto de m ayor su e r­
te y los sa c rific io s de cin co años se habrían m u ltip lic a ­

83
do inútilm ente si al fin no se hallan d ignos de m antener
el esplendor de sus fam ilia s y conservar el gobierno
económ ico de sus pueblos.
Y o todo lo espero de usted y de los buenos p atrió-
tas que, penetrados de m is ideas y de los nobles se n ti­
m ientos que dirige n sus pasos, no m iren con in diferencia
un asunto en el cual está cifrad a la felicidad general.
P o r lo tanto lo e sp e cifico a usted para que com o cabe­
za del pueblo influya. M i ca rá c te r es constante y so ste ­
nido y cuando hablo a usted una vez es para ahorrarm e
el trabajo de robar el tiem po a otras ocupaciones que
reclam an mi atención.
Ese es nuestro deber y al que queda ob ligado usted
con todo su pueblo. H á ga lo entender usted del modo que
le parezca m ás conveniente para el debido con o cim ien to
de todos, para que sean responsables de cualquier in­
fracción.
E s cuanto tengo que com un icar a usted por ahora,
y saludarlo con m is m ás afectuosas consideraciones".

C U A RTEL G EN ERAL, FEBRERO 4 DE 1815

J O S E A R T IG A S

R E D U C ID O S P O R U N A R E U N IO N D E C I R ­
C U N S T A N C IA S A E S P E R A R L O T O D O S O L O
D E N O S O T R O S M IS M O S , L A M A S P E R F E C ­
T A U N IO N E S L O U N IC O Q U E D E B E C A ­
R A C T E R IZ A R N O S .

A E lia s Galván, 14 de noviem bre


de 1811.

P E R O S E A V.S. U N N E U T R A L O U N IN D I­
F E R E N T E , O U N E N E M IG O , T E M A C O N
J U S T IC IA E L E N O J O D E L O S P U E B L O S ,
Q U E S A C R IF IC A D O S P O R E L A M O R A L A
L IB E R T A D , N A D A L E S A C O B A R D A , N A D A
TANTO COM O PERDERLA.

A Pueyrredón, 13 de noviem bre


de 1817.

84
ENTRE RIOS (1815) CORDOBA - SANTA FE
(1819)

CORRIENTES MONTEVIDEO (1815)


CORSARIO "MARIA" MISIONES

S A N T A FE (1815)
ENTRE RIOS (1815)
MONTEVIDEO (1816)

•»

85
El R e glam en to P ro v iso rio retom aba la tradición h is­
pánica pero innovaba a la vez creando un verdadero d ere­
cho revolucionario. L a creación del derecho re volu cion a­
rio se refiere fundam entalm ente al origen de las tie rras
a repartir. El orden era el siguiente:
a) eran repartibles los terrenos de em igrados, "m a los
europeos y peores am e rican os" que hasta la fecha no
se hallaban indultados.
b) igualm ente repartibles los terrenos que entre 1810
y 1815 hubieran sido vendidos o donados por el gobierno
de M on te vide o (en m anos de españoles y porteños, su ce ­
sivam ente). .
c) dos lim itacion es a lo anterior: I) se tendría presente
si estos m alos europeos y peores am ericanos eran c a sa ­
dos o solteros, debiéndose com en zar por los segundos
y tratarse de respetar a los prim eros si tenían hijos.
2) se e stu d iaría si
los terrenos concedidos entre 1810 y 1815 lo habían s i­
do a orientales o extranjeros. Si sucedía lo prim ero se
le respetaría la posesión de una sola suerte de estan­
cia, pero si adem ás de orientales eran p atriotas el R e ­
glam ento deja suponer que se les respetaría totalm ente
la posesión de las tierras. E sta clausula era una co n ce ­
sión que beneficiaba entre otros al Esta do M a y o r de
A rt ig a s (que no podía darse el lujo de p rescindir de
e llos en m om entos tan c rític o s para la patria), co m ­
puesto en su m ayoría por esta cla se de individuos.
d) el R e glam en to no habla en ninguna parte de indem ­
nización, con lo cual se supone que se con fiscab a lisa
y llanam ente (lo cual coincide con la tradición española
en este sentido).
Este punto es el m ás origina l de todo el R e gla m e n ­
to: para A rt ig a s el derecho de propiedad aparecía v in ­
culado a la justicia revolucionaria. E ra un prem io dado
a los valerosos gauchos, indios y m estizos, que habían
expuesto sus vidas y haciendas en la lucha. Era un c a s ­
tigo tam bién contra el mal europeo y peor am ericano
que habían perm anecido al m argen de la lucha o se
habían adherido a la contrarrevolución.
En el punto "a quien se dan estas tie rra s"se expresa
que "lo s más in fe lices serán los m ás privilegiados. En
consecuencia, los negros libres, los zam bos de esta c la ­
se, los indios y los crio llo s pobres, todos podrán ser a­
gra cia do s en suertes de estancia, si con su trabajo y
hom bría de bien, propenden a su felicidad y la de la
P rovin cia".
Tam bién se señala: "serán igualm ente agraciad as las
viudas pobres si tuviesen hijos o serán igualm ente pre-

86
ferldos los casados a los am e rican os soltero s y éstos
a cualquier extranjero".
E l tercer punto de Interés son las condiciones en
que se en tre garían los terrenos. El R e glam e n to P ro v iso ­
rio no solo establece un lím ite a las tie rras donadas
gra tu itam e n te (legua y media de frente por dos de fon­
do), sino que tam bién lim ita el derecho de propiedad
de los flam antes prop ietarios (prohibición de tener más
de una suerte de estancia, de vender o enajenar la tie ­
rra, ob ligación de le van tar rancho y co rra le s en 3 m e­
ses).
C o m o últim o punto a con side rar se encuentra el de
los propósitos perseguidos. A rtig a s, sin descuidar el pro­
blem a de la frontera (punto cla ve en los planes españo­
les sobre la Banda), busca antes que nada d estru ir el
sem in om adism o del gaucho y cre ar una fuerza social
-verdadera cla se media ru ral- com prom etid a con el re ­
sultado final de la revolución. P e ro además, el R e g la ­
m ento se proponía darle base económ ica a ese grupo
social com prom etid o con la revolución. D e ahí la p refe­
rencia de los am ericanos sobre los extranjeros, de ahí
el afan de brindar a los que nada tenían un bien que
luego quisieran conservar.
C o m o v a lo ra ció n , podem os d ecir que el R e glam e n to
tenía un prim e r objetivo p olítico-social: cre a r una clase
m edia de p ropietarios rurales com prom etid os con el re­
sultado de la revolución. A él se vinculaba la necesidad
de d estruir en sus intereses al enem igo p olítico (el gran
latifu n d ista "m a l europeo y peor am ericano).
P ose ía tam bién un segundo objetivo e co n ó m ico -so ­
cial: proporcionar seguridad al hacendado y se de n ta rizar
al gaucho, única form a de poder re stau ra r la produc­
ción.
Se debe señalar tam bién que la relación entre el
R e gla m e n to y el gran hacendado c rio lla y patriota era
am bivalente, pues si bien pretendía proporcionarle o r­
den en la cam paña, por otro lado los atem orizab a por
conm over las bases ju rídicas y e con óm icas en que se
asentaba su privile giad a clase.
En relación al gaucho, el R e glam e n to pretendió en­
ca u z a r su espontaneidad re volu cion aria hacia el desa­
rrollo de la producción, solo posible si se frenaba la
viole n cia p rim a ria del gauchaje. El gaucho dem ostró a
lo largo de cuatro años de trá gica lucha con tra la in va­
sión portuguesa que sentía de una m anera p rim itiva y
difusa, lo que A r t ig a s pensaba.

87
2) El p roteccionism o económ ico

N u m e ro sas fueron las m edidas e con óm icas del go ­


bierno artiguista; todas ellas, tendientes al re stab le ci­
m iento de las fuentes de riqueza de las p rovin cias aso­
ladas por la guerra, el fom ento de su p rocucción y la
protección aduanera de los productos del país. Este
punto lo verem os m ás detenidam ente.
El 9 de setiem bre de 1815, 24 horas antes de que
se dispusiera el reparto de tierras, A rt ig a s decretó un
m inucioso reglam ento aduanero que re ctificaba, cuidado­
sam ente, las norm as liberales propuestas en 1813.
El texto se divide en 5 apartados.
El prim ero se refie re a las im p o rtacion e s, que serán
gravad as en un 2 0 % sobre su valor, con algunas e xce p ­
ciones: los a rtícu lo s que puede producir la provincia
(calzado, ropa, etc.) pagarán m ayores im puestos, en
tanto que otros productos com o el carbón de piedra,
el papel, los vidrios, etc. pagarán menos.
El segundo cap ítu lo hace renglón aparte con " los
frutos de A m é ric a ". C on cib ien d o un m ercado integrado
m ás vasto, al co n tar con las p rovin cias del interior a r­
gentino, les rebaja a solo un 4 % los derechos de adua­
na.
En tercer lugar, el R e glam en to cita productos libres
de pagar derechos, por la im portancia de su adquisi­
ción. En esa lista están: las m áquinas, los instrum entos
de arte y ciencias, los libros e im prentas, las m e d ici­
nas, el arm am ento de guerra (pólvora, azufre, salitre,
arm as blancas y de chispa).
En cu arto lugar vienen las exportaciones, que en
general fueron gravad as en un 4 % , con excepciones.
C ab e señalar su magnitud: en el corto período del go ­
bierno popular (un año y medio), 155 naves extranjeras
arribaron a nuestros puertos, llevándose 570.000 cueros
y 45.000 quintales de tasajo.
El últim o cap ítu lo se refiere a las exportaciones
"lib re s de d e re ch o s", donde se incluye la producción
provincial: "la s h arinas del país y las ga lle ta s fabricadas
en el m ism o".
El p roteccionism o aduanero se com plem entó con la
na cion alización del com ercio in te rio r!! E ste quedaba en
m anos e xclu sivas de am ericanos: "... debiendo (los pro­
ductos) ser conducidos por am ericanos, y privando ab­
solutam ente al extranjero, ya sea español, ya inglés o
ya francés, sa lir fuera de los puertos con sus m ercan­
c ía s a la cam paña. L o s que se encuentren serán deco­

88
misados. C u alq u ie r ciudadano queda facultado a ap re sar­
lo" (R e glam e n to para los puertos correntinos).
Siguie n do en el plano económ ico, se puede destacar
tam bién el estudio de planes para d esarrollar la a g ri­
cultura, el e stím ulo a la producción, la prohibición del
contrabando de ganado a B ra sil y la faena in d isc rim in a­
da del mism o.

3) O tra s m edidas

C o n respecto a los indios, el Jefe es term inante:


" Y o deseo que los indios en sus pueblos, se gobiernen
por sí, para que cuiden de sus intereses com o nosotros
de los nuestros (...) R e cord e m os que e llos tienen el
principal derecho y que se ría una d esgracia vergonzosa
para nosotros, m antenerlos en aquella exclusión que
hasta ahora han padecido, por ser indianos. (...) lo que
dictan la razón y la justicia es que los indios nombren
los ad m inistradores de e llos m ism os".
A rt ig a s fue, sin duda, el héroe de la independencia
am ericana m ás próxim o al indio. D esde antes del inicio
de la gesta revolucionaria tuvo estrechos vínculos con
ellos: adoptó a A n d ré s G u a c a ra rí com o hijo y fue A n ­
drés A r t ig a s o "A n d re sito " el jefe indio que com andó
los nutridos batallones de lanceros indios que in te g ra­
ban el ejército artiguista, y a la vez gobernador de los
Pueblos Indios de M isiones. Fue tam bién A n d re sito uno
de los pocos jefes de la R e volu ción que luchó junto a
A rt ig a s hasta el final, paganado con su libertad y con
su vida la lealtad a la R e volu ción que d ign ifica b a a los
indios.
C o n respecto a los problem as m ilitares, A rt ig a s m a­
n ifiesta la m ism a claridad. R e cla m a "la necesidad de
o rg a n iza r todas las m ilic ia s de la provincia, form ando
con e llas un regim iento arm ado, aunque sea de lanzas
(...) en una palabra: es preciso arm ar toda la gente que
se pueda".
Idéntica firm eza respecto a los asuntos religiosos,
reclam ando de los sacerdotes una conducta fiel a la re­
volución, y expulsando a quienes no lo hagan ("que los
prelados de los conventos no perjudiquen con su influjo
lo sagrad o de nuestro sistem a").
M en cion e m os tam bién rápidam ente las m edidas adop­
tadas para organ izar el sistem a de correos; para h ab ili­
tar se rvic io s regulares de transporte y com unicación,
p rincipalm ente naviera -m a rítim a o de cabotaje- pero
tam bién para u tiliza r las trad icionales carre tas a fin

89
de con e ctar el In terior con los puertos; para fom entar
las In d u strias -e xp lotacion e s m adereras, de lobos y fá ­
b rica s de pólvora en M isio ne s-; para ve lar por la salud
pública, p articularm ente extendiendo el uso de la va cu ­
na an tivarlóllca, novedad c ie n tífic a de la hora, e fica z
para ataca r el terrible mal que em pezaba "a cundir con
em peño"; para atender el abastecim iento de la población
y sus necesidades educativas, en donde se inscriben las
dos trascendentales in icia tiva s de las "e scu e las de la
p a tria " y de la in a u gu ració n ' de la B ib lio te c a Pú blica
en M ontevideo, reunidas en la con sign a "se an los orie n ­
tales tan ilustrad os com o v a lie n te s" (26 de m ayo de
1816); para el uso de la im prenta com o instrum ento de
gobierno, publicidad y educación.
Veam os por fin, las relaciones "in te rn a c io n a le s" del
G obierno de P u rificació n . Y a hem os señalado que el go ­
bierno artig u ista - le dio facilidades co m e rcia le s a los
ingleses, pues eran p rácticam ente los únicos que podían
traer las arm as y las m ercancías n ecesarias para el de­
sa rro llo de los pueblos de la L ig a Federal. P e ro a la
vez les im puso se ve ras condiciones: ajustarse al régim en
fiscal im perante en las provincias, renunciar al m e rca­
do Interior y no co m e rcia r con los enem igos porteños.
L o s m ism os derechos se extendieron a com ercian tes
norteam ericanos, que ya buscaban com p e tir con el rival
inglés. R e y e s puntualiza: "el ap rovisio nam ie n to de a r­
mas, m uniciones y pólvora, de procedencia n orteam eri­
cana, fue desde entonces asiduo para el ejército orie n ­
tal".
L a s num erosas m edidas re volu cion arlas dictadas por
el gobierno popular, señaladas en los p árrafo s an te rio­
res, afectaban directam ente los intereses im perialistas,
no interesados en nuestro desarrollo sino en nuestra de­
pendencia. E sto no quiere d ecir que A r t ig a s fuera an-
tim p eriallsta (aunque en los hechos lo fuera), sino más
bien un profundo defensor de la p atria am ericana. Y
ciertam ente, el reparto de tie rras se podía co n ve rtir
en la base para el desarrollo, com plem entado por una
justa p olítica p rote ccion ista y un incipiente m ercado
com ún regional, integrando a las p rovin cia s altas arg e n ­
tinas, con un m ercado am plio y densam ente poblado,
con industrias artesanales propias que aseguraban el
trabajo y el pan. En el plan federal artig u ista (lo que
siem pre llam ó su "siste m a ") a la nación la form an los
"a m erican os", y e llos tendrían todos los privilegios. En
una palabra: había posibilidades c ie rta s de desarrollarse,
pero había enem igos dem asiado poderosos que se opo­

90
nían: el im pe rialism o inglés en plena expansión y auge,
secundados por los títeres locales, la o ligarqu ía porteña
y el Invasor portugués.

V) L A R E S IS T E N C IA O R I E N T A L

Fra ca sa d o el intento para d errotar a A rt ig a s (ante


los con trago lp e s victo rio so s del federalism o), y tam bién
fracasado el intento de engañarlo proponiéndole la inde­
pendencia de la P ro v in c ia O rie n ta l para separarlo de
las dem ás provincias, el se ctor u n itario tejió, junto con
P ortu gal y apadrinados por la G ran Bretaña, la tra ición
m ilitar. A la m itad del año 16 com ie n za la Invasión de
fuerzas portuguesas, con la com plicid ad de Lond res y
de Buenos A ire s.

91
C a u sa s de este hecho:
1) las viejas apetencias al control de las aguas que ba­
jan desde M a tto Grosso, cuya producción solo tiene sa ­
lida fluvial.
2) la posibilidad de apoderarse de todos nuestros gana­
dos.
3) el afan e xpansivo sobre las "fro n te ra s naturales" que
eran el U ru guay y el Plata.
4) el tem or a la propagación del "siste m a " artiguista,
que ganaba adherentes al sur del Brasil.
5) el interés inglés: se mueven con la m ira puesta en
estas aguas y su navegación. En Viena con sigu ió (1815,
vencido Napoleón) que se reconocieran com o "in te rn a ­
cionales", y abiertos por eso a la navegación, las aguas
de los ríos fronterizos. Sep arar la P ro vin cia O rie n tal

-Copia del original-

92
de las dem ás p ro vin cia s argen tin as para in terna cio n ali­
zar las aguas fron te riza s será pues su objetivo.
6) la com plicid ad unitaria, Interesada en hacer desapa­
recer del e scenario al "ca u d illo de los an a rq u istas" y
sus ideas federalistas y an tioligárquicas.
A r t ig a s ya los esperaba, y le e scrib ía a R ive ra : "lo s
portugueses intentan venirse sobre la Banda O rie n tal
para abril o para mayo... estén ustedes con cu atro ojos
al ver ven ir las cosas... no me guarden ustedes indul­
ge n cia con nadie".
E l plan portugués, contando con un se rv ic io de inte­
lige n cia que anticipó los pasos artigulstas, apuntó sobre
va rio s objetivos, con el fin de e ncerrar a las fuerzas
federales en el Litoral: tom ar la costa atlán tica y pla-
tense, incluido M ontevideo; p a rtir la p rovin cia en dos,
desde M e ló hasta Paysandü; in vad ir por el norte en d i­
rección a Salto; resguardar la zona m isionera y R ío
Grande, en p revisión del esperado con tragolpe a rtig u is-
ta.
A rtig a s, entretanto, p royecta contener a los In va so­
res con parte de sus tropas, y con la otra llevar la
guerra a su propio terreno, atacando su retaguardia
desde la base e stra té g ica de las M isiones.
Todo se derrum bó con 3 grandes reveses. En Ib ira-
cohay frenaron el avance de Berdum , lugarteniente de
An d re sito . En C aru m b é derrotaron al propio General.
En India M u e rta vencieron a R iv e ra , y tuvieron el c a ­
m ino libre hacia M ontevideo. A l term inar 1816, de los
8.000 soldados a rtig u lstas quedaban la mitad.
P e ro el pueblo se cre ce ante la adversidad, y la re­
siste n cia oriental tom a entonces una nueva forma: la
gu e rra de guerrillas. E s una lucha a muerte: "cuand o
me falten hom bres para com b a tir a sus secuaces, los
he de com batir con perros cim arron e s", le responde A r ­
tigas al Barón Lecoc. Bland, e m isario de los E E .U U .
reconocerá: "son (los gauchos artigulstas) los m ás fo rm i­
dables guerrilleros... exceden a lo que se cuenta de los
partos, de los e scita s o de los cosa cos del D on ". B e l-
grano se quejaba: "de donde sacam os los caballos para
co rre r por todos puntos y con e f e c t o ?" Bu e tos escribía:
"desde el L ito ra l hasta Córdoba, todos son montoneros,
con excepción de 5 6 6 sujetos". El C om od oro Bow les
escribía: "la opinión general es que A rtig a s, al fin, pre­
valecerá (...) la popularidad de A rt ig a s es inmensa, so ­
bre todo entre la gente baja".
El G eneral desató tam bién la guerra naval con tra
el opresor. A la escuadra fluvial, com andada por el ir­

93
landés Pedro Cam pbell, le sum ó el artlgu lsm o las e m ­
barcaciones c o rsa ria s a las que dio patentes de b elige ­
rancia por interm edio de agentes norteam ericanos, para
actuar contra los buques españoles y portugueses. E n a r­
bolando la bandera tricolor, asolaron las aguas del A -
tlóntico Norte, las costas del Brasil, los puertos portu­
gueses y el M editerráneo. En 14 m eses por ejemplo, uno
de estos buques efectuó 30 abordajes depositando luego
en un banco de B a ltim o re 200 mil dólares en oro para
la causa oriental.
A rt ig a s pide ayuda a Buenos A ire s, quien le pone
com o condición que reconozca su autoridad. Y el Jefe
responde: "el Jefe de los Orientales... am a dem asiado
a su patria para s a c rific a r este rico patrim onio de los
orientales al bajo precio de la necesidad". Y ante la
con vicción de que es traicionado -"to d o s tram oyan co n ­
tra n osotros"- le declara la guerra a Buenos A ire s.
Hubo tam bién am igos, com o San M artín . " Y o opino
que A rt ig a s los frega com pletam ente", le predice a
Guido. Desde M endoza ha buscado ligarse con el a rti-
guism o, pero Be lgran o intercepta las cartas. Le ordenan
bajar con sus tropas para aplastar las fu erzas federales
pero San M artín, en pleno desacato, com ie n za la según-

-C o p ia del original*.

94
da cam paña de los A n d e s y se lleva las tropas al Perú,
lo que m o tiva rá el re sen tim ien to de los o lig a rc a s por*
teños.
L o s gu e rrille ro s a rtig u ista s obtienen m uchos pequeños
triunfos, pero al final son batidos en T acu are m b ó (800
m uertos, 500 heridos, y perdieron la caballada, base de
la guerrilla).
Aband onad o por sus aliados López y R a m íre z, que
se vendieron al oro porteño, A r t ig a s es batido su c e siv a ­
mente, y ya sin posibilidades de re sistir, se re tira al
Paraguay.
E s n ecesario señalar aquí un factor e con óm ico que
juega un papel determ inante en el desm oronam iento del
siste m a federal levantado por A rtig a s: la pérdida de los
puertos que com unicaban económ icam ente la L ig a F e d e ­
ral con el re sto del mundo. En efecto, cuando M a ld o n a ­
do y M o n te vid e o prim ero, y luego C olon ia, cayeron en
poder de los portugueses, A r t ig a s tuvo que presenciar
cóm o los pueblos procuraban un entendim iento con Bue­
nos A ire s, porque ésta les o fre cía la única salida toda­
vía libre para com un icarse con sus m ercados c o m p ra ­
dores. El pacto del P ila r, donde López y R a m íre z tra i­
cionan a A r t ig a s es expresión de ese hecho nuevo, por
el cual el "site m a de los pueblos lib re s" había dejado
de in terpre ta r las soluciones re clam ad as por los pueblos
del Lito ra l, desde que había perdido la costa oriental
del Plata, su vedadera llave m aestra.
L a h eroica re siste n cia oriental de 1816 a 1820 es
tam bién un m u e strario ejem plar de la deserción gradual
según los intereses de clase. P rim e ro fueron los c o m e r­
cian te s y la burguesía de M on te vid e o en general: L u c a s
Obes, D urán, Llam bí, Solan o Antuña, Bianqui, etc. D e s ­
pués los latifu n d ista s de la cam paña, los intelectuales,
los sacerdotes^ Larrañaga, Pé rez C aste llano. P o r últim o,
los jefes m ilita re s de e xtra cció n oligárquica, com o R i ­
vera, quien opina de A rtig a s, jefe su yo unos m eses an­
tes: "e s de necesidad d isolver las fuerzas del G eneral
A r t ig a s (...), a sí será salvada la hum anidad de su m ás
san gu in ario perseguidor".
D o s jefes re volu cion arios notables sigu ie ron luchando
fieles a A r t ig a s y a su pueblo hasta el final: A n d ré s
G u a c a ra rí A r t ig a s o "A n d re s it o " y Fernando O torgués,
representante de lo m ás auténticam ente popular de la
Banda O riental. L o s dos m urieron p risioneros de los
portugueses. U na excepción p arcial a la ley de clases:
Juan A n to n io Lavaileja, joven y obstinado gu e rre ro re­
vo lu cio n a rio que com andará años m ás tarde el d esem -

95
barco de los 33 orientales, desplegando la bandera de
"L ib e rta d o M ue rte".

S E N O S P R E S E N T A U N E N E M IG O A Q U IE N
NO HEM O S D E C O N V EN C ER CO N P A L A ­
B R A S . (...) P O R L O M IS M O S U E M P E Ñ O
O B S T IN A D O C O N T R A L O S IN T E R E S E S D E L
S IS T E M A D E L IB E R T A D , Y E S T E S E H A
F O R M A L IZ A D O C O N L A S A R M A S , C O N L A
G UERRA Y C O N L A D E S T R U C C IO N D E
L O S T IR A N O S .

A l C a b ild o de C orrien tes,


16 de julio de 1816.

96
C O N C L U S IO N E S D E L T R A B A J O

1) A rtig a s, caudillo popular por su profundo con o cim ie n ­


to de nuestro pueblo y nuestra realidad, se hace re vo ­
lucionario (conspirador, subversivo, Tupac-am aro) antes
de 1811.

2) T errateniente dueño de 470.000 cuad ras de cam po


y m ilitar de brillante trayectoria, se pule com o re volu ­
cion ario a medida que se profundiza la revolución, s i­
guiendo las necesidades de las clase s m ás oprim idas y
desposeídas; solo hay que ver la evolución de sus docu­
m entos (declaraciones de A rtig a s) y recordar la e volu ­
ción de sus actos.

3) H a y una concordancia indisoluble entre lo p roclam a­


do y lo actuado por A rtig a s, prim er ca rá cte r de un re­
volucionario.

4) A rtig a s, arm ado de la ideología revolucionaria de la


época, actuó fielm ente a ella y la aplicó a la realidad
con creta de su medio, sin trasposiciones esquem áticas.
Su fracaso táctico y e stratégico no es una derrota i­
deológica: su ideología vence y la Federación es un he­
cho.

5) L a traición de las clase s altas y su triunfo sobre A r ­


tigas es acorde con la etapa histórica: la burguesía en-
treguista asciende al poder. A rt ig a s estuvo con los e x ­
plotados de la época y perdió junto con e llos com o per­
dieron los explotados de la época en todo el mundo
cuando intentaron asaltar el poder. Por eso la P rim e ra
Independencia quedó trunca: los enem igos de ese enton­
ces, el im perialism o anglo-portugués y las oligarquías
nativas eran dem asiado poderosas, y prevalecieron.

6) Hoy, los enem igos han cam biado de forma, adecuán­


dose a la época y siguiendo las leyes h istóricas del de­
sarrollo, pero en esencia son los mism os. N u e stra gran
tarea es tam bién la m ism a que en la P a tria Vieja: de­
rrotarlo s definitivam ente, si es que querem os ser libres
y soberanos.

97
7) N u e stra tarea com o re volu cion arios debe ser, en esta
etapa de la lucha llevar cabalm ente hasta el final la
tarea histórica que nos legó el A rtig u lsm o . P ara ello
debem os levantar al verdadero A rtig a s, el re volu cion a­
rio, el conductor de pueblos. N u e stro pueblo debe cono­
ce rlo tal cual es, y no com o nos lo ha enseñado desde
siem pre la burguesía.

8) En qué nos parecem os los T u pam aros a A rt ig a s y los


re volu cion arios que lo secund aron?

a) C o n sp iram o s preparando la subversión al régim en


im perante desde tiem po antes que el régim en desatara
la represión abierta, porque las con d icion e s ob jetiva­
mente re volu cion arias estaban dadas tanto en 1808 c o ­
mo en 1961.
b) C o m o A rtig a s, lucham os con tra el enem igo p rin­
cipal -en nuestra época el im pe rialism o yanqui o sim ­
plemente, el im p e rialism o - y con tra la traición de la
cla se dom inante local, la burguesía c rio lla que coheren­
tem ente con sus intereses de clase no quiere la re vo ­
lución.

c) C o m o A rtig a s, m anejam os la ideología re vo lu cio ­


naria de nuestra época para interpretar la realidad de
nuestro m edio "a q u í y ah ora" y estam os dentro de las
cla se s desposeídas de nuestra época, los obreros y los
cam pesinos pobres, y junto a todos los oprim idos del
Uruguay.

d) C o m o A rtig a s, tom am os enseñanza de las grandes


revoluciones y los m ovim ientos re volu cion arios de nues­
tra época, pero no calcam os sus esquem as sino que
preferim os desarrollar nuestro propio c rite rio en el aná­
lisis de la situ ación concreta.

e) C o m o A rt ig a s y sus contem poráneos, en nuestras


filas hubo "d e se rtore s de la b u rgu e sía" jlinto con au­
ténticos integrantes de las cla se s m ás explotadas.

f) C o m o A rtig a s, tuvim os el honor de que la o lig a r­


quía agotara en nosotros los c a lific a tiv o s ofensivos: de­
lincuentes, crim in ales, sediciosos, traidores a la patria,
etc. etc., señal de que estábam os afectando sus p riv ile ­
gios.

98
9) P o r e sta s razones, nos planteam os a su m ir el papel
de continuad ores h istó ric o s de A r t ig a s y sus "tu p a m a ­
ros", d efin ición que e xiste desde los in icio s de nuestra
O rg a n iza c ió n (com o lo eje m p lifica su nombre). N o so­
m os los "ú n ic o s " continuadores de nuestro P rócer; tras
su im agen y su ejem plo se con gregará todo el pueblo
re vo lu cio n ario y sus o rg a n iza cio n e s políticas, sindicales,
gre m iale s y de todo tipo.

10) L a vige n cia del pensam iento de A r t ig a s aparece hoy


m ás nítid a que nunca cuando la quiebra de un sistem a,
no solam ente a escala nacional sino continental, está
m arcando la llegada de un tiem po nuevo.
A r t ig a s fue traicion ad o en vida y lo ha seguido sie n ­
do después de muerto. L a oligarq u ía de entonces no se
detuvo en m edios para lograr sus objetivos. L a c o m p li­
cidad con el enem igo extranjero para d errota rlo por las
arm as, la calu m n ia sistem ática, los adjetivos m ás ofe n ­
sivos, asesino, bandolero, sedicioso, fueron aplicados al
C a u d illo y a sus hom bres "e n arm as", con la intención
de d esm erecer su prestigio.

11) D e sp ué s de m uerto o tra s oligarquías, afe rrad as c o ­


m o aquellas a sus p rivile gios, lo han vuelto a tra icion ar
apropiándose indebidam ente de su figura, para d e fo r­
m arla y d esvirtu a r sus asp ectos esenciales.
M ie n tra s cum plen con el ritual, levantándole m onu­
m entos y pronunciando encendidos d iscu rso s en sus a n i­
versarios, oprim en al pueblo u ruguayo y en com plicid ad
con los m ercaderes extranjeros van entregando poco a
poco el p atrim on io de los orientales.
EL PORQUE DEL NOMBRE Y EL SURGIMIENTO

DE LA ESTRELLA A B R IL-M A Y O DE 1965

Lo que obliga a DAR un nombre (el cual ya se ba­


rajaba), fue entre otros, el hecho que sectores política­
mente interesados confundían al dar sus interpretaciones
sobre la existencia de la Organización.
Así se pasaba en esas interpretaciones a ser desde
"brazo armado” de tal o cual partido, hasta ser tildado
como un grupo nuevo o renovado de los conocidos de
la ultraderecha.
Surge así el nombre: TUPAMAROS, y el símbolo,
la estrella de 5 puntas. Sencillamente, se retomó el an­
tiguo nombre histórico de los hombres que rodean a Jo­
sé Artigas cuando éste decide liberar del yugo extran­
jero nuestra tierra con su consigna de "VENCER O MO­
RIR”.

-Copia del original-


100
C on respecto al S IM B O L O podemos decir que tiene
un sig n ifica d o político teórico y práctico: toda E S T R E ­
LLA B LA N C A DE 5 PUNTAS CON BO RDES NEGROS
es sím bolo universal, en propaganda política, de Ejé r­
cito de Libe ración Nacional. Adem ás, se buscaba un
sím bolo simple, que pudiera ser realizado R A P I D A M E N ­
T E, ya no solo pensando en los m ilitan te s de aquella
etapa, sino en el conjunto del P U E B L O , can tera U N IC A
de donde S A L D R I A N Y S A L E N los N U E V O S C O M B A ­
T IE N T E S .

C on respecto a la le­
tra MT ,f, se la colocó en
el ce n tro de la estrella
com o id entificación del
grupo, y su C O L O R R O ­
JO com o sím bolo de L U ­
C H A . Posteriorm ente, al
fo rm a lizarse la O rg a n iz a ­
ción com o M o vim ie n to
de Lib e ración Nacional,
se agregan dentro de la
"T " las letras ya c a ra c ­
te rísticas M L N en color
BLANCO .
M á s adelante, al lev-
vantarse la prim era B a n ­
dera de la O rgan iza ció n
en Pando, la estrella a­
pareció en color A M A R I ­
L L O . En hechos sig u ie n ­
tes, se sig u ió utilizand o
la bandera de ese diseño.

V.S. P U E D E C O N T A R E N C U A L Q U I E R D E ­
T E R M I N A C IO N C O N E S T E G R A N R E S T O D E
HOM BRES L IB R E S , MUY SEG U RO QUE
MARCHARAN G USTO SO S A C U A L Q U IE R
P A R T E D O N D E SE E N A R B O L E EL EST A N ­
D A R T E C O N S E R V A D O R D E L A L IB E R T A D .

A la Junta del Paraguay,


7 de D icie m b re de 1811.

101
-PROCLAM A DE PANDO-

BANDEPA ARTIQUISTA IZADA POR EL


MOVIMIENTO DE LI3ERACIÓN N A C IO N A L
EN D IS T IN T O S O P E R A T IV O S -POR 1* V E Z
E L 8 de. O c tu b re de Í9 6 9 ,e n ¡ Pando.-
iw este Operativo c a y e r o n a s e M n a d o S :
ALFREDO ¿UlTfclLI, J 0R(*ESALEPKJO y
18 C -^¿A m ZAML2DAETENJt>OS y ToítTUíAM S
¿»pienír- - proclama m Fwt
-copia del original-

"H a ce unos meses fueron asesinados a m ansalva tres


estudiantes y un obrero. A h ora ha m uerto un trabajor
victim a de la saña e n ferm iza que contra ese grem io
han descargado unos vejestorios envalentonados; des­
pués que el co n flicto ha terminado. Solo se busca h u m i­
llar a los trabajadores. La libertad de opinión no e x is­
te. Se han clausurado diarios, audiciones y partidos po­
líticos; el P arlam en to es inútil.
C en ten ares de presos llenan las cárceles y cuarteles.
Se despide por decreto, condenando al ham bre a ce n te ­
nares de fam ilias.
Los sin d icatos y el derecho de huelga son pisoteados.
Se tortura y se apalea con la com plicidad del Poder
Judicial. Se procesa y condena a la cárcel sin pruebas.
Se congelan los ingresos de la 'gran m ayoría m ientras
se fom enta el enriquecim iento de una minoría.
Se vende el país al extranjero.
M ie n tra s tanto cam pea la corrupción en el Gobierno.
M ontaner fue m inistro a pesar de sus negociados con
los vagones de ganado, C harlone y San gu in etti son m i-

102
n lstro s a pesar de su im p lican cia en las e sta fa s del
frig o rífic o E F C S A . P e iran o Fació, vinculad o a las m a­
niobras de la carne y de la industria, sigue siendo de
la co n fia n za de Pacheco. F rlc k D a vie s, P e re ira R e v e r-
bel y otros, estaban en los libros de la M onty.
B a rto lo m é H errera, a pesar de sus co im a s escan d alo­
sas sigue de intendente. Jorge B a tlle y va rio s más, s i­
guen libres a pesar de su responsabilidad com probada
en la in fide n cia del año pasado.
F re n te a todo esto, solo hay dos cam inos: am ansarse
y tolerar o sublevarse y resistir.
N o so tro s p redicam os y ejecutam os ese segundo c a m i­
no, fie le s a A rt ig a s y los T u pam aros que en el pasado
pelearon hasta el fin.
T am b ié n nosotros podem os m eter presos a los respon­
sables de esta situación, com o G aetano Pellegrini.
H e m o s llevado el allanam iento a la casa de los po­
lític o s cóm plices, a sí com o e llos lo llevan a la casa de
los trabajadores.
A rra n c a m o s al enem igo las arm as que necesitam os.
N o vam os al extranjero a pedir que nos financien la
revolución, sin o que les e stam os arrancando al enem igo
el dinero para m ontar el aparato re volu cion ario que ne­
cesitam os.
A pesar de la m ordaza que pretenden im ponernos,
nuestra voz se seguirá oyendo: por los volantes, por la
radio, tom ando ciudades enteras -com o h oy- si es ne­
cesario.
L a lucha recién com ienza. Será larga y dura. Se la
o fre ce m o s com o cam in o al Pueblo com o verdaderos o ­
rientales. .
E ste es el hom enaje que ofrecem os, com o d em ostra­
ción tangible que su m uerte no fue en vano, al gran
am e rican o asesinado hace hoy dos añ os en B o liv ia ”.
P ando 8 de octubre de 1969.

Pando 8 de octubre de 1969.

P o r el M L N , com ando "C h e G u e vara ".

103
r 'U E I Z A D A U N A B A N D E R A A R T IG U IS T A ,
E L 29 D E M A Y O D E 1970, E N E L C .I.M .
( C E N T R O D E IN S T R U C C IO N D E L A M A R I ­
N A ).
OCUPADO M IL IT A R M E N T E POR EL
M .L.N . (T).
(N O S E R E G IS T R A R O N B A J A S ).
IO D O E L A R M A M E N T O E X IS T E N T E F U E
E X P R O P IA D O .
FERNANDO G A R IN A M IS C O S . Y A L
PUEBLO

"E sto s últim os tiem pos han se rvid o para que los v e r­
daderos soldados de la patria veam os donde está nues­
tro lugar.
Para algo sirvie ron tanta violencia y s a c rific io s que
sufrieron los trabajadores el año pasado, cuando se en­
tró en las casa s de fam ilia, se sacó a em pujones a
cientos de obreros y em pleados en presencia de sus h i­
jos y se les encarceló en cu arte les durante meses.
C uando se apaleó a m ansalva en las calles. P or p rim e ­
ra vez desde que yo con ozco las F u e rz a s A rm a d a s en­
suciam os el uniform e, torturando en la vía pública a
unos obreros, para satisface r el odio e n le rm o de un
jerarca.
M uchos hem os com prendido que e stam os viviendo en
tiem pos parecidos a aquellos que anunciaron nuestra
prim era independencia. C uando José A rt ig a s arrojó su
uniform e al gobernador español y com enzó a reunir a
los patriotas que luchaban por su libertad. C u an do los
uruguayos, sin m edir sacrificios, abandonaron los h o ga­
res para seguir a los patriotas en el Exod o del Pueblo
O riental. C uando los T rein ta y I res O rientales, sin m e­
dir que eran pocos, se lanzaron contra los déspotas.
C uando R ivera , mandado por los déspotas a detenerlos,
se pasó con arm as y bagajes a los patriotas.
H oy otra vez los uruguayos tenem os que ele gir entre
los déspotas de hoy, estos banqueros que han resuelto
defender sus negocios a tiros, y el U ru gua y libre y jus­
ticiero de mañana. —
O tros nos pasam os con arm as y bagajes a los p atrio­
tas.
H asta pronto".

Fernando Garín, un m ilitar que integra el M L N .

104
NO E S M I A N IM O DERRAM AR LA
S A N G R E P R E C IO S A D E L O S A M E R IC A ­
N O S, P E R O L A S C IR C U N S T A N C I A S N O S
HAN ESTRECH ADO DE TAL MODO
QUE DEBEMOS H ACER RESPETABLE
N U E S T R A J U S T IC IA S I D E S E A M O S Q U E
E L L A T R IU N F E .
A Juan B a u tista Méndez,
15 de enero de 1815.

12) P o r eso hoy asum im os la tares de levantar y so ste ­


ner el pensam iento re volu cion ario de José A rtig a s, in s­
pirándonos en las luchas h isté ricas del pueblo oriental
desde la colonia hasta la fecha, tom ándolo com o guía
de las futuras luchas de nuestro pueblo.
Fu e ron sus postulados básicos:
a) su lucha radical, de "ve n ce r o m orir", por la lib e r­
tad, la ju sticia y la igualdad.
b) su defensa de los pobres y desposeídos del cam po
y la ciudad, com o quedó plasm ado en su R e glam en to
de T ierras, verdadera reform a agraria de la época.
c) la presencia perm anente del pueblo en arm as com o
garantía últim a de la consecución de los objetivos plan­
teados. '
d) su gobierno revolucionario y popular, a n títe sis de
nuestra actual dictadura.
e) su lucha por el "siste m a am ericano", por la P a ­
tria G rande integrado por todas las P a tria s C h ica s, in i­
ciado con la integración e conóm ica y aduanera de las
p rovin cia s de la L ig a Federal, y la defensa y difusión
de sus ideas federales; es la con cie n cia de la im po sib i­
lidad h istórica de un U ru guay aislado de A m é ric a L a t i­
na, si quiere tra n sita r por el cam ino del desarrollo y
la verdadera independencia.
f) su lucha intransigente contra las oligarq u ías cipayas,
los co lo n ia lista s y el imperio.
g) su pensam iento sobre el derecho de los pueblos a ser
libres y soberanos.
T od os estos p rincipios conservan hoy plena vigencia
y con stitu ye n las m ás caras asp iracio ne s del pueblo o ­
riental. P o r todo e llo form an parte inseparable de nues­
tras banderas, subrayando nuestro propósito de culm in ar
el Ideario A rtig u ista con la derrota d efin itiva de nues­

105
tros enem igos principales, el im p e rialism o y la o lig a r­
quía, responsables del atraso y la m ise ria de nuestro
país.

106
B IB L IO G R A F IA

En el presente trabajo nos hem os basado en cu atro


libros fundam entales:
1) "B a se s e con óm icas de la R e vo lu ció n A r t ig u is t a " de Jo ­
sé Pedro Barr&n y Benjam ín Nahum .
2) "H is to ria de los O rie n ta le s" de C a rlo s M achado.
3) "Jo sé A rtig a s. D o c u m e n to s" de O sc a r Bruschera.
4) "A r t ig a s " E d icio n e s "E l P a ís", 1951.
El libro de M ach ad o fue la gu ía p rincipal y el esque­
leto de Ja parte h istó ric a del trabajo. L o s restantes li­
bros nos ayudaron a p rofu n dizar la in form ación y en­
sa y a r una interpretación m&s com pleta del período h is­
tó rico estudiado. E n ese sentido recom endam os el e x ­
celente libro de B a rrSn y Nahum , cla ve para entender
el p roceso económ ico de la época.
L o s o tro s dos libros son igualm ente m uy útiles. Est&n
excelentem ente docum entados, y en el caso del trabajo
de O. Bruschera, aporta con ce p to s in te rp re ta tivos que
no se pueden pasar por alto porque aportan nueva luz
sobre los hechos.
O tro s libros fueron tam bién utilizados: "L a s venas a­
b ie rtas de A m é ric a L a t in a " de Ed u ard o G aleano, las
"C it a s de A rt ig a s ", de E d icio n e s G rito de A s a n d o , y
los señalados en la b ib lio grafía de la p S g in a l4 9 . R e c o ­
m endam os tam bién com o libro de con su lta el trabajo
"A rtig a s: T ie rra y R e v o lu c ió n " de Salas, R o d ríg u e z y
D e la T orre.
E sp e ra m o s con esta b ib lio grafía o rien tar a los com p a­
ñeros lectores en la búsqueda de nuestro pasado re vo lu ­
cionario. So lo de ese m odo serem os plenam ente co n ­
ciern e s que la lucha de nuestro José A rtig a s, su ideario
y su pueblo arm ado, se continúan hoy en el com bate
popular con tra la dictadura y en el batallar incesante,
durante m&s de una década, de nuestro M L N .

107
"...S I N O S O M O S N O S O T R O S • S E R A N L O S Q U E V IE N E N
D E T R A S DE N O SO T R O S
J o s é A r t ig a s a F e rn a n d o O t o r g u e s - 23 de A b r il d e 1814

"E s e l c a m in o d e 'V ie t n a m : e s e l c a m in o que d e b e n s e ­


g u ir lo s p u e b lo s; e s el c a m in o q u e s e g u ir á A m é lic a co n
la c a r a c t e r ís t ic a e s p e c ia l de q u e lo s g r u p o s en a rm a s
p u d ie ra n f o r m a r a lg o a s í c o m o J U N T A S D E C O O R D I N A ­
C I O N para h a c e r m as d if íc il la ta rea re p re siv a d e l i m ­
p e ria lis m o y a n q u i y f a c ilit a r la p rop ia c a u s a ."

Ché G u e v a ra en el M e n sa je a la Ti ¡c o n tin e n ta l.
Consecuentes ron el sentir histórico de Nuestra
Patria . sea este pequeño trabajo donde trata­
mos en lo posible abarcar . más que la verdad
objetiva de fechas , hechos > análisis, la Lucha
Libertaria do muchas jrenerurioiies.-
Lsfuerxos .sangre y sacrificios sellaron la (M e n ­
talidad , que plasmó ” Ll JeJe de los Orientales*’
** Ll Protector do los Pueblos Libres r? . J ()S L
A R T IC A S
A esas generaciones , a ese Nuestro Pueblo, de­
dicamos este esfuerzo reivindicado!* *-

-Copia del original- jl

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