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Hace poco menos de dos siglos nuestro país comenzaba su historia como Nación independiente y

soberana. 
Recordemos que en 1816, nuestro país no pasaba por un buen momento ni en lo económico, ni en
lo político. Por otra parte, existía la amenaza permanente de una mayor penetración de tropas
españolas que luchaban por mantener su poder. Güemes apenas lograba controlar los ejércitos
hispanos que avanzaban en el norte del país.
También existían conflictos internos porque no se llegaba a un consenso respecto al sistema
político que se debería implementar. Pero sin embargo, pese a los numerosos desacuerdos y a
todos los inconvenientes, los congresistas reunidos en Tucumán optaron por declarar
solemnemente la independencia respecto de España.
La mañana del 9 de julio de l816, cuando Juan José Paso, luego de leer la proposición dentro de
un clima de gran expectativa, preguntó a los diputados si deseaban que las provincias de la Unión
conformaran una nación libre e independiente de los Reyes de España, lo congresistas
respondieron afirmativamente con una aclamación cerrada y luego, individualmente, ratificaron
la aprobación.
Este consenso unánime respecto a la declaración de la independencia nos hace reflexionar
respecto a la valentía que tuvieron los protagonistas de nuestra historia para hacer frente a sus
diferencias personales y a las dificultades que se les presentaban.
¿Qué enseñanza nos dejan los hombres que construyeron nuestro pasado?
La historia no la hacen solamente los próceres sino también las personas comunes, como cada uno
de nosotros, en nuestro trabajo, en la escuela, en la casa, construyendo para uno y para todos, con
la idea de que mientras más aprendemos más libres somos y más honramos a nuestros
antepasados, cuyos valores están hoy vigentes, en las ideas de independencia y autonomía
económica, cultural y social.
Muchas gracias.

Con el 25 de Mayo de 1810 comenzó en Buenos Aires un proceso revolucionario que perduró
10 añ os. Al principio, los políticos criollos no tenían muy claro el camino a seguir. Algunos
proponían un cambio moderado mientras otros propiciaban una ruptura tajante con Españ a.
Los primeros gobiernos criollos instalados en Buenos Aires no fueron aceptados en varias
zonas del antiguo Virreinato. Se sucedieron juntas, triunviratos, asambleas y directorios en los
cuales cobraron protagonismo liberales y conservadores, representados por Mariano Moreno
y Cornelio Saavedra respectivamente. Los liberales estaban a favor de la independencia, de las
ideas de libertad e igualdad. Los conservadores proponían formar una junta grande con los
representantes de los cabildos del interior y esperar los resultados de los acontecimientos en
Españ a, donde el rey Fernando VII continuaba en prisió n. Fueron má s de diez añ os de guerras
largas y costosas durante las cuales Manuel Belgrano y San Martín lucharon denodadamente
por consolidar la revolució n desatada en Mayo de 1810. En 1815 Fernando VII recuperó su
libertad y envió tropas a sus antiguas colonias americanas para aplastar las rebeliones, pero a
pesar de ello a la regió n del Rio de la Plata no pudo reconquistarla. A principios de 1816
llegaron a Tucumá n la mayoría de los representantes de las provincias para formar parte de
un Congreso General Constituyente con el propó sito de dictar una Constitució n. El país
atravesaba un momento crítico y difícil y el sueñ o de la emancipació n se veía amenazado. En
la sesió n del 9 de Julio, bajo la presidencia de Francisco Laprida, el secretario Juan José Paso
leyó a los congresales la siguiente propuesta para votar: ¿Queréis que las provincias de la
unió n sean una nació n libre e independiente de los reyes de Españ a?... Y antes que pudiera
terminar, todos los congresales y el pú blico asistente reunidos en la histó rica casa de
Tucumá n, aclamando a viva voz y con ardor de justicia, declararon la independencia. Y hoy, a
202 añ os de ese hito en nuestra historia Argentina, nos unimos a esas voces fervorosas con el
compromiso de construir día a día esta independencia que supieron conseguir y que como
ciudadanos y transmisores de valores debemos defender.

Mú ltiples sentidos tuvo la palabra Independencia, por ejemplo, una patria libre de toda
dominació n extranjera. Pero la palabra fue cambiando de connotació n con el transcurso del
tiempo. Acaso la independencia radique para nosotros, argentinos y latinoamericanos, en dar
a nuestros pueblos má s educació n y los instrumentos culturales que les permita distinguir y
defender sus derechos.

Se celebra en nuestro país uno de los hechos má s importantes de nuestra historia: "La
independencia Argentina", nuestra afirmació n como Nació n latinoamericana, la concreció n de
largos procesos iniciados el 25 de Mayo de 1810, y que se deben ir conquistando y
manteniendo constantemente, como individuos y como pueblo.

"Un día alguien en Tucumá n abrió las puertas y el corazó n, para que una casa acunara nuestra
historia como país. A esta casa no la tenemos que mirar má s, como a una figurita, esto será
posible si podemos impregnar nuestros recuerdos con sensaciones y olores y rememorar
aquel glorioso día en el que una casa, muy parecida a otras, pasó a la historia nada má s y nada
menos que por ser allí donde se declaró nuestra independencia. El 9 de julio de 1816
imprimió una huella en el corazó n de todos los argentinos, marcó el inicio de un camino que
hoy estamos transitando.
Y Borges al recordar nuestra Independencia, nos dice que debemos

"Ser dignos del antiguo juramento que prestaron aquellos caballeros de ser lo que ignoraban,
argentinos, de ser lo que serían por el hecho de haber jurado en esa vieja casa"

Hoy debemos romper las cadenas de la injusticia , de la mentira, del egoísmo, de la ambició n
desmedida y luchar por forjar un país má s justo, sincero y solidario, y má s fuerte en sus
ideales conservando sus tradiciones y costumbres y só lo así seremos una Nació n libre e
independiente.
Sabemos que no es fá cil pero no es imposible, só lo hay que formar el mismo valor y el mismo
ímpetu que tuvieron aquellos hombres que forjaron nuestra historia"
Autoridades, personal docente, alumnos:
H a c e   p o c o   m e n o s   d e   d o s   s i g l o s   n u e s t r o   p a í s   c o m e n z a b a   s u   h i s t o r i a 
c o m o   N a c i ó n independiente y soberana. A menudo, cuando nos referimos a los
acontecimientos histó ricos, éstos suelen parecernos lejanos y distantes, sin embargo, al
recordar las circunstancias que rodearon los
sucesos de 1816, tal vez podamos encontrar un punto en com ú n con nuestra
realidad actual. Recordemos que en 1816, nuestro país no pasaba por un buen momento ni en
lo econó mico, ni en lo político. Por otra parte, existía la amenaza permanente de una mayor
penetració n de tropas españ olas que luchaban por mantener su poder. Gü emes apenas
lograba controlar los ejércitos hispanos que avanzaban en el norte del país. También existían
conflictos internos porque no se llegaba a un consenso respecto al sistema político que se
debería implementar. Pero sin embargo, pese a los numerosos desacuerdos ya todos
los inconvenientes, los congresistas reunidos en Tucumá n optaron por declarar
solemnemente la independencia respecto de Españ a. La mañ ana del
9 de julio de l816, cuando Juan José Paso, luego de leer la proposició n dentro de un clima de
gran expectativa, preguntó a los diputados si deseaban que las provincias de
la Unió n conformaran una nació n libre e independiente de los Rey
es de Españ a, locongresistas, má s allá  de los desacuerdos, respon
d i e r o n   a f i r m a t i v a m e n t e   c o n   u n a aclamació n cerrada y luego, individualmente,
ratificaron la aprobació n. Este consenso uná nime respecto a la declaració n de la
independencia nos hace reflexionar respecto a la valentía que tuvieron los protagonistas
de nuestra historia para hacer frente a sus diferencias personales y a las dificultades que se
les presentaban. ¿Qué enseñ anza nos dejan los hombres que construyeron nuestro pasado?
Han transcurrido má s de 180 añ os desde que sucedieron estos acontecimientos y
todavía escuchamos decir que somos una nació n joven que intenta constituirse a sí misma.
Lejos estamos de haber alcanzado la madurez necesaria para que todos los
habitantes de nuestro país puedan vivir con dignidad y de alcanzar el modelo de
nació n que anhelamos. Pero es fácil responsabilizar a otros de nuestro destino, pensemos
al menos por un momento que cada uno de nosotros somos responsables y protagonistas del
presente y futuro del país. La historia no la hacen solamente los pró ceres sino
tambié n las personas comunes, como cada uno de nosotros. Aú n estamos a tiempo de
revisar nuestras actitudes cotidianas y ser verdaderamente libres.
Emulando la valentía de aquellos que decidieron cortar lazos con 
E s p a ñ a   p a r a   s e r responsables de una historia independiente, podríamos asumi
r verdaderamente nuestro propio destino y construir un país solidario, má s honesto, má s
responsable y justo. Porque la Patria es algo má s que un concepto abstracto, es algo que
creamos día a día, entre todos.

Hoy en este contexto tan especial y difícil de transitar, los invito a reflexionar y recordar los
valores y los sentimientos que inspiraron a quienes en 1816 hicieron posible nuestra
independencia.

Creo que es imprescindibles rescatar las figuras de Manuel Belgrano, Miguel Martín de
Gü emes, Juana Azurduy y José de San Martín entre otros tantos para entender que aquella
libertad e independencia por la que luchaban no era una idea compartida por algunos
sectores de la sociedad que buscaban mantener ciertos privilegios, sobre todo econó micos.
Hoy esta idea nos interpela cuando vemos a nuestro alrededor muestras constantes de
egoísmo e individualismo que no hacen otra cosa que enfrentarnos a unos contra otros. Nos
debería motivar para pensar un concepto de nació n unida y solidaria que nos permita
enfrentar el presente buscando el consenso, la paz y el respeto por todas las diferencias en
todos los aspectos de la vida en comunidad.

El legado de aquellos hombres y mujeres debería inspirarnos en la bú squeda de convertir las


diferencias en algo enriquecedor. De comprender que la libertad de unos no puede ser la
esclavitud de otros. Poder mirar la realidad con una visió n má s amplia que englobe las ideas y
los sentimientos de todos y todas.

Una nació n se construye con esfuerzo y comprensió n para que realmente sea un lugar que nos
cobije y nos haga sentir ese vínculo de pertenencia que nos permite sentirnos parte de un
todo.

Está en cada uno de nosotros trabajar desde el lugar que ocupamos para aportar una cuota de
respeto, comprensió n, tolerancia, empatía y generosidad.

Sigamos cosntruyendo entonces esa nació n libre e independiente por la que allá, en 1816,
lucharon nuestros patriotas.

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