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Del País de inmigrantes al País de emigrantes.

Manuel Acevedo Ramírez correo: manuelacevedoramirez@gmail.com

Venezuela ha pasado de ser un país de inmigrantes a ser un país de emigrantes en muy


poco tiempo. Pues, en su memoria económica, social o política, la sociedad venezolana no
había registrado la actual vivencia de la emigración internacional que hoy vive, aquélla
que implica el abandono de tu lugar de origen por un período de tiempo muy prolongado.

Por supuesto, esto se debe a diversos factores, entre ellos los sociales y los económicos
como principales causante de este masivo éxodo venezolano, aunado al miedo y la
inseguridad por la delincuencia, el secuestro exprés o el morir en medio de un atraco, o el
miedo de no encontrar los medicamentos para una enfermedad, o el de perder la
empresa ante la falta de insumos, o por la continua deficiencia en los servicios públicos, o
el de la falta de combustible entre otros, son los causantes que propician esta emigración
masiva de venezolanos a otras latitudes, llevando consigo las esperanza de encontrar allá
mejores salarios, mejores ambientes académicos para sus hijos, el crecer
profesionalmente o el de crecer empresarialmente.

Siendo estas, las mismas causantes que atrajeron el siglo pasado a miles de inmigrantes a
nuestro país. Portugueses, españoles e italianos encontraron un refugio aquí en nuestro
país durante la Segunda Guerra Mundial o en la época de posguerra. Como también
nuestro país Venezuela les abrimos las puertas a chilenos, argentinos y uruguayos que
huían de las dictaduras de Pinochet. Al igual que nuestros hermanos colombianos,
ecuatorianos y peruanos que también vinieron a Venezuela a encontrar esas esperanzas
de un mejor porvenir económico que no existía en sus países en esos momentos, al igual
que como hoy lo están haciendo muchos de nuestros compatriotas.

Sin embargo, esta emigración está dejando efectos muy negativos en nuestro país, lo más
lamentable es sin duda alguna la inminente pérdida de mano de obra calificada. Pues, el
impacto del éxodo de profesionales produce una mayor desacumulación de capital
humano y una merma de la productividad del sector empresarial, lo que en el corto plazo,
ocasionaría una baja en la productividad del trabajo en Venezuela pueda agudizarse
conforme las migraciones se aceleren.

Se siente, se palpa, a todo los largo y ancho del país el malestar gremial y sindical
asociado al trabajo en Educación Básica y Universitaria.
«No importa el tamaño del acueducto, no importa la complejidad del sistema, el deterioro
es creciente y en este momento las empresas hídricas no tienen competencia para
entender lo que está pasando, ni siquiera para resolverlo. No tienen los materiales, no
tienen los equipos, no tienen la gente».

«El servicio de agua potable en toda Venezuela sufre uno de sus momentos más terribles
por la mala calidad del servicio y el sufrimiento que se infringe en la población,
especialmente a las familias más humildes y a aquellos pacientes que están recluidos en
los hospitales donde, en su mayoría, no hay agua», asegura José María De Viana.

El gesto autoritario que se instauró en Venezuela desde 1999 fue tomando


progresivamente el control de las empresas de servicio hídrico y eso determinó,
efectivamente, una importante pérdida de talento a nivel gerencial y directivo. El personal
capacitado fue sustituido por funcionarios del partido absolutamente ignorantes de la
ciencia básica, de la administración y de la industria del agua».

Añade que fue un largo proceso que comenzó por el declive profesional de las empresas
dedicadas a este servicio que, hasta 1999, poseían las competencias para mantener el
delicado equilibrio económico-financiero que permitía cubrir los costos y atender
oportunamente las necesidades de la población.

«La política de personal hizo que buena parte del personal formado se perdiera, las
empresas de agua no volvieron a invertir en su preparación. Buena parte de los
funcionarios actuales son activistas, ideólogos o simplemente fanáticos del partido de
gobierno pero con escasa calidad técnica para poder entender y manejar oportunamente
el servicio de agua».

alcón, Zulia, Bolívar y Nueva Esparta. «La Península de Paraguaná tiene años sin servicio.
La ciudad de Maracaibo está sometida a interrupciones de semanas, inclusive buena parte
de la población reporta que hace años no reciben agua por las tuberías. También la isla de
Margarita pasó de ser la isla verde a la isla desértica del Caribe».

los acueductos tienen que mantenerse presurizados para evitar la contaminación del
agua, «el servicio intermitente es uno de los síntomas de una enfermedad terrible que
afecta los sistemas de distribución y que atenta contra la calidad del agua que se
transporta».

Acota que el «agua cruda» que proviene de las fuentes -independientemente que sean de
buena calidad-no es potable. «Tiene que pasar por un proceso que la clarifica, que elimina
cualquier elemento en suspensión y que finalmente, después de quedar sin turbidez, se
desinfecta de tal manera que no tenga presente ni patógenos, ni tóxicos para la salud».
Explica que este proceso se ha deteriorado porque las plantas de tratamiento están
dañadas y también porque la producción nacional de los reactivos necesarios, como el
sulfato de aluminio y cloro, no es confiable, es escasa e intermitente. «No están siendo
utilizados en las plantas y por lo tanto la capacidad que tienen de mejorar la calidad del
agua está altamente comprometida».

los acueductos en Venezuela fueron diseñados y construidos de manera robusta. Señala


que los planificadores del agua durante la era democrática (1958-1998) se dedicaron a
establecer las bases de un sistema de abastecimiento de agua confiable y de alta calidad.

«El proceso de deterioro tardó años en ocurrir, porque los sistemas tenían un alto nivel de
disponibilidad, de capacidad de soportar el deterioro, pero progresivamente se fueron
eliminando las capacidades operativas en distintas áreas. Lo más grave ocurrió a escala de
los sistemas de distribución que llevan el agua desde las fuentes hasta las ciudades».

«En tres años se pueden recuperar entre 90% y 100% de sus capacidades. Se requiere de
una inversión de 1.200 millones de dólares. Quiere decir que solamente con una fracción
de lo que se gastó en estos últimos 20 años en agua potable, que no dejó ninguna obra
prácticamente operativa, se pueden recuperar los sistemas de agua».

Advierte sin embargo que «tener recursos económicos no es suficiente». Recuerda que en
los últimos 20 años las «inversiones» en el sector han estado rodeadas de escándalos
administrativos. «Si no son manejados por el talento técnico adecuado, con probidad y
transparencia en los procesos, la mayor parte de los recursos se pierden».

se deben implementar procesos transparentes que permitan la competencia a fin de que


los proyectos técnicos sean discutidos bajo una amplia vigilancia social, «pero muy
especialmente de los cuerpos de talento, para garantizar que los escasos recursos que
tendrá el país en su recuperación sean invertidos adecuadamente».

«Pensamos que el agua puede ser la primera señal que reciban los ciudadanos de que las
cosas comenzaron a cambiar. El día que las personas más humildes comiencen a recibir
agua limpia y continua en sus hogares, ese día alimentaremos la esperanza de que el país
comenzó a cambiar para siempre»

Para cualquier persona entender cómo en venezuela se ha llegado a la situación actual no


es tarea fácil. Es un ejercicio complejo comprender este proceso de cambios políticos,
económicos y sociales en un clima de gran polarización y confrontación, donde
progresivamente se fueron perdiendo las libertades esenciales de una vida en democracia.

La presente publicación pretende desbrozar el camino para obtener una idea aproximada
pero más rigurosa de la presencia de venezolanos en América Latina y España. Hay mucho
debate político y especialmente noticias, muchas de ellas alarmantes, de los
desplazamientos de los venezolanos. Con este texto, se pretende responder desde la
Academia a una circunstancia verdaderamente dramática como es el éxodo venezolano.

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