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Dinámica Fisicoquímica Aguas
Dinámica Fisicoquímica Aguas
Dinámica Fisicoquímica Aguas
FISICOQUÍMICA DE
AGUAS
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(Obra completa publicada por Ediciones Díaz de Santos). Puede ocurrir que en el texto de esta
publicación se haga referencia o citen otras páginas que correspondan a otros capítulos de la
obra completa, esto sería normal al haberse respetado la paginación original.
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ISBN 978-84-9969-775-8
1
Dinámica fisicoquímica de aguas
1.1. INTRODUCCIÓN
El agua, sustancia esencial tanto para la vida como para la propia civiliza-
ción humana, es el vehículo idóneo donde se desarrollan las complejas reac-
ciones bioquímicas que hacen posible el desarrollo de la actividad vital de
cualquier ser vivo. Además, se trata probablemente del único compuesto que se
puede encontrar en nuestro planeta en los tres estados físicos de agregación de
la materia, líquida, sólida y gaseosa, y en una cantidad considerable: se cifra el
total de agua en la Tierra en unos 1.400 millones de km3, de los cuáles un 3%
del total corresponde a agua dulce.
La provisión global de agua en la Tierra es invariante desde hace miles de
millones de años, estando sometida al denominado «ciclo hidrológico». Este
consiste en una serie de cambios de fase, de características físicas, químicas, y
microbiológicas, e incluso de emplazamiento físico (mares, nubes, glaciares,
ríos, aguas subterráneas) cuyo último efecto es la «renovación» periódica de la
dotación de agua en las grandes acumulaciones o depósitos de ésta existentes en
el planeta: océanos, ríos y lagos, atmósfera y litosfera.
El motor del «ciclo hidrológico» es la radiación solar recibida por nuestro
planeta que provoca la evaporación de cantidades ingentes de agua desde la su-
perficie libre de los océanos y mares (especialmente) hasta la atmósfera, desde
donde revierte depositándose bajo forma de lluvia. En el «ciclo» además, in-
tervienen otros factores como son la evaporación de agua desde el propio te-
rreno, la evapo-transpiración de plantas y seres vivos, e incluso, el balance en-
tre detracción y aporte de agua usada por el hombre (ver Figura 1.1). Con
respecto a esto, el uso que el hombre hace del agua varía dependiendo de la
zona concreta del planeta: desde unos 5-6 l/habitante-día en países subdesa-
rrollados, hasta unas 100 veces más en zonas industrializadas (recuérdense
los casi 600 l/habitante-día consumidos en Norteamérica).
1
2 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
(p) Vegetación
(f) (es)
La acción del agua sobre los minerales y rocas (también sobre los gases) da
lugar a una dinámica o evolución de los elementos químicos y sus compuestos
bien simples bien complejos en su seno. Pasemos revista ahora a los aspectos
puramente químicos del agua, es decir, a esta «dinámica físicoquímica» de un
agua, con referencia tanto a un agua natural como a un agua usada (residual do-
méstica o industrial).
6 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
a) Temperatura
Para las aguas subterráneas, su temperatura depende del terreno que drenan,
naturaleza de las rocas, profundidad de la surgencia y fenómenos magmáticos
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 7
que puedan existir. En este sentido, coméntese que según la Ley de Minas de
nuestro país, «son aguas termales aquéllas cuya temperatura de surgencia
sea superior en 4 oC a la media anual del lugar donde alumbren».
Desde el punto de vista del consumo humano, el agua es más agradable
cuanto menor es su temperatura, con un óptimo situado entre 12 oC y 16 oC.
Asimismo, turbidez y color de un agua están ligados indirectamente a la
temperatura, siendo paralelos y en el mismo sentido grosso modo los aumentos
de las tres variables.
Por otro lado, una más baja temperatura dificulta la coagulación, sedimen-
tación y filtración de un agua en fase de potabilización (ver Capítulo 4). De for-
ma opuesta, una temperatura más alta favorece la esterilización. En este senti-
do, la formación de trihalometanos (tóxicos formados por cloración de
sustancias húmicas presentes en un agua bruta sin tratar) se incrementan tam-
bién con la temperatura del agua.
Por último, la temperatura de un efluente a un cauce natural puede afectar
drásticamente su biología y microbiología induciendo cambios dramáticos de
poblaciones bacterianas y organismos superiores. Efluentes industriales con
temperaturas altas suelen ser los de industrias del sector alimentario (conser-
veras, cerveceras) y otras como fábricas de papel, industrias químicas, texti-
les, etc.
–2
–4
Profundidad (m)
–6
–8
–10
Marzo 1990
Julio 1990
–12
10 15 20 25
T/°C
b) Color
c) Olor-sabor
bitualmente. Es muy raro que las sustancias productoras de olor y sabor se en-
cuentren aisladas en un agua. Si eso ocurriera, se podría relacionar la intensidad
del olor/sabor con la concentración de la sustancia productora en el agua, por
ejemplo, mediante la fórmula de Weber-Frechner:
I = k · log C (1.1)
Compuestos inorgánicos
Compuestos orgánicos
Además, benceno y sustancias afines tienen tanto origen natural como in-
dustrial y no se perciben en un agua salvo que estén en concentraciones altas.
Finalmente, menciónese a los detergentes debido a los perfumantes que con-
tienen.
Desde otro punto de vista, los organismos potencialmente productores de
olor/sabor en las aguas son prácticamente todos los que pueden vivir en ellas, es
decir, algas, hongos, bacterias, cianofíceas, organismos zooplanctónicos y en
general, los encargados de llevar a cabo la putrefacción de materias orgánicas y
su descomposición.
Finalmente, la incidencia y problemática asociada a los olores y sabores en
el agua de consumo humano viene marcada por dos aspectos: pH y temperatu-
ra. Esto es debido a que, generalmente, las sustancias con incidencia organo-
léptica suelen estar afectadas por un equilibrio ácido-base en que sólo una de
las formas es la que produce el problema. Además, cualquier sustancia que pro-
voque olor/sabor acentúa esta circunstancia cuando su presión de vapor y su vo-
latilidad son más altas, es decir, cuando la temperatura del agua también lo es.
Como complemento al tema, la Tabla 1.3 recoge algunos olores-sabores típicos
potencialmente detectados en aguas.
Olores Sabores
a) Turbidez-transparencia
b) Residuo seco
En general, los ríos suelen presentar más altos valores de residuo seco du-
rante la época seca a causa de la fuerte evaporación experimentada en estos pe-
ríodos por las masas de agua. Las aportaciones por escorrentías pueden, por el
contrario, operar tanto aumentando como disminuyendo el residuo seco, en fun-
ción de la tasa de dilución y fenómenos de sedimentación experimentados. Esto
también es aplicable a lagos y embalses.
Por otro lado, las aguas subterráneas poseen contenidos en sales disueltas
más altos en general que los de las aguas de superficie a consecuencia del tiem-
po de contacto sustancialmente más dilatado entre agua y terreno.
Desde el punto de vista del consumo humano, el uso de aguas que contengan
más de 1.000 mg/l de sólidos totales en disolución es desaconsejable tanto por
las propias sales, como por su efecto productor de sabores salinos o salobres. En
este sentido, es habitual el fenómeno del ligero incremento de la salinidad del
agua de consumo público a lo largo de las redes de distribución de aguas con
respecto al contenido salino del agua a la salida de la estación de potabilización,
más acusado a medida que la red de distribución tenga más longitud.
c) Conductividad
900
Coeficente 11
de correlación = 0,974
Residuo seco (mg/l)
3
700 10
500
4
9
6 5
300 7
1
2
100
FIGURA 1.3. Relación práctica entre «residuo seco = f(conductividad)» para varias
aguas naturales de la provincia de Córdoba: (1, 2) aguas de embalses; (3, 4) aguas del
río Guadalquivir; (5-11) aguas subterráneas.
14 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
250
Conductividad (μS/cm)
200
150
100
Enero Marzo Mayo Julio Sept. Nov.
FIGURA 1.4. Variación anual de conductividad en el embalse del Guadalmellato
(Córdoba, 147 hm3). Triángulos, año 1980; círculos, año 1990; vacíos, aguas de
superficie; llenos; aguas de fondo.
a) pH
b) Oxígeno disuelto
a) zona de degradación,
b) zona de descomposición, y
c) zona de recuperación (ver Figura 1.5).
10
8
O2dis. (mg/l)
4
A D
2 C
B
0
Distancia desde el foco poluente
FIGURA 1.5. Evolución de la oxigenación en un cauce contaminado con la distancia
del foco contaminante. (A) zona de degradación; (B) zona de descomposición;
(D) zona de recuperación; (C) punto de máxima desoxigenación. Las líneas horizontales
circunscriben los valores de O2 disuelto alrededor del 40% de saturación.
pecto pardo o negruzco. Por último, en c) (que se dilatará más cuanto más con-
taminación acceda al río) comienza a oxigenarse el agua, ya que la producción
fotosintética de O2 supera al gastado en la descomposición bacteriana de ma-
teria orgánica.
c) Potencial redox
EH/mV
–80 –200
–100 –300
–120 –400
–140 –500
–160 –600
0 1 2 3 –20 0 20 40 60 80 100120140
log (%O2) %O2
FIGURA 1.6. Relación entre potencial redox y oxigenación. (a) relación EH vs log
(%O2) en aguas preparadas sintéticamente: círculos blancos, aguas de alto contenido
salino (conductividad = 1.700 μS/cm); círculos negros, aguas de contenido salino
medio (conductividad = 600 μs/cm); triángulos, aguas de bajo contenido salino
(conductividad = 300 μS/cm). (b) relación EH vs %O2 en aguas residuales en curso de
depuración en una EDAR.
20
15
rH
10
0
Waste Settled Treated
FIGURA 1.7. Variación del rH en aguas residuales en curso de depuración: (waste) agua
residual bruta; (Settled) agua tras la sedimentación primaria; (Treated) agua depurada.
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 19
a) Equilibrio carbónico
b) Cianuros
a) Sulfuros
H2 S ↔ H+ + HS–
HS– ↔ H+ + S=
dose así este estado de máxima reducción del S e impidiendo, o al menos difi-
cultando, la posterior oxidación del mismo.
Por otra parte, la presencia de H2S libre en aguas bien oxigenadas es su-
mamente rara (ya que se produciría su rápida oxidación por el oxígeno presente
en el medio) siendo frecuente, por el contrario, la existencia de sulfihídrico en
aguas residuales a causa de la reducción bacteriana de sulfatos.
En las aguas del fondo de lagos y embalses estratificados térmicamente,
aguas subterráneas en condiciones reductoras, pantanos y aguas en putrefac-
ción, así como en cauces fuertemente contaminados, puede aparecer sulfuro en
concentraciones superiores en algunos casos a 0,5 mg/l. Asimismo, la aparición
de acumulaciones o bolsas de sulfuros en las redes de alcantarillado ha provo-
cado, en más de una ocasión, intoxicaciones de diferente gravedad a los traba-
jadores que se encontraban en aquéllas, llegando incluso a la muerte.
b) Sulfitos
c) Sulfatos
a) Amonio
de constante de acidez Ka = 5,71 · 10–10, el valor concreto del pH del agua de-
terminará las diferentes concentraciones de amonio molecular e ion amonio
presentes en cada situación, y por lo tanto, la actividad de cada tipo bacteriano
o microorganismo activo concreto. De cualquier forma, el producto final de su
vía oxidativa es el ion NO3–, que a su vez puede ser metabolizado para formar
proteínas y aminoácidos. A la muerte del organismo vivo, otro tipo de bacte-
rias se ocupan de transformar las proteínas en amonio según un proceso re-
ductivo.
Por otro lado, el agua de lluvia puede presentar algunas trazas de amonio.
Además, las aguas superficiales bien aireadas generalmente contienen poco
NH3 (no más de 0,100 mg/l). Por el contrario, las aguas contaminadas por
24 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
b) Nitritos
0
Febrero 1994
–5 Junio 1994
Profundidad (m)
–10
–15
–20
–25
–33
–35
0,0 0,5 1,0 1,5
Amonio (mg/l)
c) Nitratos
H3PO4 ↔ H2PO4– + H+
H2PO4– ↔ HPO42– + H+
HPO42– ↔ HPO43– + H+
1.10. SÍLICE
El silicio, elemento químico del grupo del carbono, está muy abundante-
mente difundido en la natualeza prácticamente en todas las rocas (silicatos,
feldespatos, etc..). De entre todos los silicatos, los de más alta solubilidad son
los de Na y K que se disuelven tras meteorizarse previamente el mineral
origen.
La sílice en un agua responde a dos estados: sílice coloidal o disuelta (áci-
do silícico). Estas dos especies se hallan en un equilibrio de polimerización y
despolimerización como el siguiente:
1.11. HALÓGENOS
a) Fluoruros
b) Cloruros
pañol se han medido hasta 2 g/l (Valencia, Castellón); sin embargo, también
pueden medirse contenidos tan bajos como 5 mg/l en otras zonas.
Cloruros, fosfatos y nitritos son indicadores típicos de contaminación resi-
dual doméstica vertida a un cauce natural. Esto, además, puede servir de señal
de alerta acerca de la probabilidad de que el agua presente contaminación
también de carácter microbiológico patógeno e indeseable. El ion Cl– es alta-
mente corrosivo y da lugar a deterioros y picaduras en tuberías y sistemas de
distribución de aguas, así como en equipos industriales que operen con aguas
ricas en este anión. Asimismo, y en función de su contenido, pH del agua y
concentración de otros iones presentes en ella, puede degradar los hormigones
(ver apartado 1.7). Con relación al agua de consumo humano, la principal in-
cidencia de los cloruros es la relativa al sabor que promueven: si bien depende
del catión asociado, en general, cantidades de 200 a 300 mg/l son perceptibles
en un agua de bebida por el consumidor medio.
c) Bromuros y yoduros
(a) Agua de consumo humano RD 140/2003; (b) Agua bruta para potabilización; (c) Vertidos a
cauces públicos; (d) Agua para riegos.
(*) Concentración de Cr trivalente; (**) Concentración de Na menor al 60% de la suma de las
concentraciones de (Na + K + Ca + Mg).
1) Aluminio
como acético, cítrico, tartárico u oxálico. Por otro lado, los fosfatos, oxinatos y
aluminatos de calcio son sales moderadamente solubles.
Los contenidos de Al en aguas de ríos varían ampliamente y así, en ríos de
EE UU se han medido concentraciones entre 12 μg/l y 2,25 mg/l. Además, en
áreas sujetas a fenómenos de lluvia ácida, las aguas de superficie con bajos va-
lores de pH tienen asociados niveles de Al de hasta 0,80 mg/l. En relación a
aguas de lagos y embalses, los contenidos en Al se incrementan ligeramente en
profundidad durante el período de estratificación térmica, presentando valores
más altos durante la mezcla térmica. De este modo, la concentración total del
metal se halla asociada siempre a la entrada al lago de aguas frescas cargadas
de arcillas. Por contra, se han podido detectar notables aumentos de Al total en
aguas profundas de embalses durante sus períodos de estratificación térmica.
La presencia de Al tanto en aguas naturales como tratadas depende de sus
propiedades químicas. Dado que el hidróxido de aluminio, la especie aluminosa
menos soluble, presenta un mínimo de solubilidad a pH = 5,07, en aguas más
ácidas se encontrará ion alumínico mientras que en aguas con pH superior a
9,00 se podrá formar ion aluminato (AlO2–).
Fisiológicamente el Al es un elemento no esencial para el ser humano. Su
metabolismo no está aún bien comprendido, pero parece ser que el Al inorgá-
nico es poco absorbido, siendo excretado rápidamente mediante las vías uri-
narias. Por ello no está catalogado como carcinógeno humano por la IARC
(Asociación Internacional para la Investigación del Cáncer) dentro de su cla-
sificación de sustancias químicas en función de su potencial riesgo de inducir
cáncer en el hombre.
El Al presente en aguas de consumo humano proviene como residual de los
compuestos de Al usados en decantación industrial de aguas. En este sentido, el
principal problema del metal parece ser la posibilidad de favorecer la inciden-
cia de desórdenes neurológicos como el mal de Alzheimer, en enfermos renales
sometidos a diálisis con agua tratadas que tenían más de 0,11 mg/l de Al. No
obstante, la relación entre Al en agua de diálisis y mal de Alzheimer está ac-
tualmente sujeta a revisión.
Desde el punto de vista normativo, se incluye el Al dentro de los compo-
nentes fisicoquímicos de la RTS de 1990, estableciéndose una concentración
máxima en aguas potables de 200 μg/l. En el RD 140/2003 se mantiene el mis-
mo valor máximo admisible, incluyéndose el metal ahora dentro de los deno-
minados parámetros indicadores.
2) Antimonio
3) Arsénico
han podido medir hasta 70 μg/l. Respecto a esto, la principal fuente antropo-
génica contaminante de As hacia las aguas son los pesticidas que lo contienen
en su formulación.
En relación a las aguas superficiales, en la mayoría de los países de Europa
no se superan los 5,0 μg/l de As y raramente los 10 μg/l. En otras zonas del
mundo, comparativamente, los niveles de As en aguas son notablemente supe-
riores, como los 0,6 hasta 2,0 mg/l en Taiwan, los 3,0 mg/l en Japón (ambos
países con una importante actividad volcánica actual), entre 0,9 y 3,4 mg/l en
Argentina y hasta 1,7 mg/l en zonas de EE UU.
El As (como otros metales o metaloides) puede ser bioacumulado en los or-
ganismos acuáticos, pero no parece tener efecto fisiológico conocido. La meti-
lación biológica de compuestos inorgánicos de As en el medio ambiente sí está
muy estudiada. Por otro lado, si bien este elemento no resulta carcinogénico a
nivel de bioensayos, puede inducir aberraciones cromosómicas en una amplia
variedad de cultivos celulares, incluyendo células humanas. Además, el As en
forma inorgánica sí ha sido documentado como una sustancia claramente car-
cinogénica para el ser humano, siendo incluido por la IARC en el grupo 1. Una
vez que este penetra en el organismo experimenta un proceso de bio-transfor-
mación rindiendo el compuesto metilado como ya se indicó más arriba; bajo
esta forma se va acumulando en el sistema renal y en la piel. La ingestión de As
provoca la irritación de las membranas gástricas, así como la contracción in-
voluntaria de muchos músculos, con lo que puede desembocar en alteraciones
cardiológicas graves e incluso en la muerte del individuo. Además, la acumu-
lación del metaloide en la piel puede provocar procesos patológicos diversos y
contribuir al desarrollo de cánceres de piel en el ser humano afectado.
La Directiva Europea sobre agua de consumo humano y el RD 140/2003 in-
cluye al As entre los parámetros químicos, fijándole una concentración máxi-
ma de 10 μg/l, con lo cual se reduce a un quinto la concentración límite esta-
blecida en la RTS de 1990, que inscribía al As entre los componentes tóxicos de
un agua de consumo público.
4) Bario
5) Berilio
Metal de escasa presencia en aguas naturales, sus sales más comunes son
los cloruros, nitratos y sulfatos, todos ellos con una solubilidad de alta a mo-
derada en el orden citado. En aguas continentales la concentración media de Be
varía desde 0,01 a 1,2 μg/l. Su principal particularidad es de la de poder ser
bio-concentrado por el fitoplancton y otros organismos depredadores de aquél
(zooplancton) en un factor de hasta tres órdenes de magnitud.
6) Boro
7) Cadmio
el río Yantzé los más bajos. Además, en aguas de lagos naturales de Europa,
EE UU y Rusia, las concentraciones de Cd variaban entre 0,67 ng/l y 110
ng/l, correspondiendo los valores más altos a lagos de Suecia, y los más bajos
al lago Ontario (Norteamérica).
El Cd es un metal que experimenta fenómenos de bioacumulación en el or-
ganismo de manera similar a la que se comentará en su momento para el mer-
curio. En concreto, el Cd es fácilmente adsorbido por las raíces de los vegeta-
les (especialmente arroz y trigo) regados con aguas contaminadas por el
elemento, ingresando subsiguientemente en el ser humano mediante ingesta de
estos vegetales o de alimentos contaminados, o bien directamente mediante el
consumo de agua rica en Cd.
El destino final del Cd en el organismo es el hígado, los riñones y el siste-
ma óseo (donde se intercambia por calcio) y debido a la muy lenta tasa de eli-
minación del metal, su incremento en el cuerpo es sostenidamente creciente.
Sus efectos toxicológicos dependen de la cantidad ingerida, y pueden variar
desde simples dolores de estómago hasta daños mucho más graves en los
pulmones. Además, las exposiciones prolongadas al Cd pueden causar altera-
ciones renales y en el sistema óseo del individuo. Todas estas alteraciones se
agrupan bajo la denominación de enfermedad de Itai-Itai, que se detectó por
primera vez en la ciudad japonesa de este nombre, como resultado del consu-
mo habitual por la población de pescado con altas tasas de Cd. A su vez,
este pescado había ingerido Cd a consecuencia del enriquecimiento en el con-
taminante de las aguas costeras de aquella zona que estaban siendo contami-
nadas por efluentes industriales procedentes de una mina de zinc próxima a la
ciudad.
Aunque los efectos carcinogénicos de las sales de Cd tomadas por vía oral
no han sido probados totalmente hasta el presente y su genotoxicidad tampoco
está clara, la IARC incluye tanto al metal como a sus compuestos en el grupo
2A, calificándolo como probablemente carcinógeno para el ser humano.
Habida cuenta de la toxicidad general de este metal, ya en la RTS de
1990 el Cd se incluía dentro de los componentes tóxicos, fijándosele una con-
centración máxima de 5,0 μg/l en aguas potables, la más baja después del
mercurio; este límite no varía en al RD 140/2003 sobre aguas de consumo
humano, si bien el metal se incluye entre los denominados parámetros quí-
micos.
8) Calcio
9) Cobalto
10) Cobre
0,1 mg/l pero indicándose que a partir de 3 mg/l pueden aparecer en el agua
problemas organolépticos y corrosiones en la red. En el RD 140/2003 sobre
aguas de consumo humano, se incluye este metal dentro de los parámetros
químicos, con una concentración máxima permitida igual a 2,0 mg/l, superior
al nivel guía anterior pero inferior al nivel comprobado como causante de pro-
blemas en el agua de consumo o redes de distribución de aguas.
11) Cromo
12) Estaño
Los compuestos de Sn son poco frecuentes en la naturaleza, estando espe-
cialmente asociado con sales de otros metales más abundantes como plomo y
zinc. Presenta este elemento dos estados principales de oxidación, de forma que
el Sn4+ forma varios complejos clorurados así como con oxalato, de alta esta-
bilidad, mientras que el Sn6+ también forma varios complejos con cloruro, con
oxalato, con fluoruro y con sulfuro, asimismo muy estables. Finalmente, tanto
los sulfuros estannosos (Sn4+) como estánnicos (Sn6+) son ligeramente solubles.
Aparte de las pequeñas cantidades de estaño naturalmente aportadas a un
agua, otra fuente importante de este metal hacia los cauces naturales es la pro-
cedente del Sn asociado a las formulaciones de pesticidas empleados en la lu-
cha contra las plagas de caracoles. En cualquier caso, estos compuestos orgá-
nicos de estaño son fácil y rápidamente degradados a través de reacciones
fotoquímicas o biológicas en la propia naturaleza.
Por lo dicho más arriba, las concentraciones de Sn en aguas naturales son
muy bajas, no superando habitualmente los 10 μg/l. Además, en aguas de con-
sumo no suelen exceder de sólo 2 μg/l. Sin embargo, el amplio uso de Sn en
fontanería ha hecho que se incremente paulatinamente el contenido en este me-
tal en las aguas de bebida.
Desde el punto de vista fisiológico, tanto el Sn orgánico como el inorgáni-
co son pobremente adsorbidos por el tracto intestinal, siendo rápidamente ex-
cretados y no acumulándose en los tejidos. De acuerdo con las evidencias
existentes, el Sn no muestra acción teratogénica o embriotóxica en ensayos de
laboratorio en vivo, aunque niveles excesivos de Sn en los alimentos pueden
provocar irritación gástrica aguda en el ser humano.
13) Hierro
El Fe, tanto en forma de compuestos divalentes como trivalentes (ambos
son los mayoritarios dentro de la amplia gama de estados de oxidación de
este elemento químico) ocupa el cuarto lugar en abundancia en la corteza te-
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 41
rreste de nuestro planeta. Los compuestos más frecuentes son hidróxidos, car-
bonatos y sulfuros.
El Fe2+ suele formar variados complejos con aminas, compuestos orgánicos
hidroxilados, hipofosfitos, oxalato y cianuro, sobre todo. Además, forma sales
moderadamente solubles como carbonatos, cianuros, oxalatos, fosfatos y sul-
furos. Por su parte, el Fe3+ es complejado por iones cloruro, sulfato, tiocianato
y acetato, con los que forma complejos de baja estabilidad. En contraste, los
complejos de Fe trivalente y fluoruro, pirofosfato, fosfato, compuestos orgáni-
cos hidroxilados y oxalato son mucho más estables. Por último, los fosfatos y
sulfuros de Fe3+ son sales moderadamente solubles.
El Fe presente en un agua proviene de la disolución de rocas y minerales
que lo contienen, así como de las aguas residuales procedentes de la producción
de acero y otros materiales. En general, el Fe se encuentra en forma trivalente
en las aguas naturales superficiales, variando su concentración típicamente
entre 0,01 mg/l y 0,30 mg/l, no superándose estos niveles, ya que a valores de
pH en torno a la neutralidad (pH = 7,5 que son los habituales en cualquier agua
natural) ya se produce la precipitación de Fe(OH)3 hidratado, que es la sal
más común en medios hídricos oxigenados.
Por contra, las sales de Fe divalente son apreciablemente más solubles, co-
menzando su precipitación por debajo de valores de pH = 6,0. De este modo,
las aguas subterráneas (o aguas profundas de lagos y embalses) ricas en CO2 y
poco oxigenadas, presentan con frecuencia más altos contenidos en Fe total que
las aguas de superficie bien aireadas. Este proceso se favorece por la elevada
estabilidad de los complejos entre Fe2+ y materia orgánica, que por otro lado
pueden provocar graves problemas en la subsiguiente potabilización de este
tipo de aguas. Respecto a esto, aguas profundas de embalses y lagos práctica-
mente desprovistas de oxígeno disuelto (<2,0 mg/l de O2) pueden contener can-
tidades superiores a algunos mg/l, o incluso del orden de algunas decenas de
mg/l de Fe total. De este modo, las concentraciones de este metal en aguas na-
turales pueden oscilar muy ampliamente (dependiendo de su origen concreto)
entre sólo algunas décimas de μg/l y 50 mg/l.
La dinámica del Fe en lagos y embalses ha sido profusamente estudiada
desde hace muchos años (Figura 1.9): ésta evoluciona desde unas bajas con-
centraciones de Fe total con abstracción de la profundidad del agua del lago,
período que coincide con el de mezcla térmica y con el de una situación de ele-
vada oxigenación en toda la masa hídrica, hasta elevados contenidos (sobre
todo de Fe divalente) en las aguas más profundas (y desoxigenadas) del lago
durante el período de estratificación térmica. Estas altas cantidades de Fe di-
valente se generan tanto mediante reducción química como biológica a partir de
los precipitados de Fe trivalente existentes en los sedimentos y fangos del
fondo del lago. Este comportamiento es similar al exhibido por el fósforo.
Además, la contribución de los fenómenos de oxidación-reducción entre Fe di-
valente y trivalente, por vía fotoquímica, producidos en aguas superficiales tam-
poco deben ser descartados con relación a este ciclo global del Fe en las aguas.
42 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
5,5 E. Guadalmellato
(Media 1980-91)
Metros de profundidad
12,5
18,5 Octubre
(estratificación térmica)
24,5
Marzo (mezcla)
14) Litio
15) Magnesio
16) Manganeso
E. Guadalmellato
(Media 1980-91)
5,5
Metros de profundidad
12,5
Octubre
18,5 (estratificación térmica)
24,5
Marzo (mezcla)
17) Mercurio
18) Molibdeno
Este elemento forma dos tipos de compuestos: como metal propiamente di-
cho, y como oxoácido. Desde el punto de vista de la solubilidad, bromuro, clo-
48 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
ruro y sulfuro de Mo son ligeramente solubles en agua, al igual que los molib-
datos de la mayoría de los metales no alcalinos. Por otro lado, el Mo se en-
cuentra en un gran número de complejos en función de su estado de oxidación:
el Mo3+ forma complejos con cloruro, oxalato, y tiocianato; el Mo6+ con cloru-
ro, fluoruro, fosfato, arseniato, vanadato, citrato, tartrato y oxalato.
Si bien las concentraciones de este metal en aguas naturales no superan los
0,05 μg/l, en zonas con actividades mineras los niveles pueden incrementarse
hasta más de 0,20 μg/l por encontrarse el metal asociado como impureza a va-
rios minerales de aprovechamiento industrial. Con respecto a aguas de bebida, el
contenido de Mo no excede habitualmente de 0,01 μg/l. Finalmente, este metal
está considerado como elemento esencial para el ser humano formando parte de
la estructura de las oxidasas que metabolizan xantina, aldehidos y sulfitos.
Hasta la fecha, no se han demostrado efectos tóxicos del Mo en el hombre.
19) Níquel
20) Plata
21) Plomo
22) Potasio
23) Selenio
24) Sodio
tución natural de sodio por potasio interlaminar en las arcillas, lo que explica por
qué el agua de un río incrementa paulatinamente desde su nacimiento hasta su de-
sembocadura su contenido en sodio, mientras reduce el de potasio.
En aguas naturales continentales, el Na es uno de los metales mayoritarios
siendo el tercero o incluso el segundo en orden de abundancia (hasta 300 mg/l,
en algunos casos), mientras en aguas marinas y salobres se erige como el metal
más abundante: alrededor de 10 g/l. Es conocido el sabor salado que imprime el
Na a las aguas. La percepción de este fenómeno está asociada con la tempera-
tura del agua y con la sal en concreto contenida en el medio; así, los umbrales
de sabor para varias sales sódicas típicas son: 20 mg/l para el carbonato, 150
mg/l para el cloruro, 190 mg/l para el nitrato, 220 mg/l para el sulfato y 420
mg/l para el bicarbonato.
Fisiológicamente, la presencia de altos contenidos de Na en la sangre está
asociado a problemas cardiovasculares, hipertensión, patologías renales y he-
páticas, así como intoxicación en mujeres embarazadas y en niños. La IARC no
lo cataloga como carcinógeno.
Desde el punto de vista normativo, el Na es el único metal o metaloide cuya
concentración máxima en un agua de consumo humano se ve incrementada en
el RD 140/2003 frente al límite existente en la RTS de 1990. Así, se aumentan
los 150 mg/l de 1990 hasta los 200 mg/l, pasando el elemento de estar consi-
derado como componente fisicoquímico a parámetro indicador.
25) Vanadio
26) Zinc
Las materias orgánicas que puede contener un agua son muy numerosas y
variadas. En este sentido, más de 1.000 compuestos orgánicos diferentes han
sido aislados de un agua mediante técnicas de alto poder de separación como
la de ósmosis inversa. En nuestro país, estudios llevados a cabo demuestran la
identificación de varias centenas de compuestos diferentes en aguas de distin-
tos orígenes (ríos Llobregat, Cinca, Guadalquivir, etc.). Entre estos compuestos
cabe citar los halogenados, hidrocarburos aromáticos, aminas y amidas, deri-
vados fenólicos, alcoholes, plastificantes, etc. (ver Tabla 1.5). Una completa re-
visión sobre el tema ha sido realizada por PRITCHARD englobando tanto origen
como comportamiento y destino final de estos compuestos.
El origen de los orgánicos de un agua, evidentemente, puede ser doble: na-
tural y artificial. En el primer apartado se incluyen los compuestos desecho de ac-
tividades vitales de organismos hídricos y no hídricos como puedan ser las ya ci-
tadas cuando se trató el tema de los olores y sabores de un agua (apartado 1.3).
Además, han de citarse ahora las denominadas sustancias o compuestos húmicos,
que provienen de la descomposición (o incluso, polimerización) de restos fun-
damentalmente vegetales en medios acuáticos, y que poseen una gran importan-
cia desde el punto de vista del tratamiento y depuración de aguas.
Respecto a las sustancias que se encuentran en un agua y debidas a la ac-
ción humana, pueden a su vez subdividirse entre, materias puramente biológi-
cas resultantes del metabolismo humano (o excretas orgánicas) y las sustancias
orgánicas de síntesis, potencialmente mucho más contaminantes: plaguicidas,
insecticidas, fungicidas, residuos de industrias químicas, farmacéuticas, pe-
troquímicas, metalúrgicas, alimentarias, etc. Menciónense asimismo los pro-
ductos indeseables resultantes en mayor o menor medida del tratamiento y
depuración de un agua (por ejemplo, trihalometanos, ácidos holoacéticos
y compuestos organoclorados en general).
De este modo, un agua natural no contaminada contendrá especialmente,
metabolitos orgánicos (producidos por algas, bacterias, etc.) y sustancias hú-
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 55
Halogenados Cloroformo
Tetracloruro de carbono
3-cloropiridina
Ácido 6-cloropicolínico
Ácidos Propiónico
Butírico
Benzoico
Fenilacético
Oléico, esteárico, palmítico
Detergentes Polietilenglicoles
Alquifenoles polietoxilados
Alcoholes polietoxilados
Sulfatos de alquiléter
OH C—OH
HO O HO O
C C C C
O OH O OH
O OH
C OH C C
HO O O
C OH OH
O OH
O OH O OH
OH C C
O O
C C
HO OH
O
C C O HO OH
HO
C OH OH OH
HO O
FIGURA 1.11. Estructura química de una sustancia húmica: ácido fúlvico.
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 57
1.13.2. Trihalometanos
1.13.3. Fenoles
1.13.4. Detergentes
Detergentes comerciales
ANIÓNICOS
Alquisulfatos primarios R1—SO4—CH3
R1
Alquisulfatos secundarios CH—SO4—CH3
R2
Alquisulfonatos R1—SO3—CH3
Alquilbencilsulfonatos CH3
NaSO3—
de cadena ramificada (ABS)
—C2H4—C—C2H5
CH3
Alquilbencilsulfonatos C3H7
NaSO3—
de cadena lineal (LAS)
—CH
C3H7
NO IÓNICOS
Alcoholes polioxietilénicos R1—O—(CH2—CH2O)n – 1—CH2—CH2OH
CATIÓNICOS
+
Derivados de amonio R1
cuaternario halogenados
R2—N— X–
R2
a) toxicidad (que actúa también sobre los organismos superiores, pero ate-
nuada por la mayor complejidad metabólica de estos frente a los orga-
nismos de bioquímica más simple);
b) elevada resistencia a la degradación o persistencia;
62 FISICOQUÍMICA Y MICROBIOLOGÍA DE LOS MEDIOS ACUÁTICOS
1) DDT
Para terminar, indíquese que el DDT actúa sobre el sistema nervioso. Tam-
bién se ha comprobado su efecto carcinogénico en estudios con animales de la-
boratorio que desarrollaban tumores de hígado. No obstante, no se ha podido
comprobar ciertamente su potencial teratogénico.
2) Aldrín y dieldrín
3) Hexaclorobenceno
4) Lindano
5) Herbicidas
Sin duda, las triazinas son las mayoritariamente aplicadas, y dentro de este
grupo, la simazina y atrazina. La simazina es la 2-cloro-4,6-bisetil-s-triazina, y
la atrazina, la 2-cloro-4 etil-6-isopropil-s-triazina. Mientras la primera es poco
soluble en agua (5 mg/l) la atrazina es notablemente más soluble (70 mg/l). De
cualquier forma, ambas son adsorbidas por las arcillas del suelo, lo que unido a
su baja solubilidad explica su alta persistencia después de su aplicación, así
como su lenta cinética de ingreso en el medio hídrico. A este respecto, y según
datos recientes de los Países Bajos, casi el 50% de captaciones de aguas su-
perficiales y subterráneas presentaban contenidos en atrazina menores que 10
ng/l, y el 90% contenían menos de 10 ng/l de simazina.
Idénticas conclusiones se extraen de otros estudios realizados en EE UU,
donde se obtuvieron concentraciones entre <1,0 y 54 ng/l para aguas subterrá-
neas. En nuestro país, aguas de la zona de Barcelona presentaron asimismo ba-
jos niveles de simazina y atrazina, comprendidos entre 0,5 y 20 ng/l.
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 65
a) CH2 CH—CONH2 b)
O CH2
c) CH2—CH—CH2Cl d) ClCH O
CH2
Cl Cl
e) CH2—CH2 f)
g) h)
i) j) Cl2C CCl2
inferiores a 0,05 μg/l, llegando en algún caso a 0,11 μg/l. Estudios más re-
cientes, por contra, han cifrado el contenido en diversos tipos de HAPs para
aguas de ríos españoles fuertemente contaminados de Cataluña en valores cer-
canos a 100 μg/l, más altos que los recogidos en referencias anteriores.
DINÁMICA FISICOQUÍMICA DE AGUAS 67
1.13.7. Acrilamida
1.13.8. Benceno
1.13.9. 1,2-dicloroetano
1.13.10. Epiclorhidrina
La epiclorhidrina es rápidamente absorbida tanto por vía oral como por in-
halación o por exposición dérmica, ya que es capaz de unirse químicamente de
forma eficiente a los componentes celulares de las diferentes zonas del cuerpo
con que entra en contacto. Así cuando es inhalada puede provocar daños en el
sistema nervioso central, al mismo tiempo que carcinomas en la cavidad nasal
y tracto respiratorio; finalmente, una vez en el estómago puede causar tumores
gastrointestinales.
Por otro lado, se ha demostrado la genotoxicidad de la epiclorhidrina en en-
sayos con células y con microorganismos, realizados tanto in vitro como in
vivo. Todas estas evidencias han hecho que la IARC la haya incluido en el gru-
po 2A, como probablemente carcinogénico para el ser humano.
1.13.11. Tetracloroeteno
1.13.12. Tricloroeteno
Al ser una de las sustancias más empleadas por la sociedad actual (en la
producción de PVC) esto hace que su concentración en el aire de las ciudades
de nuestro continente se sitúe entre 0,5 y 0,1 μg/Nm3. Como efecto asociado se
han encontrado trazas de cloruro de vinilo en alimentos, suelos y aguas natu-
rales y, por extensión, tratadas. En estas últimas se suelen medir cantidades del
orden de algunos μg/l, oscilando entre 1,4 y 10 μg/l, mientras que en aguas sub-
terráneas las concentraciones pueden a veces superar la centena de μg/l. Tén-
gase en cuenta al respecto, la posibilidad de que tanto tetracloroeteno como tri-
cloroeteno en ambientes hídricos con ausencia de oxígeno forman cloruro de
vinilo. Para finalizar, un caso extremo son las aguas residuales industriales, que
en alguna ocasión han presentado hasta 20 mg/l del compuesto (así en zonas de
Estados Unidos).
La toxicidad de esta sustancia una vez en el organismo está potenciada por
su posibilidad de ser metabolizada dentro del cuerpo rindiendo otros com-
puestos más tóxicos y bio-reactivos que el cloruro de vinilo mismo. De esta for-
ma, la sustancia puede afectar muy negativamente al hígado sobre todo. En es-
tudios con animales de laboratorio, el cloruro de vinilo es capaz de desarrollar,
tanto por ingestión vía inhalación como vía administración oral, una amplia
gama de cánceres (en glándulas mamarias, pulmones, piel, angiosarcomas de
hígado) en ratones, ratas y hamsters. Por otro lado, bioensayos llevados a cabo
tanto in vivo como in vitro han indicado que esta sustancia presenta carácter
mutagénico.
Finalmente, en estudios epidemiológicos sobre poblaciones expuestas a
altas concentraciones del contaminante se ha probado una asociación entre
exposición y desarrollo de angiosarcomas de hígado. Además, parece con-
cluirse en muchos estudios la relación entre exposición a cloruro de vinilo y
aparición de tumores cerebrales, pulmonares y linfáticos. Todas estas eviden-
cias han hecho que la IARC califique al cloruro de vinilo como carcinógeno
para los seres humanos, incluyéndolo dentro del grupo 1.
ENERGIA / MEDIOAMBIENTE
ISBN 978-84-9969-775-8