Está en la página 1de 5

Contexto

Uno de los asuntos más importantes en un Estado democrático es


la forma en que se proveen los empleos que se requieren para su
operación cotidiana. El Estado en sus manifestaciones modernas,
se caracterizó durante el siglo XIX y gran parte del XX, por estar
conformado en su planta de empleos, por las personas afines al
grupo político/electoral predominante en cada momento. En
Colombia, era bastante común hasta hace no mucho tiempo, que los
funcionarios que laboraban en las entidades públicas provinieran
exclusivamente del partido política que precediera la presidencia del
país en un momento determinado. Antes de la Constitución Política
de 1991, los Gobernadores Departamentales eran elegidos
directamente por el Presidente de la República, quienes a su vez
tenían la potestad de elegir a los alcaldes municipales. Esta
situación cambió ya que el Acto Legislativo 01 de 1986 modificó la
Constitución Política de 1886, instaurando la elección popular de
alcaldes, la primera de las cuales se convocó para el año de 1988.
Así mismo, la Constitución Política de 1991, dispuso la elección
popular de gobernadores y en este mismo año se convocó a la
votación para seleccionar estos funcionarios.

Antes de la Constitución Política de 1991 todo el personal del


Estado se estructuraba a partir de la función del presidente; éste
nombraba a los gobernadores, quienes a su vez nombraban a los
alcaldes, quienes a su vez nombraban a los funcionarios de las
distintas dependencias. De esta forma se garantizaba que quienes
ocuparan los cargos del Estado en los distintos niveles, provinieran
del mismo partido de quien presidiera el país en la Casa de Nariño.
Esta situación cambió profundamente con la Carta de 1991 ya que el
artículo 125 dispuso que “en ningún caso la filiación política de los
ciudadanos podrá determinar su nombramiento para un empleo de
carrera, su ascenso o remoción”. Si bien no se puede desconocer
que una gran parte de los funcionarios que ocupan las
dependencias del Estado, son nombrados a partir de relaciones de
amistad con sectores políticos, no deja de ser cierto que esta
situación ha venido cambiando radicalmente y que hoy en día el
Estado colombiano ha venido vinculando a su personal mediante
concurso de méritos.

¿Qué es un concurso de méritos?


La Corte Constitucional (Sentencia T-090 de 2013) ha considerado
que el concurso público es un mecanismo establecido por la
Constitución, para que se tenga en cuenta el mérito como criterio
determinante para proveer los distintos cargos del sector público,
evaluando aspectos de la persona como su formación,
conocimientos, aptitudes, experiencia, entre otros, de tal forma que
quienes ocupen finalmente los cargos que se convoquen sean
quienes mejor puedan desempeñarlo, dejando a un lado aspectos
subjetivos. Los criterios objetivos que permitan determinar quién es
la persona más apta para determinar un cargo específico son las
pruebas que se aplican dentro de cada concurso público de méritos.
En todo proceso de selección de este tipo, debe necesariamente
aplicarse una serie de pruebas, previamente definidas en una
convocatoria, de tal forma que quienes obtengan el mayor puntaje
final en la totalidad de las pruebas a aplicar sean quienes ocupen
los cargos que se convoquen.
Del artículo 125 de la Constitución Política, se desprenden dos
elementos a resaltar: el primero de ellos, es la estipulación del
régimen de carrera como la forma general y obligatoria de
vinculación de los empleados del Estado, excepcionándose esta
condición en los cargos de elección popular, los de libre
nombramiento y remoción y los trabajadores oficiales. El segundo
elemento a resaltar, es que los cargos que pertenecen a este
régimen de carrera, deben ser provistos mediante concurso público.
De acuerdo con esto, el Estado tiene la obligación de vincular a sus
empleados, por regla general, a partir de un concurso público de
méritos.

La objetividad se ve garantizada en estos casos debido a que la


evaluación se hace con base a criterios cuantificables, mesurables,
que pueden valorarse a la luz de una determinada rama del
conocimiento. Así por ejemplo, las pruebas de competencias
comportamentales y competencias funcionales, son elaboradas a
partir de criterios psicométricos, provenientes de la psicología; las
pruebas de conocimientos, buscan evaluar conocimientos técnicos
y/o científicos; las pruebas de análisis de antecedentes, valoran la
experiencia y formación de cada concursante a partir de
documentos aportados al momento de las inscripciones.

Las reglas de cada concurso público de méritos, deben estar


definidas de forma previa al inicio de las inscripciones en el acto por
medio del cual se expida la convocatoria, de tal forma que los
criterios a evaluar, fecha de inscripciones, formas de acreditar la
formación académica y experiencia, entre otros, sean de
conocimiento de cada uno de los aspirantes, antes de que se
déinicie al concurso de méritos. Las pruebas, su valor porcentual y
su carácter eliminatorio o clasificatorio, son definidas desde el
mismo acto de cada convocatoria.

De acuerdo a lo anterior, un concurso público de méritos es un


escenario de evaluación, en el cual se aplican unas pruebas
previamente definidas en una convocatoria, de tal forma que quien
obtenga el mayor puntaje en ellas sea quien finalmente ocupe el
cargo que ha sido convocado por el Estado, sin que puedan
introducirse criterios adicionales a los inicialmente establecidos.

Los concursos de méritos pueden ser a su vez abiertos o de


ascenso. En los primeros puede participar cualquier ciudadano
mayor de edad, que cumpla con los requisitos mínimos del cargo de
inscripción. En los concursos de ascenso, sólo pueden participar
quienes ocupen un cargo de carrera dentro de la institución y a su
vez cumplan con los requisitos mínimos del cargo ofertado.

Como se mencionó previamente, la regla general es que los cargos


del Estado deben nombrarse por medio de un concurso de méritos.
Las excepciones a esta regla, son los cargos de elección
popular como alcaldes, gobernadores, diputados, concejales, entre
otros; los cargos de libre nombramiento y remoción como es el
caso de ministros, secretarios municipales y departamentales,
asesores, entre otros; los trabajadores oficiales (quienes prestan
sus servicios a favor de Empresas Industriales y Comerciales del
Estado y quienes ejecutan labores relacionadas con la construcción
y sostenimiento de obras públicas); y adicionalmente los demás
cargos que ostenten un procedimiento de nombramiento
establecido en la Constitución o la Ley, como sucede con los
miembros de las altas cortes, el Fiscal General de la Nación, el
Procurador General de la Nación, la Contraloría General de la
República, entre otros. En los demás casos, los empleos del Estado,
deben proveerse mediante un concurso público de méritos.

También podría gustarte