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Nsasi o Siete rayo

En Cuba al igual que en áfrica Nsasi ocupa un lugar destacado dentro del culto mayombe y es que él es
quien más trascendentica ha tenido a lo largo del tiempo dentro del culto isleño. Allí adopto el nombre
de Siete Rayo, pero en esencia siguió representando al mismo Nkisi con su significando. Sincretizado
erróneamente con el Orisha Chango, una divinidad que se piensa es análoga al poder de este nkisi, cosa
que no es del todo así, ya que en ciertos aspectos son dos deidades antagónicas y ni mucho menos sus
ofrendas y atributos se asemejan. Es realmente triste ver como durante

años el culto mayombe ha sido despojado de sus historias, mitologías, símbolos y ritos. Modificado de
una manera salvaje con las tradiciones yoruba en un proceso de sincretismo que no tiene fin y que cada
dia aleja más la tradición mayombe de sus orígenes bakongo.

Es un Nkisi del genero Kita o N’kíta, es decir del grupo de Bakisi de fuego o enérgicos aquellos que
condensan la energías de la Naturaleza Visible en los arboles, quienes a su vez son sus formas y
representaciones materiales. Los árboles son la materialización de la energía de la Madre Tierra. En
particular este Nkisi es identificado con el rayo por lo que se le atribuyen propiedades eléctricas y
carácter violento, dueño de los destellos luminosos, del árbol xidamva del cual se sirve para volverse
invisible, y aparecer en los sueños de sus enemigos para romperle el alma de un flechazo, habita en la
cima de los árboles y rara vez baja a la tierra, su personalidad tempestuosa hace que sea temido y
respetado a la vez y poco dado a socializar con otras “fuerzas” aun así se le considera un Nkisi
imprescindible en el culto Mayombe donde ocupa una alta jerarquía.

Se le define como una entidad masculina, joven y vigorosa que viste atuendos de piel de leopardo,
animal con el que se le asocia místicamente. Goza de la confianza de Mbumba el jefe de los Bakisi
quien le utiliza para realizar los castigos más atroces y fulminantes contra los que violan los tabúes y
las normas tradicionales.

Su color es el rojo, que simboliza la sangre de la guerra, de la violencia, del parto. Es en definitiva un

Nkisi que debe ser propiciado por la inmensa carga de trauma y desorden que puede acarear su ira.

La unganga de Nsasi es un tiesto de mimbre y en ocasiones de barro cocido (jamás se usa de hierro
para este nkisi) que contiene ciertas “medicinas sagradas” y que hacen de su conjunto una “fuente de
poder” desde donde vibra su energía. En el fondo se traza con caolín dos líneas cruzadas y una flecha
con almagre en dirección Norte en su centro coloca pólvora y la hacen estallar a la vez que invocan al
nkisi dejando caer sobre las instantáneas llamas la sangre de una serpiente. La cabeza de la serpiente se
mantiene en el fondo retorciéndose por las contusiones musculares y ellos hablan con ella como si se
tratara de un dialogo con el nkisi y pareciera por veces que existe tal comunicación, ya que he visto
como mis propios ojos responder a las serpientes con movimientos de la boca preguntas formuladas
hasta 20 minutos después del sacrificio. Seguidamente colocan el espejo, este instrumento mágico les
sirve para la comunicación con el nkisi, agregan además ciertas hierbas recogidas ese mismo dia al
amanecer y con las que se fabrica un emplasto fétido y de sabor amargo

sobre el que colocan una piedra puntiaguda también en dirección Norte. Agregan un puntas de cuerno
de antílope, una piedra de azufre, cobre, todos los huesos de una lechuza, que ha sido cocinada y
deshuesada meticulosamente, dientes de ngo (leopardo) puntas de flechas usadas (que han provocado la
muerte a algún animal), entre otros ingrediente. Sus

ritos suelen ser nocturnos alrededor de una hoguera donde además realizan los sacrificios, cantan y
danzan.

Existe en áfrica sacerdotes dedicados al culto y salvaguarda de este nkisi en exclusiva, ya que esta
vibración tiene sus particularidades y “secretos” para ser tratada.

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