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MANUAL INSURRECCIONALISTA

El insurreccionalismo no es una solución ideológica a todos los problemas sociales, no es un


artículo del mercado capitalista de las ideologías y opiniones, sino una praxis continua que tiene
como objetivo acabar con la dominación del Estado y la continuidad del capitalismo, y que
requiere para avanzar del análisis y la discusión. No buscamos una sociedad ideal u ofrecer una
imagen de utopía para consumo público. El estado no va simplemente a desaparecer, por lo que
l@s insurreccionalistas deben atacarle para que sea derrotado; lo que se necesita es un
amotinamiento expansivo y la propagación de la subversión entre l@s explotad@s y excluid@s. En
este texto aclaramos algunas ideas que nosotr@s y otr@s insurreccionalistas hemos trazado a
partir de este problema general: si el Estado no va a desaparecer por sí mismo, ¿cómo podemos
entonces acabar con su existencia? Es por consiguiente, en primer lugar una práctica enfocada a la
organización del ataque. Estas notas no son un producto cerrado o finalizado; esperamos que sean
parte de una discusión continua por lo que serán bienvenidas las respuestas. La mayoría de estos
apuntes proceden de números antiguos de la revista Insurrection y de panfletos de Elephant
Editions.

1. EL ESTADO NO VA A DESAPARECER; DEBEMOS ATACAR.

El estado del capital no va a “esfumarse”, como parece ser que much@s insurreccionalistas creen
al no sólo atrincherarse en posiciones abstractas de “espera”, sino incluso posicionándose
claramente en contra de los actos de aquell@s para quienes la creación de un nuevo mundo
depende de la destrucción del viejo. El ataque es el rechazo a la mediación, al apaciguamiento, al
sacrificio, a la acomodación y a la transigencia.

Es a través de la acción y de aprender a actuar, y no de la propaganda, como abriremos camino


hacia la insurrección, a pesar de que la propaganda tenga un papel importante en la clarificación
de cómo actuamos. Esperar sólo enseña a esperar; actuando un@ aprende a actuar.

La fuerza de una insurrección es social, no militar. La medida para evaluar la importancia de una
revuelta generalizada no es la clase armada, sino por el contrario la dimensión de la parálisis de la
economía, de la normalidad.

2. AUTO-ACTIVIDAD versus revuelta dirigida: de la insurrección a la revuelta.


Como insurreccionalistas, la revolución es nuestro punto constante de referencia. Precisamente
porque es un evento concreto, debe ser construido diariamente a través de un gran número de
modestos intentos que no tienen todas las características liberadoras de una revolución social en
un sentido estricto. Estos intentos modestos son insurrecciones. En ellos, el alzamiento de la
mayor parte de l@s explotad@s y excluid@s de la sociedad y las minorías sensibilizadas
políticamente abre el camino hacia que una posible implicación de estratos cada vez más amplios
de explotad@s genere un flujo de rebelión que pueda conducir a la revolución.

Las luchas deben desarrollarse, tanto a largo plazo como intermedio. Es necesario el
planteamiento de estrategias claras para permitir así la utilización de métodos diferentes de una
manera coordinada y productiva.

Acción autónoma: la autogestión de la lucha significa que aquell@s que luchan son autónom@s en
la toma de decisiones y en sus actos; justamente lo opuesto a una organización de síntesis que
siempre intenta tomar el control de la lucha. Las luchas sintetizadas dentro de una única
organización que las controle son fácilmente integradas dentro de las estructuras de poder de la
sociedad actual. Las luchas auto-organizadas son por naturaleza incontrolables cuando se
esparcen a través del contorno social.

3. DES-CONTROLABILIDAD versus revuelta controlada: la propagación del ataque.

Nunca es posible conocer el resultado de una lucha concreta por adelantado. Incluso una lucha
parcial puede llegar a tener las consecuencias más inesperadas. El camino desde varias
insurrecciones que puedan tener lugar -parciales y específicas- hasta la revolución, no puede estar
garantizado de antemano por ninguna estrategia a seguir.

Lo que el sistema teme no son estos actos de sabotaje en sí mismos, si no que se extiendan
socialmente. Cada individu@ proletarizad@ que dispone incluso de los métodos más modestos
puede alcanzar sus objetivos, sol@ o junto a otr@s. Es materialmente imposible para el Estado y el
capital vigilar el aparato de control que opera sobre todo el territorio social. Cualquiera que quiera
realmente combatir las redes del control, puede llevar a cabo su propia contribución teórica y
práctica. La aparición de los primeros eslabones rotos coincide con la propagación de los actos de
sabotaje. La práctica anónima de la auto liberación social puede expandirse hacia todos los
campos, rompiendo así los códigos de prevención introducidos en su lugar por el poder.
Las pequeñas acciones, por consiguiente, fácilmente reproducibles, requieren de métodos no
sofisticados al alcance de cualquiera, son por su simplicidad y espontaneidad incontrolables. Por
ello se mofan incluso de los desarrollos tecnológicos más avanzados de la contra-insurgencia.

4. CONFLICTIVIDAD PERMANENTE versus mediación con las fuerzas institucionales.

La conflictividad debe verse como un elemento permanente en la lucha contra aquell@s que
tienen el poder. Una lucha que pierda este elemento termina empujándonos hacia la mediación
con las instituciones, creciendo acostumbrad@s al hábito de delegar y creyendo en una
emancipación ilusoria consumada por decreto parlamentario, hasta el punto de llegar a participar
activamente en nuestra propia explotación.

Deberían quizá ser razones individuales las que nos hicieran dudar sobre el intento de alcanzar
nuestros propios objetivos con métodos violentos. Pero cuando la no violencia viene a ser elevada
al nivel de principio de no violencia y la realidad está dividida entre “buenos” y “malos”, los
argumentos dejan de tener valor, y todo se ve en términos de sumisión y obediencia. Los
dirigentes del movimiento anti-globalización, a través del distanciamiento y denunciando a otr@s,
han dejado claro una cuestión: que entienden sus principios como una demanda de poder sobre el
movimiento como un todo.

5. ILEGALIDAD; la insurrección no es robar bancos.

El insurreccionalismo no es una ética de la supervivencia: tod@s sobrevivimos de varias formas, a


menudo en compromiso con el capital, dependiendo de nuestra clase social, nuestro talento o
nuestros gustos. Naturalmente no nos oponemos al uso de métodos ilegales para liberarnos de las
cadenas del trabajo asalariado para así vivir y poder realizar nuestros proyectos, no obstante no
divinizamos la ilegalidad ni la transformamos en algún tipo de religión con sus mártires; es
simplemente un método y a menudo un método adecuado.

6. ORGANIZACIÓN INFORMAL; sin revolucionari@s o activistas profesionales, sin organizaciones


permanentes.

De los partidos/sindicatos a la autoorganización:


Dentro del movimiento revolucionario existen diferencias muy profundas: la tendencia anarquista
hacia la calidad de la lucha y su autoorganización y la tendencia autoritaria hacia la cantidad y la
centralización.

La organización se emplea para tareas concretas: por ello estamos en contra de los partidos,
sindicatos y de las organizaciones permanentes, todos ellos actúan para sintetizar la lucha y
convertirla en elementos de integración para el capital y el Estado. Su fin pasa a ser su propia
existencia, en el peor de los casos primero construyen la organización y después encuentran o
crean la lucha. Nuestra tarea es actuar; la organización es sólo un método. Por ello nos oponemos
a la delegación de la acción o de la práctica a una organización: necesitamos generalizar la acción
que nos dirija hacia la insurrección, no controlar las luchas. La organización no debe servir para la
defensa de ciertos intereses, sino para atacar ciertos intereses.

La organización informal se basa en un número de compañer@s unid@s por la afinidad; su


elemento propulsor es siempre la acción. Cuanto mayor sea el número de problemas, est@s
compañer@s los enfrentarán como una unidad, aumentando así su afinidad. Sabemos que la
organización real, la capacidad efectiva de actuar junt@s, sabiendo donde encontrar al otr@,
analizando y estudiando los problemas junt@s, pasando a la acción, todo tiene lugar en función de
la afinidad alcanzada y no tiene nada que ver con programas, plataformas, banderas o partidos
más o menos camuflados.La organización insurreccionalissta informal es por lo tanto una
organización singular que se aglutina entorno a una afinidad común.

La minoría y l@s explotad@s y excluid@s:

Nosotro@s somos l@s explotad@s y excluid@s, y por eso nuestra labor es actuar. Aunque
algun@s critiquen que toda acción que no es parte de un movimiento social visible y amplio sea
“actuar en nombre del proletariado”. Por ello, aconsejan analizar y esperar, en lugar de actuar.
Supuestamente, nosotr@s no somos explotad@s al lado de explotad@s; nuestros deseos, nuestra
rabia y nuestra impotencia no son parte de la lucha de clases. Esto no es más que otra separación
ideológica entre los explotad@s y l@s subversiv@s.

La minoría insurreccionalista activa no es esclava de los números sino que continúa actuando
contra el poder incluso cuando el conflicto de clases se encuentra a un bajo nivel dentro de l@s
explotad@s de la sociedad. La acción anarquista no debe en consecuencia aspirar a organizar y
proteger al conjunto de la clase explotada, en una amplia organización para presenciar la lucha
desde el principio hasta el final, sino que debería identificar los aspectos individuales de la lucha y
tenerlos en cuenta en sus conclusiones de ataque. También, debemos alejarnos de la imagen
estereotipada de las grandes luchas de masas y del concepto del crecimiento infinito de un
movimiento que está para dominar y controlarlo todo.

La relación con la multitud de explotad@s y excluid@s, no puede ser estructurada como algo que
debe resistir el paso del tiempo, es decir basarse en el crecimiento sin fin y en la resistencia contra
el ataque de los explotadores. Debe tener una dimensión específica más reducida, una que sea
decididamente una relación de ataque y no de retaguardia.

Podemos comenzar a construir nuestra lucha de tal manera que las condiciones de la revuelta
puedan emerger y el conflicto latente pueda desarrollarse y sacarse hacia el exterior. De esta
manera se establece un contacto entre la minoría anarquista y la situación específica donde puede
desarrollarse la lucha.

7. LO INDIVIDUAL Y LO SOCIAL: individualismo y comunismo, un falso problema.

Tomamos lo mejor del individualismo y lo mejor del comunismo.

La insurrección comienza con el deseo de l@s individuos de romper con las circunstancias forzadas
y reguladas, el deseo de reapropiar la capacidad de crear nuestra propia vida como creamos
adecuado. Esto requiere que venzan la separación existente entre ellos y sus condiciones de
existencia. En el lugar donde un@s poc@s, l@s privilegiad@s controlen las condiciones de
existencia, no será posible para la mayoría de l@s individu@s decidir realmente su existencia en
base a sus decisiones. La individualidad sólo puede proliferar donde la paridad de acceso a a las
condiciones de existencia son una realidad social. Esta igualdad de acceso es el comunismo; lo que
l@s individuos hacen con ese acceso está limitado por ell@s mism@s y por aquell@s que le
rodean. De tal manera que no hay igualdad o identidad de l@s individu@s implícita en el
comunismo verdadero. Lo que nos fuerza a buscar una identidad o la igualdad son los roles
sociales impuestos por el sistema actual. No hay contradicciones entre individualidad y
comunismo.

8. NOSOTR@S SOMOS L@S EXPLOTAD@S, somos la contradicción: no es tiempo de esperar.


Ciertamente el capitalismo contiene profundas contradicciones que lo empujan hacia
metodologías de adaptación y evolución, dirigidas hacia la evasión de las crisis periódicas que le
afligen; pero no podemos permanecer pasiv@s en espera de esas crisis. Cuando ocurran serán
bienvenidas si favorecen el proceso insureccional. Como explotad@s, sin embargo, somos la
principal contradicción del capitalismo. Por ello cualquier momento es siempre el adecuado para
la insurrección, precisamente por ello podemos percibir que la humanidad podría haber acabado
con la existencia del estado en cualquier momento de su historia. Una ruptura en la reproducción
continua de este sistema de explotación y opresión ha sido siempre posible.

LUCHAREMOS contra la propiedad, el principio de autoridad, el Estado, la política, la religión y


todos aquellos poderes que obstaculizan la total emancipación del ser humano.

Contra la Propiedad: Porque es una injusticia inhumana el que una persona detente la riqueza
producida por otras personas o la tierra que sólo a la humanidad pertenece, y es un atributo para
la sociedad, tan importante como la vida lo es para el individuo. Porque tiene su origen en un
violento y criminal despojo del más fuerte contra el más débil, creando la odiosa existencia de los
parásitos de la sociedad, que no tienen otra misión social que la de vivir del trabajo ajeno,
mediante la explotación y miseria de los demás. Porque crea el capitalismo y establece la ley del
salario, que condena al ser humano a una permanente esclavitud económica y a los vaivenes de la
desequilibrada economía.

Contra el Principio de Autoridad: Por suponer ésta el relajamiento de la personalidad humana al


someter a unas personas a la voluntad de otras, despertando en ellas instintos que le predisponen
a la crueldad e indiferencia ante el dolor de un semejante; y por ser la autoridad el instrumento
que sirve para someter por la violencia al individuo a los intereses de la propiedad.

Contra el Estado: Porque coarta el libre desenvolvimiento y normal desarrollo de las actividades
éticas, filosóficas y científicas de los pueblos; y por ser el fundamento básico que mantiene el
principio de autoridad y defiende la propiedad mediante los cuerpos armados, la policía la
magistratura y la cárcel. Porque mantiene al ejército y la armada, cuya misión destructora es
inhumana al lanzar unos pueblos contra otros, destruyendo los sentimientos de sociabilidad y
solidaridad propios del ser humano, para convertirse en medio de dominación de los pueblos
fuertes contra los débiles.
Contra la Política: Porque, entendiendo política como actividad desempeñada por les polítiques en
el seno del Estado para obtener privilegio y poder, esta presupone la anulación de la persona, ya
que, entregando la voluntad propia a otra extraña, se desvirtúan los intereses colectivos por una
falsa mayoría parlamentaria. La política es el medio que emplea el vigente sistema de dominación
(la democracia representativa al servicio de las oligarquías y el Capital) para legitimar los intereses
de la propiedad y las leyes en su tarea de respaldo y defensa del Estado.

Contra las Religiones: Porque atentan contra el libre pensamiento, creando una jerarquía moral
que predispone a admitir sin protesta toda tiranía y desvirtúan las relaciones sociales por el terror
y el fanatismo, negador de la razón y el progreso científico.

Contra otras formas de Poder: Contra todo tipo de prejuicios raciales, sexuales o de cualquier otra
condición que impidan el desarrollo libre y en igualdad de los seres humanos. Contra las
estructuras que derivan del Estado y el Capital creadas para un mejor sostenimiento del Sistema,
que suponen el sacrificio de la Libertad individual y colectiva en pro de una delegación hacia
personas supuestamente más cualificadas que pretenden representarnos, tales como partidos y
sindicatos reformistas. Contra las jerarquías de toda índole.

NUESTROS PRINCIPIOS.

La Libertad: Entendida como el desarrollo natural, sin condiciones de todos ser nacido, actuando
atendiendo a los dictados de su propia conciencia y voluntad con independencia para pensar,
expresarse y actuar. Es, por tanto, la negación de cualquier forma de autoridad que somete moral
y materialmente. Esta idea de Libertad lleva implícitas:

La Igualdad: De todos los seres vivos, a todos los niveles, por lo que las relaciones deben basarse
en el libre consentimiento y la revocabilidad de los acuerdos. Para que las relaciones sean libres y
justas no puede existir la propiedad privada pues ésta mantiene y es fuente de todas las
desigualdades. Redistribuyendo y reorganizando la producción, se eliminarían los brazos ociosos
de esta sociedad. Colectivizando la propiedad y poniendo a disposición de les productores la tierra
y los instrumentos de trabajo, las relaciones económicas serían igualitarias porque buscarían
satisfacer las necesidades de la comunidad, no enriquecerse; como ocurre en el Sistema
capitalista, que busca, por encima de todo, el beneficio económico de unes poques. El concepto de
igualdad es contrario a toda idea de nación o patria, las fronteras son un invento de los Estados
para salvaguardar sus intereses, crear conflictos y desigualdades absurdas entre las personas.
La Solidaridad y el Apoyo Mutuo: Como forma de vida en contra de la competitividad y la
explotación de unos sobre otros. La Solidaridad como principio que sostiene las relaciones sociales
y medio para resolver posibles conflictos, respetando las diferencias, la libertad individual y el bien
colectivo. Practicando el apoyo recíproco y la sinceridad en todas las relaciones. Combatimos las
divisiones sociales de clases formadas sobre el privilegio de unas personas sobre otras. Nos
mostramos contrarios a las ideas de las religiones con sus supersticiones, a los desequilibrios
ecológicos, la medicina intoxicante y al desprecio al resto de los animales y seres, siendo
defensores de la libre sexualidad y contrarios a la dominación de un sexo sobre otro. Somos
contrarios a los Sistemas de educación jerárquicos y competitivos; defendemos la Pedagogía
Libertaria.

NUESTRAS TÁCTICAS.

Los fines no justifican los medios, éstos sólo pueden aplicarse en función de sus principios.
Entendemos tácticas como nuestros principios desarrollados en todos los órdenes de vida social,
proceso éste que constituye la Revolución Social. Todos los movimientos sociales que han
pretendido cambios, lo han intentado asumiendo el poder, demostrando que cada vez que un
salvador, un partido o un comité se ponen a legislar, heredan los mismos vicios y problemas. Por
eso el insurreccionalismo rechaza el poder. No forma partidos para conseguirlo, no apoya
candidatos, no forma ejércitos ni guerrillas a favor de ningún gobernante. Se opone a todo Sistema
parlamentario, fascista o comunista y no colabora con ninguno. Es su único lugar la oposición al
poder. El insurreccionalismo pretende debilitarlo concienciando a la gente de su inutilidad e
inculcando la idea que se puede funcionar al margen de él, para lo que crea escuelas, sindicatos,
comunas, colectividades y demás grupos que existen sin el apoyo del Estado. El insurreccionalismo
no se integra en las instituciones, no se legaliza, no participa en ayuntamientos, parlamentos,
comités ni universidades, demostrando sus ideales al funcionar organizando su propia existencia.
Además, los anarquistas no tenemos líderes ni funcionarios burócratas, ni pagamos a nadie para
que trabaje por nosotros. Tampoco recibimos subvenciones. Por tanto, desarrollamos nuestra
actividad voluntariamente. Por ello nuestras tácticas son:

La Acción Directa: Es la actuación permanente sin intermediarios. La persona se enfrenta


directamente con sus problemas, tomando las riendas de su vida sin interferencias, desarrollando
así su capacidad de autodefensa, viviendo conscientemente. Estamos en contra del conformismo,
ya que impide la acción directa creando pasividad y despreocupación. No usamos los cauces que
emplea el poder, promulgamos la abstención activa electoral porque votar es un acto de
irresponsabilidad, al dejar en manos de otres la decisión sobre los problemas fundamentales de la
vida social, y además se legitima el principio de poder. Nuestro objetivo no es conquistar el poder
político, sino destruirlo, por lo que no colaboramos con el Estado, y creemos que entrar en el
Sistema implica aceptar sus premisas. La acción directa no implica necesariamente acción violenta.
De esta forma nos defendemos de los medios que utilizan el Estado y las clases privilegiadas para
impedir y neutralizar nuestra rebelión. Nuestro propósito es la consecución de une equilibrio
social sin Estado, y, para conseguirlo, rechazamos cualquier imposición gubernamental, así como
participar en cualquier guerra generada por el capital y el Estado. Abogamos por el
desmantelamiento de las cárceles, reformatorios y manicomios; defendemos el derecho de que
nadie gobierne nuestras vidas y la ocupación de espacios donde podamos poner en práctica
nuestros principios libertarios. Frente a las agresiones y humillaciones a que nos somete el capital,
apoyamos las luchas obreras de matiz anarcosindicalista.

La Propaganda por el Hecho: Es difundir el ideal revolucionario con nuestras acciones diarias. Es
practicar una ética revolucionaria en las relaciones de nuestra vida cotidiana en las que sea
posible, demostrando la rebeldía y la oposición al sistema establecido mediante nuestra conducta.
Defendemos una confrontación permanente mediante ataques a toda persona, institución o
símbolo que coarte la libertad de las personas

La Cultura: Divulgar la Cultura insurreccionalista y revolucionaria a través de escritos,


publicaciones y dando a conocer el arte, la literatura, la música ácratas, así como fomentando los
ateneos libertarios, radios libres, centros sociales…

La Federación: Es la unión voluntaria en igualdad que asegura la autodeterminación. De este modo


se aúnan fuerzas y se suprimen privilegios. Negamos los países y sus fronteras y luchamos contra
todo tipo de imperialismos y colonialismos. La federación funciona de forma asamblearia, sin
jerarquías, de forma que nadie pueda estar por encima de nadie. Los diferentes grupos que
formen una federación son libres para unirse o separarse de ella. La forma de tomar acuerdos es
por unanimidad, no existe el voto. De esta manera, se suprime la dominación de las mayorías
sobre las minorías y viceversa. Somos conscientes de que la federación sólo entendida en un
marco ideológico libertario se convierte en una táctica para extender la lucha no sólo a la mera
actuación del grupo, así como la forma de organizar las relaciones entre las células de una nueva
sociedad.

NUESTRAS FINALIDADES.
Nuestra finalidad es que las ideas insurreccionalistas revolucionarias incidan en la sociedad de tal
manera que se recupere la conciencia social, así como la conciencia de la clase trabajadora, que
entendemos está basada en comprender la situación de explotación en la que nos vemos
sometidos bajo el sistema actual. Esta comprensión de nuestra situación de explotados y
oprimidos se ve complementada con los mecanismos a aplicar para que dicha situación
desaparezca y se pueda lograr un equilibrio en las relaciones de las personas entre ellas y con el
entorno. Son estos mecanismos los principios y tácticas anarquistas.

Se puede decir, por tanto que nuestra finalidad es alcanzar una sociedad basada en la libertad, la
igualdad y la solidaridad entre las personas. Es el único modelo de organización social que nos
permite un equilibrio con la naturaleza, así como un desarrollo social basado en los principios
insurreccionalistas revolucionarios.

Manual de los disturbios.

Este documento, abierto a ser debatido y mejorado, pretende servir de guía elemental para
activistas dispuestos a defender la libertad de expresión, manifestación y rebelión.

La capucha es nuestra amiga.

En las manifestaciones la policía suele utilizar cámaras de vídeo y de fotos. Graban las acciones de
los activistas para reconocerlos y así tener ”pruebas” que les imputen en un futuro juicio. Otras
veces directamente graban a un bloque de manifestantes de una organización determinada como
forma de control y recogida de información. También pueden servir como prueba las imágenes
captadas por los periodistas de la prensa. Un pañuelo o una bufanda obstaculiza este accionar de
la policía. Una braga militar también sirve, pero no es una prenda tan “común” y si la policía te
detuviera durante una manifestación o tras ella, no dudaría en acusarte de ”tirapiedras”.
Asimismo, en estos casos es aconsejable no llevar demasiadas ”pintas”, es decir, que por la
estética se intente pasar por ”ciudadanos corrientes”.

Los medios de comunicación del poder criminalizan la capucha justamente por su alta efectividad
antirrepresiva.

Protección legal.
En algunas manifestaciones, los convocantes disponen de una ”comisión legal”. Esta comisión la
componen uno o varios abogados vinculados a la organización. En caso de que los organizadores
repartan octavillas con los teléfonos de estos abogados, no dudes en coger una. En cualquier caso
lo más recomendable es apuntarse el teléfono en el brazo u otro lugar del cuerpo por si la policía
te cachea y te quita lo que lleves encima o lo pierdas.

Estos abogados estarán atentos al teléfono por si hay detenidos. Para las manifestaciones en las
que no hay ”comisión legal”, y sobre todo en general para la gente joven, lo recomendable es
estar activo en alguna organización política que tenga contacto con abogados (además de que la
lucha anticapitalista, cuanto mejor organizada, más efectiva). Si te detienen, lo primero que debes
intentar es ponerte en contacto con un abogado para que desde fuera se sepa que has sido
detenido y se pueda empezar a trabajar por tu liberación.

La estrategia policial.

Una vez que los antidisturbios tienen orden de cargar, en ocasiones la línea policial se abalanza a
golpes sobre los manifestantes desde un solo lado; a veces desde varios a la vez para provocar el
pánico. Si la manifestación es masiva, pueden utilizar varias líneas para “dividir el bloque en
partes”. Otras veces simplemente sacuden sus escudos con sus porras mientras avanzan
lentamente.

Todo depende de la estrategia represiva que tengan. En la mayoría de los casos lo que buscan es la
”dispersión”, es decir, que la gente corra presa del miedo y se disgregue.

Aquí es importante mantener la calma y llamar a la calma (por ejemplo, con los brazos levantados)
a la gente que tengamos a nuestro alrededor. Si observamos que la distancia entre los
antidisturbios y los manifestantes es prudente, llamar a la calma hace que la gente se tranquilice y
tome conciencia de que su situación inmediata no corre peligro, pues es normal que en momentos
de pánico se tienda a correr sin detenerse a mirar atrás aunque la policía esté aún a mucha
distancia. La comunicación y cooperación en esos momentos es muy importante. También se ha
de tener en cuenta que los antidisturbios son más lentos que nosotros, por su vestuario y
equipamiento.

Cuánto más tiempo aguantemos sin ceder terreno a la policía, más cuotas de libertad estaremos
expropiando al estado; tengamos en cuenta que las cargas policiales no suponen otra cosa que un
intento de coartar nuestra libertad de expresión. Lo que expresamos en las manifestaciones, la
acumulación de fuerzas que supone, y el mensaje que con ellas se quiere transmitir, se ven
abortados salvajemente por la represión policial. Los enfrentamientos callejeros no son sino una
respuesta enfurecida a esta represión y una defensa firme de nuestra libertad de expresión.
Cómo frenar el avance policial.

Una vez iniciados los enfrentamientos, para aguantar la posición los diferentes grupos de
manifestantes pueden utilizar varios métodos, [Desde Resistencia y r-Evolucion suprimimos los
metodos Violentos, dejando a continuacion solo los metodos No-Violentos]:

– Bloqueo de calles. Esto es efectivo sobre todo para obstaculizar el avance de los furgones
policiales. Puede servir cualquier cosa, cubos de basura, papeleras, vallas de obras, etc. Pero
tengamos en cuenta que un furgón policial puede abrirse paso ante una barricada compuesta por
estos materiales ”livianos”, si se lo propone. Por eso, lo más efectivo para este caso es cruzar
coches: entre varios manifestantes (mínimo 4 ó 5), agarrar el coche por uno de los extremos (la
parte delantera o trasera), contar ”uno, dos y tres” y levantar. En cuatro o cinco veces que se
repita este proceso el coche habrá quedado en medio de una calle. Esto ralentiza el avance de los
furgones de antidisturbios y da tiempo a los manifestantes para pensar y reorganizarse.

– Descentralizar la acción. Otra de nuestras bazas es crear diferentes focos autónomos de


resistencia, desbordando el esquema represivo de los antidisturbios. Si nos movemos a menudo
en grupos pequeños a los helicópteros policiales les cuesta más localizar los puntos ”calientes”, lo
que entorpece la comunicación y coordinación de los agentes a pie. Esto nos da un tiempo valioso
para actuar.

-La Clasica sentada.

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