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Amarse a uno mismo

El “amor a uno mismo”, es un valor cuya comprensión ha sido contaminada por las
religiones, especialmente por el cristianismo. Si nacemos con el “pecado original”, cómo
nos vamos a aceptar siquiera, y ¿qué decir de amarnos a nosotros mismos? Las
declaraciones bíblicas del tipo “no hay amor más grande que dar la propia vida por un
amigo”, las parábolas del buen samaritano, la insistencia interminable en el “servicio” y la
caridad, y el amor al prójimo se inculcan en las mentes de los niños pequeños. No
sorprende que el término “amor a uno mismo” sea minusvalorado típicamente y asociado a
la vanidad, al narcisismo, al interés personal, al egoísmo y demás. En realidad, en el mundo
actual, da la impresión de que hay mucho odio y muy poco amor, ¡por el prójimo o por uno
mismo!

¿En dónde nos hemos equivocado?

“El amor es un misterio tan grande que incluso aquellos que han amado enormemente no saben
exactamente en qué consiste. Nunca ha sido definido y nunca será definido. Debido a su propia
naturaleza sigue siendo indefinible. No lo puedes poner en palabras; las palabras son muy
pequeñas y el amor es muy vasto. Las palabras no pueden siquiera contener un lejanísimo eco
distante del amor, pero millones de personas viven con esta estúpida idea de que saben qué es
amar, y esta idea: ‘Ya sé lo que es amar’, les impide interrogarse sobre el fenómeno del amor.

Esta es una clase extraña de enfermedad, es algo infeccioso. Es transmitida por los padres, por los
profesores, por la sociedad a cada niño. La gente empieza a decirle: ‘Ama a tu madre, ama a tu
padre, ama a tu hermano, ama a tu hermana’, y nadie le ayuda jamás a entender en qué consiste
el amor, nadie le aclara nunca en qué dirección debe buscar el amor. Simplemente le siguen
predicando: ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’. Y él no sabe qué es el amor en primer lugar, así
que empieza a mirar alrededor y a imitar.

Él se da cuenta de que la madre dice que ama al padre, el padre dice que ama a la madre, así que
asimila que el amor no es más que esto. Y lo que ve es feo. Ve que ellos están peleando
contínuamente. Y los niños son muy perceptivos, muy inteligentes. Su manera de entender las
cosas no es como la de los adultos, porque carecen en absoluto de prejuicios. Pueden ver
inmediatamente, directamente. Su agudeza es realmente penetrante. No tienen nubes en los ojos,
telarañas, nada les impide ver claramente qué es el amor. Lo que ven en su hogar, en su familia,
piensan que es el amor y repetirán el programa en su propia vida. Harán con su esposa lo mismo
que hacía su padre; ellas harán con su esposo lo mismo que hacía su madre.
Cada niño va a repetir un cierto condicionamiento, el que captó cuando era muy pequeño. Y el
pensará que es amoroso, que sabe lo que es el amor, y eso no es amor en absoluto. Es algo más
con apariencia de amor, algo no sólo diferente sino antagónico con el amor.

Osho, The Old Pond...Plop!, charla #27

¿Cómo podemos desaprender este condicionamiento?

“Lo primero es acordarse uno de ser más amoroso consigo mismo. Los moralistas han envenenado
el mundo en su totalidad. Dicen: ‘No te ames a ti mismo. Esto es egoísmo. Dicen: ‘Ama a los
demás, no te ames a ti mismo. El amor a uno mismo es pecado’.

Y te digo que esto es una absoluta tontería, y no sólo una tontería; es una tontería peligrosa. A
menos que te ames a ti mismo, no puedes amar a nadie, es imposible, porque un ser humano que
no esté en amor consigo mismo no puede estar en amor con nadie. Si estás en amor contigo
mismo, sólo entonces tu amor desbordante puede llegar a alguien más.

Un ser humano que no se ha amado a sí mismo se odiará, y sí tú mismo te odias, ¿cómo puedes
amar a alguien? Odiarás también a los otros. Solamente puedes fingir. Y si no puedes amarte a ti
mismo, ¿cómo puedes esperar que otros te amen? Cada quien se condena ante sus propios ojos.
Toda enseñanza moralista te da sólo una cosa: técnicas de auto-condenación: Cómo condenarte a
ti mismo, lo malo que eres, un criminal, culpable, un pecador”.

Osho, The Book of the Secrets, charla #64

¿Puedes decir algo más respecto al amor a uno mismo y al egoísmo del que hablan los
moralistas?

“Te enseño a ser realmente egoísta para que así puedas ser altruista. No hay contradicción entre
ser egoísta y ser altruista. Se te ha dicho hasta ahora sin embargo, precisamente lo opuesto: se te
ha enseñado lo contrario. Si quieres ser altruista si quieres amar a los demás, no te ames a ti
mismo; en realidad ódiate a ti mismo. Si quieres respetar a los demás, no te respetes a ti mismo;
humíllate de todas las maneras posibles, condénate de todas las maneras posibles.

¿Cuáles son los resultados de tal enseñanza? Nadie ama a nadie. La persona que se condena a sí
misma no pueda amar a nadie. Si no puedes siquiera a ti mismo- porque eres la persona más
cercana a ti mismo- si tu amor no puede siquiera alcanzar el punto más cercano, es imposible que
puedas alcanzar las estrellas. No puedes amar nada; puedes fingir. Y es por esto que la
humanidad se ha convertido en una comunidad de farsantes, de hipócritas.
Trata de entender por favor, lo que quiero decir con lo de ser egoísta. Primero tienes que amarte a
ti mismo, conocerte a ti mismo, ser quien eres. Como resultado irradiarás amor, comprensión,
ternura, cuidado hacia los demás. A partir de la meditación surge la verdadera compasión. Pero la
meditación es un fenómeno egoísta, la meditación implica disfrutar de ti mismo y de tu soledad,
olvidándote del mundo entero y disfrutando simplemente contigo mismo. Es un fenómeno egoísta,
pero de este egoísmo surge un gran altruismo. Y entonces no se hace alarde de ello. No te vuelves
egoísta, no sirves a los demás, no haces que se sientan obligados contigo. Tú simplemente
disfrutas compartiendo tu amor, tu gozo.

Desiderata dice: No te condenes a ti mismo; eres un niño del universo… Perteneces a esta
hermosa existencia. Esta existencia te ha necesitado, de otra manera no estarías aquí. Y te ha
necesitado tal como eres, de otra manera no te habría creado tal como eres. No trates por tanto de
ser alguien más”.

Osho, Guida Spirituale, charla #13

“La persona que se ama a sí misma no es nunca egoísta, no puede serlo. En ese mismo estado
amoroso se vuelve no egoísta. Esta es la paradoja: La persona que se ama a sí misma no es
egoísta. Se ama tanto que puede dar, y al dar no es más pobre sino más rica. Ahora sabe que
entra más da más tiene. Al amarse a sí misma ha llegado a conocer el gozo del amor. Ahora quiere
amar a todos los demás también, porque al extenderse el amor irá profundizando cada vez más en
el gozo”.

Osho, The Tongue-Tip Taste of Tao, charla #3

¿Hay diferencia entre un amor saludable por uno mismo y un orgullo egoísta?

“Hay una gran diferencia entre uno y otro, aunque ambos parecen muy similares. El amor
saludable por uno mismo es un gran valor religioso. La persona que no se ama a sí misma no será
capaz de amar a alguien más, nunca. La primera onda de amor tiene que surgir en tu corazón. Si
no ha surgido para ti no puede surgir para nadie más, porque todos los demás están más lejos de
ti.

Es como tirar una piedra en un lago silencioso: Las primeras ondas se producirán alrededor de la
piedra y luego seguirán expandiéndose hasta orillas más lejanas. La primera onda de amor tiene
que estar alrededor de ti mismo. Uno tiene que amar su cuerpo, uno tiene que amar su alma, uno
se tiene que amar en su totalidad.

Y esto es natural; de otra manera no serías capaz en absoluto de sobrevivir. Y es hermoso porque
te embellece. La persona que se ama a sí misma se vuelve graciosa, elegante. La persona que se
ama a sí misma se va a volver con seguridad más silenciosa, más meditativa, más devocional que
la persona que no se ama a sí misma”.

Osho, The Secret, charla #18

“Te enseño amor a ti mismo. Pero, recuerda, amor por uno mismo no quiere decir orgullo egoísta,
no en absoluto. En realidad quiere decir precisamente lo opuesto. La persona que se ama a sí
misma encuentra que no existe en ella lo personal. El amor siempre disuelve lo personal: Este es
uno de los secretos alquímicos que se tienen que aprender, entender, experimentar. El amor
siempre disuelve lo personal. Siempre que amas, lo personal desaparece. Amas a una mujer y al
menos en los pocos momentos en los que hay amor real por la mujer, no hay en ti algo personal,
no hay ego.

El ego y el amor no pueden existir juntos. Son como la luz y la oscuridad: Cuando viene la luz, la
oscuridad desaparece. Si te amas a ti mismo te quedarás sorprendido: el amor a sí mismo implica
la desaparición del ‘sí mismo’. En el amor a sí mismo, no se encuentra jamás el ‘sí mismo’. Esta es
la paradoja: el amor a la propia persona es profundamente impersonal. No es egoísta, porque
donde hay luz no hay oscuridad, y donde hay amor no hay persona”.

Osho, The Secret, charla #18

Entonces, ¿el amor por uno mismo no es un signo de egolatría?

“El amor a uno mismo es precisamente lo opuesto a la egolatría. En el amor a uno mismo no hay
personalidad, sólo amor. En la egolatría no hay amor, sólo personalidad. En el amor a uno mismo
empezarás a volverte más y más relajado. Una persona que se ama a sí misma está
completamente relajada. Amar a alguien más puede crear una pequeña tensión, porque las
necesidades del otro no siempre sintonizarán contigo. El otro puede tener sus propias ideas. El otro
es un mundo diferente. Se dan todas las posibilidades para una colisión, para un choque. Se dan
todas las posibilidades de tormentas y truenos, porque el otro es un mundo diferente. Siempre se
está dando un enfrentamiento sutil.

Pero, cuando te amas a ti mismo, no hay nadie más. No hay conflicto; es silencio puro, es una
dicha tremenda. Estás solo, nadie te molesta. El otro no se necesita en absoluto. Y, para mí, una
persona que se ha vuelto capaz de amarse tan profundamente a sí misma, se vuelve capaz de
amar a otros. Si no puedes amarte a ti mismo, ¿cómo puedes amar a otros? Primero tiene que
suceder cerca, primero tiene que suceder en tu interior para extenderse entonces a los demás”.

Osho, The Beloved, Vol. 1, charla #10


“Así que este es mi mensaje para ti: hazte amigo de ti mismo, confía en ti, ámate, y entonces, poco
a poco, permite que ese amor y confianza y amistad se desborden. Permite que se extiendan a
tantas personas como sea posible, en tantas direcciones como sea posible. ¡Incluso las rocas
tienen que ser amadas! Y, entonces encontrarás súbitamente que no están muertas. Cuando tocas
algo con amor, esto se convierte en algo vivo; cuando tocas algo sin amor, esto se convierte en
algo muerto. Las personas que aman viven en una existencia viva, y las personas que no aman
viven en una existencia muerta”.

Osho, The Tongue-Tip Taste of Tao, charla #3

¿Cómo empezar entonces este camino de aprender a amarnos a nosotros mismos?

“Uno tiene que empezar, no por amarse a uno mismo, porque tú no sabes quién eres. ¿A quién vas
a amar?

Si empiezas por amarte a ti mismo, amarás solamente tu ego, que no eres tú, el cual es tu falsa
personalidad. Casi todo mundo ama su personalidad; todo mundo ama su ego… Ese no es el amor
del que he estado hablando.

Sí, me gustaría que te ames a ti mismo, porque a menos que te ames a ti mismo no puedes amar a
nadie más. No sabes lo que es el amor si no te has amado a ti mismo. Pero, antes de que te
puedas amar a ti mismo tienes que conocerte; en este caso el amor es secundario, la meditación
es primordial.

Y el milagro está en que si meditas y poco a poco te distancias del ego y de tu personalidad y te
das cuenta de tu ser real, el amor vendrá por sí solo. No tienes que hacer nada, es un florecimiento
espontáneo. Pero sólo florece en un clima determinado, y le llamo meditación a ese clima. En el
clima del silencio, de no-mente, de ausencia de inquietud interior, de claridad absoluta, de paz y
silencio, súbitamente verás que miles de flores se han abierto en tu interior, y su fragancia es el
amor.

Naturalmente, primero te amarás a ti mismo, peque ese será tu primer encuentro. Primero te darás
cuenta de la fragancia que está surgiendo en ti y de la luz que ha nacido en ti, y de las bendiciones
que se derraman sobre ti. Entonces amar se convertirá en tu naturaleza. Entonces amarás a
muchos; entonces lo amarás todo”.

Osho, The Invitation, charla #3

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