Está en la página 1de 9

LA COMPRA

PERSONAJES:

COMPRADOR: Persona muy tranquila, aunque a medida que pasa la escena se pone de peor
humor. El piensa que ha quedado con dos personas de Wallapop para comprar unos zapatos a
su hija y a él mismo. Leva gafas

VENDEDOR: Extravagante, cambia de un estado de ánimo a otro muy rápidamente. Es el


personaje que trae el toque de comedia absurda que necesita la escena. Tiene cosas de
Groucho, de los Monty Python... Cada vez que en el guión pone "Cambio", se señala un cambio
anímico. No están apuntados todos los cambios, pues eso es a merced del actor/actriz.

En escena: Se ve al Comprador sentado, junto a una mesa y otra silla. Lleva rato esperando,
mira su reloj de vez en cuando. Está un rato esperando en silencio cuando de repente se oyen
gritos como de una discusión. Entra el vendedor hablando por teléfono, con una bolsa en la
mano, está gritando y discutiendo, muy alterado.

VENDEDOR: Nono escúchame bien, te voy a llevar a juicio. ¡Sí, a ti y a toda tu familia! ¡¿Eh?!...
¡Pero que es que esto no puede ser! ¿¡A ti te parece normal?! ... Mira, ¿es que tú sabes todo lo
que me has jodido a mi? ¡ Y a mí nadie me jode! ¡¿Me oyes, eh!? ¡Nadie! (le cuelgan) ¿Hola?
Pero será posible... (se da cuenta que está el comprador) Uy, perdona emm, ¿Javi? ¿Javi
verdad?

COMPRADOR: Sí, eh... y tú... eres Oscar

VENDEDOR: (se sienta) Sí, encantado. Perdona que haya llegado tarde eh? Es que... me he
alargado más de lo que pensaba y...

COMPRADOR: ¿Está... está todo bien?

VENDEDOR: Sí. ¿Por qué? Lo dices por eso, no tranquilo, en realidad eso no me inquieta ni lo
más mínimo ahora. Me preocupas tú, Javi.

COMPRADOR: ¿Como, perdone?

VENDEDOR: No pensaba decírtelo así de primeras, pero, es cierto, me tienes preocupado.

COMPRADOR (esta flipando, mira de un lado a otro) Perdone pero... ¿es usted Oscar?

VENDEDOR: Ese soy yo.

COMPRADOR: El Oscar que yo he hablado por Wallapop.

VENDEDOR: No creo que haya otro.

COMPRADOR: Que vende las zapatillas.

VENDEDOR: Aquí mismo están (indica la bolsa).


COMPRADOR: Entonces a usted yo no le conozco de nada de antes cierto? Quiero decir, no
entiendo cómo se preocupa de mí si no nos conocemos.

VENDEDOR: ¡Pero bueno Javi! Con que usted es de aquellos que piensan que tan solo merecen
preocupación las personas ya conocidas ¿eh? Un poco presentófobo por su parte. (Cambio) Te
lo he visto en los ojos, en la mirada. The eyes chico, they never lie. Sácalo Javi, sabes que
puedes contarme lo que quieras. (poniéndole la mano sobre el antebrazo).

COMPRADOR: Mire, ¿perdone eh? (retirándosela) Pero me temo que no sé de qué me habla.

VENDEDOR: Sus ojos los saben, veo decepción en tu mirada Javi. ¿Qué ha pasado?

COMPRADOR: Mire, tengo algo de prisa, he quedado justo luego con otro vendedor y me temo
que no vamos muy bien de tiempo. ¿Por qué no hacemos lo que hemos venido a hacer?

VENDEDOR: Está bien, si no quieres hablarlo. (saca de la bolsa un zapato de hombre mayor
junto con una bamba de niña pequeña) Aquí tiene, son 40 euros en total.

COMPRADOR: Pero...

VENDEDOR: ¡No! Lo siento, me sabe mal pero no puedo rebajar el precio, son 40.

COMPRADOR: Nono, no es por eso. Me refiero a que... Que... ¿Qué es eso?

VENDEDOR: (mira por debajo de la mesa sus pies) ¿Lleva unos puestos y no sabe qué son?

COMPRADOR: Nono, quiero decir, ¿dónde está el otro par del zapato?

VENDEDOR: ¿Qué otro par?

COMPRADOR: El otro par, el otro zapato de este (señala el zapato de hombre mayor)

VENDEDOR: Aquí (señala el zapato pequeño de niña)

COMPRADOR: ¡Pero oiga! Si esto es un zapato de niña pequeña

VENDEDOR: Sí, sí lo es.

COMPRADOR: Y en la fotografía del anuncio se veían dos zapatos de hombre.

VENDEDOR: Hmmmm si?

COMPRADOR: ¡Sí! ¡Salía éste (señala el zapato de hombre mayor) y el otro!

VENDEDOR: No veo la contradicción

COMPRADOR: ¿Pero se está quedando conmigo?

VENDEDOR: Bueno, me parece algo apresurado, pero tenga, este es mi número (saca un
bolígrafo y empieza a escribir en una servilleta)

COMPRADOR: ¿Qué? (el Comprador se fija en el zapato de niña, casi reconociéndolo. En este
instante el Vendedor tratará de llevar su atención a otra parte, mediante gestos, señalando
hacia otro lugar… el Comprador cuando se fija en el zapato de niña balbucea, dice "Oiga
esto…" "A ver…" Déjeme…")

VENDEDOR (entregándole el papel. Empieza a distraerlo): Más sorprendido estoy yo, créame.
Debo admitir que me pareció atractivo a primera vista, pero jamás pensé que coincidiéramos
en tanto. (Le agarra con las manos la cabeza, dirigiendo su mirada a su rostro para que no
mire las zapatillas. Se quedan cara a cara) ¿No cree que hemos conectado?

COMPRADOR (quitándole las manos): ¿Pero qué hace?

VENDEDOR: Tiene razón, primero los negocios, luego ya nos centraremos en nuestra relación.
(Coge el zapato de hombre. Se lo muestra, haciendo que desvíe su atención) ¿Qué le parece?
Elegante ¿verdad? No me diga que no hay diferencia de verlo en una foto a pasar y verlo en
persona.

COMPRADOR (cae en la cuenta): ¡La foto! ¡En la fotografía salían los dos pares de este mismo
zapato!

VENDEDOR (enfadado): ¡La foto, la foto, la foto! ¡¿Ya está bien con la foto no?! Llevas toda la
semana igual Javi. Yo no digo nada de tus fotografías ¿verdad? Pues déjame en paz, siempre
haciendo lo mismo macho. (Cambio) Volviendo a lo nuestro (vuelve a enseñar el zapato), la
costura es un tallado de aglomeraciones sinfónicas del tejido del lino, la suela procede del
pelaje capilar poskantiano, mientras que los cordones suelen (señala la suela) costar (señala la
costura) un cuarto del valor de la fuerza de trabajo promedia. (El Comprador no entiende
nada, se vuelve a fijar en el zapato de niña). No le veo muy convencido, si me permite, déjeme
que le… (Va hacia los pies del Comprador para quitarle el zapato y ponerle el que tiene), no
tardaré ni un segundito y…

COMPRADOR (intenta alejarlo): ¡Pero oiga!

VENDEDOR (sigue tratando de cambiarle los zapatos): Si… si me permite… Ya verá como…

COMPRADOR: ¡Que se esté quieto!

VENDEDOR (Le ha quitado el zapato. Ahora trata de ponerle el otro): Si… si me permite…

COMPRADOR (enfadado. Se levanta): ¡Pero bueno, ya está bien! ¡Que le he dicho que no! Por
dios…

VENDEDOR (Dando mucha lástima): Yo… yo tan solo quería que te vieses...

COMPRADOR: Pues yo no quiero. (Resopla) Y ahora deme mi zapato por favor.

(El Vendedor le da el zapato de la compra)

VENDEDOR: Aquí tiene

COMPRADOR: No. ¡El otro!

VENDEDOR: ¿Cómo que también el otro? ¡Sí claro, entonces yo me quedo sin zapato!
COMPRADOR: ¡Pero si éste es suyo, que yo no lo quiero! ¿No lo entiende?

VENDEDOR (melodramatizándolo) Ah. Muy bien, muy bien. Muy bonito por tu parte Javi.
(Recoge los zapatos y los mete en la bolsa). ¡Hacerme perder el tiempo de esta forma, para
que ni tan solo acabe comprando ya no ambos, si no uno solo de ellos!

COMPRADOR (compasivo. Se siente un poco mal): Pero, oiga espere, espere. ¿Tiene usted el
otro zapato de ese mismo modelo pero para el pie izquierdo?

VENDEDOR (obvio): No.

COMPRADOR: ¡Pues entonces claro que no se lo voy a comprar! ¡Esto es increíble, a este ritmo
no me voy a poder comprar unos zapatos nunca! (se calma) Mire, por suerte he tenido que
venir hasta aquí para hacer otra compra, y el viaje no va a ser en vano, pero que sepa que es
de muy mal gusto lo que usted hace.

VENDEDOR: Ya sabía yo...

COMPRADOR: ¿Que ya lo sabía? ¿Y por qué lo hace?

VENDEDOR: Nono, ya sabía yo Javi que hoy te pasaba algo. Mira Javi, no quiero que te vayas
así...

COMPRADOR: Pero que yo no me voy a ningún lado, en todo caso se va usted. Además que he
quedado aquí.

VENDEDOR: Bueno, vale está bien. Pero que en todo caso no quiero dejarte así. Me... me da
cosa, no sé. Creo que deberías hacer algo para aliviarte de esa aurea negativa, de toda esa
rabia.

COMPRADOR: No mire, se equivoca usted. Y realmente me demuestra que no me conoce,


porque yo no me enfado. No necesito hacer nada ni ninguna actividad que sirva como
desahogamiento porque yo, no tengo nada que desahogar.

VENDEDOR: ¡No! ¿Ves Javi? Ese es justo tu problema. Mira, como no quiero que te vayas así...

COMPRADOR: Se va usted

VENDEDOR: ... te quiero aconsejar un ejercicio, para... para sacarlo todo ¿sabes? A mí me va
genial. Y cada vez lo hago más.

COMPRADOR: Oiga, en serio, que no estoy enfadado.

VENDEDOR: Yo tampoco. Mira, consiste en tener una conversación imaginaria que quieras
tener con alguien, algo que le quieras decir a cualquiera, incluso a ti mismo. ¿No? Y va genial,
lo sacas todo, ¡flash! Todo fuera.

COMPRADOR: Tampoco me parece tan original, casi todos tenemos conversaciones


imaginarias.
VENDEDOR: No, pero no basta con tenerlas en la mente, el ejercicio consiste en que tú hables.
Yo por ejemplo, dado que no tengo mucho tiempo, debo tenerlas en la calle, camino a casa,
camino al trabajo...

COMPRADOR: ¿Y como lo hace?

VENDEDOR: Bueno, normalmente me pongo con el teléfono para no llamar la atención ¿sabe?
simulando que estoy en una llamada.

COMPRADOR: ¿Y consigue desahogarse usted con tanta gente en la calle?

VENDEDOR: Sí sí, bueno, el otro día casi acabo a puñetazos con uno

COMPRADOR: ¿Cómo? ¿Alguien quería pegarle?

VENDEDOR: ¿Alguien? Hombre, pues con quien hablaba. Comenzó a sacar acusaciones falsas
sobre mi persona, y claro, a esto estuvimos de quedar y solucionarlo a golpes. ¡Cara a cara!
¡Eh!

COMPRADOR: Qu.. ¿Qué?

VENDEDOR: Pero bueno, al final se quedó el teléfono sin batería y no pasó nada. Pero sí sí,
pillé un rebote gordo.

(silencio, el Vendedor se queda absorbido en sus pensamiento de la discusión y en comprador


está flipando)

COMPRADOR: Y... perdone, pero... entonces, la conversación que estaba teniendo al inicio,
cuando ha venido, ¿se la estaba imaginando?

VENDEDOR (muy serio): ¿Pero usted me toma por un loco? (Cambio) En fin, yo también espero
a alguien, así que si no le importa, también esperaré aquí hasta que llegue.

(Pasa el rato, no viene nadie, el Comprador decide llamar al otro vendedor con quien ha
quedado. Saca el móvil y llama. Se escucha el teléfono del Vendedor. Lo coge, pero lo que usa
como teléfono es una cartera.)

VENDEDOR: ¿Diga?

COMPRADOR: Esto no puede estar pasando

VENDEDOR: Perdona, no te oigo que hay gente aquí hablando.

COMPRADOR: ¡Pero si está hablando conmigo!

VENDEDOR: Espera un momento (mira al Comprador) Por favor. (vuelve al teléfono) Dime ¿qué
pasa?

COMPRADOR (se levanta y va hacía él): ¡Pero qué dices, si soy yo el de la llamada!

VENDEDOR: ¿Javi que no ves que estoy haciendo el ejercicio?


COMPRADOR: ¡¿Pero qué ejercicio si te he llamado yo?!

VENDEDOR (hablándole a la cartera): Dime, dime

COMPRADOR (le coge la cartera y se la lanza contra el suelo)

VENDEDOR: ¡Eh, oiga!

COMPRADOR (se empieza a cansar, a perder los nervios): No. Cállese por favor. Por favor. Por
favor se lo pido. Respóndame a esta pregunta, la persona con la que había quedado usted no
sería otro comprador de Wallapop ¿verdad?

VENDEDOR: Sí, así es. (Sorprendido) No me diga que es usted.

COMPRADOR: Yo estoy igual de sorprendido.

VENDEDOR: Pero...

COMPRADOR: Es un regalo para mi hija. Las últimas las rompió y necesita unas nuevas.

VENDEDOR: Ah. Bien, en ese caso, no hay más tiempo que perder (saca de la bolsa un zapato
de hombre mayor y un zapato de niña pequeña. Los mismos que antes, pero el lado contrario
de cada uno) Aquí tiene, son 20 euros.

COMPRADOR (silencio. Se queda flipando y está asimilando todo lo que pasa) Disculpe, pero,
esto.. esto no puede estar pasando.

VENDEDOR: Lo siento pero me temo que de 20 euros no puedo bajar.

COMPRADOR: ¿Pero me está tomando el pelo?

VENDEDOR: ¿Cómo?

COMPRADOR: Antes me ha dicho que no tenía el otro zapato de hombre y sí que lo tiene.

VENDEDOR: No que va

COMPRADOR: Sí

VENDEDOR: No que va

COMPRADOR: Sí

VENDEDOR: No que va

COMPRADOR (se dirige a la bolsa con intención de cogerla): ¡Pero si lo tiene ahí, metido en la
bolsa!

VENDEDOR (se la aparta) ¡Eh! (Muy serio) Ts, ts, ts, ts.

COMPRADOR (se sienta): Es que... es que no me creo lo que está pasando. Ya decía yo que
había visto ese zapato de niña, lo había visto en alguna parte, me sonaba de algo. Pero esto…
esto sí que no me lo puedo creer…
VENDEDOR: Oye Javier...

COMPRADOR: ¡No me llame Javier! Tráteme de usted, como yo lo hago.

VENDEDOR: De acuerdo, está bien. Tan solo decirle que... que le comprendo.

COMPRADOR: ¿Cómo?

VENDEDOR: Que créame que entiendo como lo está pasando ahora mismo.

COMPRADOR: No, no creo que pueda.

VENDEDOR: Sí hombre, que sí. Si el otro día me encontré en su situación.

COMPRADOR: ¿Qué? ¿Alguien le ha hecho esto a usted? ¿Y por eso me lo hace a mí? ¿De eso
va esto?

VENDEDOR (sin entenderle): Nono. (Cambio) Pero para saber cómo se sentiría usted, el otro
día quedé dos veces con el mismo vendedor para una compra. Él tampoco se lo esperaba
claramente. Para que luego diga que no lo comprendo, y tanto que lo hago, me pasó
exactamente lo mismo que le está pasando. Créame que nadie más se pone en sus zapatos
tanto como yo. ( mira los zapatos encima la mesa) ¡Los zapatos, nunca mejor dicho eh! ( se
echa a reír)

COMPRADOR: Se acabó, no aguanto esto, me marcho.

VENDEDOR: ¿Pero y su hija?

COMPRADOR: ¿Pero cómo le va a servir este zapato a mi hija? Si al menos, pudiese comprar
también el par anterior aún. Pero ya no aguanto más.

VENDEDOR: Está bien, espere, espere. Le vendo los dos pares (saca los otros dos y los pone
encima la mesa) Serán en total 60 euros, veinte (indica los segundos) y cuarenta (indica los
primeros).

COMPRADOR: Pero vamos a ver, ¿qué sentido tiene que unos valgan el doble cuando son lo
mismo?

VENDEDOR: Hmmmmm, ¿sí?

COMPRADOR: ¡Sí!

VENDEDOR: Tiene razón, deberían valer lo mismo. Cuarenta y cuarenta, en total, son 80 euros.

COMPRADOR: Pero...

VENDEDOR: Hombre, a ver si se piensa que los voy a igualar al precio más bajo, que no estoy
loco.

COMPRADOR: No pienso pagarle 80 euros por estos zapatos. O me los rebaja o no hay trato.

VENDEDOR: ¿Con que no hay trato eh?


COMPRADOR: No.

VENDEDOR (pensativo): Esta bien. De acuerdo, usted gana.

COMPRADOR: ¿Me los deja en 40 entonces?

VENDEDOR: Oh nonono. Pero se me ocurre una forma justa para decidir el precio final. (Coge
dos servilletas y empieza a escribir 40 y 20/50) Mire, yo escribiré los dos precios de cada par en
estas dos servilletas ¿de acuerdo? Usted decidirá cuál y ese será el precio para ambos pares ¿le
parece?

COMPRADOR (un poco desconfiado): ¿Y lo elijo así, sin más?

VENDEDOR: Sí, así sin más. Usted diga qué servilleta y el número en cuestión será el precio por
cada par. (Le muestra las dos servilletas) ¿Y bien, cual elige?

COMPRADOR (señalando la de 20/50): Ésta

VENDEDOR: ¿Seguro?

COMPRADOR: Sí

VENDEDOR: Está bien, en ese caso sale a un total de 100 euros por ambos pares de zapatos.

COMPRADOR: ¡¿100 euros?! Pero si esta es la de 20.

VENDEDOR: Se equivoca usted, aquí pone 50.

COMPRADOR: ¡Esta es la de 20! (la servilleta se cae por su peso y muestra 50)

VENDEDOR: ¿Ve como pone 50?

COMPRADOR: Pero vamos a ver, ¿pero qué broma es esta?

VENDEDOR: No me hable de bromas por favor, que me han traído de mal humor hasta aquí.

COMPRADOR: ¿Perdone?

VENDEDOR: Perdonado. ¿Quiere saber que es aquello que me había puesto de tan mal humor
a inicio de la escena?

COMPRADOR: ¿Cómo? ¿Qué dice?

VENDEDOR: Mi entrada, cuando estaba discutiendo por teléfono. ¿Sabe por qué estaba de tan
mal humor?

COMPRADOR: N… no

VENDEDOR: ¡Por las bromas de cámara oculta! ¿Recuerda esos programas de la tele? En los
que gastaban bromas a transeúntes y siempre acababan señalándoles dónde estaba la cámara
y se les veía reír mientras se hacía el fundido a negro. ¿Se acuerda?

COMPRADOR: Si…
VENDEDOR: Pues son una farsa, ¡un montaje! Está todo guionizado, como esta mierda, no hay
nada real ahí joder.

COMPRADOR: Pero... pero perdone pero ¿qué dice?

VENDEDOR: Que son todos actores, que lo del final, lo de mirar a la camarita sonriendo es una
mentira, siempre han sabido donde estaba la cámara de los cojones. Me lo han desvelado esta
mañana y una vez que te lo dicen, ves que todo está pautado. Cada gesto, acción, respuesta…
ya está escrito de antemano. Es como esto, venga por favor si me sorprende hasta a mí que no
se haya dado cuenta que mi teléfono es una cartera. (Le enseña la cartera. El Vendedor no
entiende al inicio, pero poco a poco empieza a comprender que están en una obra
guionizados). Si hasta sus gafas no tienen lentes, fíjese, fíjese. (Le quita las gafas al Comprador
y se lo muestra, éste va asimilando) Que cutres llegamos a ser, ¿no le parece?

COMPRADOR: S.. sí, sí.

VENDEDOR: Y ya no le cuento lo de la zapatilla de la niña, ¿de veras no se había dado cuenta


que es la misma de la foto del anuncio?

COMPRADOR: No, pero…

VENDEDOR: Mejor. Con el trabajo que me ha llevado distraerle… (Ve que el Comprador está
pensativo, asimilando todo) ¡Pero bueno! ¡Reaccione hombre! Que esto aún no ha acabado,
no me diga que se ha quedado en blanco ahora ¿no?

COMPRADOR: Eh… no, no.

VENDEDOR: (empieza a sonar música de Just for Laughs). ¡Mire! Ya está, igual que aquí. (Se
acerca al comprador y le señala el público, como si fuera el final de una broma de cámara
oculta). Sonría hombre, que ya se acaba esto (el Comprador actúa como si fuera un personaje,
haciéndolo muy forzado y mal). Pero oiga, póngale un poco de voluntad ¿no? (el Comprador lo
hace más forzado). Venga, ríase, como si le hubiese hecho mucha gracia (se ríen forzosamente)
Mire, mire. ¡Salude a la cámara, salude! (Saludan)

(Fundido a negro. Fin de la escena)

También podría gustarte