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Los intelectuales y la invenciér del peronismo 301.188 Neiburg, Federico NEI Los intelectuales y la invencién del peronismo: estudios de antropologia social y cultural - 1a ed. - Buenos Aires: Alianza, 1998. 304 p.; 20x13 em. - (Alianza estudio; 37) ISBN 950-40-0161-0 IL. Titulo - 1. Antropologfa Cultural La publicacion de este libro fue posible gracias al apoyo de las siguien- tes instituciones dependientes del Ministério de Ciancias e Tecnologia del Brasil: Financiadora de Estudos e Projetos (FINEP), a través del proyecto de apoyo al PPGAS (Programa de pés-Graduacdo em Antro- pologia Social, Museu Nacional, Universidade Federal do Rio de Ja. neiro); y Conselho Nacional do Desemvolvimento Cientifico e Tecnolé- gico (CNPg) a trayés ds pon bese de mrvdipetividad en investigacién. g2| Fecha ce. A fo Cubierta: Pablo Barragén. Composicién y armado: La Galera Correccién: Luz Freire © Federico Neiburg © Alianza Editorial, S.A., Madrid/Buenos Aires, 1988 Produccién editorial: Ay, Belgrano 358, piso 10; 1092 Buenos Aires TelMax: 842-4426 / 842-9025 Distribucién y venta: Ay. Cérdoba 2064; Buenos Aires 1120 Tel/fax: 372-7609 / 73-2614 / 814-4296 Hecho el depésito que marea la ley 11.728 Impreso en Argentina - Printed in Argentina INDICE igradecimientos y IMIPOAUCCION eee cscs 13 |. Repertorios. Peronizacién, desperonizacién, reperonizacion 25 Luchas de clasificacién y discurso de barricada ...... 26 Repertorio de cuestiones y espacios para los desacuerdos . Mis H 34 Distancia y proximidad; el peronismo como “fené6meno” y como “experiencia” wo Al . Argumentos de autoridad .. aD Una doble capacidad 53 La auloconciencia popular 63 El testimonio AA La profecia desarticulada 7 Peronizaci6n y vanguardia 82 Ciencia y sociedad 89 Il, Peronismo y mitologias nacienales .... 95 fl diagnéstico: la crisis argentina ........ 98 Los relatos histéricos: la lucha entre las dos Argentinas . E lL Ia version pendular: lanzas, votos y sindicatos 112 La version evolutiva: hacia una sociedad mejor y mas integrada ....... 1 2A ae ta a El pueblo en el mito de origen del peronismo ....... 122 La invencién del peronismo . IV. Bilites sociales y élites intelectuales: El Colegio Libre de Estudios Superiores (1930-1961) ......... 139 EL Colegio Libre de Estudios Superiores en los anos treinta 140 Un programa de pais para la Argentina de posguerra 15g El “paréntesis” peronista” 1945- 1955). wa 166 Epilogo: después de la Revolucion Weradora seas 199 Vv. Gino Germani y la sociologia cientifica ............. 183 1934-1945: la llegada a la Argentina y la experiencia universitaria 185 Exclusion y acumulacion .... 196 La explicacién cientifica de un nuevo fendmeno .... 204 VI. Desperonizaci6n e innovacién en la Universidad . Fert cag ibis 213 La desperonizacién como reaccién ASO OGaS EQ) LTIVETSIEA IO \-xtcraseuipotinsisactimrcinanczexseny ts 218 Erudicién y oposicién: los maestros OP BUCA 5. cc lccncnmunr Meta aagare nee 228 El nacimiento de los ins. o la reforma ies 2 universitaria como modernizacion biaaasses 29 @ La sociclogia cientifica: una nueva ortodoxia en el mundo cultural de los sesenta ....0....0.. 23% - : S on Retlensones nals iii: is cssngs carina erer =” Soars 250 Apéndice . Referencias bsbuoarasficas yp fuent AGRADECIMIENTOS Este libro es una reelaboracion de mi tesis de doctora- (0, presentada en abril de 1993 en el Programa de Posgrado i) Antropologia Social (PPGAS/Museo Nacional) de la Uni- vursidad Federal de Rio de Janciro, Brasil. La investigacién ue sirvid de base a la tesis hubiera sido imposible sin el es- (imulo al trabajo intelectual y a la discusién seria y profunda {jue recibi y recibo en esa institucion, primero como estudian- to y, desde 1993, como profesor, Entre mis maestros y cole- jis deseo agradecer especialmente el didlogo permanente ‘on José Sergio Leite Lopes, Moacir Palmeira, Afranio Garcia |), Lygia Sigaud, Luiz de Castro Faria y Marcio Goldman. Durante la elaboracion de la tesis y durante la prepara- (00 del libro tuve la opertunidad de beneficiarme de las cri- \icis y comentarios de Sergio Miceli, Mariza Peirano, Claudio oinilz-Adler, Rosana Guber, Juan Carlos Torre, Jorge Gracia- (ha, Emilio De Tpola y Carlos Allamirano. Los periodos en la \iyentina, no solo dedicados a la investigacién, fueron parti- ‘ilinmente preductivos porque estuvieron cercados del afec- 4 la amistad y el estimulo de Mariana Karol, Haydée Birgin, \ii Rosato, Mauricio Boivin y Lucas Luchilo. En Brasil, fue la amistad Beatriz Heredia, Carlos uy, Claudia Guebel, Gabriela Scotto, Marcos Otavio Bezerra lario Grynzpan. El privilegio de haber podido dedicarme 1) exclusivamente a la investigacién durante cl dectorado mmbicn importante 9 10 Federico Neiburg fue posible gracias al apoyo financiero de una serie de insti- tuciones: 1988-1991, The Wenner-Gren Foundation for An- thropological Research; 1988-1992, Conselho Nacional de De- senvolvimento Cienlifico e Tecnolégico (CNPq); 1991, Ford Foundation (a través de la Associacao Nacional de Pés-gra- duagdo em Ciéncia Social, ANPOCS); 1992, Coordenacdo de Aperfeigoamento de Pessoal de Nivel Superior (CAPES); y en 1993, Fundacao de Amparo 4 Pesquisa do Estado do Rio de Janeiro (FAPERJ). Como profesor e investigador, desde 1993 he contado con el inestimable apoyo institucional del PPGAS, del CNPq y de la FINEP (inanciadora de Projctos ¢ Pesqui- sas). Débo agradecer especialmente también la atencién y la paciencia de quienes me facilitaron el acceso a materiales en las bibliotecas y archivos del Instituto Torcuato Di ‘Tella, la Fa- cultad de Filosofia y Letras y el Archivo General de la Univer- sidad de Buenos Aires. La forma final del libro debe mucho a la revision de Silvia Pérez. De alguna manera, pertenezco a la generacién de hijos de los protagonistas de las tiltimas historias que se cucntan aqui. Por eso, también quiero mencionar de modo especial a mis padres, José Neiburg y Raquel Barén, ya que fueron ellos los que comenzaron a contarme esas historias. También a Isi dro Barén y a Elsa Winitzky que introdujeron un poco mas que simples comentarios. Y a Diana Neiburg, por lo que nos tocé vivir juntos. ste libro cs en buena medida resultado de una aventu- ta y de varias obsesiones compartidas con Marina Velasco. El reconocimiento a la profundidad de nuestro didlogo intelec- tual, y a lo que dicen la voces del corazdn, no caben en un simple agradecimiento. No pregunies: “ZQué ocurre dentro de nosotros cuan- do estamos seguros de que...?”, sino: “gComo se mant- fiesta ‘la certeza de que es asi’ en el actuar de la gen- te”, LUDWIG W1 NSTEIN INTRODUCCION Vivimos en una época en la que el recrudecimiento de jos nacionalismos, la redefinicion de fronteras nacionales, y la onliguracién de nuevas formas de relaciones entre naciones parecen mostrar de una manera dramAtica el caracter arbitra- fio de las realidades nacionales. Paraddjicamente, cuando ‘iis se fundamenta Ja legitimidad de las luchas sociales en “onvieciones esencialistas —como el territorio, la sangre o la wilura—, quienes no estan directamente involucrados cn elas pueden percibir con mayor daridad todo lo que esos jotivos deben a la accién de las personas, y no a la natura- leva cle las cosas. Cualquier estudio sobre sociedades 0 cultu- fs nacionales tiene que enfrentar esta paradoja: a pesar de jiicer referencia a construcciones y a luchas sociales, los sen- (los que convoean palabras tales como sociedad o cultura ilonal parecen siempre mas afines con consensos que con \isensos, con acuerdos que con diferencias. Sabemos que las palabras y sus significados son produc- (os sociales, que su historia y sus contenidos' son inseparables de sus usos, de las realidades que describen y de la creencia on la existencia de esas realidades. La historia de las palabras a hablar de las realidades nacionales —como, ule sirven pa juslamente, sociedad o cultura— muestra que ellas también fueron inventadas para legitimar la existencia de esas realida- 13. 14 Federico Neiburg des. Por eso, ocultan las luchas seciales y los procesos en los que ganaron sus sentidos. Sin embargo, cuando se observan las representaciones sobre la cultura y la sociedad en la Argentina suele descubrir- se algo diferente: las imagenes que sirven para hablar de ella parecen invocar siempre mas la dicotomia que el consenso, Buena parte de las teorias producidas por nuestros pensado- res consagrados, en lugar de enfatizar puntos de acuerdo, han preferido reconocer temas y cuestiones sobre los cuales ha si- do legitimo y necesario polemizar y tomar partido. Entre olros, lérminos tales como civilizacién y barbarie, naciona- lismo y Hiberalismo, peronismo y aniiperonismo, sirvieron pa- ra disefiar la geogralia de campos de batalla “tipicamente ar- gentinos”, en los que fueron definidos los contenidos de la cultura nacional y, también, las caracteristicas sociales de sus intérpretes No hay razones para separar la’ imagen, o el estercoti- po, de los argentinos como “politizados” y apasionados po- lemistas de los “problemas nacionales”, y la historia del pais que luvo en la intolerancia y en la violencia uno de sus ras- gos mas comunes. Frecuentemente, diferentes “explicaciones de la Argentina” y de las “formas de ser” de los argentinos sirvicron de argumento legitimador de esa historia. La inten- ci6n de este libro es explorar uno de sus capitulos. En ese capitulo, “explicar el peronismo” fue sinénimo de “explicar la Argentina”. Cuaiquiera que haya tenido algin tipo de contacto con la Argentina y con la produccién de sus intelectuales habra podido comprobar que en este pais pocas palabras permiten referencias 4 una gama tan amplia de sentidos como la pala- bra peronismo. Ella sirve para nombrar al movimiento politi- co que nacié a mediados de la década de 1940 identificado con la figura del general Juan Per6én; para clasificar el perio- nteleetuales y la invencion de} peronismo 15 do de la historia nacional que se inicia hacia 1945 y termina en 1955, cubriendo los diez afios que incluyen sus dos prime- fos gobiernos; para llamar al partido politico creado por Pe- ion poco después de vencer en las elecciones de 1946 y que sobrevive hasta hoy con otras denominaciones; para hacer re- ferencia a la identidad politica de quienes desde aquella ¢po- «4 invocan su figura y el recuerdo de sus gobiernos para le- witimar diferentes apuestas en el campo de la politica. El ad- jelivo peronista también ha servido, y sirve ain hoy, para describir una doctrina politica, un tipo de gobierno, una for. ma de discurso Asimismo, tal vez pocas palabras tienen, como la pala- bra peronismo, semejante capacidad para invocar, al mismo liempo, violentos desacuerdos —adhesiones y repudios fun- dados en las mds variadas interpretaciones— y, una rara una- jimidad: lderazgo revolucionario, experiencia nacional-po- pular, dicladura bonaparitsia, populismo auloritario, efecto de la accion de un genio matigno, fueron solamente algunas de las expresiones utilizadas por politicos e intelectuales pa- 11 describir lo que tedos ellos coincidieron en calificar como (nt propuesta, positiva o negativa, de constitucién de la na- ion, una forma perversa o progresista de integracion del pucblo a la sociedad argentina. Desde ‘hace ya medio siglo el peronismo ha sido un 06- lo de polémica; un conjunto de hechos, motivos, metdéforas \dentidades que han sido tratados como algo legitimo sobre jo cual discordar y tomar partido. Los intelectuales no sélo no han estado al margen de esta representacion sino que han purticipado activamente en su fabricaci6n. Por mucho tiempo, jnlerprctar el peronismo fue un tema central en los combates de tal forma que, para ser escucha- Mielectuales argentine (Jo, cualquier individuo interesado en hablar sobre la realidad cial y cultural del pais debi6 participar en el debate sobre is origenes ¥ su naturaleza. Esas batallas han sido un esce: 16 Federico Neiburg nario para la constitucién de las figuras intelectuales que po- blaron el campo de produccién cultural del pais en los alti- mos afios. Esas batallas también han sido uno de los escena- rios en el que el propio peronismo ha sido construido. Mi in- lencién es esbozar algunos aspectos de la historia social y cultural de esas construcciones, reconstruyendo los itinerarios de algunas figuras sociales e instituciones, estudiando la gé- nesis de algunos temas, argumentos y estilos. Debatir sobre la naturaleza de un fendmeno social impli- ca una forma de observar la sociedad y la cultura asentada en un supuesto relativo a la separacién entre algo 1 es consi- derado como la interpretaci6n de la realidad y la propia rea- lidad que es interpretada. Segiin esto, las interpretaciones so- brela naturaleza de un fenémeno oe de un preceso social apa- recen como independientes y exteriores a su existencia social substantiva. Mas alla de sus contenidos diferentes, éste ha si- do un supuesto compartido por la mayor parle de las inter- pretaciones del peronismo. En este libro quiero ensayar una perspectiva distinta, in- vitando a una reflexién sobre la relacién constitutiva entre “representacion de la realidad” y “realidad” y, mas especifica- mente, sobre la relaci6n constitutiva entre la génesis social de los intérpretes de la realidad, de sus interpretaciones y de sus objetos. Al contrario de enunciar una nueva interpretacion del peronismo —o de juzgar los méritos de las distintas interpre- laciones que han formado parte de los debates que lo han te- nido como objeto—, mi interés es comprender la ldgica so- cial subyacente a la existencia de esos debates, la génesis de las figuras intelectuales que en ellos participaron y sus efec- tos en la construccién del propio peronismo como un fend- meno social y cultural Desde esta perspectiva, la palabra invencidn que es uti- lizada en el titulo y a lo largo del libro nada tiene que ver con [on intelectuales y la invencién del peronismo 17 in juicio acerca de la artificialidad de las interpretaciones, Menos atin con algGn supuesto relativo a la libertad o la efi icia de las voluntades individualcs en la construccion de los hiechos sociales. La expresién invencién del peronismo busca, implemente, acentuar una perspectiva no substancialista, ‘wnta ala dimension productiva de las acciones sociales so- hve la “realidad” social. Ciertamente la historia del peronismo no se restringe a jon debates sobre él. Pero la historia de esos debates —la gé- wais de los agentes sociales que se constituyeron participan- Jo en ellos, las instituciones desde las cuales hablaron, las formas de produccién cultural que buscaron consagrar— es parle de la historia del peronismo. Reconocer el papel de los Aielectuales en su construccién no significa tansformar al oeronismo en una mera “narrativa”, en una ficcién o en un ultade exclusive de elaboraciones intelectuales. Gomo to- i) lendmeno social y cultural, el peronismo es resultado de icciones de diferentes agentes sociales, ubicados en dife- nies areas del espacio social —y no solamente de los gru- populares, como buena parte de la literatura ha insistido » aliemar, Evaluar la contribucién de cada grupo social a | construccién es una tarea que excede las posibilidades J) este trabajo. Mi interés aqui se limita a proporcionar ele- Henlos para comprender en qué condiciones sociales diver- /ijuras intelectuales participaron en esa construccién, por pic y eémo el peronismo se transformé en problema para ti. y cudles fueron los contenidos que asignaron a esa ca- Como se sabe, la palabra peronismo “naci6" después del w de Hstado del 4 de junio de 1943. En Ja medida en que \wonees coronel Juan Perén pas6 a ser identificado co- ol “hombre fuette” del régimen militar, su figura se trans- hing en el blanco de una oposicién que nucleala a lar | 18 Federico Neiburg yor parte de los partidos politicos y de las élites sociales y econdmicas que lo enfrentaron tanto en el terreno de la po- litica social y laboral como en el de la politica exterior. Mien- tras tanto, Peron era apoyado por grupos de trabajadores que reconocian el caracter social de su plan de reformas, por di- tigentes sindicales que buscaban ganar espacios dentro del campo sindical y, también, por grupos de intelectuales y de politicos “nacionalistas” que deseaban reforzar la posicién ar- gentina de neutralidad en la Segunda Guerra Mundial frent a la actitud proaliada de sus enemigos “liberales*. En 1945) jos combates entre unos y otros ganaron las calles de las prin cipales ciudades del pais. En ese contexto de violentos en# frentamientos sociales fueron usadas por primera vez un pa de identidades, una definida por una relacion positiva, la otra por una relacién negaliva: peronisia y antiperonista. Después de ganar las clecciones de febrero de 1946, Pe: rén promovi6 la fusion de las agrupaciones politicas que lk habian apoyado en un nuevo partido que mds tarde recibi el nombre de Partide Peronista. Su creacién sefiala un mos mento en que la categoria peronismo comenz6 a recibir nued wos contenidos. A una identidad “debatida” en la movilizacion) callejera se sum6 una referencia partidaria y, poco tiempo después, una politica promovida por el Estado que decia rea: lizar una docirina peronista. Los agentes sociales interesados en construir el peronismo ya no eran solamente grupos de mi litantes cmpefiados en ganar reconocimiento social o espam cios en el ambito estatal sino también las nuevas figuras qu habitaron la estructura burocratica del régimen: cuadros en# cargados de claborar polilicas peronistas, congresistas diss puestos a discutirlas y sancionarlas, empleados ptiblicos en: cargados de implementarlas, maestros ¥ periodistas dedicad a su publicidad.t ' Para algunos de 808 que tuvicron lugar durante este perid Los inteleetuales y la invencién del peronismo 19 En setiembre de 1955 otro goipe militar puso fin al se- gundo gobierno de Per6n. La llamada Revolucion Libertado- 11 abrié un periodo en el que la categoria peronismo adqui- 40 nuevos significados, en cuya elaboracién parliciparon olvos agentes sociales, orientados por otros intereses. Para los derrotados, dejé de ser una doctrina ejecutada por medio de polilicas de gobierno para wanstormarse en un discurso opo- ior —por algiin tiempo clandestino y proscrito—? que, por nimi parte, ya no contaba con su dnica fuente de enunciacion \ \torizada, puesto que el lider habia partido al exilio.3 Bus- sindo construir una imagen de si misrnos corno los herede- (os © representantes de Perén, algunos de sus seguidores se sonsagraron a una febril labor de formulaci6n de consignas \e accion, interpretaciones de la docirina del movimiento lipladas a la nueva etapa y, fundamentaimente, se dedica- fon a una reescritura de la nistoria nacional en la que busca- ‘on incluir al peronisrne como un “nuevo capitulo”. La Revolucién Libertadora conto con ei apoyo de un he- seneo frente de fuerzas civiles: la Iglesia Catélica; diver- \) organizaciones y partidos politicos —desde comunistas fia conservadores—; las mds importantes asociaciones es- ‘idiantiles —como la Federaci6n Universitaria Argentina—; y ‘<1, enire otros, Del Campo 1983, Torre 1988 y 1990, James 1990, Plot- hin 1993, Caimari 1995. lestimonio de la dimensién simbdlica de la lucha politica de la Epo- jue el gobierno “revolucionario” disolvid el Partido Peronista, pro- Fibio cl uso de todos sus distintives, lémas y canciones y, también, el de \ rie de términos: Perén, Eva Perén, peronismo, justicialismo, etc. A y de que, en 1 de que tales disposiciones wuvieron un efecto limitado + pyactica, fueron dejadas de lado antes de las elecciones dé 1958, el Par- J Poronista (con esa u otra denominacién) ¥ el propio Perén, esiuvie- Hi) Wnpedicdos de presentarse a ciecciones hasia el afio 1973, \junos efectos sobre el peronismo, o sobre el discurso peronisia, i) tayo el alejamiento de Perén del escenario directo de la lucha politi- + ji) sido agudamente apuntados por Sigal y Veron (1988:91-129). 20 Federico Neiburg una variedad de personalidades y de grupos intelectuales que se habian destacado por su oposicién al Ancien régime. La derrota del que ellos calificaban como “tirano” tuvo el efecto de olorgar estatuto ptiblico a una serie de debates que habian comenzado una década atrd4s, cuando la emergencia del lide- tazgo politico del hasta entonces desconocido coronel —y su transformacion en “lider de los trabajadores’— habia puesto en cuestiOn las relaciones de representaci6n politica en el pais. En rigor, las formulaciones sobre el peronismo de los in- telectuales que después de 1955 pasaron a ser politicamente vicloriosos, no s6lo dialogaban y discutian con los contenidos propuestos por sus adversarios, sino que se nutrian de ellos y tenian el efecto de legitimarlos. El debate acerca del “verdadero significado de la irrup- cién del peronismo en la vida social del pais” y sobre el “au- léntico sentide de su gobierno” tuve desde el principio un ca- racter polémico, asentado sobre una preocupacion claramen- te politica compartida por todos: la naturaleza del peronis- mo debia descubrirse en las causas que levaron a su base so- cial (cl pueblo) a adherir a un militar hasta enlonces desco- nocido, transformandolo en un lider popular. Después de la Revolucién Libertadora, el problema de la adhesién del pue- blo volvia a tansformarse en el primer punto de todo deba- le politico e intelectual: el fin del gobierno peronista y el exi- lio del Hider parecian colocar a la base social que lo habia apoyado en una situacion de disponibilidad para nuevas ad- hesiones. Y fueron las propuestas de caminos alternativos pa- ra obtener la adbesién del pueblo disponible las que sirvieron de argumentos para la disclucién del victorioso frente anti- peronista y, también, para orientar la accion de individuos y de grupos en el periodo posterior.4 4 La aparicion de una gran cantidad de publicaciones que tenian al peronismo como objeto indica la centralidad que éste adquirié en el dew |. intelectuales y la invencién del peronismo Zi in este contexto de rapida reestructuracién del espacio ocial, todas las interpretaciones del peronismo propusieron nodos nuevos de imlegrar el pueblo a la sociedad argentina (ie implicaban formas de relacién entre dos grupos sociales on disponibilidad: de un lado, una base social que habia que- ido buérfana de su lider y, de otro lado, Hderes politicos potenciales que se percibian como carentes de base social. | slos Ultimos eran los productores de las interpretaciones, los inlelectuales que, para aproximarse al pueblo, propusieron di- ferentes alternativas que iban desde su propia peronizacton jicionalizada como autocritica respecto de una posicion \\liperonista anterior, o como descubrimiente de algunas fondades del antiguo régimen—, hasta la desperonizacion \o| pueblo —incluyendo desde propuestas mas claramente \ilorilarias, hasta procesos mAs lentos de éducacién demo- fitica del pueblo. fe intelectual argentino después de 1955. Aigunas de las revistas de ma- Ligio editaron nameros especiales dedicados a su anilisis y a las a revista Sur de pofepectivas para la nueva etapa (p.e, el nimero 237 \nbre-diciembre de 1955, cuyo titulo era “Por la Reconstruccion Na- Joyal’ y que entre sus anticuios contaba con algunos firmados por reco- Francisco jos intelectuales como Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges Hojero, Vicente Fatone, Juan Mantovani); literatos y “pensadores socia- dos publicaron volmenes especiales (p.e., Martinez Estrada | Sabato 1956); j6venes dirigentes de organizaciones universitarias fon publieas sus reflexiones (p.e., el ntimero especial que la revista | and orizaciGn de la “experiencia” peronista ro dedi 1 1955). Lo mismo sucedié con los intelectuales vinculados a las or- Jiaciones politicas vencedoras €p.e., ¥ desde posiciones politicas dife- Jos, Prondizi 1955, Amadeo 1956, Ghioldi 1956, Irazusta 1956, Romero \ ips. 9-10 y epilogo, y Agosti 1959), con quienes desde tradiciones » ionalistas” o de “izquicrda” apostaban transformarse en portavoces de jrrolados (p.e., Ramos 1956, Hernandez Arregui 1957 y 1960, Jauret- F) J058 y 1959, y Puigerds 1958) y, también, con los “socidloges cienti- Ih que entonces hicieron su apari¢ién en la nueva universidad pospe- ani 1955 y 1956). Hii (pc. Ge mi: 22 Federico Neiburg Las distintas apuesias que querian definir nuevas formas de relacién entre los imtelectuaies y la politica, o el pueblo, eran anunciadas, 0 teorizadas, por individuos que, de modo’ similar a los profetas de la antigiedad, aparecian “encarnan- do” las nuevas figuras sociales que ellos mismos estaban in- teresados en construir. Las interpretaciones del peronismo formuladas por poctas y escritores, por ensayistas “liberales” > “nacionalistas”, por teoricos de las nuevas vanguardias po- liticas y estéticas, por socidlogos e¢ historiadores, exigian pro- puestas de reorganizacion de la sociedad, iban acompanadas de verdaderos proyecios de nacion. Cuando comencé la investigaciOn en que se apoya est libro, en 1989, no podia imaginar cudl terminaria siendo su: tema central. En mi proyecto de trabajo habia propuesto os tudiar algunas experiencias obreras y sindicales antes y du- rante la década peronista y, como es usual en cualquier ine vestigacion, una de mis primeras tareas fue trazar el mapa de la literatura disponible relativa al objeto, los debates, temas autores pertinentes. Mis interlocutores en el Programa de Pos grado en Antropoiogia Social donde comenzaba a realizar mi doctorado no eran argentinos, ni “especialistas en peronis# mo”, ni tampoco “especialistas en la Argentina”, y desde la: primeras discusiones con ellos me vi obligado a realizar un enorme, y por momentos penoso, esfuerzo de explicitacién y de explicacién de temas, problemas y categorias que eran tan naturales para mi como para la literatura que estaba exami= nando. Pronio se revelé la productividad de utilizar positiva mente ese didlogo para realizar un ejercicio de sociologia @ de antropologia reflexiva: la disconformidad y el desconocis miento de mis interlocutores respecto de mis propias repre sentaciones sobre la Argentina, y de las representaciones qu transmitian los textos sobre los cuales apoyaba mis lecturag {ou intelectuales y la invencién del peronismo 23 podian servir para reflexionar sobre algunos procesos de nstruccion de mi propia cultura, en el doble sentido de cul- juni nacional y de cultura académica nacional. Desde esta perpectiva, comencé a interesarme menos por lo que Jas in- joypretaciones y los intérpretes del peronismo decian explici- ‘inente sobre su objeto y mas por lo que decian sobre la so- iedad y la cultura en la que ambos habian sido inventados. intre el inicio de la construccién del objeto —-que, es- Hiclamente, fue un tipo de experiencia equivalente a la del Wlopdlego que trata de comprender una cultura diferente ly |a propia y este libro, la intencién primera de hacer una ‘ilica interna a los debates —especialmente académicos— Jie los origenes y la naturaleza del peronismo fue dando puro al proyecto de ensayar un tipo de critica hist6rica que jose mayor inteligibilidad a las condiciones en las que ese \iute fue producido. Por ese camino, la investigacién se ‘iyalormé en el estudio de un periodo de la historia social y ural de la Argentina cuyas dimensiones eran claramente esivas para las posibilidades de un solo investigador en un |4yno determinado de tiempo. La forma que encontré para li- ji) con un objeto de semejante amplitud fue realizar inves- Uyiciones interrelacionadas sobre temas diferentes, pero te- do en comin una misma perspectiva. El resultado puede | ‘vido en la serie de ensayos relativamente independientes jue conforman cada uno de los capitulos del libro. Los ues primeros capitulos analizan las discusiones que ici 1955 luvieron al peronismo como objeto. En el capilu- { «© ofrece un mapa de los problemas y las posiciones que rmaron los debates; en el capitulo Il se esboza la géne- ociil de algunos de sus principales protagonistas y de sus ios de vista; en el capitulo II! se examina la relacion en- He lis interpretaciones del peronismo y los relatos mayores hie la nacién argentina y su historia. Los tres filtimos capi- files eatin construidos desde una perspectiva mas historio: 24 Federico Neiburg grafica. En el capitulo IV se estudia la relacién entre algunos grupos de las Elites sociales y de las lites intelectuales entre los afios 1930 y 1960 a través de la historia de una de las ins- tituciones politico-culturales mas importantes en ese periodo: el Colegio Libre de Estudios Superiores. El capitulo V se de- dica al estudio de la invencién del punto de vista de la “cien- cia social” sobre la realidad argentina. Tomando como eje la tayectoria del “padre findador” de la “sociologia cientifica”, Gino Germani, se busca comprender las posibilidades abier- tas hacia 1955 para la innovacién de perspectivas sobre la so- ciedad y la cultura argentinas. Estudiando los concursos rea- lizados en la Universidad de Buenos Aires inmediatamente después de la Revolucién Libertadora, en el Gltimo capitulo se analizan los contenidos sociales y culturales del proceso de desperonizacién de esa institucion, central en cl campo de produccién cultural del pais. Al transformar este trabajo de una tesis dirigida a un pa- blico académico en un libro para un publica mas amplio no quise que perdiera el rigor conceptual y sociolégico con el que fue originalmente concebido. Para dejar al lector la posi- bilidad de realizar una lectura adecuada a sus propios intere- ses decidi separar del texto central la explicitacién de algunas discusiones teGricas y colocar el detalle de varias demostra- ciones empiricas én las notas de cada capitulo y en el apén- dice que se incluye al final del wabajo. 1, REPERTORIOS. $ MRONIZACION, DESPERONIZACION, WPERONIZACION Cualquiera que haya frecuentado los ambientes politicos jnlelectuales argentinos en los aftos que siguieron a la Re- oluciOn Libertadora habria sido testigo de las innumerables \scusiones que tuvieron lugar en los mas variados escenarios on el objeto de debatir el futuro del pais en la nueva etapa, ‘indo como punto de partida las distintas evaluaciones so- bye los “origenes y la naturaleza” del fendmeno peronista. Al- sons de estas discusiones eran internas a las organizacioncs piiidarias, donde fue coman que dieran lugar a escisiones y + |i formacion de nuevos grupos. Otras eran de cardcter pu- Nic debates y mesas redondas convocadas por agrupacio- Hes politicas o ‘por entidades universilarias, como los centros \) estudiantes o las, catedras de algunas facultades. Los invi- fiona patticipar en esos eventos comenzaban a ser recono- ios como los especialistas en un nuevo tema: cl peronismo {yin los autores de las interpretaciones consagradas en libros inaban, una tras otra, nuevas ediciones. Las referencias ) (ilos discusiones pueden encontrarse en las obras de carac- iestimonial y en los trabajos que reconstruyen aspectos de i) Wistoria y del “clima” cultural del periodo posterior a 1955.1 ! Por ejemplo, véanse las descripciones de Goldar 1980:cap. 4, y Halperin Donghi 1986b:cap. 4 también cl interesante tu: 1 propteturio de una casa editorial que crecié en Ja Cpoca gi por las publicaciones sobre el tema de autores de la “izquierda 25 ae Federico Neiburg Un lector familiarizado con la literatura sobre el peronis- mo no reconocera en ninguno de los tres libros que exami= naré en este capitulo obras consagradas sobre el tema. Sin embargo, son textos que tienen el mérito de ilustrar algunas de las dimensiones constitutivas de los sistemas de cuestiones y de diferencias de opinién construidos por los participantes en los debates sobre el peronismo después de la Revolucion Libertadora. Son libros aparecidos en momentos diferentes: el) primero en 1956, el segundo en 1959 y el tercero en 1966. Ca da uno busca situarse en un lugar también distinto, aunqu siempre en las fronteras entre la actividad politica ¢ intelec tual. El primero pertenece a un autor individual, el segund resulta de un cuestionario aplicado a un grupo de individuo: y el dltime es un sumario de opiniones que transcribe los rea sultados de una serie de mesas redondas en las que participé un grupo de “especialistas”. Luchas de clasificacién y discurso de barricada Al contrario de lo que sucede con el discurso cientifico reflexivo, la eficacia de las representaciones politicas se asiens ta en buena medida en el éxito con que logran ocultar los su= pucstos subyacentes a su propia construccién. Mientras ma explicito es el caracter politico de un discurso, mayor es tama bién la claridad con que pone en evidencia el sistema de div ferencias de opinién que lo separa de sus enemigos. En esti sentido, el discurso de barricada puede ser visto como un ca nacionalista”: Pefia Lillo 1988:89 y ss; otro testimonio puede verse 41 Vifias, D. 1981. Sobre las discusiones entre los grupos “nacionalistas” 1 el posperonismo, véanse Alvarez. 1975:547 y ss. En la produ racter mas.académico pueden encontrarse referencias en ‘Teran 199 licap. 2; y Sigal, S. 1991, on de cas arlo 1985; |» jntelectuales y la invencién del peronismo 27 ‘fimite, basado en una retorica de calificaciones y descalifi- “jones, de acusaciones y defensas, de proclamas de alian- » y disensos. Las distinciones por medio de las que cada /siicipante o grupo de participantes busca definir su particu- idid se fundamentan en las diferentes valoraciones de que objeto cada una de las posiciones que conforman el sis- ecialmente, en la estrategia que diferencias y, ei de yyite en valorar positivamente aquello que los enemigos Wovililican o segregan? Se trata de una retorica combativa w) pone en evidencia algunas dimensiones de las luchas de Jo ilicacién que involucraban no s6lo a la representacion del Sioplo peronismo, sino también a las de las diferentes posi- Jones que sustentaban los distintos puntos de vista sobre oh {| primero de los textos que examinaré ilustra bien un sis- ov de diferencias de opinion construido en este registro. Su silor, Mario Amadeo, se habia formado en la Facultad de De- | ho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la década (940. En 1938 fundd la revista Sof y Luna, que hasta 1943 Soiliciria diez némeros conteniendo articules firmados por \ jecena de otros ensayistas identificades como él con el ) jonalismo, en su mayor parte también abogados ligados a “sinivaciones catélicas, Después de apoyar el golpe de es- ojo de junio de 1943 y de participar en el servicio diploma- \madeo terminé rompiendo con el gobierno militar vido éste se decidié por una posicién proaliada en la Se- Wobre las estrategias de segregacién propias de la retérica panfle- | Pinto 1984. Sobre las estrategias de descalificacion caracteristi- \o| diseurso politica, ef. Ymonet 1984 Horne Bourdiew (1982:137-140) ha definido las luchas de clasifi- 1) como "luchas por el monopolio de hacer ver y de hacer creer, | er conocer y de hacer reconocer, dé imponer las divisiones legi- lol mundo social", y, dadas sus pretensiones performativas, “de ie deshacer los grupos sociales” buscando imponer “una vision |) unde social a través de los principios de division” eS Federico Neibuyf [0 iilelectuales y la invencién del peronismo 29 : i i iri s e Ss ano cuatro ediciones. La primera gunda Guerra Mundial y en la medida en que adquiria may HoreciO sdlo encse mismo ee notoriedad la faccion militar encabezada por Peron. Amad yore C'Ayer”) tenia un tono au grafico: ')\ rclatando su primer contacto con el entonecs cononel Be: ibia el posterior rompimiento con lo que seria el }yfonismo, En la segunda parte (“Hoy”) se dedicaba explicias wenie al examen de la cuestién de la desperonizacion, a su Hilo, “cl mds grave y urgente de los problemas de la hora” ™) Amadeo buscaba defender la alternativa fracasada enca- )ysida por Lonardi, contraria a “llevar a fondo la desperoni- » on" C81). Frente a las pretensiones de la “tendencia libe- ) opinaba que “liquidar la etapa peronista” debia significar: se alejé entonces de la accién politica directa y se “refugi en. la Universidad, Entre 1947 y 1955 fue profesor en las f% cultades de Ciencias Econémicas y Derecho de la UBA y ta bién director de la revista de esta tiltima 4 Cuando se prod jo cl golpe de Estado de setiembre de 1935 Amadeo fue no: brado Ministro de Relaciones Exteriores. cargo al que renu cié al ser depuesto el general Lonardi, en noviembre de es mismo ano. A partir de entonces dirigié la revista Azul Blanco que, en su primera clapa, se preocup6 por expres: la posici6n de los grupos de nacionalistas opuestos a la pi litica Liberal del gobierno, a su juicio, éxcesivamente radied €n su intencion desperonizadora> Su libro Ayer, hoy y manana, publicado en abril de 1951 i) y dese | la asimilacién de ese gran sector de la poblacién argennna (jue puso sus esperanzas en la figura que dio su nombre al ré- yimen caido y que, a pesar de sus errores y de sus culpas, le sigue siendo fiel 89) oyun su punto de vista, “los riesgos de marginar a ese ‘ior de la tarea de reconstruccién nacional” eran enormes, “Cuenta Amadeo que después de alejarse del gobierno: “Me reti @ una quinta sobre los barracones de San Isidro y pa Vigjar casi a Buenos Aires, entregado a alli dos afios si la leetura, a la meditacion y 4 estudio. Retomé asiduo contacto con los clasicas ¥y me adentré en lo problemas del derecho internacional (A mediados de 1947 se llam @ concurso para el cargo de profesor adjunto de derecho internacional en la Facultad de Ciencias Bi Me presenté a los de llenado todas la PPA que: sa masa esta crispada y resentida, contempla con hostil y des defosa indiferencia el movimiento que dio por tierra con su irolo y se refugia en una fe itracional y ciega de que pronto an a ser lo que eran antes. $u lema y su grito de guerra os "Perén volver” (90) : después de habe condiciones reglamentarias [...]” (:24). Su relato de - cribe bien un mecanismo sobre el que se volverd en diversas ocasionel a lo largo de este libro: la oscilacién de algunos individuos entre su actividades en cl campo politico y en el campo intelectual, Cuando fra: casaban en la politica, se “retiraban® e invertian cn el campo intclectu: con la esperanza de n el futuro— lograr reconvertir el capital a) acumutado en capital politico. Halperin Donghi (1985:12) se ha refer do sutilmente a este proceso como estando en la base de la creacié del “revisionisme histérico” entre grupos de intelectuales/politicos d trotados en la politica y, entonces, “refugiados” en la historia. volve \imudeo construy6 su texto respetando la logica del dis- ie barricada, disefé su propia posici6n descalificando » 1) posiciones contrarias, mostrando que la suya ele una de ) ‘ielintas alternativas abiertas por el conjunto limitado de hilidades en que se debatia cl futuro del pais en el pos- HW niemo, De ese modo, acabé brindando una radiografia NW) fepertorio de definiciones y del sistema de oposiciones 5 Amadeo estuvo entre qui nes promovieron la férmula Artur Prondizi-Rogerio Eri erio en las primeras elecciones presidenciales re lizadas después de la Revolucion Libertadora 5 alternativas. Hespucs de afirmar que “el éxito o el fracaso de unir al pais WH Auster 30 Federico Neiburg depende, en buena medida, de cémo se interprete el hech@ peronista”, expuso las distintas versiones y las “alternativas” di acci6n correspondicnies a cada una, Comenzé con las dos vai riantes de la version de los “sectores socialmente conservado res”, una variante simplista y la otra compleja. Segtin sus pal bras, la primera no veia en el peronismo mas que una pesadi la, un fendmeno de psicologia patolégica diagnosticable comd una enfermedad, Por consiguiente, desperonizar el pais era pal ra ellos sinénimo ce curarlo y el tratamiento no podia ser otf que la “extirpacién” C91). Por su parte, la variante compleja dé la versi6n conservadora reconocia que “el peronismo ha rei vido a fondo la opinion popular, pero lo ha hecho por medi de la venalidad o apelando exclusivamente a los mas bajos ing tintos de la plebe”. Como la variante simplista, Esta “tampoed identifica nada bueno o positivo en ¢l peronismo”: era un “fi to de la ignorancia, equivalente a la superstici6n”. Por esa ra z0n, pata esta variante desperonizar significaba “reeducar cof una dosis de lefia”. Y, evaluando ambas variantes conservadd ras, Amadco agrego: “en la mente de los antiperonistas de dé recha, desperonizar equivale a desratizar” (92) A la segunda version Amadeo dedico una atencién menof la de la “izquierda liberal”, para la cual “Peron y los pé ronistas eran nazis totalitarios". De donde se seguia que, pa ra ellos, “desperonizar equivale a desnazificar® (92). La si guiente era la version de la “izquierda antiliberal y marxistal que Amadeo identificaba con los grupos trotskistas. Segiin éstos “desaprueban del peronismo la persona de su jefe y vel en él una forma cruda y primitiva —pero eficaz— de luch contra el imperialismo [...]. Ustan dispuestos a sobrepasar Perén en las reformas sociales porque entienden que su mg yor defecto es haber sido demasiado poco radical”. De all que su formula sea “Peron mas x”. Desperonizar equivalig para ellos, a “ocupar el lugar de leader del proletariado q qued6 vacante’ después de la derrota de Per6én (93), |» \ntolectuales y la invencién dei peronismo 31 lor Giltimo, Amadeo expuso los fundamentos de su pro- })) posicién, terminando el libro en la tercera parte CMafia- )) con la propuesta de un programa politico. La principal ii lunzada a sus adversarios recreaba un t6pico comin de 1) distintas formulaciones sobre el peronismo: los otros no spieron. percibir “la complejidad del hecho peronista”. Ama- omenzaba declarando que no podia aceptar “que cl pe- wiino fuese exclusivamente un signo de inferioridad o un “byole de primitivismo o, menos todavia, la adopcion posti- + le una ideologia extrafia a nuestra idiosincrasia”. Después 1) ji disculpas por los rodeos que se veia obligado a reali- » (lin de explicar lo que a su juicio era el origen y la na- »)ileva del peronismo —por medio de las “honduras socio- Huis propias del andlisis objetivo y desapasionado de ) son observa el problema si ira et studio” (99-100). Por fin, )ooiibia su propia alternativa fundada, justamente, en esa i) de complejidad: para él, algo complejo requeria ponde- toh, lo que significaba “discriminar los elementos positivos + Ws elementos negativos”: Ja desperonizacion del pueblo no se lograra por medio de la \cumulacion masiva de viluperios y la exhibicion frondosa de Jos abusos cometidos. Error profundo que prueba la pérdida de mlacto de esas fuerzas con el alma popular (123). a su juicio, el problema principal: “la pérdida de Hiiclo de los dirigentes con el pueblo”. Por clio, ninguna ) pviliva seria exitosa si no conseguia integrar al pueblo, lo )) -Olo podria lograr quien lo “interprete hablandole al co- (168). Al final, para Amadeo, desperonizar era sinoni- cambiar la lealtad de una masa que estaba “disponi- Mi para nuevas adhesiones.& (i produciendo un argumento utilizado por ef propio Peron des- Inticipando un motivo que poces afies después se generali- ae Federico Neibu El mérito mayor del libro de Amadeo es el de explicit las relaciones existentes entre cada una de las interpretacit nes del peronismo y cada una de las alternativas de despert nizacion, la claridad con que ilustra el sistema de diferencig en el que se ordenaban las distintas opiniones y los mecant mos de reconocimiento del cardcter distintivo de cada Pp cion. De esa forma, si algunos polemistas pudieron no re nocerse en ninguna de las variantes enumeradas en el libr todos en cambio si reconocieron el propio sistema de clasif caciOn que las sustentaba, utilizando las mismas oposicioni para igual que Amadeo— criticar los puntos de vista de If olros y construir la especificidad de su propia posicion, Aparte del conjunto de cuestiones y de posiciones q Sustentan la existencia de algo que es reconocido como problema comin, sobre el cual es legitimo emitir opiniones polemizar, su consagraci6n implica la interiorizacién de un | po particular de sentido comin, una especial capacidad ¢ orientacién que permile a los polemistas reconocer (clasif car) no sélo la posicién de quien habla en cada circunstand particular, sino lambién la de aquéllos a los cuales él se refig re para construir el espacio de su diferencia. Esa capacida que guia los reconocimientos de las diferencias mutuas e§ basada, justamente, en el undnime reconocimiento del sistd ma de clasificaciones en el que cada uno encuentra su po cién. La particularidad del discurso de barricada, o de la ff lorica panfletaria, es que se construye apelando directamen a ese lipo de reconocimiento, al punto de transformar en @ gumento principal la simple exposicién de una serie de cal ficaciones y descalificaciones. Ayer, hoy y maftana fue discutido, rechazado 0 aceptadi zaria entre algunos sectores, Amadeo advertia sobre la necesidad evilar que una desperonizacion radical condujera a la substitucién df problema del peromismo por el problema del comunismo (107). |» \itelectuales y la invencién del peronismo 33 » io siempre el objeto de la polémica se limit a las valora- ‘nen y a las opiniones de su autor. Fue esa posicién la que piso en cuestion y no el sistema de diferenciaciones enel +» todas las posiciones buscaban un lugar. El contenido de | espuesta que merecié el libro de Amadeo por parte del es- Joy Frnesto Sabato (1956) cs una buena prueba de este me- sein. Sabato comenz6 diciendo que “no son pocas las i en que coincidimos [con Amadeol, pero tenemos discre- + jyclus radicales”, Para exponerlas, ensay6 una “breve histo- ) jiicional en la que, entre otras cosas, explic6é el peronis- on raz6n del resentimiento y el descreimiento de una po- Hon excluida y no reconocida por los dirigentes. Repitien- + ol stock de motivos utilizados por el mismo Amadeo - Jno lendremos oportunidad de ver, no s6lo por élL, Saba- » Wblo de la cuota de “culpa de todos” en lo que sucedié al be C40, se refirié al “cargo vacante de lider de los deepo: Silos’ para explicar el ascenso del “oscuro coronel” Peron )) $5) y termind con su propuesta: antes que desperonizar, fluba de “comprender al pueblo” para asi poder “valorar | wiido de justicia que tenian sus reclamos y lo justificado Wil feivor de su fe” C57). J no fuese per los pasajes de critica explicita o por la Hy endencia que después gand la polémic 7 para alguien , il calor del debate resultaria dificil reconocer hoy la soilud del esfuerzo de diferenciacion desplegado por Sa- bo) Jl lugar que él procuraba construir se colocaba a mitad } snino entre la “falta de tolerancia de Amadeo” y el “ries- |e (ansformar el peronismo de ahora o del pasado en madeo ¥ Sabato adquirié una gran repercusi6n 1) la Gpoca. Sus ecos se hicieron sentir, por ejemplo, en la po- Fis que a su vez motivé entre Sabato y Jorge Abclardo Ramos, V |. swrogados a la segunda edicién de Ramos 1961; y también Jau- 39. 1) debate ¢ tre Mina he 1067 1195812 “ Federico Neibulil |. .joctuales y 1a invencién del peronismo 35 “un motivo de orgullo”. Era la reivindicacién de una posibil dad abierta por el sistema de diferencias compartido por am bos: la de una posicion intermedia entre la desperonizacia de! pueblo —segiin él, “comprensiblemente peronista’— y |] peronizacion de él mismo, el intelectual Sabato, hasta entor ces furiosamente antiperonista 8 \ peer, y publicado en forma de libro un afto despues (Stras- } 1059). Uno de sus objetivos estaba implicito en el propio oilo de la obra, Las izquierdas en el proceso politico argen- seo secortar el espacio de la izquierda dentro del campo po 10" justamente el polo opuesto al de Mario Amadeo, quien 4 Aqucl momento podia ser clasificado por la izquierda co- oe) un “nacionalista aristocratico” 0 “de derecha’.10 Eran una jena de preguntas que incluian desde gqué es la izquierda? swindo se est4 en la izquierda?, pasando por un pedido de “hance sobre la posicion de las izquierdas en el proceso po- + Ammentino desde 1916, hasta asuntos de politica interna- finial Bie, asu vez, ilustran el repertorio de cuestiones dis- uiidis por las izquierdas latinoamericanas hacia comienzos |) decada del sesenta: la viabilidad de! socialismo nacio- 44) jos movimientos nacionales de Africa y Asia, considera- os sobre la URSS, China o Yugoslavia y predicciones con FH pecio al posible estallido de una nueva guerra mundial. La ose sustantiva del reportaje, no obstante, s€ concentraba en +. «\estiones, las Gnicas que aparecian organizadas como yon separados, agrupando més de una decena de pregury ida una. La primera merecia el rotulo “Peronismo”, la se- pnd “Frondizismo”. : i | estatuto diferente de cada una de estas cuesuioncts po- 1) percibirse desde la propia presentacién de la obra. Las pa- | jiu de Strasser traducian bien el hecho de que mientras el | opdivismo era un tema de caracter mds bien coyuntural que jwenvaba a ser parte del pasado —una frustrada posibilidad Repertorio de cuestiones y espacios para los desacuerdos El segundo texto que examinaré en este capitulo es el sultado de un reportaje organizado a finales de 1958 por u joven egresado de la Facultad de Derecho de la UBA, Carld 8 Otra ilustracion de los mecanismos abiertos por el discurso de ba tricada para la construccién de las diferencias de opinién proviene d la critica literaria, © mejor, de un estilo de critica literaria, comin a pal Ur de finales de la década de 1950 entre intelectuales en vias de perd nizacién, que se caracterizaba por trasladar a ja literatura los debate que conmovian al campo politico. El mejor ejemplo es quizas un libs en el que su autor, Frnesto Goldar (1971), va tejiendo su discurso sd bre el peronismo mientras “critica” la producci6n literaria que, a su jul cio, lo habia tomado como objeto o escenario. El relato de Goldar Il yo al limite la idea de que la literatura es un “reflejo de los debates pd liticos entre grupos sociales que expresan a través de ella sus interesd de clase” (p. 22). Desde esta Sptica, Goldar revisé la produceién literm ria argentina desde 1945 polemizando con cada autor y, especialmente con las’actitudes de cada uno de los personajes de sus obras, con I idea de’ que ellos son portadores de las posiciones de sus creador , por medio dé una sucesién de-calil icaciones y de descalificactone construy6 una version del_peronismo y, sobre todo, un mapa de los di lintos puntos de vista entre los que buscaba construir un lugar diferen te: “el nacionalista de derecha ‘sucha”, “el escritor liberal relata’, “el 4 lista emocional cléscribe sensibleramente”, “el stalinismo vernaculo gf ta histé: =nte*, “los universalistas natos se equivocan’”, “la izquierd| aliadfila delira”, “la boberia fubista peca’, etc in espacio que la izquierda que buscaba acerearse al Permieme: jyaba a disputar a la hegemonia del Partido Comunisla: cf, Bey 1 izquierda? (1961) y también las referencias a esias disputas yal, $) 1991:132-133 1 \lpunas categorias empleadas por los autores que participaron J luchas de clasificacién en torne al nacionalismo pueden verse, _ Navarro 1968, Buchrucker 1987 y Rock 1993: i 4 Alvarez 19 oy Federico Neibut de desperonizacién en la que habian apostado algunos sect res de la “izquierda no peronista*—,!! el asunto central co nuaba siendo el peronismo, El prologo comenzaba afirmands Entendemos imprescindible un analisis profunde sobre el peré nismo por lo que este fendémeno —por asi llamarlo— ha signl ficado en la vida del pats, al que ha trastornado grandemenil en un sentido u otro (16). El cuestionario fue aplicado a una decena de individud que representaban, segtin Strasser, las diferentes tendencias a la izquierda argentina en cl inmediato posperonismo, Una rg presentacion que, por otra parte, los propios entrevistados | gitimaron al responder las preguntas y al consentir aparece juntos en una misma publicacién. Entre ellos habia vocerd autorizados de los lamados partidos tradicionales de la i quierda argentina (Socialista y Comunista); también de las vié jas escisiones que los habian estremecido durante la altima cada, siempre encabezando fracciones que proponian una aé titud “mds comprensiva” y de aproximaci6n respecto del pera nismo; asimismo, habia portavoces de los grupos trotskista que entonces adquirian notoriedad ¢n el pais, algunos sost@ niendo posiciones menos complacientes con el peronismo otros —identificados como “nacionalistas de izquierda”— qui sustentaban una posicién “revisionista” para justificar lo qi los primeros calificaban como “neoperonismo”, También. habf representantes de la llamada “izquicrda independiente” ponentes de notorias trayectorias en el movimiento estudian reformista, desde el cual habian hecho oposici6n al gobierng peronista —entre cllos se contaban algunos de los que, desd la izquierda, habian apoyado con mayor entusiasmo a Arturg Frondizi y enlonces encabezaban el coro de “traicionados”.§ 1 Cf. Vilas D. 1962, Terén 1991 y Altamirano 1992 12 Tra un heterogéneo grupo de individuos de edades, origen s |» intelectuales y la invencién del peronismo 37 ero el aspecto més interesante del libro de Strasser no re- «le en cl sumario pretendidamente exhaustivo de las distintas Hivipretaciones del peronismo contenidas en las réspuestas, yo en aquello que deja ver el contenido de las preguntas de ) jeportaje. Al contrario del libro de Amadeo que explicitaba 4) impo de los posibles puntos de vista abiertos por un sis- jy de clasificacion, el reportaje de Strasser ilustra el conjun- «de cuestiones que daba sustento al sistema y, especialmen- © Jos espacios que ese sistema reservaba para la polémica, pani la construccion de las diferentes opiniones. \iijo la ribrica “Peronismo”, el reportaje incluia las si- sulentes preguntas: 1) ycudles son las razones econdémico-politico-sociales de su origen? Su aparicién, ¢obedece a alguna causa o factor interna- cional?; b) gcual fue el significado de la Unién Democratica?, <) el triunfo de Perén en febrero de 1946, :cabia esperarlo como cosa ldgica?, efue imprevisto?, a qué se debid?; d) la politica cconémico-social del peronismo, puede llamarse de izquierda?, jfue fascismo?, ;fue bonapartismo, segin la época?, puede ser identificada con la de Yrigoyen en una linea popular comun?, puede ser asimilada con la que observan los movimientos de . e) la industrializacion que liberacién nacional de Africa y As preconiz6 el peronismo, ¢fue correcta en su ejecucion?, gtuvo simples defectos?, gfue mal ejecutada?, 1) {fue correcta —poltti- camente— la oposicion casi absoluta de las izquierdas frente a 4) y formaciones diferentes: el mayor, nacido en 1897 y el menor, ha- |) 1040, entre ellos habia autodidactas oriundos de familias de clase | ji) acomodadas, médicos, abogados y contadores. E] reportaje fue Fpondido por Silvio Frondizi, Rodolfo Ghioldi, A. M. Hurtado de Men- bs Abel Alexis Latendorf, Nahuet Moreno, Rodolfo Puiggrés, Que- | ohio (Liborio Justo), Jorge Abelardo Ramos, Esteban Rey ¢ Ismael Vi- | ‘in aclarar las razones, en una nota los editores informan que “se | ijn por no participar” los siguientes invitados: Victorio Codovi- 4) hridoro J. Odena, José y Marisa Liceaga, Luis V. Sommi, Juan José Hoijindes Arregui y Maestre Wilkinson. 38 Federico Neibw Perén?; g) el estado policial bajo el gobierno peronista, ;qué ea plicacion tiene?, (se justificaba?; h) .qué saldo positivo dejé, sit téticamente, el peronismo?, {fueron mayores sus aspectos nega fivo®; i) qué bubiera ocurrido en lo econémico-politico-soc de no haber caido Perén?, j) gcudles fueron los motivos de I caida de Perén?, jpuede vincularse al imperialismo inglés col ella?, k) gqué importancia y posibilidades tiene el peronismo @ la hora actual (23, las cursivas son mias). La clave para comprender los principios subyacentes a la preguntas se revela al invertir su orden, comenzando por evaluaci6n politica del peronismo (al respecto de su impor tancia y posibilidades en la hora actual) y terminando por i exposicion mas general de las razones de su origen. Las pre guntas que aparecen en la primera parte del reportaje se ré fieren a los disensos mayores, son los t6picos que sirven dé sintesis y que engloban la sucesién de diferencias parciales ( mas sutiles permitidas por las otras. Por ejemplo, la valoral cién posiliva o negativa de los saldos dejados por el peronis) mo (pregunta h) figuraba entre los principales motivos de de sacuerdo, pucsto que pedia una evaluaci6n de lo que restabi del peronismo después de su derrota, aquello que gravitab mas directamente en el presente de las apuestas politicas d los entrevistados. Asi, era muy distinto limitar la valoracion positiva a una afirmacion genérica sobre la “incorporaci6n las masas a la vida politica activa” (Frondizi:31),!3 que sos' ner que esa incorporacion significaba, al mismo tiempo, umd “nacionalizacion” (© “criollizacién”) de la conciencia del pro Ictariado (Ramos:197). En el mismo plano, por ejemplo, ¢ percibido como una fuerte diferencia el hecho de atribuir lo rasgos negativos del peronismo a la “inmadurez de la clase viduos que respondieron al repertaje de Strasser; las paginas indicada én cada caso corresponden a Strasser 1959. Jos (ntolectuales y la invencién del peronismo 39 ohver” (Ghioldi:57 y, de modo un tanto diferente, también vinus:265), que atribuirlos a la “inmadurez del pais” (Puig- s/n 157-58 y Ramos:205). En Jas dos primeras valoraciones » colocaban quienes de alguna manera evaluaban en térmi- jos nis negativos la experiencia peronista y en las dos se- winds quienes tealizaban evaluaciones de caracter mas po- Hiivo. Hlacia la mitad del cuestionario aparece una serie de pre- wulilus formuladas sobre la base de algunos supuestos. La piogunta (D, por ejemplo, pide una opinién sobre “el acier- i de las politicas de la izquierda frente a Perén y abre la po- “hilidad de una gama limitada de respuestas, también distri- Huidus entre un polo negativo y otro positivo: en el primero, sstaban los eriticos a la oposicion frontal de buena parte de \) quierda al gobierno peronista, por ejemplo, con el argu- weno de que esa izquierda “no supo identificar los rasgos populares del régimen” (Puiggrés, Ramos, Rey y Viiias); en el bolo contrario, estaban quienes defendian esa actitud critica 4) |i izquierda, advirtiendo contra los riesgos de identificar popular” con “votes” © con et simple éxito de una politica Jemagogica” (Ghioldi:57). Por su parte, la pregunta (@) 4uc solicitaba una evaluacién de las politicas del Estado /onista— estaba dirigida, fundamentalmente, a quienes va- }sabun al mismo tiempo mds negativamente la oposicién de |) quierda a Perén y mds positivamente la propia experien- \) peronista, puesto que exigia una respuesta desde el mis- ‘ peronismo. Asi, por ejemplo, incluso quienes evaluaron oo incorrecta la industrializacién promovida por el Estado peyonista —en general, con el argumento de que no estimu- I) suficientemente-la industria pesada (p.¢.,. Ramos:200)—, jenian que el peronismo habia sido un intento mas o me- tos fracasado de desarrollo del capitalismo nacional. Y en + jel momento, para todos era claro que calificar al peronis- 4S como un “ensayo de capitalismo nacional” o como una 40 Federico Neiburg |» \ntelectuales y la invencién del peronismo 41 “revoluci6n democratico burguesa abortada” permitia, a sw vez, proponer alternativas correctivas para el futuro (Puig: gr6s:160). En un sentido semejante —cn la pregunta (g)— Hisiancia y proximidad; el peronismo sini “fendmeno” y como “experiencia” 1} tercer texto fue publicado en 1967, en un clima politi- de totalitarismo (Ghioldi); caracterizado como rasgo tipico dé - ¥ cultural sustancialmente diferente del que habia rodea- un gobierno bonapartista surgido de un Estado en el que 1 |i edicién de los libros de Amadeo y de Strasser. Aparecié burguesia, dada su debilidad, fue reemplazada por el ejércitor Jypucs de que el golpe de Estado encabezado por el gene- (Frondizi); o celebrado como una manifestacion, aunque i Ongania clausuro la experiencia de democracia limitada perfecta o exagerada, de violencia revolucionaria (Puiggrés ¥ we habia vivido el pais bajo el gobierno del presidente Ramos). i)!" actuando con particular violencia en el campo de pro- Al examinar cl reportaje surge la imagen de una izquie fecion cultural a través de la intervenciOn decretada a las da que en el posperonismo vivia un drama cuyos términos## . «;sidades nacionales que termin6 con el régimen de au- eran sustantivamente semejantes a los de las otras fuerzas qué }nomia iniciado después de la Revolucién Libertadora, Por después de 1955 competian en el campo politico. En el fon: 4) parte, al contrario de las dos obras anteriores, Esta se ori- do habia dos problemas. Uno, cra explicar una adhesin po: gino en el propio campo universilario, en una de sus areas pular de la que ninguno de los entrevistados era o habia si Ss vlicionalmente mas “politizadas”: la Facultad de Derecho de do acreedor. El otro, proponer los caminos m4s acertados pa |, Universidad de Buenos Aires. Se trata de una publicacion ra obtener esa adhesion. Las alternativas para explicar seme )inivada por la c&étedra de Derecho Politico, cuyo titular era jante desencuentro se disponian entre dos extremos. De uml jonces Carlos H. Fayt. El objetivo con que se presentaba La lado, criticar a la izquierda —en el caso de los militantes mat » \aleza del peronismo era “proveer material para el cono- jovenes 0 de los recién llegados a la izquierda— o autocriti Hjlento del qué y del porqué del peronismo”.!° Con ese fin, carse —en el de los viejos militantes— por no haber sabidd 1, olva se dividia en tres partes. Lin la primera, Fayt exponia identificar la dimensi6én positiva de la adhesién popular “hipotesis de trabajo”, una descripcion del “hecho eventualmente, radicalizarla. De otro lado, criticar al pueblo] pe fonisia” y sus conclusiones acerca del qué y del porqué del por haber embarcado en una aventura demagogica, autorital So/onismo. Tres eran esas hipdtesis: 1) “Perén es simplemen- tia o populista Ccon la que tampoco era incompatible cierta dosis de “autocritica”, por no haber sabido generar las “com diciones subjetivas” que impidieran semejante rapto de falsd conciencia popular). En el primer caso se abria el camino pi ra la peronizacion de la izquierda, en el segundo se propo nia la desperonizaciin del pueblo. +) se menciona que es un trabajo patrocinado por el Centro Argenti- ; ts bls al por bv Libertad de Ja Cultura Can organismo que se habia caracteri- Hh propia 1) Se utiliza el adjetivo “limitada” porque cl gobierno radical de Ar- > Illia surgid de eleeciones en las que atin se mantenta la proscrip- | Partido Peronista |) Vayt 1967-13 Cla cursiva es del original). Tn la presentacién tam- “{) por su oposicién a la politica cultural del gobierno de Perén, iden- 1) yo al peronisme como una manifestaci6n local del fascismo eu- ae Mee JP | intelectuales y la invencién del peronismo 43 42 Federico Neibut “ibis los resultados de cinco mesas redondas auspiciadas por BE ee a rietes orc ice S| er iente ersiih\a ae \, facultad de Derecho de la UBA a las que fueron invitados tad de poder”, 2) “el peronismo és la versién argentina di : : soy veintena de “especialistas” para discutir distintos aspec- fascismo italiano”; y 3) “el peronismo es la respuesta politié te del “fendmeno peronista”: sindicatos y peronismo; las ablas COnGISIONeS SGcialcs y cconémicas Waperantcs ent 1a _pdiciones sociales y econdémicas de la Argentina a partir de gentina de 1943, fue una necesidad histérica cuya misién § vis vl sistema de valores de la sociedad argentina en 1943; cumplié al facilitar el acceso del proletariado a la escena pe - a de lealtades politicas en la Argentina entre 1943 y litica” (15-17). Después de una extensa exposicion sobr 6, y la Iglesia y el peronismo. \ pesar de que cuando apareci6 La naturaleza dek pero- somo ya habian pasado diez afios desde la Revoluci6n Liber- Salons, cl mejor testimonio del cardcter politico que atin tenia +| problema peronista” lo brinda el contenido de la primera +) jis mesas redondas, dedicada significalivamente a las rela- ues entre sindicalismo y peronismo. Las dos cuestiones -yyales de las discusiones daban continuidad a las preocu- ’ piriones de una década atras: por un lado, la existencia de se obrera, lampoco sin el desamparo de las masas populares amg | se cocial peronista ya por o(ra lado, la waictenct ae gentinas |...]; V. se parece al fascismo (y) tiene semejanzas co wih Hise pe ss) spony ae el bonapartismo [...J; VL. el proletariado adscrito al peronisn | iohiygo potencial no peronista. El pro pemeaoots: no es antidemocratice |...] pere se manticne en un clima de pa -niaban en debatir era, antes como ahora, las causas y la na- aiyicae iolues. heche de nosalgn Vcd espers, apua sy aleyva de una adhesion y las posibles alternativas para subs- recibirlo toda del poder, sin esfuerzo y sin futuro G155-158), Btls © transformarla: sin embargo, a pesar de mostrar el interés politico con el 4) aun todos observaban el peronismo, el texto de Fayt se- “isha una discontinuidad con respecto a las percepciones “iieriores, ilustradas por los textos de Amadeo y de Siaener fea a que en las mesas redondas no solo hubo universita- jos, sino también representantes de la Iglesia sindicalistas y Hiliintes politicos, las cuestiones que estaban anwiiadee a fully aparentaban un tono académico, pretendian una dis- ‘sou velativa a las pasiones del debate politico y a los inte; + ses eminentemente valoratives. Esta percepcion se reforza- Hi por cl hecho de que el escenario de los cee era la pro- ys Universidad y la instancia organizadora Ja cétedra de una sy as facultades. No obstante, la discontinuidad que se reve- “historia y sociologia del peronismo”, Fayt terminaba la p: mera parte del libro con una serie de “definiciones’: I. El perenismo es una forma de autoritarismo basada en el p@ der de las masas [...]; II. ideolégicamente, el peronismo es ené migo del liberalismo [...]; III. sus dos brazos son la justicia sd cial (Perén) y la ayuda social (Eva) y con ellos pretende unir 4 pueblo en un abrazo de justicia y amor [...]; IV. el peronis no hubiera existido sin el apoyo del Ejército, la Iglesia y la ela preocuparse por la definicién de sus contenidos, ni por 16g nexos entre ellos— tiene que ver con el hecho de que, realidad, la primera parte del libro pretendia ser no sélo exposici6n de sus propios puntos de vista, sino también unj suerte de sintesis de las otras dos partes en que estaba dis dida la obra. En ellas, Fayt presentaba un repertorio —a su juicio exhaustivo— de autores, interpretaciones y debates sd bre el peronismo. Son algunos de los supuestos revelados ef esa intenci6n y en esa caracteristica de su obra los que aq interesa especialmente resaltar. En la ultima parte, titulada “Confrontaciones”, Fayt trai a Federico Neibunfil | jnlolectuales y la invencién del peronismo 45 os primera indicaci6n: su cuidado por resefiar “objetivamen- | sada una de las posiciones tuvo cl efecto de eliminar a ca- ssier polémico que agitaba los debates sobre el peronismo somo se vio en el caso de los inventarios presentados por | dos textos anteriores, explicitamente mas politizados. Sin Shargo, que la exposicion de las diferentes interpretaciones la en el texto de Fayt nada tiene que ver con la simple subg litucion de una percepcidn politica del peronismo por otf académica. Se uata de una discontinuidad mas sutil y comple ja que ilustra bien cémo el peronismo pas6 de ser percilsidg como un problema eminentemente politico para serlo co un problema, af mismo tiempo, politico y académico. Al cab de una década, el peronismo aparecia como una cuestién dogg 9) (espelase el mecanismo ee te ay blemente legitimada: algo que podia ser discutido por pofif@§ — \\yyiciones puesto en juego por los Bepellouns cNaaaees cos en espacios y en terminos académicos y algo que podidjg ile decir que su inventario no tuviese un On c es ser discutido por académicos en términos y en espacios pol je ose orden seguia principios distinitos, citer = a A ticos. | cilivados por la ret6rica combativa del discurso de barrica- 4) }in principios que no estaban fundamentados en la pro- La percepcion del peronismo como algo discutible aca : : ‘sya de las diferencias, en la retorica de la denuncia o del démicamente y, por consiguiente, el reconocimiento de seater Jay abria la segunda parte de su obra con la interpreta- +) del peronismo de Seymour Martin Lipset y terminaba i j i Per ipsel era el Gnico de rito del libro de Fayt es, justamente, proporcionar algunag ti del propio Juan Domingo Re ee oe claves para acceder a esta nueva dimension de diferenciacio Hel los autores que sumaba a Sa CONC IIO! ie i ont nes en la qu 2 4) 0 participar de modo directo en las luchas po oo : i ; 41 pais.19 Apz € vido por el simple conocido, representado, distinguido y dotado de atributogge |) ) (wiles del pais.? Aparentemente mo : ee aaa S especificos ys de analizar el fenémeno perontsia, su posicion Ce a j 5 Y ent aradigma la lejania, de la exte- Esto sé muestra mejor en la segunda parte del libro dé /» jdor representaba el paradigma de i ‘ Soihid y de la neutralidad valorativa. En el otro extremo, sin bol), Payt no podia encontrar una interpretacion de la expe- yi peronisia mas opuesta a la de Lipset —por su carac- Payt, itulada “Interpretaciones”, A lo largo de sesenta paginas Fayl expuso un repertorio de autores y de obras, una colee cién de definiciones y de vaioraciones sobre el peronismo. St . Feet 6 intencién era enumerar los “diversos juicios que sc han form 9) ) loralivo, per su proximidad— que lege caste mulado sobre la esencia y el contenido del peronismo’. Son yo lo prucba el hecho de que mas ne a ae se unos cuarenta items, cada uno encabezado con el nombre di Jielacion, Fayt se vio obligado a transeribir partes de oe un individuo, conteniendo referencias 4 sus obras considera json ninguna voz mas autorizada para exponer la docirina das més relevantes relativas al tema y un resumen de los at Pola que la del lider gumentos considerados por Fayt come principales. No intere sa evaluar la correccién de la descripeién de cada una de esag IY Jose a que, por supuesto, los usos de su obra sirvieron de argu- interpretaciones, sino destacar el sentido mas general que oF to dle autoridad para otros autores que, como el Pepe Fayt, 2 ae ganizaba su coleccion. La ret6rica utilizada por Fayt brindd ise diectamente en las luchas intelectuales y politicas nacionales. ne Federico Neibul Leyendo el inventario de interpretaciones en el orden p puesto por la obra, después de la de Lipset, siguen las inte pretaciones de Gino Germani y José Luis Romero. Dos autor qué —como se podraé ver mas adelante— eran identificad como no peronistas, y que, manteniendo diferentes grados d participacion y de interés en la politica —uno como socidlog y el otro como historiador—, tenian en la Universidad yen mundo académico un 4rea particular de actividad. las fuentk citadas por Fayt para resefiar ambas interpretaciones son los | bros publicados por Jos autores, que constituyen un produet de esa actividad académica.17 Leyendo el inventario en sentido inverso —de atras hae} adelante—, después de la de Per6én aparecen las interpret ciones de Alberto J. Iturbe y de Oscar Ivanisevich, El pri ro era ingeniero y el segundo médico, ambos definidament peronistas, politicos y con algan tipo de participacién en | gobierno entre los afos 1945 y 1955, Las fuentes indica por Fayt no son libros producidos en el 4mbito universitarik sino testimonios grabados cn los que ellos relatan sus expi riencias de militancia o de gobierno. !8 El orden del reperiorio de Fayt apela a un sistema de pro 17 En su reseiia de Ja interpretacién de Germani, Fayt hizo hing pie en la idea de peronismo como ersatz de participacién popular, pe se a que su saldo positivo haya sido “permitir el reconocimiento de lal clases populares por parte de los demas sectores de la sociedad” (Fay 19671624). De José Luis Romero, Fayt describe su interpretacion peronismo como una “dictadura totalitaria de masas” basada, funda mentalmente, en ¢l apoyo del lumpenproletariat ( 18 segtin Payt, cl primero definia al peronismo como n argentina que permite la liberacién del pueblo argentino y establece u equilibrio real, positive y verdadero entre los excesos del liberalisma: del colectivismo” (205-6). El segundo ealificaba al peronismo “com una nueva filosofia de vida simple, practica y popular, profundament cristiana, profundamente humanista” (203) |» \iteloctuales y 1a invencién del peronismo AT de distancias.!? De un lado, las interpretaciones Piiidades ‘J cfiptivas, distanciadas del peronismo visto como un Jfen6- oor, a la vez por una actitud objetivadora y por un Tech: politico de quienes se identificaban como no peronistas. bs) ovo lado, las interpretaciones valorativas, aproximadas al /sonismo, de quienes identificados como peronistas lo mos- volun como una experiencia, como una identidad politica Jelinida positivamente. Sin explicitar jamas los principios subyacentes a su orden, ‘4 dispuso las interpretaciones de modo notablemente dife- aie de cémo lo habian hecho Mario Amadeo y Carlos Stras- +) Como puede verse, no eliminé las clasificaciones usadas py ellos: aqui también habia interpretaciones asentadas en Joniciones positivas y negativas del peronismo, también ha- 1) interpretaciones de peronistas y de no peronistas fyde {o- 4) |) gama de posibilidades intermedias). Pero a este sistema )) \jisificacién fundado en las valoraciones del objeto pero- somo —y en la construccién de las distinciones por medio 4) {i valoracion de las posiciones de los otros— se sumaba sistema de diferencias asentado en los argumentos de au- “sidud puestos en juego por cada posiciGn para legitimar su )yerpretacion. Dado que se trataba también —y sobre todo— } distinciones reclamadas por cada una de las propias post- |" ja lista completa de los autores es la que sigue: Seymour Maqia |, Gino Germani, José Luis Romero, Alfredo Galetti, Silv io Frondi- | ycuato Di Tella, Jorge Abelardo Ramos, Alberto Belloni, Enrique »osa, Juan José Real, Juan José Hernandez Arregui, Ernesto Sabato, Solfo Ghioldi, Oscar E. Albriew, Agustin Rodrigues Araya, Ezequiel {tine Estrada, Marcos Merchensky, Ernesto Palacio, Rail Damonte ‘sborela, Reynaldo Pastor, Jorge Luis Borges, Sebastian Soler, Eduardo | yriler, Lanuza, Carlos Mastronardi, Guillermo de ‘Torre, Le6n Ro- Winer, Osiris Troiani, Ismael Vitias, Tulio Halperin Donghi, Juan José tuoli, Manuel T. Cearras, Alfredo Parera Dennis, Oscar Ivanisevich, Aibetio Mturbe, Juan Domingo Perén 48 Federico Neibi ciones, nada mejor para comprender cémo cllas opera que observar la construccién de sus principios de legitimid: a través de las formulaciones de los mismos autores-actor Ese es el objetivo del préximo capitulo. W. ARGUMENTOS DE AUTORIDAD ios principios rigen la légica del honor y de las luchas de bonor uno indica que desafiar a individuos colocados en po- | jones reconocidas como superiores en la jerarquia social es +44 forma de bisqueda de reconocimiento y de ascenso so- 4) o otro, advierte que aceptar el desafio de individuos de sis inferior es un signo de debilidad que pone en riesgo la } inion que se ocupa en la jerarquia social, La contradiccion “ie ambos principios solo puede evitarse en una situacion } al en que los duelistas reconocen como adversarios legiti- 4+» exclusivamente a individuos con status semejantes. Sin “sharp, el reconocimiento de las jerarquias y de las posicio- > sveiales nunca convoca tales unanimidades, y las luchas ) honor, que son también luchas de status, revelan la natu- ) 1 conflictiva, amobigua y fluida de las jerarquias sociales, | jimensién simbélica del poder y de los principios que le- siin las diferencias, entre las posiciones ocupadas por los Wilividuos en la sociedad." || repertorio de cuestiones consagrado y compartido por Siienes transformaron al peronismo en objeto de debate te- 4) al registro polémico como uno de sus rasgos constiluti- +» ¥ la polémica envolvia siempre, al mismo liempo, el re- “snoeimiento de asunios y de inierlocutores. Como todo de- ! WL ttivers 1966 y Bourdieu 1980:167-74 49 | + \ifelectuales y la invencién del peronismo 51 ad Federico Neibur +) 0 terreno de lucha entre formas de poputismos,* en el +») dintintas figuras intelectuales buscaron hacer de su capa- tid para interpretar al pueblo un aspecto de su propia so- stieea, una forma de construir su propia identidad como in- “totuales produciendo una imagen del mundo social y un jeu) para ellos en ese mundo.? foda interpretacién del peronismo y toda representacion bre tu autoridad de su intérprete debia responder a cuatro “wiliones, que se imponian en la forma de dicotomias o de pave de oposiciones. En la primera oposicion se distribuian |) identidades que correspondian a las valoraciones del pe- bate —o, en términos de Foucault (1966, 1968), como todi campo discursivo— el debate sobre la “naturaleza y los on genes del peronismo” se constituy6 siguiendo una ldgica $} milar a la de las luchas de honor: cada polemista (o duel la) buseé construir y exhibir rasgos de su propio argument (y de su status) por medio del reconocimiento del argumen to (y del status) de sus adversarios. Segiin esta légica, cad individuo que buscaba autorizar su argumento descalificand| el argumento de su adversario reconocia, paradéjicamente algun tipo de autoridad en éste. La generalizacion del deba te, y de tales estrategias de descalificaci6n, transformé a da formulacién sobre el peronismo en un repertorio mas menos explicito de las diferentes formulaciones posibles y, 4 mismo tiempo, otorgé una enorme legitimidad a la propit (eo la palabra populismo como una categoria analitica, cuyo con- ))) © independiente del atribuido en las represemaciones “nativas” problematica que servia de referente: la suma y la compli _ 4 jus luchas politicas entre intelectuales en Argentina y América lati- dad de las distintas autoridades que coincidian en hablar se |» |) ini argumento, toda posicién que en el campo intelectual pre- bre el peronismo sancionaban su propia existencia 1 “le hacer valer un tipo de representacién y de relacion con el pue- : +) puede ser Hamada populista (véase Bourdieu 1984a) Pero el debate sobre el peronismo estaba fundado tam bién en otras unanimidades. Para todos, su base social habf sido cl pueblo, por lo que cada interpretacién contenia hip@ tesis sobre el origen de semejante adbesién popular y, tat bién, representaciones sobre la naturaleza o los atributos d ese pueblo que habia adherido a Per6n. Por otra parte, la Re voluciOn Libertadora habia provocado una discontinuidad la relacién del pucblo con su lider, y toda interpretacion for mulaba consideraciones al respecto de qué bacer con el p blo peronisia en el futuro. Por altimo, cada intérprete cone . bia un lugar para si mismo en la sociedad argentina de Id 11 su sociologia de la religion Weber mostré que las feodiceas son >) sue formas de resolver la contradiccién entre la concepcién de un || pwilecto con poderes infinitos y la percepcién del mundo imper- © ceado por él. Son también formas de justificar el lugar que cada +) le social ocupa en el mundo, lecturas sobre su pasado e imagenes ino, Este es el sentido del ar de Weber de las relaciones |) jos diferentes agentes sociales que participan de una comunidad tyne Gsacerdotes, magos, profetas) y de su consideracion de tas for- |) objetivas y subjetivas de la existencia de la congregacién religiosa + ber 1964:328-69 y 1978:95-106). Gonservando el sentido weberano ion de teodicea, Pierre Bourdieu (p.e., 1966) ha utilizado la soctodicea para analizar la génesis y las relaciones entre fi- Joh sociales fuera del campo estrictamente religioso (cf también mi Hie + 1s nociones en Neiburg 1995b), Como se podra ver en el pro- / 9) capitulo, para construir una posicién en un universe social que es s, ensayistas, literatos, historia presentaci6n sobre su propia identidad, imaginando algin po de relacién con el pueblo peronista. E] hecho de que ¢ ado en términos nacionales, polit reconocimiento de las interpretaciones y de la existencia so Joe y cientificos deben ofrecer, de la misma forma que los profetas cial de los intérpretes estuviese fundado en algin tipo de re +) |b) antigtedad, un relato de la historia y un proyecto de nacién que jyesli ser reconacido por el resto de su comunidad. lacion con el pueblo transformé al debate sobre el peronismé

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