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EDUARDO
En este pequeño escrito trato de poner por manifiesto algunos de los puntos
centrales de la carta encíclica “fides et ratio " con respecto a algunos fundamentos
antropológicos que marca de la persona del hombre, así como la importancia que
tiene como ser intelectual-racional y hombre de fe-religioso.
Como menciona Juan Pablo II en su carta (El hombre tiene muchos medios
para progresar en el conocimiento de la verdad, entre estos se destaca la filosofía,
que contribuye directamente a formular la pregunta sobre el sentido de la vida y a
trazar la respuesta).
Dentro de la fides et ratio se dice que (la filosofía y las ciencias tienen su
puesto en el orden de la razón natural, mientras que la fe, iluminada y guiada por
el espíritu, reconoce el mensaje de la salvación la “plenitud de gracia y de verdad”.
La verdad profunda de Dios y de la salvación del hombre que transmite dicha
revelación, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la revelación) como
fundamento primero del hombre se tiene Dios en quien el hombre encuentra su
plenitud, para poder acceder al conocimiento tanto de la razón que es iluminada
por Dios y a la fe que es don del mismo Dios.
Esta es una verdad ofrecida al hombre y que él no puede exigir; otro de los
fundamentos que se muestran al hombre, es que es el mismo (Dios que siempre
ha sido considerado por la iglesia como un momento de elección fundamental, en
la cual esta implicada toda la persona. La persona, al creer, lleva a cabo el acto
más significativo de la propia existencia; la libertad y la certeza de alcanzar la
verdad).
Y solo me resta concluir, como tal vez es ya muy sonado pero muy cierto
que, así como la sal le corresponde al mar, como el aire a la creatura, así es, a mi
parecer, que la razón y la fe le pertenecen de suyo al hombre.