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JACQUES LACAN

LOS CUATRO PRINCIPIOS


FUNDAMENTALES
DEL PSICOANALISIS
SEMINARIO XI

Texto establecido por Jacques-Alain Miller

BREVE
BIBLIOTECA DE REFORMA
BARRAL EDITORES
1977
Titulo de la edici6n original:
Les quatre concepts fondamentaux
de la psychanalyse

Traducci6n de
Francisco Monge

PROLOGO
Oscar Masotta

La presente traducci6n del seminario de 1964 al que Lacan diera


titulo y contenido de exordio (inconsciente, repetici6n, pulsion y trans­
Primera edici6n: octubre, 1977 ferencia: lquién podria negarles funci6n de pilares del edificio com­
pleto de la practica y la teoria psicoanaliticas?), no podra no influir
en el destino y el desarrollo de la doctrina e instituciones psicoanali­
ticas en los paises de habla hispanica. Este libro «XI» de una ense­
fianza que quien la conduce como sus interlocutores han convenido
bautizar «El seminario», aparece en lengua original nueve aiios des­
pués: la publicaci6n de la reconstrucci6n y redacci6n a cuidado de
J. A Miller es de 1973. Cuatro aiios entonces no hace casi mayor
diferencia si se tiene en cuenta la amplitud de los estudios lacanianos
en Francia con respecta al interés relativamente incipiente aimque
vigoroso, en seguro progreso, para el grupo de paises que son los
nuestros, 1 el habla y los escritos de este idioma que Sigmund Freud
un dia estudi6 para leer el Quijote.
Los comienzos de la encrucijada que harià notoria la figura y el
© Editions du Seuil, 1973 nombre de Jacques Lacan, datan de veinticinco aiios atras, cuando en
© De todos los derechos en · 1engua castellana:
BARRAL EDITORES, S. A., 1974 1. La vers10n espaiiola de los Écrits, parte al menos de sus textos, precede
en aiios a Jas traducciones alemana e italiana, mientras que no existe aun tra­
ducci6n inglesa..Disdpulos de Lacan como Maud y Octave Mannoni, Leclaire, etc.,
ISBN: 84-211-2017-4 son vertidos profusamente al espaiiol por editoras de Latinoamérica y Espafia.
Dep6sito legal: B. 36.859 - 1977 En 1974 se funda en Argentina la Escuela Freudiana de Buenos Aires, referida
a la École freudienne de Paris, que colabora con ésta y tiene miembros que
lmpreso en Espafia Printed in Spain pertenecen a arnbas instituciones.

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la inmediata postguerra la Société psychanalityque de Paris, creada en de la Comision de enseiianza en el momento en que reconoce a la
1926, retoma en 1948 la publicacion de la Revue française de Psycha­ A.F.P.; pero hay que aiiadir que la separacion entre Lagache y Lacan
nalyse y apresura el reordenamiento de sus cuadros internas. La crisis se venia sellando a raiz de motivas bien teoricos, plànteados por el
se constituye en torno a la creacion de un instituto de psicoanalisis, propio Lacan. Con-frontese el trabajo redactado en las Pascuas del 60
proyectado y alentado desde 1949 por Nacht, entonces presidente de y recogido en los Ecrits: Remarque sur le rapport de Daniel Lagache:
la S.P.P. «En novembre (1953), Nacht et ses amis présentent le pro­ «Psychanalyse et structure de la personnalité». 6
gramme des cours qu'ils ont préparé, ainsi qu'un projet de statuts leur En la critica al informe de Lagache se lee en efecto la rupturà
assurant tant à l'Institut qu'à la Commission de l'enseignement une con el intento -que Lagache represento entonces- de introducir la
majorité automatique. L'ambition affirmé est d'obtenir la reconnaissance fenomenologia para dar cuenta de la segunda topica freudiana, la teo­
officielle d'une diplôme de psychanalyste, réservé aux médecins»/ Set ria de las instancias del Superyo, el Yo y el Ello. Lagache ignora
suceden la serie de hechos que conducen a la mentada escision del -seiiala Lacan- que la segunda topica debe ser Ieida desde la pri­
53, cuando la ridiculez de propositos y actas 3 no cede en altura a los mera (el capitulo VII de la Traumdeutung), y esos restos mas que
personajes en juego, la princesa Marie Bonaparte, Serge Lebovici (quien evidentes de intencionalidad para dar cuenta de los objetos de la divi­
llegaria a presidente de la International psycho-analytical Association), sion psiquica, solo sirven para interpretar incorrectamente los feno­
la misma Anna Freud. Entre marzo y junio de 1953 se precipita el menos especulares y la escision que Freud describio en términos de
arrancamiento de un grupo de psicoanalistas y estudiantes encabezados narcisismo. El sujeto esta aliado a sus objetos porque lo esta antes
por Daniel Lagache y Jacques Lacan y nace la Société française de a su imagen especular, a una articulacion de miradas cuyo efecto de
Psychanalyse, la que solicita de inmediato reconocimiento y afiliacion espejismo toma improbable la existencia exigida por la intencionalidad
a la I.P.A. « Un an plus tard, la Commission présidée par Winnicott, husserliana. Los aparatos opticos de la fisica ingenua resultan mejores
qui a enquêté depuis l'automne 53, remet son rapport à l' «Exécutive modelos para pensar los conceptos de la metapsicologia freudiana, que
Central» de l'l.P.A., lequel conclut au rejet de la demande du «groupe las mas refinadas descripciones de los haces vivenciales. Por lo demas,
Lagache» -nouvelle publiée non sans précipitation pour la RFP qui Ios estudiosos de Lacan no solo encontraran en el trabajo sobre Lagache
n'omet jamais, dès qu'elle mentione la S.F.P., de préciser que la scission Jas razones que hacen imposible la utilizacion de una idea de estruc­
est due aux déviations techniques des démissionnaires, de l'un d'entre tura prefreudiana para dar cuenta de los meandros y los enversos del
eux en particulier.» 4 inconsciente psicoanalitico, sino aun el esbozo de objetivos, fines y
Diez aiios mas tarde Lacan volveria a aislarse, a su turno, para efectos del tratamiento psicoanalitico.
fundar la École freudienne de Paris, cuando la S.P.F. reconocida por No es un menor mérito que Jacques Lacan haya sabido · convertir
la I.P.S. se convierte en Association Psychanalytique de France, ello en proyecto teorico la anécdota que podria confundirse con mera
bajo un modo de organizacion y de vocacion institucional no muy ale­ politica de instituciones, verdad que adquiriria con los aiios una relevan­
jada de la institucion oficial, excepcion del hecho que «its hierarchy cia apasionante: Lacan pudo, y asimismo quiso, convertir en sostenido
is considerably softened by its size (with only twenty titulaire and trabajo de enseiianza -mas de veinte aiios de seminarios- su indaga­
Fourteen asociale members) and its vocation universitaire».5 Lagache ci6n de los fundamentos freudianos, convertirlos en motivo de una ta­
era profesor en la Sorbonne. La escision tiene que ver sin duda con la rea interminable, èuestionar y poner en vilo lo que detractores de en­
actitud del Comité ejecutivo central de la I.P.A. que excluye a Lacan tonces y siempre dan por hecho consumado: el lugar del psicoanalista.
Consejo para cualquier eventual lector de Lacan: si a Lacan le ocurre
2. En numero especial de Ornicar?, «La scission de 1953», Paris, 1976, p. 10.
3. Confr6ntese ese «c6mico» al que hace referencia Lacan al comienzo del
seminario. 6. En la traducci6n espai'iola, Escritos Il, Siglo XXI, México-Espafia, 1975,
4. Ornicar?, ibid., p. 13. El comité estaba formado ademâs por Greenacre, pp. 269-306.
la sefiora Hoffer y Lampe-de-Groot. 7. Cfr. por ejemplo: «Le fantasme dans la doctrine psychanalytique et la
5. Revista «The Human Context», Vol. VII, N.0 3, London, 1975, p. 562. question de la fin de l'analyse», en Scilicet, N.0 4, Paris, 1973, pp. 243-282.

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-para dar un ejemplo que podria sorprender- hablar del «deseo de ,dencia de �echas, se ve, que no se debe al azar, del mismo modo que
Freud», no se debe solamente a que piense que la noci6n de transfe:.. la referencia que el lector encontrara a esa «excomuni6n» en el semi:..
rencia debe ser replanteada de manera radical, sino porque ademas nario, remite a algo mas que a las circunstancias y dificultades con la
esta seguro de que el lugar del analista (imposible, como el del poH­ Internacional. Resulta claro, en cambio, hasta qué punto para Lacan
tico y el educador) no debe cesar de ser cuestionado. la pregunta por su praxis, la que engloba la transmisibilidad del ana­
lQué es el ombligo del suefio? En el capitulo VII de la Traum­ lisis, Y por lo mismo, que ni el endurecimiento o la burocratizaci6n
deutung Freud se refiri6 a un nucleo apelotonado (Kniiuel) que en el d� la instituci6n, ni la dispersion -cuando por suerte ocurre- no son
suefio resiste a la interpretaci6n. Interrogado por sus discipulos, Lacan aJenos a esta praxis ni carecen de alcance te6rico.
contest6 que el ombligo del suefio (der Nabel des Traums) no se, re­ Seria empresa vana, vanidosa, querer guiar al lector o inducir focos
fiere sino a lo que «no cesa de no inscribirse». 8 En el Proyecto Freul de interés o acentos en un seminario donde el orden y encabalgamiento
habl6 de «la Cosa» (das Ding). lQué es la Cosa? Un cierto espacio de los temas es hom6logo a las razones que hacen al fundamento. Pero
vacio de representaci6n, un principio de exterioridad que envuelve a para mi gusto, y para parodiar a Lacan, la «nasa» de este seminario
lo mas intimo; a saber, la madre en tanto funcion6 la prohibici6n del sobre los Cuatro conceptos -para el· pescador que no se contenta con
incesto.9 ·si es que entonces el analista habra · de moverse entre un un solo . pez- no. se situa lejos del despliegue de razones, pruebas,
nucleo de irreductibilidad y esta zona a la que se debera tratar con sugerencias, rodeos por donde Lacan desconecta 1a repetici6n de la
spinoziano respeto, no quiere decir que cedera un palmo a lo irracio­ ttansferencia. La idea aparentemente segura de que la transferencia es
nal, sino que, y puesto que se trata del inconsciente, debera permanecer el lugar por excelencia de la repetici6n, es perfectamente ociosa si no
atento a su propia relaci6n con el Saber. Si es que el psicoanalisis es se piensa primero el estatuto de la repetici6n en relaci6n a lo real como
una ciencia -quienes enfaticamente hablan de epistemologia psicoana­ nucleo, la cuesti6n de la representaci6n, el deseo (no como infinito)
lîtica deberian, de tiempo en tiempo al menos, tomarse el trabajo de y el limite, el alcance del inconsciente, la estructura en fin del signifi­
probar de qué hablan-, no es obvio para el psicoanalisis la conexi6n cante. i,Oué busca el nifio sino lo que ya ha encontrado cuando de­
de la teoria con su objeto, y esto por razones que van mas alla del manda que se le cuente siempre el mismo cuento sin variar las pala­
hecho de que aqui el objeto es el campo mismo de una praxis especi­ bras? lCual es la conexi6n entre esta vertiente ludica de la repetici6n
fica. Pero inversamente, y de la misma manera que toda ciencia pro­ Y el «Fort-Da» en el Jenseits des Lustprinzips? lCual la funci6n de
duce y contiene los instrumentos de su propia transmisibilidad, y que Ja . repetici6n en la neurosis traumatica? lSera simplemente que el
no podria afirmarse en el limite la autonomia de la comunidad de SUJ�to repite el accidente d.isplacentero para no tener que soportarlo
cientificos con respecto a los hechos del campo y la teoria, mucho pas1vamerite? Historias, nos viene a decir Lacan: ni la repetici6n es el
menos podria pensarse al psicoanalista aislado de las cuestiones que elemento m6rbido en la transferencia que debera ser superado hacia
plantea la comunidad de psicoanalistas. Los primeros seminarios de quién sabe qué adaptaci6n del sujeto a lo real, ni el efecto del triunfo
Lacan sobre textos freudianos datan de la misma época que los desa­ de la actividad sobre la estructura. La repetici6n, como el inconsciente
cuerdos sobre la formaci6n del analista conducen al resquebrajamiento tiene que ver con el orden de lo «no realizado» (en primer instancia:
de la instituci6n oficial: en 19 51 Lacan comienza un seminario sobre n� con la realidad ni con lo irreal). La repetici6n no es repetici6n, del
,el caso Dora, que lleva a cabo en su propia casa y reune a una veintena tnunfo sobre la decepci6n, sino decepci6n en acto: «veremos c6mo
de analistas en formaci6n; al afio siguiente, sobre el filo de la escisi6n
Lacan dictaba otro seminario sobre el Hombre de los Lobos. 1° Coinci- informes del Comité central, que redactados en iaglés se dieron a conocer solo
·en parte: «En opinion del Comité, lo dominante es el caso Lacan ( ...). Este
8. Cfr. «Réponse de Jacques Lacan a une question de Marcel Ritter», en J'.'.roblema concierne también a sus alumnos. Los tiene en gran m1mero ( ... ). Ac-
Lettres de /'École freudienne, N. 18, 1976, pp. 7-12.
0 tltud del grupo con respecto a Freud: lo estudian muy de cerca, especialmente
sus primeros trabajos ... Estudios obsesivos: trabajo de amanuense de la &lad
9. En el seminario de Lacan sobre la Etica (inédito).
10. Cfr. este aporte a lo c6mico de las circunstancias que acompaiiaron las Media, sin duda para demostrarse freudianos: .disputa de legitimidad» (en A. Hes­
,escisiones, En 1963 los miembros del Buré y Comisiones de la l.P.A. reciben narcl, De Freud a Lacan, Ed. Martinez Roca, Barcelona; 1976, p. 33).

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de la repetici6n, como repetici6n de la decepci6n, Freud coordina la
experiencia, en ianto decepcionante, con un real que en lo sucesivo
sera situado, en el campo de la ciencia, como lo que el sujeto estâ
condenado a no alcanzar [manquer], pero que ese no alcanzamiento
[manquement] mismo revela». 11 «Un pensamiento adecuado en tanto·
pensamiento, al nive[ en que nos encontramos, evita siempre -asî
fuese para volver a encontrarse después en todo- la misma cosa». 12· 1
A saber, que lo real vuelve al lugar en que el sujeto, en tanto piensa,.
no lo encuentra. LA EXCOMUNION
Pero entonces el psicoanalisis esta bien Jejos de cuaJquier idea­
lismo, y no solo porque Jo real seria irreductible a Ja significacion, sino·
;,En qué estoy autorizado?
porque el significante funda, al tiempo que rebasa, invierte, toma irri­ El elemento c6mico puro.
sorio todo significado. j,Qué significa la muerte de un hijo? « .. . nadie ;,Qué es una praxis?
puede decir qué es la muerte de un niiïo -sino el padre en tanto que Entre ciencia y religion.
padre- es decir ningun ser consciente». 13 Y en un estilo -siempre La histérica y el deseo de Freud.
para mi parecer- que obliga a recordar esos largos parlamentos que
pueden durar capitulos, textos de Hegel o de Marx donde los razona­
mientos se articulan con rigor y sin imagenes, pero a los que de pronto Sefioras, seîiores,
llega la formula cargada de inventiva y pesada de sentido, el parrafo En Ja serie de conferencias que me ha encargado la secc1on sexta
lacaniano en cuestion culmina con la idea de que, como el padre, no· de la P-cole pratique des Hautes füudes voy a hablarles de los funda­
es que Dios ha muerto o fuera asesinado, sino que es inconsciente. mentos del psicoanalisis.
Hoy tan solo querria indicarJes el sentido que pienso dar a ese
O. M. titulo y el modo como espero satisfacerJo.
Barcelona, Pascuas de 1977 Sin embargo, en primer lugar es preciso que me presente ante
ustedes -aunque la mayoria, pero no todos, agui me conocen- pues
las circunstancias hacen que me parezca apropiado introducir una pre­
zunta previa antès de tratar ese tema -;,en qué estoy en él autori­
zado?
Estoy autorizado a hablar agui de ese tema ante ustedes en virtud
del rumor publico de haber hecho durante diez aîios lo que se llamaba
un seminario, que se dirigia a psicoanalistas. Corno a]gunos saben, he
dimitido de esa funcion -a la que verdaderamente habia dedicado
mi vida- a causa de algunos acontecimientos ocurridos en el seno
de lo que se Hama una sociedad psicoanaHtica, y especialmente la que
precisamente me habia confiado esa funci6n.
Se podria afirmar que mi cua1ificaci6n no por eso es puesta en
duda, para cumplir en otro lugar esa misma funci6n. Sin embargo,
mantengo là pregunta provisionalmente en suspenso. Y si hoy estoy
11. En el presente volumen, p. 50. en condiciones de poder, digamos tan solo, dar curso a esa enseîianza
12. Ibid., p. 60 (en esta copia).
13. Ibid., p. 69 (en esta copia). que fue la mia, se me impone, antes de abrir lo que se presenta, pues,
como una nueva etapa, empezar con los agradecimientos que debo al
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sefior Fernand Braudel, presidente de la secc10n de los Hautes Études que boy esta agui presente, se acordara del artfculo en cuesti6n, puesto
que m� delega agui ante ustedes. El sefior Braudel, impedido, me ha que fue publicado en ese tomo de la enciclopedia que dirige. Me
comurncado su pesar por no podër estar presente en el momento que resultara mucho mas facil evocar, dada su presencia, el verdadero
_ _ , encamizamiento con el que se intent6 hacer retirar de <licha enciclo­
le nndo este homenaJe -as1 como lo que llamaré la nobleza con la
que ha querido remediar en esta ocasi6n la an6mala situaci6n en la que pedia el susodicho articulo, hasta el punto de que él mismo, cuyas sim­
me encontraba, para una ensefianza de la que, en suma, tan solo le patias hacia mi todo el mundo conoce, fue, en suma, impotente para
, detener esa operaci6n concebida por un comité director en el que· se
habta llegado el estilo y la reputaci6n- con el fin de que no quede
_ hallaban precisamente psicoanalistas.. Ese articulo sera recogido. en la
yo, pura Y s1mplemente, reducido al silencio. Nobleza es el térmiilo·
justo cuando se trata de acoger a aquel que esta en la posici6n en la edici6n que intento hacer .de un cierto numero de mis textos, y pienso
que yo estoy -la de un refugiado. que ustedes podran juzgar si habia perdido su actualidad. Yo creo que
L? ha solucionado tan pronto por habérselo suscitado la vigilancia ni mucho menos, ya que todas las cuestiones que allf planteo son las
. mismas que esgrimo ante ustedes, y que estan presentificadas por el
de m1 am1go Claude Lévi-Strauss, que me alegra baya tenido a bien
concederme hoy su presencia, él, que sabe cuanto estimo esa prueba hecho de que estoy aqui, en mi propia postura, para . introducir siem­
_, pre esta misma pregunta �;,qué es el psicoanalisis?
de la atenc10n que concede a un trabajo, al mio -a lo que en él se
elabora en correspondencia con el suyo. Sin duda, hay ahi mas de una ambigüedad, y esta pregunta siernpre
Afiadiré mi agradecimiento a todos aquellos que, en esta ocasi6n,. es -segun la palabra con que la des.igno en . ese articulo- una pre­
me han sefialado su simpatia, hasta llegar a la complacencia con la gunta murciélago. Examinarla a la luz del dfa, eso es lo . que me
que el seiior �obert Flacelière, director de la École normale superieur, proponia entonces, y a eso he de volver, desde un lugar que boy he
. de proponerles de nuevo.
ha temdo a bien poner a la disposici6n de la f:cole des Hautes Etudes:
esta sala, sin la cual no sé c6mo hubiese podido recibirles, por ser tan El lugar desde el que vuelvo a abordar ese problema es ·en efecto
numerosos, lo que les agradezco desde lo mas profundo de mi coraz6n.. un lugar que ha cambiado, que ya no esta completamente dentro, y
Todo esto concierne a la base, en el sentido local, hasta militar,. del que no sàbemos si esta fuera.
de esta palabra, la base de mi ensefianza. Paso ahora ·· a eso de lo que Esta evocaci6n no es agui anecd6tica. Y por ello pienso que no
se trata -los fundamentos del psicoanalisis. veran por mi parte ni recurso a la anécdota, ni polémica de ninguna
clase, si sefialo esto, que es un hecho -que mi ensefianza, designada
como tal, sufre, por parte de un organismo que se Hama el Comité
ejecutivo de una organizaci6n internacional que se Hama la International
Psychoanalytical Association, una censura que no es en absoluto ordi­
1 naria, puesto que se trata nada menos que de proscribir esa ensefianza,
que debè considerarse como nula, en todo lo que puede corresponder a
En cuanto a los fundamentos del psicoanalisis, mi seminario des­ la habilitaci6n de un psicoanalista, y hacer de esa proscripci6n la con­
de un principio, creo poder afirmarlo, estaba implicado en ello;_ Bra dici6n de la afiliaci6n internacional de la sociedad psicoanaHtica a la
uno de sus elernentos, puesto que contribuia a fundarlo in concreto que pertenezco.
-puesto que formaba parte de la propia praxis- puesto que era Y eso todavia no es suficiente. Esta formulado que esa afiliaci6n
interior a él- puesto que estaba dirigido hacia lo que es un elemento· no sera aceptada mas que si se dan garantias para que nunca mi ense­
de esas praxis, a saber, la formaci6n de psicoanalistas. fianza pueda, por. esa sociedad, volverse activa para la formaci6n de
Hace un cierto tiempo, ir6nicamente -ta! vez provisionalmente . los analistas..
pero también a falta de algo mejor, en · el apuro en el que me podi� Se da, pues, ahi algo propiamente comparable a lo que en otros
encontrar- pude definir un criterio de lo que es el psicoanalisis, a lugares se Hama la excomuni6n mayor. Aun ésta, en los lugares donde
saber, el tratamiento suministrado por un psicoanalista. Henry Ey,. se emplea este término, nunca es pronunciada sin posibilidad de retorno.

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Bajo esta forma solo existe en una comunidad religiosa designada Sin duda, ser negociado no es, para un sujeto humano, una situacion
con el término indicativo, simbolico, de la sinagoga, y precisamente rara, en contra de la verborrea que se refiere a la dignidad humana,
es de ello de lo que fue objeto Spinoza. El 27 de julio de 1656 -sin­ incluidos los Derechos Humanos. Todos, a cada instante y a toàvs los
gular bicentenario puesto que corresponde al de Freud- Spinoza fue niveles, somos negociables, puesto que lo que nos entrega toda aprehen­
objeto, en primer lugar, del kherem, excomunion que responde clara­ sion un poco seria de la estructura social es el intercambio. El intercam­
mente a la excomunion mayor, luego paso algun tiempo para que fuese bio en cuestion es el intercambio de individuos, es decir, de soportes
objeto del chàmmata, que consiste en afiadirle a aquél la condicion sociales, que por otra parte son lo que se Hama sujetos, con los derechos
de la imposibilidad de un retorno. sagrados, segun se dice, a la autonomia que éstos comportan. Todos sa­
No crean, tampoco ahi, que se trata de un juego metaforico que resul­ bemos que la politica consiste en negociar, y esta vez, al por mayor,
taria pueril esgrimir con respecto al campo, jjesus!, tan largo colno por paquetes, los mismos sujetos, llamados ciudadanos, por centenares
serio, que debemos cubrir. Creo -y ustedes podran comprobarlo­ de millar. La situacion, por consiguiente, a este respecta, no tenia nada
que ese hecho, no solo por los ecos que evoca, sino por la estruc­ de excepcional, excepta que el ser negociado por aquellos que acabo de
tura que implica, introduce algo que se situa en el principio de nuestra llamar colegas, hasta alumnos, toma a veces, visto desde fuera, otro
interrogacion sobre la praxis psicoanalftica. nombre.
No estoy diciendo -aunque ello no sea imposible- que la comu­ Sin embargo, si la verdad del sujeto, incluso cuando aparece como
nidad psicoanalitica es una lglesia. Sin embargo, indiscutiblemente, la amo, no esta en él, sino, como lo demuestra el analisis, en un objeto, de
cuestion surge al intentar conocer lo que en ella puede hacer eco a una naturaleza velada -hacer surgir ese objeto es, en· propiedad, el elemen­
practica religiosa. Ademas, ni siquiera habria acentuado ese hecho, sin to de lo comico puro.
embargo en si mismo de relieve por llevar consigo no se qué resabio de Esa es una ·dimension que creo oportuno seiialar, y desde alli donde
escandalo, si, como en todo lo que avanzaré hoy, ustedes no pudiesen puede mostrarla, porque, después de todo, quiza en semejante ocasion
estar seguros de encontrar, a continuacion, su utilizacion. seria objeto de un comedimiento indebido, de una especie de falso pu­
Con ello no digo que en tales conyunturas yo sea un sujeto indiferen­ dor, si alguien la mostrase desde fuera. Desde dentro, puedo decirles que
te. No crean tampoco que para mi -no mas supongo que para el in­ esa dimension es totalmente legitima, que puede ser vivida desde el
tercesor cuya referencia, incluso el precedente, no he vacilado al instante punto de vista analitico, e incluso, a partir del momento que es percibida,
en evocar- ése es motivo de comedia, en el sentido de motivo de risa. de una manera que la rebasa -a saber, bajo el angulo del humor, que
No obstante, querria decirles de paso que no se me ha escapado algo de aqui no es mas que el reconocimiento de lo comico.
vasta dimension comica en ese subterfugio. Esta no pertenece al registro Esta' observacion no cae fuera del campo de lo que aporto en lo
de lo que ocurre al nivel de la formulacion que he llamado excomunion. que se refiere a los fundamentos del psicoanalisis, pues fundamento tiene
Depende mas bien de la posicion, la mia durante dos aî'ios, de saber mas de un sentido, y no tengo necesidad de evocar la kabbala para
que yo era -y muy exactamente por aquellos que estaban a mi lado en recordar que en ella designa uno de los modos de la manifestacion divina,
la posicion de colegas, hasta de alumnos- que yo era lo que se Hama que, en este registro, se identifica con el pudendum. Resultaria extraor­
negociado. dinario, sin embargo, que en un discurso analitico fuese en el pudendum
Pues se trataba de algo que consistia en saber en gué medida las donde nos detuviésemos. Los fundamentos, sin duda, tomarian aqui la
concesiones hechas respecta al valor habilitante de mi ensefianza podian forma de interioridades intimas, 1 si esas interioridades no estuviesen ya
ser sopesadas con lo que se trataba de obtener por otra parte, la habili­ algo al aire.
tacion internacional de la sociedad. No quiero dejar pasar la ocasion para Algunos, desde fuera, pueden asombrarse que en esa negociacion, y de
sefialar -volveremos a encontrarnos con ello- que se da ahi, propia­ una manera muy insistente, hayan participado algunos de mis analizados,
mente hablando, algo que puede ser vivido, cuando se esta en ello, .en la hasta analizados todavia en curso. Y preguntarse -i,COmo es posible
dimension de lo comico.
Eso, creo, solo puede captarlo plenamente un psicoanalista. I. Dessous, propiamente «ropa interior». (N. del T.)

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2
algo asi, a no. ser que haya, al nivel de las relaciones de sus analizados cia, es para preguntarme si el psicoan<ilisis es una ciencia, y para exami­
con usted; alguna disonante que pone en cuestion el valor mismo del nar la cuestion con ustedes.
anal_isis? Pues bien,_ es justamente a partir de lo que agui puede ser La otra referencia, la religiosa, ya la be evocado hace poco, preci­
moti".o de escandalo, que podremos cefiir de una manera mas precisa sando claramente que hablo de religion en el sentido actual del término
lo qpe se llama el psicoan<ilisis did<ictico- esa praxis, o esa etapa de la -no de una religion desecada, metodologizada, rechazada a la lontananza
praxis, dejada, por todo lo que se publica, completamente en la sombra de un pensamiento primitivo, sino de la religion tal como la vemos ejer�
--y aportar alguna luz en lo que se refiere a sus objetivos, sus limites, cerse, todavia viva, bien viva. El psicoanalisis, tanto si es digno como no
sus efectos. de inscribirse en uno de esos dos registros, incluso puede aclararnos
Ya no es cuestion de pudendum. Es cuestion de saber lo que, del sobre lo que hemos de entender por una ciencia, hasta por una religion.
psicoanalisis, podemos, debemos esperar, y lo que debe ratificarse en•él Querria evitar ahora un malentendido. Se me dira -de todos modos,
como freno, hasta como fracaso. el psicoanalisis es una investigacion. Pues bien, permitanme enunciar, e
Por eso he creido conveniente no deber escatimar nada, sino plantear incluso con respecto a los poderes publicos para los que este término de
agui un hecho, como un objeto, del que espero que ustedes veran mas investigacion, desde hace algun tiempo, parece servir de schibbolet 2 de
claramente a la vez los contornos y el manejo posible, plantearlo en la bastantes cosas, que desconffo del término investigacion. Por mi parte,
entrada mismo de lo que tengo abora que decir en el momento en que, nunca me he considerado investigador. Corno dijo un dia Picasso, para
ante ustedes, pregunto -L,qué son los fundamentos, en el sentido amplio gran escandalo de la gente que le rodeaba- Yo no busco, encuentro. 3
del término, del psicoan<ilisis? Lo cual quiere decir- j,qué es lo que lo Por otra parte, en el campo de la investigacion llamada cientîfica,
funda coma praxis? existen dos dominios, que se pueden reconocer perfectamente, aquél don­
de se busca y aquél donde· se encuentra.
Cosa curiosa, esto corresponde a una frontera bastante bien definida
en cuanto a lo que puede calificarse de ciencia. Ademas, sin duda existe
alguna afinidad entre la investigacion que bùsca y el registro religioso.
2 Corrientemente se dice en él -No me buscarfas si no me hubieses ya
encontrado. El ya encontrado siempre va detras, pero afectado por algo
i,Oué es una praxis? Me parece dudoso que este término pueda ser perteneciente al orden del olvido. j,No se abre entonces, asi, una investi­
considerado como irnpropio en lo que se refiere al psicoanalisis. Es el gacion complaciente e indefinida?
térrnino mas amplio para designar una accion concertada por el hombre, Si la investigacion, en esta ocasion, nos interesa, es por lo que se
cualquiera que sea, que le pone en condiciones de tratar lo real por lo establece, en esta discusion, al nivel de lo que en nuestros dias se llaman
simbolico. Que encuentre ahi'. mas o menos algo de irnaginario no tiene ciencias humanas. En efecto, tras los pasos de quienquiera que encuen­
agui mas que un valor secundario. tre, se ve surgir lo que llamaré la reivindicaci6n hermenéutica, que es
Esta definicion de la praxis se extiende, pues, hasta muy lejos. No precisamente la que busca -la que busca la significaci6n siempre nueva
vamos, como Diogenes, a ponernos a buscar un hombre, sino nuestro
psicoanalisis, en los diferentes campos, muy diversificados, de la praxis.
Tomaremos mas bien con nosotros nuestro psicoanalisis y éste, en se­ 2. Sobre esta palabra de origen hebreo utilizada en la lengua francesa, el
guida, nos dirigira hacia puntos bastantes localizados, denominables, de diccionario Robert nos dice: «Palabra hebrea "espiga", del relato biblico segun .el
la praxis. cual las gentes de Galaad reconocian a los de Efrain en fuga en tanto que pro­
Sin introd�cir siquiera mediante alguna transicion los dos términos nunciaban schibobolet. De raro uso. Prueba dec_isiva _que permite juzgar sobre la
capacidad de una persona.» (N. del T.)
entre los. que me propongo mantener la cuestion -y no del todo de 3. Dado que hemos de traducir recherche, chercher y chercheur mediante
una manera ironica-, enuncio, en primer lugar, que si estoy agui, ante términos de dife'rente raiz, «investigaci6n», «buscar,; e «i·nvestigador», el lector
un auditorio tan amplio, en semejante medio, y con semejante concurren- puede comprobar que en casteHano se pierde un cierto juego estilfstico. (N. del T.)

18 19
Si nos atenemos a la noci6n de experiencia, entendida coma el cam­
Y jamâs agotada, pero amenazada de ser cortada en cierne par el que
po de una praxis, vemos claramente que no basta para definir una cien­
encuentra.
cia. En efecto, esta definici6n se aplicaria muy, muy bien, par ejemplo,
Ahora bien, nosotros, analistas, estamos interesados en esa herme­
a la experiencia mfatica. Es incluso par esa puerta que se le da una
néutica, p�rque la via de desarrollo de la significaci6n que se propane la
, consideraci6n cientifica, y que llegamos casi a pensar que podemos te­
hermeneut1ca se confunde, en muchas mentes, con lo que el anâlisis Hama
ner, de esa experiencia, una aprehensiôn cientffica. Se da ahi una especie
interpretaci6n. Resulta que, aunque esta interpretaci6n no se debe con­
de ambigüedad -someter una experiencia a un examen cientifico siem-,
cebir en el mismo sentido que la susodicha hermenéutica, la hermenéuti­
pre se presta a dejar entender que la experiencia tiene en si misma una
ca se favorece de eUa bastante fâcilmente. Par ese lado, vemos, alt me­
subsistencia cientffica. Ahora bien, es evidente que no podemos hacer
�o�, un corredor de comunicaci6n entre el psicoanalisis y el registra re­ entrar en la ciencia a la experiencia mfstica.
hg10so. Volveremos a encontrarnos con él a su debido tiempo.
Par consiguiente, para autorizar al psicoanalisis a llamarse ciencia Una observaciôn todavia. Esta definiciôn de la ciencia a partir del
exigiremos algo mas. campo que determina una praxis, 1,la aplicaremos a la alquimia para auto­
Lo que especifica a una ciencia radica en tener un objeto. Se puede rizarla a ser una ciencia? Recientemente relefa un pequefio volumen
. que ni siquiera ha sida recogido en Jas Obras completas de Diderot,
afrrmar que una ciencia se especifica par un objeto definido, al menas
par un cierto nivel de operaci6n, reproducible, que se Hama experiencia'. pero que con segur_idad parece ser de él. Si la quimica nace en Lavoisier,
Pero d�bemos ser. muy prudentes, ya que este objeto cambia, y de un Diderot no habla de quimica, sino, de un cabo a otro de ese opuscùlo,
mo?o smgular, en el curso de la evoluci6n de una ciencia. No podemos de la alquimia, con toda la agudeza de ingenio que ustedes saben propia
de él. 1,Qué nos obliga a decir de inmediato que, a pesar del caracter bri-,
decu en absoluto que el objeto de la fisica moderna es el mismo ahora
que en el momento de su nacimiento, el cual, lo digo en seguida, daia Hante de las historias que en el curso de los afios nos brinda, la alquimia,
ciel siglo xvn. Y el objeto de la qufmica moderna 1,es el mismo que en después de todo, no es una ciencia? Alga a mis ojos es decisivo, que Ja
el momento de su nacimiento, que data en Lavoisier? pureza del alma del operador era coma tal, y de manera denominada,
Tal vez estas observaciones nos obliguen a un retroceso al menas un elemento esencial en el asunto.
tâctico, y a vol�er a partir de la praxis, para pregunfarnos, sabiendo que Esta observaciôn no es accesoria, ustedes lo notan, puesto que tal
. _ vez se va a plantear algo analogo en Jo que se refiere a la presencia del
la praxis dehm1ta un campo, si es al nive! de ese campo que se balla
especificado el cientîfico de la ciencia moderna, que no es en modo al­ analista en. la Gran Obra analitica, y se va a sostener que tal vez es eso
guno un hombre que la sabe larga en todo. lo que busca nuestro psicoanalisis didactico, y que tal vez yo mismo
No sostengo la exigencia de Duhem de que toda ciencia se refiere a tengo el aspecta de decir Jo mismo en mi ensefianza de estas ultimos
un sistema unitario, Hamada sistema del Munda -referencia, en suma tiempos, cuando apunto todo derecho, todas las velas desplegadas, y de
forma reconocida, hacia ese punto central que someto a discusiôn a saber
siempre mas o menas idealista, puesto que es referencia a la necesidad
de identificaciôn. lncluso diré que podemos prescindir del complemento -1,cual es el deseo del analista?
trascendente implicito en la posici6n del positivista, el cual siempre se
refiere a una unidad ultima de todos Ios campos.
Haremos abstracci6n de ello con tanta mas raz6n que después de
todo eso es discutible, e incluso puede ser considerado coma falso. No 3
es en modo alguno necesario que el arbol de la ciencia no tenga mas
que un solo tronco. No pienso que tenga muchas. Quizas tiene, segun 1,Qué tiene que ocurrir con el deseo del analista para que opere de
el modela del primer capitula del Génesis, dos diferentes -no· es que una manera correcta? i,Puede dejarse esta pregunta fuera de los limites
conceda en absoluto una importancia excepcional a ese mita mas o me­ de nuestro campo, coma pasa en efecto en Jas ciencias -las ciencias
nas marcado de oscurantismo, . pero 1,por gué habriamos de esperar del modemas del tipo mas firme- en Jas que nadie se pregunta sobre lo que
psicoanalisis que nos esclarezca en ese asunto? ocurre, par ejemplo, con el deseo del fisico?

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20
Se necesitaron realmente algunas crisis para que Oppenheimer nos que se Hama la Jiteratura psicoanalitica, no impide que ésta perrrianezca
pregunte a todos sobre lo que ocurre con el deseo situado en el fondo de muy atras con respecto a ellos, la mayoria de los cuales estan en ella
la fisica moderna; Nadie, por otra parte, ha prestado atencion. Se cree falseados, adulterados, quebrados, los demasiado dificiles son pura y
que es un incidente politico. Ese deseo, les algo que pertenece al mismo simplemente guardados en el bolsillo -por ejemplo, todo lo que se ha
orden que lo que se exige al adepto de la alquimia? elaborado en torno a la fustracion, es con respecto a los conceptos freu­
, El deseo del analista, en cualquier caso, no puede ser dejado en dianos, de Ios que se deriva, netamente retrogado y preconceptual.
modo alguno fuera de nuestra cuestion, por la razon de que el problema lgualmente� nadie se preocupa ya, salvo raras excepciones relaciona­
de l � formacion del analista lo plantea. Y el analisis didactico no puede das conmigo, de la estructura tercera del complejo de Edipo, ni del com­
se�vir para otra cosa que para conducirlo a ese punto que designo en plejo de castracion.
,
m1 algebra como el deseo del analista. No basta en modo alguno, para asegurar un estatuto teorico al psicoa­
Ahi también preciso por el momento dejar la pregunta abierta. Siem­ nalisis, que un escritor del tipo Fenichel reduzca todo el rnaterial acumu­
pre que ustedes sientan que les conduzco, por aproximacion a una pre­ lado de la experiencia al nivel de la banalidad mediante una enumera­
gunta como ésta: j,la agricultura es una ciencia? Se respondera sf se cion de tipo gran colector. Desde luego, si una cierta cantidad de hechos
respo�dera no. Este ejemplo es ci_tado tan solo para sugerirles que �ste­ han sido reunidos, no resulta vano el verlos agrupados en algunos capf-,
_
des, sm embargo, diferencian entre la agricultura definida por un objeto tulos -se puede tener la impresion de que, en todo un campo, todo
.
Y la agnc�ltura definida, es el momento de decirlo, por un campo -en­ esta explicado de antemano. Sin embargo, el analisis no radica en encon­
tre la agncultura y la agronomia. Ello me permite hacer surgir una di­ trar en un caso el rasgo diferencial de la teoria y creer con el explicar
_, _
mens10n fITme -estamos en el p.a. pa, pero en fin, es preciso estar en por gué vuestra hija esta muda- pues de lo que se trata es de hacerla
él- la del paner en formulas. hablar, y este efecto procede de un tipo de intervencion que no tiene
i,Basta esto para definir las condiciones de una .ciencia? Yo no lo nada que ver con la referencia al rasgo diferencial.
creo en absoluto. Una falsa ciencia, al igual que una verdadera, puede El analisis consiste precisamente en hacerla hablar, de suerte que
ser puesta en_ formula. La pregunta, por consiguiçpte, no es simple, podrîamos decir que éste se resume, en ultima instancia, en la suspen­
de�de el momento que el psicoanalisis, como, supuesta ciencia, aparece sion del mutismo, y eso es lo que se ha llamado en una época con el
baJo rasgos que podemos llamar problematicos. nombre de analisis de las resistencias.
' lA gué at�îien)l,l, rformulas en el psicoanalisis? i,Qué motiva y mo­ El si'.ntoma es en primer lugar el mutismo en el sujeto que se supone
dula. este deshzam1ento del objeto? j,Existen conceptos analiticos for­ hablante. Si habla, esta cùrado de su rnutisrno, evidentemente. Mas esto
rriados' de una vez por todas? El mantenimiento casi religioso de los no nos dice del todo por gué ha empezado a hablar. Esto nos designa
tétminos enunciados pcir Freud para estructurar la experiencia analitica tan solo un rasgo diferencial que, en el caso de la muchacha muda, es,
la qùé corresponde? j,Se trata de un hecho muy sorprendente en la his­ como debîamos esperar, el de la histérica.
�oria de _las ciencias -siendo Freud el primero, y el unico, que habria Ahora bien, el rasgo diferencial de la histérica es precisamente éste
mtroduc1do, en esta supuesta ciencia, conceptos fondamentales? Sin ese -es en el movimiento mismo de su habla que la histérica constituye su
tro �c�, ese mastil, ese pilote, j,donde amarrar nuestra practica? i,Podemos deseo. De tal modo que no debe sorprendernos que sea por esa puerta
dec1r mcluso que de Io que se trata, propiamente hablando, seau concep­ que Freud baya entrado en lo que era, en realidad, las relaciones del de­
tos en evolucion, en movimiento, por revisar? seo con el lenguaje, y haya descubierto los rnecanismos del inconsciente.

s �' ha hecho
.
u�.
, Creo que ésa es un ,a cuestion _ en la que podemos sostener que ya
adelanto,__en ·una via que no puede ser mas que de tra­
foJo, de conqu1sta, que apunta hacia la resolucion de la pregunta de
Que esta relacion del deseo con el lenguaje corno tal no se le haya
escapado, es un rasgo de su talento, pero con ello no decirnos que baya
sido plenamente elucidada -incluso, y menos que nada, por la nocion
si el psicoarüilisis es 'una 'ciencià. En verdad, el mantenimiento de los· masiva de transferencia.
co'iiceptos de Freud én el céntro de toda discusion teotica en esta cadena Que para curar a la histérica de todos sus sintomas la mejor manera
fatigosa, fastidiosa, cargante �que nadie lee ex'cepto los psicoanalistas- radique en satisfacer su deseo de histérica -que para ella consiste en
22 23
colocar ante nuestra mirada su deseo como deseo insatisfecho- deja La referencia al deseo de Freud no es una referencia psicol6gica. La
enteramente fuera del campo la cuesti6n especifica de ese por qué ella referencia al deseo de la histérica no es una referencia psicol6gica.
no puede mantener ese deseo mas que como deseo insatisfecho. Por He planteado la siguiente cuesti6n: el funcionamiento del Pensamien­
eso la histeria nos coloca, diria yo, tras las huellas de un cierto pecado to salvaje, situado par Lévi-Strauss en la base de la sociedad, es un
original del analisis. Es preciso claramente que haya uno. Lo verdadero inconsciente, pero i,basta éste para hospedar al inconsciente coma tal?
no es quizas mas que una sola casa, es el deseo del propio Freud, a Y si es asi, i,aloja al inconsciente freudiano?
saber, el hecho de que algo, en Freud, nunca ha sida analizado. Fueron las histéricas quienes ensefi.aron a Freud el camino del in­
Yo me encontraba exactamente ahi en el momento en que, par una consciente propiamentc freudiano. Es ahi donde be hecho funcionar el
singular coincidencia, fui colocado en una situaci6n en la que tenia que deseo de la histérica, indicando ademas que Freud no se quedo ahL
dimitir de mi seminario. r En cuanto al deseo de Freud, lo be colocado a un nivel mas elevado.
Lo que tenia que decir sobre Ios Nombres-del-Padre no apuntaba a He dicho que el campo freudiano de la practica analitica permanecia de­
otra casa, en efecto, que a cuestionar el origen, a saber, par qué privile­ pendiente de un cierto deseo original, que siempre desempefi.a un papel
gio el deseo de Freud pudo encontrar, en el campo de la experiencia ambiguo, pero prevalente, en la transmisi6n del psicoanalisis. El problema
que él designa como el inconsciente, la puerta de entrada. de este deseo no es psicol6gico, coma no lo es el problema, no resuelto,.
Remontar hasta este origen es del todo esencial si queremos colocar al del deseo de S6crates. Toda una temâtica que atafi.e al estatuto del su­
analisis sobre sus pies. jeto aparece cuando S6crates formula no saber nada, excepta lo que
Sea lo que fuere, semejante modo de interrogar el campo de la ex­ concierne al deseo. S6crates no coloca al deseo en la posici6n de subje­
periencia vendra guiado, en nuestro pr6ximo encuentro, par la siguiente tividad original, sino en la posici6n de objeto. jPues bien!, es también
referencia -i,qué estatuto conceptual debemos dar a cuatro de los del deseo coma objeto de lo que se trata en Freud.
términos introducidos par Freud coma conceptos fundamentales, es
decir, el inconsciente, la repetici6n, la transferencia y la pulsion? 15 de enero de 1964.
Considerar el modo c6mo, en mi ensefianza pasada, situé estas con­
ceptos en relaci6n con una funci6n mas general que los engloba, y que
permite mostr�r su valor operatorio en esc campo, a saber, la funci6n
del significante coma tal, subyacente, implicito -eso es Io que nos
permitira dar, _en nuestro pr6ximo encuentro, el paso siguiente.

Este afio me he prometido interrumpir mi charla a las dos menas


veinte, para que a continuaci6n todos aquellos que puedan quedar agui,
y no tengan que ir a buscar en seguida, en otro lugar, el empalme con
otra ocupaci6n, tengan la oportunidad de hacerme las preguntas que ese
dia les baya sugerido los términos de mi exposici6n.

RESPUESTAS

M. Tort: - Cuando usted relaciona el psicoanalisis con el deseo de


Freud y con el deseo de la histérica, .1no se le podria acusar de psicolo­
gismo?

24
25
EL INCONSCIENTE Y LA REPETICION
II

EL INCONSCIENTE FREUDIANO Y EL NUESTRO

Pensamiento salvaje.
No hay mas causa que de lo que cojea.
Hiancia, tropiezo, hallazgo, pérdida.
La discontinuidad.
Signorelli.

Para empezar puntualmente, voy a iniciar mi charla de hoy con la


lectura de un poema que, en verdad, no tiene ninguna relaci6n con lo
que les diré; pero tiene una con lo que dije el aîio pasado, en mi semina­
rio, del objeto misterioso, el objeto mas oculto -el de la pulsion esc6-
pica.
Se trata de este corto poema que, en la pagina 73 del Fou d'Elsa,
Aragon titula Contre-chant.

Vainement ton image arrive à ma rencontre


Et ne m'entre où je suis qui seulement la montre
Toi te tournant vers moi tu ne saurais trouver
Au mur de mon regard que ton ombre rêvée

Je suis ce malheureux comparable aux miroirs


Qui peuvent réfléchir mais ne peuvent pas voir
Comme eux mon oeil est vide et comme eux habité
De l'absence de toi qui fait sa cécité 1

1. Contracanto: «En vano tu imagen llega a mi encuentro / Y no penetra


donde estoy quien solo la muestra / Tu orientandote hacia mi no acertarias a
encontrar / En el muro de mi mirada mas que tu sombra soîiada / Soy ese
desventurado comparable a los espejos / Que pueden reflejar pero no pueden
ver / Corno ellos mi ojo esta vacio y como ellos habitado / Por tu auseilë:ia
que la vuelve cegato». (N. del T.)

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Dedico este poema a la nostalgia que algunos pueden tener de ese podré mas a mis anchas designar con su nombre, algo que no denomi­
seminario interrumpido, de lo que en él desarrollaba sobre la angustia naré de otro modo que como el rechazo del concepto. Por ello, como
y sobre la funcion del objeto a minuscula. anuncié al final de mi primer curso, hoy intentaré introducirles en los.
Esos, creo, saborearan -pido excusas por ser tan alusivo- saborea­ conceptos freudianos mayores -que he aislado bajo numero de cuatro
ran el hecho de que Aragon -en esta obra admirable en la que estoy y que cumplen propiamente esa funcion.
orgulloso de hallar el eco de los gustos de nuestra generacion, la cual Estas pocas palabras en la pizarra bajo el titulo de conceptos freu­
me obliga a remitirme a mis camaradas de mi misma edad, para poder dianos, son los dos primeros -el inconsciente y la repeticion-. La
todavia entenderme sobre este poema- de que Aragon contipue su transferencia -la abordaré, espero, el proximo dia- nos introducira
poema con esta linea enigmatica: Ainsi dit une fois An-Nadjî, contme directamente en los algoritmos que he creido tener que adelantar en
on l'avait invité pour une circoncision. 2 la practica, especialmente con el fin de poner en marcha la técnica ana­
Punto en el que los que oyeron mi seminario del afio pasado Iîtica como tal. En cuanto a la pulsion, es de un acceso todavia tan
volveran a encontrar la correspondencia de las diversas formas del dificil -en realidad, tan inabordado- que no creo que este afio
objeto a con la funcion central y simb6lica del menos-fi [(-q>)] -agui podamos llegar a ella a no ser tan solo después de que hayamos.
evocado por la referencia singular, y ciertamente no azarosa, que Aragon hablado de la transferencia.
confiere a la connotacion historica, si puede decirse, de la emision Por tanto, solamente veremos la esencia del analisis -especialmen-­
por su personaje, el poeta loco, de este contracanto. te lo que tiene en si de profundamente problematico-, y al mismo,
tiempo director, la funcion del analisis didactico. Tan solo después de.·
haber pasado por esa exposici6n quizas podremos, a finales de afio,
-sin minimizar nosotros mismos el lado inestable, hasta escabroso,.
1 de la aproximaci6n a este concepto- abordar la pulsion. En con­
traste con los que se aventuran en ella en nombre de referencias in­
Hay agui algunos, lo sé, que se introducen en mi ensefianza. Se completas y fragiles.
introducen en ella mediante escritos que ya estan apticuados. Querria Las dos pequefias flechas que ven indicadas en la pizarra después;
que sepan que una de las coordenadas indispensables para apreciar el de El inconsciente y de La repetici6n apuntan hacia el interrogante,
sentido de esta primera ensefianza debe encontrarse en lo siguiente, que sigue. Este indica que nuestra concepcion del concepto implica que
en que no pueden, desde donde estan, imaginar a qué grado de des­ éste siempre se establece como una aproximaci6n que no deja de estar­
precio, o simplemente de desconocimiento por su instrumento pueden relacionada con lo que nos impone, como forma, el calculo infinitesimal.
llegar los facultativos. Que sepan que, durante algunos anos, ha sido Si el concepto se modela en efecto en una aproximaci6n a la realidad.
necesario todo mi esfuerzo para revalorizar ante éstos este instrumenta, que esta hecho para captar, no es mas que por un salto, un paso aI
la palabra -para devolverle su dignidad, y hacer que no sean siempre limite, que se acaba al realizarse. Por eso, nos vemos requeridos a:
para ellos estas palabras de antemano desvalorizadas, que les obligaban decir en qué puede acabarse -diré, bajo la forma de cantidad finita­
a fijar su mirada en otro lugar, para encontrar su solvencia. la elaboracion conceptual que se Hama el inconsciente. E igualmente
De ese modo he podido pasar, al menos durante un tiempo, corno para la repetici6n.
frecuentado por no sé qué filosoffa del lenguaje, hasta heideggeriana, En lo que se refiere a los otros dos términos inscritos en la pizarra,_
cuando no se trataba mas que de una referencia propedéutica. Y no El sujeto y Lo real, es con respecto a ellos que nos veremos condu­
porque hablo en estos lugares hablaré mas como filosofo. cidos a dar forma a la pregunta planteada la ultima vez -i,el psicoana­
Lo que se trata es de combatir algo distinto, que agui efectivamente lisis, bajo sus aspectos paradojicos, singulares, de aporia, puede consi­
derarse, entre nosotros, como constituyente de una ciencia, una esperanza_
2. «Asi dijo una vez An-Nadjî, como quicra que se Je hubiese invitado a una de ciencia?
circuncisi6n.» (N. del T.) Torno, en primer lugar, el concepto del inconsciente.

30 31
neîdad, por completo solo, de una manera pre-subjetiva, es esta estruc­
tura la que confiere su estatuto al inconsciente. Es ella, en cualquier
caso, la que nos asegura que bajo el término de inconsciente hay algo
2 cualificable, accesible y objetivable. Pero cuando incito a los psico­
analistas a no ignorar en absoluto ese terreno, que les proporciona un
La mayoria de esta asamblea posee algunas nociones de lo que s6Iido apoyo para su elaboraci6n, l,quiere decir eso que pienso · retener
,enuncié, es decir, el inconsciente esta éstructurado coma un lenguaje, los conceptos introducidos hist6ricamente por · Freud bajo el término
;que remite a un campo que en la actualidad no es mucho mas acce­ de inconsciente? Pues bien iDO!, no lo pienso: El inconsciente, concepto
:sible que en los tiempos de Freud. Lo ilustraré con algo· qqe esta freudiano, es otra cosa, que hoy querria intentar hacerles comprender.
materializado en un piano con seguridad cientifica, con ese campo que No basta, en verdad, con decir que el inconsciente es un concepto
,explora, estructura, elabora, Claude Lévi-Strauss, y que ha hilvanado dinamico, puesto que de ese modo se sustituye por un orden de mis­
,con el titulo de Pensamiento salvaje. terio mas corriente un misterio particular -la fuerza sirve en general
Antes de toda experiencia, antes de toda deducci6n individual, para designar un lugar de opacidad. Hoy me referiré a la funci6n de
focluso antes de que se inscriban en él las experiencias colectivas que la causa.
·solo pueden referirse a las necesidades sociales, algo organiza ese Sé claramente que entro ahf en un terreno que, desde el punto
campo, inscribe en él las Hneas de fuerza iniciales. Esa es la funci6n de vista de la critica filos6fica, no deja de evocar un mundo de refe­
,que Claude Lévi-Strauss nos muestra como la verdad· de la funci6n rencias, las bastantes para hacerme vacilar entre ellas ..Lsonios libres
totémica, y cuya apariencia ha reducido -la funci6n clasificatoria de escoger. Una parte al menos de mi auditorio quedàra en ascuas
· primaria. si indico simplemente que, en el Ensayo sobre las magnitudes negativas
Desde antes de que se establezcan relaciones propiamente huma­ de Kant podemos comprender de qué 'modo es acosada la hiancia que
nas, ya estan determinadas ciertas Telaciones. Estas estan presas en la funci6n de la causa ofrece, desde siempre, a toda comprensi6ri. con­
todo lo que la naturaleza puede ofrecer como soportes, soportes que ceptual. En ese ensayo se dice aproximadamente qùe es un coricèpto, a
·se disponen en temas de oposici6n. La naturaleza proporciona, por fin de cuentas, inanalizable, ini.posible de comprender por la raz6n, 'si
,decirlo con su palabra, significantes, y estos sigriificantes organizan es cierto que la regla de la -raz6n, la Vernunftsregel, siempre consiste
. de un modo inaugural las relaciones humanas, proporcionan sus estruc­ en cierta Vergleichung, o equivalente; y que en la funci6ri · de la caùsa
. turas, y las modelan. permanece -esencia1m_ente �a_ cierta hiancia, térinino ëmpleado eh los
Lo importante, para nosotros, consiste en que vemos agui el nivel Proleg6menos del mismo autor. ·
. . ·
. donde -antes de toda formaci6n del sujeto, de un sujeto que piensa, No voy a hacer notai: que desde sieinpre el probleina de fa ·caü�a
,que se situa- eso cuenta, es contado, y en esa cuenta, el que cuenta es el lugar de apuro _de los fil6sofos, y que no es tan simple èortm
_ya esta en ella. Solo después el sujeto tiene que reconocerse alH, reco­ algunos pûeden creei: al ver equilibrarse en Arist6tèles las cuatio ·causas,
�nocerse como contante. Recordemos el ingenuo tropiezo en el que el pues no estoy agui en plan de fil6sofo y no pretendo librarme de tan
medidor del nivel mental se regocija al sorprender al niiio que enuncia pesada carga con esas pocas rèferencias suficientes para evidenciar
--tengo tres hermanos, Pablo, Ernesto y yo. Pero ello es completa­ simplemente · 1o · que quiere decir èso sobre lo que insisto. · La causa,
. mente natural- en primer lugar, se cuentan los tres hermanos, Pablo, poi: mucha modaliclad con que Kantla_ inscriba en las categoi:ias �e la
:Ernesto y yo, y ademas hay yo al nivel en que se emite que tengo que .
raz6n pura -mas èxactainente, la inscribe èil el cua_dro de las relac1ones,
=pensar el primer yo, es decir, yo que cuenta. entre la inherentia y la comunidàd--'- la causa no por ellci esta inas· ïa­
En nuestros dias, en el tiempo hist6rico en el que estamos de for­ cionalizada.
maci6n de una ciencia, que podemos calificar de humana pero que hay Se distingue de lo que hay de determinante en una cadena, o dicho
.que distinguir claramente de toda psico-sociologia, a saber, la lingüis­ de otro modo, de la Ley. Para ejemplificarlo, piensen en lo que se
·tica, cuyo modelo es el juego combinatorio que opera en la esponta- manifiesta en la ley de la acci6n y la teacci6n. No hay agui; si ustedes
:32
3
quieren, mas que un solo mantenedor. Uno no se da sin el otro. Cuando Esta dimension debe evocarse con certeza en un tegistro que no
un cuerpo se estrella contra el suelo, su masa no es la causa de lo tiene nada de irreal, ni de desreal, sino de no-realizado. Nunca sin
que recibe de rechazo de su fuerza viva, su masa esta integrada en esa peligro removemos algo en esa zona de las larvas, ·y quizas perteilece
fuerza que vuelve a él para disolver su coherencia par un efecto de a la posicion del analista -si verdaderamente se balla en ella� . el
rechazo o retorno. Agui, no hay hiancia, a no ser al final. tener que estar asediado -quiero decir realmente-,.., par aquellos ·· en
Par el contrario, cada vez que hablamos de causa, siempre hay algo .los que ha evocado ese mundo de larvas sin haber podido siempre lle_;
anticonceptual, indefinido. Las fases de la luna son la causa de _las varias hasta la luz. Toda discurso no es aquf · inofensivo ---el discurso
mareas; eso es algo vivo, sabemos en ese momento que la, palabra mismo que he podido mantener estas diez ultimos afios encuentra . ahi
causa esta bien empleada. 0 aun mas, los miasmas son la causà de algunos de esos efectos. No en vano, incluso en un discurso publico;
la fiebre; eso tampoco quiere decir nada, hay un agujero, y algo que se apunta hacia los sujetos, y se les hiere en· lo que Freud llama el
oscila en el intervalo. En resumen, no hay mas causa que de lo ombligo -ombligo de los suenos, escribe, para designar, coma ultimo
que cojea. término, su centra de lo desconocido-- que no es otra casa, coma el
jPues bien, el inconsciente freudiano! Es hacia ese punto en el que ombligo anatomico que lo representa, que esa hiancia de la que ha­
se situa que par aproximacion intenta dirigirlos, ese punto donde, entre blamos.
la causa y lo que afecta, hay siempre cojera. Lo importante no radica Peligro del discurso publico ya que se dirige a lo mas . cercano
en que el inconsciente determina la neurosis -ahi, muy facilmente, -Nietzsche lo sabia, un cierto tipo de discurso solo· puede dirigirse
Freud tiene el gesto pilatico de lavarse las manas. Un dia u otro a lo mas lejano.
quiza se halle algo, determinantes humorales, poco importa, eso le da En verdad, esta dimension del inconsciente que evoco estaba olvi­
igual. Pues el inconsciente nos muestra la hiancia par donde la neurosis dada, coma perfectamente Freud lo · habia previsto. El inconsciente se.
se conecta con algo real -real que muy bien pu�de no estar deter­ habia vuelto a cerrar sobre su mensaje gracias a los cuidados· de · esos
minado. activas ortopedistas en que se convirtieron los analistas de la segunda
En esa hiancia ocurre algo. Taponada esa hiancia, i,queda curada y de la tercera generacion, que se han dedicado; al psicologizar la te&­
la neurosis? Después de todo, la pregunta siempr�- permanece abierta. rîa analitica, a suturar esa hiancia.
Tan solo, la neurosis deviene otra, a veces simple lisiadura, cicatriz, Créanme, yo mismo nunca la vuelvo a .abiir sin tomar precàlf,.
coma dice Freud -no cicatriz de la neurosis, sino del inconsciente. ciones.
No les ordeno esta topologia muy sabiamente, porque no tengo tiempo
-salto dentro de ella, y creo que podran sentirse guiados con los
términos que introduzco cuando se acerquen a los textos de Freud.
Vean de donde parte -de La etiologia de las neurosis- y i,qué en­ 3
cuentra en el agujero, en la hendidura, en la hiancia caracterfstica de
la causa? Alga perteneciente al orden de lo no-realizado. Sin duda alguna, ahora, en estas fechas, en m1 epoca, estoy en
Se habla de rechazo. De ese modo se va demasiado deprisa en situacion de introducir en el campo de la causa la 'Jey del significante,
la cuestion. Par otra parte, desde hace algun tiempo, cuando se habla en el lugar donde se produce esa hiancia. Sin embargo es preciso, si
de rechazo, ya no se sabe lo que se dice. El inconsciente, en primer queremos comprender lo que esta en cuestion en el psicoanalisis, volver
lugar, se nos manifiesta coma algo que se mantiene a la espera en el a evocar el concepto de inconsciente en los tiempos en que Freud
aire, podria decir, de lo nonato. Que la represion vierta en él algo, procedio a forjarlo -puesto que no podemos consumarlo mas que
no debe sorprendernos. Esa es la relacion con el limbo de la. aborta­ llevandofo a su limite.
dora.3 El inconsciente freudiano no tiene nada que ver con làs formas
Hamadas del inconsciente que le han precedido, · inch.iso acompafiado,
3. La faiseuse d'anges: literalmente seria «la hacedora de ângeles». (N. del T.) o que incluso .. todavia · le rodean. Abran, para comprender lo que

34 35
'.
mino producirse, se presenta como el hallàigo. De esè' modo, en primer
quiero decir, el diccionario Lalande. Lean la bonita enumeraci6n rea­ lugar, la exploraci6n freudiana vuelve a encontrar Jo que ocurre en el
lizada por Dwelshauvers en un libro aparecido hace unos cuarenta aiios inconsciente.
en· Flammarion. Alli enumera ocho o diez formas de inconsciente que Hallazgo -que es al mismo tiempo soluciôn -no forzosamente
no ensefian nada a nadie, que designan simplemente lo no-consciente, acabada, peto que, por · incompleta · que esté, tiene ese no-sé-gué que
lo mas o. menos consciente, y, en el campo de las elaboraciones psico- nos afecta con ese acento particular que Theodor Reik ha destacado
16gicas, hallamos mil variantes suplementarias. tan admirablemente .,...,..tan s61o destacado, pues Freud lo seiial6 clara­
El inconsciente de Freud no es en absoluto el inconsciente roman­ mente antes que él- la sorpresa --eso por Jo que el sujeto se siente
tico de la creaci6n imaginante. No es el lugar de las divinidades de la rebasado, por lo que. balla a la vez mas y menos de lo que esperaba--'­
noche. Sin duda, éste tiene alguna relaci6n con el lugar hacia donde se pero que de todos modos es, con respecto a Jo que esperaba, de ines.:.
gira la mirada de Freud, pero el hecho de que Jung, posta de lo tér.;. timable valor;
minos del inconsciente tomantico, · haya sido repudiado por Freud, rtos Ahora bien, ese hallazgo, desde el punto que se presenta, es ha"'
indica bastante claramente que el psicoanalisis introduce otra cosa: llazgo de algo perdido, y lo que es mas, siempre esta preparado para·
Igualmente, para seiialar que el inconsciente tan valija para todo, tan esconderse de nuevo, instaurando la dimension de la pérdida.
heter6clito, que durante toda su vida de fil6sofo solitario elabor6 Dejandome llevar a cierta metafora, Euridice dos veces perdida, =
Eduardo Von Hartmann, no es el inconsciente de Freud, tampoco ésa es la imagen mas sensible que podemos dar, en. el mito, de lo que
seria preciso preocuparse demasiado, puesto que Freud en el séptimo es la relaciôn del Orfeo àJialista con el inconsciente..
capitulo de La interpretaci6n de los suefîos se refiere a él èn un.a nota En lo cual, si me permiten aiiadir aJgo de ironia, el inconsciente
---'-lo que quiere decir que hay que ir a· verlo de mas cerca para desig;­ se encuentra en la orilla estrictamente opuesta de lo que· ocurre con ·el
nar lo que en Freud, se distingue de él. amor, del que todos saben que siempre es uilico; y que el proverbio une
· , A · todos êstos inconscientes siempre mas. o · menos afiliados a una de perdue, dix de retrouvées 4 balla ahi su mejor aplicaci6n. ·
vbluntad oscura · considerada· Corno primordial, a algo · anterior a la La discontinuidad, ésta es pues la forma esencial bajo la que nos
aonciencia, Freud opone' la •revelaci6n · de .: 'que al ni'vel del inconsciente aparece en primer lugar el inconsciente como fen6meno -la disconti,.
hay algo en todos los aspectos homôlogo a lo que ocurre al nivêl nuidad en Ja que aJgo se manifiesta como una· vacilaci6n. Ahora bien,.
del sujeto �llo habla', y ello funciona de una manera tan elaborada aunque esta discontinuidad posee este caracter absoluto, inaugura], en
como al nivel de lo consciente, que pierde asi lo que parecia su '·pri-' el camino del descubrimiento de Freud, i,debemos colocarla -como fue
vilegio. Conozco las resistencias que todavia provoca esta simple obser­ a continu�ciôn la tendencia de los analistas- sobre el fondo de una
vaci6n a pesar de ser visible en el menor texto de Freud. Lean sobre totalidad?
esto el parrafo de ese séptimo capitulo titulado El olvido en los suefîos, i,ES lo uno anterior a la discontinuidad? No Jo creo asi, y todo Jo
a prop6sito del cual Freud se refiere continuamente a los juegos del que be enseîiado estos ultimos afios tendia a hacer cambiar esta exi-'
significante. gencia de un uno cerrado -espejo al que se apega la referencia al
No me contento <'con esta' referencia masiva. ·Les · he deletreado psiquismo de envoltura, especie de doble del organismo en el que
pùnto por purtto lil fundonamiento de lo que' Freud· nos produjo èn residiria esa fa]sa unidad. Ustedes estaran de acuerdo conmigo que el
primer lugar··como ·.el fen6meno .del inconsciente. En ·el sùeîio, ·el acto uno introducido por la experiencia del inconsciente, es el uno de Ja
fallido, el chiste, tqué es lo que sorprende en primet h1gar? El modo hendidura, del coste, de la ruptura.
de tropiezo bajo el ·que aparecen, Aqui yace una forma ignorada .de Jo uno,-el,lJno 5 del Unbewusste.
=:::•Tropiezo; fallo, fisura:' En una frase pronunciada, escrita, algo 'de
4. Locuci6n que podriamos traducir por «una perdida, diez ganada�», y que
un traspiés. Freud esta imantado por esos fen6mèilos, y' es ahi doiidê se dice a alguien para consolarle de la pérdida de su amor. '(N. del T.)
buscarâ el inconsêiente.: tAhî, algo distinto pide realîzatse· _.;._;_que aparece 5. Al tener que traducir un por «uno» se pierde el' juego con el un aleman.
cdmo :intencional;· ciertamente; pero provisto dê t:ma extraîià tempor� (N. del T.)
lidad. Lo que se· produce, en esa hiancfa, en el pleno sen:tido · del tér-'
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Digamos que .el limite del .Unbewusste es el Unbegriff -no no-con­ I a metafora, sino la realidad de la desaparicion, de la supresion, de la
cepto, sino conc_epto de la carencia. Unterdrückung, paso a las interioridades? El término Signor, Herr, pasa
lDonde esta el fonda? lES la àusencia? Tampoco. La ruptura, la a las interioridades; el sen.or absoluto, dije un tiempo, la muerte, para
hendidura, el carte de la abertura hace surgir la ausencia -al igual decirlo todo, ahi ha desaparecido. Y ademas, lno vemos, ahi detras,
que el, grito. tampoco se perfila sobre un fonda de silencio, sino que perfilarse todo lo que necesita Freud para hallar en los mitas de la
al contrario Jo .hace surgir coma silencio. muerte del padre la regulacion de su deseo? Después de todo, se
Si conservan esta estructura. inicial, se libraran de entregarse a tal encuentra con Nietzsche para enunciar, en su mita, que Dias ha muerto.
o .cual aspecta parcial de eso que esta en cuestion en Jo que se refiere Y quiza sobre el fonda de Jas mismas razones. Pues el mita del Dios
al inconsciente �orna par ejernplo el sujeto, en tanto que alienado ha muerto -del que estoy, por mi parte, mucha menas seguro, coma
en su historia, al nivel en el que la sincopa del discurso se ·une; con mita entiéndanme bien, que la mayorfa de los intelectuales contempo­
su deseo. Veran que, mas radicalrnente, es en la dimension de una raneos, lo cual no es en absoluto una declaracion de teismo, ni de fe
sincronîa donde deben situar al inconsciente -al nivel de un ser, pero en la resurreccion- este mita quizas tan solo es el logrado refugio
en. tanto que puede referirse a todo, es decir, al nivel del sujeto de la contra la amenaza de castracion.
enunciacion,,. en tanto que, seg(m las frases, segun los modos, se Si saben leerlos, la veran en los frescos apocalipticos de la catedral
pierde .en Ja medida que se encuentra, y en tanto que, en una inter­ de Orvieto. Si no, lean la conversacion de Freud en el tren -el pro­
jeccion, en un imperativo, en una invocacion, hasta en un fallo, siernpre blema es tan solo el del fin de la potencia sexual, sobre la que su
es él quien les plantea su enigrna, y quien habla -en resumen, al nivel interlocutor médico, el interlocutor precisamente frente al cual no en­
donde todo lo que se abre en el inconsciente se difunde, coma el mice­ cuentra el nombre Signorelli, le relata el caracter dramatico que reviste
lio, como dijo Freud a proposito del suefio, alrededor de un punto para los que normalmente son sus pacientes.
central. Se trata siernpre del sujeto en tanto que indeterminado. Asî, el inconsciente se manifiesta siempre coma lo que vacila en
Oblivium es levis con la e larga -pulido, unido, liso. Oblivium es un carte del sujeto -del que resurge un hallazgo, que Freud asimila al
lo que borra- lqué? el significante coma tal. Aquî 'es donde volvemos deseo- deseo que situaremos provisionalmente en la metonimia des­
a encontrar la estructura basal, que hace posible, de manera operatoria, nuda del discurso en juego en el que el sujeto se sorprende en algun
que algo tome la funcion de tachar, de rayar, otra cosa. Nivel mas punto inesperado.
primordial, estructuralmente, que la represion de"la que hablaremos En cuanto a Freud y a su relacion con el padre, no olvidemos
mas adelante. Pues bien, este elemento operatorio de la borradura, eso que todo su esfuerzo le condujo tan solo a confesar que, para él, esa
es lo que Freud designa, desde el origen, en la funcion de la censura. cuestion permanecîa en el aire, lo dijo a una de sus interlocutoras
Esa es la censura a base de tijeras, la censura rusa, o incluso la -;.Qué quiere una mujer? Cuestion que nunca resolvio, ver si no lo
censura alemana, ver Heinrich Heine, al principio del Libro de Alemania. que fue efectivamente su relacion con la mujer, su caracter uxorioso,
El senor y la senora Untel tienen el placer de anunciarles el nacimiento coma expresa pudicamente Jones refiriéndose a él. Diremos que Freud
de un hijo hermoso como la libertad -el doctor Hoffmann censor hubiera sida seguramente un admirable idealista si no se hubiera con­
tacha la palabra libertad. Seguramente, nos podemos preg�ntar e� sagrado al otro, bajo la forma de la histérica.
qué se convierte el efecto de esta palabra a partir de esta censura pro­
piarnente material, con la cual nos encontramos ahi con otro problema. A proposito he decidido detener siempre, a las dos menas veinte,
Pero esta ahî eso a lo que se refiere, de la manera mas eficiente, el mi seminario. Corno ven, no he clausurado boy lo que hay con respecta
dinamismo del inconsciente. a la funcion del inconsciente.

" Tomando un ejemplo nunca bastante explotado, el primera sobre Preguntas y respuestas faltan.
el que Freud basa su demostracion, el olvido, el tropiezo de la memoria,
con. respecta a la palabra Signorelli después de su visita a las pinturas
de Orvieto, les posible no ver surgir del texto mismo, e imponerse, no 22 de enero de 1964.

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39
III

DEL SUJETO DE LA CERTEZA

Ni ser, ni 110-ser.
Finitud del deseo.
Lo evasivo.
El estatuto del inconsciente es ético.
Todo esta por rehacer en la teorîa.
Freud cartesiano.
El deseo de la histérica.

La semana pasada, mi introducci6n al inconsciente por la estructura


de una hiancia dio motivo a uno de mis oyentes, Jacques-Alain Miller,
a que realizase un excelente trazado de lo que, en mis escritos pre­
cedentes, ha reconocido como la funci6n estructurante de una carencia
y, con un arco audaz, la ha unido a lo que be podido designar, al
hablar de la funci6n del deseo, como la carencia-de-ser.
Luego de haber realizado esa sinopsis que seguramente no fue inutil,.
al menos para aquellos que ya tenian algunas nociones de mi ense­
iianza, me pregunt6 sobre mi ontologia.
No pude responderle en los limites concedidos al diâlogo por el
horario, y hubiera sido conveniente que hubiera obtenido de el en
primer lugar la precisi6n de c6mo circunscribe el término ontologfa.
No obstante, que no. crea que be encontrado en absoluto inapropiada
la pregunta. lncluso <lité mas. Venfa particularmente como anillo al
dedo, en el sentido que en esa hiancia .se trata de una funci6n onto-
16gica, y a través de esa hiancia be creido conveniente introducir, como
si fuese lo mas · esencial, la funci6n del inconsciente.

La hiancia del inconsciente, podriamos Hamada pre-ontol6gica. He·


insistido sobre esta caracteristica demasiado olvidada --0lvidada de

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un modo que no deja de tener significacion- de la primera emergen­ lo que la expetiencia analitica nos permite enunciar es mas bien là fun­
·cia del inconsciente, que consiste en no prestarse a la ontologia. Lo cion limitada del deseo. El deseo, mas que cualquier otra punto del
que, en efecto, se ha mostrado en primer lugar a Freud, a los descu­ palmo humano, encuentra en algun lugar su lîmite.
bridores, a los que han dado los primeras pasos, lo que se muestra Volveremos a todo eso, pero seîialo que he dicho el deseo y no
todavia a quienquiera que en el analisis acomode durante un tiempo el placer. El placer es lo que limita el alcance del palmo humano -el
:su mirada a Jo que pertenece prapiamente al orden del inconsciente principio del placer es principio de homeostasis. El deseo encuentra · su
-es que no es ni ser, ni no ser, es no-realizado. contorno, su relacion fijada, su limite, y es en relacion con este limite
He evocado la funcion de los limbos, también hubiera podido que se mant'iene _como tal, franqueando el umbial impuesto por el
hablar de lo que, en las construcciones de la Gnosis, se llaman, seres principio del placer.
intermediarios -silfos, gnomos, hasta formas mas elevadas de esos No es una caracterfstica persona] de Freud este repudio, en el campo
mediadores ambiguos. Ademas, no olvidemos que Freud, cuando em­ de la sentimentalidad religiosa, de lo que designo como la aspiracion ocea­
pezo a remover ese mundo, articulo ese verso, que parecia cargado de nica. Nuestra experiencia esta ahf para reducir esta aspiracion a un fantas­
inquietantes aprehensiones cuando lo pranuncio, y cuya amenaza hay ma, asegurarnos en otra lugar firmes cimientos, y colocar esta expe­
que sefi.alar que esta, después de sesenta an.os de experiencia, comple­ riencia de nuevo en el lugar de Jo que Freud llamaba, a proposito de la
tamente olvidada -Flectere si nequeo superos Acheronta movebo. Es religion, ilusion.
de sefi.alar que lo que se anunciaba como una abertura infernal haya Lo ontico, en la funcion del inconsciente, es la hendidura por la que
:sido a continuacion tan notablemente esterilizado. ese algo, cuya aventura en nuestra campo parece tan corta, por un instan­
Sin embargo, es igualmente indicativo que lo que se anunciaba te, sale a la luz -un instante, pues el segundo tiempo, que es de cierre,
tan deliberadamente como una abertura a un mundo inferior no baya da a esta captacion un aspecta desvanecedor. Volveré a todo ello, que
rnalizado en ninguna parte, salvo muy raras excepciones, una alianza incluso tal vez sera el paso que ahora podré franquear, ya que hasta el
:seria con todo lo que ha existido -todavia existe en la actualidad, momento solo he podido evitarlo, por razones de contexto.
pera menas que en la época del descubrimiento freudiano- de busque?a Contexto candente, como ustedes saben. Nuestros habitas técnicos se
metafîsica como se deda hasta de practica espiritista, evocatona, han vuelto -por razones que tendremos que analizar- tan quisquillosos
necramân�ica, como la psi�ologia gotica de Myeis, que se constrefiia en cuanto a Jas funciones del tiempo, que al querer intraducir agui distin­
a seguir las huellas del hecho telepatico. ciones tan esenciales como las que se trazan en cualquier otra lugar distin­
.
Por supuesto, Freud toca de paso esos hechos, eso que pudo �cur��r­ to a nuestra disciplina, parecia que me era preciso comprameterme en la
le, que le aporto su experiencia. Pero esta muy claro que su teonzac1on via de una discusion mas o menos de alegato.
:se ejerce en el sentido de una reduccion racionalista y elegante. Po�e­ Resulta evidente al nivel mismo de la definicion del inconsciente -re­
mos considerar como excepcional, hasta aberrante, lo que hoy en dia, firiéndonos tan solo a lo que Freud dice de él, de una manera forzosamen­
en el drculo analitico, se vincula a lo que ha sido llamado -y de una te aproximativa, ya que no pudo servirse de él en principio mas que me­
manera muy significativa, para esterilizarlos- los fenomenos psi· (lj;). diante toques, tentativas, a proposito del proceso primario- que lo que
Alusion a las investigaciones de un Servadio, por ejemplo. alH ocurre es inaccesible a la contradiccion, a la localizacion espacio-tem­
De segura, no es en este sentido que nos ha dirigido nuestra expe­ poral, y ademas a la funcion del tiempo.
riencia. El resultado de nuestra investigacion del inconsciente va al Ahora bien, aunque el deseo tan solo vehicula hacia un futuro siem­
,contrario en el sentido de un cierto agostamiento, de una reduccion a pre corto y limitado lo que mantiene de una imagen del pasado, Freud
un herbario cuyo muestrario se limita a un registra convertido en cata­ lo Hama sin embargo indestructible. El término indestructible, eso es Jo
logo racion�l a una clasificacion que de buen grado se querria natural. que se afirma de la realidad mas inconsistente de todas. El deseo indes­
Aunque en �l registra de una psicologia tradicional se prese� ta facil­ tructible, si escapa al tiempo, la qué registra pertenece en el orden de las
mente el caracter indominable, infinito, del deseo humano -v1endo en cosas? -pues lqué es una cosa? sino lo que dura, idéntico, durante un
·él la sefial de no sé qué zueco divino que habria dejado su huella en él- cierto tiempo. lNo hay que distinguir agui al lado de la duracion, sustan-
42 43
cia de las casas, otro modo de tiempo- un tiempo logico? Saben que
ya he abordado este tema en un escrito. . , .. · ambigüedades del concepto, de repetici6n, que proviene del hecho · de que
Encontramos agui de nuevo la estructura acompasada de esa pulsa­ su descubrimiento se realiz6 en el · curso de los titubeos necesitados por
cion de la hendidura cuya funcion les evocaba el ultimo dia. La aparicion la experiencia de la transferencia.
desvanecedora se realiza entre los dos puntos, el inicial y el terminal, de Quiero sefialar ahora, por sorprendente que pueda parecerles, la for­
esf tiempo logico -entre ese instante del ver en el que algo siempre es mula, que su estatuto de ser, tan evasivo, tan inconsistente, es dado al
_ inconsciente por el quehacer de su descubridor.
ehd1do, hasta perdido, de la intuicion misma, y ese momento elusivo en
el qu�, precisamente, la captacion del inconsciente no concluye,· en el El estatuto del inconsciente, que coma les indico es tan fragil en el
que s1empre se trata de una recuperacion engafiosa. piano ontico, es ético. Freud, en su sed de verdad dice -Sea lo que sea,
Onticamente, pues, el inconsciente es lo evasivo -pero conseguimos ltay que ir a él- porqùe, en alguna parte, ese inconsciente se muestra.
circunscribirlo en una estructura, una estructura temporal, de la qu� po,­ Y eso lo dice en su experiencia de lo que hasta entonces es, para el
_ médico, la realidad mas rechazada, mas encubierta, mas contenida, mas
demos dec1r que, hasta agui, nunca ha sida articulada coma tal.
rehusada, fa de la histérica, en tanto que -en cierta manera, desde el
origen -esta marcada por el signa del engafio.
Por supuesto, es.ta nos ha llevado a muchas otras casas en el campo
2 adonde hemos sido conducidos por ese quehacer inicial, por la discon­
tinuidad que constituye el hecho de que un hombre descubridor, Freud,
La continuacion de la experiencia analitica después de Freud ha dado haya dicho -Alli esta el pais adonde conduzco mi pueblo. Durante
prueba de desdén con respecta a lo que aparece en la hiancia. Las larvas mucha tiempo, lo que se situaba en ese campo parecio marcado con las
que surgen de ella no las hemos -segun la comparacion que Freud utiliza caracteristicas de su descubrimiento de origen: el deséo de la histérica.
en un hito de La interpretaci6n de los suenos- alimentado con sangre. Pero muy pronto se ha impuesto algo distinto que -a medida que se
Nos hemos interesado en otra casa, y estoy agui para mostrarles este descubiia mas adelante-- siempre era formulado con retraso, a·remÔlque.
afio por gué camino estas desplazamientos de interés siempre han ido mas Résulta que la teorîa no habia sida forjada mas que por Ios descubrimien­
en el sentido de separar estructuras, de las que se habla mal, en el analisis, tos precedentés. · De tal mariera que todo esta por . rehacer, incluido lo
del que se habla casi coma profeta. Demasiado a menudo, al Ieer los me­ que se réfiere al deseo· de ·Ja histérica: Ello nos impone una ·especie de
jores testimonios teoricos que los analistas aportan de su experiencia, uno salto retroactivo, si queremos sefialar aqui Jo esencial âé la posicion dè
tiene la sensacion de que es preciso interpretarlos. A su hora lo mostraré, Freud concerniente a lo que ocurre en el campo del inconsciente. ,. · ·
cuando se trate lo mas vivo, lo mas candente de nuestra experiencia, a .. No es bajo un 'modo impresionista que quiero decir que su quehacer
saber, la transferencia, sobre la que vemos coexistir los testimonios mas es aqui. ético -no pienso en ese famoso valor del sabio que nô retro�
fragmentarios y los mas luminosos, en una confusion total. cede ante nada, imagen a modernr, coma todas las demas. Si forniulô
Eso puede explicarles el que vaya paso a paso, pues, ademas, de lo aqui que ·el estatuto del inconsciente es ético, y no 6ntico, ,es precisa..:
que tengo que tratar para ustedes -el inconsciente, la repeticion- otros mente porque Freud· no· 16 pane en evidencia cuando da su estatuto al
hablaran al nive! de la transferencia, diciendo que es de eso de lo que se inconsciente. Yo·lo que ·he · dicho sobre la sed de verdad que le anima
trata. Es moneda corriente oir, por ejemplo, que la transferencia es una es aqui una simple. indicacion sobre la huella de las aproximaciones
repetici6n. No digo que eso sea falso, ni que no baya repetici6n en la que permitiran preguntarnos ,qué fue de la pasion de Freud.. ·
transferencia. No digo que no fuese a proposito de la experiencia de la Freud conôce toda la fragilidad de los visas del inconsciente qûe se
transferencia que Freud se aproxim6 a la repeticion. Digo que el concepto refieren a ése registra, �cuando introduce el ultimo capitula de La inter­
de repeticion no tiene nada que ver con el de transferencia. Estoy obliga­ pretacî6n de los suenos con ese suefio que, de todos los analizados :en el
do, a causa de ello, a hacerlo pasar a un primer lugar en nuestra explica­ libro, tiene una suerte aparte -sueii.o suspendido alrededor del misterio
cion, a darle el paso logico. Pues seguir la cronologia seria favorecer las mas angustiante, el que un'e, a un. padre con el cadaver de su hijo mas
allegado, de su hijo muerto. El padre sucumbiendo al · èansancîo ve
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surgir la imagen del hijo, que le dice -Padre, ;,no ves que estoy ardien­ La motiva -pr.ecisamente es ahi, <lice, signo de , que hay algo a.
do? Ahora bien, el niiio esta ardiendo en la realidad, en la habitacion preservar. Y la duda es entonces signo de la resistencia.
de al lado. La funcion que . da a la duda queda sin embargo ambigua, pues ese·
i,Por qué, pues, mantener la teoria que convierte al sueiio en la ima­ algo a preservar puede ser también ese algo que tiene que mostrarse
gen de un deseo, en este ejemplo en el que, en una especie de reflejo -puesto que, de todos modos, Io que se muestra no se muestra mas
flameante, es justamente una realidad que, casi calcada, parece agui que bajo un Verkleidung, disfraz, y también de adorno postizo, que
arrancar al que sueiia de su dormir? Por qué, sino para evocarnos un puede no resistir bien. Pero sea lo que sea, en Io que insisto es que'hay
misterio que no es otro que el mundo del mas alla, y no sé gué secreto un punto en el que se acercan, convergen, el quehacer de Descartes y
compartido por el padre y ese hijo que viene para decirle -Padre, ;,no cl de Freud.
ves que estoy ardiendo? 6De qué arde? -sino de lo que vemos dib�jar­ Descartes nos <lice -Estoy seguro, de lo que dudo, de pensar, y-­
se en otros puntos designados por la topologia freudiana -del peso de diré, para atenerme a una formulacion no mas prudente que la suya,
los pecados del padre, que el fantasma lleva en el mito de Hamlet que pero que nos evita debatir el yo pienso -De pensa,, soy. Noten de:
Freud ha doblado del mito de Edipo. El padre, el Nombre-del-padre, paso que al eludir el yo pienso, eludo la discusion que resulta del hecho,
sostiene la estructura del deseo con la de la ley -pero la herencia del que ese yo pienso, para nosotros, seguramente no puede ser separado,
padre, que nos designa Kierkegaard, es su pecado. del hecho de que él no puede formularlo mas que al decir-noslo, implici-­
i,De donde surge el fantasma de Hamlet? -sino del lugar desde tamente -lo cual él olvida. Esto por el momento nos lo reservamos.
donde nos denuncia que es en la flor de su pecado que ha sido sorpren­ De una manera exactamente analogica, Freud alli donde duda -pues.
dido, sesgado- y en vez de dar a Hamlet las prohibiciones de la Ley en fin son sus sueiios y él es quien, al principio, duda- esta seguro que:
que pueden hacer subsistir su deseo, de lo que se trata en todo instante alli hay un pensamiento, que es inconsciente, lo que quiere decir que se
es de una profunda puesta en duda de ese padre demasiado ideal. revela como ausente. Es en ese lugar que apela, desde el momento que,
Todo esta al alcance, emergiendo, en este ejemplo que Freud coloca tiene que ver con otros, al yo pienso por donde se revelara al sujeto. En.
ahi para indicamos de alguna manera que no lo explota, que lo aprecia, suma, esta seguro que ese pensamiento esta ahi aislado de todo su yo·
que Io sopesa, lo saborea. De este punto, el mas fascinante, nos aparta, soy, si asi puede decirse -por poco que, ahi se da el salto, alguien pien-­
para entrar en una discusion sobre el olvido del suefio, y el valor de su se en su lugar.
transmision por el sujeto. Esa polémica gira toda ella alrededor de un Agui es donde se revela la disimetria entre Freud y Descartes. Esta
cierto numero de términos que conviene subrayar. no radica en absoluto en la gestion inicial de la certeza fundamentada
El término mayor, en efecto, no es verdad. Es Gewiszheit, certeza. del sujeto. Radica en que, en ese campo del inconsciente, el sujet<>
El quehacer de Freud es cartesiano -en el sentido que parte del .funda­ esta en su casa. Y porque Freud afirma su certeza, se realiza el progreso
mento del sujeto de la certeza. Se trata de eso de lo que se puede estar por el que nos cambia el mundo.
seguro. Con este fin, la primera cosa por hacer radica en superar lo · que Para Descartes, en el cogito inicial -Ios cartesianos me aceptaran
connota todo lo que forma parte del contenido del inconsciente -es­ este punto, pero lo adelanto a la discusion -a Io que apunta el yo,
pecialmente cuando se trata de hacerlo emerger de la experiencia del pienso en tanto que se vuelca en el yo soy es a un real- pero lo verda­
sueiio-; radica en superar lo que flota por todas partes, Io que puntua, dero queda tan fuera que a continuacion Descartes tiene que asegurarse,
mancha, motea el texto de toda comunicacion de sueiio -No estoy 6de gué? -de un otro que no engaiie y que, por aiiadidura, pueda con
seguro, dudo. su sola existencia garantizar las bases de la verdad, garantizarle de que
lY quién no dudaria a proposito de la transmision del sueiio cuando, en su propia razon objetiva hay Ios fundamentos necesarios para que:
en efecto, se manifiesta el abismo entre Io que ha sido vivido y Jo que lo real mismq del que acaba de asegurarse pueda hallar la dimension
es referido? de la verdad. Tan - solo puedo indicar la prodigiosa consecuencia que
Ahora bien -es ahi donde Freud pone el acento con toda su fuerza tuvo esa entrega de la verdad a · las manos del Otro, agui Dios perfecto,
-la duda es el soporte de su certeza. cuya ocupacion es la verdad, puesto que, sea lo que fuere lo que quisie-

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c.irle -Pero entonces, 1,d6nde esta ese famoso inconsciente que debia
se decir, siempre seria la verdad -incluso hubiese dicho que dos y dos permitirnos acceder a lo mas verdadero, a una verdad, ironizan, divina?
dan cinco, eso hubiera sido verdad. Ya su paciente se rie de usted, puesto que ha realizado en el analisis
l,Qué implica todo eso sino que nosotros podremos empezar a jugar suefios expresos para persuadirle de que corresponde a lo que se le pedia,
con las pequefi.as letras del algebra que transforman a la geometria en la afici6n par los hombres. Freud no ve en ello ninguna objeci6n. El
analisis, que se ha abierto la puerta a la teoria de los conjuntos, que inconsciente, nos dice, no es el suefîo. Que en sus labios quiere decir
podemos permitirnoslo todo como hipôtesis de verdad? que el inconsciente puede ejercerse en el sentido del engaîio, y que eso
Pero dejemos eso, que no es asunto nuestro, excepta lo siguiente, para él no posee valor alguno de objeci6n. En efecto, l,C6mo podria no
,que sabemos que lo que empieza al nive! del sujeto nunca deja.de tener haber verdad de la mentira, esa verdad que hace perfectamente posible,
,consecuencias, con tal que sepamos lo que quiere decir ese término' -el en contra de la pretendida paradoja, que se afirme: Yo miento?
:sujeto. Simplemente, Freud, en esta ocasi6n, ha dejado de formular correc­
Descartes no lo sabia, salvo que ese fue el sujeto de una certeza y tamente lo que era el objeto tanto del deseo de la histérica como del
,el rechazo de todo saber anterior -pero nosotros sabemos, gracias · a deseo de la homosexual. Es por eso que -frente a unas y otras, frente
Freud, que el sujeto del inconsciente se manifiesta, que ello piensa antes a Dora tanto como frente a la famosa homosexual- se ha dejado aven­
.de que entre en la certeza.· . tajar y que el tratamiento se ha roto. Con respecto a su interpretaci6n
Eso lo tenemos en los brazos. Ahi radica nuestro aprieto. Pero en todavia estaba vacilante, un poco demasiado prematuro, un poco dema­
,cualquier caso, ahi se da en lo sucesivo un campo del que no podemôs siado tardio. Freud no podia ver todavia -falto de las indicaciones de
privarnos, en cuanto a la cuesti6n que plantea. estructura que son las que espero despejar para ustedes- no podia ver
que el deseo de la histérica -legible de forma notoria en la observa­
ciôn- consiste en sustentar el deseo del padre -en el caso de Dora, en
sustentarlo por procuraci6n.
3 La complacencia tan manifiesta de Dora con respecto a la aventura
del padre con la que es la mujer del seîior K., al que ella le deja hacer
Quiero acentuar ahora que, desde este momento, lei correlativo ·del la corte, es exactamente el juego por el que es preciso que se sustente
:sujeto ya no es ahora el Otro engaîiador, sino el Otro engaîiado. Y ello el deseo del hombre. Ademas, el paso al acto, la bofetada de la ruptura,
1o tocamos con el dedo de la :rnanera mas concreta desde que entramos tan pronto como uno de ellos, el seîior K., no le dice No me intereso par
,en la experiencia del analisis. • Lo que mas temè el sujeto es engafi.arnos, usted, sino No me intereso par mi mujer, muestra que es preciso para
,colocarnbs en unà pista falsa, o mas simplemeilte, que nos equivoquemos, ella que ese vînculo se conserve en ese elemento tercero que le permite
pues, después de todo, esta bastante claro, veamos nuestra cara, que ver subsistir el deseo, de todos modos insatisfecho -ademas, el deseo del
:somos gente que podemos equivocarnos como todo el inundo'. padre que ella favorece en tanto que impotente, muestra que su deseo,
Ahora bien, eso no perturba a Freud, ya que -esto es preëisamen­ el de ella, no puede realizarse mas que en tanto que deseo del Otro.. · .
te lo que es preciso comprender, especialmente cuando sé 1ee el priinet Jgualmente, justificando una vez mas la formulaci6n que he dado,
paragrafo de ese capitulo que se refiere al olvido de los sueîios.:.._j los originada en la experiencia de la histérica para situarla en su justo nive!
signcis sê mèzclan, sera preciso tenerlo en cuenta todo, sera precisb li­ -el deseo del hombre es el deseo del Otro- es en el deseo del padre
berarse, dicè, frei machin, de cualquiet escala de aprêciaci6n que se que la homosexual balla otra soluci6n: a ese deseo del padre, desafiarlo.
busque en ellos, Preisschatzung, de apreciaci6n de lo que es seguro y ûe Relean la observaci6n y veran el caracter evidente de provocaci6n que
lo que no es seguro. La mas débil indicaci6ri de que algo entra en el ofrece toda la conducta de esa muchacha que, no dejando ni a .sol ni a
,campo debemos considerarlo ton igual valor de huella én cuantô al sombra a una mujer galante, bien conocida en la ciudad, no cesa de
'Sujeto. ostentar Ios cuidados caballerescos que le confiere, hasta el dia en que,
Mas adelante, en la célebre observaci6n de una homosexual, se hurla encontrândose con su padre lo que encuentra en la mirada del padre es
,de aquellos que, a prop6sito de los sueîios de la susodicha, pueden de�
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la evasi6n, el desprecio, la anulaci6n de lo que ante él se hace -al que introducir dos términos, que necesita, como veremos, la funci6n de la
punto se precipita por encima de la barandilla de un pequefio puente de rcpetici6n -WiUkür, el azar, y Zufall, Io arbitrario.
ferrocarril. Literalmente, ya no puede concebir, mas que aboliéndose Es de ese modo que Freud considera, para la interpretaci6n de los sue­
la funci6n que tenfa, la de mostrar al padre c6mo se es, una misma, un� :fîos, la importancia que pueden tener el azar de la transcripci6n y lo arbi­
falo abstracto, heroico, unico, y consagrado al servicio de una dama. trario de los cotejos -l,Por gué relacionar esto con aquello mas bien que
Lo que la homosexual hace en su suefio, al engafiar a Freud, toda­ con aquello otro? No hay duda que Freud nos lleva asi al meollo de la
via es un desafio que remite al deseo del padre -Usted quiere que me cuesti6n que plantea el moderno desarrollo de las ciencias, en tanto que
gusten los hombres, pues tendra tantos sueiios de amor par los hombres demuestran lo que podemos fundamentar en el azar.
coma usted quiera. Es el desafio bajo la forma de la irrisi6n. Nada, en efecto, puede fundarse en el azar -calculo de las posibilida­
He llevado tan lejos esta abertura para permitirles distinguir 16 que des, estrategias- que no impliquen desde el principio una estructuraci6n
ocurre con la posici6n del quehacer freudiano con respecto al sujeto limitada de la situaci6n, y ello en términos de significantes. Cuando la mo­
-en tanto que es el sujeto quien esta en juego en el campo del incons­ dema teoria de los juegos elabora Ja estrategia de los dos jugadores, se
ciente. De ese modo he distinguido la funci6n del sujeto de la certeza en hallaran, cada uno, con la maxima posibilidad de ganar, con la condici6n
relaci6n a la busqueda de la verdad. de que, cada uno, razone como el otro. lQué es lo que da valor a una ope­
raci6n de esta clase sino que el mapa esta ya trazado, que los puntos de
referencia significantes del problema estan inscritos en él, y que la so­
El pr6ximo dia abordaremos el concepto de repetici6n, preguntan­ luci6n nunca los rebasara?
d �nos c6mo conc��irlo, y veremos c6mo por la repetici6n, como repeti­ Pues bien, por lo que respecta al inconsciente, Freud reduce lo que
c1on de la decepc1on, Freud coordina la experiencia, en tanto decepcio­ llega al alcance de su escucha a la funci6n de puros significantes. Es a par­
nant�, con un real que en lo sucesivo sera situado, en el campo de la tir de esa reducci6n que ello opera, y que puede aparecer, dice Freud, un
_ momento de concluir -un momento en que siente valor para juzgar y
c1encia, como lo que el sujeto esta condenado a no alcanzar, pero que
ese no alcanzamiento mismo revela. concluir. Eso es lo que forma parte de lo que be llamado su testimonio
ético.
La experiencia le demuestra a continuaci6n que con respecta al suje­
to topa con limites, que son la no convicci6n, la resistencia, la no cura­
ci6n. La rememoraci6n siempre implica un lîmite. Y sin duda, podemos
RESPUESTAS obtenerlo· de un modo mas completo por otras vias distintas al analisis,
pero éstas son inoperantes en cuanto a la curaci6n.
Agui hemos de distinguir el alcance de esas dos direcciones, la reme­
X. - ;,Tiempo l6gico y tiempo-substancia de las casas no son idén­ moraci6n y la repetici6n. De una a otra, ya no hay orientaci6n temporal
ticos? como no hay reversibilidad. Simplemente, no son conmutativas -no es
lo mismo empezar por la rememoraci6n para tener que verse con las re­
El tiempo 16gico esta constituido por tres tiempos. En primer Iugar, sistencias de la repetici6n que empezar por la repetici6n para obtener una
el instante de ver -que no deja de tener un misterio, aunque esta bas­ afiagaza de la rememoraci6n.
tante correctamente definido en esa experiencia psicol6gica de la ope­ Lo cual nos indica que la funci6n-tiempo es agui de orden l6gico y
raci6n intelectual que es el insight. A continuaci6n, el tiempo para com­ ligada a una puesta en forma significante de lo real. La no-conmutativa,
prender. Por ultimo, el momento de concluir. No es mas que un sim­ en efecto, es una categoria que no pertenece mas que al registra del sig­
ple recuerdo. nificante.
Para comprender lo que ocurre con el tiempo I6gico, hay que partir Captamos ahi eso por lo que aparece el orden del inconsciente. ;,A
de que al principio la baterfa significante esta dada. Sobre esta base hay qué lo refiere Freud? lCual es su garante? Eso es lo que llega a resolver,

50 51
en un segundo tiempo, al elaborar la funci6n de la repetici6n. Mas
adelante veremos c6rno podemos formularla nosotros, remitiéndonos a
la Fisica de Arist6teles.
P. Kaufmann: - Usted formula el aiio pasado que la angustia es lo
que no engaiia. 1,Puede usted relacionar este enunciado con la ontologia IV
y la certeza?
DE LA RED DE LOS SIGNIFICANTES
La angustia es para el analisis un término de referencia crucial,
ya que, en efecto, la angustia es lo que no engaîia. Pèro la ang�stia
puede faltar. Pensamientos del inconsciente.
En la experiencia, es necesario canalizarla y, permîtanme la expre­ El colofôn de la duda.
si6n, dosificarla, para no estar sumergido en ella. Esa es una dificultad Subversiôn del sujeto.
correlativa a la que se da al unir el sujeto con lo real -término que Jntroducciôn a la repeticiôn.
intentaré circunscribir el pr6ximo dîa con el fin de disipar la ambigüe- Lo real es Lo que vuelve
siempre al mismo sitio.
dad que a su resp(?cto persiste en muchos de mis alumnos.
Para el analista, l,qué puede ratificar en el sujeto lo que ocurre en
el inconsciente? Freud, para localizar la verdad -lo he mostrado al Acostumbro a ausentarme el tiempo de dos de mis seminarios para
estudiar las formaciones del inconsciente-, se remite a una cierta es­ acudir a ese modo de reposo ritual, pasado a nuestras costumbres, que
cansi6n significante. Lo que justifica esa confianza es una referencia Jlamamos deportes de invierno. Tengo el placer de anunciarles que nada
a lo real. Pero lo menos que se puede decir, es que lo real no se · Ie de eso ocurrira este aîio, la ausencia de nieve me ha proporcionado un
entrega con facilidad. Tomemos el ejemplo del Hombre de los lobas. pretexto para renunciar a esta obligaci6n.
La irnportancia excepcional de esta observaci6n en la obra de Freud La casualidad de las cosas ha hecho que, por esta raz6n, pueda
radica en mostrar que es en relaci6n a lo real que funciona el piano igualmente anunciarles otro acontecimiento que me hace muy feliz al
de la fantasfa. Lo real sostiene a la fantasîa, la fantasîa protege lo real. darlo a conocer a un publico mucho mas amplio. Resulta, en efecto,
Para elucidarles esta relaci6n, el pr6xirno dia volveré a toinar la cogita­ que al ir a la agencia de viajes a anular la entrega de cierta cantidad de
ci6n spinoziana, pero .· pbniendo en juego otro téimino que sustituira
dinero, se me dieron las gracias con insistencia, pues se habîa recibido
al atributo. una demanda de viajes por parte de ocho miernbros de la Société fran­
çaise de Psychanalyse.
29 de enero de 1964. Debo decir que tengo mas placer en darles a conocer este aconte­
cimiento cuanto que es lo que se Hama una verdadera buena acci6n,
aquélla de la que el Evangelio dice -la mana izquierda debe ignorar
lo que hace la mana derecha.
Ocho de los mas erninentes rniembros de la enseîianza estan, pues,
en Londres para discutir los medios para precaverse de los efectos de
la mîa. Esa es una inquietud muy loable, y la susodicha Sociedad no
retrocede ante ningun sacrificio para el cuidado de sus miembros, a
menos que tal vez, por reciprocidad, la Sociedad inglesa haya cubierto
Ios gastos de ese viaje, del mismo modo que nosotros tenîamos la
costumbre de cubrir los de los viajes de sus miembros cuando venfan
a interesarse de muy cerca en el funcionamiento de la nuestra.
52 53
He creido convenie nte hacer este anuncio de tal manera que los can­ es, par esencia, rehusado. lY c6mo llama Freud a eso? Con el mismo
_ _
tos de reconoc1m1ento cubran algunos pequefios signas de nerviosismo término con que Descartes designa lo que hace poco he Hamada su
.
aparec1dos probablemente e n relaci6n con esa expedici6n. punto de apoyo -Gedanken, pensamientos.
En ese campo del mas alla de la conciencia hay pensamientos, y
resulta imposible representar esos pensamientos de otro modo que en
.la misma homologia de determinaci6n en la que el sujeto del yo pienso
1 se balla con respecta a la articulaci6n del yo dudo.
Descartes capta su yo pienso en la enunciaci6n del yo dudo, y no
La �!tima vez les _ hablé del concepto del incon en su enunciado que todavia lo acarrea todo de ese saber a paner en
_ sciente cuya verdade­
ra func1on consiste Justamente en estar en relaci6n profunda, lll duda. Puedo decir que Freud da un paso mas -que designa bastante
.
maug ura:l con la funci6n de l concepto del Unbegriff · l· Cta
'· J,
_ -o Begriff de lo la legitimidad de nuestra asociaci6n- cuando nos invita a integrar al
Uno ongmal, a saber, el carte texto del suefio lo que denominaré el colof6n de la duda -el colof6n,
.
Este carte l� he vinculado profundamente a la en un texto antiguo, es esa pequefia mano indicativa que se imprimfa
. funci6n coma tal del
SUJeto, del SUJeto en su re laci6n constituy en el margen, en los tiempos aquellos que todavia habfa una tipografia.
ente con e l significante
mismo. El colof6n de la duda forma parte del texto. Eso nos indica que Freud
Parece, con raz6n, algo nuevo el que m e refier coloca su certeza, Gewizheit, en la sala constelaci6n de los significantes
a al sujeto cuando
se trata del incons�i ente. Creo que he logra tal coma resultan del relata, del comentario, de la asociaci6n, poco
do hacerles ver que todo
eso oc�rre en �l m1smo lugar, en el lugar d importa la retractaci6n. Toda se da para proporcionar e l significante,
el sujeto, que -d e la ex­
p er�_ encia cartesiana que reduce a un punto el con e l que cuenta para establecer su propia Gewiszheit, -pues subrayo
fundamento de Ja certe­
za ma�gural- ha tomado un valor arquimédi que la experiencia no empieza mas que con su andadura. Por ello la
co, suponiendo que ése
haya s1d? �l punto de apoyo que ha permitido compara a la andadura cartesiana.
esa d�recci6n completa­
mente dtstmta que ha tomado la ciencia, princ No digo que Freud introduzca e l sujeto en el mundo -el sujeto
ipalmente a partir de
Newton. coma distinto de la funci6n psiquica, la cual es un mito, una confusa
No h dejado de acentuar en mis declaracion
. , n c1�erta
c10
es __anteriores la fun­ nebulosa- puesto que es Descartes quien lo hace. Pero diré que Fre ud
�� manera pulsativa de l inconsciente, la necesidad se dirige al sujeto para decirle esto, que es nuevo -Aqui, en el campo
nec1m1 ento � ue en cierta manera parece serle inh de desva­
erente -todo lo que , del suefio, estas en ti. Wo es war, soli ich werden.
durante un m stante, aparece en su hendidura Lo cual no quiere decir, coma enuncia no sé gué porqueria de
parece estar destinado,
por un� especi_ e de derecho de preferencia, a volv traducci6n, que El yo debe desalojar al ello. Oigan c6mo se traduce
er a cerrarse, 0 segun
la metafora empleada par e l propio Fre ud, a escurr a Freud, cuando una formula coma ésa iguala en resonancia a las de
_ o tl. empo, irse, a desaparecer.
Al m1sm h e f?rm�la�� la �speranza de que sea por ahi los presocraticos. No se trata del yo en ese soll ich werden, se trata de
donde �e r�nuev� la cnstahzac1on taJante, decisiva por
, , que ya se produjo lo que el Jch es en la pluma de Freud, desde el principio hasta el final
en l
� c1� ncia �1s1ca, Y esta vez e n otra direcci6n que denominaremos -cuando se sabe, par supuesto, reconocer su sitio- el lugar completo,
la ciencza conJetural del sujeto. Se da ahi menas total, de la red de significantes, es decir el sujeto, alli donde era (là où
paradoja de lo que
puede parecer a simple vista. c'était), desde siempre, el sueiio. En ese sitio, los antiguos r econocian
�uando Freud compre ndi6 que era en el campo del suefio donde toda clase de casas, y con motiva de los mensajes de los dioses -i,Y
debia hal_la� �a confirmaci6n a lo que le habia e par gué estarian equivocados? De ello hacian algo, mensajes de los
nsefiado su experiencia
con la hist�nca, y e mpez6 a comprometerse en dioses. Y ademas, quizas ustedes lo entreveran en lo que sigue, es po­
ello con una audacia
realm�nte sm precedentes, i,qué nos dijo, entonc sible que siempre que estén alli: -excepta que eso nos da igual. Lo
es, del inconsciente ?
Lo afirma constituido, sencialmente, no por lo qu que nos interesa es el t ejido que engloba esos mensajes, la red donde,
� e Ja conciencia puede
evocar, extender, locahzar, sacar de lo subliminar, si llega el casa, algo esta preso. Tal vez la voz de los dioses se deja ofr,
sino por Jo que le
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pero hace mucho tiempo que, a su respecto, nuestras orejas han vuelto chen su verdadero nombre de significantes. Y nuestra lectura se cer­
a su estado original -todos sabemos que han sido hechas para no ciora todavia de que Freud, cuando vuelve a ese lugar en la Traum­
ofr nada. deutung, designa con ello también otras capas, en las que las huellas.
Pero el sujeto esta alli para encontrarse de nuevo, alli donde era (là se constituyen esta vez por analogîa. Nosotros podemos volver a.
où c'était) -anticipa- lo real. Dentro de poco justificaré Io que he di­ encontrar ahi esas funciones de contraste y de similitud tan esencia-­
cho agui, pero Ios que me oyen desde hace algun tiempo saben que de les en la constitucion de la metafora, que se introduce por una dia-­
buen grado empleo la formula -los dioses pertenecen al campo de Lo cronia.
real. No insisto, pues hoy tengo que avanzar. Digamos tan solo que·
Alli donde ello era (là où c'était), el /ch el sujeto, no la psicologia­ en las articulaciones de Freud encontramos la indicacion, sin ambi­
el sujeto debe advenir. Y para saber que se esta alli, no liay mas que un güedades, de que no se trata tan solo, en esta sincronîa, de una red'.
solo método: sefi.alar la red, y una red 1,como se seiiala? Se retorna, se formada a base de asociaciones de azar y de contigüidad. Los signi-­
regresa, se cruza su camino, ello coïncide siempre de la misma manera, ficantes no han podido constituirse en la simultaneidad mas que ern
Y, en ese capitulo séptimo de La interpretaci6n de los sueiios, no hay otra razon de una estructura muy definida de la diacronia constituyente.
confirmacion a su Gewiszheit que ésa -Hablen de azar, seiiores, si La diacronia esta orientada por la estructura. Freud indica claramente·
eso les complace, pero yo, en mi experiencia, no constata ahi nada que, para nosotros, al nive! de la ultima capa del inconsciente, alH
arbitrario, pues ello coïncide de tal modo que escapa al azar. donde funciona el diafragma, alH donde se establecen las prerrelacio­
Volveré a evocar, para los que ya han oido mis Iecciones sobre nes entre el proceso primario y lo que se utilizara al nive! del pre-­
este tema, la carta cincuenta y dos a Fliess, que comenta el esquema consciente, no podria darse un milagro. Eso debe tener relaci6n, dice,_
que mas adelante sera llamado, en la Traumdeutung, optico. Este con la causalidad.
modelo representa un cierto mimero de capas, permeables a algo ana­ Todas esas indicaciones se confirman y, para nosotros, esas corn-
logo a la luz, cuya refraccion cambiaria de capa a capa. Ese es el . probaciones nos aseguran que recobramos a Freud -sin que podamos.
lugar donde se ventila la cuestion del sujeto del inconsciente. Y ése saber si es de ahi que nos llega nuestro hilo de Ariadna, porque, por­
no es, dice Freud, un lugar espacial, anatomico, sino 1,como conce­ supuesto, lo hemos leido antes de dar nuestra teoria del significante,
birlo ta! como se nos presenta? -inmenso escalonamiento, espectro pero sin poder comprenderlo siempre al momento. Sin duda, es por­
espacial, situado entre percepcion y conciencia, o ébmo se dice, entre las necesidades propias de nuestra experiencia que hemos colocado,
cuero y carne. Ustedes saben que estos dos elementos formaran mas en el centro de la estructura del inconsciente la hiancia causal, pero,
adelante, cuando se tratara de establecer la segunda topica, el sis­ el haber encontrado su indicacion enigmatica, inexplicada, en el texto·
tema percepcion-conciencia, Wahrnehmung-Bewusztein, pero no deberâ de Freud, es para · nosotros la sefi.al de que progresamos en el camino•
olvidarse entonces el intervalo que los separa, en el cual esta el lugar de su certeza. Pues el sujeto de la certidumbre esta agui dividido·
del Otro, donde se constituye el sujeto. -la certidumbre, quien la tiene es Freud.
Pues bien, ateniéndonos a la carta a Fliess, las Wahrnehmungszei­
chen, las huellas de la percepcion, 1,como funciona todo eso? Freud
deduce de su experiencia la necesidad de separar absolutamente per­
cepcion y conciencia -para que eso pase a la memoria es preciso, en 2
primer lugar, que eso sea borrado en la percepcion, y a la reciproca.
Freud nos designa entonces un tiempo en el que esas Wahrnehmungs­ En esta direccion se indica lo que esta en el meollo del problema
zeichen deben constituirse en la simultaneidad. 1,Qué es eso? -si no que planteo. 1,El psicoanalisis es, desde ahora, una ciencia? Lo que
la sincronia significante. Y, por supuesto, Freud lo dice tanto mas distingue a la ciencia moderna de la ciencia en su !inde, de la que se­
cuanto que no sabe que lo dice cincuenta anos antes que los lingüis­ discute en el Teeteto, es que cuando la ciencia se levanta siempre·
tas. Pero nosotros podemos dar de seguida a esas Wahrnehmungszei- estâ presente un maestro. Sin ninguna duda, Freud es un maestro.

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:Pero por lo tanto, si todo lo que se escribe como literatura analitica deseo suspendido al Nombre-del-padre? Freud se aproxima sostenido
no es una pura y simple chocarreria, Freud siempre funciona como por una cierta relacion con su deseo, y por lo que es su acto, a saber,
tal -lo que plantea la cuestion de saber si ese pedunculo podra ser, la constitucion del psicoanalisis.
un dia, aligerado. No me extenderé mas, aunque siempre vacilo al abandonar este
Frente a su certidumbre esta el sujeto, del que hace poco les dije terreno. Si insistiese en ello, les mostraria que la nocion, en Freud,
·que espera ahi desde Descartes. Me atrevo a enunciar como una verdad de alucinacion como proceso de catexis regresiva sobre la percepcion
·que el campo freudiano no era posible sino un cierto tiempo después implica necesariamente que el sujeto. tiene que estar ahi completa­
de la emergencia del sujeto cartesiano, en cuanto que la cienèia mo­ mente subvertido -lo que no se da, en efecto, mas que en momentos
. derna no empieza mas que después de que Descartes haya dado su extremadamente fugaces.
:paso inaugural. Sin duda, eso deja enteramente abierta la cuestion de la alucina­
De ese paso depende que se pueda llamar al sujeto a que vuelva cion propiamente dicha, en la cual el sujeto no cree, y no se reconoce
a entrar en si en el inconsciente -pues importa, sin embargo, saber en ella Corno implicado. Sin duda, eso no es mas que una débil su­
,a quién se llama. No es al alma de siempre, ni mortal ni inmortal, jecion mftica -pues no es seguro que se pueda hablar del delirio de
ni sombra, ni doble, ni fantasma, ni siquiera psicoesfera pretendida­ la psicosis alucinatoria de origen confusional como lo hace Freud,
mente caparazon, lugar de las defensas y otros esquematismos. El demasiado rapidamente, al ver en ella la manifestacion de la regre­
Jlamado es el sujeto, por tanto, solo él puede ser elegido. Tal vez sion perceptiva del deseo detenido. Sin embargo, que haya un modo
haya, como en la parabola, muchos llamados y pocos elegidos, pero en el que Freud pueda concebir como posible la subversion del
:seguramente no habra mas que los que son llamados. sujeto, muestra bastarite hasta gué punto identifica al sujeto con lo que
Para comprender los conceptos freudianos es preciso partir de ese esta originalmente subvertido por el sistema del significante.
fundamento que es el sujeto, el llamado -el sujeto de origen carte­ Dejemos, pues, este tiempo del inconsciente y avancemos hacia la
·siano. Este fundamento proporciona su verdadera funcion a lo que cuestion de lo que es la repeticion. Ello requerira mas de una de
·se llama, en el analisis, la rememoracion. La rememoracion no es la nuestras conversaciones.
reminiscencia platonica, no es el retorno de una forma, de una huella,
, de un eidos de belleza y de bien, que nos llega del mas alla, de una
·verdad suprema. Es algp que nos llega de las necesidades de estruc­
tura, de algo humilde, nacido en el nivel de los mas bajos encuentros 3
y de toda la batahola parlante que nos precede, de la estructura del
,significante, de las lenguas habladas de manera balbuciente, a traspiés, Lo que tengo que decirles ahora es tan nuevo -aunque evidente­
pero que no pueden escapar a coacciones cuyos ecos, modelos, estilo, mente asegurado con lo que he articulado del significante- que he
·se reencuentran curiosamente en nuestros dias en las matematicas. creido deber formularles desde hoy, ensefiando todas mis cartas, como
Ustedes lo han podido ver con la nocion de la comprobacion, la entiendo la funcion de la repeticion.
funcion del retorno, Wiederkehr, es esencial. No es tan solo el Wie­ Esta funcion, en cualquier caso, nada tiene que ver con el caracter
derkehr en el sentido de lo que ha sido reprimido -la constitucion abierto o cerrado de los circuitos, que antes he llamado Wiederlœhr.
misma del campo del inconsciente se asegura con el Wiederkehr. Es Freud, no digo que la introduzca, sino que por primero vez la
:abi donde Freud asegura su certeza. Pero resulta evidente que no es articula en el articulo de 1914, Erinnern, Wiederholen, Durcharbei­
,de abi que le llega. Le llega del reconocimiento de la ley de su ten, que es claramente el texto sobre el que se ha basado, en el ana­
,deseo, del de Freud. No hubiese podido avanzar · con esa apuesta I isis, la mayor estupidez, para Jlegar a concluirla en el capftulo quinto
,de certeza si no hubiese sida guiado, como nos lo atestiguan los de Jenseits des Lustprinzip.
textos, por su autoanalisis. Traten de Ieerlo en otra lengua que el francés, ese capitulo quinto,
lY qué es su autoanalisis sino la sefializacion genial de la ley del Hnea a Iinea. Para los que no saben aleman, que lo Jean en la traduc-
58 59
ci6n inglesa. Si leen esta ultima, dicho sea de paso, tendran ocasi6n en darlos, nada puede ser captado, ni destruido, ni quemado, sino
de divertirse. Veran en ella, por ejemplo, que la traducci6n de Trieb de manera, como se dice, simb6lica, in effigie, in absentia.
par instinct, y de Triebhaft par instinctual, tiene tantos inconvenien­ La repetici6n aparece primera bajo una forma que no es clara,
tes para el traductor que, cuando es mantenida par todas partes de que no es evidente, como una reproducci6n, o una presentificaci6n,
manera uniforme -lo que instituye a esa edici6n en su totalidad en acto. Esa es la raz6n par la que he puesto El acto con un gran
en el piano del contrasentido absoluto, puesto que no hay nada comun signo de interrogaci6n en la parte baja de la pizarra, con el fin de
entre el Trieb y el instinct- alli, en ese texto, la disonancia aparece indicar que ese acta permanecera, en tanto hablemos de las relacio­
tan imposible que ni siquiera se puede acabar la frase traduciendo nes de la repetici6n con lo real, en nuestro horizonte.
Triebhaft par instinctual. Se hace precisa una nota escrita -At the Resulta bastante curioso que ni Freud, ni ninguno de sus epigo­
beginning of the next paragraph, the word Trieb ... is much n�oré re­ nos, no haya intentado nunca recordarse de lo que esta, sin embargo,
vealing of the urgency than the word instinctual. El Trieb os presiona al alcance de todo el mundo en lo que se refiere al acto -afiadimos
mas en el culo, amiguitos, ésa es toda la diferencia con el susodicho humano, si ustedes quieren, puesto que por nuestra parte no conoce­
instinto. Asi es c6mo se transmite la ensefi.anza psicoanalftica. mos mas acto que el del hombre. lPor qué un acto no es un compor­
Veamos, pues, c6mo se introduce el Wiederholen. Wiederholen tamiento? Fijemos nuestra mirada, por ejemplo, en ese acto que es,
tiene relaci6n con Erinnerung, la rememoraci6n. El sujeto en si, la sin ambigüedades, el acta de abrirse el vientre en ciertas condiciones
rememoralizaci6n de la biograffa, todo eso no marcha mas que hasta -no digan hara-kiri, su nombre es seppuku. lPor qué hacen eso?
un cierto Hmite que se Hama lo real. Si quisiese forjar ante ustedes una Porque creen que eso molesta a los otros, porque, en la estructura,
formula spinoziana que se refiera a eso que tratamos, dirfa -cogitatio ése es un acto que se realiza en honor de algo. Esperemos. No nos
adaequata semper vitat eamdem rem. Un pensamiento adecuado en apresuremos antes de saber, y anotemos esto, que un acto, un verda.,
tanto que pensamiento, al nivel en que estamos, siempre evita -aun­ dero acto, siempre tiene una parte de estructura, de referencia a algo
que sea para volver a encontrarse después en todos- la misma real que no esta preso ahi de un modo evidente.
cosa. Lo real es aqui Jo que vuelve siempre al mismo sitio -a ese Wiederholen. Nada ha sida mas enigma -especialmente a prop6-
sitio en que el sujeto en tanto que cogita, la res cogitons, no lo encuentra. sito de esa bipartici6n, tan estructurante de toda la psicologfa freu­
Toda la historia del descubrimiento, de Freud_; de la repetici6n diana, entre el principio del placer y el principio de realidad- nada
coma funci6n no se define mas que al apuntar asi a la relaci6n entre ha sido mas enigma que ese Wiederholen, que esta muy cerca, segun
el pensamiento y lo real. Eso fue bien al principio, ya que tenfa que el decir de los etimologistas mas mesurados, del halar, del sirgar 1
ver con las histéricas. jQué convincente era el proceso de la reme­ �como se hace en los caminos de sirga- muy cerca del halar del
moraci6n en las primeras histéricas! Pero eso de lo que se trata en sujeto, el cual tira siempre de su truco en un cierto camino del que
esa rememoraci6n, uno no podia saberlo al principio -no se sabfa no puede salir.
que el deseo de la histérica era el deseo del padre, a mantener en lY por qué apareci6 primera la repetici6n en el nive! de lo que
su estatuto. No resulta nada sorprendente que, para beneficio del que se Hama neurosis traumatica?
toma el lugar del padre, se rememoren las cosas hasta las heces. Freud, al contrario de todos los neurofisi6logos, pat6logos y de­
Con este motiva, les indico que, en los textos de Freud, repetici6n mas, ha sefialado claramente que, a pesar de que problematice al
no es reproducci6n. Nunca hay oscilaci6n en este punto -Wieder­ sujeto al reproducir en suefi.os el recuerdo del bombardeo intensivo
holen no es Reproduzieren. por ejemplo, del que parte su neurosis -eso, en el estado de vigilia'.
Reproducir es lo que se crefa poder hacer en el tiempo aquel de no parece importarle lo mas minimo. lCual es, pues, esta funci6n de
las grandes esperanzas de la catarsis. Se tenfa la reproducci6n de la la repetici6n traumatica si nada, ni mucho menos, puede parecer justi­
escena primitiva del mismo modo coma en la actualidad se tienen Ios ficarla desde el punto de vista del principio del placer? Dominar el
cuadros de los maestros por nueve francos y medio. Tan solo que, acontecimiento doloroso, se les dira ,-lPero quién domina, d6nde
Freud nos lo indica cuando de sus pasos siguientes, y no tarda mucho esta aqui el dominador de lo que hay que dominar? lPor qué hablar

60 61
tan de prisa cuando, precisamente, no sabemos d6nde situar la ins­
tancia que realizaria esa operaci6n de dominio?
Freud, al final de la serie de escritos de los que les he dado los
dos esenciales, indica que no podemos concebir aquf lo que ocurre
en los suefios de la neurosis traumatica mas que al nivel del funcio­ V
namiento mas primitivo -aquél en que se trata de obtener la ligaz6n
de la energfa. Entonces, no presupongamos de antemano que se trata TYCHE Y AUTOMATON
ahi de una desviaci6n cualquiera, o de un reparto de funci6n tal que
podamos encontrarlo en un principio en un nivel infinitamente mas
elaborado de lo real. Por el contrario, vemos aqui un punto "con el El psicoa11alisis 110 es u11 idealismo_
que el sujeto no puede ponerse en contacto mas que dividiéndose él Lo real coma trauma.
Teorîa del sueiio y del despertar.
mismo en un cierto numero de instancias. Podriamos decir lo que se La co11cie11cia y la representaci6n.
dice del reino dividido, que alli perece toda concepci6n de la unidad Dias es inconsciente.
del psiquismo, del pretendido psiquismo totalizante, sintetizante, as­ El objeto a en el fort-da.
cendente hacia la conciencia.
Por ultimo -en esos primeros tiempos de la experiencia en los
que la rememoraci6n, poco a poco, se sustituye a si misma y se apro­ Hoy voy a proseguir el examen del concepto de repetici6n, tar
xima siempre mas a una especie de foco, de centro en el que todo como se presentifica en el discurso de Freud y en la experiencia del
acontecimiento parecerfa tener que entregarse-, precisamente en ese psicoanalisis.
momento vemos manifestarse lo que también llamaré -entre comillas, Pienso acentuar esto, de que el psicoanalisis esta bien conformado�-
pues es preciso cambiar también el sentido de las tres palabras de lo en primer lugar, para dirigirnos hacia un idealismo.
que voy a decir, es preciso cambiarlo completamente para proporcio­ Dios sabe lo que se le ha reprochado -reduce la experiencia, di­
narle todo su alcance- la resistencia del sujeto, que se convierte en cen algunos, que nos incita a encontrar en los duros apoyos del con­
ese moinento en repetici6n en acto. flicto, de la lucha, hasta de la explotaci6n del hombre por el hombre,
las razones de nuestras deficiencias; conduce a una ontologia de las
tendencias, que tiene por primitivas, internas, ya totalmente dadas
Lo que articularé el prox1mo dia les mostrara c6mo apropiarnos por la condici6n del sujeto.
a este respecto de los admirables cuarto y quinto capftulos de la Basta con remitirnos al trazado de esta experiencia desde sus pri­
Fisica de Arist6teles. Este examina y manipula dos términos que son meros pasos para ver, al contrario, que no nos permite para nada con­
absolutamente resistentes a su teoria, la mas elaborada, sin embargo, formarnos con un aforismo como la vida es un sueno. Ninguna praxis
de las que hayan podido hacerse de la funci6n de la causa -dos mas que el analisis esta orientada hacia lo que, en el coraz6n de la
términos que se traducen impropiamente por azar y fortuna. Se tra­ experiencia, es el nucleo de lo real.
tara, pues, de revisar la relaci6n que Arist6teles establece entre el
automaton -y sabemos, en el punto en que nos encontramos de las
matematicas modernas, que es la red de los significantes -y lo que él
designa como la tyche -que es para nosotros el encuentro de lo real. 1

Preguntas y respuestas faltan. i,D6nde encontramos ese real? Es, en efecto, de un encuentro, de
un encuentro esencial, de lo que se trata en lo que el psicoanalisis ha
5 de febrero de 1964. descubierto -de una cita, a la que siempre estamos requeridos, con

62 63
un real que se esconde. Por eso he colocado en la pizarra algunas a la sesi6n. No hay que tomar las cosas al pie de la letra de la decla­
palabras que son para nosotros, hoy, puntos de referencia de lo que raci6n del sujeto -en tanto que eso con lo que precisamente tenemos
cqueremos exponer. que ver es con ese tropiezo, con ese obstaculo, que encontramos a
En primer lugar, la tyche, que la hemos tomado, como les dije cada instante. Ese es el modo de aprehensi6n por excelencia que go­
.el ûltimo dia, del vocabulario de Arist6teles en pos de su bùsqueda bierna al nuevo desciframiento que hemos dado de las relaciones
de la causa. La temos traducido por el encuentro de lo real. Lo real del sujeto con lo que estatuye su condici6n.
·esta mas alla del automaton, del retorno, del volver, de la insistencia La funci6n de la tyche, de lo real como encuentro -el encuentro
-de los signos a que nos vemos mandados por el principio del placer. en tanto que puede ser fallido, que esencialmente es el encuentro
Lo real es eso que yace siempre detras del automaton, y que es tan fallido- se present6 en primer lugar en la historia del psicoanalisis
,evidente, en toda la investigaci6n de Freud, que ahi radica su preo­ bajo una forma que, por si sola, basta ya para despertar nuestra
,cupaciôn. atenci6n -la del traumatismo.
Recuerden el desarrollo, tan central para nosotros, del Hombre ;,No resulta relevante que, en el origen de la experiencia analitica,
,de los lobas, para comprender cual es la verdadera preocupaci6n de lo real se haya presentado bajo la forma de lo que hay en él de ina­
Freud a medida que se le revela la funci6n de la fantasia. Se dedica, similable -bajo la forma del trauma, determinando toda su sucesi6n,
Y de un modo casi angustioso, a consultar cual es el primer encuentro, e imponiéndole un origen en apariencia accidentai? Nos encontramos
1o real que podemos afirmar que esta detras de la fantasia. Ese real, lo ahi en el meollo de lo que puede permitirnos comprender el caracter
notamos a través de todo ese analisis, arrastra con él al sujeto, y casi radical de la noci6n conflictiva introducida por la oposici6n del prin­
1e acosa, dirigiendo de ta! modo la bùsqueda que después de todo, cipio del placer al principio de realidad -por lo que no podrfa conce­
hoy, podemos preguntarnos si esa fiebre, esa presencia, si ese deseo de bir el principio de realidad como teniendo, por su ascendiente, la ûltima
Freud no es lo que, en su enfermo, pudo condicionar el accidente palabra.
tardîo de su psicosis. En efecto, el trauma es concebido como debiendo ser tamponado
De ese modo, no hay por gué confundir con la repetici6n ni el por la homeostasis subjetivante que orienta todo el funcionamiento
retorno de los signos, ni la reproducci6n . o la modulaci6n por la con­ definido por el principio del placer. Nuestra experiencia nos plantea
ducta de una especie de rememoraci6n accionada. La repetici6n es entonces un problema, que obedece a que, en el seno mismo de los
algo que, en su verdadera naturaleza, siempre esta "velado en el ana- procesos primarios, vemos conservada la insistencia del trauma, a re­
1isis, a causa de la identificaci6n de la repetici6n y de la transferencia cordar por nosotros. El trauma alli reaparece en efecto, y muy a
en la conceptualizaci6n de los analistas. Ahora bien, es precisamente menudo sin velos en el rostro. ;,Corno el suefio, portador del deseo del
ahi el punto dond� conviene realizar la distinci6n. sujeto, puede producir lo que hace resurgir por repetici6n -de no ser
La relaci6n con lo real de que se trata en la transferencia ha sido su mismo rostro, al menos la pantalla que nos lo indica todavia detrâs?
expresada por Freud en los siguientes términos, que nada puede aprehen� Concluyamos que el sistema de la realidad, por mas que se desa­
derse in effigie, in absentia -y sin embargo, ;,no nos es dada la trans­ rrolle, deja prisionero de las redes del principio del placer una parte
ferencia como efigie y relaci6n con la ausencia? Esta ambigüedad de esencial de lo que sin embargo pertenece completamente a lo real.
1a realidad que esta en juego en la trasferencia no podemos llegar a Eso es lo que tenemos que sondear, esa realidad, si asi podemos
<liscernirla mas que a partir de la funci6n de lo real en la repetici6n. llamarla, cuya presencia es para nosotros supuestamente exigible con
Lo que se repite, en efecto, siempre es algo que se produce -la el fin de que el motor del desarrollo, tal como por ejemplo nos lo pre­
expresi6n nos dice bastante sobre su relaci6n con la tyche- coma senta una Melanie Klein, no sea reductible a lo que hace un momento
al azar. Eso es algo sobre lo que nosotros, analistas, nunca nos deja­ he Jlamado la vida es un sueiio.
mos engafiar, por principio. Al menos siempre indicamos que nos A esa exigencia responden esos puntos radicales en lo real que
hemos de dejarnos convencer cuando el sujeto nos <lice que ocurri6 Jlamo encuentros, y que nos permiten concebir la realidad como Unter­
algo, aquel dia, que le impidi6 realizar su voluntad, supongamos venir lekt, Untertragen, lo que en francés se traduciria por la misma palabra

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5
de souff ran�e, en la soberbia ambigüedad que tiene en la Iengua france­ vienne?2 -me importa que usted haya acabado, ojala él no venga
sa. La reahdad se encuentra ahi en sufrimiento, esperando ahi. y el antes. Passerez-vous, avant qu'il vienne? 3 -pues, ya cuando él venga,
Zwang, 1� coacci6n, que Freud define por la Wiederholung, gobierna Ios usted ya no estara allL
rodeos m1smos del proceso primario. Es preciso que captemos una vez Vean hacia lo que les dirijo -hacia la simetria de esa estructura
1:1a_s al proceso primario -que no es otro que lo que he intentado de­ que me obliga, después del golpe del despertar, a no poder mantener­
fmITles en las ultimas lecciones bajo la forma del inconsciente- en me, en apariencia, mas que en una relaci6n con mi representaci6n,
su expe�ienci� de ruptura, entre percepci6n y conciencia, en ese l�gar, la cual, en apariencia, no hace de mi mas que conciencia. Reflejo, en
les he d_1cho, mtemporal, que coacciona a plantear lo que Freud lla.fua, cierta manera, involutivo -en mi conciencia, no recobro mas que mi
homenaJeando a Fechner, die ldee einer anderer Lokalitiit -otra Ioca­ representaci6n.
lidad, otro espacio, otra escena, entre percepci6n y conciencia. l,Eso es todo? Freud nos ha dicho suficientemente que precisarfa
-nunca lo hizo- volver a la funci6n de la conciencia. Tal vez vea­
mos de lo que se trata al captar lo que ahi motiva el surgimiento de
la realidad representada -a saber, el fen6meno, la distancia, la hian­
cia misma, que constituye el despertar.
2 Para acentuarlo, volvamos a ese suefio -totalmente hecho también
sobre el ruido- que les he dada tiempo a todos ustedes para encon­
Captar este proceso primario, podemos hacerlo en todo momento. trarlo en La interpretaci6n de los sueiios. l,Recuerdan a ese desdichado
l,No fui despertado el otro dia de un corto suefio en el que bus­ padre que ha ido a reposar a la habitaci6n vecina a aquélla en la que
caba el reposa por algo que golpeaba mi puerta desde antes de que reposa su hijo muerto -dejando a otro viejo, a un canoso, nos dice
1:1e despertara (avant que je ne me reveille)? Con esos golpes repe­ el texto, velando al nifio- y que es despertado por algo?, l,por gué?
,
tidos ya habia formado un suefio, un suefio que me manifestaba otra -no solo por la realidad, el choque, el knocking, de un ruido produ­
casa �ue es?s golpes. Y cuando me despierto, esos golpes -esa per­ cido para llamarlo a lo real, sino que eso traduce, en su suefio preci­
.
cepc1on- s1 t?mo conciencia de ellos, es por cuanto que en torno samente, la casi 'identidad de lo que ocurre, la realidad misma de un
a ellos reconstitu�o toda mi representaci6n. Sé que estoy alli, a qué cirio que ha caido y ha prendido fuego al lecho en el que reposa su
hora me he dorm1do, y lo que buscaba con ese reposa. Cuando llega hijo.
_
el rmdo del golpe, no a mi percepci6n sino a mi conciencia mi con­ He ahi algo que parece poco indicado para confirmar lo que es
cie_ncia se reconstituye en torno a esa representaci6n -sé �ue estoy la tesis de Freud en la Traumdeutung -que el sueîio es la realizaci6n
baJo el golpe del despertar, que soy knocked. de un deseo.
Sin embargo alli es preciso preguntanne sobre Jo que soy en Vernas agui surgir, casi par primera vez en la Traumdeutung, una
aquel momento -en el instante aquel, tan inmediatamente antes y funci6n del suefio, en apariencia, secundaria -el sueîio no satisface
tan sep�rad?, en el que he empezado a sonar bajo ese golpe que es, agui mas que la necesidad de prolongar el reposa. l,Qué quiere decir,
en apanenc �a, lo que me despierta. Yo soy, que yo sepa, avant que je par tanto, Freud al colocar ahi, en ese lugar, precisamente ese suefio,
ne me revetlle1 -ese ne llamado expletivo, ya designado en mis escri­ y al acentuar que éste es en si mismo la plena confirmaci6n de su
tos, es el modo mismo de presencia de ese yo soy de antes del desper­ tesis en cuantô al sueêio?
�ar. No �s en modo alguno expletivo, es mas bien la expresi6n de mi Si la funci6n del suefio reside en prolongar el reposa, si el suefio,
1mpleancia �ada vez que tiene que manifestarse. La lengua, la Iengua después de todo, puede aproximarse tanto a la realidad que lo pro­
francesa defme claramente su empleo. Aurez-vous fini avant qu'il ne voca, l,no podriamos decir que a esta realidad podria responderse sin

1. En castellano, dado que no solemos traducir este ne, la traduccién de Ja 2. «i,Habra acabado usted antes de que él venga?» (N. del T.)
frase, con consiguiente pérdida, serîa: «antes de que me despertara». (N. del T.) 3. «i,Pasara usted antes de que él venga»? (N. del T.)

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salir del dormir? -después de todo, existen actividades sonambulas. despertar, entre el que siempre duerme y cuyo suefio no conoceremos
La cuestion que se plantea, y que por lo demas todas las indicaciones y el que no ha sofiado mas que para no despertarse.
precedentes de Freud nos perrniten aqui producirla, es -iQué des­ Si Freud maravillado ve agui confirmada la teoria del deseo, es
pierta? i,NO es, en el sueîio, otra realidad? -esa realidad que Freud seiial de que el sueiio no es tan solo una fantasia que colma un anhelo.
nos describe asi- Das Kind das an seinem Bette steht, el hijo parado Pues no es que en el sueiio se sostenga que el hijo todavfa vive.
junto a su cama, ihn am Arme fabt, le coge del brazo y le murmura Sino que el hijo muerto al coger a su padre por el brazo, visi�� atroz
en tono de reproche, und ihm warwurfsvall zuraunt: Vater, siehst du _ :
designa un mas alla que se hace oir en el sueno. Se presenttflca alh
denn nicht, Padre j,no ves, das ich verbrenne, que estoy ardiendo? el deseo, por la pérdida imaginada, en el punto mas cruel del objeto.
1
Hay mas realidad, cierto es, en ese mensaje que en el ruido, por Tan solo en el suefio puede realizarse este encuentro verdaderamente
el que el padre identifica ademas la extraîia realidad de lo que ocurre unico. Solo un rito, un acto siempre repetido, puede conmemorar este
en la habitacion de al lado. i,NO pasan por esas palabras la realidad encuentro inmemorable -puesto que nadie puede decir gué es la
fallida que ha causado la muerte del hijo? El propio Freud nos dice muerte de un nifio-- sino el padre en tanto que padre -es decir,
que, en esta frase, hay que reconocer lo que perpetûa para cl padre ningûn ser consciente.
estas palabras para siempre separadas del hijo muerto que tal vez se Pues la verdadera formula del ateismo no es que Dias ha muerta
las habra dicho, supone Freud, a causa de la fiebre -pero, j,quién -incluso al fundamentar el origen de la funciôn del padre en sµ
sabe?, tal vez estas palabras perpetûan el remordimiento, en el padre, asesinato, Freud protege al padre-; la verdadera formula del ateismo
de que aquel que ha colocado junto al lecho de su hijo para velar, el es que Dias es inconsciente.
anciano, tal vez no estara a la altura de realizar adecuadamente su . .
El despertar del suefio nos muestra el despertar de la conc1encia
tarea, die bersargnis dab der greise Wiichter seiner Aufgabe nicht ge­ del sujeto en la representacion de lo que ha ocurrido �l penoso acci­
wachsensein dürfte, no estara, tal vez, a la altura . de su tarea. En ,
dente de la realidad jal que tan solo se puede correg1r! i,Pero que erà
efecto, se durmio. ese accidente?- cuando que todo el mundo duerme, a la vez aquel que
Esta frase dicha a proposito de la fiebre -l,DO les evoca eso que, queda descansar un poco, aquél que no ha po�ido �ant�ner 1� vela
en uno de mis ûltimos discursos, he llamado la causa de la fiebre? La .
y aquel del que, sin duda ante su lecho, algme� bien mtenc1onad,o
accion -por apremiante que fuera segun toda verosimilitud- de reme­ debio decir -Se diria que duerme, cuando de el no sabemos mas
diar lo que oçurre en la habitacion contigua, l,nO es tal vez sentida, que una cosa, que en este mundo totalmente adormecido solo la voz
también, como si de todos modos ya fuese, ahora, demasiado tarde se ha dejador oir -Padre, tlla ves que estoy ardienda? Esta frase
con respecto a eso de lo que se trata, a la realidad psiquica que se por si misma es una antorcha -ella sola lleva el fuego alli donde
manifiesta en la frase pronunciada? i,El sueîio proseguido no es esen­ cae- y no se ve lo que arde, pues la Hama nos ciega en el hecho
cialmente, si asi puedo decirlo, el homenaje a la realidad perdida de que el fuego apunta al unterlekgt, al untertragen, a lo real.
-la realidad que ya no puede hacerse mas que repitiéndose indefini­ Eso es lo que nos lleva a reconocer en esta frase arrancada al
damente, en un indefinidamente nunca alcanzado despertar? i,Oué padre en su sufrimiehto, el reverso de lo que sera, cuando esté des­
encuentro puede darse ahi en lo sucesivo con ese ser inerte para .
pierto, su conciencia, y a preguntarnos lo que es co�relattvo, en el
siempre -incluso a ser devorado por las Hamas- sino ése que ocurre suefio, de la representacion. Esta cuestion es tanto · mas sorprendente
justamente en el momento en que las Hamas por accidente, como por cuanto que agui vemos el suefio verdaderamente como el r��erso de
azar, vienen a unirse a él? j,Donde esta la realidad en este accidente? la representacion -es la imaginer.îa del suefio y es la o�as1on, para
-a no ser que se repita algo, en suma mas fatal, par media de la .
nosotros, de subrayar ahi lo que Freud, cuando habla del mconsc1ente,
realidad- de una realidad en la que el que estaba encargado de velar designa como lo que lo determina esencialmente, la Var�tellungsre­
el cuerpo permanece todavia dorroido, incluso ademas cuando el padre pri:isentanz. Lo cual no quiere decir, como se le ha traduc1do burda­
llega después de haberse despertado. mentc, el representante representativo, sino lo que hace las veces [le
Asi, el encuentro, siempre fallido, ha ocurrido entre el sueîio y el .
tenant-lieu] de la representacion. Mas adelante . veremos su func16n.
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Espero h_aber logrado hacerles comprender lo que, del encuentro -de que pocos sentiran el amor si no se les hubiese explicado sus
como para siempre fallido, es agui nodal, y sustenta realmente, en el modos y caminos? Si, pero l,quién empezo? lY no empieza todo esen­
texto de Freud, lo que le parece, en ese suefio, absolutamente ejemplar. cialmente por el engaîio al primero a quien se dirigia el encantamiento
El lu�ar de l_o real, que v� del trauma a la fantasia -en tanto que del amor -que hizo pasar ese hechizo por exaltaci6n del otro, ha­
_
la fantas�a es siempre tan solo la pantalla que disimula algo total­ ciéndose el prisionero de esa exaltaci6n, de su ahogo- que, con el
.
mente pnmero, determmante en la funcion de la repeticion he ahi a otro, creo la demanda mas falsa, la de la satisfacci6n narcisista, tanto
lo que sera preciso mirar ahora. Eso es por lo demas lo' que, para sea la del ideal del yo como del yo que se toma por el ideal?
_
nosotros, exphca a la vez la ambigüedad de la funcion del despertar Corno tampoco en Kierkegaard no se trata en Freud de ninguna
Y de la fun�ion de lo real en ese despertar. Lo real puede representarse repetici6n que se fundamente en lo natural, de ningun retorno de la
�or el accidente, el pequefio ruido, ese poco-de-realidad, que mani­ necesidad. El retorno de la necesidad se encamina a la consumacion
fiesta que no sofiamo�. Pero, por otro Iado, esa realidad no es poca, puesta al servicio del apetito. La repetici6n demanda lo nuevo. Ella
pues lo que nos desp1erta es la otra realidad oculta detras de la falta se vuelve hacia lo ludico que convierte a eso nuevo en su dimension
de lo que hace las veces de representacion -es el Trieb, nos dice -Freud nos lo dice también en el texto del capitulo cuya referencia
Freud. les di la ultima vez.
jCuidado! todav!� no hem�s dicho Jo que es ese Trieb -y si, a Todo lo que, en la repeticion, se varia, se modula, no es mas
falta de representacmn, no esta ahi, cual ese ese Trieb en cuestion­ que alienaci6n de su sentido. El adulto, incluso el nifio mas adelan­
podemos tener que considerarlo como si solo fuese Trieb por venir. tado, exigen en sus actividades, en el juego, lo nuevo. Pero ese desli­
El despertar, j,Como no ver que tiene un doble sentido -que zamiento cubre lo que es el verdadero secreto de lo ludico, a saber,
el despertar que nos vuelv� a situar en una realid_ad constituida y la diversidad mas radical que constituye la repetici6n en si misma.
representada cuenta por partida doble? Es mas alla del suefio que va­ Véanla en el nifio, en su primer movimiento, en el momento que se
mos a buscar lo real -en lo que el sueiio ha rebozado envuelto forma como ser humano, manifestandose como exigencia de que el
nos ha oc�lta�o, detras de la carencia de la represei:itacion' de la qu; cuento siempre sea el mismo, que su realizacion contacta sea ritualizada,
n? hay a?i mas que lo_ que hace sus veces. Ahi esta lo real que go­ es decir, sea textualmente la misma. Esta exigencia de una consistencia
bie;�� mas q�e cualqmer otra cosa nuestras actividades, y el psico­ distinta de los detalles de su relato, significa que la realizaci6n del
anahsis es qmen nos lo designa. significante nunca . podra ser bastante cuidadosa en su memorizaci6n
para llegar a designar la primacia de la significancia como tal. Por
tanto es evadirse de ella, en apariencia, el desarrollarla variando sus
significaciones. Esta variacion hace olvidar el objetivo de la signifi­
3 cancia al transformar su acto en juego, y al proporcionarle descargas
bienaventuradas con respecto al principio del placer.
Asf, resulta que Freud aporta la solucion al problema que para Freud, cuando capta la repetici6n en el juego de su nieto, en el
el mas agudo de los interrogadores del alma antes que él -Kierke­ fort-da reiterado, puede sefialar que el nifio tapona el efecto de la
gaard- ya se habia centrado en la repeticion. desaparicion de su madre convirtiéndose en su agente -ese feno­
Les invito a releer el texto que lleva este titulo deslumbrante meno es secundario. Wallon lo sefiala, no es de entrada que el nifio
de ligereza y de juego ironico, verdaderamente mo:artiano en su vigila la puerta por la que ha salido su madre, sefialando asi que
n_iodo �onjua �e�co de abolir, los espejismos del amor. Con agudeza, cuenta con volverla a ver alli, sino antes, vigila el punto mismo donde
sm po�ible rephca, se acen_tua ese rasgo que, en su amor, el joven, ella le ha dejado, el punto que cerca de él ella ha abandonado.
que Kierkegaard nos descnbe, a la vez emocionado e irrisorio tan La hiancia introducida por la ausencia perfilada, y siempre abierta,
s�Jo se dirige a sf mismo por mediaci6n de la memoria. Rea�ente permanece causa· de un trazado centrifugo donde lo que abandona
l,hay ahi algo mas profundo que la formula de La Rochefoucauld no es el otro en tanto que figura en la que se proyecta el sujeto,
70 71
sino ese carrete unido a él por un hilo que aguanta -donde se expresa
lo que de él se desprende en esa prueba, la automutilaci6n a partir
de la cual el orden de la significancia se pondra en perspectiva. Pues veran
_ Este disefio que hoy les be dada de la funci6n de la tyche,
el Juego del cartete es la· respuesta del sujeto a lo que la ausencia de analis ta
del
la madre ha creado en la frontera de su dominio -el borde de su que nos resultara esencial para rectificar lo que es el deber
cuna- a saber, un foso, a cuyo alrededor no puede hacer mas que en la interpretaci6n de la transferencia.
vano que el
el juego del salto. Que me baste acentuar boy que no es en absoluto en
mas radical esa
Ese carrete no es la madre reducida a una pequeii.a bola por no analisis se plantea coma modulando de una manera
a tiempo se ha
sé gué juego digno de los jibaros -es una pequefia casa del sujéto relaci6n del hombre con el mundo que durante much
que se separa aunque todavia perteneciéndole, todavfa reteniéndolo. tomado por el conocimiento.
relacionado
Es el lugar de decir, a imitaci6n de. Arist6teles, que el hombre piensa Si éste se balla tan a menudo, en los escritos técnicos,
énesis y la filo­
con su objeto. Es con su objeto que el niii.o salta las fronteras de su con no sé gué de analogo con la relaci6n entre la ontog
mostr aremo s que
dominio transformado en pozo y empieza el encantamiento. Si es génesis, es a causa de una confusion, y el pr6ximo dia psi­
r la ontog énesis
cierto que el significante es la primera marca del sujeto, i,C6mo no toda la originalidad del analisis radica en no centra nin­
mente no posee n
:econocer agui -por el solo hecho de que ese juego viene acompa­ col6gica en esos pretendidos estadios, los que literal
en términos biol6-
na�o de una de las primeras oposiciones que aparecen- que es en el gun fundamento sefialable en el desarrollo observable
nte, en el tropiezo de
obJeto en el que esta oposici6n se aplica en acto, el carrete, donde gicos. Si el desarrollo se anima todo él en el accide
condu ce al mismo punto
debemos designar al sujeto? A este objeto, ulteriormente, le daremos la tyche, ello es en la medida que la tyche nos
acion es del mundo mis-
su n ombre en el algebra lacaniana -la a minuscula. donde la filosofta presocratica buscaba las explic
El conjunto de la actividad simboliza la repetici6n, pero no en mo.
Dem6crito in-
absoluto la de una necesidad que apelaria al retomo de la madre, y En alguna parte precisaba de un clinamen. Cuando
sario de una pura funci6n
que se manifestaria simplemente en el grito. Es la repetici6n de la tent6 designarlo, colocandose ya coma adver
mient o, nos dice: no es el
partida_ dela madre èomo causa de una Spaltung en el sujeto -supe­ de negatividad para introducir alli el pensa de nues­
o que, desde lo que uno
rada por el juego alternativo, fort-da, que es un aqui o alli, y que no µ1]6 1bJ lo esencial, y anade -mostrand
a de la filoso fia, la manip ulaci6n
apunta, en su .alternancia, mas que a ser fort de un da y da de un tros alumnos llamaba la etapa arcaic ,.
A
fort . . lo que. apuntà es a lo que, esencialmente, no esta alli, en de las palabras era utilizada al igual que
en
en
griego
los
es
tiemp
una
os de
palab
Heide
ra
gger-
inven tada.
tanto ·que representado- pues· el juego mismo es el Repriisantanz no es un µl]O E, es un o Ev, lo cual,
dicho? -ha dicho,
de la Vorstellung. i,En gué se convertira la Vorstellung cuando, de No ha dicho !:v para no hablar del fr;, lqué ha
boy, la del idealis­
. uevo, ese. Reprasantanz de l_a madre, en su dibujo marcado de .pince­
n respondiendo a la pregunta que era la nuestra de
ladas, de pinceladas a la aguada del deseo, faltara? mo -Nada ;,quiza�·? no -quizas nada, pero no nada.
Yo también be visto; con mis propios ojos, abiertos por la adivi­
naci6n materna, al nifio, traumatizado de que me vaya a pesar de su
Hamada precozmente esbozada de la voz, y en lo sucesivo mas renovada
por meses enteras -le he visto, mucho tiempo después todavia, cuan­
do lo tomaba, a ese nifio, en brazos, le he visto apoyar su cabeza en RESPUESTAS
mis hombros para caer en el sueno, el sueno (mica capaz de devolverle
acceso al significante vîviente que era yo desde la fecha del trauma.
F. Dolto: -No veo c6mo, para describir la formaci6n de la inteli­
gencia antes de los tres o los cuatro aiios, se puede prescindir de los
estadios. Pienso que para las fantasfos de defensa y de velo de la cas-
73
72
:traciôn, a la par que con las amenazas de mutilaciôn, hay necesidad
'
.de referirse a los estadios.
La descripci6n de los estadios, formadores de la libido, no debe ser
,referida a una seudo maduraci6n natural, que siempre permanece opaca.
Los estadios se organizan en torno a la angustia de castraci6n. El hecho
,copulatorio de la introducci6n de la sexualidad es traumatizante -he
:ahî un desgarr6n considerable- y posee una funci6n organizadora
;para el desarrollo.
La angustia de castraci6n es. como un hilo que perfora todas 'las
,etapas del desarrollo. Orienta las relaciones que son anteriores a su
;aparici6n propiamente dicha -destete, disciplina anal, etc. Cristaliza
.cada uno de esos momentos en una dialéctica que tiene como centro
un mal encuentro. Si los estadios son consistentes es en funci6n de su
posible registro en términos de malos encuentros. DE LA MIRADA COMO OBJETO a MINUSCULA
El mal encuentro central esta al nivel de lo sexual. Lo cual no
,quiere decir que los estadios tomen un tinte sexual que se difundiria
.a partir de la angustia de castraci6n. Por el contrario, es porque esta
,empatia no se produce por lo que se habla de trauma y de escena pri­
mitiva.

12 de febrero de 1964.

74
VI
LA ESQUIZIA DEL OJO Y DE LA MIRADA

Esquizia del sujeto.


Facticidad del traumatismo.
Maurice Merleau-Ponty.
La tradiciôn filosôfica.
El mimetismo.
El omnivoyeur.1
En el suefio, ello mues/ra.

Continuo.
Wiederholung, les he recordado -y ya les he dicho bastante sobre
ello para acentuar en la referencia etimol6gica que les he dado, halar,
lo que implica de èonnotaci6n fatigante.
Halar, tirar. l,Tirar gué? Tal vez, jugando con la ambigüedad de
la palabra tirer en francés, tirer au sort. 2 Ese Zwang nos dirigiria en­
tonces hacia el naipe obligado 3 -si no hay mas que un solo naipe en
el juego, no puedo tirar otra.
El caracter de conjunto, en el sentido matematico del término, que
presenta la partida de significantes, y que la opone por ejemplo a la
indefinidad del mimera entera, nos permite concebir un esquema en
el que se aplica en seguida la funci6n del naipe obligado. Si el sujeto
es el sujeto del significante -determinado por él- se puede imaginar
la red sincr6nica tal que da en la diacrania efectos preferenciales. En­
tiendan bien que no se trata ahi'. de efectos estadi'.sticos imprevisibles,

1. Dada la difusiôn y la peculiar connotaciôn del término voyeur, lo dejamos


tal cual, a pesar de utilizarse a menudo el término escopôfilo, ya que en la misma
construcciôn se halle en francés. (N. del T.)
2. Tirer au sort: sortear, echar la suerte, decidir o designar por el recurso
al azar. (N. del T.)
3. Si se consulta el diccionario Robert, nos dice de carte forcée, que tradu­
cimos por «naipe obligado»: naipe que un ilusionista nos obliga a escoger, dejando
la apariencia de libertad en la elecciôn; fig., obligaciôn a la que uno no puede
escapar. (N. del T.)

77
sino que es la estructura misma de la red la que implica los retomos. analizado- es aqui indicativa desde el momento que de lo que se tra-­
Esa es la figura que toma para nosotros, a través de la elucidacion de ta es del proceso del sueô.o en su resorte ultimo. La realidad que deter-­
lo que llamamos las estrategias, el automaton de Aristoteles. Y ademas, mina el despertar les el ligero ruido contra el que se mantiene el imperio­
es por automatismo que traducimos el Zwang de la Wiederholungzwang, del sueiio y del deseo? i,No es mas bien alguna otra cosa? i,NO es lo que­
compulsion de repeticion. se expresa en el fondo de la angustia de ese sueiio? -a saber, lo mas
intimo de la relacion del padre con el hijo, y que viene a sugerir no,
tanto en esa muerte como en lo que ella es mas alla, en su sentido de·
destino.
1 Entre lo que sucede como por casualidad, por azar, cuando todo,
el mundo duerme -el cirio que cae y el fuego en la mortaja, el acon­
Mas adelame les proporcionaré los hechos que sugieren, en ciertos tecimiento sin sentido, el accidente, la mala suerte- y lo que hay de·
momentos de este monologo infantil imprudentemente calificado de punzante, aunque velado, en el Padre, ;,no ves que estoy ardiendo?,
egocéntrico, que son juegos propiamente sintacticos los que se dejan ob­ existe la misma relaci6n con la que nos encontramos en una repeticion.
servar. Estos juegos dependen del campo que llamamos preconsciente, Eso es Io que, para nosotros, se figura en la denominaci6n de neurosis.
pero forman, por asi decirlo, el lecho de la reserva inconsciente -a de destino' o de neurosis de fracaso. Lo fallado no es la adaptacion,
entender en el sentido de reserva de indios, en el interior de la red sino tyche, el encuentro.
social. Lo que Arist6teles formula -que la tyche se define por el no poder­
La sintaxis, por supuesto, es preconsciente. Pero lo que escapa al llegarnos mas que de un ser capaz de eleccion, proairesis, que la tyche,
sujeto es que su sintaxis esta relacionada con la reserva inconsciente. buena o mala fortuna, no podria llegarnos de un objeto inanimado, de
Cuando el sujeto relata su historia, actua, latente, lo que gobierna esa un niiio, de un animal- se ve aqui falseado. El accidente mismo de
sintaxis, y la toma cada vez mas ceîiida. i,Ceîiida con· respecto a qué? este suefio ejemplar nos lo representa. Seguramente, Arist6teles seiiala
A lo que Freud, desde el principio de su descripcion de la resistencia en este punto el mismo limite que lo detiene al borde de las formas.
psiquica, Hama un nucleo. extravagantes de la conducta sexual, que no podrfa calificar mas que de·
Decir que ese nucleo se refiere a algo traumatico no es mas que teriotes, monstruosidades.
una aproximacion. Es preciso que distingamos de la resistencia del El lado cerrado de la relacion entre el accidente, que se repite, Y
sujeto esa primera resistencia del discurso, cuando éste procede al cefii ­ el sentido velado, que es la verdadera realidad y nos conduce hacia la
miento alrededor del nucleo. Pues la expresion resistencia del sujeto pulsion -eso es lo que nos proporciona la certeza de que la desm�-­
implica de un modo ya mas que suficiente un yo supuesto, del que no tificaci6n de ese artefacto del tratamiento que se Hama la transferencia
es seguro -al acercarse a ese nucleo- que sea algo de lo que podamos no consiste en llevarla de nuevo a lo que llamamos la actualidad de la
estar seguros que la calificacion de yo esté todavia fundamentada. situaci6n. La direcci6n que se indica en esta reduccion a la actualidad'
El nucleo ha de ser designado como perteneciente a lo real -a lo de la sesion, o de la serie de sesiones, ni siquiera posee valor propedéu-­
real en tanto que la identidad de percepcion es su regla. En el limite, tico. El concepto justo de la repeticion debe obtenerse en otra direcci6n,
se basa en lo que Freud seiiala como una especie de extraccion, que que no podemos confundir con el conjunto de los efectos de transfe­
nos asegura que estamos en la percepcion por la sensaci6n de realidad rencia. Este sera nuestro problema, cuando abordemos la funci6n de
que lo autentifica. i,Qué quiere decir eso de no ser que, del lado del la transferencia: comprender como la transferencia puede conducirnos.
sujeto, eso se Hama el despertar? al coraz6n de la repeticion.
Si, el ultimo dia, fue en torno al sueiio del capitulo séptimo de La Por ello es necesario fundamentar en primer lugar esta repeticion·
interpretaci6n de los suefî.os que abordé eso âe lo que se trata en la en la esquizia misma que se produce en el sujeto con respecto al en­
repetici6n, fue porque la eleccion de ese sueiio -por clausurado, por cuentro. Esta· esquizia constituye la dimension caracteristica del des­
cerrado, por doble· y triplemente cerrado que esté, puesto que no esta cubrirniento y de la experiencia analî'tica, que nos hace aprehender
78 7g,
Jo real, en su incidencia é:lialéctica, coma originalmente inoportuno. curva a través del tapiz, salto al lado en el que se plantea la cuestion
Por ello, precisamente, lo real, en el sujeto, es Io mas complice de la que se ofrece como encrucijada, entre nosotros y todos los que intentan
pulsion -:-a la que no Ilegaremos mas que a Io ultimo, porque solo pensar el camino del sujeto.
,este cammo recorrido podra hacernos concebir de qué retoma. Este camino, en tanto que es busqueda de la verdad, L,hay que
Ya que, después de todo, L,por qué la escena primitiva es tan trau­ abrirlo con nuestro estilo de aventura, con su traumatismo reflejo de
:matica? L,Por qué se da siempre o demasiado pronto o demasiado tar­ facticidad? ;,O hay que localizarlo alli donde desde siempre lo ha hecho
de? L,Por qué recibe alli el sujeto o demasiado placer -al menas es la tradici6n, al nivel de la dialéctica de lo verdadero y de la apariencia,
asi que hemos concebido primera la causalidad traumatizante del obse­ tomada al comienzo de la percepci6n en lo que tiene de fundamental­
sivo- o demasiado poco, como en la histérica? L,Por gué no despiérta mente idéica, estética en cierta manera, y acentuada con un centramien­
·en seguida al sujeto si es cierto que es tan profundamente libidinal? to visual?
.L,Por gué el hecho es aquf dystychia? L,Por qué la pretendida madura­ No es agui simple azar -referido al orden de lo puro tiquico- el
-ci6n de los seudo instintos esta amarrada, traspasada, trasfijada de Io que esta semana esté al alcance de ustedes, dada su aparicion, el
·tîquico -yo diria de la palabra tyche? libro, postumo, de nuestro amigo Maurice Merleau-Ponty sobre Lo
Por el moment<;>, nuestro horizonte es Io que aparece de facticio en visible y lo invisible.
'la relaci6n fundamental con la sexualidad. Se trata en la experiencia Agui se expresa, encarnado, lo que hacia la altemancia de nuestro
:analîtica de partir de que si la escena primitiva es traumatica no es la dialogo, y no tengo que evocar algo lejano para acordarme del Con­
,empatia sexual la que sostiene las modulaciones de Io anali;able, sino greso de Bonneval, en el que su intervenci6n daba fe de lo que era
un hecho facticio. Un hecho facticio, como el que aparece en la esce­ su camino, el que se ha roto en un punto de la obra que no la deja
na tan ferozmente acosada en la experiencia del Hombre de los lobos: menos en un estado de acabamiento, prefigurado en este trabajo devoto
1a extraîieza de la desaparici6n y de la reaparici6n del pene. que debemos a Claude Lefort, al que quiero rendir agui homenaje por
El ultimo dia quise apuntar d6nde esta la esquizia del sujeto. Esta la clase de perfeccion a la que, en una transcripcion larga y dificil,
-esqmzia, después del despertar, persiste, entre el retorno a Io real la creo que ha llegado.
representaci6n del mundo por fin pies en tierra, Ios brazos en �lto, Este Visible y lo invisible puede seiialarnos el momento de llegada
.qué desgracia, qué ha ocurrido, qué horror, qué to;;_terîa, qué idiota, de la tradicion filos6fica -esta tradicion que empieza en Platon con la
ése, que se puso a dormir, y la conciencia que vuelve a tramarse, que promocion de la idea, de la que podemos decir que, de un inicio en un
:se sabe que vive todo eso coma una pesadilla, pero que, sin embargo, rnundo estético, se determina con un fin dado al ser coma soberano
:se agarra a si misma, yo soy quien vive todo eso, no necesito pellizcar­ bien, alcanzando asi una belleza que es también su limite. Y no es
.me para saber que no suefzo. Pero ocurre que esa esquizia no estâ ahi precisamente por nada que Maurice Merleau-Ponty reconoce Io que la
todavîa mas que representando la esquizia mas profunda, a situar entre rige en el ojo.
lo que refiere el sujeto en la maquinaria del sueîio, la imagen del hijo En esta obra a la vez terminal e inaugurante, descubriran una evo­
·que se acerca, la mirada llena de reproches y, por otra parte, Io que lo cacion y un paso adelante en la via de Io que antes habia formulado la
,causa y en lo que _cae, invocaci6n, voz del niîio, solicitaci6n de la mi­ Fenomenologia de la percepci6n. En ella se balla evocada, en efecto,
rada -Padre, ;,no ves ... ? la funcion reguladora de la forma, invocada en contra de lo que, a
medida que progresaba el pensamiento filos6fico, habia sida empujado
hasta ese extrema del vértice que se manifestaba en el térrnino idealis­
mo -L,como unir para siempre ese forro en el que se convertia enton­
2 ces la representacion con Io que se considera que recubre? La Fenome­
nologia, por. tanto, nos remitia a la regulacion de la forma, en la que
Es ahi que -libre corno soy de proseguir, en el camino por el que preside no solo el ojo del sujeto, sino toda su espera, su movimiento,
·1es conduzco, la via que agui me parece la mejor -pasando mi aguja su presa, su emociori muscular, y ademas visceral; en una palabra, su

;go 81
6
presencia constitutiva, enfocad a en lo que se Hama su i ntencionalidad que encontramos en el horizon te y como tope de nuestra experiencia,
to tal. a saber, la carencia constitutiva de la angustia de la castracion .
Maurice Mer!eau-P on ty da ahora el paso siguiente forzando los li­ El ojo y la mirada, tal es para nosotros ]a esquizia en ]a que se ma­
.
nutes de �sta, m1sma fenom e_nologia. Veran que las vfas por las que nifiesta J a pulsion al nivel del campo escopico .
les �onducua no pertenecen t an solo al orden de la fenomenologia de
lo v1sual, puesto que van a enc_ontrarse -ese es el punto esencial­
.
con _ la depe�dencia de lo visibl� con respecto _ a lo que nos coloca bajo
el OJ C>_ del v1dente. �on eso dec1mos demas iado, puest o que ese o}o :n o 3
es m as que !a meta fora de algo que mas bien llamaria el brote [la
pousse] d �l v1dente -:-algo anterior a su ojo. L o que se trata de cercar, En nues tra relacion con las cosas, ta] como es cons tituida por la
p�r las vias del cammo que él nos indica, es la preexistencia de u na via de la vision y ordenada en las figuras de la representaci6n, algo se
m�rada -no veo mas que desde un punto, pero en mi existencia soy transmite, de piso en piso, para estar siempre en ella en algun grado
muado desde todas partes . elid ido -eso es lo que se Hama l a mirada.
Ese ver al que est _ oy som eti do de una manera original, sin d uda es Para que ustedes lo noten, hay mas de un camino. i,LO imaginaré yo,
lo qu : _debe condu�u�os a la ambicion de esta obra, a esta inversion como en su extremo, con u no de los enigmas que nos presen ta la r e­
?nt �lo�1�a, cuyos cim1e ntos deberian encontrarse en una mas primitiva ferencia a la naturaleza? Se t rata nada menos que del fenomeno lla mado
mstituc1on de la forma. del mimetismo.
Esta es para _ mi la oc�sion de responder a alguien de que, por su­ Sobre este asunto se han dicho muchas cosas, y ante todo muchas
� uesto , ten�o m1 �mtologia -wor qué no?- como todo el mundo absurdas -por ejemplo, que los fen6menos de mimetis mo hay que ex­
tiene _ un �, mgenua o elab orada. Pero de seguro, lo que intento trazar plicarlos por un fin de adaptaci6n. Esa no es mi opinion. No tengo
en m1 d1 scurso -q ue aunque rei n terprete el de Freu d no es ta menos mas que remitirles, entre otras, a una pequefia obra que muchos de
centrado en la particularidad de la experiencia que traza- no tiene en ustedes sin duda conocen, la de CailJois titulada Méduse et compagnie,
n:iodo alguno la pretension de recubrir el campo enterô· de la experien­ en la que la referencia adaptativa es criticada de una manera particu­
cia. Incluso este entredo s, este hueco, que no s abre la aprehension del larmente perspicaz. Por una parte, para ser eficaz, la mutaci6n deter­
inco�sciente s�lo nos interesa en tanto qu e nos es designado, por la minante del mirnetismo, en el insecto por ejemplo, no puede realizarse
cons1 �na, freud �ana , como eso de l o que el sujeto ha de tomar posesion. mas que de golpe y e n el comienzo. Por otra, sus pretendidos efectos
_
Anadue tan solo que el m antenimiento de es te aspecto del freudisrn o se]ectivos son a niquilados por la constataci6n de que en el es t6rn ago
que se acostumbra a calificar de naturalismo parece indispensable, de Ios pajaros, y en particular pr edado res , se encuentran tantos i nsectos
_
pue � es un� d � las _ raras tentativas, si no la unica para dar cuerpo a J a supuestamente protegidos por algun mimetismo como insectos que no
reahdad ps1qmca sm substantifica rla. lo es tan.
En el campo que nos presenta Maurice Merleau-Ponty, mas O me­ Pero ademâs, el problema no es ése . El problerna mas radical del
.
nos polanza �o por otra parte por l os hilos de nuestra experien cia, el mimetismo radica en saber si debemos atribuirlo a alguna potencia
,
ca�po ��c �p1co, el estatuto ontologico se presenta por sus incidencias forrnativa del propio organismo que nos muestra sus manifestaciones.
.
mas �rhftciales , mcluso mas cad ucas. Pero no es entre lo invisible y Para que es to sea legitim o, seria preciso que pudiésemos concebir por
.
!o VlSlble que nosotros vamos a tener que pasar. La esquizia que nos q ué circuitos esta fuerza podria encontrarse en posicion de dominar,
�nteresa no es la distancia que resulta del hecb o de que haya formas no solo la forma misma del cuer po mimetizado, sino su relaci6n con
1mpues tas por el mundo hacia las cuales la intencionalidad de la ex­ el medio , en el que actua ya sea dis tinguié ndose ya sea confund iéndose
periencia fenomeno!ogi�a n os dirig e ; de donde los limites que encon­ con él. Y por decirl o t odo, como recuerda Caillois con mucha perti­
tr �mos en l� expenencia de lo visible. La mirada no se nos present a n encia, tratandose de t ales manifestaciones miméticas, y especialm ente
mas que ba10 la f orma de una extraîia con tingencia, simbolica de lo de l a que pued e evoc arnos l a funci6n de l os ojos, a saber, los ocelos,

82
83
lo que hay que comprender es si imprensi
onan --es un hecho que po�
seen este efecto sobre el predador o la hay satisfaccion en el estar bajo esa mirada de 1� que hablaba hace un
supuesta victima que los mira
-'-Si impresionan p_or su semejanza con rato siguiendo a Maurice Merleau-Ponty, esa �mrada que n�s cerca, Y
los ojos, o si, al contrario, los
ojos son fascinantes solo por su relacion que nos convierte en primer Jugar en seres muados, pero sm que nos
con la forma de los ocelos.
Dicho de otro modo, L,no debemos distingui Io muestren?
r a este respecto la funcion
del ojo del de la mirada? El espectaculo del mundo, en este sentido, nos aparece corn?
Este ejemplo distintivo, escogido como omnivoyeur. Tal la fantasia que encontramos en efecto en la p�rspecti­
tal -por su lugar, por su
facticidad, por su caracter excepcional- va platônica, Ja de un ser absoJuto al que se Je transfiere la cahdad de
no es para nosotros mas que
una pequeîia manifestacion de una funci6n omnividente. AI nive! mismo de ]a experiencia fenomenal de Ja conte�­
a aislar -la de, digamos la
palabra, la mancha. Este ejemplo es prec placion, este Jado omnivoyeur despunta en la satisfaccion de una muJer
ioso para seîialarnos la pree­
xistencia a lo visto de un dado-a-ver. que se sabe mirada' con la condicion de que no se lo mostremos.
No hay ninguna necesidad de referirse a no El mundo es omnivoyeur, pero no es exh"b· · · ta -no. provoca
1 1c10ms
sé gué suposici6n sobre
la existencia de un vidente universal. nuestra mirada. Cuando empieza a provocarla, entonces emp1eza tam'-
Si la funcion de la mancha es
reconocida en su autonomia e identificada bién la sensacion de extraîieza. . .
buscar su rastro, el hilo, la huella, en toda
a la de la mirada, podemos . . .
s las capas de la constitucion lQué decimos? -que en el estado llamado de v_igiha hay ehs1on ,
del mundo en el campo escopico. Entonces .
nos daremos cuenta de que de la mirada, elision de lo que no solo ello mua, smo ello mue!tr�.
la funcion de la mancha y de la mirada .
es en ella a la vez lo que la En el campo del sueîio, por el contrario, Jo que caractenza a las 1ma-
gobierna mas secretamente y lo que siempre genes es que ello muestra.
escapa a la captacion de . .
esta forma de Ja vision que se satisface cons Ello muestra -pero también ahi, aJguna forma de deshzami�nto
igo misma imaginandose
como conciencia. del sujeto se demuestra. Remitanse a un texto de suefi.o cuaJqmera
,
Eso de que la conciencia puede volverse hacia -no solo a aquél que utilicé la ultima vez, del qu�, de1;pues de :od�,
se, al igual que La Joven Parca de Valé
si misma -captar­ , _
ry, como viéndose verse­ lo que voy a decir puede permanecer enigmatJco, smo a todo sueno­
representa un escamoteo. Alli se opera una vuelvan a colocarJo en sus coordenadas y veran que e�e ello muestra
evitacion de la funci6n ,
de la mirada. llega antes. LÎega a tal modo antes, con Jas caracte�1sticas en las que
Eso es lo que podemos seîialar de esta topo se coordina -a saber, la ausencia de horizontes, el c1:rre, de lo que es
logia que hicimos el
ultimo dia a partir de Jo que aparece de la contemplado en el estado de vigilia, y, ademas, el car�cter �: e��rge
posicion del sujeto cuando r
accede a las formas imaginarias que le son cia, de contraste, de · mancha, de sus imagen,:s, la mt�ns1flcac1on e
dadas por el suefio, como
opuestas a las del estado de vigilia. sus colores- que nuestra posicion en el sueno es '. a fm de cuent s

IguaJmente, en ese orden particularmente
satisfactorio para el su­ Ja de ser fundamentalmente la del que no ve. El SUJ:to n� ve a do? ;
jeto que la experiencia analftica ha connotad conduce eso, sigue, si llega el caso incJuso puede d1stanciarse, �ecuse
o con el término narcisis­
mo -en el que me he esforzado por reintrodu que es un sueîio, pero en ningun caso podria captarse en el suen? del
cir la estructura esencial
que tiene de su referencia a la imagen espe mismo modo como, en el cogito cartesiano, se capta como pensamiento
cular- en lo que se difun­
de ahi de satisfaccion, hasta de cornplacencia,
en la que el sujeto balla Puede decirse -No es mâs que un sueiio. Pero no se c�pta como ei
apoyo para una ignorancia tan fundamental que se dice- A pesar de todo, soy conciencia de ese sueno.
-y cuyo imperio quizas . . ,
llegue hasta esa referencia de la tradicion filoso En un sueiio, es una mariposa. L,Qué quiere decir eso? Qrner� decu
fica que es la plenitud
encontrada por el sujeto bajo el modo de que ve a la mariposa en SU realidad de mirada. l,QUé son !antaS fi r s
la contemplacion- L,no r:
podemos captar también lo que hay de eludido?
-a saber, la funcion de tantœ dibujos, tantos colores? -sino ese dar a ve� gratrnto, �n e q ;
la mirada. Entiendo, y Maurice Merleau-Ponty seiiala para nosotros Ja primitividad de la esencia de la m1rada. �s,
nos lo puntualiza, que
somos seres niirados, en el espectaculo del mund �:r Dios una mariposa que no es muy diferente de la que aterro�1za
o. Lo que nos hace _
conciencia nos instituye al mismo tiempo como al homb;e de Jos Jobos -y Maurice Merleau-Ponty sabe bien su 1m­
speculum mundi. L,No
�ortancia, pues nos Ja refiere en una nota no integrada a su texto.
84-
85
Cuan�o Tho� ng-tseu �e despierta, puede preguntarse si no es la maripo­
sa qu1en suena que el es Thoang-tseu. Por otra parte tiene razon y
doble, en primer lugar porque eso es lo que prueba q�e no esta l;co,
no se toma por absolutamente idéntico a Thoang-tseu -y, en segundo
RESPUESTAS
lugar, porque no cree que esta diciendo bien. Efectivamente, es cuando
era la mariposa que se captaba en cierta raîz de su identidad -que él
era, Y en su esen1::ia es, esa mariposa que se pinta con sus propios
t X. Audouard: - ;.En qué medida es preciso, en el analisis, hacer
colores- y es por ello, en su ultima rafz, que es Tchoang-tseu.
saber al sujeto que se le mira, es decir, que uno esta situado como el
�a prueba es que, cuando es la mariposa, no se le ocurre preguntar­ que mira en el sujeto el proceso de mirarse?
se s,, cuando es Tchoang-tseu despierto, no es la mariposa que esta
_
sonando ser. Ocurre que, soiiando ser la mariposa, sin duda tendra
Volveré a tomar las cosas desde arriba diciéndoles que el discurso
que dar prueba mas adelante de que se representaba como mariposa,
. _ que mantengo agui tiene dos objetivos, uno concierne a los analistas,
pero esto no qmere dec1r que es cautivado por la mariposa -es mari­
el otro, a los que estan agui para saber si el psicoanalisis es una ciencia.
posa capturada, pero captura de nada, pues, en el sueiio, no es mariposa
El psicoanalisis no es ni una Weltanschauung, ni una filosofîa que
para nadie. Solo cuando esta despierto es Tchoang-tseu para los otros,
, pretende dar la clave del universo. Esta gobernado por un objetivo par­
y esta preso en su red para cazar mariposas.
ticular, historicamente definido por la elaboracion de la nocion de su­
Por eso la mariposa puede -si el sujeto no es Tchoang- tseu, sino
jeto. Plantea esta nocion de una nueva manera, conduciendo al sujeto
el hombre de l?s lobos inspirarle el terror fobico de reconocer que
-:- a su dependencia significante.
el aleteo no esta muy leJos de la pulsacion de la causacion de la tacha­
Ir de la percepcion a la ciencia es una perspectiva que parece harto
dura primitiva-que marca su ser alcanzado por vez prime;a por la reja
evidente, en la medida que el sujeto no ha tenido mejor mesa de ope­
del deseo.
raciones para la comprension del ser. Este camino es el mismo que si­
gue Aristoteles, recuperando a los presocraticos. Pero es un camino
que la experiencia analîtica impone rectificar, porque evita el abismo
El proximo dia me propongo introducirles en lo esencial de la satis­
de la castracion. Lo vemos, por ejemplo, en que la tyche no entra, si
faccion escopica. La mirada puede contener en sî misma el objeto a
, . no bajo un aspecto puntiforme, en la teogonîa y la génesis.
del algebra lacaniana donde el sujeto viene a caer; y lo que especifica
Agui inten·to comprender como la tyche es representada en la toma
el campo escopico, y engendra la satisfaccion que le es propia, es que
, visional. Mostraré que es al nive! de lo que llamo la mancha donde se
aU1, por r�zones de estructura, la caîda del sujeto siempre permanece
. encuentra el punto tiquico en la funcion escopica. Con lo cual decimos
desaperc1b1da, pues se reduce a cero. En la medida que la mirada en
que el piano de la reciprocidad de la mirada y de lo mirado es, mas
tanto que objeto a, puede llegar a simbolizar la carencia central ex�re­
que cualquier otro, propicio, para el sujeto, a la coartada. Por tanto,
sada en el fenomeno de la castracion, y es un objeto a reducido, por
convendria, por nuestras intervenciones en la sesion, no dejarlo estable­
su naturale�a, a una funcion puntiforme, evanescente, deja al sujeto en
_ cerse en ese piano._ Por el contrario, seria preciso truncarlo de ese pun­
la 1gnoranc1a de lo que hay mas alla de la apariencia -esta ignorancia
to de mirada ultimo, que es ilusorio.
tan caracterfstica de todo el progreso del pensamiento en esta vfa
El obstaculo que usted nota esta claramente ahî para ilustrar el
constituida por la investigacion filosofica.
hecho de que conservamos una grau prudencia. No decimos al pacien­
te, a cada momento -jHo la la! jqué mala cara tiene usted! o -El
bot6n de arriba de su chaleco esta desabrochado. No es con todo por
nada que el analisis no se realiza cara a cara. La esquizia entre mirada
y vision nos permitira, como veran, aiiadir la pulsion escopica a la lista

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de pulsi�nes. Si uno sabe leerlo, se da cuenta de que Freud la coloca
ya en P nmer plano en Las pulsiones y sus destinas, y muestra que no
,
es homolo�o � las otras. En efecto, ella es la que elude mas completa-
mente el termmo de la castraci6n.

19 de febrero de 1964
VII

LA ANAMORFOSIS

Del fundamento de la conciencia.


Privilegio de la mirada como objeto a.
Optica de los ciegos.
El falo en el cuadro.

Vainement ton image arrive à ma rencontre


Et ne m'entre où je suis qui seulement la montre
Toi te tournant vers moi tu ne saurais trouver
Au mur de mon regard que ton ombre rêvée

Je suis ce malheureux comparable aux miroirs


Qui peuvent réfléchir mais ne peuvent pas voir
Comme eux mon oeil est vide et comme eux habité
De l'absence de toi qui fait sa cecité 1

Recordaran tal vez que, en una de mis ultimas charlas, empecé:


con esos versos que, en le Fou d'Elsa de Aragon, se titulan Contrechant.
No sabfa, entonces, que daria tanto desarrollo a la mirada. He sido,
desviado hacia ello por el modo bajo en que les he presentado el concep­
to en Freud de la repetici6n.
No negamos que es en el interior de la explicaci6n de la repetici6n·
que se situa esta digresi6n sobre la funci6n esc6pica -inducida, sin
duda, por la obra que acaba de aparecer de Maurice Merleau-Ponty,.
Le visible et l'invisible. Ademas, me parece que hay ahi coincidencia,
se trata de una coincidencia feliz, destinada a puntuar, del mismo modo,
que hoy intentaré hacerlo mas aâelante, c6mo, en la perspectiva deL
inconsciente, podemos situar la conciencia.

1. Véase la traducci6n en la nota 1 del capitùlo II. (N. del T.)


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89'
Ustedes saben que alguna sombra, o incluso, para emplear un tér­ de mf, se difunde y me localiza como cuerpo. Mientras que en el me
mino que utilizaremos algun blanco [reserve] -en el sentido que se veo verme, no es en modo alguno evidente que yo sea, de una forma
habla de blancos en una tela expuesta al tinte- seîiala el hecho de la analoga, ganado por la vision.
.conciencia en el propio discurso de Freud. Ademas, los fenomenologos han podido articular en precision, y de
Sin embargo, antes de volver a coger las cosas en el punto en el la marrera mas desconcertante, que resulta totalmente claro que veo
,que las dejamos el ültimo dia, he de precisar primero un punto con fuera, que la percepci6n no esta en mi, que esta en los objetos que
respecta a un término del que he sabido que habia sido mal entendido, aprehende. Y sin embargo, capto el mundo en una percepcion que
la ultima vez, por los ofdos que me escuchan. No sé qué perplejidad parece surgir de la imanencia del me veo verme. El privilegio del sujeto
ha cundido en esos oidos en lo que se refiere a una palabra sin embargo parece establecerse aqui en esta relacion reflexiva bipolar, que hace
muy simple, que he empleado comentandola, lo tiquico. Para algunos que, desde el momento que percibo, mis representaciones me perte­
ha resonado como un estornudo. Sin embargo, habia precisado que se necen.
trataba del adjetivo de tyche, como psiquico es el adjetivo que corres­ Es por eso que el mundo esta afectado de una presuncion de ideali­
ponde a psyche. No sin intenci6n me servia de esta analogia en el co­ zacion, de sospecha de no entregarme mas que mis representaciones.
raz6n de la experiencia de la repetici6n, pues para toda concepcion La seriedad practica es en ello realmente cosa de poco peso, pero, por
,del desarrollo psiquico tal como lo ha aclarado el analisis, el hecho de el contrario, el filosofo, el idealista, esta colocado ahf, tanto frente a
lo tfquico es central. Es con respecta al ojo, con respecta a la eutychia, sî mismo como frente a los que le escuchan, en una posici6n embarazo­
•o a la dystychia, encuentro feliz, encuentro malhadado, que mi discurso sa. lComo negar que no me aparece nada del mundo mas que en mis
también se ordenara hoy. representaciones? -esa es la postura irreductible del obispo Berkeley,
de la que, en cuanto a su posici6n subjetiva, habria mucho que decir­
referente a lo que, sin duda, se les ha escapado en ese paso, ese me
pertenecen Jas representaciones, que evoca la propiedad. En el lfmite,
1 el proceso de esta meditaci6n, de esta reflexi6n reflexionante, llega
hasta reducir al sujeto que capta la meditaci6n cartesiana a un poder
Yo me veia verme, dice en algun lugar la joven Parca. Seguramen­ de nadificaci6n.
te, este enunciado posee un sentido a la vez pleno y complejo cuando El modo de mi presencia en el mundo es el sujeto que en tanto que
se trata del tema que desarrolla la Joven Parca, el de la feminidad a fuerza de reducirse a esa sola certeza de ser sujeto se convierte en
-nosotros no hemos llegado en absoluto allL Tenemos que ver con el nadificaci6n activa. La continuaci6n de la meditaci6n filos6fica vuelca
filosofo, que capta algo que es uno de los correlatos esenciales de la con­ efectivamente al sujeto en la acci6n hist6rica transformadora y, alrede­
dencia en su relaci6n con la representaci6n, y que se designa como dor de ese punto, ordena los modos configurados de la autoconciencia
me veo verme. lQué evidencia puede unirse a esta formula? lC6mo es activa a través de sus metamorfosis en la historia. En cuanto a la me­
·que permanece, en suma, correlativa de ese modo fundamental al que ditacion sobre el ser que llega a su cumbre en el pensamiento de Hei­
nos hemos referido, en el cogito cartesiano, por el cual el sujeto se degger, restituye al propio ser ese poder de nadificaci6n -o al menos
capta como pensamiento? plantea la cuesti6n de c6mo puede remitir a él.
Lo que aisla esta captaci6n del pensamiento por si mismo es una Es precisamente ahf a donde nos conduce también Maurice Merleau­
especie de duda, que se ha llamado duda metodica, que se dirige a todo Ponty. Sin embargo, si se remiten a su texto, veran que es en ese punto
lo que podria dar apoyo al pensamiento en la representacion. lComo donde elige retroceder, para proponernos volver a las fuentes de la in­
es que entonces el me veo verme sigue siendo su envoltorio y su fondo, tuici6n concerniente a lo visible y lo invisible, regresar a lo que es
y, quizas mas de lo que se piensa, fundamental su certeza? Puesto antes que toda reflexi6n, tética o no tética, con el fin de localizar el
que me caliento al calentarme es una referencia al cuerpo como cuerpo, surgimiento de la propia vision. Se trata, para él, de restaurar -puesto
soy ganado por esta sensaci6n de calor que, desde un punto cualquiera que, nos dice, no puede tratarse mas que de una reconstruccion o de

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una restauraci6n, y no de un camino recorrido en el sentido inverso-­ conocimiento, como -asi como se ha dicho, con un término que ad­
de reconstituir la via por la que, no del cuerpo, sino de algo que él quiere un nuevo valor al referirse al campo visual- como escotoma.
Hama la carne del mundo, pudo surgir el punto original de la vision. El término fue introducido, en el campo del vocabulario analitico, en
P�rece que vemos dibujarse, en esa obra inacabada, algo asi como la la Escuela francesa. i,Es eso simple metafora? -encontramos aqui de
busqued� de una substancia innominada de la que yo mismo, el vidente, nuevo la ambigüedad que afecta todo lo que concierne a lo que se ins­
me extra1go. De las redes, o rayos si quieren, de un viso cambiante del cribe en el registro de la pulsion escopica.
que soy en prim�r lugar una parte, surjo como ojo, tomando, en cierto La conciencia no cuenta para nosotros mas que por su relacion
modo, emergencia de lo que podria llamar la funcion de la visura («la con lo que, dentro de fines propedéuticos, be intentado ensefiarles
voyure»). en la ficcion del texto descompletado -a partir del cual se trata de
Un olor salvaje emana de ahf, dejando entrever en el horizonte fa volver a centrar al sujeto como hablante en las lagunas mismas
caza de Artemisa -cuyo toque parece asociarse a ese momento de de eso en lo que, en una primera aproximacion, se presenta como
tragico desfallecimie?to en el que hemos perdido al que habla. hablante. Sin embargo, ahi solo enunciamos la relacion de lo precons­
,
Pero, j.,es ese, sm embargo, el camino que él queria tomar? Las ciente con lo inconsciente. La dinamica que se consagra a la con­
h�ellas que nos quedan de la parte por venir de su meditacion nos per-' ciencia corno ta), la atencion que el sujeto concede a su propio texto,
m1t�n dud rlo. Las a otaciones que alli se dan, en especial con respecto permanece hasta ahora, como lo seftalo Freud, fuera de la teoria y,
� ?
al mconsc1ente pr?�1 mente psicoanalitico, nos permiten percibir que propiamente hablando, todavia no articulada.
, � _
tal �e� se hab�ia dmg1d o hacia una busqueda original con respecto a la Anticipo aqui el interés que el sujeto toma por su propia esquizia
, _
trad1�10n filosofica, hacia esa nueva dimension de la meditacion sobre esta vinculado a lo que la deterrnina -a saber, un objeto privilegiado,
el suJeto que el analisis nos permite, a nosotros, trazar. surgido de alguna separacion primitiva, de alguna automutilacion in­
En cuanto a mi, no puedo mas que sorprenderme por algunas de ducida por el acceso mismo de lo real, cuyo nombre, en nuestra
esas notas, para mi menos enigmaticas de lo que pareceran a otros algebra, es objeto a.
lectores, por cuadrar muy exactamente con los esquemas -especial­ En la relacion escopica, el objeto del que depende la fantasia a
mente con uno de ellos- que me veré conducido a promover agui. la que el sujeto esta colgado en una vacilacion esencial, es la mirada.
_
L �an, por eJemplo, esa nota referente a lo que él Hama-la vuelta del re­ Su privilegio -y ademas eso por lo que el sujeto durante tanto
ves del dedo de guante, en tanto que parece manifestarse alli -ver la tiempo ha podido desconocerse como estanâo en esa dependencia­
manera como la piel envuelve al forro en un guante de invierno- que se debe a su propia estructura.
la conciencia, en su ilusion de verse verse, encuentra su fundamento en Esquematicemos a continuacion lo que queremos decir. Desde el
la estructura invertida de la mirada. momento que el sujeto intenta acomodarse a esa mirada, se convierte
en ese objeto puntiforme, ese punto de ser desvaneciente con el que
el sujeto confunde su propio desfallecimiento. Por eso, de todos los
objetos en los que el sujeto puede reconocer la dependencia en la
2 que esta el registro del deseo, la mirada se especifica como inasequible.
Por ello, mas que cualquier otro objeto, es desconocido, y quiza por
Pero, i,qué es la mirada? esta razon el sujeto encuentra tan felizmente el medio de simbolizar su
Partiré de ese punto de nadificacion primero en el que propio rasgo desvaneciente y puntiforme en la ilusion de la conciencia
se marca
en el camp� de la re�uccion del sujeto, una fractura -que de verse verse, en la que se elide la mirada.
nos adviert�
de la neces1dad de mtroducir otra referencia, la que el Si, por tanto, la mirada es este reversa de la conciencia, i,COmo
analisis toma
para reducir los privilegios de la conciencia. vamos a intentar imaginarnosla?
El analisis considera la conciencia como limitada irremediable La expresion no es en modo alguno inadecuada, pues a la mirada
men­
te, Y la instituye como principio, no solo de idealizacion, sino podemos nosotros darle cuerpo. Sartre, en uno de los pasajes mas
de des-
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brillantes de El Ser y la Nada, la hace funcionar en la dimension de
la existencia de otro. El otro permaneceria dependiente de Jas condi­
ciones mismas, parcialmente irrealizantes, que son, en la definicion de
Sartre, Jas de la objetividad, si no hubiese alli la mirada. La mirada, 3
tal como la concibe Sartre, es la mirada por la que soy sorprendido
-sorprendido en tanto que cambia todas las perspectivas, las lineas Este privilegio de la mirada podemos captarlo en la funcion del
de fuerza, de mi mundo, que ordena, desde el punto de nada en el deseo, deslizandonos, si me permiten la expresion, por las venas en
que estoy, en una especie de reticulacion radiada de los organismos, las que el dominio de la vision ha sido integrado al campo del deseo ..
Lugar de la relacion de yo, sujeto nadificante, con lo que me rodea, No es por casualidad que, en la misma época en que la medita­
la mirada poseerfa ahi tal privilegio que llegarfa a hacerme escoto­ ci6n cartesiana inaugura en su pureza la funcion del sujeto, se desarro­
mizar, a mi que miro, el ojo del que me mira como objeto. En tanto lle esta dimension de la 6ptica que agui distinguiré denominandola
que estoy bajo la mirada, escribe Sartre, ya no veo el ojo que me mira, geometral.
y si veo el ojo, es entonces la mirada la que desaparece. Mediante un ejemplo entre otros les esclareceré lo que me parece
i,Es ése un analisis fenomenologico justo? No. No es cierto que ejemplar en una funcion que de un modo tan curioso provoc6 tantas.
cuando estoy bajo la mirada, cuando demando una mirada, cuando reflexiones en su época.
la obtengo, no la vea en absoluto como mirada. Algunos pintores han Una referencia, para los que quieren profundizar en lo que boy
sido eminentes al captar esa mirada como tal en la mascara, y basta intento hacerles comprender: el libro de Baltrusaitis, Anamorfosis.
que evoque a Goya, por ejemplo, para lograr que ustedes lo noten. En mi seminario he hecho gran uso de la funcion de la anamor­
La mirada se ve -precisamente esa mirada de la que habla Sartre, fosis, en la medida que es una estructura ejemplar. i,En gué consiste·
esa mirada que me sorprende, y me reduce a una cierta vergüenza, una anamorfosis simple, y no cilindrica? Supongan que agui, en esta
puesto que se trata del sentimiento que designa como el mas acen­ hoja plana que sostengo, hubiese un retrato. Oportunamente ven ahf
tuado. Esa mirada que encuentro -a localizar en el texto mismo de la pizarra en una posicion oblicua con respecto a la hoja. Supongan
Sartre- no es en modo alguno una mirada vista, sino lma mirada por que, con la ayuda de una serie de hilos o de trazos ideales, traslado a
mi imaginada en el campo del Otro. la pared oblicua cada punto de la imagen dibujada en mi hoja, facil­
Si se remiten a su texto, veran que, en vez de hablar de la entrada mente pueden imaginarse el resultado: obtendran una figura ampliada
en escena de esa niirada como de algo que ataiie al organo de la vista, y deformada segun las lineas de lo que podemos llamar una perspec­
remite a un ruido de hojas, de repente oido mientras voy de caza, tiva. Podemos suponer que, si retiro lo que ha servido a la construc­
a un paso surgido en el corredor, y len gué momento? -en el mo­ cion, a saber, la imagen situada en mi propio campo visual, la impre­
mento en que él mismo se ha presentado en la accion de mirar por sion que obtendré permaneciendo en este sitio sera visiblemente la
un agujero de cerradura. Una mirada Je sorprende en la funcion de misma; al menos reconoceré los rasgos generales de la imagen y, en
voyeur, le desconcierta, le trastorna, y lo reduce a la sensacion de el mejor de los casos, obtendré de ella una impresion idéntica.
vergüenza. La mirada en cuestion es presencia de otro como tal. Pero Ahora haré circular algo que data de mas de un centenar de aiios,
i,Significa eso que originalmente es en la relacion de sujeto a sujeto, 1553, una reproduccion de un cuadro que, creo, todos ustedes cono­
en la funcion de la existencia de otro en cuanto que me mira, que cen: Los Embajadores, pintado por Hans Holbein. Los que lo conocen
comprendemos eso de lo que se trata en la mirada? i,NO esta claro les ayudara a recordarlo. Los que no Jo conocen tendran que exami­
que la mirada solo interviene agui en tanto que no es el sujeto nadi­ narlo con atencion. Dentro de poco volveré a ello.
ficante, correlativo al mundo de la objetividad, quien se siente ahi La vision se ordena de un modo que en general podemos llamar
sorprendido, sino el sujeto que se mantiene en una funci6n de deseo? la funcion de las imagenes. Esta funcion se define por una correspon­
i,NO es precisamente porque el deseo se instaura aqui en el campo dencia punto p01 punto de dos unidades en el espacio. Cualesquiera.
de la visura, por lo que podemos escamotearlo? que sean los intermedios opticos para establecer su relacion, tanto si

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fa imagen es virtual como si es real, la correspondencia punto por o con mayor exactitud una tela, un terliz, que atravesaran las Hneas
_punto es esencial. Lo que pertenece al modo de la imagen en el campo rectas -no necesariamente rayos, sino también hilos- que uniran
de la vision es, pues, reducible a ese esquema tan simple que permite cada punto que se me da a ver en el mundo con un punto por donde
,establecer la anamorfosis, es decir, a la relacion de una imagen, en la tela sera atravesada por esta Hnea.
tanto que ligada a una superficie, con un cierto punto que llamaremos Por tanto, el portillo fue creado para establecer una imagen en
punto geometral. Podra llamarse imagen a cualquier cosa determinada correcta perspectiva. Si invierto su uso, me regocijaré obteniendo, no
por este método, en el cual la lfnea recta desempena su pape!, el de la restitucion del mundo que hay al final, sino la deformaci6n, en otra
.ser el trayecto de la luz. superficie, de la irnagen que habré obtenido en la primera, y me
Agui, el arte se mezcla con la ciencia. Leonardo de Vinci es a la entretendré, como en un juego delicioso, con ese procedimiento que
vez cientifico, por sus construcciones dioptricas, y artista. El tratado hace aparecer a voluntad cualquier cosa en un estiramiento particular.
,de Vitrubio sobre la arquitectura esta en la misma linea. En Vignola Les ruego que crean que un encantamiento tal ocup6 un lugar
y en Alberti encontramos un examen progresivo de las leyes geome­ importante en su tiempo. El libro de Baltrusaïtis les hablara de las
trales de la perspectiva, y en torno a las investigaciones sobre la pers­ furiosas polémicas que surgieron con estas practicas, y condujeron a
pectiva se centra un interés privilegiado por el dominio de la vision, obras considerables. El convento de los Minimos, actualmente des­
,cuya relacion con la institucion del sujeto cartesiano no podemos dejar truido, que estaba cerca de la rue des Tournelles, en una larguisima
·de ver, sujeto que también es una especie de punto geometral, de pared de una de sus galerias, y representando como por casualidad
punto. de perspectiva. Y en torno a la perspectiva geometral, el cuadro a san Juan en Patmos, tenia un cuadro que era preciso mirar a tra­
-esta funcion tan importante sobre la que tendremos que volver­ vés de un agujero para que su valor deformante llegase al maximo.
.se organiza de un modo totalmente nuevo en la historia de la pintura. La deformacion puede prestarse -y éste no era el caso de este
Ahora bien, remitanse, les ruego, a Diderot. La · Lettre sur les fresco en particular- a todas las ambigüedades paranoicas, y todos
,aveugles à l'usage de ceux qui voient les sensibilizara con respecto al sus posibles usos han sido practicados desde Archimboldo hasta Salva­
hecho de que esta construccion deje escapar totalmente lo que ocurre dor Dali. Incluso diria que esta fascinacion complementa lo que de
·con la vision. Pues el espacio geometral de la vision '.:.._incluso inclu­ la vision les escapa a las investigaciones geometrales sobre la pers­
yendo en él esas partes imaginarias en el espacio virtual del espejo, pectiva.
,que, como ustedes saben, he tenido muy en cuenta -es perfectamente lComo es posible que nadie baya pensado nunca en evocar aqui...
reconstruible, imaginable, por un ciego. el efecto de una ereccion? Imaginense un tatuaje trazado en el organo
En la perspectiva geometral se trata solo de senalizaci6n del espa­ ad hoc en el estado de reposo y tomando luego en otro estado su
<Cio, y no de vista. El ciego puede concebir por completo que el campo forma, no sé si decirlo, desarrollada.
,del espacio que conoce, y que conoce como real, puede percibirse a lComo no ver aqui, inmanente a la dimension geometral -dimen­
distancia, y de un modo sirnultaneo. Para él solo se trata de aprehender sion parcial en el campo de la mirada, dimension que no tiene nada
una funcion temporal, la instantaneidad. Vean la di6ptrica de Des­ que ver con la vision como tal- algo simbolico de la funcion de la
,cartes, la acci6n de los ojos esta representada alli como la accion carencia, de la aparicion del fantasma falico?
,conjugada de dos bastones. La dimension geometral de la vision no Ahora bien, en el cuadro Los Embajadores, que espero habra cir­
:agota, pues, sino todo lo contrario, lo que el campo de la vision como culado suficiente como para que ya baya pasaâo por todas las manos,
ta! nos propone como relacion subjetivante original. lqué ven? lOué es este objeto extrano, suspendido, oblicuo, en pri­
De ahi la importancia de explicar el uso invertido de la perspectiva mer piano delante de esos dos personajes?
,en la estructura de la anamorfosis. Los dos personajes tiesos, rigidos en sus ornamentos monstradores.
Fue el propio Durero quien invent6 el aparato para establecer la Entre ellos toda una serie de objetos que en la pintura de la época re­
perspectiva. El portillo de Durero es comparable a lo que, hace un presentan los simbolos de la vanitas. Cornelio Agrippa, en esa misma
momento, colocaba entre esta pizarra y yo, a saber, una cierta imagen, época, escribe su De vanitate scientiarum, apuntando tanto a las ciencias

'96 97
7

como a las artes, y todos esos objetos son simbolos de las ciencias y las
artes tal como estaban agrupadas en esa época en trivium y quadrivium,
como ustedes saben. Entonces, l,qué es pues, delante de esa monstra­
ci6n del dominio de la apariencia bajo sus formas mas' fascinantes, gué
es pues este objeto flotante e inclinado? No pueden ustedes saberlo, RESPUESTAS
pues desvian ustedes la vista escapando a la fascinaci6n del cuadro.
Disp6nganse a salir de la habitaci6n donde sin duda ha quedado ple­
namente cautivados. Entonces, volviendo la vista al partir, como Ios des-, F. Wahl: -Usted nos ha explicado que la captaci6n original de
cribe el autor de las Anamorfosis, l,qué captan bajo esa forma? -una la mirada en la mirada de otro, tal coma la describe Sartre, no era
calavera. la experiencia fundamental de la mirada. Me gustaria que precisase
No es en modo alguno asi como primero se presenta esta figura lo que ha esbozado, la captaci6n de la mirada en la direcci6n del
que el autor compara a un jibi6n y que a mi me evoca mas bien ese deseo.
pan de dos libras que DaH, en los viejo tiempos, se complacia en Si uno no valora la dialéctica del deseo, no comprende por gué
poner sobre la cabeza de una vieja, expresamente escogida con aspecto la mirada de otro puede desorganizar el campo de la percepci6n.
pordiosero, mugriento y ademas inconsciente, o también los relojes Ocurre que el sujeto en cuesti6n no es el de la conciencia reflexiva,
blandos del mismo, cuya significaci6n es evidentemente tan falica como sino el del deseo. Se podria creer que se trata del ojo-punto geome­
la de lo que se dibuja en posici6n flotante en el primer piano de este tral, cuando de Io que se trata es de un ojo completamente diferente
cuadro. -el que flota en el primer piano de los Embajadores.
Todo esto nos manifiesta que en el centro mismo de Ja: época en -Pero no se comprende c6mo reaparecera otro en su discurso ...
la que se perfila el sujeto y se busca la 6ptica geometral, Holbein nos Escuche, Jo importante es que no me parta la cara.
hace agui visible algo que no es otra cosa que el sujeto como nadi­ -También le diria que, cuando usted habla del sujeto y de lo real,
ficado -nadificado bajo una forma que es, propiamente hablando, uno se ve tentado, al escucharle par primera vez, a considerar los tér­
la encarnaci6n en imagenes del menas phi [(- cp)] de là' castraci6n, la minos en si mismos. Pero poco a poco uno se da cuenta que hay que
cual centra, para nosotros, toda la organizaci6n de Ios deseos a través tomarlos en su relaci6n y poseen una definici6n topol6gica. Sujeto Y
del marco de las pulsiones fundamentales. real hay que situarlos en una y otra parte de la esquizia, en la resis­
tencia de la fantasia. Lo real es, en cierta manera, una experiencia de
la resistencia.
Sin embargo, todavia hay que buscar mas lejos la funci6n de là Es de ese modo como se hilvana mi discurso: cada término se
vision. Entonces veremos perfilarse a partir de ella, no el simbolo fa­ sostiene tan s61o en su relaci6n topol6gica con los otros, y lo mismo
lico, el fantasma anam6rfico, sino la mirada como ta!, en su funci6n ocurre con el sujeto del cogito.
pulsatil, brillante y ostentosa, tal como se presenta en este cuadro. -La topologia ;,es para usted un método de descubrimiento o de
Este cuadro no es otra cosa que Jo que todo cuadro es, una tram­ exposici6n?
pa para la mirada. En cualquier cuadro, precisamente al buscar la Es el punto de referencia de la topologia propia a nuestra expe-
mirada en cada uno de sus puntos, la veran desaparecer. Eso es lo riencia de analista, que a continuaci6n puede tomarse dentro de la
que intentaré articular el pr6ximo dia. perspectiva metafisica. Creo que Merleau-Ponty iba en esta direcci6n,
véase si no la segunda parte del libro, su referencia al Hombre de los
labos y al dedo de guante.

P. Kaufmann: -Usted ha dada un estructura tipica en la que se


refiere a la mirada, pero no ha hablado de la dilataci6n de la luz.

98 99

He dicho que la mirada no era el ojo, salvo bajo esta forma flo­
tante en la que Holbein tiene el descaro de enseîiarme mi propio reloj --:- -... ··· . �··...
·.�

blando ... El pr6ximo dia les hablaré de la luz encarnada. - ···-:·:... " · ·.·

26 de febrero de 1964.
VIII

LA LINEA Y LA LUZ

El deseo y el cuadro.
Historia de una /ara de sardinas.
El mimetismo.
La pantalla.
El organo.
Nunca me miras alli donde te veo.

La funciôn del ojo puede conducir a aquel que busca a esclare­


cerles en exploraciones remotas. l,Desde cuando, por ejemplo, la fun.,.
ciôn del 6rgano, y en primer lugar su simple presencia, han aparecido
en el linaje viviente?
La relaciôn del sujeto con el ôrgano pertenece al meollo de nues­
tra experiencia. De todos los ôrganos con los que tenemos que ver,
el seno, las heces, y también otros, resalta el ojo, y resulta sorpren­
dente ver cuan lejos se remonta en las especies que representa la
apariciôn de la vida. Sin duda, ustedes consumen inocentemente ostras;
sin saber que a este nive! del reino animal ya ha aparecido el ojo.
Este tipo de inmersiones nos ensefia, viene al caso decirlo, muchos
colores, si no todos. Sin embargo, hay que escoger de entre todo esto,
conduciendo las cosas hacia donde nos importa.

Objeto Punto geometral

Punto luminoso Cuadro

1'00
101
El ultimo dia, creo que acentué suficientemente las cosas para Pero i,qué deseo se prende, se fija, en el cuadro? Pero i,quién le
permitirles comprender el interés de este pequeîio esquema triangular, motiva, ademas, a impulsar al artista a ejecutar alguna cosa? i,Y qué
muy simple, que he reproducido en lo alto de la pizarra. cosa? Esa es la senda por la que intentaremos avanzar boy.
Lo he reproducido para recordarles con tres términos la optica
utilizada en este montaje operatorio que muestra el uso invertido de
la perspectiva, que domino la técnica de la pintura, principalmente 1
entre finales del siglo quince, dieciséis y diecisiete. La anamorfosis nos
muestra que en la pintura no se trata de una reproduccion realistà de En esta materia de lo visible todo es trampa, y singularmente -lo
las cosas del espacio -expresion sobre la que, por otra parte, hay que tan bien Maurice Merleau-Ponty en el titulo de uno de los capi­
muchas reservas por hacer. tulos de Lo visible y Lo invisible- almocarabes [entrelacs]. Ni una sola
El esquema permite sefialar también que una cierta optica deja division, ni una sola de las dobles vertientes que presenta la funcion de la
escapar lo que pasa en la vision. Esa optica esta al alcance de los vision, deja de manifestarsenos como un dédalo. A medida que ahi dis­
ciegos. Les remit.i a la Lettre de Diderot, que demuestra lo capaz que tinguimos campos, cada vez nos damos mas cuenta de que se cruzan.
es el ciego de dar cuenta, reconstruir, imaginar, hablar de todo lo En el dominio que he llamado de lo geometral, parece en principio
que la vision nos entrega del espacio. Sin duda, en base a esta posibi­ que es la luz la qÜe nos da, valga la expresion, el hilo. En efecto, a
lidad, Diderot construye un equivoco permanente con supuestos meta­ ese hilo el ultimo dia lo vieron uniéndonos con cada punto del objeto
fisicos, pero esa ambigüedad anima su texto y le confiere ese caracter y, en el lugar por donde atraviesa la red en forma de pantalla en la
mordaz. que identificaremos la imagen, lo vieron funcionar realmente como
Para nosotros, la dimension geometral nos permite vislumbrar hilo. Ahora bien, la luz se propaga, como se dice, en lînea recta, y
como el sujeto que nos interesa esta prendido, manejado, captado, eso es seguro. Parece ser, pues, que ella es la que nos da el hilo.
en el campo de la vision. Sin embargo, piensen que ese hilo no necesita la luz, solo necesita
Luego les enseîié, en el cuadro de Holbein -sin ya disimular que ser un hilo tenso. Precisamente por ello el ciego podrâ seguir todas
habitualmente ensefio las cartas -el singular objeto f1otando en pri­ nuestras demostraciones, por poco que nos tomemos alguna molestia.
mer lugar, que esta ahi para ser mirado, para hacer caer, casi diria Le haremos palpar, por ejemplo, un objeto de una determinada altura,
para hacer caer en la trampa, al que mira, es decir, nosotros. Esa luego le haremos seguir el hilo tenso y le enseîiaremos a distinguir
es, en suma, una forma manifiesta, sin duda excepcional y debida a mediante el tacto con la punta de los dedos en una superficie una
no sé qué mornento de reflexion del pintor, de enseîiarnos que, en cierta configuracion que reproduce la seîializacion de las imagenes
tanto que sujeto, somos en el cuadro literalmente llamados, y repre­ -de la misma manera como nos imaginamos en la optica pura las
sentados ahi como prendidos. Pues el secreto de este cuadro, cuyas relaciones diversamente proporcionadas y fundamentalmente homolo­
resonancias les recordé, su parentesco con las vanitas, de este cuadro gicas, las correspondencias de un punto a otro del espacio, lo que
fascinante que presenta, entre los dos personajes engalanados y rigi­ a fin de cuentas siempre viene a ser Io mismo que situar dos puntos
dos, todo lo que recuerda, en la perspectiva de la época, la vanidad de un mismo hilo. Esta construccion, por tanto, no permite en especial
de las artes y las ciencias; el secreto de este cuadro se nos da en el captar lo que la luz entrega.
mornento en que, alejandonos ligeramente de él, poco a poco, hacia la i,CÔmo intentar captar lo que parece que asi se nos escapa en la
izquierda, y volviendo luego la vista, vemos lo que significa el objeto estructuracion optica del espacio? La argumentacion tradicional siem­
flotante magico. Nos refleja nuestra propia nada, en la figura de la pre ha girado en tomo a eso. Los filosofos, desde Alain, el ultimo que
calavera. Utilizacion, por tanto, de la dimension geometral de la vision se ha mostrado brillante en sus trabajos sobre ello, remontando a Kant
para cautivar al sujeto, relacion evidente con el deseo que, sin em­ y hasta Platon, se ejercitan todos ellos con el pretendido engaîio de la
bargo, permanece enigmatico. percepcion, y, al mismo tiempo, todos coinciden como maestros del
ejercicio, al hacer valer el hecho de que la percepcion encuentra el

102 .103
objeto alli donde esta, y que la apariencia del cubo trazado con para­ Para que aprecien el problema que plantea la relaci6n del sujeto
lelogramos es precisamente, a causa de la ruptura del espacio que sub­ con la luz, para mostrarles que su sitio es otro que el sitio de punto
tiende nuestra propia percepcion, lo que hace que lo percibamos coma geometral que define la optica geométrica, les voy a contar a continua­
cubo. Todo el juego, el escamoteo de la dialéctica clasica en torno a cion un pequeîio apologo.
la percepcion, se debe a que trata de la vision geometral, es decir, La historia es real. Data de mis veinte aiios y en aquella época,
de la vision en tanto que se situa en un espacio que en su esencia por supuesto, joven intelectual, no tenfa otra inquietud que la de salir
no es el visual. fuera, la de sumergirme en alguna practica directa, rural, cazadora,
Lo esencial de la relacion entre la apariencia y el ser, de la que incluso marina. Un dfa estaba en una barca con unas personas, miem­
el filosofo, conquistador del campo de la vision, se convierte tan facil­ bros de una familia de pescadores de un pequeîio puerto. En aquella
mente en maestro, esta en otro lugar. No esta en la linea recta, esta época, nuestra Bretaîia no estaba todavfa en el estadio de la gran in­
en el punto luminoso, punto de irradiacion, destellos, fuego, fuente dustria, ni de la traina, el pescador pescaba en su cascar6n de nuez,
emanadora de reflejos. La luz sin duda se propaga en linea recta, pero corriendo riesgos y peligros. Eran esos riesgos y peligros los que gus­
se refracta, se difunde, inunda, llena -no olvidemos esta copa que es taba compartir, pero no siempre era riesgo y peligro, también habfa
nuestro ojo- también la desborda, necesita, en torno a la copa ocu­ dfas de buen tiempo. As( pues, un dia que esperabamos el momento
lar, toda una serie de organos, aparatos, defensas. El iris no reacciona de retirar las redes, el denominado Juanito, asi le llamaron -al igual
simplemente ante la distancia, sino también ante la luz; tiene que que toda su familia desaparecio muy rapidamente a causa de la tuber­
proteger lo que ocurre en el fondo de la copa, que en ciertas coyun­ culosis, que era en aquella época la enfermedad realmente ambiente
turas podrfa lesionarse. Y también nuestro parpado, ante una luz por la que se desplazaba toda esta capa social- me enseîio algo que
excesiva, se ve obligado en principio a parpadear e incluso a estre­ flotaba en la superficie de las olas. Se trataba de una lata, e incluso,
charse en una mueca harto conocida. precisemos, una lata de sardinas. Flotaba alli bajo el sol, prueba de la
Ademas, como sabemos, no solo el ojo ha de ser fotosensible. industria de conservas, a la que, por otra parte, estabamos encargados
Toda la superficie del tegumento -por conceptos sin duâa diversos, de alimentar. Resplandecfa bajo el sol. Y Juanito me dijo: l Ves esa
que no solo son visuales- puede ser fotosensible, y esta dimension lata? lLa ves? Pues bien, jella, ella no te ve!
no podrfa reducirse de ningun modo en el funcionamiento de la vi­ El encontraba ese episodio muy gracioso, yo, menos. He buscado
sion. Las manchas pigmentarias son un cierto esbozo de organos foto­ por qué yo lo encontraba menos gracioso. Resulta muy instructivo.
sensibles. En el ojo, el pigmento funciona de lleno, de manera que, En primer lugar, si tiene sentido que Juanito me diga que la lata
desde luego, el fenomeno se muestra infinitamente complejo, funciona no me ve, es porque, sin embargo, en cierto sentido me mira. Me
en el interior de los conos, por ejemplo, bajo la forma de la rodopsina, mira al nivel del punto luminoso, donde esta todo lo que me mira, y
también funciona en el interior de las diversas capas de la retina. Este eso no es en modo alguno metafora.
pigmento va y viene, en funciones que no son todas ellas, ni siempre, El alcance de esta historieta, tal como acababa de inventarla mi
inmediatamente localizables y claras, pero sugieren la profundidad, la compaiiero, el hecho de que la encontrara tan graciosa, y yo, menos,
complejidad y, al mismo tiempo, la unidad de los mecanismos de la re­ se debe a que, si se me cuenta una historia como ésa, es porque a
lacion con la luz. pesar de todo yo, en ese momento -tal como me he pintado, con
La relacion del sujeto con lo que ocurre propiamente con la esos tipos que ganaban penosamente su existencia, en la opresion de
luz parece, por tanto, anunciarse ya como claramente ambigua. Por lo que para ellos era la ruda naturaleza- yo formaba parte del cuadro
otra parte, pueden verlo en el esquema de los dos triangulas, que al de una manera bastante inenarrable. Por decirlo todo, era un tanto
mismo tiempo que se invierten han de superponerse. Esto les propor­ mancha en el cuadro. El hecho de sentirlo, hace que nada mas oirme
ciona el primer ejemplo de ese funcionamiento de almocarabes, de interpelar as(, en esta humoristica e ironica historia, no la encuentre
entrecruzamiento, de quiasmo, que hace un momento indicaba y que tan graciosa coma parece.
estructura todo este campo. Torno aqui la estructura al nivel del sujeto, pero ésta refleja algo

104 105
que ya se encuentra en la relacion natural que el ojo inscribe con
Se dan aqui varias maneras de equivocarse en lo que se refiere a
respecto a la luz. No soy simplemente ese ser puntiforme que se Joca­
esta funcion del sujeto en el campo del espectaculo.
liza en el punto gèometral desde donde es captada. El cuadro, des­
De seguro, en la Phénoménologie de la perception se dan ejemplos
de luego, esta en mi ojo. Pero estoy en el cuadro.
de la funcion de sintesis de lo que ocurre detras de la retina. Merleau­
Lo que -es luz me mira, y gracias a esa luz en el fondo de mi ojo,
Ponty de una abundante literatura saca sabiamente algunos hechos
-algo se pinta, que no es simplemente la relacion construida, el objeto
muy notables, que muestran, por ejemplo, que por el solo hecho de
,en el que se entr_etiene el filosofo, sino impresion, destellos de una
e�mascarar, gracias a una pantalla, una parte de un campo que fun­
.superficie que no esta situada por mi, de antemano, en su distancia.
c1ona como fuente de colores compuestos -realizados, por ejemplo,
Se da ahi algo que hace intervenir lo eludido en la relacion geometril:
con dos ruedas, dos pantallas, que girando una tras otra, han de com­
la profundidad de _campo, con todo lo que presenta de ambiguo, varia­
poner un cierto tono de luz- que esta sola intervencion permite ver
ble, de ningun modo dominado por mi. Es ella mas bien la que me
de una manera totalmente diferente la composicion en cuestion. Aqui
capta, la que me solicita a cada instante, y convierte el paisaje en
capt� mos, en efecto, la funcion puramente subjetiva, en el sentido
algo distinto de una perspectiva, en algo distinto de lo que he llamado
cornente de la palabra, la nota de mecanismo central que ahi intervie­
el cuadro.
ne, pues el juego de luz dispuesto en la experimentacion, cuyos com­
Lo correlativo àl cuadro, a situar en el mismo sitio que él, es decir,
ponentes conocemos, es distinto de lo percibido por el sujeto.
fuera, es el punto de mirada. En cuanto a lo que media entre uno y
O ra cosa es darse cuenta -lo cual posee un aspecto claramente
otro, lo que esta entre ambos, es algo de naturaleza distinta al espacio _ �
subJetivo, pero conformado de un modo distinto- de Ios efectos del
-0ptico geometral, algo que desempeôa un papel exactamente inverso,
reflejo de un campo, o de un color. Coloquemos, por ejemplo, un
,que no opera en modo alguno como atravesable, sino al contrario _
campo amanllo al lado de un campo azul: el campo azul, al recibir la
como opaco: es la pantalla.
luz reflejada en el campo amarillo, sufrira una cierta modificacion.
En lo que se me presenta como espacio de la luz, lo que es mirada
Pero de seguro, todo lo que es color solo es subjetivo. Ninguna corre­
siempre es un cierto juego de luz y opacidad. Siempre en ese espejeo
lacion objetiva en el espectro nos permite vincular la cualidad del color
que hace un momento era el meollo de mi historiè'fa, siempre es lo
a la longitud de onda, o a la frecuencia necesaria en ese nive! de la
que, en cada punto, me impide ser pantalla, hacer aparecer la luz
vibracion luminosa. Ahi se da claramente algo subjetivo, pero situado
como viso, que la desborda. Por decirlo todo, el punto de mirada siem­
de diferente forma.
pre participa de la ambigüedad de la joya.
lEs eso todo? lEs eso de lo que hablo cuando hablo de la rela­
Y yo, si soy algo en el cuadro, es también bajo esta forma de la cion del sujeto con lo que be denominado el cuadro? Sin duda al­
pantalla, que hace un momento he denominado la mancha. guna, no.
Algunos filosofos se han acercado a la relacion del sujeto con el
cuadro, pero la han situado, por asi decirlo, a un lado. Lean el Iibro
de Raymond Ruyer titulado Néo-finalisme y vean como, para situar
la percepcion en una perspectiva teleologica, se ve obligado a situar al
2 .
SUJeto en sobrevuelo absoluto. No hay necesidad alguna a no ser de
la forma mas abstracta, de colocar al sujeto en sobrev�elo absoluto
Esa es la relacion del sujeto con el dominio de la v1s1on. Aqui
cuando solo se trata en su ejemplo de hacemos comprender lo qu;
no hay que entender en modo alguno sujeto en el sentido corriente de
es la percepcion de un tablero de damas, el cual pertenece por esencia
la palabra sujeto, en el sentido subjetivo. Esta relacion no es en modo a esta optica geometral que desde un principio me he cuidado de dis­
alguno una relacion idealista. Ese sobrevuelo que llamo el sujeto, y
tinguir. Estamos ahi en el espacio partes extra partes, que siempre
que mantengo para dar consistencia al cuadro, no es un sobrevuelo pone tantos · reparos a la captacion del objeto. En esa direccion, la
simplemente representativo. cosa es irreductible.
106 107
Sin embargo, es un dominio fenoménico -infinitamente mas ex­ compagnie, con esa indiscutible penetraci6n propia a veces del no espe­
tenso que Jas puntos privilegiados en que aparece- el que nos per­ cialista -su distancia quiza le permite captar mejor los relieves de lo
mite captar, en su verdadera naturaleza, al sujeto en sobrevuelo abso­ que el especialista tan solo ha podido deletrear.
luto. Pues no es porque no podamos darJe ser que no es en modo Algunos no quieren ver, en el registra de las coloraciones, mas
alguno exigible. Hay hechos que solo pueden articularse a la dimen­ que hechos de adaptaci6n diversamente logrados. Pero los hechos de­
sion fenoménica del sobrevuelo par el que me situa en el cuadro como muestran que aproximadamente nada del orden de la adaptaci6n -tal
mancha: son los hechos de mimetismo. coma es considerada normalmente, coma ligada a las necesidades de
No puedo internarme aqui en el gran numero de problemas, mâs la supervivencia -aproximadamente nada de ello esta implicado en el
o menas elaborados, que esos hechos plantean. Remitanse a Jas obras mimetismo, el cual, en la mayoria de los casas, se muestra o bien
especializadas, que no son simplemente fascinantes, sino extremada­ inoperante, o bien operando estrictamente en sentido contrario de lo
mente ricas coma objeto de reflexion. Me contentaré con acentuar lo que el presunto resultado adaptativo presupone. Par el contrario, Cai­
que quiza hasta entonces no ha sida bastante sefialado. Y en primer llois pane de relieve las tres rubricas que efectivamente son las dimen­
lugar plantearé la cuestion de saber qué importancia tiene la funcion siones principales en las que se despliega la actividad mimética: el
de la adaptacion en el mimetismo. travesti, el camuflaje y la intimidaci6n.
En rigor, en ciertos fenomenos del mimetismo, podemos hablar de En ese dominio se presenta, en efecto, la dimension por la que
coloracion adaptativa, o adaptada, y comprender por ejemplo -coma el sujeto ha de insertarse en el cuadro. El mimetismo da a ver algo
ha indicado Cuénot, en ciertos casas, con una pertinencia probabJe­ en tanto que distinto de lo que podriamos llamar un si mismo que
que la coloracion, en tanto que se adapta al fonda, no es mas que un esta detrâs. El efecto del mimetismo es camuflaje, en el sentido propia­
modo de defensa contra la luz. En un media en el que, a causa del rnente técnico. No se trata de ponerse en concordancia con el fondo,
entorno, domina la irradiacion verde, asi un fonda de agua en medio sino, en un fonda abigarrado, abigarrarse; al igual como se efectua
de hierbas verdes, un animalculo -numerosos son los que pueden ser­ la técnica del camuflaje en las tacticas de guerra humana.
virnos de ejemplo- se vuelve verde par cuanto la luz puede ser para Cuando se trata del travesti se pretende una cierta finalidad sexual.
él un agente nocivo. Se vuelve verde, par tanto, para reflejar la luz La naturaleza nos muestra que esta pretension sexual se produce me­
en tanto que verde y ponerse asi, par adaptaci6n al abrigo de sus diante todo tipo de efectos, esencialmente de disfraz, de mascarada.
efectos. Aqui se constituye un piano distinto al de la propia pretensi6n sexual,
Sin embargo, en el mimetismo se trata de algo totalmente dife­ que ahi desempeô.a un papel esencial, y que no hay que apresurarse
rente. Un ejemplo escogido casi al azar -no crean que se trata de en distinguir coma siendo el del engaô.o. La funci6n del seiiuelo, en
un casa excepcional. Un pequefio crustaceo Hamada caprella, y al que este caso, es otra, ante lo cual conviene suspender las decisiones de
se le aô.ade un adjetivo, acanthifera, cuando anida entre esa especie nuestro espfritu hasta que no se baya medido bien su incidencia.
de animales, en el limite de lo animal, que llamamos briozoarios, Par ultimo, el fen6meno llamado de la intimidacion también im­
lqué imita? Imita lo que, en este animal cuasi planta llamado el brio­ plica esta sobrevaloraci6n que el sujeto siempre intenta lograr en su
zoario, es una mancha. En una de las fases del briozoario, un asa apariencia. También ahi conviene no apresurarse en paner en juego
intestinal aparece coma mancha, en otra, algo coma un centra colorea­ una intersubjetividad. Cada vez que se trate de la imitacion, guardé­
do funciona. El crustaceo se acomoda a esa forma manchada. Se monos de pensar inmediatamente en el otro que seria supuestamente
vuelve mancha, se vuelve cuadro, se inscribe en el cuadro. Ese es, pro­ imitado. Imitar es, sin duda, reproducir una imagen. Pero fundamental­
piamente hablando, el resorte original del mimetismo. Y, a partir de mente, para el sujeto, es insertarse en una funci6n cuyo ejercicio le
ahf, las dimensiones fundamentales de la inscripci6n del sujeto en el prende. Es en eso en lo que, provisionalmente, hemos de detenernos.
cuadro aparecen mucho mas justificadas de lo que puede darnoslo, en Veamos ahora lo que nos enseiia la funcion inconsciente coma tal,
una primera aproximaci6n, una adivinaci6n mas o menas titubeante. en tanto que es el campo que, para nosotros, se propane a la conquista
Ya hice alusi6n a lo que Caillois dice en su opusculo Méduse et del sujeto.

108 109
res mirar? Pues bien, jVe eso! Entrega algo como alimenta al· ojo, pere>
invita a aquel a quien se presenta el cuadro a deponer ahi su mirada,
al igual que se deponen las armas. Ese es el efecto pacificador, apoli­
3 neo, de la mirada. Se da algo no tanto a la mirada como al ojo, algo
que implica abandono, deposito, de la mirada.
En esta direccion nos guia una observacion del propio Caillois, Lo que plantea un problema es que todo un aspecto de la pintura
el cual nos asegura que los hechos del mimetismo son analogos, al se separa de este campo: la pintura expresionista. Esta, y esto es lo que
nivel animal, a lo que, en el ser humano, se manifiesta como arte, o la distingue, da algo encaminado en el sentido de una cierta satisfac­
pintura. Lo unico que podemos objetar es que eso parece indicar que, cion- en el sentido èn que Freud emplea el término cuando se trata de
para René Caillois, la pintura es algo suficientemente claro para que satisfaccion de la pulsion- de una cierta satisfaccion a lo demandado
podamos referirnos a ella con el fin de explicar otra cosa. por la mirada.
l,Qué es la pintura? Evidentemente no es por nada que hemos En otros términos, ahora se trata de plantear la cuestion de lo que ocu­
llamado cuadro a la funcion en la que el sujeto ha de localizarse como rre con el ojo como organo. Se dice que la funcion crea el organo. Puro·
tal. Sin embargo, cuando un sujeto humano se dispone a hacer un absurdo, ni siquiera lo explica. Todo lo que esta en el organismo como·
cuadro, a llevar a cabo algo que tiene por centro la mirada, l,de qué se organo siempre se presenta con una gran multiplicidad de funciones.
trata? En el cuadro, nos dicen algunos, el artista quiere ser sujeto Es evidente que en el ojo se conjugan diversas funciones. La funcion
y el arte de la pintura se distingue de todos los demas en tanto que, discriminatoria se aisla al maxima al nive! de la fovea, punto elegido,
en la obra, es como sujeto, como mirada, que el artista quiere impo­ de la vision distinta. Otra cosa ocurre en todo el resta de la superfi­
nérsenos. A esto, otros responden resaltando el lado objeto del producto cie de la retina, injustamente distinguido por los especialistas como lugar
del arte. En estas dos direcciones, se manifiesta algo mas o menas de la funcion escotopica. Pero ahi, se encuentra el quiasmo, puesto·
apropiado, que con seguridad no agota lo que esta en cuestion. que es este ultimo campo, supuestamente hecho para percibir lo que
Les adelantaré la siguiente tesis: con seguridad, en el cuadro siem­ corresponde a efectos de ilurninancia menor, el que proporciona aT
pre se manifiesta algo perteneciente a la mirada. El pintor lo sabe maximo la posibilidad de percibir efectos de luz. Si ustedes quieren
bien, .pues su moral, investigacion, busqueda, ejercicio, es realmente, ver una estrella de quinta o sexta magnitud -se trata del fen6meno
tanto si se mantiene en ello como si varia, la seleccion de un cierto de Arag� no la miren fijamente en linea recta. Es precisamente mi­
modo de mirada. Al mirar cuadros, incluso los mas aesprovistos de lo rando un poco de lado cuando puede aparecer.
que nor�almente se llama la mirada, constituida por un par de ojos, Estas funciones del ojo no agotan el caracter del 6rgano en tanto·
cuadros en los que toda representacion de la figura humana esta ausen­ que surge en el divan, y en tanto que determina alli lo que todo organo·
te, como un paisaje de un pintor holandés o flamenco, acabaran viendo, determina: deberes. Lo que falta en la referencia al instinto, tan con­
como en filigrana, algo tan especifico para cada uno de los pintores fusa, es que uno no se da cuenta que el instinto es la manera como un
que tendran la sensacion de la presencia de la mirada. Pero eso solo organismo ha de destrabarse para conseguir los mejores fines con un
es objeto de busqueda, y tal vez solo ilusion. organo. Se dan numerosos ejemplos, en la escala animal, de casos en
La funcion del cuadro -con respecta a aquél a quien el pintor, li­ los que el organismo sucumbe ante el acrecentamiento, el hiperdesa­
teralmente, da a ver su cuadro- mantiene una relacion con la mirada. rrollo de un organo. La pretendida funcion del instinto en la relacion
Esta relacion no consiste, como podria parecer en una primera apre­ del organismo con el organo parece que tiene que definirse en el sen­
hesion, en ser trampa para la mirada. Podrfamos creer que, como el ac­ tido de una moral. Nos maravillamos ante las supuestas preadapta­
tor, el pintor tiende a presumir y desea ser mirado. Yo no lo creo. Creo ciones del instinto. Lo maravilloso es que el organismo pueda hacer
que hay una relacion con la mirada del aficionado, pero es mucha mas algo con su organo.
compleja. El pintor, al que debe estar ante su cuadro, le da algo que, Para nosotros, en nuestra referencia al inconsciente, de lo que se
al menas, en toda una parte de la pintura podria resumirse asi: l,Quie- trata es de la relacion con el organo. No se trata de la relacion con
110 lU
la sexualidad, ni siquiera con el sexo, suponiendo que pueda darse
a ese término una referencia especifica, sino de la relacion con el falo,
en tanto que falta a eso que podria estar afectado de real en la pers-:­
pectiva del sexo.
En tanto que, en el corazon de la experiencia del inconsciente, RESPUESTAS
tenemos que ver con este organo -determinado en el sujeto por la
insuficiencia organizada en el complejo de castracion- podemos com­
prender en qué medida el ojo estâ preso en una dialéctica semejante. M. Safouan: Si entiendo bien, en la contemplaci6n de un cuadro,
Desde un principio, en la dialéctica del ojo y de la mirada, vemôs tel ojo descansa en la mirada?
que no hay en modo alguno coincidencia, sino fundamentalmente Volveré a tomar aqui'. la dialéctica de la apariencia y su mâs allâ,
seîiuelo. Cuando, en el amor, demando una mirada, lo que hay de diciendo que, si mâs allâ de la apariencia no hay cosa en si, hay la
fundamentalmente insatisfactorio y siempre fallido es que: Nunca me mirada. En esta relacion se situa el ojo como organo.
miras alti desde donde te veo. -Mas alla de la apariencia thay la carencia o la mirada?
A la inversa, lo que miro nunca es lo que quiero ver. Y la rela­ Al nivel de la dimension escopica, en tanto que la pulsion alli'. actua,
cion que hace un momento he evocado, entre el pintor y el aficionado, se encuentra la misma funcion del objeto a, localizable en todas las
es un juego, un juego de trompe-l'oeil,1 por mâs que se diga. Aqui no otras dimensiones.
se da ninguna referencia a lo que impropiamente se Hama figurativo, El objeto a es algo de lo que el sujeto, para constituirse, se ha
si consideran ahi no sé qué referencia a la realidad subyacente. separado como 6rgano. Eso vale como si'.mbolo de la carencia, es
En el antiguo ap6logo sobre Zeuxis y Parrhasios, el mérito de decir, del falo, no en tanto que tal, sino en tanto que falta. Es pre­
Zeuxis radica en haber hecho racimos que atrajeron a. los pâjaros. El ciso, pues, que eso sea un objeto, en primer lugar, separable, en se­
acento no se pone en modo alguna en el hecho de que esas uvas gundo lugar, que tenga alguna relacion con la carencia. A continua­
fuesen en alguna manera uvas perfectas, el acento se pone en el hecho cion voy a encarnar eso que quiero decir.
de que incluso el ojo de los pâjaros fue engaîiado. L� prueba de ello A nive! oral, es el nada,2 en tanto que eso de lo que el sujeto se
estâ en que su compaîiero Parrhasios triunfa por haber sabido pintar ha destetado ya no es nada para él. En la anorexia mental, lo que el
en la muralla un velo, un velo tan parecido a un velo que Zeuxis, vol­ niîio corne es el nada. Por ese sesgo comprenderân como el objeto del
viéndose hacia él, le dijo: Vamos, enséfzanos ahora lo que has hecho destete puede llegar a funcionar al nivel de la castracion como pri­
alli detrâs. Con lo que se demuestra que de lo que se trata es de vacion.
engaîiar al ojo. Triunfo, sobre el ojo, de la mirada. El nivel anal es el lugar de la metâfora -un objeto por otro, dar
las heces en lugar del falo. Comprenderân ahi'. por qué la pulsion anal
es el dominio de la oblatividad, del don y del regalo. AlH donde uno es
Sobre esta funcion del ojo y de la mirada, el proximo dia prosegui­ cogido desprevenido, alli'. donde uno no puede, a causa de la carencia,
remos nuestro camino. dar lo que hay que dar, siempre se tiene el recurso de dar otra cosa.
Por ello, en su moral, el hombre se inscribe al nivel anal. Y ello es
cierto especialmente del materialista.
Al nive! escopico, ya no estamos al nivel de la demanda, sino del
deseo, del deseo al Otro. Lo mismo ocurre al nivel de la pulsion
invocante, que es la mâs cercana a la experiencia del inconsciente.
1. Trompe-l'oeil: De tromper (engafiar) y oeil (ojo). Se dice de la pintura que
intenta crear, mediante artificios de perspectiva, la ilusi6n de objetos reales en
relieve. En el sentido figurado, también se dice del efecto o apariencia engafiosa. 2. Traducimos le rien por «el nada» para diferenciarlo de le néant traducido
Trampantojo. (N. del T.) por «la nada». (N. del T.)

112 113
8
En general, la relaci6n de la mirada con lo que se quiere ver es
una relaci6n de sefiuelo. El sujeto se presenta como otro que no es
y lo que se Je da a ver no es lo que quiere ver. Por ello el ojo
puede funcionar como objeto a, es decir, al nivel de la carencia (-cp).
IX
4 de marzo de 1964.
;,QUÉ ES UN CUADRO?

E/; ser y sµ apariencia.


El seiiuelo de la pantalla.
Domena-mirada y trompe-l'oeil.
La. mirada de detrtis.
El gesto y la pincelada.
El dar-a,ver y la invidia.

Hoy tengo que mantener la apuesta a la que me comprometi al


escoger el terreno donde el objeto a es el mas evanescente en su
funci6n de simbolizar la carencia central del deseo, que siempre he
seiialado de una forma univoca mediante el algoritrno (---cp).
No sé si ven la pizarra en la que como de costumbre he puesto
algunas anotaciones. El objeto a en el campo de lp visible es la mt­
rada. A continuaci6n de Jo cual, en una Have, be escrito:

{ en la naturaleza
como = (-q>)

Podemos comprender, en efecto, algo que, ya en la naturaleza,


acomoda la mirada a la funci6n a la que puede llegar en la relaciôn
simb6lica del hombre.
Debajo he dibujado los dos sistemas triangulares que ya indiqué:
el primero es el que, en el campo geometral, coloca en nuestro lugar
el sujeto de la representaci6n, y el segundo, el que me convierte a mi
mismo en cuadro. En la linea de la derecha se encuentra situado el
vértice del primer triangula, punto del sujeto geometral, y en esa
lînea me convierto también en cuadro bajo la mirada, la cual hay que
inscribirla en el vértice del segundo triangula. Los dos triângulos estan
agui superpuestos, como en efecto Jo estan en el funcionamiento del
registra esc6pico.

114 115
ese tigre de pape! que da a ver. Tanto si . se trata · de la ostentacion,
la mayoria de las veces en el animal macho, como del hinchamiento
La rnirada
gesticulante con el que procede en el juego de la Jucha bajo la forma
El. sujeto de la representacién de la intimidacion, el ser da de si mismo, o recibe del otro, algo .que
e$ mascara, doble, envoltorio, piel despegada, despegada para· .cubrir
el armazon de un escudo. Mediante esta forma separada de si mismo,
el ser interviene en s. us efectos de vida y muerte, y podemos ,decir
que con la ayuda de este doblaje del otro, o d� si mismo, se realiza
·. ;. ' '._ ', .\ ,_ ! ··, ·-�. la union de la que procede la renovacion de los seres en la repro�
duccion.
1 El sefiuelo, por tanto, desempefia agui una funcion esencial. No
es sino eso lo que nos sobrecoge al nive! de la experiencia clinica,
.
Para :�111P·���:... ��si:p��. d;� que insista en esto: en el campo esco­ cuando, con respecto a lo que podriamos imaginar de la atraccion
hacia el otro polo en tanto que une lo ,masculino y lo femenino, apre­
p1co la mITada esta fuera, soy mirado, es decir, soy cuadro.
Esta es la funcion que se encuentra en lo mas intimo de la insti­ hendemos la prevalencia de lo que se( presema como el travesti. Sin
tucion .. 9�L sujeto · en lo;Nis!ble. Lo que me determina·fundamentahriente lugar a dudas; mediante mascaras là. mascÛlino y lo femenino se
en lo, visil:>le-,,es.,Ja mir.acta, que esta fU:era, ·Po'r la'.· miraGl.a ·entro ·en la encuentran de la forma mas incisiva, mas candente.
lU;z y, ?e la, mirada ,recibo su èfecto. De lo que se deduce que la ·miradà Solo el sujeto -el sujeto humano, ., el sujeto del deseo que es
es el mstru ��Qto, por el· que se en.cama la luz y por el que �si me la esencia del hombre- no esta en modo alguno totalmente preso, al
. contrario del animal, en esa captura imaginaria. En ella se orienta.
perm1ten ·utthzar;•una ·palabra,· como ·a menudo· •hago; descomportién-
· · ·· . · . · , · i,Como? En la medida que aisla la funcion de la pantalla, y la usa.
dola..,...,_ soy · foto-gràfiddo. , ·, . . , .
No se trata aquf del pr'oblema filosofico dè la representacion. En El hombre, en efecto,• sabe usar la mascara en tanto que es eso mas
es�a perspectiva, en presencia de la representacion, me aseguro a m, alla de lo cual hay la mirada. La pantalla . es agui el lugar de ·la
m1smo, en suma, sabiendq . mucho, me aseguro como conciencia que mediacion.
sabe que �o es 1;11as que rf�resentacion y que mas alla hay la cosa, la El ultimo dia hice alusion a esa referencia de Maurice Merleau­
cosa en s1. Detras del fenomeno, el noumeno, por ejemplo. No puedo Ponty en la Phénoménologie de la perception en la que, en base a
hacer nada ahi, puesto que mis categorias trascendentales, como dice ejemplos bien escogidos que provienen de los experimentos de Gelb y
Kant; solo obran · a ·su antojo · y' me obligan a toinar la cosa a su guisa. Goldstein, vemos ya, al nivel simplemente perceptivo, como la pantalla
Par otra parte, en' 'el 'fondo, eso · esta muy bien asi: fodo se arregla restablece Jas cosas en su status real. Si, al ser aislado, nos domina
felizmente. un efecto de iluminacion, si, por ejemplo, un haz de luz que conduce
i. Para nosotros, las cosas :no oscilàn en esta dialédica de la superfi­
_ ._ _
nuestra mirada nos cautiva hasta el punto de aparecernos como un
cie. con lo que esta mas alla. Por nuestra parte, partimos del hecho de cono lechoso e impedirnos ver lo que ilumina -el solo hecho de
que hay algo qu� instati una fractura, una biparticion, una esquizia introducir en ese campo una pequefia pantaUa, que contrasta con Jo
. rn
que esta iluminado sin ser visto, hace entrar en la sombra, por asi
del ser a la que este se acomoda, desde la naturaleza.
Este hecho · puede observai:se en la escala diversamente modulada decirlo, a la luz Jechosa y para surgir e] objeto que ocultaba.
�e lo que se inscribe, · en ûltimo término, · en la base general del mimè­ Ese es, al nive] perceptivo, el fenomeno de una relacion que hay
ttsmo. Esto es lo gue interviene, de un modo manifiesto tanto èn la que tomar en una funcion mas esencial, a saber, en su relacion con
union sexual como en la lucha a mueite. El ser ahi se' descompone, el deseo la realidad solo aparece como marginal.
_ Esta es una de las caracteristicas que parece que apenas se ha
de un modo sensac1onal, entre su ser y su apariencia, entre él mismo y
visto en la creacion pictorica. Sin embargo, es un juego cautivador el
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recobrar en el cuadro 1o que es, propiarnente hablando, cornposicion, que hay que entender las palabras recalcadas en el Evangelio: Tienen
Jineas de division · de las superficies creadas por èl pintor, lfneàs de ojos para no ver. Para no ver lqué?: precisamente, que las cosas les
fuga, · lineas de fuerza, construcciones donde la · imagen encùentra su miran.
estatuto -aunque me sorprende que en un libro, por otrà parte nota­ Esa es la razon par la que hice entrar la pintura en nuestro campo
ble, se les !lame armazones. Pues asi se elude su efecto principal. de exploracion por la portezuela que nos brindaba Roger Caillois
Por una especie de ironia, en el dorso de este libro figura sin embargo, -todo el mundo se dia cuenta el ultima dia que tuve un lapsus al
como mas ejemplar que otro, un cuadro de Rouait en el que se designa llamarlo René, Dias sabe par gué- al seiialar que el mirnetismo es
un trazado circular que permite comprendet lo esencial de lo qüe sin duda alguna el equivalente de la funcion que en el hombre se
aqui esta en cuestion. ejerce mediante la pintura.
Para nosotros no se trata en modo alguno de hacer agui el psi­
coanalisis del pintor, siempre tan resbaladizo, tan escabroso, y siem­
pre provocador en el oyente de reacciones de pudor. Tampoco se trata
de critica de la pintura, y sin embargo alguien que me es allegado, y
cuyas apreciaciones tengo muy en cuenta, me dijo que se sintio mo,.
lesto de que abordase algo parecido a ello. Par supuesto, ahi esta el peli­
la realidad es marginal
gro, e intentaré lograr que no baya confusion.
Si consideramos todas las modulaciones impuestas a la pintura
par las variaciones en el curso del tiempo de la estructura subjetivante,
resulta evidente que ninguna formula permite reunir esos objetivos,
esas astucias, esos trucos infinitamente diversos. Por otra parte, el
ultimo dia vieron claramente que después de haber formulado que en
En efecto, en un cuadro siempre hay algo cuya ausencia podemos la pintura se da el domeiia-mirada, es decir, que el que mira siempre
notar -al contrario de lo que ocurre en la percepcion. Es el campo se ve obligado por la pintura a bajar su mirada, introduje al punto
central, donde el poder separativo del ojo se ejerce ar' maximo en la el paliativo de que sin embargo el expresionismo se situa en una
vision. En todo cuadro solo puede estar ausente y reemplazado por Hamada totalmente directa a la mirada. Para los que puedan estar
un agujero -reflejo, en suma, de la pupila detras de la cual esta la indecisos, ejemplificaré lo que quiero decir -pienso en la pintura de
mirada. Por consiguiente, y por cuanto el cuadro entra. en relacion un Münch, de un James Ensor, de un Kubin, o también en esa pintura
con el deseo, el lugar de una pantalla central siempre esta marcado, que, curiosamente, podriamos situar de marrera geografica asediando
y es precisamente por ello por lo que, ante el cuadro, estoy elidido la pintura que en la actualidad se encuentra en Paris. lCuando veremos
corno sujeto del piano geometral. quebrantados los limites de este asedio? Esta es, si nos atenemos a la
Es por eso que el cuadro no funciona en el campo de la represen­ opinion de André Masson con el que he hablado recientemente de ello,
tacion. Su fin y su efecto son otros. la cuesti6n mas palpitante. Pues bien, hacer referencias coma éstas no
significa en modo alguno entrar en el juego historico, movedizo, de la
critica, la cual intenta comprender cual es la funcion de la pintura en
un momento dada, en tal autor o en tal época. Par mi parte, trato de
2 situarme en el principio radical de la funci6n de esta arte bella.
En primer lugar quiero hacer notar que Maurice Merleau-Ponty par­
En el campo escopico, todo se articula entre dos términos que tiendo de la pintura fue conducido especialmente a invertir la relacion
funcionan de marrera antinomica ---del lado de las cosas hay la mirada, que, desde siempre, mantiene el pensamiento entre el ojo y el espiritu.
es decir, las cosas me miran, y no obstante las veo. Es en este sentido Que la funcion del pintor es otra distinta a la organizacion del campo
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de la representacion en la que el filosofo nos mantenia en nuestro status podemos calificar de secundaria- se debe a que su efecto tiene algo
de sujeto, eso es lo que ha seiialado admirablemente partiendo de lo de provecboso para la sociedad, en cuanto a lo que, de la sociedad, cae
que llama, con el propio Cézanne, esos pequefws azules, esos peque­ bajo su peso. Permanezcamos aun en la vaguedad para decir que algo
flos pardos, esos pequenos blancos, esas pinceladas que llueven del pin­ en la obra sosiega a la gente, les reconforta mostrando que puede ha­
ce! del pintor. ber algunos que vivan de la explotacion de su deseo. Pero para que eso·
i,Oué es eso? l,Qué determina eso? l,Como eso determina algo? Eso les satisfaga de tal modo, es preciso que también baya esta otra inciden­
ya da forma y encarnacion al campo en el que el psicoanalista ha p{o­ cia, que su deseo de contemplar encuentre alli algun sosiego. Eso les
seguido siguiendo a Freud, aunque lo que en Freud es audacia extraor- : eleva el espiritu, corna se dice, es decir, les incita a la renuncia. i,NO ven
dinaria, en los que le siguen se convierte con facilidad en imprudencia. que aqui se indica algo de esa funcion que be Hamada domena-mirada?·
Freud siempre seiialo con infinito respeto que no trataba de dilu­ El domei'ia-mirada, como dije el ultimo dia, también se presenta
cidar lo que proporcionaba verdadero valor a la creacion artistica. En bajo el cariz del trompe-L'oeil. En lo cual parece que voy en sentido con-·
lo que se refiere a los pintores tanto como a los poetas, hay una linea trario de la tradicion que situa su funcion coma muy distinta de la de,
en la que su apreciacion se detiene. No puede decir, no sabe lo que ahi, la pintura. Sin embargo, el ultimo dia no vacilé en terrninar seiialando,
para todos, para los que miran u oyen, confiere valor a la creacion ar­ en la oposicion de las obras de Zeuxis y Parrbasios, la ambigüedad de,
tistica. No obstante, cuando estudia a Leonardo, podemos decir, para dos niveles, el de la funcion natural del seiiuelo y el del trompe-l'oeil.
no entrenernos, que intenta encontrar la funcion que su fantasia original Aunque algunos pajaros se precipitaron en la superficie en la que,
ha desempeiiado en su creacion -su relacion con esas dos madres que Zeuxis babia trazado sus pinceladas, tomando el cuadro por uvas para.
ve representadas, en el cuadro del Louvre o en el esbozo de Londres, picotear, observamos que el éxito de semejante empresa no implica para
par ese cuerpo doble, ramificado al nive! del talle, que parece dilatar­ nada que la uvas estuviesen admirablemente reproducidas, tales como,
se en la base en una mezcla de piernas. i,ES ésa la via que bemos de las que podemos ver en la canasta que sostiene el Bacchus de Carava­
seguir? ggio, en los Uffici. Si las uvas hubieran sida asi, es poco probable que·
l,Ü hay que ver el principio de la creacion artistica �.n que extrae­ los pajaros bubiesen sida engafiados, pues wor gué los pajaros tendriafl'.
ria -recuerden como traduzco Vorstellungsrepriisentanz- ese algo que que ver uvas en ese tipo de proeza? Ha de haber algo mas reducido,.
bace las veces de la representacion? i,ES a eso a lo que les conduzco al mas proximo al signa, en lo que puede constituir para los pajaros la
distinguir el cuadro de lo que es la representacion? uva presa. Sin embargo, el ejemplo opuesto de Parrbasios manifiesta:.
Evidentemente no -salvo en muy raras obras, salvo en una pintu­ claramente que cuando se quiere engaiiar a un hombre, se le presenta:
ra que algunas veces emerge, pintura onirica, tan rara, y apenas situa­ la pintura de un vela, es decir, de algo mas alla de lo cual solicita ver.
ble en la funcion de la pintura. Por otra parte, quizas ése es el limite Abi radica el valor de este apologo, pues nos rnuestra por qué Pla­
donde tendriamos que designar lo que se Hama arte psicopatologico. ton protesta contra la ilusion de la pintura. La cuestion no esta en que
Lo que es creacion del pintor esta estructurado de un modo muy la pintura dé un equivalente ilusorio del objeto, aunque aparentemente
diferente. Precisamente en la medida que restauramos el punto de vista Platon pueda expresarse asi. Esta en que el trompe-!'oeil de la pintura
de la estructura en la relacion libidinal, quizas ya baya llegado la bora se da por algo distinto de lo que es.
en que podamos preguntar con provecbo -ya que nuestros nuevos al­ lQué nos seduce y nos satisface en el trompe-!'oeil? jCuando nos
goritmos nos permiten articular mejor su respuesta -sobre lo que esta cautiva y nos regocija? En el momento en que, por un simple despla­
en juego en la creacion artistica. Para nosotros, se trata de la creacion zamiento de nuestra mirada, podemos damas cuenta que la represen­
tal como Freud la designa, es decir, como sublimacion, y del valor que tacion no se desplaza con ella y solo bay un trompe-l'oeil. Pues en
toma en un campo social. ese momento aparece como otra cosa distinta de Io que se daba, o
De una forma a la vez vaga y precisa, y que solo concierne al éxito mas bien abora se da como siendo esa otra casa. El cuadro no riva­
de la obra, Freud formula que, si una creacion del deseo, pura al nivel liza con la apariencia, rivaliza con lo que Platon nos designa mas
del pintor, adquiere valor comercial -gratificacion que sin embargo, alla de la apariencia, es decir, la Idea. Porque el cuadro es esa apa-

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riencia, Platon se subleva contra la pintura como contra una actividad la gran sala del Palacio Ducal en la que estan pintadas todo tipo de
.rival a la suya. batallas, de Lepanto u otras. La funcion social, que ya se perfilaba
Esa otra cosa es la a minuscula, a cuyo alrededor gira un com­ al nivel religioso, alli se ve claramente. i,Ouién va a esos lugares? Los
bate cuya alma es el trompe-l'oeil. que forman eso que Retz llama los pueblos. i,Y qué ven los pueblos
Si intentamos representar concretamente la posicion del pintor en en estas vastas composiciones? La mirada de las gentes que, cuando
]a historia, nos damos cuenta que es la fuente de algo que puede intro­ los pueblos no estan, deliberan en esta sala. Detras del cuadro, lo que
· ducirse en lo real y que en cualquier tiempo, por asf decirlo, se toma hay es su mirada.
en arrendamiento. El pintor, dicen, ya no depende de nobles mecenas. Ustedes pueden verlo, podemos decir que alli detras siempre esta
·sin embargo, la situacion no ha cambiado fundamentalmente con el totalmente lleno de miradas. A este respecta nada nuevo ha introdu­
marchante de cuadros. Este también es un mecenas, y de la misma cido la época que André Malraux distingue como moderna, ésa en la
rnlea. Antes del noble mecenas, la institucion religiosa con sus santas que domina lo que Hama el monstruo incomparable, a saber, la mi­
.imagenes era la que daba cosas a hacer. Siempre hay una Sociedad arren­ rada del pintor, que pretende imponerse como si la mirada fuese solo
dataria del pintor, y siempre se trata del objeto a, o mejor dicho, de de él. Alti detras siempre ha habido mirada. Pero, éste es el punto
'feducirlo -lo que· a un cierto nivel puede parecer mftico- a una a mas sutil, l,de donde proviene?
,con la que, cierto es que en ultima instancia, el pintor en tanto que
,creador dialoga.
Sin embargo, resulta mas instructivo ver como funciona la a en
-su repercusion social. 3
Los iconos -el Cristo triunfante de la boveda de Dafnis o los
.admirables mosaicos bizantinos- tienen claramente como efecto el Volvemos ahora a los pequeiios azules, pequeiios blancos, pequeiios
mantenernos bajo su mirada. Podriamos detenernos aqui pero de ese pardos de Cézanne, o incluso a lo que Maurice Merleau-Ponty ejem­
modo no captariamos realmente el resorte que hace que �l pintor esté plifica tan perfectamente en un recodo de Signes, esta extraîieza del
comprometido en realizar ese icono, ni captariamos para qué sirve film en camara lenta en la que se capta a Matisse pintando. Lo impor­
:al sernos presentado. Por supuesto, ahi adentro hay mirada, pero pro­ tante es que el propio Matisse se sintio turbado. Maurice Merleau­
viene de mas lejos. Lo que confiere valor al icono es que el Dios que Ponty subraya la paradoja de ese gesto que, aumentado por la disten­
'fepresenta también lo mira. Se considera que complace a Dios. El sion del tiempo, nos permite imaginar la mas perfecta deliberacion
artista opera a este nivel en el plano del sacrificio -desempeîiandose en cada una de esas pinceladas. Eso no es mas que espejismo, dijo.
en cosas, aqui imagenes, que pueden despertar el deseo de Dios. Al ritmo en que llueven del pincel del pintor esas pequeîias pince­
Dios es creador, y ademas crea ciertas imagenes -el Génesis nos ladas que se convertiran en el milagro del cuadro, no podemos hablar
1o indica con el Zelem Elohim. Y el propio pensamiento iconoclasta de eleccion, sino de otra cosa. Esta otra cosa, wodemos intentar for­
1ncluso salva esto, que hay un dios al que eso no le gusta. Es real­ mularla?
mente lo unico. Sin embargo, hoy no quiero ir mas lejos en este regis­ i,NO hay que plantear la cuestion bien cerca de lo que he llamado
tra, que nos conduciria al centra de uno de los elementos mas esen­ la lluvia del pincel? i,Si un pajaro pintase, no lo haria dejando caer
ciales del resorte de los Nombres-del-Padre, que un cierto pacto puede sus plumas, una serpiente sus escamas, un arbol desorugandose y
establecerse mas alla de toda imagen. Ahf donde estamos, la imagen hacienda llover sus hojas? Lo que aqui se acumula es el primer acto
-sigue siendo la mediacion con la divinidad. Si Yaveh prohibe a los de la deposicion de la mirada. Acto, sin duda, soberano puesto que
judios construir idolos, es porque complacen a los otros dioses. En transcurre en algo que se materializa y que, por esa soberania, volvera
cierto aspecto, no es Dios el que no es antropomorfo, es el hombre a caduco, excluido, inoperante, todo lo que, llegado de fuera, se pre­
·quien se le ruega que no lo sea. Sin embargo, dejémoslo. sentara ante ese producto.
Pasemos a la etapa siguiente, que llamaré comunal. Dirijamonos a No olvidernos que la pincelada del pintor es algo donde se termina

122 123
lejos que la vision distinta. Los poderes que se le atribuyen, de hacer
un movimiento. Nos encontramos ahi ante algo que proporciona un
secar la leche del animal en el que se fija -creencia tan extendida
nuevo y diferente sentido al término regresion -nos encontramos
en nuestro tiempo como en 'cualquier otro, incluso en los paises mas
ante el elemento motor en el sentido de respuesta, en tanto que en­
civilizados-, de llevar consigo la enfermedad, la desventura, ese po­
gendra, a la zaga, su propio estimulo.
der, 1,do11de podemos representarlo mejor, sino en la invidia? . . .
Es por ello que la temporalidad original por la que se situa como
, · Jnvidia viene de videre. La invidia mas ejemplar, para nosotros
distinta la relacion con el otro es aqui, en la dimension escopica, la
analistas, es la que desde hace tiempo hice notar en Agùstin para pro.:.
del instante terminal. Lo que en la dialéctica identificatoria del signi­
porcionarle todo su sortilegio, a saber, la del nifio niiiando a su her­
ficante y de lo hablado se proyectara hacia delante como apresura­
rnano' colgado del seno de su madre, mirandole amare conspectu, con
miento es aqui, al contrario, el final, lo que, al principio de toda
una mirada. amàrg�; que le descompone y tiene en él el efecto de urta
nueva comprensi6n, se llamara el instante de ver.
ponzofia. ·
Este momento terminal es lo que nos permite distinguir, de un
: . ,Para comprender lo que es la invidia en su funciori de mirada, no
acte, un gesto. Mediante el gesto se aplica la pincelada a la tela. Y es
hay, que confurtdirla oon los celos. Lo que· el niiio, o cualquiera, envi­
tan cierto que el gesto siempre esta alli presente que no cabe la menor
dia: (envie) no-es forzosamente eso de lo que podria avoir envie («tèner
duda que el cuadro lo sentimos en primer lugar, como dice el térmi�o
ganas,,), èomo irripropiamente se dice. El niiio que mira a su hermani�ô,
impresi6n o impresionismo, como mas afin al gesto que a cualqmer
1,quiért· nos dice què todavfa · nècesita · mamar? Todos sabemos que l �
otro tipo de movimiento. Cualquier accion representada en un cuadro
envidia en general es provocada por la posesion de biertes que no
se nos aparecera como el escenario de una batalla, es decir, como tea­
tendrian hinguna utilidad para el que los envidia, y cuya verdaderà
tral necesariamente hecha para el gesto. Y es incluso esta insercion
naturaleza ni siquieta sospecha.
en �l gesto lo que hace que el cuadro -cualquiera que sea, figurativo
. · Esa es la verdadera envidia. lAnte qué hace palidecer al sujeto?
o no- no pueda ser colocado al revés. Si se gira una diapositiva, en
-ante la imagen de una completud que se cierra y de que la a mi­
seguida se daran cuenta si se la ensefian con la izquierda en lugar de
nuscula, la a separada a la que se cuelga, puede ser para otro la
la derecha. El sentido del gesto de la mano designa suficientemente
posesion con la que se satisface, la Befriedigung.
esta simetrfa lateral.
Vemos, pues, aqu( que la mirada opera en un cierto descenso, sin
duda descenso de deseo, pero lComo decirlo? El sujeto no esta a!H total­
Es a este registro del ojo como desesperado por la mirada al que
mente, esta teleguiado. Modificando la formula que doy del deseo
hemos de llegar para comprender el resorte sosegador, civilizador y
en tanto que inconsciente -el deseo del hombre es el deseo del Otro-'­
encantador de la funcion del cuadro. La relacion fundamental de lij
diré que de lo que se trata es de una especie de deseo al Otro, en cuyo
a con el d�seo me servira como ejemplar en lo que ahora introduciré
final esta el dar-a-ver.
respecto a la transferencia.
lPor qué ese dar-a-ver sosiega algo a no ser porque hay un ape­
.
tito del ojo en el que mira? Este apetito del ojo que hay que alimentar
proporciona el valor de encanto de la pintura. Este hemos de buscarlo
en un piano mucho menos elevado de lo que se supone, en lo que
pertenece a la verdadera funcion del organo del ojo, el ojo lleno de
RESPUESTAS
voracidad, el mal de ojo.
Resulta sorprendente, si pensamos en la universalidad del mal de
ojo, que en ninguna parte haya huella alguna ?e un buen ojo, ?e un ojo
. M. Tort: -;,Podria precisar la relaci6n que ha planteado entre
que bendice. lQué significa esto sino que e� OJO pose� la fun�1on mortal
el gesto y el instante de ver?
de estar dotado -permftanme jugar aqm con vanos reg1stros- de
lOué es un gesto? lUn gesto de amenaza, por ejemplo? No es urt
un poder separativo? Sin embargo, ese separativo llega mucho mas
125
124
golpe que se interrumpe. Realmente es· algo que se hace para dete­ instante de ver. Ambos se recubren, pero no son realmente idénticos�
nerse y quedar en suspenso. puesto que uno es inicial y el otro terminal.
Quizâs después lo lleve a cabo hasta el final, sin embargo, en tanto Digamos algo mas sobre lo que, a falta de tiempo, no pude dar las
que gesto de amenaza, se inscribe para atrâs. indicaciones necesarias.
Esta temporalidad muy particular que be definido con el término Este tiempo de la mirada, terminal, que concluye un gesto, lo pon­
detencion, y que crea tras si su significacion, es la que permite la dis­ go en estrecha relacion con lo que digo del mal de ojo. La mirada en
tincion entre el gesto y el acto. si no solo termina el movimiento, sino Jo petrifica. Miren esas danzas,
Lo mas notable -si han asistido a la ultima Opera de Pekfn­ de las que les hablaba, siempre esta puntuadas por una serie de tiem­
es la manera como alli se combate. Se combate como se ha combatido pos de detencion en los que los actores se detienen en una actitud
desde siempre, mucho mâs con gestos que con golpes. Por supuesto, el bloqueada. lOué es este tope, este tiempo de detencion del movi­
espectâculo se ajusta a una absoluta predominancia de los gestos. En miento? No es otra cosa que el efecto de fascinacion, en tanto que·
estos ballets, nunca se dan golpes, se deslizan en espacios diferentes se trata de desposeer el mal de ojo de la mirada, para conjurarlo. El
en los que se extienden series de gestos, que en el combate tradicional mal de ojo es el fascinum, es lo que tiene como efecto detener el
poseen sin embargo Vqlor de armas, en el sentido que en ultima ins­ movimiento y Jiteralmente matar la vida. En el momento que el sujeto
tancia pueden ser suficientes como instrumento de intimidacion. Todos se detiene dejando en suspenso su gesto, estâ mortificado. La funcion
sabemos que los primitivos van al combate con mâscaras gesticulantes, antivida, antimovimiento, de ese punto terminal es el fascinum, y ésta
horribles, y gestos aterradores. jNo hay que creer que esto pertenece es precisamente una de Jas dimensiones donde se ejerce directamente
al pasado! A los marinos americanos, para responder a los japoneses, la potencia de la mirada. El instante de ver solo puede intervenir aquf
se les enseiia a hacer tantas muecas como ellos. Nuestras armas mo­ como sutura, reunion de lo imaginario y lo simbolico, y esta tomado
dernas también podemos considerarlas como gestos. jQuiera el cielo en una dialéctica, esta especie de progreso temporal que se Hama la
que puedan mantenerse en ese status! prisa, el impulso, el movimiento hacia delante, que se concluye con er
La autenticidad de lo que surje en la pintura se amengua en no­ fascinum.
sotros, seres humanos, por el hecho de que hay que ir en busca de Lo que subrayo es la distincion total del registro esc6pico con
nuestros colores alH donde estân, es decir, en la mierda. Si hice alusion respecto al campo invocante, vocatorio, vocacional. En el campo esco­
a los pajaros que podrian desplumarse, es porque nosotros- no tenemos pico, al contrario que en ese otro, el sujeto no estâ esencialmente
esas plumas. El creador nunca participarâ mas que en la creacion de indeterminado. El sujeto estâ determinado, propiamente hablando, por
un sucio deposito, de una sucesion de sucios depositos yuxtapuestos. la separacion misma que determina el corte de la a, es decir, lo que
Es por esta dimension que nos encontramos en la creacion escopica de fascinatorio introduce la mirada. lSe siente algo mâs satisfecho?
-el gesto en tanto que movimiento dado a ver. l Totalmente? �asi.
lLe satisface esta explicacion? lEs ésta la pregunta que me ha plan­
teado? F. Wahl: -Usted ha dejado de lado un fen6meno que se situa
coma el' mal de ojo en la civilizaci6n mediterranea y que llamamos et
-No, hubiese querido que precisase Lo que ha dicho sobre esa ojo profilactico. Tiene una funci6n de protecci6n durante un cierto­
temporalidad a la que ya hiza alusi6n una vez y que implica, scgûn trayecto y esta ligada, no a una detenci6n, sino a un movimiento. ·
creo, referencias que en otro lugar hizo sobre el tiempo l6gico.
Lo que hay de profilactico es, por asi decirlo, alopatico, tanto si
Escuche, he seiialado ahi la sutura, la seudo identificaci6n, exis­ es el cuerno, el coral, o cualquiera de esas mil cosas cuyo aspecto es
tente entre lo que he llamado el tiempo de detencion terminal del rnas claro, como la turpicula res, descrita por Varron, segun creo:
gesto y lo que, en otra dialéctica que he llamado dialéctica de la se trata simplemente de ùn falo. Pues, en tanto que todo deseo humano
precipitaci6n identificatoria, pongo como primer tiempo, a saber, el estâ basado en la castracion, el ojo adquiere su funci6n virulenta,.

126 127
agresiva:, y no simplemente enganosa: como en la naturaleza. Podemos
recoger entre esos arnuletos formas en las que se dibuja un contra-ojo.
.Eso es homeopatico. Por ese sesgo · llegamos a introducir la llamada
funci6n profilactica.
Creia, por ejemplo, que en la Biblia tenia que haber pasajes en
los que el ojo confirie'se la suertè favorable. En algunos recodos he
vacilado; pero decididamente no. El ojo puede ser profilactico, pero
en cualquièr caso no es benéfico, es maléfico. En fa Biblia, e incluso
.en el Nuevo Testamento, ·· nO' hay buen ojo, pero malos los ha:y en
tùdos los rincones.

1.-A. Miller: -Nos ha explicado a lo largo de un cîerlo numeto


.de lecciones que el sujeto no es localizable en la dim'ensi6n de la
cantidad o de la· medida, en un espacio cartesiano. Por otra parte, ha LA TRANSFERENCIA Y LA PULSION
.dicho· que la investigaci6n de Merleau-Ponty convergi.a con la· suya,
incluso ha mantenido que· enunciaba los pûntos de referencia del in­
consciente·. ...

No he dicho eso. He emitido la supos1c1on de · que las pocas hue­


Jlas que hay de la mostaza inconsciente en sus notas quiza le hubieran
podido conducir a pasar, digamos, a mi campo. Pero no estoy segtiro
-de ello.

�Continuo. Ahora bien, si Merleau-Ponty intenta "subvertir el


.espacio cartesiano, ;,es para abrir el espacio trascendental de la rela­
,ci6n con el Otro? No, es para acceder O a la dimension llamada de
la intersubjetividad, o a la del mundo llamado preobjetivo, salvaje,
primordial. Esta me conduce a preguntarle si Lo visible y lo invisible
.le incita a cambiar algo en el articula que sobre Maurice Merleau-Ponty
.ha publicado en un numero de los Temps Modernes.

Absolutamente nada.

11 de marzo de 1964.

128
X

PRESENCIA DEL ANALISTA

Problemas de la transferencia.
El oscurantismo en el amilisis.
Ablata causa.
El Otro, ya ahi.
El inconsciente esta juera.
V11 articula del International Journal.

Para evitar que siempre tenga que buscar una caja de cerillas, me
han dado una, de este tamafi.o que pueden ver, en la cual esta escrita
esta formula -el arte de escuchar casi equivale al de buen decir. Esto
reparte nuestras tareas. Esperemos estar poco mas o menos a su altura.
Hoy trataré de la transferencia, es decir, abordaré la cuestion, espe­
rando llegar a darles una idea de su concepto, segun el proyecto que
anuncié en nuestra segunda conversacion.

La transferencia, en opinion comun, es representada como un afecto.


Se la califica, vagamente, de positiva, o de negativa. Generalmente se
adroite, no sin algun fundarnento, que la transferencia positiva es el
amor -sin embargo, hay que decir que este término, en el empleo que
se hace de él, tiene un uso totalmente aproximativo.
Freud planteo, rnuy pronto, la cuestion de la autenticidad del
amor tal como se produce en la transferencia. Por decirlo todo, la
tendencia general sostiene que se trata de una especie de falso amor,
de sombra de amor. Freud, por el contrario, esta lejos de haber hecho
inclinar la balanza en ese sentido. No es uno de Ios menores intereses
de la experiencia de la transferencia el plantear para nosotros, mas

131
adelante, qmzas, el que nunca se ha podido fijar la cuestion de lo que de ella, posibiJidades ya presentes a las que proporcionara su compo­
se Hama el amor auténtico, eine echte Liebe. sicion, quizas {mica.
En la transferencia negativa se es mas prudente, mas moderado, Ello no excluye en modo alguno, alH donde no hay analista en
en la manera como se la evoca, y nunca se la identifica con el odio. el horizonte, que pueda haber ahi, propiamente, efectos de transferen­
Se emplea mas bien el término ambivalencia, término que, todavia mas cia exactamente estructurables como el juego de la transferencia en
que el primero, enmascara muchas cosas, cosas confusas cuyo manejo el analisis. Simplemente, el analisis, al descubrirlos, permitira darles
no siempre es adecuado. un modelo experimental, que no sera forzosamente del todo diferente
Diremos con mas exactitud que la transferencia positiva se da del modelo que llamaremos natural. De modo que hacer emerger la
cuando aquél del que se trata, el analista en este caso, jpues bien! transferencia en el analisis, en el cual encuentra sus fundamentos es­
cae simpatico -Y negativa, cuando no se le quitan los ojos de en'­ tructurales, puede ser muy bien la {mica manera de introducir la
cima. universalidad de la aplicacion de este concepto. Bastara entonces con
Hay otro empleo dëî término transferencia que merece ser distin­ cortar el cordon de su estiba en la esfera del analisis, y mucho mas
guido, cuando se dice que estructura todas las relaciones particulares aun, de la doxa que es colindante.
con ese otro que . es el analista y el valor de todos los pensamientos Todo ello, después de todo, no es mas que trufsmo. Al menos
que gravitan alrededor de esa relacion ha de ser connotado con un valia la pena, de entrada, plantear su limite.
signo de reserva particular. De ahi la expresion -siempre colocada
en nota como tina especie dè paréntesis, de suspension, incluso de
sospecha, cùando · es introducida a proposito de la conducta de un
sujeto -esta en plena transferencia. Lo cual supone que todo su 2
modo de percepcion esta reestructurado sobre el centro prevalente de
la transferencia. Esta introduccion tiene como objetivo recordarles lo siguiente:
No prosigo mas alla porque esta doble referencia semantica me abordar los fundamentos del psicoanalisis supone que aportamos a
parece por el momento suficiente. ello, entre los conceptos mayores que los fundamentan, una cierta
Por supuesto, no podremos contentarnos con ello de ningun modo, coherencia. Ello ya aparece en la manera como he abordado el con­
puesto que nuestro objetivo radica en aproximarnos al concepto de la cepto del inconsciente -que pueden recordar que no he podido sepa...
transferencia. rarlo de la presencia del analista.
Este concepto esta determinado por la funcion que tiene en una Presencia del analista -es un término muy hermoso, que iriamos
praxis. Este concepto dirige la manéra de tratar a los pacientes. Y a la muy descaminados si lo redujésemos a esa especie de sermoneo lacri­
inversa, la manera de tratarlos gobierna al concepto. moso, a esa ampufosidad serosa, a esa caricia algo pegajosa, encarnada
Puede parecer que eso es, desde un principio, zanjar la cuestion en un libro aparecido con este titulo.
de saber si la transferencia esta, o no, ligada a la practica anaHtica, La misma presencia del analista es una manifestacion del incons­
si es su producto, incluso su artefacto. Alguno, Ida Madalpine, entre ciente de manera que cuando en la actualidad se manifiesta en ciertos
los nuinerosos autores que se han visto llevados a opinar sobre la encue�tros como rechazo del inconsciente -se trata de una tendencia,
transferencia en ese sentido. Cualquiera que sea su mérito -se trata de y confesada, en el concepto del inconsciente. Tienen ahi un acceso r�­
una · persona muy testaruda.:_ digamos a continuacion que nosotros pido a la formulacion que he colocado en primer plano, de un mov1-
no podemos, en modo alguno, acoger esta posicion extrema. miento del sujeto que no se abre mas que para cerrarse de nuevo, en
De todos modos, no es zanjar la cuestion el abordarla asi. lncluso una cierta pulsacion temporal -pulsacion que sefialo como mas radical
si hemos de considerar la transferencia como un producto de la situa­ que la insercion en el significante que sin duda la motiva, pero que
cion analitica, podemos decir que esa situacion no podria crear en su no es primaria al nivel de la esencia, ya que se me ha provocado a
totalidad el fenomeno y, para producirlo, es preciso que haya, fuera hablar de esencia.

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He indicado, de un modo mayéutico, eristico, que en el inconsciente por su naturaleza, se pierde. Aquî es donde là. presencia del psicoanalista
habia que ver los efectos de la palabra en el sujeto -por cuanto estos es irreductible, como testigo de esa pérdida.
efectos son tan radicalmente primarios que propiamente son lo que A este nivel, no tenemos nada mas que extraer de ello, pues se
determina el _estatuto del sujeto como sujeto. Esta es una proposici6n trata de una pérdida completa, que no se salda con ninguna ganancia,
destinada a restituir en su lugar al inconsciente freudiano. De seguro, el a no ser por su reanudaci6n en la funci6n de la pulsaci6n. La pérdiâa
inconsciente estaba presente desde siempre, existfa, actuaba, antes de se produce necesariamente en una zona de sombra -que designa el
Freud, pero importaba seîialar que todas las acepciones que se .han trazo oblicuo con que divido las formulas que se despliegan, lineales,
dado, antes de Freud, de esta funci6n del inconsciente, no tienen abso..i frente a cada uno de estos términos: inconsciente, repetici6n, transfe­
lutamente nada que ver con el inconsciente de Freud. rencia. Esta zona de la pérdida incluso implica, en cuanto a esos hechos
El inconsciente primordial, el inconsciente funci6n arcaica, el in­ de practica analitica, un cierto reforzamiento del oscurantismo, muy
consciente presencia velada de un pensamiento que bay que colocar al caracter.istico de la condici6n del hombre en nuestro tiempo de preten­
nivel del ser antes de que se revele, el inconsciente metafîsico de Eduar­ dida informaci6n -oscurantismo que, sin saber demasiado por gué,
do Von Hartmann -cualquiera que sea la referencia que haga de él confîo que en el futuro parecera inaudito. La funci6n que ha tomado
Freud en un argumento ad hominem-, el inconsciente sobre todo como el psicoanalisis en la propagaci6n de ese estilo que se denomina Ame­
instinto -todo eso no tiene nada que ver con el inconsciente de Freud, rican way of life es propiamente lo que designo con el término de
nada que ver, cualquiera que sea el vocabulario analftico, sus inflexio­ oscurantismo, en tanto que viene marcado por la revalorizaci6n de no­
nes, sus desviaciones-, nada que ver con nuestra experiencia. Inter­ ciones desde hace tiempo refutadas en el campo del psicoanalisis, como
pelaré agui a los analistas: ;,han tenido nunca, aunque solo sea por un el predominio de las funciones del yo.
momento, la sensaci6n de tocar la pasta del instinto? Por esa raz6n, pues, la presencia del psicoanalista, por la vertiente
En mi informe de Roma procedf a una nueva alianza con el sentido misma por donde aparece la vanidad de su discurso, ha de ser incluida
del descubrimiento freudiano. El inconsciente es la suma de los efectos en el concepto del inconsciente. Los psicoanalistas de boy hemos de
de la palabra en un sujeto, a ese nivel en que el sujet.9 se constituye tener en cuenta esta escoria en nuestras operaciones, como el caput
con los efectos del significante. Esto seiiala que con el término sujeto mortuum del descubrimiento del inconsciente. Ella justifica el manteni­
-por ello lo be recordado en un principio- no designamos el subs­ miento, en el interior del analisis, de una posici6n conflictiva, nècesaria
trato viviente que es preciso al fen6meno subjetivo, ni ninguna clase para la propia existencia del analisis.
de substancia, ni ningun ser del conocimiento en su patbfa, secundaria Si es cierto que el psicoanalisis reposa en un conflicto fondamental,
o primitiva, ni siquiera el logos que se encarnaria en algun lugar, sino en un drama inicial y radical en cuanto a lo que se puede colocar bajo
el sujeto cartesiano, que aparece en el momento que la duda se reconoce la rubrica de lo psfquico, la novaci6n a la que he aludido, y que se
como certeza -excepto que, por nuestro abordaje, los cimientos de Hama recuerdo del campo y de la funci6n de la palabra y del lenguaje
ese sujeto se revelan mucbo mas amplios, pero a la vez mucho mas servi­ en la experiencia psicoanalitica, no pretende ser una posici6n exhaustiva
les, en cuanto a la certeza que pierde. Ahf se da lo que es el incons­ con respecto al inconsciente, puesto que es a su vez intervenci6n en el
ciente. conflicto. Este recuerdo tiene su alcance inmediato en cuanto que tiene
Existe un lazo entre ese campo y el momento, momento de Freud, una incidencia transferencial. Ademas, esto ha sido reconocido por el
en que se revela. Lo que expreso es ese lazo, al compararlo al quehacer hecho de que, precisamente, se ha podido reprochar a mi seminario
de un Newton, un Einstein, un Planck, quehacer a-cosmol6gico, en el el desempeïiar, con respecta a mi audiencia, una funci6n considerada
sentido que todos esos campos se caracterizan por trazar en lo real por la ortodoxia de la asociaci6n psicoanalftica como peligrosa, el inter­
un surco nuevo con respecto al conocimiento que desde la eternidad venir en la transferencia. Ahora bien, en vez de recusarla, esta inciden­
podriamos atribuir a Dios. cia me parece, en efecto, radical, por ser constitutiva de esa renovaci6n
Parad6jicamente, la diferencia que asegura la mas segura subsisten­ de la alianza con el descubrimiento de Freud. Esto indica que la causa
cia del campo de Freud es que el campo freudiano es un campo que, del inconsciente -y pueden ver claramente que aqu.î la palabra causa

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hay �ue tomarla en su ambigüedad, causa por sostener, pero también Resulta, entonces, sorprendente no tar la multiplicidad, la pluralidad,
-
func1on de la causa al nivel de inconsciente- esta causa ha de ser con­ hasta la plurivalencia, de concepciones que, en el analisis, se han formu­
cebida principalmente como una causa perdida. Y ésa es la {mica posi­ lado sobre la transferencia. No pretenderé que hagan una revisi6n exhaus­
bilidad que tenemos para ganarla. tiva. Intentaré guiarles par los caminos de una exploraci6n escogida.
Es �o� ello que he puesto de relieve en el mal conocido concepto En su emergencia en los textos y las ensefianzas de Freud, nos ace­
de �e ��t1c16n e�e resorte que es el del encuentro siempre evitado, de la cha un deslizamiento, que no podriamos imputarle -consiste en no
�o ��b1hdad, �alhda. L � fu�ci6n de fracaso esta en el centro de la repe­ ver en el concepto de la transferencia mas que el concepto mismo de la
hc1on anahtica. La cita s1empre es fallida -lo cual produce, con res­ repetici6n. No olvidemos que, cuando Freud nos lo presenta, nos dice:
pecto a la tyche, la vanidad de la repetici6n, su ocultaci6n constitutiva. Lo que no puede ser rememorado se repite en la conducta. Esta con­
El concepto de la repetici6n nos obliga a tropezar con el dilema o' ducta, para revelar lo que repite, es entregada a la reconstrucci6n del
asumir pura y simplemente nuestra implicaci6n como analista en' el analista.
cara�ter erist�co de la discordancia de toda exposici6n de nuestra expe­ Podemos llegar a creer que la opacidad del traumatismo -tal como
_
nencia, o puhr el concepto al nivel de algo que seria imposible o bjetivar es mantenida en su funci6n inaugural por el pensamiento de Freud, es
a no ser un analisis trascendental de la causa. decir, para nosotros, la resistencia de la significaci6n- es ento nces tenida
Este se formularia a partir de la formulaci6n clasica de la ablata principalmente por responsable del limite de la rememoraci6n. Y despu�s
causa tollitur effectus -solo tendriamos que subrayar el singular de la de todo, podriamos encontrarnos c6modamente ahf, en nuestra propia
pr6tasis, ablata causa, poniendo en plural los términos de la ap6dosis, teorizaci6n, reconociendo que se da ahi un momento muy significativo
tolluntur effectus- lo cual querra decir que los efectos solo se encuen­ de la transmisi6n de po deres del sujeto al Otro, el que llamamos el
tran bien en ausencia de la causa. Todos los efoctos estan sometidos a gran Otro, el lugar de la palabra, virtualmente el lugar de la verdad.
la presi6n de un orden transfactual, causal, que pide entrar en su danza i,ES ése el punto de aparici6n del concepto de transferencia? Eso es
pero si se cogen bien de la mano, coma en la canci6n, obstaculizara� lo que ocurre en apariencia, y a menudo no se va mas alla. Pero mire­
a la causa para que se inmiscuya en su corro. mos de mas cerca. Ese momento, en Freud, no es simplemente el mo­
En este lugar, hay que definir la causa inconsciente no como un mento-Hmite que corresponderia a lo que be designado como el momento
ente, ni c9mo un oùx ov, un no-ente -como lo hace, c�eo, Henri Ey, del cierre del inconsciente, pulsaci6n temporal que lo hace desaparecer
un no-ente de la posibilidad. Es un µ.-� ov, de la interdicci6n que dirige en un cierto punto de su enunciado. Freud, cuando introduce la funci6n
al ser un ente a pesar de su no-advenimiento; es una funci6n de J o de la transferencia, tiene cuidado en sefialar ese momento como la causa
imposible sobre el que se funda una certeza. de lo que llamamos transferencia. El Otro, latente o no, esta presente,
desde antes, en la revelaci6n subjetiva. Ya esta alli cuando algo ha
empezado a entregarse del inconsciente.
La interpretaci6n del analista no hace mas que encubrir el hecho
3 de que el inconsciente -si es lo que yo digo, a saber, juego del signi­
ficante- ya ha procedido en sus formaciones -suefi o, lapsus, chiste
Eso es lo que nos conduce a la funci6n de la transferencia. Pues o sintoma- por interpretaci6n. El Otro, el gran Otro ya esta alli, en
este indeterminado del puro ser que no tiene en modo alguno acceso a cualquier abertura, por fugitiva que sea, del inconsciente.
la determinaci6n, esta posici6n primaria del inconsciente que se articula .
Lo que Freud nos indica, desde un principio, es que la transfer�ncia
como constituido por la indeterminaci6n del sujeto -es a eso a lo que es esencialmente resistente, Vbertragungs widerstand. La transferencia es
nos da acceso la transferencia, de una manera enigmatica. Un nudo gor­ el medio por el que se interrumpe la comunicaci6n del inconsciente, por el
diano nos ha conducido a eso -el sujeto busca tener su certeza. Y la que el inconsciente se cierra de nuevo. En vez de ser la tr�nsmisi�n de
certeza del propio analista en lo concerniente al inconsciente no puede poderes, al inconsciente, la transferencia es por el contrano su c1erre.
ser extraida del concepto de la transferencia. Lo cual es esencial para sefialar la paradoja que se expresa bastante
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137
comunmente -y puede encontrarse incluso en el texto de Freud- en impacto del alcance interpretativo en eso mismo que, con respecto al
lo siguiente: que el analista ha de esperar la transferencia para empezar inconsciente, es momento de cierre -eso es lo que necesita que lo
a dar la interpretacion. tratemos como Jo que es, a saber, un nudo. Que lo tratemos o no como
Quiero acentuar esta cuestion porque es la linea divisoria entre la un nudo gordiano es algo que esta por verse. Es un nudo y nos incita
buena y la mala manera de concebir la transferencia. a dar cuenta de él -lo cual lo he hecho durante varios aiios- mediante
En la pnictica analitica existen multiples maneras de hacerlo. No consideraciones de topolog(a, que, espero, no pareceran superfluas al
se excluyen forzosamente. Pueden ser definidas a diferentes niveles. Por recordarlas.
ejemplo, si las concepciones de la relacion del sujeto con tal o cual de
esas instancias, que en el segundo tiempo de su T6pica Freud pudo defi-'
nir como el ideal del yo o el super-yo, son parciales, eso a menudo no
es mas que dar tan solo un punto de vista lateralizado de lo que es 4
esencialmente la relacion con el gran Otro.
Pero hay otras divergencias que son irreductibles. Es una concepci6n Hay una crisis en el analisis, y me fundamento en que no se da
que, alli donde se formule, tan solo puede contaminar la practica -la ahi nada de parcial; escojamos si no el ultimo texto que puede mani­
que quiere que el analisis de la transferencia procede sobre el funda­ pularla de la forma mas brillante, ya que no pertenece a un espiritu me­
mento de una alianza con la parte sana del yo del sujeto, y consiste en diocre. Se trata de un articulo conciso, muy sobrecogedor, de Thomas
apelar a su sensatez, para hacerle observar el caracter ilusorio de tales S. Szasz -que nos habla de Siracusa, lo cual no lo emparenta, jay!,
o cuales de sus conductas en el interior de la relacion con el analista. con Arquimedes, pues esta Siracusa esta en el Estado de Nueva York­
Eso es una tesis que subvierte lo que esta en cuestion, a saber, la presen­ aparecido en el ultimo numero del International Journal of Psychoana­
tificacion de esta esquizia del sujeto, realizada agui, efectivamente, en lysis.
la presencia. Apelar a una parte sana del sujeto, que estaria en lo real, Para este articulo su autor se ha inspirado en una idea coherente
apta para juzgar con el analista lo que ocurre en la transferencia, sig­ con la investigacion que inspira a sus articulos precedentes, una inves­
nifica ignorar que es precisamente esa parte la interesada en la trans­ tigacion verdaderamente emocionante de la autenticidad del camino ana­
ferencia, que es ella la que cierra la puerta, o la ventana, -� los postigos, Htico.
como les parezca mejor -y que la bella con la que se quiere hablar Resulta por completo sorprendente que un autor, por otra parte
esta alli detras, y que no exige mas que volver a abrir los postigos. Es de los mas estimados en su circulo, que es el del psicoanalisis exac­
por eso que en ese momento la interpretacion se vuelve decisiva, pues tamente americano, considere la transferencia como no otra cosa que
es a la bella a quien hay que dirigirse. una defensa del psicoanalista y desemboque en una conclusion como
Tan solo indicaré agui la reversion que implica este esquema con ésta: la transferencia es el pivote en el que descansa toda la estructura
respecto al modelo que se tiene. en la cabeza. En algun lugar digo que del tratamiento psicoanalitico. Se trata de un concepto que Hama inspired
el inconsciente es el discurso del Otro. Ahora bien, el discurso del Otro -siempre desconfio de los falsos amigos en el vocabulario inglés y he
que se trata de realizar, el del inconsciente, no esta mas alla del cierre, intentado sopesar su traduccion. Este inspired no creo que quiera decir
esta fuera. El es el que, por la boca del analista, Hama para la reaber­ inspirado, sino algo asi como oficioso -se trata de un concepto tan
tura del postigo. oficioso como indispensable -cito- que da asilo -harbour- a los gér­
Lo cual no quiere decir que no haya una paradoja al designar en menes, no solo de su propia destrucci6n, sino de la destrucci6n del
ese movimiento de cierre, el momento inicial en que la interpretacion propio psicoanalisis. i,Por gué? Porque tiende a colocar a la persona del
puede lograr su alcance. Y agui se revela la crisis conceptual permanente analista mas alla de la prueba de la realidad, tal coma puede tenerla
que existe en el analisis, en lo que se refiere a la manera como conviene de sus pacientes, de sus colegas y de él mismo. Este riesgo -this hazard­
concebir la funcion de la transferencia. ha de ser francamente -frankly- reconocido. Ni la profesionalizaci6n,
La c'ontradiccion de su funcion, que la hace captar como el punto de ni la elevaci6n de los standards, ni los analisis didacticos llevados hasta

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la coerci6n -coerced training analysis- pueden protegernos contra ese en alguna parte posibilidadès de triunfar, es con seguridad el amor quien
peligro. Y agui se da la confusion, solo la integridad del analista y de proporciona el modelo. jQué mejor manera de asegurarse, en el punto
l� situaci6n analitica puede salvarnos de la extinci6n de -the unique en que uno se engaiia, que persuadir al otro de la verdad de lo que se
dialogue- del dialogo unico entre el analista y el analizado. emite! 1,No se da ahi una estrùctura fondamental de la dimension del
Este atolladero totalmente fraguado es necesario, para el autor, por amor que la transferencia nos da ocasion para paner en imagenes? Al
el hecho de que no puede concebir el analisis de la transferencia mas persuadir al otro que tiene lo que puede completarnos, nos aseguramos
que bajo los términos de un asentimiento obtenido de la parte sana el poder continuar desconociendo precisamente lo que nos falta. El circula
del yo, la que es apta para juzgar la realidad y zanjar la ilusion. · . del engafio, en tanto que en el momento preciso hace surgir la dimen­
Su articula, logicamente, empieza asi: la transferencia es parecida · sion del amor -eso es lo que nos servira de puerta ejemplar, para el
a conceptos como los del error, la ilusi6n o el de fantasia. Una vez proxi.rno dia demostrar su rodeo.
obtenida la presencia de la transferencia, se trata de una cuestion de Pero eso no es todo lo que tengo que mostrarles, pues eso no es
acuerdo entre el analizado y el analista, salvo que, al ser el analista lo que causa radicalmente el cierre que implica la transferencia. Lo que
agui juez sin apelacion y sin recurso, nos vemos conducidos a deno­ 1o causa, que sera la otra cara de nuestro examen de los conceptos
minar todo analisis de la transferencia coma campo de puro riesgo, sin de la transferencia, es -remitiendo al punto de interrogacion inscrito
control. en la parte izquierda, parte de sombra, reservada.:.._ lo què he designado
He tomado este articula solo coma un casa limite, pero demostra­ mediante el objeto a.
.
t1vo, para incitarnos a restituir agui una determinacion que haga entrar
en juego otro orden. Este orden es el de la verdad. La verdad solo
se fundamenta en lo · que la palabra, incluso mentirosa, alli apela y la
suscita. Esta dimension siempre esta ausente del l6gico-positivismo del
que se encuentra dominando el anâlisis del concepto de la transferencia RESPUESTAS
realizado par Szasz.
A proposito de mi concepcion de la dinamica inconsciente se ha
podido hablar de intelectualizacion -bajo el pretexto de que 'en ella F. Wahl:· -1,Con qué teorza del conocimiento, en el sistema de las
colocaba en primera fila la funcion del significante. 1,No vemos claro teorias existentes, podria relacionarse lo que usted ha dicho en la pri­
que es en ese modo de operar -en el que se ventila la confrontacion mera mitad de la conferència?
de una realidad y de una connotacion de ilusi6n referida al fenomeno de Corno estoy diciendo que la novedad del campo freudiano es darnos
la transferencia- âonde reside aunque no lo parezca la pretendida inte­ en la experiencia algo fundamentalmente captado de esa manera, no
lectualizacion? resulta tan sorprendente que encuentren su modelo en Plotino.
En vez de tener que considerar dos sujetos, en una posicion dual, Dicho esta: sé que, a pesar de mi negativa a seguir la primera pre­
que discutir una objetividad que estaria abi, registrada como el efecto gunta de Miller sobre el sujeto de una ontologia del inconsciente, he
de caida de una comprension en el comportamiento, precisamos hacer soltado, sin embargo, un pequefio cabo de la cuerda par referencias
surgir el dominio del engaiio posible. Cuando les he introducido el muy precisas. He hablado del llv, del oùx, Con el ov aludia de un
sujeto de la certeza cartesiana como el punto de partida necesario de modo rnuy preciso a la formulacion que da de ello Henri Ey, de la que
todas nuestras especulaciones sobre lo que revela el inconsciente, be se­ no podemos decir que sea de la mayor competencia en lo que se refiere
iialado claramente en Descartes el papel de balancin esencial que es el a Jo que hay del inconsciente -llega a situar en algun lugar al incons­
Otro que, se dice, en ningun casa ha de ser engafioso. Este Otro, en ciente en su teoria de la conciencia. He hablado del µ-�ov de lo prohi­
bido, de lo dicho-que-no. Esta no llega muy lejos coma indicaci6n pro­
el analisis, el peligro radica en que sea engafiado. Esta no es la (mica
piarnente metafisica, y no pienso transgredir los limites que me be fijado
dimension que hay que aprehender en la transferencia. Sin embargo, re­
a mi mismo. Pero a pesar de todo, eso estructura de un modo perfecta-
conozcan que si existe un dominio donde en el discurso el enoafio tiene
/:>

141
140
m e�te tra�smisible los puntos hacia los que ha dirigido su pregunta. En
e l mconsc1ente hay un sab er, que no hay qu e concebir en absoluto
como saber por acabarse, por clausurarse.
,, ., 0 ',, XI
ov, o·;x v, µ·tJoV, todavia se sustantiva demasiado el inconsciente
al dar sem ejantes formulas. Es por eso que las evito rnuy cuidadosa­
m ente. Lo que hay mas alla, lo que hace un momento b e Uamado la ANALISIS Y VERDAD O EL CIERRE DEL INCONSCIENTE
bella detras de los postigos, es eso de lo que se trata y que boy no b e
ab�rdado en �o�o alguno. Se trata de sefialar como algo del sujet0
. Decir la verdad, mentir, engafîarse.
esta, por detras, 1mantado, 1mantado a un grado profundo de disocia­
El yo miento y el yo pienso.
cion, de esquizia. Ese es el punto clave donde hemos de ver el nudo Homunculo o $.
gordiano. La validez de la psicologia.
P. Kaufmann: -,;,Qué relaci6n hay entre lo que usted ha designado La ilusi6n y su rectificaci6n.
coma escoria Y eso de lo que usted ha hablado anteriormente coma La transferencia es la puesta en acto
de la realidad del inconsciente.
resta?
El resto siempre es, en el destino humano, fecundo. La escoria es
el r esto extinguido. Agui, el término escoria s e emplea de un modo com­
plet�mente negativo. Apunta a esa verdadera regresion que puede pro­ El ultimo dia introduje el concepto de transferencia. Lo hice de
duc1�se en el plano de la t eorfa del conocimiento psicologico, en la un modo problematico, basandome en las dificultades que impone al
med1da q�e el analista se encuentra colocado en un campo del qu e solo analista. Me acogi al azar que m e ofrecio el encuentro del ultimo artfculo
pue�e hmr. Entonces busca seguridad en teorias que se ejercen en el publicado en el organo mas oficial del psicoanalisis, el International
Journal of Psychoanalysis, que incluso llega a poner en tela de juicio
�entido de una terapéutica ortopédica, conformizante, procurando al su­ la utilizacion en el analisis de la nocion de transferencia. Voy a prose­
Jeto el acceso a las concepciones mas miticas de la happiness. Eso con
°
el manejo sin critica del evolucionismo, ha cr eado el ambiente de n�estra
guir su lectura.
época. La escoria, agui, son los propios analistas, no otra cosa -mien­
tras que el descubrimiento del inconsciente todavia es joven, y se trata
de una oportunidad sin precedentes de subversion.
1
15 de abri! de 1964.
Segun el autor, se supone que el analista apunta para el paciente los
e f ectos
de discordancias, mas o m enos manifiestas, que se producen con
respecto a la realidad de la situacion analitica, a saber, los dos sujetos
reales que estan alli presentes.
En primer lugar estan Ios casos en los que el efecto de discordancia
es bien evidente. Podemos v erlo ejemplificado en la pluma humoristica
de un Spitz, un vet erano que sabe un rato, para divertir a su publico.
Toma como ejemplo a una de sus pacientes que, en un suefio llamado
de transferencia -es decir, de realizaciones amorosas con su analista,
en este caso, Spitz-, lo v e provisto de una cabellera tan rubia como
abundante, lo cual, para todo aquél que ha entrevisto el craneo como
un huevo del personaje, y es lo bastante conocido como para ser céle-
143
142
ci nes? ..
bre representara un caso e n el qu e el analista podra mostrar facilmen­ dice la teorfa- se produce para aportarle algunas satisfa: �
te al suj eto a qué distorciones le han e mpujado los efectos de incons­ , y n de l s menos humon st1c os, Nun­
Mediante muchos ej emplos o o
ciente. s para mostrar qu no s pr ciso dar mu ch�s
berg no tiene dificultade e e e
e ha m?tl­
Pero cuando se trata de calificar una conducta del paciente consi­ pasos en el analisis para ver a veces resplandecer que� _lo. qu
es prec1s �­
derada como desatenta con respecto al analista -una de dos, nos dice vado en el paciente la busqueda de la salud, del eqmhbno,
o . iQué abn­
Szasz, o bien el paciente esta de acuerdo, o si no lo esta, no dirimira sino mente su intencion inconsciente , en su alcance mas inmediat
lecer la ��z
la posici6n de principio de que el analista siempre tiene raz6n. Lo cual go, por ejemplo, le ofrece el recurso al analisis, para restab
en su fu nc1on
nos echa de nue vo hacia ese polo a la vez mftico e idealizante que Sza�z de su matrimonio, cuando se ha producido algun tropiezo
ro mome�t?s,
llama la integridad del analista. lQué puede querer decir eso, a no ser 'e l sexual, o algun deseo extra-conyugal! Desde los prime �,
ns10� prov1S10-
llamamiento a la dimension de la verdad? el paciente se revela desear, bajo la form� de una suspe
en o a pro­
Por tanto, no puedo situar este artfculo mas que en esa perspectiva nal de su presencia en su hogar, lo contrano de lo que ha : ��
c1on de su
que su propio a. utm fo coloca, considerandolo como operando no e n poner como objctivo primero de su analisis -no la reshtu
<:alidad he uristica, sino eristica, y manifestando, en su reflexion e n ato­ situacion familiar, sino su rupt ura.
del compro­
Uadero, la presencia de una verdadera crisis de conciencia en la funcion Nos encontramos ahi, por ultimo -en el acto mismo
pasos- , puestos
del analista. Esta crisis de conciencia solo nos interesa de un modo la­ miso del analisis y por tanto también en sus primeros
da ambigü dad d toda aser­
teral, puesto que hemos mostrado que a ello conduciria necesariamen­ en contacto como maximo con la profun
e e

t e una cierta nianera unilateral de teorizar la practica de l analisis de la cion del paciente y por el hecho de que por sf m! sma tie n e u na do ?le
e mclus o por, una c1er­
transferencia. Esa es una pendiente que nosotros, desde hace tiempo, faz. Es en primer lugar como instituyéndose en,
rdad, e� la cual
hemos denunciado. ta mentira que_ vemos instaurarse la dimension de la ve
sto que la mentira como
Para reducimos a los datos casi fenomenologicos · que nos permi tan no es, propiamente hablando, quebrantada, pu e
volver a situar el problema alli donde esta, el ultimo dia les in'diqué que, t al se erige en esta dimension de la
verdad.
en la relacion de uno al otro que se instaura en el analisis, es eludida una
dime nsion.
Esta clam que esta relacion se instaura en un plano que no es en
modo alguno redproco, ni simétrico. Eso es lo que Szasz constata, para
deplorarlo sin razon alguna -en esa relacion de uno al otro, se insti­ 2
tuye una busquedad de la verdad en la que uno es supuesto saber, al
menos saber mas que el otro. De éste, el pensamiento surge al momento, Comprenderan por qué la relacion del sujeto con el �ignificante es
•que no solo no es preciso que se engafie, sino también que se puede el punto de referencia que hemos q�erido poner en el pn� er plan� de
engafiarle. El engaftarse, al mismo tiempo, e s achaca.do al sujeto. No una rectificacion general de la teona anahhca, p� es � amb1e� _es pnme­
se trata simplemente que e l sujeto esté, de una manera estatica, en la ro y constituyente en la instauracion de la expen�ncia a�ahtica, como
falta, en el error. Ocurre que, de un modo movedizo, en su discurso, esta primero y constituyente en la fu�ci�n ra?ical_ �el mco�s�1ente.
_ .
·situado esencialmente en la dime nsion del engaftarse. Sin duda, eso es, en nuestra mc1de ncia d1dact1�a, hrrntar el incons­
Encuentro aun la indicacion en otro analista. Se trata de Nünberg, ciente a Jo que podriamos llamar su plataforma mas estrecha. Pero con
·que escribio en 1926, en el Internacional Journal of Psychoanalysis, respecto a este punto de division podemos no cometer errores por el
un artfculo que titula «The Will of recovery». Recovery no es, propiamen­ lado de alguna sustantificacion.
te hablando, la curacion, es la restauracion, el retomo. La palabra esta Centraremos las cosas e n e l esquema de cuatro esquinas de nuestro
muy bien escogida y plantea una cuestion que merecè atencion. lQué grafo, que distingue a sabiendas el plano de la enunciacio� del plano
•es lo que, a fin de cuentas, puede empujar al paciente a recurrir al ana­ del enunciado. Su uso viene aclarado en cuanto un pensarrnento dema­
]ista, para pedirle algo que Hama la salud, cuando su sfntoma -nos lo siado formai introduce absurdidades, como se ve una antinornia de la

il44 145
10
razon en el enunciado yo miento, cuando cada uno sabe que no existe proviene del punto desde donde el analista espera al sujeto, y le remite,
ninguna. segun la formula, su propio mensaje en su significacion verdadera, es
Es totalmente falso responder a ese yo miento con: si dices yo mien­ decir, bajo una forma invertida. .Le dice -en ese yo te engafio, lo que
to, es que dices la verdad y, por tanto, no mientes, y asi sucesivamente. tu envias coma mensaje es lo que yo te expreso y, haciéndolo asi, tu di­
Es por completo evidente que el yo miento, a pesar de su paradoja, es ces la verdad.
perfectamente valido. En efecto, el yo que enuncia, el yo de la enun­ En el camino del engafio en el que el sujeto se aventura, el analista
ciacion no es lo mismo que el yo del enunciado, es decir, el shifter esta en situacion de formular ese tu dices la verdad, y nuestra interpre­
que, en el enunciado, lo designa. Por eso, desde el punto en que yo enuq­ tacion nunca tiene sentido mas que en esta dimension.
cio, me es perfectamen:te posible formular de un modo valido que el yo Querria indicarles el recurso que nos ofrece este esquema para com­
-el yo que, en ese momento, formula el enunciado- esta mintiendo, prender el quehacer fundamental de Freud, en el que dato la posibili­
que ha mentido poco antes, que miente después, o incluso, que al decir dad del descubrimiento del inconsciente -que, en verdad, esta ahi des­
yo miento afirma que tiene la intencion de engafiar. No hay que ir muy de siempre, tanto en el tiempo de Tales como al nivel de los modos de
lejos para conseguir un ejemplo -vean la historieta judia del tren que relaciones inter-bumanas mas primitivos.
uno de los dos sujetos de la historia afirma al otro que va a coger. Voy Traslademos a este esquema el yo pienso cartesiano. De seguro, la
a Lemberg, le dice, a lo cual el otro le responde -1,Por qué me dices distincion entre enunciacion y enunciado es lo que siempre hace posible
que vas a Lemberg ya que a/li vas realmente y, si me lo dices, es para el deslizamiento, y el punto de tropiezo eventual. En efecto, si algo del
que crea que vas a Cracovia? cogito es instituido, es el registro del pensamiento, en tanto que extrai­
Esta division entre el enunciado y la enunciacion hace que efecti­ do de una oposicion a la extension -estatuto fragil, pero estatuto su­
vamente el yo miento que esta al nive] de la cadena del enunciado -el ficiente en el orden de la constitucion significante. Digamos que es el
miento es un significante que forma parte, en el Otro, . del tesoro del ocupar su sitio al nivel de la enunciacion lo que da su certeza al cogito.
vocabulario en el que el yo, determinado retroactivamente, se convierte Pero el estatuto del yo pienso es tan reducido, tan minimo, tan puntual
en significacion engendrada al nivel del enunciado, de lo que produce -y podria ademas estar afectado con la connotacion del eso no quiere
al nivel de la enunciacion- resulte un yo te engano. El yo te engano decir nada- como el del yo miento de hace un rnomento.

Enunciaci&n
Enunciaci6n
Yo te engai'io Cogito

Enuncia'do

Enunciado
s (A)

146 147
re solamente de lo
Quizas el yo pienso, reducido a esa puntualidad de no asegurarse mentanea, precaria, del dominio, se imagina homb
mas que de la duda absoluta en lo que s e refiere a toda significaci6n, que se imagina. . ··
a la rea�1d�d,
incluida la suya, incluso tiene un estatuto todavia mas fragil que aquél En la prâctica analitica, Jocalizar al sujeto con respecta
respecta· al s1gmfi­
donde ha podido atacarse al yo miento. tal como se la supone constituyéndonos, y no con
stituci6n psicol6gica
Por eso, me atreveria a calificar al yo pienso cartes iano de participar, cante, significa ya caer en la degradaci6n de la con
en . su esfuerzo de certeza, de una especie de aborto. La diferencia de del sujeto.
estatuto que da al s ujeto la dimension descubierta del inconsciente freu­
diano depende del deseo, que hay que situar al nivel de cogito. Todo lo
que anima, eso de lo que habla toda enunciaci6n, pertenece al deseo.
Les hago observar, de paso, que el deseo tal como lo formula, con res­ 3
pecta a Io que Freud nos aporta, quiere decir mas.
Prenderé la funci6n del cogito cartesiano del término feto u ho­ Todo comienzo tomado de la relaci6n del sujeto con un contexto reàl
munculo. Viene ejemplificada por la caida, que no ha dejado de pra­ puede tener su raz6n de ser en determinada experiencia de psic6logo.
ducirse en la historia de lo que se Hama el pensamiento, que consiste en Puede praducir resultados, tener efecto s, permitir componer tablas. P�r
.
supue s to, s iempre sera en contexto s en lo s que soma s nos�t ros qmenes
tomar ese yo del cogito por el homunculo que, desde hace tiempo, es
representado cada vez que se quie re hacer psicologia --cada vez que hacemos la realidad -por ejemplo, cuando planteamos al su1eto tests que
son tes ts organizados por nosotro s. Ese es el campo de va�idez de lo
se explica la inanidad o la discordancia psicol6gica por la presencia, en
el interior del hombre, del famoso hombrecillo que lo gobierna, que que se Hama la ps icologia, que no tiene nada que ver con el mvel en que
es . el conductor del carra, el punto llamado, en nuestras dias' de sinte- mantenemos la experiencia ps icoanaHtica y que, por asi decirlo, refuerza
sis. Este hombrecillo ya fue denunciado en su funci6n por el pensamiento increfblemente la indigencia del sujeto.
presocratico. Lo que he Uamado el aislat 1 p sicol6gico no es la vieja, o si�mpre
_
.· Por el contrario, en nuestra vocabulario, s imbolizamos por S tacha­ joven, m6nada instituida tradicionalmente como centra de conoc1m1en�o,
da ($) al sujeto, en tan.ta que constituido coma segundo con respécto pues ]a. m6nada leibniziana, por ejemplo, no esta en modo algun? ais­
al significante. lada: es centro de conocimiento, no es separable de una cosmologia, · es,
Para ilustrarlo, les recordaré que la cosa puede presentarse de la en el cosmos, el centra des de donde viene a ejercerse lo que es, seguh
manera mas simple en el trazo unario. El primer s ignificante es la cerda, las inflexiones, contemplaci6n o armonia. El aislat p sicol6gico se en­
por el cual se marca, por ejemplo, que el sujeto ha matado un animal, cuentra en el concepto del yo, el cual -por una desviaci6n qu�, piens�,
mediante lo cual no se einbrallara en su memoria cuando haya matado no es mas que un rodeo- s e balla confundido, en el pensam1ento ps1-
_
otras diez. No tendra que recordar cual es cual, y a partir de ese trazo coanalitico, con el sujeto desamparado en la relaci6n con là reahdad.
_
unario los contara. En primer Jugar quiero senalar que esta mànera de teonzar la ope­
El trazo unario, el propio sujeto se localiza en él, y en primer ]ugar raci6n esta en pleno des acuerdo, en plena discordia, con Jo que por ?tra
_
se marca como tatuaje, primera de lo s significantes . Cuando es te signi­
parte nos conduce a promover la experiencia, y que no podemos ehm1-
ficante, este uno, esta instituido -la cuenta es un uno. Es al nivel, no nar del texto analitico -la funci6n del objeto interna.
del uno, s ino de un uno, al nivel de la cuenta, que el sujeto tiene Los términos de intrayecci6n o de proyecci6n siempre son utilizad� s
que situarse como ta!. En lo cual, ya, los dos unos se di stinguen. Se a la buena de Dios. Pero de seguro, incluso eh este contexto de teorr-
marca asi la primera esquizia que hace que el sujeto como tal se distinga
del s igna con respecta al cual, en primer lugar, ha podido constituirs e se aplica para designar un
J. Traducimos el. neologismo francés isolat, que
como sujeto. Les enserra por eso a guardarse de confundir la funci6n grupo etno16gico o de seres vivos aislados, por aislat . . Pues. seg(tn el die. �o.b�rt,
del $ con la imagen del objeto a, en tanto que es asi como el sujeto s e seg·un la pauta del termmo
la construcci6n francesa quiza se baya realizaôo
ve, redoblaclo - se ve como constituido po r la imagen reflejada, mo- habitat (N. del T.)

149
148
pues, la topologfa de la imagine da tradicional al presentarles este es­
zacion defectuosa, a lgo se nos da, que llega a l primer plano desde todas quern a.
partes, y eso es la f uncion del o bjeto interno. Esta ha acabado por p ola­
rizarse en extremo en ese buen o mal o bjeto, a cuyo alrededor, para
algunos, gira t odo l o que en la conducta de u n sujeto representa dis­
torsion, inflexion, miedo p aradojico, cuerpo ajeno. También es el punto
operatorio en el que, en condiciones de urgencia -por ejemplo, las de
la seleccion de los sujetos para uso de tales o cuales empleos diversa­ Esquema de la nasa
mente directores, cibernéticos, responsables, cuando se trata de fÔrmàr
pilotos de avion o conductores de loco motoras-, algunos han sefialado
que se trataba de concentrar la focalizacion de un analisis rapido, hasta o que di en mi a_rticul
Tendran que cubrirlo con el modelo 6ptic �
de un analisis-!elampago, hasta de la utilizacion de ciertos tests llarnados ache , en, lo que se refler� a
e ver en el que es en el tro
de Dan iel Lag
de personalidad.
sur le rapp ort
yo ideal y al ideal del yo. Tendran qu
Remarque
Nosotros no podemos dejar de plantear la cuestion del estatuto de q_ue tiene que regul ar 1_� pt���
que el sujeto se constituye como idea�,
este objeto interno. lEs un o bjeto de percepci6n? lPor donde lo abor­ 1deal -q�e �o es el 1 ea
a unto de lo que llega como yo, o yo .
damos? lDe d6nde viene? En la continuacion de e sta rectificacion, l en reali d ad ima�m ana . Este esquem
yo1:_, es decir, constituirse en su .
a

qué consistiria el analisis de l a transferencia? o de Ios ult1mos element


s q e
pone en c1aro -10 Subrayo a proposit , donde e1 suJe ·
u
t_
o
Les voy a indicar un modelo, que convendra perfeccionar m ucho pica- q�e alh.
h e aportado en tQrno a la pulsion esco
o

mas a continuacion. Tomenlo, pues, por modelo problematico. Los esque­


a saber donde se f orja esa
imag en real e mvertida de su prop10
mas centrados en la f unci6n de l a rectificaci6n de la ilusi6n tienen t al yo, n o es desde alli donde se
p oder de adherencia, q ue nunca podré lanzar demasiado prematura­ �:1e��o que s� da en el esquema del
r
mente algo que, a lo menos, allf obstaculice. el esp acio del Otro. y el pu��o
mi �in embargo, ciertamente, se ve en ta n
Si el inconsciente es lo que se cierra de n uevo desde el momento ese espacio . Ahor a bien,
desde donde se mira t ambién esta en . q :�.�a,
que ello se ha abierto, segun una pulsaci6n temporal, "si la repetici6n, puesto_ q�e en t ant �
esta aqui el punto desde donde habla, esa men!rra v e� 1dica
o ue
p or otra p arte, no es simplemente estereotipia de la conducta, sino repe­ e pi z c nstit rr
es en el lu ar del Otro que
tici6n con respecto a algo siempre fallido, p ueden ver ya desde ahora deseo al nivel del mconsc1ente.
a a o u

p,or la que �e ceb a lo que p articipa del


m e

q ue la transferencia -tal como se nos la representa, como modo de


acceso a lo que se oc ulta en el inconsciente- no podria ser por si misma
mas que una via preca ria. Si la transferencia n o es mas que repetici6n,
sera repeticion, siempre, del mismo fracaso . Si la transferencia pretende,
a tra vés de esa repetici6n, restituir la contin uidad de u na historia, n o
la hara mas que haciendo resurgir una relaci6n que, por su naturaleza,
es sincop ada . Vemos, p ues, q ue no podria bastar que l a transferencia,
co mo m odo operatorio, se confunda con la eficacia de l a repetici6n, con
l a restauraci6n de lo ocultado en el inconsciente, incl uso con l a catarsis
de los elementos inconscientes.
Cuando les b ablo del inconsciente como de lo q ue aparece en la
p ulsaci6n temporal, la imagen puede provenirles de la nasa q ue se
entreabre, en cuyo fondo va a realiz arse l a pesca del pez. Mientras q ue
segun l a figura de las alforjas, el inconsciente es algo reservado, cerrado
en el interior, donde hemos de penetrar, nosotros, desde f uera. Invierto,
151
150
�or tanto, debemos considerar el sujeto con respecto a la nasa -en
particular con respecto a su orificio, que constituye su estructura esen­
_ He dejado esta en suspenso en el concepto del inconsciente --eosa
cial- como estando en el interior. Lo importante no es Io que alli entra,
singular, eso cada vez mas olvidado y que no he recordado basta ahora.
de acuerdo con la palabra del Evangelio, sino lo que de alli sale. .
Espero, pr6ximamente, poder justificarles por qué ocurre asi. Del mcons­
Podemos concebir el cierre del inconsciente por la incidencia de
ciente he tenido que recordarles hasta el momento la incidencia deI
alg� que desemp�n a el papel de obturador -el objeto a, chupado,
_ . de la nasa. Pueden trazar una imagen parecida
aspuado, en el onfic10
acta constituyente del sujeto, porque eso es para nosotros lo que hay
que sostener. Pero no omitimos lo que, en primer lugar, Freud seiiala.
con �sas grandes bolas en las que se agitan los numeros para saçar la
como estrictamente consubstancial a la dimension del inconsciente, a
lotena. Lo que se prepara, en esa gran ruleta, de los primeros enuncia­
saber, fa sexualidad. Par haber olvidado cada vez mas lo que quiere·
dos de la asociacion libre, sale de ahi en el intervalo en que el objeto
no tapa el orificio. Esta imagen brutal, elemental, les permite reStituir decir esta relacion del inconsciente con lo sexual, veremos que el ana­
lisis ha beredado una concepci6n de la realidad que ya no tiene nada
la funcion constituyente de lo simbolico en su contraposicion reciproca.
que ver con la realidad tal como la situaba Freud al nivel de proceso
Es el juego del sujeto, a pares y nones, de su nuevo encuentro con lo que
secundario.
viene a presentificarse en la accion efectiva de la maniobra analftica.
Por tanto, planteando la transferencia como la puesta en acta de la
Este esquema e� completamente insuficiente, pero es un esquema
realidad del inconsciente empezaremos de nuevo el proximo dia.
bulldozer, que perm1te concordar la nocion de que la transferencia es
a la vez obstaculo a la rememoracion y presentificacion del cierre del
inconsciente, que es la falta, siempre en el momento preciso, del buen
encuentro.
RESPUESTAS
�odria ejem�lificarles todo eso de la multiplicidad y de la discor­
dancia con las formulas que los analistas han dada de la funcion de la
tra�sferenci�. �o hay duda que la transferencia es una casa, y otra cosa
Dr. Rosolato: -Puedo decirle las reflexiones que he hecho durante
el fi? terapeutico. La transferencia tampoco se confunde con un simple
med10. Los dos extremos de lo que se ha formulado "en la literatura
su seminario. En primer lugar, una analogia -su esquema se parece de
un modo singular a un ojo. LEn qué medida la a minuscula desempe­
analit�ca estan agui situados. Cuantas veces leeran formulas que asocian,
fîaria el papel de cristalino? LEn qué medida este cristalino podria tener
por eJemplo, la transferencia con la identificacion ' cuando la identifi-
. ,, ,
cac1on no es mas que un tiempo de detencion, una falsa terminacion del
un pape! de catarata? Par otra parte, me gustaria que precisase lo que
analisis, muy frecuentemente confundida con su terminaci6n normal. Su
puede decir del ideal del yo y del yo ideal en junci6n, precisamente,.
relacion con la transferencia es estrecba, pero precisamente en cuanto
de ese esquema. Par ultimo, Lqué entiende usted par puesta en acta?
la transferencia no ha sido analizada. Y a la inversa veran formular la
Puesta en acto es una palabra promesa. Definir la transferencia por
funci6n de la transferencia como medio de la rectificacion realizante'
la puesta en acto es necesario para que no sea el lugar de coartadas, de
contra la cual se dirige todo mi discurso de boy.
modos operatorios insuficientes, tomados par sesgos y rodeos q�e . no,
Resulta impo�ible situar correctamente la transferencia en alguna
son sin embargo forzosamente inoperantes, y dan cuenta de los limites·
de estas referencias. Puesto que se trata de realidad, es en ese piano
_ de la intervencion anaHtica. Hoy he apuntado precisamente algunas
que �mero encaminar la critica. Hay enunciaré un aforismo que intro­
_ lo que tengo que decirles el pr6ximo dia -la transferencia no falsas definiciones que se pueden dar de su terminaci6n, coma la de
ducira
Balint cuando habla de la identificacion con el analista. Si no toman la
es la puesta en acta de la ilusi6n que nos empujaria a esa identificacion
transferencia al nive! correcto, que, debo decirlo, todavia no ha sido·
�lienante que constituye toda conformizacion, aunque sea a un modelo ilustrado hoy, pero sera el tema del pr6ximo seminario, nunca podran
1deal, del �ue el analista, en ningun casa, p()dria 'ser el soporte -la
comprender de ella mas que incidencias parciales.
transferencia es la puesta è1 acta de la realidad del inconsciente.
f

153
152
En �uanto a las observaciones que usted ha hecho, es divertido.
Es prec1�0, en todo lo que se refiere a la topologfa, guardarse siempre
mu� estnct�mente de lo que da la funcion de Gestalt. Lo que no quiere
dec1r que c1ertas formas vivientes no nos den, a veces, la sensaci6n de
XII
:ser una especie d� esfuerzo de lo biol6gico para fraguar algo que se
parezca a las tors1ones de esos objetos topol6gicos fundamentales que
LA SEXUALIDAD EN LOS DESFILADEROS DEL SIGNIFICANTE
les d_esarrollé cuando el seminario sobre la ldentificaci6n -por ejemplo,
la m1�ra, de la que recordaran es una superficie en el espacio de tres di­
mens1ones _ que se recorta ella misma. Podrfa designarles tal punto O plan'o La realidad del inconsciente es sexual.
de la conf1guraci6n anat6mica que nos parece representa el conmovedor Sobre la astronomia china.
·esfuerzo de la vida por reunir las configuraciones topol6gicas. Contra Jung y contra la hennenéutica.
No hay duda que solo estas consideraciones pueden darnos la ima­ Desexualizaci6n de la realidad.
gen de eso en cuesti6n cuando lo que esta en el interior también esta
La puerta de entrada del inconsciente.
Ana O. y el deseo de Freud.
en el exterior. Por esta raz6n son particularmente necesarias cuando se
tra�a d�l inconsc�ente, que les presento a la vez como lo que pertenece
al mtenor del suJeto, pero que no se realiza mas que fuera es decir en ocasion de darme
ese !ugar del, Otro donde sola��nte puede tomar su estatu;o, No p�edo El ultimo dia terminé con una formula que tuve
ir a lo que contiene de
s�rvJrme a�m de todo lo adqumdo en mis anteriores seminarios, por la cuenta de que gusto, lo cual solo puedo atribu
ica, todavfa no estaba
simple razon de que una parte de mi auditorio es nueva. Por eso he em­ promesa, puesto que, bajo su forma aforismat
pleado el es��ema puro y simple de la nasa y he introducido simple­ desarrollada.
ula -la transierencia
mente la noc1on del obturador. El objeto es obturador todavfa se trata Dije que ibamos a contar con la siguiente form
sciente. Lo que agui se
de saber c6mo. No es es� obturador pasivo, ese corcho que, para em­ es la puesta en acto de la realidad del incon
e a evitar en el analisis
anuncia es, precisamente, lo que mas se tiend
�e�ar a lanzar ,su pe,nsam1ento en una cierta pista, be qyerido poner en
u�agenes. Da�e de el una representaci6n mas completa en la que qui­ de la transferencia.
zas encontrara de nuevo esos parentescos con la estructura del ojo.
Es en verdad totalmente singular que la estructura del ojo nos pre­
:sente una forma general tan facilmente evocada cada vez que intentamos 1
representar cronol6gicamente las relaciones del sujeto con el mundo. No
·es sin duda por casualidad. De nuevo convendra no precipitamos en eso Por enunciar esta formula me encuentro en una pos1c10n problema­
_
para adhenrnos a ello de un modo demasiado limitado. tica -lqué es lo que ha promovido mi enseîianza en lo referente al
Sea como sea, puesto que ha hecho esta observacion, aprovecharé inconsciente? El inconsciente, son los efectos de la palabra sobre el
para sefialarles la diferencia de mi esquema con aquél con el que Freud sujeto, es la dimension donde el sujeto se determina en el desarrollo
representa el yo como la lente por la que la percepcion-conciencia viene de los efectos de la palabra, en consecuencia de lo cual el inconsciente
a operar sobre la masa amorfa del Unbewusstsein. El esquema de Freud, esta estructurado como un lenguaje. Esta es una buena direccion para
valga lo que valga, es tan limitado en su alcance coma el mfo, en cierta arrancar aparentemente toda captacion del inconsciente de un objetivo
manera. Pero pueden observar, sin embargo, la diferencia -si hubiese de realidad, distinta que el de la constitucion del sujeto. Y sin embargo,
querido poner el yo en alguna parte, hubiera escrito i (a). Ahora bien, esta enseîianza tuvo, en su objetivo, una finalidad que be calificado
para nosotros, agui, el objeto de debate es la a. de transferencial. Para volver a centrar a aquellos oyentes mios que
mas consideraba -los psicoanalistas- en un objetivo conforme a la
22 de abri! de 1964.
155
l54
, a inscribir
experiencia analitica, el propio manejo del concepto, segun el nivel de las estructuras mas elementales del funcionamiento social
donde parte la palabra del ensenante, ha de tener en cuenta los efectos, en los términcis de una combinatoria.
h a e surgir
en el oyente, de la formulacion. Todos nosotros somos en tanto que La integracion de esta combinatoria a la realid ad sexua� _ �
llega o el s1gm hcante al
estamos, incluido el que ensefi.a, en relacion con la realidad del incons­ la cuestîon de saber si no es por ahi que ha d

ciente, que nuestra intervencion no solo saca a la luz, sino que, hasta mundo del hombre.
significante
un cierto punto, engendra. Lo que legitimaria sostener que por la realidad sexual el
decir que el homb re ha apren­
Vayamos al grano. La realid ad del inconsciente es -verdad insoste­ ha entrado en el mundo -lo cual quiere
de descu brimie ntos que em­
nible- la realid ad sexual. En cada ocasion Freud lo ha articulado, por dido a pensar -éste es el reciente campo
e la mitosi s. Se an revela d? en­
asî decirlo, con teson. l,POr gué es una realidad insostenible? piezan por un estudio mas correcto d
_�
la madu rac1on de las celulas
Sobre la cuestion del sexo, desde los tiempos en que Freud articulaba tonces los modos bajo los que se opera
de re uccion . De lo que se trata,
su descubrimiento del inconsciente, es decir, los afios 1900, o los que sexuales, a saber, el doble proceso d
de un cierto nume ro de eleme ntos
preceden inmediatamente, hemos hecho algunos progresos cientfficos. Por en esta red uccion, es de la pérd ida ha
Todos sabem os que todo sto !1os
integrada que esté en nuestra imagineria mental, no hemos de consi­ que conocemos, los cromosomas. ,�
se despre n e de esta geneti ca s1 no la
derar, sin embargo, que la ciencia que hemos adquirido del sexo desde conducido a una genética. l,Qué d
inacio n de cierto s eleme ntos del orga­
entonces ha estado ahf desde siempre. Sabemos un poco mas sobre el funcion dominante en la determ
s de sus tiempos
sexo. Sabemos que la division sexual, en tanto que reina sobre la mayor nismo vivo, de un; combinatoria, que opera en alguno
parte de los seres vivos, es lo que asegura el mantenimiento del ser de mediante la expulsion de restos?
cula, no me
una especie. Haciendo referencia agui a la funcion de la a minus
Que coloquemos, con Platon, el ser de una especie entre las ideas, precipito en una especulacion analo gica .
.
Tan solo _
in � i� una afinidad
o
o que digamos, con Aristoteles, que no esta en ninguna otra parte que d e los enigmas de la sexualidad con
el Juego del s�gmficante. .
en los individuos que la sostienen, poco importa en este casa. Decimos Agui tan solo rindo luz y justic ia a la observac16n de que efectiva­
modo de pen­
que la especie subsiste bajo la forma de sus individuos. Sin embargo la mente en la historia la ciencia primitiva se arraigo en un
en o�osiciones
supervivencia del caballo como especie tiene un sentido -cada caballo samiento que, desenvolviéndose en una combinatoria,
lo c�hente y lo
es transitorio, y muere. Pueden percibir con ello que la vinculacion del como las del Ying y el Yang, del agua y el fuego, de
1 -la palabra se ha esc_og1do por su
sexo con la muerte, quiero decir con la muertP. del individuo, es funda­ frio, le permitia dirigir el baile .
nt s de balles
mental. alcance mas que metafôrico, pues su baile se basa en �
la soc1ed�d .
La existencia, gracias a la division sexual, descansa en la copula­ principalmente motivados por los repartos sexuales_ en
abrev1ado, de
cion, acentuada en dos polos que la tradicion secular se esfuerza en No puedo ponerme aquî a darles un curso, mcluso
Leopoldo de Saus­
caracterizar como el polo macho y el polo hembra. Ahf yace el resorte astronomia china. Entreténganse abriendo el libro de
esa familia. �n . �l
de la reproduccion. Desde siempre, en torno a esta realidad fundamental sure- hay asî, de vez en cuando, gente genial e�
1uego d e los s1gn�h­
se han agrupado, armonizad o, otras caracterfsticas, mas o menos vincu­ venfo que la astronomîa china esta basada en el
la estruc tura social,
ladas a la finalidad de la reproduccion. Aquf solo puedo indicar lo cantes que repercuten de arriba abajo en la poHtica,
es, aun_ con eso,
que, en el registra biologico, se asocia a la diferenciacion sexual, bajo la ética, la regulacion de los actos mas minimas, y que
mo­
hasta un c1erto
la forma de caracteres y funciones sexuales secundarios. En la actualid ad una ciencia astronomica muy buena. Cierto es que, una
en nada mas que
sabemos como, en este terreno, se ha fundado en la sociedad todo un mento, toda la realidad del cielo puede inscribirse
reparto de funciones dentro de un juego de alternancias. Esto es Jo vasta constelaci6n d e significantes.
que el estructuralismo moderno ha sabido precisar mejàr, al rnostrar
que es al nivel de la alianza, en tanto que opuesta a la generacion por necesidades del texto.
1. Traducimos mener la danse en su literalidad,
natural, a la descendencia biolôgica, donde se ejercen los intercambios Sin embargo, la expresi6n mas adecua da en castell ano seria: llevar la voz can-
fundamentales -al nivel, pues, del significante -y donde encontramos tante. (N. del T.)
157
156
En el limite, la ciencia primitiva seria -vayamos hasta Io extremo­ dilucidar- la cuestion es de un acceso tan dificil que quiza no podamos
una e�pec_ie de técnica sexual. El limite no es posible trazarlo, pues es aclararla mas que considerando la historia.
una c1_encra. Su� observ�ciones perfectamente validas nos muestran que Restituir el nive! en el que el pensamiento del hombre sigue las
l �s �hmos pose1�n _un s1st �ma perfectamente eficaz en cuanto a la pre­ vertientes de la experiencia sexual, que ha reducido la invasion de la
.
v1s10n de las vanac10nes dmrnas y nocturnas, por ejemplo, en una época ciencia, es la solucion que, en la historia, tomo cuerpo en el pensamiento
muy precoz -que a ca �sa de su anotacion significante podemos fechar, de Jung -lo cual conduce a encarnar la relacion del psiquismo del sujeto
Y� que es lo bastante leJana como para que la precesion de los equinoc­ con la realidad con el nombre de arquetipo.
c10� se marque �Ili en �� figura del cielo y para que la estrella polar no Ahora bien, el jungismo -por cuanto convierte esos modos pri­
,
est� alh en el m1smo s1t10 que esta actualmente. No hay ahi linea divi­ mitivos de la articulacion del mundo en algo subsistente: el nucleo,
sona �nt�e la colacion experimental que permanece valida para t�dos y dice, de la propia psique- viene acompaiiado necesariamente de la
_
los ?nnc1p1os que la guiaron. Corno tampoco se puede decir, Claude repudiacion del término libido, de la neutralizacion de esta funcion me­
_
1;,ev1-Strauss lo senala, que todo es fantasia y humo en la magia primi­ diante el recurso a una nocion de energia psiquica, a una nocion mucho
t�va, ?uesto que en ella se almacena toda una enorme colacion de expe­ mas generalizada de interés.
nencras perfectamente utilizables. No se da ahf una simple version de escuela, pequeiia diferencia.
Tan_ s ?l_o ��e llega, sin embargo, un momento en el que la amarra Pues lo que Freud quiere presentificar en la funcion de la libido no es
con la m1crac1on sexual del mecanismo se rompe. Por paradojico que en absoluto una relacion arcaica, un modo de acceso primitivo de los
esto pare:ca la ruptura se realiza tanto mas tarde cuanto mas implicita, pensamientos, un mundo que estaria ahi coma la sombra subsistente de
menos senahzada, esta la funcion del significante.
'.
un viejo mundo a través del nuestro. La libido es la presencia, efectiva,
Aclararé lo que quiero decir. Mucho después de la revolucion carte­ coma tal, del deseo. Eso es lo que falta ahora por seiialar del deseo
.
srana y la revolucion newtoniana todavia vemos, en el corazon de la -que no es substancia, que esta ahi al nive! del proceso prirnario y
doctrina positivista, una teoria religiosa de la tierra como gran fetiche, gobierna el modo mismo de nuestro acceso.
perfectamente coherente con el siguiente enunciado de Comte -que Recientemente relei, a proposito de una intervencion que hice para
nunca podremos conocer nada de la composicion quimica de los astros un congreso que tuvo lugar en 1960, lo que enunciaba sobre el incons­
que los astros continuaran estando clavados en su sitio, es decir, si ciente alguien del exterior, que intentaba aproximarse lo mas que pudo,
sabemos aport�r otra perspectiva-, en pura funcion" de significantes. desde el lugar en que esta, para conceptualizar nuestro dominio -su
Mala pata, cas, _ en aquellos dias, el analisis de la luz nos permitia ver nombre, el Sr. Ricoeur. Habia ido de seguro lo bastante lejos como para
en los astros mil cosas a la vez, incluida su composicion quimica. Se acceder a lo que es de mas dificil acceso para un filosofo, a saber, el
consuma e �tonces l_a ruptura entre la astronomia y la astrologia -lo realismo del inconsciente -que el inconsciente no es ambigüedad de
c�al no qmere decu que la astrologia no viva todavia para un gran las conductas, futuro saber que ya se sabe no saberse, sino laguna, corte,
numero de gente. ruptura que se inscribe en cierta carencia. El Sr. Ricoeur decide que
hay algo de esta dimension que debe ser retenido. Simplemente, como
filosofo que es, se lo acapara. Llama a eso la hermenéutica.
En la actualidad se usa lo que se llama la hermenéutica. La her­
menéutica no objeta tan solo a lo que be llamado nuestra aventura
2 analitica, objeta al estructuralismo, tal como se enuncia en los trabajos
de Lévi-Strauss. Ahora bien, L,qué es la hermenéutica? -si no leer, en
i,Hacia donde tiende todo este discurso? -a preguntarnos si hemos la serie de las mutaciones del hombre, el progreso de los signos segun
de considerar el inconsciente como una remanencia de esa empalma­ los que constituye su historia, el progreso de su historia- una historia
dura arcaica del pensamiento con la realidad sexual. Si la sexualidad es que ademas puede prolongarse, en los bordes, en tiempos mas inde­
la realidad del inconsciente -comprendan bien lo que aqui hay que finidos. Y el Sr. Ricoeur puede remitir a la pura contingencia eso con
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]o que los analistas tienen que ver a cada paso. Es preciso ai'iadir que, menudas golosinas, no hay pura y simplemente presentificaci6n de los
desde fuera, la corporacion de los analistas no le da la impresion de un objetos de una necesidad. Solo a causa de la sexualizacion de esos
.acuerdo tan fondamental que pueda impresionarle. Sin embargo, ello no objetos es posible la alucinacion del suei'io -pues, pueden observ�rlo,
,es razon para dejarle un terreno conquistado. ta pequei'ia Ana solo alucina los objetos prohibi�os. La cosa debe d1�cu­
Sostengo que es al nivel del analisis -si puede darse algun paso ti rse en cada caso, pero es absolutamente esenc1al que en toda alucma­
:adelante-- que debe revelarse lo que pasa con ese punto nodal por el cion se sei'iale la dimension de significacion para permitirnos compren­
-que la pulsacion del inconsciente esta ligada a la realidad sexual. Este der lo que esta en cuestion en el principio del placer. Desde el p� nto
punto nodal se Hama el deseo, y toda la elaboracion teorica que be en que el sujeto desea se da la connotacion de realid�d e� la alucma­
.
proseguido durante estos ultimos aiios se encamina a mostrarles, al p�so cion. Y si Freud opone el principio de realidad al prmc1p10 del placer
de la clinica, como se situa el deseo en la dependencia de la demanda es, precisamente, en la medida que la realidad alli se define como de­
-la cual, al articularse en significantes, deja un resto metonimico que sexualizada.
,corre bajo ella, elemento que no esta indeterminado, que es una condi­ A menudo se habla, en las teorias analiticas mas recientes, de fun-
,cion a la vez absoluta e imperceptible, elemento necesariamente en ciones desexualizadas. Se dice, por ejemplo, que el ideal del yo reposa
impase, insatisfecho, imposible, ignorado, elemento que se Hama el deseo. en la catexis de una libido desexualizada. Me parece muy dificil hablar
Eso es lo que realiza la union con el campo definido por Freud como el de una- libido desexualizada. Pero que el acceso de la realidad implica
de la instancia sexual al nive! del proceso primario. una desexualizacion, eso es lo que esta, en efecto, en el principio de la
La funcion del deseo es residuo ultimo del efecto del significante definicion de Freud de los Zwei Prinzipien des psychischen Geschehem,
,en el sujeto. Desidero es el cogito freudiano. A partir de ahf se instituye, de los dos principios entre los que se reparte todo acontecimiento psi-
necesariamente, lo esencial del proceso primario. Observen bien lo que quico.
. . . .
dice Freud de ese campo, en el que el impulso se satisface esencialmente ;,Qué significa esto? -que en la transferencia hemos de �er mcnbrr-
,con la alucinacion. se el peso de la realidad sexual. En su mayor parte desconoc1da Y? hasta
;
Ningun esquema-mecanismo podra responder nunca de lo que se da un cierto punto, velada, corre bajo lo que sucede al mvel del d1scurso
por una regresion en el arco reflejo. Lo que Hega por el sensorium anali'.tico, que, a medida que toma forma, es completa�ente el de la
debe irse por el motorium, y si el motorium no funciona eso vuelve demanda -por algo toda la experiencia nos ha conduc1do a volcarla
para atras. Pero, diablos, si eso vuelve para atras, ;,como podemos con­ en el platillo de los términos de frustracion y gratificacion.
.cebir que eso tenga una percepcion? -a no ser por la imagen de algo
,que de una corriente detenida hace fluir de nuevo la energia bajo la for­
ma de una lampara que se enciende, ;,pero para quién? La dimension
.del tercero es esencial en esta pretendida regresion. No puede concebirse
mas que bajo una forma estrictamente analoga a lo que el otro dia dibujé
,en la pizarra, bajo la forma de la duplicidad del sujeto del enunciado y
,el sujeto de la enunciacion. Solo la presencia del sujeto que desea, y que
desea sexualmente, nos proporciona esta dimension de metafora natu­
-ral, de donde se decide la pretendida identidad de la percepcion.
Freud mantiene la libido como el elemento esencial del proceso He intentado inscribir en la pizarra la topologfa del sujeto segun una
primario. Lo cual quiere decir -en contra de la apariencia de los sigla que en su momento llamé el ocho interior. Seguramente es algo que
textos en los que quiere intentar aclarar su teoria -que en la alucina­ recuerda los famosos drculos de Euler, excepto que en este caso pueden
,cion, la alucinacion mas simple de la mas simple de las necesidades, ver claramente que se trata de una superficie, que ustedes mismos pueden
la alucinacion alimenticia misma, tal como se produce en el suei'io de la fabricar. Su borde es continuo, excepto en un punto que no deja de estar
pequei'ia Ana cuando dice ya no sé qué, tarta, fresa, huevos, y otras ocultado por la superficie que se ha desplegado anteriormente. Este

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dibujo, visto desde una cierta perspectiva, puede parecer que representa alemana-; no hace mucho tiempo que uno de mis alumnos me dio, par,;1
dos campos que se cortan. divertirme, un pequefio sello timbrado en A]emania con su imagen, con
La libido la he inscrito en el punto en el que el 16bulo definido lo cual quiero decirles que ha dejado a]gunas huellas en la historia.
como campo del desenvolvimiento del inconsciente viene a cubrir y Pues bien, fue a prop6sito de Ana O. como se descubri6 la transferen­
ocultar al otro 16bulo, el de la realidad sexual. La libido seria asi lo que cia. Brever estaba totalmente encantado con la operaci6n que se seguia
pertenece a ambos -el punto de intersecci6n, como se dice en la 16gica. con la susodicha persona, todo iba como sobre ruedas. En aquellos mo­
Pero eso es justamente lo que no quiere decir. Pues este sector _ donde mentos, el significante, nadie lo habria discutido, si se hubiera sabido
los campos parecen cubrirse es, si ven el verdadero perfil de la superfi­ hacer revivir esta palabra del vocabulario estoico. Cuantos mas signifi­
cie, un vacio. cantes daba Ana y mas parloteaba, mejor iba todo. Era la chimney-cure,
Esta superficie pertenece a otra, cuya topologia describi en su mo­ la limpieza de chimenea. Ninguna huella, en todo ello de la menor cosa
mento a mis alumnos, Hamada el cross-cap, o en otras palabras, la molesta, retengan 1a observaci6n. Nada de sexualidad, ni con micros­
mitra. No la he dibujado agui, pero les ruego que observen simplemente copio, ni con lupa.
su caracteristica, que salta a la vista. Pueden obtenerla a partir del ocho La entrada de ]a sexualidad, sin embargo, se realiza por Breuer.
interior. Unan dos a dos los bordes, tal como agui se presentan, me­ Empieza a sucederle algo, que proviene de él -Te ocupas de eso dema­
diante una superficie complementaria, y ciérrenla. En cierta manera de­ siado. Sobre este asunto, el buen hombre a]armado, y por lo demas
sempefia el mismo papel de complemento con respecto al ocho inicial buen esposo, encuentra que, en efecto, ya basta con eso -gracias a lo
que una esfera con respecto a un circulo, una esfera que cerraria lo que cual, como saben, la O. muestra las magnfficas y dramâticas manifesta­
ya el circulo se ofrece a contener. Pues bien, esta superficie es una ciones de eso que llamamos, en el Jenguaje cientffico, pseudociesis, Jo
superficie de Moebius, y su haz continua su envés. Una segunda nece­ cual quiere decir simplemente el pequeiio bal6n- de un embarazo q11e
sidad resultante de esta figura es que, para cerrar su curva, ha de se califica de nervioso.
atravesar en alguna parte la superficie precedente, en ese punto, segun i,Oué muestra alli? -podemos especular, pero es preciso que toda.­
la linea que acabo · de reproducir agui en el segundo"'modelo. via no nos precipitemos sobre el lenguaje del cuerpo. Digamos simple­
Esta imagen nos permite representar el deseo como lugar de umon mente que el dominio de la sexualidad muestra un funcionamiento
del campo de la demanda, en el que se presentifican los sincopes de la natural de los signos. A ese nive! no son significantes, pues el fa]so
demanda, con la realidad sexual. Todo ello depende de una Hnea que bal6n es un sfntoma y, segun la definici6n · del signo, algo para alguien.
llamaremos de deseo, ligada a la demanda, y por ella se presentifica en Siendo el significante otra cosa, pues representa un sujeto para otro
la experiencia la incidencia sexual. significante.
Este deseo, i,Cual es? i,Piensan que es ahi donde designo la instancia Gran diferencia que en este caso hemos de proferir, pues, y con
de la transferencia? Si y no. Veran que la cosa no es tan simple si les motivo, se tiende a decir que todo eso es culpa de Bertha. Pero les
digo que el deseo en cuesti6n es el deseo del analista. ruego que por un momento suspendan su pensamiento ante esta tesis
-l,Por gué el embarazo de Bertha no tendriamos que considerarlo mas
bien segun mi formula: el deseo del hombre es el deseo del otro, como
la manifestaci6n del deseo de Breuer? i,Por gué no llegan hasta pensar
3 que era Breuer el que tenia deseo de tener un hijo? Les daré un princi­
pio de prueba, se trata de que Breuer, al partir hacia Italia con su mujer,
Para no dejarles estupefactos con una afirmaci6n que puede parecer­ se apresura a dar a ésta una hija, como lo recuerda Jones a su inter­
les aventurada, no haré otra cosa que recordarles la puerta de entrada locutor -una hija que, al nacer en esas condiciones, dice ese galés
del inconsciente en el horizonte de Freud. imperturbable, acaba, en el momento que Jones habla, de suicidarse.
Ana O. -dejemos esta historia de O y llamémosla por su nombre: Dejemos a un lado lo que podamos pensar, en efecto, de un deseo
Bertha Pappenheim, uno de los grandes nombres de la asistencia social al que incluso esta salida no es en modo alguno indiferente. Pero obser-

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de una respuesta a una teoria psicologizante de la personalidad psico­
vemos lo que dice Freud a Breuer -jPero c6mo! jqué cosa! La trans­ analitica, basta con que conviertan el obturador del que les hablé en �n
ferencia es la espontaneidad del inconsciente de la llamada Bertha. No ,
obturador de maquina fotografica, excepto que se tratana de un espeJo.
es el tuyo, no es tu deseo -no sé si se tuteaban pero es probable-, Es en este pequefi.o espejo, que viene a obturar Io que pertenece al otro
es el deseo del otro. En lo cual considero que Freud trata a Breuer lado donde el sujeto ve perfilarse el juego gracias al cual -segun la
como un histérico, puesto que le dice -Tu deseo es el deseo del otro. ilusi6n de Jo que se obtiene en la experiencia del ramillete invertido, es
Cosa curiosa, no· 10 desculpabiliza, pero de seguro lo desangustia -los decir, una imagen real- puede acomodar su propia imagen en to1:10 a
que conocen la diferencia que hago entre esos dos niveles pueden tomar lo que aparece, la a minuscula. Es en la suma d� estas aco�odac1o �s
indicaci6n de ello. t , ?
de imagenes que el sujeto ha de encontrar la ocas1on de una mtegrac1on
Esto nos introduce en la cuesti6n de lo que el deseo de Freud deter­ esencial. lOué sabemos de todo esto? -,-a no ser que a merced de las
min6, al desviar toda la comprensi6n de la transferencia en ese sentido fluctuaciones en la historia del analisis, del compromiso del deseo .de
que ahora ha llegado al Ultimo término del absurdo, hasta el punto que cada analista, hemos llegado a ariadir tal pequerio detalle, tal obser­
un analista puede decir que toda la teoria de la transferencia no es mas vaci6n complementaria, tal adici6n o refinamiento de incidencia, qu�
qùe una defensa dèl analista. nos permite calificar la presencia, al nive! del deseo: de cada uno d� Ios
Yo volteo este término extremo. Muestro exactamente su otra cara, _
analistas. Es ahi que Freud dej6 esa banda, como el d1ce, que le s1gue.
al· decirles que ès el dèsèo del analista. Es menester que me sigan. Todo Después de todo, la gente que seguia a Cristo no era tan lucida.
esto no lo hago sirnpleinente para poner las cosas patas arriba. Con esta Freud no era Cristo, pero quizas era algo asi como Viridiana. AqueUos
clàve lean una revista general sobre la cuesti6n de la transferencia que se fotograffan, tan ir6nicamente, en ese film, co un pequeïio apa­
�omo pueden encontrarla bajo la pluma de no importa quién, pues ?
rato a veces me evocan, invenciblemente, el grupo, 1gualmente fotogra­
àlguien que puede èscribir un Que sais-je? sobre el psicoanâlisis, tam­ fiad� numerosas veces, de los que fueron ap6stoles y epîgonos de Freud.
bién puede escribirles una revista general sobre la transferencia. Lean, ·Significa eso disminuirlos? No mas que Ios ap6stoles. Es precisamente
fa
plies, esta revis ta gèrieràl d.e trarisferencia, ,que agui designo suficiente- � ese nive] que podian dar el mejor testimonio. Es desde una cierta
meiltè, y situense eri èstè punto de mira. . . . . ingenuidad, de una cierta pobreza, de una cierta inoc�ncia, que nos han
"" . .
·; La contribuci6n què Cada uno aporta al resorte de la transferencia, instruido mas. Cierto es que en torno a S6crates la as,stencia era mucl10
;;no es,· aparte de FrèÙd, . algô doride su deseo es perfectamente legiblè? mas Jucida y no nos ensefi.a menos sobre la transferencia -:-los que se
Yo les analizaria a Abraham' simplemente a partir de su teoria de los _
acuerdan de mi seminario sobre este tema pueden testimomarlo.
objetos parciales. No hay ën el asunto solamente lo que el analista quiere
hacer de su paciente. También hay lo que el analista quiere. que su
pacierite · haga de él. Abtahani,' digamoslo, queria ser una madre com- Ahi volveré a continuar mi marcha el pr6ximo dia, intentando arti­
. : •• ::
pleta'. .
I : • • • . ' .

cularles la imposici6n de la funci6n del deseo del analista.


·· Acteinas, también podré èntretenerme sefi.alando los margenes de la
teôria 'de Ferenczi, con· üria célebre canci6n de Georgius -Yo soy hijo-
' \ '

pâdre. . .
Nünberg también tiene sus intenciones, y en. su artfculo verdadera.:.
mente riotable sobre Amor y Transferencia, se muestra en una posici6n RESPUESTAS
de àrbitro de las potencias de vida y muerte en la que no podemos
dèjar de ver la aspii-aci6n a ùna posici6n divina.
·• Todo esto puede ser tari solo participaci6n en una especie de diverti­ J.-A. Miller: -Se plantea la cuesti6n de la relaci6n espedfica de
niiènto. Pero es ·a través de uria historia de esas, que podemos aislar estos discursos, el discurso cientifico y el discurso del Otro, o sea �l
füriciones como las que he qùerido reproducir aquî en la pizarra. inconsciente. A diferencia de los discursos que preceden a su surgi-
Para conjugar el esquema de la nasa con los que hice con motivo

164
miento, la ciencia no se fundamenta en la combinatoria inconsciente.
Se instaura al establecer con el inconsciente una relaci6n de no-relaci6n.
Esta desconectada. El inconsciente no por ello desaparece de ella, y sus
incidencias continuan haciéndose sentir. Quiza reflexionar sobre la cien­
tificidad del analisis, que usted postula, conduciria a escribir una nueva
historia del pensamiento cientifico. Me gustaria saber lo que usted piensa
sobre esto.

Aqui se traza un cuestionario doble. Si podemos enganchar el psi­


coanalisis al tren de la ciencia moderna, a pesar de la incidencia esen­
cial, y en devenir, del deseo del analista, tenemos derecho a plantear la
cuesti6n del deseo que hay detras de la ciencia moderna. Hay cierta­ XIII
mente desconexi6n del discurso cientifico de las condiciones del discurso
del inconsciente. Lo vemos en la teoria de los conjuntos. En una época DESMONTAJE DE LA PULSiôN
en la que la combinatoria esta agarrada a la captura de la sexualidad,
la teoria de los conjuntos no puede salir a la luz. lC6mo es posible esta
desconexi6n? Es al nive! de un deseo que podremos responder. La ultima charla terminé subrayando el sitio al que les habia con­
ducido mediante la esquematizacion topol6gica de un cierto reparto y
29 de abri! de 1964. de un perimetro que involuciona sobre si mismo, que es lo que consti­
tuye lo que corrientemente Jlamamos, impropiamente, la situacion ana­
litica.
Esta topologia apunta a hacerles concebir d6nde esta el punto de
disyuncion y de conjunci6n, de union y de frontera, que solo puede ser
ocupado por el deseo del analista.
Para ir mas lejos, para ensefiarles c6mo esta sefializaci6n esta
necesitada de todos los rodeos, de concepto y de practica, que nos per­
mite acumular una larga experiencia del analisis y de sus enunciados
doctrinales, preciso -para aquellos que no pudieron seguir, por razones
simplemente de hecho, mis anteriores serninarios- asentar el cuarto
concepto que les anuncié como esencial para la experiencia analftica:
el de la pulsion.

Esta introducci6n -para emplear el término de Freud, Einführung-­


solo podemos hacerla a l.as postres de Freud, por cuanto esta noci6n
er\ Freud es completamente nueva.
El término Trieb tiene, en verdad, una larga historia, no solo en la

166 167
psicologia o en la fisiologia, sino en la propia fisica y, de seguro, no es objeto. El Ziel, el fin. Par supuesto, al leer esta enumeracion, podemos
par pura casualidad que Freud escogi6 este término. Sin embargo, dia encontrarla totalmente natural. Mi proposito es probarles que todo el
al Trieb una utilizacion tan especffica, y el Trieb esta tan integrado a texto esta escrito para mostrarnos que no es tan natural coma pensamos.
la propia practica analitica, que su pasado ha quedado realmente oculto. Resulta esencial, en primer lugar, recordar lo que el propio Freud
Del mismo modo que el pasado del término inconsciente pesa en el usa nos dice al principio de este articula, que la pulsion es un Grundbegriff,
de dicho término en la teoria analitica -por lo que respecta al Trieb, un concepto fondamental. Afiade, con lo cual se muestra buen episte­
cada cual lo emplea coma la designacion de una especie de data radical mologo, que a partir del momento en que él, Freud, introduce la pul­
de nuestra experiencia. sion en la ciencia, una de dos -o este concepto sera mantenido, o sera
A veces incluso se llega a invocarlo contra la doctrina, la mia, refe­ rechazado. Sera mantenido si funciona, diriamos en la actualidad -yo
rente al inconsciente, designando en ella una intelectualizacion -si se diria si traza su camino en lo real que hay que penetrar. Este es el
supiese lo que pienso de la inteligencia, seguramente podrian retractahe casa de todos los demas Grundbergriff en el campo cientîfico.
de este reproche- y no sé gué negligencia de lo que todo analista co­ Vernas ahî dibujarse lo que esta en la mente de Freud, los conceptos
noce par existencia, a saber, lo pulsional. Encontraremos en la expe­ fondamentales de la fîsica. Sus maestros en fisiologia son los que pro­
riencia, en efecto, algo que posee un caracter de irreprimible [irrépres­ mueven llevar a cabo, par ejemplo, la integracion de la fisiologia en los
sible] a través mismo de las represiones -par otra parte, si alli debe conceptos fondamentales de la fisica moderna, y especialmente en los de
haber represion es que mas alla hay algo que presiona. No hay nece­ la energética. En el curso de la historia, tanto la nocion de energia como
sidad alguna de ir muy lejos en un analisis de adultos, basta con ser la de foerza jCuantas veces no han conocido reanudaciones de su tema­
un practicante de ninas, para conocer este elemento que da peso clinico tica sobre una realidad cada vez mas englobada!
a cada uno de los casas que tenemos que manejar, que se Hama la pul­ Eso es lo que prevé Freud. El progreso del conocimiento, dice, no
sion. Par tanto, parece que aquî se hace referencia a un data ultimo, a soporta ninguna Stargheit, ninguna fascinaci6n de las definiciones. En
lo arcaico, a lo primordial. Semejante recurso, al que mi ensefianza, algun otro lugar <lice que la pulsion forma parte de nuestros mitas. Par
para comprender el inconsciente, les invita a renunciar, parece agui mi parte dejaré a un lado este término de mita -ademas, en este mismo
inevitable. texto, en el primer parrafo, Freud emplea la palabra Konvention, con­
Ahora bien, lo que esta en cuestion en referencia a la pulsion wer­ vencion, que esta mucha mas proxima de lo que tratamos, y que denomi­
tenece al registra de lo organico? i,Es de ese modo que bernas de inter­ naré con un . término benthamiano que he hecho observar a los que me
pretar lo que dice Freud en un texto que forma parte de Jenseits des Lust­ siguen, una ficcion. Término, lo digo de paso, completamente preferible
prinzip- que la pulsion, el Trieb, representa die Ausserung der Tragheit, al de modelo, del cual se ha abusado demasiado. En cualquier casa, el
una manifestacion de la inercia en la vida organica? i,Se trata de una modela nunca es un Grundbegriff, pues, en un cierto campo, varias
nocion simple que se completaria con la referencia a un arrumaje de esta modelas pueden furicionar correlativamente. No ocurre lo mismo con un
inercia que seria la fijacion, la Fixierung? Grundbegriff, con un concepto fondamental, ni con una ficcion fonda­
No solo no lo creo, sino que creo que un examen serio de la elabo­ mental.
racion que hace Freud de la noci6n de pulsion va en contra de ello.
La pulsion no es la presion [poussée]. El Trieb no es el Drang,
aunque solo sea par la siguiente razon. En un articula escrito en 1915
-es decir un afio después de Einführung zum Narzissmus, dentro de poco 2
veran la importancia de este recuerdo-- que se titula Trieb und Triebs­
chicksal -hay que evitar traducirlo por avatar, si foese Triebwandlun­ Preguntémonos ahora por lo que aparece en primer lugar cuando
gen, seria avatar; Schicksal es aventura, vicisitud- en este articula, pues, miramos de mas cerca los cuatro términos enunciados par Freud, rela­
Freud dice que hay que distinguir cuatro términos en la pulsion. Ponga­ tivos a la pulsion. Digamos que estas cuatro términos solo pùeden apare­
mos el Drang primera, la presion. La Quelle, la foente. El Objekt, el cer disjuntos.

168 169
La presion, en primer Jugar, sera identificada con una pura y sim­ chologisches Moment, del que Bismarck hizo uso. Esto les hizo absolu­
ple tendencia a la descarga. Esta tendencia se produce a causa de un tamente reir, pues los franceses han sido siempre quisquillosos, hasta
estimulo, a saber, la transmision de la parte admitida, a nive! del esti­ una época reciente que les ha acostumbrado a todo, sobre el uso
mulo, del suplemento de energfa, la famosa cantida Qn del Entwurf. exacto de las palabras. Este momento psicologico completamente nuevo
Freud sobre esto, y de entrada, solo nos hace una observacion que llega les parecio motivo para refr a gusto. Y ello queria decir simplemente
muy lejos. Sin duda aquî'. también hay estimulacion, excitacion, para el factor psicologico. Este momentane Stosskraft no puede tomarse
emplear el término que Freud usa a este nive!, Reitz, la excitacion. totalmente en el sentido de factor, sino en el sentido de momento de
Pero el Reitz en cuestion en lo concerniente a la pulsion es difetent� la cinematica. Creo que este Stosskraft, fuerza de choque, no es otra
de toda estimulacion proveniente del mundo exterior, es un Reitz inter­ cosa que una referencia a la fuerza viva, a la energia cinética. En la
no, l,qué quiere decir esto? pulsion no se trata en modo alguno de energfa cinética, no se trata de
Tenemos, para explicitarlo, la nocion de necesidad, tal como se mani­ algo que va a regularse con el movimiento. La descarga en juego
fiesta en el organismo, en niveles diversos y en primer lugar al nivel del es de otra naturaleza, y se situa en otro piano.
hambre, de la sed. Eso es lo que Freud parece querer decir al distinguir La constancia del empuje veda toda asimilacion de la pulsion a
la excitacion interna de la excitacion externa. jY bien! digase que, desde una funcion biofogica, la cual siempre tiene un ritmo. La primera cosa
las primeras Hneas, Freud expone, de la manera mas formai, que en el que dice Freud de la pulsion es, si puedo expresarme asi, que no tiene
Trieb no se trata en absoluto de la presion de una necesidad tal como dîa o noche, primavera ni otoiio, subida ni bajada. Es una fuerza cons­
el Hunger, el hambre, o el Durst, la sed. tante. Sera preciso, sin embargo, tener en cuenta los textos y también
En efecto, para examinar lo que ocurre con el Trieb l,Se refiere Freud la experiencia.
a algo cuya instancia se ejerce al nive! del organismo en su totalidad?
En su estado de conjunto l,irrumpe aqui lo real? i,ES lo vivo lo que
aqui importa? No. Siempre se trata especificamente del propio campo
freudiano, bajo la forma mas indiferenciada que Freud le diera al prin­ 3
èipio, lo que esta a este nivel -para referirnos a la Esquisse que hace
un rato designé, el !ch, el Real lch. El Real !ch se concibe como sos­ Al otro extremo de la cadena, Freud hace referencia a esto, que
tenido, no por el organismo entera, sino por el sistema nervioso. Tiene también escribe con todas sus letras, pero con un par de comillas -la
un caracter de sujeto planificado, objetivado. Subrayo los caracteres Befriedigung, la satisfaccion. i,Oué quiere decir la satisfaccion de la
de superficie de este campo al tratarlos topologicamente, y al intentar pulsion? Ustedes me dirân: bien, es bastante simple, la satisfacci6n de
ensefiarles como tomarlo bajo la forma de una superficie responde a la pulsion en que llegue a su Ziel, a su fin. La fiera sale de su agujero
todas las necesidades de su manejo. querens quem devoret, y cuando ha encontrado algo para hincar el
Este punto es esencial, pues, cuando lo contemplemos de mas diente, esta satisfecha, digiere. El hecho mismo de que semejante ima­
cerca, veremos que es por el Triebreiz que ciertos elementos de este gen pueda ser evocada muestra bastante bien que se la deja resonar en
campo son, dice Freud, triebbesetz, catectizados pulsionalmente. Esta armonîa con la mitologia, propiamente hablando de la pulsion.
catexis nos situa en el terreno de una energfa -y no de cualquier Ahi surge enseguida una objecion -resulta bastante notorio que
energîa- de una energîa potencial, pues -Freud lo articula de la nadie lo baya puesto de relieve, haciendo ya tiempo que esta ahî'. para
manera mas apremiante- la caracteristica de la pulsion radica en ser propon_ernos un enigma, que, a la manera de todos los enigmas de
una konstante Kraft, una fuerza constante. No puede concebirla como Freud, ha sido sostenido como una apuesta hasta el final de su vida sin
una momentanc Stoss-kraft. que Freud se baya dignado explicar mas- dejaba probablemente el
i,Oué quiere decir momentane Stosskraft? Sobre esta palabra Mo­ trabajo a Ios que hubieran podido hacerlo. En efecto, se acuerdan
ment, tenemos ya el ejemplo de un malentendido historico. Los pari­ de que la tercera de las cuatro vicisitudes fundamentales de la pulsion
sinos, durante el sitio de Paris de 1870, se burlaron de un cierto psy- que Freud expone al principio -es curioso que baya cuatro vicisitu-

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des como hay cuatro elementos de la pulsion- es la sublimacion damos cuenta que entra en juego algo nuevo -la categorfa de lo im­
iY bien! en este articulo, repetidas veces, Freud nos dice que la subli­ posible. La cual es, en los fundamentos de las concepciones freudianas,
macion es también satisfaccion de la pulsion, cuando es zielgehemmt, absolutamente radical. El camino del sujeto -para pronunciar agui el
inhibida en cuanto a su fin -cuando no lo alcanza. La sublimacion no término solo con relacion al cual puede situarse la satisfaccion- el
deja de ser la satisfaccion de la pulsion, y ello sin represion. camino del sujeto pasa entre dos murallas de lo imposible.
En otras palabras -por el momento, yo no jodo, les hablo, jpues Esta funcion de lo imposible hay que abordarla con prudencia,
bien! puedo tener exactamente la misma satisfaccion que si jodiese. como toda funcion que se presenta bajo una forma negativa. Querrfa
Esto es lo que eso quiere decir. Es lo que plantea, por otra parfe, la simplemente sugerirles que la mejor forma de abordar estas nociones
cuestion de saber si efectivamente jodo. Entre estos dos términos se no es tomandolas por su negacion. Este método nos llevarfa agui a la
establece una extrema antinomia que nos recuerda que el uso de la cuestion de lo posible, y lo imposible no es forzosamente lo contrario
funcion de ]a pulsion no tiene para nosotros otro alcance que exami­ de lo posible, o bien entonces, ya que lo opuesto de lo posible' es lo real,
nar lo que es la satisfaccion. tendremos que definir lo real como lo imposible.
Donde 2hora, todos los que agui son psicoanalistas deben sentir No veo en esto, por lo que a mi respecta, obstaculo alguno, y ello
hasta gué punto anuncio el nive! de acomodacion mas esencial. Esta tanto menas cuanto que, en Freud, es bajo esta forma que aparece
claro que aqnellos con los que tenemos que habérnoslas, los pacientes, lo real, a saber, el obstaculo al principio del placer. Lo real es el
no se satisfacen, como se dice, con lo que son. Y por tanto, sabemos choque, es el hecho de que eso no se arregla enseguida, como quiere
que todo lo que son, todo lo que viven, sus mismos sintomas, depen­ la mano que se tiende hacia los objetos exteriores. Pero pienso que
den de la satisfaccion. Satisfacen algo que sin duda va en contra de se da ah! una concepcion completamente ilusoria y reducida del pensa­
eso con lo que podrfan satisfacerse, o quiza mejor, satisfacen a algo. tniento de Freud sobre este punto. Lo 1eal se distingue, como dije la
No se contentan con su estado, pero a pesar de ello, estando en este ultinia vez, por su separacion del campo del principio del placer, por
estado tan poco contentador, se contentan. Toda la cuestion radica su desexualizacion, por el hecho que su economfa, en consecuencia,
justamente en saber qué es ese se que ahi es contentado. admite algo nuevo, que es precisamente la imposible.
En conjunto, y en una primera aproximacion, dirëmos que eso a Pero lo imposible también esta presente en el otro campo, como
lo que satisfacen por las vfas del displacer, es asimismo -,-ademas es esencial. El principio del placer se caracteriza incluso por cuanto lo
comunmente aprobado- la ley del placer. Digamos que, para esta imposible esta tan presente alli, que jamas es reconocido como tal. La
clase de satisfaccion, se dan demasiado trabajo. Hasta un cierto punto, idea de que la funcion del principio del placer consiste en satisfacerse
este demasiado trabajo es la unica justificacion de nuestra fotervencion. por la alucinacion, esta ahf para ilustrarlo -no es mas que una ilus­
No se puede decir, por tanto, que el fin no se alcanza en cuanto tracion. La pulsion al apresar su objeto aprende en cierta manera que
a la satisfaccion. Se alcanza. No se da ahi una toma de posicion ética no es justamente por ahf que se satisface. Pues si distinguimos, al
definitiva. Pero, a un cierto nivel, es asi que, nosotros, analistas, abor:­ principio de la dialéctica de ia pulsion, el Not del Bedürfnis, la necesi­
damos el problema -en cuanto sabemos. un poco mas que los otros dad de la exigencia pulsional, es precisamente porque ningun objeto
sobre lo que es normal y anormal. Sabemos que las formas de acuerdo de ningun Not, necesidad, puede satisfacer la pulsion.
existentes entre lo que marcha bien y lo que marcha mal constituye A pesar de que atiborréis la boca -esta boca que se abre en el
una serie continua. Lo que tenemos ante nosotros en el analisis, es un registro de la pulsion- no es de alimenta que se satisface, es, como
sistema en el que todo se acomoda, y que alcanza su propia clase de se dice, del placer de la boca. Por ello, en la experiencia analitica, la
satisfaccion. Si nos mezclamos en ello, es en la medida que pensamos pulsion oral se encuentra en ultimo término, en una situacion en
que hay otras vfas, mas cortas, por ejemplo. En todo caso, si nos refe­ la que no hace otra cosa que encargar el menu. Esto se hace sin duda
rimos a la pulsion, es en la medida que al nive! de la pulsion el estado con la boca, que esta al principio de la satisfaccion -lo que va a la
de satisfaccion debe ser rectificado. boca, y se agota en este placer que acabo de llamar, para referirme
Esta satisfaccion es paradojica. Cuando la miramos de cerca, nos a término usuales, placer de la boca.
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Esto es lo que nos dice Freud. Tomen el texto: por lo que respecta ticias, hay otros elementos que partic1pan ademas del margen del anor
al objeto en la pulsion, sepamos que no tiene, propiamente hablando, que es sin embargo especificamente lo que se define, igualmente para
ninguna importancia. Resulta totalmente indiferente. Nunca hay que nosotros, como fuente y principio de una cierta pulsion.
leer a Freud sin aguzar el oido. Cuando se Jeen tales cosas, debiera Diré que, si la pulsion se parece a algo, es a un montaje.
uno al menos conmoverse. No es un montaje concebido en una perspectiva referida a la.
i,Como hay que concebir el objeto de la pulsion para que podamos finalidaâ. Esta perspectiva es la que se instaura en las modemas teo­
decir que, en la pulsion, cualquiera fuera ésta, resulta él indiferente? rias del instinto, en las que la presentificacion de una imagen de
Para la pulsion oral, por ejemplo, es evidente que no se trata de a1i­ montaje es completamente sorprendente. Un montaje, en este caso,
mento, ni de recuerdo de alimento, ni de eco de alimento, ni de cui­ es, por ejemplo, esta forma especifica que hara que la gallina en el'
dados de la madre, sino de algo que se llama seno y que parece no corral se esconda en el suelo cuando hacemos pasar a algunos metrosc
presentar problemas porque pertenece a la misma serie. Si Freud nos por encima de ella un papel recortado en forma de balcon, es decir,
hace esta observacion, que el objeto en la pulsion no tiene ninguna algo que desencadena una reaccion mas o menos apropiada, cuya astu­
importancia, se debe probablemente a que el seno esta totalmente por cia consiste por otra parte en hacernos observar que no es forzosa­
revisar en cuanto a su funcion de objeto. mente apropiada. No es de esta clase de montaje que hablo.
A este seno en su funcion de objeto, de objeto a causa del deseo, El montaje de la pulsion es un montaje que, en primer lugar, se,
tal como aporto su nocion, debemos dar una funcion tal que podamos presenta como si no tuviera ni pies ni cabeza -en el sentido en que,
sefialar su sitio en la satisfaccion de la pulsion. La mejor formula nos se habla de montaje de un collage surrealista. Si aproximamos las.
parece que es ésta: que la pulsion hace su tour (vuelta). Encontrare­ paradojas que acabainos de definir al nivel del Drang, al nivel del ob­
mos ocasion para aplicarla a proposito de otros objetos. Debiendo jeto, al del fin de la pulsion, creo que la imagen que nos aparece mos­
tomarse agui tour con la ambigüedad que le da la lengua francesa, a trara el funcionamiento de una dinamo empalmada en la toma de gas,.
la vez como turn, limite a cuyo alrededor se gira, y trick, vuelta de esca­ saliendo de ella una pluma de pavo real que cosquillea el vientre de·
moteo. una hermosa mujer que permanece alli por la belleza del aparato. Y
ello empieza por otra parte a volverse interesante por cuanto la pulsion
define, seg(m Freud, todas las formas que pueden invertir semejante·
mecanismo. Ello no quiere decir que se vuelva boca arriba la dina­
mo -se desenvuelven sus hilos, ellos son los que se convierten en la
4 pluma del pavo real, la toma de gas pasa a la boca de la dama, y una
rabadilla sale en medio.
Presento por ultimo la cuestion de la fuente. Si qms1eramos a cual­ Esto es Jo que muestra como ejemplo desarrollado. Lean este texto,
quier precio hacer entrar la regulacion vital en la funcion de la pulsion, de Freud de hoy al proximo dia, veran al instante el salto, sin transi­
pensariamos seguramente, que es ahi donde esta el sesgo. cion, de Jas imagenes de lo mas heterogéneas de unas a otras. Todo
i,Por gué? i,Por gué las zonas Hamadas erogenas no son reconocidas esto no pasa de referencias gramaticales, cuyo artificio podran com­
mas que en estos puntos que se diferencian para nosotros por su estruc­ prender facilmente el proximo dia.
tura de borde? i,Por gué se habla de la boca y no del esofago, o del En efecto, i,COmo podemos decir pura y simplemente, como Jo,
estomago? Participan igualmente de la funcion oral. Pero a nive! ero­ hara Freud, que la exhibicion es lo contrario del voyeurisme, o que
geno, hablamos de la boca, y no solo de la boca, de los Jabios y los el masoquismo es lo contrario del sadismo? Lo anticipa por razones.
dientes, de lo que Homero Hama el recinto de los dientes. puramente gramaticales, de inversion del sujeto y del objeto, como si
Lo mismo ocurre con la pulsion anal. No todo consiste en decir el objeto y el sujeto gramaticales fueran funciones reales. Resulta.
que una cierta funcion viviente esta integrada a una funcion de inter­ facil demostrar que no es nada de eso, y basta con referirnos a nues-·
cambio con el mundo -el excremento. Hay otras funciones excremen- tra estructura del lenguaje para que esta deduccion se vuelva imposi-

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ble. Pero lo que, alrededor de este juego, nos permite alcanzar en lo conjunto de los vectores podemos componerlos. Hay entonces una Iey
concemiente a la esencia de la pulsion es lo que, el proximo dia, les que parece al principio curiosa, pero que es ciertamente considerada
definiré como el trazado del acto. como fundamental: -lo que de este vector- el cual realiza la compo­
sicion de estas derivadas connotadas de cada punto del campo desde
el punto de vista de la energia potencial -lo que, pues, de ese vector,
franquea una cierta superficie- que no es otra cosa, que lo que yo lla­
maré la hiancia, definida por una estructura de borde -es, para una
RESPUESTAS misma superficie, una constante. Las variaciones del sistema siendo lo
que pueden ser, lo que se enèuentra con todo el nive! de la integracion
de potencial, lo que se Hama el flujo, es pues constante.
Dr. Green: -Vd. ha planteado un punto que parece totalmente De lo que se trataria pues, para nosotros, en el Drang de la pulsion,
capital. Se trata del hecho de que las cuatro cualidades que especifican es de algo que es, y es solamente, connotable en relacion con la Quelle,
la pulsion han de ser concebidas como elementos discontinuas. La en cuanto que la Quelle inscribe en la economia de la pulsion esta es­
cuestion que planteo concierne al elemento de presion que Vd. ha tructura de borde.
dejado un poco de lado, en el transcurso de su exposicion de hoy, Las variaciones fisiologicas, las variaciones profundas, las que
porque, creo, le parece uno de los caminos mas cortos para extraviar­ se inscriben en la totalidad del organismo, estân sometidas a todos
nos. Pero si la pulsion, como usted muestra, esta finalmente entregada los ritmos, hasta a las descargas mismas que pueden producirse con
a la combinatoria del hecho de la discontinuidad, surge el problema ocasion de la pulsion. Por el contrario, lo que caracteriza al Drang,
de la contradiccion inherente a la energia del sistema, que es concebido la presion de la pulsion, es la constancia mantenida que estâ, para­
como una fuerza a la vez constante y como sometida a variaciones. Es tomar una imagen que vale simplemente lo que vale, a la medida de
esta cuestion la que me gustaria que precisase si puede, en la medida una abertura, hasta cierto punto individualizada, variable. Es decir,
que hace intervenir un punto de vista que sigue siendo para mi muy la gente tiene la boca · mâs o menos grande. Convendria incluso algunas
importante, y que no percibo bien en su ensenanza, a saber, el punto veces tenerlo en cuenta, en la seleccion de los analistas. Pero, en fin,
de vista ecôn6mico. esto es algo de lo que tendremos que ocuparnos en otra referencia
distinta.
Si, volveremos a ello, y verân por qué sesgo. Por otra parte, resulta Esto es lo que no agota la cuestion que Vd. plantea, pero da un
fâcil prever si leen mi articulo. Hay una referencia que puede ponernos principio de solucion racional a la antinomia que Vd. expone, y que
en el camino, y a la cual no be querido hacer alusion, o bien porque Freud subraya -que, cuando el sistema funciona en conexion con el
no he tenido tiempo, o bien porque eso se elimina por si solo -muy Umwelt, se trata de descarga, y cuando se trata de Triebreiz, de ese
a menudo, trazo aqui una via al contacto mismo de vuestra audiencia. lado hay barrera. Este es un punto al cual no se presta demasiada
Es una referencia en un cierto capitulo de la energética. atencion. Pero L,qué puede querer decir esto? No hay barrera a no
En un sistema limite, hay una cierta manera de inscribir cada pun­ ser que la · catexis esté en el campo mismo. De forina que lo que tene..:
to definido, como definido, como caracterizado en cuanto a la ener­ mos que designar es justamente esto --en tanto que el campo mismo
gîa potencial respecto a los puntos mâs vecinos -se habla de notacion comporta esta catexis no puede tratarse para él del funcionamiento de
o cota escalar. Desde ese momento, se puede definir cada punto por barrera.
una cierta derivada -saben que en el câlculo infinitesimal, es una de
las maneras de acotar las variaciones infinitamente pequefias. Habrâ Dr. Mathis: Una pregunta con respecta a la estructura de borde.
pues, para cada punto, una derivada con respecto al lado inmediata­ Cuando se trata de la boca y del margen anal, ;,localiza usted la eroti­
mente vecino, y esta derivada serâ anotada para cada punto del cam­ zacion en las dos extremidades? ;,Donde situa lo que puede suceder al
po. Esta derivada puede inscribirse bajo la forma de un vector, y al nive! esofagico, al nive! gastrico, en el sorbo, en el vomito, al nive[

176 177
12
traqueal? ;,Es que se da ahi algo profundamente diferente de lo que
usted ha articulado al nive[ de los labios?

Me he limitado a los dos bordes que estan interesados en el tracta. XIV


También hubiera podido decirles que el borde legafioso de nuestros
parpados, nuestra oreja, nuestro ombligo, son también igualmente bor­ LA PULSION PARCIAL Y SU CIRCUITO
des, y que hay todo esta en esta funcion del erotismo. En la tradicion
analitica, nos referimos siempre a la imagen estrictamente focalizada,
de las zonas reducidas a su funcion de borde. Esta no quiere deéir Die ganze Sexualtsrebung.
en absoluto que, en nuestra sintomatologfa, no intervienen otras zonas. Toda pulsion es parcial.
La pulsion, el sexo y la muerte.
Pero consideramos que intervienen en esta zona de caida que llamo Los pretendidos estadios.
desexualizacion, y funcion de la realidad. La Schaulust.
Tomemos un ejemplo. En la funcion en la que el objeto sexual Sadomasoquismo.
sigue hacia la pendiente de la realidad, y se presenta coma un paquete Heraclito. B 48.
de came, surge esta forma de desexualizacion tan manifiesta que se
llama en la histérica reaccion de asco. Esta no quiere decir que diga­
mos que el placer esta localizado en estas zonas erogenas. El deseo Cuando leo en el Psychoanalitic Quaterly un articula coma el del
interesa -a Dias gracias, lo sabemos demasiado-- a otra casa, e Sr. Eduardo Glover, titulado Freudian or neo-freudian, y enteramente
incluso otra casa_ que el organismo, aunque implicando en diversos dirigido contra las construcciones del Sr. Alexander, siento un s6rdido
niveles el organismo. Pero la funcion central de la pulsion, l,qué satis­ olor a cerrado, al ver combatida en nombre de criterios en desuso una
faccion esta destinada a engendrar? Es justamente en la medida que construcci6n coma la del Sr. Alexander. jDios mio! No dudé en ata­
zonas anexas, conexas, estan excluidas, que otras toman su funcion carlo de la manera mas formai, hace ya 14 aîios, en el Congreso de
erogena, que se convierten en fuentes especificas para_ la pulsion. l,Me Psiquiatria de 1950, pero en fin, es la construccion de un hombre de
sigue? gran talento, y cuando veo a gué nive] es discutida esta construcci6n,
Por supuesto que otras zonas distintas a estas zonas erogenas estan reconozco sus méritas a través de todos los avatares que encuentra mi
interesadas en la economia del deseo. Pero observen bien lo que pasa discurso, agui mismo y en otros lugares par supuesto podemos decir
cada vez que surgen. No he tomado al azar la funcion del asco. Hay que este discurso obstaculiza a que la experiencia del analisis os sea
verdaderamente dos grandes vertientes del deseo tal coma puede sur­ transmitida de una. forma absolutamente cretinizante.
gir en la caida de la sexualizacion -par una parte, el asco engendrado Reemprendo, a partir de ahi, mi discurso sobre la pulsion. Me he
par la reduccion del compafiero sexual a una funcion de realidad cual­ visto conducido a abordarla después de haber expuesto que la trans­
quiera que sea, por otra parte, lo que he llamado, a proposito de la ferencia es lo que manifiesta en la experiencia la puesta en acta de la
funcion escopica, la invidia, la envidia. La envidia no es lo mismo que realidad del inconsciente, en tanto que es sexualidad. Me encuentro
la pulsion esc6pica, y el asco no es lo mismo que la pulsion oral. detenido en lo que implica esta misma afirmaci6n.
Si estamos seguros de que la sexualidad esta presente y en acci6n
6 de mayo de 1964. en la transferencia, es en tanto que en ciertos momentos se manifiesta
al descubierto bajo la forma del amor. De esta es de lo que se trata
l,representa el amor el punto cumbr<.!, el momento acabado, el factor
indiscutible, · que nos· presentifica la sexualidad en el hic et nunc de
la tràrisferencia?
A ello se opone de la manera mas clara el texto de Freud, no cierta-

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mente aislado, sino central, que tiene por objeto las pulsiones y sus lch como el sistema nervioso central en tanto que funciona, no coma
vicisitudes. un sistema de relacion, sino como un sistema destinado a asegurar una
Este texto que empecé a abordar el ultimo dfa intentando hacerles cierta homeostasis, de las tensiones internas.
sentir bajo qué forma problematica, llena de preguntas, se presenta A causa de la realidad del sistema homeostatico la sexualidad no
la introduccion de la pulsion. Espero que una parte importante de mi entra en juego mas que bajo la forma de pulsiones parciales. La pulsion
auditorio habra podido, en el intervalo, remitirse a este texto, tanto si es precisamente este montaje por el que la sexualidad participa en, 1a
se trata de personas capaces de leerlo en aleman, lo que me parece vida psiquica, de una manera que debe acomodarse a la estructura de
eminentemente deseable, o que, a falta de algo mejor, hayan podido hiancia, que es la del inconsciente.
leerlo, siempre mas o menos impropiamente traducido, en las otras dos Situémonos en los dos extremos de la experiencia analitica. Lo repri­
lenguas de la cultura, el inglés o el francés -doy ciertamente la peor mido primordial es un significante, y lo que se edifica por encima para
nota a la traduccion francesa, sin entretenerme en modo alguno en constituir el sîntoma, podemos considerarlo siempre como un andamia­
senalar las verdaderas falsificaciones que en ella pululan. je de significantes. Lo reprimido y el sintoma son homogéneos, y re­
Incluso en una primera lectura, habran podido darse cuenta de ducibles a funciones de significantes. Su estructura, aunque se edifica
que este articulo esta enteramente dividido en dos vertientes -en por sucesi6n como todo edificio, es sin embargo, al final, inscribible
primer lugar, el desmontaje de la pulsion- en segundo lugar, el exa­ en términos sincronicos.
men de das Lieben el acto de amor. Vamos a abordar este segundo En el otro extremo esta la interpretacion. La interpretacion coh­
punto. cierne a este factor de una estructura temporal especial, que he intenta­
do definir por metonimia. La interpretacion, en su término, apuilta
el deseo, y en cierto sentido es idéntico a él. El deseo es, en suma;
la interpretacion rnisma.
1 En el intervalo, la sexualidad. Si la sexualidad, bajo la forma de
las pulsiones parciales, no se hubiese rnanife.stado como dominando
, , Esta expresamente formulado por Freud que el ambr "r10 podria ser toda la economia del intervalo, nuestra experiencia se reduciria a ùna
considerado en modo alguno como el representante de lo que Freud SO-" mantica, a la que entonces podria convenir el término neutro de energfa
mete a discusion bajo el término de die ganze sexual Strebung, es decir, psiquica, pero faltaria lo que ahi constituye la presencia, el Dasein,
la tendencia, las formas, la convergencia del esfuerzo de lo sexual, en de la sexualidad.
tanto que se terminaria en ganz, en un todo comprensible, que resumi­ La legibilidad del sexo en la. interpretacion de los mecanismos in­
rfa su esencia y su funcion, conscientes siempre es retroactiva. Solo perteneceria a la naturaleza de
Kommt aber auf damit nicht zuher, asi eso no satisface. en absoluto, la interpretacion si, en cada instante de la historia, no pudiésemos estar
exclama, en el momento de responder a esta sugestion ambiente. Noso­ seguros de que las pulsiones parciales han intervenido eficazmente en
tros, analistas, la-hemos reproducido con toda clase de formulas que son tiempo y lugar oportunos. Y ello, no, como se pudo creer al principio
igualmente engafiosas. Todo el articulo nos ensefia que con respecto de la experiencia anaHtica, bajo una forma erratica. Que la sexualidad
a la finalidad biologica de la. sexualidad, a saber, la reproduccion, las infantil no es un bloque de hielo errante arrancado al gran banco de
pulsiones, tal como se presentan en el proceso de la realidad fisica, son hielo de la sexualidad del adulto, que interviene como seduccion sobre
pulsiones parciales. un sujeto maduro, es algo que se comprobo en seguida en el analisis
Las pulsiones, en su estructura, en la tension que establecen, estan y con una imposicion que, fuera de tiempo, puede sorprender.
ligadas a un factor econ6mico. Este factor economico depende de las Desde los Tres ensayos sobre la teoria de la sexualidad, Freud
condiciones en las que se ejerce la funcion del principio del placer a pudo plantear la sexualidad como esencialmente polimorfa, aberrante..
un nivel que recobraremos, cuando Uegue el momento, bajo el término Se rompio el encanto de una pretendida inocencia infantil. Esta sexua­
de, Real lch. Digamos a continuaci6n, que podemos concebir el Real ]idad, por haberse inpuesto tan pronto, diria casi demasiado pronto,

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nos ha hecho pasar demasiado rapidamente sobre el examen de lo que otra cosa lo que lo cubre. Lo fondamental, al nivel de cada pulsion,
representa en esencia. A saber, que con respecto a la instancia de la es el ir y volver en el que se estructura.
sexualidad, todos los sujetos estan en igualdad de condiciones, desde Es de resaltar que Freud solo pueda designar estos dos polos usan­
el niîio hasta el adulto; que solo tienen que ver con lo que, de la sexua­ do de eso que llamamos verbo. Sehen und gesehen werden, ver y ser
lidad, pasa a las redes de la constitucion subjetiva, a las redes del sig­ visto, quiilen y gequiilt werden, atormentar y ser atormentado. Ocurre
nificante; que la sexualidad se realiza solo por la operacion de las pul­ que, desde el principio, Freud nos presenta como adquirido el que
siones en tanto que son pulsiones parciales, parciales con respecto a ninguna parte de este recorrido puede ser separada de su ir-y-volver,
la finalidad biologica de la sexualidad. de su reversion fondamental, del caracter circular del recorrido de la
La integracion de la sexualidad en la dialéctica del deseo pasa por pulsion.
la puesta en juego de lo que, en el cuerpo, merecera que designemos con
el término de aparato -entendiendo por ello eso con lo que el cuerpo,
con respecto a la sexualidad, puede emparejarse, a distinguir de eso
con lo que los cuerpos pueden aparearse. a Aim
Si todo esta embrollado en la discusion de las pulsiones sexuales
se debe a que no vemos que la pulsion sin duda representa, pero solo
representa, y parcialmente, la curva de la realizacion de la sexualidad
en lo viviente. i,Como extraîiarse de que su ultimo término sea la muer­
te? Puesto que la presencia del sexo en lo viviente esta ligada a la
muerte.
Hoy he hecho reproducir en la pizarra un fragmento de Heraclito,
recogido en la obra monumental en la que Diels ha reunido lo que nos
queda disperso de la época pre-socratica. Bi6s, escribe -y esto nos
emerge en sus lecciones de sabiduria de las que podemos decir que,
antes de todo el circuito de la elaboracion cientffica van a la meta
y en lînea recta- al arco ha dada el nombre de l� "'vida -Bias ei Goal
acento esta sobre la primera sflaba- y su obra es la muerte.
Lo que la pulsion integra de golpe en toda su existencia es una
Asimismo es de resaltar que, para ilustrar la dimension de esta
dialéctica del arco, incluso diré del tiro al arco. Por alli podemos situar
Verkehrung, elija la Schaulust, el goce de ver, y lo que solo puede
su lugar en la economia psfquica.
designar con la reunion de dos términos, el sadomasoquismo. Cuando
hable de estas dos pulsiones, y mas especialmente del masoquismo,
marcara bien que no hay dos tiempos en estas pulsiones, sino tres.
Hay que distinguir bien la vuelta en circuito de la pulsion de lo que
aparece -pero también de no aparecer- en un tercer tiempo. A
2
saber, la aparicion de ein neues Subjekt que hay que entender del ·
siguiente modo: no es que ya hubiera uno, a saber, el sujeto de la
Freud nos introduce ahora en la pulsion por una de las vias mas
pulsion, sino que lo nuevo es ver aparecer un sujeto. Este sujeto, que
tradicionales, usando en todo momento de los recursos de la lengua,
es propiamente el otro, aparece mientras la pulsion ha podido cerrar su
y no dudando en basarse en algo que solo pertenece a ciertos sistemas
recorrido circular. Solo con su aparicion al nivel del otro puede reali­
lingüîsticos, las tres vias, activas, pasivas, y reflejas. Pero eso es solo
zarse lo que hace a la foncion de la pulsion.
un envoltorio. Debemos ver que otra cosa es esta reversion significante,
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Es sobre esta que me propongo atraer la atencion de ustedes. Ven introducido a titulo de alimenta pnm1t1vo, queda introducido por ef
agui, en la pizarra, un circuito dibujado por la curva de esta flecha as­ hecho de que ningun alimenta satisfacera jamas a la pulsion oral, a no·
cendente y redescendente que franquea, Drang es al principio, la super­ ser contorneando el objeto que eternamente falta.
ficie constituida por lo que les defini el ultimo dia coma el borde, que La cuestion radica para nosotros ahora en saber donde se empalma
es considerado en la teoria coma la fuente, la Quelle, es decir, la zona este circuito y, en primer lugar, si esta revestido de una caracteristica.
Hamada erogena en la pulsion. La tension es siempre argolla, y no de espiral, es decir, si el circuito de la pulsion oral continua con la pul­
puede desolidarizarse de su retorno sobre zona erogena. sion anal, que seria asi el estadio siguiente. i,Se da ahi un progreso dia-­
Agui va a aclararse el misterio del zielgehemmt, de esa forrria que· léctico que se engendra en la oposicion? Esto es llevar ya la cuestion
puede tomar la pulsion, de alcanzar su satisfaccion sin alcanzar su fin muy lejos para esta gente que nos ha acostumbrado, en nombre de no,
-en tanto sea definido por la funcion biologica, por la realizacion se gué misterio del desarrollo, a tener a la cosa por adquirida, inscrita
del apareamiento reproductivo. Pues ese no es el fin de la pulsion en el organismo.
parcial. i,Cual es? Esta concepcion parece sostenerse en el hecho de que, efectiva-­
Dejemos todavia en suspenso la respuesta, pero examinemos este mente, por lo que respecta a la emergencia de la sexualidad bajo una
término y los dos sentidos que puede presentar. Para diferenciarlos, forma Hamada acabada, tenemos que vérnosla con un proceso orgâni­
be elegido agui el anotarlos en una lengua en la que son particularmen­ co. Pero no hay razon alguna para extender este hecho a la relacion
te expresivos, el inglés. Aim -alguien a quien encargar una mision, entre las otras pulsiones parciales. No existe ninguna relacion de engen­
no quiere decir lo que debe traer, quiere decir por qué camino debe dramiento entre una de las pulsiones parciales y la siguiente.
pasar. The 1aim, es el trayecto. El fin tiene otra forma, es el goal. El El paso de la pulsion oral a la pulsion anal no se produce por un·
goal, no es tampoco, en el tira al arco, el fin, el blanco no es el pajaro proceso de maduracion, sino por la intervencion de algo que no per­
que usted abate, es haber marcado el golpe y con ello alcanzado tenece al campo de la pulsion -por la intervenci6n, la inversion, de la
su fin. demanda del Otro. Si hacemos intervenir las otras pulsiones cuya serie­
Si la pulsion puede satisfacerse sin haber alcanzado lo que, con res­ puede establecerse, y cuyo m1mero es bastante pequefio, resulta total­
pecta a una totalizacion biologica de la funciôn, seria"la satisfaccion en mente evidente que se verian ustedes en un aprieto para situar en rela-­
su finalidad de reproduccion, se debe a que es pulsion parcial, y que su cion con las pulsiones que acabo de mencionar, en una sucesion histo­
fin no es otro que ese retorno en circuito. rica, la Schaulust o pulsion escopica, incluso lo que en su momento
Esta teoria esta presente en Freud. En algun lugar nos dice que el· distinguiré como la pulsion invocante, y establecer entre ellas la mini­
modela ideal que podria darse del autoerotismo es una sala boca que ma relacion de deducci6n o de génesis.
se besase a si misma -metafora luminosa, deslumbrante incluso, coma No existe ninguna metamorfosis natural de la pulsion oral en
todo lo que se encuentra bajo su pluma, y que no exige sino que se la pulsion anal. Cualesquiera que sean las apariencias que pueda dar­
complete con una pregunta. En la pulsion lno es esta boca la que se nos, si llega el caso, el juego del simbolo que constituye, en otros,
podria llamar una boca ensartada? Una boca cosida en la que vemos, contextos, el pretendido objeto anal, a saber, las heces, con respecta·
en el analisis, despuntar al maxima, en ciertos silencios, la instancia al falo en su incidencia negativa, no podemos en grado alguno -la
pura de la pulsion oral, cerrandose en su satisfaccion. experiencia lo demuestra- considerar que existe continuidad de la
En todo caso, lo que obliga a distinguir esta satisfaccion del puro fase anal a la fase fâlica, que existe relacion de metamorfosis na-­
Y simple autoerotismo de la zona erogena, es este objèto que demasia­ tural.
do a menudo confundimos con éste en el que la pulsion se cierra Debemos considerar la pulsion bajo la rubrica de la konstante
-este objeto, que no es de hecho mas que la presencia de un hueco, Kraft que la mantiene coma una tension estacionaria. Notemos hasta
de un vacio, ocupable nos dice Freud, por cualquier objeto y cuya ins­ en las metâforas que Freud nos da para expresar estas salidas, Schub•
tancia no conocemos sino bajo la forma del objeto perdido a minuscu­ dice, que traduce inmediatamente por la imagen que sostiene en su
la. El objeto a minuscula no es el origen de la pulsion oral. No queda mente, la de un fundido de lava, emision material de la deflagracion

184 185,
energética que se produce en diversos tiempos sucesivos, que comple­ completamente arbitrario, de tal modo que nadie puede encontrar ya
tan, al venir unas tras otras, esta forma de trayecto de retorno. i,NO ve­ nada. i,Oué ocurre en el voyeurismo? En el momento del acto del
mos en la metafora freudiana encarnarse esta estructura fundamental voyeur, i,donde esta el sujeto, donde el objeto? Lo dije, el sujeto, en
-algo que sale de un borde, que redobla su estructura cerrada, siguien­ tanto se trata de ver, no esta ahi al nivel de la pulsion de ver, Esta ahî
·do un trayecto que da la vuelta, y del que nada asegura la consistencia en tanto perverso, y no se ubica sino al término de la argolla. En
mas que el objeto, en calidad de algo que debe ser contorneado? cuanto al objeto · -es lo que mi topologia escrita en la pizarra no
Esta articulacion nos conduce a convertir la manifestacion de la puede hacerles ver, pero les permite admitirlo- la argolla gira a su al­
pulsion en una forma de sujeto acéfalo, pues todo se articula en térmi­ rededor, él es un proyectil, y con él, en la perversion, el blanco es
nos -de tension, y no tiene mas relacion con el sujeto que de comunidad alcanzado.
topologica. He podido articularles el inconsciente como situandose en El objeto es agui mirada -mirada que es el sujeto, quien lo
las hiancias que la distribucion de las catexis [investissements] signifi­ alcanza, quien hace diana en el tiro al blanco. Solo tengo que recor­
,cantes instaura en el sujeto, y que se representan en el algoritmo con darles lo que dije del analisis de Sartre. Si este analisis hace sur­
un rombo (+) que coloco en el centra de toda relacion del inconciente gir la instancia de la mirada, no es al nive! del otro cuya mirada
entre la realidad y el sujeto. jY bien! Por cuanto algo en el aparejo sorprende al sujeto mientras ve por el agujero de la cerradura. Ocurre
del cuerpo esta estructurado de la misma manera, es a causa de la que el otro le sorprende a él, el sujeto, como siendo todo él mirada
unidad topologica de las hiancias en juego, que la pulsion halla su oculta.
pape! en el funcionamiento del inconsciente. Ustedes captan la ambigüedad de lo que esta en cuestion cuando
hablamos de la pulsion escopica. La mirada es este objeto perdido, y de
repente reencontrado, en la conflagracion de la vergüenza, por la in­
troduccion del otro. Rasta agui, l,qué intenta ver el sujeto? Intenta
ver, sépanlo ya, el objeto en tanto ausencia. Lo que el voyeur busca
3 y encuentra no es mas que una sombra, una sombra detras de la
cortina. Ahî fantaseara cualquier magia de presencia, la chica mas
Sigamos ahora a Freud cuando nos habla de la Schaulust, ver, ser graciosa, incluso si en el otro lado solo hay un atleta peludo. Lo que
visto. i,ES lo mismo? l,Como es incluso sostenible que pueda ser as,, si busca no es, como se <lice, el falo; sino precisamente su ausencia,
no es para inscribirlo en términos de significantes? i,O es que hay en­ y de ahî la preminencia de ciertas formas como objetos de su bus-
tonces algun otro misterio? Hay otro, y, para introducirles en él, basta queda.
•con considerar que la Schaulust se manifiesta en la perversion. Subrayo Lo que se mira es lo que no se puede ver. Si la estructura de la
,que la pulsion no es la perversion. Lo que constituye el caracter enig­ pulsion aparece gracias a la introduccion del otro, solo se completa
matico de la presentacion de Freud, depende de que él quiere indicar­ realmente en su forma invertida, bajo forma de retorno, que es la
nos una estructura radical, en la que el sujeto no se encuentra at'.m verdadera pulsion activa. Lo apuntado por el sujeto en el exhibicionis­
ubicado. Lo que por el contrario define la perversion, es justamente mo es lo que se realiza en el otro. A quien el deseo verdaderamente
1a manera como el sujeto se situa en ella. apunta es al otro, en tanto que apremiado, mas alla de su implicacion
Hay que considerar atentamente el texto de Freud. Lo precioso en la escena. No es solo la victima la interesada en el exhibicionismo,
de los textos de Freud, en esta materia donde descifra, es que a la es la victima en tanto que referida a algun otro que la mira.
manera de los buenos arqueologos, deja el trabajo de la excavacion Es asi que en este texto tenemos la clave, el nudo, de lo que tanto
·en el sitio -de forma que, incluso si queda inacabada, podemos ha obstaculizado la comprension del masoquismo. Freud articula de
·saber lo que quieren decir los objetos desenterrados. Cuando el sen.or la forma mas firme que al principio de la pulsion sadomasoquista el
Fenichel pasa por ahi actua al modo de antafi.o. Lo recoje todo, mete dolor no aparece para nada. Se trata de una Herrshaft, de una Bewiilti­
todo en bolsillos y en vitrinas, sin orden, o por lo menos en un orden gung, de una violencia l,hecha a gué? A algo que tiene tan poco

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nombre que Freud llega, y al mismo tiempo vacila, a encontrar su
primer modelo, de acuerdo con todo lo que yo os enuncio, en una
violencia que el sujeto se hace, con fines de dominio, a si mismo.
Vacila. Y por buenas razones. El asceta que se flagela lo hace por RESPUESTAS
un tercero. Ahora bien, no es de eso lo que se propane ·apoderarse.
Quiere solo designar al retorno, la insercion en el propio cuerpo del
principio y el final de la pulsion. J. A. Mil/ers - La pregunta se refiere a la relaci6n de la pulsion
;,En qué momento, dice Freud, vemos introducirse, en la pulsion con lo real, y a las diferencias entre el objeto de la pulsion, el de la
sadomasoquista, la posibilidad del dolor? -la posibilidad del dolor fantasia y el del deseo.
sufrido por lo que se ha convertido, en este momento, en el sujeto
de la pulsion. En el momento, nos dice, que la argolla se ha cerrado, El objeto de la pulsion debe ser situado al nivel de Jo que llamé
que de un polo a otro ha habido reversion, donde el otro ha entrado metaforicamente una subjetivacion acéfala, una subjetivacion sin sujeto,
en juego, donde el sujeto se ha tomado por término, terminal de la un hueso, una estructura, un trazo que representa una cara de la
pulsion. En ese momento, el dolor entra en juego en tanto que el topologia. La otra hace que un sujeto, por sus relaciones con el signifi­
sujeto Jo experimenta del otro. Se convertira, podra convertirse, en esta cante, sea un sujeto agujereado. Estos agujeros provienen de algun sitio.
deduccion teorica, en un sujeto sadico, en tanto que la argolla cerrada En sus primeras construcciones, sus primeras redes de encrucijadas
de la pulsion habra hecho entrar en juego la acci6n del otro. Lo que significantes que se estabilizan, Freud apunta a algo que, en el suje�
esta en juego en la pulsi6n se revela por fin agui: el camino de la to, esta destinado a mantener al maximo Jo que he llamado homeosta­
pulsion es la {mica forma de transgresi6n permitida al sujeto c.on sis. Esto no quiere decir simplemente rebasamiento de un cierto um­
respecta al principio del placer. bral de excitacion, sino también reparticion de vias. Freud incluso
El sujeto advertira que su deseo es solo un vano rodeo que bus­ emplea metaforas que asignan un diametro a estas vias, que permiten
ca pescar, enganchar el goce del otro -por cuanto que al intervenir el mantenimiento, la dispersion simpre igual, de una cierta catexis.
el otro advertira que hay un goce mas alla del principÎo del placer. En algun lugar Freud dice formalmente que la presi6n de lo que,
El forzamiento del principio del placer por la incidencia de la en la sexualidad debe ser reprimido para mantener el principio del
pulsion parcial: he ahi como podemos concebir que las pulsiones placer -la libido-, es lo que ha permitido el progreso del propio
parciales, ambiguas, se instalen en el limite de una Erhaltungstrieb, aparato mental en tanto tal y, por ejemplo, la instauracion en el
del mantenimiento de una homeostasis, de su captura por esa figura aparato mental de esta posibilidad de catexis que llamamos Aufmer­
velada que es la de la sexualidad. ksamkeit, posibilidad de atencion. La determinaci6n del funcionamiento
En la medida que la pulsion da testimonio de ese forzamiento del del Real !ch, que a la vez satisface al principio del placer y, al mismo
principio del placer, queda testimoniado para nosotros que mas alla tiempo, esta catectizado sin defensa por los ascensos de· la sexualidad:
del Real Teh interviene otra realidad, de la que veremos por gué retor­ esto es lo responsable de su estructura.
no, en ultimo término, es ella quien ha dada a este Real Teh su estruc­ A este nive], no estamos incluso obligados a. tomar en consideraci6n
tura y su diversificacion. ninguna subjetivaci6n del sujeto. El sujeto es un aparato. Este aparato
es algo lagunar, y es en la laguna que el sujeto instaura la funcion de un
cierto objeto, en tanto que objeto perdido. Se trata del estatuto del ob­
jeto a en tanto que esta presente en la pulsion.
En la fantasia, el sujeto pasa frecuentemente inadvertido, pero
siempre esta ahî, ya sea en el sueîio, en la ensofiacion, o en cualquiera
de sus formas mas o menos desarrolladas. El propio sujeto se situa coma
determinado por la fantasia.

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La fantasia es el sostén del deseo, no es el objeto el que sostiene al enriquecedor, en cuanto a lo que debemos concebir de la funcion del
deseo. El sujeto se sostiene como deseando con respecta a un conjunto amor -a saber, de su estructura fundamentalmente narcisa.
significante siempre mucho mâs complejo. Esto se ve bastante bien en Que hay ahi real, no es en absoluto dudoso. Que el sujeto no
la forma de escenario que ella toma, donde el sujeto, mâs o menas re­ tiene relacion constructiva con ese real mâs que en estrecha depen­
conocible, estâ en algun lugar, escindido, dividido, habitualmente do­ dencia con el principio del placer, el principio del placer no forzado
ble, en su relacion con este objeto que muy a menudo ya no muestra mâs por la pulsion, tal el punto de emergencia -lo veremos el proximo
su verdadera figura. dia- ael objeto de amor. Toda la cuestion radica en saber c6mo
El proximo dia retornaré a lo que he llamado estructura de la per-: este objeto de amor puede llegar a desempefi.ar un papel anâlogo al
version. Se trata propiamente hablando de un efecto inverso del de la objeto del deseo -en qué equivocos reposa la posibilidad de que el
fantasia. El sujeto se determina a si mismo como objeto en su encuentro objeto de amor se convierta en objeto de deseo.
con la division de la subjetividad. j,Les he aportado algunas luces con esta exposicion?
Les demostraré que -hoy solo pude detenerme un momento a cau­
sa de la hora y lo deploro- lo que sostiene la realidad de la situaci6n -Algunas luces y algunas sombras.
de lo que se Hama pulsion sadomasoquista, es exactamente el sujeto asu­
miendo este pape! de objeto. En la medida que el sujeto se hace el obje­ 13 de mayo de 1964.
to de otra voluntad, no solo se clausura, sino que la pulsion sadomaso­
quista se constituye.
Solo en un segundo tiempo, como Freud indica en este texto, el de­
seo sâdico es posible con respecta a una fantasia. El deseo sâdico exis­
te en una infinidad de configuraciones, también en las neurosis, pero to­
davia no se trata del sadismo propiamente dicho.
Les ruego se remitan a mi articula «Kant con Sade'l J verân que el
sâdico ocupa el lugar del objeto, pero sin saberlo, en beneficio de
otro, para cuyo goce ejerce su accion de perverso sâdico.
Pueden ver ahi, por tanto, diversas posibilidades de la funcion del
objeto a, que jamâs se encuentra en posicion de objetivo del deseo.
Es, o presubjetivo, o fundamento de una identificaci6n del sujeto, o
fundamento de una identificacion denegada por el sujeto. En este
sentido, el sadismo no es mâs que la denegaci6n del masoquismo. Esta
formula permifüâ esclarecer muchas casas en lo referente a la verdade­
ra naturaleza del sadismo.
Pero el objeto del deseo, en su sentido comun, o es una fantasia que
en realidad es el sostén del deseo, o un seîiuelo.
El anâlisis que realiza Freud del amor nos permitirâ progresar
sobre este tema del senuelo, que usted ha emitido hace un momento
con respecta a la relacion del sujeto con lo real.
La necesidad de Freud de tener que referirse a la relacion del /ch
con lo real para introducir la dialéctica del amor -cuando, propiamen­
te hablando, lo real neutro es lo real desexualizado- no ha inter­
venido al nive! de la pulsion. Esto serâ para nosotros de lo mâs

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Me excuso si, como se me pudo decir en la intervencion del ultimo
dîa, existen algunas oscuridades en Ios caminos por donde les conduz­
co. Creo que ésta es la caracterfstica de nuestro campo. No olvidemos
que es comun representar el inconsciente como una cueva, si no como
XV una cavema, para evocar la de Platon. Pero la comparacion no es
buena. El inconsciente es algo mas bien proximo a la vejiga, y esta
DEL AMOR A LA LIBIDO vejiga, se trata de hacerles ver, como a condicion de introducir una
lucecita en su interior, puede servir de linterna. 1 l,Por qué extraiiarse
si la luz algunas veces tarda algun tiempo en encenderse?
El sujeto y el Otro. En el sujeto, que alternativamente se muestra y se oculta por la
El campo narcisista. pulsacion del inconsciente, solo captamos pulsiones parciales. La ganze
La diferencia sexual. Sexualstrebung, representacion de la totalidad de la pulsion sexual
El campo pulsional. -Freud nos lo dice, no esta ahi. En el camino de este resultado les
Hacerse ... ver, oir, chupar, cagar.
El mito de la lami11illa. conduzco tras él, y les afirmo que todo lo que he aprendido en mi ex­
periencia concuerda con ello. A todos los que estan aqui no puedo
pedirles que estén completamente de acuerdo, ya que algunos carecen
Hoy tengo el proposito -lo cual no quiere decir que tenga tiempo de esa experiencia, pero su presencia aqui responde a una cierta con­
'Cie llevarlo a cabo-- de conducirles del amor, al umbral en el que dejé fianza, a base de lo que -en el papel que desempeiio con respecto a
las cosas el ultimo dia, a la libido. ustedes, el del Otro-- llamaremos la buena fe. Esta buena fe sin duda
Anuncio a continuacion lo que sera el remate de esta elucidacion siempre es precaria, supuesta; pues esta relacion del sujeto con el
:al decirles: la libido no es algo huidizo, fluido, no se reparte, ni se Otro, al fin y al cabo, l,donde se acaba?
acumula, como un magnetismo, en los centros de focalizacion que le Que el sujeto como tal esta en la incertidumbre, por la razon de
()frece el sujeto; la libido hay que concebirla como urf organo, en los que esta dividido por efecto del lenguaje, es lo que les enseïio, en tanto
dos sentidos del término, organo-parte del organismo y organo-instru­ que Lacan, siguiendo las huellas de la excavacion freudiana. Por efecto
rnento. de la palabra, el sujeto siempre se realiza mas en el Otro, pero ahi ya
no persigue mas que una mitad de si mismo. Encontrara su deseo
cada vez mas dividido, pulverizado, en la circunscribible metonimia de
la palabra. En efecto de lenguaje siempre esta mezclado en lo siguiente,
que es el fondo de la experiencia analitica: el sujeto solo es sujeto al
ser sujecion al campo del Otro, el sujeto proviene de su sujecion
La zona sincronica en este campo del Otro. Por eso tiene que salir de él, que
erôgena arreglarselas, y al arreglarselas, sabra que el Otro real tiene, tanto como
él, que arreglarselas, que salir por su cuenta del apuro. Es ahi que se
El inconsciente
(campo del Otro) impone la necesidad de la buena fe, basada en la certeza de que la
misma implicacion de la dificulfad con respecto a las vfas del deseo
también aparece en el Otro.
1. Agui se juega con el refran francés: Prendre des vessies pour des lanter­
nes, que literalmente dice «tomar las vejigas por ]internas»; y que en castellano
se traduciria por: «confundir Roma con Santiago», o «confundir el culo con las
témporas», o «confundir la gimnasia con la magnesia». (N. del T.)

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13
La verdad, en este sentido, es lo que corre tras la verdad y es ahi ria como ta!, cuando de .hecho esta disuelta, no agrupada, pues en
donde yo corro, a donde les conduzco, como los perros de Acteon, ninguna parte es atrapable, en el sujeto, la ganze Sexualstreburig.
tras de mi. Cuando encuentre la morada de la diosa, sin duda me Pero por no estar en niguna parte, esta no obstante difusa, y
transformaré en ciervo, y Uds. podran devorarme, pero todavia nos esto es lo que Freud, en ese artîculo, intenta que veamos.
queda por delante algo de tiempo. Todo Io que dice del amor se dirige a acentuar que, para concebir
el amor, hay que referirse necesariamente a otra clase de estructura
distinta a la de la pulsion. A esa estructura la divide en tres niveles:
nivel de lo real, nivel de lo economico y, por ultimo, nivel de lo bio­
logico.
1 Las oposiciones que a ello corresponden son triples. Al nivel de Io
real, lo que interesa y Io indiferente. Al nive! de Io economico, lo que
i,Les representé el ultimo dia a Freud como la figura de· Abraham, produce placer y lo que produce displacer. Solo al nivel de lo biologico,
de Isaac y de Jacob? Leon Bloy, en La salvaci6n por los judios, los la oposicion actividad-pasividad se presenta, en su forma propia, la
encarna bajo la forma de tres viejos idénticos entregados, en torno a uoica valida en cuanto a su sentido gramatical, la posicion amar-ser
un toldo, segun una de las formas de la vocacion de Israel, a esta ocupa­ amado.
cion fundamental que se Hama chamarileo. Seleccionan. Una cosa la Estamos invitados por Freud a considerar que el amor, en su esen­
ponen en un lado, y otra, en el otro. Freud, en un lado pone las pulsio­ cia, hay que juzgarlo solo como pasion sexual del gesamt /ch. Ahora
nes parciales, y en el otro, el amor. Dice: no es Io mismo. bien, gesamt Teh es agui, en su obra, un hapax al que tenemos que
Las pulsiones nos necesitan en el orden sexual -eso, eso viene dar el sentido de lo descrito cuando nos da cuenta del principio del
del corazon. Para nuestra mayor sorpresa, nos hace saber que el amor, placer. El gesamt 1ch es este campo que les be invitado a .considerar
del otro lado, viene del vientre, es el iiam-fiam. como una superficie, y una superficie bastante limitada para que la
Esto puede sorprender, pero nos aclara sobre algo fundamental pizarra sea propicia para, representarla, y para que :todo pueda ponerse
para la experiencia analitica: que la pulsion genitaÇ si existe, no esta ahi por escrito. Se trata de esta red representada por arcos, lineas
en absoluto articulada como las otras pulsiones. Y ello a pesar de la que unen puntos de acumulacion, cuyo circulo c.errado marca Io que
ambivalencia amor-odio. En sus premisas, y en su propio texto, Freud tiene que conservarse de la homeostasis tensiona( d.e menor tension,
se contradice cuando nos dice que la ambivalencia puede pasar por de necesaria derivacion, de difusion de la excitacion en mil canales
una de las caracteristicas de la reversion, de la Verkehrung, de la pul­ �tod2. vez que en uno de ellos podria ser demasiado intens.a.
sion. Pero cuando la examina, nos dice claramente que no es en abso­ La filtracion de la estimulacion a la descarga es el aparato, el c.as­
luto lo mismo la ambivalencia y la reversion. quete -a circunscribir en una esfera- en el que se define, en primer
Si la pulsion genital, por tanto, no existe, solo tiene que ir a lugar, lo que Hama el estadio del Real !ch. Y es a eso a lo que, en su
hacerse formar en otra parte, en otro lado del lado donde hay la discursc, atribuira la calificacion de autoerotisch.
pulsion, a la izquierda, en mi esquema de la pizarra. Ya ven que es Los analistas han sacado en conclusion de ello que -como eso
a la derecha, en el campo del Otro, donde tiene que ir a hacerse con­ habia que situarlo en alguna parte en lo que se Hama el desarrollo, y
formar la pulsion genital. puesto que la palabra de Freud es palabra de evangelio-- el nifio de
jPues bien! esto se une, precisamente, a lo que nos enseiia la pecho ha de considerar indiferentes todas las cosas que estan a su
experiencia analitica, a saber, que la pulsion genital esta sometida a la alrededor. Uno pregunta como pueden sostenerse las cosas, en un cam­
circulacion del complejo de Edipo, a las estructuras elementales y a po de observadores para los que los articulos de fe, con respecto a la
otras del parentesco. Esto es lo que se designa como campo de la observacion, tienen un valor tan aplastante. Pues en fin, si hay algo
cultura -de una forma insuficiente, ya que se supone que este campo en lo que el nifio de pecho no hace pensar, es que se desinteresa de lo
se fundamenta en un no man's land en el que la genitalidad subsisti- que entra en su campo de percepcion.

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Que hay objetos desde el momento mas precoz de la fase neonatal, do èl caracter capcioso dè ese pretendido àltruismo, que · se 'satisfacë
es algo de lo que no cabe la menor duda. Autoerotisch no puede tener preservando el bien lde quién? -de él que, precisamènte, nos es ne­
en absoluto el sentido de desinterés con respecto a esos objetos. Si cesario.
Jeen a Freud en este texto, veran que el segundo tiempo, el tiempo
econ6mico, consiste precisamente en esta: que el segundo Ich -el se­
gundo de derecho, el segundo en un tiempo 16gico- es el Lust !ch que
Hama purifiziert. Lust-/ch purificado, que se instaura en el campo 2
exterior al casquete en el que designo el primer Real-/ch de la explica�
ci6n de Freud. Agui es, pues, donde Freud se propane asentar Jas bases de] amor.
El autoerotisch consiste en lo siguiente, y el propio Freud lo Solo con ]a actividad-pasividad entra en juego lo que pertenece prù­
subraya: que no habria surgimiento de los objetos si no hubiese obje­ piamente a la relaci6n sexual.
tos buenos para mi. Este es el criterio del surgimiento y del reparto Ahora bien, lia relaci6n actividad-pasividad cubre la relaci6n
de los objetos. sexua]? Les ruego que remitan a aque] pasaje del Hombre de los lobo.i;,
Agui se constituye, pues, el Lust-lch, y también el campo del por ejemplo, o a tantos otros esparcidos en Los cinco psicoanalisis.
Unlust, del objeto coma resto, como ajeno. El objeto bueno por cono­ Freud alli explica, eri suma, que la referencia polar actividad-pasividad
cer, y con motiva, es el que se define en el campo del Unlust, mientras esta para denominar, para revestir, para metaforizar Jo que permanece
insondable en ]a diferencia sexual. Nunca en ningun Jado sostiene que,
que los objetos del campo del Lustich son amables. El hassen., con su
psico16gicamente, la relaci6n masculino-femenino · se pueda captar de
profunda vinculaci6n al conocimiento, es el otro campo.
otro modo que por el representante de la oposici6n actividad-pasividad.
A este nive!, no hay rastro de funciones pulsionales, sino de Jas
En tanto que tal, la oposici6n masculino-femenino riunca es a1canzada,
que no son verdaderas pulsiones, y que Freud, en su texto, Hama las
Esta designa en gran medida la importancia de ]o agui repetido, bajo
Ichtriebe. El nive} del /ch es no-pulsional, y es ahi -les ruego que
la forma de un verbo particularmente agudo · para expresar lo que
Iean atentamente el texto- donde Freud funda el amor. Toda Io tratamos -esta oposici6n · pasividad-actividad se vierte, se moldea, se
que asi definido al nivel del /ch no toma valor sexual, no pasa del inyecta. Es una arteriografia, y las relacionés masculino-femenino ni
Erhaltungstrieb, de la conservaci6n, al sexual Trieb, mas que en fun­ siquiera la agotan.
ci6n de la apropiaci6n de cada uno de estos campos, su incautaci6n, Naturalmente, sabemos bien que la oposici6n actividad-pasividad
por una de las pulsiones parciales. Freud dice exactamente que Vor­ puede dar cuenta de muchas cosas en el campo del amor. Pero con 1o
hanung des Wesentlichen, para hacer salir agui lo esencial, es de un que tenemos que ver es, precisamente, con esta inyecci6n, por asi de­
modo puramente pasivo, no pulsional, que el sujeto registra los cirlô, de sadomasoquismo, que no hay que tomar en abso]uto, en
iiussere Reize, lo que proviene del mundo exterior. Su actividad no cuanto a la rea1izaci6n propiamente sexual, por dinero contante 'y
proviene mas que de gegen die iiussere Reize durch seine eigene sen ante.
Triebe, sus propias pulsiones. Se trata agui de la diversidad de las Desde ]uego, en la relaci6n sexual entran en juego todos los inter..:
pulsiones parciales. En eso somos conducidos al tercer nivel que Freud valos del deseos. iQué valor tiene para ti mi deseo?, eterna preguntà
hace intervenir, de la actividad-pasividad. planteada en el dialogo de los amantes. Pero el pretendido valor, por
Antes de sefi.alar sus consecuencias, querria simplemente hacerles ejemplo, del ntasoquismo femenino, coma se dice; conviene meterlo
observar el caracter clasico de esta concepci6n del amor, querer su en el paréntesis de una interrogaci6n seria. Forma parte de este dia­
bien, les necesario subrayar que es exactamente equivalente a lo que logo que, en muchas puntos, podemos definir coma fantasia masculina.
se Hama, dentro. de la tradici6n, la teoria fisic� del amor, el velle bonum Muchâs casas dejan pensar si sostencrla no es complicidad de nuestra
alicui de Santo Tomas, que para nosotros, dada la funci6n del narcisis­ parte. Para no entregarnos por completo a los rcsultados de la encuesta
mo, tiene exactamente el mismo valor? Desde hace tiempo be subraya- anglosajona, que no diria gran cosa sobre este tema, para no decir que

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ahi se da algun cons.entinüento por parte de las mujeres, lo cual no
quiere decir n.ada -nos limitaremos, nosotros analistas, a las mujeres
que forman parte de nuestro grupo. Resulta por completo chocante
ver que las representantes de este sexo en el cfrculo analitico estan 3
especialmente dispuestas a mantener la creencia basal en el masoquis­
mo femenino. Sin duda, ahi hay un velo que no conviene levantar Todo lo que Freud deletrea de las pulsiones parciales nos mues­
apresuradamente y que concierne a los intereses del sexo. Esta es, por tra el movimiento que el ultimo dia les tracé en la pizarra, ese movi­
otra parte, excursion respecto a nuestro tema, pero excursion profun­ miento circular del empuje [poussée] que sale a través del borde ero­
damente ligada a él, ,como veran, pues tendremos que volver sobre geno para volver a él como si fuese su blanco, después de haber dado
lo que ocurre en esta coyuntura. la vuelta a algo que llamo el objeto a. Expongo -y un examen pun­
Sea como sea, a este nive] nada nos surge del campo del amor, tual de todo el texto es la prueba de la verdad de lo que anticipo­
es decir, del marco del narcisismo, del que Freud nos indica, en tér­ que es por abi por donde el sujeto logra alcanzar lo que, propiarnente
minos adecuados, en este articulo, que esta formado por la insercion hablando, es la dimension del gran Otro.
de lo autoerotisch en los interesès organizados del yo. Anticipo la distincion radical existente entre el amarse a través
Dentro de este marco, puede haber representacion de los objetos del del otro -lo cual, en el campo narcisista del objeto, no deja trascen­
mundo exterior, eleccion y discernimiento, posibilidad de conocimiento dencia alguna al objeto incluido- y la circularidad de la pulsion, en
en resumen, todo el campo en el que se ha ejercido la psicologia la que la heterogeneidad del ir y volver muestra en su intervalo una
clasica esta .ahi incluido. Pero nada -y es claramente por eso por Jo hiancia.
que toda. psicologia afectiva, hasta Freud, ha fracasad0:- nada todavia l,Qué hay de comun en ver o ser visto? Tornemos la Schaulust,
representa ahi al Otro, el Otro radical, el Otro como tal. la pulsion escopica. Freud opone claramente beschauen,. mirai- un · ob­
Esta representacion del Otro falta, precisamente, entre estos dos jeto ajeno, un objeto propiarnente dicho, a ser mirado por una persona
mundos opuestos que· la sexualidad nos designa en lo niasculino y Jo ajena, beschaut werden.
femenino. Llevando las cosas hasta el final, incluso se puede decir que Ocurre que un objeto y una persona no son lo mismo. Al final
el ideal viril y el ideal femenino estan representados en el psiquismo del circulo, digamos que se relajan. 0 que su punteado se nos escapa
por algo distinto a esta oposicion actividad-pasividad de fa que hablaba un poco. Por otra parte, para ligarlos, es en la base -alli donde el
hace un momento. Dependen propiamente de un término que yo no he origen y la punta se reunen- donde Freud ha de aferrarlos y-donde
introducido, sino. con el que una psicoanalista ha despuntado la actitud intenta encontrar su union -precisamente en el punto de retorno.
sexual femenina: la mascarada. Lo aferra al decir que la raiz de la pulsion escopica hay que tomarla
La mascarada no. es lo que entra en juego en el necesario alarde, toda ella en el sujeto, en el hecho de que el sujeto se ve a si mismo.
al nivel de los animales, en el apareamiento, y ademas ahi el ornato, Pero ahi, porque es Freud, no se equivoca. No es verse en el
generalmente, se revela por parte del macho. La rnascarada tiene otro espejo, es Selbst ein Sexualglied beschauen • -se mira, diré, en su
sentido en el campo humano: precisamente el de jugar al nive], ya no miembro sexual.
imaginario, sino simbolico. Pero jcuidado! ahi tampoco eso no va. Ya- que este enunciado es
. A partir de ahi ahora nos queda por mostrar que la sexualidad identificado con su inversa -,-que es bastante curioso, y me sorprende
como tal reap�rece, ejerce su actividad propia, por mediacion -por que nadie baya descubierto su humor. Ello da: séxual Glied von eige­
paradojico que pueda parecer- de las pulsiones parciales. ner Person beschaut werden. En cierta manera, del mismo modo como
el numero dos se regocija de ser impar, el sexo, o la pito, se regocija al
ser rnirado. l,Quién pudo nunca realmente comprender el caracter
realmente subjetivable de semejante sentimiento?
De hecho, la articulaci6n del aro del ir y volver de la pulsion, se

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obtiene perfectamente no cambiando en el ultimo enunciado mas que merdeur eterno. Se esta muy equivocado al identificar simplemente
uno de los términos de Freud. No cambio eigenes Objekt, el objeto el famoso excremento con la funcion que se le da en el metabolismo
propiamente dicho que es de hecho eso a lo que se reduce el sujeto, de la neurosis obsesiva. Se esta muy equivocado al amputarlo de lo
no cambio von fremder Person, el otro, bien entendido, ni beschaut, que representa, en este caso, del regalo, y de la relacion que tiene con
sino que coloco en lugar de werden, machen -de lo que se trata en la la mancha, la purificacion, la catarsis. Se esta muy equivocado al· no
pulsion es de hacerse ver. La actividad de la pulsion se concentra en ver que es de ahi'. que surge la funcion de la oblatividad. Por decirlo
este hacerse, y al referirlo al campo de las otras pulsiones, quizas todo, el objeto, aquî, no esta muy lejos del campo que llamamos del
podremos lograr alguna luz. alma.
Es preciso que vaya deprisa, desgraciadamente, y no solo abrevio, l,Qué nos revela este breve sobrevuelo? i,NO parece que, en esta
sino que lleno los agujeros que Freud, hecho sorprendente, dejo abier­ vuelta que representa su red, la pulsion, al invaginarse a través de la
tos en su enumeracion de las pulsiones. zona erogena, esta encargada de ir a buscar algo que, cada vez, respon­
Después del hacerse ver, introduciré otro, el hacerse oir, del que de en el Otro? No remitiré a la serie. Digamos que al nive! de la
Freud ni siquiera nos habla. Schaulust es la mirada. Solo Jo indico para tratar mas adelante de los
Es preciso que, muy rapidamente, les indique su diferencia con el efectos en el Otro de este movimiento de llamada.
hacerse ver. Las orejas son, en el campo del inconsciente, el unico
orificio que no puede cerrarse. Mientras que el hacerse ver viene seiia­
lado con una flecha que realmente vuelve al sujeto, el hacerse oir va
hacia el otro. La razon de ello es de estructura, e importa que lo 4
diga de paso.
Vayamos a la pulsion oral. l,Qué es? Se habla de fantasias de devo­ Quiero seiialar agui la relacion de la polaridad del ciclo pulsional
racion, hacerse manducar. Cada cual conoce, en efecto, confinando ahi con algo que siempre esta en el centro. Se trata de un organo, que
todas las resonancias del masoquismo, el término, otrificado de la pul­ hay que tomar en el sentido de instrumenta de la pulsion -en otro
sion oral. Pero i,pOr qué no poner las cosas entre la espada y la pared? sentido, pues, que el que tenia hace un momento en la esfera de induc­
Puesto que nos referimos al nifi.o de pecho y al seno, y puesto que la cion del !ch. Este organo inaprehensible, este objeto que solo podemos
alimentacion es la sùccion, digamos que la pulsion oral es el hacerse rodear, y, diciéndolo todo, este falso organo -esto es lo que ahora
chupar, es el vàmpiro. conviene interroga_r.
Esto nos alumbra, por otra parte, sobre lo que ocurre con este El organo de la pulsion se situa en relacion con el verdadero orga­
objeto singular -que me esfuerzo por arrancar, en la mente de uste­ no. Para que lo aprecien, y para mantener que ahi se da el unico polo
des, de la metafora alimentacion- el seno. El seno también es algo que, en el campo de la sexualidad permanece a nuestro alcance sucep­
adherido, l,qué chupa gué? -el organismo de la madre. Asi se indica tible de ser aprehendido, me permitiré emitir ante ustedes un mito
suficientemente, a este nivel, cual es la reivindicacion, por el sujeto, -en el que tomaré el padrinazgo historico de lo dicho en el Banquete
de algo separado de él, pero que Je pertenece, y con el que se completa. de Platon, por boca de Aristofanes, en lo concerniente a la naturaleza
Al nivel de la pulsion anal -algo de alivio agui- eso no parece ir del amor.
del todo bien. Y sin embargo, hacerse cagar 2 jtiene un sentido! Cuando Esta utilizacion supone, por supuesto, que nos permitimos utilizar,
aqui se dice, on se fait rudement chier, 3 tenemos que ver con el em- en el judo con la verdad, ese aparejo que, ante mi anterior auditorio,
siempre he evitado utilizar.
A mis oyentes he proporcionado algunos antiguos modelas, y prin­
2. Hemos dejado se faire chier en traducci6n litera!, para que hiciese juego
con la cadena de se faire, aunque mejor vendrîa Lraducido por la expresi6n: cipalmente en el campo de Platon, pero tan solo les he dado el aparato
«cagârnosla». (N. del T.) para cavar ese campo. No soy de los que dicen: Hijos mios, aquihay
3. Podrîamos traducirlo por: «nos la han cagado bien». (N. del T.) un tesoro; gracias a lo cual van a trabajar el campo. Les he dado la

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�eja y el arado, a saber, que el inconsciente esta hecho a base de len­ inmortal, de vida irreprimible, de vida que no tiene necesidad de
,guaje y en un momento determinado, hace aproximadamente tres ningun organo, de vida simplificada e indestructible. Esto es, preci­
an.os y medio, resultaron de ello tres trabajos muy buenos. Pero ahora samente lo sustraido al ser vivo desde que esta sometido al cic!o de
,es cuestion de decir: El tesoro solo se puede encontrar por el camino la reproducci6n sexuada. Y de esto son representantes, equivalentes,
4ue anuncio. todas las formas que podemos enumerar del objeto a. Los objetos a no
Este camino participa de lo comico. Lo cual es absolutamente esen­ son mas que sus representantes, sus figuras. El seno, como equivoco,
·cial para comprender el menor de los dialogos de Platon, a fortiori lo como elemento caracteristico de la organizacion mamifera, la placenta
que hay en El Banquete. Incluso se trata, si prefieren, de una broma. por ejemplo, representa claramente esta parte de si mismo que el indi­
Se tratç1, por supuesto, de la fabula de Aristofanes. Esta fabula es un viduo pierde al nacer, y que puede servir para simbolizar el mas
desafîo a los siglos, pues los ha atravesado sin que nadie haya intentado profundo objeto perdido. Podria evocar la misma referencia para
preocuparse. Voy a intentarlo. todos los demas objetos.
Esforzandome por recapitular lo dicho en el Congreso de Bonneval, La relaci6n del sujeto con el campo del Otro se encuentra con
llegué a fomentar algo que se expresa asi: Voy a hablarles de la ello esclarecida. Vean lo que he dibujado en la parte inferior de la
laminilla. pizarra. Esta es su explicacion.
Si quieren acentuar su efecto bromistico la llamaran la homme­ En el mundo del Real-/ch, del yo, del conocimiento, todo puede
lette. 4 Esta hommelette, como veran, es mas facil de animar que el e:Xistir como ahora, incluidos ustedes y la conciencia, sin que por ello
hombre primordial, en cuya cabeza siempre precisamos meter un ho­ haya, por mas que se pieuse lo contrario, el menor sujeto. Si el sujeto
muntulo para hacerlo andar. es lo que yo les ensefi.o, a saber, el sujeto determinado por el lenguaje
Cada vez que se rompen las membranas del huevo del que saldra y la palabra, eso quiere decir que el sujeto, in initio, empieza en el
,el feto en trance de convertirse en un recién nacido, imaginen por un lugar del Otro, en tanto que ahi surge el primer significante.
momento que algo se escapa, que se puede hacer con un huevo lo Ahora bien, l,qué es un significante? Desde hace mucho tiempo lo
mismo que un hombre, a saber, la hommelette, o la laminilla. repito como para no tener que articularlo de nuevo aqui. Un signifi­
La laminilla es algo extraplano, que se desplaza como la ameba. cante es Jo que representa un sujeto j,para quién? -no para otro su­
Simplemente es algo mas complicado. Pero pasa por todas partes. jeto, sino para otro significante. Para ilustrar este axioma, supongan que
Y como es algo -dentro de poco les diré por qué-c- que tienen rela­ descubren en el desierto una piedra cubierta de jeroglificos. Ni por
cion con lo que el ser sexuado pierde en la sexualidad, es, como la un momento dudaran que detras hubo un sujeto para inscribirlos. Pero
:ameba con respecto a los seres sexuados, inmortal. Puesto que eso creer que cada significante se dirige a ustedes es un error, la prueba
.sobrevive a toda division, puesto que subsiste a toda intervencion es- de lo cual esta en que no pueden entender nada de ellos. Pero si los
,cisipara. Y eso corretea. definiran como significantes, por cuanto estan seguros de que cada
jPues bien! eso no es tranquilizador. Supongan tan solo que eso uno de estos significantes se refiere a cada uno de los otros. Y de esto
·viene a envolverles el rostro, mientras duermen tranquilamente ... es de lo que se trata en la relaci6n del sujeto con el campo del Otro.
Veo pocas posibilidades de que no entremos en lucha con un ser El sujeto nace en tanto que en el campo del Otro surge el signifi­
capaz de esas propiedades. Pero no se trataria de una lucha · muy co­ cante. Pero por ese mismo hecho, eso -que antes no era nada, sino
moda. Esta laminilla, este organo, que tiene como caracteristica el sujeto por venir- se cuaja en significante.
no existir, pero que no deja de ser un organo -podria desarrollarles La relacion con el Otro es, precisamente, lo que, para nosotros,
mas su lugar zool6gico- es la libido. hace surgir lo que representa la laminilla -no la polaridad sexuada,
Es la libido, en tanto que puro instinto de vida, es decir, de vida la relacion de lo masculino con lo femenino, sino la relacion del su­
jeto viviente con lo que pierde al tener que pasar, para su reproduc­
4. Hommelette, construcci6n lacaniana de homme (hombre) y omelette (tor­ cion, por el ciclo sexual.
tilla). (N. del T.) De· ese modo explico la afinidad esencial de toda pulsion con la

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zona de la muerte y concilio las dos caras de la pulsion -que, a la pienso que me he dado a entender suficientemente al decir que, al
vez, presentifica la · sexualidad en el inconsciente y representa, en sil nive! de la pulsion, es puramente gramatical. Es sostén, artificio, que
esencia, la muerte. Freud emplea para hacernos comprender el ir y volver del movimiento
Comprendan también que, si les he hablado del inconsciente como pulsional. He insistido cuatro o cinco veces en el hecho de que no
de lo que se abre y se cierra, se debe a que su esencia radica en mar­ podrîamos reducirlo pura y simplemente a una reciprocidad. Hoy he
car ese tiempo por el que, al nacer con el significante, el sujeto nace indicado, de una forma muy articulada, que en cada uno de los tres
dividido. El sujeto es este surgimiento que, justo antes, como sujeto, tiempos, a, b, c, en los que Freud articula cada pulsion, es importante
no era nada, pero que apenas aparecido se cuaja en significante. sustituir la formula del hacerse ver, oir, y toda la lista que he dado.
De esta conjuncion del sujeto en el campo de la pulsion al sujeio Lo cual. implica fundamentalmente actividad, con lo que me uno a lo
tal como se evoca en el campo del Otro, de este esfuerzo para unirse, que el propio Freud articula al distinguir los dos campos, el campo
depende que haya un soporte para la ganze Sexualstrebimg. No hay pulsional por una parte, y el campo narcisista del amor, por otra, al
otro. Solo ahi se representa la relacion de los sexos al nivel del incons­ subrayar que al nive! del amor existe reciprocidad del amar al ser ama­
ciente. do, y que, en el otro campo, se trata de una pura actividad para
Por Io demas, la relacion sexual esta confiada a los gajes del seine eigene Triebe para el sujeto. i,LO comprenden? De hecho, salta a
campo del Otro. Esta confiada a las explicaciones que se dan de ella. la vista que, incluso en su pretendida fase pasiva, el ejercicio de una
Esta confiada a la vieja de la que -no es vana fabula- Dafnis preci­ pulsion, masoquista por ejemplo, exige que el masoquista se dé, por
sa aprender como hay que hacer para hacer el amor. asi decirlo, una dificultad.

20 de mayo de 1964.

RESPUESTAS

F. Wahl: -La pregunta se refiere a la pérdida que sufre lo vi­


viente sexuado, luego a la articulaci6n actividad-pasividad.

Usted senala efectivamente una de las carencias de mi discurso.


La laminilla tiene un borde, viene a insertarse en la zona erogena,
es decir, en uno de los orificios del cuerpo, en tanto que esos orificios
-toda nuestra experiencia lo muestra- estan ligados a la apertura­
cierre de la hianda del inconsciente.
Las zonas erogenas estan ligadas al inconsciente, ya que es alli
donde se anuda la presencia de Jo viviente. Hemos descubierto que
es precisamente el organo de la libido, la laminilla, quien liga al in­
consciente la pulsion llamada oral, la anal, a las que anado la pulsion
escopica y la que casi habrfa que llamar la pulsion invocante que,
como les dije incidentalmente -nada de lo que digo es pura bro�
ma-, tiene este privilegio de no poder cerrarse.
En cuanto a la relacion de la pulsion con la actividad-pasividad,

204 205
EL CAMPO DEL OTRO Y RETORNO A LA TRANSFERENCIA
XVI

EL SUJETO Y EL OTRO: LA ALIENACION

La dintimica sexual.
Afanisis.
El error piagético.
Vel.
jLa boisa 6 la vida!
El i,por qué?

Si el psicoanalisis ha de constituirse como ciencia del inconsciente,


conviene partir de que el inconsciente esta estructurado como ùn leri­
guaje.
De ello he deducido una topologia cuyo fin es dar cuentà de la
constituci6n del sujeto.
Llegando a eso, en un tiempo que espero superado; se me objeta
que, de ese modo, concediendo el valor dominante a la estructura,
descuido la dinamica tan presente en nuestra experiencia --e incluso
se llega a decir que eludo el principio afirmado en la doctrina freudiana
de que esta dinamica es, esencialmente, de un cabo a otro, sexual.
Espero que el sumario de mi seminario de este afio, y principal­
mente el punto culminante al que lleg6 el otro dia, les muestre que
esta dinamica esta lejos de perderse.

Recuerdo, a fin de que los que estuvieron ausentes durante la ulti­


ma sesi6n Io sepan, que he afiadido un elemento totalmente nuevo a
esta dinamica, que a continuaci6n veremos c6mo utilizaré.
En primer lugar he acentuado la distribuci6n que constituyo al
oponer, con respecto a la entrada del inconsciente, Ios dos campos
del sujeto y del Otro. El Otro es el lugar donde se situa la cadena del

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14
significante que gobiema todo lo que podra presentificarse del sujeto, Agui se encubren dos carencias. Una se debe a la falta central
es el campo de ese viviente en el que tiene que aparecer el sujeto. Y he en tomo a la cual gira la dialéctica del advenimiento del sujcto a su
dicho: es del lado de ese viviente, requerido a la subjetividad, donde propio ser en _la r_ �lacion con el Otro -por el hecho de que el sujeto
se manifiesta esencialmente la pulsion. depende del s1gmf1cante y de que el significante esta en primer lugar
Al ser toda pulsion, por definicion de la pulsion, pulsion parcial, en el campo del Otro. Esta carencia viene a proseguir la otra carencia
ninguna pulsion representa -lo cual Freud lo evoca por un momento que es la carencia real, anterior, que hay que situar en el advenimiento
para preguntarse si es el amor quien la realiza- la totalidad de la del ser vivo, es decir, en la reproduccion sexuada. La carencia real es
Sexualstrebung, de la tendencia sexual, en tanto que podriamos cbn-, l � que ser vivo pierde, por su parte de ser vivo, al reproducirse por la
cebirla como presentificando en el psiquismo, si entrase en él, la fun­ via sex�ada. Esta carencia es real porque se refiere a algo real, ya que
cion de la Fortpflanzung, de la reproduccion. el ser vivo, al estar sujeto al sexo, ha caido bajo el peso âe la muerte
i,Ouién no admitiria esta funcion en el plano biologico? Lo que individual.
afirmo, siguiendo a Freud, que lo manifiesta de todos los modos po­ La
_ , busqueda del complemento, el mito de Aristofanes nos lo pone
sibles, es que como tal no esta representada en el psiquismo. En el en 1magenes_ de una forma patética, y engafiosa, al articular que es al
psiquismo no existe nada por lo que el sujeto pueda situarse como otro, su m1tad sexual, que el ser vivo busca en el amor. Esta repre­
ser macho o ser hembra. sentaci6n mitica del misterio del amor la experiencia analitica la sus­
El sujeto no la situa en su psiquismo mas que con equivalentes: tituye por la busqueda por el sujeto, no del complemento sexual, sino
actividad y pasividad, que distan de representarla de un modo exhaus­ de la parte de si mismo para siempre perdida, constituida por el hecho
tivo. Freud incluso aîiade la ironîa de subrayar que esta representacion de que no es mas que un ser vivo sexuado, y de que ya no es in­
no es ni tan apremiante ni tan exhaustiva como eso -durchgreifend mortal.
ausschlieblich- la polaridad del ser del macho y de la hembra solo Desde ahora pueden comprender que -por la misma raz6n dè
es representada por la polaridad de la actividad, que se manifiesta a que por el sefi.uelo el ser vivo sexuado es inducido a su realizacion
través de las Triebe, y de la pasividad, que solo cara al exterior es sexual- la pulsion, la pulsion parcial, es fundamentalmente pulsi6n
pasividad, gegen die iiusseren Reize. de muerte y representa en si misma la parte de la muerte en el ser
Solo esta division -en ella terminé el ultimo dia- hace necesario vivo sexuado.
lo que en primer lugar ha sido sacado a luz por la experiencia anali­ De ese modo, desafiante, quiza por vez primera en la historia, el
tica, que las vias de lo que hay que hacer como hombre o como mujer mito, provisto de tan gran prestigio, que evoqué bajo forma que
estan totalmente abandonadas al drama, al escenario, que se coloca en Platon concede a Aristofanes, lo sustitui el ultimo dia por el mito
el campo del Otro -lo cual es propiamente el Edipo. compuesto para encarnar la parte faltante, que llamé el mito de la
Lo acentué el ultimo dia, al decirles que lo que el ser humano tiene laminilla.
que hacer, como hombre o como mujer, siempre tiene que apren­ Tiene la nueva importancia de designar la libido no como un
derlo completamente del Otro. Ahi evoqué a la vieja del cuento de campo de fuerzas, sino como un organo.
Dafnis y Cloe, cuya fabula nos representa que hay un ultimo campo, La libido es el organo esencial para comprender la naturaleza de
el campo de la realizacion sexual, cuyos caminos, a fin de cuentas, el la pulsion. Este organo es irreal. Irreal no es en modo alguno ima�
inocente desconoce. ginario. Lo irreal se define por articularse a lo real de un modo que
Que sea la pulsion, la pulsion parcial, quien le orienta, que solo se nos escapa, y es precisamente por ello que necesita que su represen­
la pulsion parcial sea el representante en el psiquismo de las conse­ tacion sea mitica, como hacemos nosotros. Pero el ser irreal no im­
cuencias de la sexualidad, ése es el signo de que la sexualidad se pide a un organo encarnarse.
representa en el psiquismo por una relacion del sujeto que se deduce A continuacion les doy su materializacion. Una de las formas
de otra cosa que de la propia sexualidad. La sexualidad se instaura mas antiguas de encarnar, en el cuerpo, este organo irreal es el ta­
en el campo del sujeto por una via que es la de la carencia. tuaje, la escarificacion. La incision tiene por completo la funcion de

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ser para el Otro, de situar ahi el sujeto, seîialando su lugar en el càmpo
de las relaciones del grupo, entre cada uno y todos los demas. Y al Manteniendo esa dimension, la via filosofica hubiese bastado, pero
mismo tiempo, de modo evidente, tiene una funcion erotica, que se ha mostrado insuficiente, a falta de una suficiente definicion del
todos los que se han aprox'irnado a su realidad han percibido. inconsciente. El psicoanalisis, por tanto, nos recuerda que los hechos
También hé mostrado que, en la relacion fondamental de la pulsion, de la psicologîa humana no podrian concebirse en ausencia de la fun­
.el movimiento es esencial por cuanto la flecha que parte hacia el blanco cion del sujeto definido como el efecto del significante.
'.no cumple su funcion mas que al emanar realmente de él, para volver Agui los procesos hay que articularlos, ciertamente, como circulares.
al . sujeto. El peryerso, en este sentido, es el que, en cortocircuito, mas entre el sujeto y el Otro -del sujeto llamado al Otro, al sujeto de Jo
directamente que ningun otro, logra su objetivo, al integrar del modo que él mismo ha visto aparecer en el campo del Otro, allî volviendo
mas profundo su funcion de sujeto a su existencia de deseo. La rever­ desde el Otro. Este proceso es circular, pero, por su naturaleza, sin
sion de la pulsion es ahi algo totalmente distinto a la variacion de ambi� reciprocidad. Para ser circular, es disimétrico.
,valencia que hace pasat. el objeto del campo del odio al del amor y a la Pueden ver que hoy les conduzco al terreno de una logica cuya
inversa, seg(m que sea provechoso o no para el bienestar del sujeto. No esencial importancia espero acentuarles.
es cuando el objeto no es bueno para su objetivo que uno se vuelve ma­ Toda la ambigüedad del signo se debe a que representa algo para
soquista. No es porque su padre la decepciona que la ènfermita de Freud; alguien. Ese alguien puede ser muchas cosas, puede ser todo el uni-.
Hamada la homosexual, , se vuelve homosexual -habia podido co;. verso, por cuanto, desde hace algun tiempo, se nos enseîia que la infor­
ger un amante. Cada vez que estamos en la dialéctica de la pulsion, gà­ macion circula por él, en lo negativo de la entropia. Todo nudo donde
bierna otra cosa. Là dialéctica de la pulsion se distingue fundamental­ se concentran signos, en tanto que representan algo, puede ser tomado
mente de lo que pertenece al orden del amor tanto como de lo que es por un alguien. Lo que hay que acentuar en contra, es que un signifi..,
un bien para el sujeto. cante es lo que representa un sujeto para otro significante.
Por eso quiero acentuar hoy las operaciones de la realizacion del El significante produciéndose en el campo del Otro hace surgir el
süjeto en su dependertcia significante al lugar del Otro. sujeto de su significacion. Pero solo funciona como significante al re-.
ducir al sujeto en curso a no ser ya mas que un significante, al petri­
ficarlo con el mismo movimiento que le requiere a funcionar, a hablar,
como sujeto. Ahi radica propiamente la pulsacion temporal en la que
2 se instituye lo que es caracteristica de la salida del inconsciente como
tal -el cierre.
Todo surge · de la estructura del significante. Esta estructura se
fundamenta en lo que primeramente llamé la funcion del corte y que
ahora se articula, en el desarrollo de mi discurso, como funcion topo­
logica del borde.
La relacion del' sujeto con el Otro se engendra toda ella en un
proceso de hiancia. Sin eso, todo podria ser ahL Las relaciones entre
los seres en lo real, inclùsive ustedes que estan ahi, los seres animados;
podrian engendrarse en térrninos de relaciones inversamente redpro�
$
cas. En ello se esfuerza la psicologîa, y toda una sociologia, y pllede
tener éxito cuando solo se trata del dominio animal, pues la captura
de lo imaginario basta para rnotivar todo tipo de comportamiento del Un analista lo noto, a otro nive!, e intento representarlo con un
ser vivo. El psicoanalisis nos recuerda que la psicologîa humana per­ término que era nuevo, y después nunca ha sido aprovecbado en el
tenece a otra dimension. campo del analisis: la afanisis, la desaparicion. Jones, que la invento,
la tomo por algo bastante absurdo, el miedo a ver desaparecer el
212
213
Ahora paso a las dos operaciones que hoy me propongo articular
deseo. Ahora bien, la afanisis hay que situarla de una manera mas ra­ en la relaci6n del sujeto con el Otro.
dical al nive! en el que el sujeto se manifiesta en ese movimiento de
desaparici6n que he calificado de Jetai. Incluso de otra manera, a ese
movimiento le he llamado el fading del sujeto.
Insistiré por un momento para hacerles notar hasta qué punto 3
siempre es posible de reencontrarse con ello en la experiencia con­
creta, e incluso en la observaci6n, con la condici6n de que este resorte Proceso de borde, proceso circular, la relaci6n en cuesti6n hay
la dirija, y elimine sus cegueras. Se lo mostraré con un ejemplo. que sostenerla de este pequefio rombo que utilizo como algoritmo en
El error piagético -para los que crean que se trata de un neo­ mi grafo precisamente, ya que es necesario integrarlo a algunos de los
logismo, indico que se trata del sefior Piaget- es un error que yace productos acabados de esta dialéctica.
en la noci6n de Io que se Hama el discurso egocéntrico del nifio, defi­ Es imposible no integrarlo, por ejemplo, al propio fantasma: es
nido como el estadio en el que carecerfa de lo que esta psicologfa $ + a [S tachado, marca de a minuscula]. No es posible no integrarlo
alpina llama la reciprocidad. La reciprocidad se ubica muy lejos del también a ese nudo radical donde se unen la demanda y la pulsion,
horizonte de lo que debe implicarnos en ese momento, y la noci6n de que designa el $ + D [S tachado, marca de D mayuscula], y que se
discurso egocéntrico es un contrasentido. El nifio, en este famoso dis­ podria llamar el grito.
curso, que se puede magnetofonizar, no habla para él, como se lo Atengamonos a este pequefio rombo. Es un borde, un borde que
dice. Sin duda, no se dirige al otro, si se utiliza aqui la distribuci6n funciona. Basta con proveerlo de una direcci6n vectorial, en este caso
te6rica que se nos deduce de la funci6n del yo y del tu. Pero es preciso en el sentido inverso de las agujas de un reloj -determinado por el
que alti haya otros -mientras los pequefios estan ahi, todos juntos hecho de que, al menos en nuestras escrituras, ustedes Ieen las cosas
entregandose, por ejemplo, a pequefios juegos operacionales, como se de izquierda a derecha.

0
les da en ciertos métodos llamados de educaci6n activa, es ahi que
hablan- no se dirigen a tal o a cual, hablan, si me permiten la expre­
si6n, entre bastidores. 1
Este discurso egocéntrico es un ia buen entendedor, pocas palabras!
Por tanto, encontraremos de nuevo agui la constituci6n del sujeto
en el campo del Otro, tal como se la designa esta pequefia flecha de la
pizarra. Si se capta en su nacimiento en el campo del Otro, la caracte­
ristica del sujeto del inconsciente es estar, bajo el significante que jCuidado! son soportes, sostenes, para vuestr� pensamiento, �ue
desarrolla sus redes, sus cadenas y su historia, en un sitio indeter­ no dejan de ser artificiales, pero no hay topolog1a que no reqmera
minado. sostenerse en algun artificio -ése es precisamente el resultado del
Mas de un elemento del suerio, casi todos, pueden ser el punto hecho de que el sujeto depende del significante, o en otras palabras,
donde lo situaremos diversamente en la interpretaci6n. Cuando cree­ de una cierta irnpotencia de vuestro pensamiento.
mos _gue podemos hacerle decir lo que queremos, es que no hemos El pequefio V de la mitad inferior ? el rombo, diga�os agui que
comprendido nada -hay que decir que los psicoanalistas no se expli­ ,
es el vel constituido de la primera operac1on en la que qmero detenerles
can muy bien. La interpretaci6n no se pliega a cualquier sentido. No un momento.
designa mas que una sola serie de significantes. Pero el sujeto, en Quizâs encuentren, por otra parte, que eso son cosas bastante
efecto, puede ocupar diversos sitios, seg(m que se le coloque bajo uno bobas. Pero la I6gica siempre Io es un poco. Si uno no llega hasta
u otro de esos significantes. la raîz de la boberia, se ve infaliblemente precipitado en la estupidez,
de lo cual es facil dar ejernplos, como las pretendidas antinomias de
1. En el original francés: à la cantonade. (N. del T.)
215
214
la razon, del tipo, ya saben, del catalogo de todos los catalogos que no el otro también hay cinco -sumarlos nos dara diez. Pero hay algunos
se comprenden a si mismos, y uno llega a un callejon sin salida, lo que pueden pertenecer a ambos. Si hay dos que pertenecen a cada
cual, no se sabe por gué, da vértigo a los logicos. Su solucion, por uno de los dos circulas, unirlos consistira, en este caso, en no redo­
otra parte, es muy simple: el significante con el que se designa el mis­ blar su numero, y en la union solo habra ocho objetos. Me excuso
mo significante no es, evidentemente, el mismo significante que aquél de lo que pueda parecer infantil repetir, pero todo esta es para darles
con el que se designa el otro, lo cual salta a la vista. La palabra obso­ la idea de que este vel que voy a intentar articularles solo resiste la
leta en tanto que puede significar que la propia palabra obsoleta es una forma logica de la union.
palabra obsoleta no es la misma palabra obsoleta en ambos !ados. Esta El vel de la alienacion se define por una eleccion cuyas propieda­
debe animarnos a precisar este vel que les he introducido. des dependen de esto: de que en la union hay un elemento que implica
Se trata del vel de la primera operacion esencial en la que se funda que, cualquiera que sea la eleccion que se realice, tiene como conse­
el sujeto. No esta, a fe mia, en absoluto desprovisto de interés desarro­ cuencia un ni uno, ni otro. La eleccion, por tanto, hace saber que si
llar esto agui, ante un publico bastante vasto, puesto que se trata nada se quiere guardar una de las partes, la otra desaparece en cualquier
menos que de esta operacion que podemos llamar la alienacion. caso.
Esta alienacion, por Dias, no podemos decir que no circule en la ac­ Ejemplifiquémoslo con lo que nos interesa, el ser del sujeto, el
tualidad. Hagase lo que se haga, uno siempre esta un poquito mas alie­ que esta ahi bajo el sentido. Si escogemos el ser, el sujeto desaparece,
nado, ya sea en lo politico, lo economico, lo psicopatologico, lo estético, se nos escapa, cae en el sinsentido -si escogemos el sentido, el sen­
y asi sucesivamente. Quizas no sea nada malo ver en gué consiste la rafz tido no subsiste mas que mermado de esa parte de sinsentido que es,.
de esta famosa alienacion. propiamente hablando, lo que constituye, en la realizacion del sujeto�
i,Querra decir eso, de lo cual parezco partidario, que el sujeto esta el inconsciente. En otras palabras, pertenece a la naturaleza de este
condenado a no verse surgir, in initio, mas que en el campo del Otro? sentido, tal coma viene a emerger en el campo del Otro, el estar, en
Podria ser eso. Pues bien, de ningun modo -de ningun modo- de nin­ gran parte de su campo, eclipsado por la desaparicion del ser, inducida.
gun modo. por la propia funcion del significante.
La alienacion consiste en ese v'el, que -si la paÎabra condenado
no produce objeciones por su parte, fa.recojo- condena al sujeto a no
aparecer mas que en esta division que acabo, me parece, de articular
suficientemente al decir que, si aparece por un lado coma sentido,
producido por el significante, por el otro aparece como afanisis.
Ese es un vel que bien vale la pena ilustrar, para diferenciarlo de El ser
los otros usas del vel, de la o. Existen dos. Corno saben, por su mi­ La alienaci6n.
nima educacion logica, existe el vel exhaustivo -voy o allf o alla­ (el sujeto)
si voy a allî, no voy a alla, hay que escoger. También hay otra manera
de emplear vel: voy a un lado o al otro, tanto me da, es lo mismo.
Estos son dos vel que no son iguales. Pues bien, hay un tercera, y para
no desorientarles, voy a decirles a continuacion para gué esta desti­
nado a servir.
La logica simb61ica, muy util por cuanto ha aportado luces en Ella, coma les dije, tiene una implicacion totalmente directa que
un campo delicado, nos ha enseiiado a distinguir el alcance de esa pasa demasiado inadvertida. Cuando la haya senalado veran que se
operacion que llamamos la union. Para hablar como se habla cuando trata de una evidencia, solo que de una evidencia que no vemos. La
se trata de conjuntos, una casa es sumar dos colecciones y otra, unir­ alienacion tiene coma consecuencia que la interpretacion no tiene su
las. Si en este circula, el de la izquierda, hay cinco objetos, y si en ültimo resorte en que nos entrega las significaciones de la via por dotide

216 217
ieamina lo psiquico que tenemos ante nosotros. Este alcance no es mas Por ejernplo, jla libertad o la muerte! Ahi, porque la muerte entra
<que un preludio. La interpretacion no apunta tanto al sentido como a en juego, se produce un efecto de una estructura algo diferente. Ocurre
reducir los significantes en su sinsentido, para que podamos recobrar que, en los dos casos, tendré las dos. La libertad, como saben, al fin y
los determinantes de toda la conducta del sujeto. al cabo es como la farnosa libertad del trabajo, por la que, parece ser,
Les ruego, en eso, que remitan a lo que mi alumno Leclaire, en el lucho la revolucion francesa -también puede ser la libertad de morir­
,congreso de Bonneval, ha aportado en el sentido de una aplicacion de se de hambre, e incluso fue a eso que condujo durante todo el siglo
mi tesis. En su intervencion veran que aislaba la secuencia del unicor­ diecinueve, por ello, después, fue preciso revisar algunos principios.
nio, no, como se creyo en la discusion, en su dependencia significativa, Ustedes escogen la libertad, jpues bien!, es la libertad de morir. Cosa
:sino precisamente en su carâcter irreductible e insensato de cadena de curiosa, en las condiciones en que se les dice jla libertad o la muerte!,
significantes. la {mica prueba de libertad que pueden hacer en las condiciones en
Nunca recalcaremos suficientemente la importancia de algo como que se les indica es, precisamente, escoger la muerte, pues en eso de­
1o que acabo de descubrirles aquf. Esta o alienante no es en modo muestran que tienen la libertad de eleccion.
alguno un inventa arbitrario y, como dicen, un ente irreal. Esta en el len­ En ese momento, que por otra parte tarnbién es un momento he­
_guaje. Esta de tal modo en el lenguaje que también convendria, cuan­ geliano, pues es lo que se Hama el Terror, esta distribucion por completo
do se hace lingüistica, distinguirlo. Voy a darles un ejemplo de ello a diferente estâ destinada a evidenciarles lo esencial, en ese campo, del
ceontinuacion. vel alienante, el factor letal.

La segunda operacion tan solo puedo introducirla, por Io avanzado


de la hora. Ella acaba la circularidad de la relacion del sujeto con el
Otro, pero en ella se demuestra una torsion esencial.
jLa boisa o la vida! Si escojo la bolsa, pierdo ambas. Si escojo la Mientras que el primer tiempo se basa en la subestructura de la
vida, tengo la vida sin la boisa, es decir, una vida desmochada. Creo union, el segundo se basa en la subestructura llamada interseccion o
,que me he dado a comprender suficientemente. producto. La cual se situa precisamente en esa misma lunula en la que
Fue en Hegel que encontré fundadamente la justificacion de esta encontran la forma de la hiancia, del borde.
,denominacion de vel alienante. l,De qué se trata en él? -ahorremos La interseccion de los conjuntos estâ constituida por los elementos
trazos, se trata de engendrar la primera alienacion, aquélla por la que pertenecen a ambos conjuntos. Es aquî donde se producira la
,cual el hombre entra en el camino de la esclavitud. jLa libertad o la segunda operacion a la que es conducido el sujeto .por esta dialéctica.
vida! Si escoge la libertad, jCui!, pierde las dos inmediatamente -si Esta segunda operacion es tan esencial corno la primera el definirla,
,escoge la vida, tiene a la vida amputada de libertad. ya que es ahî donde veremos despuntar el campo de la transferencia.
Ha de haber en eso algo particular. A ese algo particular lo llama­ La llamaré, introduciendo aqui mi segundo término nuevo, la separa­
remos el factor letal. Este factor que evoco es el que esta presente en ci6n.
,sçiertas distribuciones que nos muestra ese juego de significantes que al­ Separarse, separar, a continuacion llegaré al equivoco del se parare,
,gunas veces vemos actuar en el corazon de la propia vida -a eso se les del se parer en todos los fluctuantes sentidos que tiene en francés, 2
11ama cromosomas, y ocurre que, entre ellos, hay uno que tiene una fun­
·cion letal. Vamos a encontrar su control en un enunciado algo particu­ 2. El se parer suele traducirse directarnente al castellano por «engalanarse»,
Iar, al hacer intervenir, en uno de esos campos, a la propia muerte. «precaverse»... (N. del T.)

1
218 2 .9
Una carencia cubre la otra. Por ello, la dialéctica de los objetos
tanto vestirse como defenderse o abastecerse de lo necesario para po­ del deseo, en tanto que realiza la juntura del deseo del sujeto con el
nerse en guardia, e incluso llegaré mas lejos, a lo que me autorizan deseo del Otro -hace tiempo que les dije que era el mismo- esta
los latinistas, al se parere, al engendrarse, que es de lo que se trata dialéctica atraviesa por esto: que en ella no se responda directamente.
en este caso. lComo, desde ese nivel, tiene el sujeto que procurarse? Una carencia engendrada en el tiempo precedente sirve para respon­
-ahf esta el origen de la palabra que designa en latin el engendrar. der a la carencia suscitada por el tiempo siguiente.
Es jurfdica, al igual que, ademas, curiosamente, en indoeuropeo, todas Creo que he acentuado suficientemente los dos elementos que he
las palabras que designan paner en el mundo. La propia palabra intentado exponer hoy, en esta nueva y fundamental operacion logica
parturition 3 tiene su origen en una palabra que, en su rafz, no quierè :._la no-reciprocidad y la torsion en el retorno.
decir otra cosa que procurar un hijo al marido, operacion juridica y,
digamoslo, social.
El proximo dfa intentaré mostrarles como, a semejanza de la fun­
cion del vel alienante, tan diferente de los otros vel hasta ahora defini­
dos, emplear esta nocion de interseccion. Veremos como surge del · RESPUESTAS
recubrimiento de dos carencias.
Una carencia el sujeto la reencuentra en el Otro, en la intimida­
cion que le hace el Otro mediante su discurso. En los intervalos del J.�A. Miller: - ;,Es que, a pesar de todo, usted no quiere mostrar
discurso del Otro, surge en la experiencia del nifio algo que es radi­ que la alienaci6n de un sujeto que ha recibido la definici6n del haber
calmente sefialable -me dice esto, pero ;,qué es lo que quiere? nacido en, y el estar constituido y ordenado por un campo_ que le es
. En este intervalo que entrecorta los significantes, que forma parte exterior, se distingue radicalmente de la aliénaci6n de una autocon­
de la propia estructura del significante, esta la madriguera de lo que, ciencia? En una palabra, ;,no hay que entender: Lacan contra Hegel?
en otros registros de mi desarrollo, he llamado la metonimia. Por
ahi repta, por ahi se desliza, por ahi huye, como et huron, lo que Es exactamente lo què acaba de decir, justo lo contrario de .lo que
llamamos el deseo. El deseo del Otro es aprehendido por el sujeto en acababa de decirme Green -se me ha acercado dandome la mano, al
lo que no se coge, en las faltas del discurso del Otro, y todos los menos moralmente, y me ha dicho: Muerte del estructuralismo, usted
lPOr qué? del nifio dan testimonio menos de una avidez por la razon es el hijo de Hegel. No estoy de acuerdo. Creo que al decir Lacan
de las cosas, que constituyen una puesta a prueba del adulto, un lPOr contra Hegel, usted esta mucho mas cerca de la verdad, aunque, por
qué me dices esto? siempre re-suscitado de su fondo, que es el enigma supuesto, no se trata en absoluto de una discusion filosofica.
del deseo del adulto.
Ahora bien, al responder a esta apreciacion, el sujeto, como Gri­ Dr. Green: - jLos hijos matan a los padres!
bouille, aporta la respuesta de la carencia antecedente, de su propia
desaparicion, que viene a situar aqui en el punto de la carencia per­ 27 de mayo de 1964.
cibido en el Otro. El primer objeto que propone a este deseo parental
cuyo objeto es desconocido es su propia pérdida -;,Puede perderme?
El fantasma de su muerte, de su desaparicion, es el primer objeto que
el sujeto tiene que poner en juego en esta dialéctica, y en efecto lo
pone -por mil razones lo sabemos aunque solo sea por la anorexia
mental. También sabemos que la fantasfa de su muerte es comumente
esgrimida por el nifio en sus relaciones de amor con sus padres.

3. Parla. (N. del T.)


22[
220
del esclavo es, evidentemente, no hay libertad sin la vida, pero para
XVII él no habra vida con la libertad. De una a otra hay una condici6n
necesaria. Esta condici6n necesaria se convierte, precisamente, en la
EL SUJETO Y EL OTRO (II): raz6n suficiente que causa la pérdida de la exigencia original.
LA AFANISIS Quizas se da ahi algo que también se produce en algunos de los.
que me siguen. No hay modo de seguirme sin pasar por mis significan­
tes, pero pasar por mis significantes comporta esa sensaci6n de alie­
naci6n que les incita a buscar, segun la formulaci6n de Freud, la
La cuestiôn del Vorstellungsreprasentan2'
La libertad. pequefia diferencia. Desgraciadamente, esta pequeiia diferencia les
La representaciôn y el seiiuelo hegeliano. hace perder el alcance de la direcci6n que yo les seîialaba. De ahî
El deseo de Descartes. que jpor dios! no soy tan quisquilloso, dejo seguir a cada uno su ca­
El escepticismo, la certeza. mino en la direcci6n que indico -de buen grado habria prescindido
y el sujeto que supuesto saber.
de tener que seiialar Io que a alguno parecia tan estimable rectificar
Las letras minusculas.
Valor de la experiencia pavloviana. en mi primera traducci6n de este Vorstellungsrepriisentanz.
Habia sefialado que Freud acentua lo siguiente: que la represi6n
se realiza sobre algo que pertenece al orden de la representaci6n y
Cuando les dije, al princ1p10 de nuestras charlas: No busco, en­ que Hama el Vorstellungsrepriisentanz.
cuentro, eso quiere decir que, en el campo de Freud, uno no tiene Desde que introduje, hace varios aiios, esta observaci6n -lo cuat
mas que agacharse para recoger lo que hay que encontrar. La nachtrii­ también era una forma de leer lo que Freud escribe bajo el titulo de
glich, por ejemplo, ha sido desperdiciada en su alcance real, aunque la V erdriinguns, el articulo que sigue al articulo sobre el inconsciente
estuviese ahi y solo hubiese que recogerla. Recuerdo también la sor­ en la serie de textos reunidos como metapsicol6gicos- he insistido e1i
presa que, un dia, tuvo alguien que estaba tras el mismo rastro que yo, el hecho de que Freud subraya de que no es en modo alguno el afecto,
al ver lo que se podia hacer con el einziger Zug, el trazo unario. lo reprimido. El afecto -y veremos lo que esto quiere decir en nuestra
Hoy querria mostrarles la importancia, ya seîialada en mi esquema teoria- va a pasearse por otro lugar, por alli donde puede. Siempre
del ultimo dia, de lo que Freud, al nivel de la represi6n, Hama el habra bastantes profesores de psicologia para justificar con el paciente
V orstellungsrepriisentanz. que adquiera sentido precisamente alli donde ya no esta en su lugar.
He insistido pues sobre esto, que lo reprimido no es lo representado·
del deseo, la significaci6n, sino el representante -he traducido literal­
mente- de la representaci6n.
1 La funci6n de la alienaci6n agui interviene en algûn fulano que,
mas o menos animado por la preocupaci6n de los privilegios de la
V orstellung implica esta especie de fallo que induce a la lengua autoridad universitaria e infatuado por tomar posesi6n de su cargo,
alemana a poner s indebidas, que no se pueden vincular a la declina­ pretende corregir la traducci6n que he hecho. El Vorstellungsrepriisen­
ci6n normal del determinante, pero que son necesarias para unir las tanz es el representante, digamos, representativo.
palabras compuestas. Por tanto, hay ahi dos términos: Vorstellung, Esto parece que no es nada. Pero en un librito que acaba de salir
Repriisentanz. sobre la psicosomatica puede encontrarse toda una argumentaci6n
El ultimo dia les hablé de la forma de la alienaci6n, que ilustré sobre no sé gué pretendido desconocimiento existente en algo que hay
con varios ejemplos, y les dije que podia articularse en un vel de una que llamar mi teoria del deseo, y, mediante una pequeiia nota que se
naturaleza muy especial. Hoy podriamos intentar articularla de alguna refiere a ese inasequible pasaje tomado en el texto propuesto por dos
otra manera. Por ejemplo: no hay de eso ... sin eso otro. La dialéctica de mis alumnos, se seïiala que, al seguirme, convierten al deseo en el

222 223
representante representativo de la necesidad. No discuta si mis alum­ inicial, que es el de su carencia como tal, de la carencia de su
nos han escrito efectivamente esto -no hemos llegado a encontrar afanisis.
el pasaje- lo importante es que la (mica observaci6n pertinente de Volveremos a hablar en detalle de las consecuencias que se de­
este libro extremadamente poco sustancial consiste en decir: nosotros ducen de ello para la propia cura, y veremos que este efecto de tor­
mas bien dirfomos que el deseo es el representarite no representativo. sion es esencial para integrar la fase de salida de la transferencia. Por
Ahora bien, esto es precisamente lo que quiero decir y lo que digo el momento quiero detenerme en lo esencial de la foncion del deseo.
-pues lo que quiero decir, lo digo- al traducir Vorstellungsreprii­ A saber, que por cuanto el sujeto viene a desempenar su juego en la
.sentanz por représentante de, la representaci6n. separaci6n, el significante binario, el Vorstellunsrepriisentanz, es un­
Podemos localizar este Vorstellungsrepriisentanz en nuestro esque­ terdrückt, caido en el fondo.
ma de los mecanismos originales de la alienaci6n, en èse primer acopla­ Esto es esencial articularlo bien, pues en seguida da alguna luz a
miento significante que nos permite concebir que el sujèto aparece regiones muy diferentes, lo cual es seftal de la interpretacion.
en primer lugar en el Otro, en tanto que el primer significante, el sig� No es inutil hacer notar de paso -por metafisico que pueda pare­
nificante unario, surge en el campo del Otro, y en tanto que representa cer, pero nuestra técnica en fin se vale frecuentemente, coma de algo
al sujeto, para otro significante, significante otrà que tiene como efecto sobreentendido de por sî, de la expresi6n liberar alguna cosa- no es
la afanisis del sujeto. De donde, division del suje�o "-Cuando el sujeto inutil seftalar que es ahi donde se ventila la cuestion de este término
aparece en alguna parte como sentido, en otra se manifiestà como que bien merece la calificacion de fantasia -la libertad. De lo que
fading, como desaparici6n. Hay pues, por decirlo àsf, cuestion de vida tiene que liberarse el sujeto es del efecto afanisico del significante
y muerte entre el significante unario y el sujefo en tanto que significa�te binario, y si lo examinamos de mas cerca, veremos que efectivamente
binario, causa de su desaparicion El Vorstellungsrepriisentanz es el s1g­ no se trata de otra cosa en la fonci6n de la libertad.
nificante binario. No es por casualidad que, al tener que justificar al nivel de nuestrà
Este significante constituye el punto central de la Urverdriingung experiencia el término vel de la alienaci6n, los dos sostenes mas evi­
-de lo que, como Freud indica en su teoria, al ser pasado al incons­ dentes que se nos han aparecido hayan sido estas dos elecciones que,
·Ciente sera el punto de Anziehung, el punto de atraccion, por el que en su formulacion, estructuran, una, la posicion del esclavo, la otra,
·seran posibles todas las demas represiones, todos los demas pasos simi­ la posicion del amo. En el esclavo, dado · que su eleccion es entre la
lares al lugar de lo Unterdrückt, de lo que ha pasado por debajo como libertad o la vida, se resuelve en no hay libertad sin la vida, quedan­
·significante. De esto se trata en el término Vorstellungsrepriisentanz. do la vida para siempre dèsmochada de libertad. Y al examinar las
De ahf que el sujeto encuentre la via de retorno del vel de la aliena­ casas con una mirada que llevara mas lejos, veran que la alienacion
<:ion por esa operacion que el otro dia llamé la separacion. Por la se­ del amo se estructura exactamente de la misma manera. Pues si Hegel
-paracion el sujeto encuentra, por asf decirlo, el punto débil de la �are­ nos indica que el estatuto del amo se instaura en la lucha a muerte
ja primitiva de la articulacion significante, en tanto que su esencia es por puro prestigio, se debe a que el amo también constituye su aliena­
alienante. En el intervalo entre estos dos significantes yace el deseo ci6n fondamental al hacer pasar su eleccion por la muerte.
,ofrecido a la localizacion del sujeto en la experiencia del discurso del Sëguramente se podra decir que el esclavo no ha sido dispensado
ütro, del primer Otro con el que tiene que ver, pongamos para ilus- de la muerte como tampoco el amo, que siempre la tendra al final, y
1rarlo la madre si llega el caso. En tanto que su deseo esta mas alla o que ése es el limite de su liberfad. Pero con eso se dice muy poca cosa,
mas �ca de lo que ella dice, de lo que ella intima, de lo que hace surgir pues esa muerte no· es la muerte constitutiva de la elecci6n alienante
como sentido, en tanto que su deseo es desconocido, en este punto de del amo, la muerte de la Jucha a muerte por el puro prestigio. La reve­
,carencia, se constituye el sujeto del deseo. El sujeto -por un proceso laci6n de la esencia del amo se manifiesta en el momento del terror,
donde no deja de haber engano, donde no deja de presentarse esta tor­ en que es a él a quien se le dice · la libertad o la muerte y en el que,
·si6n fondamental por la cual, lo que el sujeto encuentra, no es lo que evidentemente, solo puede elegir la muerte para tener la libertàd. La
.anima su movimiento de volver a encontrar- vuelve pues al punto imagen suprema del amo es ese personaje de la tragedia claudeliana,
224 225
15
podria ser asi, si hubiese sujetos, cada uno con la carga de representar
Sygne de Coûfontaine, que ampliamente comenté en un recodo de mi
c1ertas concepciones del mundo.
se�inario. La que no ha querido abandonar nada de su registra, el
Ese es, por otra yarte, el fallo esencial del idealismo filosofico, por
registra del amo, y los valores a los que se sacrifica no le aportan, _
? tra �arte mmantemble, y nunca radicalmente mantenido. No hay su­
ademas de su sacrificio, mas que la necesidad de renunciar hasta lo
Jeto sm, en alguna parte, afanisis del sujeto, y es en esta alienacion en
mas �e�ondito a su prapio ser. En tanto que se ve conducida, por el
. esta division fundamental, donde se instituye la dialéctica del sujeto.
sacnhc10 de esos valores, a renunciar a su esencia, a su prapio ser,
Para responder a la pregunta que el ultimo dia se me hizo refe­
a lo mas intima de su ser, ilustra, al final, la alienacion radical de la
rente a mi adhe�ion a la dialéctica hegeliana, l,no basta con que yo res­
libertad en el mismo amo.
po_nda q�e, . deb1do al vel, punto sensible, punto de equilibrio, no hay
mas surg1m1ento del sujeto al nive! del sentido que de su afanisis en
el �tr� lugar, que es el del inconsciente? Ademas, ello no implica
,
mediac1on alguna, y me comprameto a demostrar, si me pravocan a
2
hacerlo, que la experiencia efectiva inaugurada en el enfoque de un
i,Necesito acentuar que hay que entender agui Repriisentanz, jpera, �aber absolut?. ? unca n�s conduce, a n�da que pueda, de algun modo,
ilust�ar la v1s1on hegehana de smtes1s sucesivas, a nada que deje
por Dias!, del modo coma transcurren las casas al nivel real en el que _
s1qmera presentarse coma la pramesa del momento que Hegel vincula
se efectua, en todo campo humano, la comunicacion?
oscuramente a ese estado, y que alguien ha ilustrado graciosamente
Estos representantes son lo que corrientemente llamamos, por ejem­
con el titulo de Domingo de la vida -cuando ya ninguna abertura
plo, el representante de Francia. i,Oué tienen que hacer los diplomati­
permaneceria hiante en el corazon del sujeto.
cos cuando dialogan? No desempefian, uno frente a otra, mas que esta
Es ne:e�ario que agui indique de donde pracede el seiiuelo hege­
funcion de ser puros representantes y, sobre todo, no es preciso que . .
hano. Esta mclmdo en la andadura del yo pienso cartesiano, en la que
intervenga su significacion prapia. Cuando los diplomaticos dialogan
les designé el punto inaugural que intraduce, en la historia, en nuestra
se considera que representan algo cuya significacion por otra parte
experiencia, en nuestra necesidad, el vel de la alienacion, y nos impide
cambiante, esta, mas alla de sus personas, Francia, Ingfaterra, etc. En
para siempre el ignorarlo. En la andadura cartesiana por primera vez
el prapio dialogo, cada cual solo debe registrar lo que el otra trans­
se tomo el vel como el constituyente de la dialéctica del deseo, desde
mite en su pura funcion de significante, no ha de tener en cuenta lo
entonces ineliminable en su fundamento radical.
que el otra es, como presencia, como hombre, mas o menos simpatico.
Esta referencia me resultara, a continuacion, asaz necesaria para
La interpsicologia es una impureza en este juego.
caracterizar la experiencia de la transferencia coma para que vuelva
El término Repriisentanz hay que tomarlo en este sentido . El signi­
ahora a articular algunos de sus rasgos.
ficante tiene que ser registrado coma ta!, esta en el polo opuesto de la
significacion. La significaci6n entra en juego en la Vorstellung.
Con la Vorstellung tenemos que ver en la psicologia, cuando los
objetos de mundo estan acogidos, en cierta manera, bajo el paréntesis
de un sujeto en el que se desarrallaria toda una serie de a a' a" y
3
asi seguidamente. Agui se situa la subjetividad a la que s; p;nde' la
Lo que distingue a la andadura cartesiana de la antigua busqueda
teoria del conocimiento. Por supuesto, ante toda representacion es
de la episteme, lo que la distingue del escepticismo que fue uno de sus
preciso un sujeto, pera este sujeto nunca es un sujeto pura. Si creemos
términos, es lo que vamos a tratar de articular a partir de la doble fun­
que cada sujeto se sustenta en el mundo con su Weltanschauung ori­
cion de la alienacion y de la separacion.
ginal, u originaria, entonces el camino de la verdad pasara -coma
i,Oué busca Descartes? la certeza, un extrema. Tengo, dice, extrema­
todavia indica una psicologia o psicosociologia atrasada- por la en­
do deseo de aprender a distinguir lo verdadero de la falso -subrayen
cuesta, la totalizacion, la estadistica de las Weltanschauung. Y ello
227
226
deseo-,-,- pal'a ver clar'o _.:...lell gué?_.:_ éz mis ados y andar seguro en hurnanismo, en lo mas vivo de toda consideraci6n humanista. Y hasta
esta vida. en este término que intentan animar con el titulo de ciencias humanas
lNo se trata de algo totalmerite distinto al objetivo del saber? hay algo que llamaremos un cadaver en el armario.
Esta andadura no es· una andadura de dialéctico ni de profesor, y Es en esto que Descartes encuentra un nuevo camino. Su objetivo
a{m menas una andadura de caballero. Se ha· seiialado que la biografia no es refutar saberes inciertos. Los dejara, a los saberes, correr bien
de Descartes esta marcada ante todo por su andar errante por el mundo, tranquilos, y con ellos todas las reglas de la vida social. Por otra parte,
por sus encuentros y, después de todo, por su secreto designio -Lar­ como todos en este momento hist6rico de principios del siglo diecisiete,
vatus prodeo. Si lo indico, aunque sea de los que consideran la preo-. en este momento inaugural del surgimiento del sujeto, tiene presentes
çupaci6n por la. biografia como secundaria con respecta al sentido de muy cerca a los libertinos, que pululan, y son mas o menos el otro
una obra, se debe a que el propio Descartes .seiiala que su biografia, término del vel de la alienaci6n. En realidad son pirronianos, escép-:
su andadura, es esencial para la comunicaci6n · de su método, del ticos, Pascal los Hama por su nombre, excepta que no acentua de un
camino hacia la verdad que ha encontrado. modo suficientemente libre el sentido y el relieve.
Profiere exactamente que lo que ha dado no es -como intent6 El escepticismo no es el poner en duda, de un modo sucesivo y
hacerlo Bacon algunos aiios antes- el media general de bien dirigir enumerable, todas las opiniones, todas las vias por las que ha tratado
su raz6n, sin abdicar, por ejemplo, ante la experiencia. Da su método; de deslizarse el camino del saber. Es el mantenimiento de esta posi­
en tanto que ha partido en esa direcci6n con el· deseo de aprender a ci6n subjetiva: no se puede saber nada. Se da ahi algo que mereceria
distinguir lo verdadero de lo falso para ver claro -len gué?- en mis ser ilustrado por el abanico, los visas de Ios que han sido sus encarna­
actas. Este ejemplo, por tanto, es particular, y Descartes llega a aiiadir ciones hist6ricas. Querria mostrarles que Montaigne es realmente el
que, si lo que. para mi fue en determinado momento mi camino, no que se ha centrado, no en tomo a un escepticismo, sino en torno al
parece bueno para otros, · eso es cosa de ellos, que recojan de mi expe­ momento viviente de la afanisis del sujeto. Y es en eso que es fecundo,
riencia lo que tengan que recoger. Esto forma parte de la introducci6rt guîa etemo, que supera todo lo que ha podido representar del momen­
de Descartes de su camino hacia la ciencia. to por definir de un viraje hist6rico. Pero eso no ès ·en absoluto el
lSignifica esto que esta ausente todo objetivo de saber? lSignifica escepticismo. El escepticismo es algo que ya no conocemos. El escep­
que el peso del saber no esta presente en la inciden.cia de Descartes? ticismo es una ética. El escepticismo es un modo de sostenerse el
Desde luego es ahi por donde comienza -del saber, hay de sabra, hombre en la vida, que implica una posici6n tan diffcil, tan heroica,
siempre lo hay, todavia lo hay. No soy. yo quien impone aqui esta que ya ni siquiera podemos imaginarla -quizas precisamente a causa
alusi6n, es su propio texto. Ha sido formado por los mejores profeso­ de este paso encontrado por Descartes, y que dirige la busqueda del
res, sale del colegio de La Flèche, es alumno de los jesuitas, y, por camino de la certeza a ese punto mismo del vel de la alienaci6n, en
lo que respecta al saber, y también a la sapiencia, de eso ahi no falta. el que s61o hay una salida: la via del deseo.
lDiré incluso que no en balde es precisamente al salir de los Este deseo de certeza no conduce para Descartes mas que a. la
jesuitas cuando obtiene la aguda sensaci6n de esa superabundancia? duda -la elecci6n de ese camino le ha llevado a efectuar una separa­
lNo hay en el coraz6n de lo que se transmite a través de una ci6n muy singular. Simplernente desearia abordar algunos de sus pun­
cierta sabiduria humanista algo como un perinde ac cadaver oculto, tos, que seran de referencia para captar una funci6n esencial, aunque
que no esta ahi donde habitualmente se supone que ha de estar, a enmascarada, todavia viva, presente y directiva en nuestro método
saber, en la presunta muerte que exigiria la regla de San Ignacio? investigador del inconsciente.
En cuanto a mi, no soy muy sensible a ello, y estos jesuitas, tal como
yo los veo, desde fuera; siempre me parecen · estar un tanto ahf, e
incluso bastante bulliciosos, hacen notar bien su presencia, y en una
diversidad que èsta muy lejos de evocar la de la niuerte. No, la muerte
en cuesti6n es la que esta escondida detras dè lâ propia noci6n dè

228 229
ber. i,C6mo se desembaraza de él? Pues bien, como saben, por su volun­
tarismo, por la primacia dada a la voluntad de Dios. Ese es, seguramente­
te, uno de los mas extraordinarios pases de esgrima que se haya reali­
zado nunca en la historia del esp(ritu -las verdades eternas son eternas
4
porque asi'. las quiere Dios.
Supongo que aprecian la elegancia de semejante soluci6n, que deJa
La certeza no es para Descartes un momento que se pueda conside­
la carga de toda una parte de las verdades, y precisamente de las eter­
rar coma adquirido una vez que ha sido rebasado. Es preciso que cada
nas a la incumbencia de Dios. Comprendan bien lo que Descartes quie­
yez sea, por cada uno, repetido. Es una ascesis. Es un punto de arien-'
re decir, y dice, que si dos y dos son cuatro es simplemente que asi'. lo
taci6n particularmente dificil de mantener en el tajo que le da valor. Es,
quiere bios. Esto es cosa suya.
prnpiamente fiablando, la instauraci6n de algo separado.
Ahora bien, cierto es que eso es cosa suya, y que dos y dos son
Cuando Descartes inaugura el concepto de una certeza que se man­
cuatro no es algo que sea evidente de por si'. sin su presencia.
tendrîa por completo en el yo pienso de la cogitaci6n, marcada con ese
Voy a tratar de ilustrar lo que quiero decir. Cuando Descartes nos
punto de sin-salida que hay entre la aniquiJaci6n del saber y el escep­
habla de su procedimiento, de su método, de las ideas claras y de las
ticismo, que no son en absoluto semejantes -podrîa decirse que su error
ideas confusas, de las ideas simples y de las ideas complejas, entre
radica en creer que ése es un saber. En decir que sabe algo de esa cer­
estos dos términos de su método introduce el orden a seguir. Es muy
teza. En no convertir el yo pienso en un simple punto de desvanecimien­
posible, ·después de todo, que uno, mas uno, mas uno, mas �no, no nos
to. Pero ha hecho otra cosa, que concierne al campo, que no nombra,
dé cuatro, y debo decirles que eso sobre lo que estoy arhculando el
en el que vagan todos esos saberes que ha dicho que convendria dejar
vel de la alienaci6n es, aunque parezca imposible, un ejemplo de ello.
en radical suspenso. Coloca el campo de esos saberes al nivel de ese su­
Pues, en el orden cardinal lo anterior dari'.a algo aproximadamente asi'.:
jeto extenso, ei sujeto que se supone saber, Dios. Corno saben, Descar­
tes no pudo dejar de introducir de nuevo su presencia. Pero jde gué ma-
1 + (1 + (1 + (1 + ( ... )))).
nera mas singular! ,.-
Es ahi donde se plantea la cuesti6n de las verdades eternas. Para ase:..
Cada vez que se introduce un nuevo término, siempre hay uno o va­
gurarse de que frente a él no hay un Dios engaîiador, precisa pasar por la
rias de los otrn� que corren el peligro de escurrfrsenos entre los dedos.
mediaci6n de un Dios -por otra parte, en su registra no se trata tanto
Para llegar a cuatro, lo importante no es el cardinal, sino el ordinal.
de un ser perfecto sino de un ser infinito. i,Permanece, por tanto, Des­
Hay que hacer una primera operaci6n mental, luego una segunda, lu�go
cartes apegado, como siempre ocurri6 hasta él, a la exigencia de ga­
una tercera, luego una cuarta. Si no lo hacen dentro del orden, �allaran.
rantizar toda busqueda de ciencia en que la ciencia actual existe en al­
Saber si, a fin de cuentas, eso da tres, cuatro o dos, es algo relahvamen­
guna parte, en un ser existente, que se Hama Dios? Es decir, j,en que Dios
te secundario. Eso es asunto de Dios.
sea supuesto saber?
Descartes introduce ahora, ilustrandolo al punto, pues al mismo
Puede parecerles que les alejo del campo de nuestra experiencia, y
tiempo que su discurso del método introduce su geometria y su di6ptrica,
sin embargo -lo recuerdo tanto para excusarme coma para mantener
lo siguiente: sustituye las letras mayusculas por las minusculas, a, b, c,
su atencion al nive! de nuestra experiencia- el sujeto supuesto saber,
etc., de su alfabeto. Las mayusculas son, si asi lo quieren ustedes,
en el anâlisis, es el analista.
las letras del alfabeto hebreo con las que Dios cre6 el mundo, y que,
El pr6ximo dia tendremos que examinar, a prop6sito de la funci6n
coma saben, tienen un reversa, correspondiendo a cada una de ellas
de la transferencia, c6mo es que nosotros no tenemos necesidad al_gu­
un numero. La diferencia entre las letras minusculas de Descartes y las
na de la idea de un ser perfecto e infinito -l,quién puede pensar en atri­
grandes es que las Ietras minusculas de Desca�tes no ti��e� numero, se
buir estas dimensiones a su analista? para que se introduzca la funci6n
intercambian, y solo el orden de las conmutac1ones defmua su proces?,
del sujeto supuesto saber.
Para ilustrarles lo que hay de implicado en el numero de la presencia
Volvamos dè nuevo a nuestro Descartes y a su sujeto supuesto sa-
231
230
del Otro bastaria, jpor Dios!, con decirles que la serie de Ios numeros nas se preocupa por ello, si no en acto. Es en acto, y por esa vîa en
no podemos representarla mas que introduciendo en ella el cero, de la que encuentra su certidumbre, que su libertad pasa a él. Lo cual no
un modo mas o menos larvado. Ahora bien, el cero es la presencia del quiere decir que nos la legue en calidad de cuenta bancaria.
sujeto, que, a ese nive], totaliza. No podemos extraerlo de la dialéctica Por ese lugar del Vorstellungsrepriisentanz sera preciso que pase
del sujeto y del Otro. La neutralidad aparente de ese campo oculta la una vez mas el .pr6ximo dia, antes de utilizar al nivel de la transferen­
presencia del deseo como tal. Eso solo lo ilustraré mediante un efecto cia Ios términos que me he visto obligado a introducir hoy en torno a
de retorno. No obstante vamos a dar algunos pasos mas hacia delante la funcion del Otro. Estas cosas, aparentemente, estan muy alejadas de
en la funcion del deseo. nuestro dominio. Se trata, exactamente, de la psicosomatica.
En efecto, Descartes inaugura las bases de partida de una · cienci� La psicosomatica es algo que no es un significante, pero que, sin
en la que Dios no tiene nada que ver. Pues la caracteristica de nuestra embargo, solo es concebible en la medida que la induccion significante
ciencia, y su diferencia con las antiguas ciencias, radica en que nadie al nivel del sujeto ha transcurrido de un modo que no pone en juego,
siquiera se atreve a preguntar, sin caer en el ridîculo, si Dios sabe algo la afanisis del sujeto.
de ella, si Dios hojea los tratados de matematicas modernas para mante­ En la pequeiia obra de la que les hablé hace un momento, y cuya
nerse al corriente. amplitud de palabrerîa podran medir, se balla sin embargo esta pequeiia
observaci6n esencial -aunque pretende refutar, no a mi, gracias a Dios:
Hoy he avanzado bastante, y me disculpo de no haberlo hecho mas. no soy encausado, sino a los que hablan en mi nombre- que el desee>
Después de esto les dejo, designandoles el ultimo objetivo de mi discur­ no es representativo de la necesidad. En ese Jugar, el Vorstellungsre­
so de este aiio: plantear la cuestion de la posicion del analisis en la priisentanz limitarâ en gran medida nuestro juego interpretativo por ef
ciencia. lPuede situarse el analisis en nuestra ciencia, en tanto que es motivo de que él sujeto, en tanto que afanisis, no esta implicado en ello.
considerada como aquella en la que Dios no tiene nada que ver? Solo en la medida que una necesidad esté implicada en la funci6n def
deseo podra concebirse la psicosomatica como otra cosa que esa sim­
ple palabrerîa consistente en decir que hay una doblez psiquica en todo
lo que transcurre en lo somatico. Lo sabemos desde hace tiempo. Si
RESPUESTAS hablamos de lo psicosomatico, lo hacemos en la medida que en ello ha,
de intervenir el deseo. En tanto que es conservado el eslab6n deseo r
incluso si ya no podemos tener en cuenta la funci6n afanisis del sujeto_
Dr. Green: -;,No podrfa haber algun medio de articular la cues­ Querrîa hacerles notar, puesto que estoy en ese terreno, lo que esta
ti6n del Vorstellungsreprasentanz con Lo que ha dicho a continuaci6n; en cuestion en el reflejo condicionado. Del experimento pavloviano
en particular, a partir de la realizaci6n del sujeto con el espejo, en tan­ no se seiiala suficientemente que solo es posible por cuanto es desmon­
to que el/a le reenvfa al sujeto supuesto saber que esta en el espejo? table el ejercicio de una funcion biologica, es decir, de eso a lo que po­
demos aplicar la funcion unificante, totalizante, de la necesidad. Es.
Voto a. En fin ... no le seguiré en esa direccion. Ya que creo que desmontable porque mas de un organo interfiere en ella. Una vez que
es un cortocircuito.. han hecho segregar a su perro ante un trozo de carne, lo que les intere­
El punto donde se posa el empalme del Vorstellungsrepriisentanz, sarâ a partir de ese momento es cortar la cosa con respecto a la segre-·
muy determinado en mi discurso de hoy, es el punto que les he dicho gacion salivar y mostrar que ésta es articulable con algo que funciona
que era el punto virtual de la funci6n de la libertad, por cuanto la elec­ como significante, ya que realizado por el experimentador. En otras.
cion, el vel, se manifiesta ahî entre el significante y el sujeto. Lo be palabras, el Otro esta ahi.
ilustrado con una abertura en la que se podrfan designar los avatares Pero en cuanto al pretendido psiquismo del desdichado animal, esto
de esta libertad que, a fin de cuentas, nunca es recuperada, por supuesto, no demuestra absolutamente nada. lncluso los pretendidos efectos de
por ninguna persona seria. Y después, he pasado a Descartes que ape- neurosis que se obtienen no son efectos de neurosis, por una simple

232 233.
raz6n: no son analizables por la palabra. El principal interés de estas
reflejos condicionados radica en ensefi.arnos lo que el animal puede per­
cibir. Utilizamos el siguiente -que no es un significante para él, pern XVIII
que, para funcionar coma significante, debe inscribirse en una diferen­
cia- para ver el posible diferencial existente al nivel de su perceptum, DEL SUJETO SUPUESTO SABER,
lo cual, par otra parte, no quiere decir en modo alguno que sera su DE LA PRIMERA DIADA
percipiens en el sentido subjetivo de la palabra. El principal interés de Y DEL BIEN
esas experiencias es ensefi.arnos el abanico diferencial en el animal a�
nivel de una percepci6n que no tiene nada de representaci6n, forzosa­
mente, ya que agui no hay otro sujeto que el sujeto del experimentador. La confianza dada al psicoanalista.
E incluso nos ensefi.a mucha mas. En verdad, interrogamos al animal La ciencia.
sobre nuestra percepci6n. Este modo de limitar el alcance de las expe­ Desde que hay sujeto supuesto saber,
hay transferencia.
riencias pavlovianas, al mismo tiempo restituye su gran importancia. La creencia.
Sus beneficios efectivos, cientificos, son los que seiialo, y no par La alienaci6n prendida en el fort-da.
otra raz6n son efectivamente utilizados. La alienaci6n en el placer.
El interés, par ultimo, puede radicar en revelar la cuesti6n que se
nos plantea par el hecho de que descubrimos en el animal que los s'igni­
ficantes -que son los nuestros, ya que somas nosotros, experimentado­ El objeto de mi ensefi.anza ha sido, y sigue siendo, formar ana­
res, quienes los graduamos en tanto que percepci6n- manifiestan entre listas.
sî una especie de equivalencia. La formaci6n de los analistas es un tema que esta al orden del dia
No digo que resuelva esta cuesti6n formulandola. en la investigaci6n analitica. Sin embargo -les he âado pruebas de
Esta especie de equivalencia nos permite, por otra parte, apuntar el ello-, sus principios son esquivados en la literatura analitica.
problema del realismo del numero, bajo una forma que no es en verdad Esta claro en la experiencia de todos los que han pasado par esta
la de hace un momento, cuando les be mostrado gué cuesti6n implica formaci6n que la insuficiencia de criterios es reemplazada por algo que
toda utilizaci6n del numero, y que convierte a la aritmética en una pertenece al orden de la ceremonia, lo cual, para lo que tratamos, solo
ciencia que ha sida literalmente obstruida par la instrusi6n del algebris­ puede traducirse de un modo: la simulaci6n. Pues para el psicoanalista
mo. Aquî el numero interviene en calidad de frecuencia pura, en lo que no hay ningun mas alla, ning(m mas alla sustancial, al que pueda re­
podemos llamar, poniendo las casas en su lugar, la sen.al pavloviana. A mitir eso en lo que se siente fundamentado para ejercer su funci6n.
saber, que un animal condicionado a cien incitaciones visuales al segun­ Lo que obtiene, sin embargo, es algo de inestimable valor: la con­
do reacciona a cien incitaciones auditivas al segundo. De ese modo se fianza de un sujeto en tanto que tal, y los resultados que ello implica
introduce una nueva cuesti6n en la experimentaci6n. Todavia no se trata, par las vias de una cierta técnica. Ahora bien, no se presenta coma un
sin duda, de algo a lo que podamos conceder pleno estatuto de signi­ Dias, no es Dias para su paciente. i,Oué significa entonces esa confian­
ficante, sino para nosotros que contamos Jas frecuencias. Pero, sin em­ za? i,En torno a gué gira?
bargo, el hecho de que el animal, sin aprendizaje, pase del cien de fre­ Sin duda, para el que se fia de ella, y recibe su recompensa, la
cuencia en un registra al cien de frecuencia en otro, quizas nos permita cuesti6n puede ser elidida. No puede serlo para el psicoanalista. La
llegar algo mas lejos en la estructura propiamente perceptiva. formaci6n del psicoanalista exige que sepa, en el proceso por el que
He aprovechado la pregunta que se me ha hecho para decirles las conduce a su paciente, en torno a gué se desenvuelve el movimiento.
casas que queria decirles y que no habia dicho. Dejémoslas ahi. Debe saber, se le debe transmitir, y en una experiencia, eso en lo que
él se mueve. Ese punto-eje es lo que designo -de un modo que, creo,
3 de junio de 1964. ya les parecera suficientemente explicado, pero que espero, a medida que

234 235
progresemos, les parecera cada vez mas claro, cada vez mas necesario­ gos, y lleva aqui el asunto hasta el mimo, Platon pudo in'dicarnos, dè la
es lo que designo con el nombre de deseo del psicoanalista. forma mas precisa, el lugar de la transferencia.
El ultimo dia les sefialé el sitio donde se pone en marcha la andadu­ Desde que en alguna parte hay el sujeto supuesto saber que hoy les
ra cartesiana, que, en su origen y en su fin, no se encamina esencialmen­ he resumido en lo alto de la pizarra por S. s. S. -hay transferencia.
te hacia la ciencia, sino hacia su propia certeza. Esta en el principio de l,Oué significa la organizacion de los psicoanalistas, con Ios certifica­
a Igo qu� no es la ciencia en el sentido en que, desde Platon y antes, ha dos de graduacion que confiere, sino que ella indica a quién puede uno
_
s1do obJeto de la meditacion de los filosofos, sino La ciencia -poniendo dirigirse para representar ese sujeto supuesto saber?
el acento en ese La y no en la palabra ciencia. La ciencia, esa en la que Ahora bien, no hay duda, todos lo saben, que ningun psicoanalista
estamos prendidos, que forma el contexto de la accion de todos noso­ puede pretender representar, asi fuera de la manera mas sutil, un saber
tros prendidos, que forma el contexto de la accion de todos nosotros absoluto. Por ello, en cierto sentido, puede decirse que aquél a quien
en el tiempo que vivirnos, y a la que no puede escapar el propio psi­ uno puede dirigirse no podria ser, si hay uno, mas que a uno solo. Este
coanalista, porque también él forma parte de sus condiciones, es La uno solo fue, en vida, Freud. El hecho de que Freud, en lo relativo a lo
ciencia, aquélla. que pertenece al inconsciente, fuese legitimamente el sujeto del que se
Con respecto a esa ciencia hemos de situar al psicoanalisis. Y solo podia suponer saber, pone aparte todo lo que fue su relacion analîtica,
podemos hacerlo articulando al fenomeno del inconsciente la revision cuando fue entablada, por sus pacientes, con él.
que hemos hecho del fundamento del sujeto cartesiano. No fue solamente el sujeto supuesto saber. Sabfa, y nos ha dado
En primer lugar, boy llegaré a la fenomenologîa de la transferencia. este saber en términos que podemos llamar indestructibles, por cuanto
que, desde que fueron emitidos, sostienen una interrogacion que, hasta
el momento, nunca ha sido agotada. Ningun progreso ha podido reali­
zarse, por pequefio que fuese, que no se haya desviado cada vez que
fue dejado a un lado uno de los términos en torno a los que Freud
1 ordeno las vias que dej6 trazadas, y los caminos del inconsciente.
La funcion, y al mismo tiempo, su consecuencia, el prestigio, por
La transferencia es un fenomeno en el que estan incluidos juntamente asi decirlo, de Freud, estan en el horizonte de toda posicion del analista.
el sujeto y el psicoanalista. Dividirla en los términos de transferencia y Constituyen el drama de la organizacion social, comunitaria, de los
contratransferencia, por mucha que sea la audacia, la desenvoltura, de psicoanalistas.
las declaraciones que se permiten algunos sobre este terna, siempre es l,Quién puede sentirse plenamente investido de este sujeto supuesto
una forma de eludir la cuestion. saber? No es ésta la cuestion. La cuestion es en primer lugar, para cada
La transferencia es un fenomeno esencial, ligado al deseo como sujeto, donde se ubica para dirigirse al sujeto supuesto saber. Cada
fenomeno nodal del ser humano, descubierto antes de Freud. Fue perfec­ vez que esta funcion puede ser encarnada, para cada sujeto, en alguien,
tamente articulada -he empleado gran parte de un aîio dedicado a la quienquiera que sea, analista o no, resulta, de la definicion que acabo
transferencia en demostrarl� con el mas extremado rigor, en un de darles, resulta, digo, que la transferenia desde ese momento ya esta
texto en el que se discute sobre el amor, llamado El banquete de Platon. fundada.
Es muy posible que este texto baya sido realizado para el personaje Si las cosas llegan al punto en que esto ya esta determinado, en .el
Socrates, en el que, sin embargo, se muestra particularmente discreto. paciente, por alguien nombrable, por una figura para él accesible,
El momento esencial, inicial, al que debe remitirse la cuestion que he­ resultara de ello, para: quien se encargue de él en el analisis, una difi­
mos de plantearnos de la accion del analista, es aquél en el que se dice cultad muy especial concerniente a la puesta en marcha de la trans­
que Socrates jamas pretendio saber nada, a no ser lo que hay del Eros, ferencia. Y sucede que înclusà el analista mas tonto -no sé si este
es decir, del deseo. Platon, por esto, y porque, en El banquete, llega mas término extrerno existe, es una funcion que aqui designo solo de la .ma­
lejos que nunca en indicarnos la significacion de comedia de sus dialo- nera coma se designa en 16gica esta especie de numern iriitico que es,

236 237
por ejemplo, el mayor m'.imero que pueda expresarse en tantas palabras buira alguna vez, a proposito de un gesto casual, intenciones. iUsted
-incluso el analista mas tonto se da cuenta de ello, lo reconoce, y dirige lo ha hecho para ponerme a prueba!
al analizado hacia lo que sigue siendo para él el sujeto que se supone La discusion socratica introdujo el tema de que el reconocimiento
saber. Esto es solo un detalle, y casi una anécdota. Entremos ahora de las condiciones del bien en si tendria para el hombre algo irresistible.
en el examen de Jo que tratamos. Esta es la paradoja de la ensefi.anza, si no de Socrates -gué sabemos.
El analista, ya se lo be dicho a ustedes, mantiene este lugar por de él, a no ser por la comedia platonica- ni siquiera diria de Platon
cuanto es el objeto de la transferencia. La experiencia nos prueba que -pues Platon se desenvuelve en el terreno del dialogo comico, y deja
el sujeto, cuando entra en el analisis, dista mucho de concederlè ese abiertas todas las cuestiones- sino de una cierta explotacion del pla­
lugar. tonismo, de la que podemos decir que se perpetua en una irrision
Dejemos por el momento la hipotesis cartesiana de que el psicoana­ general. Pues, l,quién no sabe, en verdad, que el reconocimiento mas.
lista sea engafi.àdor. No hay que excluirla por completo del contexto perfecto de las condiciones del bien nunca impedira a cualquiera el pre­
fenomenologico de ciertos inicios en el analisis. Pero el psicoanalisis nos cipitarse en su contrario? Entonces, i,de gué se trata, pues, en esta
muestra, sobre todo en la fase de partida, que lo que mas limita la confianza conferida al analista? i,Qué crédito podemos concederle de
confianza del paciente, su entrega a la regla analitica, es la amenaza querer ese bien, y ademas, para otro? Me explico.
de que el psicoanalista sea engafi.ado por él. i,Ouién no sabe por experiencia que se puede no querer gozar?
i,Cuantas veces en nuestra experiencia no sucede que solo muy tarde i,Ouién no lo sabe por experiencia, para saber este retroceso que im­
conozcamos un detalle biografico bien enorme? Para que me entiendan pone a cada uno, en lo que implica de atroces promesas, el acceso del
diré, por ejemplo, que en determinado momento de su vida el sujeto goce como ta!? l Quién no sabe que se puede no querer pensar? -para
cogio la sffilis. i1Y por qué no me lo dijo usted antes?, se podra pre­ darnos prueba de ello tenemos al colegio universal de los profesores.
guntar, si uno es todavia bastante ingenuo. Precisamente, les dira el ana­ Pero l,qué puede significar no querer desear? Toda la experiencia
lizado, si se lo hubiera dicho antes, usted hubiera podido atribuirle al analftica -que agui solo da forma a lo que para cada uno esta en la
menas una parte, o incluso el fonda, de mis trastornos, y si estoy aqui propia rafz de su experiencia- nos muestra que no querer desear y
no es para que usted dé a mis trastornos una causa organica. desear es lo mismo.
Se trata de un ejemplo de alcance seguramente ilimitado, y hay Desear implica una fase de defensa que lo vuelve idéntico a no
muchas maneras de tomarlo: desde el angulo de los prejuicios sociales, querer desear. No querer desear es querer no desear. Disciplina a la
del debate cientifico, de la confusion que todavia existe en torno al que se entregaron, para encontrar una salida a los atolladeros de la
propio principio del anâlisis. Agui solo lo doy como ilustracion de que interrogacion socratica, gente que precisamente no fueron solo fil6sofos,
el paciente puede pensar que el analista sera engafi.ado si le proporciona sino algo asi como religiosos a su manera: Ios estoicos, Ios epicureos.
ciertos elementos. Retiene ciertos elementos para que el analista no El sujeto sabe que Jio querer desear tiene en si algo tan irrefutable como
vaya demasiado deprisa. Podrfa representarlo con otros ejemplos me­ esta banda de Moebius que no tiene reverso, a saber, que al recorrerla
jores. El que puede ser engafi.ado l,nO tendria que estar a fortiori bajo se Uegara matematicamente a la cara que se suponia opuesta.
la sospecha de poder, simplemente, engafi.arse? Es en este punto de encuentro donde es esperado el analista. En
Ahora bien, ése es el limite. En torno a este engafiarse, que alberga tanto que el analista se le supone saber, también se le supone salir al
la balanza, el equilibrio, de este punto sutil, infinitesimal, que quiero encuentro del deseo inconsciente. Por ello digo -la pr6xima vez lo
marcar. ilustraré con un dibujo topologico que ya ha estado en la pizarra­
Admitiendo que, en algunos sujetos, el analisis pueda ponerse en que el deseo es el eje, el pivote, el mango, el martillo, gracias al cuaI
cuestion en su mismo inicio, y sea sospechoso de ser un sefi.uelo, i,COmo se aplica el elemento-fuerza, la inercia, que hay detras de lo que pri­
es que en torno a este engafiarse se detiene algo? lncluso al psicoana­ mero se formula, en el discurso del paciente, en demanda, a saber, la
lista puesto en tela de juicio se le da en alguna parte el crédito de una transferencia. El eje, el punto comun de esta doble hacha, es el deseo
cierta infalibilidad, que, incluso al analista puesto en tela de juicio, atri- del analista, que agui designo como una funci6n esencial. Y no se me

238 239'
diga �ue a est� deseo no lo nombra, pues es precisamente este punto notacion- dos, el fenomeno de la alienacion se produce -a saber,
que solo es articulable en la relacion del deseo con el deseo. que el significante es lo que representa el sujeto para el otro signifi­
Esta relacion es interna. El deseo del hombre es el deseo del Otro. cante. De donde resulta que al nive! del otro significante, el sujeto se
lNo esta agui reproducido el elemento de alienacion que les be desvanece.
_
des1gnado en el fundamento del sujeto como tal? Si solo al nive! del Por eso también les he indicado el error existente en una cierta
<leseo del Otro puede el hombre reconocer su deseo, y en tanto que traduccion de este Vorstellungsrepriisentanz, que es, como les dije, el
deseo del Otro, i,DO se da ahi algo que debe parecerle obstaculizar su significante S2 de la pareja.
desvanecimiento, que es un punto en el que su deseo nunca puede reco­ Agui es preciso articular lo que esta en juego y que, en el texto de
noce r�e? Esto no es promovido, ni por promover, pues la experiencia uno de mis alumnos del que les he hablado, ha sido presentido pero
,
anahtica nos muestra que es al ver jugar toda una cadena al nive! del expresado parcialmente, y de un modo que se presta al error, para
deseo del Otro que el deseo del sujeto se constituye. omitir precisamente el caracter fundamental de la funcion del sujeto.
En la relacion del deseo con el deseo se conserva algo de la aliena­ En él se habla sin cesar de la relacion del significante y el significado,
.,
c10n, pe�o no con los mismos elementos -no con este S1 y este S2 Jo cual es mantenerse en lo que llamaré el p.a. pa de la cuestion. Fue
de la pnmera pareja de significantes, de la que deduje la formula de preciso, en verdad, que un dia pusiese en la pizarra algo que ya habia
la alienacion del sujeto en mi penultimo curso- sino con, por una sido formulado en la raiz del desarrollo saussuriano, para mostrar de
pa ;te, lo que se constituye a partir de la represion originaria, de la qué partia. Pero en seguida les mostré que èso no era eficaz y mane­
ca1da, de la Unterdr�ckung, del significante binario, y, por otra parte, jable mas que incluyendo en ello la funcion del sujeto en el estadio
lo q�e aparece e� pnmer lugar como carencia en lo significado por la original. No se trata de reducir la funcion del significante al nombra­
_ _
pareJa de los s1gmficantes, en el intervalo que los liga, a saber, el deseo miento, a saber, una etiqueta pegada a una cosa. Eso es dejar escapar
del Otro. toda la esencia del lenguaje. Debo decir que ese texto, del que les dije
el ultimo dia que daba prueba de infatuacion, también da prueba de
crasa ignorancia, al dar a entender que es de eso de lo que se trata al
nivel de la experiencia pavloviana.
2 Si algo puede situarse al nivel de la experiencia del reflejo con:...
dicionado, no es seguramente la asociacion de un signo a una cosa.
Ahora voy a articular de nuevo un cierto numero de formulas que Que Pavlov lo reconozca o no, asociar un significante es propiamente
hay que conservar como puntos de enganche, a falta de los cuales el lo caracteristico de toda condicion experimental, en tanto que se instituye
pensamiento solo puede escurrirse. con el corte que se puede realizar en la organizacion organica de una
La alienacion esta vinculada de un modo esencial a la funcion de necesidad -lo cual se designa mediante una manifestaci6n al nivel de
la pareja de los significantes. Es, en efecto, esencialmente diferente que un ciclo de necesidades interrumpidas, y que agui encontramos de
haya dos o que baya tres. nuevo, al nivel de la experiencia pavloviana, como el corte del deseo.
Si queremos captar donde esta la funcion del sujeto en esta articu­ Y -al igual que decimos por eso es por lo que vuestra hija es muda­
lacion significante, debemos operar con dos, pues solo con dos es por eso es por �o que el animal nunca aprendera a hablar. Al menos por
�corr�lable en_ la alienacion. Desde el momento que hay tres, el des­ esa via. Porque, evidentemente, tiene un retraso. El experimento puede
J1zam1ento se vuelve circuJar. Pasado del segundo al tercera vùelve al provocar en él toda clase de desordenes, toda clase de trastornos, pero,
primero -pero no del segundo. El efecto de afanisis que �e produce al no ser hasta el presente un ser que habla, no esta destinado a poner
_
baJo uno de los dos significantes esta vinculado a la definicion �iga.:. en cuestion el deseo del experimentador, que por otra parte, si se le
mos, para emplear el lenguaje de las matematicas modernas- de un interrogase, estaria muy embarazado para responder.
co�junto de significantes. Es un conjunto de elementos tal que, si solo Sin embargo, al articularlo asi, este experimento tiene el interés,
ex1sten -como se dice en la teoria, con una gran E invertida en fa de hecho esencial, de permitirnos situar lo que hay que concebir del
240 241
16
efecto psicosomatico. Incluso llegaré a formular que, cuando no hay entorno en el que ·arrastra a un cîrculo de· imbéciles- el personaje, por
intervalo entre S1 y S2, cuando la primera pareja de significantes se haber visto adquirir sentido a su mistificacion, realizarse, entra él mismo
solidifica, se holofrasea, tenemos el modelo de toda una serie de casos en un verdadero desmoronamiento -comico al sorprenderlo en un
-aunque, en cada uno de ellos, el sujeto no ocupa el mismo sitio. Casanova que desaffa al cielo y a la tierra al nive) de su deseO-'- ya
que es caer en la impotencia, como si realmente hubiese encontrado la
X 0 figura de Dios para detenerlo.
O. s, s', s", s'", ... S (i(a, a', a" ' a'", ... )) Vean todavîa ese texto del que les hablaba hace un momento. En
él, por ejemplo, se .presenta el fort-da como algo sobado -muy justo
S2 si no se excusa de tomarlo una vez mas, a ese fort-da, en el que cada
O. s, s', s", s"', ... serie de los sentidos. uno se ha limpiado Ios pies. Se vuelve a tomar como un ejemplo de la
i (a, a', a", a'", ...) serie de las identificaciones. simbolizacion primordial, excusandose como si fuese· algo que ahoia
ha pasado al dominio publico. Pues bien, no se cae menos en un burdo
Por cuanto, por ejemplo, el nifio, el nifio débit, toma el lugar, en error, pues no es de la oposicion pura y simple del fort y el da que
el cuadro, abajo y a la derecha, de esa S, respecta a ese algo a Jo que extrae la fuerza inaugural que su esencia repetitiva explica. Decir que
la madre le reduce a no ser ya mas que el soporte de su deseo en un se trata simplemente para el sujeto de instituirse en · una funcion de
término oscuro, se introduce en la educacion del débil la dimension dominio es una tonteria. En los · dos fonemas se encarnan propiàmentè
psicotica. Eso es precisamente lo que nuestra colega Maud Mannoni, los mecanismos de la alienacion, que se expresan, por parad6jico que
en un libro que acaba de salir y cuya lectura les recomiendo, intenta pueda parecerles, al nivel del fort.
designar a los que, de cualquier manera, pueden ser comisionados a No hay fort ni da y, por asi decirlo, sin Dasein. Pero precisarnentë,
levantar su hipoteca. en contra de lo que intenta captar, como fundamento radical de · fa
Seguramente es algo del mismo orden de lo que se trata en la existencia, toda la fenomenologia del Daseinanalyse, no bay Dasein coil
psicosis. Esa solidez, ese tomar en conjunto la cadena significante pri­ el fort. Es decir, no existe la elecci6n. Si el pequeî:io sujeto puede ejer­
mitiva, es lo que impide la abertura dialéctica que sê' manifiesta en el citarse en este juego del fort-da, es precisamente porque no se ejetcita
fenomeno de la creencia. del todo, pues ningun sujeto puede captar esta articulacion: radi�al. Se
En el fondo de la misma paranoïa, que nos parece sin embargo total­ ejercita con ayuda de una pequeiia bobina, es decir, con el obJeto a.
mente animada de creencia, reina este fenomeno del Unglauben. No es La funci6n del ejercicio con ese objeto se refiere a una alienaci6n y no
el no creer en ello, sino la ausencia de uno de los términos de la creen­ a un cualquier y supuesto dominio, del que no vemos en gué lo aumen­
cia, del término en el que se designa la division del sujeto. Si no hay, tarîa una repeticion indefinida, mientras que la repetici6n indefinida · en
en efecto, creencia que sea plena y total, se debe a que no hay creencia cuestion saca a luz la vacilaci6n radical del sujeto.
que no suponga en su fondo que la dimension ultima que tiene que
revelar es estrictamente correlativa del momento en que su sentido va
a desvanecerse.
Tenemos toda clase de experiencias para dar prueba de ello. Una
de ellas, me la dio muy humorîsticamente Mannoni, agui presente, a 3
proposito de una desventura de Casanova, y sobre e1lo proporciona
las consideraciones mas divertidas y mas demostrativas. Al final de Corno habitualmente, es preciso que interrumpa la cosas en un
una mistificacion lograda hasta el punto de conmover a las fuerzas ce­ cierto limite. Sin embargo, quiero seiialar, aunque sea en breves pala­
Jestes, y de desencadenar en torno a él una tempestad que, en verdad, bras, Jo que sera objeto de lo que podremos llamar el proximo dia. He
le aterroriza, el personaje -que, hasta entonces, ha seguido la aventura sefialado en la pizarra, bajo la forma de dos _esquemas, su diferencia
del modo mas dnico con una crédula que Je da el motivo de todo ese esencial.

242 243
• · En su texto sobre los Triebe y los Triebschicksale, las pulsiones y Pueden ver, sefialado con letras mayusèulas ICH, el Jch como àpa­
las vicisitudes de Ja pulsion, Freud coloca al amor a la vez al nivel rato que tiende a una cierta homeostasis -que no puede ser· la mâs
de lo real, al nivel del nacisismo, y al nivel dd principio del placer en baja porque seria la muerte y, por otra parte, la cosa ha sido considerada
de lo real, al nivel del narcisismo, y al nivel del principio del placer en por Freud en un segundo tiempo. En cuanto al Lust, no es un campo
s.u correlacion con el principio de realidad, y deduce de ello que la propiarnente hablando, siempre es verdaderamerite un objeto, un objeto
funcion de ambivalencia es absolutamente diferente de lo que se pro­ de placer que, como tal, es mirado y reflejado en el yo. Esta imagen
duce en la Verkehrung, en el rnovimiento circular. Al riivel en el que en espejo, este _correlato bi-univoco del objeto, ès ahi el Lust-Ich purifr­
se trata del amor, tenemos un esquema que Freud nos dice que se esca­ cado d�l que habla Freud, o sea lo que, en el /ch, se satisface del objeto
lona en dos tiempos. en tanto que Lust.
En primer lugar un /ch, un /ch definido objetivamente por el fun­ Unlust es, por el contrario, lo que permaneèe inasimilable, irreduc­
cionamiento solidatio del aparato del sistema nervioso central con la tible, al principio del placer. Es a partir de eso, Freud nos lo dice, qùe
oondicion de homeostasis, conservar las tensiones en un cierto nivel mas se constituira el no-yo. Se situa -observémoslo bien.;_ en el interior
bajo. del circulo del yo primitivo, muerde en él, sin que el funcionamienio
• • ,Podemos concebir que fuera de eso · solo hay, si es que hay un homeostatico llegue nunca a reabsorberlo. Pueden ver ahi el origen de
fuera, indiferencia. Y â ese nivel; puesto que se trata de tension, indi­ lo que encontraremos en la funcion Hamada del objeto malo:
ferencia qu�ere decir simplemente inexistencia. Freud nos dice, sin em­ Pueden constatar, sobre todo, que lo que estructura el nivel del placer
bargo, .que. la regla ·del autoerotismo no es la inexistencia de los objetos, da ya el principio de una articulaci6n posible de la alienaci6n.
unicamente en relacion con el placer. En la zona de indiferencia se El Lust se dice en cierto modo en la zona exterior -jah! el Ich
diferencia, pues, lo que aporta Lust y lo que aporta Unlust, placer o es sin embargo algo de Lo que habria que ocuparse. Y desde que se
displacer. Por otra parte,· j,nO han visto desde siempre la ambigüedad ocupan de él, la perfecta tranquilidad del 1ch desaparece. El Lust-Jch
del término Lustprinzip? -'--ya que también algunos escriben Unlust­ se distingue, y al mismo tiempo el Unlust, fundamento del no�yo, caè.
prinzip. Ello no implica la desaparici6n del aparato, sino al contrario. Ven
. , .. La ,cuestion que e,ittinces se plantea radica en représentar ese estadio simplemente producirse a un nivel primitivo esta astilla, esta astilladura,
-,-;.artioular la homeostasis y el placer. Pues, que algo aporte placer, es que valoro en la dialéctica del sujeto con el Otro, pero aquf en el otro
todavia demasiado para el equilibrio. De este Ich hipotético, en el que sentido.
se, explica la primera construcciori de un aparato que fonciona como La formula de ello es el no hay bien sin mal, no hay bien sin pade­
un psiquismo, j,qué esquema podernos dar, el mas pr6ximo y el mas cimiento, que mantiene en ese bien, en ese mal, un caracter de alternan­
exacto para hacerlo funcionar? Propongo éste. cia, de posible dosificaci6n, donde la articulacion que hace un momento
daba la pareja dè los significantes va a reducirse, y falsamènte. Pues,
para tomar de nuevo las cosas al nivel del bien y el mal, todos sabemos
que el hedonismo fracasa, resbala, al explicar la mecanica del deseù.
Ocurre que al pasar al otro registro, a la articulacion alienante, eso ·se
expresa de un modo totalmente diferente. Casi me avergüenzo de agitar
!CH agui esos trapos con. los que juguetean los imbéciles desde hace tanto
tiempo, como el mas alla del bien y del mal, sin saber exactamente de
qué hablan. Sin embargo, hay que articular lo que ocurre al nivel ·de la
articulaci6n alienante asi -no hay mal sin que de ello no resulte un
bien, y cuando el bien esta ahf, no hêy bien que se sostenga con el· mal.
Por eso, al situarse en el registra puro y simple del placer, la étiëa
La prueba por el objeto a encalla, y por eso, muy legftimamente, Kant objeta que el soberano 1biën

·.245
244
no puede ser concebido en modo alguno como la infinitizacion de un Los objetos que estan en el campo del Lust tienen una relacion
peqµefto bien cualquiera. Pues no existe ley posible por dar de lo que t an fundamentalmente narcisista con e l sujeto que, a fin de cuentas, el
puede ser el bien en los objetos. misterio de la pretendida regresion del amor en la identificacion tiene
. .EL soben;mo bien, suponiendo que este término que engendra confu­ su r azon de ser en la simetria de estos dos campos que les he desig­
sion h a de ser mantenido, no puede encontrarse mas que al nivel de la n ado como Lust y Lustich. De lo que no se puede gu ard ar fuera, siem­
ley, y en Kant con Sade he demostrado que esto quiere decir que al pre se tiene la imagen dentro. Es algo tan tonto como eso, la identifica­
nivel del deseo, p asividad, narcisismo, ambiv alencia, son las caracteris­ cion con el objeto de amor. Y no comprendo por qué eso h a provocado
ticas que gobiernan la dialéctica del placer al nivel del cuadro de , la tantas dificultades, y al propio Freud. Eso, querido amigo, es el objeto
izqÙierda. Su término es, propiamente hablando, la identific acion. de amor.
. Es el reconocimiento de la pulsion lo que permite construir, con Y por otra parte, usted lo ve clar amente cuando h abla de objetos
la mayor certidumbre, d funcion amiento por mi llamado de division del que no poseen e l v alor singul ar que se confiere al objeto de l a pulsion.
sujeto, o de alienacion. Y la propia pulsion, l,Como ha sido reconocida? Usted dice entonces, como seîiala Freud: Me gusta 1 el r agout de cordera.
Ha sido reconocida en que, lejos de que l a dialéctica de lo que ocurre Y eso es exactamente lo mismo que cuando usted dice: Me gusta 1 la
en el inconsciente pueda limitarse a la referencia al campo del Lust, Seiiora Menganita, con l a pequeîia diferencia de que eso usted se lo
a las imagenes de los objetos benéficos, bienhechores, favorables, hemos dice a ella, lo que cambi a todo. Se lo dice por razones que le explicaré
encontrado un cierto tipo de objetos que, a fin de cuentas, no pueden el proximo dia.
servir para nada. Son los objetos a, los senos, l as heces, l a mir ada, la Le gusta el ragout de cordera. No esta seguro de desearlo. Tome
voz. Es en este término nuevo donde se aloja el punto que introduce l a experienci a de la bel la carnicer a. Le gusta el caviar, solo que ella
la dia léctica de l sujeto en tanto que sujeto del inconsciente. no lo quiere. Por eso lo desea. Comprenda que el objeto del deseo es
Ahi el proximo dia recuperaré la continuacion de lo que queda por l a causa del deseo, y este objeto causa de l deseo es el objeto de la
desarrollar en el sujeto de la transferenci a. pulsion -es decir, el objeto en tomo al cual gira la pulsion. Puesto
que agui entablo un dialogo con alguien que ha trabajado mis textos,
puedo expresarme con formulas concisas. No es que el deseo se enganche
al objeto de la pulsion -el deseo da la vuelta a su alrededor, en tanto
que accionado en la pulsion. Pero todo deseo no esta forzosamente
RESPUESTAS accion ado en la pu lsion. También hay deseos vacios, deseos locos, que
p arten precisamente de esto: no se trata mas que del deseo de lo que,
por ejemplo, se ha prohibido. Por habérsele prohibido algo, usted no
M. Safouan: -Siempre siento una cierta dificultad para comprender puede h acer otra cosa, durante un cierto tiempo, que pensar en ello.
la diferencia entre el objeto en la pulsion y el objeto en el deseo. Ahora Se trat a todavia del deseo. Pero cada vez que usted tiene que ver con
que se trata de ver la diferencia del ello y del objeto en la pulsion, un objeto de bien, lo design amos -es una cuestion de terminologia,
pierdo el hilo. pero terminologia justificada- como objeto de amor. Lo justificaré el
proximo dia al articul ar la relacion existente entre el amor, l a transfe­
Escuche se trata de una cuestion de terminologia. Es muy gentil rencia y el deseo.
por su part; e l p lantear una cuestion incluso si da prueb a de un cierto
embarazo, ya que puede servir para todo el mundo. 10 de junio de 1964.
Existe un. monton de cosas muy agr adables que creemos desear, por
cuanto estamos s anos, pero de e llo no podemos decir nada mas que
esto: creemos desear. Estas cosas pertenecen a un, nivel, creo, total­ 1. Téngase en cuenta que en esta expresiôn en francés se utiliza el verbo
mente transmisible, pero no es el de la teoria a nalitica. a11'1et, arnar. (N. del T.)

246 247
XIX

DE LA INTERPRETACION A LA TRANSFERENCIA

Campo del yo y campo del Otro.


La metafora.
La interpretaci6n no esta abierta
a todos los sentidos.
lndeter111inaci611 y determinaci6n del sujeto.
Amor, transferencia, deseo.
El ideal del yo y la a minuscula.

En cuanto a su vocabulario, lo que hoy introduciré es algo con lo


que estan, desgraciadamente, familiarizados.
Se trata de los términos mas usuales, como los de identificaci6n, idea­
lizaci6n, proyecci6n, introyecci6n. No son términos de fa.cil manejo, y
ello tanto menos cuanto que se entienden.
i,Oué mas comun que identificar? Incluso parece la operaci6n esen­
cial del pensamiento. Idealizar también podra servir de mucho, sin duda,
cuando la posici6n psicol6gica se haga mas inquisidora. Proyectar e in­
troyectar pasan de buen grado, a los ojos de algunos, por dos términos
reciprocos el uno del otro: Sin embargo, be apuntado desde hace tiempo
-quizas convendrfa darse cuenta de ello- que uno de estos términos
remite a un campo en el que domina lo simb6lico, el otro a lo imagina­
rio, lo que hace que, por lo menos en una cierta dimension, no se en­
cuentren.
El uso intuitivo de estos términos, a partir de la sensaci6n que uno
tiene de comprenderlos, y de comprenderlos de un modo aislado como
si desplegasen su dimension en la compresi6n comun, es fuente, eviden�
temente, de todos los deslizamientos y de todas las confusiones. Esa es
la suerte comun de todas las cosas del discurso. En el discurso comun,
el que habla, al menos en su lengua materna, se expresa de forma tan
segura, y con un tacto tan perfecto, que es al usuario mas comun de una
lengua, al hombre no instruido, al que se recurre para saber cual es el
uso propio de un término.
Por tanto, en cuanto el hombre quiere solamente hablar se orienta

249
en la topologia fundamental del lenguaje, que es muy diferente del rea­ Solo que no somos mas que eso, e incluso por ser eso, es preciso
lismo simplista al que se aferra demasiado a menudo el que cree estar que seamos también el sujeto que piensa. Y en tanto que somos el
a sus anchas en el dominio de la ciencia. El uso natural de expresiones sujeto que piensa, estamos implicados de una forma totalmente diferen­
tales como -tomémoslas verdaderamente al azar- para sus adentros, te, por cuanto dependemos del campo del Otro, que estaba ahi desde
por las buenas o por las malas, un asunto, diferente de una cosa que ha­ mucho antes de que viniésemos al mundo, y cuyas estructuras circu­
cer, implica la topologia envolvente en la que el sujeto se reconoce cuan­ lantes nos determinan como sujeto.
do habla espontaneamente. Se trata, entonces, de saber en qué campo ocurren las diferentes
Si puedo dirigirme a los psicoanalistas e intentar localizar a qué to­ cosas con las que tenemos que ver en el campo del analisis. Algunas
pologia implîcita remiten al usar cada uno de los términos que acabo de suceden al nive] del primer campo, del !ch, y algunas otras -que con­
enumerar hace un momento, se debe evidentemente a que, en conjunto, viene distinguir de las primeras porque, si se las confunde, uno no
-por incapaces que sean a menudo de articularlos, a falta de ense­ comptende ya nada- en el otro campo, en el del Otro. De este otro
fianza- hacen corrientemente, con la misma espontaneidad que el campo les he rnostrado las articulaciones esenciales en las dos funciones
hombre del discurso comun, un uso adecuado de ellos. Por supuesto, si que he definido y articulado como la alienaci6n y la separaci6n.
quieren forzar totalmente los resultados de una observaci6n, y com­ La continuaci6n de mi discurso de hoy supone que, desde que he
prender allî donde no comprenden, se les vera hacer un uso forzado de introducido estas dos funciones, han ustedes reflexionado en ellas -lo
ellos. En ese caso, pocos podran recogerlos. que quiere decir que han intentado hacerlas funcionar en diferentes
Hoy, por tanto, me refiero a ese tacto del uso psicoanalitico en lo niveles, ponerlas a prueba.
referente a cit:rtas palabras, para poder ajustarlas a la evidencia de una Ya intenté representar algunas consecuencias de ese vel tan parti­
topologia que ya he aportado aqui, y que, por ejemplo, esta represen­ cular que constituye la alienaci6n -el estar en suspenso del sujeto,
tada en la pizarra en el esquema que les muestra el campo del !ch su vacilaci6n, la cafda de sentido- en formas familiares corno la boisa
primordial, el !ch objetivable, a fin de cuentas, en el aparato nervioso, o la vida, o la libertad o la muerte, que se reproducen de un el ser o
el !ch del campo homeostatico, con respecto al cual el campo del Lust, el sentido -términos que anticipo no sin reluctancia, y no sin rogarles
del placer, se distingue del campo del Unlust. que no se precipiten en cargarlos dernasiado de estos sentidos que los
Ya be puntuado que Freud distingue claramente el nivel del lch, harian caer en una precipitaci6n de la que conviene, en la avanzada
por ejemplo en el articulo sobre los Triebe, al seiialar a la vez que de ese discurso, que nos guardernos.
se manifiesta como organizado, lo que es un signo narcisista, y que pre­ No obstante, aqui introduzco lo que mi discurso tratara de articular,
cisamente en esta medida esta propiamente articulado al campo de lo si es posible, el afio que viene. Se tratara de algo que habra que titular
real. En lo real, no distingue, no privilegia mas que lo que se mani� las posiciones subjetivas. Pues toda esta preparaci6n, relativa a los
fiesta en su campo, por un efecto de Lust, como retorno a la homeos­ fundamentos del analisis, debe norrnalmente desplegarse -puesto que
tasis. nada se centra convenientemente mas que desde la posici6n del sujeto­
Pero lo que no favorece a la homeostasis y se mantiene a cualquier para mostrar lo que la articulaci6n del analisis, al partir del deseo,
precio como Unlust, muerde todavia mucho mas en su campo. De ese perrnite ilustrar de ello.
modo, lo que pertenece al orden del Unlust se inscribe en el yo como Posiciones- subjetivas, por tanto, lde qué? Si me fiase de lo que se
no-yo, negaci6n, astilladura del yo_ El no-yo no se confunde con lo ofrece, diria: las posiciones subjetivas de la existencia, con todos los
que le rodea, la vastitud de lo real. No-yo se distingue como cuerpo favores que este término puede encontrar al estar ya respirandose en el
extraiio, Fremde objekt. Esta ahi, situado en la lunula que los dos aire. Desgraciadamente, esto solo nos permitiria una aplicaci6n rigurosa
pequefios drculos a la Euler constituyen. Vean la pizarra. Por tanto, al nivel del neur6tico -lo cual, por otra parte, no estaria tan mal. Por
en el registro del placer podemos formarnos un fundamento objetiva­ eso diré las posiciones subjetivas del ser. No juro de antemano por mi
ble, al igual que el cientifico ajeno al objeto cuyo funcionamiento titulo, quizas encontraré otro mejor, pero de todos modos, de eso es
constata. de lo que se tratara.

250 251
bres-del-Padre- el Sei'ior de nombre impronunciable es precisamente
el que vela por la concepcion de las mujeres estériles y de los hombres
pasados de edad. El caracter fundamentalmente transbiologico de la
1 �aternidad, introducida por la tradicion del destina del pueblo elegido,
bene algo que ahi'. esta originariamente reprimido, y que siempre resurge
Avancemos. En un artîculo, al que ya me be referido para enmen­ en la ambigüedad de la cojera, del tropiezo, y del sintoma, del no-en­
dar lo que be crefdo sus peligros, se ha querido dar forma, en un cuentro, dystychia, con el sentido que permanece oculto.
esfuerzo que no deja de tener mérita, a lo que mi discurso introduce Esa es una dimension que siempre encontramos, y que, si queremos
en lo relativo a la estructura de lenguaje inherente al inconsciente. Se formalizarla, como se esforzaba en ello el autor del que les hablaba
ha llegado a una formula que consiste, en suma, en traducir la formula hace un momento, merece ser manejada con mas prudencia de como
que be dado de la metafora. Esa formula era esencial y utilizable, puesto lo hace efectivamente él -fiandose, en cierto modo, en el formalismo
que manifiesta la dimension en la que aparece el inconsciente, por cuanto de fraccion que resulta de marcar el lazo existente entre el significante
la operacion de condensacion significante es fundamental en ello. y el significado mediante una barra intermediaria. De esta barra no es
Por supuesto, la condensacion significante, con su efecto de meta­ absolutamente ilegftimo considerar que, en ciertos momentos, marca,
fora, podemos observarla a cielo abierto en la menor metafora poética. en la relacion del significante con el significado, la indicacion de un
Es por esa razon que tomé un ejemplo de ello de Booz endormi. Re­ valor que es propiamente · lo que expresa su uso en calidad de fraccion
cuerden mi artîculo de La Psychanalyse llamado La instancia de la en el sentido matematico del término. Pero, por supuesto, ése no es el
letra en el inconsciente. Tomé de todos los poemas, jdios mfo!, el que {mico. Existe, del significante con el significado, otra relacion, que es
en lengua francesa puede ser recitado por mas memorias. jQuién no la de efecto de sentido. Precisamente, en el momento en que se trata,
aprendio a recitar en su infancia Booz endormi! No es un ejemplo des­ en la metafora, de marcar el efecto de sentido, no se puede en absoluto,
favorable para ser manejado por analistas, sobre todo en el momento sin precaucion, ni de un modo tan aventurado como se ha hecho, mani­
en que lo introduda, es decir, en el que introducia al mismo tiernpo la pular esa barra en una transformaci6n fraccionaria -lo cual podria
metafora paterna. permitirsç si se tratase de una relacion proporcional.
No voy a rehacerles ese discurso, sino lo importante de él, cuyo
motiva de que lo introduzcamos agui'. es, evidentemente, mostrarles Io S'
que aporta de creacion de sentido el hecho de designar al que ahi esta
en juego, Booz -en esa posicion a la vez de padre divino y de instru­ S' S s
menta de Dios-, mediante la metafora: Sa gerbe n'était pas avare ni X �
haineuse (Su gavilla no era avara ni rencorosa). La dimension de sen­ s s s
tido abierta por esta metafora es nada menos que lo que no aparece
en la imagen terminal, la de la hoz de oro descuidadamente echada en s
el campo de las estrellas. Esa es la dimension oculta en ese poema.
Mas oculta de lo que piensan, ya que no basta en modo alguno que ahi'. Formula de la metafora Formula transformada
baga surgir el hocino que utilizo Jupiter para inundar el mundo con la en el articula en cuestion
sangre de Cronos. La dimension de la castracion en cuestion es, en la
perspectiva bi'.blica, de muy otro orden, y esta ahi presente con todos
los ecos de la historia, y hasta con las invocaciones de Booz al Sefior Cuando se trata de fracciones, se puede transformar el producto
-,;Corno surgira de mi, hombre viejo, una descendencia? A C
No sé si lo habran observado -lo comprenderian mucho mejor si X - en una formula en cuatro estratos, como seria por ejemplo:
este afi.o hubiese realizado el seminario que pensaba dedicar a los Nom- B D

252 253
efecto, e ? el lenguaje, el significado. Tiene por efecto el hacer surgir
A _ _ _ .
un srgmficante ureduct1ble. Hay que interpretar al nive! del (s) que no,
B estâ abierto a todos los sentidos, que no puede ser cualquiera,' que sin
Esto es lo que se ha juzgado hâbil hacerlo con la metâfora, infi-
duda es una significacion, tan solo aproximada. Lo que allf hay es rico
D
Y complejo, cuando se trata del inconsciente del sujeto, y estâ destinado
c a hacer surgir elementos significantes irreductibles, non-sensical, forrna­
riendo de esto que lo que da la medida, en el inconsciente, de una arti- dos de sinsentido. En ese mismo articulo, el trabajo de Leclaire ha
culacion del significante ultimo que viene a encarnar la metâfora con e� ilustrado muy bien el salto de la interpretacion significativa hacia el sin­
nuevo sentido creado por su uso, tendrîa que responder a no sé qué sentido significante, cuando nos saca, a proposito de su obseso, la for-,
prendimiento,_ uno con otro, de dos significantes en el inconsciente. mula denominada Poordjeli, que liga una con otra las dos silabas de la
Es totalmente cierto que esta formula no puede satisfacer. En primet palabra licorne (unicornio), permitiendo introducir en su secuencia toda
lugar, porque se deberfa saber que no puede haber tales relaciones del una cadena en la que se anima su deseo. Por otra parte, en lo que éf
significante consigo mismo, ya que lo propio del significante es no poder publicarâ después verân que las cosas incluso llegan mucho mâs lejos.
significarse a si mismo, a no ser engendrando alguna falta de logica.
No es necesario, para convencerse de ello, referirse a las antinomias
que han sobrevenido desde el momento que se ha intentado una forma­ X
lizacion logica exhaustiva de las matemâticas. El catâlogo de los catâ­
logos que no se contienen a ellos mismos no es evidentemente el mismo O.·"·· ,', f',s'\·"\ S (i (i, ,,, a",,,.)).
catâlogo no conteniéndose a él mismo -cuando él es el que estâ intro­
ducido en la definicion y cuando él es el que va a ser inscrito en el
catâlogo.
Resulta tanto mâs simple caer en la cuenta de que lo que ocurre es
que un significante sustitutivo ha ocupado el lugar de '"otro significante La interpretacion no estâ abierta a todos los sentidos. No es en modo,
para constituir el efecto de rnetâfora. Y remite a otra parte al signifi­ alguno cualquiera. Es una interpretacion significativa, y no debe ser
cante que ha expulsado. Si se quiere conservar, precisamente, la posibi­ fallida. Lo cual no impide que esta significacion no sea, para el adveni­
lidad de un manejo de tipo fraccional, se colocarâ al significante qesapa­ miento del sujeto, esencial. Lo esencial es que ve, mâs allâ de esa
recido, el significante reprimido, debajo de la barra principal, en el significacion, a qué significante -sinsentido, irreductible, traumâtico-­
denominador, unterdrückt. estâ, como sujeto, sometido.
Por consiguiente, es falso que se pueda decir que la interpretacion, Esto les permite concebir lo materializado en la experiencia. Les.
como se ha escrito, estâ abierta a todo sentido bajo el pretexto de que ruego que tomen uno de los grandes psicoanâlisis de Freud, y especial­
solo se trata de la ligazon de un significante a un significante, y por mente el mâs grande de todos, el mâs sensacional -porque en él vemos,.
consiguiente, de una ligazon Joca. La interpretacion no estâ abierta a de la conversion de la fantasia y de la realidad, a saber, en algo irre­
todo sentido. Eso es conceder a los que se alzan contra los caracteres ductible, non-sensical, que funciona como significante originalmente re-­
inciertos de la interpretacion analftica que, en efecto, todas las inter­ primido -hablo de la observacion de El hombre de los lobos. En El
pretaciones son posibles, lo que es propiamente absurdo. No porque he hombre de los lobos, diré, para darles el hilo de Ariadna que les guiarâ.
dicho que el efecto de la interpretacion es aislar en el sujeto una médula, en la lectura, que la brusca aparicion de los lobos en la ventana del
un kern, para expresarnos como Freud, de sinsentido, la propia interpre­ suefio desempefia la funcion del (s), como representante de la pérdida
tacion es un sinsentido. del sujeto.
La interpretacion no es una significacion cualquiera. Llega aqui al No es tan solo que el sujeto esté fascinado por la mirada de esos.
lugar del (s), e invierte la relacion que hace que el significante tenga por lobos, en total siete, y que por otra parte en su dibujo solo son cinco,

254 255
encaramados en el arbol. Es que su mirada fascinada es el propio sujeto. mostrar c6mo la experiencia del analisis nos obliga a buscar en el camino
c1,Qué les demuestra toda la observacion? Que en cada etapa de la de una formalizacion tal, que la mediacion de este infinito del sujeto
vida del sujeto ha llegado algo, en cada instante, a reorganizar el valor con la finitud del deseo solo puede realizarse mediante la intervencion
del indice determinante que constituye este significante original. Asi se de lo que Kant, en su entrada en la gravitaci6n del pensamiento llamado
comprende propiamente la dialéctica del deseo del sujeto como constitu­ filosofico, introdujo con tanta lozania bajo el nombre de · magnitud
yéndose del deseo del Otro. Recuerden la aventura del padre, de la her­ negativa.
mana, de la madre, de Grucha la criada. Otros tantos tiempos que vie­ La lozania tiene agui su importancia, por supuesto, porque · entre
nen a enriquecer el deseo inconsciente del sujeto con algo que hay que forzar a los filosofos a reflexionar sobre el hecho de que menos uno
colocar, como significacion constituida en la relacion con el deseo del .no es cero y que ante semejante discurso las orejas se vuelven sordas
Otro, en el numerador. pensando que a uno tanto le da -hay una cierta distancia. Lo cual no
Observen bien lo que entonces sucede. Les ruego que consideren la quiere decir _:_y ésa es unicamente la utilidad de la referencia a la arti­
necesidad logica de ese momento en que el sujeto como X no se consti­ ·culacion filosofica- que después de todo los hombres no sobreviven
tuye mas que de la Urverdriingung, de la caida necesaria de ese signifi-: mas que siendo en cada momento tan olvidadizos de todas sus conquis­
cante primero. Se constituye en torno a la Urverdriingung, pero no puede tas, me refiero a sus conquistas subjetivas. Por supuesto, a partir del
sustituir como tal -puesto que seria preciso entonces la representacion momento que las olvidan, no dejan de seguir estando conquistadas, pero
de un significante por otro, cuando agui solo hay uno, el primero. En mejor que en cualquier otra parte, donde va a converger el problema
esa X hemos de considerar dos cacas: ese momento constituyente en el son mas bien ellos los conquistados por los efectos de esa:s conquistas.
que cae la significancia, que articulamos en un lugar en su funcion al Y al ser conquistados por algo que no se conoce, eso a veces tiene
nivel del inconsciente, pero también el efecto de retorno, que se produce temibles consecuencias, la primera de las cuales es la confusion.
en esta relacion que podemos concebir a partir de la fraccion. Solo que Magnitud negativa, por consiguiente, es ahi donde tendremos que
hay que introducirla con prudencia, pero se nos indica claramente por designar uno de los soportes de lo que se Hama el coinplejo de castra­
los efectos de lenguaje. cion, a saber, la incidencia negativa en el que ahf entra el objeto falo.
Todos sabemos que si el cero aparece en el denoriiinador, el valor Esto solo es una preindicaci6n, pero que creo util dar.
de la fraccion ya no tiene sentido, pero toma convencionalmente lo que
los matematicos llaman un valor infinito. En cierta manera, ése es uno
de los tiempos de la constitucion del sujeto. En tanto que el significante
primordial es puro sinsentido, se convierte en portador de la infinitiza­ 2
cion del valor del sujeto, no abierto a todos los sentidos, sino aboliéndo­
los todos, lo que es diferente. Eso explica que no haya podido manejar No obstante, precisamos progresar, en lo referente a lo debatido, a
la relaci6n de alienacion sin hacer intervenir la palabra libertad. Lo que saber, la transferencia. c1,Como reanudaremos su tematica? La transfe­
funda, en el sentido y sinsentido radical del sujeto, la funcion de la rencia es impensable, si no se toma su inicio en el sujeto supuesto
libertad es, propiamente, este significante que mata todos los sentidos. saber.
Por ello resulta falso decir que el significante en el inconsciente esta Hoy ustedes ven mas claramente lo que es supuesto saber. Se supone
abierto a todos los sentidos. Constituye al sujeto en su libertad con res­ saber eso a lo que nadie podria escapar, desde el momento que la for­
pecto a todos los sentidos, pero no quiere decir que no esté ahi determi­ mula -pura y simplemente, la significacion.
nado. Pues en el numerador, en el lugar del cero, las cosas que van a Esta significaci6n implica, por supuesto -y por ello he hecho surgir
inscribirse son significaciones, significaciones dialectizadas en la relàcion en primer lugar la dimension de su deseo- que él no puede negarse
del deseo del Otro, y dan a la relacion del sujeto con el inconsciente un a ella.
valor determinado. Este punto privilegiado es el unico al que podemos reconocer el
Sera importante, en la continuacion de mi discurso el afio que viene, caracter de un punto absoluto sin ningun saber. Es absoluto, precisa-

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17
mente, de no ser ningun saber, sino el punto de ligazon que une su na vez tiempo para demostrarselo a ustedes!, el reconocimiento de la
regencia absoluta del deseo de Otro, ese 1Hagase tu voluntad! recogido
propio deseo a la resolucion de lo que se trata de revelar.
El sujeto entra en el juego a partir de ese soporte fundamental -el en el registra cristiano.
Estamos incitados a una articulacion mas radical. La cuestion puede
sujeto es supuesto sabe, solo por ser sujeto del deseo. Ahora bien,
;,gué sucede? Sucede lo que en su aparicion mas comun se llama efecto plant
_ �arse en la relacion del deseo del amo y del esclavo. Hegel la con­
s1dera resuelta, pero no lo esta en modo alguno.
de transferencia. Este efecto es el amor. Es evidente que, como todo
Puesto que estoy cerca, jDios mio!, de despedirme por este aîio
amor, solo es localizable, como Freud nos indica, en el campo del nar­
cisismo. Amar es, esencialmente, querer ser amado. puesto que el proximo dia daré mi ultimo curso, me permitiran que ech;
Lo que surge en el efecto de transferencia se opone a la revelacion. algu�as puntas que les indicaran en gué camino progresaremos Cl!ando
El amor interviene en su funcion agui revelada como esencial, en su contmuemos.
funcion de engafio. El amor, sin duda, es un efecto de transferencia, Si _ �s cierto que el amo solo se situa en una relacion original en la
pero esa es su cara de resistencia. Estamos comprometidos a esperar asunc1on de la muerte, creo que resulta muy dificil darle una relacion
este efecto de transferencia para poder interpretar, y al mismo tiempo que se _pueda c_oger al deseo. Hablo del amo en Hegel, no del amo anti­
sabemos que cierra al sujeto al efecto de nuestra interpretacion. El efecto guo, del que tenemos algun retraso, y especialmente el de Alcibiades
de alienacion, donde se articula, en la relacion del sujeto con el Otro, cuya relacion con el deseo es precisamente bastante visible. Va a pedi;
el efecto que somos, esta agui absolutamente manifiesto. a Socrates algo que no sabe lo que es, pero que llama agalma. Algunos
Conviene entonces apuntar agui -algo siempre eludido que Freud conocen el uso que de ello hice hace un cierto tiempo. Volveré a tomar
articula y que no es excusa sino motivo de la transferencia- que nada este aga/ma, este misterio que, en la bruma que rodea a la mirada de
podria alcanzarse in absentia, in effigie. Lo cual quiere decir que la Alcibfades, representa algo mas alla de todos los bienes.
transferencia no es, por naturaleza, la sombra de algo que haya sido Corno ver otra cosa que un primer esbozo de la técnica de la marca­
antes vivido. Por el contrario, el sujeto, en tanto que sometido al deseo cion de la transferencia en el hecho de que Socrates le responda, no lo
,
del analista, desea engaiïarle en ese sometimiento, haciéndose amar por que le decia cuando era joven: Ocupate de tu alma, sino lo que conviene
él, proponiéndole él mismo esa falsedad esencial gué' es el amor. El al hombre ya maduro y endurecido: Ocupate de tu deseo, ocupate de tus
efecto de transferencia es ese efecto de engano en tanto que se repite cosa�. 1 Tus cosas, en este caso, es el colmo de la ironia por parte de
en el presente agui y ahora. Pla�on e! haberlas encarnado en un hombre a la vez futil y absurdo,
No es repeticion de tal cosa ocurrida mas que por ser de la misma cas1 bufon. Creo que be sido el primera en seiialar que los versos que
,
forma. No es ectopia. No es sombra de los antiguos engaiïos del amor. Platon pone en su boca, concernientes a la naturaleza del amor son la
Es aislamiento en lo actual de su puro funcionamiento de engaiïo. propia indicacion de su futilidad rayana en lo bufonesco, que c�nvierte
Por eso, detras del amor llamado de transferencia podemos decir que a ese Agaton en el objeto menos aprapiado, sin duda, para retener el
lo que hay es la afirmacion de la ligazon del deseo del analista al deseo deseo de un amo. Y ademas, el que se llame Agaton es decir el nombre
del paciente. Eso es lo que Freud reflejo en una especie de rapido al que Platon ha dado el valor soberano, sobreafiade ahf una nota '
escamoteo, espejuelo, al decir: después de todo, eso no es mas que el quizas involuntaria, pero indiscutible, de irania.
deseo del paciente -historia para tranquilizar a los colegas. Es el deseo Asi, el deseo del amo parece ser, desde su entrada en juego en la
del paciente, si, pera en su encuentra con el deseo del analista. historia, el término, por naturaleza, mas extraviado. Por el contrario,
Este deseo del analista no diré que todavia no lo baya nombrado,
pues ;,como nornbrar un deseo? A un deseo se le cerca. Muchas cosas 1. En el original: occupe-toi de tes oignons, expres10n que Jiteralmente tra­
de la historia nos dan agui la pista y huellas. ducida da «ocupate de tus cebollas», y que viene traducida por la expresi6n cas­
;,No resulta singular este eco que encontramos -por poco que, por tellana: «no te metas en lo que no te importa» o «no te rnetas en camisa de
supuesto metamos las narices en ello- entre la ética del analisis y la once varas», o incluso por la que aqui damos, para la facilidad de la traducci6n
ética estoica? ;,Qué es en el fondo la ética estoica? -sino, jtendré aigu- siguiente, «ocupate de tus cosas». (N. del T.)

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258
cuando Socrates desea · obtenèr su propia 'respuesta, es al que no' tieiiè se inaugura un11 tiempo superior de la identificacion. en la topica enton-.
derecho a hacer valer su deseo, el esclavo, a quien se_ dirige. Siempre ces desarrollada por Freud -a saber, la idealizacion, el ideal del yo.
esta seguro de obtener esta respuesta de él. La voz de la raz6n es baja, De este significante primero les mostré las huellas en el hueso primitivo
dice Freud en alg6n lugar, pero siempre dice lo mismo. No se realiza el en el que el cazador hace una muesca y cuenta, el numero de veces que
cotejo de que Freud dice exactamente lo mismo del. desèo inconsciente. ha dado en el blanco.
Su voz también es baja, pero su insistencia ·· es indestructible. Quizâs Es en el entrecruzamiento por el que el significante unario viene
existe entre uno y otro· una relacion. Es en el 'sentido de algun parentesco a funcionar aqui en el campo del Lust, es decir, en el campo de la
que tendremos que dirigir nuestra mirada hacia el esèlavo, cuando se identificacion prirnaria narcisista, que es el resorte esencial de la inci­
tratarâ de sefi.atizar lo. que es el deseo del analista. dencia del ideal del yo. En otro lugar he descrito el mirar en espejo
del ideal del yo, de ese ser que ha visto el primero aparecer bajo la for­
ma del padre que, ante el espejo, la fija. Al aferrarse a la marca del
que Je mira en un espejo, el sujeto ve aparecer, no su ideal del yo, sino
3 su yo ideal, ese punto donde desea complacerse en sf mismo.
Esa es la funcion, el resorte, instrumenta eficaz que constituye el
Sin embargo, no quiero dejarles boy sin habet iniciado, para el pro­ ideal del yo. No hace mucho tiempo una nina me decfa graciosamente
ximo dîa, dos observaciones, dos observaciones basadas en la seîializa­ que ya era bora de que alguien se ocupase de ella para que se pareciese
cion que Freud realiza de Ja funcion de la idèntificacion. amable a si misma. De ese modo declaraba inocentemente el resorte
Existen enigmas en la identificacion, y existen para el propio Freud. que entra en juego en el primer tiempo de la transferencia. El sujeto
Parece sorprenderse de que la regresion del amor se realice tan fâcil­ mantiene una relacion con su analista cuyo centro esta al nive! de ese
mente en los términos de la identificacion. Y ello, al lado de los textos significante privilegiado que se llama ideal del yo, por cuanto que de
en los que articula que amor e identificacion son equivalentes en un ahi se sentira tan satisfactorio como amado.
cierto registra y que narcisismo y sobreestimacion, la Verliebtheit, son Pero hay otra funcion, que instituye una identificacion de una natu­
exactamente lo mismo en el amor. raleza singularmente diferente, y que es introducida por el proceso de
Freud se detuvo aqui -les ruego que encuentren en sus textos los separacion.
diversos clues, como dicen los ingleses, las huellas, las pistas. Creo que Se trata de ese objeto privilegiado, descubrimiento del analisis, de
fue a falta de haber distinguido suficientemente algo. ese objeto cuya misma realidad es puramente topologica, de ese objeto
En el capftulo de Massen Psychologie und lèhanalyse dedicado a la al que la pulsion de la vuelta, de ese objeto que produce un bulto, como
identificacion, puse el acento en la segunda forma de identificacion, el huevo de madera en el tejido que ustedes estan, en el analisis, zur­
para sefialar en ella, y destacar, el einziger Zug, el trazo unario, el funda­ ciendo: el objeto a.
mento, el nucleo del ideal del yo. l,Qué es ese trazo unario? i,ES un ob­ Ese objeto sostiene lo que, en la pulsion, se define y especifica en
jeto privilegiado en el campo del Lust? No. cuanto la entrada en juego del significante en la vida del hombre. le
El trazo unario no esta en el campo primero de la identificacion permite hacer surgir el sentido del sexo. A saber, que para el hombre,
narcisista, al que Freud refiere la primera forma de identificacion -que, y porque conoce los significantes, el sexo y sus significaciones siempre
cüriosamente, por otra parte, encarna en una especie de funcion, de son susceptibles de presentificar la presencia de la muerte.
modelo primitivo que toma el padre, anterior a la propia catexis libidi­ La distincion entre pulsion de vida y pulsion de muerte es cierta por
nosa en la madre- tiempo mitico seguramente. El trazo unario, en _tan­ cuanto manifiesta dos aspectas de la pulsion. Pero con la condicion de
to que el sujeto se engancha a él, esta en el campo del deseo, el cual concebir que todas las pulsiones sexuales se articulan al nivel de las
de todos modos solo podria constituirse en el reino del significante, en significaciones en el inconsciente, por cuanto que lo que hacen surgir
el nivel donde existe relacion del sujeto con el Otro. Es el campo del es la muerte -la muerte como significante y solo como significante,
Otro el que determina la funcion del trazo unario, en tanto que de él pues l,podemos decir que hay un ser-para-la-muerte? l,En qué condicio-
160 261
nes, en qué determinismo, Ja muerte, significante, puede brotar toda ar­
mada en la cura? Eso solo puede comprenderse en nuestra manera de
articular las relaciones.
Por la funci6n del objeto a el sujeto se separa, deja de estar ligado RESPUESTAS
a la vacilaci6n del ser, en el sentido que forma lo esencial de la aliena­
ci6n. Desde hace tiempo nos ha sido suficientemente indicada por bas­
tantes hùellas. En su momento mostré que es imposible concebir la feno­ P. Kaufmann: - ;,No existe algun tipo de relaci6n entre Lo que
menologfa de la alucinaci6n verbal si no comprendemos lo que quiere · usted ha repetido, a prop6sito de Booz, de Theodor Reik, Y lo que ha
decir elpropio término que empleamos para designarla, es decir: voces. dicho, par otra parte, a prop6sito del padre al principio del capitula
Es en tanto que el objeto de la voz esta ahi presente que esta presen­ séptimo de La interpretaci6n de los suenos?
te ahi el percipiens. La alucinaci6n verbal no es un falso perceptum,
es un percipiens desviado. El sujeto es inmanente a su alucinaci6n verbal. Resulta totalmente claro. Esta dormido, jvaya! Esta dormido para
Esa posibilidad esta ahi, lo que debe hacernos plantear la cuesti6n de lo que nosotros también lo estemos con él, es decir, para que comprenda­
que intentamos_ obtener en el analisis, en lo que se refiere a la acomo­ mos ahi lo que hay que comprender.
daci6n del percipiens. Querfa hacer intervenir la tradici6n judia, para intentar volver a
Hasta el analisis, el camino del conocimiento simpre se ha trazado .
tomar las cosas alti donde Freud las dej6, porque no es por nada sm
en el de una purificaci6n del sujeto, del percipiens. jPues bien!, nosotros embargo que la pluma cayese de las manos de Fr��d en la di:i��6n del
decimos que fundamentamos la seguridad del sujeto en su encuentro sujeto, y que hubiese hecho justo antes, con Moises y la r�l �wn m�­
con la porqueria que puede soportarlo, con la a minuscula de la que '. _
noteista, un encausamiento de los mas radicales a la trad1c1on 3udia.
no es ilegitimo decir que su presencia es necesaria. Cualesquiera que sean las caracterîsticas hist6rica��mte �_ mpugna?les, de
Piensen en S6crates. La pureza inflexible de S6crates y su atopia sus apoyos o incluso los caminos seguidos, no deJo de mtroducH en el
son correlativas. Interviniendo en todo momento hay la ..voz dem6nica. _
coraz6n de la historia judia la distinci6n radical, absolutamente ev1dente,
lDiran que la voz que guia a S6crates nô es el propio S6crates? de la tradici6n profética con respecta a otro mensaje; eso era hacer
La relaci6n de S6crates con su voz sin duda es un enigma, que, por otra -como tenia conciencia de ello, como lo escribi6 de todos modos- de
parte, ha tentado varias veces a los psic6grafos a principios del siglo la colusi6n con la verdad una funci6n esencial para nuestra operaci6n
diecinueve, y el haberse atrevido ya tiene por su parte gran mérito, pues­ en tanto que analistas. Y precisamente, solo podemos fiarnos, consagrar­
to que ahora ya no se referirian a ello. nos, en la medida que nos destronamos de toda colusi6n con la verda�.
Esa es una nueva huella por interrogar para saber lo que queremos Puesto que estamos un poco entre familiares, y puesto que despu� s
decir al hablar del sujeto de la percepci6n. No me hagan decir lo que de todo hay mas de una persona aquf que esta al corriente del tra?aJo
no digo -el analista no debe ofr voces. Pero sin embargo, Jean el libro que se produce en el coraz6n de la comunidad analitica, pu�do dec1rles
de un analista de la buena cosecha, un Theodor Reik, alumno directo algo divertido. Esta manana reflexionaba, escuchando a algu1en que me
y familiar de Freud, Listening with the third ear -no apruebo, cierta­ explicaba su vida, incluso sus desengaiios, en lo _que puede tene� de mo­
mente, la expresi6n, como si no hubiese bastantes con dos para ser lesta en una carrera cientifica normal, al ser dHector de estud1os, o el
sordo. Pero sostiene que esa tercera oreja le sirve para oir no sé qué enca�gado de las investigaciones, o el jefe de laboratorio _ de un cate­
voz que le habla para advertirle de los enganos -es de la buena época, dratico del que es muy preciso que uno tenga en cuenta las 1deas para �l
de la época heroica, en la que se sabfa escuchar lo que habla detras del futuro del propio adelanto. Lo cual, naturalmente, es algo de lo m� s
engai'io del paciente. _ .
molesta, desde el punto de vista del desarrollo del pensam1ento c1ent1-
En verdad, nosotros lo hemos hecho mejor después, porque noso­ fico. jPues bien! hay un campo, el del analisis, e� el �ue en suma -por
tros sabemos reconocer en esos sesgos, esas hendiduras, el objeto a, alguna parte- el sujeto no se encuentra en el mas que para buscar
seguramente todavia apenas emergido.
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262
su habilitaci6n en la investigaci6n libre en el sentido de una exigencia
verfdica, y no puede considerarse autorizado en él mas que a partir
del momento en que opera libremente. iPues bien! por una especie de
singular efecto de vértigo, es ahi donde van a intentar reconstituir, al
maximo, la jerarquia de la habilitaci6n universitaria, y a hacer depender
su oposici6n a catedra de otro ya catedratico. E incluso eso llega mas
lejos. Cuando habran encontrado su camino, su modo de pensar, incluso
su forma de desplazarse en el campo analitico, a partir de la enseîianz�
de una cierta persona, sera por otros, que consideran como imbéciles,
que intentaran encontrar la autorizaci6n, la expresa cualificaci6n, de
que son muy capaces de practicar el analisis. Encuentro que esta es una
ilustraci6n mas de la diferencia y las conjunciones, de las ambigüeda­
des, entre el campo analitico y el campo universitario. Si se dice que los
propios analistas forman parte del problema del inconsciente l,nO les QUEDA POR CONCLU/R
parece que ésa es una hermosa ilustraci6n, y una hermosa ocasi6n para
analizar?

17 de junio de 1964.

264,
XX
EN Tl MAS QUE A Tl

Yo te amo,
Pero, porque inexplicablemente
amo en ti a/go
mâs que a li -
el objeto a minuscula +,
Yo te muti/o.

Me queda por concJuir, este afio, el discurso que me he visto con­


ducido a mantener en estos lugares a causa de circunstancias que han
prensentificado, en la continuacion de mi ensefianza, algo de lo que,
después de todo, da cuenta una de las nociones fundamentales que me
he visto conducido a mantener agui mismo: la de la dystychia, el mal
encuentro.
Asi he tenido que suspender ese paso que me aprestaba a hacer dar
a los que seguian mi ensefianza relativa a los Nombres-del-padre, para
volver a tomar aqui, ante un auditorio compuesto de otro modo, la
cuestion de que se trataba desde el principio de esta enseiianza, la mia:
1,qué orden de verdad engendra nuestra praxis?
Lo que puede hacernos seguros de nuestra praxis es eso de Jo que
creo haberles dado aqui los conceptos basicos, bajo Jas cuatro rubricas
del inconsciente, la repeticion, la transferencia y la pulsion -cuyo esbo­
zo han visto que me he visto conducido a incJuirlo en el interior de mi
explotacion de la transferencia.
Lo que engendra nuestra praxis ltiene derecho a orientarse en las
necesidades, incJuso implicativas, del objetivo de verdad? Esta pregunta
puede trasladarse a la formula esotérica: lC6mo asegurarnos de que no
estamos en la impostura?

267
puede sostener también el modo de existencia del cientifico, del hom­
bre de ciencia. A éste habria que tomarlo en su estilo, sus costumbies,
su modo de discurso, en la manera coma, par una serie de precauciones,
1 se mantiene al abrigo de un cierto numero de cuestiones que implican
al estatuto rnismo de la ciencia de la que es servidor. Este es uno de Ios
No es excesivo decir que, en el cuestionamiento del analisis tal como problemas mas importantes desde el punto de vista social, menor sin
siempre esta pendiente, no solo en la opinion pûblica, sino mas aûn embargo del estatuto a dar al cuerpo de lo adquirido cientifico.
en la vida intima de cada psicoanalista, la impostura planea -presen­ De este cuerpo de la ciencia no concebiremos su alcance mas que
cia contenida, excluida, ambigua, contra la que se parapeta al psicoa­ ·reconociendo que es, en la relacion subjetiva, el equivalente de lo que
nalista con un cierto nûmero de ceremonias, formas y ritos. aqui he llamado el objeto a minûscula.
Si pongo por delante el término impostura en mi exposicion de boy, La ambigüedad que persiste en la cuestion de saber lo que hay en el
ello se debe sin duda a que ése es el principio por donde podrfa abordar­ analisis de reductible o no a la ciencia se explica al percibir lo que im­
se la relacion del psicoanalisis con la religion y, a través de ahi, con la plica, en efecto, de un mas alla de la ciencia -en el sentido moderno
ciencia. de La ciencia, tal coma he intentado aqui indicarles su estatuto en el
Doy cuenta a este proposito de una formula que tuvo valor histori­ arranque cartesiano. Es por ahi que el analisis podria caer bajo el peso
co en el dieciocho, cuando el hombre de las luces, que también era el de una clasificacion que lo colocaria en el rango de algo cuyas formas
hombre del placer cuestiono la religion como fondamental impostura. e historia tan a menudo evocan la analogia -a saber, una iglesia, y por
Inûtil hacerles notar qué camino hemos recorrido desde entonces. l,Quién consiguiente una religion.
pensara, en nuestros dias, tomar lo que ataiie a la religion bajo este La unica forma de abordar este problema es partiendo de èsto, de
paréntesis simplista? Podemos decir que, hasta en lo mas recondito del que la religion, entre los modos que el hombre tiene de plantearsè la
mundo, y alli donde incluso la Jucha puede entablarse contra ella, Ja cuestion de su existencia en el mundo y, mas alla, la religion como mo­
religion, en la actualidad, goza de un respeto universal. do de subsistencia del sujeto que se interroga, se distingue por una di­
Esta cuestion también es la de la creencia, presentificada por noso­ mension que le es propia, y que esta afectada de un olvido. En toda
tros en términos sin duda menas simplistas. Tenemos la practica de la religion que merezca esta calificacion hay, en efecto, una dimension
alienacion fondamental en la que se mantiene toda creencia, de este esencial que reserva algo operatorio, que se Hama un sacramento.
doble término subjetivo que hace que en suma, en el momento en que Pregunten a los fieles, incluso a los sacerdotes -l,qué diferencia a
la significacion de la creencia parece mas profundamente desvanecerse, la confirrnacion del bautismo?- pues en fin, si es un sacramento, si eso
el ser del sujeto salga a luz de lo que era propiamente hablando la reali­ opera, opera sobre algo. Alli donde eso lava Ios pecados, alli donde
dad de esa creencia. No basta con vencer la supersticion, como se dice, eso renueva un cierto pacto -pongo ahi el signo de interrogacion, ;,es
para que sus efectos en el ser estén por ello temperados. un pacto?, l,eS otra casa?, l,qué pasa por esa dimension?- en todas
Eso es seguramente lo que dificulta para nosotros el reconocimiento las respuestas que se nos den, siernpre tendremos que distinguir esa
de lo que pudo ser, en el siglo dieciséis, el estatuto de lo que foe, ha­ marca, por la que se evoca el mas alla de la religion, operatoria y magi­
blando con propiedad, la increencia. Ahi sabemos bien que nosotros ca. No podernos evocar esa dimension operatoria sin percibir que en el
estamos, en nuestra época, incomparable y paradojicamente desarrna­ interior de la religion, y par razones perfectarnente definidas -separa­
dos. N uestro parapeto, el ûnico, y los religiosos lo han olido admirable­ cion, impotencia, de nuestra razon, de nuestra finitud-,ahi esta lo mar­
mente, es esta indiferencia, como dice Lamennais, en materia de reli­ cado por el olvido.
gion, que tiene precisamente por estatuto la posicion de la ciencia. Por cuanto el analisis, con respecta al fondamento de su estatuto,
Por cuanto la ciencia elide, elude, secciona, un campo determinado se encuentra en cierta manera afectado de olvido semejante, llega a
en la dialéctica de la alienacion del sujeto, por cuanto la ciencia se encontrarse marcado, en la ceremonia, por lo que denominaré la misma
situa en el punto preciso que les be definido coma el de la separacion, cara vacîa.

269
268
Pero el analisis no es una religion. Procede del mismo estatuto que
La ciencia. Se entabla en la carencia central en la que el sujeto se ex·
perimenta como deseo. Tiene incluso estatuto medial, de aventura, en
la hiancia abierta en el centro de la dialéctica del sujeto y del Otro. No
tiene nada que olvidar, pues no implica ningun reconocimiento de subs­ 2
tancia en la que pretende operar, ni siquiera de la sexualidad.
En la sexualidad, de hecho, opera muy poco. No nos ha ensei'iado El objeto a es ese objeto que, en la misma experiencia, en el curso­
nada nuevo en cuanto al operatorio sexual. Ni siquiera ha sacado en ello y el proceso mantenido por la transferencia, se distingue para nosotros
un poco de técnica erotologica, y a este respecto hay mas en el menor por un estatuto especial.
de esos libros que son objeto de una numerosa reedicion, y que nos lle­ Sin cesar se tiene en los labios, sin saber en absoluto lo que se quie­
gan de Io recondito de una tradicion arabe, hindu, china, incluso la nues­ re decir, el término de lo que se Hama la liquidaci6n de la transferencia.
tra si llega el caso. El psicoanalisis solo afecta a la sexualidad por cuanto, i,Oué puede querer decir eso? lA gué contabilidad se refiere la palabra
bajo la forma de la pulsion, se manifiesta en el desfiladero del signifi­ liquidacion? lÛ se trata de no sé gué operacion en un alambique? lSe
cante, donde se constituye la dialéctica del sujeto en el doble tiempo de trata de: es preciso que eso fluya, y que eso se vacie en alguna parte?'
la alienacion y la separacion. El analisis no ha mantenido, en el campo Si la transferencia es la puesta en practica del inconsciente, l,quiere de­
de la sexualidad, las promesas que, equivocandose, algunos pudieran es­ cirse que la transferencia podria ser liquidar el inconsciente? i,ES que
perar de él, no las ha mantenido porque no tiene que mantenerlas. No ya no tenemps inconsciente después de un analisis? lÛ es qué el sujeto
es su terreno. supuesto saber, por tomar mi referencia, deberia ser liquidado como tal?
Por el contrario, en el suyo, se distingue por ese extraordinario po­ Resultaria sin embargo singular que este sujeto supuesto saber, que
der de errancia y confusion, que convierte a su literatura en algo a lo que se supone saber algo de ustedes, y que de hecho no sabe nada, pueda
les aseguro se precisara muy poco retroceso para que se la haga entrar considerarse como liquidado en el momento en el que, al final del ana­
a toda ella, bajo la rubrica de lo que se Hama los locos literarios. lisis, empieza precisamente, sobre ustedes al menos, a saber un poco.
De seguro, uno no puede dejar de sorprenderse al ver' cuanto puede Por consiguiente, en el momento que tomaria mas consistencia, el sujet<>
errar un analista en la justa interpretacion de los mismos hechos que ex­ supuesto saber deberia suponerse evaporado. Entonces no puede tratar­
pone -y recientemente todavia lo estaba ante la lectura de un libro como se, si el término liquidacion tiene un sentido, mas que de la liquidacion
La neurosis de base, libro sin embargo simpatico por ése no se qué de permanente de ese engafio por el que la transferencia tiende a ejercerse
avispado, que reune y asocia numerosas observaciones, y en verdad se­ en el sentido del cierre del inconsciente. Les expliqué su mecanismo,.
i'ialables en la practica. El hecho que Bergler aporta sobre la funcion del refiriéndolo a la relacion narcisista por la que el sujeto se convierte en
seno esta verdaderamente extraviado en un vano debate de actualidad objeto amable. De su referencia al que debe amarlo, intenta inducir af
sobre la superioridad del hombre sobre la mujer, y de la mujer sobre el .Otro a una relacion de espejismo en la que le convence de ser amable.
hombre, es decir, sobre cosas que, por mas que levanten elementos pa­ Freud nos designa su conclusion natural en esa funcion que tiene
sionales, son también, en lo referente a lo que esta en cuestion, lo que nombre: la identificacion. La identificacion en cuestion no es -y Freud
menos interés tiene. lo articula con mucha finura, les ruego que se remitan a los dos capitu­
Roy preciso acentuar lo que, en el movimiento del psicoanalisis, hay los ya sefialados el ultimo dia de Psicologia de las masas y analisis del
que referir a la funcion de lo que yo aislo como el objeto a -y no es yo, uno se titula La identificaci6n y el otro Enamoramiento e hipnosis
por nada que he evocado agui el libro de Bergler, que, a falta de una su­ -la identificacion en cuestion no es la identificacion especular, inme­
ficiente localizacion de la funcion propia del objeto parcial, y de lo que diata. Es su sostén. Sistiene la perspectiva elegida por el sujeto en eI
significa, por ejemplo, el seno del que hace gran uso, esta condenado, campo del Otro, de donde la identificacion especular puede ser vista
aunque interesante en si misma, a una errancia que confina su resultado bajo un aspecto_ satisfactorio. El punto del ideal del yo es aquél desde
a la nulidad. donde el sujeto se vera, como se dice, coma visto por el otro -lo que

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]le permitira soportarse en una situacion dual para él satisfactoria desde ;,Qué sucede cuando el sujeto empieza a hablar al analista? -es de­
,el punto de vista del amor. ·cir, al sujeto supuesto saber, pero del que es seguro que todavia no sabe
En tanto que espejismo especular, el amor tiene esencia de engafi.o. nada. A el se le ofrece algo que, en primer lugar, va a formarse en
$e situa en el campo instituido al nivel de la referencia del placer, de demanda. ;,Quién no sabe que eso es lo que ha orientado todo el pen­
,ese unico significante necesario para introducir una perspectiva centrada samiento sobre el analisis en el sentido de un reconocimiento de la fun­
,en el punto ideal, I mayûscula, en alguna parte situado en el Otro, desde cion de la frustracion? Pero, ;,qué demanda el sujeto? Ahi esta toda la
.donde el Otro me ve, bajo la forma en que me complace ser visto. cuestion, pues el sujeto sabe bien que, cualesquiera que sean sus apeti­
Ahora bien, en esa convergencia misma a la que el analisis es Hama­ tos, cualesquiera que sean sus necesidades, ninguno encontrara ahi sa­
.do por la cara del engafi.o que hay en la transferencia, algo se encueritra, tisfaccion, a no ser todo lo mas organizar su mem'i.
que es pàradoja �l descubrimiento del analista. Este solo es comprensi­ En la fabula que lefa, cuando era pequeîio, en las imagenes de
ble al otro nivel, el nivel en el que hemos situado la rclacion de la Épinal, el pobre mendigo se regala, en la puerta de la casa de asados,
.a]ienacion. con el humo del asado. En este caso, el aroma es el menu, es decir,
Ese objeto paradojico, ûnico, especificado, que llamamos el objeto significantes, puesto que no se hace mas que hablar. jPues bien! hay
,a -volver a examinarlo seria machaconeria. Pero lo presènto de una esta complicacion -ésa es mi fabula- que el menû esta redactado en
forma mas sincopada, seîialando que el analizado dice en suma a su in­ chino. Entonces, el primer tiempo consiste en pedir la traduccion a la
ierlocutor, al analista: Yo te amo, pero porque inexplicablemente amo dueîia. Ella traduce: pâté imperial, rollo primavera, y algunos otros
,en ti algo mas que a ti -el objeto a minuscula, yo te mutila. mas. Puede ser muy bien, si es la primera vez que van a un restaurante
Este es el sentido de ese complejo de la marna, del seno, ese mammal­ chino, que la traduccion no les diga nada, y finalmente piden a la
,complex, cuya relacion con la pulsion oral ve claramente Bergler, excepta dueîia: aconséjeme, lo que quiere decir: qué deseo de todo eso, le co­
. ,quela oralidad en cuestion no tiene absolutamente nada que ver con rresponde a usted saberlo.
la alimentacion, y todo su acento recae en ese efecto de multilacion. Pero, les en eso, a fin de cuentas, en lo que se considera que acaba
Yo me entrego a ti, dice también el paciente, pero esa donaci6n de una situacion tan paradojica? En ese punto, èn el que remiten a no sé
.mi persona -como <lice el otro- jmisterio! se cambia inêxplicablemen­ qué adivinacion de la duefi.a a la que han visto cada vez mas hincharse
.te en regalo de una mierda -término igualmente esencial de nuestra en importancia, ;,no seria mas adecuado, si el corazon lo dice, y la cosa
,experiencia. se presenta de una forma ventajosa, cosquillear por poco que sea sus
Cuando se ha obtenido ese viraje, al término de la elucidaci6n in­ senos? Puesto que no es solo para corner que van al restaurante chino,
terpretativa, entonces se comprende retroactivamente ese vértigo, por es para corner en las dimensiones de lo exotico. Si mi fabula quiere
,ejemplo, de la pagina en blanco, que, en determinado personaje, dotado decir algo es por cuanto el deseo alimenticio tiene otro sentido que la
pero atrapado en el limite del psicotico, es como el centra de la barrera alimentacion. Es aqui el soporte y el simbolo de la dimension de lo
sintomatica que le intercepta todos los accesos al Otro. Esa pagina en sexual, unica a ser rechazada del psiquismo. La pulsion en su relacion
:blanco donde se detienen sus inefables efusiones intelectuales, si no con el objeto parcial esta ahi subyacente.
puede literalmente tocarla, es que solo puede aprehenderla como papel jPues bien! por paradojico, incluso desenvuelto, que pueda parecer­
·1ügiénico. les este pequeîio ap6logo, es sin embargo exactamente de eso de lo que
Esta presencia del objeto a siempre encontrado y en todas partes, se trata en la realidad del analisis. El analista, no basta que sostenga
.lcomo significarles su incidencia en el movimiento de la transferencia? la funciôn de Tiresias. Es preciso también, como <lice Apollinaire, que
Hoy tengo poco tiempo, pero, para ponerlo en imagenes, tomaré una tenga
r
tetas. Quiero decir que la operaci6n y la maniobra de- la transfe-
·pequefia fabula, un apologo, del que, hablando el otro dia en un circula rencia hay ·que regularlas de un modo que mantenga la distancia entre
"ruas intima con algunos de mis oyentes, me encontré que en cierta mane­ el punto desde donde el sujeto se ve amable y ese otro punto donde el
ra habia fraguado el principio. Le daré un fin, de modo que, aunque sujelo se ve causado como carencia por a y donde a viene a tapar la
·me excusa ante ellos por repetirme, veran que la continuaci6n es nueva. Jiiancià que constituye la division inaugural del sujeto.

:272 273
18
En efecto, por el trabajo mismo que conduce al sujeto, diciéndose
La a minuscula nunca franquea esa hiancia. Remitanse al término' en el analisis, al orientar sus palabras en el sentido de la resistencia
mas caracteristico captando la funcion propia del objeto a en la mira­ de la transferencia, del engafio, engafio de amor tanto como agresion
da. Esa a se presenta precisamente, en el campo del espejismo de la: -algo se produce cuyo valor de cierre se sefiala en la forma misma de
funcion narcisista del deseo, como el objeto inengullible, por asi decir­ esa espiral extendiéndose hacia un centro. Lo que agui he representado
lo, que queda atravesado en la garganta del significante. Es en ese punto· por el borde retorna sobre el piano constituido del lugar del Otro, a
de carencia donde el sujeto tiene que reconocerse. partir del lugar donde el sujeto, realizandose en su palabra, se instituye
Por esa razon, la funcion de la transferencia puede topologizarse·
al nivel del sujeto supuesto saber. Toda concepcion del analisis que se
bajo la forma que ya produje en mi seminario sobre La identificaci6n articula -y sabe Dios si se articula inocentemente-- definiendo el fin
- a saber, la que en su momento denominé el ocho interior, esa doble
del analisis como identificacion en el analista, confiesa con ello sus limi­
curva que ven en la pizarra replegandose sobre si misma, y cuya pro­
tes. Todo analisis que se adoctrina como teniendo que terminarse con la
piedad esencial radica en que cada una de sus mitades, al sucederse, va a·
_ identificacion en el analista revela, al mismo tiempo, que su verdadero
unirse en cada punto de la mitad precedente. Supongan s1mplemente que
motor es elidido. Hay un mas alla a esa identificacion, y ese mas ana
se desliega esa mitad de la curva, la veran recubrir a la otra.
se define por la relacion y la distancia del objeto a minuscula con la
Eso no es todo. Corno se trata de un plano definido por el corte,.
I mayuscula que idealiza a la identificacion.
les bastara con tomar una hoja de papel para que se hagan, con ayuda
No puedo entrar en detalle en lo que implica semejante afirmaci6n
de algunos pequefi.os encolados, una idea precisa de la forma como les:
en la estructura de la practica. Me refiero agui al capitulo de Freud
diré puede concebirse. Resulta muy facil imaginar que el Jobulo que·
sobre Enamoramiento e hipnosis que les indiqué hace un momento. En
constituye esa superficie en su punto de retorno recubre en su�a otro,
él Freud distingue excelentemente la hipnosis del enamoramiento, has­
lobulo continuandose ambos por una forma de borde. Noten bien que·
ta en sus formas mas extremas, Jas que califica de Verliebkeit. Da la
eso n� implica en modo alguno una contradicci6n, incluso· en el esp�cio
puntualizacion doctrinal mas acentuada a Jo que, por otra parte, se lee
mas ordinario -excepto que, para comprender su alcance, conv1ene·
en todas partes, si se sabe Jeerlo.
abstraerse del espacio de tres dimensiones, puesto que a_9ui solo se t��ta
Existe una diferencia esencial entre el objeto definido como narcisis­
de una realidad topologica que se limita a la funcion de una superf1c1e.
ta, el i(a), y la funcion del a. Las cosas han llegado al punto que la uni­
De ese modo pÙeden concebir facilmente en las tres dimensiones que una
ca vision del esquema que Freud da de la hipnosis, da al mismo tiempo
de las partes del piano, en el momento en el que la otra, por su borde,,
la formula de la fascinacion colectiva, que era una realidad ascendente
retorna sobre ella, determina alH una especie de interseccion.
cuando escribio ese articulo. Nos hace ese esquema exactamente como
Esa interseccion tiene un sentido fuera de nuestro espacio·. Es estruc­
lo represento en la pizarra.
turalmente definible, sin referencia a Jas tres dimensiones, por una
cierta relacion de la superficie con ella misma, en tanto que, retornando
Ideal _ Objeto
sobre ella misma, se atraviesa por un punto sin duda por determinar, del y el yo
jPues bien!, esa Iinea de cruzamiento es, para nosotros, lo que puede o

.... ...
� ��

------�.I.· ---------

:�. ::::::_-::::=-
simbolïzar la funcion de la identificacion. ' 1
.......... .....

___:::...._ ___1___�........
... .,..
_ ----=::::o-----=-.::::,';x Objeto exteriot
....

i:..� ....
_
D: lînea de la demanda.
I: linea de interseccion «identificacion». ·
' I)
T: punto de la trasferencia.
d: el deseo.
Esquema de Freud

274 275
Ahi designa lo que él Hama el objeto -donde es preciso que reco­ opaca con el origen con la pulsion? lComo puede vivir la pulsion un
nozcan lo que yo llamo el a- el yo y el ideal del yo. En cuanto a las sujeto que ha atravesado la fantasia radical? Esto es el mas alla del ana­
curvas, estan para marcar la conjuncion de el a con el ideal del yo. lisis, y nunca ha sido abordado. Rasta ahora solo es abordable al nive!
Freud de ese modo da su estatuto a la hipnosis superponiendo en el del analista, por cuanto se le exigiria precisamente el haber atravesado
mismo lugar el objeto a como tal y esa sefializacion significante que se en su totalidad el ciclo de la experiencia analitica.
Hama el ideal del yo. No hay mas que un psicoanalisis, el psicoanalisis didactico -lo cual
Les be dado los elementos para comprenderlo al decirles que el ob­ quiere decir un psicoanalisis que ha rizado [bouclé] este rizo [boucle]
jeto a puede ser idéntico a la mirada. jPues bien!, Freud sefiala preci­ hasta el final. El rizo ha de ser recorrido varias veces. No hay, en efecto,
samente el nudo de la hipnosis al formular que en ella el objeto es un manera alguna de dar cuenta del término durcharbeiten, la necesidad de
elemento seguramente dificil de captar, pero indiscutible, la mirada del la elaboracion, a no ser concibiendo como el rizo, el bucle, debe ser
hipnotizador. Recuerden lo que les he articulado de la funcion de la recorrido mas de una vez. No trataré esto agui, ya que introduce nuevas
mirada, de sus relaciones fundamentales con la mancha, del hecho de dificultades, y no puedo decirlo todo, tratandose agui tan solo de los
que ya haya algo en el mundo que mira antes de que haya una vista fundamentos del psicoanalisis.
para verlo, que el ocelo del mimetismo es indispensable como presupues­ El esquema que les dejo, como guia de la experiencia tanto como
to al hecho de que un sujeto puede.·ver y ser fascinado, que la fascina­ de la lectura, les indica que la transferencia se ejerce en el sentido de
cion de la mancha es anterior a la vista que la descubre. Comprendan conducir la dem·anda a la identificacion. Por cuanto el deseo del analista,
al mismo tiempo la funcion de ·1a mirada en la hipnosis, que puede rea­ que sigue siendo una x, tiene en el sentido exactamente contrario a la
lizarla en suma un tapon de cristal, o cualquier cosa, con tal que bri­ identificacion, es posible el franqueamiento del piano de la identüicacion,
lle algo. por medio de la separacion del sujeto en la experiencia. De ese modo,
Definir - la hipnosis pot la confusion, en un punto, del significante la experiencia del sujeto es llevada al plano donde puede presentificarse,
ideal donde se orienta el sujeto con el a es la definicion estructural mas la pulsion de la realidad de inconsciente.
segura que se ha expuesto.
·. Ahora bien, lquién no· sabe que fue distinguiéndose de la hipnosis
que se instituyo el analisis? Pues el resorte fundamental de la operacion
analitica es· el mantenimiento · de la distancia entre la I y la a. 3
Para darles formulas-referenciales, diré: si la transferencia es lo que,
de la pulsion, aparta la' demanda, el deseo del analista es lo que la res­ Ya be indicado el interés que tiene el situar, al nive] del estatuto sub­
tablece. Y por esa via, aisla el a, lo coloca a la mayor distancia posible jetivo determinado como el del objeto a, Jo que el hombre desde hace
de la I que él, el analista, se ve llamado por el sujeto a encarnar. Es tres siglos ha definido en la ciencia.
de esa idealizacion que el analista ha de declinar para ser el soporte de Quizas los rasgos que aparecen en la actualidad de forma tan noto­
el a separador, en la rrtedida que su deseo le permite, en una hipnosis ria bajo el aspecto de lo que se llama mas o menos propiamente los
al revés, encarnar, él, al hipnotizado. mass media, quizas nuestra propia relacion con la ciencia que cada vez
Este franqueamiento del piano de la identificac.ion es posible. Cada invade mas nuestro campo, quizas todo esto se acJare con la referencia
. uno de todos los que han vivido conmigo hasta el final, en el analisis a esos dos objetos, cuyo lugar en una tétrada fondamental ya les indiqué:
didactico, la experiencia analitica sabe que lo que digo es verdad. la voz, casi planetarizada, hasta estratosferizada, por nuestros aparatos,
Mas alla de la funcion de la a la curva se vuelve a cerrar, alli donde y la mirada, cuyo caracter invasor no es menos sugestivo, pues, por
nunca es dicha, en Jo càncerniente a la salida del analisis. _A saber, tantos espectaculos, tantas fantasias, no es tanto nuestra vision solicita­
después de la localizacion del sujeto con respecto al a, la experiencia da como suscitada la mirada. Pero dejaré eludidos esos rasgos para po­
de la fantasia fundamental se convierte en la pulsion. lEn qué se con­ ner el acento sobre otra cosa que me parece totalmente esencial.
vierte entonces el que ha pasadà por la experiencia de esta relacion Se trata de algo profundamente enmascar;;ido en la critica de lu

276 277
Posicion-limite, que nos permite comprender que el hombre no puede
historia q11e hemos vivido. Se trata, presentificando las formas mas esbozar su situacion en un campo que seria de conocimiento recuperado
monstruosas y pretendidamente superadas del holocausto, del drama mas que habiendo antes rellenado el limite donde, como deseo, se en­
del nazismo. ,cuentra encadenado. El amor, del que ha parecido a algunos que habia­
Sostengo que ningun sentido de la historia, basado en las premisas mos procedido a su rebajarniento, solo puede plantearse en ese mas alla
hegeliano-marxistas, es capaz de dar cuenta de ese resurgimiento, por donde, en primer lugar, renuncia a su objeto. Eso es también lo que nos
el que se revela que la ofrenda a los dioses oscuros de un objeto de permite cornprender que todo refugio donde pueda i�stituir�e una r�l�­
sacrificio es algo a lo que pocos sujetos pueden no sucumbir, en una cion vivible, templada, de un sexo con el otro necesita la mtervenc1on
mostruosa captura. -ésa es la ensefi.anza del psicoanalisis- de ese medium que es la me­
La ignorancia, la indiferencia, la desviacion de la mirada, puede tafora paterna.
explicar bajo qué velo sigue todavia oculto este misterio. Pero para cual­ El deseo del analista no es un deseo puro. Es un deseo de obtener
quiera que sea capaz de dirigir, hacia ese fenomeno, una valerosa mira­ la diferencia absoluta, la que interviene cuando, enfrentado al signifi­
da -y, una vez mas, poco hay de seguro para no sucumbir a la fascina­ ,cante primordial, el sujeto viene por primera vez en posicion de so­
cion del sacrificio en si mismo- el sacrificio significa que, en el objeto meterse a él. Ahi solo puede surgir la significacion de un amor sin limi­
de nuestros deseos, intentamos encontrar el testimonio de la presencia del tes, ya que esta fuera de los limites de la ley, donde solo él puede
deseo de ese Otro que aqui llamo el Dios oscuro. vivir.
Ese es el sentido eterno del sacrificio, al que nadie puede resistir, a
no ser que se esté animado de esa fe tan dificil de mantener y que solo; 24 de junio de 1964.
quizas, un hombre supo formular de un modo plausible -a saber, Spi­
noza, con el Amor intellectualis.
Lo que se ha creido, equivocadamente, poder calificar en él de
panteismo no es nada mas que la reduccion del campo de Dios a la
universalidad del significante, de donde se produce un de�apego sereno,
excepcional, con respecto al deseo humano. En la medida que Spinoza
dice: el deseo es la esencia del hombre, y que, a ese deseo, lo instituye
en la dependencia radical de la universidad de los atributos divinos, que
solo es pensable a través de la funcion del significante, en esta medi­
da, obtiene esa posicion unica por la que el filosofo -y no es indiferente
que haya sido un judio separado de su tradicion quien lo ha encarnado­
puede confundirse con un amor trascendente.
Esa posicion no es sostenible para nosotros. La experiencia nos
muestra que Kant es mas cierto, y he probado que su teoria de la con:..
ciencia, cuando escribe sobre la razon practica, no se sostiene mas que
dando una especificaci6n de la ley moral que, al examinarla de cerca,
no es otra cosa que el deseo en estado puro, ése mismo que conduce al
sacrificio, propiamente hablando, de todo lo que es el objeto del amè>r
en su ternura humana -digo bien, no solo al rechazo del objeto patolo­
gico, sino a su sacrificio y a su asesinato. Por eso he escrito Kant
con Sade.
Este es el ejemplo del efecto de desurcamiento que el analisis per­
mite de tantos esfuerzos, incluso los mas nobles, de la ética tradicional.
27(
278
NOTA

Se ha querido aqui no contar para nada, y procurar, de la obra ha­


blada de Jacques Lacan, la transcripcion que dara fe y valdra, en el·
futuro, por el original, que no existe.
No se puede, en efecto, tener por tal la version que da la taquigra­
fia, en la que pulula el equivoco y en la que nada suple al gesto y la.
entonacion. Version sin embargo sine qua non, que se ha calibrado, res­
tablecido, palabra a palabra -no ascendiendo el desperdicio a tres
paginas.
Lo mas escabroso es inventar una puntuacion, puesto que toda
escansion -coma, punto, guion, parrafo- decide el sentido. Pero
obtener un texto legible implicaba ese precio, y segun los mismos prin­
cipios se establecera el texto de todos los afios del seminario.

J. A. M.

28l
EPILOGO

Asi se leera -este librejo apuesto.


No sera coma mis Escritos cuyo libro se compra: dicen, perd es
para no leerlo..
No hay que tomar por accidente, el que sean dificiles. Al escribir
Escritos en la cubierta de la colecci6n, me oia a mi mismo prometér­
melas: un escrito a mi entende, esta hecho para no leerse.
Eso dice otra casa.
;,Qué? Coma es donde estoy en mi presente decir, toma aqui lance
de ilustrarlo, segun mi costumbre.

Lo que se acaba de leer, al menas lo que estoy suponiendo al epilo­


garlo, no es pifes un escrito.
Una transcripci6n, he ahi una palabra que descubro gracias a la
modestia de J. A. M., Jacques Alain, Miller de apellido: lo que se lee
pasa-a-través de la escritura permaneciendo indemne.
Ahora bien, lo que se Lee, es de eso que habla, puesto que lo que
digo esta consagrado al inconsciente, o sea a lo que se lee ante todo.
;,Es preciso que insista? -Naturalmente: puesto que aqui no escribo.
De hacerlo, epiborraria 1 mi seminario, no lo epilogaria.
lnsistiré, coma es preciso para que eso se lea.

1. Traducimos postface, postfacer y posteffacer respectivamente par «cpilogo»,


«epilogar» y «epiborrar». (N. del T.)

2R.
se lea lo que ella dice, he ahi sin embargo eso de lo que el analista se
Pero todavia tengo que expresar al autor de este trabajo el haberme
sobresalta pasado el momento en que se lanzo, 5 jah!, a entregarse a la
convencido -de manifestarmelo durante su transcurso- que Lo que se
escucha hasta ya no tenerse en pie.
lee de lo que yo digo, no se lee menas de que yo lo diga. El acento, hay
que ponerlo sobre el decir, pues el yo puede muy bien carrer aun.
En una palabra, que podria sacarse provecho para lo que es hacer lntencion, desafio uno se desentiende, desconfiado uno se defiende,
consistente el discurso analitico, en Lo que confio en que se me relea. reprime, rezonga, todo le sera util para no entende, que el «;,por qué
Ponerlo en hora de mi llegada a la Ecole normale solo esta ahi para me mientes al decirme la verdad?» de la historia que dicen judia sea
tomar nota del fin de mi desierto. alli el menas tonto quien habla no diga, sin embargo, que es de no ser
un libro de lectura que el indicador de los ferrocarriles es ahi el recurso
Se puede dudar por el tiempo que he dedicado a ello de que la por el que se Lee Lembarg en lugar de Cracovia -o mejor aun que Lo
salida que he calificado de poubellication 2 me desagrade. Pero que se que zanja en cualquier caso la cuestion es el billete que expende la
p'oublie 3 lo que digo hasta el punto de introducir ahi el giro univer­ estacion.
sitario, vale bien que aqui sefiale su incompatibilidad. Pero la funcion del escrito no es entonces la del indicador, sino
la via misma del ferrocarril. Y el objeto (a) ta! coma lo escribo es el
Plantear el escrito coma yo Lo hago, que se observe que en extremo rail por donde llega el mas-de-gozar eso donde se habita, incluso · se
eso es logrado, que se lo convertira aun en su estatuto. Aunque sea por abriga la demanda a interpretar.
un poco, no impedira que eso fuese establecido mucha antes de mis
hallazgos, puesto que después de todo el escrito coma no-a-leer, fue Si de la libaci6n de la abeja leo su parte en la fertilidad de las
Joyce quien Lo introdujo, y haré mejor diciendo: lo intradujo, pues al plantas fanerog_amas, si augura del grupo mas a ras del suelo al hacerse
hacer de la palabra trazo mas alla de las lenguas, solo apenas se tra­ vuelo de golondrinas la fortuna de las tempestades, esta claro de por qué
duce, al ser por todas partes igualmente poco a leer. les !leva al significante por el hecho de que yo habla, que tengo que dar
cuenta.
YO sin embargo dada a quien hablo, tengo que sacar" de esas cabe­ Recordar aqui el impudor que se me imputo para estas escritos de
zas lo que creen 'tener del tiempo de la escuela, llamada sin duda haber hecho de la palabra mi medida. Una japonesa estaba fuera de· si,
maternai de cuanto alli se posee la desmaternalizacion: o sea, que se de lo cual me sorprendi.
aprenda a leer alfabetizandose. Corno si el nifio al saber leer de un Ocurre que yo no sabia, aunque propulsado, precisamente, por sus
dibujo que es la girafa, de otro que es gallo lo que hay que decir, no cuidados, alli donde se habita su lengua, que ese lugar sin embargo yo
aprendiese solamente que la G con la que ambos se escriben no tiene solo lo tanteaba con el pie. Solo después comprendi lo que lo sensi­
nada que hacer de leerse puesto que alli no responde. ble recibe, ahi de esa escritura que del on-yomi al Kun-yomi repercute
Que Lo que se produce desde ese momento de anortograffa no sea el significanle hasta el punto que se desgarra de tantas refracciones,
juzgable mas que tomando la funcion del escrito por un modo otro del a lo que el menor diario, el rotulo de la encrucijada satisfacen y apoyan.
parlante en el lenguaje, es donde se gana en el bricolage ya sea poco a Nada ayuda tanto a rehacer los rayas que chorrean de tantas compuer­
poco, pero iria mas de prisa sabiéndose qué es de ello. tas, lo que de la fuente por. Amaterasu volvio a la luz.
Ya no estaria mal que leerse se entendiese coma conviene, alli Es el punto en que me dije que el ser que habla por ahi puede sus­
donde se tiene el deber de interpretar. Que sea la palabra " donde no traerse a los artificios del inconsciente que no Lo alcanzan de alli en­
cerrarse. Casa-limite a confirmarse.
2. y 3. Dejarnos los términos tal cual por no poder realizar en castellano el
mismo juego entre basurero, olvido y publicaci6n. (N. del T.)
4. En francés parole a distinguir del simple mot a veces por la mera inci­ 5. Darnes el pedazo en francés por lo que en castellano se pierde: 011 il
dencia del habla. (N. del T.) poussah, ah! à se donner de 'ecoute... (N. del T.)

284 285
Ustedes no comprenden stécriture. Tanto mejor, eso sera motiva de esa forma por donde el escrito ya del poema hace al decir menos
para explicarlo. Y si eso queda en suspenso, estaran libres para el aprie­ tonto?
to. Vean, por lo que me queda a mi, yo sobrevivo a ello. ;,No vale la pena que eso sea construido, si es lo que yo presumo
de tierra prometida en ese discurso nuevo que es el analisis?
Aun es preciso que el aprieto sea serio para que ello cuente. Pero No es que nunca pueda esperarse de ello esa relacion de la que digo
ustedes pueden para ello seguirme: no olviden que entregué esta pala­ que es la ausencia que da el acceso del que habla a lo real.
bra a su suerte en mi seminario sobre la angustia, el afio antes de lo Pero el artificio de los canales por donde el goce viene a causer 8
que aqui va. Eso es decirles que uno no se desembaraza tan facilmente Lo que se lee como el mundo, he ahz, convendremos en ello, lo que
de ello como de mi. vale lo que se lee de ello, evita el onto -Toto toma nota, el onto-,
incluso la ontotautologia. 9
Esperando que la escala les sea proptcia en lo que aquf se lee: No menos que aqui.
no les hago subir para volver a descender.
Lo que me sorprende cuando releo lo que fue mi palabra es la El 1 de enero de 1973.
seguridad que me preservo de caer en la tonteria con respecta a lo que
me llego después.
El riesgo cada vez me parece total y eso es lo que me produce fatiga.
Que J. A. M. me lo haya ahorrado, me hace pensar que eso no es
nada para ustedes, pero también me hace creer que si me libro de ello,
es que de escrito tengo mas de lo que je n'écrois. 6

Recordemos para nosotros que nous écroyons 7 menos que en el


Japon, lo que se impone del texto del Génesis, de ex n,jhilo nada se
crea mas que el significante. Lo que es evidente puesto que en efecto
eso no vale mas.
El inconveniente es que de ello depende su existencia, o sea eso
de lo que solo el decir es testigo.
Que Dios se probase en ello hubiese debido desde hace tiempo vol­
verlo a colocar en su lugar. 0 sea, aquél en el que la Biblia plantea
que no es mito, sino historia, se ha sefialado, y eso en lo que el evan­
gelio segun Marx no se distingue de nuestros otros.
Lo horroroso es que la relacion de la que se fomenta toda la cosa,
no concierne nada mas que al goce y que la prohibici6n que alli pro­
yecta la religion compartiendo con el panico del que procede en ese
lugar la filosofia, una multitud de sustancias surgiendo de ello como
sustitutos de la iinica propia, la de lo imposible a lo que se habla, de
ser Lo real.
Esta «estancia-por-debajo» ;,no es posible que fuese mas accesible
8. Causer: causar y conversar. (N. del T.)
9. En francés ontotauto/ogie guarda homofonia ir6nica con lo anterior que
6. y 7. Composici6n lacaniana que entendemos de escribir y creer. (N. del T.) en castellano se pierde. (N. del T.)

286 287
INDICE

Pr6logo, par Oscar Masotta 7


1. La excomunion 13

EL INCONSCIENTE Y LA REPETICION

Il. El inconsciente freudiano y el nuestro 29


III. Del sujeto de la certeza . 41
IV. De la red de los significantes 53
V. Tyche y automaton. 63
. 1

DE LA MIRADA COMO OBJETO a MINUSCULA

VI. La esquizia del ojo y de la mirada 77


VII. La anamorfosis 89
VIII. La Hnea y la luz . lOl
XI. lQué es un cuadro? 115

LA TRANSFERENCIA Y LA PULSION

X. Presencia del analista . 131


XI. Anâlisis y verdad o el cierre del inconsciente . 143
XII. La sexualidad en los desfüaderos del significante . 155
XIII. Desmontaje de la pulsion . 167
XIV. La pulsion parcial y su circuito . l 79
XV. Del amor a la libido . 192

19
EL CAMPO DEL OTRO Y RETORNO A LA TRANSFERENCIA

XVI. El sujeto y el Otro: La alienaci6n . 209


XVII. El sujeto y el Otro (II): La afanisis . 222
XVIII. Del sujeto que se supone saber, de la primera dîada
y del bien . 235
XIX. De la interpretaci6n a la transferencia . 249

QUEDA POR CONCLUIR

XX. En ti mas que a ti . 267

Nota 281 lmpreso en el mes


EPILOGO . 283 de septiembre de 1977,
en CONMAR COLOR,
Corominas, 28, Hospitalet

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