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Laura Contreras Hernández.

Primeros Auxilios Psicológicos.


Escenario elegido: accidente de tráfico.

Se trata de un autobús escolar en el que viajaban 35 alumnos, de 8 años,


acompañados de dos profesores, de 38 y 43 años, y el conductor. En el trayecto
de vuelta a casa el conductor del autobús pierde el conocimiento y, como
consecuencia, el control sobre los mandos del vehículo, por lo que sale de la
carretera. En el incidente resultan muertos dos niños, cinco alumnos necesitan
de atención urgente y el resto son heridos leve.

Forma de proceder y objetivos de los PAP:

En primer lugar, los encargados de llevar a cabo los PAP se coordinarán con los
demás cuerpos de seguridad implicados en atender a los afectados en el
incidente, atendiendo y recogiendo informacion sobre los diferentes servicios
que se ponen a disposición de las víctimas.

La población diana a la que se orientarán los PAP, en primera instancia, son los
niños y adultos implicados en el accidente de tráfico, y más tarde, según vayan
llegando, a sus familiares o responsables.

• Trasladamos a los afectados a un lugar confortable y que ellos perciban


seguro, lo más alejado posible de la escena del incidente. Intentamos
agrupar a los afectados y conectarlos con sus familiares si estos llegan al
lugar del accidente.
• Nos presentamos, adecuando nuestro lenguaje y nunca dejando pasar
por alto con la población que trabajamos, su edad y sus datos
sociodemográficos, teniendo siempre en cuenta las posibles diferencias
culturales. Debemos intentar no emplear tecnicismos, los afectados se
encuentran bajo una grave situación de estrés y eso solo podría
confundirles más. Podemos usar expresiones del tipo “Me llamo Laura y
estoy aquí para ayudarte en lo que necesites”, “Puede que ahora te
sientas nervios@, o no entiendas muy bien qué está ocurriendo, yo
intentaré responder tus preguntas si tienes”.
1. Contener. Es importante, en la medida de lo posible, intentar que las
emociones no se desborden, permitir su expresión pero dentro de un

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contexto adaptativo donde no puedan dañarse ni a ellos mismos ni a
quienes les rodean.
Es posible, sobre todo en población infantil, que se hable desde la
fantasía. Nosotros siempre tenemos que responder en base al nivel
cognitivo, aunque siempre recogiendo sus pensamientos y sus miedos.
2. Calmar. El responsable en aplicar los PAP empleará un tono de voz bajo
y cálido, cercano aunque no intrusivo. Podemos emplear contacto físico
para intentar tranquilizar a las víctimas, aunque siempre respetando su
voluntad.
3. Informar. Una de las sensaciones que predominan en los afectados por
un incidente crítico es la incertidumbre. Nosotros, como responsables de
llevar a cabo los PAP, debemos informar a las víctimas, teniendo en
cuenta sus tiempos y sus deseos. Si la persona afectada no se siente
preparada para en ese momento abordar el tema, es necesario tratar con
sus familiares o contactos cercanos para que se retome el día después.
En población infantil puede servir de ayuda partir del conocimiento previo
del afectado. Es importante normalizar temas como la muerte, y hablar de
ello si el niño así lo desea.
Toda la información que brindemos debe ser veraz y hay que intentar no
dar falsas esperanzas.
4. Normalizar. Tanto en adultos como en niños es de gran importancia
validar y recoger cómo se sienten, ayudándoles a poner nombre a sus
sensaciones y animándolos a expresarlos.
5. Consolar. En este punto puede ser útil hacer partícipes a los afectados,
sobre todo en los casos de población infantil y adolescente, de los rituales
de despedida.
Es importante prestar una forma de expresión de los sentimientos,
pensamientos, etc (p.ej. los dibujos en los niños).
Debemos fomentar al máximo las virtudes de la persona receptora de los
PAP, y promover el contacto social con sus redes de apoyo.

A la hora de aplicar los PAP es especialmente importante tener en cuenta las


diferencias individuales de los individuos afectados, y que existen personas con

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diferentes capacidades que requerirán un trato especialmente cuidadoso y
adaptado a ellos.

Posible sintomatología en los afectados por el accidente de tráfico.

• En el alumnado y familiares menores. Ante situaciones críticas es


posible que los niños de edades comprendidas entre los 6 y 9 años
exterioricen el malestar mediante comportamientos agitados, conductas
agresivas, excesivos silencios, o incluso regresiones (p.ej. enuresis
(pérdida del control de esfínteres)).
Suelen aparecer miedos, a estar solos, separarse de sus figuras
principales de apego y a exponerse a situaciones no conocidas.
Es normal que los niños de esta edad realicen numerosas preguntas
sobre lo ocurrido, incluso sobre detalles irrelevantes.
Si es el primer contacto que tienen con situaciones de fallecimiento
pueden aparecer pensamientos reiterados sobre el tema, pesadillas, etc.
• Profesores, conductor y familiares adultos. La reacción que
experimentan los adultos ante incidentes críticos suele ser más variable
que la esperada en la población infantil, aunque la mayoría suele
presentar una respuesta de estrés, o bien automáticamente después de
que ocurra (distrés agudo) o los días posteriores (distrés retardado).
o Síntomas cognitivos. Los predominantes son la dificultad en la
capacidad para la toma de decisiones, el afectado puede
encontrase desorientado, incapaz de pensar con claridad y llevar a
cabo órdenes, etc.
o Síntomas físicos: sudoración, temblores, jaquecas, mareos,
náuseas o vómitos, dolor en el pecho, taquicardia, etc.

El afectado puede entrar en shock, incluso llegar a disociarse o


despersonalizarse. Conductualmente es esperable que tiendan a aislarse,
sufrir expresiones emocionales, irritabilidad, etc.

Es algo común, para todos los individuos que presencian una situación de crisis,
que ocurran imágenes intrusivas, miedo a que vuelva suceder, flashbacks, etc.

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Toda la sintomatología que se ha descrito es normal en personas que han
vivenciado una situación traumática o un hecho crítico, y no será necesario
tratamiento mayor si estos cesan en 1 mes. Explicar esto a personas cercanas
a los receptores de los PAP puede ser de gran utilidad para prevenir el trastorno
de estrés postraumático.

Para finalizar la intervención en PAP es importante aportar a los afectados


pautas de autocuidado:

• Realización de actividades de ocio que promuevan la distracción del


individuo (deportes, hobbies, etc).
• Regular el horario de actividad en los días posteriores a lo sucedido (p. ej.
que la persona mantenga un horario regulado de sueño, de ingestas, etc).
• Ingerir alimentos saludables.
• Evitar el consumo de sustancias tóxicas (p.ej. alcohol, tabaco, etc).
• Dedicar unos minutos cada día para estar al aire libre y expuesto a la luz
solar. Si es posible en contacto con la naturaleza.

Después de vivenciar situaciones traumáticas, ya sean cotidianas o incidentes


masivos, las personas afectadas pueden encontrar dificultades para retomar su
actividad cotidiana. Es esencial enfatizar en el propio autoconocimiento, sobre
todo de sus virtudes y fortalezas, y promover el contacto con su círculo social.

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