Está en la página 1de 1

Hasta en el más crudo escenario siempre tiene cabida el arte, como ejemplo, en Inglaterra, en plena

época de bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial se seguían presentando obras de teatro para
que luego de terminada la actuación se tuvieran que refugiar los ciudadanos de la lluvia de muerte. A
veces, el arte que surge es por la necesidad de entretenimiento, hasta el alma con más determinación
necesita desconectar de su propósito, pero, en otros casos el arte surge del escenario mismo. Las
grandes calamidades, tragedias y conflictos traen consigo una expresión, un contenido de cuyo
desciframiento se encargan sus participantes, cada uno extrae e interpreta lo que quiere ver y aunque
cada visión es personal, existen experiencias que crean tendencias hacia ciertas corrientes, quien vive
los horrores de la guerra conoce las razones para evitarla, y por otro lado, aquellos que se dedican a
predicarla es porque no conocen la inquietante simetría de su interior: sus participantes pierden algunos
la vida, y todos su mente.

En el caso de la Primera Guerra Mundial, hubo una gran dualidad en cuanto a la dirección de los
pensamientos, principalmente entre Sasoon y Brooke, el primero buscó la paz después de su experiencia
y el segundo sin haber afrontado el conflicto dejó ver su espíritu nacionalista. La verdad es que ambos
ejemplos son algo radicales en su pensar sobretodo cuando se habla de Sasoon pero existe otro caso
que ejemplifica muy bien ambas direcciones y no es más que la transición del uno al otro, este es Owen,
cuya visión patriotista se desvaneció al haber incursionado por las trincheras donde vio morir
compañeros de muchas formas diferentes, al sobrevivir, en un breve descanso, se dedicó a escribir las
imágenes de su travesía pero incluso habiendo cursado este camino decidió volver y esta vez, se
convirtió en víctima del gran suceso.

También podría gustarte