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Qué es la volatilidad

La volatilidad es un concepto estadístico que mide la variación que se produce en las


cotizaciones de los activos financieros en un periodo de tiempo determinado.
Matemáticamente, se calcula como la desviación estándar de la rentabilidad de un activo
con respecto a su media, medido en tanto por ciento.

La volatilidad mide la variación de las cotizaciones en un periodo de tiempo determinado

Cuanto mayor sea la volatilidad, mayores serán las oscilaciones de los precios de los
activos respecto a la media. Si la volatilidad es baja, el grado de dispersión será mucho
menor. Por ejemplo, para los productos de inversión que generen una rentabilidad fija todos los
años, como los depósitos, la volatilidad es del 0%.

En general, cuanto mayor sea la volatilidad, mayor será la fluctuación de la cartera, tanto al
alza como a la baja. Así, una cartera de renta variable tendrá una mayor volatilidad que una
cartera mixta que, a su vez, tendrá mayor volatilidad que otra de renta fija.

Cómo afecta la volatilidad a mi inversión: un ejemplo práctico

La volatilidad está presente en todos los mercados y activos que cotizan. Por eso, deberías
tenerla en cuenta a la hora de realizar la composición de tu cartera. De ella dependerán los
riesgos que quieras asumir y la rentabilidad que puedas obtener.

Por ejemplo, imaginemos dos inversiones A y B. La primera de ellas proporciona una


rentabilidad fija del 3,50% anual. La segunda es variable, y proporciona rentabilidades
positivas y negativas en función del año. A 20 años, la volatilidad de la inversión B es
mayor, pero su rentabilidad anualizada puede o no ser superior a la de la inversión A:

Año Capital inversión A Rentabilidad Capital Inversión B Rentabilidad B


1 10.000,00€ 3,50% 10.000,00€ 25,00%
2 10.350,00€ 3,50% 12.500,00€ -28,00%
3 10.712,25€ 3,50% 9.000,00€ -5,56%
4 11.087,18€ 3,50% 8.500,00€ 23,53%
5 11.475,23€ 3,50% 10.500,00€ 8,10%
6 11.876,86€ 3,50% 11.350,00€ 8,46%
7 12.292,55€ 3,50% 12.310,00€ 26,32%
8 12.722,79€ 3,50% 15.550,00€ 10,13%
9 13.168,09€ 3,50% 17.125,00€ 2,19%
10 13.628,97€ 3,50% 17.500,00€ 1,71%
11 14.105,99€ 3,50% 17.800,00€ -12,92%
12 14.599,70€ 3,50% 15.500,00€ 19,68%
13 15.110,69€ 3,50% 18.550,00€ 3,10%
14 15.639,56€ 3,50% 19.125,00€ 1,96%
15 16.186,95€ 3,50% 19.500,00€ -17,44%
16 16.753,49€ 3,50% 16.100,00€ 17,70%
17 17.339,86€ 3,50% 18.950,00€ 0,90%
18 17.946,76€ 3,50% 19.120,00€ 10,88%
19 18.574,89€ 3,50% 21.200,00€ 10,85%
Total 19.225,01€ 23.500,00€
Rentabilidad anualizada 3,50% 5,61%
Volatilidad 0,00% 14,45%

 
En este ejemplo, la inversión B tiene una volatilidad mayor pero, al mismo tiempo,
su rentabilidad anualizada es superior. Es decir, a largo plazo, aunque haya habido periodos
de caídas, la inversión B ha obtenido mejores resultados.

En qué se diferencian la volatilidad y el riesgo

La volatilidad implica que los mercados puedan sufrir caídas importantes en la cotización de
sus valores. La propia CNMV, para calificar el riesgo de una inversión, utiliza una escala de 1
al 7 en función de la volatilidad del producto que se está valorando. Por eso en ocasiones
se utiliza como sinónimo de riesgo, aunque no siempre es una comparación acertada; este
último es un concepto mucho más amplio.

El riesgo de un activo no se mide únicamente por las rentabilidades pasadas, que al fin y al
cabo es la información que se utiliza para determinar su volatilidad, sino a través de otros
factores que son igualmente importantes, como la solvencia de una empresa, el riesgo de
divisa o la situación política de un país, entre otros.

De hecho, con un enfoque a largo plazo, la volatilidad puede traer oportunidades muy


interesantes para los inversores. Esto se consigue, sobre todo, cuando seguimos una
estrategia de aportaciones periódicas en las que una caída de la bolsa puede hacernos
comprar más barato en un periodo determinado.
Es más, cuanto mayor sea el plazo de la inversión, más se reduce la volatilidad de los
mercados. Y, por tanto, más se reduce el riesgo asociado a las oscilaciones de la bolsa. Por
eso, la volatilidad a corto plazo nunca debería ser motivo de preocupación para un
inversor a largo plazo, sino más bien una oportunidad de compra a precios más baratos.

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