Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Seducción y persuasión.
“El 50% del éxito de todo lo que hagamos, está en el modo en que nos
relacionamos.”
Jaime Restrepo Caputo.
Índice
1. Biografía - página 7
2. Deberías saber que… - página 8
3. Introducción - página 9
4. Capitulo 1 Empatía - página 13
4.1. Rusia 2018 - página 14
4.2. La modelo - página 18
4.3. Que hablen - página 21
4.4. Conclusión - página 28
5. Capitulo 2 El poder de la información - página 30
5.1. La entrevista mas difícil del mundo - página 31
5.2. La influenciadora - página 37
5.3. Alcohol, frío y el baño - página 39
5.4. Lo que quiere oír - página 43
5.5. Conclusión - página 46
6. Capitulo 3 Perdible - página 47
6.1. Aprovechan las oportunidades - página 48
6.2. De Compras - página 51
6.3. No voy a insistir más - página 57
6.4. EL patán - página 61
6.5. Conclusión - página 65
7. Capítulo 4 El instante - página 67
7.1. Una estrella - página 68
7.2. París - página 71
7.3. Juegos artificiales - página 75
7.4. Su Canción, tu momento - página 83
7.5. Conclusión - página 87
8. Capítulo 5 El arma más poderosa - página 89
8.1. Negocios prohibidos - página 90
8.2. Directo - página 93
8.3. Sin rodeos - pagina 96
8.4. Inalcanzable - página 100
8.5. Conclusión - página 107
9. Resumen final - página 108
Biografía
Jaime Restrepo Caputo, nacido en 1988 en la ciudad de Barranquilla,
Colombia. Comunicador social y periodista, egresado de la Universidad del
Norte. Ejerce como realizador audiovisual, vocación que le dio las
herramientas para iniciar su propio canal en redes sociales
@jaimerestrepocaputo. Un espacio creado para enseñar sobre habilidades
sociales y atracción. Sus más de 150 mil seguidores lo han catapultado a tal
punto de convertirse en uno de los influenciadores más importantes en
Latinoamérica sobre el tema. Speaker y escritor de un best seller en Amazon
en 2017 con su libro Magnetismo el arte de generar atracción, tiene
reconocimientos como “Cuenta Revelación 2014” en los premios QueBoleta,
gracias a su gran cantidad de testimonios y casos de éxitos.
Introducción.
- Gracias, profesora.
- Sabes, creo que tienes talento para esto. Dime, ¿por qué no opinaste
sobre tu ejercicio? Por lo general eres más conversador.
- ¿Pasó algo?
- Opino que, Laya es una niña con un corazón muy delicado, sus ojos
lo reflejan, al igual que la cicatriz que tiene en la mejilla. Esta cicatriz la
llena de inseguridades. Está en la edad de los 19, una época de rebeldía,
miedo y dudas. Tiene una personalidad sensible, pero quiere venderse como
una chica dura. Si le sumamos todo lo anterior a que, su relación con los
papás no es la mejor, un abrazo y palabras de aliento se vuelven un
detonante de emociones.
- ¿Por qué no? Si hace un rato dijo que era de los mejores ejercicios
que había visto en sus clases. -Le respondí con amabilidad, pero siendo
asertivo-. Ella guardó silencio por unos segundos sin saber qué responder.
CAPITULO 1.
Empatía.
Rusia 2018
Era martes 3 de Julio de 2018, lo recuerdo bien porque era el día del partido
por octavos de final de la copa mundial de Rusia. Y yo estaba ahí en su
capital Moscú, con mi novia viviendo esa increíble experiencia. Por cosas de
la vida no logramos ingresar al estadio ese día, así que terminamos yendo al
FIFA FAN FEST, son eventos oficiales donde trasmiten los partidos en
pantallas gigantes con música en vivo y gente de todas partes del mundo.
Al llegar nos hicimos cerca de un grupo grande de colombianos para sentirnos
como en casa. Terminado el primer tiempo, el empate a cero se mantenía.
Después de varias cervezas mi vejiga me suplicaba ir a orinar. Fui hacer una
fila de aproximadamente 10 personas. Mientras esperaba, noté que el tipo que
estaba delante de mí era un inglés de aproximadamente 1,90 de altura con
camiseta de su selección.
El inglés volteó aburrido de la espera en la fila a mirar a todos lados y se
encontró con mi mirada. Soy el tipo de persona que le gusta hacer amigos por
donde va y más en un evento como el Mundial, en donde todas las personas
están en modo fiesta constantemente. Al verme le arroje una mirada
desafiante en forma de broma. El tipo se echó a reír, mientras empezábamos a
conversar en ingles sobre el partido. Tuvimos una charla en donde nos
prometimos cambiar nuestras camisas al final del partido sin importar lo que
pasara.
Ya casi retomaba el partido cuando llegó una mujer bonita con camisa de la
selección Colombia, abrazando al inglés y diciendo: “No puedo creer que mi
esposo este hablando con un colombiano, yo estoy aburrida, me tocó ver el
partido con puros ingleses y me siento incomoda.” Al escucharla, me dio
emoción la idea de poder alegrar a esta compatriota, así que los invité a que
vieran el segundo tiempo con nosotros y los colombianos.
La emoción de la colombiana fue tanta por la idea, que su esposo no tuvo
forma de decir no y a la vuelta de 10 minutos estábamos todos juntos, listos
para ver el segundo tiempo de Colombia contra Inglaterra. Era curioso ver
todo nuestro grupo de camisetas amarillas y solo una persona de camiseta
blanca con cara de: “Yo qué hago aquí”. Pero, a pesar de ser el diferente, se
veía complacido de ver a su esposa saltando de alegría.
El partido avanzó y con un penalti discutible, los ingleses se pusieron delante
con la anotación de Harry Kane, los gritos ingleses se escuchaban por todos
los alrededores. De ahí en adelante solo se escuchaban cantos en ingles hasta
que, en el minuto 93 un gol de cabeza de Yerri Mina ponía el partido
empatado a uno. Justo cuando todos los colombianos nos dábamos por
perdidos. Hubo una euforia increíble. Todos nos abrazamos, todos, excepto el
inglés que ya se hacía ganador antes de tiempo.
Después de 2 tiempos extras nos fuimos a penales, la tensión en el ambiente
era demasiada. Un silencio expectativo se sentía antes de cada penalti, y
rompía en mucho ruido sin importar si el disparo era gol o no. Al final de los
penales, Inglaterra ganó por un gol de diferencia.
Un momento muy duro para mí y todos los de amarillo. Me quedé en silencio
viendo cómo mis ojos se humedecían. Una que otra palmada de aliento recibí
por parte de algún extraño, hasta que me encontré con él inglés que con
mucho respeto me dio la mano y un abrazo muy amistoso. Intercambiamos
camisas, ante la mirada, aplausos y cámaras de muchos que nos hicieron un
círculo, para apreciar ese momento de juego limpio.
“Déjame invitarte una cerveza”, me dijo. Mientras su esposa me explicaba:
“esa es la manera cómo los ingleses expresan su amistad”. Acepté con mucho
gusto. Y terminamos en un bar compartiendo algo de beber y comida. Una
vez la conversación iba a iniciar, el inglés hizo un anuncio.
“Tengo que hacerles 4 preguntas”. Mi novia y yo nos quedamos mirando con
curiosidad, mientras su esposa sonreía como sabiendo lo que se venía. Vamos
a hacer un paréntesis en este punto de la historia, quiero que respondas en tu
mente las preguntas que el inglés nos hizo para que te sientas parte del juego.
Primera pregunta: ¿Cuál es tu animal favorito y por qué?
(Haz un alto y piensa tu respuesta. ¡Es importante!)
Segunda pregunta: ¿Cuál es tu segundo animal favorito y por qué?
(Haz un alto y piensa tu respuesta)
Tercera pregunta, tranquilo no es el tercer animal favorito: ¿Qué sientes al
imaginar el océano, el mar abierto?
(Haz un alto y piensa tu respuesta)
Cuarta y última pregunta: ¿Qué sientes cuando piensas en la oscuridad
absoluta?
(Haz un alto y piensa tu respuesta)
Una vez terminada las preguntas nos dijo que, cada una tiene un significado
en nuestras vidas: la primera tiene como significado, el cómo te ves o cómo
deseas verte a ti mismo. Tal vez empieces a encontrar similitudes con tu
respuesta. A mí me ocurrió, mi primer animal favorito es el camaleón. Por ser
un animal muy bien diseñado por la naturaleza, tiene la habilidad de cambiar
de color según el contexto en el que se encuentra para su conveniencia, puede
mirar a dos lugares distintos al tiempo, a pesar de ser lento con su cuerpo, con
la lengua tiene una velocidad y talento envidiable en el reino animal.
La siguiente pregunta, tenía por significado: lo que esperas de una pareja.
Analiza tu respuesta, creo encontrarás “coincidencias”. A esta pregunta, mi
respuesta fue el gato. Por su gracia, por su inteligencia, por ser independiente
y por ser oportunos. Tengo dos gatos y algo que he notado es que manejan
muy bien los tiempos, cuando sus dueños están tristes o enfermos, ellos se
quedan para dar compañía. Curiosamente esa descripción que hice era tal cual
como yo veía a mi novia.
La tercera pregunta, tenía por significado: el cómo vemos las relaciones
interpersonales: amor, familia, negocios, amigos. (Haz un alto y piensa tu
respuesta). Lo interesante de esta pregunta, es que mi respuesta fue: “lo veo
como un hermoso misterio por descubrir”. Lo curioso es que vivo de
investigar el mundo de las relaciones interpersonales.
La última pregunta, tenía cómo significado nuestro sentir hacia la muerte.
(Haz un alto y piensa tu respuesta). La mía fue: “Antes le tenía miedo ahora
me da tranquilidad”. El inglés terminó diciendo que este juego fue un invento,
hecho por el Dalai Lama. Esta parte no me terminó de convencer.
Ahí terminaba el ejercicio de las cuatro preguntas. Pero hubo algo que no
pude evitar notar en el proceso de estas, y era el ambiente que se sentía entre
nosotros mientras el inglés dirigía el ejercicio. Todos estábamos muy
conectados, algo especial tenía este juego, podía notarlo, además de que
acertaba en cada pregunta. Pocos minutos después le pregunté a su esposa, en
una conversación aparte, sobre cómo se había enamorado de él. Y su
respuesta confirmó mi sentir sobre este ejercicio: “después que me hizo estas
cuatro preguntas”, Respondió ella. Lo sabía, esto tenía algo mágico y yo tenía
que descubrirlo.
Un mes después de regresar a Colombia, aún tenía el recuerdo de ese día,
tanto por la derrota del partido, como las cuatro preguntas del inglés. Así que
me puse a investigar qué eran realmente esas preguntas, y encontré la
respuesta. Tal como lo pensaba, no tenía nada que ver con Dalai Lama, por el
contrario, era un test psicológico. Eso tenía más sentido para mí. Pero había
algo que no estaba en internet y en ningún lugar sobre esas preguntas, y era el
efecto que causaba en las personas, como lograba hacer que se concentraran
tanto a este juego e hiciera especial el momento. Comencé a hacer este
ejercicio con varias personas, para tomar nota de las reacciones, creo que lo
hice a más de 500 personas entre conferencias, reuniones de amigos o
individualmente, y el resultado siempre era igual: todos terminaban
concentrados, entusiasmados y felices. Era magnético este juego.
Después de tanto analizarlo, mientras escribía una conferencia sobre
persuasión y empatía, llegó a mí como revelación divina la respuesta que
estaba buscando. El motivo del encanto que tiene este juego de las cuatro
preguntas: No era más que poner sobre la mesa el tema favorito de las
personas: Ellos mismos. Este fue un ejercicio de introspección y
descubrimiento. Y como a todo aquel que le ponen un reflector encima, se
siente importante. Y por ende, en este caso, especiales.
La modelo
Estaba en un cumpleaños bastante aburrido, sé que era aburrido porque no
recuerdo quién cumplía y estaba metido en el celular mirando Instagram.
Mientras seguía deslizando me detuve para ver con detalle la foto de un
amigo en donde salía posando con una mujer de belleza imponente. Era alta,
de aproximadamente 1,78, rubia, delgada, tenía un cuerpo muy completo,
abdomen plano y duro, estaba bien por delante y por detrás. De verdad que
estaba demasiado buena y, como dato curioso, la mujer transmitía en aire de
perversión que la hacía más llamativa.
No lo pensé dos veces y la seguí, tenía más de 10 mil seguidores en ese
momento, también noté que un par de famosos la seguían. Realmente no era
algo que me intimidara, para esos días mis redes no se quedaban atrás, incluso
tenía más seguidores que ella. Así que no me sentía en desventaja. Pero mi
sorpresa fue cuando me llegó una notificación al teléfono diciendo: “Angelica
también te sigue ahora”. Solo pude pensar: “que empiece el juego.”
Abrí la conversación diciéndole: “salúdame a Daniel”, refiriéndome a mi
amigo. Ella respondió amable y empezamos a conversar tonterías, poco a
poco, entrando en confianza. Luego de un par de palabras más, dejé la
conversación a medias intencionalmente con el fin de tener tema y un poco de
misterio para después.
Volví a escribirle, 2 días más tarde, para invitarla a salir, al día siguiente nos
vimos tipo 6:00 de la tarde. Fuimos por unas alitas picantes y unas cervezas.
Cuando nos vimos, me dio tranquilidad, que era igual que en las fotos, todos
sabemos lo que se siente esa decepción de sentirse engañados por los benditos
filtros y los programas de mejoras digitales. Pero para mi suerte, era igual o
mejor en persona.
Pasaron dos horas de buen ambiente, hasta ahí todo tranquilo, cero tensión
sexual, solo risas y conversaciones de proyectos a futuros. Por supuesto,
siempre estuve muy atento a sus palabras para descifrarla y saber por qué
camino llevar la cita, así que cuando me dijo que le fascinaba bailar, entendí
que ese debía ser el plan de la noche. Conversé con una pareja de amigos,
(Laura e Isaac). Y nos fuimos, los cuatro, a un bar a eso de las nueve de la
noche.
Empezamos tomando un par de tragos y creando un ambiente divertido entre
nosotros, el bar estaba lleno y pude percatar de cómo Angélica despertaba
muchas miradas entre hombres y mujeres, y no era de extrañarse. Era una
persona muy llamativa, tanto por su apariencia, como por su sensualidad al
momento de bailar. Incluso pude ver cómo conocidos de ella se le acercaban
para coquetearle o presentarles hombres que preguntaban por ella. Por
supuesto, yo ignoraba todo, mostrar celos o rabia es señal de debilidad. Lo
único que me preocupaba es que se la llevaran. Ya había pagado la botella.
Después de ver cómo Angélica rechazaba, amablemente, a todos los
pretendientes del bar, se dedicó a bailar conmigo y mis amigos. Empezó un
juego de coqueteo mientras bailábamos, ella se movía muy bien y éramos de
estaturas similares, eso hacía que bailar fuera más cómodo para los dos. De
repente el baile se tornó más sexy y apretado, acompañado de un roce de nariz
por aquí, una mirada por allá, y apareció el primer beso de la noche.
Mientras yo disfrutaba de Angélica y ella de mí, Laura e Isaac que eran
amigos, hacían apuestas sobre si entre nosotros pasaría algo más esa noche o
solo quedaría en besos. Ambos apostaron que solo serían besos. Y los
entiendo, llegó un punto donde Angélica bailaba más separada como en plan
de que todos la vieran mientras que yo quería tenerla cerca, no me culpen.
Ella estaba muy buena y los tragos la ponían aún mejor.
A las dos de la mañana decidimos que era tiempo de irnos. Tomé mi rumbo
con Angélica despidiéndome de mis amigos. Llegamos a mi casa, tenía la
esperanza de que algo pasara esa noche. Pero dentro de mí, había una voz que
me decía: “te vas a joder”, y esa voz no se equivocó. A los 20 minutos de
haber llegado a mi casa, Angélica empezó a quejarse casi como una pataleta
de que tenía hambre; entonces la llevé a comer un perro caliente, pues eso era
lo que quería, solo se comió la mitad y me pidió que la llevara a su casa
porque tenía sueño. Mis amigos habían ganado la apuesta.
Al día siguiente desperté, sin rabias, ni calenturas. Era consiente que aún tenía
una oportunidad de hacer que pasara algo más con Angélica. Conseguir una
segunda cita es más difícil que la primera. Porque ya no está el factor
curiosidad, sencillamente algo le interesó de la anterior, o no. Con esto claro,
debía proponer algo que no quisiera rechazar, o al menos que de verdad
quisiera. Así que la invité a grabar conmigo, como toda modelo de Instagram
le gusta ganar seguidores y ella sabía que de esta forma podría conseguir más.
Y, en efecto, aceptó la invitación.
Esa noche Angélica llegó a mi estudio de grabación con un bolso lleno de
ropa y con toda la actitud. Nos tomamos unos minutos antes de empezar para
explicarle los videos que haríamos, su actitud era un poco cretina y
desinteresada. Pero entendí que esa era su forma de ser. Las cámaras no la
intimidaban, por el contrario, le era muy natural estar en frente de ellas.
Grabamos varios videos durante 2 horas, al terminar ya eran más de las nueve
de la noche y teníamos hambre, así que pedimos algo de comer. Al terminar le
propuse relajarnos en el sofá, escuchar algo de música y, por supuesto,
intentar avanzar con ella. Lo que no contaba es que me iba a encontrar con un
muro. Esta vez ni besos me quiso dar, por el simple hecho de que no tenía
ganas. Pues eso respondía a mis intentos.
Comenzaba a molestarme por dentro, obviamente a nadie le gusta que lo
rechacen; pero ya llevaba un par de años en el mundo de las habilidades
sociales y era consciente que, si permitía que ella cambiara mi actitud y
energía, ahí realmente terminaría el juego. Así que preferí cambiar la
estrategia, dejé de coquetear, de seducir o intentar besarla. Y me limité a crear
confort.
Comencé a hacerle preguntas claves, sobre su forma de ser, su familia, sueños
e infancia. Y, poco a poco, se fue abriendo, hasta incluso cambiar de actitud.
Dejó caer esa máscara, de mujer dura y sexy. Y empezó a mostrar la niña que
tenía por dentro, me contó sobre cómo desde pequeña amaba brillar en tarima,
lo mucho que adora el baile y que alguna vez fue reina en unas fiestas.
Llegó a tal punto de emoción por seguir contándome sus logros, que me
preguntó: “¿quieres ver un video cómo fue el reinado infantil de belleza que
gané?”. Era imposible negarse a tal emoción que transmitía. Abrió la
computadora y por los siguientes 20 minutos se dedicó a mostrarme videos de
ella bailando y desfilando en concursos. Me limité a permitir que se expresara
y que fuera la protagonista de la noche.
Al terminar de hablar me miró llena de orgullo y me preguntó:
- ¿Qué te pareció?
- Genial, dije.
- ¡Absolutamente!
Se quedó con una sonrisa enorme en la cara y, como por arte de magia, sin
previo aviso, se lanzó a abrazarme, me besó, hicimos el amor y nunca más,
después de esa noche, volvimos a vernos. No fue por nada malo en realidad,
después de eso, ella viajó a Bogotá en donde se quedó a vivir una temporada,
igualmente siempre supe que lo nuestro solo sería algo fugaz, por un tema de
personalidades. Pero mi mayor sorpresa fue cuando tiempo después me enteré
de que ella tenía un novio con el que llevaba más de 3 años de relación. Mi
instinto no me falló, siempre supe que ese aire de perversión era real, tanto en
la cama, como en la calle.
Que hablen.
Una noche terminando de comer con mi novia, me llegó un mensaje. Era una
notificación, que al día siguiente tendría una sesión de entrenamiento por
video llamada al medio día, y me puse a curiosear quién era la persona: su
nombre era Alejandro, vivía en Miami, pero era de Venezuela y tenía 21
años.
Mientras veía su perfil, mi novia me preguntó: ¿qué haces?
Entonces le comenté:
- No.
- Mis amigos me dicen que, ella hace conmigo lo que quiera, que no me
respeta, y que estoy hecho un idiota detrás de ella.
- ¿Qué pasó?
- ¿O sea que te hizo esperar todo ese tiempo para que ella se cambiara
y ni te lo dijo?
- Primero calmarte, que se nota que tienes rabia, recuerda que si ella
detecta que te afecta lo que haga, el juego se acaba.
- Rayos…
Ese día Alejandro entendió que por más que hagamos las cosas bien, siempre
habrá factores externos que influyen en las decisiones de las personas, en este
caso podríamos decir que ella era inestable, inmadura, de vida alegre, o
incluso simplemente que no le gustaba Alejandro, o incluso que le gustó
mucho el tipo del otro yate, si quieren. Cualquiera que haya sido el motivo,
Alejandro estaba golpeado, por más que le insistí que ella no era la mujer en
este momento de su vida, el continuó, y no está mal, nada como la experiencia
en carne propia. Aquí termina esta historia, e inmediatamente, empezó otra.
Mi entrenado, había tocado fondo y una vez ahí el único camino es para
arriba.
Así que sin dar más vueltas le propuse:
- ¿Cómo te fue?
- Era de esperar.
- Ayer.
- Me encantaría.
Conclusión.
Analicemos, una a una, las historias de este primer capítulo. Empecemos con
la del inglés en Rusia. Cuando empezamos a jugar con las preguntas, algo
especial estaba pasando en la mesa. El ambiente era muy agradable en el
lugar. Pero ¿qué era realmente ese ejercicio? No era más que una forma de
auto descubrimiento. Tras cada una de sus preguntas, los que participamos
estábamos aprendiendo sobre el tema que más nos gusta, nosotros mismos.
Fijémonos en lo que sucedido en la historia de la modelo, en un principio fue
muy difícil lograr que se quitara esa mascara de súper modelo, pero una vez
ella empezó a ser el centro de la noche contando sus historias y logros, se
sintió tan cómoda que se entregó completamente.
Otro caso similar fue el de Alejandro luego de su mal momento con Daniela.
Llegó la decisión de conocer gente nueva y utilizamos la estrategia de las
redes sociales en donde se planteaba un problema a las mujeres, y ellas
comenzaban a expresarse. Era una forma de pasarle el balón a la otra persona
en donde podía hablar y desahogarse con sus opiniones sobre el tema,
sintiéndose escuchada y cómoda. A tal punto que pasa de sentir que está
hablando con un extraño a romper completamente el hielo. Pues ahora ellas
sienten que tienen los reflectores encima, y las hacen sentir especial.
Para qué entendamos, una parte fundamental de la persuasión es crear
empatía con el objetivo. Sea un cliente, alguien que nos gusta, un votante, o
para hacer amigos. En este primer capítulo, enfocamos la empatía a partir de
permitir que las personas hablen sobre ellos mismos, se descubran o
simplemente permitiendo que se expresen. Sucedió con las preguntas del
inglés, haciendo que los cuestionados, fueran felices contando sus gustos y
sensaciones. Sucedió con la modelo, cuando permití que me contara sus
triunfos. Sucedió cuando Alejandro buscaba consejos a desconocidas en la
red, ellas entraban en confianza por el simple hecho de expresarse. En cada
caso anterior tanto Alejandro, el inglés y yo, dimos algo para lograr un
objetivo. Entregamos el protagonismo del momento. Y una vez sienten
empatía contigo, puedes empezar a usarlo a tu favor.
Regla #1.
A las personas les gusta sentir protagonismo. ¡Aprovéchalo!
CAPITULO 2.
El poder de la información.
- Maybe…
- Le voy a ser sincero señor Jaime, usted no tiene el perfil que estamos
buscando. Necesitamos a una persona con características más comerciales,
le agradezco de igual manera el haber venido, cualquier cosa nosotros lo
llamamos. ¿Algo más que quisiera agregar a la entrevista para concluir?
Ese fue un comentario bastante desesperanzador, prácticamente ya me había
dicho que no, sin embargo, yo tenía una última carta que jugar, mi as bajo la
manga. Esa frase que había escuchado la noche anterior. Así que tomé aire y
le dije:
- ¿Aló? Contesté.
- ¿Señor Jaime?
- ¿Sí?
- ¿Y eso?
- No es para eso.
- Sí.
La influenciadora
Una mañana desperté con una notificación en mi correo sobre una sesión que
tendría con un chico de 20 años de la ciudad de Bogotá, su nombre era
Miguel. Cuando inició la videollamada me encontré con un tipo bien
parecido, todo se veía en orden. Era una persona normal, segura de sí mismo a
simple vista.
Resultó que tenía razón, era un buen chico, pero por esos días Miguel estaba
viviendo una obsesión, se estaba volviendo loco por conocer a una mujer que
era influenciadora deportiva en Instagram. La chica tenía unos 50 mil
seguidores aproximadamente. En un principio pensé que complicada esta
sesión, prácticamente quiere que lo ayude a levantar a su ídolo por redes. Eso
pensé hasta que me corrigió y agregó: que esa chica que él seguía desde hace
ya varios meses iba al parque donde el entrenaba.
Ahí el juego cambiaba considerablemente, ya nuestro intento por acercarnos
no sería un mensaje que se pudiera perder entre tantos que seguramente le
llegan, por el contrario, podríamos generar una interacción real, y sembrar
una semilla de interés.
Le pedí detalles, y esto me contó: la chica se llama LauraFit o algo así en
redes, todas las mañanas va al parque a trotar con su perro y unos audífonos
enormes, da como 30 vueltas al parque y se va sin dirigirle la palabra a nadie.
Por ser un caso tan particular, le pedí a Miguel que me diera 1 hora para
estudiar el perfil de Laura y darle unos pasos a seguir. A partir de ese
momento, comencé a analizar el Instagram de nuestro objetivo. Desde
publicaciones muy antiguas hasta las más recientes. Quería encontrar
elementos que nos sirvieran para crear empatía. Pasado un rato volví a hablar
con Miguel y le di unos pasos a seguir.
Luego de dos días Miguel estaba nuevamente en el parque, pero esta vez más
preparado que nunca. El hombre estaba preparado hasta los huesos con
elementos para coincidir con su querida Laura. El primer paso fue conseguir
un perro labrador preferiblemente macho, esto con la finalidad de hacer que el
perro de Laura (otro labrador hembra) se acercaran o en el peor de los casos
que ella misma lo hiciera. Y así fue. Miguel prestó el perro a una tía, y lo dejó
muy cerca de la acera en donde Laura trotaba con su mascota.
Fue casi inevitable que los perros se olieran entre ellos, logrando que Laura
hiciera una pausa casi obligatoria para ver a su animal jugar con el otro. Ella
se agachó para darle una caricia al perro de Miguel, fue ahí cuando él
apareció en la escena, haciendo lo mismo con el perro de ella, y diciendo:
“qué bonito, ¿cómo se llama?”. “Blanca”. Respondió ella, muy amable. ¿Y el
tuyo? Se llama Messi. “oh, ¿en serio, como el jugador?” - Sí. Respondió él.
Por supuesto esto no era coincidencia, cuando me tomé el tiempo de revisar
su Instagram, pude encontrar muchos de sus gustos y pasiones. Entre esos el
amor por el futbol, especialmente por el Barcelona, y el jugador Leonel
Messi. Claro que ahí mismo encontré la raza dé su perro, y el amor que tiene
por este animal.
Luego de qué Laura conociera a Messi, el supuesto perro de Miguel que en
realidad se llamaba Blacky. Ella empezó a ser más amistosa y conversadora.
Poniendo temas de futbol, del Barcelona, del perro. Y en ese momento
Miguel desconectó sus audífonos del celular, dejando escuchar la música que
estaba oyendo en ese instante, era una canción de Avicii, justamente el Dj
favorito de nuestro objetivo. “amo esa canción” dijo ella con mucha emoción,
como si hubiera conocido a su media naranja.
Ese mismo día intercambiaron números de teléfono y continuaron
conversando por chat. Miguel me confesó que esa semana fue intensa,
estuvieron saliendo casi que a diario, no hubo besos, ni sexo, ni nada serio.
Me reconoció que no pudo aguantar la presión, y que Laura lo intimidaba, a
tal punto que ella lo notó, y poco a poco perdió el interés en él.
Pasaron los días y Miguel regresó a Blacky el perro que había prestado, y
volvió a escuchar rock que es la música que le gusta. Pero para mi sorpresa,
no estaba triste ni decaído. Todo lo contrario, él se sentía como un campeón
por que al menos había salido con su amor platónico.
- Que bien.
- Jajaja.
- Tranquilo, ¡dispara!
- Es una niña muy conservadora, muy mimada por los papás y hace
todo lo posible para no estar conmigo a solas, ni en un motel, o en mi
cuarto. Y me estoy desesperando porque sé que ella quiere hacerlo
conmigo, pero siempre dice que no es correcto y a mí se me están
rompiendo los pantalones cada vez que estoy con ella.
- Jajaja, entiendo.
- ¿Qué hago?
- Si.
- Bueno entonces ya que la conocemos, ahora debemos crear el momento
idóneo. Presta atención.
Esta estrategia o recurso la llamaremos “alcohol, frío y al baño.”
Recoge a tu cita, el plan de esa noche será dar vueltas en el carro, y compartir
algo de beber. Movilízate en las mismas cuadras, en círculos cerca de tu casa
y a la vez cerca de un establecimiento de comida, puede ser un McDonald’s, o
restaurante informal y asegúrate que lo que tomen esa noche tenga bastante
alcohol en una sola botella, puede ser una cerveza o un coctel, tranquilo no es
para que se emborrachen. Luego pon el aire acondicionado potente, sumado
todo, será cuestión de unos minutos que quiera ir orinar.
En ese momento le puedes decir “cerca de aquí hay un McDonald’s si quieres
vas al baño ahí.” hay una alta posibilidad de que le dé asco entrar y tener que
sentarse en un inodoro público. Así que si es el caso aprovecharas y le dirás
“tranquila, cerca de aquí está mi casa, vamos un momento para que uses el
baño.”
Una vez le den ganas de orinar la probabilidad de que esta vez acepte es muy
alta. Así que toma rumbo a tu casa, y como un caballero, acompáñala hasta la
puerta del baño. Cuando salga de ahí muéstrale la casa, los adornos y por
supuesto tu habitación. Una vez en tu cuarto no puede haber vuelta a atrás,
cierra la puerta y deja atrapada a la fiera. Me dijiste que antes no pasaba nada
porque nunca estaban a solas, bueno ya con esto habrás creado la situación.
Me cuentas como te va.
Ricardo, se despidió agradeciendo y prometiendo que me contaría. Fue
cuestión de una semana para que volviera a saber de el por el chat:
- Todo en orden.
- Hey, metí la pata, soy un idiota.
- ¿Qué pasó?
- Hice todo como me lo indicaste, primero pasé por ella, compre dos
cervezas con bastante alcohol, dimos como 45 minutos de vueltas en el
carro de mis papás, pues me toco prestarlo, manejé cerca de un McDonald’s
que estaba a un par de cuadras de mi casa, le subí al aire, nos dieron ganas
de orinar, y ella no quiso usar el baño publico así que fuimos a mi casa.
Después que salimos del baño, entramos a mi cuarto y empezamos a
besarnos, y ella se puso muy caliente, empezamos a besarnos con muchas
ganas, a ella se le escuchaba la respiración agitada, me bajó los pantalones
y me empezó hacer un oral increíble.
- No puede ser.
- Rayos…
- Sí, lo estoy.
- ¿A qué te refieres?
- Sí, yo supuse que no ibas a querer nada serio conmigo, por ser mucho
menor que tú.
- ¿Seguro?
Conclusión:
El día que tuve, la que fue posiblemente la peor entrevista de mi vida, más
allá de los nervios o las situaciones adversas, guardé conmigo una frase la
cual estaba convencido que tendría repercusiones positivas con mi
interlocutor, tenía clara la situación y lo que estaba buscando el entrevistador,
un solucionador de problemas. Por eso la frase “haré todo lo posible para
encontrar la respuesta a esa pregunta”. Tuvo un efecto tan positivo. Le dije lo
que él estaba buscando escuchar. A los seis meses me despidieron, en efecto
el tipo tenía razón y no era lo que buscaban. Aún estaba muy joven para el
puesto. Pero la experiencia que adquirí en esos meses fue imprescindible para
iniciar mis propios negocios.
En el segundo caso de este capítulo, nos encontramos con una modelo fitness,
bellísima e influenciadores en redes sociales. Por el otro lado teníamos a
Miguel que no era nada famoso, ni cercano a la farándula. Pero el tipo tenía lo
suyo. El objetivo de Miguel era ligar con una mujer que él conocía, pero eran
desconocidos. Para este caso usamos la misma plataforma en donde ella
trabajaba (Instagram), para descubrir sus gustos y pasiones, todo con la
finalidad de crear empatía con ella, en el momento que se encontraran por
primera vez.
En el caso de la cerveza y el baño, algunos podrían pensar que fue hacer
trampa o un poco maquiavélico, cuando en realidad solo fue un recurso para
logra un cometido. A pesar que Ricardo cometió el error garrafal de no estar
preparado con preservativos, el ejercicio había funcionado, estuvieron a solas
en su cuarto, era lo único que hacía falta para que sucediera lo que ambos
deseaban, pero la moral no la dejaba. Él ya tenía consciencia que en el fondo
ella quería que pasara, y con ese conocimiento solo era cuestión que el
momento perfecto ocurriera, o como en este caso, fuera creado.
En la historia de la cuarentona, una vez que Daniel supo lo que ella quería,
solo tuvo que decírselo, ella quería salir con él y eso le dijo. En realidad, él
nunca mintió, él dijo: “tú me gustas y quiero hacer lo que estamos haciendo,
conociéndonos. Ya después pasará lo que tenga que pasar.” nunca mintió
pues, en realidad nadie sabe lo que pasara después. Solo dijo lo que él sabía
que tranquilizaría a Astrid sin tener que mentir. Solo le basto escucharla y
conocerla, para saber qué palabras escoger.
Regla #2.
Conoce a tu objetivo.
CAPITULO 3
Perdible.
- ¿Y de que se trata?
- ¿Cómo un código?
- ¡Listo!
Y fue así como lanzamos una campaña que duraría una semana, era algo
como:
“Sólo por esta semana, usa el código: Alfa1 Y obtendrás un 50% en nuestro
libro digital: Magnetismo. Sólo en nuestra web, machoalfaoficial.com”
Al día siguiente de hacer la publicidad en redes, comenzaron a venderse a un
gran ritmo los libros, para el final de la semana, habíamos superado nuestro
propio récord. Esa fue la semana en donde más libros se habían vendido. Y
todo gracias a un cupón. Pocos días después volví a hablar con Enrique y lo
felicité por su buena idea. A lo que respondió: “Eso no falla, la gente nunca
pierde una oportunidad para ganar”.
De compras.
Una mañana tuve que ir deprisa a comprar un regalo para a mi mamá, por el
día de las madres. No me considero tan mal hijo, para olvidarme de ella, pero
sí confieso que soy terrible para recordar fechas especiales. La noche anterior
me había enterado que se celebraba este día. Así que apenas abrieron las
tiendas fui a un centro comercial a comprar algo para ella.
Al llegar empecé a caminar mirando las vitrinas de cada local, aún no sabía
realmente qué quería comprar, si ropa, joyería, libros, accesorios o tecnología.
Lo que sí sabía, era las ganas desesperadas por vender de parte del personal
de cada tienda. Si bien es normal que todos quieran vender, la forma como lo
hacían era fastidiosa.
Solo por estar mirando desde afuera, los vendedores en las puertas empezaban
a decirte “amigo, a la orden, ¿qué busca?, ¿en qué lo puedo ayudar?, siga sin
compromiso.” Era muy incómodo, ver el hambre por querer vender en cada
uno de ellos. Para mí era completamente innecesario la forma como querían
abordar a las personas. Si cualquier persona necesitara ayuda, simplemente la
pediría. Seguramente algunos dirán: “pero eso es servicio al cliente o solo son
amables.” no, no, y no. Eso sería mal servicio al cliente o intensidad.
Les doy un ejemplo: Si están con un amigo, y él les ofrece una manzana, en
primera instancia podemos pensar “lo hace por amabilidad”. Supongamos que
dijiste que no querías. Pero cada dos minutos insiste, seguramente ya no vas a
pesar que es amable, sino que, es intenso, o hasta extraño. Es la misma
sensación de extrañeza que sentía cada vez que me ofrecían ayuda
desconocidos sin pedirla, y tantas veces.
Continuando con mi compra decidí, entrar a un local de ropa, desde que entre
una vendedora me abordo diciendo:
- Buenas, a la orden.
- ¿En qué lo puedo ayudar? preguntó, con esa gentileza interesada por
vender.
- ¿A qué te refieres?
- ¿No te diste cuenta que era un cliente nuevo, que quería mirar a ver
si algo le gustaba. Y no había recorrido ni el 25% de la tienda cuando
decidió irse?
- Amigo mío, existe una delgada línea entre ser amable y un intenso.
- Explícame mejor.
- Primero, cada vez que alguien entra a tu local, tus vendedoras están
ofreciendo ayuda que nadie les ha pedido.
- …
- A las personas no les gusta que les vendan, a las personas les gusta
sentir que toman sus propias decisiones.
- …
- Me parece buena idea, alguien me dijo alguna vez que las personas
nunca pierden una oportunidad para ganar.
Un silencio de reflexión sostuvo Raúl. Y lo terminó con un simple gracias.
Nos despedimos y tomé rumbo hacia mi casa en donde me esperaba mi
familia para almorzar. Desde ese día no supe más de Raúl. Dos meses
después, recibí un mensaje de él:
- ¿Porque lo preguntas?
- ¿Y eso?
- Tal vez no lo recuerdas, pero ese día que hablamos, seguí tus
consejos.
- ¿Te parece?
- Yo la odio.
Mi prima me contó que ella era una compañera de clase y que sus amigas y
las de ella no se llevaban bien. La verdad poco o nada me importó, no me
involucro en problemas ajenos. Y creo que se notó que me daba lo mismo
porque apenas tuve la oportunidad de hablarle, lo hice.
Se estaba tomando una foto con una amiga, cuando justo yo pasaba por ahí.
Nuevamente su mirada se cruzó con la mía, y como si fuera una invitación me
acerqué y les pregunté: ¿me puedo tomar una foto con ustedes? Ellas un poco
apenadas pero sonrientes dijeron: “claro que sí.” Al tomarla, le dije con una
sonrisa amigable: ¿y ahora dónde puedo verla?, aceptémonos en Facebook. Y
así fue, luego nos despedimos. Y por ese día no la vi más, hasta el siguiente
que conversamos por chat.
- Bien ¿y tú?
- :)
- Jajaja sí, Aunque yo parecía una loca con ese disfraz y el cabello
desordenado.
- ¡Jaja, gracias!
A pesar que la conversación no era la más emocionante o interesante. Sabía
en el fondo que había interés mutuo, al menos eso creía. Por qué al cabo de un
par de días la invité a salir. Me dio una excusa y dijo: “no”. Realmente no lo
tomé a mal. A lo mejor sí estaba ocupada, como dije anteriormente, de verdad
creía que el interés era mutuo, así que, fue cuestión de pocos días para volver
a intentarlo. Para mi sorpresa la respuesta nuevamente fue: “no”.
Ya comenzaba a fastidiarme, creo que una de las cosas que más puede odiar
un hombre es que, lo rechacen cuando siente que es aceptado. Esto de cierta
manera más nos provoca conseguir el objetivo. Sí, a lo mejor es terquedad o
intensidad, pero apenas se dio la oportunidad lo volví a intentar. Lo curioso es
que esta vez cambié un poco la estrategia, y decidí tener una buena
conversación con ella. Si quieres tener una buena conversación con a una
persona, toca un tema que le mueva las emociones y la pondrás a hablar.
- ¿Aló?
- ¿Cómo estás?
- Bien, ¿y tú?
- Bueno.
- Si, te espero.
El patán.
Les voy a contar una historia que todos hemos vivido o viviremos. Hace
varios años conocí a una mujer llamada Liliana. Era lo que se podía conocer
como “una niña buena” de aquellas que, no andaba en vuelta en chismes,
rumores, o mala fama. Era muy tranquila, de esas que iba a la iglesia los
domingos.
Liliana se había enamorado de un tipo que recién estaba asistiendo a su
iglesia, este sujeto era todo lo que un papá, no desearía para su hija, era
mujeriego, muy liberal, cuestionaba muchas cosas de la iglesia, poco familiar,
informal, de esos que no aparenta ser lo que no es por miedo al qué dirán, en
fin todo un patán ante los ojos de la sociedad, o sea un perfil atractivo para
una niña buena como Liliana.
Liliana vivía suspirando por el patán, sin importar cuál fuera la actividad que
hiciera la iglesia, ella estaba ahí para verlo. Con el tiempo empezaron a salir,
pues Lili a parte de ser una niña buena, también era una mujer bonita. Y fue
cuestión de pocos días para que él se fijara en ella.
Comenzaron a ir a bailar y hacer planes, pero mientras Liliana se enamoraba
cada día un poco más, él patán, solo la veía, como una de entre tantas mujeres
con que hablaba. Fue cuestión de tiempo para que él se fuera distanciando,
mientras que ella se quería acercar más.
Pasó lo que todas las amigas le advirtieron a Liliana. Él patán la había
cambiado por otra. Ella estaba furiosa, resentida, pero seguía enamorada. Así
que por más rabia tuviera, no podía dejarlo de querer. Incluso, cada vez que él
la buscaba, ella siempre corría para verlo, sabiendo que había otras en su lista.
Ella era consiente que no la estaban valorando, pero no perdía la esperanza,
que su gran amor le correspondiera al cien por ciento algún día. Y ese día
estaba más cerca de lo que creía. Liliana siempre fue muy vanidosa, ya era
una mujer bella, pero el día que decidió operarse los senos, pasó al siguiente
nivel de belleza.
Cuando el patán la vio solo le dijo: “te ves bien”. Y su trato hacia ella no
cambio para nada, siguió siendo una más que de vez en cuando salía con él.
Pero pasó un hecho inevitable, y es que, Liliana ahora con sus nuevas dos
amigas (las prótesis) comenzaron a tener más atención de parte de los
hombres.
En un principio al patán no le importaba que Liliana tuviera admiradores, él
estaba completamente seguro de que su corazón le pertenecía solo a él. Pero
esto iba a cambiar tarde o temprano, y el momento llegó. Liliana había
conocido a Andrés. Un tipo bien parecido, al cual a ella le había llamado la
atención, a este nuevo personaje le iba muy bien con las mujeres. Y esto lo
sabía muy bien el patán, porque por casualidades de la vida era amigo de él.
Fue en una llamada telefónica con Liliana que el patán se enteró que ahora sí
tenía competencia:
- Hola Lili.
- Nada en especial.
- Con Andrés.
- ¿En serio?
- Si.
- Él es amigo mío.
- Si, yo sé.
- …
En ese momento el Patán, por primera vez sintió que podía perderla, y se dio
cuenta de lo mucho que iba a dejar pasar sino actuaba rápido.
- No, nos conocimos hace poco, mañana saldremos por primera vez a
solas.
- Hmmm.
- Si.
- ¿Que?
- ¿Porque es tu amigo?
- ¿Y eso?
- ¿En serio?
- Si.
Y así fue, después de esa conversación terminaron siendo novios. Ella lo
había conseguido por fin. Después de estar más de un año enamorada detrás
de él, un suceso lo cambió todo. Los celos pueden despertar los instintos más
profundos de nuestro ser, como proteger. Solo le bastó al patán sentirse
amenazado por competencia para que no pensara dos veces en formalizar las
cosas con ella. Y así lo hizo. ¿Que cómo sé lo que pensaba el patán? Lo sé,
porque ese patán, era yo.
Conclusión
En la seducción hay un concepto llamado “falso limitante de tiempo.” Es un
recurso que, se utiliza para abordar a un desconocido en la calle avisando que
tienes poco tiempo para hablar y que te tienes que ir, así no lo incomodas
haciéndole creer que no le quitaras mucho tiempo.
Ejemplo: Vas caminando y ves una mujer en la calle que te gustó, te acercas,
y le dices: “Disculpa, que te moleste, pero mis amigos me están esperando
que vamos para una fiesta, voy tarde, Pero antes de irme te quería conocer,
¿cómo te llamas?”. Normalmente se le caíste bien y fuiste de su agrado, se va
a reír y te dará su nombre y su teléfono. Pensando que solo tiene esta
oportunidad. La toma o la deja.
Esta estrategia hace que la gente sea más receptiva a escucharte. Pues a las
personas les fastidia qué le quieran hacer perder el tiempo. Por ejemplo:
cuando vas por la calle y alguien te quiere detener para hacerte una encuesta o
pedirte un favor, seguramente te ha pasado y en la gran mayoría de veces, los
has ignorado o rechazado. Y esto ocurre porque no nos gusta la sensación de
que, nos van a hacer perder el tiempo.
Pero pasa todo lo contrario cuando algo está por tiempo limitado, o con el alto
riesgo de perderlo. Sea una promoción o una persona. En este capítulo
tuvimos varios casos, como el código de promoción que usamos en nuestra
página web, machoalfaoficial.com, logrando superar nuestro récord de
unidades vendidas. O el caso de la tienda de Raúl, que desde que dejó de
fastidiar a los clientes y puso un incentivo para entrar como era el tema del
descuento con la barba, las personas empezaron a visitarlo más.
Los otros dos ejemplos fueron con mujeres. El primero, de la chica que
siempre me rechazaba las invitaciones a salir, cuando se dio cuenta que ya no
la iba a invitar más, tomó la iniciativa por sí misma de vernos. Y la última
historia, la de Liliana, como el simple hecho de sentir competencia y saber
que iba a perderla de verdad, bastó para formar una relación antes de que la
perdiera.
Regla #3.
Las personas hacen más por no perder que por ganar.
CAPITULO 4.
El instante.
Una estrella.
Un día recibí una llamada de una vieja conocida que me gustaba hace tiempo,
era alguien que había conocido por redes sociales hace un par de años y nos
llevábamos bien a distancia. Teníamos cosas en común y aparentemente
buena química, pero con el tiempo y la distancia se había apagado.
- ¡Estoy en Barranquilla!
- ¿Te dormiste?
- Eso me gustaría.
París
Para esos días mi hermano había decidido con su prometida que se casaría en
Francia, más exacto en París. Al parecer habían decidido botar la casa por la
ventana, haciendo de su boda algo memorable para toda la familia. Admito
que para esos días la economía no era la mejor en mis bolsillos, pero como
era mi único hermano pasé la tarjeta de crédito con la mirada hacia otro lado.
Había llegado el día de viajar, iba a ser mi primera vez en Europa, estaba a la
expectativa a ver que me traería esta experiencia. Éramos un grupo de
aproximadamente 30 personas. Por parte de la familia de mi hermano éramos
8, mientras que por parte de la familia de su novia eran más de 20. No
conocía a casi ninguno de los miembros de esa familia, mas allá de los papás
o el hermano. Durante el viaje me tocó compartir asiento con Rafa, era uno de
los primos de la novia. Era un tipo bien parecido de unos 31 años, tenía una
personalidad extrovertida y alegre, bastante conversador. Durante este vuelo
que duró más de 7 horas, hablamos bastante y antes de aterrizar ya nos
habíamos hecho buenos amigos.
Rafa me había contado que en su infancia le gustaba mucho los temas de
seducción y había visto muchos videos en Internet del tema, e incluso le
gustaba el tema de abordar mujeres desconocidas en la calle, cosa que pude
comprobar durante todo el viaje. Desde que aterrizamos vi cómo Rafael
intentaba ligar con cuantas mujeres atractivas veía. Su primer intento fue la
chica de inmigración, realmente era un hombre arriesgado y con poca
vergüenza. Sin éxito en su primer intento de conquista Rafa me dijo: “no tiene
permitido darle su número a pasajeros”. Este fue el primero de muchos
intentos fallidos.
A medida que fui conociendo a Rafael noté que se le daba muy bien hablar
con mujeres desconocidas, rompía bien el hielo, manejaba un inglés
impecable, le agradaba a las personas, pero al final no lograba concretar su
misión de ligar. Lo estuve observando varias veces, incluso a veces hablar con
grupos de mujeres al tiempo y lo manejaba muy bien. Pero nuevamente no
pasaba nada más de ahí.
No soy de meterme en la vida de las personas si no me preguntan o me piden
consejos, a no ser que realmente considere que es muy necesario. Llegó el día
que fuimos a conocer la torre Eiffel, fuimos en grupo todos los familiares.
Cuando llegamos era realmente mágico, ni las fotografías o vídeos le hacían
justicia a tal lugar. Una vez instalados empezamos a tomar vino, a bailar con
la música de un violinista que andaba cerca, nos tomamos fotos, etc. Era
especial el ambiente.
Todos la estábamos pasando bien cuando de repente, Rafa me dice:
“acompáñame”. Rafael había visto un grupo de tres mujeres solas tomando
champaña, cerca de la torre y quería hablarles, pero necesitaba refuerzos. Así
que me pidió ayuda. Decidí acompañarlo, al llegar Rafa hizo lo que yo
considero que era realmente muy bueno, rompiendo el hielo. Las saludó en
inglés, preguntando de dónde eran y si podíamos acompañarlas.
- De Colombia.
- No, pero lo que hemos visto por la televisión y redes nos encanta.
- Sus novelas, sus cantantes, y sus hombres. Decía una mientras reía.
- Jajaja
La conversación estaba muy agradable, mientras nos reíamos empecé analizar
a las mexicanas, de las tres solo una, era bonita a mi gusto. Las otras no
llamaron nuestra atención. Rafa ya empezaba a acercarse a la bonita y le
metía tema de conversación, mientras yo distraía a las demás. Sí, lo admito
me sacrifiqué por el equipo.
Pasaban los minutos y Rafael no tomaba acción con su objetivo, muchas
palabras y poco contacto físico. Ya me estaba aburriendo, pero sabía que si
me iba era el fin para la misión de Rafa. Me quedé más tiempo para ayudarlo.
La cosa se puso critica cuando una de ellas dice: “en 20 minutos nos tenemos
que ir”. Fue en ese momento. Qué me puse de pie, y dije: “voy por una
cerveza, ya vuelvo”. Tomé a Rafa por el Hombro y le dije que me
acompañara.
- ¿A qué te refieres?
- Estas en la ciudad del amor, enfrente del lugar más romántico del
planeta.
- Sí, es cierto.
- Y si me quita la cara.
- Está bien.
- Aja…
- Así que le propuse irnos para otro lugar en donde nadie nos viera, y
así fue.
Fuegos artificiales.
Un día recibí la llamada de una profesora de baile:
- ¿Buenas tardes?
- Hola, buen día llamo para cotizar unos efectos visuales, estamos
trabajando en el baile de fin de año de un colegio y queremos colocar una
pantalla gigante con imágenes animadas.
- Soy Daniella.
- Gusto en conocerte, Daniella.
- Tienes varias enamoradas por ahí. Yo no, Aclaro que me caes bien a
simple vista.
- ¿Y qué les pasa a sus estudiantes? -pregunté, serio pero tranquilo, fue
un momento incomodo y había qué manejarlo con diplomacia-.
- Si.
- Eso es diferente.
- La saludo, pero…
- Muy bien ¿si un estudiante le pregunta algo, ¿qué haría?
- …
- Lógicamente le responde.
- Joven…
- Ahora dígame, si sus estudiantes son amables con usted ¿qué haría?
- …
- Supongo que correspondería con amabilidad.
- Si, pero…
- Entonces creo que entiende a lo que voy, desde que llegué los
estudiantes han sido muy amables conmigo, al igual les he correspondido,
¿porque responder la amabilidad con indiferencia o grosería? Eso no tiene
ningún sentido.
- Ok.
- Bien ¿y tú?
- ¿Como lo sabes?
- Cuéntame.
- Ayer mis amigas y yo nos pusimos a hablar de ti, en ese momento ella
iba entrando y nos escuchó, se puso furiosa, porque algunas estaban
diciendo que estaban enamoradas de ti, que eras lindo y amable. Se puso
celosa y se fue.
Su canción, tu momento.
Uno de mis casos favoritos fue el de Manuel, un tipo de México que vivía en
Miami - Estados unidos. Era un sujeto que tenía todas las de ganar, dinero,
buena apariencia, una gran personalidad e inteligencia, eran tan inteligente
que acudió a mí, porque sabía que con la cabeza caliente no podía pensar bien
en la situación por la que estaba pasando.
Manuel se había enamorado perdidamente de una colombiana. “ella es tal
cual como mamá me enseño que me la consiguiera” me contaba Manuel,
mientras la describía. “es alta, delgada, rubia, una cara preciosa, elegante, de
mucha clase, tiene un gran sentido del humor.” Se notaba muy enamorado.
Entonces comencé a lanzar preguntas:
- ¿Cómo la conociste?
- No lo sé, creo que le caí bien, se reía de mis chistes, fue muy amable y
educada.
- Si eso creo.
- ¿Y qué te contó?
- Si, lo sé.
- ¿Sabes el motivo?
- Complicado.
- No, no se lo pedí.
- Esta noche.
- ¿Y eso?
- Por qué la voy a ver, hoy vamos a salir todos en grupo a un bar.
- Muy oportuno.
- ¿Sabes qué hace que queramos a una persona entre tantas, y a las
demás no?
- No estoy seguro.
Conclusión.
Una vez me contó una historia, Carlos, un gran amigo. Sobre cómo ascendió
económicamente en su vida. Tras varios años trabajando como vendedor en
una empresa, el dueño y gerente, decide que no va a continuar. Y habla con el
administrador de la empresa, para proponerle que lo reemplace. Pero el
administrador, sintiéndose que no está preparado para tal responsabilidad, sé a
sincera y rechaza la oferta.
Sin mas opción el dueño de la empresa le avisa al administrador que ponga la
vacante y empiece a hacer entrevistas. Carlos se enteró de la situación, y sin
pensarlo mucho, esa misma tardece tocó la puerta al dueño de la empresa.
Una vez reunidos, Carlos, le dijo que le diera la oportunidad a él. Pues
después de trabajar más de 7 años en la empresa en el área comercial, ya sabía
cómo se manejaba al derecho y al revés, sin mencionar que él conocía a cada
uno de los clientes, y la metodología de trabajo. El sí se sentía preparado para
el puesto. El dueño confío en sus palabras y experiencia, de inmediato mandó
a cancelar las entrevistas, e informó que tenía una decisión. Carlos pasó a ser
el nuevo gerente de la empresa. Y tiempo después se convirtió en el dueño.
Este capítulo está dirigido a tomar las oportunidades. Las personas pasamos
mucho tiempo esperando que llegue un momento adecuado para actuar. Y
pasan los días, y estamos tan ciegos o atrapados en una zona de confort que,
no nos atrevemos a tomar esos momentos incluso teniendo las señales en
nuestras narices.
Siempre tenemos dos opciones, tomamos las oportunidades o las dejamos ir.
Por qué las oportunidades no desaparecen, solo cambian de mano. Revisemos
las historias de este capítulo. La primera sobre Lina, la mujer de Medellín.
Cuando fuimos a la playa de noche, todo apuntaba que terminaría mal, desde
que el restaurante estaba cerrado, o cuando sentimos miedo por unos pasos en
el fondo, prácticamente ya nos íbamos, la noche se había arruinado. Pero
sucedió algo que no estaba en los planes, una estrella fugaz cayó del cielo
mientras mirábamos y estábamos solos. Era un momento perfecto y había que
aprovecharlo.
En la segunda historia en París, cuando Rafa toma conciencia que está en el
lugar más romántico del mundo, tomando champaña, con una hermosa mujer,
se llena de valor para besarla a pesar de que ella tenía a su novio esperándola
en México. Pero el momento, era una oportunidad tan especial, que tenía más
peso que cualquier compromiso social.
No muy diferente fue la historia del colegio, donde trabajé una temporada.
Cuando tuve esa última oportunidad con Adriana, en donde había música
emocionante en el fondo, papelitos, y fuegos artificiales. Aproveché, para
darle un beso que parecía escrito por los guionistas de Disney.
O el caso de Manuel, que le pidió ser su novia a una mujer que estaba
viviendo un momento de gran excitación y emociones, pues estaba en primera
fila, en el concierto de un artista que amaba, mientras cantaba su canción
favorita, la más romántica y bebiendo champaña. Creo que así era imposible
que cualquier mujer dijera que no.
Regla #4.
Aprovecha o crea el momento perfecto.
CAPITULO 5
El arma más poderosa.
Negocios prohibidos.
Un día llegó mi mamá de una reunión en la inmobiliaria que nos administraba
los locales de la familia. Había pasado una situación con un inquilino y ella
fue a revisar como solucionarlo. Una vez terminó de contarnos la conclusión
del problema me hizo el siguiente comentario: “Ah, por cierto, hijo, tienes
una enamorada en esa empresa”. Creo que esos comentarios son de los que
más le suben la moral a cualquier hombre.
Conversamos un poco sobre el tema, quién era, si era bonita, que había dicho,
entre otras. Según llegué a percibir en sus respuestas no era muy bonita la
“enamorada”. Así que no le di mucha trascendencia. Si, ya sé, que superficial,
¿qué puedo decir a mí favor? Soy hombre. Todo pasa primero por los ojos.
Pasaron los días y los problemas con el inquilino de nuestro local
continuaban, y esta vez me tocó ir a mí a la inmobiliaria, al llegar me atendió
una mujer mayor que yo, de unos 32 años, muy carismática, por no decir
buena vendedora. Era la gerente comercial. Su nombre era Juliana.
Conversamos sobre la situación del inquilino, me ofreció algo de tomar, era
formal y a la vez se notaba algo juguetona, como si algo tramara, a los 10
minutos de conversación llamó a una compañera de la oficina y me la
presentó: “Mira Jaime, por cierto, te presento a María, una compañera, para
que la conozcas.” Terminó de decir muy emocionada.
- …
Después de unos segundos de silencio y misterio, ella fue igual de sincera
conmigo y reconoció que el interés era mutuo. Inició una temporada de
muchas conversaciones entre los dos, entre coqueteos, y humor. Pasó una
semana y le propuse vernos, en esa ocasión me dijo que no podía por trabajo,
tiempo después le volví a extender una invitación para ir a tomar algo, en esta
dijo que sí, pero en el último momento canceló.
Ya comenzaba a molestarme y a confundirme la situación, Sin embargo, como
dice la teoría, no hay que ser reactivo. No le di mucha importancia, a pesar
que sabía que era extraño. Para esos días los carnavales en mi ciudad
Barranquilla habían empezado y esa noche saldría con un grupo de amigos,
me pareció una buena oportunidad para invitarla. Así que lo hice y dijo que sí,
que ella llegaría a donde estuviéramos nosotros, pero al igual que la última
vez eso no sucedió.
Al final de la noche y con unos tragos encima, llegué a mi casa, revisé mi
teléfono y vi que estaba conectada, así que le escribí diciéndole que estaba
molesto con ella. Ya sé que me estoy contradiciendo con lo dicho
anteriormente de no darle importancia, pero estaba molesto y con tragos.
Pero para mi sorpresa conseguí que se a sincerara, y me dijo:
- jajaja, tonto!
- …
- ¿Cuál?
- ¡Hecho!
Y así, cerramos el trato.
Directo
Una tarde recibí un cliente por video llamada:
- Hola Jaime.
- ¿Puedes ser más sincero y sonar más convencido? dime ¿qué quieres
con ella?
- ¿Y porque no se lo dices?
- …
- Déjamelo a mí.
Después de esa conversación le pasé por chat una especie de guía o pasos a
seguir:
1. Espera que sea de noche para que hablen. Esto hará que ya no
tenga distracciones ni compromisos, haciendo que se concentre en la
conversación.
2. Que la conversación sea por llamada. Esto hará que la experiencia
sea más personal y fluya.
3. Crea un ambiente cómodo antes de tocar el tema, asegúrate de
reírse, o que te cuente cosas que le apasionan para lograr hacer que se
sienta cómoda.
4. Dile lo que quieres y lo que piensas, sin tantos rodeos. Se vale un
poco de misterio al principio para ganar más interés de parte de ella,
pero asegúrate de decírselo como si de algo normal se tratara.
5. Si su respuesta llega hacer positiva, recuerda que el sexo es como
los negocios, se cierran en caliente. Así que busca la forma de verla lo
más pronto posible.
Dos días después volví a conversar con David, para preguntarle cómo le había
ido y esto me contó:
Sin rodeos.
Era una época en mi vida en donde estaba sencillamente aburrido, sin pareja.
Estaba recién terminado, andaba un poco desganado, como buscando algo o
alguien emocionante para acabar con la soledad de turno, así que empecé a
mirar redes sociales, a tratar de relacionarme con personas nuevas, conocer
mujeres y socializar. En estos tiempos es la forma más fácil de conocer gente.
Si no lo has hecho te lo recomiendo, seguramente vas a recibir muchos
rechazos, pero también muy seguramente conocerás o retomaras asuntos
pendientes con alguien, como fue mi caso.
Una de las mejores formas que he visto para interactuar por redes sociales es
responder a publicaciones de las personas, de esta forma se facilita iniciar una
plática. Por ejemplo: veía la foto de un gato y podía comentar: “este es el mío
y le mandaba una foto de mi gato”. Veía una foto de un paseo y preguntaba:
“oye ¿y dónde es eso y qué tal?”. Y así sucesivamente. Si, lo sé, no tiene nada
de magia o misterio, pero así poco a poco vas reactivando la vida social que
para esos días no tenía.
Entre las tantas imágenes, vi una publicación de una hamburguesa. Sí, no era
nada especial. La publicación era de Mary, una niña bonita que había
conocido años atrás en un cumpleaños, para ese entonces ella era muy joven,
tenía 16 años y era tímida, siempre supe que gustaba de mí. Pero había pasado
el tiempo, y ya tenía 20 años. Se notaba en sus fotos que ya era una mujer.
Estaba tan poco creativo, pero tan seguro de que ella seguía gustando de mí,
que a la foto de la hamburguesa le comenté: ¿y qué tal está? Si lo sé, todo un
genio de la seducción (estoy siendo sarcástico) mis sospechas no eran
equivocadas, ella respondió muy amable y conversadora, haciendo fácil la
comunicación y el avanzar en temas.
Empezamos hablar un domingo, de ahí en adelante hablábamos muy de vez
en cuando entre semana, la verdad no eran las conversaciones más divertidas,
de hecho, eran hasta un poco aburridas, pero tenía curiosidad de verla de
adulta, ya que de niña siempre me pareció bonita así que, llegado el jueves, la
invite a tomarnos un trago. Mary acepto que nos viéramos a las 7:30 de la
noche. Llegada la hora yo estaba saliendo de una reunión de trabajo, estaba
cansado ese día, sin embargo, ya me había comprometido con ella. Así que la
llamé una hora antes de lo acordado:
- Bien, ¿y tú?
- Ay, Jaime, creo que te voy a quedar mal, estoy con una amiga, y me
desocupo tarde, además mañana viajo temprano.
- Lo siento.
- Tranquila, Adiós!
- Chao!
Colgué la llamada, en realidad no me molestó que cancelara, por lo cansado
que me sentía. Terminé de comer y me fui a mi casa, ya eran las 9 de la noche
y estaba en mi cama a punto de dormir del cansancio. De la nada me entra una
llamada telefónica, tomé mi celular, era Mary:
- En mi casa ¿y tú?
- Pues, sí.
- Está bien.
Apenas colgué la llamada, salté de mi cama para quitarme la cara de sueño, y
poder arreglar un poco la sala. A los pocos minutos recibí la visita de Mary,
cuando nos saludamos, nos dimos un abrazo que a mi parecer fue bastante
frío. No le di mucha importancia y la hice pasar a mi sofá, estando ahí
empezamos a conversar sobre cosas sin importancia, parecía más una
conversación por cortesía y educación que dos personas que se querían
conocer o divertirse.
Fue cuestión de 10 minutos para darme cuenta que estaba aburrido, de verdad
la plática no fluía, era demasiado aburrida, Mary no logro hacer que el sueño
que tenía disminuyera, por el contrario, estaba aumentando, no sentía casi
empatía por parte de ella, había hasta silencios incomodos. Al poco rato ya
quería que se fuera de lo malo que era el ambiente.
De repente hice un último esfuerzo por hacer mejor el momento, me dije:
“bueno, si vamos a estar aquí un rato como minino intentare hacerlo más
ameno”. Había pedido algo de tomar por domicilio, pero no llegaba, entonces
le puse conversación mientras tanto:
- ¿Te parece?
- ¿Y tú qué quieres?
- …
En ese momento me miró a los ojos, y en su mirada sentí una energía sexual
muy fuerte. Acto seguido dijo: “hacer el amor contigo”. Lo pronuncio como
si se tratara de algo completamente normal, como si estuviera pidiendo una
cerveza en una tienda. Yo quedé congelado, mi cerebro no procesó bien la
primera vez que la escuché, y pregunté:
- ¿Qué dijiste?
- …
Me quedé en silencio mientras ella me sostenía la mirada, rasqué mi cabeza,
fue supremamente extraño ese momento porque, no hubo un preámbulo de
nada, ella fue tajante, diciendo directamente lo que quería, sin pena, ni dudas.
Admito que fue extraño, diferente, pero incluso con todo lo anterior acepte.
Me puse de pie, caminé hacia ella, la empuje al sofá, en fin, ya saben lo
demás.
Al terminar le dije:
- Si, lo era.
- ¿Y qué pasó?
Inalcanzable.
Esta es una historia que voy a disfrutar escribir. Empieza en el 2006, estaba
terminando mi último año escolar, yo era un estudiante “destacado”. Tenía
mis virtudes como ser buen deportista, llegué a ser el capitán de la selección
de mi colegio de futbol, campeón en el último año, y goleador en varias
ocasiones, me gradué personero, y siempre obtuve los papeles principales en
las obras de teatro. Hasta ahí todo muy bien, pero así como tenía mis
virtudes, estos eran mis defectos: Era flojo, mal estudiante, distraído,
introvertido, tímido, solitario, y un desastre con las mujeres.
Hagamos énfasis en: “tímido, y un desastre con las mujeres”. Tuve la fortuna
que en mi último año escolar, en mi salón, la mayoría de las mujeres eran
bellas, pero había una que era la más hermosa por lejos del salón, era Ana.
Delgada, alta, cabello largo, una cara, y sonrisa preciosa, trabajaba como
modelo, y si solo su físico no fuera poco, era la más inteligente del curso.
Sumado todo lo anterior, se podrán imaginar que, esa mujer nunca me iba a ni
escupir. Tenía aparentemente una vida perfecta.
Para que se hagan una idea de lo que les estoy contando; cuando finalizaban
las clases y todos iban a sus casas, la mayoría se iban en buses, taxis,
transporte escolar, y si eras afortunado tus papás te iban a buscar. Pero a ella,
ninguna de las anteriores. A ella la recogía un tipo que parecía sacado de una
publicidad de Calvin Klein, mucho mayor que yo, y montado en un carro del
año. Ya se podrán imaginar que tenía más posibilidad de ganarme la lotería, a
que ella se fijara en mí.
Hubo una ocasión en donde se acercaba el día de la familia en mi colegio, y
tuve la grandiosa idea de proponer crear una casa embrujada como atracción
para recoger fondos que irían destinados para la fiesta de fin de año de mi
promoción. Para los días que estábamos armando el interior de la casa del
terror, varias personas de mi curso estaban ayudando, entre esas, Ana.
Entre más de 10 compañeros nos encargamos de hacer el salón de ciencias un
lugar oscuro, con música siniestra, lleno de caminos sin salidas, obstáculos y
un par de estudiantes disfrazados de monstruos. Era el día previo al evento y
estábamos ultimando detalles, solo estábamos 4 compañeros decorando, entre
esos, Ana y yo.
Los otros dos compañeros eran un chico y una chica de mi curso que se
alejaron de nosotros para hacer de las suyas, o al menos para que el tipo lo
intentara, porque solo se escuchaba la voz de Margarita decir: “hey, ya,
para!”. Y mientras eso ocurría yo estaba frente a frente con Ana. Ella no decía
nada, era un momento de total silencio entre los dos. Era el momento perfecto
para intentar besarla, no iba a tener una segunda oportunidad como esa. Pero
desafortunadamente mi timidez en ese momento era más grande que mis
ganas de besarla. (lástima que no había leído el capítulo anterior en ese
entonces.)
Así fue como me quedé paralizado, fingiendo que no quería hacer nada. El
silencio entre nosotros termino cuando me dijo:
- ¿Estás enamorada?
- No.
A partir de ese momento empezó un coqueteo fuerte de mi parte y muy sutil
de el de ella. Por prácticamente una semana completa estuvimos chateando,
todo parecía que estaba yendo bien, hasta que un día para otro, sin previo
aviso, dejó de responder mis mensajes. Fue un poco extraño para mí, no
entendía que pudo haber pasado, tal vez había arreglado su situación con su
pareja, o se aburrió de mí, no sabía con franqueza que había ocurrido. Sin
embargo, había algo que me repetía a mí mismo por esos días: “no me
importa si no pasa nada, el simple hecho de estar hablando con ella, de esa
forma y tener su atención, ya me hacía sentir ganador”.
Llegué a pensar que todo se había ido al carajo, cuando le escribí una segunda
vez, y nuevamente me dejó leído. Fue entonces cuando dejé de insistir. Todo
parecía haber quedado ahí, una pequeña historia superficial de coqueteo y
nada más. Pero como dije anteriormente, la vida tiene formas interesantes de
dar segundas oportunidades, y así fue cómo llegó otra.
Un día salí con un amigo y dos mujeres, todos éramos amigos en realidad, no
había nada entre ninguno. Era un viernes y habíamos decidido ir a tomar un
trago a un bar. Estábamos pasándola muy bien, cuando mi amigo me dice: “la
mujer que está en la mesa de atrás te está mirando mucho desde que llegamos
y es bonita”. Cuando volteé me encontré mirando fijamente a Ana. Ella estaba
con sus amigos. Tan solo nos miramos, ella me sonrío y yo le piqué el ojo. Y
no volví a mirarla en toda la noche. No la miré ni por orgullo, ni nada malo,
solo no sabía en qué actitud estaba conmigo, así que preferí dejarla que
siguiera mirando.
Ya eran las dos de la mañana, mis amigos y yo nos pusimos de pie para irnos,
ya Ana no estaba en su mesa. Cuando estábamos buscando un taxi para irnos,
la volví a ver, pero esta vez estaba ebria. Me le acerqué y le dije:
- Dame un beso…
- Era una amiga, ¿cómo crees que te voy a pedir un beso delante de
una novia? soy idiota pero no tanto.
- Jajajaja entonces quién era la mujer con que estabas, porque yo los vi
emparejados.
- No.
- ¿Dónde estás?
- Llegando a mi casa.
- Dame la dirección, ya voy por ti.
- Hmmm.
- Ok.
Esa llamada duró desde las 2:30 am hasta las 6:00 am que salió el sol.
Hablamos de todo, fue muy profunda, divertida y sexy. Me contó que estaba
mal con su novio y que estaban terminados, entre otras tantas cosas, todo el
tiempo la conversación fluyó muy bien, a lo mejor fue porque ella estaba
ebria, o tal vez porque el trago le dio las ganas de decir muchas cosas que no
se atrevía a decirme.
La conclusión de la conversación es que ambos queríamos estar con el otro,
yo por un asunto pendiente con mi “yo” del colegio, y ella por la curiosidad a
mi personalidad y seguridad al hablar. Terminamos la conversación con el
trato de vernos al día siguiente. Pero la verdad yo no estaba seguro de si iba a
ocurrir o no, lo único que me restaba era esperar.
A la mañana siguiente hablamos al medio día, me levanté demasiado tarde y
ella también por la resaca de la noche anterior. Para no andar con tantos
rodeos y el misterio de si la iba a ver o no, le pregunte después de saludarla:
- ¿Aun quieres que nos veamos hoy, o se te fueron las ganas con la
borrachera de anoche?
- Perfecto.
- ¡Listo!
- ¿Y a dónde vamos?
- Está bien.
Esa tarde fui a cine y me distraje un rato, aunque por dentro la ansiedad me
comía, esperaba con muchas ganas que fueran las 8:00 pm. Cuando llegó el
momento, ya yo estaba arreglado de pies a cabeza, como si fuera a ir a un
restaurante elegante, puse música de fondo, luz tenue, dos copas, y algo de
beber. Pero faltaba lo más importante, ella.
Se hicieron las 9 de la noche y no llegaba, ya estaba a punto de resignarme,
cuando por mi ventana pude ver un carro parquear afuera de mi casa, la puerta
se abrió, y vi la silueta de una mujer alta, no había duda, era ella. Mientras
caminaba hacia mi puerta, con cada paso mi sonrisa se iba estirando, sentía
que estaba por pagar una deuda pendiente conmigo mismo que, debía hace
muchos años.
Eran las 9:05 de la noche cuando sonó el timbre de mi casa. Acabaré esta
historia diciendo que abrí la puerta y ella estaba ahí, delante de mí. Como
aquella vez en esa casa del terror, pero esta vez, no era un niño, no era tímido,
y sí tenía mucho por decir. El final se los dejo a su imaginación. Solo diré, la
vida tiene formas muy poéticas para dar segundas oportunidades.
Conclusión
Hace más de 4 años, en una entrevista para televisión, me preguntaron:
“Jaime, llevas varios años dedicado a dar consejos sobre habilidades sociales
y seducción, prácticamente eres un libro abierto para cualquier mujer que te
conozca, dime: ¿cuál es la mejor formar para seducir o conquistar, ¿cuál es tu
mejor estrategia?”.
A lo que respondí: “para mí, la mejor estrategia para conquistar es aquella que
no tiene estrategia. La mejor manera de seducir siempre será decir la verdad.
Ser sinceros es la máxima demostración de seguridad que puede tener
cualquier ser humano. A diferencia de aquel que miente sobre sí mismo, esto
no es más que el reflejo de que no está orgulloso de lo que hace o quién es. Y
la gente lo percibe”.
Este último capituló estuvo dedicado a explicar el arma más poderosa de la
seducción, la verdad. No existe una cualidad más atractiva que la seguridad, y
la seguridad se demuestra a través de la verdad. Una persona que dice lo que
siente o lo que piensa con sinceridad es una persona muy segura. (sin tener
que llegar a ser imprudente.)
Si analizamos una a una de las historias de este quinto capítulo encontraras
que en cada una el detonante, fue una verdad. En el caso de la gerente de la
inmobiliaria fue cuando le dije: “sino eres tú, la que gusta de mí en tu oficina,
no me interesa”. O cuando David le dijo a su cita que, él quería estar con ella,
y quería saber si ella también. O el caso de Mary cuando me dijo de frente
que, quería hacer el amor conmigo, sin rodeos. Y por supuesto la historia de
Ana, en donde el detonante fue decirle: “yo quiero salir contigo”. La gran
mayoría de los problemas que tiene la humanidad, se resolverán cuando
hablemos con la verdad.
Regla #5.
Aprende a decir la verdad.
Resumen final.
Si llegaste hasta aquí, déjame felicitarte, por tomarte el tiempo de invertir en
ti. Ese siempre será la mejor inversión que podrás hacer. Quiero dejar un
resumen de todo lo repasado en este libro, para que empieces a usar todas
estas herramientas en tu vida cotidiana:
Capítulo 1: A las personas les gusta sentir protagonismo. ¡Aprovéchalo!
Antes de conseguir algo de alguien el primer paso debe ser caerle bien, hacer
que se sientan a gusto contigo. Y para conseguirlo debes crear empatía. La
herramienta más recomendable para esto es dejar que la gente hable, se
exprese, prácticamente: ceder el protagonismo.
Capítulo 2: Conoce a tu objetivo.
Cuando sabes cómo piensa, qué quiere, que le gusta, a la persona que quieres
persuadir. Tienes una gran ventaja si la usas a tu favor. Es aquí donde aplica
esa frase que dice: El conocimiento es poder.
Capítulo 3: Las personas hacen más por no perder que por ganar.
“Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Era una frase muy utilizada
por mis papás. Cuando lo analizo de adulto, creo que no puede tener más
sentido por qué, no es posible. Cada vez que tenemos la sensación de que
vamos a perder algo, lo añoramos más que nunca. Sea un familiar, un amigo,
un objeto, un amor, una oportunidad. Por eso una gran estrategia para
persuadir siempre será: ser perdible.
Capítulo 4: Aprovecha o crea el momento perfecto.
Creo sin lugar a duda que una de las situaciones que más le duele a cualquier
ser humano es recordar una oportunidad que dejaron pasar. A veces la vida
misma nos da oportunidades maravillosas, y por no tomar iniciativa se van, y
nunca más vuelven. Por más obvias que sean, aprovéchalas, que con una alta
posibilidad, en la mayoría de los casos, nunca más volverán.
Capítulo 5: Aprende a decir la verdad.
Pensamos tanto en cómo va a reaccionar nuestro interlocutor, que hasta
suponemos situaciones que nunca han pasado o pasarán. Haciendo que no
actuemos de la forma más sencilla, diciendo la verdad. No conozco
herramienta más poderosa y atractiva en los seres humanos que la seguridad y
la sinceridad, y ambas van de la mano. Siempre recalcaré usarlas en cualquier
momento. E incluso si nos va mal, por decir la verdad. Puedes tener toda la
tranquilidad porque al final, sencillamente, fuiste sincero.