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DERECHOS

HUMANOS Y
DIGNIDAD DE LAS
PERSONAS
ALUMNO: Cueva Gutiérrez
Martin

DOCENTE: Pastor Gálvez


Raúl Mariano
La idea de dignidad humana o de las personas tiene su origen en la antigüedad
griega; sin embargo, se ha enriquecido en su significado y alcance a lo largo del
desarrollo de la historia humana, pasando de ser un concepto vinculado a la posición
social a expresar la autonomía y capacidad moral de las personas, constituyéndose
en el fundamento indiscutible de los derechos humanos. Especial relevancia tiene la
dignidad humana, como elemento para enfrentar y desarrollar las normas relativas a
las transformaciones sociales provocadas por el desarrollo científico y tecnológico.

El valor de la dignidad humana es un concepto central para limitar el poder punitivo


en el marco de un Estado de derecho. En él, el respeto de la dignidad humana
constituye un punto de partida irrenunciable. Cuando se indaga acerca de su
contenido, muchas veces ella queda identificada con la igualdad o bien, con la
autonomía. La dignidad no es un concepto legal que pueda ser expresado en normas
específicas. Ante todo, es un concepto del orden de la moral que tiene diversos
niveles de significado dependiendo de su contexto y función lingüística
La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la dignidad de la
persona frente al Estado. El poder público debe ejercerse al servicio del ser humano:
no puede ser empleado lícitamente para ofender atributos inherentes a la persona y
debe ser vehículo para que ella pueda vivir en sociedad en condiciones cónsonas con la
misma dignidad que le es consustancial. La sociedad contemporánea reconoce que
todo ser humano, por el hecho de serlo, tiene derechos frente al Estado, derechos que
este, o bien tiene el deber de respetar y garantizar o bien está llamado a organizar su
acción a fin de satisfacer su plena realización. Estos derechos, atributos de toda
persona e inherentes a su dignidad, que el Estado está en el deber de respetar,
garantizar o satisfacer son los que hoy conocemos como derechos humanos.
FEMINICIDIO
El término “feminicidio” hace referencia a un tipo de homicidio específico en el
que un varón asesina a una mujer, chica o niña por ser de sexo femenino. A
diferencia de otros tipos de asesinato, los feminicidios suelen ocurrir en el hogar
como consecuencia de violencia de género. También se categorizan dentro de los
crímenes de odio, dado que se dan en un contexto en el que lo femenino ha sido
estigmatizado durante años.
El feminicidio es la manifestación más extrema del abuso y la violencia de
hombres hacia mujeres. Se produce como consecuencia de cualquier tipo de
violencia de género, como pueden ser las agresiones físicas, la violación, la
maternidad forzada o la mutilación genital.

En la actualidad nos encontramos con manifestaciones de violencia que no solo


afectan a la integridad física y psicológica, sino que incluso constituyen un serio
riesgo para la vida de millones de mujeres en el país. La muerte de muchas de
ellas se produjo en un contexto de violencia familiar. Lo más grave, sin embargo
es que, en algunos casos, las víctimas que buscaron algún tipo de ayuda no
recibieron la respuesta o ayuda necesaria por parte de las autoridades para
evitar su repetición y, finalmente, un resultado fatal.
Las consecuencias de la violencia contra la mujer no solo se traducen en las
lesiones físicas y psicológicas que presentan las víctimas, sino que involucran el
daño ocasionado a las personas de su entorno y a la sociedad que se ve privada
de la capacidad y aporte que estas mujeres pueden brindar.

¿Qué se puede hacer?


El feminicidio es un delito pluriofensivo ya que afecta diversos bienes jurídicos;
no sólo atenta contra la vida de las mujeres, sino que se vulneran otros derechos
como la dignidad, la libertad, la seguridad y sobre todo la igualdad y la no
discriminación pues la naturaleza de esta conducta es motivada por el género de
las víctimas.
Las medidas a tomar para luchar contra los feminicidios no pueden concentrarse
solo en uno de los focos del problema, porque todo parte de un problema con
varios niveles de complejidad: psicológico, psico-social, y sociopolítico.
Por ello, todo debe pasar por los cambios a nivel individual (desarrollos de
programas de prevención y de salud mental) y colectivo. Estos últimos no solo
implican cambios en la cultura y la sensibilidad hacia la violencia que sufren
muchas mujeres; además, incluyen medidas materiales y objetivas: urbanismo
que promueva la seguridad de las calles, políticas penitenciarias que protejan a
las víctimas, etc.
PENA DE MUERTE
La pena de muerte, pena capital o ejecución consiste en provocar la muerte a una persona
condenada por parte del Estado, como castigo por cometer un delito establecido en la
legislación. Debe distinguirse de las ejecuciones extrajudiciales, ya que estas son realizadas
sin el debido proceso legal.
Numerosos filósofos, políticos, religiosos e intelectuales se han opuesto a la pena de
muerte. Además, la mayor parte de los países democráticos y desarrollados han abolido la
pena capital. Sin embargo, a favor de la pena de muerte suele alegarse bien que es una
pena justa y moral (argumento ético), bien que es una pena eficaz para prevenir delitos
(argumento utilitarista), bien el argumento religioso o de autoridad.
El Estado fue creado para proteger la vida e intereses comunes de las personas, y no tiene
derecho a quitar la vida. Otorgar al Estado el derecho a matar, aunque solo sea en
determinadas circunstancias, rompe el principio de la intangibilidad de la vida humana
derivada de la dignidad de los seres humanos, e implica que las autoridades tienen el
derecho a disponer de las vidas, que así dejan de merecer el máximo respeto. Si se admite
que la vida no es absolutamente intocable para el Estado, los ciudadanos están indefensos
ante el mayor ataque posible del poder estatal, el ataque contra la misma existencia, y ya
no serán ciudadanos sino súbditos, pues habrían sido degradados a la categoría de simples
medios para la consecución de los fines del poder estatal. Un Estado que puede cometer
"asesinatos legales" se pone al mismo nivel del criminal que haya matado para conseguir
sus fines, con lo que moralmente no se diferencia del criminal que despreció esos valores
que el Estado debería defender.

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