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Nuestro templo está brillante y festivo; nos dice que Cristo es la LUZ y está entre
nosotros. Imploremos la misericordia de Dios para que esta noche de fiesta traiga
la paz, la salud y la alegría a nuestro pueblo.
1. Para que la celebración del Misterio del Amor infinito de Dios, hecho
cercanía en su Hijo que ha nacido, haga renacer a la Iglesia y a cada uno de
sus Pastores al Evangelio vivido, proclamado y compartido con todos los
hombres de buena voluntad. Roguemos al Señor.
2. Para que en esta noche de paz y de luz, Cristo transforme nuestras tinieblas
en bondad, nuestros odios en perdón, y nuestras desesperanzas en
posesión del único tesoro. Roguemos al Señor.
3. Para que Cristo hecho niño enseñe al mundo el poder de la paz, la fuerza de
quienes aún creen en el hermano; y la alegría de sabernos amados y
acogidos por Dios que viene hasta nosotros. Roguemos al Señor.
5. Para que el Señor cure las heridas del cuerpo y del alma a quienes sufren y
recordamos en esta Noche santa. Roguemos al Señor.
CANCIÓN LA PEREGRINACIÓN
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios Este era
en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron
contra ella
Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los
que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María
guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que
habían oído y visto, como se les había dicho.
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del
oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha
nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.
Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les
preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea;
porque así está escrito por el profeta: y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la
más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que
apacentará a mi pueblo Israel.
Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el
niño.