Generalmente para un procedimiento quirúrgico se debe realizar cuidadosamente la historia clínica, evaluando posibles comorbilidades y antecedentes de importancia en el paciente que puedan tener algún efecto negativo en el proceso quirúrgico. La anestesia en pacientes quirúrgicos suele ser endovenosa o inhalatoria, además de utilizar opiáceos y relajantes musculares; en los pacientes con enfermedad hepática se ve afectado el metabolismo hepático, y muchos fármacos que se administran son metabolizados por el hígado, por eso la importancia de escoger adecuadamente el fármaco, en este caso el fármaco anestésico que se puede utilizar es Propofol o sevoflurano, pero no halotano; opiáceos y benzodiacepinas no se puede utilizar morfina o midazolam, ya que al tener metabolismo lento de estos fármacos pueden causar depresión neurológica prolongada y en consecuencia puede provocar una encefalopatía hepática, en estos pacientes se recomienda remifentanilo y como relajante muscular se puede utilizar atracurio o cisatracurio ya que estos no se metabolizan ni en el riñón ni en el hígado. Se debe tener cuidado en que pacientes con cirrosis hepática los anestésicos disminuyen el flujo sanguíneo esto genera hipotensión, hemorragia por lo que se recurre a fármacos vasoactivos lo que puede llevar a una lesión isquémica del hígado. Cuando la cirrosis está avanzada también puede producirse afección pulmonar considerándose un paciente de Vía aérea difícil. Para evaluar el riesgo quirúrgico de un paciente cirrótico se debe tener en cuenta 3 puntos principales: Valorar la función hepática, Urgencia del procedimiento y tipo de procedimiento; la hipertensión portal es el factor de riesgo de mortalidad. Si el paciente esta clasificado en ASA mayor a V su riesgo es muy elevado 50 – 100 % por lo que debe evaluarse otras posibilidades terapéuticas, explicándose todos los riesgos con la familia y el paciente. En caso de una cirugía abdominal que es el tipo de procedimiento mas frecuente en estos pacientes, se debe optar por procedimientos mínimamente invasivos (Cirugía laparoscópica) ya que esto disminuye la mortalidad y morbilidad. Estos pacientes también pueden presentar alteraciones de la coagulación y de la función plaquetaria, se recomienda trasfundir plaquetas cuando su valor en <50000 p/uL, en caso de insuficiencia renal se puede administrar desmopresina, suelen tener déficit de vitamina K para ello se puede administrar 10 mg de Vitamina K por día por 3 días seguidos, la transfusión sanguínea se recomienda cuando el INR > 1.5. Algunas recomendaciones específicas, en caso de algunas complicaciones de la cirrosis hepática: En Ascitis realizar paracentesis y descartar presencia de peritonitis bacteriana espontánea, en caso de encefalopatía hepática administrar lactulosa para que realice como mínimo 2 – 4 deposiciones diarias, si persiste administrar rifaximina, si hubiera Varices esofágicas se recomienda ligadura endoscópica. En el cuidado postoperatorio se debe vigilar al paciente para optimizar su nutrición, sin restringir las proteínas, iniciar vía oral lo antes posible, dieta hiposódica, evitar fármacos hepatotóxicos o nefrotóxicos, iniciar lo más pronto posible tratamiento profiláctico para trombosis venosa profunda y mantener un correcto balance hidroelectrolítico (evitar exceso o déficit de líquidos) para evitar edemas, ascitis o incluso insuficiencia renal. BIBLIOGRAFÍA: - Óscar Santos Sánchez, M. EVALUACIÓN DEL RIESGO QUIRÚRGICO EN PACIENTES CON CIRROSIS HEPÁTICA. Asociaciones Colombianas de Gastroenterología, Endoscopia digestiva, Coloproctología y Hepatología. Rev Colomb Gastroenterol / 33 (4) 2018