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Contaminación En Los Suelos Por Metales Pesados A Causa De La Minería Y Sus

Posibles Soluciones

Dina Marcela Ledesma Campos


1651497

Docente: Eva Lombana


Especialista en ingeniería de gestión ambiental énfasis en geotecnia ambiental
magister en ciencias ambientales, mención evaluación del impacto ambiental

Universidad Francisco de Paula Santander- UFPS


Facultad de ciencias agrarias y del ambiente
Ingeniería ambiental
Fundamentos de suelos
Cúcuta 2-2021
Contaminación En Los Suelos Por Metales Pesados A Causa De La Minería Y Sus
Posibles Soluciones
El suelo es un medio natural para el crecimiento de las plantas. También se ha definido
como un cuerpo natural que consiste en capas de suelo (horizontes del suelo)
compuestas de materiales de minerales meteorizados, materia orgánica, aire y agua. El
suelo es el producto final de la influencia del tiempo y combinado con el clima, topografía,
organismos (flora, fauna y ser humano), de materiales parentales (rocas y minerales
originarios). Como resultado el suelo difiere de su material parental en su textura,
estructura, consistencia, color y propiedades químicas, biológicas y físicas. El suelo es un
componente esencial de la "Tierra" y "Ecosistemas". (portal de suelos de la FAO). Un
recurso no renovable que ha sido afectado por todas las actividades humanas sin
conciencia.

La superficie terrestre es la piel del planeta, un manto lleno de cicatrices, arrugas


milenarias y heridas más recientes causadas tanto por el hombre como por la propia
naturaleza. Algunas de estas úlceras son incurables —como la extinción de especies—,
otras comprometen la salud y la seguridad alimentaria, y todas ellas amenazan el
bienestar de 3.200 millones de personas en el mundo, como advierte el último informe
sobre contaminación del suelo de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa
sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
La contaminación del suelo consiste en la degradación dada en la calidad de la superficie
terrestre asociada a múltiples causas; pero principalmente generada por sustancias
químicas. Por su parte, esto ha provocado el aumento en la concentración de dichas
sustancias; las cuales en su mayoría se relaciona con la existencia a partir del ser
humano.
De acuerdo con la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura FAO, unos suelos sanos son la clave para la seguridad alimentaria y para un
futuro sostenible, ayudan a mantener la producción de alimentos, a mitigar y adaptarse al
cambio climático, filtrar el agua, mejorar la resiliencia ante inundaciones y sequías y
mucho más. Sin embargo, una amenaza invisible está poniendo en peligro los suelos y
todo lo que ofrece. La contaminación del suelo provoca una reacción en cadena. altera la
biodiversidad del suelo, reduciendo la materia orgánica que contiene y su capacidad para
actuar como filtro.
De acuerdo a lo anterior vemos que la contaminación se puede generar por diversas
causas, como la agricultura extensiva, la ganadería, los procesos industriales, la vida
cotidiana, entre varios más, en Colombia uno de los problemas que mas han venido
afectado los suelos y su fertilidad es la contaminación por metales pesados debido a la
minería legal e ilegal que se ha desarrollado en el territorio colombiano.
A nivel mundial las actividades mineras son consideradas como una de las
principales fuentes de deterioro de la calidad de los recursos naturales por los
impactos negativos generados al ambiente (Stankovic y Stankovic 2013). El principal
problema son los relaves mineros que se extienden sobre grandes áreas, los cuales con
frecuencia son abandonados con poco o ningún proceso de remediación y ocasionan la
migración de metales pesados a los ambientes cercanos, contribuyendo tanto a la
contaminación del suelo como a la destrucción del paisaje (Oyarzun et al. 2011;
Jordanova et al. 2013; Stankovic y Stankovic 2013)
Los metales pesados guardan una relación directa con los riesgos por contaminación de
los suelos, toxicidad en las plantas y los efectos negativos sobre la calidad de los recursos
naturales y el ambiente, peligros dependientes de diversos aspectos como son la
toxicidad específica del metal, bioacumulación, persistencia y no biodegradabilidad
(Oyarzun et al. 2011; Wang et al. 2015)
El suelo es alterado como resultado de las actividades mineras. Una de las anomalías
biogeoquímicas que se generan al momento de la extracción, es el aumento de la
cantidad de microelementos en el suelo convirtiéndolos a niveles de macroelementos los
cuales afectan negativamente la biota y calidad de suelo; estos afectan el número,
diversidad y actividad de los organismos del suelo, inhibiendo la descomposición de la
materia orgánica del suelo (Wong, 2003)
La consecuencia directa de esta contaminación del suelo es una ausencia inicial de
vegetación o la pérdida de su productividad, la disminución de la biodiversidad e
indirectamente la contaminación del aire, y aguas superficiales y subterráneas (Wong,
2003).
Estudios recientes reportan la presencia de metales pesados y metaloides tales como
mercurio (Hg), arsénico (As), plomo (Pb), cadmio (Cd), zinc (Zn), níquel (Ni) y cromo (Cr)
en hortalizas tales como la lechuga, repollo, calabaza, brócoli y papa (Singh et. al, 2010;
Chen et. al, 2013). Esta contaminación, proviene, entre otros causales, del uso para riego
de aguas afectadas (Singh et. al, 2010; Fransisca et. al, 2015; Li et. al, 2015). De igual
manera, se han encontrado metales en diferentes concentraciones en peces, carnes y
leche resultado de la bio-acumulación y movilidad desde el ambiente a las fuentes
hídricas (Singh et al, 2010; Li et al, 2015). Algunas especies tales como ostras, mariscos y
moluscos acumulan el cadmio proveniente del agua en forma de péptidos ligadores hasta
alcanzar valores de concentración entre 100 y 1000 μg/kg. En la carne, el pescado y
frutas se han reportado valores de concentración entre 1 y 50 μg/kg y en algunos granos
entre 10 y 150 μg/kg (Bayona, 2009)
A nivel global, se han reportado casos que dan cuenta de las afecciones en la salud por
causa del consumo de alimentos contaminados por metales pesados. Un caso relevante
ocurrió en Japón en la década de los cincuenta, en donde la población ubicada en las
riberas del río Jintsu, aguas abajo de una zona minera de zinc (Zn), plomo (Pb) y cobre
(Cu), se vio afectada por el consumo de arroz proveniente de cultivos contaminados con
cadmio (Cd) procedente de los vertimientos de las minas. Esta ingesta produjo una
enfermedad conocida como Itai-Itai o osteoartríts la cual afecta principalmente el tejido
óseo (Sánchez et. al., 2010). De otra parte, en la población infantil de Torreón, Coahuila
ubicada en Norte-centro de México se han reportado casos por envenenamiento
principalmente por plomo (Pb) proveniente de actividades industriales que incorporan este
metal a la cadena alimenticia y al agua (Valdés, 1999).
Los estudios demuestran que la leche de bovinos que pastorean e ingieren agua, pastos o
forrajes contamina-dos por metales pesados (Hg, As, Cd y Pb) influye sobre las
concentraciones de dichos elementos en la leche y carne. De igual manera las
condiciones de cultivo influyen en la concentración de metales pesados sobre las
diferentes matrices (aire, agua, suelo y planta)
Entre los impactos ambientales más frecuentes de las minas abandonadas están:
paisajes físicamente alterados, pilas de desechos, subsidencia, combustión espontánea
de desechos de carbón, contaminación del agua, edificios y plantas abandonados,
pérdida de vegetación, pozos abiertos (open shafts), huecos. Además, en las minas
abandonadas hay numerosas fuentes de contaminación para aguas superficiales y
subterráneas, así como para el suelo; por ejemplo: filtraciones de ácido, lavado de
metales, aumento en sedimentos y contaminación por hidrocarburos. Con frecuencia, la
minería expone materiales que no son adecuados para el crecimiento de plantas, dejando
paisajes deforestados, donde es difícil que se establezcan plantas nativas y
colonizadoras. Como resultado, las minas abandonadas son inhóspitas para la vida
silvestre y muchas especies no regresan a estas áreas (Worrall et al., 2009).
Colombia ha venido incursionando en la fiebre de la minería, arrasando consigo,
biodiversidad, flora, fauna, ríos, lagos, lagunas, cualquier rastro de vegetación y de fuente
hídrica, se va muriendo a medida que avanza la minería en medio de los humedales, los
paramos entre otros lugares, todo estos daños han sido ignorados por las empresas,
multinacionales y hasta el gobierno, pero muy pocos de estos casos han sido puestos ha
evidencias por muchos artículos de investigación de varias universidades que trabajan en
a favor de darle una solución a tal problema que ha venido consumiendo nuestras
reservas naturales, así como como hay investigadores y ambientalistas, también, hay
periódicos, canales de noticias que dan a conocer la problemática que viene avanzando
de una manera exponencial.
Problemática en COLOMBIA
1. NUEVOS DESIERTOS AVANZA DETRÁS DE LA FIEBRE DEL ORO.
Mayores estragos de la minería ilícita se ven desde Ayapel, Córdoba, hasta el río Nechí,
Antioquia.

Desde el espacio, a 702 kilómetros de altura, los satélites del sistema Landsat de la Nasa
revelan el crecimiento de un cáncer que, literalmente, se está comiendo la tierra y los ríos
de al menos nueve departamentos de Colombia. La herida más grande se extiende a lo
largo de miles de hectáreas, desde la ciénaga de Ayapel, en Córdoba, hasta mucho más
allá del margen occidental del río Nechí, en el bajo Cauca antioqueño.
La magnitud del desastre ecológico apenas se está cuantificando. El Sistema de
Monitoreo Antinarcóticos de la Policía (Sima), que utiliza alta tecnología para ubicar las
zonas con cultivos ilícitos y minería clandestina, ha identificado en todo el país 6.330
puntos donde se saca oro de aluvión. Sus reportes de inteligencia señalan que hay
95.000 hectáreas “con total afectación” por efectos de la extracción sin control. Chocó
(40.780 hectáreas), Antioquia (35.581 hectáreas), Bolívar (8.629) y Córdoba (5.291)
tienen los mayores niveles de daño.

Pero hay al menos otras 100.000 hectáreas impactadas en esos departamentos y en


otros como Nariño, Cauca, Valle, Caquetá y Guainía. Son casi 200.000 –más de 3 veces
el desierto de La Tatacoa, el más grande del país, y 40.000 hectáreas más que la
extensión total de Bogotá– arrasadas o seriamente deterioradas. Eso, sin contar las zonas
amenazadas por la búsqueda de oro en socavón, que tiene en jaque varios sistemas de
páramo.
Allá el suelo se ve amarillo y blanco porque las palas mecánicas, y también el mercurio y
el cianuro que se usan para separar el oro de otros minerales, borran las capas
superiores del suelo, que son las que sustentan la vida vegetal. Las pozas de mercurio y
cianuro se van filtrando poco a poco hacia las fuentes hídricas subterráneas, cuando no
van directamente a los imponentes ríos chocoanos, hoy impotentes ante el avance de la
nueva fiebre del Dorado.
Los efectos de la fiebre ya están golpeando el sistema de salud pública: en Segovia,
nordeste de Antioquia, donde la minería no es a cielo abierto sino en socavón, pero donde
el uso de mercurio es igual de irracional (en el 2009 la ONU calculó que, al año, en esa
zona se liberaban al medio ambiente 180 toneladas), investigadores médicos han hallado
al menos medio centenar de personas con daños en el sistema nervioso central, uno de
los más sensibles al metal tóxico. Pérdida de memoria, irritabilidad, insomnio y
movimiento involuntario de las extremidades son algunos de sus males. Allá también hay
una tasa más alta de pacientes con daños renales que en las regiones del país donde no
hay minería de oro.
2. Contaminación de suelos agrícolas por metales pesados, zona minera El
Alacrán, Córdoba-Colombia
En la zona minera El
Alacrán, municipio de Puerto
Libertador, departamento
de Córdoba, Colombia, la
degradación de los recursos
naturales como
consecuencia de la
explotación minera informal
de oro es evidente; sin
embargo, en la zona el nivel
de conocimiento de la
problemática relacionada
con la explotación y
contaminación de metales
pesados en suelos agrícolas
es deficiente considerando
los graves impactos
ambientales que viene
ocasionando.
Una primera aproximación al nivel de contaminación para Cu, Hg y Fe en suelos,
mediante la comparación con referentes internacionales, indica que existe polución
por cobre por encima de todos los valores máximos permisibles en las normas analizadas,
no existe contaminación de Hg en el suelo, y su origen es diferente al de los metales Fe y
Cu.

3. CONTAMINACIÓN DEL SUELO EN LA ZONA MINERA DE RASGATÁ BAJO

(TAUSA).

La confluencia en la vereda Rasgatá Bajo de actividades de extracción y de


transformación de carbón y arcilla incrementa el riesgo de degradación físico química del
suelo. La extracción subterránea de carbón conlleva la generación de residuos sólidos y
de aguas residuales domésticas y no domésticas que, al ser arrojados y vertidos sin
tratamiento, contaminan el suelo, y que según sus grados de compactación, acidez,
salinidad y mineralización son más proclives a acumular metales a niveles tóxicos para la
flora, la fauna y las personas que habitan la zona.

Soluciones

PLANTAS QUE LIMPIAN LOS SUELOS


Rehabilitación. Una investigación de la Fundación Séneca en la UPCT evalúa la
eficiencia del tomillo y el romero contra la contaminación de la Sierra Minera

1. FITOESTABILIZACIÓN ASISTIDA: cubrir ese suelo con una cubierta vegetal


autosustentable, adecuada a los requerimientos del emplazamiento, a través de la
incorporación de enmiendas orgánicas/inorgánicas al suelo (sustancias que se
mezclan con la tierra para modificar favorablemente sus propiedades y hacerla
más productiva, en este caso hacer que sea posible crecer plantas en ella).
El ensayo se inició con la construcción de varias parcelas experimentales en un
depósito minero de la Sierra Minera de Cartagena, con la intención de evaluar la
combinación de diferentes enmiendas orgánicas e inorgánicas. Posteriormente los
investigadores realizaron la plantación de lastón y cáñamo marrón, para,
transcurridos varios meses, plantar las especies aromáticas. «Las parcelas –
expone el doctorando– se mantuvieron durante 30 meses para, de esa forma,
garantizar que el tiempo de establecimiento de las plantas aromáticas fuese
suficiente como para obtener la primera producción de aceites»
Las enmiendas permiten mejorar las características físicas, químicas y/o
biológicas limitantes del sustrato, de forma que se asegura el establecimiento y el
desarrollo de la vegetación a largo plazo. Aplicar la fitoestabilización asistida
permite reducir la movilidad y biodisponibilidad de contaminantes y recuperar la
salud y calidad del suelo, reduciendo así los riesgos ambientales que se pueden
desencadenar al quedar la mayor parte de esos elementos tóxicos retenidos en las
raíces de las plantas. Los estudios sobre la efectividad de este tipo de técnicas ya
están contrastados, si bien queda mucho por hacer a la hora de determinar qué
tipo de vegetación ofrece los mejores resultados.
Los investigadores han conseguido incrementar el pH de las parcelas desde
valores entre 3,5–4 hasta 7,5–8, lo que favorece la adaptación y colonización de
muchas especies vegetales que no podrían sobrevivir en las condiciones iniciales.
Además, con la adición de las enmiendas se ha conseguido aportar carbono, que
es un constituyente fundamental carente en los suelos mineros y que se ha
conseguido incrementar hasta valores semejantes al de las zonas naturales
colindantes. Lo mismo sucede con otros nutrientes como el nitrógeno o fósforo.

Las especies metalofitas presentan un potencial enorme para el desarrollo de


fitotecnologías medioambientales (rehabilitación, revegetación, fitoestabilización,
fitoextracción, etc.
Existe un gran potencial de germoplasma en las escombreras mineras de nuestro
país con posibilidad para ser utilizado en fitorremediación. En nuestro caso
destacamos la presencia de T. caerulescens “lanestosa” y de R. acetosa
“lanestosa”. La población LAN de R. acetosa procedente de una escombrera
minera, fue muy tolerante a la contaminación metálica, acumuló concentraciones
moderadas de Zn, y respondió bien a tratamientos de fertilización y otros sistemas
de manejo de los cultivos, presentando un gran potencial para su utilización en la
fitorremediación de suelos mineros contaminados con Zn y Pb.

2. TECNOSUELO: lo que buscan evaluar es el desarrollo de su estructura y fertilidad


en función de cada tratamiento, así como la biodiversidad microbiana edáfica,
estableciendo relaciones entre todos los parámetros analizados. Asimismo, están
estudiando tanto la dinámica de metales y metaloides en el sistema suelo-planta,
como la eficiencia de los tratamientos en la inmovilización de estos elementos y su
posible transferencia a los tejidos vegetales.

3. BIORRECUPERACIÓN: Alternativa biológica que usa de microorganismos vivos o


sus metabolitos para acumular, transformar o degradar contaminantes
(Bandyopadhyay et al., 1994). La información planteada muestra que la interacción
planta-microorganismos rizosféricos necesita considerarse para incrementar el
éxito de las alternativas biológicas que utilicen plantas en la recuperación de
suelos contaminados con EPTs. A diferencia de las alternativas biológicas
utilizando plantas para la limpieza de aguas y de suelos contaminados con
sustancias orgánicas, la recuperación de suelos contaminados con EPTs
considerando los microorganismos simbióticos de la rizosfera es claramente un
campo nuevo, presenta un enorme potencial de uso, pero requiere de mayor
investigación. La utilidad de los microorganismos rizosféricos dependerá
básicamente del nivel de contaminación, del tipo de contaminante del suelo y de
los objetivos establecidos para la recuperación.

4. FITOREMEDIACIÓN DE METALES PESADOS: Las especies vegetales ideales


para la fitoextracción son aquellas que poseen la capacidad de acumular y tolerar
altas concentraciones de metales en el tejido cosechable (Tariq y Ashraf, 2016) y
esto es posible ya que ellas tienen el poder de eliminar contaminantes que
persisten en el medio ambiente a través de diversos mecanismos como la
fitofiltración, fitoestabilización, fitoextracción, fitovolatización y fitotransformación
(da Conceição Gomes et al., 2016), además de la contención y la degradación de
metales, compuestos fenólicos y colorantes diversos, así como otros
contaminantes orgánicos e inorgánicos (Tahir, Yasmin y Khan, 2016).

5. La BIOREMEDIACION DE METALES PESADOS: utiliza agentes biológicos


(microorganismos) para la eliminación completa de contaminantes y/o sustancias
tóxicas del medio ambiente, mientras que la transformación de contaminantes
tóxicos en formas inocuas a través de las modificaciones químicas llevadas a cabo
por organismos vivos (bacterias y hongos) se denomina biotransformación
(Dzionek, Wojcieszynska y Guzik, 2016).

La minería ilegal y legal en Colombia seguirá ocasionando estragos al medio ambiente,


por ellos es importante, necesario y urgente comenzar aplicar cada una de estas técnicas
sea el caso en específico, estas técnicas han traídos grandes resultados, son
esperanzadoras, no solo para el medio ambiente sino también como solución sostenible y
generador de empleo.

Estar expuestos a altos niveles de metales pesados es perjudicial para todos los seres
vivos, vemos como personas tanto en Colombia como en otros países su salud ha sido
deteriorada por consumir alimentos que contienen altos nivel de plomo, hierro, mercurio,
etc. La una alimentación saludable hace parte de una salud digna que merece cada
persona, por ello es imperativo comenzar a evaluar las minas a cielo abierto y cerrado, ya
que estas actividades han ocasionado que haya infiltraciones a las fuentes agua que se
usan para los riegos de cultivos, técnicas como la Fitoestabilización asistida han mostrado
resultados comprometedores para la remediación de suelos afectados por metales
pesados a causa de las actividades mineras que se presentaban ahí anteriormente en ese
lugar, en el caso de la investigación realizada por Juan Carlos Beltrán Carrillo, la cual se
basa en usar plantas aromáticas como tomillo para la fitorremediación de suelos
contaminados por metales pesados en Cartagena (Colombia) ha mostrado avances
significativos ya que ha logrado regular el pH de la zona “Han conseguido incrementar el
pH de las parcelas desde valores entre 3,5-4 hasta 7,5-8, lo que favorece la adaptación y
colonización de muchas especies vegetales que no podrían sobrevivir en las condiciones
iniciales”, estos resultados son de gran avance para las soluciones a esta problemática
que viven muchos países actualmente,
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Pedagógica y Tecnológica De Colombia UPTC, Avenida Central del Norte 39-115, 150003
Tunja, Tunja, Boyacá, Colombia.
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