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Para preparar esta charla, estuve leyendo al- el de la meditación de Eduardo Mallea, el famoso
gunos antecedentes del estado anímico de la Ar- escritor argentino de la primera mitad del siglo
gentina a través del siglo XIX y XX. Como es sa- XX. Mallea escribió un libro que tiene una vigen-
bido, no es la primera vez que pasamos por una cia enorme y transmite muchísima fuerza: Histo-
situación tan dramática en la que las ilusiones ria de una pasión argentina. Esta obra fue escrita en
parecen prácticamente enterradas. Por eso, me los años treinta, por lo tanto tiene prácticamente
animo a pensar que sigue siendo actual el hacer 70 años. El autor medita sobre la Argentina des-
una reflexión más allá de la coyuntura que vivi- de su departamento y dice “estoy en un piso alto
mos, no para ignorar nuestra angustia, sino para viendo Buenos Aires, viendo el río. Tengo todo el
que nos sirva de punto de inflexión a nuestra si- país extendido delante de mí.” Se podría pensar
tuación actual. Creo que la angustia sirve como que estaba en el Edificio Kavanagh, que en esa
elemento de vuelta hacia uno mismo y de refle- época era quizás el más alto de la ciudad. Desde
xión de fondo. Generalmente, en los momentos esa atalaya urbana Mallea dice cosas como éstas:
difíciles en la historia de los pueblos, ésta da un “Después de intentar durante años paliar
impulso para alcanzar cosas que quizás de otra mi aflicción inútilmente, siento la necesidad
forma no se hubieran logrado. de gritar la angustia a causa de mi tierra, de
Me parece cada vez más evidente lo que mu- nuestra tierra. De esa angustia nace esta refle-
chos opinan: que el problema argentino va más xión, esta fiebre casi imposible de articular en
allá de lo político o de lo económico. Es una co- la que me consumo sin mejoría”. 2
sa ya muy tratada, pero parecería que estos mo- Esa sensación de angustia sin fondo que sien-
mentos dramáticos muestran que el problema te Mallea por la Argentina, esa “desesperanza, es-
es espiritual y casi psicológico. Hoy se habla mu- te amor hambriento, impaciente, fastidioso e in-
cho de la psicología de la Argentina, de lo que tolerante, esta cruel vigía”3 como él la llama, es el
está pasando con la psiquis argentina que está punto de partida que le sirve al escritor para co-
detrás de los fenómenos económicos y políticos. menzar una incursión dentro de sí mismo y, a
En estas lecturas que les voy a comentar se reco- través de sí, de la Argentina, que arranca con la
gen algunos testimonios del drama espiritual y falsa ilusión, sigue con la frustración y continúa a
psicológico en la Argentina del siglo XIX y XX. la búsqueda de una verdadera esperanza.