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Dado que la infancia es difícil de rastrear en las nuevas .tendencias "post-procesuales", que han
unidades domésticas, la arqueología se ve a menu,.. hecho hincapié en la importancia del individuo
do obligada a estudiarla únicamente a través de los como actor dinámico en la configuración del len-
restos funerarios, 10 que añade nuevas limitaciones guaje cultural, abriendo la puerta a la consideración
a su análisis. En primer lugar, los niños pueden no de grupos sectoriales, y desarrollando especialmen-
ser considerados como miembros reconocidos del te los estudios de género. De hecho, la reflexión
grupo social hasta que cumplen una determinada sobre el mundo infantil ha sido en muchos casos
edad, y ello implica que pueden estar ausentes de una consecuencia de la atención prestada al univer-
los cementerios, faltando así cualquier indicio de su so femenino dentro de cada unidad social.
presencia. Además, sus restos son extremadamente Ciertamente, la infancia es un sector de impor-
frágiles, y por lo tanto resultan susceptibles de per- tancia vital para cualquier grupo humano, puesto
derse por efecto de la erosión o de cualquier otro que de su existencia y formación depende la repro-
factor físico, e incluso han pasado a veces desaper- ducción física e ideológica de la población como
cibidos en excavaciones poco cuidadosas (Trellisó unidad diferenciada. Pero los niños son objeto de
Carreño 2001: 92). Desde el punto de vista antro- valoraciones necesariamente contradictorias, lan-
pológico, resulta imposible diferenciar a los varo- to por cuestiones puramente económicas o demo-
nesde las mujeres en los grupos edad más corta, con gráficas como por las relacionadas con el ámbito
lo que también se pierde la posibilidad de evaluar sentimental, educativo o social. Si bien un naci-
diferencias debidas al sexo, un factor que resulta de miento es necesario para la reproducción de la uni-
gran importancia en cualquier evaluación social. dad familiar, un exceso de ellos puede poner en
Finalmente, el hecho de trabajar básicamente con peligro lasupervivencia o el nivel económico de la
un registro funerario ritualizado hace que nuestro familia, y poner remedio a este último problema
contacto con ellos esté marcado por antiguas nor- tiene, a su vez, un alto coste sentimental y en oca-
mativas que pueden enmascarar la realidad social siones físico. Por otra parte los infantes requieren
más que reflejarla de forma directa. un gran esfuerzo en su atención y alimentación sin
Por si faltaba algo, esta "invisibilidad" material proporcionar ninguna contrapartida en sus prime-
se combina con una cierta "ceguera" por parte de ros años más que la satisfacción de su existencia.
los especialistas, que en general tampoco se han Finalmente, un niño ya autónomo que colabora en
interesado especialmente por el mundo infantil de las labores caseras presenta un proceso hacia la in-
las sociedades que analizan, cosa que no es de ex- dependización que a menudo implica la ruptura de
trañar teniendo en cuenta todas las dificultades ya algunas reglas asumidas y plantea nuevas situacio-
expuestas, pero en 10 que también hay que recono- nes de crisis que marcarán los cambios caracterís-
cer un fuerte peso de la propia tendencia general de ticos de la sociedad futura.
la disciplina arqueológica. Una revisión superficial Permitir un adecuado proceso de crecimiento,
a las distintas posiciones teóricas que han marcado formación y adaptación de los niños a su contexto
la línea de las investigaciones, nos permite adver- social exige una gran inversión por parte del grupo
tirque desde el Positivismo histórico se ha prima- al que pertenecen, y un progresivo sistema para
do más el estudio del objeto que del sujeto, que convertirles en los adultos que la sociedad conside-
desde la Nueva Arqueología se han analizado los ra adecuados. Todo ello implica un amplio y diver-
grupos de edad con el fin prioritario de distinguir so sistema educativo en el que el niño va asumien-
diferencias jerárquicas, y que desde el Marxismo se do los principios y los conocimientos precisos para
han primado las relaciones de clase frente a las de llegar a reproducir con éxito el sistema social. Este
los grupos de edad (6). Cualquiera de estas propues- proceso tendrá una normativa más explícita,com-
tas puede arbitrar los medios para realizar estudios pleja y diferenciada conforme la organización so-
centrados en la infancia, pero de hecho hasta épo- cial tenga a su vez mayor complejidad y jerarqui-
cas recientes no se ha llamado la atención de una zación. En sociedades en las que faltan los
forma sistemática sobre este grupo social. Este documentos escritos resulta difícil acceder a este
cambio de posiciones se debe al desarrollo de las código, cuya existencia asumimos sin arañar si-
quiera los detalles. Sin embargo, la arqueología,
(6) Es cierto que en este caso los niños, junto con las muje- con un detallado estudio de los registros domésti-
res, han sido analizados en profundidad como individuos espe- cos y funerarios, puede ayudarnos a desvelar algu,..
cialmente sensibles a situaciones de explotación y dependencia
(Melliasoux 1987). nas de sus claves.
durante el embarazo o el parto, consideradas como te alta en este tipo de sociedades, admitiéndose
fracasos o malos augurios, ha llevado a ocultacio~ como razonable una tasa entre el 40 yel 50 % con
nesde los fetos y de los recién nacidos antes de que respecto al total de la población (Almagro-Gorbea
su existencia fuera conocida y asumida socialmen- 1986:480; Goodmany Armelagos 1989: 225). Sin
te. Esta costumbre se ha mantenido en el contexto embargo, teniendo en cuenta que en unos casos su
europeo en todas las etapas históricas (Scott 1990, muerte debe ocultarse, que en otros, aunque públi-
1992), pero es difícil reconocerla por otras vías que ca, supone una gran decepción sentimental que
no sean las arqueológicas, ya que es una conducta debe ser prontamente superada, y finalmente que
que por distintas e importantes razones suele ser los niños pequeños tienen mermado su reconoci-
silenciada (8). miento social, resulta lógica su limitada represen-
En ambientes ciudadanos más complejos se per- tatividad funeraria. Así, en el mundo romano, las
mitía el abandono del recién nacido mediante su inscripciones fúnebres que registran la muerte de
exposición en un lugar público, a menudo cerca de niños pequeños son sólo un 1,3 % del total anali-
un templo o santuario, de forma que el bebé tuvie- zado por Hopkins (1983: 225), relativas en suma-
ra una posibilidad, aunque remota, desalir adelante yor parte a varones, y lo mismo sucede en el cam-
(Garland 1985: 81 ).En general esta opción puede po del arte o de la literatura, acentuándose este
considerarse como un infanticidio post-parto, de los hecho en los momentos anteriores al final de la
que pudo haber otras versiones mediante descuidos, República (Dixon 1988:114). Plutarco señala que
falta de alimentación o cuidados, etc. Se advierte ya en la Roma arcaica Numa Pompilio limitó el
que en sociedades como la griega o la romana es- tiempo que podía dedicarse a lamentar la pérdida
tas soluciones se aplicaban con mucha más frecuen- de un niño, y mucho más tarde Cicerón considera
cia a las niñas que a los niños, debido al sistema que exageraren este punto es claramente inadecua-
ideológico y económico imperante. Aunque se ha do (Lee 1994: 71).
defendido en ocasiones que el recurso al infantici- Esta notable ausencia del elemento infantil no se
dio femenino fue en todo caso muy limitado (En- produjo siempre en épocas inmediatamentepreibé-
gels 1980: 116), otras opiniones otorgan una impor- ricas, como se aprecia en el análisis del amplio ce-
tancia mayor a este sistema "regulador" (Golden menterio deLes Moreres, en Alicante (900-625
1981: 317). Algunos indicios indirectos, como el a.C.), donde los niños de menos de 2 años están
recuento de miembros de las familias inmigrantes mucho mejor representados (González Prats 2002).
en Miletoentre 228 y 220 a.C. ha permitido obser- Este comportamiento es relativamente similar al
varqueentre ellas se contabilizaban 118 hijos va- patrón ofrecido por las necrópolis fenicias y púni-
rones frente a 28 niñas, lo que resulta una despro- cas (Gómez Bellard et al. 1992), si hienen estos
porción demasiado notable para ser natural casos pueden existir zonas de la necrópolis casi
(Pomeroy 1983: 210). exclusivamente dedicadas a los niños, como ocurre
En todo caso, y aun teniendo en cuenta tanto los en las vertientes norte y sur de la colina "U" de Vi-
lactantes enterrados.en las necrópolis como en los llaricos (Astruc 1951: 52-53). Sin embargo, para
poblados,el número de niños de corta edad recu- épocas similares en el ámbito tartésico delsuroes-
perados en los yacimientos ibéricos resulta enor- te peninsular de nuevo se ha resaltado el déficit de
memente limitado. Esto es algo frecuente en mu- este grupo de edad. En la necrópolis de Setefilla se
chos contextos culturales, incluso en aquellos en han propuesto diversas hipótesis que podrían expli-
los que los niños son objeto de cuidados y recono- carlo: o bien se entierran aparte, obien no eran en-
cimiento. En realidad es una opinión generalizada terrados, o bien hay prácticas de contracepción o
que la mortalidad infantil debió ser extremadamen- infanticidio, en este último caso afectando selecti-
vamente a las féminas, dado que el número de va-
rones enterrados en los túmulos estudiados esma-
(8) En muchas áreas de la Península Ibérica esto se ha lleva-
do a cabo tanto en el mundo rural como en el urbano, donde si- yor al de mujeres (Aubet 1995: 402).
gue practicándoseaunque sin dejar prácticamente huellas. En la
zona del Guadiana Menor (Jaén), donde hemos trabajado de for-
macontinuada, se reconoce corno experiencia vivida que los fe-
tos de pocos meses eran enterrados discretamente en las casas o EL CUIDADO DE LOS LACTANTES
en las cuadras sin que esta acción alcanzara ninguna repercusión
social, mientras que si la gestación evolucionaba más, se conver-
tía en un hecho conocido públicamente, y era preciso practicar un
Es muy poco 10 que sabemos del cuidado del
enterramiento ritualizado. recién nacido en el mundo ibérico. Es de suponer
2
1
3 4
Fig. 4, 1.-"Sacaleches" del deposito votivo de El Amarejo; 2.- "Biberón" de Puig des Molins; 3.,. Vaso zoomorfo de El
Amarejo; 4.-Terracotas dela necrópolis de La Albufereta (1 y 3: apartir de Broncano 1989; 2: a partir de Gómez Bellard y
Gómez Bellard 1989; 4: Proyecto Imagen Ibérica, CSIC.).
que, como en la mayoría de las sociedadescompa- 3 años. Coincide por tanto con las recomendacio-
rabIes, la madre se encargara de alimentar al bebé nes propuestas por Platón en sus Leyes, donde se
hasta una edad relativamente avanzada, en la que el indica que los niños deben ser amamantados hasta
niño cambia su forma de vida y empieza a insertarse los 2 años y tener una nodríza hasta los 3 (Golden
lentamente ene! mundo de los adultos. En el ámbito 1990: 20). En ciertos momentos se tendió al empleo
romano el destete comenzaba hacia los 2 años, y el denodrízascomo sustitutas de la lactancia mater-
final de la primera infancia se podía situar hacia 108 napara las familias más acomodadas, convirtiéndo-
se estos personajes en un grupo social concaracte- tivo deEl Amarejo (Broncano 1989). El uso de es-
rísticas y prerrogativas muy especiales dentro del tos recipientes para la alimentación infantíl está
ámbito romano (Bradley 1986; Mangas2000), pero atestigüado en una terracota procedente de la necró-
esto es raro en comunidades más sencillas, donde polis púnica del Puig des Molins, en el que una
es poco frecuente que existan alternativas a la ma- mujer sentada alimenta a un bebé con uno de ellos
drepara alimentar a los niños, lo que puede llevar (Almagro Gorbea 1980: lám.XXXI; Olmos 1999:
a la muerte de éstos por inanición·si por cualquier n° 66.5), mientras que en otro caso hallado en la
causa falta la leche materna. En todo caso, el perio- necrópolis de La Albufereta de Alicante (Fig. 4.4)
do de lactancia se suele prolongar 10 más posible, una dama en pie sostiene al niño en uno de sus bra-
dado que disminuye la posibilidad de nuevosem- zos, y con el otro sujeta un vaso ornitornorfo (Ru-
barazos no deseados y que la leche es una fuente de bioGomis 1986: 115 yfig. 39).
alimentación sana y segura. Los problemas del Resulta evidente que en el mundo ibérico a par-
cambio hacia la ingestión de otros alimentos son tir del siglo IV y especialmente en el siglo IIla.C.,
precisamente otra fuente de riesgo para los infan- cobró fuerza el culto a una divinidad femenina que
tes, como se demuestra en los estudios de la capade protegía la vida humana, y que acogía igualmente
esmalte dental correspondiente a estas edades (Pri- a los difuntos tras su muerte. Su carácter e icono-
ce et al. 2002). grafía particular hablan de una idea propiamente
Hay muy poco material arqueológico relacio- ibérica que tiene sus puntos de contacto con la As-
nado con esta primera infancia. Algunas piezas tarté-Tanit del mundo fenicio-púnico y con diosas
cerámicas ibéricas se han clasificado como "saca- del tipo Deméter, Perséfone o Afrodita en elmundo
leches" (Fig. 4.1 ) por su similitud con otrasmanu- griego. Sus características y atributos han sido es-
facturasmediterraneas así interpretadas (Page tudiadoscon detalle por Olmos (e.p.), y por tanto
1985: 141, con referencias bibliográficas), si bien aquí sólo procede hacer algunos comentarios espe-
otros autores no están de acuerdo con la interpreta- cialmente vinculados al mundo infantil. y es que
ción de estas piezas, considerando poco adecuada esta divinidad, entre otras posibilidades, desvela su
su forma a la función que se propone (Broncano importante papel como generosa madre o nodriza
1989: 217-219, acerca de las piezas recuperadas en amamantadora, protectora de los bebés en concreto
el depósito votivo de El Amarejo, en Albacete). En y, a través de ellos, de la humanidad en sentido más
las necrópolis se han encontrado únicamente en El amplio. Este aspecto curótrofo fueya detectado por
Cigarralejo yen Coimbra delBarranco Ancho, pero Blázquez (1983), Marin Ceballos (1987) y más
siempre fuera de contextos funerarios cerrados recientemente por Gil González y Hernández Ca-
(GarcíaCano 1997: 158). Porotraparte,enelmun- rrión (1995-96). La figura que amamanta asume
do púnico existieron piezas asociadas invariable- el sentido maternal, pero no pierde, como madre
mente a los niños que se consideran "biberones" no-biolÓgica, las virtudes de las nodrizas, quienes
(Fig. 4.2), y que perduraron en época romana. A se consideraron en muchos contextos como cuida-
pesar de que tenemos evidencias recogidas en la doras,educadoras y cómplices, al estilo de la Eu-
necrópolis delPuig des Molins de Ibiza (Gómez ricIea homérica con respecto aOdiseo (Vilatte
Bellard y GómezBellard 1989: 218) o en la de Vi- 1991: 13-15).
llaricos (Astruc 1951: lám. XXIV, 7), estos elemen- El culto a esta divinidad en su versión infantil no
tos no llegaron a popularizarse entre los iberos. Su sólo debió practicarseen los poblados, sino que
funcionalidad ha sido también discutida desde an- debiÓ extenderse a los santuarios, en donde proba-
tiguo, puesto que estas formas han servido como blemente existían ceremoniales e incluso quizás
juguetes más que como recipientes de líquidos has- fiestas específicas para la protección del recién na-
ta épocas recientes (Coulon 1906). cidomediante suofrenda ala diosa (Olmos e.p.).La
En el contexto ibérico son más abundantes los cueva de barro cocido que se incluye en el rico mo-
vasos zoomorfos (Fig. 4.3) que pudieron cumplir biliario de la tumba L-127-Ade La Albufereta (Ru-
este mismo papel. Los ejemplares conocidos son bio Gomis 1986: 216, fig. 97) parece seruna alusión
básicamente recopilados por García Cano (1997: a unemplazarniento de este tipo como víade comu-
164-166), apreciándose que se encuentran tanto en nicación con la divinidad, que debió ser igualmen-
las tumbas como en algunos puntos especiales de te venerada mediante pequeños templos y santua-
los asentamientos, muchas veces con daras conno- rios en distintos lugares del mundo ibérico (Lillo
taciones cultuales, como sucede en el depósito vo~ Carpio 1995-96 y 1997). El importante trabajo de
8
&4
o
"
'....;¡:.. '.
...
Fig. 8. Cambios de edad asociados a cambios en el vestir en el mundo anglosajón (según Stoodley 2000)
f& ttJ
fig. 84 y 1999: 78-79). La excavación extensivarle
necrópolis en el ámbito celtibérico y vacceo .ha re-
velado también ajuares de este tipo, como sucede en @lS656 @)SS54 @S651 (j)56'O
las tumbas 5 y 12 de la necrópolis de Las Ruedas
(Valladolid) (Sanz Mínguez 1997: 55-60).
Ciertamente, algunos de los "juguetes" más po-
a 101
@ @
pularesa 10 largo de la historia han sido los anima- @5657
conocido cipo de Coimbra del Barranco Anchoen Fig. 13. Ajuar de la tumba 63 de la necrópolis de Coimbra
Jumilla (García Cano 1997: 264-5, láms. 58-9). Dos del Barranco Ancho (según García Cano 1997).
Fig. 14. Cipo de piedra procedente de la necrópolis de Coimbra del Barranco Ancho (según García Cano 1997 y Proyecto
Imagen Ibérica del CSIC).
por la diosa. En contextos funerarios son interpre~ propuesto diversas lecturas, pero que indudable-
tadas, por lo tanto, como indicadoras de la presen- mente tienen una probable vertiente lúdica. Aún
cia de Jóvenes solteras, que en la muerte buscan así, falta un estudio detallado que permita evaluar
también la protección divina (Sourvinou-Inwood estos hallazgos como conjuntos, de forma que se
1978: 108). Un ejemplar de este tipo .se haencon- sepa cuántas unidades suelen formarlos, sus carac-
trado de nuevo en la tumba 51 del Turó deIs Dos terísticas y sus posibles usos diversificados (Gar..
Píns (García RoseHó 1993: 121, n° 66), por lo que cía Cano 1997: 185-187 y 251-254 con un estado
cabe suponer que uno de los tres niños enterrados de la cuestión para estos tipos de piezas). Resul-
fuera de sexo femenino. Como ofrendas relaciona- ta claro que los niños demasiado pequeños no
das con la "Tanit" ibérica hay que citar igualmen- estarían en condiciones de dominar este tipo de
te la estructura L127Ade LaAlbufereta, donde jun- juegos, pero cuando alcanzan edades superiores a
to a muchos otros elementos de carácter ritual los 7-8 años ya podrían participar en ellos. Sin
figuraba una de estas piezas (Rubio Gomis 1989: embargo, la presencia de las tabas no es frecuen..
fig. 98, n° NA5305). te en las sepulturas infantiles o juveniles, si bien
Otros elementos que aparecen con mucha fre- tenemos el caso de la tumba 70 de Coimbra del
cuencia tanto en las casas como en las tumbas son Barranco Ancho, que entre su rico ajuar incluye
los conjuntos de dados,fichas circulares decerá- un número elevado de astrágalos (Iniesta Sanmar~
mica y tabas de ovicáprido, para los que se han tín et al. 1987).
3 4
Fig. 15. 1: Terracota de La Serreta deAlcoy; 2: "Damita" del Corral de Saus de Mogente; 3: Flautista de Osuna; 4: Relieve
familiar bastetano (1,3 y4: Proyecto Imagen Ibérica del CSIC; 2: a partir de Izquierdo 2000).
te, quedan bajo los cascos delos caballos, quizás por dades familiares ganan terreno en una sociedad
la muerte prematura del infante, quizás porque deja cada vez más diversificada y compleja, enla que las
atrás esa primera infancia con la simbólica imposi- bases organizativas de los núcleos urbanos que
ción de manos del personaje principal. constituyenlos territorios étnicos tienen en aquellas
En otro lugar hemos propuesto la importancia los cimientos más sólidos (Ruiz200ü: 19).
que adquiere el linaje familiar a partir de la fase Pero los niños debieron formar una parteimpor-
plena de la cultura ibérica (Chapa e.p.), lo que que- tante del ideario fundamental de la sociedad ibéri-
da reforzado con la lectura que hace Olmos (1999: ca. Relatos como el de Gargoris y Habisaludena la
73.3) del relieve giennense tradicionalmente deno- presencia de un reino mítico en el que un niño
minado como "danza bastetana" (Fig. 14.4), y que -Habis-es víctima de un pretendido infanticidio
ensu lectura aparece como un grupo familiar en el por vía de su exposición en plena naturaleza, una si-
que los varones y las mujeres se diferencian porsu tuación que debería tener como resultado el falle-
vestimenta, atribuyendo a la edad el distinto tama- cimiento del bebé. Sin embargo, no sólo es respe-
ño que muestran los personajes. Se trataría por tan- tado por los animales, sino alimentado por ellos
to de unafamilia compuesta por los padres y cinco debido a la protección de los dioses. En sus prime-
hijos-.:tres chicos y doschicas~quese presentan ros años vive enplena naturaleza, pero después, re-
ante la divinidad extendiendo sus manos. Las uni- conocido finalmente por su padre, accede al trono
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