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¿Qué es el Análisis Bioenergético?

Alexander Lowen
Volumen I Revista I “Bioenergetic Analysis” 1984

El Análisis Bioenergético es una terapia que integra al cuerpo en el proceso analítico. Esto
puede ser así debido a que el cuerpo es la persona. Cualquier problema de la personalidad
que tenga un individuo se manifiesta en la expresión de su cuerpo.
Si uno puede leer el lenguaje del cuerpo se puede hacer una determinación fina de estos
problemas a partir de la forma y la motilidad del cuerpo. Es más, el cuerpo contiene un
registro tanto de cada experiencia que una persona a atravesado en su vida, como de la
historia evolutiva de su especie. Decimos que la ontogenia recapitula la filogenia, lo que
significa que cada organismo en el curso del su desarrollo embrionario atraviesa los estadios
evolutivos que llevan a su especie. Es posible, por lo tanto, leer la historia vital de una
persona a partir de la estructura dinámica de su cuerpo.
Un leñador puede hacer esto con un árbol, estudiando sus anillos de crecimiento.
Teóricamente cada experiencia en la vida de una persona llega a ser estructurada en su
cuerpo tanto como es registrada en su mente. En un nivel profundo cuerpo y mente son
uno, en tal nivel la palabra cuerpo incluye mente como la palabra mente implica la existencia
de un cuerpo.
Cada cuerpo viviente tiene una mente propia, cuerpo y mente no pueden ser separados y así
uno no puede tener una experiencia que no afecte a ambos igualmente; pero en un nivel
superficial o consciente cuerpo y mente son antitéticos en sentido de que cada uno es un
aspecto diferente y opuesto de la personalidad. A este nivel los procesos mentales afectan
el funcionamiento corporal mientras que los procesos corporales influencian y determinan
los pensamientos e imágenes.
La formulación de esta relación entre cuerpo y mente, que es la base del análisis
bioenergético, fue propuesta por Wilhelm Reich y se expresa como: Identidad funcional y
antítesis entre los procesos psíquicos y somáticos.
Hay otro aspecto adicional del análisis bioenergético que también surge del trabajo de W.
Reich y que es el concepto energético. Este concepto está implícito en el nombre de Análisis
Bioenergético.
Reich creía que una energía especial está involucrada en los procesos vitales y a esa energía
la llamó Orgón. Se esté de acuerdo o no con Reich con respecto a esta energía especial, no
hay duda con respecto al hecho que una energía biológica potencia -en el sentido de poder-
todas las funciones vitales.
Cuánta energía tiene una persona y cómo la usa son consideraciones importantes para la
comprensión de la personalidad y el carácter. Cada estructura neurótica del carácter
representa una reducción en el nivel de energía del individuo y una restricción en el flujo
natural de energía a través del cuerpo. La energía es producida por el metabolismo de los
alimentos y la intensidad del metabolismo es determinado por el monto de oxígeno
obtenible.
Cuando a través de una terapia una persona es ayudada a respirar más profundamente su
energía aumenta; más energía, mas movimiento o una mayor motilidad conducen a más
sentimientos, pensamientos y acciones.

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Estos últimos tres son el material de análisis. La secuencia podría ser: energía conduce a
movimiento que conduce a sensaciones y sentimientos que conduce a imágenes y
pensamientos.
Reich desarrolló el concepto energético a partir de su estudio de la sexualidad. Él vio a la
sexualidad como el regulador energético del organismo. El proceso vital corre, funciona
contra la segunda ley de la termodinámica dado que produce una energía excedente. Esto
es, más que lo que el organismo necesita para su propia sobrevida. Este exceso de energía
es canalizado en la sexualidad o proceso reproductivo.
Reich sostuvo que la función del orgasmo era descargar el exceso de energía del organismo.
Teóricamente cuando todo el exceso de energía está descargado no hay energía sobrante
para la ansiedad u otros síntomas neuróticos. Esto se traduce en la proposición que la
neurosis no puede coexistir con una total y completa respuesta orgástica.
Desafortunadamente en la práctica uno no puede curar la neurosis enfocando solamente la
sexualidad, pero ésta relación entre neurosis y sexualidad es tan directa que en la medida en
que las actitudes neuróticas son elaboradas mejora la sexualidad (el orgasmo sexual es más
completo y más satisfactorio) y del mismo modo, cuando mejora la sexualidad disminuye la
neurosis. Este panorama entre la sexualidad y neurosis es mi herencia de Reich.
Hay por lo tanto cuatro dimensiones del Análisis Bioenergético:
La comprensión y trabajo con la tensión muscular
El análisis de las asociaciones, conductas y la transferencia
La comprensión de la dinámica energética
El enfoque en el rol de la sexualidad.
Todos los terapeutas bioenergéticos son conocedores de estas cuatro dimensiones pero su
énfasis en cada uno varía de acuerdo a su background y experiencia.
Muchos enfocan fuertemente en lo psicológico con alguna atención en el cuerpo desde que
éste es la fuente de los sentimientos; otros hacen más trabajo corporal pero ampliamente en
términos de expresar los sentimientos.
A mí me gusta trabajar con el cuerpo en un sentido energético. Cuando yo veo un área en el
cuerpo que está contenida o contracturada yo interpreto la contracción primero en términos
energéticos.
La contractura está bloqueando un flujo de excitación ya sea hacia arriba, hacia la cabeza y
ojos o hacia abajo, hacia la pelvis, genitales y piernas, dependiendo de la ubicación de la
contractura, en ambos casos el dolor está comprometido en la retención.
La contractura es una maniobra para disminuir el dolor, el dolor del deseo insatisfecho, el
dolor de una herida o humillación, el dolor de la pérdida o la frustración. Disminuye el dolor
reduciendo el sentimiento, amortiguando el dolor. La liberación del área contenida también
se experimenta como dolor.
La emergencia de una fuerza energética, sangre a través de un área constreñida es dolorosa,
pero después que ocurre la liberación se experimenta placer. Yo no creo que se pueda
obtener ningún cambio caracterológico significativo sin experimentar el dolor del cambio.
Cambiar es doloroso, el crecimiento normal no es doloroso pero la terapia ayuda con el
crecimiento y desarrollo distorsionado o bloqueado removiendo los bloqueos al crecimiento.

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Con esta comprensión energética yo procedo a interpretar la contractura en términos de
sensación o sentimientos suprimidos. Energía conduce a movimiento, movimiento conduce a
sensaciones y sentimientos.
Dado que los sentimientos han sido suprimidos, el paciente es inconsciente de ellos, sin
embargo la naturaleza de la contención, e lenguaje corporal, me dice cual es el sentimiento.
Generalmente el sentimiento puede ser traído a la consciencia activando movimientos
expresivos.
Por ejemplo: una mandíbula que está fuertemente sostenida, los músculos tensos podrían
retener impulsos de morder. Haciéndole morder una toalla se pueden activar estos impulsos
de tal manera que estos deseos de morder se vuelvan conscientes. Una garganta
contracturada tensamente inhibe la expresión del llanto o el grito, pero la persona pude no
ser consciente de este de esta inhibición hasta que él trata de llorar o gritar. Espaldas rígidas
pueden bloquear impulsos de golpear rabioso. A menudo, llevando a la persona a golpear la
colchoneta con sus puños evoca un sentimiento de rabia. Similarmente se puede leer la falta
de agresividad sexual en el individuo a partir de la inmovilidad de su pelvis.
Sin embargo la habilidad para leer el lenguaje del cuerpo no se adquiere rápidamente, es
necesario entrenamiento y experiencia para desarrollar un alto nivel de competencia.
Interpretar los diferentes modelos de contención o tensión en partes del cuerpo separadas,
boca, ojos, espaldas, pelvis, pies etc. es como leer palabras. Si bien una persona puede leer
las palabras correctamente no quiere decir que pueda extraer sentido de esas palabras. Para
adjudicar un sentido las palabras deben ser interpretadas en el contexto de una frase, un
párrafo, incluso un capítulo.
Cuando yo miro el cuerpo de una persona leo la expresión de las partes pero reservo la
interpretación hasta que encuentre el sentido de la totalidad. Mi principal enfoque es el
individuo como una totalidad. Cada cuerpo tiene una expresión única que revela la
personalidad y el carácter del individuo.
La estructura de carácter puede ser vista como una tipología que facilita la comprensión y la
comunicación, pero no se puede hacer terapia con una tipología. La terapia trata con cada
individuo específico y es tal la especificidad que yo trato de comprender a partir de la lectura
corporal. Las partes son significativas en términos del todo, pero el todo no puede ser
determinado a partir de las partes. Sólo cuando comprendo al individuo en estos términos es
que siento que he captado sus problemas y sólo dentro de estas coordenadas el trabajo con
respecto a las partes se hace completamente productivo. Así yo no enfoco una técnica o
maniobra corporal en uno u otro segmento específico, mi técnica ha evolucionado de tal
manera que yo trabajo con el cuerpo como un todo integrando las diferentes maniobras que
conducen a movilizar los segmentos bloqueados.
Ver el trastorno energético, comprender la personalidad, sentir el dolor y la lucha del
individuo y disponer maniobras corporales para liberar la tensión es la base de mi enfoque
terapéutico.
Habiendo dicho esto voy a enfatizar que la terapia bioenergética no es una terapia que trate
solo con el cuerpo, si bien mi enfoque primario es en el cuerpo; es un enfoque combinado a
los problemas de la personalidad trabajando con ambos: el cuerpo y la mente.
La proporción de tiempo que yo ocupo en trabajo corporal y en análisis es aproximadamente
50%. Trabajar con ambos, el cuerpo y la mente, es como tener dos piernas. Cada uno puede

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apreciar cuanto más fácil caminar con dos piernas que sólo con una. De la misma manera el
caminar suave y eficiente requiere que uno de la misma importancia a cada pierna. E
exactamente como las piernas están conectadas una a la otra, así lo están el análisis y el
trabajo corporal.
Yo usualmente establezco esta conexión en la primer sesión, en la entrevista inicial yo
dedicaré la primera media hora a escuchar las quejas del paciente y su historia, preguntando
acerca de su situación presente y antecedentes. Mientras el paciente está hablando yo
estudio su expresión facial, su actitud corporal y su voz. Esto provee algunas indicaciones
acerca de la personalidad del paciente. Más información se obtiene de la forma y motilidad
del cuerpo mismo. Como una persona se contiene a sí misma, está de pie, respira y se
mueve revela sus problemas y conflictos. Entonces con el paciente mirándose en un espejo a
sí mismo yo le señalo como sus quejas y dificultades –las que él presta atención- están
reflejadas en la expresión del cuerpo. Casi todos los pacientes ven esa conexión
rápidamente. Una vez que la relación entre lo psicológico y lo físico se ha establecido, el
paciente reconoce que su cuerpo habrá de cambiar si su personalidad cambiara de modo
significativo.
Si su cuerpo está demasiado rígido, esto es, si él retiene demasiado los sentimientos, su
cuerpo deberá suavizarse. Si los sentimientos están retenidos por tensiones musculares que
tienden a comprimir el cuerpo y cerrar las aberturas, estas tensiones deberán ser reducidas
para permitir la expresión de los sentimientos. Pero el cambio del cuerpo de una manera
significativa es una tarea tremenda. En casi todos los casos ocurren cambios positivos en la
terapia bioenergética.
La movilización inicial del cuerpo a través de la profundización de la respiración y los
ejercicios bioenergéticos a menudo evocan sentimientos que han sido por largo tiempo
suprimidos. La persona puede experimentar tristeza pero puede llegar a llorar o rabiar hasta
golpear la colchoneta. Puede sentir un grado de miedo que previamente había negado y
puede experimentar vibraciones que proveen nuevas sensaciones a su cuerpo. Esta
respuesta inicial a la terapia es como abrir una puerta a un nuevo mundo de sentimientos lo
que resulta muy excitante.
A menudo esto produce algunos cambios en la conducta que son bienvenidos por la
persona. Afortunadamente esto proveerá un fundamento y confianza para las tareas más
difíciles que vienen más adelante. Esta tarea es el trabajo en la estructura del carácter que
en mi opinión es la verdadera tarea de la terapia.
Como Reich lo señaló la persona no experimenta su carácter como ajeno a su yo, es ego
sintónico, la identidad a menudo es basada en el carácter. De todas maneras la estructura de
carácter como lo vemos en el análisis bioenergético es un desarrollo neurótico.
La estructura de carácter constituye un pattern establecido y fijo de conducta y conduce al
acrecentamiento de una rigidificación de la personalidad; representa una limitación del
propio ser y actúa como una restricción en la vida de uno. A pesar de este aspecto negativo
de la estructura de carácter la persona se defiende contra cualquier ataque a esta estructura
como si el ataque fuera una amenaza a su vida. En la mayoría de de los casos la defensa es
ampliamente inconsciente y opera como una resistencia a la terapia. Es la más poderosa
resistencia.

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Cuando uso la palabra ataque con referencia a la estructura de carácter no quiero significar
que uno haga un verdadero ataque físico o psicológico con respecto al carácter. En realidad
uno confronta la persona con los aspectos negativos de su carácter o conducta. Esta
confrontación es vista por el paciente como un ataque dado que el desafío está dirigido
contra una defensa. La confrontación en si misma es raramente efectiva en producir un
cambio en la estructura de carácter porque, incluso si el paciente puede ver cuán
autodestructiva es su conducta, es incapaz de cambiarla con un acto de voluntad. En otras
palabras, la voluntad es relativamente impotente para modificar el carácter ya que la
voluntad creó el carácter y está íntimamente ligada a él. Usar la propia voluntad para
cambiar las propias actitudes caracterológicas es como querer levantarse del piso por los
cordones de sus zapatos. Se necesita una profunda comprensión de la estructura de carácter
si la terapia ha de ser efectiva.
He dicho repetidas veces que la estructura de carácter se desarrolla como un modo de
sobrevivir. A través de los años he llegado a darme cuenta que esto es completamente
literal. La estructura del carácter es como la concha de un crustáceo, en el sentido de que es
experimentada como una parte integrante del organismo y parece servir a la misma función
protectora de la vida. Confrontar con su carácter es pedir que la persona ponga su
supervivencia en una cuerda.
El tema es de vida o muerte, si bien él no puede estar consciente que un miedo a la muerte
subyace a su resistencia. Yo siento esto y creo que este reconocimiento de mi parte s de real
ayuda a un paciente cuando él enfrenta su miedo al cambio. La estructura de carácter
mantiene una persona dentro de esos límites de conducta que aseguran su supervivencia, de
la misma manera que limita sus posibilidades de satisfacción y goce.
La estructura caracterológica sirve también para mantener la integridad de uno a través de
proveer límites a los sentimientos y sensaciones.
En el párrafo precedente yo hablé de los límites a la conducta. Aquí el tema es la necesidad
de mantener los sentimientos a un nivel que no amenacen la integridad psicológica del
individuo. El control debe ser mantenido si no, el yo llega a estar sobrepasado por una rabia
destructiva que pudiera resultar en asesinato; en efecto la persona podría volverse
suficientemente loca como para matar o como para tener que ser encerrada.
Hay en casi todos los pacientes un miedo a la locura, así como hay miedo a la muerte. Estos
miedos surgen de la infancia y fueron reales en el tiempo en que se erigieron. La única
defensa realística en ese tiempo fue desarrollar una estructura de carácter que pudiera
defender al individuo de estos peligros. ¿En qué medida son realísticos estos miedos hoy en
día? Si la persona deja caer su estructura de carácter, o sea, abandona sus defensas ¿podría
morir o volverse loco? La respuesta debe ser: no. Ninguna de estas cosas podría suceder,
ocasionalmente las personas dentro y fuera de la terapia experimentan una espontánea
irrupción expresiva de sentimientos que los transforma en el sentido que son libres de todas
las actitudes neuróticas y ansiedades y conocen por un corto tiempo la alegría de estar
abiertos y no neuróticos. Infortunadamente estas experiencias intrascendentes no producen
un cambio duradero, se desvanecen a causa de que la persona no puede adoptar su nuevo
modo de ser a su viejo estilo de vida y a su situación vital. Estos también deben cambiar
como parte del proceso terapéutico. Pero estas experiencias confirman que la entrega del
carácter neurótico de uno no amenaza nuestra vida o salud mental. FIN

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