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“Muchos vivimos del RECORRIDO”.


La alimentación en el barrio La Cruz

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Tomado de: www.frc.ufl.edu/lar/gallery.htm
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“Muchos vivimos del RECORRIDO”.


La alimentación en el barrio La Cruz

MONOGRAFÍA PARA OPTAR AL TÍTULO DE SOCIÓLOGA

YENY ALEJANDRA PINO FRANCO

ASESOR
GREGORIO SALDARRIAGA

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
MEDELLÍN
FEBRERO DE 2010
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“Habéis asistido a lo cotidiano, a lo que sucede cada día.


Pero os declaramos:
Aquello que no es raro, encontradlo extraño.
Lo que es habitual, halladlo inexplicable
Que lo común os asombre
Que la regla os parezca un abuso
Y allí donde deis con el abuso ponle remedio.”

B. Brecht
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OFRECIMIENTO

Son tres las fuentes de las que bebí y comí para estimular mis búsquedas
en el tema de la alimentación:

1) Los campesinos, que por la violencia y los bloqueos económicos que viven
en sus regiones, son torturados con el hambre y obligados a desplazarse a las
miserias de las ciudades; 2) mi abuela y mi mamá, que no saben que su vida
hace parte de mi tesis de grado y que sus cocinas fueron un plato importante
para seguir mis exploraciones; 3) esas personas que a pesar de las difíciles
situaciones me comparten una comida hecha con afecto y buen sabor,
haciéndome la cotidianidad más habitable y ampliándome los conocimientos y
los sabores del mundo.

A todas las personas que desde la cotidianidad luchan por los intereses
colectivos; que hacen la realidad, para luego hacer posible el
conocimiento.

Agradecimientos
A Carmen, que es una constante compañía; me contó su historia de destierro y
sobrevivencia en la ciudad y en uno de esos días, me dio a probar los frijoles
que dejó en su casa de Valdivia y que al día de hoy, tristemente, debe hacer “el
recorrido”.

A Fernando Alviar que me empujó al abismo y luego me tiró una cuerdita para
subir.

A Gregorio Saldarriaga, que me acompañó en el abismo y me ayudó a subir


por la cuerdita, y sobretodo nunca se desesperó.

A mis amigos del barrio La Cruz, por el trabajo conjunto que estamos
realizando.
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A mis amantes o amigos (a), que me dan a probar tantos sabores, colores,
olores, formas…

Y a todos los que han hecho parte de mi formación emocional, académica,


sexual, alimentaria, política, económica, cultural, literaria, en fin.
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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

I. HAMBRE EN EL BARRIO LA CRUZ; la vida a través de la


alimentación.

o Hoy, conseguir la comida de la familia; mañana, también.

 “EL RECORRIDO”

 El fiado
 El menudeo
 La olla comunitaria

II. LOS ALIMENTOS ENTRAN A LA COCINA; LA COCINA EMPIEZA


A HABLAR.

o La cocina
 La cocina campesina
 La cocina en la ciudad

o Lo desecho; la posibilidad de tener

III. CONSIDERACIONES SOBRE MARGINAMIENTO, DESPLAZAMIENTO


Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

o Conclusiones

ANEXO
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1. Graficas de encuesta realizada en el 2009, sector la primavera del Barrio La


Cruz.

INTRODUCCIÓN

El hombre, al igual que el animal, se alimentaba mediante cacería y


recolección de productos en estado natural, pero logró mucho después
descubrir mayores propiedades en los materiales naturales hasta incrementar
en ellos, de manera extraordinaria, el valor de uso alimenticio, marcando la
diferencia esencial con los animales, ya que éstos siempre se han seguido
alimentando, pero sin mayores elaboraciones o transformaciones; por el
contrario, el hombre desde hace mucho tiempo ha podido elaborar los medios
de vida con técnicas cada vez más desarrolladas, entre ellos, alimentos más
nutritivos y duraderos mediante técnicas adicionales de conservación y
preservación que redundaron en revolucionar el valor-trabajo.

El hombre en la sociedad gentilicia,2 que logró inventar armas, desarrolló de tal


manera las fuerzas productivas que mejoró ostensiblemente los medios de
vida, entre ellos la cocina cuando fue capaz de sacarle carne al mamut, al
mismo caballo y hasta al camello, muertos y despellejados por él y preparados
en suculentos y humeantes platos adobados con las más finas aromáticas
especias descubiertas en la naturaleza, que además de sabor, le aumentaban
el valor de uso por la perdurabilidad de alimentos que el crudo invierno le hacía
esperar. Generalmente esas cantidades de carne las debió conservar con
técnicas cada vez más avanzadas y apenas si logró en los últimos nueve
milenios domesticar ampliamente animales, y descubrir en las gramíneas trigo
y cebada, el material del pan blanco para el primero, y en del pan oscuro para
el segundo, hasta desarrollar socialmente las técnicas de cultivo.

La tecnología agraria como fuerza productiva fue causada por la necesidad


alimentaria de una población humana creciente desde los inicios de la última
desglaciación, hace doce milenios. El hombre gentil pudo complementar y

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Formación social anterior que se organizaba en Gens o tribus teniendo como característica la
organización comunal a partir de la producción.
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enriquecer la ingesta de nutrientes entre el noveno y el quinto milenio restantes


hasta que aparecieron los nobles y le cambiaron el mejor pan por el peor.

Con la aparición del propietario privado, conocido antes como noble, surgió la
formación social estatal que luego de experimentar formas esclavistas y
serviles, en la actualidad ha consolidado una clase social poseedora de los
medios de producción en tanto que los productores directos han sido
separados definitivamente de dichos medios y sólo subsisten con la venta de
su fuerza de trabajo.

Los cambios más significativos que ha tenido la formación social en el sentido


expuesto obedecen, de acuerdo con Marx, a la contradicción entre el desarrollo
de las fuerzas productivas y las relaciones sociales derivadas de la producción.
La alimentación hace parte sustancial de los medios de vida, entre otras partes
constitutivas de las fuerzas productivas, y es por ello que el problema de la
producción y del consumo de alimentos está comprendido dentro de dicha
contradicción, para explicarse el porqué la peor parte la lleva ahora el productor
directo y su familia, cuando anteriormente la sociedad gentilicia garantizaba la
distribución de los producido, entre todos sus miembros.

Algunos teóricos modernos se refieren a las causas del desequilibrio, entre


producción, distribución y consumo de alimentos atribuibles a factores del
orden socio-económico, tales como:

Montanari, quien sostiene que los cambios en la alimentación no son


casualidades o contingencias de la vida, y considera que son producto de
situaciones concretas que se presentan en el orden socio-económico o
ambiental. Esta afirmación la sustenta el autor al observar que del siglo XVI en
adelante, los cambios constantes en los hábitos alimentarios de los
campesinos pobres se debían a imposiciones del sembrado de los nobles
dueños de la tierra, cambios que se producían de acuerdo a las formas de la
alimentación de estas clases nobles. El estatus que daba la comida a su
pocision social era importante y muestra del poder. Para las poblaciones
pobres se dedicaban otros cultivos que se producirán en mayor cantidad en
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menor espacio y de menor calidad. El caso del trigo muestra como este solo
podía ser consumido por un noble, mientras que los pobres debían hacer su
pan de otro producto, a este le llamaban “el pan negro”. Cuando había carestía,
la alimentación de los pobres se limitaba al máximo, los sembrados respondían
a las necesidades de los nobles y reyes, por estas condiciones hubo una
población que limitó su comida sólo a ingerir pan de cebada; y generación tras
generación empezaron a evidenciarse problemas en la piel y síntomas de
locura por falta de los otros componentes de los alimentos necesarios para el
buen funcionamiento del cuerpo (Montanari, 1993).

Estos elementos históricos le permiten a este autor cuestionar la noción de


cocina de territorio como elemento diferenciador en los modos alimentarios,
muy de moda actualmente, ya que la noción de territorio es una noción que
anula, o al menos debilita, las diferencias sociales, “en el momento en el que el
paradigma de la cocina es el espacio, todos (en teoría) pueden ocuparlo, el
señor y el ciudadano al igual que el campesino” (Montanari, 2006: 86). Así, este
es uno de los pocos autores que le atribuye la diferencia en la calidad
nutricional a la diferenciación social, la cual se mantiene mientras persista la
división de la sociedad en clases.

Aunque este autor se refiere a épocas muy lejanas, estas mismas imposiciones
se presentan ahora pero de otras maneras, teniendo en cuenta que estamos en
otro tipo de sociedad, capitalista, donde el componente económico es más
evidente.

En la sociedad capitalista encontramos que tal diferencia en la alimentación se


acentúa en la población más vulnerable como la que se analizará en los grupos
observados en la ciudad de Medellín, donde paradójicamente se hace alarde
del notable incremento de las fuerzas productivas con una industria de
alimentos con grandes volúmenes de exportación en tanto que proliferan
grandes grupos de personas con capacidad de trabajo sometidas a alimentarse
de desechos.
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Baudrillard también toma el factor económico como causante de los


desequilibrios en la satisfacción de las necesidades al referirse al discurso de la
productividad que plantea la forma de alcanzar la mayor plusvalía posible,
afectándose principalmente lo que se conoce como las necesidades básicas:
“Es “esencial”, en fase de acumulación, lo que es estrictamente necesario para
la reproducción de la fuerza de trabajo en fase de crecimiento, lo que es
necesario para el mantenimiento de la tasa de crecimiento y de plusvalía”
(Baudrillard, 1982:79). En miras de mayor ganancia, se precariza y modifica la
satisfacción de las necesidades básicas tales como alimentación, vestido etc.

En el sistema capitalista las formas de producción van generalizando la


sobrevivencia, y en particular la subalimentación para el caso que nos ocupa;
ya que por un lado se reduce la satisfacción de las necesidades del obrero, a
partir de la disminución de su salario y por otro lado, se está sacando
constantemente de la producción una parte de la población, debiendo estos
buscar lo necesario para vivir por otros medios; el cuerpo del hombre se limita
a ser un medio para satisfacer necesidades biológicas, de él y su familia; “el
hombre no está reproducido en ellas –las necesidades- como hombre, lo está
como superviviente (fuerza productiva superviviente). Si come, si bebe, si se
aloja, si se reproduce, es porque el sistema necesita que se reproduzca para
reproducirse: necesita hombres” (Baudrillard, 1982: 85).

En la clasificación del tipo de consumidores, estos se convierten entonces en


consumidores de tercera, que son los que viven con los productos de peor
calidad que produce la sociedad, ya sea por que se los regalan o son los más
baratos en el mercado y no es óptimo para el consumo del resto de la
sociedad.

La ciudad de Medellín es una de las ciudades que más recibe, históricamente,


población desarraigada del país. Esta población llega a sumarse a la otra que
habita las ciudades en busca de trabajo para poder subsistir, pero se
encuentran con que la fuerza de trabajo que hay en la ciudad supera su
demanda, debido a varias razones: el aumento de tecnologías que reemplaza a
gran cantidad de obreros, el aumento de la jornada de trabajo para los que
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están activos y ante todo que la prioridad para sus gobernantes es que sea una
ciudad prestadora de servicios, más que productora.

Esto ha llevado a que las personas deban buscar las maneras de subsistir con
empleos informales o como ellos lo nombran “el rebusque”, en el mejor de los
casos, y en otros casos recurrir a formas de mendicidad como “el recorrido”,
como complemento de lo conseguido con el rebusque o único sustento.

Así, esa capacidad del hombre de transformar los objetos útiles y elaborar sus
propios medios de vida ha cambiado por completo en una fracción importante
de nuestra sociedad, puesto que “ha dejado de ser” la actividad productiva
básica duradera por muchos milenios y “ha pasado a ser” recorrido cotidiano
por rutas de desechos y mendicidad pública, calmándose el hambre con
alimentos de mala calidad.

En este contexto la alimentación es sólo un reflejo de un problema más


general, la construcción de la sociedad o la formación social, que tiene su
asiento en la organización de la producción.

De acuerdo a lo expuesto y en consideración a que el proceso de formación


social se configura a partir de la producción de los medios materiales de vida,
como actividad material o económica determinante en la cohesión social, sin
dejar de considerar que el resto de actividades, también entran a influir en la
formación social, pero de manera accesoria, se parte de este presupuesto para
el análisis de un sector importante de la superpoblación relativa en la ciudad de
Medellín.

La ciudad actual es un punto de referencia para analizar estos procesos de


socialización, debido a que allí se concentra una mayor población en
comparación con el campo, y así mismo hay una economía más dinámica que
permite observar los factores que más pueden contribuir a la cohesión social a
partir de las formas de producción que allí prevalecen, o en caso contrario,
observar lo más atribuible a la disolución social.
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Este trabajo investigativo es de carácter exploratorio dado que el tema no ha


sido suficientemente trabajado por otros autores y aunque no se logre
profundizar en el campo de lo histórico, se considera necesario tener como
referente algunos procesos sociales anteriores, ya que se concibe la sociedad
como un proceso en devenir, para así poder señalar elementos que nos
presenta la sociedad de hoy.

En el desarrollo de la investigación se han considerado algunos autores que en


sus trabajos han elaborados juicios pertinentes al tema, estos serán tenidos en
cuenta como guías, pero a la vez serán cuestionados durante el desarrollo del
mismo, es importante aclarar que por el carácter de la investigación no se
abordara la riqueza conceptual de los mismos, sino algunos planteamientos
básicos que sintetizan parte de sus obras. Aparte de estos autores se pretende
revisar algunos juicios que han sido elaborados por otros teóricos de las
ciencias humanas sobre el tema en general, a partir de la realidad que se nos
presenta en la ciudad de Medellín, más específicamente en el Barrio La Cruz.

Revisamos así, los postulados de estos cuatro autores:


1) Carlos Marx: este nos plantea que es la producción la que está
determinando las relaciones sociales y estas a su vez determinan las
formas de la conciencia social; estas situaciones son las que constituyen el
concepto de formación social; “el modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No
es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia” (Marx, 1976), de esto se
sigue que al llegar a una determinada fase del desarrollo del proceso, las
fuerzas productivas materiales de la sociedad, entran en contradicción con
las relaciones de producción existentes, convirtiéndose estas relaciones en
trabas suyas, dándose la necesidad de cambios significativos en las
relaciones sociales de producción.

Marx plantea que cada tipo de sociedad tiene sus leyes sobre la población; en
el sistema capitalista, por las mismas dinámicas y necesidades de este, se va
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creando una población sobrante de la producción que es la que le permite al


sistema mantener una buena demanda de trabajo y así por la competencia
entre los obreros poder manejar los salarios a sus intereses. Esta población es
la que Marx señala como la superpoblación relativa.

En los términos de Marx podemos hablar que la formación social actual, que
viene en desarrollo, se caracteriza por el grado de individualismo y disolución
social que viene aumentando en una población que está quedando por fuera de
la producción, pero que tanto juega la producción para recuperar lo social?

2) Jack Goody: El trabajo realizado “Cocina, cuisine y clase: estudio de una


sociología comparada”, da luces para relacionar el contexto socio-económico
con los modos alimentarios. Goody sostiene que las formas de la alimentación
deben pensarse desde cinco características principales de la producción
alimentaria, teniendo en cuenta las particularidades que presenta cada espacio,
no sólo en términos de características físicas, sino en las relaciones sociales
establecidas. (Goody, 1995)

Proceso fase locus


Crecimiento producción terreno/agrícola
Asignación/almacenamiento distribución granero/mercado
Cocción preparación cocina
Comida consumo mesa

A los que debe agregar una quinta fase, a menudo olvidada:

Limpieza Eliminación Fregadero

Este considera que las diferencias internas y externas en los “modos de


alimentación” o “sistemas nutricionales” están relacionadas con las situaciones
socio-económicas relacionadas con la estratificación social establecida. Estas
relaciones entre estratos de las que depende la política, es decir las relaciones
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de producción en el sentido más general del término, está vinculada a su vez a


los rasgos específicos del modo de producción.

Las cinco fases de la producción alimentaria que propone se hacen pertinente


en la medida que lleva a cuestionar ¿qué y cómo se esta produciendo, cómo se
esta distribuyendo y quiénes lo están haciendo; pero qué tanta es la producción
alimentaria hoy y las clases sociales, las que tienen que ver con el hambre en
las ciudades y la diferenciación en los modos alimentarios en las mismas?

3) El historiador Massimo Montanari, se preocupa, al igual que Goody, por


partir de las formas de la alimentación y entender las diferencias que se han
establecido entre la población. Montanari desarrolla su trabajo en los ambientes
corteses de los siglos XII y XIII, donde plantea que la diferenciaciones sociales
que generó la producción creó la necesidad de diferenciación entre los nobles,
especialmente con los campesinos pobres; la calidad de la alimentación fue un
elemento importante para ello; así la calidad de la comida, además de la
cantidad, se entendía como la expresión directa del rango social, en ambas
direcciones, de esta manera, el modo de alimentarse deriva de una
determinada clase social y al mismo tiempo la revela. (Montanari, 2006: 73).
Esto llega a la tesis de Goody, de la diferenciación en la alimentación por la
estratificación social.

4) Edward Thompson: Este profundiza en uno de los elementos de la tesis que


sostienen lo anteriores autores, pues él trae al debate el concepto de
costumbres como un campo de conflicto donde se establecen formas de vivir
en el mundo desde las diferentes clases sociales, y que se configura en las
sociedades como una especie de ley consuetudinaria por fuera de lo jurídico.

La costumbre como tal no es fácil de trasformar y menos por la imposición,


como tratan de hacerlo los que tienen el poder, ya que crea seres colectivos
siendo una práctica heredada y naturalizada dentro de la sociedad, que
legitima su defensa, debido a que allí se constituye una moral que va
determinar la justeza o no de las acciones.
15

Esta propuesta se hace pertinente, ya que nos permite observar como es la


respuesta a situaciones adversas por parte de estos grupos, en relación a los
grados de cohesión o disolución que se presenta.

De acuerdo a las consideraciones expuestas, el desarrollo del tema en la


presente monografía se plantea en dos partes

La primera busca explorar las formas de sobrevivencia como la forma de


consecución de lo necesario para vivir, en una población que está por fuera de
la producción, teniendo como eje el tema de la alimentación. Puede que en un
momento este se vuelva el texto central de la exposición, ya que permite
observar los cambios en las formas sociales del barrio, dando pistas, sobre los
acontecimientos que llevaron a estos cambios de manera particular y a su vez
las características que se asumieron en cada momento dado.

En la segunda parte, se indaga el desenvolvimiento de esa misma población en


el campo de lo domestico, donde el recorrido de la alimentación llega a su fin
último, el consumo, para explorar allí hábitos, costumbres, identidades,
relaciones, roles, adaptaciones y gustos a partir de esta cruda realidad, a fin de
observar cuál es el papel que juegan ante la generalización de la disolución
social o si por medio de estos factores efectivamente se construye lo social.
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I. HAMBRE EN EL BARRIO LA CRUZ; LA VIDA A TRAVÉS DE LA


ALIMENTACIÓN.

(Imagen 1) Foto: Jaime Alberto Ricaurte

La alimentación es historia, encuentro, construcción, creatividad, vida,


lucha…siempre presente, siempre necesaria, siempre arrebatada. En esto se
resume la lucha cotidiana del hombre empobrecido, lanzado al trabajo
esclavizante para recibir las migajas de aquel otro que se lucra sin esfuerzos
de su trabajo; situación a la que han llegado millones de personas, ya sea por
la explotación de su fuerza de trabajo o por el robo y saqueo de las tierras a
que son sometidos los campesinos, aumentando el grupo de hambrientos en
las ciudades.

El Barrio La Cruz es reflejo de estas situaciones, este se encuentra localizado


en la zona Nororiental de la ciudad de Medellín, comuna tres3, a cuatro

3
La ciudad de Medellín esta dividida en 16 comunas, cada una de ellas abarca varios barrios.
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kilómetros, aproximadamente, del centro de la ciudad. El barrio está


conformado por los siguientes sectores: el Edén, la Torre, la Capilla, la
Primavera, la Ye, el Hoyo, la Escuela, y los Alticos.

(Mapa 1)

Actualmente, el barrio es poblado por destechados4 y mayoritariamente por


desarraigados provenientes del departamento de choco y las regiones del
Urabá y el Oriente antioqueño y en menor medida de otras regiones del país, y
hoy por hoy vienen aumentado los desplazados provenientes de otros barrios
de la ciudad; allí conviven alrededor de 4500 personas, aunque pareciera no
dejar de crecer esta cifra.

4
Los destechados son la población pobre de la ciudad que no tienen una casa propia para vivir, lo que precariza cada
vez mas su condiciones de vida
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(Imagen 2)

La historia del barrio es una historia de trabajo colectivo, a partir de una


multiplicidad de deseos de futuro que expresan cada una de las personas que
lo han construido: jóvenes, niños, ancianos, mujeres y hombres, algunos
desarraigados, otros destechados y muchos de ellos en la pobreza absoluta.
Ha sido una apropiación necesaria de un espacio de la ciudad que sería para
estas personas su morada indefinidamente y el lugar donde crecerían sus
familias.

El barrio empezó por la ocupación de personas desplazadas y destechadas


desde aproximadamente 1982; en un inicio estaba compuesto por 60 familias.
A estos terrenos iban llegando familias con tablas, plásticos y hojas de zinc
para construir lo que sería su nueva casa. Mujeres, hombres y niños ayudaron
a construir las viviendas, una y otra vez, tanto a las personas que llegaban
nuevas al terreno, como a las que la policía les iba tumbando “el rancho”.
Cuando los policías se iban, en la noche empezaba de nuevo la tarea de hacer
“el rancho”. Muchas mujeres solas, algunas viudas por la violencia, montaban
con sus fuerzas el rancho.
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(Imagen 3) (imagen 4)

Doña Amparo, una de las primeras personas que entró al barrio, trajo su casa
del barrio “Popular 1” un día a las dos y media de la mañana, la acompañaban
sus hijos y su papá, quien le ayudó a construirla; para ella, ese pedazo de
tierra, aunque el papá no lo compró, constituye la herencia que él le dejó por el
apoyo que le dio en esos momentos5.

Antes, las necesidades que se presentaban en la consolidación del barrio las


iba solucionando la misma comunidad, de manera organizada y participativa,
ejemplo de ello es la construcción de la escuela del Barrio la Honda en 1986,
en sus inicios una caseta en madera; luego se construyó la capilla en los años
80 con ayuda de una comunidad religiosa y las familias integrantes del barrio.
La carretera fue hecha en los 90, y fue uno de los logros más importantes de la
comunidad; en esta ocasión el trabajo se coordinó con las personas que vivían
en el barrio, trabajando en convites tanto hombres como mujeres, alrededor de
la olla comunitaria. Esta carretera permitió la movilización de la población hacia
el centro de la ciudad y el acceso de alimentos y demás servicios dentro del
barrio, que empezó a cambiar las dinámicas cotidianas, pues antes tenían que
subir la “trocha” con el bulto de comida al hombro, donde generalmente un
familiar iba hasta la “terminal”, que era el lugar donde finalizaba el recorrido del

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Entrevista a Amparo. Habitante del barrio La Cruz. Abril 2009
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carro en el barrio, a ayudarle a subir o si había dinero, pagar para subirlo en


mula.

Cuando había un enfermo tocaba atenderlo en la casa con los conocimientos


que las abuelas habían heredado sobre el manejo de las plantas, matas que no
faltaban en las casas; o en casos de gravedad, bajarlo en camilla con la ayuda
de los vecinos.

Durante varios años la población cocinó con leña, debido a la ausencia de


energía eléctrica para cocinar; y la relativa cercanía de la leña, o por lo menos
de camino a la laguna donde se recogía el agua para el uso diario, a una hora
del barrio. Luego hubo la posibilidad de tener la luz por contrabando, traída
desde un sector cercano a la terminal del norte, con alambres improvisados, las
personas aprendieron a conectarse a los postes de la luz. Posteriormente el
alumbrado público legal llegó en 1991.

Hoy, conseguir la comida de la familia; mañana, también.

Las preguntas guías serian entonces, ¿cómo se construye sociedad en una


población al margen de la producción? ¿Qué tipo de relaciones se establecen
entre los que sobreviven en la producción y los que no? Y ¿cómo se construye
la cotidianidad de esta población?

“EL RECORRIDO”

El primer y más importante pensamiento en estos barrios es rebuscar la comida


y pagar los servicios públicos, de allí en adelante se construye lo que va a ser
el día.

En circunstancias de hambre, la alimentación se vuelve un elemento principal


de la vida; la sobrevivencia pone como punto de partida y de llegada del día la
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alimentación; se convierte en el referente de las historias y los recuerdos, tanto


de la infancia como en la edad adulta

Existen muchas estrategias de supervivencia para mantenerse en la ciudad,


bajo modalidades tanto ilícitas como lícitas: “el recorrido” es la denominación
que el común de la gente en el Barrio la Cruz le da a su propia estrategia, como
actividad lícita. Este es un trayecto que hace un grupo de personas por los
barrios, plazas de mercado o el centro de la ciudad durante unas horas, en
diferentes días de la semana, con la finalidad de conseguir gratuitamente
alimentación, ropa, dinero y demás elementos necesarios para sobrevivir. El
trayecto tiene unas paradas que son las tiendas, las carnicerías, las casas de
familia y panaderías. Entre una y otra parada hay trayectos cortos y largos, hay
vías, casas, edificios, árboles… y todo el tiempo se está corriendo, caminando
y buscando; parte de lo que reciben son elementos de segunda, es decir, ya
han sido usados y no son útiles para los dueños; en el caso de los alimentos,
algunos se encuentran en estado de descomposición o no son de buena
calidad.

(Imagen 5)
Para muchas personas hacer “el recorrido” empieza cuando llegan al barrio,
despedazados en su cotidianidad por el desarraigo causado por el conflicto
armado que disputa su territorio, otros son arrojados a la miseria después de
perder su estabilidad económica y otros tantos comienzan esto desde niños;
son tres experiencias diferentes de una misma situación, por un lado se pasa
22

de tener la alimentación suficiente y sobrante a no tener nada, por el otro se


pierde la posibilidad del acceso económico y por el otro nunca se tuvo
asegurado nada.

Las tácticas y las estrategias contra el hambre se transmiten de generación en


generación como un escudo, tan valioso como podría ser una herencia
económica, pues las posibilidades que las condiciones de estas personas y sus
futuras familias mejoren son escasas, siendo esto demostrado en la reiterada
historia de pobreza que se agudiza en nuestras ciudades.

El recorrido se hace desde hace muchos años en la ciudad, y se encuentran


personas pobres de todos los barrios.

Para Certeau estas formas de sobrevivencia pueden denominarse como


“maneras de hacer” que se construyen en la cotidianidad y se refieren a las
técnicas, valores, formas de uso y de consumo de las cosas que se inscriben
en un entorno y surgen de necesidades particulares de los sujetos y momentos;
pero a esto habría que cuestionarle la particularidad y contingencia con que
plantea Certeau, que surgen estas maneras de hacer donde se borra, como
diría Thompson, la esencia conflictiva de estas formas, como consecuencia de
un proceso estructural que las está determinando, la sobrevivencia de una
clase social al modo de producción dominante (Thompson, 1995: 15), en este
caso a la reproducción del modo de producción capitalista, que determina el
conflicto entre las necesidades de una clase sobre la otra.

Estas prácticas no llegan a ser costumbres al modo de Thompson, aunque


tienen como origen el arrinconamiento de una clase sobre la otra; la práctica
del recorrido no forma parte de la defensa del bienestar colectivo, es sólo una
táctica de sobrevivencia, que en nada se resiste a los atropellos; más bien es
una adaptación que termina por normalizar el atropello y convivir con él,
borrando lo que le da origen y lo mantiene.
Las consecuencias de unas nulas relaciones sociales se reflejan en que no hay
una conciencia social, ni una mentalidad colectiva que aglutine en la defensa
de sus intereses, como mínimo en contra de los hechos que atropellan las
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necesidades básicas de las poblaciones vulnerables a favor de un grupo


reducido, como se dió en otro tipo de sociedades y nos lo demuestra
Thompson6.

Estas prácticas se van ligando fuertemente a las formas como se reflexiona la


cotidianidad y, a la vez, se van constituyendo en las guías para hacerla,
teniendo como fuente y viabilidad las condiciones materiales.

Las etapas del recorrido. Primero:


Hay que prepararse desde el día
anterior; se organiza el morral, se
busca la mayor cantidad de bolsas y
se empacan, por último se confirma
con la vecina el lugar donde se hará
el recorrido.

A veces se va con amigas de otros (Imagen 6)


barrios que tienen más experiencia en los recorridos y constantemente les
están aprendiendo nuevas rutas, otras cogen su costal y se van solas a
“trabajar”, como ellos lo nombran.

En la ciudad existen varios trayectos de recorrido, a cuál de ellos ir se define de


acuerdo con la cantidad de dinero que se tenga para pasajes, el día que se
vaya a hacer el recorrido, la disponibilidad de tiempo, la cantidad de personas
con que se va y lo que se quiera recoger para esa semana.

El día sábado es cuando más opciones hay: el barrio Belén Rincón, el centro
de la ciudad, el barrio Aranjuez, el barrio Moravia, el barrio Castilla. Cuando
tienen pasajes se va a Belén Rincón que es donde mejor les va, porque

6
En la Inglaterra del siglo XVIII los motines de subsistencia se daban por “una idea tradicional de las normas y obligaciones
sociales, de las funciones económicas propias de los distintos sectores dentro de la comunidad que, tomadas en conjunto puede
decirse que constituyan la “economía moral de los pobres”. Un atropello a estos supuestos morales, tanto como la privación en si,
constituyen la ocasión habitual para la acción directa” (Thompson, 1995: 216). La reacción era a la carestía de alimentos o a la
especulación con los granos donde las formas de socialización cumplían el papel de legitimar la defensa, así fuera violenta, del
acceso a la alimentación, desvirtuando esto la idea reduccionista de que estas respuestas violentas eran respuestas instintiva y más
allá de eso había una conciencia entre ellos de defensa de sus costumbres, donde se buscaba “no dejar que los ricos hicieran lo que
quisieran”.
24

consiguen bastante hueso de cerdo, además de callo y tocino, también se


consiguen revuelto (papa, yuca, plátano, verduras y en ocasiones frutas), parva
(productos de panadería), ropa y don Álvaro les da el desayuno que se
compone de chocolate y un pan. Cuando no hay suficiente dinero se va al
centro, allí lo que más les dan es comida en Tejelo y lo que recogen del suelo
en la minorista, además de la “monedita” o el “peseo”, en los negocios, de $50,
$100 y hasta $500, lográndose recoger hasta $12.000.

• Los lunes es en Villahermosa, donde les dan papa, verdura, carne; En la


iglesia de San Sebastián les dan el desayuno, una libra de arroz y de
panela; en el parque Gaitán les dan hueso, papa y demás alimentos
básicos

• Los martes es en Moravia, les dan hueso, plátano, papa, yuca. En la


plaza de campo Valdés dan un mercado, el cual se da con un ficho que
se entrega por fuera de la plaza, donde no dejan entrar. Luego se hace
el recorrido por la Clínica León XIII, los que tienen más dinero para
pasajes van a la mayoritaria de Guayabal, donde dan mucha diversidad
de alimentos.

• El miércoles es en Villa hermosa parte baja, donde las monjas son


quienes les dan panela y arroz.

• El jueves es Santo Domingo Savio, allí les dan el almuerzo, preparado


por las mismas personas de la comunidad de manera voluntaria,
además en la tiendas les dan algunos alimentos y medicamentos.

• El viernes es en Aranjuez.

Con el tiempo el recorrido ha tenido cambios, el aumento de la población en el


recorrido hace que no sea tan “productivo”, ya que no se reciben tantas cosas
como antes, así constantemente deben ir surgiendo rutas, que se construyen
en la necesidad de la sobrevivencia y que vienen a complementar o en
25

ocasiones a reemplazar rutas ya agotadas y no tan beneficiosas como antes;


estas nuevas rutas permiten también absorber a más y más población que
entra a realizar el recorrido.

CARTOGRAFÍA DEL “RECORRIDO”

(Mapa 2)

Lo que se puede observar es un retorno a formas nómadas o semi-nómadas no


tanto para seguir la huella de animales de caza, sino parecido a lo que hacían
los recolectores que en el caso actual se trataría de desechos vueltos al
reciclaje.

“El Recorrido” sale de las características propias de la economía de


subsistencia, ya que el concepto de economía implica algún tipo de actividad
productiva, por incipiente que sea, lo que hace el pequeño campesino o
indígena o el ama de casa cuando producen efectivamente vegetales, gallinas
y hasta marranos en un área muy reducida que no le alcanza para vivir y por
eso se tiene que rebuscar en otros lugares. Lo que se hace en el “recorrido”,
26

reutilizar objetos, no implica producirlos por ellos y por lo tanto se carece de


actividad económica: esto evidencia una paulatina degradación de la capacidad
productiva de este grupo de personas en la ciudad y de su misma fuerza
productiva.


El día en el barrio comienza antes que los pájaros se levanten, está oscuro y
en varias casas ya tienen la luz encendida, las radios cantando, los fogones
sonando…es hora de salir a trabajar.

A las tres se levantan y si hay


posibilidades de tomarse una
aguapanela para aguantar la
jornada se la toman, sino salen sin
nada en el estómago; normalmente
los vecinos y vecinas van pasando
por las casas recogiendo a la gente

(Imagen 7)

para coger la buseta, se


juntan entre 3 y 4 vecinos
(a) que en algunos casos
son las hijas (o),
hermanas (o), o con otro
tipo de familiaridad.
Cuando hay dinero se
(Imagen 8)

recorren solo unos cortos caminos que hay entre los ranchos hacia la buseta y
cuando no, caminan hasta el centro de la ciudad.
27

La buseta las deja en el mercado “La


Minorista”; cuando van a Belén Rincón,
caminan unas cuadras para coger el
bus y se negocia fácilmente el pasaje
en $700 por persona. Durante el
trayecto se desatrasan de historias,
chismes y las que no van hace rato al
recorrido se enteran de los cambios y
novedades; en muchas Foto: Fundación SUMAPAZ (Imagen 9)

ocasiones dejan de ir al recorrido por enfermedad, por miedo, por ocupaciones


o porque las condiciones económicas han mejoraron en la casa. En estas
historias se cuenta los dilemas y necesidades propios de cada familia, los
eventos del barrio, los problemas que se están presentando en Belén, entre
otros temas de actualidad.

Cuando llegan a Belén, a unas cuadras, se encuentran con la primera fila en


una carnicería que todavía está cerrada, en la fila se encuentran niños,
mujeres, jóvenes y adultos, hombres y ancianos, por igual. Los niños juegan,
las señoras se saludan y
preguntan a su vez por las otras
señoras que no están, los
hombres conversan de las
tierras que abandonaron y los
trabajos que han realizado en la
ciudad. Se ve la alegría de
algunos por encontrarse y se
empieza a reacomodar las
Foto: Fundación SUMAPAZ (Imagen 10) compañías, las personas con que
se llegó del barrio pueden no volverse a ver en el día después de unas
cuadras, por el contrario otras que se encontraron en la fila puede ser la
compañía permanente durante el recorrido, o sin quererlo la mayoría del grupo
que se encontraron en la primera fila permanecen juntos durante el trayecto.
Las jóvenes se mantienen con el mismo grupo que llegaron y con ese se
devuelven al barrio.
28

Foto: Fundación SUMAPAZ (Imagen 11)


Algunos hombres llevan sombrero, las mujeres camisas de manga larga para
evitar los efectos del sol, y los niños se distinguen por su ropa vieja, sus rostros
manchados, cicatrizados y sus cuerpos macilentos, características que los van
diferenciando de los otros niños de su edad y de los próximos adultos de su
generación. Los morrales son diversos, lo más importante es que sea
espacioso y resistente y casi todos llevan; hasta los niños tiene cada uno su
morral.

(Imagen 12)

Las personas que hacen el recorrido por primera vez van con alguien que ya
conoce el trayecto, eso les permite no producir desconfianza al resto de grupo,
como todos se conocen es notable cuando hay alguien nuevo; hasta los niños
logran hacer esa diferencia; el trato con ellas o ellos dentro del grupo es
29

especial, generalmente de solidaridad y apoyo, teniendo en cuenta la timidez y


vergüenza con que se llega.

Cuando abren la puerta de la carnicería todos sacan sus bolsas, niños, mujeres
y hombres, algunos que no tienen un buen puesto en la fila se arruman en la
entrada junto con los niños y logran ser los primeros en recibir y aunque
algunos se molesten se hace indiferente las quejas. Las madres les entregan la
bolsa a los niños y los mandan adelante, cuando reciben se van
inmediatamente donde está la mamá en la fila esperando su turno y vacían en
el bolso el hueso que les acaban de dar y vuelven inmediatamente a la parte de
adelante de la fila y repiten dos o tres veces, luego dejan avanzar la fila hasta
que llega el momento en que ya no hay nada y los últimos perdieron la espera.

(Imagen 13) Foto: Fundación SUMAPAZ (Imagen 14)

Los niños parecen en un juego, son ansiosos, sonríen, corren, van de un lado a
otro poniendo la bolsa frente a los señores y luego con afán vaciándola en los
bolsos para volver a llenarla, volviéndose esto una competencia de juego con
los otros niños; esto es igual tanto para los más pequeños de cinco años hasta
para los de trece.
Las personas que hacen el recorrido en muchas ocasiones no tienen que pedir
porque ya los conocen en las tiendas y los mercados y solo tienen que hacer
una fila; o porque la comida está tirada por el piso y solo toca recogerla, como
en las centrales Minorista y Mayorista de mercado.
30

De allí se pasa a la siguiente cuadra donde hay otra carnicería, los primeros
que recibieron en la anterior carnicería llegan también de primeros a esta y los
niños vuelven y se arruman adelante; algunos adultos esperan que ya todos
hayan recibido para volver a hacer la fila, otros repiten independiente de esto.
En algunas tiendas se trata de controlar esta situación y en otras no.
Cuando a alguien le dan algo que no le gusta lo reparte entre las vecinas o
quien quiera llevárselo. Si alguien no alcanzó nada en las filas repetidas veces,
siempre hay alguien que está dispuesto a darle un poco de lo que recibió; a
veces aparecen personas que van pasando y se ofrecen a hacer la fila para
darle lo que recibió a alguna de las personas que está en el recorrido; de esta
manera conviven dos situaciones contrarias, mientras unos están concentrados
en la competencia, otros son solidarios con los que no lograron recibir nada,
construyéndose confianzas y amistades entre algunas personas como
enemistades con otras.

Se sigue a una tercera carnicería a cuatro cuadras; acá ya el grupo de


aproximadamente 30 personas se ha separado, algunos van muy rápido, otros
cogieron otras rutas o prefieren ir solos. El grupo que sigue junto haciendo la
fila es de quince personas, estos empiezan a ser un trayecto con pequeñas
paradas disperso en algunas ocasiones, muy cerca en otras. Cuando se llega
muy temprano a alguna tienda y no han abierto se aprovecha, en la fila, para
descansar y empezar a organizar el costal. Se saca el costal del bolso y se
echa todo el revuelto y el hueso que se ha recogido en las bolsas, de ahora en
adelante hay que echarse el costal al hombro.
31

(Imagen 15, 16, 17, 18)

El recorrido continúa en las legumbrerías. Algunas entregan los alimentos en


fila, otras ponen un cajón afuera para que recojan, esto hace que se abalancen
sobre este dejando a más de uno sin una porción, primando el ¡salvase quien
pueda!. En algunos lugares los alimentos están buenos y de calidad, en otros
son de baja calidad y en otros están en estado de descomposición; para los
segundos siempre hay alguna preparación que se puede hacer y si esta
dañado se le quita la parte mala o si no se puede, se botan.
32

(Imagen 19) (Imagen 20)

En las panaderías se les da a algunos los productos que no están frescos,


estos inmediatamente los reparten con los que están cerca para que mitiguen
el hambre, mientras llegan donde don Álvaro a desayunar.

Se llega al desayuno a las nueve y media. En una de las tantas calles del
barrio al lado de una cancha, Don
Álvaro prepara una olla de chocolate
y compra pan para darles de
desayunar a más de trescientas
personas que ese día están haciendo
el recorrido por allí, sólo basta con
acercarse para recibirlo, se sientan
en una acera y se lo comen. De allí
sigue el trayecto para Belén Rincón.

Foto: Fundación Sumapaz (Imagen 21)

Caminan en el barrio ante la mirada curiosa, pero en esencia indiferente, de los


residentes, las personas que van en los buses, los tenderos. Pasan por
parques, iglesias, viviendas y negocios, unos detrás de los otros, los que
conocen el trayecto y los que no, todos con sus bolsas, su costal y su morral,
33

pendientes de las filas, revisando las bolsas que se encuentran en el camino y


las cajas que sacan en las legumbrerías.

Algunos afanados por llegar de primero a las filas corren con sus costales
pesados, mientras los niños cargando su propio morral y las bolsas tratan de
alcanzarlos; a este punto ya están bastantes cansados de “trabajar”, tanto los
adultos como los niños.

(Imagen 22)

Se camina por el lado de una autopista aproximadamente 30 minutos bajo el


sol, cargando los pesados costales; se llega a un lugar donde hay muchas
tiendas juntas y empiezan de nuevo las filas en cada una de ellas y así se
avanza hasta llegar a un punto donde todos se sientan a organizar el costal.
Este lugar es un espacio amplio donde les permiten colocar los costales
mientras, con unas cuantas bolsas en la mano, van a realizar el último trayecto
en esa manzana. Aunque a este punto el cansancio es mucho, hay que hacer
el último esfuerzo y aprovechar para recoger lo que más se pueda, así
sobrepase la capacidad para cargar. Los niños se quedan cuidando los
34

costales y morrales, ya que en algunas ocasiones se les han llevado bolsas, ya


sea gente extraña o entre ellos mismos, situación preocupante teniendo en
cuenta el contenido y la forma como se consiguió.

Regresan a los veinte minutos con una bolsa llena de hueso y legumbres y
empiezan a seleccionar lo que se llevara para la casa o lo que definitivamente
no, como los alimentos en descomposición que se dejan por ahí. Se reparte
con los otros lo que no se quiere ya sea por gustos o por que se tiene mucho o
solo por compartir; se organizan las cantidades dependiendo de las personas
que los acompañan, entre la cantidad de niños o entre los adultos por si van
para la misma casa. Mientras se da esto se van comiendo un banano, un
pedazo de pan o cualquier cosa que les hayan dado que se pueda consumir
inmediatamente mientras llegan a preparar el almuerzo a las casas.

(Imagen 23) (Imagen 24)

Lo que recogieron va a ser la comida de la semana, lo que no lograron recoger,


lo más posible, no lo probarán durante estos días a menos que se busque por
otros medios, así la alimentación crea la necesidad de encuentros solidarios
con los vecinos, a pesar de precariedad, para complementar la sal, la panela o
un poco de aceite entre otros.

Se preparan para irse, pasan la calle con sus costales y esperan todos el bus
que los lleve al centro, el carro los lleva de $500 a $700 o en ocasiones gratis
35

sin ningún problema porque ya los conocen. Al medio día ya están listos para
coger el carro a sus barrios y a sus cocinas.

(Imagen 25) (Imagen 26)


Se regresa a la casa “más muerta de hambre de lo que uno se levanta”7, a
preparar la comida con lo que pudieron recoger y a buscar con las vecinas
complementar lo que les hace falta para la preparación. Cuando recién se llega
del recorrido lo primero que se prepara es una sopa de hueso y arroz y la
aguapanela.

(Imagen 27)

7
Entrevista a Carmen. Barrio La Cruz. Junio 2009
36

La mayoría los domingo estaban en las casas haciendo la comida de lo que


recogieron en los días anteriores, ahora se han establecido rutas para los
domingos en que cada vez van llegando más personas. Generalmente ese día
se hacía un sancocho con el hueso y se invita a dos o tres vecinas. En el resto
de los días las preparaciones dependen obviamente de los alimentos que se
disponen en las casas, si hay solo papa se come papa cocinada.

Los días especiales como el día de la madre, navidad etc., les dan en el
recorrido alimentos diferentes como pollo, una libra de carne buena o en
ocasiones un almuerzo.

Marx anuncia este tipo de situaciones dentro de la sociedad capitalista, cuando


en Inglaterra se requería la acumulación originaria mediante la separación de
los medios de producción a los campesinos irlandeses, y así impulsar el
capitalismo “… El irlandés no conoce ya otra necesidad que la de comer, y para
ser exactos, la de comer patatas, y para ser más exactos aún solo la de comer
patatas enmohecidas, las de peor calidad” (Marx, 1844)

De esta manera, la alimentación se vuelve el escenario de la sobrevivencia y


de los lugares comunes de la necesidad; así, como propondría Motanari, “el
modo de comer (y en general el modo de vida) revela, desenmascara el estado
social de las personas. Sirve para mostrarlo y al mismo tiempo, reafirmarlo”
(Montanari, 1993:91).

Empezar a hacer el recorrido. Para los adultos, la primera vez que se va al


recorrido es un choque emocional fuerte. Llegan al sitio y ven como estas
personas recogen la comida de unas canecas de basuras, una señora dice que
lo único que se le ocurrió fue ponerse a llorar…no creía lo que le estaba
pasando. La familia se convierte en una razón para hacerlo, cerrándose la
construcción colectiva a las necesidades básicas del grupo familiar, ya que se
cree que es más fácil solucionar los problemas a este nivel que el problema en
el conjunto social, viéndose el problema del conjunto como una multiplicación
37

del problema individual, es decir, como si fuera simplemente una insuficiencia


de alimentos para todos.

Cuando Goody nos propone observar las dinámicas de las cinco fases de la
producción, nos está ampliando la mirada al conjunto para entender la esencia
del problema, si se mira de manera individual no se capta la esencia que tiene
que ver con dinámicas propias del conjunto social que se diferencian de las
situaciones individuales, donde lo individual sólo es portador de las
consecuencias del conjunto.

De esta manera la mirada a problemas familiares, barriales entre otros


microespacios genera respuestas que no solucionan, ni permiten cambios sino
que sólo generan contenciones, cada vez más débiles.

Así, las personas de manera individual maniobran estos cambios, los


desplazados con las nostalgias propias de un pasado con abundancia, pero
con una rutina nunca constante, que como ellos lo manifiestan, se rompe a
cada momento por la violencia, por los proyectos y megaproyectos que los
desplaza, como la reubicación de vivienda, la construcción de carreteras, entre
otros, que hacen parte de la visión de desarrollo económico para la ciudad.

Listo para salir al recorrido. Para salir a hacer el recorrido se visten de


manera que sea acorde con lo que van a realizar, normalmente se colocan
ropa que esté vieja, ya que para las personas que regalan en las tiendas y
mercados si ven que van bien vestidos dicen que ellos no necesitan lo que
están pidiendo.
Aparte de ello las señoras que hacen el recorrido se quitan los aretes, los
relojes y dejan los celulares en las casas.

Doña carmen dice “la primera vez que fui hacer el recorrido me fui bien vestida
porque yo no sabía que era el recorrido, entonces una señora en Moravia [que
estaba repartiendo comida] me dice. ¿Usted en el recorrido? ¡Usted no viene a
hacer el recorrido!... y yo le contesté que el recorrido no lo hacemos por falta de
ropa, sino por falta de comida …que si lo ven a uno bien vestido dicen que uno
38

no necesita, pero mentiras uno tiene su ropa buena pa´ colocarse”8. Al igual
que la ropa, durante los recorridos les regalan accesorios que las dueñas ya no
quieren usar. Además en barrios como La Cruz, donde no hay teléfono fijo, el
celular se vuelve un elemento indispensable.

Esto permite establecer diferentes posiciones en la sociedad; hay una parte en


la pobreza y otra que observa como espectador esta situación.

La sociedad como espectadora, acepta y le da unas características a las


poblaciones empobrecidas que las va naturalizando cada vez más. De esta
manera se construye una mirada a lo que debe ser el pobre no sólo física sino
culturalmente y la relación que se puede establecer con ellos; cuando se habla
de su aspecto físico se hace referencia a la forma como se viste, los accesorios
que lleva, desconociendo los diferentes contextos de la pobreza, donde hay
situaciones que llevan a estas condiciones de manera repentina, como el
desplazamiento forzado o el despido masivo de trabajadores; por su situación
estas poblaciones no tienen las características preestablecidas socialmente de
la pobreza, pero sus condiciones en otros aspectos como la alimentación, es
precaria y las oportunidades para salir de esta situación muy pocas. Se
construye toda una imagen del pobre que a la vez es utilizada estratégicamente
para sobrevivir en el medio y como elemento de juicio para ayudar o no a la
persona. Marx se refiere a lo que él llama pobreza artificial atribuible al
movimiento industrial debido al trabajo no retribuido, y la diferencia de la
pobreza natural debida a la baja productividad de los recursos naturales en
determinadas regiones o zonas. Los llamados cinturones de miseria como es el
caso de La Cruz y barrios circunvecinos, en gran parte son el resultado de
aquella pobreza artificial a la vez que es expresión palpable de la ley de la
superpoblación relativa. Aludir la pobreza histórica sin una causa que la
determine es pensar que esa ha sido una situación permanente.

En el recorrido algunas personas llevan varias prendas para repetir en las filas,
se cambian la camisa y se sueltan un poco el cabello y vuelven a hacer la fila, y

8
Entrevista a Carmen. Barrio La Cruz. Junio 2009
39

a los ocho días llevan otras blusas diferentes para que no las reconozcan,
mientras que la persona que está entregando los alimentos no se da cuenta de
la situación por estar ocupada; esto pone el engaño como característica de la
cotidianidad de la sobrevivencia, que consiste en mentirle al otro para lograr
algún beneficio individual.
Esto se considera vergonzoso para algunas de las personas que están
haciendo el recorrido, ya que esto puede dejar a otros sin su porción.

Esta situación, sumado a los constantes conflictos y competencias que se


generan entre ellas en las filas donde a veces llegan a los golpes, hace que
algunos tenderos decidan no dar más alimentos, como en la carnicería La
Cruz.

Los que hacen el recorrido. Normalmente el recorrido lo hacen las mujeres,


algunas con los niños, pero día a día va aumentando la cantidad de hombres.
En la actualidad, en el caso de los hombres hay algunos que bajan a hacer el
recorrido y otros que sólo recogen a las esposas, madres o hijas en el sitio
donde las dejan las busetas para ayudarles a cargar el costal y las bolsas que
traen de “trabajar”. A la mayoría de mujeres no les gusta que los hombres
vayan a hacer el recorrido, especialmente en las familias de desplazados
porque es una situación contraria a lo que vivían en el campo, en donde
muchos eran pequeños propietarios de tierra y producían gran parte de su
alimentación.

Ahora, en estas condiciones, quienes provee la casa de alimentos, en mayor


medida, son las mujeres y los hombres deben asumir algunas labores del
hogar, generando cambios en los roles en la familia y tal vez en la sociedad.

Esta actividad desgasta mucho a los que lo hacen, como lo expresa una de
ellas, “me mantenía cansada de los recorridos”9 y ahora presenta problemas en
las piernas, que ellas atribuyen a las largas caminatas y constante exposición

9
Entrevista a mujer habitante del Barrio La Cruz. Abril 2009
40

al sol a que se someten en el recorrido. Además se quejan de dolores de


cabeza, y de espalda, entre otras.

La situación de la niñez en este contexto de la alimentación se vuelve una de


las cuestiones más importantes de debatir. Dadas las condiciones económicas
y culturales de estas poblaciones, encontramos en las familias situaciones,
aparentemente irreversibles de la condición de miseria, no solo física, sino
también en sus modos de vida, esto se acentúa debido a situaciones donde las
madres llevan los niños a los recorridos. Las razones que ellas expresan para
hacer esto es que no tienen con quien dejar a los niños y si los dejan solos
puede ocurrir algún accidente como pasó con unas niñas que murieron
calcinadas. Por otro lado, les dan más alimentos y cosas para los mismos
niños. Esta situación va naturalizando estas prácticas en los niños como formas
de ser y hacer la cotidianidad, de sobrevivir en un lugar sin oportunidades
estables, como lo es la ciudad de hoy.

Así el “recorrido” se hace desde pequeño y se convierte en formas cotidianas


de subsistencia, como respuesta a unas condiciones económicas precarias.

Por ello es normal que las familias de diferentes generaciones se levanten con
el recorrido. Las niñas que antes iban a acompañar a las madres, hoy son las
que hacen el recorrido para sostener a sus propios hijos, por los mismos
lugares que lo hacía o hace su madre, porque, como dicen ellas, ya las
conocen desde niñas. Es muy frecuente también que hasta edades muy
adultas los hombres que desde niños fueron “levantados” con el recorrido y
ahora viven por aparte, las madres les den parte de lo recogido en el recorrido
para que se sostengan mientras vuelven a encontrar comprador a su fuerza de
trabajo, así sea por algunos meses o días.

La reproducción de esta situación, generacionalmente, se da por la


reproducción de las mismas condiciones materiales de producción y a partir de
allí la diferenciación en el acceso de los medios materiales de vida entre la
población.
41

Los que dan. En las rutas que hacen las personas en los recorridos se
encuentran del otro lado personas que por diferentes motivos les hacen posible
este “ingreso familiar”…los que dan…

Don Salomón10, trabajador de un depósito en Barrio Triste hace 16 años cuenta


que parte de sus funciones era todos los días de 12 m a 2 pm, repartir la
monedita a los que iba en el recorrido. El patrón lo mandaba a cambiar un
billete en monedas de 20 centavos y de 50 centavos, para repartir en una fila
de 20 a 30 mujeres con niños. A cada una le tocaba de a una moneda. Cuando
se acababa esta fila se iba a cambiar otro billete y cuando llegaba de cambiar
el billete, había una fila igual. Se podía repartir hasta $50.000. El patrón lo
hacía porque consideraba que había que ayudarles a los pobres, pues él había
sido pobre y entendía su situación. Los empleados que daban las moneditas
generalmente no sabían quienes eran las personas que hacían el recorrido y
de donde venían. Es la sociedad del anonimato y la indiferencia, pues la
relación que se establece entre quien recibe y quien da es generalmente
impersonal, no es un acuerdo, ni una negociación, es caridad.

Si los que dan los alimentos se enteraban que las personas repetían sin que ya
todos hubieran recibido su porción, dejaban de dar alimentos en esos sectores,
por ello cuentan ellas que ya no recibe el maíz para las arepas porque había
personas que salían con bolsas grandes llenas y otras se quedaban sin nada.

En los lugares donde se hace el recorrido los acercamientos que se dan entre
las mujeres que hacen el recorrido y las que le dan los artículos, permite crear
lazos de colaboración, donde se logra a veces concretar trabajos domésticos o
convertirse en una confidente de las situaciones cotidianas que viven las
personas que les dan las cosas, aunque en general estas relaciones son
efímeras.

10
Entrevista a Salomón. Barrio La Cruz. Septiembre 2009
42

Los que regalan asumen de diferentes maneras la situación, para algunos el


recorrido es una forma de no trabajar, para otros es una cuestión de necesidad
y para muchos una situación indiferente, volvemos así a una personalización
del problema, como se había planteado antes.

El recorrido como negocio/ingreso. El recorrido es usado en algunos casos


sólo en los momentos donde hay mayor necesidad, y en otros casos se
convierte en un trabajo que hay que hacer siempre, independiente de las
condiciones materiales de las familias, así, hay varias personas que aunque su
situación económica es estable continúan haciéndolo, pues se ha convertido en
un ingreso familiar.

Aquí, se contrasta la forma como se van configurando las opciones para la


satisfacción de las necesidades básicas individualizadas, en comparación con
las sociedades anteriores que se organizaban de acuerdo a lo que se
necesitaba producir para la satisfacción del colectivo.

La opción del recorrido en el primer caso se ve como la única posibilidad de no


aguantar hambre; para algunas familias, cuando los hombres empiezan a
trabajar como obreros o las mujeres consiguen algún empleo doméstico, el
recorrido deja de ser una obligación y se convierte en una opción más para
complementar la alimentación de la familia. Cuando ellos terminan el trabajo,
el recorrido se convierte en el único sustento y por ello una obligación.

Con resignación una de ellas expresa que en estos momentos “parece que el
trabajo de mi hijo en la construcción se va acabar, dentro de poquito va a tocar
volver a coger el costal y hacer el recorrido”11, en esos días que ella no tiene
que hacer el recorrido, dice que le da pereza ir por allá y de todas formas ya no
está en condiciones de hacer esas largas caminatas. El tiempo en que no tiene
que hacer el recorrido lo puede dedicar a otras actividades como ir a reuniones,
eventos o estar en la casa con la familia. Pero meses después, ella había
vuelto a Belén rincón a hacer el recorrido.

11
Entrevista a Carmen. Barrio La Cruz. Agosto 2009
43

Para otras familias el recorrido es un ingreso permanente, es el trabajo de las


mujeres y de algunos hombres, independiente de que alguien en la casa tenga
ingresos, esto permite que las condiciones de las familias mejoren en términos
cuantitativos, es decir, la posibilidad de adquirir más electrodomésticos para las
casas y objetos de consumo, porque en términos cualitativos la alimentación
que se consume es la que se consigue en el recorrido, las condiciones
habitacionales siguen siendo precarias y las relaciones familiares conflictivas.

Los riesgos del recorrido. Las personas que hacen el “recorrido” son
vulnerables ante cualquier tipo de vejamen pues están en territorio ajeno y en
la última escala de la posición social, son aún más frágiles en esta sociedad
donde se relaciona la pobreza con la delincuencia. Estas personas que hacen
el recorrido han sido victimas de sicarios, de torturas, de amenazas… en
muchas oportunidades, como tantos muertos en Colombia, por equivocación.
Hay otros casos donde la imprudencia y el oportunismo de algunas personas
que van en el recorrido perjudica al grupo en su totalidad, algunos de ellos
aprovechan las oportunidades de apropiarse sin permiso de las cosas que
encuentra en las tiendas, generando desconfianzas y que en algunos lugares
decidan no volver a darles nada.

El recorrido se ha convertido en un lugar donde se puede buscar y encontrar


aquellas personas que pudieron escapar de los lugares donde serían
asesinados, y las madres son los puentes para encontrarlos. A estas madres
que hacen el recorrido, que tienen hijos condenados a muerte, se les persigue,
se les intimida y se les insulta. Hacen el recorrido con el temor de la amenaza,
pero con la necesidad y el hambre, arriesgando sus vidas por la de su familia.
Y así vuelven al recorrido con el miedo propio que les dejan los vejámenes a
que son sometidas, pero con la urgencia de la necesidad. Varias de ellas han
sufrido estas situaciones por error porque son confundidas con otras señoras, a
una de ellas un par de hombres que se movilizaban en una moto la retuvieron
por unos minutos mientras ella iba en la fila, la insultaron, la amenazaron y le
preguntaron por el hijo y ella les dijo que ese no era su hijo, cuando por fin se
44

dieron cuenta del error la dejaron; ella quedó paralizada en ese sitio llena de
pánico.

Cualquiera de estas madres puede ser victima de estas situaciones, el


recorrido se convierte para algunas en un peligro, en una angustia que se le
suma a las que ya viven en sus barrios con sus familias, así la posibilidad de
una estabilidad en la ciudad, especialmente para los desplazados que huyen
del conflicto armado, se hace más difícil.

El fiado

El fiado es otra de las formas de sobrevivencia, de salvaguardar el día del


hambre absoluta, escondida en la trinchera de una aguapanela, y de una
cucharada de arroz.

Desde que en la casa no haya trabajo o alimentos se va a la tienda a fiar,


desde un huevo, un tomate, un plátano, un confite, hasta el mercado de los
próximos siete días. El fiado es un desvare; siempre que no hay con que
comprar es el único medio para conseguir algo de alimento, sin pagar
inmediatamente con la idea de conseguir dinero más adelante para poder
pagar. Cuando se consigue trabajo el dinero del pago ya está gastado y
aunque se ganó dinero hay que volver a fiar porque no alcanza para pagar el
tiempo en que no hubo trabajo y sin embargo la familia comió y que hay que
seguir comiendo aunque no haya dinero, ni trabajo.

El fiado generalmente tiene un tope de $100.000, pero para alcanzar este límite
es necesario establecer vínculos de confianza entre el tendero y el comprador
a crédito.
El pago depende del estado económico de la familia, si tienen un trabajo
estable deben abonar en la tienda quincenalmente, cuando no hay un trabajo
estable parte del pago debe destinarse para el pago en la tienda. Cuando no
hay nada de trabajo deben mesurar ese tope para sobrevivir el tiempo que sea
necesario, la única forma que les aumente es que sea una situación extrema,
siendo el aumento una excepción.
45

Hay que tener en cuenta que por el mismo contexto de pobreza en que viven
las familias del barrio, el fiar a cualquier persona no es muy común, hay
muchas familias que no les fían en las tiendas porque se sabe que les quedaría
muy difícil pagar, esto hace que estas familias desempleadas se vean en parte
obligadas a conseguir el diario de los alimentos por otros medios como el
recorrido… o de lo contrario se ven abocadas sin remedio al hambre.

El fiado es una práctica que se realizaba antes sin tanto prejuicio, los tenderos
accedían a ello con mas facilidad; esto se debía a que todos los habitantes del
barrio se conocían, no habían tantas personas como ahora y las condiciones
laborales eran mas estables, además la cercanía permitía mantener entre los
habitantes lazos de solidaridad y confianza, a diferencia de ahora que dado el
aumento de las personas que están en el barrio se ha disminuido la confianza,
ya que no se conoce a todas, ni su procedencia; además las posibilidades
laborales se han ido reduciendo a un pequeño numero de obreros, en
condiciones precarias.

Así, el fiado se convierte en la posibilidad de comer algo en el día o en los


próximos días, pero sólo para algunos, los que todavía tienen la esperanza de
trabajar.

El menudeo

En otras ocasiones la compra de los alimentos pasa a depender de lo que se


haya podido conseguir en esos días. Un gran porcentaje de la población
compra el “diario”, que es una cantidad de alimentos que se consigue para la
comida de un día de la familia de cinco a ocho personas, con aproximadamente
$8.000. En las tiendas se venden porciones que les permite el acceso a
muchos productos, algunas de estas porciones ya vienen desde las fábricas
como el tarro de aceite de $1.000, el jugo “Tampico” de $250 y otras se
proporcionan en la tienda como el salchichón. Esto está insertando
paulatinamente la producción de las grandes industrias en la comida cotidiana
46

de estas familias, por sus tamaños, precios y sabores y disminuyendo el


consumo de otros productos de producción directa.

Para las personas que hacen el recorrido, la tienda del barrio es el último lugar
donde se va, donde se complementa lo que no se recibió, lo que generalmente
se compra allí es: el aceite, la sal, la salsa de tomate, la panela, el café, arroz,
el azúcar, el chocolate, los huevos y las arepas. Para los que no hacen el
recorrido, aparte de estos alimentos, en la tienda del barrio se consigue el
“revuelto” (papa, yuca, plátano…), la carne, algo de verdura y los granos.

Así, la tienda de barrio cumple un papel importante en la posibilidad de


alimentarse, en las formas de adquisición, tipo de alimentos que se consumen
y en las relaciones que pueden establecerse en la cotidianidad.

La olla comunitaria

La olla comunitaria es el encuentro de la comunidad alrededor de la comida, es


la colectivización del alimento, es el espacio donde se socializan sabores,
olores y formas.

La olla comunitaria ha sido muy importante para el barrio, esta ha estado en


función de eventos desastrosos o positivos: cuando hubo la tragedia en que se
cayeron varias casas la gente se reunía a hacer la comida a los que estaban
ayudando en la remoción de escombros y a los damnificados; en otras
ocasiones todos los vecinos aportaban papa, yuca, o lo que podía, para de
alguna forma colaborarles a los que no tenían que comer, especialmente las
familias que iban llegando desplazadas. Cuando había programas para los
niños, las mamás hacían una olla comunitaria; asimismo ocurría en los
convites, donde se realizaban obras con trabajo voluntario, como la carretera,
las primeras escuelas, entre otros.

Actualmente lo que se hace es que si en una casa se cocina un poco más, se


le manda un poco a las otras familias que no tienen nada, esto se hace con los
47

vecinos, porque aunque hay muchas necesidades se ha cerrado más el circulo


de solidaridad hacia los meramente conocidos debido a que las familias han
crecido mucho, las diferencias religiosas, los conflictos cotidianos que cada día
van en aumento y la constante violencia en los barrios.

Ahora como existen fundaciones que llevan alimentos al barrio ha bajado la


participación de la comunidad y de los comerciantes en esas redes de
solidaridad. “Ya no hay esa motivación, porque no hay la necesidad”12. La
entrada de las instituciones, fundaciones y demás, en los barrios ha tenido
implicaciones en las formas como se desarrolla la cotidianidad de estas
poblaciones, han entrado como administradores de la cotidianidad, de las
crisis, de las contradicciones. En la Cruz, algunos lugares de encuentro
cotidiano se han transformando en escenarios de estas instituciones, han sido
privatizados, convertidos en locaciones cerradas y administradas por ellas,
transformándose de esta manera la forma como las personas se relacionan con
el espacio.

Foto: Fundación SUMAPAZ (Imagen 28)

12
Entrevista a Anderson. Barrio La Cruz. Agosto de 2009
48

II. LOS ALIMENTOS ENTRAN A LA COCINA: LA COCINA EMPIEZA A


HABLAR.

“Desde el fondo de los tiempos, llegan a nosotros las artes de


alimentarse, en apariencia inmóviles en el corto plazo, en realidad
profundamente
transformadas en el
largo plazo.
Abastecimiento,
preparación, cocción y
reglas de
compatibilidad pueden
muy bien cambiar de
una generación a otra,
o de una sociedad a
otra. Pero el trabajo
cotidiano de las cocinas
permanece como una
manera de unir materia
y memoria, vida y
ternura, instante
Ilustración: Giuseppe Arcimboldo, verano, 1563 presente
y pasado abolido, invención y necesidad, imaginación y tradición:
gustos, olores, colores, sabores, formas, consistencias, actos,
gestos, movimientos, cosas y personas, calores, especias y condimentos.
Las buenas cocineras jamás están tristes, ni desocupadas; trabajan para dar
forma al mundo, para hacer nacer la alegría de lo efímero; nunca terminan de
celebrar las fiestas de los grandes y pequeños, de los sabidos y los locos; los
maravillosos encuentros de hombres y mujeres que comparten la vida (en el
mundo) y la comida (en torno a la mesa). Acciones de mujeres, voces de
mujeres que hacen habitable la tierra”
David Le Brenton
49

Después que se consigue el alimento se pasa a otro nivel, a los espacios


privado de la familia, en este caso a la cocina. Este es el lugar donde se
concreta la metamorfosis de los alimentos, donde se plasma gran parte de los
conocimientos sobre la vida y donde está se esta constantemente renovando.

Lo que se prepara es acorde con las posibilidades de acceso de los mismos y


su forma de preparación hace parte de unos hábitos recogidos
generacionalmente que van de la mano con estas condiciones. De esta
manera para Goody, “la organización de la mesa se relaciona claramente con
la economía, con la cortesía y el amplio campo de lo doméstico” (Goody, 1995).

Según Goody, la cocina tiene que relacionarse con la distribución de poder y


autoridad en la esfera económica, esto es, con el sistema de clase o
estratificación y sus ramificaciones políticas.

Para algunos los cambios que se presentan en la alimentación hace parte de


cambios en las costumbres, como si estas fueran una masa autónoma que se
mueve de manera arbitraria. Como ya vimos, la costumbre se encuentra en un
campo de conflicto entre los intereses de las clases sociales, de esta manera
las costumbres están determinadas por otros elementos más generales, como
el económico, y en este sentido con la costumbre más que el cambio se busca
la defensa del bienestar colectivo y no una adaptación a las necesidades de
una clase que atropella.

Lo mismo se podría decir para aquellos que mistifican la cultura y la ponen


como punto central en los cambios o permanencia de cualquier aspecto de la
vida social. “…el mismo término “cultura”, con su agradable invocación de
consenso, puede servir para distraer la atención de las contradicciones sociales
y culturales, de las fracturas y las oposiciones dentro del conjunto” (Thompson,
1995:19). Y aunque los valores sociales y los tradicionales modelan los hábitos
alimentarios de los pueblos, son sus instituciones económicas las que les
permite producir las provisiones (Goody, 1995: 59).
50

De esta manera se hace relevante observar lo que pasa en las cocinas, pues
es la última forma que van adquirir los alimentos, transformados por maneras
de hacer que reproducen hábitos, mentalidades, adaptaciones y ante todo roles
que marcan diferencias de genero, teniendo como base las relaciones sociales
establecidas, en el caso que nos ocupa partiendo de una constante
degradación de lo social.

La cocina

La cocina es el lugar donde la alquimia tuvo su origen, donde se empezó a


forjar el talento humano, sin distingos entre hombres y mujeres, donde se
fortalecieron los grandes guerreros; elemento donde se reflejan las condiciones
económicas, culturales y afectivas de las poblaciones, espacio de construcción
de la cotidianidad, de formación de la obediencia o desobediencia, de la
salud/enfermedad …

Según Montanari, la cocina es “un conjunto de técnicas encaminadas a la


preparación de los alimentos” (Montanari, 2004: 34); pero esta idea se queda
corta frente a la mirada de lo que se conoce geográficamente como Oriente,
que la concibe no solo como una técnica para hacer comestibles los alimentos
sino como una habilidad llena de implicaciones estéticas y artísticas. En la
cocina Euroasiática se establece una diferencia entre la haute y basse cuisine,
donde la primera es una especialización y profundización en las formas de
preparación y consumo de los alimentos y la segunda, como su nombre lo
indica, una utilización simple de la misma, apelando sólo a su objetivo
fundamental, quitar el hambre. Esta diferencia surge, según Goody, en
sociedades estratificadas corriendo paralelas a las distinciones de clase.

Esto último nos lleva a cuestionar ¿cómo se corresponde esta diferenciación


con la situación que se analiza por cuanto los miembros del “recorrido” por lo
general quedan al margen de las clases sociales?
51

Las formas de las cocinas permiten entrar a explorar hábitos, gustos,


costumbres, cotidianidades, historias, estados de salud y visiones del mundo.
Las cocinas son diferentes, están condicionadas por la economía, donde se le
amarra las historias traídas de anteriores generaciones; surge de esto, las
cocinas de los pobres, de la clase media y de los ricos y dentro de estas las
campesinas y las de ciudad.

Así, la cocina es historia; allí se cuentan las historias de hambre, de opulencia,


de placer, de miseria… a través de los sabores que se inventan, se
transforman, se combinan o se separan, o simplemente se necesitan.

“Los alimentos no son células que vagan ensambladas de manera


casual, sino unidades de significado que desempeñan una función
precisa dentro del sistema alimenticio” (Montanari, 2004: 90)

Los procesos de poblamiento que ha tenido Colombia durante los últimos 60


años, han llevado a que las formas de las cocinas en las ciudades tengan sus
raíces en la historias de subsistencia que le han dado forma a las cocinas
campesinas.

Nuestro país en los años 50 vivió una época atravesada por la violencia y el
desarraigo, convulsionada de luchas y resistencias, donde los campesinos
fueron sacados violentamente de sus tierras por los latifundistas.
A otros campesinos, la pobreza y las miserables condiciones en que se
encontraban no les permitía sobrevivir con el trabajo agrícola, obligándolos a
desplazarse a las ciudades. Esto llevó a que, alrededor de los años 60, la
distribución poblacional cambiara, y la mayoría de la población se encontraba
viviendo en las ciudades.

En los noventa e inicios del siglo XXI los megaproyectos, el narcotráfico, las
guerrillas, los militares y los paramilitares protagonizan otra oleada de
desarraigo en el país, dándose para este momento una cifra aproximada de
cuatro millones de desarraigados del campo a la ciudad.
52

Este trance se hace problemático porque empieza a transformarse la


cotidianidad a partir de necesidades materiales que no pueden resolverse de la
misma forma como se hacía antes en el campo, cambia las formas de
participación en la producción y la propiedad sobre los medios y de esta misma
manera se afecta la consecución de los medios materiales de vida, debiéndose
modificar los hábitos y las relaciones con el entorno social.

Estas poblaciones, cuando llegan a la ciudad, tienen unas condiciones


económicas bastantes precarias, esto hace que tengan que ubicarse en las
periferias de las ciudades e integrarse a las diferentes formas de sobrevivencia,
junto con la población pobre que ya habita estos lugares.

La cocina campesina

Para muchos la cocina rural es la cocina de las abuelas, espacios con


características particulares que ellas construyen de acuerdo a sus
conocimientos de infancia y lo que hoy son sus cotidianidades, siendo la
cocina el principal referente de sus vidas, diferente al caso de los hombres.

La visita a una de estas cocinas rurales del Oriente de Antioquia nos permite
contar, a través de la etnografía, cual es la importancia de la cocina dentro de
la cotidianidad, a qué se deben sus características y qué sensaciones produce
a los que la habitan.
53

(Imagen 29)

(Imagen 30) (Imagen 31)

Este es el único lugar donde se puede conversar con estas mujeres dedicadas
a la casa, ya que se la pasan de la huerta a la cocina y de la cocina a la huerta
y en esta última fácilmente logran escabullirse en sus múltiples quehaceres en
lo indeterminado del espacio.
54

La forma de esta cocina, la de la abuela, enloquece. Cualquier obsesivo


moriría antes de intentar organizarla sabiendo que en un minuto se destruiría la
obra maestra de cualquier higienista. Su cocina la forma un montón de objetos
sobre un mesón, algunos con comida del día anterior, otros con los restos de
comida no repartida, y otros tantos esperando a ser servidos.

(Imagen 32) (Imagen 33)

Esta tiene un ambiente propio que no se percibe en otro espacio, sus sonidos
los produce aceite caliente, la máquina de moler, los chasquidos de los dientes,
los golpes de las cucharas en los platos, el chorro de agua abierto, la leña
ardiendo, el olor de las cáscaras de los huevos quemándose, el golpe de las
ollas puestas en el mesón… y sus olores se eternizan en nuestras memorias.

La cocina de la abuela es muy grande, ella dice que entre más amplia, más
buena “porque más trebejos monta uno”. Y así es, cuando la abuela prepara la
comida utiliza muchos trastes. Así esté cocinando sólo para ella, se
encuentran ocho cucharas, cuatro ollas, dos platos, dos tasas, dos mesones
sucios y el comedor lleno de vasijas.
55

(Imagen 35)

(Imagen 34)

Hay tantos trastes en esa cocina como hijos han sido criados, pero con la
aclaración de que ninguno vive ya con la abuela, a pesar de ello, en todo
momento hay varios platos, vasos y cucharas puestos en la mesa, como a la
espera. Dice que hay que mantener los trastes listos porque cualquier día
pueden llegar los hijos o los nietos de visita y “los trastes tienen que estar
disponibles y a la vista”. La abuela dice que es necesario que estén ahí, que a
ella no le gustan las cocinas desoladas, que aunque no haya nadie en la casa
los trebejos dicen que no está sola, que de lo contrario parecería un salón de
muertos, “no hay más que un plato y una tasa” y la soledad inundaría la cocina,
la casa y su vida.

(Imagen 36)
56

La abuela pasa todo el día preparando y llevándole la comida a las gallinas,


marranos, cabras, conejos, patos, pollos y perros que viven con ella, por eso la
cocina está constantemente moviéndose y ensuciándose y se la pasa todo el
día desordenada. La abuela dice que la cocina parece desordenada y que la ha
intentado ordenar, pero es que para ella las cosas tienen que estar visibles y
fáciles de coger, la sal, el azúcar, la panela, el limón, el tomate, los huevos…
siempre tienen que estar en el mesón de la cocina, así no haya mucho espacio
para el resto, pero pareciera que todo lo que quepa en el mesón de la cocina
es indispensable tenerlo a la
mano los siete días de la
semana, aunque nunca se use.

(Imagen 37)

(Imagen 38)

Cuando otras personas han intentado


organizarle la cocina, ella se molesta,
porque le mueven todo del puesto y luego no encuentra lo que necesita, por
eso en cuestión de segundos vuelve y organiza a su manera, es decir
desordena todo; al final ella dice que es la costumbre que no la deja cambiarle
el orden a su cocina.

En el lava platos siempre hay algo por limpiar, aunque


se lave todo. Se lavan platos, cucharas, ollas, embudos,
frascos, rayadores, tapas, botellas de gaseosa…

(Imagen 39)
57

En el suelo, en las esquina de la cocina hay ahuyamas, yucas y plátanos, y tres


recipientes que tienen su lugar propio al lado del lavaplatos, debajo de una de
las máquinas de moler que nunca se mueve de ese sitio. Los recipientes
siempre están ahí, tanto para nosotros los visitantes como para los animales
que llegan a buscar su comida; en uno de ellos,
el más grande, echa la aguamasa para los
cerdos y los otros dos pequeños están de
auxiliares del grande; aunque estorban mucho el
paso, para la abuela no hay otro lugar para
colocarlos, ella dice que a pesar de que su
(Imagen 40)
cocina sea tan grande no hay espacio, y que definitivamente ese es el lugar
que deben ocupar.

Por esta cocina han pasado muchas bocas buscando saciar el hambre, entre
ellas sus once hijos que se criaron en la pobreza absoluta, otras cansadas y
desdentadas como la del abuelo que llegó a viejo sin nada, otras muy limpias
como la de los yernos y nueras, otras intrigadoras como la de las vecinas que
no pasaban tres días sin ir a hacer la respectiva visita y otras que no se
lamentan y no rezan como la de los animales.

La Cuca13 es la compañera de la abuela, siempre presente, inseparable; la


Cuca se ha enseñado a comer y
disfrutar lo poco que la abuela prepara, es la
única que no se queja de su comida, ni de
la forma de su cocina, no le importa el
orden que las personas exigen, solo le
importa ver cada mañana a la abuela viva, y
como siempre incontrolable. (Imagen 41)

13
La mascota de la abuela, una perra.
58

Cada preparación que hace la abuela cuenta una historia, algunas muy propias
como la del plátano, otras muy cotidianas como el sancocho y los frijoles y no
más, por que la abuela nunca aprendió a preparar nada más.

La receta del plátano se hacía antes, cuando no había más que darles de
comer a los niños, porque los plátanos siempre estaban disponibles en la
huerta; Estos se cortaban, se molían en la máquina y luego se ponían en agua
a cocinar con panela, de ello resultaba una colada de plátano.

La necesidad de alimentación o más claramente, el hambre, obligó a la


creación de nuevos platos con los pocos productos que se tenían a mano; la
cocina de los pobres ha sido todo un laboratorio de sabores, donde ante la falta
de productos, han surgido invenciones de toda índole. En estas cocinas se da
una relación entre el más y el menos, entre más falte alimentos, bebidas,
instrumentos de cocina, entre otros, más sobra hambre, tristeza,
desesperación, nostalgia y deseo.

A la abuela no le gusta comer nada diferente a lo que normalmente ha comido


como es el sancocho y los frijoles, ella dice que las comidas “refinadas” no la
emocionan, que le toca en las fechas especiales comer por comer, que esas
son carajadas, que no tiene sentido gastarse todo el día en la cocina haciendo
una comida que viene a saber igual que todas las comidas, “para uno es la
misma historia”, dice ella, “cansarse uno todo el día pa´ comerse una comida
no tiene sentido”.

A la abuela le gustan mucho los dulces, por eso cuando uno abre su nevera ve
muchos dulces (escondidos), pues le fascinan y solo comparte con los niños
más pequeños.

El gusto es una construcción social, es la historia colectiva; sus formas hacen


parte de una producción territorial y a su vez de una posición de clase que les
permite el acceso a una variedad de productos; estas situaciones les permiten
construir valoraciones sobre los alimentos, enseñándolos u obligándolos a
elegir.
59

Montanari lo plantea de la siguiente manera:

“Los comportamientos alimenticios son fruto no sólo de valoraciones


económicas, nutricionales o saludables perseguidas racionalmente, sino
de elecciones (u obligaciones) ligadas al imaginario y a los símbolos de
los que somos portadores y, de algún modo, prisioneros” (Montanari,
2004 :46)

Ejemplo de ello son, “los valores simbólicos atribuidos a los hervidos se


basan en una realidad de mayor economicidad y rentabilidad (valores
importantes en el mundo campesino y extraños para la mentalidad
aristocrática)” (Montanari, 2004: 47)

La abuela dice que prefiere cocinar en leña que en gas, porque en la primera
sabe más rico y es más rápido; que cocinar en gas ha sido un imposición de
sus hijos, “ahora todo se lo quitan a uno, que dicen que cocinar en leña es malo
por el humo, sabiendo que toda la vida las mujeres cocinaron con leña”.
60

(Imagen 42, 43, 44, 45)

La abuela nunca come con las personas que van a la casa, dice que no es
costumbre hacerlo, que ella come después de que todos coman. Normalmente
come parada o afuera, en la huerta, se sienta en cualquier espacio libre, sea
una silla, una piedra, un muro… y en cuestión de uno o dos minutos se come lo
poco que se sirvió, se levanta (si se sentó) y continúa con sus múltiples
“obligaciones”.

La huerta es más de la mitad de su tiempo de trabajo, pasa horas y horas allí y


se le olvida el teléfono, el tocar de la puerta, las ollas hirviendo, los animales en
la cocina comiéndose lo que esté a la mano…, lo que nunca se le olvida son la
horas de la comida, está como un relojito en la cocina a las 8 am, a las 12 m y
las 6 pm. A pesar del trabajo en la huerta, ella se queja de que da muy poca
comida, queja que viene dándose año tras año.

La huerta es más desordenada que la


cocina. Hay de todo, ropa,
chécheres, diferentes árboles,
juguetes, corrales, cebolla, flores y
hasta la carcasa de un fogón, donde
(Imagen 46)
61

en medio de sus parrillas está naciendo una planta.

Ese es un orden, el desorden de la abuela, que ha dado vida y continuidad a


nuestros recuerdos de infancia, que nos emociona y nos repugna, que nos
entristece y nos alegra, que genera un sinnúmero de sensaciones
contradictorias y que hoy nos permite encontrar la historia de mi abuela…

La cocina en la ciudad

Las cocinas en los barrios pobres de la ciudad conservan características de las


cocinas rurales: las formas como se ubican los instrumentos, los tipos ollas y
vasijas, la cantidad de platos, vasos y cucharas, el olor, el sabor de las comidas
y la forma de prepararla. Se mantienen, en gran medida, los gustos, de la mano
con la nostalgia de esa alimentación anterior, abundante y de calidad; esto
último da pistas para entender que aunque las formas de la alimentación sean
similares las relaciones sociales que se han construido alrededor, pueden no
serlo.
62

(Imagen 47, 48, 49)

Las mujeres son las protagonistas en las cocinas, especialmente las abuelas,
porque ya las mujeres jóvenes deben ir a trabajar. La cocina sigue siendo un
lugar aparte del resto de la casa, pero muy pequeño debido al poco espacio
con que cuenta cada familia en estos barrios periféricos. En la ciudad en
general, la mayoría de cocinas las compone un mesón, una nevera, un fogón y
algunos instrumentos de cocina que comparten espacio con la sala, el comedor
y la poceta de la casa.

La comida por lo general se cocina con electricidad; esto hace que los costos
de los servicios públicos sean muy altos, o cuando no hay luz, en leña,
situación que es complicada por los espacios tan reducidos que hay entre una
casa y otra y por la lejanía para conseguir la leña.

(Imagen 50)

En las cocinas no debe faltar la arepa, aguapanela todo el día y, en algunos


días, los frijoles; por lo general las comidas son poco variadas y con mucho
contenido de carbohidratos que se compone principalmente de yuca, papa,
63

plátano, frijoles y arroz, con muy poca hortaliza, verduras y lácteos. El


desayuno casi siempre es arepa con mantequilla, huevo y café o aguapanela.
En el almuerzo no puede faltar las papas, yuca o plátano y el arroz, y eso
mismo es la comida y para tomar, la aguapanela. Otras preparaciones como
las sopas de verduras casi no son consumidas porque es demorada su
preparación. Claro esta que estas preparaciones son condicionadas por lo
recogido esa semana en “el recorrido”, para las familias que este es el único
sustento.

(Imagen 51)

La práctica que les ha dado la


preparación por largo tiempo de
estos mismos alimentos, hace más
rápido el proceso de elaboración,
tiempo que ellas consideran necesario para la realización de otras actividades.

Generalmente a las sopas sólo se les echa, como condimentos, un poco de sal,
caldo de gallina artificial y colorante. Los productos dulces no forman parte de
la dieta cotidiana, solo se ve el azúcar y la panela como endulzante de los
líquidos. Igualmente el consumo de frutas es mínimo.

En la formación del gusto influyen varios elementos como: la disponibilidad


alimentaria, el acceso, las técnicas de conservación que se les aplique y la
transformación de los alimentos; esto junto a elementos sociales como la
posición en la jerarquía, la pertenencia a una sociedad y no a otra… va
planteando una lógica en los modos de la alimentación: la preparación, la forma
de servir, los ingredientes centrales y los acompañantes, los cocineros (as) y el
tipo de comensales; es una red y un orden que no es casual, ni tampoco del
todo racional por ser un producto de la historia social.

En esta construcción se puede decir siguiendo a Montanari que:


64

“El órgano del gusto no es la lengua sino el cerebro, un órgano


culturalmente (y por tanto históricamente) determinado, a través del cual
se aprende y se transmiten los criterios de valoración.” (Montanari, 2004:
55)

Cuando hay problemas en el acceso económico, a los que todavía pueden


comprar algo, se refleja en la disminución de consumo de los alimentos que se
compran normalmente, y no en variar las dietas con productos que pueden ser
más económicos y nutritivos, como por ejemplo algunas verduras.

Las elecciones, y por lo tanto los gustos de estas poblaciones están


determinados por la facilidad de obtener el producto, por su idoneidad para ser
conservado y elaborado, por su capacidad para llenar, alejando el angustioso
mordisco del hambre. (Montanari, 2004: 64)

La abundancia en este contexto significa cantidad, mas no variedad; el que


haya bastantes carbohidratos, granos, carne y agua es suficiente para sentir
tranquilidad en la cocina, a pesar de la poca variedad en las recetas.

La idea de la cocina “como un arte combinatorio que tiende a rectificar la


naturaleza, a corregirla” (Montanari, 2004:50), se puede ajustar a estas
cocinas, que son la última cadena del “recorrido”, allí la lucha es por hacer
comestible lo desechado, de limpiar las impurezas de los alimentos, de
disfrazar los sabores amargos, ácidos y fuertes que en algunas ocasiones se
produce por los estados de descomposición de los alimentos.
Así, se llega a sabores reconocidos,
esos que se tratan de disfrazar, con
el tiempo se vuelven familiares
adquiriendo importancia en la
estructura del gusto, como diría
Isabel González, “de lo obligado se
hace una elección voluntaria”,
(González, 2002) ejemplo de ello es
el gusto que se tiene por la carne salada, (Imagen 52)
65

empezando a descomponerse.

Los sistemas alimenticios tienen la capacidad de cambiar y al mismo tiempo


reafirmar su propia identidad, regenerarse con aportaciones externas,
incorporar lo desconocido asimilándolo a lo propio, y esto se logra con el
tratamiento que se le hace a lo extraño con técnicas y preparaciones
conocidas, (Montanari, 2004: 106).

“La historia nos enseña, que en caso de penuria o carestía, cuando el


repertorio habitual de productos se reduce de improviso, nacen
sofisticadas estrategias de supervivencia, diferentes entre ellas pero
unidas por una regla general: aun estando obligadas a alejarse de las
prácticas habituales, permanecen lo más unido posible a la propia
cultura al “lenguaje” que se conoce” (Montanari, 2004: 102)

En las familias desplazadas, como la de Doña Carmen, se mantienen los


horarios de las comidas que tenían antes del desplazamiento, y el gusto por los
frijoles diario; los hijos y los nietos que viven cerca de su casa llegan todas las
tardes a comer los frijoles de la abuela, al igual que los hijos que todavía viven
con ella.

En estos lugares urbanos casi no se ven las huertas, debido al reducido


espacio en el que se habita, práctica que se va perdiendo de generación en
generación por la no repetición, dedicándose las abuelas solo a lo que hay que
hacer dentro de la casa, a las labores domesticas y a cuidar la gran cantidad de
matas que tienen por toda la casa, sin olvidar que no pueden faltar las
mascotas; además de participar en los múltiples programas de recreación y
capacitación que proporcionan las instituciones.
66

(Imagen 53, 54, 55)

Las instituciones cumplen un papel importante en la cocina pues proveen la


alimentación para algunas familias, a través de la donación de mercados,
bolsas de bienestarina, galletas o demás complementos nutricionales. También
proporciona algunas comidas a los integrantes de la familia como el desayuno
y el almuerzo, especialmente para niños y adultos mayores, teniendo en cuenta
que los productos que se les da no siempre coincide con sus dietas y gustos;
los espacios de consumo dejan de ser las casas, para pasar a ser los
comedores escolares o comunitarios.

Las tiendas han entrado a tener un papel importante en las dietas, pues ha
combinado lo que siempre han comido las poblaciones con algunos productos
artificiales que sustituyen las funciones de otros caseros, por ejemplo, los
67

frescos en polvo reemplazan ahora los jugos o la aguapanela. Así lo que se ve


es una mezcla entre lo que siempre se ha consumido y los productos que el
mercado pone a disposición, como un complemento, teniendo en cuenta el
importante papel que cumple este último en el cambio social.

En la sobrevivencia, la alimentación es una función que cada vez debe


realizarse de manera más simple, tanto lo que come, los lugares donde se
come, no importando si se come sólo o con alguien, si tiene buen sabor, si es
regalado o toca ir a un comedor comunitario, lo importante es huirle al hambre.
De aquí se cuestiona la idea de Simmel, que sostiene que a partir de la
alimentación, del hecho de “comer juntos se supero la individualidad natural,
egoísta, hacia formas que obligaron que a partir de la mesa, del estar juntos se
definirían las reglas de comportamiento, los gustos, las cantidades, los
horarios y la satisfacción estética” (Simmel, 1986). Como venimos observando,
el elemento económico es el que está dando las posibilidades y formas de la
alimentación y en esta medida es el elemento determinante de las relaciones
sociales que rodean las formas de la alimentación.

Lo desecho; la posibilidad de tener

El último elemento de la cadena de la alimentación, el desecho, se hace


importante para establecer las lógicas que subyacen en el comportamiento en
general, es decir, da pautas para entender la construcción cotidiana, inserta en
unas condiciones sociales determinadas.

La reutilización de lo que aparentemente para muchos está desechado es una


característica de estas poblaciones, no sólo en los objetos sino también en lo
que se refiere a la alimentación, puede que tenga algo que ver con la posición
en la producción social o mejor dicho, el estar fuera de ella, ya que no pueden
producir sus medios de vida, se potencializa al máximo lo poco que se tiene.
68

Los criterios para desechar algún objeto es que se encuentre enteramente


inservible, ya que en algunas ocasiones hay partes que todavía pueden cumplir
alguna función. Así las cosas o sus partes, si no sirven para lo que
originalmente fueron hechas pueden aprovecharse de otras maneras, que
siguen siendo igualmente útiles no solo a corto plazo, sino a largo plazo, por
ello es normal encontrar cuartos de “reblujo” durante años.

En este barrio y en ciertos estratos socio-económicos, cuando un alimento se


desecha es porque está totalmente podrido; hay ocasiones en que puede
aprovecharse algunas partes del alimento que aparentemente no están en
descomposición, quitándoseles la parte dañada. Algunos productos, a pesar
que están en descomposición, se pueden transformar en otros alimentos, por
ejemplo a la leche cortada se le echa panela y se pone a hervir y surge un
dulce; con el arroz se realizan tortas; el hueso puede servir para hacer sopas,
así no tenga ya carne; las cáscaras de las arvejas para hacer sopas o las
cáscaras en general para abonar las plantas; y los sobrados para los animales
domésticos; considerándose por la experiencia práctica, que estos alimentos
en particular que se transforman no son perjudiciales para la salud.

Las precarias condiciones económicas que por generaciones han tenido estas
familias y en el aprovechamiento al máximo de lo que se tiene, lleva a descubrir
nuevos usos para las cosas; en el caso de las comidas, nuevas preparaciones.

Lo “desecho” adquiere una función importante en la economía familiar pues


permite satisfacer necesidades que de otra forma no se podría, este elemento
se generaliza como una manera de hacer que se acepta socialmente,
perdiéndose en el tiempo su origen, como parte de una economía de
subsistencia.

Ante la influencia que tienen el mercado a través de los medios de


comunicación va transformando estos usos para incentivar el consumo de
derroche y aunque sobreviven algunas de estas prácticas tanto por las
constantes condiciones de miseria como por la construcción de hábitos, se van
generando nuevas necesidades que estos elementos no las satisface, como
69

algunos alimentos industrializados: los chicles, bombones, cervezas, que


entrarían a ser satisfechos con el poco ingreso económico que se tiene. Este
cambio se refleja más latente en el paso generacional, los jóvenes van
planteando más necesidades materiales en comparación con los adultos que
siguen satisfaciendo la mayoría de sus necesidades en el aprovechamiento al
máximo de los objetos.

Para las personas adultas la satisfacción de las necesidades es muy básica,


especialmente en términos de variedad y no hay preocupación por lo nuevo o
lo diferente, sino por la sobrevivencia de forma conocida y elemental, aunque
se debe tener en cuenta que estas formas que para algunos son elementales
para estas personas pueden ser satisfactorias.
70

III. CONSIDERACIONES SOBRE MARGINAMIENTO, DESPLAZAMIENTO


Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Las ciudades están dando cuenta de unos procesos de marginamiento a que


cada día se ven abocadas más y más familias. Las dinámicas del sistema
socio-económico capitalista deja a una gran parte de la población sin trabajo o
sin los medios suficientes para satisfacer la alimentación, la vivienda, el vestido
etc; la disminución del salario es una situación inherente al capitalismo donde
se busca una mayor acumulación de capital por parte de un grupo minoritario
de la sociedad, lográndose esto con la reducción del costo de vida de los
obreros;

"Si se puede hacer que el obrero se alimente de patatas en vez de pan,


es indiscutible que se podrá arrancar un producto mayor a su trabajo; es
decir, si el obrero para vivir de pan, necesita retener para su sustento y
el de su familia el trabajo del lunes y del martes, alimentándose de
patatas, sólo retendrá para sí la mitad del lunes, con lo cual el resto del
lunes y todo el martes quedarán libres en provecho del Estado o para el
capitalista"(Marx, 1867).

Esta flexibilidad laboral ha lanzado a los trabajadores y sus familias a sobrevivir


por otros medios, como el trabajo informal o como ellos mismos lo nombran “el
rebusque”; este consiste en laborar en cualquier actividad precaria sólo para
conseguir lo necesario para sobrevivir; esto hace que las familias estén en una
constante inestabilidad económica que agudiza otros problemas sociales.

A esto se le suma los elevados precios de la alimentación en las ciudades y el


campo que tiene relación con las dinámicas económicas establecidas en el
país frente a la producción alimentaria, teniendo en cuenta la potencialidad
agrícola que hay; esto se entiende por un apoyo creciente del Ministerio de
Agricultura a la producción del monocultivo de palma aceitera, producto que no
sirve para comer; la construcción de fabricas que convierten los alimentos en
71

combustibles y el apoyo económico a proyectos agroindustriales y de


monocultivos, entre otros muchos asuntos.

Además de las disputas por las tierras de los campesinos entre el narcotráfico,
las multinacionales, los megaproyectos y los terratenientes, que va
arrinconando cada vez más la alimentación en el campo y en las ciudades.

El desplazamiento forzado entra a agudizar la situación, ya que son


poblaciones campesinas, despojadas de sus medios de produccion y de vida,
que deben asentarse en la ciudad y allí buscar trabajo, situación que se utiliza
para bajar los salarios y crear formas de contratación que van precarizando
cada vez más las condiciones laborales, mientras otro grupo importante de la
población va quedando por fuera de la producción.

Gran cantidad de la población, especialmente los desplazados, es o tiene


cercanas raíces campesinas que marcan los modos de vida: las formas de
relacionarse con los demás, las maneras de hacer las cosas, las formas de las
casas y de las cocinas, la división del trabajo, es decir, las formas como se
relacionan con el entorno, aunque es indiscutible que el cambio de lugar
significa cambios en sus relaciones sociales y económicas.

Con el aumento de la población en el barrio La Cruz, las dinámicas se fueron


cambiando; antes se conocía a gran parte de la pobladores del barrio y el
contacto era más cercano, lo que permitía desarrollar actividades juntos para
mejorar las condiciones del barrio y se daban frecuentemente actos de
solidaridad, por la misma confianza y conocimiento de las necesidades del otro;
prestar objetos, regalar comida, fiar en las tiendas eran muestras de acciones
de solidaridad cotidianas, que les permitía a muchas familias sobrevivir
dignamente; no viéndose como caridad sino como un deber ante la necesidad,
dando esto cuenta del tipo de relaciones sociales establecidas para el
momento.

Luego la violencia desatada en los 90, más situaciones de pobreza que se iban
agudizando por la falta de empleo, entraron a complejizar las relaciones,
72

llevando a una fragmentación de la población y a cerrar el círculo de confianza


y solidaridad sólo con los familiares o personas más allegadas. Esto llevó a que
las últimas opciones de subsistencia fueran adquiriendo un papel central en las
economías de los hogares, como las ventas ambulantes y las diferentes formas
de caridad.

En este marco se desarrolla una economía de subsistencia como un proceso


social que se va gestando en unas condiciones materiales paupérrimas, donde
la población debe complementar los pocos ingresos que tienen o lo poco que
producen con algunas tácticas y estrategias de sobrevivencia.

La economía de subsistencia no sólo hace referencia a los modos materiales


de satisfacer necesidades; las formas de sobrevivencia se configuran a partir
de las historias personales, de los conocimientos que se han adquirido durante
la vida, de la cotidianidad. La cotidianidad aporta unas maneras de hacer, unas
costumbres, una moral y unos valores a las economías de subsistencias,
aunque sin olvidar que las relaciones sociales están en constantemente
transformación, que va cambiando paulatinamente estas construcciones
cotidianas, teniendo en cuenta que estos cambios no siempre son afortunados
para la consolidación de lo social, incluso pueden ser opuestos a este fin.

Frente a esta crisis económica que se evidencia en lo social, aparecen las


instituciones como medida de control y administración de la situación. Su
función es desarrollar programas e infraestructuras, donde la población pasa a
ser un agente pasivo o tan sólo “beneficiarios”.
Basan su servicio en el asistencialismo, especialmente en el tema de la
alimentación. En esto último, han generando, en el largo plazo, modificaciones
en el consumo de alimentos dentro de las familias, especialmente en las dietas,
cantidades, en los tiempos y formas de preparación, con alimentos que su
principal función es quitar el hambre y aportar los nutrientes básicos para la
vida.

Hoy, para la comunidad de La Cruz, la miseria se sigue generalizando, la falta


de ingresos en algunos de ellos los obliga a buscar maneras de subsistir. A la
73

fecha existe gran cantidad de personas desconectadas de los servicios


públicos y otras tantas con fraude, una parte de la población no cuenta con
agua potable, ni alcantarillado y hay grandes problemas con el manejo de
basuras. Estas son características del tipo de formación social actual.

Las relaciones sociales se han ido degradando paulatinamente por falta del
elemento esencial de la cohesión, la interdependencia y el aporte del individuo
al colectivo para la satisfacción de las necesidades a partir de encuentros
económicos (no fetichizados) que generen relaciones sociales que los hagan
orgánicos y sostenibles, y le de una organización colectiva.
La degradación va consolidando el individualismo, siendo esto evidente, entre
otras cosas, en los constantes conflictos cotidianos, sus características y la
forma violenta de resolverlos.

La violencia que se vive en las ciudades, puede mirarse como consecuencia de


esta desestructuración, ya que no hay algo que coarte al individuo en miras de
las necesidades de un colectivo y a su vez no hay un colectivo que este
defendiendo sus intereses; en la deconstrucción de la cohesión social se va
fortaleciendo la indiferencia de una parte de la sociedad frente hechos terribles
que afectan a la otra parte, incluso entre ellos, esta el hecho de ¡sálvese quien
pueda!.

Las genuinas relaciones entre las personas dejaron de ser y se convirtieron en


artificiosas relaciones entre cosas fetichizadas, es decir, una montonera de
bultos familiares, que Marx identificaba con "patatas", papas que se agregan
unas a otras (conjunto gregario); el que antes fuera auténtico "grupo social"
pasó a ser montonera de poseedores de mercancías y quien no desarrolle
capacidad negociante queda condenado a que le retiren la cuchara.

Podemos observar así, unas características del tipo de sociedad que se está
gestando en un contexto de miseria; las relaciones, los conflictos, las
diferencias y a la vez la forma como se desarrollan algunas situaciones en una
parte de la sociedad que esta por fuera de la producción, siendo esto rasgos de
74

la disolución social en proceso; esto nos da una base para entender, porque
ante nuestros ojos, existe EL RECORRIDO, que lo hace viable y posible.

De esta misma manera, y apelando a Bertol Brecht cuando declara: “Y allí


donde deis con el abuso ponle remedio”; será que el correctivo en la cohesión
social se lograría si la clase social desposeída asume el papel histórico de
revertir el proceso instaurado por la clase poseedora y restaura para todos, sin
distinción de clases la producción de sus propios medios de vida y evita que
otros se apropien de ellos(?).

Conclusiones

- Estos recolectores modernos de desecho son un grupo de la población


que definitivamente no tiene perspectiva en la producción, haciendo parte
de la superoblación relativa y su situación síntoma de la disolución social.

- En la subsistencia, que se ha generado en la ciudad de Medellín, se va


vigorizando situaciones como la competencia por resguardarse del hambre
y alrededor de ello se consolida el individualismo (muestra fehaciente de la
disolución social ya consolidada entre nosotros) como táctica de
sobrevivencia, donde la participación en los lazos sociales que se
construyen a partir de la necesidad mutua, desaparecen; de allí que se de
vía libre a otras situaciones como el engaño, el oportunismo, la
desconfianza, la indiferencia, la caridad (que se diferencia de la solidaridad),
entre otros, características claras de fenómenos como “el recorrido”.

- En estos grupos de la sociedad actual del ¡sálvese quien pueda!, cuando


la cohesión social consolidada en la formación gentilicia “dejó de ser” por la
disolución social referida por L. Morgan, los programas gubernamentales y
no gubernamentales que insistentemente se montan y se financian como
intentos “de socialización o de cohesión social” no están logrando
organizar, ni regular las relaciones sociales, por ello la mayoría de los
conflictos que se presentan desembocan en la violencia como la única
75

mediación en su “resolución”, generalizándose las relaciones violentas


dentro de la misma clase como un medio eficaz y posible para imponerse y
obtener aquello que se necesita para sobrevivir, mientras en formaciones
sociales anteriores esto se conseguía a través del aporte en la producción y
organización en el trabajo colectivo, y la violencia generalizada solo era
usada por una tribu sobre la otra para imponer sus intereses que
generalmente no tenían que ver con la sobrevivencia.

- Las instituciones de caridad, que se encuentran comúnmente en los


barrios más pobres de la ciudad, han tenido la función de sostener la
presión ante una crisis social que se agudiza por las contradicciones
irresolubles de este modelo de producción.

- En la sociedad actual sólo la represión en sus múltiples formas juega el


papel de regulador de las relaciones sociales, como se evidencia en el
aumento militar y de policía en la ciudad de Medellín, teniendo en cuenta la
inclusión de los civiles dentro de las estrategias de los mismos a cambio de
dinero que en estas condiciones de sobrevivencia y de ¡sálvese quien
pueda!, es una manera de subsistir para esta población que no tiene como
producir sus medios materiales de vida por el cambio en la esencia de aquel
factor determinante, la producción, que cada día va desechando a más y
más humanos, obligándolos a buscar diferentes formas de subsistencia.

- Lo que nos muestra la realidad en la ciudad de Medellín pone en cuestión


lo que en su libro mitologías, Barthes, muestra a través del análisis del
sistema semiológico, donde plantea que las formas de ser de la sociedad
son producto del sentido y la significación que obtienen los objetos en un
momento determinado, siendo estos signos, producto de la interacción del
objeto con la cultura. Y continúa Barthes, cuando se da ese proceso se
puede decir que el sentido ya está completo, postula un saber, un pasado,
una memoria, un orden comparativo de hechos, de ideas, de decisiones
(Barthes, 1983: 209).
76

Pareciera que para Barthes los símbolos son inmutables y portadores


neutrales de los elementos de la cohesión social y a su vez de la identidad
del grupo. Por el contrario, se puede decir que son los medios materiales de
vida del hombre, por la producción que se desarrolla, los que determinan la
socialización, y a la vez que ello establece su conciencia social.

El acceso material de esos objetos que adquieren signos es lo que


determina la posibilidad de la existencia permanente de los mismos y la
relación que se establece con ellos; en la subsistencia lo único permanente
es el cambio, y la utilización practica de lo que se tiene a mano. Montanari
le da la vuelta a Barthes, cuando dice que “en cierto modo podríamos decir
que la carga simbólica de la comida es aún más fuerte cuando es percibida
como instrumento de supervivencia cotidiana. El hambre, es cierto, no
permite demasiadas divagaciones mas allá de la atención inmediata al
hallazgo de los recursos” (Montanari, 2006: 94).

- Según Goody, hay que observar la alimentación en su cinco fases:


Crecimiento, Asignación/almacenamiento, Cocción, Comida y Limpieza tal
como se enunció en la introducción. No obstante este esquema general
conserva su validez, es preciso observar que en esta experiencia particular
la parte de limpieza, que corresponde a desecho, da inicio a un nuevo ciclo
a partir de asignación, pues buena parte del producto del “recorrido” no es
más que el desperdicio o sobrante que una sociedad de consumo ha optado
por entregar a personas que lo van a reutilizar. Estos nos permite vislumbrar
matices en torno a lo que puede significar distribución, preparación,
consumo y desecho según la posición socio-económica de cada grupo

En este mismo aspecto, es importante analizar en más detalle el papel del


proveedor de alimentos de la familia, teniendo en cuenta el cambio que se
viene dando, donde la mujer va asumiendo un papel protagónico y a veces
único en esta labor, asignada desde hace tiempo a los hombres.
77

BIBLIOGRAFÍA

FUENTES PRIMARIAS

Entrevistas personales

 Amparo. Habitante del Barrio La Cruz


 Anderson. Habitante del Barrio La Cruz, integrante de CRUZARTE
GALERIA “Sociedad de los sueños”
 Blanca14. habitante de un municipio del Oriente Antioqueño
 Carmen. Desplazada del municipio de Valdivia y habitante del Barrio La
Cruz.
 Encuesta comunitaria realizada en el 2009 en el Barrio La Cruz y La
Honda, por la RED RIOBACH (red de instituciones y organizaciones del
barrio La Cruz y La Honda).
 Luz Elena. Desplazada de la región de Uraba y habitante del Barrio La
Cruz.
 Presidentes de la Junta de Acción Comunal de la Honda y la Cruz
 Salomón. Desplazada del municipio de Valdivia y habitante del Barrio La
Cruz.
 Sofia15. habitante de un municipio del Oriente Antioqueño
 Taller con grupo de madres comunitarias del Barrio La Cruz.

14
Mi mamá
15
Mi abuela
78

FUENTES SECUNDARIAS

 Barthes, Ronald, “La cocina del sentido”, en la aventura semiológica,


Barcelona, Paidos, 1990
 Barthes, Ronald. Mitologías. Siglo XXI. México. 1980
 Baudrillard, Jean. Crítica de la economía política del signo. Siglo XXI.
México.1982
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cotidiano 2: Habitar, cocinar. Universidad iberoamericana. México. 2006
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Universidad iberoamericana. México. 2007.
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Barcelona. 1995
 Weismantel, Mary. Alimentación: genero y pobreza en los andes
ecuatorianos. Biblioteca Abya-Yala. Quito. 1994.
81

Anexo 1

Las siguientes graficas hacen parte del diagnostico alternativo comunitario realizado por
la Red RIOBACH (Red de instituciones y organizaciones del barrio La Cruz y La Honda),
en el año 2009 en el barrio La Honda y La Cruz y que para la fecha se encuentra en
proceso de sistematización.

Las graficas que se presentaran a continuación son parte de la información arrojada por
las encuestas del sector de la primavera del Barrio La Cruz.

El sector de la Primavera se encuentra ubicado en límites con La Honda; este es uno de


los sectores más pobres del Barrio y con mayores dificultades de legalización de predios y
de allí en adelante todo lo que eso implica frente a la conexión de servicios públicos entre
otros.

El sector es poblado en su mayoría por desplazados, no solo del campo, sino desde otros
barrios de la ciudad, viven allí aproximadamente 652 personas, agrupadas en 134 familias,
donde 54 son niños de 0 a 2 años, 213 son niños de 3 a 13 años, 147 son jóvenes de 14 a 25
años, 213 son adultos entre los 26 a los 60 años y 25 mayores de 60 años.

Para esta presentación se seleccionó una parte de las graficas que esbozara de manera
cuantitativa el tema de interés, teniendo en cuenta que los resultados totales del
diagnostico todavía no se han presentado por parte del equipo realizador de este ejercicio
cuantitativo.
82

Cúanto tiempo lleva viviendo en el barrio

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado
Válidos Menos de 12 9,0 9,1 100,0
1 año Cúanto tiempo lleva viviendo en el barrio
1 año 10 7,5 7,6 7,6 14
2 años 7 5,2 5,3 12,9
12
3 años 8 6,0 6,1 18,9
4 años 14 10,4 10,6 29,5 10
5 años 13 9,7 9,8 39,4
6 años 10 7,5 7,6 47,0 8
7 años 16 11,9 12,1 59,1
6
8 años 5 3,7 3,8 62,9
9 años 9 6,7 6,8 69,7

Porcentaje
4
10 años 10 7,5 7,6 77,3
11 años 4 3,0 3,0 80,3 2
12 años 7 5,2 5,3 85,6
0
16 años 2 1,5 1,5 87,1

10

11

12

16

18

20

M de
18 años 2 1,5 1,5 88,6

ás

en 20
os a
20 años 1 ,7 ,8 89,4

de ños
1
Más de 20 años 2 1,5 1,5 90,9


Total 132 98,5 100,0
Cúanto tiempo lleva viviendo en el barrio
Perdidos Sistema 2 1,5
Total 134 100,0
Grafica 1
83

Cuántas familias viven en la casa

Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado

Válidos 1 115 85,8 85,8 85,8

2 17 12,7 12,7 98,5

3 2 1,5 1,5 100,0

Total 134 100,0 100,0

Cuántas familias viven en la casa


100

80

60

40

Porcentaje
20

Grafica 2
0
1 2 3

Cuántas familias viven en la casa


84

Persona cabeza de familia

Perdido
Persona cabeza de familia

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado

Válidos Masculino 61 45,5 45,9 45,9


Masculino
Femenino 72 53,7 54,1 100,0
Femenino
Total 133 99,3 100,0
Perdidos Sistema 1 ,7
Total 134 100,0

Grafica 3
85

Cuantas personas laboran en el hogar Cuantas personas laboran en el hogar


70

60

FrecuenciaPorcentajePorcentaje válidoPorcentaje acumulado 50

Válidos 1 86 64,2 65,6 65,6


40
2 30 22,4 22,9 88,5
Ninguno 15 11,2 11,5 100,0 30

Total 131 97,8 100,0


20
Perdidos Sistema 3 2,2

Porcentaje
Total 134 100,0 10

0
1 2 Ninguno

Cuantas personas laboran en el hogar

Grafica 4

Cuantas hay desempleadas


Cuantas hay desempleadas
50

FrecuenciaPorcentajePorcentaje válidoPorcentaje acumulado


Válidos 1 51 38,1 39,8 39,8 40

2 38 28,4 29,7 69,5


Más de 3 5 3,7 3,9 73,4 30
Ninguno 34 25,4 26,6 100,0
Total 128 95,5 100,0 20
Perdidos Sistema 6 4,5
Total 134 100,0

Porcentaje
10

0
1 2 Más de 3 Ninguno
Grafica 5
Cuantas hay desempleadas
86

Cuál es la principal fuente de ingreso

Porcentaje
Porcentaje acumulado
Frecuencia Porcentaje
válido
Cuál es la principal fuente de ingreso

Válidos Informal 23 17,2 17,4 17,4 Perdido

Rebusque 49 36,6 37,1 54,5 1,52 / 1,5%

Ninguno

Por contrato fijo 14 10,4 10,6 65,2 2,27 / 2,2%

Independiente Informal

12,88 / 12,7% 17,42 / 17,2%


contrato indefinido 26 19,4 19,7 84,8
Independiente 17 12,7 12,9 97,7
contrato indefinido
Ninguno 3 2,2 2,3 100,0
19,70 / 19,4%
Total 132 98,5 100,0
Rebusque
Perdidos Sistema 2 1,5
Por contrato fijo 37,12 / 36,6%
Total 134 100,0 10,61 / 10,4%

Grafica 6
87

En qué se invierte principalmente el ingreso familiar

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado
Válidos Alimentacion 9 6,7 6,8 6,8
Alimentacion y servicios 90 67,2 67,7 74,4
públicos domiciliarios
servicios públicos 3 2,2 2,3 76,7
domiciliarios
Servicios públicos 4 3,0 3,0 79,7
domiciliarios y Arriendo
Alimentación y arriendo 8 6,0 6,0 85,7
Alimentacion y estudio 17 12,7 12,8 98,5
No sabe/no responde 2 1,5 1,5 100,0 En qué se invierte principalmente el ingreso
Total 133 99,3 100,0
80
Perdidos Sistema 1 ,7
Total 134 100,0
60

40

Porcentaje
20

Grafica 7
0

Al

Al

se

Se

Al

Al

N
o
im

im

im

im
rv

rv

sa
en

en

ic

en

en
ic
io

be
io
ta

ta

ta

ta
s

/n
ci

ci

ci

ci

o
on

on

ón

on
bl

re
bl
y

y
ic

ico

sp
se

os

ar

es

on
s

ri e
rv

tu
d

de
i

d
En qué se invierte principalmente el ingreso familiar
88

Usted ha sido desplazado

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado

Válidos si 87 64,9 69,0 69,0


no 39 29,1 31,0 100,0
Total 126 94,0 100,0
Perdidos Sistema 8 6,0
Total 134 100,0

Usted ha sido desplazado


Perdido

no

si

Grafica 8
89

Cuantas comidas tiene en el dia


Cuantas comidas tiene en el dia

FrecuenciaPorcentaje Porcentaje Porcentaje 1


válido acumulado 2,24 / 2,2%
Válidos 1 3 2,2 2,2 2,2
2 47 35,1 35,1 37,3
2
3 84 62,7 62,7 100,0
35,07 / 35,1%
Total 134 100,0 100,0

62,69 / 62,7%

Grafica 9

Cada cuanto compra la comida


Cada cuanto compra la comida
FrecuenciaPorcentajePorcentaje Porcentaje
válido acumulado Perdido
Válidos Diario 45 33,6 34,4 34,4 2,29 / 2,2%
Semanal 30 22,4 22,9 57,3
No compra
Quincenal 51 38,1 38,9 96,2
,76 / ,7%
Mensual 4 3,0 3,1 99,2
No compra 1 ,7 ,8 100,0 Mensual

Total 131 97,8 100,0 3,05 / 3,0%


Perdidos Sistema 3 2,2 Diario
Total 134 100,0 34,35 / 33,6%

Quincenal
Grafica 10
38,93 / 38,1%

Semanal

22,90 / 22,4%
90

Numero total de personas en la casa

Numero total de personas en la casa (revisar cuadro familiar)


Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje
válido acumulado 13

Válidos 1 3 2,2 2,2 2,2 12


2 15 11,2 11,2 13,4 11
3 19 14,2 14,2 27,6 10
4 26 19,4 19,4 47,0 9 1

5 24 17,9 17,9 64,9 8 2


6 20 14,9 14,9 79,9
7
7 11 8,2 8,2 88,1
3
8 7 5,2 5,2 93,3
9 3 2,2 2,2 95,5
6
10 2 1,5 1,5 97,0
11 2 1,5 1,5 98,5
4
12 1 ,7 ,7 99,3
5
13 1 ,7 ,7 100,0
Total 134 100,0 100,0

Grafica 11
91

Usted produce algún tipo de alimento o cría de animales para su consumo o venta

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado
Usted produce algún tipo de alimento o cría de animales para su co
Válidos Si 10 7,5 7,7 7,7
No 120 89,6 92,3 100,0 Perdido Si

Total 130 97,0 100,0 3,08 / 3,0% 7,69 / 7,5%

Perdidos Sistema 4 3,0


Total 134 100,0

No

92,31 / 89,6%

Grafica 12
92

Usted realiza el Recorrido

Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado


Válidos Si 50 37,3 38,5 38,5
No 80 59,7 61,5 100,0
Total 130 97,0 100,0
Perdidos Sistema 4 3,0
Total 134 100,0

Usted realiza el Recorrido


70

60

50

40

30

20
Grafica 13
Porcentaje
10

0
Si No

Usted realiza el Recorrido


93

Hace cuánto tiempo realiza el recorrido

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado Hace cuánto tiempo
30
Válidos Menos de un 3 2,2 6,1 100,0
año

1 año 11 8,2 22,4 22,4


2 años 10 7,5 20,4 42,9 20

3 años 2 1,5 4,1 46,9


4 años 6 4,5 12,2 59,2
5 años 2 1,5 4,1 63,3 10

Porcentaje
6 años 4 3,0 8,2 71,4
7 años 2 1,5 4,1 75,5
8 años 2 1,5 4,1 79,6 0
9 años 2 1,5 4,1 83,7

10

M e1

ás

en

o

os

os

os

os

os

os

os

os

o s añ
10 años 3 2,2 6,1 89,8

d
os

de os
0

un
Más de 10 años 2 1,5 4,1 93,9


o
Total 49 36,6 100,0
Perdidos Sistema 85 63,4 Hace cuánto tiempo
Total 134 100,0

Grafica 14
94

Lugares donde se realiza el recorrido

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado
Válidos Tiendas y negocios 2 1,5 4,3 4,3
Plazas de mercado 17 12,7 36,2 40,4
Casas de familia 9 6,7 19,1 59,6
Iglesias 1 ,7 2,1 61,7
Tiendas y plazas 1 ,7 2,1 63,8
Casas de familia, tiendas y plazas de mercado 16 11,9 34,0 97,9
Todas las anteriores 1 ,7 2,1 100,0
Total 47 35,1 100,0
Perdidos Sistema 87 64,9
Total 134 100,0

Lugares donde se realiza el recorrido


Grafica 15 40

30

20
Porcentaje

10

0
Ti

Pl

Ig

Ti

To
as

as
en

az

le

en

da
si
as

as
da

as

da

s
as
s

la
de

de
de
y

s
fa

fa
ne

pl

an
m

m
az
er
g

te
95

Cuántos días a la semana va

Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado


Válidos 1 día 17 12,7 34,0 34,0
2 días 21 15,7 42,0 76,0
3 días 10 7,5 20,0 96,0
más de 3 días 1 ,7 2,0 98,0
Toda la semana 1 ,7 2,0 100,0
Total 50 37,3 100,0
Perdidos Sistema 84 62,7
Total 134 100,0

Cuántos días a la semana va


30

20

10

Frecuencia
0
1 día 3 días Toda la semana
2 días más de 3 días

Cuántos días a la semana va


Grafica 16
96

Recibe alguna ayuda en alimentación

Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje


válido acumulado

Válidos Si 25 18,7 21,6 21,6


No 91 67,9 78,4 100,0
Total 116 86,6 100,0
Perdidos Sistema 18 13,4
Total 134 100,0
Recibe alguna ayuda en alimentación

Perdido
Si
13,4%
18,7%

No
Grafica 17
67,9%
97

Tabla de contingencia Cada cuanto compra la comida * Cuánto gasta en la alimentación

Cuánto Total
gasta
en la
alimentación
Menos de Entre Entre Entre Entre Entre
$ 5.000 $ 5.001 Y $ 10.001 Y $ 20.001 Y $ 30.001 Y $ 40.001 Y
$10.000 $20.000 $30.000 $40.000 $50.000
Cada cuanto Diario Recuento 14 21 3 2 242
compra la comida
% de Cada cuanto 33,3% 50,0% 7,1% 4,8% 4,8%100,0%
compra la comida
% del total 20,6% 30,9% 4,4% 2,9% 2,9%61,8%
Semanal Recuento 1 4 6 415
% de Cada cuanto 6,7% 26,7% 40,0% 26,7%100,0%
compra la comida
% del total 1,5% 5,9% 8,8% 5,9%22,1%
Quincenal Recuento 1 1 1 1 4 210
% de Cada cuanto 10,0% 10,0% 10,0% 10,0% 40,0% 20,0%100,0%
compra la comida
% del total 1,5% 1,5% 1,5% 1,5% 5,9% 2,9%14,7%
Mensual Recuento 11
% de Cada cuanto 100,0%100,0%
compra la comida
% del total 1,5%1,5%
Total Recuento 15 23 8 9 4 968
% de Cada cuanto 22,1% 33,8% 11,8% 13,2% 5,9% 13,2%100,0%
compra la comida
% del total 22,1% 33,8% 11,8% 13,2% 5,9% 13,2%100,0%
98

30 Cuánto gasta en la a

Menos de $ 5.000

Entre $ 5.001 Y $10.

000
20
Grafica 18
Entre $ 10.001 Y $20

.000

Entre $ 20.001 Y $30

.000
10
Entre $ 30.001 Y $40

.000
R e c u e n to

Entre $ 40.001 Y $50

0 .000
Diario Semanal Quincenal Mensual

Cada cuanto compra la comida


99

Tabla de contingencia Cada cuanto compra la comida * Cuánto gasta en la alimentación

Cuánto gasta Total


en la
alimentación
Entre $ Entre $ Entre $ Entre $ Entre $ Entre $ Mas de
50.001 y 80.001 Y 110.001 Y 140.001 Y 170.001 Y 200.001 Y $230.001
$80.000 $110.000 $140.000 $170.000 $200.000 $230.000
Cada Diario Recuento 1 1
cuanto
compra la
comida
% de Cada cuanto 100,0% 100,0%
compra la comida
% del total 1,7% 1,7%
Semanal Recuento 8 3 1 2 14
% de Cada cuanto 57,1% 21,4% 7,1% 14,3% 100,0%
compra la comida
% del total 13,6% 5,1% 1,7% 3,4% 23,7%
Quincenal Recuento 10 7 5 5 7 2 5 41
% de Cada cuanto 24,4% 17,1% 12,2% 12,2% 17,1% 4,9% 12,2%100,0%
compra la comida
% del total 16,9% 11,9% 8,5% 8,5% 11,9% 3,4% 8,5% 69,5%
Mensual Recuento 1 1 1 3
% de Cada cuanto 33,3% 33,3% 33,3%100,0%
compra la comida
% del total 1,7% 1,7% 1,7% 5,1%
Total Recuento 19 11 6 7 8 2 6 59
% de Cada cuanto 32,2% 18,6% 10,2% 11,9% 13,6% 3,4% 10,2%100,0%
compra la comida
100

% del total 32,2% 18,6% 10,2% 11,9% 13,6% 3,4% 10,2%100,0%

Entre$ 50.000
Entre $ 50.001
y 80 y $80
12 .000

Entre $ 80.001 Y $11


Grafica 19
10 0.000

Entre $ 110.001 Y $1
8
40.000

Entre $ 140.001 Y $1
6
70.000

Entre $ 170.001 Y $2
4
00.000

Entre $ 200.001 Y $2
Recuento

2
30.000

0 Mas de $230.001
Diario Semanal Quincenal Mensual

Cada cuanto compra la comida

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