Está en la página 1de 2

CÁTEDRA: EDUCACIÓN DE LA VOZ I

DOCENTES: R. MAIDANA – J. CICOPIEDI –F. LLANO

VEGANISMO SALVAJE
Yo te voy a ser sincera, si fuera por mí viviría sola. Pero necesito compartir el
departamento porque no me alcanza la plata. Así que viste el cartelito de la facultad María,
Mariana, Marisa. Disculpá. Ahí dejé varios. A ver, voy a tratar de ser clara, nada más. Yo no te
voy a joder, hago la mía, me paso la mayoría del tiempo en mi habitación, de la habitación me
voy a la facultad, vuelvo, como una boludez y me meto otra vez en la pieza, casi que no me vas a
ver. Podés hacer jodas acá, yo no hago ningún tipo de juicio moral, podés invitar a tus amigos,
amigas, a tu novio, a tu novia, si querés organizar una orgía en tu habitación, a mí no me
interesa.
Te podés sentar Marisa. Lo único que sí es fundamental es lo siguiente. Yo soy Vegana,
con “V”. Si tenés ganas anotalo, por si te interesa el tema, lo podés buscar en internet si es que
no sos habitué de la biblioteca o te da alergia, como hoy en día le pasa a la mayoría de la gente.
No como queso, no tomo leche, no ingiero huevos, no consumo grasa animal. No como carnes,
ni rojas ni blancas. Antes de que preguntes, el pescado y el pollo son carnes, son animales como
vos, como yo, por ende, no los como. En este lugar no se permiten esos tipos de alimentos. Esos
productos no se pueden guardar en la heladera porque largan un olor que queda impregnado en
el plástico. Si yo un día me voy a la facultad y vos tenés la maravillosa inquietud de cocinarte un
bife o un huevo frito, yo me voy a dar cuenta. El olor inmundo queda impregnado en las
cortinas, en el aire, en las ollas y en la sartén. La chica anterior se tuvo que ir por este asunto, se
pensó que yo no me iba a dar cuenta de que se cocinó con las amigas un pollo a la plancha, la
muy boluda de mierda.
Te quiero aclarar ante todo que yo no soy ninguna fanática, no soy vegana por ideología,
ni por moda, no milito en ninguna agrupación, no pertenezco a ninguna ONG, no formo parte de
ninguna etnia o religión, no soy ecologista, no me opongo al sistema, no me interesa mi salud,
me re contra chupan un huevo los animales, en realidad me cago en la biología en términos
generales, yo solamente soy vegana por sobrina. Sí: por sobrina, Mariana. ¿No sabés lo que es
una sobrina? Porque tengo un viejo que se quedó sin laburo, una madre que cobra un sueldo
mínimo de docente, mi hermano y yo que somos dos parásitos que mamamos de becas del
estado y de los dos mangos que nos puede tirar mi vieja, y una tía de mierda que tiene un buen
pasar, y como está sola se vino a vivir a mi casa. Ella cobra una buena pensión y nos tira la plata
en la cara, comprando comida. Nosotros somos los perros de mi tía. Pero como mi viejo está sin
laburo, y estamos todos a la miseria, en mi casa se lo permiten. Ella disfruta alimentándonos. Le
da placer mirarnos comer.
Ella no cocina, solamente compra. Se revienta la jubilación llamando al delivery de lo que
se te ocurra. Nos llena el comedero y nosotros como bestias salvajes esperamos que nos tire ahí
la comida. En mi casa es común a las 5 de la tarde el festival de los triples de crudo y queso. O las
fiestitas de cumpleaños diarias, porque mágicamente aparecen tortas de crema, de frutilla, de
chocolate, brownie con dulce de leche, tortas de coco, de ricota, torta de manzana, cheese key y
lemon pie.
CÁTEDRA: EDUCACIÓN DE LA VOZ I
DOCENTES: R. MAIDANA – J. CICOPIEDI –F. LLANO

Pero el climax del asco, de la obscenidad, el mal gusto, la falta de respeto a la vida y la
pérdida total de nuestra condición como seres humanos en mi familia, fue en la noche de
Navidad. De ahí al veganismo, María. A las 7 de la tarde se estaciona en la puerta de mi casa una
camioneta blanca. Se bajan dos sujetos, empleados de un lugar de comidas rápidas llamado “El
Ciclón”, al cual mi tía recurre cada vez que tiene alguno de sus antojos. La comida era suficiente
para alimentar 40 bocas de civiles hambrientos y nosotros éramos solamente 7.
Una fuente gigante de lengua a la vinagreta; otra fuente con una salsa de ajo y perejil
llena de hígados, riñones y mollejas; una fuente repleta de mostaza con salchichas alemanas;
asado cortado en costillas; empanadas de carne cortadas a cuchillo; cordero y chivito cortado en
trozos; matambrito tiernizado; una fuente llena de chorizos y morcillas; una bandeja que
rebalsaba de fiambres: mortadela, salame, fiambrín, queso, jamón cocido, jamón crudo, pavita.
Otra fuente chorreada de vitel toné, cuatro fiambres de panqueque salpicados de mayonesa,
pollo relleno, pollo salado, pollo dulce. Y un chancho entero que me estuvo clavando los ojos
durante toda la noche.
Al día siguiente, me levanto a limpiar toda la mierda de Navidad. Corto el chancho en
pedazos, tratando de que entre en los tapers. No me alcanzaban. Mientras estoy descuartizando
el chancho, veo que mi tía dejó arriba de la mesa el ticket de la compra: $6.500 se gastó, media
jubilación. Y dejó el ticket para que veamos lo que ella hace por nosotros. El precio del
comedero nos dejó.
Habían pasado 4 días y seguíamos comiendo sobras. Mucha comida tuvo que quedar
afuera y la única solución que encontró mi vieja fue tirar un repasador encima de los pedazos de
matambre, cordero, entre otros fiambres. Obviamente la comida se empezó a llenar de moscas
que se reproducían y se alimentaban en esa misma putrefacción, destilando un aroma a muerte
y peste nauseabunda por toda la casa.
Pero eso no es lo peor de todo. Lo más triste de todo esto fue levantarse un 31 a las 7 de
la mañana y ver que tu viejo está en pijama deprimido, sin ganas de vivir, con un taper de
chancho de hace una semana, con esa capita de grasa blanca que se le forma, y el viejo le sacaba
la capita con el tramontina y lo cortaba finito, y masticaba unas fetas de chancho con criollitas y
tomaba mate, mientras escuchaba la voz de Magdalena Tempranísimo.
Vegana. Con ve corta.
Bueno, ¿Qué hacés Marisa? ¿Te quedás?

También podría gustarte