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La educación no siempre fue un derecho de todos para que el acceso al estudio fuera gratuito, sin

importar el género, las creencias religiosas o la posición económica de los ciudadanos. Tuvieron que
pasar muchas cosas. Desde los tiempos de la colonia hasta la actualidad se produjeron infinidad de
cambios. Hubo que aprender a pensar de forma independiente. Atravesar periodos de guerra y lograr el
consenso necesario para que estos cambios pudieran darse. Durante el siglo XIX se inició en América
Latina el proceso independentista, cuyo resultado fue el traspaso de las colonias a la conformación de
los Estados nacionales.

Para que este proceso de cambio fuera efectivo era necesario, por un lado, desplegar una fuerte
estrategia militar. Por el otro, había que diseñar un plan educativo para formar a las personas que
tomarían las decisiones políticas cuando el país alcanzara la independencia.

El término de las revoluciones entre hombres sin ilustración suele ser qué cansado de desgracias,
horrores y desórdenes, se acomodan por fin a un estado carnal o peor que el primero. A cambio de que
lo dejen tranquilos y sosegados si los pueblos no se ilustran. Si no se vulgarizado sus derechos, si cada
hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe. Nuevas ilusiones sucederán a las
antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar
de tiranos sin destruir la tiranía.

En tan crítica circunstancias. Todo ciudadano está obligado a comunicar sus luces y sus conocimientos.
Y el soldado que opone su pecho a las balas de los enemigos exteriores no hace mayor servicio que el
sabio que abandona su retiro y ataca con frente serena la ambición, la ignorancia, el egoísmo y demás
pasiones y enemigos interiores del Estado.

Terrible cuando ejercen una guerra oculta y lo más frecuentemente de su rival es una venganza segura.

Los distintos gobiernos revolucionarios buscaron expandir la escolarización y establecieron al Estado


central como agente educador principal. De este modo la Iglesia dejaba de cumplir esa función. Durante
el período colonial no existían los libros de textos. Las mujeres no tenían permitido estudiar y los
contenidos pedagógicos estaban a cargo del criterio individual del tutor encargado. Generalmente un
párroco con los gobiernos revolucionarios. Las escuelas del rey pasaron a llamarse escuelas de la patria.
Mientras Manuel Belgrano fundó instituciones en el norte, José de Artigas lo hizo en la Banda Oriental y
Toribio de Luzuriaga creó el Colegio de la Santísima Trinidad en Mendoza, con la creación de estas
nuevas instituciones.

Cambiaron algunas reglas, por ejemplo, se eliminaron los azotes como forma de castigo, pero todavía la
guerra revolucionaria estaba en primer plano y no había mucho tiempo ni dinero para ocuparse
plenamente de las reformas educativas. Recién a partir de 1820. Una vez consolidada la independencia,
fue posible dedicarles más atención.
Salud, amigos. Terminada la pausa estival, los niños vuelven a clase con esa indeterminada emoción
infantil. Los pequeños se inician en el camino del saber y los más grandes festejan el reencuentro con los
viejos amigos de la escuela.

Entre 1008, 20 y 1860 se produjo un cambio en las instituciones educativas independientes en su


funcionamiento y sin relacionarse entre sí, pasaron a formar parte de una serie de sistemas más
organizados. Por ejemplo, las escuelas tenían la misma denominación, las mismas reglas de
funcionamiento interno y un primer ordenamiento jerárquico en niveles, aunque todavía no se podía
hablar de sistema educativo. Había tres modelos que empezaban a regular el escenario la escolarización
federalista popular que proponía difundir la escuela elemental como parte de los estados provinciales.

El objetivo era formar a los sujetos políticos que actuarían después de la independencia y estaba dirigida
al pueblo, no únicamente a una élite. Se alentaba la gratuidad y se proponía un sistema de becas para
garantizar la asistencia de los alumnos. Además, por primera vez se pensó en incluir a las mujeres como
la mayoría de los maestros eran hombres laicos. La Iglesia tenía menos peso. Las principales regiones
en las que se desarrolló este modelo fueron Tucumán, Córdoba y Mendoza, pero su mayor zona de
influencia fue el litoral.

Otro modelo era la escolarización liberal elitista, que estaba destinada a la formación de élites letradas,
quienes se oponían a los sectores eclesiásticos. Fue concebida como parte de un proyecto más grande
que incluía la formación universitaria. El que desarrolló estas políticas fue Bernardino Rivadavia, quien
ocupó el cargo de ministro del Interior en Buenos Aires entre 1008 20 y 1008 24. Por último, la
escolarización tradicionalista. Este era el modelo menos interesado en proponer cambios y más afín a las
prácticas coloniales.

No se mostraban favorables a la obligatoriedad de la escuela ni consideraron que el Estado central debía


privilegiar su expansión dentro de este modelo. Pueden ubicarse las posiciones educativas de ciertos
caudillos federales como Facundo Quiroga y Juan Manuel de Rosas y la de miembros jerárquicos de la
Iglesia Católica. En 1121, dentro del proyecto modelo de la escolarización liberal elitista, se fundó la
Universidad de Buenos Aires. Estaba compuesta por seis departamentos que abarcan todos los niveles
educativos. El Departamento de Primeras Letras, el Departamento de Estudios Preparatorios y los de
Ciencias Exactas, Medicina, Jurisprudencia y Ciencias Sagradas.

A ellos se integraron las instituciones de educación superior previa, como las escuelas de matemática y
la de dibujo, y se contrataron profesores laicos extranjeros para hacerse cargo de varias categorías. La
organización de la nueva universidad se inspiró en el modelo napoleónico en oposición al modelo
escolástico colonial que seguía imperando en Córdoba. Establecía como su función principal la
formación de profesionales incluía conocimientos más modernos como la ciencia experimental y las
lenguas vivas. Y al limitar el control de la Iglesia se constituyó en un espacio más abierto.

Libre pensamiento. En 1823 se fundó el Colegio de Ciencias Morales para poder ingresar a esta
institución se requería ser mayor de diez años y haber recibido la enseñanza elemental. Además, se
estableció un sistema de becas estatales para alumnos de las provincias. Todos los chicos del país usan
diferentes estilos de lapiceras y las más variadas clases de hojas, pero en muchos casos los que asisten
a las escuelas públicas comparten algo más que los identifica. El guardapolvo blanco abotonado por
detrás o por delante, con tablas o liso de cuello redondeado o solapas.

El guardapolvo blanco es un símbolo de la escuela pública. Pero desde cuándo existe? Quién lo inventó?
Muchos se adjudicaron el haberlo creado. Uno de ellos fue Pablo pisó urna destacado educador con
larga carrera en el sistema educativo. Otra fue Julia Caballero Ortega, una maestra de trabajo manual
que se lo sugirió a sus estudiantes en 1905 en una escuela de Avellaneda y en 1906. Antonio Bachero,
maestro de sexto grado de la escuela Presidente Roca, informó que promovió el uso de los delantales
blancos para el docente y los alumnos para evitar el contraste entre los ricos y los pobres.

En 1915 se promulgó un decreto que no sólo autorizaba, sino que recomendaba el uso de los delantales
blancos para el personal docente de las escuelas de la Capital Federal. Se lo consideró buena práctica
porque además de inculcar en los niños la tendencia de vestir con sencillez, suprimía la competencia en
los trajes entre el mismo personal. El blanco simboliza la pureza, la igualdad y la inocencia. En la
actualidad, el uso de guardapolvo blanco no es obligatorio, aunque sigue siendo el atuendo que se usa
de forma predominante.
Desde el siglo xx, la idea de la escuela publica es la de la escuela común y gratuita para todos, donde las
diferencias de origen que pueden existir entre los almnos son suspendidas gracias al ejercicio de los
derechos sancionados en la constitución nacional de 1853.
Estos derechos rigen para todos los habitantes del país, sean nativos o extranjeros. Lo publico es desde
entonces u espacio en el que se interactua con gente distinta a la del ámbito familar y donde los chicos
se conozcan y se respeten a pesar de sus diferencias, diferencias que enriquecen cuandoexiste ese
esoacio que nos reúne, un espacio publico y gratuito que ofrece educación para todos.

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