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Gran Depresión, también conocida como crisis de 1929, fue una gran crisis


financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a
la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en
la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de los años treinta. Fue
la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número
de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué
punto se puede producir un grave deterioro de la economía a escala mundial.
La llamada Gran Depresión se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa
de valores de Nueva York el martes 29 de octubre de 1929 (conocido como crac del 29 o
Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves
Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.
La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la
inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron:
la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios.
El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en los Estados
Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%.1 Ciudades de todo el mundo
se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada,
y la industria de la construcción, que se detuvo prácticamente en muchas áreas. La
agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que
alcanzó aproximadamente un 60%.234 Ante la caída de la demanda, las zonas
dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de
empleo, fueron las más perjudicadas.5
Los países comenzaron a recuperarse progresivamente a mediados de la década de 1930,
pero sus efectos negativos en muchas zonas duraron hasta el comienzo de la Segunda
Guerra Mundial.6 La elección de Franklin D. Roosevelt como presidente y el
establecimiento del New Deal en 1932, marcó el inicio del final de la Gran Depresión en los
Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la financiación exterior a
principios de la década de 1930 y el aumento de las dificultades económicas, propiciaron
la aparición del nacional-socialismo y la llegada de Adolf Hitler al poder que,
posteriormente, daría inicio a la Segunda Guerra Mundial.

Índice

 1Antecedentes
o 1.1Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial
o 1.2Crecimiento de Estados Unidos
 2Causas
o 2.1Plan Dawes y Plan Young
 3Desarrollo de la crisis
o 3.1El crac bursátil
o 3.2La quiebra del sistema bancario
 4Efectos de la crisis
 5La difusión de la crisis
o 5.1El hundimiento del comercio internacional
 6El proteccionismo y la Gran Depresión
 7La recuperación en los Estados Unidos
o 7.1El primer New Deal
o 7.2El segundo New Deal
o 7.3La Segunda Guerra Mundial
 8La recuperación europea
o 8.1La recuperación en el Reino Unido
o 8.2La recuperación en Francia
o 8.3La recuperación en Alemania y el nacimiento del Nazismo
 9Véase también
 10Referencias
 11Bibliografía recomendada
 12Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Consecuencias económicas de la Primera Guerra
Mundial[editar]
Artículo principal: Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial tuvo consecuencias económicas profundas y duraderas al


poner fin al orden económico internacional existente desde la segunda mitad del siglo XIX.
Supuso un descenso demográfico directo e indirecto de alrededor del 10 % de la población
europea y de un 3.5 % del capital existente.7 Desde el punto de vista financiero, el conflicto
bélico conllevó un gasto público descomunal en Europa financiado por deuda pública tanto
interna como externa que supuso la multiplicación por seis de la deuda ya existente;
también generó la creación de dinero, lo que supuso una fuerte presión inflacionista.
En el transcurso de la guerra, diversas naciones no participantes en el conflicto
como Estados Unidos y Japón se apoderaron de algunos mercados internacionales,
tradicionalmente dominados por los europeos, que en ese momento centraban sus
esfuerzos industriales en la producción militar. En el sector agrícola, la demanda exterior
de productos alimenticios de los países participantes creció durante la guerra, lo que
estimuló la producción agrícola de los países neutrales, que al acabar la guerra y volver a
la situación anterior vieron cómo contaban con una oferta excesiva de productos agrícolas,
lo que forzó una reducción de los precios en este sector, que sufrió grandes pérdidas.
La guerra también estableció un nuevo mapa político de Europa con nuevas fronteras que
trastocó la estructura económica y comercial del continente, al romper mercados y perder
eficiencia económica, con lo que fueron necesarias nuevas inversiones.
Las reparaciones económicas impuestas por los vencedores de la guerra a los derrotados
fueron astronómicas. La cantidad fijada para Alemania por el Comité de Reparaciones, en
1921, fue de 132 000 millones de marcos oro,8 lo que significaba, en su momento inicial, el
pago anual del 6% del producto interno bruto (PIB) de ese país. Los acreedores cobraron
solo una pequeña parte de las deudas, a costa de que la economía internacional perdiese
oportunidades de fortalecimiento y crecimiento.7
Véanse también: Ocupación del Ruhr,  Plan Dawes,  Plan Young  e  Hiperinflación en la
República de Weimar.

Crecimiento de Estados Unidos[editar]


Artículo principal: Felices años veinte

Tras el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte


crecimiento económico, y desplazó al Reino Unido del liderazgo económico mundial.
Durante los años previos a la Gran Depresión se incrementó en aquel país la producción y
la demanda de sus productos, con una profunda transformación productiva dominada por
la innovación tecnológica. Del optimismo y de la bonanza económica también participó
la Bolsa, que vivió un prolongado incremento de las cotizaciones, lo que permitió la
formación de una burbuja especulativa, financiada por el crédito. Desde antes del verano
de 1929, varios indicadores macroeconómicos habían empezado a sufrir un suave
descenso, sin que los economistas de la época lo detectaran y se tomaran las medidas
preventivas adecuadas.
Causas[editar]
En 1926, la economía mundial se hallaba bastante equilibrada: la producción había vuelto
al nivel de anterior a la I Guerra Mundial, la cotización de las materias primas parecía
estabilizada y los países que atravesaban un periodo de alta coyuntura eran numerosos.
Sin embargo, no era un retorno a la Belle Époque.
Una serie de equilibrios tradicionales quedaban alterados: la producción y el bienestar
progresaban de manera espectacular en unas partes (Estados Unidos, Japón), mientras
que en otras (en particular, en Gran Bretaña), la prosperidad vivida antes de la guerra
había desaparecido, mientras que la población vivía abrumada por el desempleo y las
crisis endémicas.[cita  requerida]
Al mismo tiempo, los estadounidenses complicaban de singular manera la posición de los
europeos. La deuda internacional no podía pagarse sino con oro o mercancías, y los
estadounidenses frenaban sus importaciones de Europa con los nuevos derechos de
aduana, cada vez más elevados, al tiempo que utilizaban su superioridad para imponer
sus exportaciones a Europa.

Plan Dawes y Plan Young[editar]


Por otra parte, los Estados Unidos disponían de las mayores reservas de oro del mundo y,
para mantener el patrón oro, hubo de conceder cuantiosos préstamos a Europa. Tal fue el
origen de los planes Dawes y Young.
En 1927, la economía estadounidense vivía en plena era de prosperidad, y la guerra
europea la acrecentó: durante tres años sucesivos, los Estados Unidos fueron los
proveedores de un mercado casi ilimitado, mientras las potencias europeas se aniquilaban
entre sí. La capacidad industrial de los Estados Unidos también había aumentado
considerablemente, y su agricultura progresaba a idéntico ritmo.
Desde 1925, la actividad de la Bolsa de Nueva York había evolucionado tan
vertiginosamente como la producción industrial del país. La cotización de
las acciones subía regularmente de año en año, y fueron numerosos los estadounidenses
que hallaron en la especulación de la bolsa la fuente de una rápida fortuna: la fiebre de
operar a la bolsa tentaba a todos los estratos de la población de modo irresistible,
tanto rentistas y jubilados como aprendices, que ignoraban todo lo relativo a la industria, a
la economía y a la misma bolsa. Todo el mundo consideraba que la economía del país se
encaminaba hacia niveles insospechados, y todos estaban persuadidos con que las
"mejores acciones" podían conseguirse con muy poco dinero, pensando que debía
aprovecharse de aquella buena suerte antes de que pudiera terminarse.
La continua demanda hizo subir las acciones a alturas increíbles, y pronto la cotización en
la bolsa fue pura especulación, que nada tenía de común con la auténtica solvencia de la
sociedad.
Mientras solo se trató, para el ciudadano medio, de invertir sus economías,
la especulación siguió dentro de ciertos límites más o menos razonables, pero transcurrió
el tiempo y los estadounidenses empezaron a operar en la bolsa con dinero prestado.
Una acción de cien dólares nominales podía obtenerse solo por diez, mientras el resto,
llamado "excedente" -o sea, noventa dólares-, se pagaba a crédito. Si la acción seguía
subiendo, todo iba perfectamente: un alza del 10 por ciento, esto es, que pasara de 100 a
110 dólares proporcionaba al accionista un beneficio neto del 100 por ciento sobre los 10
dólares que en realidad había desembolsado. En cambio, si la acción bajaba en un 5 o en
un 10 por ciento, el corredor bursátil exigía nuevo pago al contado, y si el cliente no podía
hacer frente al mismo, se veía obligado a vender con pérdidas, con el fin de cubrirse él y
cubrir a otros posibles acreedores.
Entre los pequeños especuladores -decenas de millares de ciudadanos-, eran muy pocos
los que poseían reservas de liquidez apreciable.
Desarrollo de la crisis[editar]
El crac bursátil[editar]
Artículo principal: Crac del 29

La crisis se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de Wall Street de
1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se
había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del
mundo.

Multitud reunida en la intersección de Wall Street con Broad Street, al enterarse de la quiebra de la


bolsa en 1929.

La coyuntura del alza, denominada allí Big Bull Market, descansaba así sobre una base
sumamente frágil. Todo el sistema se derrumbó en octubre de 1929, y en pocos días —en
cuestión de horas, incluso— las cotizaciones perdieron todo cuanto habían ganado
durante meses o, mejor dicho, durante años. Los pequeños especuladores quedaron
arruinados y tuvieron que vender con enormes pérdidas, y al cundir el pánico los
grandes capitalistas se encontraron también con dificultades.
El 23 de octubre de 1929 las cotizaciones registraron una pérdida media de 18 a 20
puntos, y pasaron de mano en mano unos seis millones de títulos; al día siguiente, nueva
caída de las cotizaciones, entre 20 y 30 puntos, e incluso de 30 a 40 para las grandes
empresas.
En tan crítico momento, los primeros bancos del país y los corredores de bolsa más
destacados intentaron salvar los negocios y reunieron 240 millones de dólares para
sostener las cotizaciones mediante compras masivas, y en aquella sola jornada cambiaron
de mano trece millones de acciones.
Tan desesperada tentativa produjo solo resultados de carácter momentáneo; el lunes 28
de octubre, se produjo un nuevo descenso de 30 a 50 puntos, y al día siguiente -que pasó
a la historia con el nombre de "Martes Negro"- fue la jornada más sombría de Wall Street.
El pánico fue absoluto: en pocas horas, dieciséis millones y medio de acciones se
vendieron con pérdidas a un promedio del 40 %.
Más tarde, en noviembre, cuando se habían calmado un poco los ánimos, las cotizaciones
habían descendido a la mitad desde el comienzo de la crisis de la bolsa, y no menos de
50 000 millones de dólares se habían desvanecido, con lo que quedaron en evidencia la
inseguridad y fragilidad de los sistemas financieros.
La quiebra de la Bolsa de Nueva York fue el momento más dramático de una crisis sin
precedentes; de todos modos, el derrumbamiento de Wall Street no fue el prólogo ni la
causa de la crisis económica mundial: fue solo su más espectacular síntoma.
Los primeros indicios de recesión se dejaban sentir ya en los países productores
de materias primas, mientras Wall Street vivía aún en plena euforia, primer síntoma de la
falta de vigilancia y prevención de las situaciones cambiantes, por exceso de confianza. La
depresión tenía causas múltiples: tras un periodo de fuerte expansión, sobrevino una crisis
de coyuntura y adaptación, que podría decirse "normal", pero que estalló con violencia
inaudita. De todas formas aquella crisis "normal" hasta cierto punto, era asimismo
estructural, resultado de la guerra y sus funestas consecuencias, tales como la presión
fiscal, las deudas de guerra y las reparaciones alemanas.[cita  requerida]
La racionalización y las nuevas técnicas industriales y agrícolas contribuían igualmente a
la crisis. El aumento de producción por hora trabajada, sin aumentar la mano de obra, es
beneficioso para la industria, pero no en todas las circunstancias. Un ritmo de expansión
demasiado rápido acarrea dificultades de transición y adaptación. La racionalización del
trabajo suprime empleos, y los trabajos disponibles para otros sectores de la producción, al
haber desempleo, no pueden adaptarse siempre con suficiente rapidez; por tanto, este
problema de readaptación provoca, en la mayoría de los países, un bache importante
apenas transcurre el periodo de alta coyuntura. Aparte de ello, las dificultades internas y la
inestabilidad de la política mundial impedían entonces la elaboración de cualquier
planificación a largo plazo.
La quiebra estadounidense no fue en sus comienzos sino una quiebra de índole bolsística,
el brusco estallido y desmoronamiento de un mito creado por los especuladores; no
obstante, sus consecuencias fueron hondas y duraderas. Las personas arruinadas a causa
del derrumbamiento de la bolsa de valores limitaron sus gastos, los afortunados que
todavía disponían de algún capital quedaron atemorizados y se negaban a invertirlo de
nuevo, y las fuentes de crédito se agotaron. Las consecuencias de todo ello fueron fatales
en general para Europa y en particular para la economía alemana, que dependía casi por
entero de los préstamos de los Estados Unidos a corto plazo.

La quiebra del sistema bancario[editar]


La inexistencia en los Estados Unidos de un sector bancario fuerte de ámbito nacional y la
quiebra inicial de algunos bancos hizo que la crisis bancaria se extendiera por todo el país,
lo que multiplicó los efectos de la crisis. La Reserva Federal era la única que podía haber
evitado una caída en cadena de los bancos mediante concesión de liquidez de forma
masiva a los bancos, pero los gestores de la Reserva Federal, muy al contrario, redujeron
la oferta monetaria y subieron los tipos de interés, y provocaron una oleada masiva
de quiebras bancarias. Esta reducción de la oferta monetaria también provocó el inicio de
un proceso deflacionario y la reducción drástica del consumo y el comienzo de una intensa
depresión.

Efectos de la crisis[editar]
PIB estadounidense en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la Gran Depresión
(1929–1939).

Desempleo en los Estados Unidos en el período 1910–1960. La franja rosa resalta los años de la
Gran Depresión (1929–1939).

La depresión subsiguiente fue la peor de la historia estadounidense. Durante al menos tres


años y medio todos los indicadores sociales y económicos reflejaron un progresivo
deterioro de la situación. En 1932 el producto interno bruto (PIB) había disminuido un
27 %, y la producción industrial, un 50 %. La inversión ni siquiera alcanzaba para el
mantenimiento de las instalaciones existentes. Bajo estas presiones, el sistema bancario
acabó por derrumbarse. En 1933, el desempleo llegó al 25 %. Solo en 1940 se recobró el
nivel de producción previo a 1929, y esto se debió al estallido de la II Guerra Mundial.
Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y 1932, el índice general de
precios en los Estados Unidos disminuyó el 35.6 %.9 Muchos economistas piensan que
este proceso de deflación fue responsable de la profundidad y duración de la depresión, y
también parece probable que esta prolongada deflación solo fue posible por la política
del Sistema de Reserva Federal de disminuir la oferta monetaria.10

Reducción del PIB en Estados Unidos durante la depresión

Año Reducción del PIB (%)

1930 9.9

1931 7.7

1932 14.9

Instituto Universitario de Análisis Económico y Social. Universidad de Alcalá11


Los sectores más gravemente afectados por la depresión fueron la agricultura, la
producción de bienes de consumo y la industria pesada. Esto provocó que ciudades
como Detroit y Chicago, que dependían de la industria pesada, sufrieran la crisis con más
intensidad. A su vez, hubo ciudades dependientes de una sola industria que terminaron
totalmente arruinadas. En 1932, el nivel de actividad al que estaba funcionando la industria
era tan bajo que incluso una eventual demanda del mercado podía ser satisfecha sin
necesidad de inversión y sin recurrir a más mano de obra. De modo semejante, el sector
de la vivienda estaba también saturado de casas vacías cuyos propietarios no habían
podido hacer frente a las hipotecas. Sin embargo, lo que más se resintió fue la confianza
de los empresarios, quienes tenían grandes dudas sobre la utilidad de nuevas inversiones.
El hundimiento de la bolsa fue además una causa directa de la reducción de los beneficios
empresariales y destruyó el incentivo individual al ahorro, y se redujo así el volumen de
los recursos destinados a la inversión. El nivel extraordinariamente bajo de los ingresos
agrícolas fue decisivo y retardó considerablemente la recuperación. La agricultura fue el
sector más deprimido de la economía, y los productores habían disminuido sus ingresos
en un 70 %. Gran parte de las cosechas no se vendían, y comenzaron a disminuir la
producción demasiado tarde. A su vez, como la gran mayoría de los
pequeños agricultores estaban endeudados, se veían forzados a vender sus productos o a
perder sus propiedades.
El funcionamiento del sistema bancario estadounidense fue el factor individual que mayor
influencia tuvo sobre la profundidad alcanzada por la depresión. Los bancos se apoyaban
en unas pocas industrias locales y eran muy susceptibles a las retiradas de fondos. Al
producirse una corrida bancaria masiva, los ahorros se tornaron menores que los ingresos
y los bancos no podían prestar dinero. A su vez, las garantías, como las casas, contra las
cuales se habían vendido los préstamos eran invendibles. A pesar de la debilidad del
sistema bancario, su derrumbamiento pudo haberse evitado, pero el gobierno no hizo nada
para rescatar a los bancos. Es más, lo que se pensaba en ese entonces era que la
depresión suponía una purga que desembarazaría a la economía de sus aspectos menos
eficientes, y que las bancarrotas y los despidos eran parte necesaria de este proceso de
retorno al equilibrio.

La difusión de la crisis[editar]
La depresión estadounidense de la actividad económica fue acompañada por una
reducción adicional del préstamo hacia el extranjero y una fuerte contracción de la
demanda de importaciones. Esto produjo una gran reducción del flujo de dólares hacia
Europa y el resto del mundo. Dada la importancia de Estados Unidos en la economía
mundial, el impacto de su crisis sobre el resto del mundo fue fuerte; por eso se dice que
Estados Unidos exportó su crisis. Prácticamente todos los países padecieron declives
tanto en la producción industrial como en el PIB, y la URSS fue la principal excepción al
estar aislada del capitalismo moderno. El siguiente cuadro muestra la caída de la renta y la
producción industrial entre el comienzo de la crisis en 1929 y 1932, año que marcó el
momento de mayor profundidad en el descenso de los indicadores económicos.

Producción industrial 1932


País PIB 1932 (1929 =100)
(1929=100%)

Austria 80 62
Francia 86 74

Alemania 77 61

Japón 101 -

Reino Unido 95 89

Italia 98 86

Países Bajos 93
84
España 97

Estados Unidos 73 62

Fuente:12

A principios de 1931, si bien persistía la deflación y la desocupación era alta, los países
más afectados eran los exportadores de materias primas, y varios de ellos debieron
abandonar el patrón oro. Sin embargo, con la quiebra del Credit Anstalt, el principal banco
de Austria, se produjo una fuga de capitales en Alemania, Gran Bretaña y en los Estados
Unidos, quien decidió terminar con el patrón oro. Hacia finales de 1932, casi todos los
países del mundo lo habían hecho.
Alemania, logró una moratoria en el pago de las reparaciones de la deuda pero igual
decidió aumentar las tasas de interés. Esto provocó una profundización en la caída de la
actividad económica y un incremento de la desocupación. La devaluación del marco fue
descartada por temor a la inflación. La alta desocupación creó un clima de conflictividad
social y política que allanó el camino a la llegada de Hitler al poder. Gran Bretaña, por su
parte, abandonó el sistema monetario tradicional dejando flotar la libra, esto produjo su
depreciación. Esto fue la demostración del liderazgo británico y permitió que la economía
británica se recuperara de forma razonable librada de las condiciones impuestas por una
moneda sobrevaluada y altas tasas de interés.
En poco tiempo se produjo la desorganización y la destrucción parcial de la maquinaria
que movía la economía internacional. Los países buscaron una salida individual a la crisis
al desaparecer la cooperación financiera. Esto produjo un deterioro de los términos de
intercambio y significó el descenso de los precios de las materias primas respecto a los
productos manufacturados. En un contexto de escasez de crédito, el resultado para los
países periféricos fue la pérdida de reservas y la depreciación del tipo de cambio. Los
países periféricos adoptaron dos tipos de políticas: las pasivas y las activas. La pasividad
fue el mantenimiento de la ortodoxia monetaria y cambiaría con respecto a los países
centrales, y fue realizado por países pequeños con alta dependencia del mercado como
Haití, Honduras y Panamá. Las políticas activas fueron modificar el tipo de cambio,
controlar las importaciones, intervencionismo estatal e industrialización por sustitución de
importación. Estos fueron el caso de Argentina, Brasil y Uruguay.

El hundimiento del comercio internacional[editar]


Unos de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio
internacional; que llegó a perder dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este
descalabro del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta aquellos países que tenían
sus economías abiertas al exterior.
El hundimiento del comercio internacional se prolongó durante mucho tiempo. En 1938 el
valor del comercio mundial se situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año
1929. La razón del mantenimiento de la caída fue la adopción generalizada de políticas
comerciales proteccionistas encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña que
desencadenaron una guerra comercial que junto con la bajada de la demanda por la propia
depresión redujo el comercio mundial.13 Durante la década se tomaron diversas medidas:

 Control de cambios: diferentes formas de restricciones oficiales sobre las


transacciones privadas de divisas extranjeras. Los gobiernos exigieron de los
exportadores las divisas recibidas por sus ventas entregándoselas a los importadores
como pago de sus compras, en ambas operaciones el precio era fijado por el gobierno.
Esto produjo aislamiento y favoreció el desarrollo de las industrias internas al limitar la
entrada de mercaderías.

 Acuerdos bilaterales: buscaban el equilibrio entre las cuentas mutuas de dos


países que querían mantener alto el nivel de comercio sin movilizar oro ni divisas. Un
ejemplo son los acuerdos de compensación que consistía en una forma moderna de
trueque en los cuales no era necesario ningún tipo de movimiento monetario. Otro tipo
de acuerdo bilateral era el clearing, que consistía en abrir una cuenta en cada país a
través de los cuales se efectuaban los pagos por exportación e importación. Alemania
fue uno de los que utilizó estos dos tipos de acuerdos. Finalmente, los acuerdos de
pagos, que se establecían entre países con tipo de cambio fijo y países con controles
de cambio, buscaban resolver los problemas de deudas congeladas e intereses
impagos de los últimos países. Fueron utilizados preferentemente por Gran Bretaña.

 Aranceles al comercio: las tarifas fueron el mayor obstáculo para el intercambio


internacional de bienes. Incluso Gran Bretaña, país con fuerte tradición liberal, aprobó
una ley de derechos de importación que imponía una tasa del 10% sobre todas las
importaciones fuera de la Commonwealth.
El colapso en el que se encontraba la economía en 1932 fue extendiendo la idea de que
era necesaria la colaboración internacional para combatir la crisis comercial y financiera.
Por esta razón, se convocó a la Conferencia económica mundial en 1933. Pero como
Estados Unidos salió del patrón oro convirtiendo al dólar en una moneda fluctuante, la
reunión se clausuró sin ningún éxito.
Tres años más tarde, con el dólar estabilizado, se produjeron nuevos intentos de
cooperación internacional como el acuerdo tripartito entre Francia, Gran Bretaña y los
Estados Unidos, con el objetivo de regular los tipos de cambio. Varios países hicieron
acuerdos regionales como el de la Cuenca del Danubio en el cual Hungría, Rumania,
Bulgaria y Yugoslavia concedieron preferencias arancelarias a sus productos. Pero el
pacto más famoso fue el realizado por los países de la Commonwealth en la Conferencia
de Ottawa celebrada en 1932, donde se acordó un sistema de preferencias mutuas para
las importaciones provenientes de los miembros de la comunidad.

El proteccionismo y la Gran Depresión[editar]


Los años 1920 a 1929 se describen en general, incorrectamente, como años en los que el
proteccionismo ganó terreno en Europa. De hecho, desde un punto de vista general,
según Paul Bairoch, se puede considerar que el período anterior a la crisis en Europa fue
precedido por la liberalización del comercio. El promedio ponderado de los aranceles
aplicados a los productos manufacturados se mantuvo prácticamente igual que en los años
anteriores a la primera guerra mundial: 24,6 % en 1913, en comparación con el 24,9 % en
1927. Además, en 1928 y 1929, los aranceles se redujeron en casi todos los países
desarrollados.14 Además, la Ley de Aranceles Smoot-Hawley fue firmada por Hoover el 17
de junio de 1930, mientras que el colapso de Wall Street ocurrió en el otoño de 1929.
Paul Krugman escribe que el proteccionismo no conduce a las recesiones. Según él, la
disminución de las importaciones (que puede obtenerse mediante la introducción de
aranceles) tiene un efecto expansivo, es decir, favorable al crecimiento. Así pues, en una
guerra comercial, dado que las exportaciones y las importaciones disminuirán por igual,
para todo el mundo, el efecto negativo de una disminución de las exportaciones se
compensará con el efecto expansivo de una disminución de las importaciones. Por lo
tanto, una guerra comercial no causa una recesión. Además, señala que la tarifa Smoot-
Hawley no causó la Gran Depresión. La disminución del comercio entre 1929 y 1933 "fue
casi enteramente una consecuencia de la Depresión, no una causa. Las barreras
comerciales fueron una respuesta a la Depresión, en parte como consecuencia de la
deflación".15
Jacques Sapir explica que la crisis tiene otras causas que el proteccionismo.16 Señala que
"la producción interna de los principales países industrializados está disminuyendo... más
rápido que el comercio internacional está disminuyendo". Si esta disminución (del
comercio internacional) hubiera sido la causa de la depresión que han experimentado los
países, habríamos visto lo contrario". "Finalmente, la cronología de los acontecimientos no
corresponde a la tesis de los librecambistas... El grueso de la contracción del comercio se
produjo entre enero de 1930 y julio de 1932, es decir, antes de la introducción de medidas
proteccionistas, incluso autárquicas, en algunos países, con excepción de las aplicadas en
los Estados Unidos en el verano de 1930, pero con efectos muy limitados. Señaló que "la
contracción de los créditos es una de las principales causas de la contracción del
comercio". "De hecho, es la liquidez internacional la causa de la contracción del comercio.
Esta liquidez se derrumbó en 1930 (-35,7 %) y 1931 (-26,7 %). Un estudio de la National
Bureau of Economic Research pone de relieve la influencia predominante de la
inestabilidad monetaria (que condujo a la crisis de liquidez internacional16) y el repentino
aumento de los costos de transporte en la disminución del comercio durante la década de
1930.17
Milton Friedman también opinaba que la tarifa Smoot-Hawley de 1930 no causó la Gran
Depresión. Douglas A. Irwin escribe: "la mayoría de los economistas, tanto liberales como
conservadores, dudan que Smoot Hawley haya tenido mucho que ver en la posterior
contracción".18
William J. Bernstein escribió:19
Entre 1929 y 1932, el PIB real cayó un 17% en todo el mundo, y un 26% en los Estados Unidos,
pero la mayoría de los historiadores económicos creen ahora que solo una parte minúscula de esa
enorme pérdida tanto del PIB mundial como del PIB de los Estados Unidos puede atribuirse a las
guerras arancelarias. ... En el momento de la aprobación de Smoot-Hawley, el volumen de comercio
representaba solo alrededor del 9% de la producción económica mundial. Si se hubiera eliminado
todo el comercio internacional y no se hubiera encontrado un uso interno para los bienes
previamente exportados, el PIB mundial habría caído en la misma cantidad: el 9 por ciento. Entre
1930 y 1933, el volumen del comercio mundial se redujo entre un tercio y la mitad. Dependiendo de
cómo se mida la caída, esto equivale a entre el 3 y el 5 por ciento del PIB mundial, y estas pérdidas
fueron parcialmente compensadas por bienes nacionales más caros. Por lo tanto, el daño causado
no podría haber superado el 1 o 2 por ciento del PIB mundial, ni siquiera cerca del 17 por ciento de
caída que se vio durante la Gran Depresión... La conclusión ineludible: contrariamente a la
percepción pública, Smoot-Hawley no causó, o incluso profundizó significativamente, la Gran
Depresión(A Splendid Exchange: How trade shaped the world).

Peter Temin, explica que un arancel es una política expansiva, como una devaluación, ya
que desvía la demanda de los productores extranjeros a los nacionales. Señala que las
exportaciones representaban el 7 % del PNB en 1929, cayeron un 1,5 % del PNB de 1929
en los dos años siguientes y la caída se vio compensada por el aumento de la demanda
interna a causa de los aranceles. Concluye que, contrariamente al argumento popular, el
efecto contractivo del arancel fue pequeño (Temin, P. 1989. Lessons from the Great
Depression, MIT Press, Cambridge, Mass).20
Ian Fletcher dijo que el arancel se aplicaba a solo un tercio del comercio de los Estados
Unidos: alrededor del 1,3 % del PIB. El arancel medio estadounidense sobre las
mercancías en cuestión21 pasó del 40,1 % en 1929 al 59,1 en 1932 (+19 %). Sin embargo,
estuvo constantemente por encima del 38 % cada año desde 1865 a 1913 (del 38 % al
52 %). Además, también aumentó fuertemente en 1861 (del 18,61 % al 36,2%; +17,6 %),
entre 1863 y 1866 (del 32,62 % al 48,33 %; +15,7 %), entre 1920 y 1922 (del 16,4 % al
38,1 %; +21,7 %) sin producir depresiones globales.22

La recuperación en los Estados Unidos[editar]


El primer New Deal[editar]
Al asumir Franklin D. Roosevelt la presidencia en 1933 se aprobaron rápidamente varias
leyes en el Congreso como fondos asistenciales para desocupados, precios de apoyo para
los agricultores, servicio de trabajo voluntario para desempleados menores de 25 años,
proyectos de obras públicas en gran escala, reorganización de la industria privada,
creación de un organismo federal para salvar el valle del Tennessee, financiación
de hipotecas, seguros para los depósitos bancarios y reglamentación de las transacciones
de valores. Estas leyes crearon nuevos organismos encargados de llevar a cabo estas
medidas. El New Deal, había sido elaborado durante la carrera presidencial por un grupo
de intelectuales, que Roosevelt reunió en torno suyo, conocidos como el "Brain Trust".
El problema más importante para Roosevelt era la quiebra casi total del sistema bancario,
hasta tal punto que era imposible cobrar un cheque. La producción industrial, por su parte,
había tocado fondo en 1932. La crisis bancaria era esencialmente de confianza y pudo ser
solucionada fácilmente. En un discurso radial Roosevelt informó la población sobre la
reapertura de los bancos incitando a depositar ya que no se corrían más riesgos, por lo
que varios individuos volvieron a depositar. La recuperación de los bancos no fue más que
el preludio de una revisión a fondo del sistema financiero, gravemente distorsionado desde
1929 por la contracción del crédito, el incremento de las deudas y el impago de las
hipotecas.
Otro problema era el desempleo. La primera medida adoptada en este terreno fue la
creación de campamentos de trabajo donde los desempleados realizaban tareas de
conservación de parques naturales y otros espacios verdes. Si bien el Gobierno federal
encaró la realización de obras públicas, estas no llegaron a compensar la enorme
reducción experimentada por el gasto a nivel estatal y municipal. El New Deal nunca
dispuso de un programa concreto para bajar la desocupación mediante obras públicas ya
que se carecían de proyectos de antemano y la planificación requería tiempo. Los
proyectos debían autofinanciarse lo que hacía difícil su elaboración. Además, para lograr el
máximo beneficio social había que emplear a la mayor cantidad de mano de obra posible,
ya sea calificada como no calificada por lo que estos empleos eran tachados de constituir
en la práctica una auténtica limosna. No solo el New Deal no pudo disminuir
considerablemente el desempleo, sino que los trabajos otorgados eran precarios al
tratarse de obras públicas que por su propia naturaleza no duraban mucho tiempo.
El New Deal se enfrentó constantemente al dilema de emplear el dinero en aliviar el
sufrimiento actual o en estimular la economía para el futuro. Gran parte de las inversiones
del New Deal procedían de los impuestos, ya que de otro modo, el gobierno federal tendría
que haber aceptado un déficit presupuestario. Esto significaba que una parte del dinero
destinado a pagar el sueldo de los nuevos empleados se deducía del salario del que
disfrutaba de un empleo. Esto comprueba que Roosevelt desconocía de fondo las medidas
recomendadas por Keynes ya que este indicaba que el aumento de gasto, y en
consecuencia, del déficit era algo positivo en épocas de crisis.
Otro problema gravísimo, era el bajo y permanente nivel de las rentas agrícolas. Era
necesario aumentar los precios y ello se conseguía disminuyendo la producción agraria.
Para lograrlo, se concedían primas a aquellos agricultores que deseaban producir menos.
Esto implicaba que al menos una parte del costo recayera sobre el consumidor, que en
algunos casos estaba en la miseria si se trataba del proletariado de las grandes urbes. Sin
embargo, el aumento del nivel de vida de los agricultores significaba más dinero, más
demanda y más empleo.

El segundo New Deal[editar]


El segundo New Deal se implementó en el segundo mandato de Franklin D. Roosevelt y
consistió en la promulgación de una ley sobre la vivienda, la puesta en marcha de la
seguridad social, la creación de organismos de planificación regional, el respaldo a los
sindicatos y un sistema fiscal más progresivo con impuestos más elevados a los ingresos y
a la riqueza. Igualmente, las consecuencias de las nuevas imposiciones a los ricos fueron
insignificantes y no hubo tal redistribución de la riqueza. En 1929 las constituciones de
sindicatos en forma irrestricta. Las empresas tuvieron que aceptar la libertad de
sindicación de sus empleados. Se logró la sindicalización de los trabajadores de las
industrias de producción en masa; todos los empleados, cualquiera que fuera su
calificación, debían integrarse a un mismo sindicato industrial en tanto el gobierno federal
los emplearía como "correas de transmisión" de las normas estatales sobre asuntos
laborales.
En estas circunstancias, el gobierno cometió un grave error económico que retrasaría en
dos años la recuperación. En 1936, el ritmo de expansión era acelerado y los precios
subieron rápidamente. Temiendo un auge especulativo, Roosevelt puso fin al déficit
presupuestario y al año siguiente la economía se sumió en una depresión que no sufría
ningún otro país y aumentó el desempleo. Tan pronto como el gobierno redujo los gastos,
los empresarios perdieron la confianza y dejaron de invertir. Roosevelt seguía sin entender
la política fiscal, pensaba que era la obra pública y no el déficit presupuestario lo que
promovía el empleo. Los gastos federales aumentaron en 1938 pero la hostilidad hacia el
New Deal había aumentado. A medida que el desempleo se prolongaba, crecía la
impopularidad de Roosevelt.
Si bien se dice que el segundo New Deal fue un ‘giro a la izquierda’, no era en absoluto
hostil a los empresarios, lo que hizo fue poner al burócrata donde había fracasado el
hombre de negocios hasta que la empresa privada pudiera florecer de nuevo. Por haber
sabido evitar una solución más radical fue el salvador del capitalismo. El efecto más
perdurable del New Deal fue aumentar el poder del gobierno federal y del presidente en
particular: se redujo el poder de los Estados y el presidente y su gabinete sustituyeron al
Congreso como principal fuente legislativa. La sociedad estadounidense experimentó una
profunda transformación debido al incremento del poder federal y presidencial sobre la
economía. Por eso el auténtico legado del New Deal fue revolucionar las expectativas.

La Segunda Guerra Mundial[editar]


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En los albores del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, doce
años después del fatídico 24 de octubre de 1929, el gasto federal equivalía al 10 %
del PIB de los Estados Unidos. De una fuerza laboral de 56 millones de trabajadores, el
gobierno federal empleaba a cerca de 1.3 millones, el 2.2 % en trabajos civiles y militares
regulares y a otros 3.3 millones (5.9%) en programas de emergencia de alivio laboral.
Otros 10 millones, que representaban el 20 % de la población activa, aún estaban
desempleados. La deuda nacional había crecido a casi 40 000 millones de dólares.
[cita  requerida]

Las medidas restrictivas que la administración Franklin D. Roosevelt realizó sobre el


comercio, la propiedad y la libre empresa provocaron que el capital necesario para
reactivar la economía fuera gravado con impuestos y forzado a pasar a la economía
sumergida.[cita  requerida] Cuando los Estados Unidos entraron en la Segunda Guerra Mundial,
en 1941, Roosevelt intentó cambiar la agenda económica con el resultado de que gran
parte de esos capitales se canalizaron a través de la industria bélica en lugar de destinarse
a la producción de bienes de consumo. Desde 1940 la 2ª guerra mundial ya producía una
gran demanda de los productos estadounidenses. En un principio, Estados Unidos sólo iba
a intervenir en la guerra como proveedor de productos de guerra a los países aliados
(especialmente Gran Bretaña y Francia). Esto hizo que el desempleo se redujera porque
se revitalizó la industria. Dado que Estados Unidos no había sido atacado no podía
intervenir de manera activa en la guerra, pero con el ataque japonés a la base de Pearl
Harbor entra de lleno en todos los frentes.
En tiempos de guerra, al presidente Roosevelt se le conceden poderes extraordinarios.
Esto le dio poder para organizar un nuevo aparato administrativo y movilizar a la
comunidad científica para la guerra. Se fue construyendo lo que va a ser la economía de la
posguerra.

La recuperación europea[editar]
La recuperación en el Reino Unido[editar]
La política económica británica en los años 1930 estuvo marcada por la trascendente
decisión de abandonar el patrón oro en 1931. La flotación de la Libra no fue acompañada
de una mayor intervención estatal como en los otros países. La nueva política británica se
sustentó en el crédito barato y en el proteccionismo. Las posibilidades de acceso a
préstamos a bajo costo fue uno de los factores que contribuyó a impulsar el mercado de la
construcción. Por otro lado, el establecimiento de una política arancelaria dio por finalizado
un período de casi noventa años de libre comercio, con la importante consecuencia de
colocar al mercado interno como motor del crecimiento. Este rasgo se vinculaba con la
pérdida de competitividad de los productos ingleses y con las posibilidades de expansión
del consumo de masas que se desarrollaría plenamente en la posguerra.
Si bien la economía británica experimentó una recuperación más prolongada y sostenida
que la del resto de los países industriales, hubo dos aspectos negativos importantes: el
alto desempleo y la concentración empresarial producto del proteccionismo y la
preferencia imperial. Gran Bretaña, la potencia industrial menos concentrada en 1914.

La recuperación en Francia[editar]
La economía francesa, de buen comportamiento en la posguerra, se vio enfrentada a la
crisis, cuando en 1931, Gran Bretaña y otros numerosos países decidieron abandonar el
patrón oro. Hasta ese momento, la devaluación del franco y el proteccionismo hicieron que
Francia fuera alcanzada débilmente por la crisis. El problema se presentó ante la
disyuntiva de mantener el patrón oro, favorecido por su gran cantidad de reservas de este
material, o devaluar. La decisión de mantener el patrón oro, por el temor a la inflación,
impuso una línea de acción deflacionaria para adecuar los precios franceses a los niveles
mundiales en un marco de devaluación general. Así, se promovió la deflación mediante la
reducción de gastos, una baja en los salarios y el mantenimiento de altas tasas de interés.
Esto provocó tensión social, caída de las inversiones y ningún resultado positivo.
Sin embargo, en 1936, un nuevo gobierno de carácter socialista produjo un viraje de
significación. Se abandonó el patrón oro con la consecuente devaluación del franco, se
realizó un moderado plan de obras públicas, se regularon los precios agrícolas y se
aumentaron los salarios. El traslado inmediato de los incrementos salariales a los precios
relanzó la inflación y reapareció la tensión social. A principios de 1939 la economía
francesa pareció despegar debido al aumento de los gastos militares, pero la entrada en la
guerra y la ocupación por parte de Alemania al año siguiente cambiaron el rumbo de la
historia de Francia.

La recuperación en Alemania y el nacimiento del


Nazismo[editar]

Discurso de Hitler en 1935.

Hacia 1933, la economía alemana no había superado aún el impacto negativo de la


política económica implementada por un gobierno que había apostado por
la deflación para salir de la crisis. Como la economía alemana dependía
fundamentalmente de los préstamos estadounidenses, la reducción de los mismos a partir
del 1929, tuvo efectos directos en la economía. La decisión del gobierno de mantenerse en
la ortodoxia generó más desempleo, la caída del producto interno bruto y el colapso del
sistema bancario. La mala situación social, más el temor del avance del comunismo son
claves para entender la llegada de Hitler y el partido Nacional Socialista al poder (que seis
años más tarde daría comienzo a la Segunda Guerra Mundial). Los comunistas alemanes
fueron acusados del incendio del Reichstag, y en un clima de terror e inseguridad, se le
otorgó el poder absoluto de una forma legal y constitucional.
El nazismo se caracterizaba por un ultranacionalismo totalitarista y expansionista,
anticomunismo, antiliberalismo, antisemitismo y por la idea de supremacía racial del
pueblo alemán. La política nazi en relación a lo económico estuvo caracterizada por el alto
grado de intervención estatal. Los objetivos finales de esta política económica eran el
control totalitario de la sociedad, los planes bélicos y la idea de superioridad racial. El
sistema económico fue parte del sistema político de dominación.
La recuperación alemana comenzada en 1933, estuvo caracterizada por la creación de
empleo y en una serie de disposiciones fiscales con el objetivo de favorecer a las grandes
empresas. El gasto militar subió del 3 % del PIB en 1933 al 23 % en 1939. El sector estatal
fue el mayor inversor y el mayor consumidor en la economía alemana disminuyendo el
papel de la economía de mercado por las regulaciones impuestas por el Estado. A su vez,
se profundizó la concentración en las distintas áreas de la economía, rasgo característico
de la estructura productiva alemana.

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