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Entre La Violencia y La Invisibilidad - Compressed
Entre La Violencia y La Invisibilidad - Compressed
Prólogo
Introducción l0
Capítulo I
Aproximaciones teóricas 16
Capítulo II
Transitando en Ia clandestinidad 32
Capítulo III
Sin documentos y de la mano de coyotes: la niñez y adoles-
cencia ecuatoriana que transita por México 66
Capítulo IV
Un posible ámbito de acción estatal: el proceso de detección,
detención y deportación de niños, niñas y adolescentes mi-
grantes indocumentados no acompañados en México 97
Capitulo V
De salida: nec€sarias r€spuestas estatales frentea la violencia
del tránsito migratorio ll9
6.1 llolencias y vítLlucíctnes a los tlerechos de la inJancia
igranle 120
6.2 Marco legal, necional e ¡nternacional, a favor de los
derethos de la itfLtncía 126
ó.3 ¿.Qué hacer? 135
Bibliografía 146
Glosario 155
Anexos 156
Presentación
8
nacionales, unidas por lazos de parentesco y relaciones de afecto,
pero separadas por fronteras internacionales. Ante el endu¡eci-
miento de las políticas migratorias y de las medidas para impedir
la movilidad de quienes no tienen documentación para ello, las fa-
milias recurren a profesionales del "coyotaje" para trasladar a 1os
menores de edad de un país a otro.
Se deduce, de este excepcional trabajo que presentan Sole-
dad Avarez Velasco y Sandra Guillot Cuéllar, que esos niños, niñas
y adolescentes migrantes ecuatorianos están insertos en el vértice
de un sistema de violencia donde se entreveran la violencia rnme-
diata de la que son presa los jóvenes adultos y la niñez ¡' adoles-
cencia migrantes, con la r-iolencia estructural del entorno en el que
üven. La violencia estructural tiene su origen, en una nueva lógica
económica que no tiene como prioridad ni el empleo ni el bienestar
social y que deja (me parece que esto es central) a la iniciativa de
los sujetos más rulnerables la solución de sus problemas. De ahí
que la migración suele ser una respuesta masiva, pero sustentada
en la agencia de los más desfavorecidos, para solucionar el desem-
pleo ¡r las necesidades básicas de bienestar humano como la salud
y la educación. Excluidos del bienestar en sus lugares de origen,
marginados en los lugares de destino por su condición de irregu-
laridad, e in'isibilizados y hostilizados en las regiones de tránsito,
los migrantes indocumentados üven una compleja situación de
exclusión transnacional. Irónicamente, la población migrante es
frecuentemente la artífice del desarrollo regional cuando éste se
sustenta en las remesas y la innovación de quienes se han ido pero
han dejado atrás una parte indispensable de sus vidas (sus propie-
dades, sus familias, sus planes para una r,'ida digna).
Los migrantes menores de edad son presas y actores rulne-
rables en esta situación. Obligados rápidamente a hacerse cargo de
sí mismos por la ausencia de los mentores, invitados a temprana
edad a buscar el trabajo en otro lugar de la geografla familiar, los
niños, niñas y adolescentes üven aquello que podríamos definir
como "uiolencia por aceleración". La aceleración de la üda en el
capitalisrno tardío, tiene como consecuencia la invasión del tiempo
de trabajo sobre el de no trabajo (el tiempo destinado ala repro-
ducción de la fuerza de trabajo) pero también del tiempo de trabajo
sobre el tiempo destinado al crecimiento, a la educación, a la ma-
duración como ciudadano, como persona (el tiempo destinado a la
producción de Ia fuerza de trabajo). Esta aceleración de la vida es,
en sí misma, un proceso de riolencia estructural. No es verdad que
estamos ante el fin del trabajo (como dicen algunos que ven irse a
los migrantes y con eilo a un contingente de mano de obra produc-
tiva). Todo lo contrario, estamos üendo desaparecer los tiempos de
no-trabajo. Y en el caso de los niños, niñas y adolescentes, el trabajo
se expresa en actividades que muchas veces no son un empleo for-
mal sino actividades tales como el cuidatlo de los hermanos, el tra-
bajo doméstico, o la participación (que es üsta como "al'uda" y no
como "trabajo") en actividades relacionaclas con el empleo precario
einformal. Estos infantes inician rápidamente sus üdas de adulto,
contrayendo responsabilidades familiares, migrando a temprana
edad y de manera indocumentada, acelerando los ciclos de üda, ex-
pandiendo las responsabilidades de la edad adulta sobre el tiempo
de la niñez y la adolescencia. Víctimas tempranas de las condiciones
estructurales, se l'uelven actores precoces en la toma de decisiones,
en asumir la agencia de su propia vida ybienestar. Al mismo tiempo
que en las sociedades en desarrollo los niños, niñas y adolescentes
cada vez son más numéricamente, por ser centrales para el proceso
económico, en su inserción como agentes en la sociedad, su condi-
ción de "menor de edad" se está desvaneciendo.
t0
"Cipote", "patojo", "chamaco", "chal'o", "kid"; los niños son
nombrados de distintas maneras en sus países y reclasificados con-
forme cruzan fronteras. Pero además, en el marco de las políticas
públicas, la infancia migrante indocumentada, que aquí se estudia,
se encuentran atrapada entre dos retóricas aparentemente contra-
dictorias. Por un lado, son "menores de edad" que no están listos
para participar en la sociedad y por ello deben mantener su situa-
ción de subordinación. Por otro lado, hay retóricas que enfatizan
en la imporlancia de socializarles en un discurso de "participación"
y "responsabilidad", obligándoles a hacerse cargo de la solución de
problemas que les superan. Atrapados y vacilantes entre la con-
dición de subordinación y de obligatoriedad, los niños migrantes
indocumentaclos son actores de un sistema que les somete, al mis-
mo tiempo que les responsabiliza, e invisibiliza. Esta tensión es la
expresión dela uiolencia simbólica que se expresa sobre este sec-
tor de la población que de la misma manera que es nombrado y
re-nombrado según cruza fronteras es clasificado y re-clasificado
por las políticas públicas en su periplo migratorio.
Por aceleración o por exclusión transnacional; inmediata,
simbólica o estructural; la violencia que la niñez y adolescencia
migrante indocumentada r'ive, requiere de instrumentos y meto-
dologías específicas para comprenderla y evitar que sea ocultada,
banalizada, o incluso normalizada por la sociedad y la ley como ha
sucedido hasta ahora. El estudio que aquí se presenta fue realizado
por antropólogas de dos países 1' está basado en investigación de
campo y documental que cubre el espacio social transnacional que
recorren los niños, niñas y adolescentes migrantes. En este senti-
do, es un ejemplo de la metodología que requiere la comprensión
de fenómenos sociales transnacionales de gran complejidad.
Porque viümos en una época de'r''iolencia, donde el mundo
l1
se üve al revés y se demanda del que menos tiene, se invisibiliza
y obliga al que requiere de recompensa y ay'uda, y se normaliza
lo que más nos hiere; este trabajo sobre niños migrantes indocu-
mentados realizado por Soledad Álr-arez Velasco y Sandra Guillot
Cué1lar, es un esfuerzo necesarío y urgente.
Federico Besserer
Departamento de Antropología de la
Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa.
México D.F. 20 de enero del zorz.
l2
Introducción
Salí desde ni pueblo que está en el campo, ccrca de Riobamba- \¡iajé en avro!
a Honduras. Lucgo cn bus hasta la frontera con Guatemala- Entaamos por la
Mesilla (frontera sur de México). .v Migraciirn mc dch]vo en Tü\tLa Gutiér'rez
[...] Si, volvería a emigrar porquc tcngo una deuda de 3.000 dólarcs por
este viaje y tengo quc pagarla. Yo si voy a intentar venir otra vcz (Verónica-
migünte ecuatoriana. 16 años. Tapachula, Chiapas-México. febrero 20ll)
Mis papás migraron hace 13 años. cuando yo te a I meses dc nacida.
Estaba emocioÍad¿ porque les iba a ve¡. Sali de Cuenca con un amigo de
2l años que es dc mi pucblo. Fuimos en avión. No me dio miedo. sentí una
cosa acá cn mi estómago pero nacla más. ,{hora csto_y t ste porque va me
agaró la Migración y cl cónsu1 dijo que me devolverán a Ecuador Viajé sia
docu¡reotos. Vc salí de Ecuador porque quiero ver a r¡is papás (Mngal)',
migrante ecuatoriana.l3 años. Tapachula, Chiapas-N1éxico, febrcro 20ll)
13
solas, casualmente ese viaje lo emprendieron con un "amigo", que,
aún cuando ninguna de ellas lo nombraba como tal, en realidad se
trataba de un coyote quien las acompañó en esa compleja travesía
migratoria. Verónica y Magaly tuüeron suerte: no sufrieron nin-
gún percance ni fueron üolentadas en el camino. Ahora que están
de regreso, su mayor anhelo es irse nuevamente de Ecuador. Sin
importar los riesgos que supone emigrar de manera indocumen-
tada y clandestina, ambas tienen la certeza de que podrán salir del
país, cruzar México y llegar hasta Estados Unidos. Re-conocer a
sus padres emigrantes es el mayor deseo de Magal1,, no los ve des-
de que tiene 8 meses de nacida; y, re-encontrarse con su hermana
mayor que emigró hace z años, y como ella, ganar dinero y vivir
mejor, es lo que Verónica más quisiera. Si bien ambas a su cor-
ta edad, Magaly tiene 13 años y Verónica 16 años, tienen claro el
costo económico que implica üajar con coyote (incluso Verónica
asumirá ella misma el pago de esa deuda); ninguna de las dos es
consciente del peso emocional que cargan por estar chantajeadas
y amenazas por los coyotes, y también por ser parte de un proceso
de reconfiguración familiar como producto de la migración. Me-
nos aún se dan cuenta de las complejas formas de violencias a las
que se exponen por emigrar de manera indocumentada y transitar
por rutas clandestinas. Habiendo dejado apenas su niñez, estas dos
pequeñas mujeres ya han pasado por experiencias vitales que mu-
chos adultos ni siquiera son capaces de imaginar, menos aún de
visibilizar, 1, de dar respuestas para revertirlas.
La historia de estas dos menores de edad migrantes no es
ni inusual ni está asilada de los procesos migratorios globales, y en
particular, de los procesos migratorios ecuatorianos contemporá-
neos. Todo 1o contrario. Cacla vez más niños, niñas y adolescentes
ecuatorianos salen del país de manera indocumentada y no acom-
pañada, y, tal como Verónica y Magaly, emprenden complejos y
altamente üolentos periplos migratorios con el afán de llegar hasta
México, transitar por ese país, y más tarde, internarse en unos de
los principales destinos migratorios ecuatorianos: Estados Unidos,
En la gran mayoría de los casos se trata de hijos hijas de emigran-
e
l8
tán al cuidado de un adulto al que, por ley o costumbre, incumbe
esa responsabilidad"3 (Observación General a la Convención de los
Derechos de1 Niño, 2oo5 en IINICEF, 2oog:7). Los niños y niñas
acompañadas, por el contrario, son aquellos menores de r8 años
que estando fuera de Ecuador se encuentran en compañía de un
familiar, pariente o tutor adulto, que por ley o costumbre, es reco-
nocido como su responsable. Finalmente, concebimos a Ia niñez
y adolescencia emigrante indocumentada, a aquellos menores de
18 años que salen del país sin documentos oficiales (pasaporte y/o
cédula de iclentitlad) y sin visado vigente para ingresar por los di-
versos países de tránsito, en este caso México, y para ingresar a
Estados Unidos.
Con estos objetivos y definiciones planteadas, el sentido de
utilizar esas dos técnicas investigativas, ha sido obtener la suficien-
te información especializada que nos permita, desde diversas aris-
tas, interpretar, analizar y reflexionar sobre la situación de la niñez
y adolescencia ecuatoriana que emigra de manera indocumentada
a Estados Unidos, cruzando por México. El presente volumen está
dividido en cinco capítulos. En el primero haremos una reflexión
teórica que arrojará luces para comprender a la migración indocu-
mentada en tránsito, y en particular a la migración de niños, niñas
y adolescentes indocumentados, como producto directo de los pro'
cesos migratorios globales y de la desigual integración capitalista
contemporánea. Dado que el coyoterismo y la reunificación fami-
liar clandestina son dos elementos claves para entender a la migra-
ción indocumentada de niños, niñas y adolescentes ecuatorianos,
3 En la obsenación General No.6 que el Cornité de 1os Dc¡cchos del Niño hace en tomo a la niñez
migrante, t¡mbión idcntific¿ a los niños y niñas scparados, cs dcci¡. aquellos me¡ores de 18 años quu
cstán "separados dc anlbos pad¡es o de sus tutores legales o habituales. pero no ncccsariame¡ie de
otros parientes ' (Obseñ'¡ción Geneml a la Convención de los Derechos del Niño, 2005 en LI'{ICEF,
2009:7). Sibjen ,3xiste cs¡¿ distinción lnás especificapar¡ los propósitos de este estudio úo hace falla
incorporir esta delinición.
to
dentro de esta misma sección, y a la luz de ese marco teórico, hare-
mos una interpretación crítica de ambos elementos.
En el segundo, nos inmiscuiremos en el tránsito clandestino
desde Ecuador a Estados Unidos, y en particular, exploraremos el
modus operandi del üolento corredor migratorio México-Estados
Unidos, el espacio por antonomasia utilizado para el tránsito clan-
destino de ecuatorianos hacia su principal destino migratorio. En
esa sección nos interesa señalar las rutas y estrategias migratorias
utilizadas por los migrantes indocumentados en su tránsito desde
Ecuador hasta México, y sobre todo de las formas de violencia a las
que los migrantes indocumentados, y en particular la infancia mi-
grante, deben hacer frente. El tercer capítulo está destinado para
una aproximación en cif¡as del volumen de niños, niñas y adoles-
centes ecuatorianos que transitan por México; 1, a un mapeo de las
principales rutas migratorias utilizadas por redes de coyotes, des-
de la frontera sur mexicana, para traficar tanto a adultos y sobre
todo amenores de edad en su trayecto hacia Estados Unidos.
En el cuarto capítulo, y en base a los hallazgos del trabajo
de campo realizado durante los meses de marzo y abril de zorr en
México, analizaremos las principales problemáticas que entraña la
migración indocumentada exclusivamente de niños, niñas y ado-
Iescentes en su tránsito por ese país. En el capítulo final, hacren-
do un análisis a partir de la Convención de los Derechos del Niño,
CDN, y de las Constituciones políticas de México y Ecuador, y a la
luz de los hallazgos obtenidos, daremos cuenta de cuáles son los
derechos de la infancia que resultan r-iolentados debido al tránsito
migratorio clandestino. Esta reflexión nos llevará a sugerir posibles
recomendaciones de acciones estatales que se pueden emprender,
tanto en Ecuador como en México con el fin de procurar el irres-
tricto cumplimiento de los derechos de ia infancia y adolescencia
20
migrante, y así reducir, de manera urgente, esas cruentas formas
de üolencia a las que niños, niñas y adolescentes ecuatorianos es-
tán expuestos por emigrar de manera indocumetrtada y clandes-
tina por la ruta Ecuador-México-Estados Unidos. Sólo a partir de
la investigación crítica es posible visibilizar esta compleja proble-
mática contemporánea, de tal suerte que sea posible que Estados
y sociedades se decidan a transformar la situación de la infancia
indocumentada migrante. Decisión que es urgente y nos incumbe
a todos.
Capítulo I
Aproximaciones teóricaso
29
la protección de Estado nacional alguno. Algo así como ser un in-
dividuo sin Estado [srdte¿¿ssness] que no cuenta con ninguna ga-
rantía estatal, ni con el reconocimiento tle sus derechos, y que por
ende está expuesto a un pe¡manente, e incluso "justificado" ejerci-
cio de formas de violencia estatales y sociales en su contra (Sassen,
2oo7,2oo8; Bauman, zoo5)./
Estos cuaüo rasgos que definen a los procesos migratorios con-
temporáneos son sumamente complejos y están, a la vez, profunda-
mente imbricados. De ahí que emprender una investigación en tomo a
los mismos implique un evidente desafio teórico y metodológico. AsÍ,
para cumplir con los objetivos de este estudio,la vía analitica que hemos
optado ha sido la de seleccionar a uno de esos cuatro rasgos como eje
conductor que entrelace en el análisis a los otros tres rasgos. La migración
indocumentada y en parlicular, la migración indocumentada en tránsito
lungirá como eje analitico. Siendo así, ahondemos entonces en ese cuarto
rasgo para dcspués vincularlo con la niñez v adolescencia migrante, y
enfocamos, más tarde, cn el caso ecua¡o¡iano.
7 Saski¡ S¡sscn (2007, 2008). Zygmunt Bauman (200i). entre otros investigadoics criticos sobrc la
rclacrónque se tcjc cntre los procesos l¡igrarorios globalcs y elroL de los Estados capitdlistas, utilizan
el téfmino .!r.rt¿1¿,.$¡¡¿.is paü rcferirse a l¿ condición social y lcgal de ser un i¡dividuo sin Estado.
Los ¡¡igrantes indocumcnL¡dos por excclmcia caril]n dcllllo de esta condíción. Esto silFifica quc
no tienen una pcícnencia legal al Itst¡do del pais dc acogida, y por ende su reconocimiento como
srietos de der.cho, queda en entrcdicho. Esta compici¡ cofldicirir dcril'a erionces. autonátrcamc¡re
c¡ la ausenri¿ dc ciudada¡ía. dando paso abiedo ¿ la pefinanentc violación de sus derechos y al
e.jcrcicio de violencia c¡ su con¡ra (Sasscn, 200?. 2008; llauma¡, 200¡.
30
te, la tendencia generalizada hacia la integración entre países bajo
los llamados "tratados marco", paradójicamente, también arroja
elementos claves para profundizar la comprensión de este tipo de
migración.
En las últimas tres décadas, a nivel global se ha privilegiado
explicitamente la integración con fines estrictamente comerciales,
dejando a un lado la integración social y cultural (Novick, zoo5).
Así, se han adoptado políticas macroeconómicas mundiales -con-
feccionadas desde los países centrales, instrumentadas por orga-
nismos multilaterales como el Banco N1undial, la Organización
Mundial del Comercio o el Banco Interamericano de Desarrollo,
y muchas veces aplicadas de manera acrítica en los países pobres
(Wise, Márcluez Covarrubias y Puentes, zoro)- y medidas estata-
les que permiten que las fronteras nacionales "selectivamente" se
abran y den paso al libre comercio global. Así, una serie de medi-
das estatales concretas (entre normas, le¡,es y políticas públicas)
han sido incorporadas en las legislaciones nacionales. A la par, y de
mane¡a contraria, una serie de medidas de contención migratoria
han sido incorporadas y las fronteras lejos de abrirse para el libre
paso de personas, cada vez se han r-uelto más restrictivas, por decir
lo menos, sino altamente r,iolentas. Esta paradoja global es la que
ha dado paso a aquello que acertadamente Saskia Sassen (zoor),
describe como una tendencia generalizada hacia la "desnaciona-
lización de las políticas económicas" y a la "renacionalización" de
las políticas migratorias (Sassen, 2oo7:75). Si por un lado se vela
por la integración económica, y por otro, se prer.iene la integración
social y cultural, 1, si sólo se apunta a la acumulación económica
sin la mejoría de las condiciones de vida de los países pobres, los
costos sociales cada vez serán may'ores ¡r por ende los procesos mi-
gratorios difícilmente se reducirán.
ll
Analizada desde una perspectiva que trasciende la acumu-
lación de datos y cifras sobre lo inmediatamente perceptible, la
migración indocumentada expresa así una contradicción genera-
da por la desigual integración económica global característica de
la forma actual del capitalismo flexible. Los países ricos requieren
de mano de obra barata ofrecida por inmigrantes indocumentados
provenientes de países pobres. Sin su trabajo, el proceso de acumu-
lación de sus economías no sería posible. A su vez, Ios migrantes
salen de países en los que las condiciones de üda son poco o nada
alentadoras, apostando a la migración, prácticamente, como si fue-
se la última vía para asegurar su reproducción social y productiva.
Sin ernbargo, los Estados ricos, mayores receptores de indocumen-
tados, insisten en detener este tipo de migración. aludiendo a una
supuesta "amenaza" de seguridad nacional que deriva en un in-
cremento de controles fronterizos y en el impedimento a ingresos
legales y documentados. Emerge así una tensión entre la demanda
de mano de obra barata, la necesidad vital de migrar y el imperati-
vo de detener la migración. A partir de esa tensión se generan una
serie de consecuencias que parecerían imprelistas y contradicto-
rias, como por ejemplo el hecho de que a mayor control fronterizo,
mayor es la emergencia de üas clandestinas que, inexorablemente,
alojan dir.ersas forrnas de violencia. O que en la medida en que se
requiera de mano cle obra migrante en las economías centrales;
menos metlidas estatales se tomen para regularizar su condición
migratoria. Estas aparentes paradojas, no obstante y como rarios
autores han argumentado, son constitutivas del proceso migrato-
rio y del modo en el que funciona la economía capitalista flexible
global. Así, de manera alarmante, mantener a una gran masa tle
migrantes indocumentados erTuestos a diversas formas de vio-
lencía pareceúa ser uno de los elementos constitutivos de los Es-
32
tados capitalistas contemporáneos (Sassen 2oo1, Bauman, 2oo5,
Vertovec, 2oo6, Hollifield zoo6, Portes y Dewind, 20o6, Guarnizo,
zoo8, Pries, zooz).
Por lo tanto, esa condición de indocumentación no es algo
"natural", ni "dado"; todo 1o contrario, es un constructo social que
se deriva del paradójico y excluyente contexto global. Es más, cons-
truir "amenazas" sociales encarnadas en los migrantes indocumen-
tados, parecería ser el mayor argumento que legitima la aplicación
de medidas de control y seguridad nacional. De hecho, sólo así se
comprende cómo dentro de esa tendencia hacia la integración glo-
bal, sólo se privilegie la libre circulación de mercancías y no así el
de personas. El lenguaje político y jurídico, que suele traducirse
en políticas públicas, en leyes y normativas, terminan construyen-
do su objeto de inten'ención e incluso del ejercicio de formas de
violencia, aparentemente "legítimas" (Vasilachis de Gialdino, r997
en Noück, 2oo8). Así, en el caso de la migración indocumenta-
da hay una deliberada construcción estatal y social de ésta como
una "amenaza" al orden social del país o región receptora. La fa-
bricación de los indocumentados como los otros no deseados, que
dependiendo del contexto histódco-político, se los relacionará sea
con enfermos, débiles, sucios, delincuentes, terroristas, crimina-
les, narcotraficantes, y cuanto otro calificativo despectivo se pueda,
sostiene la ideología dominante y justifica la puesta en marcha de
políticas de securítización migratoria que ante todo priorizan la
seguridad nacional, aún cuando implique altos costos humanos y
permanentes üolaciones a los derechos de los migrantes (Sassen,
zoor; Mármora, 20o3: 119). De este modo, esa "selectiva" apertura
fronteriza se sostiene gracias a la construcción ideológica de lo que
es deseado, la integración económica y cierto tipo de integración
social (sobre todo la de personal calificado); y de lo que no es de-
seado -aún cuando sea altamente necesario para la acumulación
capitalista de las economías centrales -, usualmente la migración
indocumentada.
La cara menos üsibilizada de los procesos migratoúos con-
temporáneos, la migración indocumentada en general y dentro de
ella la migración indocumentada en tránsito, entraña, a no dudar-
lo, grandes complejidades que urgen ser analizadas. Quizá aquello
que se vuelve apremiante dentro del contexto contemporáneo es
comprender, y ojalá rer'ertir, que la sola existencia de migrantes
indocumentados puede implicar la generación desde los Estados
y desde las sociedades, de diversas formas de violencia, que de
no ser visibilizadas, analizadas y revertidas pueden incluso llegar
a hechos inauditos e intolerables como la reciente matanza de 7z
migrantes indocumentados en el Estado mexicano de Tamaulipas.
Ahora bien, a pesar de su importancia y complejidad, se
conoce muy poco sobre la migración indocumentada en general
y más aún sobre aquella que está en tránsito. De hecho, el con-
cepto de "migración de tránsito" empezó a ser utilizado en el dís-
curso internacional desde principios de la década de r99o, cuando
el concepto de "país de tránsito" apareció en el léxico migratorio
como una categoría intermedia entre "país de origen" )i "país de
destino" (Düvell, 2ooó, Marconi, :oo8). A mediados de esa misma
década, la Organización Internacional de las Migraciones, OIM,
empezó por primera vez a r-isibilizar -a trarés de informes de cam-
po- el tránsito de migrantes indocumentados como un elemento
clave dentro del proceso de moülidacl internacional y también
como uno de los principales desafíos debido a la clandestinidad
y peligros que supone este tipo de migración. Vale la pena señalar
que, evidentemente, no toda la migración en tránsito es inclocu-
mentada. Sin embargo, y tal como lo venimos señalando desde la
introducción, en torno a la migración indocumentada en tránsito,
al parecer, y de manera inexorable, se gesta un modus operandi
estatal y social cargado de formas de violencia. Como ya mencio-
1o
namos, esto se debe a que el hecho de transitar sin papeles implica
la ausencia de protección de alguna legislación nacional y por ende
la posibilidad de que esos migrantes sean r-ulnerables a todo tipo
de abuso y agresiones.
Regresando a las razones que explicarían esa poca atención
e invisibilización frente a este
tipo de migración, debemos seña-
lar que esto ha sido tendencia generalizada a nivel mundial, y se
debe, entre otras cosas, a la enorme complejidad que supone ana-
lizar la experiencia del tránsito migratorio. La altísima movilidad,
la clandestinidad y sobre todo la vioiencia que ineluctablemente
acompaña a este tipo de desplazamiento, son razones que limitan
claramente la investigación. De hecho, si en los últimos cinco años
se ha empezado a tener ma)'or conciencia se debe a que los costos
sociales del tránsito migratorio de indocumentados ya no pueden
ocultarse más; la üolencia se empieza a desbordar. Esa inüsibili-
zación también está relacionada con una cla¡a limitación que existe
dentro de los estudios migratorios en general, y sobre todo a partir
del interesante giro analítico propuesto desde el enfoque transna-
cional, donde el análisis de la relación origen-destino es la que ha
monopolizado las investigaciones en torno a la migración prácti-
camente a nivel mundial (Basch, Glick Schiller, y Blanc Szanton,
1994; Glick Schiller y Leütt, 2oo4). Llama la atención este poco
interés ftente al tránsito indocumentado, pues esta etapa dentro
del proceso migratorio ejemplifica de mejor manera aquello que
a la perspectiva del transnacionalismo interesa analizar, a saber:
la agencia migratoria, la configuración de campos transnacionales
y el cuestionamiento de concepciones tradicionales de fronteras,
35
Estados, comunidades, familias y sociedades. La migración inrlo-
cumentada, y dentro de ella, la migración indocumentada en trán-
sito supone un claro desafío para los Estados nacionales ya que
ponen en tela de duda la eficacia del control fronterizo y develan la
existencia de un complejo entramado social que, articulando vías
legales e ilegales transnacionales, permite el traslado y la interna-
ción de personas sin documentos a través de distintos límites na-
cionales (Sassen, poor).
Dentro de esta permanente invisibilización yviolencia, áqué
ha ocurrido con la niñez y adolescencia migrante, y en particular
con aquella que emigra de manera indocumentada y clandestina?
36
ciada, por ejemplo, cuando tanto en las investigaciones realizadas
como en las políticas públicas adoptadas se prioriza, de forma des-
proporcionada, el análisis e intewención en torno a los migrantes
adultos y en muy pocas ocasiones se toma en cuenta el rol e impac-
to en los niños, niñas y adolescentes sea en el conte to de origen,
de tránsito o de destino (James and Prout 1997, Huisjman zoo6,
Camacho 2oo6, Horton 2ooB).
Hemos de señaiar que esa mirada que prioriza a los adultos
por sobre la infancia es una de las causas estructurales que expli-
can no sólo la invisibilización de la niñez y adolescencia en los pro-
cesos migratorios, sino también en la üda social en general. De he-
cho, sóIo hace dos décadas, con Ia ratificación de la CDN en 1990,
los Estados firmantes se comprometieron, por lo menos de forma
legal, a reconocer a los niños, niñas y adolescentes como sujetos de
derechos y ya no como objetos de intervención y corrección social
y estatal. En términos sociales, sin embargo, un largo camino toda-
vía queda por recorrer para que los derechos de la niñez y adoles-
cencia sea garantizados en la vida cotidiana (Bustelo, 2oo7, 2o1o).
Recientemente la situación de la niñez y de Ia adolescencia
migrante ha empezado a ser üsibilizada. Dos hechos han confluido
en este giro. Primero, la feminización de las migraciones que, como
ya lo mencionamos, ha incidido para que incremente el interés por
comprender qué ocurre con la infancia. Esto tiene una explicación.
Históricamente 1a niñez y la adolescencia han estado subsumidas
bajo el binornio compuesto "madre-niño". Así, en la medida en que
se ha puesto en er.'idencia la situación de las mujeres, en particular
de las madres en los flujos migratorios, y del impacto de su salida
en la reconfiguración familiar, de algún modo, también se ha dado
cuenta, aunque muchas veces de manera implícita, de 1o que ocurre
con ese binomio, y por ende con la situación de los niños, niñas y
3"/
adolescentes (Holmund, 2oo4, Mason, 2oo4, Mc Camant 2oo4).
Si bien Ia feminización de la migración ha permitido avanzar en la
üsibilización de la infancia, no necesariamente ha garantizado el
reconocimiento de la autonomía o participación activa de la niñez
y adolescencia en el proceso migratorio (Maya-ll, 2oo1:243, Passar
y Mahler , zoo6). De ahí que todaüa persista un vacío de informa-
ción en torno a lo que ocurre específicamente con la infancia.
Segundo la creciente ünculación de la niñez y adolescencia
con redes de tráfico y trata de personas y el incremento de ias for-
mas de üolencia que se ejercen en su contra. Lamentablemenre,
esa compleja relación entre r.iolencia y migración indocumentada,
que analizamos en la sección preüa, también se aplica en la in-
fancia migrante. Los niños, niñas y adolescentes que emigran sin
documentos, al iguai que los adultos, transitan sin la protección
de Estado nacional alguno, con la salvedad de que en el caso de
la niñez y adolescencia, su "estado de indefensión", por emigrar
sin protección estatal (Bustelo, 2oo7), es amplia y profundamente
mayor. Sólo por citar algunos ejemplos: r- alarmantemente, for-
mas de esclavitud moderna se multiplican clandestinamente como
parte del comercio global afectando como mínimo a 4 millones
de personas cada año, ia mayoría rle ellas mujeres, niños y niñas
(Naím, zoo6:3o); z-, 2.4 millones de personas en e1 mundo son
l'íctimas de redes de trata y tráfico de personas, las mujeres y las
niñas constituyen alrededor del 8o% de las víctimas identificadas
(OIT, 2oo5 en Plant, 2oo7; UNDOC, 2oo9); y, 3- en todas las re-
giones del mundo se han detectado redes de trata de niños y niñas,
y en algunos países esa es la principal modalidad para la trata de
personas. Del total de víctimas de trata alrededo¡ del mundo, entre
el 15% y el zo% son niños, niñas y adolescentes (llNODC, zoog).
Es decir, que esa violencia desbordada hacia los menores de edad
38
migrantes indocumentados que caen en redes de tráfico y trata de
personas exige a los Estados y sociedades üsibilizar lo que ocurre
con la infancia, y sobre todo tomar medidas urgentes para decidi-
damente transformar esa cruenta realidad.
En el caso de la niñez y adolescencia migrante, la cada
vez más recurrente vinculación con redes de tráfico de personas
(que sin duda pueden deriva¡ en redes de trata) encuentra una
explicación mayor en la dinámica misma de la migración indocu-
mentada en el mundo. En la sección anterior, analizamos cómo la
securitización de las políticas migratorias v el incremento de los
controles fronterizos ha sido una tendencia de la época contem-
poránea. Este hecho ha repercutido directamente en la gestación
de procesos de reunificación familiar clanclestina, donde las redes
de coyoterismo juegan un rol preponderante. Tomemos el caso de
Estados Unidos. En ese país, a diferencia de Io que ha sucedido
con otros destinos migratorios ecuatorianos, como España o Ita-
lia, ha existido una clara negativa para promover la regularización
de migrantes. Dicha negativa ha impedido que padres y madres
migrantes emprendan procesos de reunificación familiar por üas
legales y formales. Frente a esta realidad, que difícilmente se mo-
dificará, pues en el principal destino migratorio no existe mayor
disposición a modificar las actuales y restrictivas leyes migrato-
rias, una opción es emprender procesos de reunificación familiar
por r'ías clandestinas.8 Así, los coyotes terminan de manera mucho
más rápida y efectira, incluso que los mismos Estados, reunifican-
do a hijos e hijas de emigrantes con sus padres y madres. Hemos
8 Dn Eslados Unidos, ro sólo quc la dissraión cn tomo a uÍIa posibLc relbnna miglato¡ia s{} ha
parado, sino qre por el contrario cada \ez más medidas estara\es antimiBrant€s están siendo tonad¿s
Il jucvcs 1,1 dc abril dc 2011. un prcycclo dc lc-v anlimigraütc quc cscncialmcntc criminaliza a los
i
indocumentados lsjmilar a la controvertida iciativa de Atjzonaf I fue aprob¡do por la lcgidatur¿
del Estado de Georsi¡. Con l¿ medida se pemne que Ia polici¡, bajo su discreción, verifique la
condición migratorla dc cualquicr sospcchoso criminal. y obliga a cmprcsarios y contratisBs a
comprcbar Ia legalidad dc los lrabajadores quc descan cmplea¡ (B¡ooks, 201l:23).
de enfatizar que el hecho de que Estados Unidos, sea junto con
Somalia, los dos únicos países en el mundo que no han ratificado
la CDN, limita enormemente la posibilidaal de que los Estados de
origen, en este caso Ecuador, apele por la protección de la niñez
y adolescencia ecuatoriana que emigra de manera indocumenta-
da hasta ese país, y sobre todo, exija al Estado estadounidense el
cumplimiento del derecho que todo niño, niña y adolescente tiene
a estar con su familia (García Méndez, [1998] zoro: 6-9). Siendo
así, en el caso Estados Unidos, esa negativa por transformar las
políticas migratorias, termina en última instancia propendiendo
el uso del coyotedsmo como vía para alcanzar la reunificación fa-
miliar y el tránsito migratorio, en este caso desde Ecuador pasan-
do por México.
En esta compleja realidad migratoúa, a no dudarlo, los me-
nores de edad, terminan siendo los más afectados. A su corta edad
deben, por un lado, cargar con el dolor de estar lejos de sus padres
y madres emigrantes, y por otro, si acaso emprenden procesos de
reunificación familiar clandestina, deberán hacer frente a la vio-
lencia del camino. Esto supone, tal como 1o veremos a detalle en el
apartado que sigue, enfrentarse posiblemente a enfermedades, a
condiciones insalubres, a hambre, a violencia sicológica, a abusos
de poder, a accidentes en el camino, y sobre todo, a violaciones, a
torturas, a abusos fisicos, a secuestros, a ia cada vez más certera
posibilidad de caer en redes de trata, comercio sexual y esclavitud
infantil, y, por supuesto, a la muerte. Aunque sea dificil de creer
en ciertos casos, y frente a este complejo contexto del tránsito mi-
gratorio y ante la ausencia de protección estatal, los coyotes como
parte de esa reunificación familiar clandestina, inciuso pueden ge-
nerar confianza en los menores de edad que emigran solos, ¡' ter-
minar brindándoles algún tipo de "protección".
Dentro de esa compleja triple relación contemporánea en-
tre migración indocumentada, üolencia y niñez y adolescencia,
resulta entonces ineludible comprender e1 rol de las redes de coyo-
terismo. Una tendencia generalizada a nivel global ha sido que en
casi todas las sociedades, como producto dei capitalismo flexible
contemporáneo, emerjan economías inforrnales que permiten la
subsistencia local de una gran masa de excluidos (Castells y Portes,
1989, Sassen, 2oo1). Las redes de coyoterismo (tráfico de perso-
nas) y de trata de personas son parte de esas economías informales
y clandestinas, como también lo son el narcotráfico y el tráfico de
armas.e De hecho, después del tráfico de drogas yde armas,latrata
y el tráfico de personas, es el tetcer negocio clandestino e ilegal que
más retribuciones genera. De acuerdo al Departamento de Estado
de Estados Unidos, cada año entre 600.000 lr Soo.ooo personas
son forzadas a cruzar las fronteras por ser victimas de t¡ata o tráfi-
co, y en ese tránsito, México se ha convertido en uno de los puntos
clave para traficar y tratar personas provenientes de diversas par-
tes del mundo hasta Estados Unidos (ACNUR, zoog).
La configuración de esas redes clandestinas debe ser com-
prendida como parte de un proceso de creciente desigualdad, em-
pobrecimiento y falta de oportunidades. El dinero que circula por
el tráfico y la trata de personas, verdaderamente constituye una
economía paralela que permite la subsistencia de todos aquellos
que están involucrados en ese negocio ilícito. Es más, para hacer
9 Si bicn los términos trata -v tráfico han sido usados como sinó¡imos. sc refieren a conceptos
diferentes.El objetivo alc la t¡ala es la explotaciór de las personas, por medio del eng¡ño, la
amcnaza l,/o el uso de la fuerza u otras folmxs de coacción, l-a cxplotacjón pucdc incluir: formas de
explo¡¡ción sexual, ¡rabaio o servicios forzados,la esclavi¡rdo las prácticas ¿nálogas,la servidumbre
o la extracción dc órganos. El Íáfrco, en cambio, ha sido definido como la entrad¡ por vías jlcgalcs
de una persona a un Estado del cu¿l dicha pcrsona no se¿ nacional o residente permanente, con el ñn
de obtencr. directa o indi¡ectamente. un beneficio financiero u otlo tipo bcneñcio dc ordcn material
o con elfin de transitado. En cl caso dc La trata no es indispensable qüe las victimas crucen fronteras
nacio¡¡lcs pam que se conligure el hecho delictivo. mientras que éstl) es un elemento necesarjo para
la comisión dcl trálico (OlN{ - lNM, 2006 y ACNUR, 20091.
41
posible el t¡áfico de menores de edad, se requiere de una serie de
personas que incluyen: inversionistas, enganchadores, transpor-
tistas, oficiales públicos corruptos, informadores, guías y miem-
bros de tripulación, personas que coercionan a los infantes, per-
sonal de apoyo y especialistas, cobradores de deuda, personas que
mueven el dinero, entre otros (Estes, Gauthier, Azaola, zooS: rzo).
Es decir, que un complejo entramado social o una verdadera "in-
dustria migratoria"'o, que opera a la sombra y que lucra del tránsi-
to migratoúo, se configura en silencio. Aunque el funcionamiento
de esta industria, genera cuantiosos ingresos no regulados por el
Estado, muchas de sus actividades son asumidas por funcionarios
estatales, desdibujándose así la frontera entre lo legal y lo ilegal, y
lo lícito e ilícito (Castells y Portes, 1989, Norstrom, zooT). Así, a
la sombra una industria clandestina en torno a la migración que
"emplea" en la ilegalidad a muchos actores sociales y también es-
tatales, configura economías paralelas, tiene normativas propias
para su funcionamiento, _v, reproduce formas de üolencia.
Hemos de insistir en que el coy-oterismo v la trata de perso-
nas no pudiera configurarse si no existiese un eüdente vacío de la
acción estatal, que permite las operaciones de esa industria clan-
destina. Ese vacío se traduce en la ausencia de procesos de justi-
cia que combatan la impunidad del tráfico de personas, y toda Ia
violencia que éste genera, que combata la corrupción de aquellos
actores estatales involucrados en esos entramados de ilegalismos,
y sobre todo que, accione decididamente para transformar las con-
diciones socioeconómicas de las localidades en las cuales se sestan
lo Srep¡en Cast€ls y Mad( J.Mitler (200.1i 411, explican que d€n.ro det proceso rnigr¿rono
lansnacional generalmente emerge una 'industÍia dc lasnigtacioncs q uc consistc cn l¡ conformación
de una red articülada dc org¡nir¡sciones de reclut¡mienro. abogados, ¿gentes, conFabandistas y otros
intemediarios. Además de i¡dividuos. gr.Lrpos, orsa izacioncs c irlstiruciones públicas o privadas.
polític¿s o económicas. Las industrias migratorias, puntualizan, no ncccs¿¡iamcnte actú¡n para cl
beneficio de hombres y mujcrcs que migran, por el cont¡ario su objerivo puede ser explorar y s¿oar
pro\€cho de la inüigración.
esas economías paralelas. Recordemos, que la pobreza y la margi-
nación, suelen con demasiada frecuencia ser terreno fértil para la
gestación de 1aviolencia (Wacquant, 20o7). Siendo así, en aquellas
localidades donde a la sombra se configuran redes de ilegalismos
que lucran y violentan del tránsito migratorio, es urgente que el
Estado decididamente accione.
Esta reflexión teórica en to¡no a la complejidad que entraña
la migración indocumentada y en particular aquella de niños, niñas
y adolescentes, nos coloca ante una problemática multidimensio-
nal que urge de respuestas sociales y estatales, en particular frente
a esas complejas formas de violencia producto de la configuración
de entramados de ilegalismos que habilitan este tipo de migración,
Las claves analíticas señaladas guiarán la erploración en torno a lo
que ocurre con la migración indocumentada de la niñez y adoles-
cencia ecuatoriana en su tránsito a Estados Unidos. Adentrémonos
entonces en su modus operandi.
43
44
Capítulo II
Transitando en la clandestinidad
La rnigración indocu¡nento,ds ecuatorianr,a en trán'
sito a Estodos Unidos
46
lo largo de la década se registraron, además, constantes procesos
de degradación del Estado de derecho, un permanente aumento de
la corrupción y un desencanto de amplios y cada vez mayoritarios
segmentos de Ia población con respecto a las instituciones clemo-
cráticas y a los partidos políticos (Bustamante et al., zoo6:27). En
definitiva, este cúmulo de "eventos críticos" -como los denomina-
ría Saskia Sassen (r998) - en gran parte impulsaron la emigración
de cientos de hombres y mujeres provenientes de este país andino.
Durante este segundo ciclo, el patrón clásico de migración
da un giro en términos de orígenes, grupo etáreo, género y desti-
nos. Las tres cnartas partes de los emigrantes que salieron en este
periodo provienen principalmente de zonas urbanas de todas las
provincias de las tres regiones del país (INEC, zooS). La gran ma-
yoúa son jóvenes, hombres y mujeres con niveles educativos que
están por encima del promedio nacional, provenientes sobre todo
de clase media baja y media a nivel nacional (Herrera, 2oo6i7g-
zo). Asimismo, y consecuentemente con el rasgo global de la femi-
nización de los procesos migratorios, las mujeres han adquirido un
papel relevante. Aún cuando a nir,'el nacional los hombres siguen
emigrando más, en algunos lugares del país la proporción de mu-
jeres es may'or.
Por otra parte, por ser una población joven, vaúos de los
emigrantes son padres v madres. El aito porcentaje de población
adulta migrante pone en evidencia esa compleja relación entre mi-
glación v niñez-adolescencia ecuatoriana. En estas últimas dos dé-
cadas, un creciente número de niños, niñas y adolescentes se han
quedado en eI país y están siendo afectados cle diversos modos por
la salida de sus padres y madres. De hecho, se estima que el 37% de
mienras qre en el ¡ño 2 000 concerrtró el 619n. Asimismo. el p¡oducto lntcmo Brüto PIB. registró
una caida csúcpitos¿ dcl l0'l¡ con tespecto a I998, y l¡ tasa de dese¡rpleo alcanzó cl 149; en | 999
(Acosla -200ó: l0 l1).
emigrantes adultos dejó hijos e hijas üviendo en Ecuador (INEC,
2oog). Las últimas cifras reportaclas por el Observatorio de los De-
rechos de la Niñez y Adolescencia, ODNA' dan cuenta que para el
2oro, el 2yo de la pobiación infantil y adolescente del país tiene a
uno de sus padres en el extranjero. Es decir, de los 5 millones de
niños, niñas y adolescentes ecuatorianos, loo.ooo son hijos e hijas
de emigrantes. Y, el porcentaje de la niñez y adolescencia ecuato-
riana que tiene a ambos padres viviendo en el extranjero alcanza al
r%. Así, los padres y madres de 5o.ooo ecuatorianos menores de 18
años son emigrantes. El 7% de esa infancia que se ha quedado en el
país vive en la Amazonia, elz'% enla Sierra, y sólo un r% en la Costa.
En términos de distribución urbana-rural, la mayoúa de los hijos e
hijas de emigrantes viven en las zonas r-urales del país: 3% frente a
un 2% que vive en 1as zonas urbanas (Escobar García, zoro)
El hecho de que este importante número de menores de 18
años (r5o,ooo aproximadamente) que se han quedado en el país
sin uno de sus padres o sin ambos, tiene claras implicaciones. Por
un lado, significa que esa infancia ¡r adolescencia debe cargar con
el peso emocional, por no decir ilirectamente con el dolor, que
supone crecer lejos de sus padres y madres, dentro de un hogar
reconfigurado, y asumiendo nuevos roles, incluso a veces como ca-
bezas de hogar. Y por otro lado, supone que esos niños, niñas y
adolescentes pueden ser potenciales migrantes y emprender más
temprano que tarde procesos de reunificación familiar clandesti
na. Esto implicaría la salida de esos menores cle t8 años de manera
indocumentada, no acompañada, y de la mano de redes de coyotes
por rutas transnacionales ocultas con el afán de reencontrarse con
sus padres en el país de destino. Y, si éste último es Estados Uni-
dos, esto significa que necesariamente más niños, niñas y adoles-
centes engrosarán las filas de la migración indocumentada en trán-
sito que cruza la ruta migratoria Ecuador-México-Estados Unidos,
y que transita por el corredor México-Estados Unidos. Hecho que
lamentablemente es hoy sinónimo de una permanente erposición
de esos infantes a todas esas formas de üolencia.
Finalmente, una última característica de esa segunda ola
migratoria, es la diversificación de los destinos migratorios. Italia y
sobre todo España emergieron como nuevos puntos de recepción.
De acuerdo a los datos registrados, si se considera el volumen y la
velocidad del flujo de ecuatorianos hacia España, éste sorprende
por su magnitud. Tan solo en cinco años, a partir del año zooo,
alrededor de Soo mil ecuatorianos y ecuatorianas llegaron a terri-
torio ibérico como migrantes (OPI, 2oo9).
En relación con la condición de Ecuador como país recep-
tor de emigrantes, entre 2ooo y 2oo9 el número de extranjeros
que ingresaron al país sin salir de é1, también incrementó. El saldo
migratorio total para esos años es de r'3o8.o37 inmigrantes. Es
decir, que en promedio, r3o.8o4 ertranjeros anualmente se ha-
brían quedado en este país andino (INEC, 2oo9).ú Ese importan-
te número de nuevos ciudadanos-as provienen, en gran parte, de
Pelú (SZ.q%) y de Colombia (qo.4"A), país del que sobre todo han
llegado refugiados y desplazados por el conflicto armado (Ramí-
rez Gallegos, 2o1o). Además, desde que Ecuador, bajo el gobierno
del Presidente Rafael Correa y sobre todo con la adopción de la
nueva Constitución en zoo8, se asumió como un país con fron-
teras abieftas y de libre tránsito, ciudadanos-as provenientes de
distintos países del continente americano. de África y Asia también
han comenzado a inmigrar. Entre los países de origen figuran Hai-
13 Estas cifras son sólo uD estimado,,va quc aquello que se regislra en los saldos migratorios, si
bien reprcscnta elnúmero de salidas y enbadas, es posiblc que una persona teüga múlriples salidas
tí, Cuba, China, Afganistán, Bangladesh, Eritrea, Etiopía, Kenia,
Nepal, Nigeria, Pakistán, Somalia, entre otros (Ramírez Gallegos,
2o1o; Mena Erazo, 2o1o; Diario El Comercio, 2o1o). A no dudarlo
un aire de cosmopolitismo rontla en Quito ir Guayaquil, principales
ciudades receptoras de estos nuel'os flujos de inmigrantes.
Aún cuando estos e\tranjeros se han insertado en diversos
nichos laborales, compensando de algún modo la pérdida de la
población ecuatoriana económicamente activa que ha emigrado,
otros tan sólo usan al país como espacio de tránsito. Retomando
aquello que ya hemos señalado, dada la inüsibilidad y Ia alta mo-
vilidad que entraña la migración indocumentada en tránsito, no
se cuenta con cifras exactas sobre este tipo de flujo migratorio. Sin
embargo, algunas inr.estigaciones y reportajes periodísticos aler-
tan que a lo largo de 1a última década, Ecuador se ha ido ubicando
como un punto estratégico alentro de las rutas globales clandes-
tinas que los migrantes indocumentados siguen para internarse
en Estados Unidos (Calderón, 2oo7; Ramírez y Alvarez Velasco,
zoog; Áh.arez Velasco; zoog; Jiménez, 2o1o). A partir de deten-
ciones v de deportaciones a migrantes sin papeles realizadas en
México y/o Estados Unidos, se sabe que ciudadanos-as provenien-
tes de cliversos países, entre los que figuran China, Brasil, Perú,
así como otros países de la región, de África o de Asia, a través de
redes transnacionales de coyoterismo, llegan hasta Ecuador para
desde ahí emprender un complejo y altamente üolento periplo
migratorio. Estos migrantes indocumentados, dependiendo de los
recursos económicos con los que cuenten, pagan a coyotes quienes
les ofertan diversas rutas, que como veremos en la próxima sección
vaúan en costos y sobre totlo en riesgos, para llegar hasta algún
país centroamericano, más tarde cruzar las fronteras sur y norte
de Méxíco e ínternarse en Estados Unidos. De este modo una com-
pleja industria migratoria opera en y desde Ecuador habilitando,
de manera clandestina, el cruce de dir.ersas fronteras nacionales a
pesar de los cada vez más restrictivos controles migratorios globa-
les (Alvarez Ve)asco, 2oo9).
Como podemos suponer esta triple condición migratoria ha
traído diversas implicaciones y repercusiones sociopolíticas, cul-
turales y económicas al Ecuador contemporáneo. Sin aminorar los
importantes efectos macro-sociales que estos procesos migratorios
han dejado, entre ellos el obvio cambio demográfico que supone la
llegada y salida de personas y el impacto en la economía ]ocal de
las remesas'a enviadas por emigrantes connacionales, también han
existido otro tipo de repercusiones que lamentablemente han sido
poco analizadas, visibilizadas o politizadas. Estas repercusiones se
generan sobre todo entre aquellos que son partícipes, de manera
directa o indirecta, de esos distintos flujos migratorios que salen,
llegan o transitan por este país andino. La niñez y la adolescencia
ecuatoriana figuran entre esos nuevos actores claves de esta com-
pleja triple realidad migratoria contemporánea.
A¡tes de profundizar en el análisis en torno a la infancia
que emigra de manera indocumentada clesde Ecuador, detengá-
monos brevemente en comprender, en términos estadísticos, qué
ocurre con los flujos de indocumentados que llegan hasta el princi-
paJ destino migratorio ecuatoriano.
Tabl¿ No.3
fstim¡ciones del número dc indocument¡dos residiendo en Estados f;nidos
Seii€ históric¡ 1980-2009
Office of Immigration St¡tistics. DepaÉment ofHomelatrd Securit]
P€riodo Número
1980-198,1 850.000
1985-1989 1,170.l|00
1990-19C1 t,ó70.000
r99i-1999 2,920,000
2000 2u04 3,1q0,000
2005-2009 990,000
-fodos
los años 10,790,000
*En la fuente estadistica, estas cifüs han sido rcdondeadas de ahí que no coincid¿n
pcrlbct¿mcnrc con los ¡otales p¡e\'i¿mente dados.
Fuente: Office oflmmigrl¡tion Sratistics. Dcpartment ofHomeland Securit], 2010 en
Hoefcr. R) li.ra \ Baker.)010 | lahnracrón propia.
15 Enire los datos estadísticos que maüeja el Depanamento de Homcland Secu¡i¡', DHS y el PEW
Hispanic Center det totai de inmigr¿ntes indocumertados qu€ reside er Estados U¡idos, cxiste una
difercncia. Mientras que el PLW Hispanic Center señala que el número toral de indocumen¡ados
residiendo en ese pais alc¡nza los 11.200.000. el DHS afirma que esa cifi'a sólo llcga a las 10.800.000
de pelsonas. Ambas fuentes estadistices señala¡ quc csa dife¡encia. de 400.000 i¡documentados, se
debe a dos razones: I - a la dificultad dc hace¡ cálculos prccisos sobre el flujos dc indocümentados -v.
2- debido a la utilización de difercntcs cncuestas proporcionadas por el Census Bureau. Bl DHS usa
l¿ American Corn¡unity Surve), y eI PEW directamente el üitimo Censo de 2009 (Iloefer, R).tina y
Baker. 2010r P¿ssel y Cohn, 2011).
muchos indocumentados, actualmente residentes en Estados Uni-
dos, se habúan internado, por primera vez, en ese pais sea como
turistas, estudiantes o bajo otra condición mígratoria. Una vez que
ese permiso de estancia habría vencido, se habrían quedado en ese
destino migratorio (Hoefer, Rltina 1, Baker, zolo).
La Tabla No 3 muestra que en el peúodo zoo5-zoo9 hay
un descenso en el número de indocumentados que ingresaron a
Estados Unidos. Utilizando los datos que maneja el PEW Hispanic
Center, es posible desagregar la información estadística desde el
año zooo para analizar la variación del número de indocumenta-
dos residentes en ese destino migratorio por año de llegada. Así,
obtenemos la siguiente información. Entre el año 2ooo y e1 zooT
habría existido una tendencia sostenida al incremento del núme-
ro de indocumentados: de 8.¿ millones en 2ooo, a rz millones
en 2oo7, año en el que se registra el ma¡,or pico migratorio' Sin
embargo, es a partir de zoo8, cuando se muestra esa tendencia
a la baja. En ese año el número total de indocumentados decre-
ció de rz a u.6 millones. En 2oo9, esa cifra también bajó a rr.r
millones. Es en 2o1o, por el contrario, cuando el número total de
inclocumentados l'uelve a remontar. Así, para 2oro, r7.2 millones
de indocumentados residirían en Estados Unidos. Siguiendo la
argumentación que Jeffrey Passel y DVera Cohn (zorr) hacen al
respecto de esta variación, ese descenso entre 2oo7 y 2oo9, esta-
ría directamente relacionado con la reciente recesión económica
estadounidense, producto de la última crisis económica-financiera
global, que afectó directamente en los nichos laborales privilegia-
dos por los inmigrantes. Adicionalmente, en ese mismo período
las medidas de seguridad federales y locales para el control de los
flujos migratorios se habrían endurecido, provocando una duplica-
ción en el número de deportaciones (Passel y Cohn, zorl).
A pesar de esas bajas, el número total de inmigrantes indo-
cumentados ¡esidiendo en Estados Unidos sigue siendo alto: n.2
millones de personas, cuya presencia no sólo impacta en términos
demográficos a ese país, sino también en términos sociales, cultu-
rales y económicos. Aún cuando en este estudio no cabe hacer un
análisis al respecto, bastará con mencionar que sólo en términos
económicos, por ejemplo, los indocumentados constituyen el 3.7%
de la población total en Estados Unidos, representando el
S.2% de
la fuerza laboral total. Esto se debe a que el número de migrantes
indocumentados empleados a nivel nacional alcanzó los g millones
de personas en marzo de zoro (Hoefer, R¡ina y Baker, 2o1o; pas-
sel y Cohn, 2ou). De ahí que resulte injusto, por desir lo menos,
que en ese país persista la negativa de regularizar a esa fuerza labo-
ral que contribuye directamente con el proceso de acumulación ca-
pitalista de una de las primeras economías del mundo. Sin emba¡-
go, mantener una masa de trabajadores indocumentados, resulta
la mejor excusa para no reconocerlos como sujetos cle derechos.
Por otra parte, en relación con las diferencias de género,
origen y por grupo etáreo, de ese total de indocumentados, el 57%
son hombres, mientras que el43% son mujeres. El 63% tiene entre
z5 y 44 años (Passel y Cohn, zorr). Dado que el grupo etáreo de in-
terés de este estudio son los niños, niñas y adolescentes ecuatoria-
nos indocumentados que emigran hasta Estados Unidos, teníamos
especial interés en conocer el número de infantes indocumentados
por país de origen. Esa cifra nos hubiera permitido dar cuenta del
volumen de tránsito clandestino de los meno¡es de edad que salie-
ron de Ecuado¡ y necesariamente pasaron por el corredor migra-
to¡io México - Estados Unidos. Además, nos interesaba comparar
esa cif¡a con las de otros países de la región. Sin embargo, dicha
desagregación estadística no existe. La información que maneja el
DHS, el PEW Hispanic Center y el American Community Survey,
por grupos de edad, sólo registran el número de migrantes meno-
res de r8 años documentados o nacionalizados en Estados Unidos,
A pesar de el1o, esas fuentes estadísticas, sí arrojan algunas Por
ejemplo: r- entre la infancia con padres v madres indocumenta-
dos, el 7o% proviene de México, el r7% de algún país de América
Latina. el z% de Europa y Canadá. y el 3?o de África y otras nacio-
nes; 2- los niños de origen hispano alcanzan e\ 2294 de todos los
menores de r8 años en Estados Unidos, cifra que en 1980 llegaba
sólo al9%;3- el5z% de los menores de 18 años de origen hispano,
son segunda generación, es decir, son hijos-as de por lo menos un
padre inmigrante proveniente de México o de algún país de Centro
o Sudamérica; el rr% de los niños, niñas y adolescentes de origen
hispano son primera generación, es decir que nacieron fuera de
Estados Unidos y que llegaron hasta ese país. Si bien ingresaron
como indocumentados, más tarde regularizaron su situación mi-
gratoria; y,4- el To/o de los menores de 18 años de origen hispano
son migrantes indocumentados, entre los que se encontraría ni-
ños, niñas y adolescentes ecuatorianos (Passel, Jeffrey y Richard
Fry, 2o1o).
Por otra parte, y con respecto al lugar de origen de los in-
documentados, los países latinoamericanos siguen siendo los prin-
cipales países de origen: 4 de cada 5 indocumentados en Estados
Unidos proviene de algún país de América Latina. Para marzo de
2oog, de los rr.r millones de indocumentados que residían en Es-
tados Unidos, 8.9 millones eran latinoamericanos. De ese total 6.7
millones provenían de México (6o%). Un adicional de z.z millones
de indocumentados eran originarios de otras regiones del conti-
nente americano. A sabe¡: r.3 millones de Centroamérica; 575.ooo
de Sudamérica; ¡', 35o.ooo de la región del Caribe. Debido a la cer-
canía geográlica y por otras razones históricas y co¡rnturales, e1
número de migrantes indocumentados mexicanos ha crecido de
manera sostenída desde 2oo1 a 2oo7: de 4.8 millones a 7 millones.
Por su parte, la población de migrantes indocumentados prove-
nientes del resto de América Latina alcanzó un pico significativo en
2006 con 2.8 millones. Sin embargo, a partir de 2oog, se ha dado
una caída a z.e millones que representa un declive del zz%' con
respecto a los años anteriores (Passel y Cohn, 2011). Ese descenso
en el número de indocumentados latinoamericanos que residen en
Estados Unidos, se debe a una conjunción de causas. Podriamos
conjeturar que entre ellas posiblemente figure la crisis económica
reciente, el incremento de las deportaciones, así como el endure-
cimiento de las políticas migratorias. Y quizás entre esas razones,
también figure el incremento de la violencia que supone transitar
de manera indocumentada y clanclestina desde los países de origen
hasta Estados Unidos. El análisis que sigue en la próxima sección
arrojará mayores explicaciones al respecto.
Mientras tanto, la Tabla No 4 muestra el número de indo-
cumentados residentes en Estados Unidos según país de origen y
año de llegada.'6 Ei DHS, anualmente, hace un ranking entre los
principales países de origen de los indocumentados. Así, la tatrla
en cuestión muestra ese conteo y ubica a los diez principales paí-
ses de origen de los indocumentados. Llama mucho la atención el
lugar que ocupa Ecuador: desde el año zooo ha estado entre esos
diez principales países. De manera sostenida entre 2ooo y 2oro,
en promedio, alrededor de 15.ooo ecuatorianos han llegaclo anual-
mente a ese destino migratorio. Así, para 2o1o, el total de ecuato-
¡ianos-as indocumentados residiendo en Estados Unidos alcanzó a
18o.ooo. Una gran parte de esos indocumentados-as, entre los que
16 Lament¿biementc, la Oficina de Estadísticas Migr¿torias del DHS. dc donde obtuvimos cstos
datos. no hace una desügregrción según género.
58
se encuentran menores de edad, posiblemente habrían transitado
de manera clandestina por la rtta Ecuador-México-Estados Uni-
dos, alimentando la industria del coyoterismo.
Esa cifra, 18o.ooo indocumentados, representa el t.3%
del total de la población de Ecuador. De ahí que tanto ese número
como e1 lugar que ocupa el país dentro de ese ranking, sean de lo
más significatilrcs, sobre todo al compararlos con los países que le
anteceden y los que le siguen al nuestro. Con respecto a los países
que están por delante de Ecuador, se trata de México (primer país
emisor de emigrantes a Estados Unidos), de El Salvador, de Gua-
temala y de Honduras. Países que si bien, al igual que Ecuador,
cuentan con un largo historial migratorio, su cercanía geográfica
con Estados Unidos difiere claramente de la de este país andino.
Sin aminorar el riesgo que de todos modos supone emigrar por ru-
tas clandestinas desde esos cuatro países hasta Estados Unidos, su
cercanía geográfica de algún modo facilitaría la emigración y expli-
caría por qué ocupan los primeros lugares en ese ranking migrato-
rio. En el puesto número seis, justo antes de Ecuador, se ubica In-
dia, país cula población es casi 84 veces mayor que la de Ecuador.
De ahí que llame tanto la atención el lugar de nuestro país en rela-
ción a su población tota1. Con respecto a los países que le siguen en
ubicación, en el puesto número ocho está Brasil, en el nueve Corea
yen el diez China. Todos estos son países, que al igual que India, su
población resulta inmensamente mayor que la de Ecuador. Por su
parte, la Tabla No 5'7 muestra el número de indocumentados que
residen en Estados Unidos para 2o1o según el país suclamericano
l7 Si bien en la sección previa, te uúlizaron datos del Censo dc 1010 P¡ocesados po¡ el Amerii,rn
Community Sür'!'eI 2010, quc señaLan que 650.348 e.uaiorianos-as, entre documentados y nacrona-
lizados. sin conta¡ con el nirmero de indocumentados ecuatoriarros vi!'en en Estados Lrnidos, para
la elaboración de esta tabla hemos usado lo¡ d¿to¡ del Ce¡r¡¡ de 200s 2009. Esto se debe a qüe hasta
el momfl'rto no exjste información actualjzada !'ara todas las na.ionalidades quc se rnuestran e¡ ia
tablfl.
de origen. Ecuador, nuevamente ocupa un lugar preponderante: el
segundo lugar, después de Colombia.
Tabla No.4
Número de indocumeritados por año y pais de origen*
r,010.000
290,000 520.000
150.000
220.000 1:0.000
Tabla No.5
\úmero de inmigrantes sudamericanos por pais de
origen en Estados Unldos
Pnises su¡lamericanos 2,53s,817
Argent1n¿ 200.'732
Bolivia n9.4t2
[]rasil
Chile 113.632
Colombia 823.378
Pamguay l',t.423
Peru ,r73,894
Urugua! 52.689
186.129
F'ucntc: Census Bureau 2005 2009.,{mc¡ican Communitv Su 'ey.
60
Esta ¡eflexión que surge a partir del análisis de datos es-
tadísticos con respecto al número de indocumentados, nos colo-
ca frente a una inminente pregunta: écómo es posible que desde
un país pequeño, en términos poblacionales, y lejano de Estados
Unidos, en términos geográficos, residan tantos migrantes indocu-
mentados? Esa sostenida multiplicación de indocumentados ecua-
torianos, entre los que se encuentran eüdentemente menores de
edad, sólo podúa explicarse por la existencia de redes de tráfico de
personas y de una verdadera industria migratoria que de manera
clandestina habilitan ese cruce fronterizo.
18 Una versión rcsumiila de la inforoacióÍ quc se expone en esta s€cción se encuentra en AlErez
Velasco (1009). Dosiier central:" ¡ransi¡ando cn la clandestinidadr aná1isis de la migracion
indocumentaü en trársrto por la f¡ontc¡a sur mexicana'. E¡ An¿i'a Mígr¡tnt¿, Boletin de1 sistema
dc lnformación sobre N{igracioncs Andini¡s, No :1. Julio. 2009. Quito: FfACSO, Ecuador Ppr 2 10.
sus padres, madres o de los cuidadores que están a su cargo, la que
los lleva a emigrar de esa manera y a exponerse a todas las formas
de violencia que entraña la migración indocumentada. El descono-
cimiento de los menores de edad frente a lo que les espera en la ruta
es radicalmente ma1.or, así como el impacto que en sus l'idas puede
suponer transitar por vías clanclestinas. De ahí, que sea urgente que
el Estado y la sociedad ecuato¡ianos tome medidas para revertir de
algún modo esos impactos. Teniendo en cuenta las distinciones del
caso, a partir de ahora la descripción que haremos al respecto de
rutas, estrategias y üolencias del camino se aplican tanto para la
población migrante aclulta como infante. Usualmente quien reco-
mienda qué coyote contratar es algún famiiiar o conocido que ha
emigrado antes. Como se repite en varios testimonios de migrantes
ecuatorianos, üajar con "coyote conocido" insufla la confianza ne-
cesaria para emprender un itinerario tan incierto, largo y üolento.
Recordemos que el historial migratorio de Ecuador a Estados Uni-
dos, data de casi medio siglo. En ese tiempo, a no dudarlo, se han
ido perfeccionando las formas para viajar de manera indocumenta-
da y para configurar una industria del coyoterismo'r. La e:.periencia
exitosa de algún familiar o conocido cle transitar con coyote, basta
para que un potencial migrante se decida a emprender ese mismo
camino, o también, para que los padres y madres emigrantes, se
tlecidan a traer a sus hijos o hijas de esa misma manera.
Así, existen varias rutas ofertadas por los coyotes. Éstas va-
rían en costo, tiempo y nivel de exposición a diversas formas de vio-
19 Sólo Jror cit¿r un ejemplo, ]¡s provincias sureñas dc Cañar y Azua), pincipalcs localidades
emisom¡ de emigr¿ntes a [stados Unidos. tienen especial relcvancia en este tipo dc migración. Sú
largo histo¡ial migratorio dam desde I 950. cuando redes de migrantes sc 1uc¡on configur¿mdo cn tomo
al comercio de lapaja toqujlla entre esas prclincias y Nueva York y Chicago. Desde entonccs se ha
co¡lisur¡do lrn modus vjvcndi en torno a l¿ emigración y actualmente esas localidades son purtos
estratégicos patu la opemción dc rcdcs de coyoterismo quc trafican con nliglantes ccuatofl¿nos que
llcgan hastr ahí de divefsas pro\incias del país, y lambién con miSantcs cximnjeros (Jokisch, 2001;
RanrreT \ Ramire,,. :005. RJmrrc/ l,.rll.g¡. ) \el1.co. 2UUq).
^l\dre,,
62
lencia. En todos los casos, estos traficantes de personas garantizan
tres intentos de cruce hasta el destino final en Estados Unidos. Para
que un migrante pague el costo de su üaje, usualmente los mismos
coyotes o fungen de prestamistas, o son ellos mismos quienes po-
nen en contacto al migrante o al cuidador de hijos-as de migrantes,
según sea el caso, con algún prestamista de confianza, los así llama-
dos "chu1queros". De este modo, dentro de1 coyoterismo también
se incluyen sen'icios financieros que configuran una economía in-
formal. Los intereses de esa deuda suelen ser muy altos, así como
las amenazas que coyotes y prestamistas (coludidos en una sola
empresa) imponen sob¡e los migrantes o sus familiares. De hecho,
muchas r.eces una parte considerable de las remesas que en'ían
inicialmente los migrantes, se destinan a pagar a los coyoteros y/o
prestamistas. De ahí que los costos emocionales, y los abusos de
poder empiecen incluso antes del viaje. En el caso de la reunifica-
ción familiar, los padres y madres emigrantes suelen ser quienes
envían e1 dinero para pagar el costo del coyote. Esto no implica que
los cuidadores en origen no tengan que lidiar con las amenazas de
los traficantes de personas, ni con la presión que implica pagarles
y sobre todo estar al pendiente de que ese menor de edad salga de
manera indocumentada -v llegue hasta su destino final.
I Lar^rtta aérea
20 En junio 2007. cl gobiemo ccuatodano suscdbió Lrn acuerdo con el gobiemo hondureño pam
la supfesión de visas en p¿Lsaportes ordrnarios hasta por noventa dias (N{iniste¡io de Relaciones
Exteriores del Ecuador,2007). Investigaciones periodisticas, notas de prensa, testimonios dc
emigrantes ent¡e\istados y de informanLes claves. confirman que el uso de la rüla aé¡ea Ecuador-
Honduras, combinada con ]a ruta terrestre Honduras-N{éxico-Esrados Unidos es la más utitizada
21 En junio de 2008, cl Fcsidentc de Nicamgua Daniel Orega adopró ]a misma medida (Djado La
Pfensa. 2 de febrero 2009).
o4
mente entraña mucho peligro." El tiempo que puede tardar este
tipo de traslado varía entre tres semanas y dos meses. En el aparta-
do cuarto haremos un mapeo de las rutas terrestres que siguen los
migrantes una vez que entran a territorio mexicano, y en la sección
que sigue, exploraremos con mayor detenimiento Io que ocurre en
el corredor México-Estados Unidos.
Hemos de enfatizar que para que esta estrategia migratoria
se lleve a cabo, implica necesariamente que dentro de esa industria
del coyoterismo estén coludidas autoridades locales, en particular
en los aeropuertos nacionales, permitiendo la salida sobre todo de
menores de edad. No existe otra explicación para que niños, niñas
y adolescentes salgan sin sus padres o madres y sin sus tutores le-
gales desde Ecuador hasta Honduras, u otro país centroamericano,
y en menor medida hasta México, muchas veces sin documentos,
sin üsados cuando es el caso, o portando documentación falsa. Se-
ría altamente deseable que en los aeropuertos internacionales de
Quito y Guayaquil se lleven a cabo investigaciones tanto con las au-
toridades aeroportuarias, con la Dirección Nacional de Migración,
así como con las aerolíneas que cubren las rutas Quito, Guayaquil
- Honduras, u otras hasta a1gún país cent¡oamericano, o que ha-
gan conexión más tarde con México. Adicionalmente, valdría la
pena indagar qué ocurre en los juzgados que tratan temáticas es-
pecíficas de niñez y adolescencia, como la otorgación de permisos
de salida del país, de tal manera que se pueda identificar si acaso
en el proceso de otorgamiento de esos permisos existen fallas, o si
los jueces acaso estarian involucrados con redes de coyoterismo.
El Estado ecuatoriano, habría de emprender acciones conjuntas
22 tsn enero de 2009, enl¡ comunidad de El Carmen Arcotete, a 7 km al noreste de San Cristóbal de
Las Casas, Chiapas, policias prelcntivos estátales dispararon coDtra un camión que transportabá a
30 migrmtes indocumentados dc dittintas nacionalid¿des. Como rcsultado tres personas murieron,
dos de ellas eran mujeres ecuatorl¡nas, y. ocho fueron heridas, entre ellas cuatro eran de Ecuador
(Henriquez, 2009). Esle caso aislado ejemplihca la peligrosjdad de esta ruta.
para que en los aeropuertos internacionales de Honduras, México
u otros países centroamericanos, se ügile con mucha más aten-
ción la llegada de menores de edad ecuatorianos. Sólo un trabajo
conjunto y altamente minucioso podría detectar anomalías en el
traslado de niños, niñas y adoiescentes y develar redes de tráfico
de menores de edad. Ya que se conocen las rutas aéreas, investigar
permanentemente el modus operandi de las mismas y actuar sobre
cualquier anomalía debería ser el siguiente paso.
El gráfico No.l da cuenta de los actores que de manera di-
recta o indirecta terminan involucrados en el tránsito de menores
de edad no acompañados, desde Ecuador, utilizando vías aéreas. A
saber, ¡r de manera directa: coyotes, falsificadores de documentos,
prestamistas, cuidadores de hijos-as de emigrantes, jueces, policía
migratoria, tripulación de aerolíneas en tierra y en aire, transpor-
tistas terrestres en los países de tránsito, así como prestadores de
diversos servicios en la ruta de tránsito (locutorios, hoteles, restau-
rantes, café internet, etc.). Yale la pena señalar, que en la mayoría
de los casos, y tal como lo sugerimos en el apartado teórico, esros
actores que forman pafte de esos entramados sociales, unas veces
de manera deliberada y otras de forma tangencial, terminan reci-
biendo réditos económicos del tráfico de niños, niñas y adoiescen-
tes, que de algún modo 'Justificaría" su involucramiento. Sin duda,
cada uno de esos actores se involucra de diversa manera y cumple
un rol especíñco para habilitar ese tránsito. Esa información tan
detallada al respecto de1 modus operandi de ese entramado en las
localidades de origen, y a 10 largo de tránsito migratorio, escapa
los objetivos de este estudio, pues implicaría llevar a cabo un mi-
nucioso estudio etnográfico in situ. Estudio que debefia revelarnos
cuáles son los vacíos de la acción estatal que dan paso a la confi-
guración de esos entramados. Dicha indagación además, tendría
que dar cuenta de la relación que existe entre las condiciones so¡
cioeconómicas de ias localidades en origen y la configuración dp
esas economías clandestinas. Recordemos que la existencia de eso6
entramados de ilegalismos, entre los que figura el coyoterismo, eF
una forma de subsistencia local que a la sombra termina "empleanr
do" a muchos actores. Esta necesidad de información etnográfical,
sin embargo, deja abierta la posibilidad y necesidad de emprendef
investigaciones futuras.
Gráfico No.1
Actores involucrados en el fránsito indocumentado de menores de edad no
acompañados utilizando yias aéreas
rytr
tir;
ü
T
I La ruta tnaríti¡na
Esta ruta es la más popular, la más barata y también la
más peligrosa, pues combina vías clandestinas por mar y tierra.
Quienes se embarcan en este periplo, zarpan en un barco pesquero
desde las costas ecuatorianas, atraviesan el Océano Pacífico hasta
llegar a costas guatemaltecas y desde ahí siguen su camino conju-
gando diversos medios de transporte tenestre o, incluso, canrinan-
do. Testimonios de emigrantes ecuatorianos, así como continuos
reportajes en la prensa local de la frontera sur mexicana y de Gua-
temala sugieren que desde Puerto de Ocos, en el departamento de
San Marcos, Guatemala, las rutas terrestres de entrada a México,
más comúnmente utilizadas por emigrantes ecuatorianos son las
siguientes:
' Puerto de Ocos --- Tecún Umán ---+ Tapachula, México --+
68
llapa No.l
Rutas de entrada a NIéxico
6p
. En marzo de 1999, guardacostas estadounidenses intercep_
taron un buque de pesca con 44 ecuatorianos a bordo. En los
17 meses siguientes fueron interceptadas otras tl embarca_
ciones ecuatorianas con un total de 1.452 compatriotas. En_
tre septiembre y octubre del zooo, se identificaron a r.244
ecuatorianos en el mar, a saber, la cifra más alta en relación
a cualquier otra nacionalidad, para zoor, se detuvo a t.crzo
ecuatorianos más. Así, entre lggg y zoor, sumaúan 3.76o
ecuatorianos interceptados en alta mar (Ramírez y Ramrrez,
zoo5).
. Según la Dirección General de Migración de Guatemala, en
el zoo4 fueron repatriadas 3.Soo personas a Ecuador en su
intento por llegar a Estados Unidos. para el zoo6, las perso_
nas interceptadas sumarían t.o34 (Calderón, zooT en Ramí_
rez Gallegos y Áivarez Velasco, zoog)
. Del zooo al zoo9, la A¡mada mexicana habría detenido a
r.692 indocumentados en altamar. De ese tota), t.237 erun
ecuatorianos; z7z cubanos; 98 guatemaltecos; 57 salvadore_
ños; t3 chinos; I peruanos; z hondureños; z hindúes; un es_
tadounidense, un puertorriqueño y un canadiense (Jiménez,
2o1o).
'70
mencionar que investigaciones recientes muestran que ciudada-
nos-as de otras nacionalidades llegan hasta Ecuador para seguir
esta ruta en su tránsito a Estados Unidos (Calderón zoo7, Ramírez
Gallegos y Avarez Velasco, 2o09). Por tanto, urge tomar medidas
integrales entre las carteras de Estado involucradas, que además,
apunten a generar un trabajo bilateral con las autoridades maríti-
mas de los países involucrados, a saber: Guatemala, en particular,
y también México y Estados Unidos.
Sólo cruzar el Océano Pacífico puede tardar entre dos y cua-
tlo semanas. A ese tiempo se aumenta el que toma cruzar las fron-
teras sur y norte y el territorio mexicano, que varia de dos sema-
nas a un mes. El precio que un migrante paga en este caso fluctúa
entre 8.ooo y ro.ooo dólares. Muchos niños, niñas y adolescentes
también cruzan por esa ruta migratoria. En el Gráfico No. 2 se
muestran los actores que de manera directa o indi¡ecta terminan
involucrados en esta ruta migratoria. Y, al igual que en el caso de la
ruta aérea, cada uno de esos actores que se muestran en ese gráfi-
co, estarían involucrados de diversas maneras, cumpliendo un rol
específico para habilitar ese tránsito. La información minuciosa al
respecto del modus operandi de ese entramado en las localidades
de origen, y a lo largo del tránsito migratorio ameritaría, asimismo,
una etnografía a lo largo de esta ruta.
Gráfico No.2
Actores involucrados en el tránsito indocumentado de menores de edad no
acompañ¿dos util¡zando vi¿s m¿rif¡mas
gr
DÁ(D
Elabo6crór propia.
'12
tratos físicos y verbales, asaltos, secuestros (que a veces incluyen
tortura), ünculación con redes de trata de personas o narcotráfico
y violaciones. A estas adversidades se suma el enfrentamiento a
condiciones climáticas extremas, diversos riesgos de enfermedad y
posibles ataques de animales salvajes en rutas inhóspitas (Ramírez
y Alvarez, zoog).
A 1o largo de las secciones prer,ias, hemos insistido en la
importancia que México tiene como país cle tránsito para la migra-
ción indocumentada ecuatoriana. Sin imporlar la ruta que utilicen
los migrantes indocumentados ecuatorianos, entre los cuales evi-
dentemente existen menores de edad no acompañados que inevi-
tablemente llegarán hasta la frontera sur mexicana, con el objetivo
de cruzarla para después continuar con su periplo migratorio hasta
Estados Unidos. La reflexión hecha, nos arroja algunos elemen-
tos para prefigurarnos el porqué de esa importancia: México funge
como un ineludible lugar para ei tránsito clandestino, pero, ade-
más, como una frontera preliminar para detener a migrantes indo-
cumentados. Esa detención se realiza no sólo por la aplicación de
medidas de contención migratoria, sino también, de manera indi-
recta, debido a los altos niveles de violencia presentes en las ruta$
que cruzan por ese país. El Mapa No. z muestra las rutas que ter-
minan conectando, de manera clandestina, a Ecuador con México
y con Estados Unidos. Concentrémonos entonces en la dinámica
del corredor mieratorio México-Estados Unidos.
i3
Mapa No.2
Rutas migratorias de indocum€ntados ecuatorianos y centroamericanos
74
S. México dentro de la ruta clc.ndestino Ecuado¡ - Es-
tsdos Unid.os
23 U¡la primera versión modificada de esta sección fue publicada eo ei arliculo Álvarez !'el¿sco.
Soledad,(2011).'¿GuenacnsilmciD'lUna¿proxjmaciónetnográfica¡laviolencianormalizáda
hacia los migrantes indocumentados en tránsito por la frontera sur Dhiapaneca", en Agudo Sanchíz,
Alcjandro y Marco Dstrada Saavedra (editores), fftan!)Fonucbtes de! Esta.lo en los nárye es de
Laiinoané ca, inaginaríos dller ativos, aparatos ina.abddos ! espdcios tra8nacionales,l¡{éxlco,
fl ( olcgio dc Virr.o r Unrre¡.rd¿d Iberoametic.n¿.
24 México ocupa el primer luear dentro de los pajses latinoameicanos emisores de migranies.
Se calcula que la población dc origen mexic¡no residente en tsstados Uriidos asciende a cerca de
27 millones y que enÍe el periodo 2001-2004, migra¡on airededo¡ de 400 miL mexicanos (Banco
\'fundial. 2008. Marlíncz Pizano. 2005:61.
cumentados, provenientes de diversos países pobres, sobre todo
de Centro y Sudamérica, quienes emprendiendo extrao¡dinarios
periplos migratorios, como los que hemos descrito antedormente,
llegan clandestinamente al país con el afán de cruzar sus fronteras
sur y norte. De ahí que no sea casual que este corredor geográfico
sea el más transitado a nivel mundial: entre 2ooo y 2oo5 lo atra-
vesaron 1o.4 millones de personas, incluyendo a migrantes docu-
mentados e indocumentados (Banco Mundial, 2oo8). Este último
dato, a su vez, arroja pistas para comprender por qué Estados Uni-
dos en las úitimas décadas ha receptado la mayor cantidad de mi-
grantes indocumentados. Recordemos las cifras previamente da-
das: entre zooo y zoro el número de inmigrantes indocumentados
üviendo en ese país, se incrementó de 8.4 a rr.z miilones. De esa
gran cantidad cle personas, 8.9 millones provinieron de América
Latina: 6.7 millones provenían de México (6o%), y un adicional de
z.z millones de indocumentados de otras regiones del continente
americano (Passel y Cohn, zorr).
Siendo así, todo el territorio mexicano y en particular su
frontera sur, constituyen una suerte de bisagra entre los países
pobres del centro y sur del continente y del mundo (los mayores
expulsores de migrantes), y Estados Unidos, el mayor receptor de
migrantes en el mundo. Y asimismo, México, eüdentemente, ocu-
pa un lugar decisorio en el proceso de las migraciones internacio-
nales, e indiscutiblemente su frontera sur es un punto clave dentro
este complejo escenario contemporáneo. El Mapa No. 3 muestra
este corredor migratorio y da cuenta de las diferentes rutas clan-
destinas que atraviesan ese corredor, y que son usadas por migran-
tes indocumentados a nivel elobal.
'76
Mapa No. 3
Rutas migratoriss de indocumentados que cruzen le
front€ra sur chiapaneca
78
Vale la pena señalar que desde zooT el número de migrantes indo-
cumentados detenídos en el país ha ido en descenso. El análisis que
realizaremos en la siguiente sección quizá nos dé luces para conje-
turar algunas explicaciones para esta tendencia reciente.
Si bien, debido a la cercanía geográfica, aproximadamente
el gg% de las detenciones que se realizan en esta frontera son a
inmigrantes guatemaltecos, salvadoreños, hondureños y nicara-
güenses; por este límite político administrativo también son de-
tenidos anuaimente migrantes provenientes de más de cincuenta
países de Sudamérica, del África, de Asia y de Europa (INM, zooT).
Hecho que constata que estamos ante una frontera global particu-
larmente importante dentro de uno de los cor¡edores migratorios
más dinámicos del mundo.
Entre 1os datos que provee el INM sobre el número de de-
tenciones a nivel nacional por país de origen, llama la atención el
lugar que ocupan ciertos países de Sudamérica, particularmente
Brasil y los de la Región Andina. A pesar de la enorme distancia
que se debe cubrir, del peligro implicado y de las restricciones mi-
gratorias, después de los centroamericanos, los migrantes brasile-
ros y los andinos son quienes más cruzan de forma clandestina la
frontera sur chiapaneca. Como se puede apreciar en la Tabla No. 6,
si bien la proporción de centroamericanos detenidos en los últimos
siete años es mucho mayor a 1a de las demás nacionalidades, la de-
tención de ciudadanos provenientes de Brasil y de los países andi-
nos, sobre todo de Ecuador, ha sido constante e incluso en ciertos
años se ha incrementado.
T¿blN No.6
\úmero de migrantes detenidos en Mérico por año y país de orig€n
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 TOTAL
Centro¡méric¡
94,404 100,048 8.1.5?3 84,657 40,8.13 28.436 28.921 461,715
Los datos que maneja el INM van acorde con aquellos que
manejan el DHS, preüamente señalados, donde esos mismos paí-
ses ocupaban los primeros lugares en términos de1 número de in-
documentados que resiclen en Estados Unidos. Al tener presente
esa información, podemos dimensionar la cantidad de indocumen-
tados centro y sudamericanos que anualmente cruzan la frontera
sur mexicana utilizando, por supuesto, redes de coyoterismo. Si te-
nemos en cuenta la pefiinente aclaración que agentes migratorios
mexicanos hacen en torno al número real de indocumentados que
cruzan México, pam el caso ecuatoriano, esto significaría que si de
2oo4 a zoLo,9.804 ecuatorianos fueron detenidos, por lo menos
el doble, es decir 19.6o8 cruzaron de manera clandestina México.
Si la mitad fue detenida y deportada, r'aldría la pena preguntamos
por el destino de la otra mitad: esos 9.804 ecuatorianos, ihabrán
logrado ingresar a Estados Unidos? o áalguna contingencia del ca-
mino, incluso la muerte, habrá interrumpido su periplo migrato-
rio?
Ahora bien, si hay algo que define a ese mismo corredor
geográfico, además de su alto dinamismo en términos comercia-
les y de la alta moülidad humana, es la violencia que 1o recorre.
La diversidad de rutas migratorias clandestinas de sur a norte que
por ahí cruzan son consideradas como "las rutas más peligrosas del
mundo" (Amnistía Internacional [AI], zoro). Y dentro de éstas, los
espacios fronterizos, como por ejemplo la frontera sur chiapaneca,
son puntos rojos: se estima que el 7o% de los migrantes que cn.rzan
este límite político administrativo es r'íctima de algún tipo de vio-
lencia y que de ese total, un 8o% la sufre en México y sólo un zo%
en Guatemala (Bronfman et al, zoor). La permanente violación a
los derechos de los migrantes ha llevado a que la Corte Interame-
ricana de Derechos Humanos (CIDH) califique a la realídad que
vil'en los migrantes indocumentados en tránsito por México como
una verdadera "tragedia humanitaria" (Declaraciones del Presi-
dente CIDH z5 de marzo zoro en Cruz Martínez, zoro). Yla CIDH
no se equivoca. Diariamente los cientos de hombres y mujeres que
cruzan clandestinamente la frontera sur, inician un periplo estre-
mecedor marcado por la incertidumbre, el miedo, la espera, una
constante confrontación a diversas formas de violencia y, cómo no,
por una incuestionable valentía. Todo con el afán de mejorar sus
condiciones de üda y sumar filas a la gran masa de trabajadores
indocumentados en Estados Unidos.
Extorsiones, robos, golpes, abusos, permanente discrimi-
nación e invisibilidad, estafas, secuestros, torturas, üolaciones,
accidentes, machetazos, mutilaciones, y asesinatos son parie de las
contingencias a las que se exponen los indocumentados que reco-
rren las ciudades o pueb)os fronterizos. Riesgos que están srempre
presentes y que no distinguen entre edad, género o nacionaliclad;
salvo que se trate de mujeres migrantes o de niños y adolescentes
no acompañados para quienes ese tránsito migratorio implica sor-
tear peligros todavía mayores. Esa enorme violencia es perpetrada,
con distinta intensidad y de diverso modo, por autoridades locales,
agentes migratorios, por ios distintos tipos de policía (federal, es-
tatal o municipal), el ejército, la marina; por bandas de asaltantes,
pandillas juveniles, grupos de narcotraficantes, redes de trafican-
tes y/o tratantes de personas; o por los mismos habitantes fron-
terizos. Con un agravante adicional: en la mayoúa de los casos
esasüolencias además de pennanecer inüsibles e impunes, sólo
quedan registradas en la memoria y en el cuerpo de los migrantes
como si ese fuese el ineluctable precio que deben pagar por cruzar
México sin papeles. Qué mejor ejemplo que los hechos acontecidos
en Tamaulipas.
Reco¡demos que a finales del mes de agosto de zoto, Tz
migrantes indocumentados quienes habían sido asesinados a que-
marropa por sicarios pertenecientes a una de las bandas más temi-
das del crimen organizado mexicano, Los Zetas. Entre los muertos
constaban 58 hombres y r4 mujeres, jóvenes en su gran mayoría,
y provenientes de Ecuador, Brasil, Honduras y El Salvador. En Ta-
mauiipas, estos hombres y mujeres migrantes, fueron secuestra-
dos, y, uno a uno, fue fusilado. A decir de Luis Fredcly l,ala, el único
migrante ecuatoriano que sobreüvió a este atroz suceso, entre los
motivos que llevaúan a estos sicarios a desatar esta matanza, fi-
guran: la imposibilidad económica que los 7z migrantes tenían de
pagar el monto de su rescate, y, sobre todo, su rotunda negativa de
engrosar las filas de esta banda criminal ligada al narcotráfico.
R'I
Quizá lo más complejo y doloroso de este cruento aconte-
cimiento es que ni el secuestro de migrantes, ni su asesinato, son
novedades. Desde hace por lo menos cinco años, diversas organi-
zaciones de de¡echos humanos en México, así como organismos
internacionales, han venido denunciando las r.iolentas formas con
las que los migrantes indocumentados que transitan por este país
son tratados y las permanentes üolaciones a sus derechos. Es más,
en junio de zoo9, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de
México (CNDH), hizo la primera denuncia pública en torno al in-
cremento de secuestros a migrantes indocumentados en tránsito
por parte de bandas del c¡imen organizado (como Los Zetas), las
cuales probablemente operarían de forma coludida con las auto-
ridades locales y con redes de tráfico y trata de personas (sobre
todo con coyotes) obteniendo cuantiosos réditos económicos por
este negocio ilícito. Según mostraba ese primer informe, entre sep-
tiembre de 2oo8 y febrero de zoo9, más de 97oo indocumentados
fuefon secuestrados. Se calcula que el beneficio que la delincuencia
organizada y la policía obtuüeron de esos crímenes, fue de 25 mi-
llones de USD. Y, según lo presagiaba la CNDH, si ninguna medi-
da estatal era tomada inmediatamente, esa cifra sólo aumentana.
Efectivamente eso fue lo que sucedió. A pesar de la existencia de
contundentes eüdencias, como las que mostraba ese primer in-
forme, además de las continuas denuncias también mostradas en
reportajes periodísticos, en investigaciones académicas, o por de-
cenas de otros migrantes, prácticamente ninguna medida pública
eficaz se tomó para combatir esos crímenes y para er.itar su propa-
gación. De hecho, el segundo informe de la CNDH, publicado en
febrero de zorr, confirma, esos presagios: entre abril y septiemb¡e
de zoto, es decir un año después de la primera denuncia, más de
11.3oo migrantes fueron secuestrados en México. Esto implica que
de un año al otro el número de casos incrementó aproximadamen-
te en 2.ooo, y que la cif¡a total de migrantes que fueron secuestra-
dos, entre 2oog y 2o1o, asciende a 2o.ooo. Por supuesto, todos
ellos también fueron r'íctimas de diversas forrnas de violencia que
van desde abusos de poder, intimidación, golpes, torturas, secues-
tros colectivos, violaciones, hasta asesinatos (CNDH, 2011). Hace
apenas unos días, mientras se escribía este documento, en San Fer-
nando, Tamaulipas se encontraron varias fosas clandestinas con
más de r4o cadáveres de migrantes indocumentados, quiénes en
silencio aparentemente tanbién fueron asesinados por Los Zetas.
El r7 de abril de zorr, el autor intelectual de esa masacre y diri-
gente de esa banda del crimen organizado, por lo menos ya fue
apresado (Aranda, zorr).
iPor qué violentar de esa manera a tantos hombres y mu-
jeres, cuya única "falta" es ser indocumentados, se ha ruelto parte
del día a día de ese conedor mieratorio?
28 lncrcíblemcntc apen as en lasegunda seman¡ deabrilde2009, clSenado mcxicano aprobó lrna ser€
de refomas a LCP con el obje¡o de adccu¡r esa lcgislación a los tr¿t¿dos y acuerdos internacion¿le8
quc Móxico ha firmado cn nratcria dc prorccción a migrantcs. P¡ñiculanncntc, acordó modiiicar cl
aniculo 71 de ]a L(iP par¡ que bajo ningún caso se habiliten a las cárceles prcvcnlivas o ccntros de
readaptsción social dcl pajs como €stacioncs migratorias p.ua cletener a migrantes indocumenlados
(Ballinas y BccclTil, 2009).
nacionalidades. Los países que requieren visado para ingresar a
México son todos los de Centroamérica, exceptuando a Costa Rica
y Panamá, todos los de la región andina, exceptuando a Venezuela,
todos los africanos y algunos países del Asia. A los ciudadanos de
Ecuador, Brasil y Honduras incluso se les ha impuesto visados de
"alta seguridad" como respuesta al alto flujo de indocumentados
de esos países que han sído detenidos."r Según lo estipula la LGP,
aún vigente3o, cualquier ciudadano de los países que requieren visa
para transitar por México, deberá obtener la Forma Migratoria 6
para "transmigrantes" (INM Artículo 42, LGP, zooz:z8o). Para
ello deberá cumplir, como señala la Secretaría de Relaciones Exte-
riores (SRE), con ciefias exigencias como "poseer pasaporte válido
y vigente, tener la visa del país al que vaya a ir, junto con alguna
visa válida para cualquiera de los siguientes países: EE.UU., Ca-
nadá, Japón, Australia, Nueva Zeianda o cualquier país de Europa
occidental. Comprobar que no tiene algún impedimento para rein-
gresar al país en el cual está documentado o al país de origen [...]
y demostrar solvencia económica que compruebe que poclrá salir
de territorio mexicano" (SRE, zoog). Evidentemente, exigencias
de este tipo son imposibles de cumplir para la gran mayoría de
migrantes provenientes de países de Centroamérica y de la región
andina. En la práctica, a estos migrantes se les estaría impidien-
do definitivamente transitar de manera documentada. Es decir.
:9 La Scc¡claria dc Gobemación de México adoptó csta mcdida, dcsdc septiembre de 2005. a raíz
de la ñrma de con¡'enios con Eslados Unidos cn mareria de segu¡idad f¡onieriza orientadus ¿ eltt¿r
el cruce de personas indocurnentadas y de "terforistes". La exFedición de visas dc a1t¡ seguridad
tanbién reiponde a la carcncia d,c candados en la Lev cene¡¡l de Población (Gómez Quintero,
Diarío El Universal.l de septiembre de 2005).
30 El regtamento a la Nueva Ley de N4ig¡ación aún no ha sido aprobado, es por ello que no se sabe
cuiies serán los criterios y iineamientos para emitir visas. Según el artículo 40 de la \ucva Lcy "Los
crilcrios para cmii¡ vis¿s serán esteblecidos cn cl Reglamcnto y los lineamienros serán dererminádos
en conjunto por la Secretaría -v la Sccretaria de RelaDiones Exreriores, privilegiando una gcsrión
mrgr¿tori¡ congruente que otorgue lacilidades en ]a expedición de visas a lin dc favorcccr los flujos
mrgrarorios ordenados y regul¡res pri\ilegiando la dignidad de los migranres" (Ley de Migración.
AÍ,{0. 2011).
88
que para que un migrante pueda transitar legalmente por Méxic{
debe necesariamente contar con una r.'isa estadounidense previai
además de comprobar solvencia económica; dos exigencias qu{
excluyen a la gran mayoría de migrantes y les impiden transitar df
manera documentada y por ende sin ningún amparo legal, erpol
niéndolos a todo tipo de violencia. Si desde el modo en que la Leg
está concebida, la vía formal para migrar y transitar se encuentr4
bloqueada, todo un entramado clandestino y violento emerger{
para que esos candados legales sean softeados. Así, la migració{
indocumentada clandestina en tránsito se melve producto de una
imposibilidad arbitrariamente creada para no ser elegible en la obi
tención de una visa. A ese impedimento legal se suma el hecho d{
que las políticas que el Estado mexicano ha adoptado frente a l{
migración indocumentada, iejos de ser ün asunto exclusivament$
interno, responden a su histórica relación con Estados Unidos.
Miles de indocumentados centro y sudamericanos (por n0
mencionar a los africanos y asiáticos) atraviesan de manera clanl
destina la frontera sur mexicana cada día. En suma, a medida quq
el control ylas restricciones migratorias han aumentado en la fronr
tera sur mexicana, la clandestinidad y, sobre todo, la üolencia po¡
la que atraviesan los indocumentados a lo largo de üas ocultas s{
ha multiplicado. El Gráfico No.3 muestra las 5z estaciones migra+
torias ubicadas a lo largo de territorio mexicano, confirmándonog
la existencia de una política de securitización en contra de la mi1
gración indocumentada.
89
Mapa No.4
fstaciones migratorias en México
90
públicas, que la situación en la frontera sur, sumada a la perma-
nente üolencia en el resto del país, ha convertido a México en uno
de los principales países transgresores de derechos humanos.¡r
Alarmantemente, se ha confirmado que los actos üolentos son per-
petrados en mayor grado, sobre todo en ciudades fronterizas, por
autoridades (miembros del INM, de los tres tipos de policía -mu-
nicipal, federal o estatal- y del ejército) que por coyotes o mareros
(DPLF et al, zoo8: Z-8). Al parecer, por el hecho de ingresar sin
papeles a México los migrantes son concebidos por la fuerza públi-
ca no simplemente como contraventores del artículo 13 de la LGP
sino como "ilegales", con toda la carga de estigmatización que este
término porta. En numerosos casos, policías, miembros del ejér-
cito o autoridades en uniforme efectúan detenciones fundadas en
el aspecto fisico, el acento, la supuesta actitud sospechosa o en un
marcado nerviosismo del posible migrante indocumentado. Tales
prácticas no tienen sustento iegal alguno y contravienen abierta-
mente el principio de inocencia contemplado en la Constitución
Política mexicana. Adicionalmente, estas detenciones arbitrarias
generalmente están acompañadas de extorsiones, intimidaciones,
maltratos verbales, fisicos, tortura e incluso üolaciones (DPLF et
al, zooS: rr-rz). Al ser concebidos como "ilegales", despojados de
sus derechos, la voz y testimonio de los indocumentados dificil-
mente pueden ser considerados como pmebas fehacientes para
levantar denuncias sobre la üolencia que sufren. En la mayoúa de
los casos la üolencia permanece invisible e impune y 1o más grave
es que muy frecuentemente queda registrada en la memoria de los
3l Porejemplo, co¡ro llegó a dcclarar Jorge Bustamante, relalor cspecial de la ONU para los DeEchos
Humanos de los Migr¿ntes: "los derechos hLrmanos ¿le los migrantes se violentan en Méxrco cÍ una
proporción mayor a la que sufien los migrantes mcxicanos en Estados Unjdos" (Bustamante, 8 de
m6r¿o 2008). Además, seiala el Rclálor, qxe "si bie]) no ba] datos cuanlilalivos, si contamos con
evidencias y testimonios de lo más ¡b mador en materia de dercchos humanos [-. .] Es algo criminal
y que se manlicnc con los rasgos de impu¡id¿d que c¿Lracterizat a otms expEsiones d€lictivas cn el
pais" (Bustamant€, 2l de octubr€ 2008).
migrantes como si ese fuese el precio ineluctable que deben pagar
por migrar sin papeles.
En el informe l,o crrsis de derechos humanos en la fron-
tera sur de México (zoo8), elaborado por el Due Process of Law
(DPLF), el Centro de Derechos Humanos Fray Matías Córdova
en Tapachula y la Casa de Migrantes Hogar de la Misericordia
en Arriaga, se evidencia que la mayor parte de la violencia polí-
tica hacia los migrantes ocurre durante el proceso de detención
1' expulsión debido a esa concepción de que un migrante es un
"ilegal" sin derecho alguno. Según este informe, las detenciones
arbitrarias a migrantes han incrementado de fo¡ma exponencial
en los últimos años. Esto ha ocurrido debido a que en numerosos
casos, policías o autoridades en uniforme efectúan detenciones
justificadas en: el aspecto fisico, el acento, la supuesta actitual
sospechosa o en un marcado newiosismo del posible migrante;
práctica que no tiene sustento legal alguno pues contraüene el
principio de inocencia previsto en la Constitución Política mexi-
cana. Esas detenciones a¡bit¡arias generalmente están acompa-
ñadas de extorsiones, intimidaciones, maltratos verbales, fisicos,
tortura e incluso violaciones. Generalmente el tiempo de deten-
ción es mayor al estipulado y según este informe, en particular,
los jóvenes migrantes, son en mayor proporción detenidos y mal-
tratados sobre todo si portan tatuajes o si se encuentran en gru-
po reunidos en la vía pública, ya que se presume que pueden ser
mareros (DPLF, 2008: 11-12).3'
32,{ lo laryo dc la sección "Responsabilidad Estatal", en el in:formc úis( de derccho,\ hut ldtlos
en laJnntera sur de M*t¡]o (2008), se muestran los datos que la ComisióÍ Nacional de Derechos
Humanos (CNDH) recabó a lo largo del 2007 ftente a violaciones de dcrechos cometidos cn contra
de nigrantes. Así, de los 448 hechos registrados,3ll presunt¡mc¡rc fueron cometidos por agentes
migmlorios, 8ó por autoridades municipalcs, 58 por la Secretada de Relaciones Extc¡iores, 40 por
la P¡,xu¡aduria Gene¡al de la Rcpribjica (jrcluye la Agcncia Federál de Invcstigación), 30 por la
Secre¡aría de Seguridad Púbtica (incluye le Policía F'ederal Preventiva).28 por la Secrctaria de
Segurid¡d Pública Eslatalcs. 13 por la Secrctaria dc la Defensa Nacional, y 4 por la Comisión
Mexican¿ de,{yudn a Relugiados (DPLF et aI.2008: 7-9).
q,
Desde el modus operandi establecido por el Estado mexica-
no, en el que una estructura de ilegalismos, donde las autoridades
locales se enredan con mafias locales de coyotes y narcotrafican-
tes, se contrapone con su obligación de proteger a todo migrante
que se encuentre en territorio mexicano, sin importar su condición
migratoria, tal y como lo disponen los estatutos de protección a
derechos humanos estipulados en la Constitución política y en la
gran mayoría de acuerdos internacionales que México ha firmado
y ratificado. Es más, casi siempre la corrupción y la violencia ter-
minan siendo las formas de relacionamiento que actores sociales y
estatales establecen con los migrantes indocumentados que tran-
sitan por México. Para muestra las recientes denuncias hechas por
migrantes que confirrnan que agentes del INM los "vendían" a Los
Zetas (...). A no dudarlo, la migración indocumentada en tránsi-
to plantea enormes desafíos para la sociedad ciüI, para la inves-
tigación social y para los Estados de los países de origen, tránsito
y destino involucrados, pues los derechos de miles de hombres y
mujeres son continuamente üolados.
Esta violenta y compleja realidad no escapa en lo absoluto a
la migración de niños, niñas y adolescentes, en particular a aque-
llos que salen desde Ecuador, quienes también transitan por ese
corredor migratorio. Tal como hemos dicho, revertir la üolencia
que implica transitar de manera indocumentada y clandestina, es
una tarea urgente pero altamente desafiante. De hecho, requeriría
la intervención decidida y en conjunto de los Estados de los países
involucrados. En este caso, se trataúa de adoptar medidas coordi-
nadas entre Ecuador-México-Estados Unidos.
La reflexión hecha nos muestra que la üolencia de la ruta,
por lo menos en el corredor México-Estados Unidos, responde a
causas estructurales propias del modus operandi del Estado y so-
ciedad mexicanos. De ahí que revertir ese nada alentador panorama
de üolencia en México, es un ámbito que saldría de la intervención
del Estado nacional. Sin embargo, al Estado ecuatoriano le compe-
tería, por un lado, accionar frente a lo que ocurre en Ecuador, en
torno a los entramados clandestinos que se gestan para habilitar
esas rutas migratorias. Y por otro lado, bien podría concentrarse
en algún aspecto específico del complejo tránsito de migrantes in-
documentados por el corredor migratorio México-Estados Unidos.
Una posibilidad es inten'enir en el proceso de identificación, de-
tención y depoftación en condiciones de seguridad y de i¡restricto
cumplimiento de los clerechos de 1os migrantes, en particular de
los menores de edad ecuatorianos no acompañados. Como lo men-
cionamos en esta sección, precisamente es en ese proceso en donde
se comenten muchas violaciones a los derechos de los migrantes.
Así, de cara a sugerir respuestas estatales específicamente
dirigidas a atender las urgentes necesidades que menores de edad
ecuato¡ianos tienen al cmzar por estas rutas altamente violentas,
es necesario adentrarnos en un anáilisis concentrado de su situa-
ción una vez que han ingresado al territorio mexicano. A partir del
capítulo que sigue nuestro foco de interés será la niñez ¡r adoles-
cencia migrante ecuatoriana en México y el análisis de los princi-
pales problemas que debe hacer frente en el proceso de detección,
detención y deportación, en adelante DDD.
Capítulo III
97
no acompañado. Esta clasificación es 1a misma que sigue el
Manual de Protección Internacional de las niñas y niños no
acompañados o separados en la frontera sur de México del
ACNUR (ACNUR, 2006).
4. País de Origen. Indica el país de nacionalidad del migrante
menor de edad que ha sido detenido.
Teniendo en cuenta estos cuat¡o criterios, revisemos enton-
ces los datos cle los años zoog 2oto y 201134los cuales nos dan una
mínima aproximación de lo que está sucediendo con los migrantes
menores de edad ecuatorianos que transitan de manera indocu-
mentada por México.35 La Tabla No.7 muestra el número de mi-
grantes menores de edad según grupo de edad, género, país de ori-
gen y condición del viaje. Para dimensionar el lugar que Ecuaalor
ocupa dentro de los países de origen de niños, niñas y adolescentes
migrantes indocumentados detenidos en México, hemos incluido
los datos referidos a países centroamericanos y sudamericanos. La
tendencía para este típo de migración es la misma que la que exis-
tía entre los migrantes adultos: a pesar de la distancia geográfica
y de las restricciones migratorias presentes en México, Ecuador,
después de los países centroamericanos, es el principal país de
origen de los migrantes menores de edad detenidos en ter torio
mexicano. Por razones históricas y por ser vecinos de México, Gua-
temala, Honduras y El Salvador reportan la mayoría de casos de
niños y niñas migrantes detenidos. Sin embargo, si sumamos las
detenciones de ecuatorianos durante los años zoo9, 2oto y 2ot1 y
comparamos los datos con los de Nicaragua, resulta sorprendente
34 Las e[cuestas del TNM del año 201I solo tnucstra¡ datos hasta el mes de noviemb¡c, tomaremos
estascifias como cifras toial€s, aunque hagan falta los números refcridos al mes de djciembrc,
que no debeD de alec¡¿r en Ducho el ¡esDl¡ado firal. Eslo lohacenos co¡ el 6n de realiza¡ un
comparaüvo de los tres afios,
35
98
que el número de migrantes menores de edad ecuatorianos
supera a los de ese país centroamericano.
Llama además la atención oue entre los oaíses sudameri
nos, Ecuaclor no sólo aparece los t¡es años concecutivos entre
países de origen de esos niños migrantes (algunos países
sólo en uno de los tres años), sino que además ocupa el primer
gar, superando ampliamente el número total de migrantes
res de edad detenidos provenientes de los otros países del
tinente. Así, si tomamos el número total anual de devoluciones
países centroamericanos y sudamericanos, para el zoo9,
representa el o.3% del total de deportaciones, el r.r%, para el
:oro y el o.g% para el zorr. Si nos enfocamos en el total anual
devoluciones de los países sudamericanos, Ecuador se lleva el 4o
de los casos, en el año 2oo9, incrementando al 8z% en el zoro,
en el zott alcanza el 97% porciento de los eventos de
Sumando los tres años, Ecuador obtiene el 76% del total de mi
grantes menores de edad no acompañados detenidos en México
ocupando así el primer lugar entre los países sudameúcanos.
gráfico No.3 da cuenta de estos porcentajes
99
100
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l02
Gráfico No. 3
Países de origen sudamericanos de migrantes menores d€ edad detenidos
en ll{éxico
2009,2010 y 2011
104
Gráfico No.4
Edad de migrantes menores de edad ecuatorianos detenidos en
México
2009-2011
1000ó
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2009 :010
| 0-l I ¡rlos l50o l:cb lc¿
I l2.17dlos 859o 789i, 9?o5
Gráfico No5
Género de migrantes menores d€ edad ecuatorianos detenidos en México
2009-2011
0096
8oo,b
60P.6
.{09'o
2Pto
0o.,o
105
Es interesante
notat que en el gráfico No.5 la línea de ten-
dencia del porcentaje de detenciones hombres y de mujeres meno-
res de edad, mientras que eI porcentaje de mujeres se incrementó
6.1 veces, el de los hombres bajó del, 2oo9 al 2011, 55%. El por-
centaje de la migración de hombres y mujeres al zou se empa-
rejó. Esto demuestra el aumento de la presencia femenina en la
migración incluso en las edades más tempranas, y respalda lo que
hemos venido afirmando sobre el fenómeno de la feminización en
la migración.
Gráfico No.6
Condición de üaje de migrantes menores de edad ecuatorianos detenidos
en México
2009-2011
106
los años 2oog, 2o1o y 2orr se adüerten las siguientes tendencias:
I0t3
las Migraciones, OIM, ha puesto en marcha entre Ecuador y Mé-
xico. Estas cifras reflejan el movimiento migratorio de menores de
edad ecuatorianos desde zoo5, año en el que inició dicho progra-
ma que atiende las solicitudes de cualquier migrante que, estando
indocumentado en México, desee retornar a su país de origen. Es
decir, que este programa capta flujos migratorios que no han sido
detenidos por el INM y que por ende no se encuentran detenidos
en las estaciones migratorias, ni que forman parte de las estadís-
ticas oficiales¡6. Así, y según los datos del programa, entre 2oo5 y
2oro, 2.606 niñas y niños ecuatorianos habrían sido asistidos en
su reto¡no voluntario desde Mé¡ico a Ecuador. Los datos de OIM
no contradicen la información que arroja el INM, simplemente nos
revelan una cara bastante más compleja de la migración de ecuato-
rianos menores de edad: muchas más niñas y niños ecuatorianos,
de los que las estadísticas oficiales muestran, transitan de manera
indocumentada ¡, no acompañada por México.
La Tabla No. I da cuenta del número de migrantes meno-
res de edad que fueron atendidos por el programa, y que retorna-
ron de manera voluntaria a Ecuador.
36 Entrevista con JUirlcttc Ocho¡. coordinadora de operacjoncs dcl Programe de retornos \r¡lrmtanos
asistidos dc La OlM. Ciudad de México. abril de 201 l.
r09
En las cifras se observan variaciones de un año a orro el
el total de migrantes menores de edad que retornaron a Ecuador.
Dichas variaciones dan cuenta del carácter inestable y poco prede-
cible de los flujos migratorios, confirmando las limitaciones exis-
tentes a la hora de captar este tipo de migración. Insistimos en que
la dificultad de investigar este tipo de migración impide dar cuenta
del volumen total de migrantes indocumentados en tránsito y por
ende de las razones precisas por las que existen incrementos de un
año a otro.
Tal como vemos en las cifras de la Tabla No. 8, el zoo5 fue
el año con registros más bajos, 163 eventos, mientrzs que el eooS,
registró el ma1'or número de eventos con un total de 769. Recorde-
mos que entre los agentes migratorios mexicanos existe una forma
de calcular el número aproximado de indocumentados que tran-
sitan por México: por cada migrante detenido, implica que por lo
menos uno más logró cruzar el país. Así, si tomamos en cuenta los
datos de OIM, podríamos conjeturar que entre 2oo5 y 2o1o, alre-
dedor de 5.zrz niños y niñas ecuatorianas habrían salido desde su
país y usando complejas y altamente üolentas rutas migratorias
habían llegado hasta territorio mexicano. De ese gran total, la mi-
tad retornó voluntariamente a Ecuador. éQué pudo suceder con
los otros 2.696 menores de edacl? t,Será que lograron reunificarse
con sus familiares en Estados Unidos?, o, iSerá que fueron aban-
donados por los coyotes, o cayeron en redes de trata, comercio o
prostitución infantil, o, quizá, lamentablemente, incluso murieron
en el camino? iQuién ha dado cuenta de todos ellos? Panorama
bastante preocupante y desolador, que requiere, sin duda, cle ac-
ciones sociales y estatales urgentes.
Las cifras que hemos presentado a 1o largo de esta sección,
son sólo una pequeña muestra que nos confirma la existencia de
110
una verdadera industria migratoria clandestina que opera desde
Ecuador hasta México habilitando el tránsito de migrantes meno-
res de edad no acompañados. De ahí, la urgencia para que, desde e1
Estado ecuatoriano, se tomen inminentes medidas que incidan en
las consecuencias que deja sobre la niñez v adolescencia migrante
ecuatoriana un tránsito así de üolento. AI finalizar el segundo ca-
pítulo de este estudio, dijimos que en el proceso de detección, de-
tención y deportación, DDD, de los migrantes menores de edad en
México, también existen irregularidades y problemas que termi-
nan afectando a la infancia. Antes de adentrarnos en la dinámica
de dicho proceso, presentamos un mapeo de las rutas migratorias
usadas por migrantes ecuatorianos, una l€z que han cruzado la
frontera sur mexicana.
lt2
tres factores podríamos agregar dos más que responden a la actual
coluntura mexicana: 4- la instalación de controles por parte de al-
guna organización crirninal, por ejemplo bandas cle narcotráfico
o de crimen organizado en algún (nos) punto(s) de la(s) ruta(s);
y, 5- instalación de albergues de atención a los migrantes. Así, la
presencia de uno de estos factores o la combinación de algunos de
ellos derivaría en un cambio inmediato e inesperado en el trayecto
migratorio. De este modo, las rutas migratorias que presentamos
en esta sección son aproximaciones que diversos investigadores,
organismos de derechos humanos nacionales e internacionales
en México, e investigaciones periodísticas qrre se han elaborado a
partir de los testimonios de migrantes ¡' de estudios en terreno.
Hemos de enfatiza¡ que las rutas que mostraremos, son utilizadas
tanto por migrantes adultos como por migrantes menores de edad.
La decisión de cuál de esas üas tomar depende en gran me-
dida del conocimiento migratorio preüo, de alguna erperiencia
pasada, y sobre todo de los recursos económicos con los que los
migrantes cuenten. Tal como se explicó en el segundo capítuIo, son
muy pocos los ecuatorianos que l'iajan solos, y mucho menor es
la cifra de niños, niñas o adolescentes ecuatorianos que salen por
cuenta propia del país. De hecho, debido a 1a distancia geográfi-
ca, se ven obligados a contratar los caros servicios de un coyote,
quien necesariamente opera dentro de una red de tráfico de per-
sonas con incidencia a nivel regional- Este hecho marca una clara
diferencia con la migración indocumentada centroamedcana. De-
bido a la vecindad con México, migrantes indocumentados de El
Salvador, Guatemala, Honduras o Nicaragua, sobre todo aquellos
de menotes recursos económicos, sí suelen emprender periplos
migratorios solos, exponiéndose mayormente a las más cruentas
formas de violencia. Al comparar ambas experiencias migratorias,
113
paradójicamente, transitar con un coyote, resultaría mucho más
"seguro" que hace¡lo de mane¡a indiüdual. De ahí, que podríamos
conjeturar que en esas condiciones de altísima rulnerabilidad y
permanente exposición a formas de violencia, la experiencia de los
migrantes ecuatorianos podría ser, de algún modo, menos üolen-
ta si se la compara con la de los migrantes centroamericanos que
transitan solos por México. Esta reflexión no intenta, bajo ningún
punto de vista, mostrar alguna caracteústica "positiva" al hecho
de transitar con un coyote. Más bien, pretende llamar la atención
frente al hecho de que ante la ausencia rlel rol del Estado, como en-
tidad que por antonomasia clebe proteger y garantizar los derechos
humanos, los coyotes -traficantes de personas- ante un contexto
así de violento, terminan otorgando algún tipo de seguridad a los
migrantes, suplantando, o siendo más eficientes que los mismos
Estados. Esto implicaría que desde el Estado ecuatoriano meclidas
concretas habrían de tomarse para proteger y garantizar el irres-
tricto cumplimiento de los ilerechos de sus ciudadanos-as migran-
tes sin importar su condición migratoria. Esta acción estatal debe
ser inminente sobre todo si se trata de los-as ciudadanos-as que
requieren mayor protección como son los niños, niñas y adolescen-
tes ecuatorianos que transitan en esas concliciones.
E1 Mapa No.5 muestra las principales mtas aéreas, maríti-
mas y terrestres utilizadas por migrantes indocumentados en su
tránsito por México. Además, cla cuenta de los puntos de interna-
ción comúnmente utilizados en las fronteras sur y norte mexica-
nas. Este mapa forma parte de 1a investigación Urut uida discreta,
fuga" A anónima: los centroamericanos transmigrantes en Mé-
¡ico (zoo6), de Rodolfo Casillas. Vale Ia pena mencionar que el
autor señala que si bien estas rutas son sobre todo utilizadas por
migrantes centroamericanos, también otros migrantes de diversas
114
nacionalidades, entre los que se incluyen a ecuatoúanos,
seguir esas mismas rutas.
Mapa No. 5
Principales rutas de migrantes indocumentados en tránsito
2001-2005
I l6
soamérica38, la frontera sur mexicana representa, sin duda alguna,
la primera barrera de ingreso a Estados Unidos para las personas
migrantes procedentes de diversas paftes del mundo (I(dh)eas,
2()11:48).
A lo largo de esa frontera existen tz puntos oficiales de in-
ternación controlados por agentes del INM. Ocho de esos puntos
se localizan en Chiapas, Estado que cuenta con más kilómetros li-
mítrofes con Centroamérica: 66o km. Estos son los puntos oficia-
les de internación chiapanecos: r- Ciudad Hidalgo; z- Suchiate II;
3- Talismán; 4- Unión Jtárez; 5- Mazapa de Madero; 6- Ciudad
Cuauhtémoc; 7- Carmen Xhan, y 8- Frontera Corozal. Dos puntos
de control aclicionales, g- El Ceibo, y 10- El Martillo, están en el
Estado de Tabasco que comparte 1o8 km de frontera con Guate-
mala. Por último, en el Estado de Quintana Roo, que colinda con
Belice, con 198 km de frontera, cuenta con dos entradas oficiales:
11- La Unión, y 12- Subteniente López (Centro de Estudios Migra-
torios del INM, 2oo5). El Mapa No.6 muestra esas doce entradas
oficiales,
des¡¡can las siguientes: I ) Desaficulació¡ de la capacid¡dde las organizacioncs dclictiv¿s que actúaü
en ambos paises [... ]: l) Apoyo mutuo par¡ la adecuación continua del nrarco pam la scguridad y
jusliciá y el fortalecimiento de las insiitucjones públicas de a¡rbos pajscs rcsponsables del combate
a l,r delincuenc'La organizadal. . .l; 3) Desarrollo de una l'ron1eft segu¡a y competitiva para cl siglo
XXI [...] facilitar el flrúo Lcgitimo de mercancias y pcrson¡s nicntrirs procuraLa seguridad de los
ciudadaros e intcnump. los dujos de drogas, arnlas. d¡refo en c1¡cti\'o y otras mercancías ilcgales
(lnicia¡iva Nlérida. 201 I ).
38 [1 pfoyecto Ntcsoamúrica cs c] nuevo nornbre do Lo que antefiormenle se denominaba el Plan
Pucbla-Pananá, Con el camblo de nomb¡e nucvas adccu¡cioncs dcvini!'ron, entrc ell¿s ün pl¿n de
seglridad rcgional quc t¡mbión impacta cn las lronlcras (Zunino,2010).
|7
Mapa No.6
Entradas onciales frontera sur mexicana
ll8
no oficiales de entrada son Talismán, Ciudad Cuauhtemoc, y
Ceibo.an Los dos puntos de ingreso se encuentran en el Estado
Chiapas, y el tercero en el Estado de Tabasco, Desde ahí varias
tas migratorias clandestinas siguen hasta el norte del país. El
dro No.r da cuenta de algunas de esas rutas. En rojo están
dos los nombres de las ciudades que forman parte de la
sur mexicana.
Cuadro No.l
Rutas lerrestres utiüzadas por migrantes indocumentados
40 Enaevistas realizadas por Soledad ALvarez ltlasco duraDte el trabajo de campo hecho en la
frontera sur dc N,fóxico para la elabomción de tesis de maestria: mayo-julio 2008, y, malzo-abril,
2009.
detenidos en su tránsito por México. Esos testimonios fueron ob-
tenidos a partir de entreüstas semi-estructuradas realizadas en
tres años diferentes: zoo8, 2oo9 y 2011 en Tapachuia, Chiapas,
frontera sur de México. Los entrevistados fueron migrantes ecua-
torianos adultos y menores de edad detenidos, que se encontraban
preüos a ser deportados a Ecuador.a' La información dada por los
migrantes, nos confirman dos hechos: t- esa es la ruta terrestre que
los ecuatorianos han usado, por lo menos durante los últimos tres
años, una vez que cruzan la frontera sur mexicana; y, 2- esa ruta
es utilizada tanto por migrantes adultos como por niños, niñas o
adolescentes migrantes ecuatorianos intlocumentados.
A partir de la información recabada, podemos conjeturar
que la ruta ecuatoriana es la siguiente: una vez en Guatemala, los
migrantes son trasladados a casas de seguridad en la zona selvática
de El Petén, Guatemala. Enseguida emprenden el viaje hacia el sur
de Guatemala para internarse a México por La Mesilla, localidad
que se encuentra en el Municipio de Amatenango de la f¡ontera
en Chiapas. De ahí son trasladados a Ciudad Cuahutémoc, siguen
hasta Comitán y Tuxtla Gutiérrez, todas ellas ciudades localizadas
en Chiapas (Ramírez y Álvarez Velasco, zoog). A partir de Tuxtla
Gutiérrez se abre un abanico de posibles rutas que se describen
más adelante. En el Mapa No. Z, se ilust¡a Ia ¡uta de inte¡nación
más utilizada por los migrantes ecuatorianos.
4l Ve¡ en A¡exo, Jecr¡.í, ent¿vl.r¡d.r. donde constan datos adicionales a las enfevistas realizadas a
migrantes ecuatorianos detenidos en México
120
Mapa No.t
Ruta migratoria ecu¡toriana cruce frontera sur mexicana
t22
tren carguero llevando en el techo a migrantes indocumentados.
Detengámonos brevemente en la dinámica del tren.
Operarito del 30 dt: nar:o Jorlt cerca de la comunidad dc f-¡s Palmas, Oaxaca en la frontcra
Chiapas. en esa octrsjón uD delensor dc derechos humanos. cap(i las irmágenes la violencia de
operati!,os. Op¿ld¡lr¿ CuLte l0 deJebren ?0rZ trontem en¡c clhiapas y Oaaaca, polici¿
y personal dcl INM jnterceptaron alÍen. 100 detenidos,4 hospihljzados. ernpujados y
(DP1F,2008).
Actualmente en el sur de México se localizan dos puntos
de partida del tren: r- uno en Tenosique, Tabasco, y, 2- otro en
Arriaga, Chiapas, ciudad que está a 3oo km al norte de Tapachula.
En ese mismo mapa se muestran los trazados férreos diferencia-
dos por colores, que dan cuenta del proceso de privatización al que
nos referimos previamente y de las empresas que están a cargo de
ellos. Además, en un círculo hemos señalado a las dos ciudades
sureñas desde donde parte el tren. Como parte de los Anexos, en la
segunda sección, adjuntamos dos mapas de la rle recl ferroüaria: el
primero corresponde a las vías que funcionan en el sur de México,
y el segundo las que operan a partir del Distrito Federal.
Aunque eústen muchas posibles combinaciones de rutas
férreas, las más utilizadas por los migrantes indocumentados que
viajan en el tren son las siguientes:
45 En Medias Aguas, Veracruz las rutas que salen de Tabasco y Chiapas se ju¡tan, ahí los migra¡tes
toman u¡ tren qüe vaya hacia Celaya. donde las vías se bifurcan y se pueden optar por vfiios
caminas, los más cohunes son Salamanca-TijuaÍa y San Luis Potosí-Nuevo Laredo.
r28
La gran ma¡'oría de estas estaciones de las rutas férreas
coinciden con una serie de albergues y comedores que se han crea-
do para hacer frente a las complejas dificultades de1 camino. Se
trata de albergues para migrantes creados por religiosos. Al igual
que en el caso de la ruta férrea, la r-uta de los albergues no es la más
utilizada por migrantes ecuatorianos indocumentados en tránsi-
to. Sin embargo, el rol que cumplen los albergues es clave pues en
muchas ocasiones sirve de refugio o recogen a niños, niñas y ado.
lescentes migrantes indocumentados no acompañados, quienes
suelen ser abandonados por los co]'otes. Pasemos revista entonces
por esa ruta.
130
de albergues termina, a la sombra, conectando a Guatemala, con
México y Estados Unidos.
Siguiendo esta ruta es posible encontrar a migrantes indo-
cumentados que paran en estos albergues antes de continuar con
su viaje hacia el norte. Ahí los indocumentados pueden comer, per-
noctar, bañarse y lavar ropa por tres días. Las autoridades mexi-
canas están obligadas por el aftículo 76 de la nueva Ley de Migra-
ciónr6 a respetar estos espacios y a hacer operativos solo en caso de
que eústa algún tipo de violación por parte de los que se hospedan.
Sin embargo, hemos de mencionar que los trabajadores de los al-
bergues así como los propios migrantes, constantemente son ase-
diados por las organizaciones de crimen organizado que lucran con
la migración. Así, hacer un análisis in situ de la ruta de albergues
permitiría tener un panorama de cómo se van modificando las ex-
periencias que los migrantes viven a medida que transitan por te-
¡ritorio mexicano, de los peligros a los que están expuestos, de las
rutas que siguen e incluso de las formas de operación de redes de
tratantes y traficantes de personas, quienes también suelen rondar
estos parajes migratorios.
El Cuadro No.2 muestra los principales albergues para mi-
srantes localizados en el corredor México-Estados Unidos.
46 "El instituto no podrá rcalizaf visitas de verificación migratori¡ c¡ los lugares donde se
encuentre migmntes albergados por organizacioncs de la sociedad cifil o perso¡as que ¡ealcen
ac¡os humanitarios. dc asistencia o de protección a los migrantes" (Afliculo 76. Ley de lvfi8ración,
2011.)
ll1
Cuadro No.2
Principales albergües par¡ migrantes indocumentados en el
corredor Ntéxico-Estados Unidos
,18 Not¡ del 19 de abril del 2011. eir el pcriódico El l-niversal. Disponible e¡ línea cn httprrl/wÍ"Á.
eluniversai.com.m."nacion4 8487ó.h1m]
134
Nlapa \o. l0
TAR¡ DE NESBf'3
135
Hasta aquí hemos hecho una aproximación en cifras a la
migración de niños, niñas y adolescentes ecuatorianos que transi-
tan por México. Así mismo, hemos descrito las posibles rutas mi-
gratorias (terrestres, férreas, la de albergues), y las posibles formas
de üolencia que enfrentan los migrantes ecuatorianos, sean adul-
tos o menores de edad, cuando las transitan. Es decir, contamos ya
con todos los elementos para poder inmiscuírnos en el proceso de
detección, detención y deportación, DDD, a migrantes menores de
edad. La migración indocumentada de niños, niñas y adolescen-
tes, al igual que la de adultos, implica un continuo movimiento y
ocultamiento. El capítulo cuarto de este estudio está destinado al
análisis de este proceso, y en el quinto, finalmente, se hará, a modo
de síntesis, un recuento de los principales derechos violados en
esas rutas clandestinas y sobre todo, se identificarán las medídas
estatales que se podrían tomar para dar respuesta ante la niñez y
adolescencia migrante.
136
Capítulo IV
49 Tal como se explicó en la parte metodológica dc este estudio, durx¡re los meses de marza y abril
de 2011, la aÍt¡opóloga Sandr¿ Güllot Cuéllar tlevó a cabo ün brele ¡rabajo de campo en la Cuidad
de Véxico. En dicho trabajo, se eüt¡evistaron a l2 funcionarios de organizaciones públicas y privadas
y de organismos intcmacionalcs. Iodos estos informantes son represcntant€s de orgadzaciunes quc
cumplen ün rol clave dentro del proceso de DDD- La información derivada de esl¿s entrevistas ha
sido la base para elaborar este apartado.
138
co; 2- la detención de los mismos; ¡
3- la deportación a su país de
origen.so Las dos primeras fases se efectúan prácticamente de ma-
nera simultánea, mientras que la tercera puede tomar más tiempo
dependiendo de la agilidad en los trámites que requieren deportar
a un migrante menor de edad
La detección es el momento en que el tránsito clandestino
se ve interrumpido. Generalmente esto sucede cuando un operati-
vo migratorio es puesto en marcha, o a través de una revisión de
documentos al pasar alguna garita o puesto de control instalado en
las carreteras estatales o en las rutas migratorias, o, incluso cuando
un migrante se entrega o es entregado de manera voluntaria. En
el caso de menores de edad, puede darse una situación en la que
ellos-as son encontrados por lugareños y más tarde entregados a
las autoridades locales.
Una vez que los menores de edad han sido identificados,
según lo establece la nueva Ley de Migración5' deben ser inme-
diatamente trasladados a un centro de detención del INM. La Ley
además estipula que las únicas autoridades mexicanas autorizadas
para detener a migrantes indocumentados, entre ellos a meno-
res de edad, son los Agentes Federales de Migración y en algunas
excepciones, miembros de la Policía Federal Preventiva. Por ley,
estas autoridades deberían identificarse durante el proceso de ale-
tención, informar a los migrantes, sin hacer distinción de género
o edad, de las razones por las que están siendo detenidos, y del
lugar al que serán conducidos. Además, deberían otorgarles toda la
información referente a sus derechos. Aunque existe dicha norma-
50 Es importante señalarquc cn \{é¡iico, agentes migratorios y autoridades locales, utiliz¿n el término
'asegummicnlo" par¿ rettrirse a las detcncioncs a migmntes indocuncntados que son llevados a las
52 estaciones migratorias ubicad,rs en el país y que 1nás t¿rdc son depofados.
5l Aunquc cn el 2011 se haya publicado la \ucva Le,v de Mjgración. aún hace falta que sc publique
el reglamento de operatividad dc la misma. Esto sigue gencmndo problemas e¡r las fomas en
cómo sc llc\an n cabo los operativos migratodos y cómo se debcn tratar los casos de las personas
mjgrantes más vulnef¿bles, como soo los menores de edad-
139
tira, con mucha frecuencia es incumplida generando abiertas vro-
laciones a los derechos de los migrantes. Una vez que los migran-
tes han siilo puestos bajo custodia y que los agentes migratorios
confirman su condición de indocumentados, y no acompañados,
en el caso de los menores ile edad, son conducitlos a una de las 5z
estaciones migratorias u oficinas del INM. Usualmente se los lle\a
a las estaciones u oficinas que estén más cerca del punto donde han
siclo detectados y detenidos.
Las estaciones migratorias, así como los centros de de-
tención, 1as garitas v puestos de control, materializan la política
restrictiva y de persecución hacia los migrantes indocumentados
presente en México, o ese giro ala securitización de las políticas
migratorias, tal como lo sugerimos en la discusión teórica de este
estudio. Las estaciones migratorias son centros de detención, que
si bien explícitamente no son cárceles, cumplen un rol muy simi-
lar, pues ahí se priva de libertad a los migrantes antes de ser de-
portados a sus lugares de origen. En términos generales, 1as es-
taciones, son una suerte de amplias bodegas, no todas en buenas
condiciones, que están dir,'ididas en cuatro áreas, según género y
condición de los migrantes. A saber: 1- Hombres menores de edad:
área destinada a niños de hasta 17 años; z- Hombres mayores de
18 años: área destinada a los adultos; 3- Mujeres menores y mayo-
res de edad: área destinada a la totalidad de las mujeres migrantes
detenidas, y si es el caso, a sus hijos-as; y, 4- Familia: área dontle
se permite la estancia de familias completas que emigran juntas.
En el mapa No.4 de la segunda parte de este estudio mos-
tramos las 52 estaciones migratorias que operan en México. De
esas estaciones, dos de ellas, la Estación Migratoria Siglo XXI en
Tapachula, Chiapas (la más grande de América Latina), y la Esta-
ción Migratoria Iztapalapa en Ciudad de México, son estaciones
modelo, pues cuentan con la mejor infraestmctura para atender a
migrantes. Esos dos centros mantienen altos estándares de limpie-
za, la comida es de buena calidad, existen áreas recreativas, y los
migrantes detenidos están separados en las cuatro áreas previa-
mente enunciadas. Sin embargo, y a pesar de estos avances -los
mínimos que se pueden exigir para la correcta atención a migral-
tes detenidos- las estaciones migratorias no están exentas de pro-
blemas, e incluso ahí mismo se cometen impoftantes y permanen-
tes violaciones a los de¡echos de los migrantes. En la sección que
sigue retomaremos este argumento.
Dependiendo del país de origen de los migrantes indocu-
mentados detenidos, éstos son conducidos a una de esas dos gran-
des estaciones migratorias para más tarde ser deportados a sus
países. La estación migratoria de Tapachula concentra los flujos
de indocumentados centroamericanos, pues sus depoftaciones se
realizan en autobuses. Por su parte, hasta la estación migratoria
de Ciudad de México llegan todos los otros indocumentados que
serán deportados vía aérea, entre ellos figuran los flujos de sud-
americanos. En el caso de los migrantes ecuatorianos menores de
edad no acompañados, si son detenidos en alguno de los Estados
sureños más cercanos a la frontera sur mexicana, suelen ser tras-
ladados, en un primer momento, hasta la estación migratoria Siglo
XXI en Tapachula. Ahí suelen permanecer detenidos para más tar-
de ser conducidos en autobuses hasta la Ciudad de México desde
donde son deportados en aüón hasta Ecuador. Por el contrario, si
la detención se realiza en la parte central o norteña del pais, estos
pequeños migrantes son transferidos directamente hasta la esta-
ción migratoria Iztapalapa de la Ciudad de México.
Como respuesta a la complejidad que entraña la migración
de menores de edad no acomoañados en México, desde febre¡o
de zoro, se puso en marcha el programa de los OPIS: Oficiales de
Protección a la Infancia,s" Un OPI es un funcionario del INM que
ha sido capacitado específicamente en la atención de niños, niñas
y adolescentes migrantes no acompañados que ingresan a cual-
quiera de las 5z estaciones migratorias. Los OPIS son un elemento
clave del proceso de DDD, pues deben velar por el bienestar y el
cumplimiento de los derechos de los migrantes menores de edad
detenidos mientras sus casos son resueltos. Según 1o establecialo
en el Diado Oficial de la Federación, los OPIS son los garantes de
que los niños y niñas migrantes detenidos tengan acceso al debido
procesos3. Para ello los OPIS tienen las siguientes obligaciones:
142
De ahí que los OPIS sean figuras determinantes para garan-
tizar, por un lado la detección de migrantes menores de edad que
requieren de protección especial, y cuando sea el caso, el acceso al
sistema de justicia, y por otro lado, el irrestricto cumplimiento de
los derechos de estos pequeños detenidos desde su condición de
niños y niñas, así como desde su condición de migrantes. Para ello,
los OPIS deben ügilar el cumplimiento de las siguientes acciones:
54 Si en la entrevisra realizada, los OPIS idcntifican que un migrant€ es posible víc¡im¡ de trata de
pcrsonas, cstc olicial dcberá cl¿r a conocer al responsabLe de la eslación üigratoria, quien, a su vez.
debe¡á dar aviso aL Agente del Ministerio Público de la Federación- Asi mismo debcrá i¡fomar a
la reprcsentaoió¡ consular del país de origen del migrante, crccpto si el niño. niña o adolescente
migranle extranjero no acornpañndo es solicitante de refugio (Cuía de Apoyo para los Oficiales de
Protección a la Infancia. 2009).
143
6. Si es el caso, solicitar al responsable de la estación migratoria
que se canalice al niño, niña o adolescente migrante no acom-
pañado a una institución especializada para su debida atención.
55 Si bien los rérminos tr¿ta y f1fico h¿n sido usados como sinónimos, se refieren a conccptos
ll obietivo de le t¡ata es 1¡ cxplotación de la-s personas. po¡ mcdio del engaño, la
dil'erentes.
amenaza vr'o el uso de la fuerza u otras formas de coacción. La cxplotación puede incluir: fomas de
expLotación sexual, trabajo o sen icios foIzados,la esclai'itud o lasprácticas análogas,la scrvjdumb¡e
o l¿ cxt¡acción dc órganos. Elráfico, en cambio, ha sido d€finido como la enhadaporvias ilegales de
una persona a un Estado del cual dicha persona no sea nácional o residente pennanerte, con el fin de
obtener- direct¿ o indirectamenrc, un bencfrcio ñnanciero u otro tLpo de beneficio dc orden material
o con el fin d€ transitarlo. En el caso dc la trata no es indispensable que las víctimas crucen fronteras
nacionalcs para quc sc conligurc cl hecho delictivo, mienEas que óstc cs un clemento necesario para
la comisión dcl tráfico (OIM TNV, 2006 y ACNUR, 2009).
56De acuerdo a 1() establecido en 1a Convcrción sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su
Protocolo dc 19ó7, un rcfugiado csr "aquella persona que tenga un fundado temo¡ de persecución,
por motjvos d€ raz¿, religjón, nacion¡lidad, pc¡¡ene¡cja a un de¡ermjrado grupo social, u opinlones
políticas y quc sc cncuentre fuera de su pais y no pueda o no quiem a causa de dichos tcmores
acogerse a la protección del misüro". Por su pa¡tc, la LGP en su artículo,+2 ñacción Vl. señala
que un refugiado es la persotra quc "para proteger su vidfl. segurid¿d o libeñad, cuando ha-van sido
amenazadas por violencia generalizada, agresión extranjera, conflictos intemos. violación masiva de
dcrcchos humanos u olras circunstancias qüe ha)'an peitu¡bado gravemente el orden público cn su
país de origen. que lo hayan obligado a huir a otro país" (COMAR. 2011).
144
ley, solicitar la inten'ención de la Comisión Nlexicana de A;uda a
Refugiados (CON{AR). La COMAR es la institución encargada de
analizar las solicitudes de refugio que recibe el Estado mexicano.
Sobre la base de un minucioso estudio de los casos, el Comité de
Elegibiiidad emite una recomendación respecto del reconocimien-
to o no a la condición de refugiado. Dicha ¡ecornendación es diri-
gida al INM, dependencia responsable de emitir las resoluciones
respecto de la calidad ¡'" característica migratoria de un inmigrante
que de ser reconocido como refugiado, adquiere la condición de un
"No Inmigrante Refugiado" (COMAR, 2o1o).
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refu-
giados (ACNUR) también juega un rol clave en este proceso. Este
organismo internacional cuenta con un plan de acción en el que
consta, entre otras cosas, trabajar de manera coordinada con la
COMAR. Entre sus principales acciones consta identificar posibles
casos de refugiados dentro de los flujos migratorios y salvaguardar
los derechos de aquellos migrantes que han sido reconocidos por
las autoridades mexicanas como refugiados¡r. La detección de po-
sibles refugiados es llevada a cabo en las estaciones migratorias,
donde los oficiales del ACNUR tienen la potestad de entrevistar a
los migrantes detenidos con el fin de localizar a posibles solicitan-
tes de refugio. Además, los funcionarios del ACNUR suelen pone¡
especial atención a la detección de víctimas de trata y de tráfico de
personas. En palabras de Rubén Barbado, Oficial de Protección de
ACNUR México:
59 Según el articulo 5 dc le l,cy para prevenir y sancionar la hata de persoDás en véxico, "comete
el delito de trala de personas quien promueva. solicite. ofrezca. facilile, coDsiga. traslade, e rcgue
o ¡ecibr¡. para si o par¡ un tercero, a una persona por medio de la üolencia ñsica o moral, engaño
o cl abuso dc pode¡ para someterla a explotación sexual. tab¿jos o servicios forzados, escl¡vih¡d
o prácticas análogas a (rlla, senidumbre, o la exti¡pación de un óryano. tejido a sus componentes"
(Diario Oficial de la Federació¿ el 27 de not'icmbre de 2007).
60 El principio del ínrefts .\upeiot del iñn o ñiñd. según lo cslipl¡ia la CDN y la Ley p¡ra la
Protccción de los Derechos de \iñas, Ninos y AdoLescente, es un conjunto de acciones y prccesos
tcndicnlcs a garanlizar un desar¡ollo integ¡al y una vida digna así como las condiciones materiales
y afecti!¿s que les permitan vivir ptenamente y alcanzar el náximo dc bienestar posible, toÍ¡ndo
en cuenta l¿ \'oz del niño. Disponible en: http:/"ww_$.derechosinfancia.o¡g.mx/Derechos/conv 3.htrn
rar una adecuada reinserción del niño o niña en su país de ori
gen. Si acaso se llega a identificar un factor que pueda mlnerar
la seguridad del niño o niña en su país de origen, se recurre a
un albergue público o de la sociedad civil en México6'.
I48
) Nitios, niíias .,- adolescentes víctimas de tráfico
63 Ent¡cvisla co¡ Helc¡c Ic GoiI Coo¡dinadora de la Ll¡idad conffa la Trafa, Género ¡' Niñez
migrante de Ia OIM Véxico. Ciudad de México, ebril de 2011.
150
En coordinación con las representaciones consulares, apoya
en la obtención de los documentos de viaje para quienes ca-
rezcan de ellos.
Cubre los pasajes aéreos internacionales y si acaso se requiere
de una conexión nacional en el país de origen.
3. Funge como enlace entre los migrantes menores de edad y sus
familiares.
4. Trabaja en coordinación con la representación de OIM en el
país de origen, y en ciertos casos con algunas organizaciones
en los países de origen e incluso con instancias públicas para
coordinar la recepción y atención de los niños y niñas que se-
rán deportados. En el caso ecuatoriano, existe un convenio de
trabajo directo con la Secretaría Nacional del Migrante previs-
to en el Programa de Acogida de las Personas en Situación de
Retorno.
151
migrantes menores de ealad deportados llegan hasta Quito, y clesde
ahí se reconduce a 1os niños y niñas hasta sus localidades de origen
donde residen sus familias.
El seguimiento que se haga en Ecuado¡ con los migrantes
menores de edad que han sido deportados, supera los objetivos de
este estudio. Así, personal calificado y capacitado en estas temáti-
cas, debería recibir a los niños y niñas y llevar a cabo entreüstas
a profundidad para obtener información que permita alimentar la
comprensión en torno al tránsito clandestino (motivos de salida,
rutas, experiencias, etc.), y sobre todo para evaluar la situación si-
cológica y fisica de estos migrantes una vez que han pasado por ese
üolento periplo migratorio.
El seguimiento post-retorno es clave para que el Estado
ecuatoriano trabaje de manera integral, junto con otras institu-
ciones públicas, por ejemplo en coordinación con el Instituto Na-
cional rlel Niño y la Familia (INFA), brindando a esos pequeños
migrantes la atención que requieran. El seguimiento es esencial
sobre todo para prevenir una posible re-incidencia en este tipo
de migración. Y para ello es necesario sumar esfuerzos con otras
carteras públicas. En ellas figura un trabajo coordinaclo con el Mi-
nisterio de Inclusión Económica y Social, y el Mínisterio de Justi
cia y Derechos Humanos. A partir de los testimonios que dan los
migrantes menores de edad deportaclos, se podría reconstruir sus
trayectorias migratorias e identificar a redes cle coyoterismo en 1as
localidades de origen. La colaboración entre esas carteras de Es-
tado sería ideal para más tarde poder desmanteLar esas recles <le
ilegalismos y aplicar la ley sobre aquellos que están involucrados
en el tránsito clandestino de migrantes menores de edad: coyotes,
principalmente, pero también autoridades locales aludidas.
Por otra parte, dentro del proceso de DDD, tal como lo ü-
mos, las estaciones migratorias juegan un rol clave pues son
pacios en los que se concentran a los migrantes menores de
indocumentados que han sido detenidos. También es recomen
ble que se ponga en marcha un trabajo directo con los albergues
temporales del DIF, en particular con el que opera en Tapach
Chiapas. Hasta ese albergue son conducidas las niñas no acom
ñadas, menores de 18 años y los niños menores de rz que llegan
la estación migratoria Siglo XX de esa ciudad sureña.
En el Gráfico No.6 presentamos un flujograma que m
de mane¡a sintética como debería operar el actual Droceso de DD
en México. Hemos diferenciado a las tres fases del proceso con
siguientes colores: en verde se muestra la detección, en
la detención, y en azul la fase de deportación. Ni en el fluj
ni en la explicación previa, hemos detallado los pasos legales
se lleran a cabo dentro de la estación migratoria, tampoco los
realiza la representación consular frente a los migrantes meno
de edad.
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5.2 Li;mito.ciones A triolo.ciones rr ¡os d.erechos de Ia ú-
ñezmigrante
155
ceda. En este sentido, los niños y niñas no deberían estar detenidos
o privados de su libertad sólo por cometer una falta administrativa,
ni en estaciones migratorias, en "centros de migrantes", ni en nin-
gún otro establecimiento, siendo de imperiosa necesirlad que los
Estados, en este caso el mexicano, establezca medidas aiternativas
y creativas a la detención de niños y niñas migrantes y de sus fami-
lias, si es el caso (UNICEF 2oog:24).
En el reciente inforrne Estudio sobre los estándares jurí-
dicos bó.sicos aplicables a niños y niñas migrantes en situación
migratoria írregular en América Laüna y EI Caribe realizado
por UNICEF (zoo9), esta instancia internacional, sugiere algunas
alternativas más apropiadas frente a la detención de migranres
menores de edad. Entre ellas figrra la creación de centros de pro-
tección social, no cerrados, destinados únicamente para migran-
tes menores de edad, o de albergues en instituciones de atención
social cuya finalidad sea la protección integral y la garantía de los
derechos fundamentales de la infancia. Asimismo, UNICEF señala
a la caucÍón juratoria (compromiso jurzdo ante autoridad compe-
tente); a la fijación de medidas para asegurar la presencia de las
personas migrantes (niños y niñas, en su caso, sus padres) en las
diferentes etapas de los procesos administrativos y de judiciales
ligados a su ingreso y/o residencia en el país; o el nombramiento
de un garante, como otras posibles üas que suplanten la detención
de los menores migrantes (UNICEF 2o09:24).
El énfasis en cuestionar la privación de la libertad de los
migrantes menores de etlad, también se relaciona con las condi-
ciones en las que ocurren esas detenciones. En la sección previa
señalamos que las estaciones migratorias juegan un rol preponde-
rante en el proceso de DDD. Sin embargo, es precisamente en esos
espacios en donde se eüdencian las mayores limitaciones de dicho
156
rol. Apenas en abdl de 20o9, el Senado mexicano aprobó una serie
de reformas a LGP con el objeto de adecuar esa iey a los tratados
y acuerdos internacionales que México ha firrnado en materia de
protección a migrantes. Particularmente, acordó modificar el art!
culo 7r de la vigente LGP para que, a diferencia de lo que ocurre ac-
tualmente, bajo ningún caso se habiliten a las cárceles preventivas
o centros de readaptación social del país como estaciones migrato-
rias para detener a migrantes indocumentados (Ballinas y Becerril,
2oo9). Desde entonces, efectivamente, importantes avances con
respecto a la adecuación de la infraestructura de las estaciones mi-
gratorias se han llevado a cabo. No obstante, la violación a ciertos
derechos de los migrantes dentro de esos espacios todavía persiste.
Mientras se elaboraba este estudio, la organización mexi-
cana de derechos humanos Sin Fronteras A.C. (2011) publicó el
informe Perspecüua Jurídíca g Social de la detención de Migran-
tes en lztopalapa, Distrito Federal y Tenosique, Tabasco donde
muestra con detalle lo que ocurre en las estaciones migratorias de
esas dos localidades. Entre los mayores problemas identificados fi-
guran el incumplimiento de una serie de artículos constitucionales
y de acuerdos internacionales en materia de protección a los dere-
chos de los migrantes. Las actividades en las estaciones migrato-
rias se encuentran reguladas por el "Acuerdo por el que se emiten
las Normas para el Funcionamiento de las Estaciones Migratorias
del Instituto Nacional de Migración" publicado el 7 de octubre de
2oo9 en el Diario Oficial de la Federación. A decir de Sin Fronte-
¡as A.C. (zorr), entre las principales deficiencias de dichas normas
constan:
- La obstrucción al acceso a la información por parte de la socie-
dad ciül respecto al funcionamiento interno de las estaciones:
sin el conocimiento público de lo que ocurre al interior de las
estaciones migratorias, dificilmente se puede üsibilizar y más
tarde revertir la üolación de derechos humanos cue ahí se co-
mete.
- El impedimento a que los migrantes detenidos tengan acceso
efectivo a una defensa.
- El establecimiento de periodos cle detención inciertos para los
migrantes: en e1 artículo zr de la Constitución mexicana se
prohíbe de manera expresa que ias rletenciones por parte de la
autoridad administrativa excedan de 36 horas. Los migrantes
suelen permanecen por mucho más tiempo que ese día y me-
dio, incluso pueden llegar a permanecer meses detenidos sin
que sus casos sean resueltos (Sin Fronteras, zorr).
- La existencia de procedimientos legales que no cumplen con
las formalidades esenciaies y üolan tratados internacionales
en materia de derecho internacional de los derechos humanos
y de los refugiaclos (Sin Fronteras, 2011).
67 Ha.v niños que piensan que a lo que tienen derecho es a ser deponados por habcr cntado srn
68 Entrevisla con Verónica Pcña, Cónsul Gcneúl dc Ecuador m la Ciudad de México. Ciudad de
Véxico, abril de 2011.
migrantes menores de edad, pues además de mantenerlos en la in-
üsibilidad, pone en tela de duda la aplicación completa de1 proceso
de DDD, alarganclo el reto¡no a su país de origen y violando los
derechos de la niñez.
Si tenemos en cuenta Ios datos que l(dh)eas (zorr) arroja,
vemos que es alto el porcentaje de niños y niñas que, en la práctica,
no recibe acceso al debido proceso. Actualmente, en la figura de
los OPIS recae el cumplimiento de casi todos (sino es de toclos)
los derechos del niño cuando se encuentra dentro de la estación
migratoria, En definitiva los oficiales de la infancia son la figura en-
cargada de activar el engranaje institucional que vela por el bien-
estar del niño. Pero, iqué sucede si no desempeña adecuadamente
su trabajo? Si bien no es nuestra intención en este estudio evaluar
el trabajo de los OPIS, sí nos compete señalar esta incongruencia:
un modelo que depende del desempeño de una persona, no es un
modelo que esté proponiendo un sistema integral de protección a
la niñez y a 1a adolescencia.
Así, siguiendo el análisis que la investigadora Fabienne Ve-
net (zoo8) hace en torno a las falencias del proceso de DDD de mi-
grantes menores de edad, podemos enlistar, en términos genera-
les, los principales incumplimientos con las medidas de protección
y acceso al debido proceso. A saber:
160
no siempre tienen fotos o huella dactilar.
Falta de acceso a la comunicación: no siempre se permiten las
llamadas telefónicas, ni se implementan mecanismos de tra-
ducción e interpretación, sobre todo cuando se trata de niñez
indígena.
Falta de acceso a alimentación v bebida De¡manente v de ca-
lirlad.
Deficiente calidad de atención médica: no hay atención las z4
horas.
Ausencia de atención sicológica.
Poca presencía de trabajadoras sociales-sicólogas.
Ausencia de actividades educativas-recreativas al interior de
las estaciones migratorias.
Y, sobre todo, ausencia de alternativas a la detención (Venet,
2008).
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162
58 Potenciales aliad.os d.el Estsdo ecuatorianto
Elaboración propia.
Uno de los resultados más relevantes de los trabajos de la
Mesa, es el diseño y puesta en marcha de un modelo para la protec-
ción de 1os derechos de los niños, niñas y adolescentes migrantes y
repatriados no acompañados. El modelo, que no ha comenzado a
funcionar al too%, busca asegurar la protección de los derechos de
los niños migrantes en todo el proceso de DDD ¡r el retorno seguro
a sus comunidades de origen. Se espera que éste logre solventar
todos los problemas que actualmente se presentan y que hemos
discutido en el apartado anterior. La Mesa está logrando cambios
importantes en el acontecer diario de las estaciones migratorias, y
funciona como un engranaje que pone en movimiento los esfuer-
zos de varias instituciones.
Una vez analizada la compleja y violenta realidad que entra-
ña el tránsito migratorio indocumentaclo por México, finalmente
en el capítulo que sigue haremos algunas conjeturas de cierre y
esbozaremos, asimismo, ciertas sugerencias de acciones públicas
que desde el Estado ecuatoriano podrían emprenderse para dar
respuesta a los grandes desafíos estatales y sociales que la migra-
ción indocumentada y no acompañada de la niñez y adolescencia
ecuatoriana nos Dlantea.
r66
Capítulo V
168
legales nacionales (en Ecuador y en México) e internacionales eg
materia de derechos de los migrantes y de la niñez y adolescencial.
Tener claro el marco legal nacional e internacional, es fundamentall
a la hora de plantear ciertas recomendaciones de acciones estatalef
a corto, mediano y largo plazo frente a los rnúltiples desafíos qu€
nos plantea este tipo de migración.
t69
cencia migrante se genera una suerte de círculo vicioso donde la
infancia termina siendo la más perjudicada.
Gráfico No.8
Ciclo de problemátlcas en torno a la niñez y adolescencla indocurnent¡da
migrent€
Elabo¡acion p¡opie.
170
nentemente de las condiciones de este proceso migratorio y de las
necesidades de protección que los niños, niñas y adolescentes mi-
grantes tienen. Aún cuando desde los Estados y sociedades se tome
en serio la necesidad de generar información en torno a la niñez y
adolescencia migrante indocumentada, este primer paso no es, en
lo absoluto, suficiente para revertir las violencias y el atropello de
los derechos que implica el tránsito migratorio. Transformar radi-
calmente la erperiencia de este tipo de migración es una decisión
política, que atañe a los Estados de origen, tránsito -v destino. De
ahí que, mientras los Estados no asuman como una tarea urgente
en sus agendas públicas dar atención prioritaria a la infancia en
tránsito, difícilmente se podrán generar cambios estatales y socia-
les. Por lo tanto, es fundamental que se gesten continuos procesos
de investigación-acción que logren revertir ese círculo ücioso en
torno a la situación de la infancia migrante, donde un paso clave es
la üsibilización de esta problemática. Más adelante retomaremos
este punro.
Ahora bien, icuáles son las formas de üolencia y los dere-
chos de los niños, niñas y adolescentes migrantes que se violan en
el tránsito clandestino por la ruta Ecuador-México-Estados Uni-
dos?
En el Cuadro No.5 hemos sintetizado las formas de vio-
lencia que pueden ser ejercidas por diversos actores sociales y es-
tatales hacia los niños, niñas y adolescentes a lo largo de la ruta
Ecua<lor-México-Estados Unidos. La inforrnación que presenta-
mos es una primera aproximación en torno a esta problemática.
Las propias condiciones del tránsito clandestino, y el hecho de que
en este estudio no se pudo llevar a cabo una etnografía de esa ruta
migratoria, dificultan una definición exacta del rnomento de la ruta
en el que ocurren esas forrnas de üolencia y quiénes y por qué la
perpetran. Adicionalmente hemos de mencionar que el propósito
de esta investigación no gira específicamente en torno a la violen-
cia que afecta a la niñez migrante. Ese objetivo hubiera implicado
una definición teórica y metodológica en torno a las formas de vio-
lencia, estatales y sociales, y su vínculo directo con la migración
indocumentada en tránsito. De ahí que esta primera aproximación
puede servir como una base para una investigación futura en torno
a esta temática,
A grosso modo, y a partir de los hallazgos obtenidos a lo
largo ilel estudio, podemos conjeturar que desde la salida de Ecua-
dor, ya sea vía aérea o marítima, la niñez y adolescencia que emigra
de manera indocumentada, casi siempre para lograr la reunifica-
ción familiar, es víctima de diversas formas de violencia que van
desde el maltrato verbal, emocional; abusos físicos y/o sexuales;
secuestros, torturas; esclavitud a redes de trata (comercio y prosti-
tución infantil); hasta la muerte. Esas formas de violencia pueden
ejercerse en diversos momentos de la ruta, o incluso pueden darse
casos, en los que Jo.s niños, niñas y adolescentes no sufren ningu-
na forma de üolencia. Sin embargo, el simple hecho de que esos
migrantes menores de edad se expongan a tan sólo una de estas
formas de violencia, exige medidas que modifiquen urgentemente
esa experiencia migratoria. Entre los perpetradores rle üolencia
hemos incluido a agentes migratorios o miembros de la PFP; a los
coyotes; a autoridades locales coludidas con redes de ilegalismos; a
otros migrantes en el tránsito; a lugareños de las ciudades de paso;
a tratantes; y a miembros de crimen organizado. No significa que
siempre y en cada momento del tránsito todos estos actores locales
ejerzan üolencia contra la niñez y adolescencia migrante en trán-
sito. A partir de 1as eüdencias empíricas obtenidas, sabemos que,
dada la ausencia de control y legalidad en el tránsito clandestino y
debido a la existencia de ¡edes de ilegalismos, donde lo ilegal y lo
legal quedan completamente confundidos, cualquiera de estos ac-
tores "libre" e impunemente bien pueden ejercer formas de üolen-
cia. Incluso en el proceso de DDD, tal como lo vimos en el apartado
previo, los mismos OPIS pueden llegar a maltratar a los migrantes
menores de edad detenidos. De ahí que dar cuenta de esta gama de
r-iolencias, así como de los momentos en los que pueden ejercerse
y de quienes pueden perpetrarla nos da una clara idea de la com-
plejidad del tránsito clandestino.
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Estas formas de violencia evidentemente se revieden en la
üolación infancia. En el cuarto capítulo de este
a los derechos de la
estuclio ya mostramos cuáles son los derechos vulnerados tlebido a
las limitaciones existentes en el proceso de DDD. En el Cuadro No.
6 hemos querido complementar esa primera información mostran-
do todos los derechos que pueden ser üolentados al emprender la
ruta migratoria Ecuador-México-Estados Unidos. En el siguiente
cuadro además de señalar todos los derechos que contempla la
CDN, damos una breve exolicación a esa vulneración.
Cüadro No.6
D€rechos de l¿ infancia que pueden seryulnerados en el tránsito migratorio cl¡rdestino
trcu¡dor-lf éxico-Estados Unidos
I)erechos rulner¡dor Erplicación
l)crccho a la vida A 1() largo dc la ¡¡ta existe un permanente dcsso de muerte.
El tránrito migratorio cla¡destino es unn respucsta frente a
una explicita discriminación por la nacionalidad. Tanto en
discriminados por sexo. \{éxico como cn Esiados Unidos, los ecuatoflanos tiene[ ¿lt¡s
crcdo, otnia, nacionalidad. restricciones para cmigra¡. transitar y más t¡rdc, sólo en el caso
o rdeologia de Estados Unidos, emprmder procesos oficiales de rcmiilcación
familiar.
Al emprendcr un proceso migratorio de estc tipo ese derecho
queda en entredicho, pucs la niñez y adolescenci¿ que cmigra de
Derecho al juego
es¿ lblm¿ muchas veces pas¿ por las mismas experiencias que los
aduhos migrantes.
Transit¿¡ de la maro de redes de trafrc¿ntes dc personas puede
implicar que el derecho a l¿ libortad se vea inre¡rumpido. pucs los
niños. niñas,v ¡dolesccntes quedan en las m¿nos dc co.votes. Más
Derecho a la libertad -v a
aún si son sccuestrados y caen redes de traia -v esclavirud infantil.
compartir s!¡s punlos de
F-n el nroceso de DDD e1 dcrecho a Ia libertad queda suspendido
pües los niños y niñas migrantes son detenidos y retenidos en
est¡cio¡cs migratorias. Much4s veccs en ese Froceso, su derccho
¿ ser oido, tamDoco cs cumplido.
En muv pocas ocasiones los niños, niiias y adolescentes miglantes
Derechoa¿laraconocer
que em¡renden csto. trjn'ilos.on fregunt¿do..r ¿c¿.o quierm
sus opiniones y manilestar
hacerlo, y úcnos aún son infbrm¡dos de los ¡iesgos qüe implica
Derecho a la libertad de
conclencla
La ¡uta migratoria inplica riesgos permanenres y la niñez
migrante suele tfansit¿r a veces sólo con la "protecoión'' de
coyotes. quienes incluso los pueden eb¿ndonar en medio dc la
Derecho a ln protecció¡
conlra cl descuido o trato
En el proceso de DDD también pueden recibir malos tntos:
negngenrc
permanecer más tiempo del debido en las estaciones úigratorias,
no recibf apoyo consular no ser bien ahnentados, e incluso
Dueden lleqa¡ a scr abusados.
Fácilmente los niños, niias y adolescentes milfantcs
Dcrccho a la prolección 'ndncurnent¿d¡' ijueJen en redes de e\ploración. comeNio )
contra el traba.to inl¡ntil proslitución infaütil.
y adolesce¡tes no son
Usualmente 1os niños, niñas
infbrmados dc lodo lo quc implica la rcunilic¡ció¡
fámili¿r clandestina y el lráüsito con co)'otcs.
A 10 largo de las rutas. Los co-votes, tampoco suelen inlormarles
Derecho ¿ la infbrmaciim
de la dinámic¡ de la ruta, e jncluso los suelen amenazar-
En el proceso de DDD los agentes migratorios no suelen
int-onnarles de los derechos con los que cuentan. de sü derecho
¿ la justicia. a apoyo consular: nj t¡mpoco dc lo que implica cl
proceso de DDD.
Fácililenrc los niños, niñas y adolcsccnlcs mignntes
Dcrccho a la protección y
indocunentados pueden caer en redes de tmta escla\.itud
contra la tr¿ta Y el secuestro
inlártil.
¡ener que emigr¿r y más tarde imeúarse en otro pais son, por
,A.L
Año de Pais
Trarados internacionales enttada en
vigenc¡¡ Ecu¿dor trférico
Declamción UniveñaL de Los Dercchos Humdios 1948 X X
Corvención de los Derechos del Niño r989 X X
Elaborución propia.
Salvo porla VIII Conferencia Sudamericana de Migraciones,
de la cual México, por su ubicación geográfica, no es subscriptor,
ambos Estados han firrnado los mismos nueve tratados internacio-
nales. La firma de esos convenios tendría que haberse traducido
en legislaciones nacionales, y sobre todo, tendrían que haber sido
puestos en práctica de tal modo que se garantice el cumplimiento
de los derechos contemplados en cada uno de esos instrumentos
internacionales. De haber sido ese el caso, ya se habrían ¡educido
considerablemente, o quizá del todo eliminado, esas cruentas for-
mas de violencia que se ejercen en contra de los migrantes indocu-
mentados. Sin embargo, tal como lo mencionamos antes, lamenta-
blemente entre el marco legal y la praxis, un largo camino todavía
queda por recorrer.
A pesar de esas limitaciones, el hecho de que ambos países
hayan signado los mismos compromisos internacionales, nos co-
loca frente a un escenario positivo de cara a la toma de medidas
estatales. Si en materia de derechos de niñez migrante, Ecuador
y México comparten el marco legal internacional, esto justificaría
el emprendimiento de acciones conjuntas en torno a la migración
de niños, niñas y adolescentes ecuato¡ianos indocumentados y no
acompañados que transitan por territorio mexicano.
Dado que ambos Estados son firmantes de la CDN, en
Ecuador y en México se han desarrollado leyes específicas para la
protección de la infancia. Dichas legislaciones nacionales patten
de dos principios universales contemplados en esa Convención: t-
la no discriminación a los niños y niñas por su edad, género, origen
étnico o nacionalidad; y z- la priorización ante todo del interés su-
perior del niño. Así, al Estado mexicano tanto como al ecuatoriano,
les atañería velar por la no violación de los derechos de los niños
y niñas que se encuentran en su territorio, aún cuando se trate de
menores de edad extranjeros. En el caso de México, esto implicaría
garantizar el cumplimiento ile los derechos de migrantes menores
de edad ecuatorianos. El hecho de qDe ambos Estados hayan ratifi-
cado la CDN, los coloca frente al mismo desafío: velar por la niñez
y adolescencia, sin importar su nacionalidad.
No podemos perder de vista que esos tratados internaciona-
les, en particular la CDN, son un recordatorio para el Estado ecua-
toriano: éste debe garantizar, antes que cualquier otro Estado, el
imestricto cumplimiento de todos los derechos de sus ciudadanos y
ciudadanas menores de edad. Así, el Estado de origen ha de procu-
rar atender y proteger a todos los niños, niñas y adolescentes que
han emprendido periplos migratorios y que de una u otra manera
sus derechos han sido violados. Y, principalmente, ha de crear las
condiciones locales propicias para que 1a migración deje de ser una
opción vital. Só1o garantizando los derechos económicos y sociales
de las y los ecuatorianos, es decir, creando mejores oportunidades
ütales y laborales, posiblemente menos padres y madres emigren,
y consecuentemente cada vez se disminuyan más esos complejos
procesos de reunifi cación familiar clandestina.
Concentrándonos en el caso mexicano, en el año zooo,
como respuesta a la firma de la CDN, se aprobó la Ley para la Pro-
tección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Esta ley se
funda en el artículo primero de la Constitución Política de los Es-
tados Unidos Mexicanos, donde se explícita la no-discriminación
por origen étnico o nacional. De ahí que la ley para la protección de
los derechos de la niñez sea también aplicable a casos de menores
de edad extranjeros.T' Para los propósitos de este estuclio, entre los
artículos más relevantes de Ia ley a favor de la infancia, figuran los
artículos 7,8 y 45 en 1os cuales se establece que los tres niveles de
7l Ver Anexos. sección Consútución Política EsBdos Unidos Mexicanos, donde se muestr¡n cuálcs
aficulos se relacio¡an con la migración indocumentada en tránsito-
182
gobierno (federal, estatal y municipal) deben poner en marcha un
programa para la atención de los derechos de la infancia y adoles-
cencia, y, asimismo, deben procurar que los niños, niñas y ado-
lescentes no "sean sometidos a torturas ni a otros tratos o penas
crueles, inhumanas o degradantes; o sean privados de su libertad
de manera ilegal o arbitraria" (Artículos 7,8 y 45, Ley para la Pro-
tección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, 20oo).7'1
Frente a la violencia del tránsito migratorio por México,
estos tres artículos son claves ya que su puesta en práctica impli-
caría que en los tres niveles de gobierno se deben tomar medidas
específicas para garantizar el cumplimiento de los derechos de la
niñez, sin hacer distinciones de nacionalidad. Siendo así, éste po-
dría ser un marco legal ideal para que desde el Estado ecuatoriano
se planteen acciones conjuntas con los t¡es tipos de gobierno en
México, sobre todo con aquellos gobiernos locales por donde cru-
zan las rutas migratorias más utilizadas por redes de coyoterismo
que trafican con migrantes menores de edad ecuatorianos. A saber,
los Estados de Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Distrito Federal, Puebla,
Tamaulipas, Baja Calífornia, entre otros. Adicionalmente se potlría
apuntar a tomar medidas conjuntas con el gobierno federal. En la
sección que sigue detallaremos esas posibles acciones.
Por su parte, en Ecuador, consecuentemente con la ratifica-
ción de la CDN, a partir del año zoo3, se puso en marcha el Código
de la Niñez y Adolescencia. Este instrumento legal representa un
avance sin precedentes en la concepción de la niñez y adolescencia
como sujetos de derechos, apuntando a que todas las acciones es-
tatales se fundamenten en la doctrina de la protección integral. A
pesar de estos avances, el Código tiene un gran limitante: garantiza
72 Vcr ADexos. sccción \fafco Legal. Ahí 6gura ur anáiisis de la Ley para la Protccción de los
Derechos de Niñas, Niños y Adolesccntcs de México. rcsaltando aquellos afticülos que se vinculan
directamcnle con la migr¿cióü de meno¡es de edad indocümentados en transito.
183
los derechos de "toclos los niños, niñas y adolescentes que üven en
el Ecuador" (Afiículo I del Código de la Niñez yAdolescencia, zoo3).
Es decir, que de manera explícita termina excluyendo a la niñez y
adolescencia ecuatoriana migrante indocumentada en tránsito.
Modificar este artículo es una necesidad urgente, más aún cuando
hemos confirmaclo cómo continuamente un importante número de
niños y niñas ecuatorianas, por reunificarse con sus padres y madres
migrantes en Estados Unidos, transitan por üolentas rutas migra-
torias. Ampliar esa protección integral hacia todos los niños y niñas
ecuatorianas que están por fuera de los límites territoriales naciona-
les y que sobre todo se encuentran en situaciones de alta r,-ulnerabili
dad, como los migrantes menores de edad indocumentados en trán-
sito, aseguraría que el sistema de protección integral para la infancia
ecuatoriana se extienda, se r,rrelva de algún modo transnacional, y
rcsponda ante esos pequeños migrantes. En el actual contexto de
discusión de la nueva ley migratoria en Ecuador, seúa propicio que
se plantee esta urgente rnodificación legal.
Esa innovación en el Código sería tan sólo un primer paso. Es
fundarnental que el resto de artículos con los que cuenta este instru-
mento a favor de la infancia sean puestos en práctica. I-os artículos
8, 9 y ro, que apuntan al derecho de la familia, al rol que ésta cumple
en el crecimiento de los niños y niñas, y a la responsabilidad com-
partida entre Estado-familia-sociedad en el bienestar de la infancia,
se luelven especialmente impofiantes en el medio del aniálisis he-
cho. Garantizar el derecho a 1a familia, implicaúa que el Estado, ile
mane¡a creativa, idee posibles alte¡nativas frente a la reunificación
familiar clandestina, y aüenda el impacto social y emocional que
puede implicar üür lejos de los padres y madres, en el medio de
otros tipos de familias, y sobre todo que puede dejar en la memoria
de la niñez migrante una ex?eriencia como el hánsito migratorio
clandestino. Adicionalmente, hemos de mencionar que ios artículos
72y 7J, de manera explícita apuntan a combatir el tráfico de meno-
res de edad y todas las formas de maltrato, explotación y privación
de libertad. Es decir, son artículos que directamente combaten redes
de coyoterismo. Siendo así, la puesta en práctica de esos artículos
debería incidir en identificar y desmontar esas redes, lo que implica
combatir la impunidad del coyoterismo y la comrpción que se gesta
entre autoridades locales en Ecuador y coyotes que "habilitan" esos
tránsitos clandestinos. l-ograr ambos objetivos, así como ei cum-
plimiento integral del Código, requiere el trabajo conjunto de va-
rias carteras estatales.T:] En la sección que sigue daremos cuenta de
qué alianzas estratégicas podían darse entre las carteras estatales
ecuatorianas para instaurar un sistema de protección trasnacional
a la niñez y adolescencia migrante. Sin duda, y en esto insistiremos,
contar con un sistema de protección de este üpo, seúa un hecho
completamente innovador y sin duda absolutamente consecuen-
te con Ia realidad social de la migración internacional ecuatoriana
contemporánea. Avanzar hacia un sistema de protección integral y
transnacional de la infancia implicaría un re-planteamiento de las
funciones estatales que transciendan los límites nacionales y brin-
den irrestricta protección a sus ciudadanos y ciudadanas donde sea
que eilos y ellas se encuentren, más aún si se trata de los y las más
r,rrlnerables, los niños, niñas y adolescentes. Esto supondría que se
lleve a cabo un específico proceso consultivo con abogados y exper-
tos en mateúa de derecho internacional, migratorio y de la infancia.
Quizá esta innovación tome tiempo, pero de ser llevada a cabojunto
con la creación de normativas y garantías estatales en la práctica, a
no dudarlo, podúa significar un salto cualitativo, a nivel mundial, en
73 Ver Ancros, sccción Marco LegaL. Ahí consta un análisjs dcl Código d€ la Niñez y Adolescenci¡
vigente. donde hemos resaltado los afísulos quc sc vinculan directaDente con la migració¡
rndor ument¿Ja rl< nrnos. niñas ! ddole\cmle' ecurlurianu..
185
materia de derechos a favor de la situación de la niñez y adolescen-
cia que emigra de manera indocumentada. En la sección que sigue
ahondaremos en este punto.
Por otra parte, en térrninos de las legislaciones nacionales,
además de estos importantes avances que se derivan de la CDN, tan-
to en México como en Ecuador existen avanzados marcos constitu-
cionales, que de ser cumplidos, significaría la garantía de los dere-
chos de la niñez y adolescencia migrante. En el caso mexicano, tres
artículos constitucionales son de especial importancia. En el artículo
primero, como ya dijimos, el Estado mexicano garantiza el irrestric-
to cumplimiento de los derechos humanos, sin discriminación de
origen nacional, étnico, género o edad. Consecuentemente implica
el irrestricto cumplimiento a los derechos de la niñez migrante ecua-
toriana que transita por ese territorio sin importar que lo haga de
manera indocumentada. En el artículo once, se explicita el derecho
que todo individuo tiene de entrar y viajar por territorio mexicano;
léase el derecho a transitar. Finalmente, el artículo 33 señala que
todos los extranjeros son sujetos de derechos y que el Estado mexi-
cano garantiza el total cumplimiento de los mismos. De existir en la
praxis estos tres artículos, posiblemente otra seúa la realidad de la
migración indocumentada que transita por ese país. Sin embargo,
el hecho de que México sea 1a frontera preliminar de1 primer desti-
no migratorio del mundo, hace que esos artículos poco o nada sean
cumplidos, pues claramente entran en conhadicción con las leyes
migratorias ügentes, con los cada vez más estrictos controles migla-
torios y fronterizos, y con las políticas de securitización, que limitan
el libre tránsito por México, criminalizan a los migrantes y los üo-
lentan continuamente.Ta
Adicionalmente, el Estado meúcano cuenta con la Ley Gene-
74 \'er Anexos, sccción Constitución Política Estados U¡idos Me¡ícanos. donde sc muesrran esos
ral de Población (LGP), bajo la cual se enmarcaban, por un lado, las
normativas de control y administración poblacional, es decir, deflujos
emigratorios e inmigratorios, y por otro, se regulaba el accionar del
INM, sentando las bases del proceso de DDD. Sin embargo, el día z5
de mayo de zorr, el Presidente Felipe Caiderón promulgó una nueva
ley de migración. Esto supone que la LGP será modificada y que por
primera vez México contará con una ley de migración independiente,
Ia cual más allá del control y administración poblacional, pretende
crear mecanisrnos para, de algún modo, garantizar 1os derechos de
los migrantes que transitan por ese país . Es de conocimiento público,
que entre los principales objetivos de la nueva ley figuran: r-eliminar
cualquier normativa que pueda derivar en la criminalización de los
migrantes indocumentados; z-crear garantías constitucionales para
el cumplimiento de los derechos de los migrantes, sin importar su
condición migratoria; 3-eliminar los vacíos legales que existían en la
LGP y que daban pie a la discrecionalidad de los agentes migratorias
permitiendo, la ma1'oría de las veces, ei "justificado" ejercicio de for-
mas de violencia estatal; 4-eliminar la diüsión de competencias; ¡
5-desmantelar las redes de corrupción que operan dentro del INM
(Martínez, zorr). Si bien una nueva normativa legal puede promover
ciertas mejoúas frente a la situación de la migración indocumentada
en tránsito, por decreto, dificilmente modificará el modus operandi
estatal que históricamente ha lucrado y violentado a los indocumen-
tados. De hecho, como reacción a la promr.rlgación presidencial de la
nueva ley, varias organizaciones de derechos humanos y que trabaj an
en temáticas de migración, se han mostrado sumamente críticas ante
la misma, alertando que la nueva ley en poco o nada transformará
el complejo y riolento conterlo mexicano, es más, que esa ley sólo
criminalizará más a los migrantes indocumentados en tránsito (Mar-
tinez, zott; Organización Editorial Meúcana, 2o11).
187
En el caso de Ecuador, la reciente Constitución de zooS
es un renovado instrumento legal en torno a un Estado "constitu-
cional de derechos yjusticia, social, democrático, soberano, inde-
pendiente, unita¡io, intercultural, plurinacional y laico" (Artículo
r, Constitución del Ecuador, 2oo8). Enüe los avances más impor-
tantes de la nueva Carta Magna, figuran varios en materia migrato-
ria, de derechos de la infancia, y de concepción de las familias. De
hecho, el Capítulo Tercero, está destinado a los "Derechos de las
personas y grupos de atención prioritaria", y se destina la tercera
sección a la movilidad humana. En términos de los derechos de la
niñez y adolescencia, a lo largo de la quinta sección de ese mismo
Capítulo, en los artículos 44,45,y,46 constan las garantías estata-
lesylos derechos de los niños, niñas y adolescentes. AI respecro, se
mantienen los avances ya adoptados en la Constitución cle 1998 y
que se plasmaron en el Código de la Niñez yAdolescencia. Además,
por primera vez el Estado reconoce a la niñez y adolescencia como
grupo prioritario y no como grupo r'rrlnerable.
Entre los avances constitucionales más significativos que
afectan de manera positiva a la relación migración-niñez, figuran
a lo largo del artículo 4o, el derecho de las personas a migrar; se
prohíbe la discriminación por condición migratoria; se extiende la
garantía al derecho a la salud, educación y seguro social sin ha-
cer ninguna discriminación frente a condición migratoria; se re-
conocen los derechos de libertad de todas las personas sin hacer
ningún tipo ile discriminación, enfatizando en la prohibición de la
esclavitud, la explotación, la servidurnbre y e1 tráfico y la trata de
seres humanos en todas sus formas; y se reconoce la conformación
de diversos tipos de familia, entre ellos, las familias transnacio-
nales, que tal como lo mencionamos en el apartado teórico, son
producto directo de la migración. Hemos de mencionar que todos
estos avances han sído la base para la elaboración del Plan Nacio'
nal de Desarrollo Humano para las Migraciones zooT-zoro, donde
se recogen los ejes de trabajo de la SENAMI. En los Anexos, en la
sección Constituciones figura un análisis detallado de la Constitu-
ción de zoo8, resaltando cada uno de los ar1ículos que de manera
directa o indirecta se relacionan con la migración de menores de
edad indocumentados y no acompañados desde el país.
Vale la pena mencionar que en México y en Ecuador, como
producto de esos avances constitucionales y de los tratados inter-
nacionales firmados, diversas medidas estatales se han puesto en
marcha para atender y proteger a la niñez y adolescencia migrante.
Los Cuadros No.8 y No.9 dan cuenta de esos programas.
Cu¡dro No.8
Principales mcdidas catat¡les en llcu¡dor
Ley Refornatoria del Clódigo Pcnal pam tipilicar los delilos dc Dxplotación sexual
rcl¡tilos a 1¡ extracción -v trahco ilegal de
de los mcnores de edad, de los delilos 2005
órganos
63 éQué ho,cer?
l9l
atender a migrantes menores de edad que han sido deportados.
Así, a las acciones que pasaremos a describir, las hemos diüdido
según el tipo de ejecución -a corto, mediano o largo plazo - y, adi-
cionalmente, hemos incluido los aliados estratégicos, mexicanos y
ecuatorianos, con los que el Estado ecuatoriano contaúa para lle-
var a cabo esta desafiante tarea.
Los ejes de acción que se sugieren a continuación se en-
marcan en los cinco objetivos centrales clel Plan Nacional de Desa-
rrollo para las Migraciones, objetivos que por cierto se derivan del
Plan Nacional de Desarrollo elaborado por la Secretaría Nacional
de Planificación y Desarrollo (SENPI-ADES). No üene al caso ha-
cer un análisis detallado de los cinco objetivos que enmarcan las
políticas adoptadas por la SENAMI, bastará enunciarlos y tenerlos
presente a lo largo de esta última sección. Estos objetivos son:
t. Desarrollar en el Ecuaclor e impulsar en el mundo una políti-
ca migratoria basada én el respeto y ejercicio de los derechos
humanos, económicos, sociales y culturales de todas las per-
soDas.
Generar y consolidar los ünculos de las personas migrantes
con sus familiares y su país.
Alentar la permanencia de los ecuatorianos en su país y cons-
truir las condiciones que hagan posible el Retorno Voluntario
Digno y Sostenible de las personas emigrantes.
4. Impulsar procesos de desarrollo humano para 1as personas
migrantes, sus familiares y su entorno.
5. Promover procesos de interculturalidad y de construcción de
ciudadanía universal (SENAMI, zooT).
t92
largo plazo, el Estado atienda y proteja a la niñez y adolescencta
migrante indocumentada, son los siguientes: 1- Investigación-ac-
ción, y z- Sistema de protección integral trasnacional de la infan-
cia migrante, surgen del análisis hecho a lo largo de este estudio'
Son dos ejes que están intrínsecamente interrelacionados, pues la
puesta en marcha del primero, habilita y direcciona la posible in-
cidencia del segundo. Tener en cuenta estos ejes es clave, pues de
algún modo ambos trazan el sentido de las acciones que el Estado
ecuatoriano puede desarrollar, acciones, que fundamentadas en
procesos investigativos, apunten a consolidar un sistema de pro-
tección a la infancia migrante, más allá de las fronteras nacionales.
) Investigación-acción
l9l
información sobre la complejidad de los procesos migratorios, sus
impactos, y sobre ias nuevas necesidades sociales que a partir de
ellos emergen. Sólo así sería posible revefiir aquel círculo ücioso,
al que ya nos referimos en la primera sección de esta parte final del
estudio, que deteriora las condiciones de vida de la infancia ecua-
toriana misrante.
194
jetivo en materia de niñez migrante. Bajo este segundo gran eje
quedarían justificadas las acciones que a corto, mediano -v largo
plazo las diversas carteras estatales, en particular la SENAMI, debe
desarrollar. De hecho, incidir en eI proceso de DDD en México, ya
es un primer paso que podria sentar las bases para consolidar en
el futuro un sistema de protección integral transnacional. Reitera-
mos que alcanzar este objetivo, es un enorme desafío. Más aún si
todavía en el país existen limitaciones en la puesta en marcha de
un sistema integral que atienda ¡' proteja los derechos de los niños
que están en territorio ecuatoriano. Configurar un sistema como
éste requiere de un proceso consultivo mayor y del trabajo conjun-
to de expertos en diversas temáticas: migración, derechos huma-
nos, derecho constitucional, internacional, derechos de la infan-
cia, entre otros. Sin embargo, la realidad social ecuatoriana, que
está determinada por la migración, nos desafía a dar respuestas
creativas frente a la complejidad contemporánea la cual, lamen-
tablemente, está permeada de formas de üolencia que afectan a
la niñez y adolescencia. Esperamos que la propuesta de acciones
que siguen sea la base para que en el futuro este sistema pueda ser
creado y puesto en marcha.
Siendo la migración indocumentada de menores de edad
una problemática que atañe a varios Estados, en este caso, Méxi-
co y Ecuador, requiere de aliados, tanto en Ecuador como en Mé-
xico, de lo contrario difícilmente se podrá realizar estas medidas
estatales. Así, a partir del trabajo en campo realizado durante los
meses de marzo y abril de zorr, presentamos en el Cuadro No.ro
un mapeo de las principales organizaciones, nacionales e interna-
cionales, que estando en México, pueden fungir como aliados es-
tratégicos en el accionar del Estado ecuatoriano, particularmente
en torno al proceso de DDD. En el cuadro que sigue se muestran el
nombre y tipo de institución; así como el área de trabajo, y la zona
geográfica de cobertura. Adicionalmente, señalamos el nivel de in-
cidencia que dicha institución tiene en la problemática de la niñez
y adolescencia migrante en México, y el nivel de importancia que
tendría gestar una alianza de trabajo. El criterio de clasificación
para las alianzas, entre bajo, medio y alto, está dado por el nivel de
injerencia que la institución tenga en el proceso de DDD. Siendo
así, también hemos incluido una columna con el propósito que po-
dúa tener concretar una alianza de trabaio entre cada institución.
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Al cerrar este estudio, dejamos trazadas las vías para que
desde los Estados se hagan alianzas estratégicas con diversas insti-
tuciones, públicas y privadas, emprendiendo acciones para el corto
y mediano plazo. Asimismo, dejamos señaladas otras acciones, que
al ser mucho más ambiciosas, y por ende más complejas, deben
ser realizadas en el largo plazo. Entre ellas hemos previsto la pues-
ta en marcha de un sistema de protección integral transnacional
para la infancia nigrante y el diálogo interestatal con otros países
que también están afectados por procesos de reunificación familiar
clandestina y por la riolencia que se ejerce hacia sus connacionales
que emigran de manera indocumentada. Así, también creemos que
sería deseable que entre Ecuado¡, México, Guatemala, El Salva-
dor, Honduras y Nicaragua, países involucrados y que comparten
la problemática del tránsito clandestino de menores de edad no
acompañados, se puedan generar procesos de diálogo para en con-
junto crear medidas que de alguna manera impacten en reducir la
üolencia del tránsito migratorio.
Creemos que es fundamental que también se logre una ne-
gociación directa con Estados Unidos, el principal país de destino
de los flujos migratorios que salen de esos seis países. Mientras en
ese país, perdure la negativa de modificar la condición migrato-
ria de millones de indocumentados, entre los que se encuentran
muchos padres y madres ecuatorianos, centroamericanos y mexi-
canos, el üolento proceso de reunificación familiar clandestina se-
guirá en marcha. Recordemos que éste último país no ha firmado la
CDN, y de ahí que no exista ningún convenio internacional que lo
obligue a cumplir con los derechos de la infancia, sin hacer ningu-
na discriminación por origen, edad, género, o procedencia étnica.
Mientras se profundice la criminalización a los intlocumentados, y
en el primer destino migratorio del mundo, no exista la voluntad
política de transformar la nada alentadora situación vital de los
indocumentados, los derechos de la infancia, entre ellos el derecho
a tener una familia, seguirá siendo r,'uinerado. Por lo tanto, urge
que Ecuador logre alianzas con otros Estados, entre ellos esos seis
países afectados directamente por procesos migratorios globales.
Es fundamental que se logren acuerdos conjuntos en materia de
niñez migrante, para que de manera cohesionada, se presione a Es-
tados Unidos en la toma de alguna medida concreta que incida en
revertir la reunificación familiar clandestina y consecuentemente
la vulnerabilidad de la infancia.
Transformar radicalmente la experiencia de este tipo de
migración es una decisión política, que atañe a los Estados de ori-
gen, tránsito y destino. De ahí que mientras los Estados no asuman
como una tarea urgente en sus agendas públicas dar atención prio-
ritaria a la migración de la niñez indocumentada en tránsito, pues
sin su debido posicionamiento y visibilidad del tema, dificilmente
sepodrán generar cambios estatales y sociales. Finalmente, hemos
de insistir que revertir la violencia que entraña la migración indo-
cumentada, implica una decisión mayor que tiene sus orígenes en
la desigual integración capitalista contemporánea. En la medida
que en Ecuador no se aseguren mejores condiciones y oportuni-
dades de r-ida para sus connacionales, clifícilmente se detendrán
los procesos migratorios de adultos, y consecuentemente, la reu-
nificación familiar clandestina. Así mismo, mientras los Estados
no den respuestas creativas y decididas para hacer frente a la üo-
lenta realidad migratoria, poco o nada se modificará. De ahí, que
apuntar a consolidar un innovador sistema de protección integral
transnacional para la infancia migrante, podría ser una salida. La
información está puesta sobre la mesa. Las preguntas que alum-
braron a esta investigación han sido refleúonadas y, a partir de ha-
201
llazgos empíricos, han sido respondidas. Ahora lo fundamental es
accionar y transformar radicalmente esa compleja realidad, pues el
bienestar de la niñez y adolescencia ecuatoriana no puede esperar
más.
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220
Entreüstas
Migrontes
- Verónica, migrante ecuatoriana. 16 años. Tapachula, Chiapas-
México. febrero zort.
- Magaly, migrante ecuatoriana.l3 años. Tapachula, Chiapas-Má
xico, febrero zolt.
- Luis Freddy Lala, migrante ecuatoriano, pide no viajar a Má
xico porque "los Zetas están matando a gente", Ecuaüsa, z de
septiembre zoro, versión digital http://wwv.ecuavisa.com/
noticias-nacionales / z7 77 7 -fr e ddy-lala-pide-no-viaj ar-a-mex-
ico-porque-qlos-zetas-estan-matando-genteq.html última üsita
8 de noüembre zoro.
221
Glosario
222
Anexos
7. Fuenteshetnerográficas
Tabla No.1
Fuentes hemerográficas
Pais Frrntes
Tabla No.2
lnformantca claves entr€vistados
Itrstitución Cargo
informánte
Ercargado de Relaciones
Instituio Nacional de Mig¡ación, Inte¡institucionales. Creador
Oliver Bush
INM de las ()6ciales de Prctección
a la Infancia
Embajado¡ Galo
Embajada de Ecuador en México Embalador
calarza Ávila
224
3. Ecuatorianos entreuistados en su tránsito
la fr ont er a sur mexicana, :
Mapa No. I
Yía férreas en el sur de México
E@
- ,(C5$
Ardculo Descripción
[...] Esta ley se fimd¿menta en el párrafo sexto del a¡tículo 4' de la Corstitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus disposiciones son de orden público,
I interés social y de obse ancia general en toda la República Mexicana y tiene por
objeto garantizar a niias, niios y adolescentes la tutela y el respeto de los derecbos
fundamentales reconocidos en la Constituciór
ll-a áplicación de esta ley atenderá al respeto de este principio, así como al de las
gar¿ntías y los derechos fundamenlales ¡econocidosen la Constitución Politic¿ de los
Estados Unidos Mexicanos.
228
Cor¡esponde ¿ las alrto¡idades o inslancias iederales. del Difrito Federal. estatales
y lnunicipalcs en el ámbito de sus atribuciones, l¡ de ¡segurar a niñas. niños v
¡dolcscentcs la protección y el ejercicio de sus derechos y lá toma de medidas
neccs¿rias p¡ra su bicncsla¡ tomando en cueni¿ Los derechos y deberes de sus
1
madres, padres. y demás ascendientes, tutores )' uus¡odios, u otlas personas que
sean responsables de los mismos. De igual manera y sin plejuicio de li) anterior, es
deber obligación de la comunidad a la quc pcrlcÍcccn ), cn gcncral dc todos los
"v
inlcgra¡tcs dc la socicdad. cl respeto y el ¿uxrlio en el ejercicio de sus derechos.
*Sc les atjenda ant€s que a tos adultos cn todos los senicios. en igualdad de
l.l
*Sc considere el diseñar ejcout¡r las politicas públicas necesarias pa¡a la
)
protccción dc sus dcÍechos.
* Sc asig[en mayores recursos a las institr¡ciones encargadas de proteger sus
Niñas. niños I' adolescentes tienen recoDocidos sus derechos y no debem hacerse
ningún tipo de discriminación en razón de raza. color, sexo, idioma o lengua,
religión; opinión politica; origen étnico. nacional o social; posición cconómicar
ló
disc¿pacidad fisica, circunst¿ncias de nacimiento o cu¿lquier otra condición no
Dre\,isla en este artículo. ls deber de les autoridades adoptar las medidas apropiadas
para girantizar cl gocc dc su dcrccho a la igualdad elr todas sus formas.
Las medidas quc sc ¡omcn y l¡s normas quc sc drctet p¿fa proteger a niñas, niños y
adolesccnics. quc se cncuentrcn cn cifcunstanci¿s especialmente dificiles po¡ cstar
carentcs o priv¡dos dc sus derechos y par"¿ procurafles el ejercicio iguali!¿rio de
17
éstos, no deberán implic¿r discriminación para los demás inlantcs y adolescentes,
ni festringirles dicho goce igualitario. Las mcdid¡s especiales tomadas en favor de
aqLÉllos pero m respeto de éstos, ro deberán entenderse como discriminalo¡ias.
229
19,20 Dercchos a Vivil en Condiciones de Bienestar v a un Sano Desarrollo Psicofisico.
22 Derecho a la idcntidad
23,24,
25,26,
De¡echo a vivir en familia
2A Derecho a la salud
33,3.r,
De¡echo al descanso y al jueeo
I¡s nDmas est¿blecerín lasbases pda asegurd a dñas, niños y adolesce¡tes. b siguie¡le:
*QE no seú some¡dos ¿ tortuEs ni a otrcs tratos o pcoü cruclcs, i¡lunaDas o degr¡dá¡tes.
*Que no se¿n pnvados de su libefadde mmera ilesal o übitrdia.
+lá detención o privacló¡ de la libeñaddel adolescente se llevüáa cabo de confomid¡d coú ja
leyy respetaúdo Las gd¿nLias de audjencia, defensa y procesales que reconocc LaConilitución.
' Que la piración de La libe.lad sea aplicad¡ siempre y cuúdo se háya comprcb¿do qu€ se
infiingió gavem€nte la lel penai y como frltimo recurso, duranre el periodo más breve posible,
drrD¡iendo al pnDr rprú f<l r¡rer$ .upe¡io, de lá inf¿n..¡.
lQue de aqueUos adolercenres que i¡frinjú la ley pen¿i. su tlatmiento o iútemnnienro sea
distinlo al de los adullos y. se e¡cuenrcn i¡tern¡dos €n lugr¡res diferentes
de éslos. P¿ra ello se cfearán inlitüciones es?eciali2adás pam su ¡ratmieDto e intcmamicnto.
lQüe de confomidad con el inc¡o que mteccdc. se p¡]morerún códlgos o leyes en los que se
estabLecdá¡ procedimienros y credán insiituciotrcs y autoridadcs esp€cializadas lar¡ el rr¡t¡-
mie¡1o de quie¡es se alegue han infringido las Leyes penales. Entrc esú ¡cciones se estableceráf,
Minisrcrios PúbLias y Jueces EspeciaLizados.
*
Quc cn el t¡atmic¡to ¡ que se rliere el inciso aúterior. se considere l¡ imlortdcia de prcmover
45 La reintegruión o ad¿p¡@ión socül del adolescenle y pEia que arluna u¡a turciótr mnstructira
*Que dtre Las medidas de tr¿tamie¡to quc se apliqu€n a quienes iúfriújm Ia lev pel¡l, se e¡
cucntrcn las siSuicnies: Ll cuidado, oriot¿cióq supenisión, asesoramjen¡o, libertad vigilad¡,
colocació¡ de hogares de gurda. progrmu de emeñ¡Ilza l foÍoacióú profesional. ¡si como
ot as losibilidades altematiras a la inlemacióú en instituciones, pda asegurü qu€ sean tntá-
dos dc mnera apropiada p¡r¡ su reintegració¡ y adapt¡clón social, en tunció¡ de su bieneslat
cujdddo que la nedid¿ ¿plic¿d¿ eua¡de proporcidn enúe fas cücuf,fmcias de sx conrisr'ón y la
smcióD corespo¡didte.
*Quc a quienes se prive legalnente de su libertad, sean tatados respet¡ndo sus derecbos huma-
nos y la dignidad jnberenle a toda persona.
*Que qxioes sem pri!¡dos de sLl libeitad tengan derecho a mantener contacto perlMnente y
corsranre co¡ su 1ámilia. con La cual lodrá convivir salvo en los caso! que lo ;mpida el intdés
suFerior de la infdcia
*Que no procederá la privación de libenad en nirsún caso cundo se trute de nlñas o riños.
Cuando se bate dc adolcscent€s que se encuentren ú circunstúcias extraorditurias, de ¡bandono
o de caiLe, ro podrá¡ ser privados dc su liberad por esa situ¡ción especlalme¡te diffcil.
Articulo relacionado con adolescentes que presurtamente ha_van cometido una falt¿
4ó
penal
El adolescente que inftinja Las norm¡s adminisrrativas quedad sujeto a la
competencia de las instituciones especializadas o dc las instituciones equivalentes
en la Entidad Federativa en la que se encuenben. las cuales deberá asistirlo sin
desvincularlo de sus famjlias y si¡r priv¿rlo de su libertad.
231
Código de la Niñez y Adolesc€ncta, 2003
fcuador
Articulos directamenie ünculados con la protección ¡ la niñez -v
adol€scetrci¡ migrante
indocDment¡d¡ en tránsito
Artículo Descripción
Las no¡mas del preserte Código son apiicabies a todo ser lrumano, desde su
concepción hasla que cumpla dieciocho años de edad. Por excepción, protege a
2
personas que han cumplido dicha edad, en Los casos exprcsamenle contemplados en
cstc Código.
lgualdad ), no discriminación:
Todos los niños niñas y adolcscentes son iguales antc la ley -v no serán
discriminados por caus¡ dc su nacimiento. nacio¡alidad, edad. sexo. ctniar color
6 origeÍ social, idioma, religión. ñliación. opinión politica. situación económice,
o¡ientación sexual, estado dc salud, discapacidad o dilersidad cultual o cL¡alquier
olra condición propia o de sus progcnitores, representantcs o familiares. El Estado
adoDtará las medidas neces¡rias Dara eliminar toda fo¡ma de disc¡iminación.
232
Prioridad absolut :
En la lbrmulación y ejecuciórr de las políticas públicas y cn la provisión de
recursos, debe asignarse prioridad absoluta a Ia niñez y adolescerci¿, a las que se
asegurará. además, el ¿cceso prcferente a los señ'icios públicos y a cualqüer clase
t2
de etención que requicmn.
*Sc dará prloridad especial a la atención de niños y niñas menores de seis años.
*En caso de conflicto, los derechos de los niños, niñas y adolescentes prevalecen
sobrc los derechos de los dcmás,
EJercicio prcgftsivo:
lll qiercjcio de los derechos -v garantias y el cumplimiento de los deberes l¡
responsabiLidades de niiios, niias y ¿dolesccnlcs sc harán dc manem prcgresiv¡,
t3
dc acucrdo a su grado de desarrollo y madu¡ez. Se nrohibe cuaLquier rest¡icción al
ejercicio de estos derechos y ganntías que no cs!ó eliprcsame¡te contemplado en
cstc Códjgo.
Los niños. Íiñas y adoLescentes so¡ sujetos de derechos y garantias y, como 1ales.
gozan dc todos aqucllos quc las lcycs conlcmplan cn t&!or de las personas, además
de a$Ellos específicos de su edad.
l5 Los niños, niñas y adolesce¡tes extranjeros qlrc se mcucnlren baj o jurisdicción del
Ecuador, sozarán de los mismos derechos y garantias reconocidas por la ley a Los
ciudadanos ecüarodanos. co¡ las limitaciones eslablccldas eü la Confitución y en
Los de¡echos r garantías que las leyes reconoccn cn falor del niño, niña v
adolescente, son potest¿des cuya obser¡ ancia,v pfo¡ección son exigib)es a las
18
personas t org¡nisúos rcsponsablcs dc asegurat su eficacia. en la forma que este
Código y más lq.es establecen para elefecto.
Las vLolaciones alos de¡echos de los niños, niñas y adoLescentes serán sancionadas
t9 en la lorma prescrita en estc Código.v más lcycs, sin pc¡luicio de l¿ reparación que
conesDonda como consecuencia de la resDonsabilidad civil.
Derecho a la vida.
233
21 Derecho a lactancia maiema
Derecho a la idcnti¡lad
Los niños. niñas y ¡dolescentes tienen derecho a la identidad y a los elemcntos
que la constituyen, especialmente el nombre, la nacionalidad y sus relaciones de
l¡milia. de conformidad con 1a lcy. Es obligación del Estado preservar la identidad
de Los niñosl niñas -v adolescentes -v sancionar a los tespo¡sables de la alieración,
sustitución o privación de este delecho-
.AnrcuJo refer rLlo a la prorccción conrra rodn ripD de m¿llmro (fisico. emocionalt
234
Articulo referido a las person¿s obligaalas a denuncrar:
+Las personas que por su profesión u oiicio lcngan conocimiento de un hecho
que presenie caracteristicas propi:L\ de maltr¿lo. abuso y explo¡ación scxu&I,
trafico o pérdida de que hubiere sido victima un niño, niña o adolescmte, dcberán
72
denunciarlo dentro de las veintifliatro hoÉs siguientes de dicho conocimiento a¡le
cualquierr de los frscales, auloridades judicialcs o administrativas competentes,
incluida 1a Defcnsoría del Pueblo. como entidad garante d€ los derechos
235
Se prohíbe el trabajo de adolescenlcs:
L En minas. basurales. camales, canteras e industrias exhactivas de cualquicr clas€;
2. En actividades que implican Ia manipülación de substancias explosir.as,
psicotrópicas. tóxicas. Feiigrosas o noci\.as para su vida, su desanollo fisico o
mmial y su salud;
3. d€ tolerancia, lugares de juegos de aza( expendio de
Er prostíbulos o zonas
bcbidas ¡lcohólicas y otros que puedan ser inconvenientes para el desarrollo moral
o social deL adolescenter
4. En actividades que requieran el empleo de maquin¿ria peligrosa o quc lo c{ponen
a ruidos que excedcn los limites legales de tolerancia
5. En una actividad que pueda agravar la discapacidad, aratáflddse de ¿dolescen¡es
que la tengan;
6. En las demás actividadcs prohibidas en otros cue¡pos legales, i¡cluidos los
infrumentos intemacionales mtificados por el Ecuador; ),
7, En hogares cuyos. miembros tengan antecedentes como autores de abuso o
maltrato.
El Consejo Nacional de laNiñez yAdolescencia determinani las fomas especificas
de tr¿b¿jo peligroso, nocivo o riesgoso que están prohibidos para los adolescentes,
lomaDdo 0n cuenta su naturaleza, condicioncs -v riesgo para su üda e integridad
personal. salud. cd\rcación, scguridad y desaÍollo integral.
6. Consütuciones
lL'.nlF C',¡.lir r ión P,,li rr ,1. l,'\ | Nl.xi.an.i l{)l I Fl¡b,rr¡.ión nrn¡14
23'7
f\¡uev¡ Ley de llligración
Estados Unidos Mericaros
2011, terto vig€nte diciembre de 20ll
Articulos directsmente vinculados con el tránsito migratorio y l¡ protécción a la niñez y
¡dolescencia migr¡nte ir¡docümentad¡, en tránsito
238
Para ial efecto, la Secretada podrá establecer convenios
de coordiración con dcpendencias y entidades dc la D€ la Fotección
Administración Pública Federal, de las cntidades federativas que feciben
o municipios y con las organizaciones de la sociedad cir'll los mrgantes
especializadas en la atención dc pelsonas en situación de
vulnerabilidad
Cuando así convenga al interés supcrio¡ de Ia niña, niño o
adolescentc migrante extranjero no acompañado. dicho niño,
niña o adolescente seú documentado provjsionalmente como
Visitanle por Razones Humanitarias en términos del a¡ticulo
52, ftacclón \', de esia Le', mientras la Sccrct¡ría of¡ece
alternativas juridic¿s o hlunanita¡ias temporales o pennanentes De la protección
aL retomo asislido. que ¡ecibgn
En el Reglamento se estabLecerá cl procedimiento que deberá los migraDles
seguirse pala la dcterminación del interés superio¡ de la niña, en rcmrono
niño o adolescente migrante no acompañ¿do. Mexicano
Que las Estaciones Migratorias cuenten con árcas scpa¡a¿las De los derechos
para niñas, niños y ¿dolescentes migÉntes no acompañados de los alojados
109 m
pdrr, rJ .rlojamienk- m tanlo son c¿nab/ados ü Inslrluiiones
donde se Les brinde una atención adecuada migratonas
239
Cuando alguna niña. niño o adolescmtc migranle no
acompañado. sea pucs6 a disposición del Instiruro queda¡á
bajo su custodia y se deberá ga.antizar el respeto a süs de¡echos
hümanos, sujetándosc paúiculamente a lo siguiente:
El Instituto procederá a canalizar de marem inmediara a la
niña, niño o adolescente migr¿nte no acompañado al Sistema
Nacional para el Desa¡rollo lntegral de la Fanilia, a los
Sistemas Estatales DIF -v del Distriro Federal, con objcto de
pivilegiar su estancia en lugares dondc sc Ics p¡oporcione la
¿ten. ion ¿decuad¿. mienn¡s se rcsuel\ < situdción migrararia.
"u
Cuando por alguna circunsl¡ncia cxccpcional las niñas.
niños v ádolesceDtes migrantes extranjeros no acompanados
llcpucn J ser aloj¿dn, en una esración mig.aroria. en rdnto sc
les traslada a las iúrt¿Laciones del Sistema Nacional para el
Desarrollo Iniegral de la ¡'amilia, a los Sistcmas Esratales DIF
y dcl Distrito Federal deberá asignárseles en dicha estación un
espacio cspccifico para su estadía distinto al del alojtuniento
de los adulios. La auto¡idad deberá rcspclar cn todo momcnto
los derechos de los niios. niias y adolcscmics migranics
no acornpañ¿dos pre\'isros en eL Fresente ordenamiento y la
legislación apl jc¿blc;
241
El lnstituto podrá regularizar la situación migratoria de Ios
extranjeros que se ubiqüer en le¡ritorio nacional y manifiesten
su interés de rcsidir de forma temporal o pennanente en
tcr¡itorio nacio¡al, siempre ycüando cumplal con los ¡equisitos
de esta Le), su ReglameÍio y demás disposicio¡es juridicas
aplicables. La regllarización se po¿ká olorgar coircadiendo al
exFarjero la condicióÍ de estancia que co¡responda confome
a esta Lq'.Con independencia de lo anüerior. ¡ienen derecho a la
regula¡ización de su situación migratoda los extranjeros quc so
ubiquen en territorio nacional y se encucntren en alguno de los
siguientes supuestos:
Cuando se t¡ate de niñas. niños y adolescentes que se
encuentren sujetos al procedimiento de sustmcción y restirución
intemacional de niños, niñ¡s o adolescentes
245
La misma atención prioritaria recibirán las
personas en situación de ¡jcsgo.las victimas
dc violencia donrésücá y sexu¿l. maltrato
infaniil, desasrres n¿turales o a¡tropogénicos.
El Estado prcstafti especial protección
a las personas cn condición de doblc
\,xtnerabilidad.
24',7
El Estado lon¡ulará )' cjccutará politicas para
10
alcanzar la igualdad entre muje¡es y hombres
248