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ELA:
BONDAD Y SEVERIDAD
DE DIOS
(JONAS - ABDIAS)
A menos que se indique lo contrario,
todas las citas bíblicas están tomadas de la
Versión Reina-Valera, 1960
Primera edición, 1991
© Todos los derechos reservados
Editado por el personal de:
Ediciones las Américas, A.C.
Domicilío: Dirección Postal:
Prol. Reforma 5514 Apartado Postal 78
72130 Puebla, Pue., México 72000 Puebla, Pue., México
Teléfonos. 48 39 23 y 48 23 23 FAX 49 59 84
ISBN 968–6529–01–2
CONTENIDO
1. ¿Bondad y Severidad?
2. El Mensajero Rebelde
Jonás 1:1–3
3. El Mensajero Reprendido
Jonás 1:4–16
4. El Mensajero Rescatado
Jonás 1:17–2:10
5. El Mensajero Recomisionado
Jonás 3:1–10
6. El Mensajero Renegado
Jonás 4:1–11
7. Nuestro Glorioso Dios
Nahum 1:1–8
8. El Señor es Fiel
Nahum 1:9–2:2
9. La Destrucción de Nínive
Nahum 2:3–3:19
10. Profecía de la Destrucción de Edom
Abdías 1–10
11. Justificacion de la Destrucción de Edom
Abdías 10–15
12. Seguridad de la Destrucción de Edom
Abdías 15–21
EL MENSAJE CENTRAL:
LA BONDAD Y LA SEVERIDAD DE DIOS
¿Cuál es la verdad más importante acerca de Dios que aprendemos en estas tres
breves profecías? En todas ellas vemos que por un lado, es grande en misericordia y por
el otro, es maravilloso en su justicia. En el Altísimo existe un equilibrio perfecto entre la
rectitud y la gracia.
Romanos 11:22ª
El apóstol Pablo escribió a los romanos: “Mira, pues, la bondad y severidad de
Dios” (11:22a). En nuestro estudio veremos que el Señor es a la vez bondadoso y
severo. Actúa en gracia cuando el caso lo amerita y en juicio cuando las circunstancias
así lo demandan.
En la profecía de Jonás podemos apreciar en forma especial la bondad de Dios. De
principio a fin, lo vemos actuando con gracia y misericordia. ¿Qué lo impulsó a enviar a
un profeta al pueblo de Nínive? Su bondad. Esta gente era la más odiada por los
hombres de aquel entonces por ser una nación que vivía en el desenfreno y por su
crueldad hacia los pueblos conquistados. No merecía recibir el mensaje, pero Dios en su
longanimidad le envió su mensajero Jonás. Este resultó ser profeta rebelde y
desobediente quien se hizo merecedor de ser despedido y castigado por Dios. Sin
embargo, en su bondad, el Señor se mostró paciente con el siervo rebelde. El libro de
Jonás está Ileno de la bondad, la gracia, la misericordia, la longanimidad, la paciencia y
la compasión del Padre celestial.
En las profecías de Nahum y Abdías se revela el otro lado del carácter del Creador:
su severidad. La bondad y misericordia divinas tienen sus límites. Su longanimidad
manifestada en el libro de Jonás, se convierte en juicio en el de Nahum. La Nínive
perdonada se vuelve en la destruida. En este caso, al Señor se le había acabado la
paciencia. Lo mismo sucedió con Edom en la profecía de Abdías. Por siglos, Jehová
había tolerado el maltrato de su pueblo por los edomitas. Pero Ilegó el día en que tuvo
que decir: “hasta aquí y no más”. Edom descubrió la verdad de la declaración de
Hebreos 10:31: “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”
Exodo 34:6, 7
Este es otro texto que expresa las mismas ideas y se relaciona estrechamente con los
libros de Jonás y Nahum. Textualmente la porción dice: “Y pasando Jehová por delante
de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y
grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la
iniquidad la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al
malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los
hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Jonás y Nahum citan partes de estos
versículos de acuerdo con el énfasis que Ilevan sus libros. El primero cita la parte que
tiene que ver con la bondad, “porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso,
tardo en enojarte, y de grande misericordia” (Jonás 4:2b). Por su parte, Nahum usa la
sección que hace alusión a la severidad divina: “Jehová es tardo para la ira y grande en
poder, y no tendrá por inocente al culpable” (Nahum 1:3a). En Jonás vemos la bondad
de Dios que resulta en la salvación de Nínive. En Nahum apreciamos su severidad, que
tiene como consecuencia la destrucción de esa ciudad malvada.
El libro de Abdías no cita este texto pero sí incluye los conceptos que encierra.
Comienza su profecía enfocando la severidad de Dios para con sus enemigos (vv. 4–10)
y la termina haciendo hincapié en la bondad de Jehová para con su pueblo (vv. 17–21).
LOS AUTORES
Ya hemos hecho alusión a la verdad de que estos tres libros proféticos son
importantes porque son inspirados por Dios y útiles (2 Timoteo 3:16, 17). El autor de
estos libros es Dios mismo. En cada libro el profeta manifiesta en forma muy patente
que su mensaje tiene origen divino.
¡PENSEMOS!
Analice los siguientes textos para ver el testimonio de
cada profeta acerca de la inspiración divina de su escrito.
Jonás 1:1; 3:1, 2, 4; 4:4, 9, 10
Nahum 1:12; 2:13; 3:5
Abdías 1–14
A VUELO DE PAJARO
Jonás tiene como tema general la confesión que hace el profeta en 2:9: “La
salvación es de Jehová”. Este libro tiene que ver con el mensajero que el Señor usa para
llevar su mensaje, y se puede dividir en la siguiente forma:
JONAS, EL MENSAJERO:
1. REBELDE 1:1–3
2. REPRENDIDO 1:4–16
3. RESCATADO 1:17–2:10
4. RECOMISIONADO 3:1–10
5. RENEGADO 4:1–11
El mensaje central de Nahum es la destrucción de Nínive y las causas por las cuales
el Altísimo tiene que destruir esa ciudad. Sus divisiones principales son:
NAHUM, LA DESTRUCCION DE NINIVE DEBIDO A:
1. EL CARACTER DE DIOS 1:1–8
2. LA FIDELIDAD DE DIOS A SU PUEBLO 1:9–2:2
3. LA PERVERSIDAD DE NINIVE 2:3–3:19
La destrucción de Edom es la preocupación principal de Abdías. Trata el tema bajo
tres puntos:
ABDIAS, LA DESTRUCCION DE EDOM
1. PROFETIZADA 1–10
2. JUSTIFICADA 10–15
3. ASEGURADA 15–21
¡PENSEMOS!
1. ¿Cómo es su Dios? Amoroso y tierno o justo y severo?
2. ¿Cómo afecta su metodología evangelística la enseñanza
acerca de Dios en esta lección?
3. Muchos objetan que el Dios de amor no puede permitir
guerras, enfermedades, etc. A la luz de esta lección, ¿cómo
contestaría a esa objeción?
2
El Mensajero Rebelde
Jonás 1:1–3
Antes de estudiar este capítulo sobre Jonás y su rebeldía es preciso que observemos
algo sobre el Dios del profeta. Al fin y al cabo, este libro tiene como propósito
enseñarnos las características del Señor: ¿Quién y cómo es él? El Padre Celestial se
revela a sí mismo a través de su trato con el profeta Jonás.
El personaje principal de esta profecía no es Jonás sino Jehová. Haciendo un
recuento del libro, uno descubre que en estos cuatro capítulos Jehová o Dios se
menciona directamente treinta y nueve veces y Jonás solo dieciocho veces. En todo el
escrito, el Señor está en control de la situación. El toma la iniciativa de enviar al profeta
a Nínive. El hace milagros para realizar sus propósitos. El libro comienza con Jehová
llamando al profeta y termina dándole enseñanzas. En el transcurso de estos estudios
señalaremos constantemente lo que podemos aprender acerca de nuestro Creador.
¿QUIEN ES JEHOVA?
Ya hemos visto que el libro de Jonás hace hincapié en la bondad del Señor. Esta
verdad se ve explícitamente en la declaración de Jonás en 4:2b y en la pregunta de
Jehová en 4:11a. No hay duda de que nuestro Dios es clemente y compasivo por
naturaleza. Estos atributos divinos se manifiestan en la forma en que él trata a la ciudad
malvada de Nínive y al profeta rebelde.
SALVACION ES LIBERACION
DE ALGUN PELIGRO
Toda salvación viene de Jehová
La confesión de Jonás, “la salvación es de Jehová”, significa que toda salvación
viene de él, sea física o espiritual. En este libro encontramos ilustrados ambos aspectos.
Físicamente, Jehová salvó a los marineros de la tempestad (1:4–15), y a Jonás del mar
(1:17) y del vientre del pez (2:10). Espiritualmente, salvó a los marineros (1:10), y a los
ninivitas (3:10). Es interesante notar que una salvación física produce salvación
espiritual. Los marineros salvados de la tormenta se convirtieron al Señor (1:15, 16).
Los ninivitas fueron salvos espiritualmente porque el profeta había sido salvo
físicamente. Donde se encuentra liberación de cualquier tipo, allí también se encuentra
el Señor porque “la salvación es de Jehová”.
La da a quien él quiere
La iniciativa es siempre divina. El salva a quien él quiere salvar. La salvación es
siempre por la pura gracia de Dios (Juan 3:16, Efesios 2:8, 9). A veces los objetos de su
gracia son lo que menos esperamos. Esta profecía nos proporciona dos ilustraciones de
este principio. ¿Los marineros politeístas (1:5) merecían ser rescatados física y
espiritualmente? De ninguna manera, pero “la salvación es de Jehová”. ¿Qué de los
odiados ninivitas? En esa época Asiria era la potencia mundial más temida por todos.
Tenía la reputación de ser sumamente cruel en el trato de los conquistados. Israel, el
pueblo de Dios sabía que era inevitable su conquista por los asirios. Es natural que
Jonás no haya querido ver la salvación de este pueblo, pero “la salvación es de Jehová”
y la da a quien él quiere.
¡PENSEMOS!
En la actualidad el Señor sigue siendo el mismo. El es
quien salva y comisiona. Todavía desea que todas las
naciones lo conozcan como el Dios de toda salvación (Mateo
28:18–20). La gran diferencia es que en nuestros días su
pueblo no es la nación de Israel, sino la iglesia de Jesucristo
de la cual somos miembros. En esta época somos sus testigos
(Hechos 1:8). ¿Hasta dónde ha extendido el testimonio de su
iglesia local? ¿Tiene algún ministerio que traspase las
fronteras de su nación? ¿Alcanza a los odiados y
despreciados de su patria?
Y usted como individuo, ¿qué contribución está
haciendo a la tarea de la evangelización del mundo? El
Señor ya lo ha enviado (Juan 20:21). ¿Cómo ha respondido?
¿Qué hará durante esta semana para cumplir con su
responsabilidad misionera?
LA COMISION DE
JONAS 1:2
En un solo versículo, Jehová revela su voluntad para su siervo Jonás. Esta comisión
se caracteriza por su claridad. Sin rodeos. Va al grano y no deja lugar a dudas y
especulaciones. Consiste en tres mandatos directos: Levántate, vé y pregona. No hay
nada misterioso en estos imperativos. El llamamiento de Jonás es sumamente claro. Así
es siempre con la guía del Señor. El no pone enigmas sino que da mandatos claros e
inconfundibles. El siervo no tiene excusa si no cumple la voluntad divina.
¡PENSEMOS!
Nuestro Señor no nos va a enviar a
Nínive, pero no sabremos a dónde quiere
enviarnos hasta que nos hayamos preparado
para recibir su dirección. ¿Está dispuesto a
ir a cualquier lugar? ¿Aun a su vecindario?
Sin la entrega no viene la dirección. Cuando
sabe a dónde debe ir, también sabrá qué ha
de hacer en ese lugar.
Los mismos tres elementos se
encuentran en La Gran Comisión. Llene los
espacios en blanco para ver los
paralelismos:
LA REBELDIA DE
JONAS 1:3
Cuando Dios comisiona, el comisionado tiene que reaccionar a ese llamamiento. Se
supone que la respuesta será afirmativa. Se espera que haya obediencia. Pero no siempre
sucede así en la vida real. Los siervos del Señor no son robots, sino seres que poseen
libre albedrío. Es por esto que las reacciones pueden variar.
¡Qué increíble! Siendo siervo del Señor y teniendo instrucciones tan claras de él,
Jonás decidió desobedecer. En vez de levantarse para ir, se levantó para huir. Es el
único profeta genuino que optó por la rebeldía. Sabía cual era la voluntad divina para su
vida y escogió no hacerla.
Su desobediencia deliberada
En vez de obedecer e ir a Nínive, el profeta “se levantó para huir de la presencia de
Jehová a Tarsis”. Su rebeldía es “de” y “a”. Dos veces en el texto se hace referencia al
hecho de que Jonás quería escapar de la presencia de Jehová. ¿Es que no sabía que Dios
es Omnipresente (Salmos 139)? Por supuesto que sí. Entonces, ¿en qué sentido podía
salir de la presencia del Señor? Parece que el primer término es vocacional y el último
geográfico. Su primer acto de rebeldía fue decirle a Dios: “Renuncio”, dando a entender
que estaba al servicio de alguien. Con esta acción Jonás decía: “Ya no quiero servirte.
Busca a otro para llevar tu mensaje a Nínive”. ¡Qué tontería! De acuerdo con su actitud,
la frase se usa en el sentido geográfico en la última cláusula del versículo 3. Aunque
Dios se encuentra en todas partes, en un sentido muy especial su presencia se limitaba a
la Tierra Prometida y a su morada en el Lugar Santísimo del templo de Jerusalén. Al
viajar a Tarsis, de hecho pretendía salir de la presencia de Jehová. En otras palabras,
Jonás abandonó deliberadamente la voluntad de Dios para su vida por ir al lugar que él
había escogido. “Dios dice Nínive. Yo digo Tarsis”. Huyó de Nínive a Tarsis.
¿Por qué?
Se puede preguntar, ¿por qué reaccionó en esta forma? Algunos especulan que por
cobardía. Jonás tenía miedo de “meterse en la boca del león” con su mensaje de juicio.
Otros piensan que fue por su nacionalismo. Siendo buen judío tenía la idea de que la
salvación pertenecía a los judíos solamente. ¿Por qué desperdiciar el mensaje divino en
los odiados asirios? Además, sabía que ellos serían usados por Dios para castigar a su
pueblo. Por su patriotismo renunció a su oficio de profeta del Señor. En el versículo 4:2
Jonás mismo explicó su razón. Sabía que el Altísimo era bondadoso y que perdonaría a
los ninivitas. No quería ver su salvación y por eso se rebeló.
Consecuencias de la rebeldía
Ningún siervo del Señor sale ileso de una rebeldía abierta. Siempre vienen las
consecuencias. Así fue con Jonás. Tuvo que sufrir la tempestad (1:4–17), la vergüenza
de ser interrogado por paganos (1:8–11), la amenaza de ahogarse (1:15–17), y los días
en el vientre del gran pez (1:17–2:10). Desobedecer al Señor siempre cuesta caro, sea en
el siglo VIII antes de Cristo o en el siglo XX después de él.
¡PENSEMOS!
Parece mentira que un portavoz del Señor se pusiera en
plan de rebeldía abierta pero es la triste realidad. ¿A qué
tarea específica le ha comisionado el Señor? ¿Está
obedeciendo, o siguiendo el ejemplo de Jonás?
Si no sabe qué ha sido comisionado entonces ahora es
tiempo para acudir al Señor pidiendo su dirección. Al saber
su voluntad, siga el ejemplo de Felipe obedeciendo inmediata
y explícitamente (Hechos 8:26–30).
Recuerde que nuestro Dios es elemente y piadoso y
quiere que el mensaje de salvación se predique a todos, aun
a los más despreciados por el mundo. ¿En qué forma está
usted proclamando este mensaje? ¿Qué se propone hacer
esta semana para cumplir con su comisión?
3
El Mensajero Reprendido
Jonás 1:4–16
¿Qué sucede cuando algún siervo del Señor comienza a desobedecer? ¿Dios lo
abandona? De ninguna manera. De la experiencia de Jonás aprendemos que por lo
menos dos cosas acontecen. La primera es que se inicia un proceso de descenso. Todo
va para abajo. Lo que le sucedió físicamente ilustra lo que le estaba aconteciendo
espiritualmente: Jonás “descendió a Jope” (v. 3), entró en la nave (v. 3), “había bajado
al interior de la nave” (v. 5), lo echaron al mar (v. 15) y descendió a lo profundo de él
(2:3, 6). Su descenso físico representa su condición espiritual. El que se rebela contra el
Padre celestial comienza a perder su vitalidad espiritual. Una desobediencia lleva a otra,
y a otra, y a otra. Paulatinamente uno se va alejando del Señor. El ascenso no comienza
sino basta que viene el arrepentimiento y la confesión del pecado de rebeldía.
¡PENSEMOS!
Qué precioso es saber que Dios no se da por vencido
cuando su mensajero se rebela. ¿Ha renunciado a hacer la
voluntad clara de Dios para su vida? ¿Anda en rebeldía?
Cuidado, porque él entrará en acción usando todos los
medios necesarios para regresarlo a la obediencia.
¿Quiénes sufren las consecuencias de su pecado? ¿Cómo
han sido afectadas otras personas por su rebeldía?
¿Siente apatía hacia los retos del servicio cristiano?
¿Qué de su celo evangelístico? ¿Está el diablo contento
porque usted está en la bodega durmiendo en vez de estar en
el mundo sirviendo?
Busque un hermano maduro y júntese con él durante esta semana para hacer una
evaluación franca de su ministerio. ¿Se asemeja al de Jonás o está siendo instrumento
útil en las manos del Señor?
Estas respuestas no las expresó Jonás en forma verbal, pero suponemos que son las
que vendrían a su mente. El sólo pensar en ellas traería arrepentimiento y convicción. Si
era todo esto, ¿qué estaba haciendo allí? Su respuesta registrada en el versículo 9 es
breve y evasiva. “Soy hebreo y temo a Jehová Dios de los cielos, que hizo el mar y la
tierra”. Con esta respuesta se revela la identidad del Dios ofendido que ha causado la
tempestad: es Jehová.
¡PENSEMOS!
¿Quién es usted? Elabore una lista de contestaciones a
esta pregunta. Cada respuesta debe comenzar con la frase:
“Yo soy…” A la luz de ella, conteste la pregunta: ¿Qué estoy
haciendo? ¿Vivo y trabajo de acuerdo con lo que soy? Si no,
arregle cuentas con el Creador y comience a vivir de acuerdo
con lo que es.
La sexta pregunta (v. 10) tuvo que ver con la motivación de las acciones de Jonás.
¿Por qué había renunciado a servir a Jehová, el Creador de todo? No comprendían cómo
alguien con un llamamiento tan elevado podía haber renunciado a él y andar en rebeldía.
Esta postura les era inconcebible.
La última pregunta se relacionaba con la solución del problema (vv. 11, 12). Ya que
su culpabilidad estaba comprobada, ¿qué debían hacer con él? “Queremos que tu mismo
te impongas sentencia”, es lo que los navegantes decían con su pregunta. Jonás
dictaminó la pena capital por ahogamiento. Por segunda vez, él se valió del mar para
realizar su escape. La primera vez pensó que el mar lo llevaría lejos de la presencia de
Jehová, ahora quería usar el mar para escapar definitivamente de su obligación con el
Señor. En ambas ocasiones su plan falló.
Parece que el Altísimo logró su propósito en todo lo sucedido. Dios no deseaba que
su siervo muriera; lo que quería era su arrepentimiento y confesión para que pudiera
volver a utilizarlo como su portavoz a Nínive. Pero Jonás se sintió tan culpable que
pensó que el único remedio era morir. Esta actitud se volvió a repetir posteriormente
(Jonás 4:3 y 9).
En Jonás 1:15ª
¿Cuál fue el resultado para Jonás? Los agentes divinos lo echaron al mar y terminó
en medio del agua pensando que todo acabaría. Sin embargo, Dios no había terminado
con él. La reprensión fue completa pero su propósito no era destruir al rebelde. El Señor
todavía tenía planes para él y lo iba a rehabilitar.
¡PENSEMOS!
Haga una lista de los cuatro resultados de la reprensión
en los marineros. En columna paralela escriba el contraste
que se ve en Jonás. En una tercera columna anote su
situación. ¿Se asemeja más a Jonás o a los marineros?
¿Cómo demuestra concretamente su compasión hacia los
incrédulos? ¿Desde cuándo no ha orado entregando su ser al
control de la soberanía divina? ¿Se caracteriza su vida por la
obediencia? ¿En qué área necesita “convertirse” al Señor?
4
El Mensajero Rescatado
Jonás 1:17–2:10
Nunca he presenciado el ahogamiento de una persona. Una sola vez, siendo niño me
metí a aguas demasiado profundas para mí. Sentí el pánico de no saber nadar y verme
arrastrado por la corriente. Fue una sensación horrible, pues estaba completamente a
merced del agua.
No sabemos si Jonás sabía nadar o no, pero sí sabemos que sintió la angustia de un
ahogado. Como cualquiera que se encuentra en esa situación, el profeta necesitaba ser
rescatado. Por sí solo no podía hacer nada. Sólo con la ayuda externa podría ser salvo
del peligro de ahogarse. El mismo que hizo que cayera en el mar fue quien lo rescató:
Jehová. En esta porción vemos que Jonás fue rescatado del mar para ser rehabilitado
como mensajero divino.
EL PROFETA DESOBEDIENTE
VS.
EL PEZ OBEDIENTE
¡PENSEMOS!
¿Está pasando actualmente por una experiencia similar
a estar dentro de un gran pez? Evalúe su vida para ver en
qué área no está obedeciendo al Señor. Recuerde que Dios
utiliza las experíencias negativas para forzarnos a
reflexionar y siempre nos rescata en el tiempo aceptable. Su
propósito es hacernos útiles en la proclamación de su plan de
salvación.
¿Cómo se compara su obediencia con la del monstruo
marino? En vez de ser como el pez, ¿se asemeja más al
profeta desobediente? No se desespere, Dios todavía no ha
terminado con usted. Acepte su reprensión y busque ser de
utilidad en su obra.
Su naturaleza
¿Qué tipo de oración fue? Obviamente no fue de súplica o intercesión porque no
encontramos ni una sola petición. Tampoco es una oración de confesión o
arrepentimiento. Aunque no haya declaración abierta al respecto, los eruditos
consideran que es en primer término una oración de acción de gracias; especialmente
los versículos 1 al 7. En esta sección agradece al Señor su primera liberación. En los
últimos versículos anticipa su segunda liberación. Así que esta plegaria es de acción de
gracias por la salvación ya experimentada y por el rescate que vendría.
Su contenido 2:2–9
La oración se divide fácilmente en tres partes, de acuerdo con los tiempos de los
verbos empleados. Los versículos 2 al 7 tienen que ver con el pasado, el 8 con el
presente, y el 9 con el futuro. Recuerde que toda la oración se eleva dentro del gran pez.
CONFIEMOS EN EL SEÑOR
A PESAR DE LAS CIRCUNSTANCIAS
Jonás no fue defraudado. El Altísimo honró su confianza y sacó su vida dé la
sepultura (v. 6b). La muerte segura se convirtió en vida cuando fue rescatado por medio
del gran pez. Todo lo acontecido se puede resumir en las tres acciones que el profeta
atribuye a su Dios.
ME ECHASTE (v. 3)
ME OISTE (v. 2)
ME SACASTE (v. 6B)
¡PENSEMOS!
¿Qué aprende acerca de Dios en este estudio? Tome un
tiempo para repasar lo enseñado. Haga una lista de todo lo
que esta lección revela acerca de él. ¿Cómo es? ¿Qué hace?
¿Cómo lo tratamos? Medite sobre los resultados de su
investigación. ¿Qué verdad lo impacta más? ¿Cómo puede
cambiar su conducta para vivir más acorde con ella?
Sabemos que Jonás era un varón saturado de la Palabra
de Dios porque su oración consiste de citas y alusiones a los
salmos. El profeta no tenía una copia de ellos cuando el pez
se lo tragó. Su mente estaba llena de pensamientos
edificantes basados en las Escrituras. En el momento
necesario, podía traerlos a la memoria y aplicarlos a su
propia vida. ¿Cuánta Escritura tiene atesorada en su mente
para usar en cualquier momento? Apunte tres textos que
memorizará en el transcurso de la semana entrante.
5
El Mensajero Recomisionado
Jonás 3:1–10
No se sabe cuánto tiempo transcurrió entre los capítulos 2 y 3 del libro de Jonás. Es
probable que desde Jope haya subido inmediatamente a Jerusalén para cumplir con las
promesas hechas en 2:9. De ahí regresó a Gat-hefer. Calculo que este recorrido le debe
haber tomado un mínimo de cuatro días. No hay forma de saber cuánto tiempo pasó en
su pueblo antes de que el Señor le hablara otra vez, pero se supone que el lapso fue
corto, porque cada día que transcurría las almas perdidas pasaban a la eternidad. Dudo
que Jehová haya tardado mucho en recomisionar a su siervo. Todo lo sucedido desde el
capítulo 1:4 hasta el final del capítulo 2 aconteció con el fin de rehabilitar al profeta
preparándole para su segunda comisión. El escenario estaba listo y una vez más el
Omnipotente entró en acción.
Dividiremos nuestro comentario sobre este capítulo en dos secciones principales. En
primer lugar analizaremos la narración que tenemos y después elaboraremos unos
principios que se basan en ella.
LA NARRACION
La comisión renovada 3:1, 2
Estos dos versículos son muy semejantes a los primeros dos del capítulo 1. Jehová
habló a Jonás por segunda vez dándole la misma comisión. En el original, los tres
mandatos son los mismos, sin embargo existe una diferencia en la preposición usada. En
1:2 encontramos “pregona contra ella”, mientras que en 3:2 dice “proclama en ella”.
Parece que el Señor suaviza un poquito la segunda encomienda. En esta también se
estipula que el mensaje que debía proclamar venía directamente de Dios. Jonás no sabía
lo que iba a predicar hasta que llegara al sitio que se le indicaba.
LA OBEDIENCIA SIEMPRE
RESULTA EN BENDICION
¡Qué narración tan emocionante! Por causa de la obediencia de un mensajero
recomisionado por Dios, toda una ciudad se salvó. ¿Qué principios podemos sacar de
estas experiencias en la vida de Jonás?
CINCO PRINCIPIOS
Principio 1
Dios da una segunda oportunidad a su mensajero arrepentido
En cuanto a la salvación, no existe segunda oportunidad después de la muerte. La
condición eterna de una persona depende de lo que haga con Cristo antes de morir. En
embargo, en lo que se refiere al servicio cristiano, Dios da una segunda oportunidad. No
acepta tener siervos viviendo en rebelión. En el caso de Jonás, aplicó la disciplina
necesaria para lograr que lo obedeciera. Se valió de todo su poderío para regresar al
rebelde y usarlo maravillosamente como instrumento en su mano.
En la vida de Pedro vemos el mismo principio en operación. Negó a Cristo tres
veces (Lucas 22:31–34, 54–62), pero a su debido tiempo fue rehabilitado (Juan 21:1–
19). Juan Marcos pasó por una experiencia semejante. Abandonó la obra con Pablo en el
primer viaje misionero (Hechos 13:13) y fue rechazado por Pablo como compañero en
el segundo (Hechos 15:37, 38). Al final de su ministerio, el gran misionero le escribió a
Timoteo: “Toma a Marcos y tráele contigo, porgue me es útil para el ministerio” (2
Timoteo 4:11).
Todo siervo del Señor ha sentido el dolor del fracaso y sabe el alivio que viene
cuando puede decir: “Gracias Dios por haberme dado una segunda oportunidad”.
Principio 2
Dios bendice la obediencia aunque sea obligada
Jonás obedeció, pero parece que fue de mente y no de corazón. El capítulo 4 revela
que su cumplimiento fue de mala gana. Su motivación era incorrecta. Obedeció porque
sentía que el Señor lo estaba obligando. ¡Quién no obedecería después de tener
experiencias semejantes a las de Jonás! Cumplió porque sabía que no le quedaba otra.
No quería pasar una segunda vez por el mar y el pez o cosa semejante. Su pensamiento
era: “no quiero obedecer, pero es el menor de los males”.
¿Puede Dios bendecir esta actitud? Sí. El manda su bendición a pesar de la mala
motivación. Dios siempre bendice la obediencia aun cuando ésta sea a la fuerza.
El apóstol Pablo tenía el mismo sentimiento en relación con su responsabilidad
evangelística. “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es
impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! Por lo cual, si lo hago de
buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido
encomendada” (1 Corintios 9:16, 17). No tenía opción. Por las buenas o por las malas
tenía que predicar el evangelio. El fruto vendría del Señor.
Principio 3
Dios prepara el terreno para la predicación del evangelio
Puesto que la salvación es de Jehová, él mismo se encarga de la preparación de la
gente que va a escuehar y responder a la proclamación de su mensaje. Si no fuera así, no
veríamos resultados positivos en nuestro ministerio.
¿Cómo dispuso el Señor a los ninivitas para que aceptaran el mensaje tan
rápidamente? Hay que recordar que los paganos de aquel entonces se caracterizaban por
ser muy supersticiosos. Todo acontecimiento anormal se consideraba producto de la
acción de un dios ofendido. En la época de Jonás, Nínive había pasado por ciertos
sucesos que los predispusieron a aceptar la proclamación de Jonás. Por el año 765 a.C.
la región había pasado por un período de hambre que probablemente duró hasta 759 a.C.
Como sucedió en Egipto, había durado siete años. Otro suceso extraordinario fue un
eclipse solar total que aconteció el 15 de junio de 763 a.C. Estos dos eventos habrían
dejado a los ninivitas muy preocupados. Jehová los permitió para alistar a la gente para
que recibiera su mensaje. En su omnipotencia, se valió de estos fenómenos naturales
como medida preparatoria.
Además de estos factores “naturales”, tenemos que tomar en cuenta la preparación
del profeta, el portavoz del mensaje divino. Lucas 11:30 dice que “Jonás fue señal a los
ninivitas”. La llegada simultánca del mensajero con la amenaza de destrucción y las
señales naturales, se combinaron para producir la pronta recepción de la predicación.
Jonás tuvo un éxito fenomenal porque el Soberano del universo había hecho todos
los preparativos. El envió el hambre, el eclipse, al profeta en el tiempo propicio, y
arregló todo para que los ninivitas participaran de su salvación.
Principio 4
Lo que mueve a la gente es la predicación de la Palabra de Dios, no nuestras
experiencias
Jonás había pasado por acontecimientos bastante emocionantes. Si viniera hoy, sin
duda lo encontraríamos en muchas iglesias relatando lo sucedido. No así en Nínive.
Según el registro bíblico, no contó ni una palabra de su experiencia. Se limitó a predicar
el mensaje que recibió directamente de Dios. Eso fue lo que impactó a la gente. No fue
el mensaje de Jonás, sino el de Jehová (vv. 2b, 4b).
El mensaje iba directamente al grano. Nada de rodeos. Según el texto, lo que dijo
fue: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (v. 4b). En el hebreo, su enunciado
consta sólo de cinco palabras. Una proclamación sumamente corta. Algunos piensan
que esto no fue todo lo que dijo, pero creo que Jonás no agregó nada más a lo que había
recibido de Dios. Siendo divino, este mensaje breve surtió el efecto que el Señor tenía
programado.
Aparentemente este anuncio fue proclamado en un solo día (v. 4a). De otro modo, el
profeta hubiera tenido que cambiar el mensaje de acuerdo con el número de días que
faltaban antes de la destrucción profetizada. Recuerde que Jonás estaba obedeciendo a
regañadientes y hacía exactamente lo que le había sido revelado. No cruzó toda la
ciudad, ni siquiera eso fue necesario. Con predicar el breve mensaje durante un solo día
fue suficiente. La voz corrió por todo el pueblo en labios de los ninivitas que
escucharon a Jonás.
¿A quién creyeron los ninivitas? El texto es claro: “y los hombres de Nínive
creyeron a Dios” (v. 5a). Reconocieron que el mensaje tenía origen divino. No creyeron
al profeta porque sabían que solamente era el portavoz; depositaron su fe en el Dios del
profeta.
Así fue en la época de Jonás y sigue siendo en nuestro siglo. La gente quiere oír la
Palabra de Dios, no las experiencias y filosofías de los hombres.
Principio 5
Cuando el hombre cambia su actitud hacia Dios, Dios cambia su actitud hacia el
hombre
En los versículos 5 al 8 vemos claramente que los ninivitas se arrepintieron. El
versículo 10 declara que “se convirtieron de su mal camino”. ¿Qué hace Dios frente a
esta situación? “Se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo”.
El Señor siempre actúa así. Actualmente toda la humanidad está bajo la ira de Dios
(Juan 3:18, 36b). Cuando uno escucha el mensaje de la salvación por la fe en la obra de
Cristo y confía en él, el juicio queda cancelado. El que cree pasa de muerte a vida (Juan
3:36a, 5:24).
Así es nuestro Dios. Siempre responde positivamente cuando una persona acude a él
por fe. Si así no fuera, nadie sería salvo.
¡PENSEMOS!
Apunte estos cinco principios en una hoja. Por lo menos
una vez al día durante la semana entrante saque su lista y
repásela. Medite en las implicaciones que tienen para su vida
y ministerio. ¿Cómo puede aplicar cada uno a su situación?
Al fin de la semana, apunte las cosas que planea hacer para
que su ministerio se realice en forma más acorde con estos
principios.
¡PENSEMOS!
¿Cuál es su condición ante el Señor? ¿Es ya salvo o
necesita creer en él e invocar su nombre? Hoy es el momento
ideal para que invite a Cristo a que entre en su vida y lo
haga salvo de la condenación eterna, pasando de muerte a
vida. Si nunca lo ha hecho, hágalo ahora mismo. Después
comience a predicar este mensaje a otros.
6
El Mensajero Renegado
Jonás 4:1–11
En los primeros tres capítulos del libro de Jonás vimos al profeta como objeto de la
acción divina. Por causa de su rebeldía fue reprendido (1:4–16), rescatado (1:17–2:10) y
recomisionado (3:1–10). En el capítulo 4 pasamos a la voz activa. Jonás se convierte en
el sujeto en vez del objeto. En este capítulo encontramos al profeta reclamando la forma
en que Dios actuó hacia los ninivitas. En esencia, el siervo estaba diciendo a su maestro
que no estaba de acuerdo con su proceder y verbalizó su protesta.
El contraste entre 3:10 y 4:1 es total. Dios se arrepintió pero Jonás se apesadumbró.
¡Qué reacción tan más rara! Mientras que el Señor y sus ángeles se regocijaban por el
arrepentimiento de la ciudad, el agente humano del milagro se enojó por la respuesta
afirmativa del pueblo. Algo anda mal cuando el predicador enviado por el
Todopoderoso tiene resultados fenomenales y no se alegra.
Jonás no solo se disgustó, sino que lo hizo “en extremo”. Estaba sumamente afligido
al grado de no poder contener sus sentimientos. Esta actitud constituye el contenido del
resto del capítulo. Consiste de dos encuentros entre Jehová y Jonás en que éste le
reclama a aquél su modo de actuar. Entre los dos encuentros, el Señor le da una lección
objetiva. La porción termina con la aplicación divina de la lección.
EL PRIMER ENCUENTRO
4:2–4
Las circunstancias del encuentro
Este encuentro fue provocado por la probable salvación de la ciudad de Nínive.
Veamos algo sobre las circunstancias en que se realizó. Según el versículo 5, Jonás
todavía se encontraba dentro de la ciudad. Es probable que se llevara a cabo pocos días
después de su único día de predicación. Aun no habían llegado a su fin los 40 días.
Conociendo a su Dios, sabía lo que iba a hacer y estaba plenamente convencido de que
el juicio prometido no sería consumado. No le agradó esta probabilidad y por eso se
enojó contra el Señor.
LA VOLUNTAD DE DIOS
VS.
LA VOLUNTAD DE JONAS
¡PENSEMOS!
¿Qué de la voluntad suya en relación con la de Dios?
Hay alguna área de su vida en que insiste en que tiene la
razón y que el Señor está equivocado? Recuerde que la
voluntad de Dios siempre es buena, agradable y perfecta
(Romanos 12:2). Nunca podrá mejorarla. Ahora mismo
incline su rostro y presente su cuerpo al Señor en sacrificio
vivo para que él lo use como instrumento en sus manos para
hacer su voluntad.
LA LECCION OBJETIVA
4:5–8
Después de unos días, Jonás salió de la ciudad. Para protegerse dei sol abrasador del
desierto, edificó una pequeña enramada. Esta le proporcionó un poco de comodidad en
un clima excesivamente extremoso. Todavía su corazón estaba endurecido. Estaba
ansioso de ver el resultado final de su ministerio. En lo más profundo de su ser seguía
con el deseo de ver realizado el juicio profetizado.
Estando en esa condición, el Señor le dio una lección. La soberanía divina resalta
por la repetición de la palabra “preparó”. Para instruir al profeta, a Israel y a nosotros, el
Omnipotente preparó tres cosas: una calabacera (v. 6), un gusano (v. 7) y un recio
viento solano (v. 8).
La calabacera 4:6
Parece que la enramada preparada por Jonás no le ayudó mucho. Algunos piensan
que estaba a punto de sufrir una insolación. Cuando el profeta ya no resistió más, Dios
hizo algo bastante raro: proveyó una sombra muy agradable. De repente sintió gran
alivio. Reconoció que la calabacera había sido preparada milagrosamente por el Señor
porque creció muy rápido y en el lugar exacto para dar la protección que necesitaba. La
identificación botánica de esta planta no es necesaria para la interpretación del texto.
¿Qué pensaría Jonás al recibir esta bendición directamente de su maestro? “Por fin
hay señal de que el Señor se va poniendo de acuerdo conmigo. No me daría este alivio
si no aprobara mis acciones”. Por supuesto que esta forma de pensar estaba muy
equivocada.
El gusano 4:7
Durante la noche, Dios mandó un gusanito para atacar la calabacera el cual se comió
el tallo de la planta y al salir el sol, las hojas tan apreciadas se secaron. Una vez más
Jonás se quedó solo con la enramada para protegerse. Otra vez se enfrentó a la amenaza
de la insolación. Me parece que en este punto, el profeta debía estar muy confuso. “¿Por
qué habría permitido esto el Señor? ¿Por qué me dio un solo día de comodidad? ¿Qué
querrá enseñarme?”
EL SEGUNDO ENCUENTRO
4:9–11
Las circunstancias
Repasemos un poco lo sucedido. En contraste con el primero, éste se llevó a cabo
fuera de la ciudad. El verbo en futuro del versículo 11 indica que el plazo de los
cuarenta días todavía no había llegado a su fin. Jonás todavía no sabía con seguridad si
Dios iba a destruir o perdonar a la urbe.
Por varios días, el profeta había estado en el desierto con solo la protección que una
enramada le ofrecía. De repente gozó de la sombra de una planta por espacio de un día.
Al día siguiente, volvió a su condición original porque la misma se secó (vv. 7, 10). En
el versículo 9 encontramos que por segunda vez Jonás se enojó. ¿Por qué se enfado? Por
la destrucción de la calabacera.
COMODIDAD
VS.
INCOMODIDAD
¡PENSEMOS!
El servicio al Señor a veces tiene que realizarse bajo
condiciones adversas. Cristo advirtió al joven que le quería
seguir: “Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos
nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar la
cabeza” (Lucas 9:58). Pablo tuvo que aprender a
conformarse cualquiera que fuera su situación (Filipenses
4:10).
Cuando vienen las dificultades, especialmente por causa
de la desobediencia, ¿cómo reacciona usted? ¿Con enojo
como Jonás o con el contentamiento de Pablo?
¿Está enojado con Dios en la actualidad porque lo ha
puesto en una situación incómoda? Pídale que cambie su
actitud y que aprenda a darle gracias aun por lo
desagradable (Efesios 5:20).
LA APLICACION
4:10, 11
La palabra final es del Señor. Primeramente hace una declaración acerca de Jonás
(v. 10) y después hace una pregunta acerca de sí mismo (v. 11). “Tuviste tú lástima de la
calabacera…¿y no tendré yo piedad de Nínive?” El autor Feinberg expresa el sentido de
estos versículos como sigue: “Si llegaste a encariñarte tanto con la calabacera porque te
servía y satisfacía tus deseos, una planta en la que no invertiste pensamientos, ni trabajo,
ni afán, ni sacrificio, ni cuidados, que no sembraste ni regaste, ni atendiste, ni podaste,
una calabacera de corta duración, que crece con rapidez y muy pronto también
desaparece, ¿acaso no he de dejar yo que mi amor y compasión fluyan en abundancia
hacia multitudes de mis criaturas que son obra de mis manos, la corona de todos mis
actos creativos, nutridos, alimentados y abastecidos por mí, y que nunca han de dejar de
existir?”
La acusación básica de estos versículos puede expresarse así: “Jonás, tienes tus
valores invertidos. Pones mucho énfasis en lo que no vale nada y poco en lo que vale
mucho”.
¡PENSEMOS!
Tal como el Señor tuvo piedad de Nínive,
mostró su compasión a las demás ciudades y
naciones. En nuestros tiempos sigue llamando
a sus hijos para que lleven el mensaje. ¿Qué
parte le toca hacer en esta tarea de la
evangelización del mundo? O, como Jonás,
¿no le interesa proclamar las buenas nuevas
hasta lo último de la tierra?
¿Carece de celo evangelístico porque sus
valores están invertidos? ¿Se atreve a poner
sus intereses y gustos por encima de la
voluntad del Señor? ¿Considera que su
comodidad temporal es más importante que
la salvación eterna de los perdidos? De veras,
¿estima que alguna calabacera tiene más
importancia que la liberación espiritual de
algún pueblo?
Nuestros valores se manifiestan por
medio de nuestras acciones. Si decimos que la
evangelización mundial es importante pero
no hacemos nada para participar en ese
esfuerzo, somos como Jonás. ¿Qué puede
hacer como individuo para comenzar a
involucrarse activamente en la evangelización
del mundo? ¿Qué está haciendo su iglesia en
este aspecto?
NAHUM: LA DESTRUCCION DE NINIVE DEBIDO A:
EL CARACTER LA FIDELIDAD DE DIOS LA PER VERSIDAD DE NINIVE
DE DIOS 1:1–8 A SU PUEBLO 1:9–2:2 2:3–3:19
Es severo 1:2, Primer mensaje a Nínive La destrucción de Nínives es
3a, 6, 8 1:9–11 Descrita 2:3–10
En su persona El cuadro grande 1:9a,11 El asedio 2:3
1:2, 3, 6 El grado de destrucción 1:9b La delensa 2:4, 5
Celoso 1:2a La descripción de los derrotados La conquista 2:6–8
Vengador 1:2a 1:10 El saqueo 2:9, 10
Lleno de indignación Primer mensaje a Judá Defendida 2:11–3:7
1:2, 3, 6b 1:12, 13 Razones desglosadas 2:11–3:4
Paciente 1:3a Acerca de Nínive 1:12a Conducta leonística 2:11–13b
Poderoso 1:3a Acerca de Dios 1:12b Riqueza injusta 2:13c
En su obra 1:2b, Acerca de Judá 1:13 Conducta violenta 3:1–3
3a, 8 Segundo mensaje a Nínive Trato engañoso 3:1
¿Quién se escapará?
1:14 Idolatría seductora 3:4
1:6a Nombre olvidado Hecbicería abominable 3:4
Es bondadoso Idolatría acabada
Reacciones delineadas 3:5–7
1:7 Muerte asegurada
En su persona Segundo mensaje a Judá De Dios 3:5, 6
Bueno 1:15 De los pueblos 3:7
Fortaleza
Buenas nuevas recibidas Ilustrada 3:8–11
En su obra
Conoce
Resultado deseado Definitiva 3:12–19
Promesa reconfortante Defensas caerán 3:12, 13
Es poderoso
Tercer mensaje a Nínive Preparativos inútiles 3:14, 15
(ilustrado por)
2:1 Poderío desaparecerá 3:16, 17
1:3b–6
¡Prepárense!
La tormenta 1:3b Rey avisado 3:18, 19
Tercer mensaje a Judá
La sequía 1:4 2:2
El terremoto 1:5 Gloria restaurada
La erupción Prosperidad restaurada
volcánica 1:6b
7
Nuestro Glorioso Dios
Nahum 1:1–8
1
INTRODUCCION
1:1
Mensaje de destrucción: “Profecía”
El primer indicio de este mensaje central se encuentra en la palabra inicial del libro:
“profecía”. En hebreo no se usa la palabra usual para describir el mensaje, sino una que
1
Lloyd, R. (1991). Estudios Bı́blicos ELA: Bondad y severidad de Dios (Jonás - Abdı́as)
(1). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.
tiene un matiz muy especial. Significa literalmente “carga o peso”, y se utilizaba solo
cuando el profeta era portador de una profecía muy gravosa, es decir, una amenaza
solemne de juicio. Por esta palabra inicial, el lector ya sabe que lo que sigue va a ser
poco agradable.
PROPOSITO
De lo que hemos venido exponiendo, es obvio que el propósito de Nahum fue
publicar la destrucción de Nínive. Tenemos que preguntarnos ¿Quiénes recibieron su
mensaje? A diferencia de Jonás, Nahum nunca viajó a Nínive y es posible que los
ninivitas nunca leyeron su libro. El profeta hizo su vaticinio estando en Judá. Su
propósito no era advertir a los de Nínive, sino avisar al pueblo oprimido de Judá la
inminente destrucción de sus opresores con el fin de consolarlos. Aquí vemos la
importancia del significado del nombre del profeta. Su mensaje de juicio sobre Nínive
se convierte en consuelo para los suyos. Nahum es enviado por Dios para alentar a su
pueblo mientras que Nínive no tendría quien la consolara en su hora de tribulación
(3:7). En resumen, su propósito es reconfortar a Judá anunciándole la aniquilación de
sus opresores.
Actualmente muchos de los que forman el pueblo de Dios están siendo oprimidos
por diferentes hombres y regímenes. Ellos pueden cobrar ánimo por medio de la lectura
de Nahum. El que libró a Judá del yugo de Asiria puede librarlos de toda opresión. Y lo
hará, ténganlo por seguro.
PLAN
En la primera sección de su libro (1:2–8) Nahum exalta el carácter de Jehová
enfocando el poder que tiene a su disposición para llevar a cabo sus propósitos eternos.
Es poderoso para castigar a sus enemigos (1:2, 8), y para cuidar a los suyos (1:7).
La segunda división del libro abarca desde 1:9 hasta 2:2. En estos versículos
encontramos una serie de mensajes a Nínive y a Judá. En esencia, el profeta enseña que
debido a que el Señor es fiel a su pueblo, Nínive sería destruida total y definitivamente
mientras que Judá sería liberada y restaurada.
La porción final (2:3–3:19) relata con lujo de detalles la conquista de la ciudad
enemiga enfocando las razones divinas para hacerlo, entre ellas la gran perversidad del
pueblo. Al contemplar el carácter justo de Jehová, su fidelidad a los suyos, y la justa
retribución que daría a sus enemigos, los oprimidos cobrarían ánimo.
EL CARACTER DE DIOS
1:2–8
El profeta comienza su enseñanza por medio de un salmo que compuso para
describir como es Jehová. Estos versículos forman una de las porciones más importantes
de toda la Biblia sobre de doctrina acerca de Dios. Deben ser interpretados a la luz del
contexto histórico de las relaciones que había entre Asiria y Judá a mediados del siglo
séptimo antes de Cristo.
Nahum establece aquí las bases teológicas de su libro. Lo que contiene el resto de su
escrito depende de la revelación de estos siete versículos. En ellos descubrimos tres
cualidades principales del Señor, que son: la ira justa, la protección fiel, y el poder
inmenso. Su enojo para con los asirios y todos sus enemigos es justo, de donde resulta
su severidad. Puesto que es fiel a sus promesas, él siempre cuida a los suyos cuando
están sufriendo injustamente; en esto vemos su bondad para con Judá y todos los suyos.
Su inmenso poder es más que suficiente para condenar o cuidar según sea la situación.
La verdad central es que Jehová destruirá a Nínive por ser él quien es.
JEHOVA ES SEVERO
1:2, 3A, 6, 8
Definitivamente esta es la cualidad divina que resalta en este salmo. Vemos que el
Altísimo es severo:
En su persona 2, 3, 6
En los versículos anotados se encuentran cinco atributos de Jehová que se relacionan
con su ira justa (severidad)
1. Es celoso v. 2a. La primera vez que aparece este adjetivo en la Biblia es en Exodo
20:5: “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso”. Este enunciado forma parte del segundo mandamiento, que prohibe la idolatría.
El es el único Dios vivo y verdadero y no tolera que la gente adore a otros dioses. El
Señor siempre es celoso de su posición como Dios único.
Nínive era una ciudad muy idólatra. En 1:14 y 3:4 Nahum hace referencia a esta
práctica abominable. Tal como lo indica el atributo que estamos estudiando, Jehová
tenía toda la razón para castigar al pueblo idólatra.
Hay por lo menos otros dos pasajes donde se relacionan estrechamente su celo y su
santidad. “No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo y Dios celoso” (Josué
24:19). “…me mostraré celoso por mi santo nombre” (Ezequiel 39:25b). El Señor santo
no soporta que los hombres violen constantemente su santidad. Es completamente justo
al enviar su juicio contra los que ofenden su pureza absoluta. Esto incluía a Nínive, que
era famosa por sus perversidades.
¡PENSEMOS!
Dios sigue siendo celoso y cualquier individuo o pueblo
que viola su santidad o va en pos de dioses ajenos debe
esperar el castigo divino. ¿Cómo está su vida? ¿Existe algo
que ocupe el lugar que solo él merece? ¿Existe algún pecado
en su vida por el cual el Señor se muestre celoso porque
usted ha violado su santidad? ¿Qué de la cultura en que
vivimos? ¿Es idólatra y perversa? Anote algunos de los
ídolos que el hombre moderno adora.
¡PENSEMOS!
¿Le gusta esta enseñanza? En nuestros días no tiene
buena aceptación este aspecto negativo de Dios. La gente
solo quiere oír acerca de su amor y bondad. En nuestra
labor de evangelización no podemos dejar de incluir esta
faceta del carácter divino.
Para los creyentes estas verdades deben servir de gran
aliento. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
(Romanos 8:31). Nuestros adversarios serán derrotados por
él. Alabémosle por su severidad.
JEHOVA ES BONDADOSO
1:7
Como luz en medio de la oscuridad, este texto brilla y da aliento a cualquiera que lo
lea. Para Judá, estas palabras serían las más consoladoras del libro. Jehová es severo
para con sus adversarios pero bondadoso para con los suyos.
En su persona
En este solo versículo, encontramos dos cualidades divinas que muestran su bondad:
1. Es bueno. Jehová, Dios del pacto, es bueno en grado máximo y en todas las áreas
posibles. Aún en su severidad no deja de ser bueno. Este es el atributo divino por el cual
es más alabado el Señor. En los salmos hay por lo menos doce lugares donde se le alaba
por ser bueno (por ejemplo, 25:8; 34:8; 86:5).
2. Es fortaleza. Esta es otra imagen que encontramos en los Salmos (18:1, 2; 27:1;
144:2). Sin lugar a duda, Judá experimentaba una gran angustia cuando Nahum escribió
estas palabras. Para aprovechar la protección divina, solo tenía que entrar en la torre
fuerte (Proverbios 18:10).
En su obra
Jehová “conoce a los que en él confían.” Porque es bueno y es su fortaleza, puede
conocer a los suyos. ¿Qué significa el verbo en este contexto? Por ser omnisciente,
conoce a todos los hombres, pero no en la forma de una relación íntima, como la de
padre a hijo o esposo a esposa, sino que conoce a los suyos porque son objeto de su
amor redentor. Debido a que los ha redimido, los cuida y protege. En su bondad, el
Señor preserva a los suyos frente a las amenazas de sus enemigos. Tenemos que
aprender a confiar en su cuidado cuando estamos en medio de situaciones adversas.
PROVERBIOS 18:10 DICE:
“TORRE FUERTE ES EL NOMBRE DE JEHOVA;
A EL CORRERA EL JUSTO Y SERA LEVANTADO”.
JEHOVA ES PODEROSO
1:3B–6
Estos versículos forman la parte central del salmo y comprenden la mitad de él.
Obviamente son muy importantes porque enseñan del poder inagotable del Señor.
Nuestro Dios posee toda la fuerza necesaria para ejecutar el juicio contra sus enemigos
y para cuidar de los suyos.
Nahum se vale de cuatro imágenes de la naturaleza para pintar el cuadro del poder
de Dios. En el versículo 3b vemos la figura de la tormenta. En el cuatro, la imagen que
usa es la sequía y el hambre resultante. La ilustración del v. 5 es un terremoto y la del
6b una crupción volcánica.
¿Qué tan poderoso es nuestro Señor? Tan poderoso que puede controlar las
tormentas, sequías, terremotos y erupciones volcánicas. Tiene la fuerza necesaria para
eliminar a los asirios y para preservar a su pueblo Judá.
¡PENSEMOS!
Este mismo poder está a su disposición. ¿Cuál es la
situación desesperante en que se encuentra usted ahora
mismo? El Señor es más grande que ella. Sus adversarios
son impotentes cuando se comparan con él. Cuando confíe
en el Señor, su poder se desencadenará para beneficio de
usted. La victoria viene por medio de la fe (1 Juan 5:4–5).
8
El Señor es Fiel
Nahum 1:9–2:2
A través de toda su profecía (desde 1:2 hasta 3:5), Nahum usa el nombre propio de
Dios: “Jehová”. Encontramos ese título un total de diez veces (1:2, 3, 7, 9, 11, 12, 14;
2:2). En dos ocasiones usa la forma compuesta: “Jehová de los ejércitos” (2:13; 3:5).
Sólo una vez (1:2) habla de él como Dios. Surgen las preguntas: ¿Quién es Jehová?
¿Qué significaba este título a los judíos de la época de Nahum?
Los eruditos bíblicos están de acuerdo en que este es el nombre personal de Dios.
Los judíos de todos los tiempos relacionan este título con todos los atributos de la
deidad. El Señor mismo creó este apelativo con significado especial cuando le dijo a
Moisés: “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande
en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad,
la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que
visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la
tercera y cuarta generación.” (Exodo 34:6, 7). Jehová es una persona que por un lado se
caracteriza por su severidad y por el otro, por su bondad. Esta es la verdad que vimos en
Nahum 1:2–8.
En Exodo 3:14 aprendemos que este título tiene fuertes matices de permanencia.
“YO SOY EL QUE SOY.” El verbo hebreo que se traduce “YO SOY.” es de dónde
derivamos el nombre Jehová. Es el ser que vive en el eterno presente. El no cambia;
siempre es igual. También en este vocablo se encuentra el concepto de presencia.
Siempre está presente con su pueblo (Exodo 33:14, 15).
Es de suma importancia saber que fue Jehová quien hizo el pacto; es el Dios de
Israel por el convenio hecho con los patriarcas (Génesis 12:2, 3; 15:7–21), con Moisés
(Exodo 19, Deuteronomio 28) y con David (2 Samuel 7). Ninguna otra nación tenía este
privilegio y por eso no podían reclamar las promesas. Sólo Israel tenía el derecho de
esperar que Jehová cumpliera con todo lo pactado. A través de la historia bíblica, el
Altísimo había mostrado su fidelidad al liberar a sus escogidos de las circunstancias más
difíciles.
Hacía sólo cuarenta años, Jersualén había experimentado su fidelidad cuando Jehová
derrotó a Senaquerib en forma milagrosa. Nahum dijo al pueblo, “Ustedes van a ver otra
manifestación de la fidelidad de Jehová, el Dios del pacto. Sus opresores serán
destruidos y gozarán de la libertad.”
La porción que exponemos en este capítulo enseña que Jehová iba a destruir a
Nínive basado en su fidelidad a su pueblo. El había prometido y lo cumpliría.
JEHOVA ES FIEL:
1. A SU PERSONA
2. A SU PACTO (PROMESAS)
3. A SU PUEBLO
¡PENSEMOS!
Nosotros no somos el pueblo de Israel (ni en sentido
espiritual) pero en la actual dispensación, la Iglesia es “linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios” (1 Pedro 2:9).
La fidelidad del Señor es tan real para nosotros como
fue para los judíos del tiempo de Nahum. Escriba en una
hoja una situación en su vida que requiera poner su
confianza en la fidelidad de Jehová. Entréguela al Señor en
oración y experimentará la destrucción de su “enemigo” y la
liberación de la opresión.
El grado de destrucción 9b
Las dos frases de este trozo enseñan que la destrucción sería total y definitiva. Los
que se habían opuesto a él, serían consumidos. El verbo en sí significa destruir
totalmente. El juicio que mandó el Señor sobre Nínive no sería ligero ni parcial, sino
total y tan definitivo, que no volvería a repetirse. Después de esta destrucción, los
asirios serían incapaces de afligir por segunda vez a los judíos.
Acerca de Judá 13
El Dios del pacto prometió a los suyos que los libraría de la servidumbre en que
estaban. El Señor mismo quebraría el yugo y rompería las cadenas; su salvación era
segura. En las Escrituras, el yugo con frecuencia simboliza el sometimiento de un
pueblo a otro (Jeremías 27:1–12). Las coyundas eran cadenas reales que tenían a la
gente dominada por completo. El mismo rey Manasés fue llevado prisionero a Babilonia
en grilletes y cadenas (2 Crónicas 33:10–11). Esta es la primera promesa directa de
libertad que Jehová hace al pueblo.
El resultado deseado
Una vez que estuvieran libres, podrían reanudar la forma acostumbrada de adorar y
rendirle culto al Señor. Además, podrían y deberían celebrar las fiestas solemnes que
habían quedado prohibidas durante la dominación asiria, y cumplir así sus votos. Desde
luego podrían subir con júbilo a la Ciudad Santa. Cuando estamos en aprietos tendemos
a hacer promesas al Señor y lo mismo habían hecho los judíos bajo la opresión. Habían
hecho votos y ahora que Jehová había honrado sus promesas el pueblo debía de cumplir
porque tenían toda libertad para hacerlo.
La promesa consoladora
“Nunca más volverá a pasar por tí el malvado; pereció del todo.” “El malvado” es el
mismo personaje que se denomina “un consejero perverso” en v. 11 y es el hombre vil
del v. 14. Jamás volvería a oprimirlos porque él y su pueblo serían eliminados por el
Señor. El pueblo escogido podría ya vivir en completa paz y seguridad.
¡PENSEMOS!
¿Cree usted que el evangelio que predicamos es más
importante que el que proclamaron los mensajeros de 1:15?
¿Qué es más trascendente: la liberación material o la
espiritual? En la actualidad, tenemos un mensaje que vale la
pena proclamar. ¿Qué cosa práctica está haciendo usted
para que llegue a sus vecinos y hasta lo último de la tierra?
¿Qué va a hacer esta semana para que nuevas personas
comiencen a adorar a Dios en Cristo?
¡PENSEMOS!
Nuestro Padre sigue siendo fiel (1 Corintios 1:9; 1
Tesalonicenses 5:24; 2 Tesalonicenses 3:3). No ha cambiado:
es fiel a su persona, a sus promesas y a su pueblo. A veces su
fidelidad no se puede manifestar ampliamente en nuestras
vidas porque somos infieles. Si queremos experimentar su
lealtad en nuestras vidas tenemos que mostrarnos leales.
Pero aun cuando seamos infieles, él sigue siendo fiel (2
Timoteo 2:13).
9
La Destrucción de Nínive
Nahum 2:3–3:19
El pacto más antiguo que Jehová hizo con su pueblo fue con el patriarca Abraham.
Todavía vivía en Ur de los caldeos cuando el Señor le dio varias promesas entre las
cuales tenemos esta: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldeciré” (Génesis 12:3). A través de la historia de la humanidad el Omnipotente ha
respaldado sus palabras con acciones. La lista de opresores de su pueblo es larga y en
cada caso la nación que ha reprimido a Israel ha llegado a un fin vergonzoso.
Una de esas naciones fue el imperio asirio que por más de un siglo había tenido a
Israel bajo su dominio. El Altísimo, quien es “tardo para la ira”, había mostrado mucha
paciencia hacia su enemigo. Sin embargo, ya que es fiel a su persona y a sus promesas,
era de esperarse que enviara la retribución que merecían. Nahum 2:3–3:19 nos enseña
los detalles acerca de este acontecimiento.
Hasta este punto, Nahum había predicho varias veces la destrucción total de Nínive.
Pero es en esta última sección donde narra lo sucedido. La veracidad de su relato ha
sido confirmada por los descubrimientos arqueológicos.
El corazón de este largo pasaje se encuentra del 2:11 al 3:7. En él, el Señor justifica
su decisión exponiendo una serie de razones por las cuales eran blanco de su ira. Todas
se pueden resumir en una sola: la exagerada perversidad de los ninivitas. El mensaje de
esta última sección del libro es que Dios iba a destruir a Nínive por causa de sus
ofensas. La última frase de la profecía hace alusión a esto diciendo: “Tu maldad” (3:19).
Es la misma razón que había hecho que Jehová enviara a Jonás a proclamer la
destrucción de la ciudad pagana (Jonás 1:2).
Esta división final se bosqueja como sigue:
LA DESTRUCCION DE NINIVE ES:
1. DESCRITA 2:3–10
2. DEFENDIDA 2:11–3:7
3. ILUSTRADA 3:8–11
4. DEFINITIVA 3:12–19
El asedio 2:3
El ejército de los medos y babilonios llegó a las puertas de Nínive en el año 615 a.C.
El sitio fue muy largo pero no lograron penetrar en la ciudad sino hasta 612 a.C. Por tres
largos años, las tropas permanecieron en las cercanías y con frecuencia atacaban los
muros sin resultados positivos. Cada soldado llevaba un escudo de piel teñido de rojo o
de bronce bruñido que producía un reflejo encarnado. Sus uniformes también era de
color rojo vivo. Pensaban que con toda seguridad ese despliegue del color de la sangre,
infundiría algo de miedo en los defensores.
Los carros de guerra circulaban constantemente. El reflejo del sol sobre el metal
pulido hacía que parecieran antorchas. A menudo las tropas se presentaban frente a la
muralla blandiendo sus lanzas (“temblarán las hayas”) en señal de desafío.
La defensa 2:4–5
En estos versículos Nahum muestra su dominio del idioma hebreo. Los eruditos
dicen que aquí encontramos un alto ejemplo de poesía. El que lee, puede imaginarse
vívidamente todo lo que acontecía; se pueden visualizar los carros de guerra pasando
por todos lados, intentando encontrar el lugar adecuado para defender su ciudad. El
ruido que hacían contribuía a la confusión. La reflexión del sol sobre ellos y las
centellas causadas por las ruedas metálicas los hacía parecer antorchas encendidas. Su
velocidad se describe usando la imagen de relámpagos.
Por fin el rey reúne a sus mejores tropas y las manda a defender el muro. Por el
apuro se van atropellando, pero al llegar a sus puestos preparan la defensa tal vez
construyendo cubiertas o parapetos.
La conquista 2:6–8
La derrota no vino por causa de los ataques del enemigo, sino porque el Señor
mandó una inundación. El agua acumulada de varios días de lluvias intensas por fin
provocó desbordamiento de las vías y canales que pasaban por Nínive. Arrancaron
grandes secciones de la muralla y el palacio fue destruido; literalmente se disolvió o se
diluyó.
El versículo 7 dice “reina” como símbolo de la ciudad. En esta referencia vemos que
la ciudad fue conquistada y llevada en cautiverio mientras las doncellas lamentaban la
derrota total y la deportación. Al mismo tiempo toda la gente (las aguas), habitantes del
estanque (Nínive), huyeron para escapar de las tropas invasoras. Algunos pidieron que
se quedaran a pelear pero nadie se detuvo. El pueblo estaba totalmente desmoralizado.
El saqueo 2:9–10
El Señor emite un mandato a los soldados triunfantes: “Saquead plata, saquead oro”.
Los ninivitas estaban acostumbrados a saquear, pero nunca habían sido despojados de
sus bienes. Ahora les tocaba su turno. La riqueza de la capital asiria era incalculable. No
podemos ni siquiera imaginarnos el valor monetario de sus tesoros. Todo el botín de
tantas conquistas de los ejércitos asirios estaba en la ciudad. Todos los pueblos
conquistados entregaban sus tributos también. Fluía mucho dinero a sus cofres por
medio de la red comercial que había establecido (3:16). Sin lugar a duda, era la ciudad
más rica que el mundo había conocido.
EL DESPOJADOR ES SAQUEADO
Los ejércitos obedecieron el mandato divino y el versículo 10 relata el resultado. La
ciudad quedó vacía, agotada y desolada y la gente completamente desfallecida. La
descripción que se hace de la metrópolis en el texto hebreo se basa en un juego de
palabras que tienen sonidos semejantes cuando se pronuncian y todas son sinónimos de
destrucción. La versión popular trata de conservar este juego y traduce “Destruida,
desierta, desolada. ” Los descubrimientos arqueológicos confirman que los medos y
babilonios hicieron bien su trabajo. Entre los artefactos encontrados en las ruinas de
Nínive casi no se encuentra nada de oro y plata. Todos fueron arrebatados por los
vencedores.
¡PENSEMOS!
Nuestro Dios es absolutamente justo. En este relato de la
destrucción de Nínive aprendemos que el Señor pagó a los
ninivitas con la misma moneda; padecieron exactamente lo
mismo que habían hecho a sus enemigos. La retribución fue
de acuerdo a la ofensa. Asiria ya no era la que ejecutaba las
crueldades, sino que era objeto de ellas. Lo más interesante
es que fue Dios quien arreglóo todo.
¿Cómo trata usted a sus semejantes? ¿Con amor o con
desprecio? ¿Piensa que el Señor va a olvidar su mal
comportamiento? Definitivamente no. Será objeto del mismo
trato cuando la paciencia de Dios se agote. ¡Mucho cuidado!
LA DESTRUCCION DE NINIVE, DEFENDIDA
2:11–3:7
¿Por qué Jehová tuvo que tomar medidas tan drásticas? Es cierto que él no está
obligado a explicar sus razones a nadie, pero en su gracia se digna revelárnoslas.
Cuando las analizamos, vemos que el Señor actuó con toda justicia cuando arrasó a
Nínive.
¡PENSEMOS!
Escriba en una hoja los seis pecados de Nínive que
causaron su destrucción. Analice su vida en relación con
cada ofensa. ¿Hay algo en su conducta que le hace como los
asirios? ¿Es violento y cruel? ¿Busca la riqueza injusta? ¿Se
caracteriza por el engaño? ¿Es culpable de la idolatría?
¿Qué del ocultismo? Si no abandona este tipo de
comportamiento, puede estar seguro de que será objeto del
castigo justo enviado por el Dios santo.
¡PENSEMOS!
¿Qué ha aprendido acerca de Dios por
medio del estudio de Nahum? Repase los
capítulos 7, 8 y 9 de este manual y formule por
escrito una lista de lo que él es y otra de lo que
él hace. Sea cuidadoso y haga un estudio
completo. Con este antecedente, escriba una
descripción de Dios en sus propias palabras.
¿Qué va a hacer para relacionarse con él
en una forma más adecuada?
Usando su lista, describa la enseñanza
central de la profecía de Nahum. Discútala con
sus compañeros de estudio, y aplique esta
verdad a su situación actual.
ABDIAS: LA DESTRUCCION DE EDOM
PROFETIZADA JUSTIFICAD 10–15 ASEGURADA (En el día del Señor)
1–10 15–21
La enemistad de La denuncia general 10 Aclaraciones 15a
Edom 1, 2 La siembra 10a su cercaníu
Con las naciones 1b La cosecha 10b su alcance
Con el señor 1b, 2 La acusación especifica Edom y e día de Jehovái 15b, 16, 18
El engaño de Edom Falta de compasión 11a Aplicación definitiva 15b
3, 7 Identificatión con el enemigo Embriaguex definitiva 16
Por la soberbia 3 11b Destruceción definitiva 18
Por sus aliados 7 Comportamiento indebido Israel y el día de Jehová 17–21a
La eliminación de 12–14 Remanete salvo 17a
¿Cuándo? En el dia de Jerusalén Monte Santo 17b
Edom 4–10 ¿Qué “No debiste bacer…”
Por quienes Posesiones recuperadas 17c, 19, 20
El principio universal 15b
El Señor mismo 4, 8a Gobermará sobre Edom 21a
La naciones alindas Jahová y el “día de Jehová ” 21b
1b, 7
Cómo será
Total 5, 6, 8, 9
Incomprensible 7
Eterna 10b
Provoca compasión 5
10
Profecía de la Destrucción de
Edom
Abdías 1–10
INTRODUCCION
1ª
En estas dos líneas se aprenden por lo menos tres cosas acerca de esta profecía
El autor es humano
Hay varios Abdías mencionados en el Antiguo Testamento pero esta referencia es la
única que tenemos al autor de este libro. Su nombre significa “adorador o servidor de
Dios” y esto es lo único que sabemos acerca de él.
Su origen es divino
Aunque Abdías fue quien registró la profecia, él no fue la fuente de ella, sino que
recibió su mensaje por revelación directa del Señor a través de una visión. Además del
aspecto visual, hubo también una comunicación verbal. El Altísimo le hizo ver y le
habló. Las palabras de Abdías provinieron directamente de Dios, “Jehová el Señor ha
dicho así”. Por ende, son palabra de él.
Tema general
En la frase “en cuanto a Edom” encontramos el tema. Toda la profecía se relaciona
con Edom, pero no en forma aislada. Lo que sucede a Edom afecta a otros,
principalmente a otras naciones (vv. 1b, 2, 15, 16). En segundo lugar, se relaciona con
el pueblo de Dios. Vemos este vínculo especialmente en los últimos versículos del libro,
donde se contrastan el monte de Sion (vv. 17, 21) con el de Esaú (vv. 19, 21) y la casa
de Jacob (vv. 17–18) con la casa de Esaú (v. 18).
La historia de las relaciones entre Edom e Israel comienza en Génesis 25:19–26,
donde se relata el nacimiento de Jacob y Esaú. Con el transcurso del tiempo, los
nombres de ambos se cambiaran a Israel y Edom respectivamente. El nombre Edom
significa “rojo”. Este apelativo va muy bien con la región donde habitaban los
descendientes de Esaú. Su territorio consistía casi totalmente de piedra arenisca de ese
color.
Desde antes de nacer, Jehová había decretado en su soberanía la conexión que
prevalecería entre los hermanos y él. El mayor, Esaú, serviría a su hermano menor
Jacob, (Génesis 25:23; Romanos 9:12). Esta relación inusitada fue la causa de fricciones
constantes entre los hermanos y sus descendencias. Jehová amó a Jacob y aborreció a
Esaú (Malaquías 1:2–3; Romanos 9:13). La situación preferencial de Jacob ante el
Señor fue otra fuente de tensiones entre los pueblos hermanos. Así que la historia de las
relaciones entre estas dos naciones fue de constantes conflictos.
¡PENSEMOS!
Muchas personas tienen dificultad en aceptar la
doctrina de la doctrina de la soberanía divina. A veces los
decretos de Dios provocan conflictos interpersonales. No
debe ser así. Todos tenemos que aprender a amarnos tal
como él nos hizo y a relacionarnos correctamente con sus
demás criaturas.
Analice su vida para ver si está resentido contra algún
hermano o amigo porque el Creador lo hizo “mejor” o con
más talentos, por lo que usted piensa que es su preferido.
Ahora déle gracías al Señor por la forma en que lo creó a
usted y pídale que le conceda la gracia necesaria para
aceptar a los demás sin celos o envidias.
Fecha
La fecha en que Abdías escribió está directamente ligada a los conflictos entre
Edom e Israel. Del versículo 11 aprendemos que la profecía fue dada después de una
conquista de Jerusalén en que participaron los edomitas. El problema para nosotros es
identificar cuál de ellas fue.
Existen varias posibilidades y los eruditos evangélicos no han llegado a un acuerdo.
Tomando en cuenta la severidad de la conquista descrita en los versículos 11–14, creo
que lo más acertado es fechar esta profecía poco después de la toma de Jerusalén por los
babilonios en 586 a.C.
En los primeros diez versículos, la destrucción de Edom es profetizada. La
humillación del monte de Esaú es tan segura que la mayor parte de la profecía se
encuentra en tiempo pasado y presente (vv. 1b–7). Es hasta el versículo 8 que
encontramos todos los verbos en el futuro.
LA ENEMISTAD DE EDOM
1B, 2
El juicio vendría sobre Edom debido a la enemistad que lleva con las naciones y con
el Señor
EL ENGAÑO DE EDOM
3, 7
Había sido objeto del engaño y esto es lo que lo llevó a la destrucción. Los dos
textos citados enseñan que fue engañado por dos cosas:
Por la soberbia 3
No hay peor forma de engaño que el autoengaño. Edom había sido seducido por su
propia soberbia. Su orgullo se basaba en su seguridad geográfica. Casi todas sus áreas
habitadas se encontraban entre las montañas. El único acceso era por desfiladeros muy
angostos que pasaban entre peñas. La capital, Sela o Petra, era prácticamente
inexpugnable. Su entrada principal estaba situada entre peñascos de entre 30 y 90
metros de altura y era tan estrecha, que sólo permitía que dos hombres a caballo
entraran al mismo tiempo. Así que se requerían muy pocos defensores para proteger la
ciudad de cualquíer ejército por grande que fuera.
Sus moradas no eran casas normales sino cuevas naturales, que abundaban en las
montañas circunvecinas. Los palacios y habitaciones familiares estaban horadados en
los peñascos de piedra arenisca roja. Si algún invasor lograra penetrar en la ciudad,
todavía le costaría mucho derrotar a los habitantes que moraban en ese tipo de casa.
Edom se sentía tan seguro que emitió un reto silencioso: “¿Quién me derribará a
tierra?” Su soberbia le había cegado totalmente. Su confianza estaba en su posición
geográfica. Sentía que nadie podría conquistarlo jamás. El problema es que se dejó
engañar por su seguridad estratégica.
LA ELIMINACION DE EDOM
4–10
Habiendo profetizado la destrucción de Edom por causa de sus enemistades y
engaños, Abdías pasa a describir la destrucción total de esta nación. Primeramente
explica quiénes lo iban a hacer y después describe cómo iba a suceder.
¿Quiénes?
Esta pregunta se contesta en dos formas. La primera se refiere a la participación
divina y la segunda, al agente humano. ¿Quiénes iban a eliminar a Edom?
El Señor mismo vv. 4, 8a.
El versículo 3 terminó con el reto silencioso de Edom: “¿Quién me derribará a
tierra?” pensando que la contestación era “nadie”, pero no contaba con la omnisciencia
y omnipotencia del Señor. En los versículos citados encontramos dos declaraciones
directas de Dios. El cuatro contiene la aceptación del reto por Jehová: “No importa a
donde vayas. Puedes subir a las estrellas y allí te alcanzaré y te derribaré”. En esta
declaración podemos apreciar la sabiduría del Altísimo. El sabía lo que estaba en el
corazón de los orgullosos edomitas y respondió al reto.
¡PENSEMOS!
¿Cómo reacciona usted cuando les va mal a sus
enemigos? En la mayoría de los casos nos alegramos y hasta
nos regocijamos. No es así con el Señor. Cuando se ve
forzado a castigar a un pueblo, lo hace con pesar y tristeza.
No quiere la muerte del impío (Ezequiel 33:11). Pídale al
Señor que le dé la fortaleza necesaria para obedecer la
instrucción de Cristo en Mateo 5:44: “Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os
persiguen.”
11
Justificación de la Destrucción
de Edom
Abdías 10–15
El Señor no tiene que justificar sus acciones ante nadie. El es soberano y siempre
hace lo correcto. Sin embargo, aunque no tiene que dar explicaciones, muchas veces lo
hace. Así fue en el caso de Nínive, que ya vimos, y con Edom. En su gracia, explica por
qué determinó castigar a esos pueblos, con el fin de que los suyos aprendan qué le
desagrada y eviten la disciplina que acarrea tal conducta.
La sección que nos toca analizar comienza y termina con lo que llamamos textos
“puente”, que sirven para ligar una porción determinada con la que le antecede y la que
sigue. El versículo diez enlaza del 11–14 con los versículos 1–9. El 15 une la sección
comprendida desde 16–21 con la que estudiaremos en este capítulo (vv. 10–15). Cada
puente comienza introduciendo la sección que sigue y termina resumiendo la porción
anterior.
UN PRINCIPIO UNIVERSAL
15B
La clave para la interpretación de Abdías 10–15 se encuentra en las últimas frases
del versículo 15. “Como tu hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu
cabeza”. Tal como Edom había tratado Jerusalén durante su calamidad (vv. 11–14), así
sería tratado por Jehová. El principio universal es este: La severidad del castigo siempre
debe ir de acuerdo con la severidad del crimen. Una infracción grave merece una
disciplina fuerte. Por el contrario, una que sea leve, acarrea castigo liviano. Puesto que
Dios es cien por ciento justo, siempre aplica esta verdad de acuerdo a su perfecta
justicia. Veamos algunas expresiones bíblicas de lo antes dicho.
La Ley Mosaica
La primera vez que la Biblia menciona esta regla es en la ley de Moisés. Su forma
más completa está en Exodo 21:23–25: “Pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por
diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe
por golpe”. Esta es la ley de la justa retribución; en derecho internacional se conoce
como “lex talionis”.
OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE
Hay dos observaciones que tenemos que hacer respecto a esta ley.
1. No justifica la venganza personal. La aplicación de la ley corresponde a las
autoridades competentes, no al individuo. Según el versículo 22, son los jueces quienes
tienen que juzgar y aplicar la justicia.
2. Su propósito es evitar que se den castigos severos para corregir faltas leves. Por
naturaleza, el hombre tiende a ser muy exigente y demanda un castigo más severo del
que el caso amerita. Esta ley se dio con el propósito de refrenar esta tendencia muy
humana.
La Ley de Cristo
El sermón del Monte contiene algunas de las enseñanzas más elevadas del Señor.
Entre ellas, encontramos dos referencias al principio universal que venimos estudiando.
Mateo 5:38–42
La verdad central de esta porción es que hay casos en que es preferible no aplicar la
ley de la justa retribución. Por causa del testimonio cristiano, es mejor no exigir que se
cumpla esta regla, sino sufrir el agravio sin demandar justicia.
Mateo 7:12
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos”. Esta es la famosa regla de oro. En ella hallamos la
expresión positiva del principio universal que mencionamos. Puesto que hay una ley de
justa retribución, vale más que tratemos bien a nuestro prójimo, porque recibiremos el
pago según lo que hagamos.
¡PENSEMOS!
¿Qué está sembrando usted? ¿Toma en cuenta la regla
de oro en sus relaciones interpersonales? El principio bíblico
no ha sido abrogado. Todavía es válido en esta época para
todos los humanos, sean creyentes o incrédulos. ¿En qué
área de su vida puede esperar cosechar cosas negativas por
causa de la semilla que está sembrando? Ore pidiéndole al
Señor que le ayude a plantar amor, paz y justicia en todo lo
que haga.
LA DENUNCIA GENERAL
10
¿Qué había sembrado Edom? ¿Qué iba a cosechar?
La siembra 10ª
La primera frase hace un resumen de la actuación de Edom hacia Israel. Sus
habitantes habían plantado la semilla de la injuria y habían tratado violentamente a los
descendientes de Jacob. La opresión en todas sus manifestaciones había caracterizado
sus relaciones con el pueblo escogido de Dios.
Lo que hacía más grave esta violencia era el hecho de que se efectuaba hacia su
hermano Jacob. Se espera que uno trate con benevolencia cuando menos a sus parientes
cercanos. La ofensa de Edom se había agravado porque era en contra de su pariente (v.
12).
La primera manifestación de esta actitud se halla en Números 20:14–21. Los
israelitas pidieron permiso de pasar por Edom cuando iban rumbo a la tierra prometida.
Su petición fue denegada rotundamente por sus llamados “hermanos”. De allí en
adelante, Edom se aprovechaba de toda oportunidad para molestar a los israelitas. Por el
contrario, los judíos siempre se esforzaban por tratar bien a los edomitas y así cumplir
con el mandato de Deuteronomio 23:7–8: “No aborrecerás al edomita, porque es tu
hermano…. Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación entrarán en la
congregación de Jehová”.
El monte de Esaú había plantado violencia. ¿Qué iba a cosechar?
La cosecha 10b
Por lo anterior, la casa de Esaú iba a cosechar vergüenza y aniquilación. Sería
humillada completamente (v. 2) ante las demás naciones y con el tiempo sería eliminada
definitivamente. En el versículo 14 encontramos el verbo matar como expresión del
trato que los edomitas daban a los judíos. El mismo verbo hebreo se traduce “cortar” en
vv. 9, 10. Edom había perjudicado a los israelitas, por lo que vendría un día en que sería
cortado para siempre.
¡PENSEMOS!
¿Tiene usted hermanos y hermanas? ¿Cómo se
relaciona con ellos? ¿Hay rivalidad constante? ¿Ya no se
hablan? Qué triste es cuando hermanos carnales no se llevan
bien y especialmente si además son hermanos en Cristo.
Haga una evaluación de su vida para ver cómo trata a sus
allegados. ¿Qué va a hacer para remediar esa situación
vergonzosa?
LA ACUSACION ESPECIFICA
11–14
Abdías pasa de lo general a lo específico. La destrucción de Edom se justifica
específicamente por el trato que había dado a sus hermanos durante una guerra de
conquista contra ellos. ¿Cuáles son los cargos que se le hacen?
Falta de compasión 11ª
El sitio de Jerusalén duró unos dieciocho meses. Durante ese tiempo, los edomitas
eran espectadores de lo que sucedía. Según el texto, estaban delante de la ciudad.
Podemos imaginar que estaban sobre el monte de los Olivos contemplando lo que
sucedía. Presenciaron cómo los babilonios se llevaban cautivos a los soldados, y los
movimientos de las tropas invasoras entrando y saliendo por las puertas de la ciudad;
incluso cuando echaban suertes entre sí para determinar qué sectores les tocaría saquear.
Estaban completamente conscientes de todo esto, y ¿qué hicieron? Nada. Tenían la
posibilidad de ayudar a sus hermanos, pero no hicieron nada. Hubo una falta total de
compasión hacia ellos.
SANTIAGO 4:4B
¿Cuándo?
La palabra “día” es la clave en la contestación a esta pregunta. Se encuentra nueve
veces en los versículos 11–14. Jerusalén tuvo su día en que fue conquistada por los
babilonios con la aprobación y ayuda de los edomitas. El versículo 8 enseña que de
acuerdo con la ley de justa retribución, Edom también tendría su día de juicio.
El autor describe de varias maneras el día de Jerusalén:
Día de su infortunio v. 12a.
La palabra “infortunio” viene de una raíz que significa “rechazar” o “hacer
extranjero”. En ese día, los judíos se convirtieron en extranjeros en su propia ciudad.
Fueron llevados en cautiverio. Lo mismo sucedería cuando los edomitas fuesen llevados
hasta los confines de su tierra en su día de retribución (v. 7).
Día de su perdición v. 12b.
El verbo “perderse” significa literalmente aniquilarse o exterminarse. Se usa para
describir una destrucción total. El mismo verbo se aplica a Edom en el versículo 8 y se
traduce “perecer”. También ellos tendrían su día de perdición.
Día de la angustia vv. 12c, 14b.
El significado literal de la palabra “angustia” es “presión fuerte” o “persecución”.
Jacob sería presionado por Nabucodonosor y sus tropas de manera muy intensa. Así
sería con Edom, cuando fuera presionado por su aliados (v. 9).
Día de su quebrantamiento v. 13.
En nuestro texto castellano aparecen tres palabras diferentes para describir ese día:
quebrantamiento, quebranto y calamidad. En el original hebreo se encuentra la misma
palabra en los tres lugares. Un quebrantamiento es una calamidad fuerte que aplasta
totalmente. Edom también sufriría una aflicción semejante a la de Jerusalén. Sería
destruido total y permanentemente (vv. 5, 10).
¿Qué?
En ese espantoso día en la historia de la Ciudad Santa, ¿qué hicieron los hijos de
Esaú? Las primeras tres acciones las realizaron los edomitas estando fuera de la ciudad
y se mencionan en el versículo 12. Primeramente miraban todo lo que acontecía pero
sólo como espectadores. No participaron para nada. En seguida se menciona que se
alegraron como cuando uno está de fiesta (Ezequiel 35:15). Los espectadores echaban
porras al enemigo de sus hermanos y se jactaban de la victoria de los contrarios. La
palabra “jactar” significa hacer grande la boca. Es probable que el Salmo 137:7 sea un
ejemplo de esa jactancia: “Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de
Jerusalén, cuando decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos”. (Compare con
Ezequiel 35:12–13).
Al ir transcurriendo el tiempo, no se sintieron satisfechos con estar únicamente de
espectadores, animando a los babilonios. Abandonaron el monte de los Olivos y
entraron en la misma ciudad (v. 13a). Las últimas cuatro acciones indebidas las
realizaron dentro de ella.
En esa situación, se dedicaron a mirar de cerca la calamidad que acontecía, pero al
poco tiempo, tampoco se conformaron con observar, sino que se hicieron participantes
activos en el saqueo de la ciudad. Así también Edom sería arrasada para cumplir la ley
de la justa retribución (vv. 5–6). No se satisfizo con apropiarse de las riquezas de
Jerusalén, y se dedicó a matar a sus hermanos que intentaban escapar, encerrando a los
que quedaban dentro, con el fin de entregarlos al enemigo para ser deportados.
¡Que conducta más malvada! No podemos comprender la vileza del pueblo edomita.
Es después de esta denuncia y acusación que Jehová profetiza con toda justicia: “como
tu hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza”.
¡PENSEMOS!
¿Estamos exentos los creyentes de la ley de la justa
retribución? De ninguna manera. Nosotros también seremos
juzgados por nuestras obras para determinar qué
recompensa nos va a tocar (2 Corintios 5:10; Romanos
14:10–12). Una de las cosas que se va a juzgar es el trato que
damos a nuestros semejantes, especialmente a nuestros
hermanos. ¿Cómo saldría de ese juicio si se realizara hoy?
¿Hay alguien con quien necesita arreglar cuentas? Hágalo
hoy mismo para que tenga buena cosecha en el tribunal de
Cristo.
12
Seguridad de la Destrucción de
Edom
Abdías 15–21
No había duda. La ley de la justa retribución iba a aplicarse en el caso de Edom. No
había forma de escapar de ella. Tal como se había comportado con su hermano, así sería
tratado. Pero surge la pregunta: ¿cuándo iba a recibir su pago? ¿Cuándo se cumplirían
las profecías acerca del monte de Esaú?
Desde nuestra perspectiva podemos hablar de dos tipos de profecías: las ya
cumplidas y las que están pendientes. Algunas de las cosas proferidas contra Edom ya
se cumplieron y son historia, pero otras pertenecen al futuro. En este estudio veremos
algo sobre la pasada humillación de Edom y cómo más adelante, su eliminación será
total. En este aspecto futuro se asegura la destrucción final. La profecía contra Edom en
Ezequiel 25:12–14 incluye ambos aspectos de la profecía. Lo dicho en los versículos 12
y 13 ya ha tenido su cumplimiento histórico. Lo profetizado en el 14 no se llevará a
cabo sino hasta en un tiempo que todavía está en el futuro.
La nación
Jeremías 25:9, 21 indica que el juicio sobre Edom caería pocos años después de la
conquista de Jerusalén en 586 a.C. Parece que el cumplimiento inicial de las profecías
se realizó por el año 572 a.C. En ese año, Nabucodonosor y sus tropas iban de paso por
Edom rumbo a Egipto y aprovecharon la oportunidad para conquistar a los que habían
sido sus aliados en la destrucción de Jerusalén. Así se cumplió la profecía de Abdías 7.
El Señor se valió de los amigos de Edom (los babilonios) para dar comienzo al juicio
contra la nación.
El monte de Esaú fue conquistado y sometido al yugo babilónico. Cuando
Malaquías escribió su libro por el año 430 a.C., Edom ya se encontraba desolado,
empobrecido y arruinado (Malaquías 1:3, 4a). Pero su pueblo no perdía el ánimo. Se
propusieron reedificar lo destruido y parece que lo hicieron. El Señor a su vez aseguró
que arrasaría otra vez el trabajo de los edomitas (Malaquías 1:4b).
A mediados del siglo cuarto antes de Cristo, Jehová mandó otro azote sobre Edom:
los nabateos. Esta tribu nómada conquistó la capital de Petra y expulsó al pueblo. Los
habitantes se refugiaron en el sur de Judá en el Neguev. Esa región llegó a conocerse
como Idumea por lo que de ahí en adelante los edomitas se conocieron como idumeos.
El siguiente paso de su humillación se dio en la época de los macabeos, en el
segundo siglo antes de Cristo. En 165 a.C., Judas Macabeo conquistó la capital llamada
Hebrón (1 Macabeos 4:29, 61; 5:3, 65). Unos cuarenta años después, Juan Hircano
sometió completamente a los idumeos, forzándolos a convertirse al judaísmo.
En el siglo Ixsxs a.C. toda la región de Idumea y Palestina cayó bajo el control de
Roma. El más famoso idumeo de esa época fue Herodes el Grande.
El último registro histórico que poseemos acerca de los edomitas tiene que ver con
la conquista y destrucción de Jerusalén por las tropas romanas en 70 d.C. En esa
ocasión, los idumeos ayudaron a los judíos en la defensa de la Ciudad Santa. Después
de ese evento, la historia no los vuelve a mencionar. A partir de la fecha citada, la
nación de Edom y sus descendientes dejaron de existir. Fueron cortados por el Señor en
cumplimiento de las profecías hechas en el libro de Abdías.
El sitio
No sólo desapareció la nación, sino que también se perdió el sitio geográfico donde
se encontraba. Durante la era cristiana, Petra, capital de Edom, perdió su identidad. Dejó
de ser una fortaleza militar estratégica. Las rutas comerciales cambiaron y quedó
aislada. Pero en realidad, fueron los terremotos los que al final dejaron la ciudad
deshabitada y abandonada.
LA REAPARICION DE EDOM
Sí, Edom desapareció como nación y como sitio habitado, pero Dios no ha
terminado con ella todavía
El sitio
El 22 de agosto de 1812, el explorador suizo John Burckhardt descubrió el sitio de
Petra. En 1936, comenzó una serie de excavaciones sistemáticas de la ciudad, la cual se
ha convertido en uno de los lugares turísticos más concurridos del Medio Oriente.
La nación
La única fuente de conocimiento sobre el resurgimiento de la nación es la Palabra de
Dios. No sabemos cuándo será habitada de nuevo, pero poseemos mucha evidencia
bíblica que indica que Edom estará presente en el período de la tribulación y el reino
mesiánico.
Antes de analizar la siguiente porción de Abdías, es conveniente ver la historia
futura de Edom según otros profetas. Hay por lo menos cinco cosas que encontramos:
1. Daniel 11:41. Edom escapará de la destrucción decretada por el Anticristo cuando
éste marche contra Egipto para conquistarlo.
2. Joel 3:19; Isaías 34:5–15. Será destruido por el Señor y sus huestes celestiales en
la batalla de Armagedón.
3. Isaías 63:1–6. Después de su destrucción, el Mesías saldrá de ella para seguir
conquistando a los pueblos.
4. Amós 9:12. Israel tomará posesión de Edom.
5. Isaías 11:14. Edom servirá a Israel durante el milenio.
EL DIA DE JEHOVA
15–21
El cumplimiento de las profecías de Abdías contra Edom se relaciona estrechamente
con el día del Señor. En aquel día, su humillación y eliminación será completa y
definitiva (v. 15a).
Aclaraciones v. 15ª
¿En qué consiste ese día? ¿Cuándo se va a manifestar?
Su definición
El día de Jehová se puede definir como el período de tiempo futuro en que el Señor
intervendrá en los asuntos humanos en forma evidente y extraordinaria. Comenzará
cuando el día del hombre haya llegado a su fin.
Actualmente vivimos en el día del hombre, el cual terminará cuando Cristo venga a
arrebatar su iglesia. Este evento será seguido por el día de Jehová (1 Tesalonicenses
4:16–5:11). La última mención de este día se relaciona con la renovación de los cielos y
la tierra después del milenio (2 Pedro 3:10–13). Así que, comprende la época final de la
historia. Comienza con el período de la tribulación y termina después del milenio.
Cierto es que durante todo este tiempo el Señor se estará manifestando en formas muy
especiales.
Sus dos aspectos
El día de Jehová tendrá por lo menos dos características especiales. Por un lado, será
de juicio porque la ira de Dios será derramada sobre la tierra. Este aspecto se puede ver
en Joel 1:15–2:11 y Sofonías capítulo 1. Este rasgo se revelará especialmente durante la
tribulación. Por otro lado, será día de bendición. En el milenio Jehová cumplirá todas
las promesas hechas a Israel. El nuevo Pacto tendrá su feliz cumplimiento en Israel
(Jeremías 31:27–34; Ezequiel 34:23–31, Zacarías 14:8–11, 20–21). A través del pueblo
escogido serán benditas todas las familias de la tierra (Génesis 12:3). En el día del
Señor encontramos la máxima manifestación de la severidad y bondad de nuestro Dios.
¡PENSEMOS!
¿Qué está haciendo usted para preparar al mundo para
la instauración del día de Jehová? Las naciones necesitan
saber qué les espera en el futuro y que solamente creyendo
en Cristo pueden estar listos. Es en esta época del hombre en
que nos toca ir y predicar el evangelio a toda criatura
(Marcos 16:15). La única forma en que el hombre puede
escapar de los horrores de la primera fase del día del Señor
es aceptando a Jesucristo como Salvador personal. ¿Hasta
dónde aleanza su visión y obra misionera?
Edom y el día de Jehová 15b, 16, 18
En nuestro texto aprendemos que van a suceder tres cosas a esta nación enemiga de
Israel y de Dios:
Aplicación definitiva de la Lex Talionis v. 15b.
En aquel día el Todopoderoso aplicará por última vez la ley de justa retribución.
Edom recibirá su recompensa final. Tal como cortó a lsrael, será cortado para siempre
(v. 10). Esta vez no va a surgir de nuevo. Este castigo es definitivo.
Embriaguez definitiva v. 16.
Abdías reflexionó sobre lo sucedido después de la destrucción de Jerusalén. Como
en toda victoria, el vencedor festeja su éxito y el alcohol fluye libremente. Los edomitas
participaron en esta borrachera desenfrenada en el monte santo. Durante la tribulación
quedarán como si nunca hubieran existido y tendrán que beber del vino de la ira de Dios
(Apocalipsis 14:10).
Destrucción definitiva v. 18.
Las casas de Jacob y José, los reinos de Judá e Israel respectivamente, serán hechos
uno solo (Isaías 11:11–14). Edom se ilustra bajo la imagen de estopa e Israel de fuego y
llama. De la misma manera en que la paja se consume rápidamente por el fuego, así será
aniquilada Edom. La destrucción será total. No quedará ningún remanente porque la
profecía del versículo 9b será cumplida cabalmente en aquel día.
Estas tres cosas sucederán a Edom durante la tribulación. El Padre celestial mostrará
su máxima severidad en su trato con este pueblo.
¡PENSEMOS!
¿Acepta usted a Dios en forma completa, o sólo
parcialmente? Muchos creyentes admiten con gusto que es
un Dios de amor, pero les disgusta oír que es justo y castiga
al pecador. Los dos conceptos se encuentran en Juan 3:16–
19. Su amor se ve en los versículos 16 y 17 y su justicia en 18
y 19. Reflexione sobre lo que hemos aprendido acerca de
Dios en nuestro estudio de Jonás, Nahum y Abdías.
Comience a vivir como hijo de un Dios “completo”.
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Lloyd, R. (1991). Estudios Bı́blicos ELA: Bondad y severidad de Dios (Jonás - Abdı́as)
(71). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.