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La terapia existencialista utiliza técnicas como el epoché, la descripción y la horizontalización. El epoché implica abrirse a experiencias nuevas sin juicios previos. La descripción busca entender temas desde la perspectiva del paciente sin explicaciones. La horizontalización evita una relación de dominio entre terapeuta y paciente, enfocándose en una relación equivalente y honesta.
La terapia existencialista utiliza técnicas como el epoché, la descripción y la horizontalización. El epoché implica abrirse a experiencias nuevas sin juicios previos. La descripción busca entender temas desde la perspectiva del paciente sin explicaciones. La horizontalización evita una relación de dominio entre terapeuta y paciente, enfocándose en una relación equivalente y honesta.
La terapia existencialista utiliza técnicas como el epoché, la descripción y la horizontalización. El epoché implica abrirse a experiencias nuevas sin juicios previos. La descripción busca entender temas desde la perspectiva del paciente sin explicaciones. La horizontalización evita una relación de dominio entre terapeuta y paciente, enfocándose en una relación equivalente y honesta.
En el marco usado de la terapia existencial se usan las técnicas terapéuticas basándose
en sus radicales filosóficos auténticos, que inician desde las corrientes fenomenológicas y la constructivista para contradecir absolutamente la tradición modal desde donde se comprende el transcurso de salud y enfermedad. Por tal razón, que todo lo concurrente deserta con diagnósticos y estereotipos, por tanto, vulnerarían contra el propósito sustancial de encontrar una definición peculiar para la vida. (Mollá, J. 2019)
El epoché: Definición procedente de la corriente filosófica existencial en donde
se sintetiza una de las bases terapéuticas: semejarse totalmente las ocasiones de la vida que sean recientes o situaciones nuevas, aceptando una postura de principiante vasto de sorprenderse ante el despliegue que esta presente. De modo complementario, se busca inhibir la razón y la dilución de las perspectivas, un visto descalzo ante el peligro y la casualidad que esta destinada albergada en su seno, lo que hace fácil las decisiones tomadas y la suficiencia de atreverse a ser eso que tanto se desea ser. La descripción: Es la segunda de las técnicas. Para esta oportunidad se busca realizar una distinción exploratoria, pero no explicativa, que acceda el entendimiento sobre los temas sin tener caída en la organización. Con esto se está pretendiendo promover el interés acerca de uno mismo y las relaciones sociales, tanto aquellas componen la cualidad sobre lo que efectivamente es desde una posición existencial. Por todo esto es que el especialista en terapia no esta centrado en finalidades fijas al comenzar toda intervención, al contrario, estos cambiarán y se adaptarán al paciente con medida que pase la duración. La horizontalización: Es donde se evitará reproducir la categoría de dominio que mostraba el psiquiatra en la díada de médico-paciente de la ocasión histórica en que empezó el ofrecimiento de mediación. Basándose las relaciones en esta posición (equivalentes ambas) acceden la pronta identificación del paciente con la forma y función del clínico, incitándole a plasmar su certeza en un ambiente terapéutico que va aposta de los enjuiciamientos y de la detracción. En tanto, por medio de lo que existe la relación psicólogo-paciente que brinda realce en la honestidad y en la necesidad de estrenarse al momento de instruir lo que se esta sintiendo y la necesidad de acudir a consultar, la terapia existencial pone al individuo como algo subjetivo en el proceso terapéutico que debe incurrir.
Rehabilitación de Las Funciones Ejecutivas y La Cognición Social en Sujetos Con Trastorno de Personalidad Antisocial Viculadas Al Conflicto Armado Colombiano