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Modelos Económicos

Luiggi Viloria
Leonardo Pacheco
Albany Villamizar
José Vera
Carlos Villegas
William Yépez
Electricidad Trayecto 1 Lapso 1
Grupo 5
Modelo Económico

Se puede entender un modelo económico como una representación (modelo


científico) o propuesta (constructo social) más ampliamente, como un
concepto ya sea proposicional o metodológico acerca de algún proceso o
fenómeno económico. Como en otras disciplinas, los modelos son, en
general, representaciones ideales o simplificadas, que ayudan a la
comprensión de sistemas reales más complejos.
Los modelos se usan comúnmente no solo para explicar cómo opera la
economía o parte de ella, sino también para realizar predicciones sobre el
comportamiento de los hechos y determinar los efectos o tomar decisiones
sobre los mismos.
Como sugiere lo anterior, un modelo puede constituir una representación de
aspectos ya sea generales o más específicos. Puede tener un papel normativo
o descriptivo, etc.
Adicionalmente los modelos económicos pueden generalmente dividirse
entre modelos conceptuales, que usualmente poseen un carácter crítico o
analítico (Criticismo); modelos matemáticos, que buscan ser una
representación teórica — utilizando variables y sus relaciones matemáticas
— del funcionamiento de los diversos procesos económicos (economía
matemática) y modelos diagramáticos o gráficos que son la representación
de datos, generalmente numéricos, mediante recursos gráficos (tales como
líneas, vectores, superficies o símbolos), para que las relaciones que los
diferentes elementos o factores guardan entre sí se manifiesten visualmente.
(Iconografía de las correlaciones).
En términos metodológicos, un modelo ocupa una posición intermedia entre
la realidad y las teorías. Cada sistema económico, se ha visto precedido de un
cambio en la filosofía de la sociedad, además, dicho sistema ha respondido a
una serie de necesidades e inquietudes propias de la época en la que fue
creado.
Tipos de Modelos Económicos en la Historia.

La historia de la economía estudia la economía desde sus inicios: desde el


simple y local trueque que, con el paso de los milenios, ha acabado
evolucionando en el complejo y globalizado capitalismo, pasando por otros
modelos, como el esclavista, el feudal o el mercantilista.
La economía es tan antigua como la propia humanidad. Hace cinco mil años,
cuando dos pastores intercambiaban una cabra por cinco gallinas, estaban
haciendo economía. Desde entonces se han sucedido, uno tras otro,
diferentes sistemas económicos. ¿Podemos entonces, mirando al pasado,
intuir lo que nos depara el futuro?

1) Esclavitud:
En el principio toda la actividad económica estaba circunscrita a la
agricultura, la pesca y el pastoreo. No existía el dinero y todos los
intercambios económicos se hacían mediante trueques, de modo que
nuestros ancestros ignoraban lo que era una hipoteca o una empresa de
trabajo temporal.
Durante siglos, las principales vías de comunicación y comercio fueron los
ríos. Los intercambios que se realizaban estaban basados en los excedentes
de las familias, productos artesanales hechos a mano que sobraban. Estas
constituían los principales núcleos económicos de las economías de
subsistencia.
El modelo de producción esclavista es uno de los modos de producción que
el marxismo define como estados de la evolución de la historia económica
definidos por dos determinados niveles de desarrollo de las fuerzas
productivas y una forma particular de producción. Por el modo de producción
esclavista es propio de un nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
netamente preindustrial. El capital es escaso, no habiendo incentivos para la
inversión aunque se amasen inmensas fortunas (se acumulan objetos de lujo,
propiedades inmuebles y esclavos, no interesando los bienes de producción
como maquinaria); las técnicas son muy rudimentarias y tradicionales, no
habiendo incentivo para mejora aunque pueda haber un espectacular
desarrollo intelectual pre científico (la filosofía clásica). Tierra y trabajo son
las fuerzas productivas.
En el modo de producción esclavista, la fuerza de trabajo está sometida a
esclavitud, es decir: no es propiedad de los trabajadores que por tanto no
tienen que ser retribuidos (los proletariados del modo de producción
capitalista poseen al menos su fuerza de trabajo y han de ser retribuidos con
el salario). La reproducción de la fuerza de trabajo queda así como
responsabilidad del propietario del esclavo, que por su propio interés
alimenta e incluso incentiva a la reproducción biológica de sus esclavos (a
diferencia de los esclavos, los proletarios han de encargarse de ello por sí
mismos con la retribución salarial que reciben por su trabajo). En el modo de
producción esclavista, las relaciones sociales están basadas en la propiedad y
el derecho, que convierten a unas personas en libres y otras en esclavas (en
el modo de producción feudal, la propiedad y el derecho, más bien derechos
y privilegios en plural, son términos confusos que señores y siervos
comparten). El interés en la mejora de la producción corresponde
únicamente al propietario, pues el esclavo no se beneficia ni se perjudica
directamente por una mejor o peor cosecha (en el modo de producción
feudal ese interés corresponde al siervo y en el capitalista al empresario
capitalista).
Si eso parece estar en contradicción con la existencia de esclavos hasta el
siglo XIX en los Estados del sur de los EE. UU., por poner un ejemplo muy
conocido, se debe dejar claro, por un lado, que no hay que confundir modo
de producción esclavista con esclavitud, que es tan como la historia y
continuó existiendo en todo el mundo después de que el esclavismo fuera el
modo de producción dominante, sobreviviendo hasta que el movimiento
abolicionista la consideró una situación socialmente inaceptable. Aún hoy en
día reaparece en algunos lugares de África. Por otro lado, hay que dejar claro
que distintos modos de producción pueden (de hecho, suelen) coexistir al
mismo tiempo combinándose en una formación económico social concreta.
El modo de producción esclavista fue el componente esencial de la formación
económica social de la civilización greco-romana y lo que le proporcionó la
base tanto de su éxito como de su crisis.
La esclavitud ya había existido en formas diferentes en las civilizaciones del
antiguo Oriente, pero siempre había sido una condición jurídicamente
impura, que con frecuencia tomaba la forma de servidumbre por deudas o de
trabajo forzado, entre otros tipos mixtos de servidumbre, y formando sólo
una categoría muy reducida en un continuo de dependencia y falta de
libertad que llegaba hasta muy arriba en la escala social.
La esclavitud nunca fue el tipo predominante de extracción de excedente,
sino un fenómeno que existía al margen de la principal mano de obra rural.
Los imperios fluviales (Mesopotamia, Egipto), basados en una agricultura
intensiva y de regadío que contrasta con el cultivo de secano de la civilización
mediterránea grecorromana, no fueron economías esclavistas, y sus sistemas
legales carecían de una concepción estrictamente definida de la propiedad
de bienes muebles.
Las grandes épocas clásicas: Grecia en los siglos V y IV a. C. y Roma desde el II
a. C. hasta el II d. C. fueron aquellas en las que la esclavitud fue masiva y
general entre los otros sistemas de trabajo. La decadencia de la esclavitud,
en el Helenismo o en la Roma de la crisis del siglo III, significó la decadencia
de ambas culturas urbanas. El predominio de la ciudad sobre el campo se
invierte cuando el modo de producción esclavista es sustituido por el modo
de producción feudal.

Grecia.
Las polis griegas fueron las primeras en hacer de la esclavitud algo absoluto
en su forma y sobre todo dominante en su extensión, convirtiéndola en un
sistemático modo de producción. Eso no quiere decir que el mundo griego
clásico se basara de forma exclusiva en la utilización del trabajo de esclavos:
los campesinos libres, arrendatarios y artesanos urbanos siempre
coexistieron con los esclavos; pero el modo de producción dominante, que
rigió la articulación de cada economía local y definió la civilización griega fue
el esclavista.
Las estimaciones numéricas son poco fiables y varían enormemente. En la
Atenas de Pericles la proporción esclavos/ciudadanos libres era quizá de 3 a
2. En otras polis (Quíos, Egina, Corinto) probablemente más. Aristóteles daba
por supuesto la necesidad de esclavos en abundancia y Jenofonte proponía
como proporción ideal 3 a 1. Lo verdaderamente importante es que por
primera vez los esclavos fueron utilizados de forma habitual en la artesanía,
la industria y la agricultura en escala superior a la utilización doméstica,
propia de una concepción menos utilitaria y más de ostentación.
Al tiempo que la esclavitud se hacía general, la naturaleza de la esclavitud se
hacía absoluta: ya no consistía en una forma relativa de servidumbre entre
otras muchas, a lo largo de un continuo gradual, sino en una condición
extrema de pérdida completa de libertad, que se yuxtaponía a una libertad
nueva y sin trabas. La libertad y la esclavitud helénicas eran indivisibles: cada
una de ellas era la condición estructural de la otra, en un sistema diádico que
no tuvo precedente ni equivalente en las jerarquías sociales de los imperios
del Oriente Próximo, que no conocieron ni la noción de ciudadanía libre ni la
de propiedad.

Roma
Las guerras interiores y exteriores a partir de finales del siglo III a. C. Siglo III
a. C. (guerras púnicas, guerra Social y guerra civil) pusieron bajo el control de
la oligarquía senatorial grandes territorios, de forma especial en el sur de
Italia. Al mismo tiempo acentuaron dramáticamente la decadencia del
campesinado romano, que en otros tiempos había constituido la sólida base
de pequeños propietarios de la pirámide social de la ciudad. La movilización
sin fin agotó a los “assidui”, llamados año tras año a la legión. Los que no
morían eran incapaces de conservar sus tierras, absorbidas por la nobleza
ecuestre y senatorial. Todos los hombres libres y adultos de Roma estuvieron
alistados permanentemente en el ejército. Este gigantesco esfuerzo militar
sólo era posible porque la economía civil en la que se apoyaba podía
funcionar hasta ese punto gracias al trabajo de los esclavos, que liberaba las
correspondientes reservas de mano de obra para los ejércitos de la
República. A su vez las guerras victoriosas proporcionaban más cautivos-
esclavos para enviar a las ciudades y las fincas de Italia.
El resultado final fue la aparición de unas propiedades agrarias, los
latifundios cultivadas por esclavos, de un tamaño hasta entonces
desconocido. Los mayores podían alanzar más de 80 000 hectáreas. Incluso
siendo dispersos, sus fincas individualizadas solían superar los 500 iugera
(120 hectáreas) y no eran raros tamaños diez veces superiores. Aumentó la
combinación del cultivo de vid y olivo con el de los cereales, y la superficie
dedicada a la ganadería. La comercialización estaba asegurada por las vías
terrestres (calzada romana) y las rutas marítimas de un Mediterráneo
pacificado que llevaban la producción a las ciudades, la mayor la propia
Roma. A larga distancia las grandes metrópolis de Oriente proporcionaban un
comercio de lujo.
A finales de la República quizá el 90 % de los artesanos de Roma eran de
origen esclavo. Se calcula que en el 225 a. C. habría en Italia 4 400 000
personas libres frente a 600 000 esclavos. En el año 43 a. C. la población libre
no habría crecido, mientras que los esclavos serían 3 000 000 (cinco veces
más que en la fecha anterior).

Fin de la producción esclavista.


La pax romana de Augusto y el Imperio no podía significar el fin del
expansionismo militar, pues si se acababa el mecanismo antes descrito
(conquistas que proporcionen esclavos, que sustituyan a campesinos libres
para que puedan convertirse en ciudadanos con obligaciones militares que
vayan a conquistar más esclavos) el sistema entero caería. El siglo II, en que
los emperadores de la dinastía Antonina combaten eficazmente en una
frontera cada vez mejor definida, ve la última conquista de una provincia: la
Dacia en tiempo de Trajano. La crisis del siglo III, con su correlato de
invasiones, anarquía militar y crisis ideológica que conlleva la expansión y
posterior triunfo del cristianismo es en lo económico la crisis del modo de
producción esclavista. Los latifundios empiezan a ser cultivados por colonos
semilibres, y los esclavos escasean. No se reproducen fácilmente, no se
adquieren por conquista (los bárbaros están pasando a ser la fuerza principal
del ejército romano), e incluso son liberados, a veces por motivos piadosos,
lo que no oculta el interés que los propietarios tienen de convertirse en algo
parecido a lo que serán los señores feudales. Las reformas de Diocleciano
salvan el Imperio un siglo más, pero empujan el sistema en un sentido
definitivamente feudal (los cargos públicos y oficios deben heredarse, la
presión fiscal hace opresiva la vida urbana). La ciudad decae, al igual que la
ciudadanía romana se extiende y deja de ser atractiva (Caracalla la había
concedido a todos los hombres libres). Ciudadanía y libertad son conceptos
que se han devaluado definitivamente. Cuando ser libre ya no signifique
nada, nada significará ser esclavo. Son otras relaciones de producción.
La transición entre el modo de producción esclavista y el modo de
producción feudal, o transición entre esclavismo y feudalismo. Se sitúa en
fechas tempranas, en la época de las invasiones bárbaras del siglo V.

2) Feudalismo:
Con el derrumbamiento del imperio romano se produjo una gran
vertebración de la actividad económica. El concepto de imperio protector
con fronteras bien definidas se vino abajo y los campesinos, principales
generadores de riqueza, se mudaron al castillo más cercano para protegerse
de las hordas de invasores y saqueadores.
Cada señor feudal protegía a un número determinado de vasallos que
trabajaban las tierras. A cambio de la protección, les entregaban una
cantidad anual de su cosecha al señor y a la iglesia. Esto era lo que se conocía
como diezmo, por equivaler a la décima parte de la cosecha. Durante esta
época el comercio se reducía a ciertas ferias de carácter anual donde se
compraban y vendían artículos artesanales.
A finales de la época feudal comenzó a surgir una nueva forma de producción
de riqueza, diferente a todo lo conocido hasta entonces (agricultura,
ganadería, pesca y conquista) y basada en la aportación de un cierto valor
añadido a las mercancías. Hablamos del gremio de artesanos, precursores de
las fábricas. En esta etapa los ricos debían purgar su condición de privilegio
mediante la entrega de limosna (caridad) y el cobro de intereses se
consideraba una blasfemia.
Las denominadas invasiones bárbaras, la caída del Imperio romano y el
debilitamiento del Imperio carolingio frenaron la actividad económica hasta
los comienzos del año 1000. Es a partir de ese momento cuando se extienden
las modernas técnicas agrícolas que, aun existiendo anteriormente, habían
quedado reducidas a escasos espacios territoriales. Un lento proceso, que se
intensifica a partir del siglo XII con la mejora de las comunicaciones y los
intercambios.
Entre los avances cabe destacar el aumento en el uso de los molinos de agua
como fuerza motriz que, por una parte, se extiende desde la Europa nórdica
hacia centro-Europa, y por otra, las aportaciones de los musulmanes en
España, desde el sur de la península ibérica hasta Francia, como las acequias
para riego, que aumentaron la productividad agrícola liberando mano de
obra que podía especializarse. Además, mejoran los métodos de anclaje de
los animales, especialmente el caballo y el buey, introduciendo la collera
rígida y el yugo sobre los cuernos. La cría del ganado de tiro aumenta de
manera notable, permitiendo mayores desplazamientos y logística. También
se cría el caballo de combate, que cambiará las prácticas de la guerra en
detrimento de la infantería tradicional. Los instrumentos de uso agrícola,
como el arado o la azada, generalmente de madera, son sustituidos por otros
de hierro. Esto es especialmente útil en el centro y norte de Europa, entre el
Loira y el Rin, donde la tierra turbosa y muy húmeda era difícil de trabajar.
Ahora el arado penetra más, airea la tierra con mayor facilidad y permite la
obtención de cosechas en espacios antes baldíos.
Además, desde el norte de la actual Francia y el sur de Alemania se extiende
un sistema de barbecho distinto, que posibilita la rotación de suelos cada dos
de tres años mediante la quema de rastrojos, en vez de uno de cada dos, y se
abandona la práctica del cultivo itinerante. Al mismo tiempo, las
canalizaciones de agua facilitan el riego en zonas como la Lombardía.
El aumento de la producción, como consecuencia de las innovaciones,
supone una reducción de las prestaciones personales de los siervos a sus
señores en cuanto a horas de trabajo, sustituyéndose por el pago de una
cuantía económica o en especie. Se reducen las tierras del señor y se
extienden los arrendamientos. Al mismo tiempo los campesinos, disponiendo
de más tiempo para procurarse sus ingresos, incrementan sus rentas y ganan
independencia. En algunos lugares, solo son convocados a trabajar para el
señor en los periodos de laboreo con gran necesidad de mano de obra, como
la siega.
El señor pasa de obtener trabajo gratuito, a recibir retribuciones en especie,
que él muchas veces elige, y plata u oro; lo cual provoca una mayor
acuñación de moneda y el fluir del comercio. Aparecen las primeras grandes
fortunas y los señores hacen ostentación de sus bienes, muchos de ellos
traídos de Oriente (entre otras, a través de la "ruta de la seda"). El Alto Clero
comienza a disponer —a partir del siglo XI— de recursos con los que edifica
las iglesias, catedrales y palacios episcopales.
Aumenta el número de tierras roturadas y comienza el periodo de
eliminación de los bosques europeos, drenaje de las tierras empantanadas,
extensión de los terrenos arados lejos de las aldeas y la construcción dispersa
de casas campesinas. Aunque no sea rápidamente, el tiempo va cambiando
el paisaje y las costumbres. Las tierras de pastos en las laderas más difíciles
de arar y los terrenos de labranza en el resto se hacen comunes en muchas
zonas. Es el tiempo en el que se extiende el cultivo de la vid, poco exigente
con las tierras que han sido ganadas al bosque. Las mejores zonas atraen a
una mayor masa de población y se producen migraciones en todo el centro
de Europa. El crecimiento de la población es notable a partir de 1050,
llegándose a duplicar la población de Inglaterra en 150 años, triplicándose
hacia el final de la Edad Media. En el siglo XI la hambruna ha desaparecido.
Este incremento se realiza a costa de una mayor tasa de natalidad, si bien la
de mortalidad se mantendrá más estable.
El crecimiento de las tierras labradas es obra en su mayor parte de los
campesinos y no tanto de los señores. Conforme estos se habitúan a recibir
las retribuciones en moneda o especie, van abandonando el deseo de
acrecentar los latifundios en beneficio de cederlos en arriendo. El señor
controla muchas veces la venta de materiales y aperos de labranza a sus
campesinos, lo que le garantiza un control importante sobre los siervos. Los
campesinos exigirán, y obtendrán muchas veces, la fijación de una
retribución no arbitraria al señor, que consistirá en una aportación fija y otras
variables en función de los resultados de las cosechas del año.
A partir del siglo X los excedentes facilitan el comercio más allá de las
fronteras del señorío. Las actividades comerciales permiten que surja una
incipiente burguesía, los mercaderes, que en su origen eran campesinos que
aprovechaban los tiempos en los que no era necesario el trabajo de la tierra
para comerciar, y que debían pagar igualmente una parte de sus beneficios
en forma de tributos a los Señores. El lujo al que aspiran los Señores con el
incremento de las rentas favorece la aparición cada vez más frecuente de
artesanos. Las rutas de peregrinación son los nuevos caminos por donde se
abre el comercio. Roma, Jerusalén o Santiago de Compostela son los
destinos, pero las comunidades situadas en sus vías de acceso florecen
ofreciendo hospedaje, comida y ropa.

C) Mercantilismo:
Conforme los tiempos avanzaron y las hordas invasoras redujeron su flujo, las
ciudades comenzaron a crecer fuera de las murallas, y comenzó la difusión de
la moneda, la letra de cambio y los pagarés. Con ello, el ser rico no estaba
mal visto ya que si el trabajo dignifica, la riqueza, como producto del trabajo,
era igualmente digna. Surge una nueva clase social entre los campesinos, la
nobleza y el clero: la burguesía, aupada por el comercio. El desplazo de la
actividad económica desde el Mediterráneo hacia el Atlántico. El hallazgo de
numerosos yacimientos de metales preciosos en América, fomento la
tendencia al atesoramiento del oro. El intercambio de productos entre los
dos continentes provocó que en América se conociera el trigo, el café, la caña
de azúcar y el olivo, Europa recibió de América el cultivo del maíz, el cacao y
la papa. Los pueblos europeos trajeron a América su forma de pensar
valores, idioma, religión, arte y sentido del derecho, entre otros aspectos.
En la primera mitad del siglo XV los europeos mantenían un activo comercio
con los países asiáticos desde los cuales llevaban a Europa canela, clavo,
pimienta, piedras preciosas, sedas, marfiles, objetos de arte, y otros artículos
necesarios para la renaciente vida urbana de fines de la Edad Media.
Formándose dos polos importantes de comercio: la costa occidental del
Mediterráneo, cuyo centro lo formaban las ciudades italianas de Venecia,
Génova, y Pisa; y el otro en el norte constituido por las ciudades alemanas de
Hamburgo, Bremen, Lubeck, en la llamada Liga Hanseática.
El comercio con los países orientales se realizaba por mar hasta la costa
oriental del Mediterráneo, y desde allí por tierra, a través de Siria,
Mesopotamia y Persia, hasta la India.
En el año 1453 los turcos se apoderaron de la ciudad de Constantinopla que
era el centro más importante del cristianismo en oriente, afectando el
comercio tradicional. El interés por encontrar una nueva ruta a la “tierra de la
especería” se vio estimulada por las nuevas doctrinas científicas como la
redondez de la tierra y los adelantos en la construcción naval, además de
nuevos inventos como la brújula.
El impacto que el descubrimiento de América significo para el mundo fue
grande, la emigración o traslado de población europea hacia las colonias
americanas, la mezcla entre la raza nativa y la europea (mestizaje racial), el
tráfico de esclavos negros traídos de África, y el intercambio continental de
epidemias que hizo disminuir la población indígena americana. Fue cuando
comenzó el proceso de la conquista, sus fines fueron eminentemente
económicos y políticos, apoderase de tierras, esclavizar indígenas, buscar
oro, perlas, y piedras preciosas se combinaron con el fanatismo religioso.
La economía colonial fue notoriamente sencilla, la busque de metales
preciosos fue la principal razón de la conquista, por lo que cada colonia
dependía de su capacidad para exportar oro y plata a la metrópoli. Las tierras
fueron declaradas propiedad de los Reyes. Con el tiempo pasaron a manos de
los particulares por donación o por venta. La población indígena sometida fue
el primer motor de trabajo para sustentar el mecanismo de producción
colonial, estos fueron los primeros trabajadores que fueron explotados en la
agricultura y la extracción minera así como la pesquera, pero la cantidad de
población indígena reducida en las guerras y las epidemias junto con su
posterior explotación no darían abasto para tal empresa, así fue como la
mano de obra negra traída de África fue incorporada, llegando a ser el
trabajador por excelencia, tanto por su número como por su rendimiento.

4) La Industrialización:
El avance de los años, las revoluciones independentistas y tecnológicas como
la revolución industrial, dan un nuevo giro al sistema económico.
La revolución industrial, no sólo abarco la industria, también afecto a la
agricultura, al comercio, finanzas, educación, estructura social, y el campo del
pensamiento vinculado al trabajo.
La Primera revolución industrial se caracterizó por el nacimiento de la
industria textil, la máquina de vapor, la invención de la locomotora, la
revolución agraria y el crecimiento de la población.
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de
una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal,
siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para
el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales
de siglo XVIII en la industria textil, así como lo relacionado a la extracción y
utilización del carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al
desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías férreas, canales
y carreteras. El paso de una economía industrial influyó sobremanera en la
población, que experimento un rápido crecimiento sobretodo en el ámbito
urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt, en las
distintas industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues
su uso significo un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más
tarde, el desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el
desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la
energía eléctrica, supusieron un progreso tecnológico sin precedentes.
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o
clases sociales encabezados por el proletariado, “los trabajadores
industriales y campesinos pobres” y la burguesía, dueña de los medios de
producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital.
Esta nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y
laborables, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y
demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más
desfavorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo o el
comunismo. El éxodo de la población rural hacia las ciudades que dio lugar a
la nueva clase trabajadora se agrupo en suburbios cercanos a las fábricas, en
barracones en donde vivían los obreros. Sus condiciones de vida eran
penosas, tanto en las fábricas como en los suburbios. En las fábricas
encontraran humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral, y
jornadas que superan las doce horas diarias. En los suburbios superpoblados
y sucios son víctimas de epidemias de fácil propagación. La cantidad de
personas afectadas por estas condiciones les lleva a organizarse en defensa
de sus intereses, apareciendo los movimientos de protesta.

5) Capitalismo:

En el capitalismo, los individuos y las empresas usualmente representadas


por los mismos, llevan a cabo la producción de bienes y servicios de forma
privada e interdependiente, dependiendo así de un mercado de consumo
para la obtención de recursos. El intercambio de los mismos se realiza
básicamente mediante comercio libre y, por tanto, la división del trabajo se
desarrolla de forma mercantil y los agentes económicos dependen de la
búsqueda de beneficio. La distribución se organiza, y las unidades de
producción se fusionan o separan, de acuerdo a una dinámica basada en un
sistema de precios para los bienes y servicios. A su vez, los precios se forman
mayoritariamente en un mercado que depende de la interacción entre una
oferta y una demanda dadas por las elecciones de productores y
consumidores, y estos, son necesarios para la coordinación ex-post de una
economía basada en el intercambio de mercancías.
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella sociedad política y jurídica
originada basada en una organización racional del trabajo, el dinero y la
utilidad de los recursos de producción, caracteres propios de aquel sistema
económico. En el orden capitalista, la sociedad está formada por clases
socioeconómicas en vez de estamentos como son propios del feudalismo y
otros órdenes pre modernos. Se distingue de aquel y de otras formas sociales
por la posibilidad de movilidad social de los individuos, por una
estratificación social de tipo económica, y por una distribución de la renta
que depende casi enteramente de la funcionalidad de las diferentes
posiciones sociales adquiridas en la estructura de producción.
El nombre de sociedad capitalista se adopta usualmente debido a que el
capital como relación de producción se convierte dentro de esta en un
elemento económicamente predominante.
El enfoque liberal smithiano se centra en la utilidad que el capital como
relación social provee para la producción en una sociedad comercial con una
amplia división del trabajo, entendida como causa y consecuencia de la
mejora de la oferta de consumo y los mayores ingresos por vía del salario
respecto del trabajo autónomo, mientras que el enfoque socialista marxista
considera que el capital como relación social es precedido (y luego
retroalimentado) por una institucionalizada imposibilidad social de sobrevivir
sin relacionarse con los propietarios de un mayor capital físico mediante el
intercambio de trabajo asalariado.
La clase social conformada por los creadores y/o propietarios que proveen de
capital a la organización económica a cambio de un interés se la describe
como "capitalista", a diferencia de las funciones empresariales cuyo éxito se
traduce en forma de ganancia y de las gerenciales ejecutadas a cambio de un
salario. Vulgarmente se describe desde el siglo XVIII como "burguesía" tanto
a este conjunto social como al de los empleadores de trabajo de una
moderna sociedad industrial, pero la burguesía se origina en las ciudades de
la sociedad rural medieval y está constituida por propietarios autoempleados
cuya naturaleza da origen al capitalismo moderno.
Entre los factores que acaban haciendo que un sistema sea considerado
capitalista están:
• El tipo de propiedad de los medios de producción y el tipo de acceso a
los factores de producción.
• La presencia de dinero, capital y acumulación capitalista.
• La presencia de mercados de capital y mercados financieros así como
el papel asignado a los mismos.
• La existencia de salarios monetarios y una estructura de clases ligada a
las diferentes funciones dentro de la actividad económica.
• Factores macroeconómicos varios.
La Internet Encyclopedia of Philosophy define el capitalismo como un sistema
económico que tiene las siguientes características:
1. El tipo de propiedad de los medios de producción son en su mayor
parte privada;
2. Las personas son legalmente poseedores de su fuerza de trabajo y
libres de venderla (o retenerla) a otros;
3. La producción está generalmente orientada hacia la obtención de
beneficio que para satisfacer las necesidades humanas;
4. Los mercados desempeñan un papel importante en la asignación de
insumos a la producción de productos básicos y en la determinación de la
cantidad y la dirección de la inversión.
En términos más descriptivos, los sistemas capitalistas son sistemas socio
económicos donde los activos de capital están básicamente en manos
privadas y son controlados por agentes o personas privadas. El trabajo es
proporcionado mediante el ofrecimiento de salarios monetarios y la
aceptación libre por parte de los empleados. La actividad económica
frecuentemente está organizada para obtener un beneficio neto que permita
a las personas propietarias que controlan los medios de producción
incrementar su capital. Los bienes y servicios producidos son además
distribuidos mediante mecanismos de mercado. Si bien todos los sistemas
capitalistas existentes presentan un mayor o menor grado de intervención
estatal y se alejan por diversas razones del modelo de mercado idealmente
competitivo, razón por la cual se definen conceptos como la competitividad o
el índice de libertad económica, para caracterizar hasta qué punto difieren
unos sistemas capitalistas de otros.

6) Comunismo:
El comunismo (de común), entendido como concepto sociológico, refiere a
un orden socioeconómico basado en la posesión totalmente en común de los
bienes de producción y/o de consumo.
En la definición del sociólogo Émile Durkheim, el comunismo es descrito
como aquel orden social (propiamente comunal) en el que el consumo se
organiza colectivamente, mientras persiste una elección libre e individual del
papel en la producción (aunque el producto del trabajo se dedique al servicio
de la comunidad). El comunismo es así definido en oposición al socialismo en
el cual se pauta colectivamente la producción y la forma del trabajo, mientras
que el consumo se disfruta en privado y depende de un libremente elegido
aporte laboral a la sociedad:
Es cierto que uno y otro sistema hacen entrar en el terreno
colectivo modalidades de actividad que, según las
concepciones individualistas, deberían corresponder al
terreno privado; y, sin duda, eso es lo que mayormente ha
contribuido a la confusión. Pero también en este punto hay
una tajante oposición. Según el socialismo, las funciones
económicas propiamente dichas, es decir, las funciones
productoras de servicios (comercio e industria) deben estar
organizadas socialmente; pero el consumo debe seguir
siendo privado. No hay, como hemos visto, doctrina socialista
que niegue al individuo el derecho de poseer y emplear como
guste lo que ha adquirido legítimamente. En el comunismo
por el contrario, el consumo es común y la producción sigue
siendo privada. En la Utopía cada cual trabaja por su lado,
como quiere, y está obligado simplemente a no permanecer
ocioso. Cultiva su jardín, se ocupa de su oficio, como podría
hacerlo en la sociedad más individualista. No hay regla
común que determine las relaciones de los diferentes
trabajadores entre sí, la forma en que esas actividades
diversas deben concurrir a los fines colectivos. Como cada
cual hace lo mismo, o casi, no hay que reglamentar ninguna
cooperación. Sólo que lo que cada uno ha producido no le
pertenece. No puede disponer de ello a placer. Es preciso
que lo aporte a la comunidad, y sólo lo usa cuando ésta
misma lo usa colectivamente. Entre estos dos tipos de
ordenación social hay, pues, la misma distancia que separa la
organización de ciertas colonias de pólipos de la de los
animales superiores. En la primera, cada uno de los
individuos asociados caza por su cuenta, a título privado;
pero lo que atrapa va a parar a un estómago común y el
individuo no puede tener su parte de la riqueza común, es
decir, su parte de comida, sin que toda la sociedad coma al
mismo tiempo. En cambio, entre los vertebrados, cada órgano
está obligado, en su funcionamiento, a adecuarse a reglas
destinadas a armonizarlo con los otros; es el sistema nervioso
el que asegura este acuerdo. Pero cada órgano, y en cada
órgano cada tejido, y en cada tejido cada célula, se alimentan
aparte, libremente, sin depender para de los demás. Incluso
cada una de las partes del organismo tiene su alimentación
especial. La distancia entre las dos concepciones sociales
que con tanta frecuencia se han emparejado no es menos
considerable.
Comunismo Primitivo: En sociología política y antropología, se atribuye a Karl
Marx y Friedrich Engels el concepto comunismo primitivo, como el estado
original cazador-recolector de la especie humana del que surgió el
comunismo temprano, una etapa de desarrollo de las formaciones
económico-sociales con bajo nivel de las fuerzas productivas y caracterizado
por la propiedad colectiva y la distribución igualitaria de los productos. Para
Marx, solo después de que la humanidad fue capaz de producir excedentes (y
de que algunos miembros de la sociedad se apropiaron de ellos) con las
divisiones del trabajo, se desarrolló la propiedad privada, el Estado y
sociedades basadas en la explotación. En el imperio incaico, la propiedad era
común y la tierra de distribución ponderada.
Comunismo Igualitario: Se designa con esta expresión a todas las doctrinas
pre marxistas, que con muchísima diversidad, se les puede englobar como
utopías sociales que abogaban por la propiedad colectiva (a diferencia de un
régimen de propietarios iguales) y la igualdad total (incluyendo todas las
necesidades) de todos los productores. Tales doctrinas primitivas resolvían el
problema de las relaciones del individuo con la sociedad a través de la
«sociedades de iguales», que bien podía ser una comuna, el Estado, etc.
Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media. Un
ejemplo de comunismo igualitario es el implantado en Esparta por Licurgo
también designado como comunismo militar. Este gobierno solo
consideraba como «iguales» a los ciudadanos de la polis, ya que mantenía un
régimen esclavista.
Otro ejemplo de ciertas doctrinas comunistas en un marco antiguo son las
propuestas por Platón en La República:
"[...] digo yo, que según el proverbio, todas estas cosas deben
ser comunes entre amigos."
La República de Platón, o coloquios sobre la justicia,
trad. José Tomás y García (1805). Volumen 1, p. 169.
Pero el gobierno era pragmáticamente llevado por una aristocracia de
filósofos. En la ciudad de Platón todo era común y sólo se aplica a las clases
rectoras, rechazado el régimen democrático. La abolición de la propiedad, se
ha dicho, trae consigo la abolición de la familia. Aristóteles en el libro II de su
Política criticó esta doctrina de su maestro.
Los pitagóricos y primeros cristianos practicaron la postura de comunidad de
bienes. Las tendencias igualitarias se desarrollaron en algunas de las primeras
herejías cristianas, como también en las comunas anabaptistas.
La condena de la propiedad privada y los elogios a la comunidad de bienes ya
figuraron en los programas de algunas insurrecciones campesinas de la época
del feudalismo. El desarrollo sistemático del socialismo y comunismo
empieza en el período del nacimiento del capitalismo, en la época del
Renacimiento. El pensamiento comunista también se remonta a las obras del
escritor inglés del siglo XVI Tomás Moro. En su tratado Utopía de 1516, Moro
retrató una sociedad sin clases sociales basada en la posesión común de la
propiedad, cuyos gobernantes la administraban mediante la aplicación de la
razón. En 1623, La ciudad del Sol del monje italiano Tomás Campanella,
describe un Estado donde la propiedad y el trabajo eran comunes, con
igualdad de derechos en las mujeres.
Tras la agitación de la Revolución Francesa, el comunismo surgió más tarde
como una doctrina política.
No queremos la igualdad escrita en una tabla de madera, la
queremos en nuestras casas, bajo nuestros techos.
François-Noël Babeuf, Conjuration des Égaux, 1795.
El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo
XVIII impulsado por las fuertes contradicciones sociales en Europa. Durante el
gobierno del Directorio (1795-1799) en la Francia revolucionaria François-
Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration des Égaux (Conspiración de los
iguales), la primera acción revolucionaria llevada a cabo en nombre de una
ideología comunista. El babuvismo proponía la abolición de la propiedad
privada, la instauración de la propiedad comunitaria para asegurar la única y
verdadera igualdad, no solo política, sino también económica. El movimiento
fue salvajemente reprimido, si bien su pensamiento resistió el paso del
tiempo y engendró la mayoría de los comunismos posteriores.
Sobre 1835, las ideas comunistas prosiguieron su desarrollo fuertemente
vinculadas al concepto de socialismo, a partir del llamado socialismo utópico
(también denominado comunismo utópico), siendo sus principales
exponentes:
• Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los
productos debía medirse con base al trabajo incorporado a ellos, y no al valor
en dinero que se les atribuye. Owen propuso un sistema de colonias
comunistas para combatir la miseria en Irlanda. Fue así, por este camino
puramente práctico, como surgió el comunismo oweniano.
• Charles Fourier propuso la creación de unas unidades de producción y
consumo, las falanges o falansterios, basadas en un cooperativismo integral y
autosuficiente.58 Proclamó que el grado de emancipación de la mujer en una
sociedad es la medida de la emancipación general. Para él, la civilización se
mueve en un «círculo vicioso», en un ciclo de contradicciones, que está
reproduciendo constantemente sin acertar a superarlas.
• Y el Conde de Saint-Simon consideró que la nueva sociedad debía estar
planificada para atender las necesidades de los pobres. Para alcanzar esa
sociedad que acabara con la «anarquía» capitalista proponía la constitución
de un nuevo Estado dirigido por los científicos y por los «industriales» que
sustituirían a los «ociosos»: curas, nobles y explotadores. Su propuesta ha
sido calificada como «socialismo aristocrático», lo que se llamaría
tecnocracia.
Estos autores propusieron la transición hacia nuevas sociedades a través de
comunidades rurales autosuficientes por el trabajo de voluntarios; sin
embargo, no consideraban que la sociedad capitalista estuviera compuesta
por clases sociales antagónicas, renunciando a la revolución con fe en que el
orden existente puede ser cambiado con ayuda de la propaganda de las ideas
del socialismo. Marx y Engels reelaboraron las doctrinas del socialismo
utópico.
Karl Marx describió en sus primeros manuscritos la naturaleza del desarrollo
y formas que toma la idea del comunismo como proyecto social en función
de la naturaleza de la propiedad privada que genera las condiciones para su
desarrollo, pero sin intentar una definición esencialista ni una diferenciación
entre comunismo y socialismo, en tanto la organización social futura prevista
por el autor, combinaría y superaría los elementos del tradicionalismo
comunitario y del conctractualismo societario:
1º) [La] idea de la comunidad de mujeres es el secreto a
voces de [un] comunismo todavía totalmente grosero e
irreflexivo. Así como la mujer sale del matrimonio para entrar
en la prostitución general, así también el mundo todo de la
riqueza es decir, de la esencia objetiva del hombre, sale de la
relación del matrimonio exclusivo con el propietario privado
para entrar en la relación de la prostitución universal con la
comunidad. Este comunismo, al negar por completo la
personalidad del hombre, es justamente la expresión lógica
de la propiedad privada, que es esta negación. La envidia
general y constituida en poder no es sino la forma escondida
en que la codicia se establece y, simplemente, se satisface
de otra manera. La idea de toda propiedad privada en cuanto
tal se vuelve, por lo menos contra la propiedad privada más
rica como envidia deseo de nivelación, de manera que al
estas pasiones las que integran el ser de la competencia. El
comunismo grosero no es más que el remate de esta codicia
y de esta nivelación a partir del mínimo representado. [...] La
primera superación positiva de la propiedad privada, el
comunismo grosero, no es por tanto más que una forma de
mostrarse la vileza de la propiedad privada que se quiere
instaurar como comunidad positiva.
2º) El comunismo a) Aún de naturaleza política, democrática;
b) Con su superación del Estado, pero al mismo tiempo aún
con esencia incompleta y afectada por la propiedad privada,
es decir, por la enajenación del hombre. En ambas formas el
comunismo se conoce ya como reintegración o vuelta a sí del
hombre, como superación del extrañamiento de si del
hombre, pero como no ha captado todavía la esencia positiva
de la propiedad privada, y menos aún ha comprendido la
naturaleza humana de la necesidad, está aún prisionero e
infectado por ella. Ha comprendido su concepto, pero aún no
su esencia.
3º) El comunismo como superación positiva de la propiedad
privada en cuanto auto extrañamiento del hombre, y por ello
como apropiación real de la esencia humana por y para el
hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto
hombre social, es decir, humano; retorno pleno, consciente y
efectuado dentro de toda la riqueza de la evolución humana
hasta el presente. Este comunismo es, como completo
naturalismo = humanismo, como completo humanismo =
naturalismo; es la verdadera solución del conflicto entre el
hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, la
solución definitiva del litigio entre existencia y esencia, entre
objetivación y autoafirmación, entre libertad y necesidad,
entre individuo y género. Es el enigma resuelto de la historia y
sabe que es la solución.
Karl Marx, Manuscritos económicos y filosóficos de 1844,
Tercer Manuscrito, Propiedad privada y comunismo.
Por su parte Friedrich Engels tomó del antropólogo Lewis Henry Morgan la
idea de que hubo un período de comunismo primitivo en el inicio del
desarrollo histórico de las sociedades humanas, y la sistematizó en su libro El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en el cual se describe la
naturaleza del mismo desde una óptica más cercana a la de la sociología
empírica.
El marxismo comparte con la sociología clásica posterior que el comunismo
se distingue por implicar la no especialización en la división del trabajo, y la
inexistencia de dinero para la circulación de los bienes.

Capitalismo Vs Comunismo

El mundo capitalista
Pues bien, ese modelo es el capitalista, un sistema económico que pone en
el centro de todo la propiedad privada. Es ésta la que “rige las estructuras
económicas y sociales”, las relaciones laborales y las demás implicaciones
que tiene la economía.

La primera potencia económica del mundo, Estados Unidos, es una economía


capitalista, en la que las empresas dedicadas a la inversión y gestión de los
grandes patrimonios son las que dominan el panorama económico. Sus
decisiones, actuaciones y, también, sus problemas, tienen grandes
repercusiones, como se vio con la quiebra de Lehman Brothers, que supuso
el principio de la crisis financiera mundial.
En este modelo económico, el consumo tiene un lugar privilegiado, ya que
es el que permite que la maquinaria esté en continuo funcionamiento.
El consumo de bienes privados es el principal valor de estas economías, por
lo que en ellas predomina el libre comercio, la ley de la oferta y la demanda y
las relaciones mercantilistas en el terreno empresarial, pues todo está
enfocado a la obtención de beneficios.

Así, en Estados Unidos y en el resto de países que siguen este modelo, la


libertad económica y de mercado es la base del resto de las estructuras
políticas y jurídicas, pues todo está enfocado a ese modelo económico que,
en resumidas cuentas, tiene al dinero en el centro.

Además de Estados Unidos, otros países capitalistas son Japón, Alemania,


Italia, Suecia u Holanda.

Derivados: liberalismo y neoliberalismo

Del capitalismo han nacido otros modelos económicos que propugnan


básicamente lo mismo, añadiendo algunos matices. En primer lugar está
el liberalismo, que nace de la filosofía liberal que defiende la libertad del
individuo y limita el poder del Estado sobre éste. Esto también se aplica a la
economía, pues esta corriente defiende la libertad de mercado y económica
frente a la acción del Estado.

Es decir, lo que promueve es que sea el propio mercado el que se regule sin


que el Estado tenga que hacerlo. Esto implica que se reduzcan los impuestos
el máximo posible, así como la regulación sobre el comercio o la producción.
Igualmente, el liberalismo busca un marco de competencia sin restricciones y
que no haya ayudas públicas o subvenciones.

Países que siguen esta doctrina económica serían Hong Kong, Singapur,


Nueva Zelanda, Suiza, Australia o Estonia.

De esta filosofía original ha nacido el neoliberalismo, que se inspira en los


mismos principios pero los adapta a la sociedad actual. Es realmente
complicado definirlo, ya que los matices son muy sutiles. El movimiento nació
después de la Gran Depresión y buscaba un camino intermedio entre el
liberalismo clásico y la intervención del Estado.
Por ello, promovía una economía de mercado tutelada por un Estado
fuerte, lo que se pasó a llamar economía social de mercado. Si bien este
concepto también fue evolucionando hasta llegar al día de hoy, en que el
neoliberalismo ha adquirido connotaciones negativas y se le tacha de buscar
solamente la privatización de empresas estatales y la desregulación de los
mercados. Aunque quienes lo defienden dicen que en los países que se aplica
se reduce la pobreza y la desigualdad.

El problema del neoliberalismo es la corriente que ha surgido en los últimos


años a raíz de la crisis financiera, el llamado populismo neoliberal, que
preconiza que la economía capitalista de corte neoliberal es la única posible y
quiere acabar con el Estado del Bienestar. Exponentes de ello serían
Emmanuelle Macron en Francia, Albert Rivera en España o Mauricio Macri
en Argentina.

Comunismo

En el extremo opuesto de estas corrientes estaría el comunismo, que se


caracteriza por la propiedad común de los medios de producción,
la ausencia de propiedad privada sobre el trabajo y la inexistencia de clases
sociales. Este modelo nació en el siglo XVI y ha ido evolucionando con el
tiempo, dando lugar a declinaciones como el marxismo o el socialismo.

En resumen, este modelo quiere pasar de una economía de mercado -la


capitalista- a una de producción, en la que también habría libertad individual
a la hora de producir. Todo ello ha dado lugar al modelo político comunista,
que llegó a gobernar en la URSS y que ahora lo hace en China, país que es
actualmente la segunda economía más grande del mundo, en contrapunto a
Estados Unidos.

Es más, es la mayor economía mundial en paridad de poder adquisitivo,


según el FMI. En China, la variación de la economía comunista ha dado lugar
a la socialista, con un PIB producido principalmente por empresas del Estado
que monopolizan los sectores estratégicos, aunque existen empresas
privadas en sectores acotados que no detentan la producción principal.

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