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PARTE 5
Los valores de nuestra casa apostólica
La visión está fundamentada o sostenida por valores de reino. De otra manera, no seguiría el
diseño de Dios. Los valores que sostienen nuestra casa apostólica son:
1. Dios. Creemos que es un Dios trino: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, el cual es
uno. A El amamos con toda nuestra alma, espíritu y mente, y con todas nuestras fuerzas. El
es la prioridad de nuestro amor, obediencia y adoración, sobre todas las cosas. Creemos que,
si nos quitan a Dios, nos quitan la vida misma.
“Aquél, respondiendo, dijo: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo”. (Lucas 10:27)
“Y creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; varón y hembra los creo”.
(Génesis 1:27)
3. El valor de la palabra y del reino de Dios. Creemos en las escrituras como la verdad
absoluta, total e inspirada por Dios, la cual es el fundamento para nuestra vida.
“Toda la escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia”. (2 Timoteo 3:16)
Creemos cada declaración, cada palabra y cada mandamiento escrito en la biblia y nos
comprometemos a ponerlos por obra.
“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella
serviremos a Dios agradándole con temor y reverencia”. (Hebreos 12:28)
Creemos, también, que el reino de Dios es el gobierno invisible, absoluto y verdadero de Dios.
Hacer su voluntad es nuestra pasión y deseo. Creemos y practicamos sus valores, mentalidad
y leyes.
4. Pasión por el progreso. El deseo de Dios es que prosperemos en todo. Por eso, el
crecimiento constante es un valor para nosotros; madurar, progresar, ir a otras dimensiones y
niveles de fe, visión, gloria y bendición.
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma”. (3 Juan 1:2)
6. El propósito. Creemos que todo ser humano nació y fue creado por Dios con un propósito; y
que cuando lo descubre, si lo desarrolla, deja un legado aquí en la tierra. Entonces, puede
decirse que una persona tiene o tuvo éxito.
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que
alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.
(Eclesiastés 3:11)
7. El carácter de Cristo. Creemos que la meta de todo hombre y mujer en la tierra es, cada día,
formar más el carácter de Jesús en su vida. Es decir, ser lleno de bondad, integridad,
humildad, temor de Dios, santidad y madurez. Creemos que Jesús es nuestro modelo, el cual
tenemos que imitar, honrar, glorificar, adorar y seguir hasta que regrese.
“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a
la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. (Romanos
8:29)
Nuestra misión es predicar las buenas nuevas del evangelio del reino a toda persona; para luego
afirmar, consolidar, alimentar, sanar, equipar y restaurar a cada individuo que ha conocido a Jesús,
para que sirva en la obra del ministerio del reino de Dios.
Evangelizar. Llevar las buenas nuevas del reino de Dios a los pobres de espíritu, los quebrantados
de corazón, los cautivos, los ciegos, los oprimidos, los enfermos y a toda persona sobre la faz de la
tierra por todos los medios disponibles.
Afirmar. Llevar a cada creyente a ser discípulo y un fuerte líder en el reino de Dios,
fundamentándolo en los valores del reino y la doctrina apostólica; renovando así su mentalidad
para que su ser total sea transformado en espíritu, alma y cuerpo.
Enviar. Comisionar a cada discípulo para que haga la voluntad de Dios y llegue a su destino,
llevando el reino adondequiera que vaya. Enviar lideres con armas poderosas para extender el
reino de Dios por la fuerza, echando fuera demonios, sanando a los enfermos, haciendo señales,
milagros, maravillas y prodigios; resucitando muertos, predicando, enseñando y profetizando, para
causar una reforma y un impacto en la sociedad. Todo esto, con el propósito final de transferir un
legado de bendición, prosperidad y justicia a las próximas generaciones.
En estas preguntas, se contesta quienes somos (identidad), cuál es nuestro propósito (destino),
cuáles son nuestros valores (fundamento del ministerio), nuestra misión (mandato), nuestra visión
(dirección).
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