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Perspectiva del conflicto ve la educación como un instrumento de dominio de la elite.

Los teóricos del conflicto señalan las


marcadas desigualdades que existen en las oportunidades educativas disponibles para diferentes grupos étnicos y raciales.
Estudios realizados en 1987 sugieren que la desigualdad en la financiación entre los distritos escolares más ricos y más pobres
se ha extendido en los últimos años. Credencialismo Hace cincuenta años, el requisito mínimo que se exigía en Estados Unidos
para ingresar a la fuerza laboral remunerada era un diploma de escuela superior. En la actualidad, un diploma tecnológico es
prácticamente lo mínimo que se exige. Este cambio refleja el proceso de credencialismo, un término usado para describir un
aumento del nivel más bajo de educación requerido para ingresar en un campo. Los teóricos del conflicto plantean que el
credencialismo puede reforzar la desigualdad social. La expresión currículo escondido se refiere a los estándares de
comportamiento que la sociedad considera adecuados y que se enseñan muy superficialmente en las escuelas. De acuerdo con
este currículo, los niños no pueden hablar hasta que el maestro lo indique, y deben regular sus actividades de acuerdo con el
reloj o la campana. Asimismo, se espera que se concentren en su propio trabajo en lugar de ayudar a otros estudiantes que
aprenden con mayor lentitud. Un currículo escondido es evidente en las escuelas de todo el mundo. Por ejemplo, las escuelas
japonesas ofrecen asesorías que buscan mejorar la experiencia en el salón de clases y desarrollar destrezas de vida saludables.
En un salón de clases que se centra demasiado en la obediencia, el valor se basa en complacer al maestro y permanecer pasivo
en vez de fomentar un pensamiento creativo. El término seguimiento se refiere a la práctica de ubicar estudiantes en grupos
curriculares específicos con base en los resultados de sus pruebas y otros criterios. La práctica puede reforzar las desventajas
que pueden enfrentar los niños de familias menos adineradas, si no han contado anteriormente con materiales de lectura,
computadoras y otras formas de estímulo educativo durante sus primeros años de infancia. Ignorar esta relación entre el
seguimiento y la raza y la clase social de los estudiantes es fundamentalmente no entender cómo las escuelas perpetúan la
estructura social existente Los teóricos del conflicto sostienen que las desigualdades educativas producidas por el seguimiento
se diseñan para satisfacer las necesidades de las sociedades capitalistas modernas. Samuel Bowles y Herbert Gintis (1976) han
sostenido que el capitalismo requiere una fuerza laboral hábil y disciplinada, y que el sistema educativo de Estados Unidos está
estructurado con ese objetivo De acuerdo con este enfoque, las escuelas fomentan los valores que se esperan de los individuos
de cada clase social y perpetúan las divisiones de clase social de una generación a otra. Así, los hijos de la clase trabajadora,
suponiendo que están destinados a posiciones subordinadas, tienen mayor probabilidad de ser ubicados en seguimientos
vocacionales y generales de la escuela superior, lo cual enfatiza la estrecha supervisión y acatamiento de la autoridad. En
contraste, los jóvenes de las familias más adineradas tienen probabilidad de ser dirigidos a seguimientos con preparación para
la universidad, lo cual refuerza el liderazgo y probabilidad de padecer del aumento de requisitos, ya que carecen de los recursos
económicos necesarios para obtener un grado tras otro. Los sociólogos siempre han reconocido que la escolaridad es crucial
para la estratificación social. Los funcionalistas y los teóricos del conflicto están de acuerdo en que la educación cumple una
función importante en el otorgamiento de estatus Los teóricos del conflicto son mucho más críticos de la manera diferencial en
la que la educación otorga el estatus. Hacen énfasis en que las escuelas clasifican a los estudiantes de acuerdo con sus
antecedentes de clase social. Aunque el sistema educativo ayuda a determinados niños pobres a ingresar a posiciones
profesionales de la clase media, les niega a los más desfavorecidos las mismas oportunidades educativas que tienen los hijos de
los más adinerados. De esta manera, las escuelas tienden a mantener las desigualdades de clase social en cada generación
nueva.

Al igual que las otras instituciones sociales, la educación tiene funciones manifiestas (abiertas, establecidas) y latentes
(escondidas). La función manifiesta más básica de la educación es la transmisión de conocimiento. Otra función manifiesta
importante es el otorgamiento de estatus. Debido a que muchos creen que esta función se realiza en forma desigual, la
abordaremos más adelante, en la sección sobre el punto de vista del conflicto sobre la educación. Además de estas funciones
manifiestas, las escuelas llevan a cabo diferentes funciones latentes: transmitir cultura, promover la integración social y política,
mantener el control social y servir como un agente de cambio. Como institución social, hasta cierto punto la educación realiza
una función conservadora, es decir, transmite la cultura dominante. La escolaridad expone a cada generación de jóvenes a las
creencias, normas y valores existentes de su cultura. En nuestra sociedad, aprendemos el respeto por el control social y
reverencia por las instituciones establecidas, como la religión, la familia y la presidencia. En Gran Bretaña, la transmisión de la
cultura dominante mediante las escuelas va más allá del aprendizaje sobre los monarcas y primeros ministros. En 1996, el
consultor jefe de currículo del gobierno, al notar la necesidad de llenar el vacío que dejó la disminución de autoridad de la
Iglesia de Inglaterra, propuso que las escuelas británicas debían socializar a los estudiantes en un conjunto de valores
fundamentales como la honestidad, el respeto por los demás, la cortesía, un sentido del juego limpio, el perdón, la puntualidad,
el comportamiento no violento, la paciencia, la lealtad y la autodisciplina. Algunas veces las naciones revalúan las maneras en
las cuales transmiten la cultura a los estudiantes. Recientemente el gobierno chino revisó el currículo sobre la historia de la
nación. Exaltando los éxitos de la nación y escondiendo sus fallos. La cultura se ha transmitido a los estudiantes en las escuelas
durante siglos, por medio de los libros y verbalmente. Sin embargo, en la actualidad, la internet ofrece una nueva y
potencialmente revolucionaria manera de transmitir la cultura. Muchas instituciones exigen que los estudiantes de primer o
segundo año vivan en la universidad, y así desarrollen un sentido de comunidad entre diversos grupos. La educación sirve de
función latente de promoción social e integración política al transfor-mar una población compuesta por grupos diversos
raciales, étnicos y religiosos en una sociedad cuyos miembros comparten, hasta cierto punto, una identidad común.
Históricamente, las escuelas en Estados Unidos han desempeñado un rol importante en la socialización de los hijos de
inmigrantes con las normas, valores y creencias de la cultura dominante. Desde una perspectiva funcionalista, la identidad
común e integración social fomentada por la educación contribuyen a la estabilidad y al consenso social. En el pasado, la
función integradora de la educación fue más obvia en su énfasis por promover un lenguaje común. Se esperaba que los niños
inmigrantes aprendieran inglés. En algunos casos, se les prohibía incluso hablar en su lengua materna en las escuelas.
Últimamente, el bilingüismo ha sido defendido por su valor educativo y como un medio para fomentar la diversidad cultural. Sin
embargo, los críticos sostienen que el bilingüismo debilita la integración política y social que la educación ha estimulado por
tradición. Para llevar a cabo la función manifiesta de transmisión del conocimiento, las escuelas van más allá de solo enseñar
habilidades como lectura, escritura y matemáticas. Al igual que otras instituciones sociales, como la familia y la religión, la
educación prepara a los jóvenes para ser productivos y ordenar sus vidas como adultos al vincularlos a las normas, valores y
sanciones de la sociedad. Mediante el ejercicio de control social, las escuelas enseñan a los estudiantes distintas habilidades y
valores esencia-les de sus futuros trabajos. Como institución social, la educación refleja los intereses de la familia y de otra
institución social, la economía. Los estudiantes son capacitados para lo que viene adelante, ya sea una línea de montaje o un
consultorio médico. En efecto, entonces, las escuelas sirven como agente de transición de control social al tender un puente
ante la brecha entre padres y empleadores en el ciclo de vida de la mayoría de los individuos. Las escuelas dirigen e incluso
restringen las aspiraciones de los estudiantes de una manera que refleja los valores y prejuicios sociales. Las administraciones
de las escuelas pueden destinar grandes fondos para programas de índole deportivo, pero darle mucho menos apoyo a la
música, el arte y las dan-zas. Los maestros y consejeros pueden estimular a los estudiantes hombres a seguir profesiones en
ciencias, pero estimular a las estudiantes mujeres a seguir profesiones como maestras de preescolar. Tal socialización dentro de
los roles tradicionales de género puede verse como una forma de control social. Sin embargo, la educación puede también
estimular o provocar cambios sociales deseados. Las clases de educación sexual se implementaron en las escuelas públicas
como respuesta al aumento en la tasa de embarazos entre adolescentes. La acción positiva en admisiones, dando prioridad a
mujeres y a minorías, se ha visto como un medio de contrarrestar la discriminación racial y sexual. El proyecto Head Start, un
programa de primera infancia que atiende a más de 908,000 niños al año ha buscado compensar las desventajas del comienzo
de vida escolar experimentado por los niños de familias de bajos ingresos. La educación también promueve el cambio social al
servir como un espacio de encuentro donde la gente puede compartir creencias y tradiciones específicas. En el periodo 2007-
2008, las universidades alojaron a más de 623,000 estudiantes internacionales. Esa cifra, que se mantenía todo el tiempo, tuvo
un descenso temporal en las vinculaciones de extranjeros después del 11 de septiembre de 2001. Numerosos estudios
sociológicos han revelado que los años adicionales de escolaridad formal se asocian con el hecho de abrirse a nuevas ideas y
posiciones más liberales desde el punto de vista social y político. El sociólogo Robin Williams señala que las personas mejor
educadas tienden a contar con mayor acceso a información real, mantener opiniones más diversas y tener la posibilidad de
plantear distinciones con análisis agudos. La educación formal hace énfasis en la importancia de evaluar enunciados (en lugar
de generalizaciones amplias) y la necesidad de por lo menos cuestionar (más que simplemente aceptar) verdades y prácticas
establecidas. El método científico, que se basa en hipótesis verificables, refleja el espíritu de cuestionamiento que caracteriza a
la educación moderna.

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