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TIPOS DE ESTUDIO

Ricardo Machado

LA COHERENCIA, LA LÓGICA Y LA ARTICULACIÓN TEMPORAL DE LOS CONCEPTOS

El cuerpo de conceptos básicos de cualquier ciencia debe tener un rasgo ineludible, como
es la coherencia en su articulación. La lógica que debe respaldar la definición de cada uno de ellos
y su relación con los otros es indispensable para validarlo desde un punto de vista epistemológico,
y el proceso metodológico, mediante el cual se llega a la construcción de conocimientos, no puede
ser ajeno a ese principio regulador. No se puede obtener coherencia desde la incoherencia; una
obviedad.

En nuestro caso, cada uno de los conceptos que conforman el corpus teórico debe
responder (y responde, agregamos) a ese principio regulador que le da consistencia: su adecuada
definición y su relación lógica con los que lo anteceden y con los que lo suceden; sobre esta
relación debemos decir que la identificación de esos conceptos en un orden determinado
obedece, en general, a fines didácticos. Recuerden el esquema de Pasos de una investigación que
vimos en otro punto. En la práctica, muchas veces, aparecen antes aquellos que presumíamos
posteriores o viceversa. Esto de ninguna manera constituye un error, ya que la indisoluble relación
entre los términos admite la conmutación del orden de aparición e incluso la simultaneidad; el
investigador, o el equipo de investigadores, no tienen obligación de respetar algún orden, aunque
sí tiene la de no omitir esos pasos esenciales del proceso de investigación. Entendemos, si, que la
alteración del orden de alguno resta seriedad a un estudio. Por ejemplo, sería ilógica la alteración
del orden de la revisión del Marco teórico disponible sobre nuestro problema –o, también, el
estado del arte- y la elección del Tipo de estudio que vamos a elegir; del mismo modo, no es
posible elegir el tipo de estudio sin considerar a los objetivos, ya que tanto uno como el otro –
marco teórico existente y objetivos- tienen incidencia determinante en la selección del tipo de
estudio. En síntesis, el tipo de estudio a través del cual llevaremos adelante nuestra investigación,
dependerá del marco teórico seleccionado (muchas veces el único disponible o, directamente,
inexistente) y de los objetivos que pretendamos lograr.
EXPLORAR, DESCRIBIR, RELACIONAR, EXPLICAR

Preguntar para saber

Las preguntas son indispensables en el campo de la investigación, así como son


indispensables en nuestra vida cotidiana. La investigación es una búsqueda de respuestas, del
mismo modo que en nuestra vida nos pasamos buena parte de ella buscándolas. La diferencia
entre lo cotidiano y el proceso de construcción de conocimiento científico, consiste en el rigor
sistemático que le imprimimos al segundo, lo cual no desmerece a lo obtenido en nuestro día a
día; es tan importante para un conjunto de individuos el descubrimiento del valor terapéutico de
una sustancia o de un tratamiento, como podría serlo para cada uno de nosotros el aprender a
cocinar; de más está decir que debemos salvar las distancias entre la importancia de los logros de
nuestro ejemplo. Hacemos ciencia, o sencillamente vivimos, en búsqueda de aquello que nos
posibilite prever partiendo de la predicción, planificar y solucionar problemas cuya aparición no
pudimos evitar. En la ciencia, y en la vida, las preguntas son disparadoras de respuestas y estas –
que para la primera deben cumplimentar ciertos protocolos para ser consideradas válidas y a las
segundas le basta con satisfacer la necesidad de conseguirlas- son desafíos que exigen esfuerzos
más grandes o más sencillos, según de qué se trate. Esfuerzo para el hombre de ciencia y también
para el hombre común.

Nos pasamos la vida haciendo preguntas y, en ese acuerdo tácito que impone lo cotidiano,
lo hacemos con espontaneidad pero sin rigor científico. Muchas veces las respuestas son meras
formalidades cuya puesta a prueba no forma parte de nuestro objetivo. -“¿Cómo te va?”
preguntamos a alguien con quien podemos tener más o menos confianza y, por lo general, no nos
dedicamos en los minutos siguientes a pedirle que enuncie cada una de las circunstancias por las
que atraviesa como para, luego de un balance y un análisis, concluir en que realmente le va bien o
tal vez no tan bien. Simplemente porque la formalidad ha sido cumplida. Pero en nuestra vida
muchas veces preguntamos y hasta repreguntamos como para obtener respuestas que satisfagan
una necesidad de conocer. Si estamos en algún lugar de la casa dedicado a una tarea cualquiera y
escuchamos, de pronto, un ruido como de algo que se rompe, muy probablemente preguntemos:
“¿Qué pasó?” Y probablemente recibamos la respuesta: “Cayó una botella de aceite”. A
continuación, buscaremos más precisiones: “¿Cómo fue?” preguntaremos, muy probablemente,
mientras nos dirigimos hacia la zona del desastre. Respuesta: “Se me cayó a mí”, tras lo cual
lanzaremos otra más: “Y porrrrr qué se te cayó?” (la erre bien marcada). La última respuesta
responde al por qué: “Porque la iba a guardar y como tenía las manos embadurnadas de aceite, se
me resbaló…”. Este simple (y aceitado) ejemplo puede reproducir un montón de escenas más o
menos parecidas que nos tuvo como protagonistas de uno u otro lado, justo es decirlo, y resume
un proceso de elemental construcción de conocimiento: las respuestas posibilitaron conocer qué
pasó, cómo pasó y hasta una modesta explicación de por qué pasó. Podríamos haber hecho otras
preguntas, claro. Podríamos haber preguntado dónde, quién, cuándo, para qué o las que se nos
ocurran, pero seguramente estas preguntas –o buena parte de ellas- ya habrán sido contestadas
en las respuestas a las primeras, en resumen, las elementales. En ciencia, al momento de elegir el
tipo de estudio a través del que llevaremos adelante nuestra investigación 1, nos haremos las
mismas preguntas, condicionadas por los elementos ya mencionados: objetivos y conocimientos
previos sobre la temática. Así, la consecuencia de la relación entre estos y lo que queremos
investigar nos llevará a preguntarnos ¿Qué pasa?, ¿Cómo pasa? O ¿Por qué pasa?, y la respuesta
la buscaremos a través de tres grandes tipos de estudio: los exploratorios, los descriptivos y los
explicativos o causales. Los describiremos brevemente.

Estudios exploratorios. ¿Qué pasa?

Son los estudios elementales, los que responden a la pregunta que revela una cuota
importante de desconocimiento sobre el tema que nos proponemos investigar. Están dirigidos a
temas sobre los cuales no existe un caudal importante de conocimientos previos ni de un marco
teórico sólido y suficiente. Se aplican para obtener información introductoria acerca de alguna
problemática novedosa, ya sea porque nunca se ha investigado nada acerca de ella, o se trate de
verificar si algunos fenómenos, ya investigados en tiempos o en lugares muy diferentes, conservan
sus características o si las diferencias son tan marcadas que revelan situaciones totalmente
distintas.

En algún momento de la historia de la ciencia este tipo de estudios se consideraron pre-


científicos, poco rigurosos y cuyos resultados eran de acotado valor por no ceñirse en su método
al de las ciencias regidas por la mirada positivista. Muchos de estos estudios se llevan adelante
bajo el método cualitativo y con impronta interactiva, en los que no se ignora la relación entre

1
El estudio comprende las respuestas que pretendemos para nuestros objetivos, si lo llevaremos adelante
experimentando o no, las técnicas de recolección de datos que usaremos, quién o quiénes nos proveerán los
datos, los criterios y estrategias de análisis de la información obtenida y varios etc.
investigador e investigados (objetos animados o inanimados, productos inmateriales o materiales);
no se pretende caracterizar al fenómeno en sus cantidades, sino en sus cualidades, y es
entendible. Cuantificar –una forma extendida de entender el concepto medir- se justifica cuando
tenemos seleccionados una serie de aspectos centrales de la temática que investigamos (aspectos
acotados, definidos taxativamente) y que, si lo hiciésemos, revelaría incongruencia, ya que para
seleccionar aspectos centrales, deberíamos tener un cierto caudal de conocimientos previos sobre
el fenómeno y esto no es distintivo de los estudios exploratorios. Esta carencia de conocimientos
precisos son los que producen otra de sus características puntuales: la ausencia de hipótesis como
guía del trabajo.

Los resultados de estos estudios, en general, no consisten únicamente en sus


conclusiones, sino que suelen ser punto de partida de estudios posteriores, más definidos y
centralizados sobre algunos de los conocimientos obtenidos. Son trabajos que, en sus
conclusiones, suelen plantear hipótesis cuya prueba se lleva adelante por otros métodos; tareas
estas, podríamos decir, que hacen el trabajo sucio, descartando lo descartable y ayudando a
clasificar y muchas veces hasta a jerarquizar aspectos de un fenómeno desconocidos hasta ese
momento.

La inicial mirada subestimadora sobre estos estudios fue cambiando a medida que los
métodos entronizados por la mirada positivista de la ciencia fueron demostrando sus falencias.

En el campo de las ciencias de la conducta, los trabajos de los antropólogos,


predominantemente exploratorios, demostraron que son capaces de brindar información que
para otros métodos es inaccesible. El acceso a ciertas culturas, a las relaciones entre los que
participan de ella, la investigación de nuevos vínculos, modismos o hábitos, valores, son objetos de
conocimiento sólo accesibles en sus primeras aproximaciones a través de los estudios
exploratorios.

Estudios descriptivos. ¿Cómo pasa?

Estudios descriptivos Simples y Correlacionales2 (Relacionales)

2
Clasificación empleada por Hernández Sampieri y Otros en “Metodología de la investigación”
“Desde el punto de vista científico, describir es medir.”, dice un autor (Hernandez
Sampieri y Otros, 1991). La medición consiste en presentar el comportamiento de algunos
aspectos de un fenómeno previamente seleccionados (indudablemente, a partir de estudios
exploratorios) o, ahora sí, replicando estudios hechos en otros tiempos u otros lugares pero sobre
los que se tienen serios indicios de que las diferencias o similitudes podrían ser de la forma en que
se presentan, pero no en el fondo. Son trabajos que se llevan adelante a partir de contar con un
marco teórico que brinda información sobre qué aspectos son importantes para medir, lo cual
posibilita, además, formular una hipótesis, ese supuesto que construyen los investigadores y en el
que expresan su parecer acerca de cómo es la realidad. También pueden contar con un nutrido
grupo de investigaciones similares –el estado del arte-, que justifican la descripción de algunos
aspectos del fenómeno, privilegiándolos por sobre otros. Los censos poblacionales, por ejemplo,
muestran claramente en qué consiste un estudio descriptivo: se toma una serie de aspectos, en
este caso poblacionales o de viviendas, y se procede a la medición de ellos. Así, podremos conocer
la composición de una población según edad y sexo de quienes la integran, según el nivel de
instrucción, de acuerdo al tipo de vivienda que habitan o según su nivel ocupacional (y una larga
serie de aspectos que se relacionen con los objetivos) y, con esa información, construir planillas de
datos o gráficos –las pirámides poblacionales, por caso-. En el caso al que nos referimos, hemos
procedido a describir a un grupo según algunos aspectos –variables- sin relacionarlos, es decir,
hemos llevado adelante un estudio Descriptivo simple.

La posibilidad de describir un fenómeno a través de este tipo de estudios no se reduce a


una descripción de aspectos sin relación entre unos y otros, sino que puede hacerse, también,
verificando si la relación existe o no y, en caso de existir, cómo se expresa esa influencia. Es este
un recurso que abunda en el campo de las ciencias sociales. Como ya hemos dicho en cuanta
oportunidad se presenta, la realidad de la interacción de los individuos en sus respectivos grupos –
uno de los principales objetivos de estudios en el campo social- es un fenómeno que presenta
muchas más dificultades que facilidades para su conocimiento y comprensión. El escenario de las
relaciones humanas es extremadamente complejo por la multiplicidad de factores que intervienen
pero, además, por su carácter dinámico, sus variaciones o modificaciones a través del tiempo. La
combinación de infinidad de elementos de esa realidad que, además, se mueven (no nos referimos
únicamente a desplazamientos espaciales, sino a que mutan, varían, cambian), suele tornarlo
inabarcable. Ante esto, se busca simplificar esa realidad compleja, reducirla a algunos de sus
aspectos y comprobar cómo se comportan los unos en relación con los otros. Es el momento de
estudiar a la realidad a través de un estudio Descriptivo correlacional, al cual nos tomaremos la
licencia de denominarlos Estudios descriptivos relacionales3

Estos estudios constituyen algo así como un indicio de la relación de causa a efecto que
puede darse entre aspectos de la realidad en una situación en que uno actúa como factor (no
podremos, responsablemente, hablar de causa) y el otro como consecuencia. Estos estudios
aportan una información valiosa pues posibilitan, con la debida prudencia, anticipar el
comportamiento de una variable –cómo será una realidad determinada- a partir de verificar el
comportamiento de otra variable-. Por poner un ejemplo sencillo: podríamos llevar a cabo una
investigación bajo el formato Descriptivo relacional como para verificar si existe vínculo entre el
nivel económico de los padres de niños de entre seis y doce años y el rendimiento escolar de nivel
primario de éstos. Podríamos arriesgar, en nuestro ejemplo, la suposición que sostenga que “los
niños que provienen de hogares cuyos padres tienen posiciones económicas más acomodadas
tienen un rendimiento escolar más elevado que el de aquellos que provienen de hogares de inferior
nivel económico”4. Podríamos comprobar que la realidad es tal como la suponíamos o diferente:
podría ocurrir que el resultado nos revele que la realidad se comporta al revés de lo que
suponíamos (los niños de menor nivel económico tienen más alto rendimiento que los del nivel
más alto) o, directamente, que no exista relación entre ambos factores, es decir, que los chicos de
alto y bajo rendimiento provienen indistintamente tanto de hogares con alto o con bajo nivel
económico, sin relación entre un aspecto y otro. En cualquiera de los tres casos, hemos obtenido
un bien valioso: información. Pero, además, con ese conocimiento podríamos inferir la forma en
que el primer aspecto –nivel económico de los padres- influye sobre el rendimiento de los hijos,
determinándolo alto o bajo- o la ausencia de influencia. No podríamos hablar sobre las causas que
explican el comportamiento del fenómeno, pero sí cómo se manifiesta.

Investigar la relación entre variables es un ejercicio apasionante (hoy, la ayuda de la


tecnología aporta herramientas que simplifican la tarea) y, en el campo de las ciencias de la
conducta, viene a cubrir una demanda que constituyó una esperanza en algún momento, en la

3
La denominación que figura en la obra citada en el pie de página anterior resulta, a nuestro entender,
sesgado y puede llevar a confusiones al alumno. Los estudios Correlacionales son los que relacionan
variables cuantitativas, las que expresan sus categorías o valores en cifras numéricas, y posibilitan obtener
correlaciones por medio de operaciones matemático-estadísticas, mientras que los estudios asociacionales
son los que vinculan variables cualitativas, posibilidad que está entre las que brindan los estudios que
denomina Correlacional Hernández Sampieri en su obra y a los que nosotros denominaremos Relacionales
por entender que esta denominación es abarcativa de las dos posibilidades.
4
El supuesto se trata, en realidad, de una hipótesis.
etapa en que se canonizaba al método positivo y se presumía que el hombre, bajo este paradigma,
podría encontrar las relaciones causales en ese campo, aunque los sucesivos fracasos llevaron a
aceptar a este modelo sustituto. No es poco lo que aporta, justo es decirlo. Despojado el hombre
de ciencia de la ilusión de encontrar causas, bien puede reemplazar a estas por la relación que
revela influencias de algunos factores sobre otros y, así, poder prever consecuencias y diseñar
estrategias para enfrentar la realidad. Repetimos: no es poco.

Estudios explicativos. ¿Por qué pasa?

A través de este tipo de estudios se ponen a prueba hipótesis que suponen una relación
causal entre atributos de la realidad. Es decir, se elabora un supuesto que contiene, al menos, dos
términos (variables, en este caso) y una relación entre ambos que se presume de causa a efecto.
La causa es la condición que, cuando se presenta y actúa, produce el efecto y este se produce cada
vez y sólo si previamente se presenta dicha causa. Es una relación de anterioridad/posterioridad,
en la que la causa –condición necesaria y suficiente- siempre antecede en el tiempo a la aparición
de la consecuencia o efectos. Ese factor causal, conjugado en singular, puede no estar
conformado por un solo aspecto, sino que puede tratarse de cierta cantidad de factores que,
actuando simultáneamente o en cierta sucesión y bajo determinadas condiciones, aparecen como
determinantes para la aparición de ese o esos resultados que deberán ocurrir inevitablemente por
ser la consecuencia.

Casi siempre estas investigaciones se llevan adelante bajo el método cuantitativo.


Respaldan las conclusiones en principios ligados a la estadística que, con la correspondiente
confianza, permiten descartar que un resultado no se deba a otra cosa que a la realidad descripta,
neutralizando, además, la intervención del azar. Los números obtenidos al cabo del proceso de los
datos nos permitirán afirmar, bajo determinada certeza (nivel de confianza, margen de error,
expectativa de ocurrencia, etc.) que la realidad es tal como la presentamos 5.

5
Complejas operaciones de base matemática (hoy hay sofisticados programas de computación que
ayudan mucho en esa tarea) brindan soporte teórico para respaldar conclusiones sobre la influencia de un
aspecto sobre otro, pero, justo es decirlo, las posiciones actuales en torno a la ciencia y lo transitorio y
relativo de los conocimientos obtenidos, son fuente de prudencia.
Dicho así parece cosa sencilla, pero cuando nos adentramos en la temática que nos
convoca, el ámbito de las ciencias de la conducta, la cosa se complica, precisamente, por aquello a
lo cual nos referimos antes, como es la complejidad dinámica de estos fenómenos y su condición
de casi inabarcable en condiciones naturales. Para saber a ciencia cierta si la forma en que se
presenta un atributo de la realidad es causa de la forma en que se presenta otro –por caso, el
ejemplo anterior, que relacionaba nivel económico de los padres y rendimiento escolar de los
hijos- es necesario lograr un control extremo de la situación a tal punto que deberíamos
neutralizar la influencia de determinados factores externos a nuestro estudio y que pueden
resultar la verdadera causa o, para denominarlo correctamente en términos metodológicos, la
variable independiente. Imaginemos cómo podríamos poner a prueba el supuesto de nuestro
ejemplo, cuando –a fin de descartar cualquier influencia externa- deberíamos aislar a grupos de
padres con sus hijos durante el tiempo que nos posibilite “medir” el rendimiento escolar de los
niños y asegurarnos que el único factor que puede influir es la condición económica de sus padres.
Podemos imaginar a esos niños aislados de sus otros familiares? De sus amigos? De sus contactos
a través de redes sociales? De los programas de TV que mira regularmente? De su alimentación?
Podríamos enumerar una lista extensa de situaciones que pueden ejercer influencia sobre el
rendimiento escolar pero, a medida que avanzamos en la enumeración de esos factores, se va
dificultando cada vez más el experimento. Sería como un Gran Hermano con padres y niños
aislados, con serio riesgo de vulnerar sus derechos y que nos acarree alguna consecuencia, sólo en
nombre de confirmar o descartar nuestro supuesto…

Muchas veces, quienes militamos el campo de las ciencias sociales sentimos envidia
(envidia académica, digamos) por los que investigan otros campos, como por ejemplo el de la
biología o la física, ya que estos cuentan como objeto de estudio a elementos que, hasta lo que
sabemos, no son conscientes de la experimentación u observación a la que están siendo
sometidos y actúan espontáneamente, sin reflexionar sobre su condición de objetos y, además,
con una serie de conductas más o menos fijas que dan mayores posibilidades de prever y llegar a
conocerlas para su aprovechamiento. Pero como no es cuestión de lamentarnos, debemos
adecuarnos a la realidad que nos impone el momento.

Las dificultades nos obligan a renunciar a estos objetivos tan ambiciosos y reemplazar
estos estudios por otros más modestos, acotados y controlables, como son los diseños
experimentales, sobre los cuales hablaremos más adelante pero que desde ya adelantamos que
podemos considerarlos como los únicos aptos para obtener, en el campo social, indicios de
relaciones causales ente aspectos de la realidad.

***

Es importante aclarar que a veces algunos estudios pueden comenzar bajo un formato
exploratorio y, a medida que se va adquiriendo conocimientos, puede pasar a un diseño
descriptivo y hasta finalizar como explicativo con las condiciones y bajo el formato que expusimos

A modo de síntesis, terminamos este breve trabajo con un cuadro que, esperamos,
contribuya a aclarar lo que hemos escrito, no sin antes aclarar algunas cuestiones generales, como
son las de resaltar.

PREGUNTA TIPO DE ESTUDIO MARCO TEORICO


¿Qué Pasa? Exploratorio Escaso o inexistente
¿Cómo pasa? Descriptivo (Simple o Más abundante que en el
Relacional anterior
¿Por qué pasa? Explicativo Marco teórico profuso e
importantecantidad de
estudios previos

BIBLIOGRAFIA CITADA:

HERNANDEZ SAMPIERI y Otros “Metodología de la investigación”, Mc Graw Hill Editores,


Colombia, 1991

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