Caccini: Dramma per Musica en la corte de los Medici
3.2.4. EL PROBLEMA RELIGIOSO DEL RENACIMIENTO: REFORMA
PROTESTANTE Y CONTRARREFORMA CATÓLICA
La Iglesia católica ha estado sometida a corrientes de renovación desde su fundación.
No es un fenómeno nuevo en absoluto, sino que es una constante. La necesidad de reforma y de un cambio en la Iglesia había sido ya planteada en el mundo medieval. Un problema era la simonía, que es la intención de negociar con cosas espirituales como sacramentos y cargos eclesiásticos; en el mundo medieval la falta de rigor moral era moneda común. Otro problema, además de la codicia, era la ignorancia: había sacerdotes que no sabían leer. Todo esto se une al rechazo de la escolástica de la época y al deseo de vivir una religión más íntima y personal. La filología da a los humanistas la ocasión de encontrar una nueva vía para vivir esa religiosidad. El problema al final va a ser que la Reforma va a acabar con el humanismo. La Reforma va a extremar las posiciones críticas y frente a ella la Contrarreforma va a extremar su defensa. El humanismo acabará muriendo víctima de la intolerancia que se vivía a mitad del siglo XVI. La propaganda protestante decía que las ideas han de ser expuestas no solo desde el púlpito o los escritos sino también a través de las imágenes y los hechos. Se ridiculiza a la Iglesia y al Papa lleno de dinero, que simboliza la codicia. En el marco de la Reforma hay que tener en cuenta la guerra de los campesinos en 1524 que más tarde comentaremos. Un año después se hacen públicos en Memmingen los Doce artículos, compendio de sus reivindicaciones. El manifiesto apelaba al hombre común; el conjunto de los no privilegiados de ciudades y campos, presentando a estas gentes como los verdaderos depositarios del Espíritu, en cuyo nombre y en aras de la libertad del cristiano se incitaba a la revuelta contra la opresión. Así, comprobamos que los orígenes de la reforma han sido la religión popular, los abusos eclesiásticos y las nuevas demandas espirituales.