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La energía ha desarrollado un papel fundamental desde los orígenes de la

historia de los seres humanos. Ella es imprescindible para la ejecución de las


actividades humanas así como también para que las comunidades se desarrollen
económica y socialmente. Es por este motivo que el abastecimiento energético
juega un papel prioritario a nivel mundial en todas las agendas de los Estados, sin
distinguir el nivel de desarrollo que pueda tener cada uno de ellos. De forma
general podemos decir que los Estados que no logran satisfacer sus necesidades
energéticas se encuentran directamente relacionados con la pobreza, con la
restricción en las opciones y oportunidades para la actividad de subsistencia, con
el subdesarrollo y el surgimiento de conflictos dentro de sus territorios.

La integración energética en América Latina tiene muchas potencialidades


de desarrollarse y cuenta con una larga historia. Sin embargo, los procesos de
integración existentes sólo se basan en el comercio de energía y recursos
naturales como medio para maximizar utilidades privadas. Por eso se
desarrollaron interconexiones físicas y se incentivó la operación de empresas
energéticas latinoamericanas en otros países de la región. Sin embargo, existen
procesos que buscan desarrollar una real integración regional, tanto binacional
como multilateral, mediante la planificación y coordinación energética de acuerdo
a las capacidades y necesidades de los pueblos, teniendo en cuenta el uso
racional y eficiente de los recursos naturales.

En América Latina tuvieron un papel muy importante los Acuerdos de


cooperación así como las empresas estatales en la integración energética entre
los países. Por tanto, la relación entre los objetivos de cada país con los de sus
empresas debe tenerse en cuenta para comprender las posibilidades de
integración regional. Esto es particularmente importante en el sector energético,
donde operan las empresas estatales más importantes y en el cual la integración
fue más activa en toda América.

PETROCARIBE es uno de esos Acuerdos de cooperación energética el


cual se basa en un marco político e institucional entre la República Bolivariana de
Venezuela y países del Caribe, Centroamérica y Suramérica, que tiene como
propósito el suministro y empleo de recursos energéticos, básicamente petroleros,
para impulsar la seguridad energética.

Este Acuerdo representa un novedoso mecanismo de cooperación


energética en América Latina y el Caribe, no sólo por el número de países
miembros, sino también por el sistema de abastecimiento energético y de
compensación que trasciende el simple intercambio comercial. Asimismo, porque
fue creado no sólo con el objetivo de garantizar el suministro confiable de petróleo
y un esquema de financiamiento bajo condiciones preferenciales, sino también con
el propósito de contribuir al desarrollo económico y social de los países
signatarios.

El Acuerdo representó una gran mejora en la disponibilidad energética de la


Cuenca del Caribe al cubrir aproximadamente entre el 25% y el 36% de su
demanda total de petróleo, así como haber financiado innumerables proyectos de
desarrollo de impacto social y de infraestructura energética, los cuales
seguramente no hubiesen sido posibles sin el ahorro que ahora representa la
factura petrolera en el marco de PETROCARIBE para sus países miembros.

Resolviendo, además, las desigualdades en el acceso a los recursos


energéticos, a través de un intercambio favorable, equitativo y justo entre los
países de la región caribeña, la mayoría de ellos sin control estatal en el
suministro de los recursos.

Hoy es un organismo multilateral es capaz de asegurar la coordinación y


articulación de las políticas de energía. No solo incluye al petróleo, sino también el
gas, la electricidad, la cooperación tecnológica, la capacitación y el desarrollo de
infraestructura energética; además del aprovechamiento de fuentes alternas, como
la energía eólica, solar y otras.

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