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La investigación sobre “inmovilización de organismos unicelulares” ha despertado un

gran interés en la comunidad científica por sus enormes ventajas técnicas y económicas
frente a la fermentación tradicional.

El término "inmovilización celular" significa que las células están físicamente


confinadas o ubicadas en una determinada área limitada en el espacio, al tiempo que
conservan sus características y actividad catalítica. Del mismo modo, dependiendo del
tipo de fijación, tanto las células como las enzimas pueden fijarse de forma permanente
o temporal para su uso repetido y continuo en varios procesos químicos.

Por lo tanto, la simplicidad y el bajo costo del método de fijación juegan un papel
importante en la elección del esquema de fijación. Esta es la razón por la que no solo se
puede controlar la ubicación de las células o enzimas mediante la inmovilización, sino
que también se pueden cambiar selectivamente sus propiedades.

En general, los materiales para inmovilizar células deben cumplir importantes requisitos
como: ser grado alimenticio (según sea el caso), bajo costo, disponibilidad, no
degradables y aptos para condiciones de pH y temperatura bajas (Bakoyianis et al., 1992
y 1996; Bardi y Koutinas, 1994; Fumi et al., 1987; Shimobayashi y Tominaga, 1986).
Los métodos de inmovilización de células más usados son la autofloculación
(Verstrepen y Klis, 2006; Stewart y Russel, 1986), la adsorción sobre soportes (Bardi et
al., 1996) y la incorporación de levaduras en matrices sólidas.

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