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merci,

monsieur locard
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MERCI,
MONSIEUR LOCARD
roberto carro fernández

Cuando nos referimos al delito, a todo su perimundo, a sus franquicias, pero más cuando
nos referimos técnicamente “al malo”, solemos acuñar una expresión a mi modo de ver
desacertada. Parece que necesariamente éstos –los malos– tienen que dejarnos en clara
desventaja. No del todo. Es más correcto decir que, cuando ellos han salido, nosotros
todavía nos estamos calzando las alpargatas. Pero no preocuparse, todo es cuestión de
tiempo y de cómo se desarrolle la carrera. Ya les pillaremos. Y si no, la venganza divina
será nuestra carta de salvación en la bocamanga: “les castigará Dios”. Al referir la utopía
quiero decir que, a quien tiene encomendada tan ardua labor, no le puede vencer el
desmayo que da el verse sin pistas, sin vestigios, sin nada de lo que tirar. Aun con pocas
o nulas posibilidades de éxito, aun cuando la suerte se alía con el desánimo, haremos
buena la profecía; el exitus del delito perfecto estará más cerca. Quizás, así quiso verlo
Edmond Locard cuando propuso su afamado principio de intercambio: “Quiscunque
tactus vestigia legat” (*), y a él debemos aferrarnos cuando la persistencia en busca de
la milimétrica parte de un indicio que en tercera o cuarta generación, perfectamente
engranado en la cadena otros indicios, dé lugar a una evidencia y, de ésta, salga la sen-
da que nos lleve a la prueba inculpatoria. Precisamente, estos mínimos conceptos que
hacen grande la Criminalística y su razón de ser, son el ansiado trofeo a disputar por
quienes con obstinación la distraen u ocultan, y por quien con afanoso esfuerzo las es-
crutan entre brozas.

(*)
“Cada contacto deja un rastro”.
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monsieur locard

Dentro de la Criminalística –y más nuevo hecho– introduzca nuevas vestigios


concretamente dentro de la Policía Cien- que amplíen el horizonte ciego de los que
tífica– encontraremos salvoconductos de descansan. Hay vida, hay esperanza. Cosa
legalidad para cada situación de desventa- distinta es que, dado que la Ciencia Policial
ja. El truco, el ardid, no son nuestras bazas –por ser ciencia tiene limitaciones– tenga-
pero sí de nuestros contrincantes. Nuestro mos que innovar la técnica o evolucionarla,
proceso investigativo ha de estar escrupu- por ejemplo. Para el resto de casos tendre-
losamente guiado por principios de efi- mos las especialidades, tan amplias como el
cacia, pero sobre todo por principios que propio espectro de habilidades y posibilida-
acaten nuestro manual de juego: La Ley de des delictivas. Conozcámoslas.
Enjuiciamiento Criminal. Así, la Criminalís-
tica a través de la Policía Científica, articula la lofoscopia forense
métodos y soluciones de legalidad que, a
Desde que se inició con el rigor cien-
su vez, son ciencia porque se vale de otras
tífico necesario en la segunda mitad del
ciencias para tratar el delito y esclarecerlo.
siglo XIX, no ha parado de dar sus frutos.
Vayamos por partes. El delito nace con su Las crestas papilares son el código de ac-
ideación, se prepara, se ejecuta y en el mayor ceso, la clave secreta que da innatismo a
número de casos finaliza con el aprovecha- cada persona y eso lo agradece el técnico
miento en forma de tangible o simple satis- de policía científica que localiza huellas “(...) la
facción por haber hecho –aunque reproba- o fragmentos de éstas en la escena del Criminalística
ble– lo que se tenía que hacer. Si hablamos crimen. Acumular la experiencia y la pe- (...), articula
de Criminalística, salvo la primera, cada una ricia suficiente para determinar aquellos métodos y
de estas etapas escrupulosamente analiza- soportes que mejor las contengan y, lo soluciones de
das, deben darnos algún rédito indiciario. Si que es más difícil, ponerlas de manifies- legalidad que,
no, estamos abocados a dejar dormir el caso to para tratarlas convenientemente en el a su vez,
hasta que otras líneas de investigación –o un laboratorio con el fin último de ponerles son ciencia (...)”
merci,
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química forense
También la quí-
mica desarrolla una
actividad forense si las
muestras de indicios que trabaja-
mos son explosivos o sus restos, tierra,
flora, vidrios, sustancias estupefacien-
tes, fármacos, bebidas, fibras de papel,
tintas, los restos de pólvora y la recupe-
ración de números de serie en aquellos
nombre y apellidos, es labor que requiere
hechos en los que intervengan armas de
laboriosidad y paciencia benedictina. Por
fuego.
su destacada utilización, la dactilosco-
pia (estudio de las crestas papilares que balística forense
se asientan en las falanges distales de las
yemas de los dedos de las manos) es la Dentro de esta especialidad que a su
joya de la corona dentro de la lofoscopia vez se divide en balística operativa, de-
(estudio de las crestas papilares). Un es- dicada al estudio técnico de amas, cartu-
tadio menor ocupan las ramas referidas chería y distancias de disparo; y balística
a la pelmatoscopia (estudio de las cres- identicativa, dedicada al estudio y rela-
tas papilares que se asienta en la planta ción de elementos balísticos (vainas y car-
de los pies), y la quiroscopia (estudio de tuchos), encontramos otra especialidad
las crestas papilares que se asientan en denominada instrumentoscopia (trazas
las palmas de las manos). Para quienes instrumentales), quizás tan desconocida
no crean en sus muchas posibilidades, como su propio nombre, pero de vital im-
un dato: Teóricamente, sólo se podrían portancia en la actividad identificativa. Su
encontrar dos huellas idénticas en un es- técnica se aplica en el estudio de huellas
pacio de siglos representados por la cifra dejadas por herramientas, calzado, armas
1 seguida de 48 ceros. blancas, neumáticos… También amplía
su actividad a las distintas fracturas que
se producen en objetos, susceptibles de
biología forense ser cotejados –unos y otros– en el mi-
Si mucha es la fiabilidad identificati- croscopio de comparación inventado por
va que presenta la lofoscopia, no lo es Henry Goddar.
menos extraer y analizar ADN de rastros
cedulados como son los de la sangre,
grafoscopia y documentoscopia
saliva, esperma, pelos, mocos, caspa, te- Para todos aquellos delitos en los que
jido epitelial, muscular, visceral, óseo, de de un modo u otro intervenga el soporte
uñas, de dientes, etc.; indicios biológicos papel, como efectos de manipulación, fal-
abundantes en muchas formas delictivas, seamiento o para asentar de forma latente
pero sobre todo en aquéllos que atentan la radiografía de la personalidad de quien
contra la vida, la integridad física de las lo maneja, con un propósito claramente
personas o su libertad sexual. espurio, se cuenta con estas dos ciencias
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que buscan, por una lado, la grafía intrusa tico diferencial entre las lesiones vitales y “En el siglo de la
e ilegítima y, por otro, escrutan la origina- posmortales; hará lo propio respecto de información y las
lidad y oficialidad maltrecha. También los la etiolgía de la muerte violenta…. Y así, comunicaciones,
instrumentos de impresión son otra puer- en un sin número de fenómenos que cir- no podemos
ta de trabajo para esta pericia. cundan a la víctima en el preciso momen- obviar las nuevas
to en que es acometida, volcará pericia formas de delito
entomología forense en su inspección ocular más especializa- que surgen al
Y qué hacer cuando –por una razón u da –la autopsia– acotando con metódi- abrigo del
otra– nuestra actividad comienza en el ca precisión, el vínculo que hay entre las progreso.”
momento que atravesamos la puerta que causas y los efectos a que dieron lugar su
da acceso a una crepuscular habitación, intervención especializada.
alfombrada por tres generaciones de
coleópteros y dípteros que estallan bajo acústica forense, imagen forense e
nuestras calzas, a medida que nos acerca- informática forense
mos al cadáver tendido sobre un jergón y
En el siglo de la información y las co-
desbordado de fauna cadavérica. ¿Puede
municaciones, no podemos obviar las
que lo tengamos todo perdido? También
nuevas formas de delito que surgen al
en estos casos rentabilizamos al máximo
abrigo del progreso. Se hacen un sitio en
los recursos existentes. El estadio de la co-
nuestras vidas con un claro propósito de
lonización o su alimento base nos serán
“sabotear”, en primera instancia, el sen-
de gran interés a la hora de determinar la
timiento de seguridad que da estar ro-
data de la muerte y su posible causa.
deado de “tecnología inquebrantable” en
antropología forense cada una de nuestras acciones cotidianas.
Por lo tanto, especialización versus espe-
Sus tareas más habituales son el estu-
cialización debe ser el caballo de batalla
dio de cadáveres, restos óseos, esquele-
frente a nuestro objetivo a batir.
tos, etc.; unas veces fruto de la actividad
criminal y otras de su hallazgo puntual Como vemos, las posibilidades que
desconocido o por razón de algún sinies- nos brindan las ciencias en su propósito
AUTORÍA
tro sobrevenido. Aquí juegan sus bazas decidido de ayudar a esclarecer el cri- DE ESTE ARTÍCULO:
las descripciones fisonómicas, el retrato men, son muchas y para nada las aquí
Roberto Carro
robot o identy kit, las superposiciones cra- descritas configuran un registro cerrado. Fernández.
niométricas, la regeneración de pulpejos Todo lo contrario. Por ser la Criminalís- Diplomado Superior en
o la propia odontología forense. tica una ciencia multidisciplinar como Criminología y Seguridad
también lo es su cabeza de familia –la Privada; Graduado en
medicina forense Criminología– las nuevas aportaciones
Criminalística por la
Universidad de Valladolid.
También rescatamos para nuestra y la interacción entre todas ellas, tiene Profesor de Criminalística e
labor criminilástica el buen hacer de la que ser una máxima. Pero seamos humil- Investigación de la UEMC y
medicina forense. De esta forma, tratará des, en nuestro trabajo de investigación profesor de Criminalística
de resolver todas las interrogantes que criminal, nada sería igual si cada acción en Ciencias de la Seguridad
(CISE), Universidad de
se asientan sobre una anatomía agotada. criminal no se refrendase con un princi-
Salamanca; miembro
Tratará de resolver problemas tanatológi- pio. El principio de intercambio. Merci, fundador y articulista
cos médico-legales; establecerá diagnós- Monsieur Locard. de la revista QdC.
rocafe59@hotmail.com

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