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Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, y te pido me
fortalezcas para no seguir por el camino del pecado, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuere impuesta.
Amén.
Padre misericordioso, en unión con la Iglesia Triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de
las almas del Purgatorio. Recuerda tu eterno amor por ellas y muéstrales los infinitos méritos de
tu amado Hijo.
Dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad. Dios, Padre
celestial, te doy gracias por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los
fieles difuntos.
Amable Salvador, Jesucristo. Eres el Rey de reyes en el país de la dicha. Te pido que por tu
misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio, en particular, N... Llévalas de la
prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu gloria. Amable
Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre,
salvandolas de la muerte eterna.
Dios Espíritu Santo, enciende en mí el fuego de tu divino amor. Aviva mi fe y confianza, acepta
benignamente las oraciones que te ofrezco por las almas que sufren en el Purgatorio.
Quiero aplicar los méritos de esta devoción en favor de toda la Iglesia Sufriente y en especial
por mis difuntos padres, hermanos, hermanas, bienhechores, parientes y amigos.
Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.
Dios Espíritu Santo, te doy gracias por todos los beneficios con que has santificado, fortalecido
y aliviado a estas benditas almas y en especial por consolarlas en los actuales sufrimientos con
la certeza de la felicidad eterna. Que pronto se unan contigo y oigan aquellas benditas palabras
que las llaman al hogar del Cielo: "¡Vengan, los Bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del
Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo" en el hogar perfecto
más allá del sol. (Mt 25, 34).
Dios misericordioso, Dios clemente y amoroso que con infinita bondad siempre nos perdonas y
quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la
intercesión de María Santísima
y de todos los Santos, concedas a las Almas de nuestros padres, hermanos,
parientes, amigos y bienhechores.
Ya todas las que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión en la Eterna Gloria.
1- María Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas Almas por las cuales tengo, o pueda tener,
alguna obligación, sea de agradecimiento, claridad o de justicia.
2- María Reina del Purgatorio, te ruego por las Almas más abandonadas y olvidadas y a las
cuales nadie recuerda, tú Madre que te acuerdas de ellas, adjudícales los méritos de la Pasión
de Jesús, tus méritos y los de los Santos, y alcancen así el descanso eterno.
3- María reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel
lugar de sufrimientos, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas
misericordias del Señor.
4- María Reina del Purgatorio, te ruego de modo especial por aquellas Almas que han de estar
más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la Divina Justicia, ten compasión y piedad de ellas, y
ya que no pueden merecer sino sólo padecer, acorta sus penas y derrama sobre estas Almas el
bálsamo de tu consuelo maternal.
6- Virgen Santísima, Madre de la humanidad, te pido que así como me acuerdo de las Benditas
Ánimas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis
pecados.
En ti Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo y sé que no he de quedar defraudado.
Amén.
7- Benditas Ánimas del Purgatorio, almas Santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a
Dios por nosotros que rogamos por vosotras, para que el Señor os dé su Santa y Eterna Gloria.
Amén.
¡Oh Jesús Redentor del hombre! Te ruego dejes caer una gota de tu Preciosísima Sangre sobre
🙇
cada pecador que vaya a morir en éste día de muerte natural e imprevista, perdonale sus
pecados y dale tú amor eterno. Amén
Pedir a las Ánimas Benditas del Purgatorio que oren a Dios por el problema, o necesidad, o
cualquier asunto que preocupa y se quiere solucionar cuanto antes.
Que mediante la intercesión de nuestra Santa Madre María, por medio de los
arcángeles san Miguel, san Gabriel, y san Rafael, nuestro buen Dios
- Torne humildes los corazones orgullosos.
- Fortalezca los corazones que tienen miedo,
- Consuele los corazones que sufren,
- Libere los corazones oprimidos,
- Ilumine los corazones engañados y
- Sane los corazones que odian.
Las almas del purgatorio nos suplican que las ayudemos.
Nos devolverán ese favor de maneras siempre sorprendentes, para que le brinde tanto
honor y felicidad a la Trinidad, en la tierra como tú lo garantizaste con esta oración.
Que esta se derrame sobre tu santa humanidad para la glorificación de tus dolorosas
heridas y la preciosísima Sangre que tú derramaste de ellas.
Oh Madre de bondad
Oh Madre de bondad,
- No me olvides cuando yo de ti me olvide.
- No me abandones cuando yo te abandone
- Búscame cuando me esconda
- Y llámame cuando me aparte de ti
- Ven a mi encuentro cuando huya
- Sígueme con tu celestial mirada
- Domame en caso me rebele contra ti
🙇
- Levantame cuando caiga
- Condúceme por tu camino cuando me extravíe. Amén
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DOMINGO
ORACIÓN POR LAS ÁNIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO
Señor, Dios todopoderoso, os suplico por la sagrada sangre que Jesús, vuestro divino Hijo, a
derramado en el huerto de los olivos, liberad a las almas del purgatorio, en particular el alma
más abandonada, afín de que, llegando a la gloria eterna, os alabe y bendiga para siempre. Así
sea.
Padre Nuestro:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase
Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo, el pan nuestro de cada día dánosle hoy,
perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes
caer en tentación y líbranos del mal, Amén.
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita Tú eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no deseches mi humilde ruego.
Si examinas al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto Él es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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LUNES
Padre Nuestro:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase
Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo, el pan nuestro de cada día dánosle hoy,
perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes
caer en tentación y líbranos del mal, Amén.
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no desechéis mi humilde ruego.
Si examináis al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto El es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
María Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas Almas por las cuales tengo, o pueda tener,
alguna obligación, sea de agradecimiento, claridad o de justicia.
María Reina del Purgatorio, te ruego de modo especial por aquellas Almas
que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la Divina Justicia, ten compasión y
piedad de ellas, y ya que no pueden merecer sino sólo padecer, acorta sus penas y derrama
sobre estas Almas el bálsamo de tu consuelo maternal.
En verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos
imaginarlas siquiera, intercede Madre nuestra por ellas, y Dios escuchará tu Oración,
En ti Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo y sé que no he de quedar defraudado. Amén.
Benditas Ánimas del Purgatorio, almas Santas, almas pacientes, almas cautivas, rogad a Dios
por nosotros que rogamos por vosotras, para que el Señor os dé su Santa y Eterna Gloria.
Amén.
y pedir a las Ánimas Benditas del Purgatorio que oren a Dios por el problema, o necesidad, o
cualquier asunto que preocupa y se quiere solucionar cuanto antes.
Hacer la oración y los rezos tres días seguidos.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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MARTES
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no desechéis mi humilde ruego.
Si examináis al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto El es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
LLAMADO DE AYUDA A LOS SANTOS ÁNGELES PARA AYUDAR A LAS ALMAS DEL
PURGATORIO
Jesús, Señor Nuestro, Tú pasaste la noche anterior a tu pasión en el Huerto de los Olivos, en
Getsemaní.
Haz conocido todos los pecados del mundo, una carga que te aplastó e hizo sudar sangre. Los
apóstoles se quedaron dormidos y no tuvieron fuerzas para velar contigo durante las horas más
duras. Solamente tu Padre Celestial se conmovió y te envió un ángel para consolarte y darte
fuerzas durante tu angustia de muerte.
Señor, mira a nuestros hermanos y hermanas en el Purgatorio. Ellos sufren más de lo que
pueden sufrir un humano en la tierra y Tú deseas que seamos compasivos con su angustia y
sufrimiento. Tú nos das la oportunidad de hacer algo por ellos, de vigilar con ellos, de rezar por
ellos, de ofrecer algo en su nombre; pero principalmente, les podemos ofrecer la Santa Misa.
Sí, también podemos enviar a nuestro Ángel Custodio para que éste, con el poder de tu
Sangre, los consuele y fortalezca. ¡Cuán misericordioso fue Dios en el Huerto de los Olivos! De
la misma manera Él desea que nosotros también seamos misericordiosos con la Iglesia que
sufre en el Purgatorio.
Jesús, recuerda tu soledad en el Huerto de los Olivos. Recuerda cuán bien te hizo cuando el
Ángel de tu Padre Celestial te fortaleció y te contuvo. Enséñanos a ser tan misericordiosos y
amorosos como tu Padre, y llena a las Almas del Purgatorio del mismo consuelo que Tú
recibiste en el Huerto de los Olivos. María, Reina de los Ángeles, ten piedad de tus hijos que
sufren en el Purgatorio.
Envía a Tus Ángeles para que los ayuden. Arcángel San Miguel, Arcángel San Gabriel,
Arcángel San Rafael, los nueve coros de los Santos Ángeles, los Serafines y Querubines, los
Tronos y las Dominaciones, los Príncipes y los Poderes, los Arcángeles y Ángeles, les
pedimos, en nombre de Dios y en el nombre de su Reina, la Preciosísima Virgen María, que
vayan rápido y ayuden a nuestros hermanos y hermanas en el Purgatorio.
Ellos sufren mucha angustia, ellos tienen sed de Dios Eterno más que un siervo tiene sed del
agua de una vertiente. Denles fuerzas y guíenlos hacia el camino del Padre celestial. Amén.
Santísimo es el sudario donde fue envuelto el cuerpo Cristo, descendido por José de Arimatea
de la santa cruz, instrumento de la muerte de Nuestro Señor Jesús.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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MIERCOLES
Padre Nuestro:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase
Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo, el pan nuestro de cada día dánosle hoy,
perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes
caer en tentación y líbranos del mal, Amén.
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no desechéis mi humilde ruego.
Si examináis al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto El es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
LOS MIÉRCOLES .
ORACIÓN DE SAN JOSÉ POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos: nosotros, los redimidos por la muerte y
resurrección de tu Hijo. Te pedimos que acojas con bondad a tus siervos difuntos, y pues
creyeron en la resurrección de tu Hijo. Te pedimos que acojas con bondad a tus siervos
difuntos, y pues creyeron en la resurrección futura, merezcan alcanzar los gozos de la eterna
bienaventuranza. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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JUEVES
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no desechéis mi humilde ruego.
Si examináis al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto Él es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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VIERNES
ORACIÓN POR LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO.
Jesucristo, se ha perdido la Virgen lo anda buscando, de huerto en huerto de rosal en rosal,
debajo de un rosal blanco un hortelanito esta, hortelanito por Dios dime la pura verdad sí a
Jesús de Nazaret no lo has visto pasar antes del gallo cantar
Una Cruz lleva en sus hombros que lo hace arrodillar, una Corona de espinas que lo hace
transpirar una soga en su garganta que de ella tirando va entre indios y judíos bien
acompañado va caminemos Virgen pura para el Monte del Calvario.
Que comprendo llegaremos ya lo habrán crucificado ya le clavaron sus pies ya le clavaron sus
manos ya le tiran la lanzada en su divino costado.
La preciosísima sangre que derramó está en el cáliz sagrado
El hombre que la bebiera será bienaventurado
Será Rey en este mundo y en el otro Coronado
Será feliz en la vida y de una infección librado
Quien la sabe y no la reza quién la Oye y no la aprende
El día del juicio sabrá lo que esta oración contiene
Viernes era viernes,
Viernes de la luz donde está Jesús clavado en la cruz
vi venir una mujer Siete leguas del Calvario
dices a mujer cristiana no me han visto pasar al hijo de mis entrañas
Sí señora Aquí pasó 3 horas antes del Alba
con una cruz muy pesada y una soga en su garganta
el que esta oración rezaré todos los viernes del año
sacará una anima de pena y a la suya del pecado amén.
TODOS LOS VIERNES.
ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
POR LOS AGONIZANTES
¡Oh misericordioso Jesús,
abrasado en ardiente amor de las almas!
Te suplico por las agonías de tu sacratísimo Corazón y por los dolores de tu inmaculada Madre,
que laves con tu sangre a todos los pecadores de la tierra que estén ahora en la agonía. Amén.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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SABADO
ORACIÓN POR LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO
Señor, Dios todopoderoso, os suplico por la sagrada sangre que salió del costado de Jesús,
vuestro divino Hijo, y bajo los ojos de su santísima madre, liberad a las almas del purgatorio, en
particular el alma que fue la más devota al Sagrado Corazón de Jesús y de María, afín que sea
admitida en vuestra gloria, para alabaros y bendeciros, Tu que reinas por los siglos de los
siglos. Así sea.
Padre Nuestro:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, vénganos tu reino, hágase
Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo, el pan nuestro de cada día dánosle hoy,
perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, no nos dejes
caer en tentación y líbranos del mal, Amén.
Ave María:
Dios te salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, Santa María madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
De Profundis:
A Vos, Dios mío, dirigí mis clamores desde lo más íntimo y secreto de mi corazón, y desde el
abismo de males en que gemía; socorredme, Os dije, y tened piedad de un miserable.
Mis lamentos y mis suspiros muevan vuestra piedad, para que no desechéis mi humilde ruego.
Si examináis al rigor de vuestra ley el número sin número y la malicia de mis culpas, ¿Quién,
Señor, podrá comparecer ni subsistir en vuestra presencia?
Mas, Vos sois un Dios misericordioso, y la promesa que tenéis hecha de que perdonareis al
que arrepentido se volviere a Vos, me hace esperar lleno de confianza que me miraréis con
piedad.
Vuestra palabra sola es la que me alienta, y ésta es en la que reposa mi alma y de la que
espero su remedio.
Y por eso no ha de haber un solo momento en que Israel no reconozca, que vive pendiente de
solo la bondad y misericordia inagotable de su Dios.
Por cuanto El es su redentor y el que con mano generosa y liberal salva a los hombres.
Y por tanto rescatará prontamente a Israel de todas las maldades que fueron causa de las
calamidades y miserias que padece.
Santísima Virgen María, Reina del purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una
oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación. Dígnate escucharla,
clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu misericordioso Hijo, Amén.
1.- María Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener
alguna obligación, sea de caridad o de justicia.
Dales, Señor, el descanso eterno. Y la luz perpetua les alumbre. Descansen en paz. Amén.
2.- María, Reina del Purgatorio, te ruego por las almas abandonadas, olvidadas y a las cuales
nadie recuerda; tú, Madre, que te acuerdas de ellas, aplícales los méritos de la Pasión de
Jesús, tus méritos y los de los santos, y alcancen así el eterno descanso.
Dales, Señor, el descanso eterno. Y la luz perpetua les alumbre. Descansen en paz. Amén.
3.- María, Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de
aquel lugar de sufrimiento, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas
misericordias del Señor.
Dales, Señor, el descanso eterno. Y la luz perpetua les alumbre. Descansen en paz. Amén.
4.- María, Reina del Purgatorio, te ruego de una manera especial por aquellas almas que han
de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la Divina Justicia. Ten compasión de ellas,
ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abrevia sus penas y derrama sobre estas almas
el bálsamo de tu consuelo.
5.- María, Reina del Purgatorio, te ruego de un modo especial por aquellas almas que más
padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no
podemos imaginarlas siquiera. Intercede Madre nuestra por ellas, y Dios escuchará tu oración.
Oración:
Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas almas del Purgatorio, se
acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En ti, Madre mía,
pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado. Amén.
Muchos buenos y piadosos católicos no conocen del precioso regalo, en forma de indulgencia
plenaria, que nos ofrece la Iglesia a la hora de morir. Ciertamente, son muchos los que por
ignorancia - tanto propia como del clero - llegan a morir sin recibir tan piadosa bendición. Este
acto, realizado con fe, otorga la indulgencia plenaria a la hora de la muerte a los enfermos.
Así pues, todo su dolor, sufrimiento, incomodidades, etc serán ofrecidas al buen Señor para
expiar la culpa de nuestros pecados aún en vida, para así, a la hora de morir, evitar los
horribles pero buenos tormentos del muy Santo Purgatorio. Así pues, si se muere en estado de
gracia y luego de recibir la Indulgencia Plenaria In Articulo Mortis (que aplica a la hora de morir,
y no a la hora en que se realiza la bendición) el alma de ese buen católico será prometida, al
igual que el buen ladrón al lado de Cristo en el Calvario:
El ladrón dijo a Jesús: "Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De
cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc. 23:42,43).
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LAMENTOS DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO.
Hermanos en Jesucristo,
los que oís estos suspiros,
si queréis, podéis sacrnos
de estos lóbregos retiros,
a la Virgen y a los santos
pedidles quieran mediar:
De Getsemaní en el Huerto
sangre sudó el Redentos,
contemplando de estas penas
el gran tormento y rigor:
al Padre Eterno se ofrece,
no cesando allí de orar:
Cuando iba a orar al cementerio por la noche, sentía en tales sepulcros una oscuridad más
profunda que la de la misma noche; esto me parecía más negro que lo enteramente negro,
como sucede cuando se abre un agujero en un paño negro, que el agujero parece aún más
negro que el mismo paño. A veces veía salir de ellos un humo o vaho negro, que me
estremecía. También me sucedía que cuando el deseo de ayudar me impulsaba a penetrar en
estas tinieblas, me sentía repelida hacia atrás. En estos casos la idea de la santísima Justicia
de Dios era para mí como un ángel que me libraba de lo que hay de espantoso en tales
sepulcros. En otros veo como una columna sombría de color gris más clara o más oscura; en
otros una columna luminosa de un resplandor más o menos intenso; pero en muchos no veo
absolutamente nada y esto es lo que más me aflige. Los rayos más o menos claros, más o
menos oscuros, son señales que indican el mayor o menor grado de necesidad de las almas.
Los que no pueden dar señal algunas son las almas más necesitadas, no tienen quien las
socorra ni quien se acuerde de ellas, y como nada pueden hacer por su bien, son las últimas
en la comunicación con el Cuerpo de la Iglesia. Cuando me acerco en oración a estos
sepulcros suelo oír una voz penosa y confusa que sale de lo profundo y suspira diciendo:
¡Socórreme y sácame de aquí! Entonces experimento claramente en mí la misma angustia que
sentiría el que se encontrara enteramente sólo y desvalido. Por estos pobres abandonados
pedía yo siempre con mayor fervor y constancia que por otros; entonces veía salir poco a poco
de tales sepulcros solitarios y vacíos una columna de sombra que se iba aclarando mediante el
auxilio constante de la oración.
Los sepulcros en que veo una columna de sombra más o menos clara son los que contienen
cuerpos cuyas almas no están enteramente abandonadas, ni del todo ligadas y por el grado de
su tormento o por los sufragios y oraciones de sus amigos vivos, están en cierta relación más
o menos consoladora con la Iglesia militante. Estas almas poseen todavía la gracia de dar
señal de sí en la comunidad; están en una corriente nueva hacia la luz y hacia la
bienaventuranza y no ruegan que les ayudemos, ya que ellas no pueden valerse. Lo que
hacemos en su obsequio ellas lo ofrecen a Nuestro Señor por nosotros. Me parecen pobres
cautivos que pueden mover la compasión de sus semejantes ya con algún grito, ya con alguna
súplica, ya extendiendo las manos fuera de la cárcel. Desde niña, y adolescente, era muchas
veces turbada, asustada y maltratada en mi oración en los cementerios, por los espíritus
malditos y aún por el mismo demonio.
Me cercaban espantosos ruidos y apariciones, con frecuencia era derribada a los sepulcros y
sacudida fuertemente; a veces me querían sacar violentamente del cementerio. Pero con la
gracia de Dios nunca he llegado a acobardarme ni a ceder al enemigo un palmo de terreno,
antes bien redoblaba mis oraciones allí donde era más turbada.
¡Cuántas gracias he recibido de las benditas almas del Purgatorio! ¡Ojalá quisieran todos
participar conmigo de esta alegría de socorrer a las almas! ¡Qué abundancia de gracias hay
sobre la tierra! Sin embargo, ¡cuánto se olvida a las almas y se malogran las gracias, mientras
que las almas benditas suspiran por ellas! Allí, en lugares distintos, padeciendo diferentes
tormentos, están estas almas llenas de angustia y deseo de ser socorridas y salvadas. Pero,
por grande que sea su aflicción y necesidad, ellas alaban a Nuestro Señor y Salvador.
Todo lo que hacemos por ellas les causa infinita alegría. Saben bien las almas del Purgatorio
que no hay sobre la tierra ningún pensamiento bueno, ningún deseo en favor de ellas que no
dé algún alivio a sus penas.
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LA PEOR PENA DEL INFIERNO:
EL NO PODER VER NUNCA A DIOS
Aparentemente no hay aquí más que un sólo castigo, que es el de ser quemado por el fuego.
Sin embargo, si cuidadosamente lo examinamos, veremos que son dos, porque el que es
quemado, es también desterrado para siempre del reino de Dios. Y este castigo es más grave
que el primero. Y ya sé que muchos sólo temen al fuego del Infierno, pero yo no vacilo en
afirmar que la pérdida de la gloria eterna es más amarga que el fuego mismo. Ahora, que eso
no lo podamos expresar con palabras, nada tiene de extraño, pues tampoco sabemos la
naturaleza de los bienes eternos para podernos dar certera cuenta de la desgracia que es
vernos privados de ellos.
Cierto, insoportable es el Infierno y el castigo que allí se padece. Sin embargo, aun cuando me
pongas mil Infiernos delante, nada será comparable con la pérdida de aquella gloria
bienaventurada, con la desgracia de ser aborrecido por Cristo, de tener que oír de su boca «no
te conozco», de que nos acuse de que le vimos hambriento y no le dimos de comer. Más
valiera que mil rayos nos cayeran encima, que no ver aquel manso rostro que nos rechaza, y
que aquellos ojos serenos no pueden soportar mirarnos.
Padre Celestial, Tu Amor es eterno. Por Tu amor infinito salvaste al mundo a través de Tu Hijo
Unigénito Jesucristo. Mira a Tu Único Hijo en la Cruz, Sangrando sin cesar, por el amor a Su
pueblo, y perdónanos.
Purifica y bautiza a los niños abortados con la Preciosa Sangre y Agua que brotó del Sagrado
Costado de Tu Hijo, que colgaba muerto en la Cruz para salvarlos, en el nombre del Padre, del
Hijo, y del Espíritu Santo. (se asperja agua bendita)
Que a través de la Santa Muerte de Cristo ellos reciban la vida eterna, por sus Llagas sean
sanados y por su Sangre Preciosa sean liberados. Que se regocijen con los santos en el cielo.
Amén.
“Por medio de esta oración, muchos bebés inocentes no nacidos serán salvados. Récenla
diariamente y háganla saber al mundo entero. Quien enseñe esta oración, no será condenado;
las almas inocentes en el Paraíso no permitirán que se pierdan: Yo con Mi amor y misericordia
lo protegeré para que no caiga en pecado mortal.”
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ORACIÓN QUE CIERRA LAS PUERTAS DEL INFIERNO EL DIA DE TU NUESTRA MUERTE
PARA TODOS LOS VIERNES DEL AÑO.
Nota: ( esta Oración no exime los sacramentos y una vida de gracia )
Oración:
Esta noche tuve un sueño, que en el monte calvario tres cruces yo vi levantar, y en la de
enmedio, yo te vi crucificar.
En tu Divina fuente, te Vi sangrar.
En tu Divina Espalda, te Vi azotar.
En Tus Divinas Manos, te Vi clavar.
Igual que en tus Divinos pies.
Tu Divino Pecho, lo ví abierto por una lanza.
Tu Divina Boca tuvo la amargura de la hiel y el vinagre.
Sí madre, a todo esto tú estuviste presente.
Y una espada de dolor traspasó tu corazón.
Quien rezare esta oración, encontrará a la hora de su muerte cerradas las puertas del infierno,
y las del paraíso abiertas para entrar en la gloria.
Y en ese momento supremo de su vida, nuestra madre la Santísima Virgen María, lo recibirá
para llevarlo a la vida eterna con su hijo Jesucristo.
Del libro: La Pieta.
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ORACIÓN A SAN JOSÉ PARA ALCANZAR UNA BUENA MUERTE (Podemos aplicarla por
nosotros y por los moribundos)
Oh mi Santo protector, glorioso Patriarca San José, que, estando en el lecho de vuestro dulce
tránsito, os visteis rodeado de ángeles y asistido de su Rey, Cristo Jesús, y de su Reina, la
Santísima Virgen María, esposa vuestra, y que con esta amabilísima compañía salisteis en una
paz celestial de esta miserable vida!. Alcanzadme la gracia de perseverar en el bien hasta que
muera reclinado en vuestros brazos. Sí, santo mío, por aquella dulce compañía que Jesús y
María os hicieron hasta la hora de vuestra muerte, protegedme en la mía hasta que me vea con
Vos en el cielo. Compadeceos también de las pobres almas del Purgatorio que invocan vuestra
gracia y poder para con ellas; amparalas y llevalas pronto a vuestra gloria, para que juntas con
la mía, glorifiquemos vuestro santo nombre con el de Jesús y María por todos los siglos. Amén.
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LOS 3 CREDOS A LA SANTÍSIMA TRINIDAD POR UNA BUENA MUERTE Y NUESTROS
DIFUNTOS. Dios y supremo Señor
Rey de los cielos y tierra
Del hambre, la peste y la guerra
Líbranos por tu amor
A DIOS PADRE
Creo en Dios Padre……,
Suplico, Dios Padre, me libres de muerte súbita y desapercibida y de pecado mortal; haz que
sea auxiliado con los santos Sacramentos y buena disposición.
A DIOS HIJO
Creo en Dios Padre…..,
Te suplíco, Dios Hijo, Creador y Redentor mío, pues eres mi Juez, ordenes mi vida de manera
que te de buena cuenta de ella cuando me la pidas.
Dios Padre, yo te ofrezco mis pensamientos buenos: haz que todos los sean.
Dios Hijo, yo te ofrezco mis palabras buenas: haz que todas lo sean.
Dios Espíritu Santo, yo te ofrezco mis obras buenas: haz que todas las sean.
Bendita y alabada sea la santísima Trinidad que crió a María santísima para tanto bien y
remedio nuestro. Amén.
OFRECIMIENTO
Altísima Trinidad, Dios y Señor mío, conozco que nada soy, que nada tengo, ni me es posible
tener: sólo lo que tu divina Majestad me ha dado y quiera concederme. De todo te doy infinitas
gracias y alabanzas, y me ofrezco todo tuyo por tu esclavo, ahora y siempre protestando estar
a tu voluntad santísima en esta vida, hasta ir a cantar tus misericordias en la gloria. Amén
ACTO DE SUMISIÓN
Dios mío, venerando profundamente los designios de tu Providencia, dejo a tu disposición:
Mis bienes, mis esperanzas, mi honra, mi salud, mi vida; cuanto poseo, cuanto amo, cuanto
necesito y cuanto soy, humildemente resignado en todo a tu voluntad santísima: sólo te pido y
espero de tu infinita bondad y de tu infinito amor, como mi Dios, mi Creador, mi Bienhechor y mi
Padre, que te dignes concederme los auxilios de tu divina gracia.
Para que lleve con modestia la prosperidad,
Con paciencia las adversidades,
Con fortaleza las tribulaciones:
Y que cumpliendo puntualmente en cualesquier estado y condición tus preceptos en la tierra,
merezca acompañarte y bendecirte por toda la eternidad entre los bienaventurados en el cielo.
Amén.
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EL PADRENUESTRO DE SANTA MATILDE POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Esto sucedió en Suiza, en Einsiedeln, lugar de peregrinación mariana; era invierno, un día de la
semana y la iglesia estaba casi vacía; Aloisia rezaba con sus padres. Mirando hacia
el altar principal, advirtió la presencia de una religiosa muy mayor, vestida con un hábito muy
antiguo, de una época lejana.
Se dirigió hacia ella y la religiosa le entregó un pliego de oraciones que introdujo
mecánicamente en su bolsillo.
Se produjo entonces algo sorprendente, la puerta de entrada se abrió de repente y Aloisia vio
entrar a una inmensa muchedumbre de peregrinos, todos pobremente vestidos, que caminaban
con pasos silenciosos, como fantasmas: un río de peregrinos de una longitud casi interminable
entraba en la iglesia; había un sacerdote que les indicaba el camino.
La campesina se preguntaba con extrañeza cómo iba a caber esa enorme muchedumbre en la
iglesia. A continuación, se giró un corto instante para encender un cirio y, cuando volvió a mirar
hacia atrás, la iglesia estaba de nuevo tan vacía como al principio.
Llena de asombro, preguntó a sus padres dónde se había ido toda esa gente, Pero ninguno de
los que la acompañaban había observado el desfile de peregrinos y ni visto a la religiosa.
Sin entender lo que sucedía, buscó en su bolsillo el pliego que le había entregado la religiosa;
este pliego que tenía entre sus manos le demostraba claramente que en modo alguno había
soñado.
Contenía una oración que el Señor Jesucristo había enseñado antaño a Santa Mecbtilde, en
una de sus apariciones.
Era el Padrenuestro de Santa Matilde por las almas del purgatorio.
Cada vez que Santa Matilde recitaba esta oración, veía a. legiones de almas del purgatorio
subir al cielo.